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Educación Secundaria

De 1° grado: Ed. Religiosa

SESIÓN 1

NUESTRA FE EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Vivimos momentos difíciles. El miedo y la


ansiedad se apoderan de nosotros. En
tiempos como este, la fragilidad del
hombre se hace evidente. El mundo está
asustado, ya que, en estos días, apenas
en pocas semanas, la vida nos ha
cambiado de manera drástica y
determinante, a causa de la pandemia de
este Covid-19 que amenaza la vida de la
humanidad.

OBSERVAMOS EL SIGUIENTE VIDEO

https://www.facebook.com/padrealexarcila/videos/519885438710922/

Nos enfrentamos a algo que sobrepasa nuestras


fuerzas, y es posible que la desesperanza se apodere
de nuestro corazón, y nos preguntemos ¿Dónde está
Dios mientras el mundo se destruye? ¿Dónde está Dios
cuando todo parece perdido?, nuestra fe y esperanza
parecen desvanecer.

Sin embargo, no podemos permitir que el pánico y la


desesperanza se apodere del corazón de los que creemos en Dios. Más bien debemos
recordar su palabra y su promesa de amor en las sagradas escrituras. Recordar también su
ejemplo de vida durante su pasión, muerte y resurrección. Jesús tuvo que soportar mucho
sufrimiento para enseñarnos el valor de nuestra vida para que luego del dolor se pueda
experimentar la alegría y el gozo de la resurrección a una nueva vida.

LEER Y REFLEXIONAR TEXTO


BIBLICO

No perdamos la fe y la esperanza
de que aun en medio de esta
tormenta Dios está con nosotros
al igual que con sus apóstoles
en la barca (Mc. 4, 35 – 40).
RESPONDER:
¿Qué parte del texto bíblico te ha impresionado? ¿Por qué?

OBSERVAMOS EL SIGUIENTE VIDEO

https://www.youtube.com/watch?v=BC9Va05rXlc

Si Dios permite que esto suceda es porque a través de ella está colmándonos de
bendiciones y haciendo posible el renacimiento de una nueva humanidad, humanidad que
había olvidado disfrutar de lo simple de la vida, de un saludo cariñoso, de un beso, un
abrazo un apretón de manos, de disfrutar de la naturaleza, de la libertad, del amor etc. De
todo aquello que ahora no podemos disfrutar por el estado de cuarentena y emergencia en
el que nos encontramos.

Los creyentes, confiamos en que, en todo esto Dios está por medio. Por eso decimos que
la Esperanza es una virtud teologal. Ojalá muchos pudieran comprender existencialmente
esta gran verdad que sostiene nuestra vida. Sin que hayamos hecho nada por merecerlo, el
cielo nos ha bendecido con la suerte de tener ese mágico resorte que se activa con la
memoria y nos recuerda la gozosa promesa que también hoy nos repite el Resucitado:
«Sabed –y no olvidéis– que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos»
(Mt 28,20).

Ojalá los libros (¡y los bancos de datos!) recojan también la información de esta otra
epidemia, igualmente real, que se ha desatado en esta ocasión. Me refiero a la epidemia de
ternura, de compasión y esperanza que nos está contagiando a todos y nos está haciendo
mejores personas, mejores seres humanos. La vida después de esta pandemia no será la
misma, será mejor en tanto no perdamos de vista y revaloremos todo lo que con dinero no
podamos obtener.

https://www.facebook.com/watch/?v=3679647222108505

No olvidemos que nuestra misión de cristianos que es la de dar esperanza, la de animar a la


sociedad a tomar conciencia de su humanidad, y condición de Hijos de Dios padre que nos
ama y que está acompañándonos para soportar con fe esta tormenta que nos acecha.
Confiados siempre en promesa de la palabra de Dios. (Mt. 28, 9- 10 , “…En eso, Jesús
resucitado se presentó ante ellas y las saludó. Ellas se acercaron a Jesús y lo adoraron,
abrazándole los pies, y él les dijo: “No tengan miedo”.)

En medio de esta realidad encontramos historias y palabras que comunican esperanza.


Palabras que, sin duda, sacan a la luz la verdad de la maravilla que somos los seres
humanos. Una verdad que muchas veces, sumergidos en la prisa, pasa desapercibida
incluso a nosotros mismos. Esa grandeza se hace ver especialmente estos días en todos
los que, sin otro horizonte que la esperanza, siembran lo poco o mucho que pueden para
que un día podamos volver a abrazarnos.

ACTIVIDADES

A PARTIR DE LO QUE HAS VISTO, ESCUCHADO Y LEÍDO DESARROLLA LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES

A. Narra a través de un escrito como es tu vida "en tiempos de coronavirus". (Escribir


en una hoja que sentimientos, pensamientos tienes en medio de esta emergencia
mundial causada por la pandemia del COVID- 19.) (mínimo 15 renglones a más)
B. Finalmente, imagina que eres un periodista y tienes la oportunidad de escribir un
mensaje de esperanza a los demás jóvenes como tú en medio de la triste y
complicada situación que vivimos en todo el mundo, provocada por la pandemia del
COVID-19. (mínimo 15 renglones a más)

C. En que personajes

Recuerda: ¡tu imaginación no tiene límites! Realiza tus trabajos utilizando material que tengas a tu alcance. No olvides guardar tu
producción en el portafolio.

ORACION FINAL

Nadie estaba preparado para la crisis que hoy vivimos. El l mundo se ha paralizado y lo que
hasta hace pocos días considerábamos importante, hoy no lo es. Nuestras luchas, nuestros
trabajos, nuestros esfuerzos diarios hoy carecen de sentido, pues lo único realmente
importante es proteger y conservar la vida.

