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identidad
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* LA CRUJÍA Ediciones
Tütum in T!HH) (CIDSQAAfd)
Ciudad Autónoma da fls. Ai- - Argentar?
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É-müit: edFtDriil'íS'laürUjiAÉom.ar
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ÍSflN 9 7 f r - íB 7 - W l- 0 e M
ganzl912
Sobre la colección
¡
I
ganzl912
índice
d.Ellugardelaitlcaenlaforniacióndoeente ........................................... 77
Il
ganzl912
Introducción
1 búsqueda de un narrador
Reflexiones sobre la identidad narrativa del
maestro3
Fenómenos esenciales
1. La retiroda de la palabra
Un primer fenómeno esencial tiene que ver con lo que Stei-
ner llama "la retirada de la palabra": "Estos cambios que van
desde unas humanidades dominantes a un situación de posthu
manidades q subhumanidodes se expresan en una genera/"reti
rado de la apalabra. Vista desde alguna perspectiva histórica,
ia civilización occidental, desde sus orígenes hebraicosy griegos
hasta el presente, podría parecer una fase de concentrado ver
balismo".1 Los síntomas que ve Steiner de esta retirada de la
palabro son la autonomía progresiva de la imagen, la omnipre-
sencia de la música, y la invención revolucionaria del alfabeto
electrónico.
Lo que subyace es el problema de la crisis del fundamento,
ese fondo de inteligibilidad de lo real, que nuestra memoria his
tórica llamó “logos” , y que lo pensó o como la esencia misma de
las cosas, la naturaleza esencial, que reunía los sentidos apa
rentes y los transformaba en expresión de lo mismo, o bien lo
2. La fragmentación de la subjetividad
Un segundo fenómeno esencial en ios procesos de transfor
mación es la fragmentación de la subjetividad. Esto no sólo tie
ne que ver con las dificultades de pensar hoy un sujeto colectivo,
un nosotros, uno subjetividad social, capoz de compartir pro
yectos, sino que afecta también lo pretendido e inviolable inti
midad de coda uno. Estomos tironeados por roles, por mando-
tos, por ilusiones, por expectativas, por imaginarios sociales,
por deseos y por poceres, que hacen difícil hoy d ía, en la suce
sión de personajes que representamos, terminar de saber quié
nes somos en verdad. Cuesta hoy construir uno identidad sociol,
sobre todo, sabiendo que no hay otra formo de construirlo que
por sucesivos identificaciones con otros significativos, como di
ría Mead.
También aquí es bueno distinguir uno fragmentación depo-
tenciodcrc, que nos deja con subjetividades débiles e identida
des frágiles, de una saludable conciencia de la ilusión de haber
nos imaginados alguna vez en estado de "completad", como diría
tacan. Es oca, me parece, donde la idea de una identidad narra
tiva aparece como contrapeso de la mentada fragmentación de
la subjetividad. Porque una cosa es que se nos quiera endilgar
pensamiento débil, o fragilidad de identidad, y otro cosa es que
sepamos que la identidad es el resultado más el proceso de na
rrarnos a nosotros mismos, sabiendo que moñona podemos re-
significar lo que hoy nos da sentido.
Quiero ser claro. £1 discurso sobre la fragmentación de los
sujetos es ambiguo. Sin duda que todo intento de sabernos uno
es trabajoso y siempre provisorio, pero esto no quiere decir que
en esta transformación social se esté borrando la subjetividad,
la posibilidad de proyectos colectivos, el nexo social solidario,
las identidades culturales abiertas y vivas. Hay quienes están
más que interesados en regodearse en la fragmentación, que
efectivamente, existe, como si fuera un fenómeno natural, como
las grietas de una casa en un sismo, o como si fuera la mejor oca
sión para el saqueo de la identidad, es decir, para lo dominación.
