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Convento de capuchinas de Plasencia.

Apuntes para su historia

Diego SUÁREZ QUEVEDO


Universidad Complutense
Madrid

[… Alabad al Señor desde la tierra…]


Todos los montes y collados, los
árboles frutales y los cedros todos.
Salmos, libro quinto, 148, 9

I. Introducción.

II. El convento.

III. La fundación del convento de capuchinas.

IV. Del interior de la iglesia conventual.

V. Datos transversales.

VI. Apéndice.
I. INTRODUCCIÓN

Datos y apuntes, en efecto, con base y referentes precisos en una fuente


impresa que no por tardía deja de ser menos interesante, fidedigna y rigurosa
en sus aportaciones histórico-artísticas, sociológicas y religiosas en relación
con el cenobio de Capuchinas de nuestro interés aquí, y que de hecho
fundamentará determinados aspectos que, de forma inexacta, son aún esgrimidos
hoy al respecto1.

Monte de la mirra y collado del incienso, es el inicio de un más amplio


título de la aludida fuente impresa2, acaso un tanto culterano y grandilocuente
pero de certero impacto en el cotexto hispano, con un muy calculado efecto
retórico al glosar sobre esta orden religiosa y su convento, las integrantes de
la primera consideradas entonces como esposas de Cristo de voluntario retiro y
aislamiento del mundo3, en tanto que el segundo adquiere la precisa dimensión
del conveniente eremitorio dentro de la ciudad de Plasencia.

Publicación madrileña, ya de inicios del siglo XVIII y, a todos los


niveles, auspiciada por una cofradía o hermandad sita en la iglesia del
Colegio Imperial de Madrid, y a tenor de las referencias que se incluyen,
prestigiosa y notoria en la capital del reino, siendo el conde de la Cadena su
auténtico factotum entonces, tanto de la propia congregación con sede en el

1
En concreto respecto a esta fundación capuchina, su condición y data; se trata de uno de
los treinta y dos conventos de esta orden franciscana (Clarisas Capuchinas) que aún existen en
España, constando para el de Plasencia la advocación de Santa Ana.
2
Para el título completo y demás datos bibliográficos, remitimos al Apéndice.
3
Son consideraciones que, para conventos femeninos de clausura, dimanan de las
reformas de Urbano VIII, y que, c. 1630, se aplican en la España contrarreformista de modo
taxativo. Tal es el caso, que hemos estudiado, del convento de la Concepción Benedictina de
Toledo. Vid. SUÁREZ QUEVEDO, D., “Contrarreforma y reglamentación de cenobios femeninos
en el Arzobispado de Toledo, siglo XVII. Convento de la Concepción Benedictina de la
Ciudad Imperial”, en Anales de Historia del Arte, nº 15 (2005) 151-178.
CONVENTO DE CAPUCHINAS DE PLASENCIA. APUNTES PARA SU HISTORIA… 763

citado templo jesuítico, como del impulso editorial para imprimir el libro4
que fundamenta las miradas y reflexiones que iremos realizando.
Esbozado mínimamente este contexto, algunas consideraciones aludirán a
este ámbito madrileño, y por tanto algo ajenas y sesgadas respecto al cenobio
de la ciudad de Plasencia que nos ocupa, como oportunamente iremos
reseñando y sin que sepamos realmente las conexiones precisas entre ambos
polos, Plasencia y Madrid, que obviamente debieron existir.

II. EL CONVENTO

Se trata, como hemos dicho, del cenobio de capuchinas de Plasencia,


alegórica y metafóricamente señalado -trasladados por la imitación, se dice
en nuestra crónica- como monte de la mirra y collado del incienso; este
último en el ceremonial litúrgico-religioso significaba la más pura y cualificada
alabanza a Dios, al tiempo que persuadía a la oración. La mirra, por su parte,
como elemento balsámico muy apreciado en la Antigüedad, era sinónimo de
dolor en referencia al propio Cristo5. Teniendo como referentes los sentidos
cósmicos enunciados en el Salmo que incluíamos al inicio, así como los
significados de ambas gomorresinas, se nos propone el propio Gólgota o
monte Calvario (como monte de la mirra), en tanto que la oración y alabanza
conforman la vía precisa de salvación (como collado del incienso). El locus o
habitat de estas monjas queda así refinadamente definido y precisado de manera
muy cualificada, mediante claves y avales de muy profunda significación en
el Cristianismo.

