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DE PROYECTOS
Resumen:
La gestión y dirección de proyectos se basa en la libertad del ingeniero para tomar las
decisiones que considera más adecuadas. Tomar decisiones en situaciones de
incertidumbre y de asimetría requiere unos elevados conocimientos y una gran madurez
profesional. Son muchos los problemas éticos que aparecen en estas situaciones (el
conflicto de intereses, la imparcialidad en el juicio, las cuestiones de propiedad de la
información, los problemas de conflicto de lealtades, las cuestiones de abuso de
autoridad por parte de los directores de proyectos), y a los que la normativa jurídica no
puede (ni debe) responder. Así pues la autorregulación de los colectivos profesionales
se presenta como una opción posible, necesaria y conveniente. Como afirma Brien:
“Usar la legislación para regular la conducta ética (...) tiende a desprofesionalizar la
profesión” [Brien, 1998: 393]. Y por otra parte los códigos éticos de conducta se han
manifestado como un buen instrumento para fomentar la responsabilidad y la
independencia profesional “Necesitamos un código ético de conducta internacional para
no ser por más tiempo un puro instrumento de la industria o de los gobiernos” [Max
Born 1944, carta a Einstein].
Nuestro objetivo en este artículo es reflexionar sobre el papel de los códigos
deontológicos en la dirección de proyectos, así como sus posibilidades y limitaciones
para orientar la actuación profesional de los directores de proyectos. Finalizaremos
presentando una propuesta de desarrollo integral de la autorregulación y la promoción
de la responsabilidad en la dirección y gestión de proyectos.
Abstract:
The project Management is based on the freedom that the engineer had to take the
decisions that he/she considers more appropriate. To take decisions in uncertanty
situations and give asymmetry it requires some high knowledge and a great professional
maturity. They are a lott of ethical problems that they appear in these situations (the
conflict of interest, the impartiality in the trial, the questions about confidenciality and
information property, the Wishtle- Blowing, the abuse of authority, etc.), and to those
that the law is not able to (neither it should) to respond. Therefore the self-regulation of
the professional communities it is presented like a possible, necessary and convenient
option. As Brien affirms: "To use the legislation to regulate the ethical behavior (...)
tend to desprofesionalizar the profession" [Brien, 1998: 393]. and on the other hand the
ethical codes have shown as a good instrument to foment the responsibility and the
professional independence. “We Need an international ethical code for not being for
more time a pure instrument of the industry or the governments" [Max Born 1944, letter
to Einstein].
Our aim in this article is to meditate on the paper of the ethical codes in the Project
Management, as well as their possibilities and limitations to guide the professional
performance. We will conclude presenting a proposal he/she gives integral development
he/she gives the self-regulation and the promotion gives the responsibility in the address
and administration gives projects.
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1. INTRODUCCIÓN
Desde que en 1971 Hans Jonas pusiera de manifiesto las amenazas de la tecnología para
la supervivencia de la vida en el planeta y la impotencia de la ética del momento para
responder a este desafío, los esfuerzos dirigidos a incrementar la responsabilidad de los
científicos y los técnicos ha ido en aumento. Uno de los mecanismos más utilizados han
sido los códigos deontológicos profesionales y los códigos éticos. Estos códigos no son
inventos recientes, sino que tienen más de 25 siglos, quizá el más antiguo y digno de
mención es el código hipocrático para la profesión médica, pero también en el código de
Hamurabi [1758 a C.] puede encontrarse referencias explícitas al comportamiento
esperado de los constructores de casas1.
Conviene aclarar que estos códigos no pretenden, en la mayoría de los casos, suplantar
la legalidad vigente, sino completarla y mejorarla en lo posible. También cabe destacar
que estos códigos, por su propia naturaleza son de adopción voluntaria, lo que significa
que su trasgresión no implica sanciones penales2.
Así pues, no debería identificarse los códigos deontológicos con la ética profesional.
Según Hortal [1994] la ética se centraría en el tema del bien, (¿qué es lo bueno a hacer?,
1
Citado en Martín /Schinzinger [1996], p. 114.
2
La función disciplinaría de los códigos deontológicos es secundario, lo más importante es su valor de
guía e inspiración. Evidentemente se suelen presentar otro tipo de sanciones disciplinarias como la
expulsión del colegio o asociación, pero salvo que las normas del código deontológico coincida con una
norma jurídica, la violación de un código deontológico o ético no implica sanción legal. Ésta es la gran
virtud, a la vez que la gran debilidad de los códigos éticos y deontológicos, que su cumplimiento es
voluntario.
2
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¿cuál es el servicio específico que presta mi profesión?) mientras que la deontología se
ocupa de los deberes y obligaciones. Es decir, los códigos deontológicos son una parte
(importante) de la ética profesional - que se ocupa de los fines de la profesión -, pero se
circunscriben fundamentalmente a la competencia profesional, la responsabilidad de los
profesionales y el ámbito de la competencia de la propia profesión. La deontología
exige normas, exige actuaciones concretas, mientras que la ética propone actuación y
pide motivaciones.