Si la fragmentación de la subjetividad quiere decir, en cam
bio, no clausurarnos, liberar posibilidades de desarrollarnos en
diversos campos, de abrirnos a nuevos sentidos para la existen
cia, de no congelar en imágenes y prejuicios las posibilidades de
cada uno, esto significa que la construcción de identidad sera
más rica y más diversa. Por eso, si la fragmentación de los suje
tos es una simple estrategia dei poder dominador, tan vieja
como la sentencia: divide y reinarás, entonces a esta forma de
{NTKAA a S Í V C A l D t l * lOfKTiOAO O O C t t t t | CAPITULO t
3. El monoteísmo secularizado
Quisiera mencionar finalmente un tercer fenómeno esencial,
que subyace a los procesos de transformación. Es lo que propon
go llamar el "monoteísmo secularizado” , o bien, el pensamiento
único. Creo que detrás de la retirado de la palabra y de la frag
mentación de las subjetividades, con las ambigüedades señala
das, se esconde el problema más acuciante.
Enuncio el fenómeno como monoteísmo secularizado, por
que creo que su sentencia básica es: no tendrás otro modelo so
cial que este en que vives, no tendrás otro modo de pensar que
no sea el del poder hegemónico. En ei contexto de estas reflexio
nes: no tendrás otro criterio, para interpretar la ambigüedad de
la retirada de la palabra y la fragmentación de la subjetividad,
que el entenderlas como condiciones necesarias para ei ejerci
cio de un poder mundial, que es el único que puede garantizar la
libertad, el derecho, la paz, la comunicación, la seguridad.
¡Como para no creer en el vaciamiento de la palabra y en la
debilidad de la subjetividad!
Este me parece el temo central. Creer que no hay alternati
vas, que el pensamiento es único, que no nos queda otra.
ÍH tW A Ii*S it '.C A i O t IA 'O ttfU O A O C 3 C t 0 Tt \ C A A V lO 7
Marcando dilemas
Para abonor mejor el terreno pora las propuestas, quisiera
terminar esta segunda parte proponiendo dos dilemas, que me
parece condicionan la comprensión de los escenarios educati
vos en los procesos de transformación que intentamos pensar.
l a r e s i s t e n c i a o ¡ p e n s a m i e n t o ú n ic o
En este doble contexto de la relación del saber con el poder
y el deseo, hay un aspecto del aumento de nuestra potencia de
actuar que quisiera remarcar en los tiempos que corren. Es la
cuestión de la resistencia at pensamiento único, es decir, a creer
que sólo hay una manera de ver las cosas, un solo modo de resol
ver los problemas, o una única manera de entenderlo que pasa.
El pensamiento único es la forma que necesita el dominio
pora legitimarse. Dominio que, hoy día, no es solamente el dis-
ciplinamiento de las subjetividades particulares, sino, además,
dominio sobre la especie misma, aquello que Foucault llamaba
el "biopoder” .
Lo paradójico, en el mundo contemporáneo, es que la sutile
za del pensamiento único de los que detentan el dominio mayor
sobre el planeto, pretende ser la defensa contra los diversos ti
pos de fundamentalísmos, que, para quienes se sienten repre
sentantes de la verdod y del bien, es lo que siempre queda del
otro lado, los que piensan como el dominador. Nosotros y los
otros. Es la lógico propia de todo egocentrism o, y de toda acu
mulación de poder, que ve como riesgosa la alternativa y, en
tonces, insiste en afirmar la unicidad de la visión, la compren
sión y la acción.
Esto es falso. No es el pensamiento único, como sede de una
Supuesta verdad y bien, el contrapeso de los fundamentalísmos
(o de los escepticismos). Por el contrario, el pensamiento único
es un sutil fundamentalismo, disfrazado de árbitro o justicie-
r .T t A ^ A S U K A $ C f U) 'OrtriOAO o o c is n ¡ CAP*7VU> }
L g r e s p o n s a b i l i d a d j u s t i f i c a e f airmefito d e !a p o t e n c i a
d e a ctu a r
Aumentar la potencio de actuar tiene entonces que ver con
le insistencia en mantener le subjetividad líbre en las relaciones
del saber con el poder y con el deseo, y tiene que ver con lo resis -
tencia frente al pensamiento único y sus estrategias de frag
mentación, negación de los relatos y achatamiento de la tem
poralidad.
