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Autos: Battifori, Bernardo A. c/ABN Ambro Bank N.V. Arg. S.A. s/Sumarísimo
Fecha: 12-06-2009
Sumarios:
Corresponde condenar al Banco a realizar las gestiones necesarias para que se elimine la
información relativa al actor de todas las bases de datos, teniendo en cuenta que se encuentra
vencido el plazo previsto por el art. 26 inc. 4 de la Ley Nº 25.326, en cuanto dispone que solo
podrán publicarse datos significativos para evaluar la solvencia económico-financiera de los
afectados durante los últimos cinco años, siendo que debe contarse desde la última
información significativa que reveló la existencia y cuantía de la deuda.
Hábeas Data es el proceso constitucional que tiene por objeto tutelar el derecho a la intimidad
con relación a los datos (autodeterminación informativa) que sobre una persona hayan
colectado registros o bancos de datos públicos o privados destinados a proveer informes, es un
amparo especializado.
La Ley Nº 25.326 tiene por objeto la protección integral de los datos personales asentados en
archivos, registros, bancos de datos u otros medios técnicos de tratamiento de datos, sean
estos públicos, o privados destinados a dar informes, para garantizar el derecho al honor y a la
intimidad de las personas, así como también el acceso a la información que sobre las mismas
se registre, de conformidad con lo establecido en el art. 43, párrafo tercero, de la Constitución
Nacional.
Derecho al olvido es el principio según el cual ciertas informaciones deben ser eliminadas de
los archivos transcurrido un determinado espacio de tiempo desde el momento en que acaeció
el hecho a que se refieren, para evitar que el individuo quede prisionero de su pasado.
I.- La causa
1. Se presentó a fs. 15/19 Bernardo Armando Battifiori promoviendo acción de hábeas data
contra ABN Amro Bank N.V. Sucursal Argentina a fin de que le sean exhibidos los datos que la
demandada envió a la Base de Datos del Banco Central de la República Argentina, Organización
Veraz S.A. y demás empresas de bancos de datos relativos a su persona.
Expresó que ABN Ambro es el titular fiduciario de Fideicomiso Laverc y fue el cesionario de la
acreencia que tenía el banco Quilmes S.A. –luego Scotiabank Quilmes S.A.-, en dicho carácter
envió información al BCRA. La actora el 29.11.2007 le solicitó, por medio de carta documento
que le muestre esos datos y explique su causa. Al no recibir respuesta inició la presente
demanda.
Sustancialmente, sostuvo que no corresponde hacer lugar al reclamo pues el accionante tiene
una deuda que está vigente. Reconoció además la recepción de la carta documento mas
afirmó que no correspondió evacuar la información solicitada pues el juicio había sido iniciado
con anterioridad y el actor tenía conocimiento de ello.
Relató que, según lo que pudo conocer del expediente aludido por la accionada en su
contestación, el juez fijó en la sentencia que la fecha de mora se produjo el día 15.2.1997. En
consecuencia, destacó que hace 11 años que se repite el mismo dato de morosidad.
5. Mediante el decreto de fs. 54, y por virtud de lo solicitado por ambas partes en su
presentación de fs. 52/53, la cuestión fue declarada como de puro derecho.
Para resolver en el sentido indicado, la juez a quo juzgó que no se puede considerar que el
accionado informó datos caducos u obsoletos dado que la deuda está viva. En dicho sentido,
estimó inaplicable el “derecho al olvido” pues la deuda, con independencia de la fecha de
mora, está impaga.
Por su parte, la demandada contestó dicha presentación a fs. 81/85 y solicitó la declaración de
extemporaneidad del recurso de apelación deducido por la actora. Ello pues, adujo que las
presentes actuaciones tramitaron conforme lo dispuesto por la Ley Nº 16.986 la cual establece
un plazo de 48 hs. de notificada la resolución para impugnarla. En subsidio, contestó traslado
de los agravios.
IV.- La solución
(i) Primeramente, debo pronunciarme respecto de la extemporaneidad del recurso alegada por
la accionada, pues la suerte del recurso depende de lo que se decida en este aspecto.
Cierto es que, en la especie, pudo generarse cierto estado de duda en punto al plazo para la
expresión de agravios utilizado por el accionante. En efecto, la juez a quo dispuso al conferir
traslado de la demanda la aplicación del trámite del juicio sumarísimo –v. fs. 20-. Pero, por
otro lado, no puede soslayarse la previsión legal contenida en el art. 37 de la Ley Nº 25.326 en
el sentido que “la acción de hábeas data tramitará según las disposiciones de la presente ley y
por el procedimiento que corresponde a la acción de amparo común y supletoriamente por las
normas del C.P.C.C.N., en lo atinente al juicio sumarísimo”.
