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Domingo 14 Enero 2024

Enseñanza: La disciplina, la paz y el Discipulado.


Referencia
“La Vida Disciplinada” de Richard Shelley Taylor, Editorial Betania. 1979.
Capítulo 6 – “Como ser una persona Disciplinada”. Sección “Una Filosofía del Discipulado”
Pag.118
Introducción:
2 Timoteo 2:3 “Tu, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. (a)
1 Pedro 4:12 “No se sorprendan por las pruebas de fuego que están atravesando, como si algo
extraño les sucediera”. (b)
Juan 16:33 “Sólo en Jesús está la Paz. En el mundo tendremos pruebas y tristezas; pero anímense,
Jesucristo ha vencido al mundo”. (c)
Juan 17:14 “El mundo (nos) odia, porque no pertenecemos al mundo”. (d)
Juan 15:19 “Somos elegidos para salir del mundo, por eso el mundo nos odia”. (e)
Abstracto:
La Palabra de nuestro Dios no esconde las aflicciones de la vida, por el contrario, es muy clara al
resaltar que estas sin inevitables. No se trata de una vida masoquista, como tampoco es la
resignación a circunstancias negativas que podemos estar viviendo, muchas veces como
consecuencias de nuestras propias decisiones. Hacer este aparte es necesario, ya que mucho de lo
que padecemos, realmente es el fruto de nuestras acciones pasadas, de forma directa o colateral y no
una maquinación diabólica armando un complot para destruirnos.
El maligno ciertamente está en esa tarea de buscar erosionar nuestra fe y nuestra relación con Dios,
pero somos nosotros los que damos cabida a sus planes e influencia.
En la época de Pablo y Timoteo, la vida cotidiana no tenía las comodidades de ahora, y solo basta
con hacer una comparación del día a día de la modernidad con el escenario en los años que se
escribieron las cartas del Nuevo Testamento para ver el salto increíble que ha dado la humanidad en
pro de mejorar las condiciones de comodidad de vida estándar. Considerado eso, ¿a qué se refieren
los autores bíblicos cuando dicen: “sufre penalidades”?
Tomemos en cuenta lo cotidiano. En esa época no había agua potable canalizada por tuberías hasta
los hogares, así que era completamente normal tener que ir a buscar en un pozo en una cubeta algo
del preciado líquido.
No había tampoco electricidad, por ende, carecían de posibilidades de tener sistemas de
refrigeración, iluminación artificial con bombillos, aires acondicionados o calefacción, y ni hablar
de todo el espectro tecnológico, que hoy damos por sentado pero que es completamente dependiente
del elemento energético para poder funcionar.
Sigamos analizando. Las condiciones en todos los aspectos de la vida cotidiana eran ampliamente
diferentes de la manera en que se vive hoy, gracias a la investigación y a la tecnología, se han
desarrollado mecanismos para que el confort con el que vivamos sea muy elevado, tomando en
consideración la forma en la que tuvieron que lidiar con los elementos y la existencia las
generaciones anteriores a los años 1950.
De vuelta a la pegunta, las penalidades a las que se refieren los textos Bíblicos van más allá de los
padecimientos de lo cotidiano. Hay un elemento en común en los contextos de los diferentes textos
enunciados en la introducción. La razón o justificación argumentativa de ese sufrimiento es clara,
no se debe a las cosas cotidianas de la existencia, ya que estas están predefinidas como condición
misma de la existencia, es decir, son parte de vivir, no son opcionales, aunque si pueden llegar a ser
solventables o en muchos casos evitables o minimizables.
¿Entonces a qué se debe? Vayamos a los textos.
(a) Pablo expresa como debido a la predicación del evangelio, sufre y está preso (v9), por lo
que está dispuesto a soportar cualquier cosa con tal de ser de bendición a los que Dios ha
elegido. Entonces el contexto de “soldado” apunta a una vida que se compara a un campo
de batalla en todas sus dimensiones: espiritual, emocional, intelectual, carnal. Luego a partir
del v20 se detalla el proceso.
(b) Pedro hace clara alusión al sufrimiento por la causa de Cristo. Incluso en el v15 nos
advierte de sufrir por pecar, en claro enfoque a que los padecimientos que habla la Palabra
están relacionados que la vida de Fe que se nos pide que tengamos.
Vemos entonces como estos cambios hacia mejorar las condiciones de vida hacia el confort y la
comodidad han impactado la cultura de vida actual, generando que en esta época se acepte como la
norma tener lujos de todo tipo, incluso que se cataloguen en muchos casos como una necesidad. Se
busca y apuntan los esfuerzos en tener un hogar lleno de comodidades, conducir el mejor carro
posible, tener educación de calidad, tecnología de punta, planes de ahorro para la vejez, comida
abundante, atuendos elegantes, y demás consideraciones hacia el confort, que por lo general un
adulto promedio ha sido condicionado severamente a una vida suave y totalmente incapaz de lidiar
con situaciones que hoy día se consideran rurales e incivilizadas. Imagínense a una persona bajo
esta prerrogativa saliendo a hacer misiones en una tribu indígena del Amazonas donde no hay
ninguno de estos elementos orientados a mejorar las tareas más básicas del día a día, como encender
el fuego, comer elementos crudos sin posibilidad de esterilización y sanitización, ingerir agua que
no ha sido filtrada y mineralizada, carecer de señal en el smartphone y dormir en el piso. Por eso
hay un dicho que dice que “cuando se prepara demasiado el nido, las aguiluchas no vuelan”.
Sólo hay un antídoto contra las blandas tendencias de una vida llena de comodidades: Una estricta
vida de Disciplina, basada en el fundamento inamovible de una experiencia de Santificación. Eso
está claramente referenciado y cimentado en la Biblia en un mandato dado a nosotros por el
mismísimo Jesucristo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame” (Marcos 8:34). Este versículo no lleva a premisas muy importantes que tenemos que
entender que derivan de este mandato.