Sin embargo, la única forma de justificar esta insistencia en
conocer más y mejor, y esto resistencia a todas las formas de
pensamiento único, que aumenta nuestra potencia de actuar y
hace posible los mundos posibles de la escuela, consiste para
dójicamente, en una especial "pasividad", más allá de la distin
ción acción-pasión y de la distinción teoría-praxis, que es estar
“ expuestos", desde un pasado inmemorial, o la interpelación
del otro. Como dice Levinas, sabernos vulnerables o la interpe
lación del otro, al rostro del otro, ol próximo y al próximo del
próximo.
Esta interpelación del otro, esta iniciativa que proviene de lo
"exterior" o lo ilusión de creernos una totalidad invulnerable, es
lo quenos hoce responsables, capaces de responder. Este justifi
ca, hace justa, nuestra potencia de actuar, porque la convierte
sencillamente en responsable. Somos responsables del otro, y
esto posibilito que los mundos posibles de la formación docente
sean un espacio de acogida, de hospitalidad, de vínculos prima
riamente justos. Es justamente esta responsabilidad la que per
mite que el deseo de saber esté siempre desbloqueado, y el poder
de enseñar encuentre la legitimación de lo público, es decir:
abierto a todos, expuesto a la crítico, construyendo lo común.
Si algo nos des-ilusiona de creer que porque enseñamos so
mos el lugar del saber es, justomente, el rostro del otro que nos
interpela. Pero esto des-ilusión califica el aumento de nuestro
potencia de octuar, porque al ser desde siempre responsables,
haremos posibles mundos posibles de la escuela, desde lo ética
y desde lo justicio, como respuesta o lo interpelación del otro 47
i)ue just-fíca nuestro esfuerzo por ser, nuestra imaginación y nues
tro compromiso.
Aumentar nuestra potencia de actuar sabiendo que el eono-
nmiento está atravesado por el deseoy el poder, resistiendo con
identidad, con capacidad de narra; y resignificar, con memoria y
-itopía, pero -fundamentalmente- como sujetos ético-políticos
que nos sabemos desde siempre responsables del otro.
Empecemos a hacer posibles los mundos posibles de lo for
mación docente, pronunciando lo que nos constituye como suje
tos responsables onte la interpelación del otro: fieme a q u í ., es
toy, meramente estoy y desde este estar, con todo lo gravidez de
íá singularidad corporal y de lo identidad cultural, quiero ser,
aumentar mi potencia de actuar, y sé que en estos escenarios de
transformaciones con retirada de la palabra, fragmentación de
lo subjetividad y monoteísmo secularizado de pensamiento úni
ca, la identidad magisterial que se puede formar aconteciendo
el sentido más profundo del normalismo es, en última instancia:
resisístir con inteligencia responsable. Es decir, tomar lo pala
bra, aumentar la potencio de actuar y sabernos responsables, es
decir, desde siempre "guardianes de nuestros hermanos".
B IB L IO G R A F ÍA
I
Infancias o facundias
interpelantes
Volver a pensar la niñez en el siglo XXI,
porque lo m ism o no es lo igual
fldon de la palabra
Ante la retirada de la palabra y atentos a la emergencia de
•iconteceres significativos, el desafío es comprender la palabra
• orno don, y entonces darla y tomarla. Que la palabra es "don*
quiere decir que se da, se regala, y el que la toma puede hacer de
ella, no lo que espera el donante, sino lo que necesita, puede y
quiera. La niñez, como infancia, espera el don de la palabra.
Hrro come "facundia’' da su rostro interpelante y nos hace res
ponsables de dejar que “ tome la palabra".
Claro, lo difícil de dar y tomar la palabra es hacerlo en tiem
pos de reitrada de la palabra, cuando no contamos con nombres
propios, y en tiempos de vaciamiento de la polabra, que nos exi
ge una coherencia ético entre lo que decimos, lo que pensamos y
lo que sentimos. Pero de eso se trota: que aprendamos a atender
al sentido que acontece, y nos da que pensar. La misma vido es
don y nos da que pensar.
