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SANTA BEATRIZ DE SILVA (1424-1491) corona de Portugal.

El feliz acontecimiento tuvo lugar con mucha


Homilía de S.S. Pablo VI en la misa de su canonización (3-X-76) probabilidad en 1426, aunque algunos biógrafos hablen de 1424.

Nos resulta imposible tejer el breve elogio de la nueva Santa, acostumbrado Nació portuguesa, por tanto. Su padre, don Ruy Gomes de Silva, aún joven,
en el momento de una canonización, que parece proyectar los rasgos de una combatió en la conquista de la referida ciudad de Ceuta, en 1415; y se portó
faz gloriosa ante nuestra mirada jubilosa, porque, de la misma manera que el con tanto denuedo y valor, que el capitán de la plaza, de nombre don Pedro
rostro extraordinariamente bello y puro de Beatriz de Silva permaneció oculto de Meneses, le premió concediéndole en matrimonio a su propia hija Isabel.
durante largos años de su vida terrena hasta su bienaventurada muerte, así Ésta, por diversos enlaces, estaba emparentada con las casas reales de
también demasiados aspectos de su biografía sólo han llegado hasta España y Portugal.
nosotros de forma refleja, en la documentación histórica, como «per
speculum in aenigmate», a través de la cual se trasparenta como figura Nacieron de este matrimonio once hijos, criados y educados con amor y con
inocente, humilde y luminosa, a pesar de no conceder a nuestra humana, la esclarecida prudencia de un alma profundamente cristiana como la de los
pero legítima curiosidad, ningún signo de expresión personal. Vienen a los progenitores, sobre todo la madre. Además de Beatriz, descolló entre ellos el
labios las palabras de Dante: «¿Dónde está Beatriz?» (Par. 32,85); o beato Amadeo de Silva, que abrazó en Italia la Orden de San Francisco y dio
aquellas otras palabras bíblicas, en las que se percibe el eco de un amor origen a una rama de la Orden de Frailes Menores, reformados, conocidos
místico: «Paloma mía... muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz, porque tu con el nombre de Amadeos.
voz es suave y hermoso tu rostro» (Cant 2,14). De hecho, ninguna palabra
de esta Santa ha llegado hasta nosotros en sus sílabas textuales y, por Hacia 1433, el padre de Beatriz de Silva Meneses fue nombrado alcaide
tanto, ningún eco de su voz; y tampoco ningún escrito de su mano, ningún principal de la villa de Campo Mayor, en Portugal, a donde se trasladó con
retrato de su rostro, demasiado bello según se dijo, para que en sus años toda su familia. En Portugal, por tanto, pasó la nueva Santa los tiempos de
jóvenes no fuera causa de turbación. Ni siquiera un estatuto definitivo de la su infancia y juventud, cultivando las excelsas cualidades de su alma
Regla para la familia religiosa que ella fundó, inaugurando con su muerte el privilegiada y preparándose para las pruebas futuras. La experiencia de
nacimiento de la misma. sufrimientos físicos y morales, como prueba de amor, es frecuente en el
camino que deben recorrer aquellos a quienes el Señor quiere dar la corona
Surge así un interrogante en el ánimo de quien dirige la atención y la de la vida, prometida a quienes lo aman (cf. Santiago 1,12).
devoción a esta ciudadana del cielo: ¿será su vida una leyenda? ¿Será su
obra un mito? No, no. Beatriz de Silva, antes de estar en el reino eterno del En el año 1447, al casarse Isabel, hija de Juan príncipe de Portugal, con
cielo, fue ciudadana de la tierra; y los documentos, relativos a su origen, más Juan II rey de Castilla, llevó consigo a tierras de Castilla a Beatriz, la cual
aún, su obra de fundadora y una nueva y siempre floreciente familia había cumplido los veinte años.
religiosa, la de las Monjas Franciscanas de la Santísima Concepción de
María, no dejan duda alguna, sino que confieren particular certeza y Sin embargo, pasado cierto tiempo, debido a que su belleza provocaba la