I - Usted debe ser completamente santificado.


Esto implica estar tan completamente muerto al mundo, tan completamente muerto a uno mismo,
tan completamente inmerso en una cosmovisión de vida, moral y valores donde se integren los
elementos de visión y misión del Reino de Dios, tan conectado en una relación de amistad,
intimidad, confianza, dependencia, reverencia y temor con nuestro Creador, Padre y Amigo que no
estaremos desordenadamente atados a ninguna cosa material o creada, a ninguna corriente de
pensamiento o filosofía humana, a ningún patrón de comportamiento o vinculados con ninguna
deidad espiritual.
Haremos especial énfasis en este párrafo en los elementos materiales y en la cultura del poseer. Este
es un hueso duro de roer para el hombre natural, ya que es normal preocuparse por lo que los bienes
nos ofrecen en términos de calidad de vida y posibilidades, incluso de llegar al punto de medirnos
en base a nuestro poder adquisitivo para la mayoría de las decisiones que tomamos. Acá lo
importante resaltar, que amén de que no estamos satanizando el poseer, primero debemos
preocuparnos y ocuparnos de conocer y obedecer la voluntad de Dios.
Cuando Jesucristo dijo en Lucas 12:15 “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los
bienes que posee”, está expresando una verdad que tiene que estar tatuada en nuestras mentes y
corazón, que debemos que entender que es real, y no solo una expresión que usamos para minimizar
nuestras carencias o justificar nuestra mediocridad.
De hecho, no hay ningún problema en el poseer algunas o muchas cosas, pero es importante
aprender que en ellas no radica nuestro bienestar y que, según la premisa bíblica, podemos vivir
bien y gozosos sin ellas, todo esto entendiendo siempre que lo que hagamos debe hallarse en el
corazón de Dios.
Para ello, es bueno que podamos responder estas preguntas en relación con el poseer.
A.- ¿el poseer será demasiado costoso?
No estamos haciendo referencia a un valor monetario. De hecho, este pudiera ser el menor costo.
Pero si en la carrera por el tener, socavo mi salud, si mi alma o mi carne llega a tener hambre del
mundo y lo que ofrece, si se descuida la vida espiritual y la vida de iglesia, si se arriesga la
economía familiar o se desorganiza la misma por la ansiedad, el estrés o el esfuerzo de poseer,
entonces el resultado no justifica el costo.
“Mas vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu”
Eclesiastés 4:6
B.- ¿Habrá logros que hagan que la familia esté más íntimamente unida y que las personas en mi
entorno sean mejores?
Los logros pueden ser espirituales, culturales, estratégicos para la expansión del Reino.
La familia puede ser tanto la familia del Reino como la sanguínea.
Por ejemplo, si se adquiere un equipo de sonido, éste puede ser usado para amenizar una fiesta o
para un servicio de la Iglesia.

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