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— 1 Pedro 4:10 —

LA MAYORDOMÍA: EL PLAN DIVINO DE LA ECONOMÍA DE DIOS

Introducción:
La mayordomía es una de las disciplinas espirituales casi olvidadas y menos ejercitada en la vida
del creyente. Muchos piensan erróneamente que mayordomía solo tiene que ver con dinero—finanzas,
sin embargo; la mayordomía tiene que ver con todo lo que es la Vida Cristiana.
Vivimos en una sociedad de contrastes. Por un lado, es muy posesiva. Como seres humanos, nos
desenvolvemos en medio de costumbres, hábitos y tendencias que van desplazando los buenos
principios y valores que debiéramos tener en la vida. Y una mala tendencia que a través de las épocas
ha sido muy dañina en el hombre es vivir creyendo que todo le pertenece, pero la mayordomía nos
enseña a través de las Escritura que Todo es de Dios. El otro contraste de la sociedad es que vive en
“sus afanes”—en muchos y diversos descuidos, y por sobre todos ellos el descuido espiritual. Cristo
dijo en Mateo 16:26 “¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”. Es
por ello que el tema de la Mayordomía es de suma importancia en la vida del hombre, y más en
nosotros como cristianos. Somos una generación de creyentes que ha caído en muchos descuidos en
todas las áreas de la vida. Hoy en día, cristianos han perdido pisada en donde deberían estar siempre
alerta, despiertos. La Mayordomía es ese llamado urgente a velar y no descuidar lo que Dios en Su
Gracia nos ha dado en la vida. Porque todos, incrédulos y creyentes; un día compareceremos ante el
Dueño de Todo.
A través de esta disciplina espiritual, como lo es la Mayordomía, el Señor nos llama a ser cristianos
diligentes, que seamos capaces de vigilar y estar al alba en cada área de nuestra vida. Los descuidos
son trágicos. Producen dolor. Nos hacen vivir miserablemente. Es por ello que la Mayordomía es de
primordial importancia y necesidad en los creyentes.
¿QUÉ ES LA MAYORDOMÍA? Su término original es “OIKONOMÍA”, que significa
“administración de una casa”, y el término “mayordomo” llegó a significar “OIKONOMOS”, el
principal y el más importante de la casa. Todo esto tiene sus raíces en el establecimiento de la
esclavitud del siglo pasado. Así que, podemos decir que mayordomía es “administrar de manera
responsable la propiedad, los bienes y los recursos de otra persona a la cual se debe entregar
excelentes resultados”.— Génesis 39:2—6.
Hay TRES PRINCIPIOS y Verdades Clave en la Mayordomía Cristiana: 1— Que Dios es el Dueño
de todo, y nada es nuestro, y que aún nosotros mismos somos de Él (Salmo 24:1). 2— Que nosotros
somos solo administradores de lo que Dios nos ha confiado, y que a Él rendiremos cuenta un día
(Salmo 8). 3— Que lo que tenemos debemos administrarlo y usarlo para la gloria de Dios, y para
beneficio de los demás (1 Pedro 4:10).
Veamos algunos aspectos de la Mayordomía en la vida del cristiano.

1. Debemos ser buenos mayordomos de Dios—de Aquel que es el Dueño absoluto de todo
(Deuteronomio 8:11-18). En esencia, este capítulo es mayordomía pura. Dice: “Cuídate de no
olvidarte de Jehová tu Dios”. Se nos enseña y recuerda que Dios es primordial en la vida. No
podemos permitiros este descuido como cristianos. Sé buen mayordomo de Su temor, de Su
grandeza y Santidad, cuida tu reverencia ante Él—¡no descuides al Dios de toda gracia!

2. Debemos ser buenos mayordomos de la Salvación que Cristo nos dio (Hebreos 2:1-3). Lo que
Cristo vino a hacer a este mundo no fue cualquier misión. Lo que Él sufrió en aquella cruz no fue
cualquier acto. ¡El vino a morir para rescatarnos!, y lo hizo a través de “una salvación tan grande”.
Nosotros no podíamos hacer algo para salvarnos a sí mismos. Ya somos salvos en Cristo—cuida tu
salvación (Filipenses 2:12). ¡Ten temor! Muchos cristianos viven como si no fueran salvos.
Muchos cruzan los límites de la libertad que tiene en Cristo, y aún en eso; debe haber mayordomía
en la vida.