El licenciado Juan José Sáenz de Lezcano, capellán del Convento, dice de


sí mismo ser sólo quien publica la crónica, siendo sus auténticas autoras las
venerables religiosas del convento6; en su prólogo al piadoso lector -cuatro
páginas entre los preliminares del libro- este capellán nos reseña que, en
1718, contaba Plasencia con cuatro conventos de religiosos y tres de monjas,

4
Entre mediados de marzo y mediados de julio, de 1718, quedan resueltos todos los
trámites previos y obtenidas las licencias precisas para alcanzar la luz de la imprenta; recorrido, a la
sazón, brevísimo (vid. Apéndice)
5
Incienso y mirra como alabanza y premonición de la Pasión, respectivamente, fueron
parte de la ofrenda de los Magos en la Epifanía, a modo de anticipación de la muerte
redentora del Niño; la mirra en polvo era una sustancia conservadora utilizada en el Egipto
faraónico en el proceso de momificación. Tenía un cierto efecto narcótico y, como tal, es
ofrecida a Cristo, mezclada con vino, antes de su crucifixión.
6
Como tal capellán, dispondría del libro o libros de profesión de las religiosas y todo tipo de
testimonios de las monjas, escritos y orales; a ello daría precisa forma para acceder a la imprenta.
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entre estos últimos el de Capuchinas; siete ermitas, cinco hospitales y treinta


y siete cofradías al tiempo que pondera el Santuario de Nuestra Señora del
Puerto, de gran predicamento y que gozaba de gran devoción7.

Respecto al convento de las Capuchinas de Plasencia, a día de hoy, se


dice que “fue construido -o fundado, que ambas apreciaciones se hacen- en
el siglo XVI por Juan Rodríguez Cano, regidor de la ciudad, y su mujer
Beatriz de Contrera, cuya lauda sepulcral se puede apreciar frente al altar
mayor”; esto último, referido a la lauda sepulcral, es seguramente así, el
resto sólo en parte y desde luego, dicho de este modo sin rigor alguno y, en
esta línea, nuestra fuente es contundente y aclara varios puntos al respecto,
siendo la fundación de Plasencia8 ya del siglo XVII, como tal cenobio de
esta variante de descalzas franciscanas (Clarisas Capuchinas9).

Es muy posible, en cambio, que el edificio que aún hoy es sede del
convento date del siglo XVI, como comentaremos; desde luego no aparece
reseñado en el plano de Plasencia, que el médico y humanista Luis de Toro
incluye en su manuscrito10 de 1573; por tanto tendríamos así una fecha
postquem al efecto. En nuestra fuente no se precisa data alguna relativa al
quinientos, y sólo se reseña, en efecto, que Juan Rodríguez Cano, vecino de
Plasencia y regidor de la ciudad, habiendo pasado a Indias y adquirido allá
caudal considerable, volvió a su patria felizmente11.