En tal sentido, cabe privilegiar el principio de defensa en juicio, de raíz constitucional (art. 18
C.N.); aún cuando debió acaso el actor emplear máxima diligencia al presentar esa situación de
duda.
1. El término hábeas data corresponde a una locución latina que se forma con el término
hábeas que significa tener, exhibir, tomar, traer, al que se agrega data; esto es, datos.
Es el proceso constitucional que tiene por objeto tutelar el derecho a la intimidad con relación
a los datos (autodeterminación informativa) que sobre una persona hayan colectado registros
o bancos de datos públicos o privados destinados a proveer informes.
Por su ubicación y natura el hábeas data constituye un amparo especializado. Toda persona
física o jurídica puede utilizar esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos
y de su finalidad. El derecho de acceso a la información, no permitiría la supresión,
rectificación, confidencialidad o actualización de los datos, pero la colección de información de
carácter personal debe estar sujeta a ciertos principios tales como la justificación social,
información y limitación que no funcionan necesariamente con relación a la falsedad o
inexactitud (conforme Andrés Gil Domínguez, “La verdad: un derecho emergente”, LL 1999-A,
219).
Este origen constitucional del instituto quedó plasmado con la sanción de la Ley Nº 25.326. La
misma define los “datos personales” como la información de cualquier tipo referida a personas
físicas o de existencia ideal determinadas o determinables (v. Pablo A. Palazzi, “La protección
de los datos personales en la Argentina”, págs. 9, Ed. Errepar 2004).
La Ley Nº 25.326 tiene por objeto la protección integral de los datos personales asentados en
archivos, registros, bancos de datos u otros medios técnicos de tratamiento de datos, sean
estos públicos, o privados destinados a dar informes, para garantizar el derecho al honor y a la
intimidad de las personas, así como también el acceso a la información que sobre las mismas
se registre, de conformidad con lo establecido en el art. 43, párrafo tercero, de la Constitución
Nacional (v. op. cit. Pablo A. Palazzi, págs. 1).
El Derecho a la Protección de los Datos Personales ha sido definido como el área del derecho
que ampara los datos personales y que constituye un conjunto de reglas que guía a compañías
y organizaciones en el uso que se hace de la información personal, es decir, la que identifica a
los individuos (v. op. cit. Pablo A. Palazzi, págs. XIX).
Regula el uso de la información personal de individuos y empresas y les otorga una facultad de
control sobre sus datos personales, mediante una serie de reglas y principios que incluyen la
calidad de ciertos datos, el consentimiento para su tratamiento, acciones judiciales y
limitaciones a los bancos de datos en su contenido, en el tiempo y en la forma de su
tratamiento, en las cesiones o transferencia a terceros y en la intervención de agencias
especializadas del Estado destinadas a tutelar esos derechos (conf. PABLO PALAZZI, “Informes
Comerciales” págs.3/4, Ed. Astrea, 2007).
(ii) El caso
a) Las partes están contestes con relación a la existencia de una deuda de la tarjeta de crédito
“Argencard” expedido por Banco Quilmes S.A. –luego Scotiabank Quilmes S.A. -perteneciente
a la Sra. Aballey y cuyo cotitular era el actor. Éste último, firmó el 10 de enero de 1997 un
reconocimiento de deuda por u$s7.700.
El demandado inició juicio a fin de ejecutar ese certificado de saldo deudor; la sentencia por la
cual se declaró procedente la acción se dictó el 14.9.1999 -notificada el 29.11.1999-.
b) No hay conformidad respecto de la procedencia o no de la publicación de los datos del actor
en la base del BCRA –y demás empresas de bases de datos-.
h) Luego, la Fiscal General ante la Cámara dictaminó que plazo de caducidad de 5 años debe
computarse a partir de la última información significativa que revele que la deuda es exigible.
Agregó que en dicho sentido, no basta la mera repetición de la información original respecto
de la deuda e indicó que corresponde computar el plazo mencionado desde el dictado de la
sentencia –última información significativa que revela la existencia de la deuda-.
El recurso del actor se funda en una inadecuada interpretación del inc. 4 del art. 26 de la Ley
Nº 25.326. La mencionada norma prescribe que: "Sólo se podrán archivar, registrar o ceder los
datos personales que sean significativos para evaluar la solvencia económico-financiera de los
afectados durante los últimos cinco años. Dicho plazo se reducirá a dos años cuando el deudor
cancele o de otro modo extinga la obligación, debiéndose hacer constar ese hecho".