Estas dos posturas representan dos actitudes generales ante los códigos y juramentos.
Por una parte se consideran necesarios, pero por otro lado se duda de su eficacia. Es la
eterna discusión en el tema de la ética; la necesitamos imperiosamente, pero apenas
sabemos como potenciarla y además no podemos garantizarla, puesto que el
comportamiento ético depende de la voluntad de las personas, y la voluntad de las
personas no es programable ni manipulable.
3
Citado en : Rophol, G., 1996.
4
Stephen H. Unger, 1982
5
El tema de la responsabilidad en el ámbito de la filosofía moral ha sido uno de los más estudiados en la
últimas décadas. Hay miles de publicaciones sobre ello, pero para una idea genral puede verse H. Jonas
1971, A. Cortina 1985, H. Lenk 1997.
3
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Lenk [1987] podemos distinguir en todos los códigos dos tipos fundamentales de
normas: normas de prohibición y normas de orientación. Ambas deben conjugarse para
formar un documento, que a la vez que marca claramente la línea de lo permitido y no
permitido en el ejercicio de la profesión, señale a las más altas de las cimas de la
excelencia profesional. Evidentemente no se espera el mismo grado de obediencia a
unas normas que a otras, mientras que no hay excusas para quebrantar las normas
prohibitivas, es comprensible y excusable – en determinados casos – no obedecer las
normas de orientación o de consejo.
Según Martin/ Schinzinger los papeles que desempeña un código deontológico son:
Inspiración y guía, apoyo a quienes actúan éticamente, disuasivo y disciplinario,
educativo y de entendimiento mutuo, contribuyen a la credibilidad y a la imagen pública
de la profesión, protegen el estatus quo de los profesionales y promueven el interés
económico.
En la misma línea, aunque con más detalle se pronuncia Elíseo Gómez-Senent [1994].
Según Gómez-Senent, los principales objetivos que persigue un código deontológico
son: mantener el prestigio de la profesión, acotar responsabilidades profesionales,
promover el incremento de los conocimientos científicos y técnicos, definir el
comportamiento correcto del profesional con sus clientes y con otros profesionales,
evitar la competencia desleal, perseguir un constante perfeccionamiento en las tareas
profesionales, atender al servicio público, valorara la confianza como factor importante
y decisivo en sus relaciones públicas, y servir de base para la aplicación de medidas
disciplinadas.
Estos objetivos no siempre se han cumplido, o para ser exactos unos se han cumplidos
mucho más que otros. Probablemente el peor abuso de los códigos deontológicos en el
pasado ha sido el restringir los esfuerzos morales honestos de los ingenieros en pro de
preservar la imagen pública de la profesión. En cualquier caso, los hechos demuestran
que estos códigos han sido un arma de doble filo; por un lado es un documento que ha
garantizado unos mínimos y una legitimidad social, pero ha adolecido de dos errores
fundamentales: han contribuido ha cerrar la organización en sí misma, y se han
quedado sólo en un elemento de control interno. Es decir han carecido de capacidad de
articulación con una ética cívica.
Un problema especial que afecta a los profesionales – médicos, abogados, ingenieros,
etc. – se presenta cuando estos profesionales trabajan en empresas, puesto que: “Los
códigos deontológicos se hacen desde presupuestos de autonomía e independencia en el
ejercicio profesional que en muchas ocasiones no responden a la realidad” [Hortal
1994; p. 60].
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PROCESO PARA LA ELABORACIÓN DE UN CÓDIGO ÉTICO
1ª FASE. ANÁLISIS
1ª FASE. ANÁLISIS
Estudio de la organización y su entorno cultural
Estudio de la organización y su entorno cultural
SENSIBILIZACION
SENSIBILIZACION
Y CLARIFICACIÓN
Y CLARIFICACIÓN
CONCEPTUAL
CONCEPTUAL 2ª FASE. ANÁLISIS CRÍTICO
2ª FASE. ANÁLISIS CRÍTICO
(Fomento
(Fomentodedelala Evaluación
autonomía) Evaluación críticadel
crítica delanálisis
análisisoriginal
originalyyprimera
primerapropuesta
propuesta
autonomía) normativa
normativa
3ª3ªFASE.
FASE.PROPUESTA
PROPUESTA
Desarrollo de la propuesta definitiva
Desarrollo de la propuesta definitiva
CÓDIGO
CÓDIGOÉTICO
ÉTICO
Desarrollo:
Desarrollo:
•Difusión---Publicidad
•Difusión---Publicidad
•Explicación Comisión
Comisiónética
ética
•Explicación
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- Un análisis del entorno jurídico, político y social de la profesión. Aquí se trataría
de analizar el marco legal y de organización política, así como los rasgos
culturales esenciales del entorno social de la organización. Estos rasgos culturales
nos deben dar una idea del nivel de la conciencia moral de la sociedad en la que la
organización está inserta.