Felizmente en efecto, como conclusión del viaje de retorno, pero tras


superar y sobrevivir a una gran tormenta, según se consigna en nuestra crónica,
gracias a la intercesión de la Virgen, por medio de la sagrada imagen, que
nuestro regidor traía consigo, de Nuestra Señora de Copacabana, a la que tenía
singular devoción; ello constituyó el detonante de la fundación conventual que
nos ocupa, ordenando además el fundador en su testamento que la imagen en
cuestión fuera colocada en el convento resultante del voto ofrecido, lo cual
fue cumplimentado posteriormente. Todo ello nos está indicando que la

7
Vid. Apéndice, I.
8
La aprobación de la regla de Clarisas Capuchinas fue de Paulo III (10 de diciembre de
1538) y, a su vez, fue objeto de una importante reforma en 1610; las primeras fundaciones en
España, fueron las de Granada y Barcelona, esta última de 1599. Vid. IRIARTE, L., Historia
francicana. Ed. Asís, Valencia 1979.
9
Con particularidades en su observancia, dentro de la gran familia seráfica de las Clarisas
que, precisamente este año 2011, celebra ocho siglos de vida religiosa y cultural, parafraseando el
evento con que en Priego de Córdoba, la Asociación de Estudios Franciscanos (Sede de Andalucía),
conmemora en julio tal efemérides.
10
Conservado hoy en Salamanca, lleva por título Placentiae urbis et eiusdem episcopatus
descriptio.
11
Vid. Apéndice, II.
CONVENTO DE CAPUCHINAS DE PLASENCIA. APUNTES PARA SU HISTORIA… 765

fundación del convento de Plasencia, se llevó a cabo a partir de cláusulas y


disposiciones de la testamentaría de Rodríguez Cano, colocándonos en
fechas ya del seiscientos, según lo comentado en relación a los primeros
conventos de Capuchinas en España12, como luego podremos constatar; sí se
hace constar de manera expresa que la aludida sagrada imagen está hoy, esto
es en 1718, en el coro alto de las monjas13.

Sólo la pétrea portada de la institución conventual tiene una cierta


relevancia, en sí misma y respecto al resto del edificio, inocuo en todos los
sentidos al exterior. Se trata de una sencillísima estructura adintelada cuyo
enmarque está constituido por anchos sillares que, en el dintel propiamente
dicho, dibujan un despiece radial; aquí se sitúa la inscripción SANTA ANA
DE CANO que bien pudiera ser un añadico muy a posteriori. Sobremontando este
elememto arquitectónico, quedan dispuestas unas molduras que quieren
plantear una suerte de mínimo alfiz superior, asimismo de extremada sencillez,
que realmente es un remate que conforma una línea quebrada en la parte alta de la
portada y que, en su zona central, se prolonga en altura para delimitar un
oportuno locus a modo de rectangular hornacina que aloja el escudo del
fundador; los enmarques laterales de este ápice son una serie de molduras
bastante más elaboradas. Aún más alto un diminuto nicho, también cuadrangular
-realmente parece un añadido posterior-, con un minúsculo altorrelieve de una
figura de medio cuerpo, presuntamente Santa Ana, que es la advocación del
cenobio. La portada en sí misma responde a características formales propias
del siglo XVI y, por su parte, la referida estructura que la remata superiormente
parece indicar una fecha avanzada del quinientos [Lámina 1] Por tanto, el
edificio conventual, al margen de añadidos y reestructuraciones posteriores, sí
data muy posiblemente de esta centuria, no así, como enseguida comentaremos,
la fundación conventual de Capuchinas.

III. LA FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE CAPUCHINAS

En este punto, y respecto al estado de la cuestión en la actualidad, nuestra


fuente impresa y su testimonio resultan definitivos; murió, en fin, el

12
El segundo de los cuales, en Barcelona, fundado en 1599, como apuntábamos.
13
Ibidem, II. Pensamos que debió de tratarse de una imagen de pequeño tamaño, de la cual en la
actualidad ninguna referencia se hace en el convento de Plasencia. Se trata de una Virgen de la
Candelaria, de arraigada tradición desde el siglo XVI en Bolivia y titular de la basílica de Nuestra
Señora de Copacabana. Sí tenemos constancia, en cambio, de la existencia de una capilla cuya titular
era una Virgen de tal advocación en el desaparecido convento madrileño de agustinos recoletos. Vid.
LOPEZOSA APARICIO, C., y DÍAZ MORENO, F., “Nuevas aportaciones sobre el desaparecido
convento de Agustinos Recoletos de Madrid”, en Anales de Historia del Arte, nº 9 (1999) 181-206.
766 DIEGO SUÁREZ QUEVEDO

