Enseñanza: La disciplina, la paz y el Discipulado.
Referencia “La Vida Disciplinada” de Richard Shelley Taylor, Editorial Betania. 1979. Capítulo 6 – “Como ser una persona Disciplinada”. Sección “Una Filosofía del Discipulado” Pag.118 Introducción: 2 Timoteo 2:3 “Tu, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. (a) 1 Pedro 4:12 “No se sorprendan por las pruebas de fuego que están atravesando, como si algo extraño les sucediera”. (b) Juan 16:33 “Sólo en Jesús está la Paz. En el mundo tendremos pruebas y tristezas; pero anímense, Jesucristo ha vencido al mundo”. (c) Juan 17:14 “El mundo (nos) odia, porque no pertenecemos al mundo”. (d) Juan 15:19 “Somos elegidos para salir del mundo, por eso el mundo nos odia”. (e) Abstracto: La Palabra de nuestro Dios no esconde las aflicciones de la vida, por el contrario, es muy clara al resaltar que estas sin inevitables. No se trata de una vida masoquista, como tampoco es la resignación a circunstancias negativas que podemos estar viviendo, muchas veces como consecuencias de nuestras propias decisiones. Hacer este aparte es necesario, ya que mucho de lo que padecemos, realmente es el fruto de nuestras acciones pasadas, de forma directa o colateral y no una maquinación diabólica armando un complot para destruirnos. El maligno ciertamente está en esa tarea de buscar erosionar nuestra fe y nuestra relación con Dios, pero somos nosotros los que damos cabida a sus planes e influencia. En la época de Pablo y Timoteo, la vida cotidiana no tenía las comodidades de ahora, y solo basta con hacer una comparación del día a día de la modernidad con el escenario en los años que se escribieron las cartas del Nuevo Testamento para ver el salto increíble que ha dado la humanidad en pro de mejorar las condiciones de comodidad de vida estándar. Considerado eso, ¿a qué se refieren los autores bíblicos cuando dicen: “sufre penalidades”? Tomemos en cuenta lo cotidiano. En esa época no había agua potable canalizada por tuberías hasta los hogares, así que era completamente normal tener que ir a buscar en un pozo en una cubeta algo del preciado líquido. No había tampoco electricidad, por ende, carecían de posibilidades de tener sistemas de refrigeración, iluminación artificial con bombillos, aires acondicionados o calefacción, y ni hablar de todo el espectro tecnológico, que hoy damos por sentado pero que es completamente dependiente del elemento energético para poder funcionar. Sigamos analizando. Las condiciones en todos los aspectos de la vida cotidiana eran ampliamente diferentes de la manera en que se vive hoy, gracias a la investigación y a la tecnología, se han desarrollado mecanismos para que el confort con el que vivamos sea muy elevado, tomando en consideración la forma en la que tuvieron que lidiar con los elementos y la existencia las generaciones anteriores a los años 1950. De vuelta a la pegunta, las penalidades a las que se refieren los textos Bíblicos van más allá de los padecimientos de lo cotidiano. Hay un elemento en común en los contextos de los diferentes textos enunciados en la introducción. La razón o justificación argumentativa de ese sufrimiento es clara, no se debe a las cosas cotidianas de la existencia, ya que estas están predefinidas como condición misma de la existencia, es decir, son parte de vivir, no son opcionales, aunque si pueden llegar a ser solventables o en muchos casos evitables o minimizables. ¿Entonces a qué se debe? Vayamos a los textos. (a) Pablo expresa como debido a la predicación del evangelio, sufre y está preso (v9), por lo que está dispuesto a soportar cualquier cosa con tal de ser de bendición a los que Dios ha elegido. Entonces el contexto de “soldado” apunta a una vida que se compara a un campo de batalla en todas sus dimensiones: espiritual, emocional, intelectual, carnal. Luego a partir del v20 se detalla el proceso. (b) Pedro hace clara alusión al sufrimiento por la causa de Cristo. Incluso en el v15 nos advierte de sufrir por pecar, en claro enfoque a que los padecimientos que habla la Palabra están relacionados que la vida de Fe que se nos pide que tengamos. Vemos entonces como estos cambios hacia mejorar las condiciones de vida hacia el confort y la comodidad han impactado la cultura de vida actual, generando que en esta época se acepte como la norma tener lujos de todo