En la segunda fase se debe redactar una primera propuesta para discutirla con
profesionales de prestigio y los órganos de gobierno del colectivo profesional. Esta
propuesta debe presentar de manera estructurada y lo más completa posible la
información recogida en la primera fase. Es importante que en esta fase participen
personas de diversos ámbitos profesionales para que la redacción final recoja el sentir
no sólo de las personas implicadas en el gobierno de la profesión, sino de las personas
que están en las tareas de ejecución diarias. No perdamos de vista que el código debe
ser un “instrumento” útil para todos los profesionales. Aquí la participación del mayor
número de personas responde a la demanda ética y de eficacia.
En la tercera fase se trata de elaborar la redacción definitiva del código de ética. Esta
redacción debe ser elaborada por miembros del colectivo profesional y contando con
una participación activa de los órganos de gobierno y con ayuda de expertos en ética.
En esta redacción se deben sintetizar los rasgos esenciales del carácter de la profesión y
sus compromisos futuros.
Junto a estas tres fases creemos que se debe desarrollar una fase transversal de
sensibilización y formación. Como reconoce Peter Dean: “hay una necesidad obvia de
tener un código ético comprensivo que pueda establecer expectativas de conducta y
servir como criterio de evaluación de la toma de decisión (...); pero también se debe
entrenar en cómo pensar éticamente” [Dean, 1992:286]. Creemos que el proceso de
diálogo es importante pero coincidimos con Lozano y Sauquet cuando afirman que: “se
deben realizar más esfuerzos en pensar en las condiciones bajo las cuales los
participantes pueden participar en un diálogo productivo” [Lozano y Sauquet,
1999:203]. No vamos a detenernos ahora en las condiciones materiales de ese diálogo,
sino en “las personales”. Es decir, qué condiciones se deben dar para que las personas
que participan en el diálogo puedan actuar como interlocutores válidos.
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el artículo II se establecen los deberes hacia los colegas, y a nuestro juicio aquí cabe
destacar la consideración explicita al trato justo y no discriminatorio hacia los colegas.
En el artículo III se explicitan las obligaciones del Ingeniero de Proyectos con sus
colaboradores y empleados en el que entre otras cuestiones relevantes se insiste en la
necesidad de prevenir riesgos y consecuencias negativas para los colaboradores. Esta
consideración es una de las que más claramente manifiesta el respeto y el fomento de la
autonomía de las personas. En el artículo IV se tratan uno de los ámbitos que más
problemas está dando en la actividad profesional de los ingenieros, la relación con su
empresa. Temas como la lealtad crítica, la propiedad de la información tácita, la
confidencialidad y los conflictos de interés son cuestiones que no se pueden resolver
desde la aplicación de la ley y que requiere reflexión y madurez ética. Las relaciones
con los clientes ocupa el capítulo V y se centra en la primacia del interés del cliente. En
este punto nos parece controvertida el apartado que le obliga a comprometerse en
trabajos que crea que no son beneficiosos para sus clientes. Aceptar que el cliente no
siempre tiene la razón y que como expertos estamos obligados a hacerle ver los riesgos,
problemas o errores de su iniciativa no implica caer en el paternalismo. El equilibrio
entre el respeto a la autonomía del cliente y el paternalismo tecnocrático es díficil. Y
finalmente, y a nuestro juicio uno de los aspectos más relevantes de este código, es el
reconocimiento de las obligaciones hacia los usuarios y la comunidad. Que se asuma
como parte de las responsabilidades profesionales la satisfacción y seguridad de los
usuarios, y que su conocimiento debe ponerse a disposición de la sociedad nos parece
un gesto admirable y digno de mención.
• Y la tercera crítica que nos atrevemos a formular tiene que ver con su proceso de
elaboración. Quien lea y asuma este código debería saber quién lo ha elaborado,
cuando, según que procedimiento y por qué. Una breve presentación en la que se
explicará esto también añadaría valor y credibilidad al documento.
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6. CONCLUSIÓN
Resumiendo podemos, decir que los códigos éticos y los deontológico son un factor
decisivo en el desarrollo de la ética en la economía, en la empresa y en las profesiones.
Pero su efectividad y su desarrollo dependen de su capacidad para estar abiertos a la
sociedad que los demanda; y estar abiertos significa estar dispuestos a cambiar. Los
códigos éticos deben ser un proceso más que un resultado, su dinamismo es una
garantía de su vitalidad ética, y de su nivel moral. Lo que se requiere
fundamentalmente es que se integre responsablemente la dinámica empresarial y/o
profesional en la vida y en la sociedad.
7. BIBLIOGRAFÍA
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- Project Management Institut, The PMI Project Management Fact Book, , Project
Management Institute. Pensilvanya, 2001.
- Rophol, G., Ethik und Technik-bewertung, Suhrkamp, Frankfurt a. Main, 1996.
- Unger, S. H., Controlling Technology: Ethics and the Responsible Engineer,
Columbia University, 1982.
- Vijay K. Verma, Organizing projects for Success, Project Management Institute,
Pensilvanya, 1995.
- Weber, J. (1993), "Instituzionalizing ethics into business organizations: a model and
research agenda, BUSINESS ETHICS QUARTERLY, volumen 3, Issue 4. 1993.
Correspondencia:
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