fundador -se explicita, sin alusión a fecha alguna- dejando herederos, y de


poca edad, a cuya causa se dilató la ejecución de la fundación hasta el año
de 1635, en que don Juan de Nebrija y Cano decidió cumplir la última
voluntad de Juan Rodríguez Cano, su abuelo. Las oportunas licencias y
trámites juríco-religiosos, concluyen el 26 de diciembre de 1635 auspiciados
por el mencionado nieto del fundador y siendo obispo de Plasencia el Ilmo.
Sr. don fray Plácido Pacheco que, en última instancia legitimaría y ratificaría
en su diócesis la sede del convento como tal14.

Del mismo modo que en el caso de Toledo y su convento de Capuchinas,


para la fundación efectiva del de Plasencia se apeló y recurrió al respectivo
convento de Capuchinas de Madrid; su Abadesa, Sor Úrsula Molero
entonces, y el ya citado don Juan de Nebrija Cano, pidieron la preceptiva
licencia al Ilmo. Sr. don Diego de Castrejón y Fonseca, Obispo de Lugo y, a
la sazón, Gobernador del Arzobispado de Toledo, en el cual quedaba

14
Vid. Apéndice, III.
CONVENTO DE CAPUCHINAS DE PLASENCIA. APUNTES PARA SU HISTORIA… 767

incluida la capital del reino, en nombre del Serenísimo Sr. Infante Cardenal
don Fernando de Austria, arzobispo de la Primada; licencia que es concedida
con data de Toledo a 20 de marzo de 1636 y, en virtud de la cual, ocho
monjas del cenobio madrileño parten hacia Plasencia como fundadoras el 7
de abril del citado año de 1636; la Madre Sor Buenaventura Maturana para
Abadesa y la Madre Sor Catalina Bustamante para Priora, de la nueva
fundación cacereña15.

Realiza este séquito una parada, a modo de despedida y con cierto sentido
de reconocimiento, en el madrileño convento de las Descalzas Reales y, al
partir de hecho para Plasencia, la Abadesa advirtió a sus compañeras que el
realizar el viaje en carruaje no era por comodidad, sino por guardar la
clausura, lo cual es reseñado significativamente como no sólo contener los
pies dentro del coche, sino también la vista16.

La vida y virtudes de una serie de religiosas profesas en este convento de


Capuchinas de Plasencia, entre 1636 y 1717 como de modo explícito es
reseñado, constituye el grueso de la publicación de nuestro interés aquí17; al
atribuirse visiones, revelaciones, éxtasis, milagros y contemplaciones en aras
de una presunta santidad en varias de estas biografías, tanto entre los preliminares
como en el colofón, se incorpora lo que es denominado Protesta del autor18, muy
probablemente algo exigido entonces por las autoridades e instancias
eclesiásticas, alegando que asigna a estos pasajes del relato -adviértase que
aquí sí dice nuestro capellán ser autor de la obra- una apreciación natural,
humana y falible que, en modo alguno, pretenden ser juicios que llamen la
atención de la Iglesia al respecto, cuyos preceptos, como fiel católico, obedece,
señalando expresamente los dictámenes promulgados por la Inquisición en
1625 y 1634, y muy especialmente atendiendo al decreto de Urbano VIII de
1631.