l a i d e n t i d a d n a r r a t iv a
Ante la fragmentación del sujeto, entre lo vida desnuda o
mera vida y la vida política, entre la racionalidad y el mundo de
la vida, con sus significaciones dadas, el desafío es comprender ¡a
Identidad como narrativa, y entonces tejer tramas y obrar senti
dos. Que la identidad es narrativa quiere decir poder unificar,
cada vez, en un reloto, aconteceres y personajes diferentes, sa
biendo que puede haber olvidos y omisiones, y entonces siempre
podemos volver a relatar, a resignificar lo que somos. Dejemos
que los niños tejan su texto con el don de la palabra, y con el ros
tro de su elocuencia interpelante. Dejemos que jugando creen
valores (como sugiere Nietzsche en las tres metamorfosis, de
jando la condición de "camellos'', que cargan culpas, o de "leo-
a r t 4 * A S (T IC A S G t I A U H H T ID A O t t t t w \ C A P tT V lC 1
nes” , que se ilusionan con ser los reyes ce la selva). Que sean,
que seamos, niños, que jugando creamos valores.
Claro, lo difícil, en tiempos de fragmentación del sujeto, es
construir identidad narrativa, que lo misno no es lo igual, y que
las marcas del inicio y del final siempre se desmarcan y vuelven a
marcar. Pero de eso se trata, que estemos atentos a los diversos
caminos por los cuales se busca el sujeto. Como decía Piera Au-
lagnier, empezamos siendo dichos por otros y nos pasamos la
vida tratando de convertirnos en sujetos de la enunciación.
La resistencia inteligente
Ante el pensamiento único, y atentos simultáneamente a la
comunicación, a la diseminación rizomática y al arraigo, el des
afío es la resistencia inteligente y responsable, y entonces insis
tir en la pregunta y el conocimiento, acompañados siempre de la
pasión de la alegría, que es la que aumenta nuestra potencia de
actuar (Spinozo).
Claro, esto es difícil, cuando vivimos a la intemperie de lo
injusticia y ante el borroso horizonte de las incertidumbres, que
tienden a desdibujar las alternativos e invadirnos de tristeza,
que es lo que disminuye nuestro potencia de actuar. Resistir con
inteligencia sabiendo estary con lo responsabilidad de ser, des
de tiempos inmemoriales, guardianes de nuestros hermanos.
A manera de conclusión
J
forma, cae fuere de! campo de la moral autónoma, y termina j 73
siendo simplemente un objeto dentro de! campo jurídico, es de
cir, regulado socialmente.
Cuando la libertad -pura negatividad- se constituye como
sujeto cultural, mediando -siempre desde el imperio- los ava-
tares dei cuerpo, en su búsqueda del sujeto cultural, este pierde
su estructura comunicacional, y se refugia en la mera naturali
dad salvaje, primitiva, infantil y, encima, siempre peligrosa.
Extraña cultura la nuestra, que no puede relacionar el nom
bre propio, ei que la historia constituye como identidad de cada
uno, con la individualidad corporal, innominada, de fuerzas na
turales. En este modelo, que es por eso de “negatividad” , el
cuerpo queda definitivamente alejado, escindido, expulsado deí
nombre propio, de la historia personal, de la identidad social y
cultural.
£1 malestar para la cultura está aquí llevado a su paroxismo:
la contradicción. El ideal cultural se convierte en un “reino de fi
nes en sí", en una comunidad ideal de hablantes racionales, no
trabados por los destinos pulsionales, en su intento de dialogor
y de consensuar racionalmente lo que hace falta para convivir
socialmente sin "sorpresas” , sin "desbordes”, sin que lo "otro”
(lo natural y vital) interfiera en los grandes y puros ideales de la
libertad, decididamente monopolizadora de la subjetividad cul
tural. Por eso el modelo es claro: espiritualizarla cultura, liberar
las necesidades naturales incontrolables y asegurar así un ejer
cicio de lo autonomía sin trabas.
El cuerpo no comunica, sino que opaca todo intento de rela
cionarse racionalmente con los otros, y esto es determinante pora
el accionar de los políticos en la fundación del estado y de la so
ciedad jurídicamente ordenada. Sólo que lo reprimido retorna.