edificante ejemplaridad a la historia hagiográfica de esta espléndida figura. admiración de los nobles o, quizás, porque la misma reina temía ver en ella
una peligrosa rival, Beatriz abandonó la corte real que estaba en Tordesillas
Santa Beatriz de Silva, portuguesa de origen, pasó la mayor parte de su (Valladolid) e ingresó en el monasterio cisterciense de Santo Domingo de
existencia terrena en tierra de España. Séanos, pues, permitido rendir Silos, en Toledo, en el que durante treinta años se dedicó únicamente a
homenaje a estas dos nobles naciones utilizando sus lenguas para trazar, Dios.
con rápidas pinceladas, el perfil biográfico de una mujer que habla a nuestro
corazón de creyentes, si no con escritos, sí con la elocuencia más Después de estos casi treinta años de dedicación a Dios, decidió fundar un
convincente de la vida. nuevo monasterio u Orden de la Inmaculada Concepción, en honor del
Misterio de la Inmaculada Concepción y para la propagación de su culto. Así,
Beatriz de Silva nació en Ceuta, ciudad del norte de África asomada al pues, el año 1484 abandonó el monasterio de Santo Domingo y pasó, con
Mediterráneo, y que en aquella época se encontraba bajo el dominio de la algunas compañeras, a una casa llamada Palacio de Galiana, que le había
donado la reina Isabel la Católica.
operación, con pureza de corazón y oración devota; purificar la conciencia
El día treinta de abril de 1489, a petición de Beatriz y de la misma reina de los deseos terrenos y de las vanidades del siglo, y hacerse un solo
Isabel, el Papa Inocencio VIII autorizó la fundación del nuevo monasterio y espíritu con Cristo, su Esposo, mediante el amor». Para el hombre moderno,
aprobó las principales reglas que, entre tanto, habrían de observarse en el encarcelado en el torbellino de las impresiones sensoriales, multiplicadas
mismo. por los «mass-media» hasta límites obsesivos, la presencia de estas almas
silenciosas y vigilantes, entregadas al mundo de las realidades «no visibles»
Sin embargo, antes de que, conforme al permiso pontificio, se iniciara a la (cf. 2 Cor 4,18; Rm 8,24ss), ¿no representa quizá una llamada providencial a
vida regular en el nuevo monasterio, Beatriz subió a los cielos. No obstante, no perder una dimensión constitutiva de su naturaleza, la de la vocación a
su Instituto no desapareció y, a pesar de algunas dificultades, se convirtió en caminar por los horizontes ilimitados de lo divino?
una verdadera Orden religiosa y obtuvo su propia regla el año 1511.
Pero hay, además, un segundo mensaje que acerca a Santa Beatriz a
Esto es lo que, en síntesis, nos dicen las fuentes históricas sobre Santa nuestra experiencia, haciéndonos apreciar toda la actualidad del testimonio
Beatriz de Silva. Y ahora el alma se queda pensativa ante esta frágil figura que ella nos presenta. Vivimos en una sociedad permisiva, que parece no
de mujer velada, a la que un cierto hálito de misterio hace más sugestiva, y reconocer frontera alguna. El resultado está a la vista de todos: la expansión
se pregunta si ella tiene un mensaje para el hombre actual, tan alejado, del vicio en nombre de una malentendida libertad, que, ignorando el grito
psicológicamente, de aquel mundo poblado de caballeros, príncipes y indignado de las conciencias rectas, se burla y conculca los valores de la
damas, en el que ella naciera. honestidad, del pudor, de la dignidad, del derecho de los demás, es decir, de
los valores sobre los que se basa cualquier convivencia civil ordenada.
Debemos contestar que sí ciertamente. Ahora bien, la sociedad nobiliaria del período del renacimiento, aquellos
ambientes cortesanos, tal como se nos describen en las crónicas de la
Está, desde luego, el mensaje representado por la obra misma de Santa época, presentan con mucha frecuencia, aunque con nobles excepciones,
Beatriz, la Orden de las Concepcionistas, esbozado por su corazón un panorama en el cual se reflejan bastante bien algunas tristes
enamorado de Dios. experiencias de hoy.