IV. DEL INTERIOR DE LA IGLESIA CONVENTUAL

La referencia al interior del convento de Plasencia, siempre la misma, es


que posee “una reducida pero selecta colección de pintura e imaginería
española del siglo XVII”, entre las cuales se destacan “obras de Francisco

15
Vid. Apéndice, IV.
16
Vid. Apendice, V.
17
Vid. una suerte de apéndice o colofón del Apéndice, en que hemos incluido los nombres
de dichas monjas.
18
Vid. Apéndice; lo hemos transcrito entre los preliminares, tal como se hace constar en el
libro.
768 DIEGO SUÁREZ QUEVEDO

Rizi y Gregorio Fernández, sobre todo las presentadas en el retablo mayor”;


ninguna alusión, por tanto, a la imagen de Nuestra Señora de Copacabana19,
como señalábamos.

El retablo mayor de la iglesia conventual, es una notable estructura que


parece del siglo XVIII avanzado, planteada en un cuerpo con tres hornacinas
y ático, adaptado a posteriori al testero del templo, lo cual es visible tanto
por la necesidad de disponer unas molduras que llenen lateralmente parte del
espacio, como por forzar el remate del ático en función de la bóveda20. Un
pequeño crucificado, a todas luces descontextualizado, ocupa la amplia hornacina
central del cuerpo; en la de su izquierda, una escultura de San Francisco y en
la de su derecha otra de Santa Clara, ambas adscribibles, sí, a Gregorio
Fernández y su activo taller.

Por lo que respecta a Francisco Ricci de Guevara (1614-1685), fueron


varios los lienzos que realizara para el convento de Capuchinas de Plasencia,
de los cuales sólo se conserva in situ el que aparece adaptado - lo mismo que
las tallas citadas de los próceres, de religiosos y religiosas, de la orden
seráfica- del retablo mayor de su iglesia21; sobre un celaje con cabecillas de
ángeles, se representan, con el Niño como vértice y punto focal en el centro,
la Virgen y tras ella San José, a su derecha, y Santa Ana -advocación del
convento- y tras ella San Joaquín, a su izquierda; es decir, al completo, la
familia terrenal de Cristo; lienzo fechado en 1678.

V. DATOS TRANSVERSALES

Como hemos señalado, la fuente impresa que nos ha permitido fundamentar


los apuntes expuestos sobre Plasencia y su convento de Capuchinas, es una
publicación madrileña de 1718, promovida y auspiciada por la
Congregación de los Dolores y de la Buena Muerte, con sede en la iglesia
del Colegio Imperial de Madrid y dedicada a la santísima Virgen Señora
Nuestra y a los dolores que padeció su santísima alma al pie de la Cruz; se
incluye una estampa de excelente calidad de la Virgo Dolorosissima, referente,

19
Sí se menciona, en cambio, al denominado Niño Jesús “cubanito”, obra del siglo XIX,
de especial devoción popular “tanto a escala nacional como ultramarina”.
20
Lo cual vuelve a incidir, asimismo para la iglesia conventual, en la idea ya comentada,
de un edificio anterior a la fundación Capuchina, presuntamente del siglo XVI.
21
Vid. ANGULO ÍÑIGUEZ, D.,“Francisco Rizi. Cuadros religiosos posteriores a 1670 y
sin fechar”, en Archivo Español de Arte, XXXV (1962) 95-122; PÉREZ SÁNCHEZ, A. E.,
Carreño, Rizi, Herrera y la pintura madrileña de su tiempo (1650-1700). Catálogo de la
Exposición del mismo título (Museo del Prado, Madrid 1986, pp. 58-90, donde
incompresiblemente se alude siempre a “Convento de Capuchinos”.
CONVENTO DE CAPUCHINAS DE PLASENCIA. APUNTES PARA SU HISTORIA… 769

emblema, icono e insignia de dicha congregación madrileña, realizada por el


grabador Juan Delgado en la capital española, según diseño de Gaspard
Duchange de la Real Academia francesa22. Dolorosa en pie con espada
clavada, de notable volumen y apostura quasi escultórica (magníficos son el
trabajo y caída de los paños) ante un paisaje con ciudad al fondo (alusión a
Jerusalén) y a su izquierda en primer plano monte con tres cruces (alusión al
monte Calvario); angelillos y corazón sangrante traspasado por espada, con
llama flamrante y corona de espinas, son figurados en el celaje sobre la
imagen de María.