El cuerpo es malestar en la cultura simplemente porque la
naturalidad vital del olma es objeto del poder negador de la l¡-
bertod cuando está fuertemente altada con la subjetividad cul
tural. Pero, en definitiva, es malestar, porque el cuerpo se resis
te a ser natural, porque el instinto es en realidad pulsión, porque
la individualidad es ese extraño nudo comunicacionai que busca
h it k a ñ a í tncA i o í ta io ín iio a o c o c ím t i \ c a h t v io 3
4 formación docente
í
E H T tA Ñ A i iriC A S O t LA B O C fitt | C J ^ T íf lO 4
S cfr C.Cullen: lo educación como mediación normativa. Notas sobre las relaciones de
¡o educación can lo ética/ lo política, en ETNICA (Univ.Québec á Rimoushi) vol.9 (1997)
rro.2, tomo ll, pp 225-252. Aparecido también en en E.T.José- K J. Palacios (comp)
formación é u co y ciudadano. Universidad Nacional de Salta, 1998, pp. 103-150.
te "otro", que aparece en la singularidad cei deseo de cprender, j 83
y en lo estrictamente "de cualquiera", que aparece en la publi
cidad del poder de enseñar.
6 los reflexiones de Foucoult sobre lo microfísico del poder, o partir de su alianza con el
saber y ciertas prácticas profesionales, apunta en esta dirección.
fHTW AÜAt ÍT 'C A i C i IA tD fN X tO A D O O C É H U \ C A » tT U iC 4
14 Sin duda que esto tiene que ver con la llamada "falaclo naturalista", pero nótese que
no nos referimos solamente ol deber ser, sino también deseor ser. Reducir el deseo a unu
inclinación natural es lo voriable más octual de la falacia noturolista (que trasciende,
en mucho, las conocidos formulaciones de Hume).
15 Hemos avanzado en esta Ideo de un "pluralismo positivo" en varios trabajos recien
tes. Cfr.C.Cullen: Reconocimiento? pluralismo. 61 lugar del otro en la formación del su
je to motoI, Actas, XIV Congreso interamericono de filosofía, Puebla, México, 1999, y
Ciudadanía? educación, ponencia presentada en los VJornadas nocionales de é tic a ? III
er. Congreso interdisciphnario de ética aplicada, y que en una versión corregido y au
mentado será publicada en el número 7 (en prensa) de Cuadernos de Pedagogía, Rosario.
Lo ética es enseñable, porque hay razones pora la conviven- 91
u
ÍNTHAÑAi ttrCAS D t IA ICtHTtOAO O O C tU Jt | C A ^ fJlO 4
19 Un resumen condensado del debote puede verse en C.Cullen: £/debate ético conten »-
poráneo, en /toritos, Revista de la focuttad de Ciencias Económicas UBA, Bs.As., nro.é,
1998, pp. 26-32.
20 Un debate ejemplar sobre este tema del ámbito de lo público para argumentar ética
y políticamente lo ofrece la ‘'polémica” entre Habernos y Rawls: j.Habermas/ J.Rowls:
Debate sobre e l liberalismo político, Barcelono, ICE-Roidós. 1998. Las relaciones de la
educación con el “espacio público" es una constonte en nuestro propia producción.
Cfr.C. Cullen: Crítica de las Ratones de (ducar, Bs.As., Raidos, 1997 y Autonomía Moral,
Participación democrática y Cuidado del otro, Bs.As., Ediciones Novedades Educativas,
199 (2da.edición aumentada).
inn jtü xs ( ticas ot ia io ik t í Oao d o c íh t i | CAtínno 4
3. A manera de conclusión:
la necesidad de saberes específicos
Pertenencia e identidad
Un primer problema tiene que ver con lo que subyace al con
cepto de cíudodanía en tanto espacio público de la pertenencia
a una sociedad determinada. Las formas de esta pertenencia,
ligadas a la constitución de las identidades sociales, se dan, ha
bitualmente, cercadas y normadas por supuestas jerarquías na
turales, legitimadas por tradiciones y costumbres, y fuertemen
te vigiladas por el poder constituido para mantenerlas vigentes.
tíanía, Bs.As., Stetla-Lo Crujía, 2087, pp. 7-30 y Perfiles ético-políticos de ta educación,
Bs.As., Raidos, 2003.
fM ttAÑ AS tTK A S D F ¿A t t X t t T W D O O C tN Tt | CAPITULO $
A u t o n o m í a y li b e r t a d
Un segundo problema tiene que ver con lo que subyace Ql
concepto de ciudadanía como espacio público generado desde
la no pertenencia a una sociedad determinada, desde un "esta**
do de naturaleza, pre-social” , constituido por personas morales
autónomas, las cuales aceptan principios que regulen la convi-
vencia. Es decir estas persona morales autónomas son las auto
ras del texto del pacto social y las constructoras de su escena
rio, el espacio público. Aquellos en quienes se delega el poder
por el pacto son, como dice Hobbes, actores o intérpretes de ese
texto y en ese escenario. El tema acá es qué pasa con la libertad
y la igualdad, que define ese nderecho natural pre-sociaiM.