Existen muchas opiniones diversas sobre cuándo se empieza a computar el plazo del derecho
al olvido, aunque siempre prevalecen los extremos: esto es, contarlos desde la fecha a partir
del origen de la deuda hasta la última información disponible (v. op. cit. Pablo A. Palazzi, págs.
198).
(ii) La demandada contestó que la deuda en cuestión ha sido informada en un todo conforme
los lineamientos fijados en la COMUNICACIÓN “A” 2216 del año 1994, la CIRCULAR “A” 2587
del BCRA y el Decreto Nº 1558/2001 que reglamentó la Ley Nº 25.326.
Agregó que a fin de computar el plazo de cinco años fijado por la ley, no corresponde
considerar la fecha de mora –tal como lo pretende el accionante- y señaló que la misma, según
lo establecido por el decreto reglamentario, debe computarse desde la “última información
adversa archivada que revele que dicha deuda era exigible”.
(iii) Del informe acompañado con la demanda se desprende que el Sr. Battiofori registró una
deuda de $11.900 en situación “5” (irrecuperable) a favor del “Fideicomiso Laverc”.
Si bien de esa documentación no se puede conocer con certeza la fecha a partir de la cual se lo
empezó a informar como deudor de las mencionadas entidades financieras -pues se refiere
sólo a la evolución de los últimos 2 años-, de los dichos de las partes y de las constancias de
autos se infiere que fue con anterioridad a lo que surge del mismo.
Ello pues, la demandada alegó que cumplió con el deber de información que le impone la
normativa del BCRA, por lo que debió comunicar la situación de morosidad del actor acaecida
en el año 1997.
Se suma a ello, que el informe menciona la deuda del Sr. Battiofori sólo respecto del
Fideicomiso Laverc pero, tal como se expuso precedentemente, afirman ambas partes en su
presentación de fs. 52/53, que la deuda era anterior –se constituyó en mora el 15.2.1997-.
Máxime encontrándose acreditado que el crédito fue cedido a la aquí accionante por el Banco
de Quilmes S.A. –luego Scotiabank Quilmes S.A.-
Si bien pudo asistir razón a la accionada con relación a que no corresponde computar el plazo
de caducidad a partir de la fecha de mora, tal como lo pretende la apelante, lo cierto es que de
los datos reseñados se infiere que la publicación de la deuda es anterior a lo que surge del
informe del “Veraz” acompañado con la demanda; y la accionada en ninguna de sus
presentaciones acreditó, o cuanto menos refirió, datos posteriores al dictado de la sentencia
en el juicio ejecutivo, el 14.9.1999.
En dicho sentido y tal como expuso la Sra. Fiscal General de Cámara, la mera repetición de la
información original respecto de la deuda no basta, pues de admitirse dicha interpretación
permitiría al banco informante postergar sine die el transcurso del plazo de caducidad a través
de un recurso tan simple como lo es copiar mensualmente la información registrada, pues de
esa forma de neutralizaría el derecho al olvido consagrado por la ley de protección de datos
personales (v. op. cit. Pablo A. Palazzi, págs. 196/197).
Así cabe decidir, por cuanto, tal como expresó mi distinguido colega Dr. Monti en su voto in re:
“Torri Marta Lura c. Bankboston N.A. s. amparo”, del 28.6.2007, se desnaturalizaría el derecho
al olvido tutelado por la Ley Nº 25.32 .al interpretar que la repetición mensual de los datos
registrados basta para no computar el plazo de caducidad de la información.
Por virtud de lo expuesto, considero que se encuentra consumido el plazo previsto por el inc. 4
del art. 26 de la Ley Nº 25.326, en cuanto dispone que solo podrán publicarse datos
significativos para evaluar la solvencia económico-financiera de los afectados durante los
últimos cinco años.
Ello pues el plazo debe contarse desde el 14 de septiembre de 1999 fecha en que se dictó
sentencia condenatoria contra el Sr. Battiofori–v. presentación conjunta de las partes obrante
a fs. 52/53-,, ya que esta fue la última información significativa que reveló la existencia y
cuantía de la deuda.
(iii) Costas
Es decir que las mismas deberán imponerse a la demandada por haber resultado la misma
sustancialmente vencida (art. 68 y 279 C.P.C.C.N.).
IV.- Conclusión
Así voto.
El Dr. Juan M. Ojea Quintana actúa conforme lo dispuesto en la Resolución N° 542/02 del
Consejo de la Magistratura y Acuerdo del 15/11/06 de esta Cámara de Apelaciones.