La nueva familia religiosa se difundió rápidamente por las diversas naciones Fue aquel ambiente en el que Santa Beatriz maduró su opción: habiéndose
europeas y después también por el Nuevo Mundo, que se acababa de dado cuenta pronto de las pasiones que su excepcional belleza suscitaba en
descubrir (la primera fundación Concepcionista en Méjico se remonta a torno, como flor que, germinaba en terreno pantanoso, eleva hacia lo alto su
1540), y está en nuestros días bien representada en la Iglesia: con sus cerca intacta corola a fin de acoger el primer rayo de sol, así la noble muchacha
de 3.000 monjas, que pueblan los actuales 150 monasterios esparcidos por «sin más dilación en determinarse -es su primer biógrafo el que narra el
el mundo, la Orden da testimonio de su presencia vital en la Iglesia, una episodio-tomó su camino, y dejó la inquietud de la corte, huyendo de ella,
presencia que se califica por el empeño de la penitencia y de la para venir a recibir la ley de la conversión saludable, después de cuyo
contemplación. cumplimiento entrase a la tierra prometida de los santos». Pero no se limitó a
esto la generosidad de su determinación virginal: «Acordándose -sigue
La estricta clausura, determinada por la Regla en todos sus detalles con siendo el primer biógrafo el que narra- de la hermosura que de Dios había
bastantes años de anticipación sobre la reforma tridentina, y observada aún recibido, determinó que ningún hombre ni mujer le viese el rostro mientras
en nuestros tiempos por las Concepcionistas, que han preferido estar viviese».
físicamente ausentes de esta celebración para estar en Dios espiritualmente
más próximas a su Madre, pretende precisamente favorecer el íntimo El radicalismo de su testimonio
recogimiento, necesario para un más intenso y continuado coloquio con
Dios. ¿Cómo no recordar a este respecto las palabras, de sabor claramente ¿Exageración? Los santos representan siempre una provocación para el
franciscano, con las que el capítulo X de la Regla insiste en la dimensión conformismo de nuestras costumbres, consideradas sabias sencillamente
orante y contemplativa de la Orden? «Consideren atentamente las hermanas porque nos resultan cómodas. El radicalismo de su testimonio quiere ser una
que, sobre todo, deben desear tener el Espíritu del Señor y su santa sacudida para nuestra pereza y una invitación al redescubrimiento de algún
valor olvidado; el valor, por ejemplo, de la castidad como valeroso salvación «la Madre de Jesús... brilla en este mundo... ante el Pueblo de
autocontrol de los instintos y gozosa experiencia de Dios, en la límpida Dios peregrino, como signo de segura esperanza y de consuelo, hasta que
transparencia del espíritu. ¿No es acaso ésta una lección de la máxima llegue el día del Señor» (Lumen Gentium, 68).
actualidad para los hombres de hoy?
¡Honor y gloria a Portugal, noble país de hidalga tradición de fidelidad a la
Santa Beatriz de Silva quiere decirnos todavía una última palabra esta Iglesia, hoy en fiesta con la fiesta de la Iglesia, al ser canonizada una hija
mañana. Es quizá la palabra más importante, porque en ella está encerrado suya, que es llamada y estímulo particular para los portugueses! A vosotros,
el secreto de su experiencia espiritual y el de su santidad. amados hijos presentes, y en particular a los familiares de la nueva Santa,
nuestro cordial saludo con deseos de todo bien, con la celeste protección de
Esta palabra es el nombre de María y más concretamente el de María Santa Beatriz de Silva para el querido Portugal.
Inmaculada. La blanca limpieza de la Virgen fue el ideal de su vida; lo
subraya su primer biógrafo: «Se le fue acrecentando la gracia de una ¡Honor y alabanza a España, que ha sabido cultivar y conservar con tanto
singular devoción a la Concepción sin mancilla de la Reina del Cielo, de la esmero este nuevo brote de santidad! Él viene a acrecentar el rico
cual, desde que algo supo, fue entrañablemente devota». Aquella devoción patrimonio espiritual de esta Nación bendecida, que ha dado al mundo
la legó, como herencia significativa, a sus hijas espirituales, disponiendo que ejemplares tan eximios en el camino de la virtud, del seguimiento de Cristo,
ella fuera la característica de la nueva Orden, «una Orden -y usamos ahora de fidelidad a la Iglesia.
las expresiones de otro antiguo biógrafo suyo- en la que, por deber, no
menos que por significación de hábito y Regla, aprobada por la santa Iglesia Pueda el ejemplo de la nueva Santa suscitar, sobre todo en las jóvenes
de Roma, fuese esta Santísima Concepción de la Virgen gloriosa, honrada, generaciones, una floración abundante de espiritualidad. Así lo pedimos a
afirmada y ensalzada con continuas alabanzas». De esta forma, no pocos Santa Beatriz de Silva, mientras le suplicamos que proteja constantemente a
siglos antes de la proclamación del dogma, y mientras todavía hervían las España y a la Iglesia.
discusiones teológicas, la Inmaculada Concepción se manifestaba como
fuerza viva en la historia de la salvación y en la vida de la Iglesia, suscitando
una Orden contemplativa que se inspiraba en el níveo fulgor de la «Toda
pura» y recibía de ella energías para una más generosa consagración a
Cristo, en el cotidiano esfuerzo para no apartar nada de la dulce soberanía
de su amor.

Es éste un mensaje válido también para nosotros, artífices de un progreso


que nos exalta y nos asusta al mismo tiempo por su intrínseca ambigüedad,
dado que somos portadores de aspiraciones nobilísimas y al mismo tiempo
estamos sometidos a humillantes debilidades; para nosotros, hombres
modernos «atormentados entre la esperanza y la angustia» (Gaudium et
spes, 4). ¿Cómo no sentir la fascinación de María, que «con su materna
caridad se preocupa por los hermanos de su Hijo, que peregrinan aún y
están puestos en medio de peligros y afanes» (Lumen Gentium, 62)? ¿Cómo
no sentir la necesidad de extender a Ella nuestras manos, inciertas las más
de las veces y titubeantes, a fin de que Ella nos afiance y nos conduzca por
los caminos seguros que llevan a su Hijo?

Esta es la invitación que, como síntesis de toda su experiencia espiritual, nos


dirige hoy Santa Beatriz de Silva: mirar a María Inmaculada, seguir su
ejemplo, invocar su protección, porque en el providente designio de

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