Paradigmáticamente podemos referir aquí lo que se pone en
juego en tres modelos fuertes del pacto social (Hobbes, Locke,
Rousseau). En los tres casos la ciudadanía es el resultado de un
pacto de individuos iguales y libres, aparentemente sin ninguna
pertenencia a una sociedad determinada, y que hacen el con
trato justamente para preservar la igualdad y la libertad. Si bien
el intento es desprenderse de las pertenencias a un orden jerár
quico, natural o social, determinante de las identidades, es in
teresante, sin embargo, ver cómo solapadamente aparecen los
temas ligados a la identidad social y a la pertenencia, creando
nuevas jerarquizaciones postcontractuales.
Evitar (a guerra de todos contra todos, o defender la vida de
cada uno, como condición de posibilidad del ejercicio real de la
libertad e igualdad, obliga, como dice Altini, a "fabricar la so
beranía", con esa paradoja de estar incluidos como excluidos
potenciales, o bien de conservar la libertad siendo súbditos. La
identidad social se forma desde la pertenencia a una soberanía
territorial y a un orden interno en las relaciones de la conviven
cia (lo que terminará siendo la "defensa nacional”)
Evitar el robo de lo propio, producto del trabajo, o defender
la propiedad privada, como, simultáneamente, condición de po-
sibilidac y resultado del ejercicio real de la libertad e igualdad, 107
obliga a someterse al “fetichismo de la mercancía" (Marx), con
esc paradoja de e sta ' inclu das como excluidos, o a jto -reali*
zarse alienándose, parque el trabaja se convierte en un valor de
cambio. La identidad social se forma ahora de ccuerdo a las le
yes del mercadoy la pertenencia es aúna clase social.
Evitar el despoyo de la dignidad, que es igual en todos, o de
fender la libertad de cada uno, como condición de posibilidad de
una convivencia entre identidades dif erentes, obliga al dilema del
"consenso superpuesto" (Rawls) o la "lucha por el reconocimien
to". La identidad social se forma ahora en la estricta esfera de lo
privado o bien en las luchas reivindicatorías de los diferentes.
Sin duda que en estos planteos "modernos" (con sus res
pectivas reconstrucciones hoy día, tipo Rawls o Habermas*) el
gran valor en juego es pensar la ciudadanía ligoda o la libertad y
la autonomía moral, y es lo que queda como central en esta se
gunda escena del relato. £1 problema radica en los costos de esta
autonomía, que fácilmente puede ligarse a la indiferencia, y, a
la larga, no poder sostener la igualdad, o bien su posible oculta-
miento del disciplinamiento de la singularidad y la diferencia,
que a la larga no puede sostener la libertad.
El desafío educativo es formar ciudadanos autónomos, pero
donde la autonomía sea el resultado mas el proceso de una lu
cha por el reconocimiento, y no un postulado abstracto, que ha
legitimado muchas veces la exclusión del diferente, porque se
supone que el otro no es razonable o no usa bien su rozón. De lo
que se trota es de resistir a un mero pluralismo de tolerantes e
introducir el tema del reconocimiento y del aprendizaje mutuo,
la tolerancia es el umbral mínimo de lo convivencia justa, pero
no se sostiene sin lucho por el reconocimiento y sin aprendizaje
mutuo.9
9 Cfr. J.Rawls: Teoría d e la Justicia, México, fCf, 1997 (3°) y (I liberalismo político, Mé
xico, FCE, 1995 y J. Habermos: Teoría de la acción comunicativo, Madrid, Grupo Sontrllo*
n o ,1987.
tNTWÁÜAS (T KA S Ot tA IDtMTtOAD O O C f t n | C é H 'it t O $
Vulnerabilidad# responsabilidad
En la escena contemporánea la ciudadanía no sólo se ve pre
sionada por el problema de la pertenencia, el de la autonomía y
el dei cuidado de sí mismo, sino que hay algo que finalmente jus
tifica el valor ético de la ciudadanía. Se trota de la responsabili
dad, que es previo a toda pertenencia, toda autonomía y todo
cuidado de sí, y, ol mismo tiempo, es lo que las hace justas.
