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BLOQUE B – Elija y responda solo una de las siguientes preguntas (puntaje máximo de 10

puntos).
1. Explique las formas particulares del proceso de construcción de un orden político y
de gobierno en las colonias inglesas en Norteamérica y el Caribe. Analice las coyunturas
políticas, culturales y sociales existentes en la metrópolis en los momentos iniciales de cada
uno de estos procesos en los nuevos territorios, el perfil y dinámicas sociales entre los
colonos que se establecen en estas zonas, las instituciones y tradiciones políticas que se
construyen de cara a la relación con Inglaterra y el propio gobierno colonial, así como los
momentos de madurez y conflicto que asoman en el s. XVIII.
Incluya referencias históricas en su explicación e incorpore ideas y discusiones planteadas
en los textos de Whiting y Greene, entre otros.

Respuesta:
A diferencia de las demás formas de administración monárquica y, por tanto, colonial, la
corona inglesa no mantenía el control absoluto. Desde mediados del siglo XVII, el
momento en que la colonización norteamericana toma forma concreta, la importancia
central en las pautas del modelo de colonización recae en el parlamento inglés. La
trayectoria histórica de Inglaterra se da, en el plano de la política, en la disputa entre el
poder monárquico absoluto y la representación civil en el parlamento. Así, por ejemplo, en
1689, mediante el English Bill of Rights, se limita el poder real. Con esto, el parlamento se
posiciona como el principal actor político que permite la postulación de leyes e impuestos.
Las Trece Colonias se entiende como parte de este proceso de reforma política de la
monarquía inglesa. Por otro lado, otro evento importante es la aplicación de las Acatas de
Navegación, las cuales, postuladas durante la década de 1650, delimita el control y
regulación del comercio atlántico. En todos los casos de las colonias norteamericanas, la
administración de las colonias admite la intensa y activa participación de los propios
colonos. Esta participación tomará fuerza conforme los colonos adquieren poder
económico, cuando se convierten en propietarios y cuando participan, además de las
actividades agropecuarias, en actividades productivas de estilo “industrial”. Esto sucede en
el siglo XVII y sobre todo en todo el siglo XVIII.

La administración de las colonias norteamericanas refleja el sistema político monárquico en


Inglaterra. Cada colonia tiene un Gobernador Real, el cual representa la monarquía. Este se
encarga de dar las pautas del funcionamiento de la política comercial imperial. Se
preocupa, además, que las leyes que se aprueban en el parlamento se puedan cumplir;
regulan que la comercialización se de según las pautas del parlamento y que se cumpla con
el pago de impuestos. Tiene también el derecho a veto. En la administración colonial
también existía el Consejo. Este estaba compuesto por 12 personas, nombrados por el
Gobernador – aunque esta dinámica, como se desarrollará mas adelante, tendrá diferencias
entre las colonias. Se encarga de la administración de justicia y tiene también una función
de asesoría y apoyo al gobernador, sobre todo cuando se produce una vacancia. Es un grupo
cercano al gobernador; tiene mucha influencia en el gobierno y la adopción de medidas. Por
otro lado, y de forma mayor participación civil, está la Asamblea o Casa de representantes.
En este espacio se sentía la influencia de colonos propietarios más ricos. En esta entidad,
además, se toman medidas para el funcionamiento y administración del gobierno de la
colonia y su funcionamiento interno. Aunque de forma parcial, la Casa de representantes
sigue la lógica de representatividad civil del sistema de gobierno inglés. Cumplen una gran
variedad de funciones: aprueban impuestos internos a cobrarse; delimitan los salarios de los
cargos de gobierno en las colonias; discuten las leyes y aspectos judiciales de estas leyes
que serán aplicadas por los jueces locales e incluso se discuten temas religiosos, aprueban,
por ejemplo, las actas de tolerancias religiosas. Estas Casas de representantes funcionan
desde un momento temprano de la colonia; se observan, por ejemplo, la House of
Burgesses (Virginia 1619) y Mayflower Compact (Massachusetts, 1620).

El funcionamiento de este sistema administrativo colonial se efectúa de forma distinta entre


las colonias, según su calidad. Lo que las diferencian es la capacidad de decisión de la
colonia sobre le nombramiento del gobernador real o la composición del consejo. En las
colonias reales, como Virginia, el gobernador real es nombrado por la corona y tendrá
decisión sobre el nombramiento de los 12 consejeros. En el caso de las colonias que surgen
a través de las compañías comerciales o las colonias propietarias que devienen en las
colonias intermedias, el panorama cambia. En estas, son las propias colonias quienes eligen
a su gobernador mediante una serie de pautas establecidas por el Parlamente inglés. Lo
mismo con los 12 consejeros. Conforme avanza el siglo XVI y en el siglo XVIII, estos
colonos se constituyen en grupos locales de gran poder económico y empiezan a participar
en actividades económicas distintas a las acostumbradas. Participan, con esto, en el
comercio con las colonias inglesas, francesas y españolas en el Caribe. El gran crecimiento
demográfico es relejo del éxito del funcionamiento de la economía colonial: de 50mil en
1640s a 250mil en 1700s y 2.1 millones en 1760, aunque más de 500mil son
afrodescendientes, gran parte en condición de esclavitud.

Las condiciones particulares del sistema político y administrativo en las colonias inglesas
de Norteamérica permitieron que la Revolución de las Trece Colonias no tuviera el carácter
de auto-realización del pueblo, como menciona Greene. La gran autonomía administrativa
de las colonias complicó la posibilidad de gobernación colonial jerarquizada a favor de la
metrópoli. Más bien, la administración colonial, según Greene, se trataba de una especie de
adhesión “consensuada” a la monarquía inglesa. Es decir, la gobernación imperial sobre las
colonias norteamericanas no fue una imposición. Por el contrario: se trató de la aceptación
de la autoridad imperial debido a los beneficios que esta traía, como la protección de la
propiedad privada por el sistema político y legal inglés. Otro factor importante que provocó
esta particularidad en las Guerras de Independencia de Norteamérica es la población
altamente homogénea y con bajares estándares de pobreza. Al final, como menciona
Greene, los motivos materiales de la Revolución Norteamericana no descansan en tensiones
internas; por el contrario, se deriva de la aplicación de políticas imperiales autoritarias y
centralizadas que buscaban aprovecharse estratégicamente del crecimiento económico de
las colonias norteamericanas. Es decir, el proceso revolucionario inicia en el mismo
Imperio Británico.

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