tipo, incluso que se cataloguen en muchos casos como una necesidad. Se busca y apuntan los esfuerzos en tener un hogar lleno de comodidades, conducir el mejor carro posible, tener educación de calidad, tecnología de punta, planes de ahorro para la vejez, comida abundante, atuendos elegantes, y demás consideraciones hacia el confort, que por lo general un adulto promedio ha sido condicionado severamente a una vida suave y totalmente incapaz de lidiar con situaciones que hoy día se consideran rurales e incivilizadas. Imagínense a una persona bajo esta prerrogativa saliendo a hacer misiones en una tribu indígena del Amazonas donde no hay ninguno de estos elementos orientados a mejorar las tareas más básicas del día a día, como encender el fuego, comer elementos crudos sin posibilidad de esterilización y sanitización, ingerir agua que no ha sido filtrada y mineralizada, carecer de señal en el smartphone y dormir en el piso. Por eso hay un dicho que dice que “cuando se prepara demasiado el nido, las aguiluchas no vuelan”. Sólo hay un antídoto contra las blandas tendencias de una vida llena de comodidades: Una estricta vida de Disciplina, basada en el fundamento inamovible de una experiencia de Santificación. Eso está claramente referenciado y cimentado en la Biblia en un mandato dado a nosotros por el mismísimo Jesucristo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Marcos 8:34). Este versículo no lleva a premisas muy importantes que tenemos que entender que derivan de este mandato.
I - Usted debe ser completamente santificado.
Esto implica estar tan completamente muerto al mundo, tan completamente muerto a uno mismo, tan completamente inmerso en una cosmovisión de vida, moral y valores donde se integren los elementos de visión y misión del Reino de Dios, tan conectado en una relación de amistad, intimidad, confianza, dependencia, reverencia y temor con nuestro Creador, Padre y Amigo que no estaremos desordenadamente atados a ninguna cosa material o creada, a ninguna corriente de pensamiento o filosofía humana, a ningún patrón de comportamiento o vinculados con ninguna deidad espiritual. Haremos especial énfasis en este párrafo en los elementos materiales y en la cultura del poseer. Este es un hueso duro de roer para el hombre natural, ya que es normal preocuparse por lo que los bienes nos ofrecen en términos de calidad de vida y posibilidades, incluso de llegar al punto de medirnos en base a nuestro poder adquisitivo para la mayoría de las decisiones que tomamos. Acá lo importante resaltar, que amén de que no estamos satanizando el poseer, primero debemos preocuparnos y ocuparnos de conocer y obedecer la voluntad de Dios. Cuando Jesucristo dijo en Lucas 12:15 “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”, está expresando una verdad que tiene que estar tatuada en nuestras mentes y corazón, que debemos que entender que es real, y no solo una expresión que usamos para minimizar nuestras carencias o justificar nuestra mediocridad. De hecho, no hay ningún problema en el poseer algunas o muchas cosas, pero es importante aprender que en ellas no radica nuestro bienestar y que, según la premisa bíblica, podemos vivir bien y gozosos sin ellas, todo esto entendiendo siempre que lo que hagamos debe hallarse en el corazón de Dios. Para ello, es bueno que podamos responder estas preguntas en relación con el poseer. A.- ¿el poseer será demasiado costoso? No estamos haciendo referencia a un valor monetario. De hecho, este pudiera ser el menor costo. Pero si en la carrera por el tener, socavo mi salud, si mi alma o mi carne llega a tener hambre del mundo y lo que ofrece, si se descuida la vida espiritual y la vida de iglesia, si se arriesga la economía familiar o se desorganiza la misma por la ansiedad, el estrés o el esfuerzo de poseer, entonces el resultado no justifica el costo. “Mas vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu” Eclesiastés 4:6 B.- ¿Habrá logros que hagan que la familia esté más íntimamente unida y que las personas en mi entorno sean mejores? Los logros pueden ser espirituales, culturales, estratégicos para la expansión del Reino. La familia puede ser tanto la familia del Reino como la sanguínea. Por ejemplo, si se adquiere un equipo de sonido, éste puede ser usado para amenizar una fiesta o para un servicio de la Iglesia.