La responsabilidad la tomamos aquí en el sentido peculiar
que le da E.Levinas: se trata de lo que se constituye como "pre
vio" a toda pertenencia, o todo autonomía, a todo cuidado de
sí, como un más olla de la esencia u otro modo de ser: es la inter
pelación del otro en cuanto otro la que nos constituye en res
ponsables, simplemente desde siempre (un pasado inmemorial,
dice Levinas) y que abre el espacio del sí o del no, de la acogida o
de la dominación. En sentido estricto esta es la dimensión ética de
la ciudadanía, que nos permite resignificar pertenencias, auto
nomías y cuidados de sí. Se troto de lo justicia previa a toda com
prensión de la justicio como "legalidad” (Aristóteles) o como
equidad (Rawls) o como ese hablar con los fantasmas que des
quicia todo presente vivo (Oerrida). E$ que la ética precede a la
ontología, como la ontología precede a lo metafísica, y la m eta
física precede a la mera experiencia. Por eso, la política viene
después, dice levinas, significando con esto que es la ética,
como responsabilidad que genera la interpelación del otro, la
I H T íA Ü A i tT$CAS O t I A ICfflTID A O OQ CfM Tf | CAPf*UlQ $
A manera de conclusión:
formación ciudadana entre la memoria y la utopía
1 En (os dos primeros capítulos de este libro señalo los "fenómenos esenciales” de esta
crisis y alternativas de comprensión y sus consecuencias para plantear el problema
educativo.
2 Cfr., entreoíros,. Le Boterfensuobrade 1994 "Oe la Compétence" - (ssat sur un attrac-
teur éttonge‘’ Colardyn. "¿agestión des compétences''-PUF, París, 1996, Zabalto, M.A. en:
"Competencias docentes de/profesoradouniversitario "(2003)-Marcea-Barcelona.
O t T t A Ñ A S (T IC A S O f I A l O I N T t M O O C C fltfT | C A P 'T V t O 6
5 Es cloro que hago uno referencia o tas obras principales de Paulo Freire.
ó Alusión a lo llamada “homología" de Oerrida.
7 Cfr.E. Dussel: Etica de la liberación en tiempos de la globalitoción, Madrid, Trotto,
2004.
fU T tá Ñ A i iTICAS O t M lOtSTIOAD O O C tN ti \ CAPÍTULO 6
A manera de conclusión
8 Rodlfo Kusch definición a la filosofía, justamente, "como uno culturo que encuentra
su sujeto”. Cfr. Geocultura del hombre americano, Buenos Aires, García Cambeiro,
1976, p. 123.
Son saberes que aumentan nuestra potencio de actuar, nos 12S
hacen mas libres y permiten liberar alternativas de una hu
manidad incluyente.
- que las competencias se justifican desde algo anterior a
cualquiera de ellas, que es la responsabilidad, en el sen
tido levinasiano de la vulnerabilidad o lo interpelación
del otro en cuanto otro. Porque actuar es siempre una
respuesta la interpelación del otro. Somos desde siempre
guardianes de nuestros hermanos, vulnerables a su inter
pelación, y por lo mismo responsables de su inclusión.
¿Seremos capaces de resignificar la competencias desde los
saberes productores de inclusividad? Esto quiere decir, ¿sere
mos capaces de enseñar resistiendo con inteligencia responsa
ble a todos los máscaras de la exclusión?
Situemos el pensamiento, aumentemos lo potencio de ac
tuar, seoroos responsables. Entonces enseñar por competencias
incluirá, necesariamente, saberes productores de inclusividad
social, y seguiremos con la educación apostando con esperanza a
una mayor justicia. Porque en definitiva "resistimos con inteli
gencia responsable".
Los obstáculos éticos en el
7 marco de la investigación
educativa
A propósito de los valores éticos en el marco
de la investigación educativa1