22
Vid. Apéndice; se hace constar que el grabado ha sido realizado par les soins et
liberatés de l’illustre Seigneur le COMTE DE LA CADENA, tres zelé devot, et insigne
bienfaiteur de la Comgragation: Joannes de Delgado Facb. Matriti, citado como pintor
español que vivía en Madrid a comienzos del siglo XVIII; G. Duchange ex Academia Regia
Sculpsit parisus, mencionado como grabador a buril, nacido en París en 1662, donde
asimismo falleció en 1737; fue recibido como académico en 1707. Vid. Dictionaire critique et
documentaire des Peintres, Sculpteurs, Dessinateurs et Graveurs…, E. BENEZIT, Librairie
Gründ, 1969, t. 3.
770 DIEGO SUÁREZ QUEVEDO

VI. APÉNDICE

Incluimos aquí los datos bibliográficos completos de la publicación que


hemos consultado, y una serie de extractos de la misma que consideramos
significativos en relación con este cenobio de la mencionada ciudad extremeña.
Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla. Universidad Complutense de
Madrid, sig. BH FLL 18748: “MONTE/ DE LA MYRRA, / Y COLLADO
DEL INCIENSO,/ TRASLADADOS,/ POR LA IMITACION, AL SERAFICO/
Monasterio de Señora Santa Ana de las M. Capuchinas/ de la Nobilissima
Ciudad de Plasencia./ Y CHRONICA/ DE LA FUNDACION DEL (sic), Y
DE LAS/ Venerables Religiosas, que en èl han florecido en todo/ genero de
virtudes./ ESCRITA POR LAS MISMAS MADRES,/ y publicada por el
Licenciado Don Juan Joseph Saenz/ de Lezcano, Presbytero,/ su mas afecto
CONVENTO DE CAPUCHINAS DE PLASENCIA. APUNTES PARA SU HISTORIA… 771

Capellan,/ y Devoto, quien lo consagra rendido/ A LA SANTISSIMA


VIRGEN SEÑORA/ NVESTRA; Y A LOS DOLORES,/ que padeciò en su
Santissima Alma al pie/ de la Cruz./ CON PRIVILEGIO./ EN MADRID: En
la Imprenta de Miguel Gomez,/ à la Calle de la Habada, Año de 1718./
Hallaràse en casa de Francisco Perez, Mercader de Libros,/ en la Calle de
Atocha, enfrente de la Aduana” .

Publicación paginada salvo preliminares, en el lomo de cuya cubierta se


reseña: “CAPUCHI/ NAS/ DE/ Plasençia”; entre los citados preliminares, un
excelente gradado de la también mencionada Virgen Dolorosa con espada
clavada, en pie ante un paisaje con ciudad al fondo (Jerusalén) y monte Calvario
con las tres Cruces; cabezas de angelillos y corazón traspasado por espada,
aparecen flotando sobre María.

La inscripción que la estampa incluye exactamente, es: “Virgo


DOLOROSISSIMA, quae colitur in Collegio Imperiali Matritensi/ Societatis
JESV./ Fait par les soins et liberatés de l’illustre Seigneur le COMTE DE
LA/ CADENA, tres zelé devot, et insigne bienfaiteur de la Congregation des/
douleurs et bonne mort audit College Imperial/ Joannes de Delgado Facb.
Matriti G. Duchange ex Academia Regia Sculpsit parisus.”.
772 DIEGO SUÁREZ QUEVEDO

Asimismo conforman estos preliminares, once páginas con todo tipo de


licencias para la publicación y demás reseñas al respecto, con fechas de
Madrid, 31 de marzo de 1718 y Madrid, 10 de abril de 1718; Licencia Real,
Balsaín, 11 de junio de 1718; del Colegio Imperial de Madrid, 19 de marzo
de 1718 (“Rmo. P. Martin de Rexas, de la Compañía de Iesus, Predicador de su
Magestad (sic), y Examinador Synodal de este Arçobispado de Toledo”);
“FEE DE ERRATAS”, Madrid, 5 de julio de 1718; “Tassa”, Madrid, 11 de
julio de 1718 y, también, cuatro páginas de un “Prologo al piadose Lector”,
del Licenciado “Iuan Ioseph Saenz de Lezcano”.