3. Debemos ser buenos mayordomos de nuestro testimonio (1 Pedro 3:15). Esta es un área muy
descuidada en la vida de muchos creyentes—no cuidan su testimonio. Dar testimonio es que
nuestra vida hable de lo que Jesús hizo en nosotros a otros. Vivimos tiempos donde la gente no
quiere oírnos; ¡quiere vernos! Pero todavía hay comportamientos y actitudes que ya no debieran
estar en nosotros. No podemos todavía desarraigar hábitos en la vida. “Que vean tu mayordomía”.

4. Debemos ser buenos mayordomos de la Doctrina que hemos creído (1 Timoteo 4:16). La doctrina
bíblica es la base cardinal de todo lo que creemos y por qué lo creemos. Eso es lo que nos lleva a
ser responsables en la vida. Es por eso la amonestación: “Ten cuidado”. Cuidar lo que creemos nos
mantendrá firmes y estables en la verdad (Efesios 4:14).

5. Debemos ser buenos mayordomos de la Iglesia en la cual el Señor nos ha puesto (1 Pedro 5:2,3).
Aquí entramos Pastores y Siervos de Dios, al igual que usted como congregación. “Apacentad” es
“proveer de cuidado”. Pastores; seamos mayordomos de la Iglesia. Cuidemos la congregación.
Hermanos, iglesia; cuidemos de los pastores que Dios nos ha dado. Seamos buenos mayordomos.

6. Debemos ser buenos mayordomos de la Palabra que Dios nos ha dejado (2 Pedro 1:19). Dice
aquí: “hacemos bien en estar atentos a la Escritura”. Esto es cuidar lo que la Palabra de Dios es
para nosotros; dice aquí Pedro: es luz y es seguridad. Nuestro deber es aprenderla, estudiarla,
memorizarla, practicarla y compartirla. No descuidemos este gran deber (2 Timoteo 3:14-17).

7. Debemos ser buenos mayordomos de la familia que Dios nos ha dado (Mateo 24:43). Aquí,
obviamente, se hace referencia al hombre como la cabeza del hogar. Él es que debe estar atento y
cuidar de su familia. Pero apliquemos aquí esto también: Padres; cuidemos a nuestros hijos.
Esposos; cuidemos a nuestras esposas. Esposas; cuidemos a nuestros esposos. Hijos, cuidemos a
nuestros padres. El verdadero cristianismo se ve en el hogar. Y una marca de ese cristianismo es la
mayordomía misma entre la misma familia. Y los cuidados son muchos y diversos entre la familia.

8. Debemos ser buenos mayordomos de nuestro propio crecimiento espiritual (2 Pedro 1:5-10).
“Poniendo toda diligencia”; “Procurad hacer”; “Haciendo estas cosas”—estas expresiones
implican “no te descuides”; y esto es mayordomía. Este deber de crecer en lo espiritual debiera ser
de todos los cristianos; para muchos no es así. Si el creyente no madura es por su propio descuido
espiritual. El resultado es que vemos muchos creyentes “ociosos y sin fruto” en sus vidas. Aquí es
donde la mayordomía hace su papel en nosotros—nos despierta a la madurez; al crecimiento.

9. Debemos ser buenos mayordomos del tiempo que Dios nos permite en la vida (Efesios 5:16;
Colosenses 4:5). El tiempo es un recurso muy valioso que Dios nos ha dado a todos nosotros, y
que una vez gastado no se puede recuperar. La mayordomía nos ubica respecto al tiempo en la
vida; a la etapa en la cual estamos. Por ejemplo: A los jóvenes—Sé mayordomo de tu juventud
(Eclesiastés 12:1), y otros ejemplos más. Hay que aprender a invertir tiempo en las Cosas de Dios.
¿Qué está haciendo con su tiempo? ¿En qué está invirtiendo su tiempo? ¿En qué se le está yendo
su tiempo? El tiempo no se detiene. Medite.

10. Debemos ser buenos mayordomos de las capacidades y talentos que Dios nos ha dado (Romanos
12:3-8). Todos aquí tenemos algo que ofrecer no solamente a Dios, sino a todos los demás. Las
iglesias tienen gente muy capaz para el servicio de la Obra. A todos el Señor nos ha dado, dice
aquí “una gracia”—algo podemos hacer no solo en la iglesia sino por este mundo. ¿Tiene aquí
usted algún ministerio? Cuídelo; sea un buen mayordomo. La Obra de Dios puede dar más cuando
lo que sabemos hacer lo ponemos delante del Señor.

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