Queda incorporada aquí, y de nuevo se añade como colofón del libro, una
“PROTESTA/ del Autor”, en que hace constar que: “Obedeciendo, como fiel
Catholico, à los Decretos Pontificios, y de la Santa, y Vniversal Inquisicion,
promulgados en los años de 1625, y de 1634. y especialmente al de la
Santidad de Urbano VIII. de 1631. declaro, que siempre, que en toda esta
Obra, intitulada: Monte de la Myrra, y Collado del Incienso, &c. diere titulos
de Santas, ò semejantes, à las personas de quienes en ella se trata, ò refiriese
milagros, visiones, revelaciones, profecias, ù otros favores Soberanos, no es
mi animo prevenir el juyzio de la Santa Romana Iglesia, ni apartarme vn
punto de sus Reglas; sino, con todo humilde rendimiento, sujetarme à su
sentir, y disposiciones en todo. Y solo pido vna Fè humana, historica, la qual
es falible, mientras la misma Iglesia no determinase otra cosa./ Lic. D. Juan
Joseph Saenz Lezcano”.

A partir de aquí, los tres libros y sus diversos capítulos en que queda
estructurada la obra, en un total de 494 páginas, se dedican integramente a la
vida y virtudes de monjas de este convento; más la “TABLA”, es decir el
índice de lo tratado, en el que se insiste en “(…) dibuxados en el serafico
Monasterio de Señora Santa Ana (…)”, como en la portada; luego, dos
páginas de Memoria de los años en que murieron las religiosas que se han
tratado y, como hemos apuntado, de nuevo la citada PROTESTA. Y es que,
entendiendo que pueda ser un lapsus, hemos detectado, al menos en la
repetición del título de la obra, en p. 1, que se dice: “(…) DIBUXADOS/ EN
EL SERAFICO MONASTERIO DE LAS/ Venerables Madres Capuchinas
de la Concepcion Purissima/ de Nuestra Señora, de la Nobilissima Ciudad/
de Plasencia”.

Extractamos los párrafos siguientes.


CONVENTO DE CAPUCHINAS DE PLASENCIA. APUNTES PARA SU HISTORIA… 773

I.- p. 2: Plasencia tiene cuatro conventos de religiosos y tres de monjas,


siete ermitas, “siendo muy celebre Santuario el de Nuestra Señora del
Puerto”, cinco hospitales, dos colegios y treinta y siete cofradías.
II.- pp. 3-4: “(…) Juan Rodriguez Cano, vezino de dicha Ciudad, y
Regidor della (sic), aviendo passado à Indias, y adquirido allà caudal
considerable, bolviò (sic) a su Patria felizmente”. Al respecto, se alude a una
travesía complicada con tormentas y borrascas de las cuales le libró Dios y
su Madre Santísima con su poderosa intercesión, “por medio de la Sagrada
Imagen, que traia consigo, de Nuestra Señora de Copacabana, y con quien
tenia singular devocion (…) Esta Sagrada Imagen, està oy (sic) en el
Convento, colocada en el Coro Alto (…) El Fundador ordenò en su testamento
que dicha Sagrada Imagen se colocasse en el Convento” (…) pues, “en la
ocassion referida de aquella gran tormenta, ofreciò à Nuestra Señora hazerla
(sic) el Convento de nuestras Religiosas, como lo cumplio despues”.
III.- pp. 5-6: “(…) Muriò, en fin, el Fundador, dexando herederos, y de
poca edad: à cuya causa se dilatò la execucion de la Fundacion, hasta el año
de 1635, en que su nieto Don Juan de Nebrixa y Cano tratò de cumplir la
vltima voluntad del dicho Juan Rodriguez Cano, su abuelo (…)”; van a ser
monjas del convento de capuchinas de Madrid las que, trasladándose a
Plasencia, funden de facto el cenobio; los trámites pertinentes al efecto,
concluyen el 26 de diciembre de 1635, siendo obispo de Plasencia “el
Ilustrissimo señor Don Fray Placido Pacheco”.
IV.- pp. 6-7: La abadesa del convento de capuchinas de Madrid (“la
Madre Sor Vrsola (sic) Molero”), “y Don Juan de Nebrixa Cano, pidieron
licencia, para que se nombrassen las Fundadoras al Ilustrissimo señor Don
Diego Castejòn y Fonseca, Obispo de Lugo, y Governador (sic) del
Arçobispado de Toledo, por el Serenissimo Señor Infante Cardenal”; que es
concedida con data de Toledo a 20 de marzo de 1636. En virtud de la cual,
ocho monjas del convento de Madrid, parten para Plasencia el 7 de abril de
1636; de éstas, la “Madre Sor Buenaventura Maturana, para Abadessa” y la
“Madre Sor Catalina de Bustamante, para Vicaria”, en la nueva fundación
cacereña.

V.- p. 9: Tras pasar por el convento madrileño de las Descalzas Reales,


parten las ocho monjas reseñadas para Plasencia, “(…) la Madre Abadessa
advirtiò à sus compañeras, que el caminar en coche no era por comodidad,
sino atencion à la Clausura: y que esta (sic; ésta) se debía guardar, no solo en
contener los pies dentro del coche, sino tambien la vista (…)”.
774 DIEGO SUÁREZ QUEVEDO

Como queda dicho, el resto de la publicación, se refiere a “Vidas y


Virtudes” de monjas capuchinas del convento de Plasencia, entre 1636 y 1717,
lo cual se reseña expresamente (p. 21). Por si pudiera ser de interés, y según
estricto orden cronológico y tal como se contienen en el libro, relacionamos,
a continuación, sus nombres, como apéndice o particular colofón de este
Apéndice; asimismo, como hemos indicado, el libro incluye un índice con
los nombres y fechas de fallecimiento de las monjas biografiadas.

[“Sor Buenaventura Maturana; Sor Jacinta de Zumelçu (sic); Sor


Arcangela Maria de Figueroa; Sor Geronima (sic) de la Vega; Sor Maria
Josepha Martin, que fue la primera que tomò el Habito en el Convento de
Plasencia; Sor Maria Theresa Francisca Assenxo; Sor Inès de Castro, natural
de Plasencia; Sor Maria Theresa de Ayala; Sor Ana Getrudis (sic) de
Carvajal, natural de Plasencia; Sor Bernarda de Aguilar, Religiosa Lega; Sor
Magdalena de Bejarano, Religiosa Lega; Sor Catalina de Cobos y Sor
Beatriz de Colmenar, Lega; Sor Gracia Juana de Bolaños; Sor Isabel de
Barcena; Sor Bentura (sic) Francisca Davila; Sor Gabriela Rizi; Sor Isabèl
Felipa de Aguilar; Sor Clara Fernandez Prieto; Sor Angela de Medina; Sor
Theresa de Bejarano; Sor Maria Serafina de Figueroa; Sor Ana de Carvajal;
Sor Josepha Antonia Priañez; Sor Isabel Manuela Gonçalez; Sor Michaela
Gonçalez; Sor Maria Magdalena Gonçalez; Sor Margarita de Toledo; Sor
Catalina Coleta del Cerro, Religiosa Lega; Sor Juana Francisca Cano; Sor
Maria Josepha de Ayala; Sor Maria Clara de Castro y Sor Melchora Cortès,
llamada en el Siglo Ana”].

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