Hoy, la Providencia nos pone en “cuarentena” en el único espacio en donde somos


verdaderamente importantes: nuestra familia.
¿estábamos nosotros preparados?… eso ya no importa. De cualquier manera, habremos de
asumirla con mayor o menor dificultad, pero hoy tenemos la oportunidad de vivirla y
hacernos mejores padres, mejores hijos, mejores hermanos, mejores abuelos, mejores
vecinos, mejores ciudadanos y mejores personas, es decir, mejores cristianos.

Hoy, tenemos la oportunidad de demostrarnos cuánto nos amamos, preocupándonos por


los otros, cuidándonos, protegiéndonos y venciendo los egoísmos; todas esas funciones
de la familia que quizá habíamos olvidado.

Los abrazos y besos efusivos y espontáneos debemos sustituirlos por un amor consciente
y razonado que busca, antes que nada, el bien del otro; las caricias sensibles se vuelven a
la distancia, caricias invaluables para el alma.

El coronavirus nos ha recordado el valor de la vida humana, nos ha hecho aquilatar la


vocación de servicio y generosidad de médicos y personal de salud, que día a día se juegan
la vida para salvar la de otros; nos ha permitido recordar que la Iglesia es Madre y como tal,
sale al encuentro de sus hijos para que ninguno se sienta solo, cuidando su salud corporal,
pero ante todo procurando nuestra salud espiritual y guiándonos para entender “los signos
de los tiempos”.
El coronavirus nos ha mostrado la fuerza de la solidaridad social y nos ha permitido salir
de nuestra visión egoísta para mirar el sufrimiento de los otros y hacer en consecuencia lo
que a cada uno le corresponda.
Y nos ha dado la invaluable oportunidad de educarnos y educar a nuestros hijos para
resistir la adversidad, para redescubrir el valor de la familia, disfrutar de lo sencillo y
cotidiano de cada día, para entender que felicidad y sufrimiento no son antónimos, pero
sobre todo para que padres e hijos nos arrodillemos ante nuestro Padre Celestial y nuestra
Madre Auxiliadora de Guadalupe, agradecidos por fortalecer nuestras familias y pidiendo lo
que nos conviene para el

http://webcatolicodejavier.org/40diasotravez.html
¡CUARENTA DÍAS OTRA VEZ!
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¡Cuarenta días, otra vez!. Me pregunto: ¿Qué haré este año? ¿Dejaré de fumar?. ¿Dejaré de
tomar cerveza o refrescos? ¿Dejaré de comer dulces? ¿Dejaré de ver la televisión? ¿Dejaré
de pasar tanto tiempo en las redes sociales? ¿Dejaré de enviar tantos whatsapps inútiles?
¿Y las fiestas que tengo planificadas? ¿No me conviene entonces? ¿Dejaré de...?
No, no, nada de esto es buena idea, definitivamente no. Ya sé, tomaré el café sin azúcar, la
leche sin chocolate, no comeré tortillas de harina, no veré películas entre semana.
¡Cuarenta días otra vez! Y es que esta es, verdaderamente, la misma vieja historia que se
repite año tras año: tratar de resignarme y vivir este tiempo de cuaresma, con la "Ley del
mínimo esfuerzo". Y como siempre, dará resultado por unos cuantos días. Y es que estoy
perdiendo de vista el objetivo. Pero yo mismo me río, porque ¿cuál es el objetivo?
¡Señor!, ¿No te das cuenta de que estoy perdido? ¡Cuaresma! ¡Cuarenta días, otra vez!
Oración, ayuno, penitencia, conversión, limosna, confesarse, comulgar, ser mejor, cambiar,
¿ayudar a los demás? ¿indulgencias? ¿de qué se trata todo esto? Jesús, realmente no
entiendo, no creo ni lo acepto. ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué batallo tanto?
"Es Jesús mismo quien te responde"
- Yo soy el camino, la verdad y la vida. Todo lo que te pido es que me sigas. Que vengas
conmigo adonde yo vaya en este camino de la cruz. Cuarenta días, sí, otra vez. Porque te
necesito a ti. No necesito tus cigarros, ni tus bebidas, ni tus refrescos, ni el azúcar, ni el
café, ni el chocolate. Sí, claro, todo esto te ayuda a vivir el espíritu de sacrificio, pero lo que
yo necesito eres "TÚ". Necesito tus pies, necesito tus manos, necesito tus ojos, necesito tu
libertad, tu memoria, tu voluntad, necesito tu comprensión, necesito tu mente, tu corazón y
tu alma.
!Cuarenta días... otra vez¡ Déjame sanarte interiormente, déjame darte mi Amor, déjame
mostrarte mi perdón y mi misericordia. Esto es lo que te pido:
Déjame entrar a tu corazón; acércate a mí en el silencio de tu alma y en la quietud de tu
conciencia, ahí estoy yo, sediento de ti, esperándote con los brazos abiertos.
!Cuarenta días... otra vez ¡Sé que no es fácil, pero ciertamente es posible. El camino es
largo y a ratos puede parecer aburrido y sin sentido. Te vas a cansar, muy pronto te vas a
desanimar, puede ser doloroso y difícil, pero acuérdate que estoy contigo, siempre contigo.
Para convertir tu cansancio en ánimo, tu tristeza en alegría, tu pecado en gracia, tu soledad
en compañía. No fue nada fácil para mí hacerlo hace ya dos mil años. Estaba solo,
hambriento, cansado, tuve tentaciones pero tenía la seguridad de que mi Padre no me
abandonaría. Escuché dentro de mi corazón: "Confía en MI"
No dejes que estos cuarenta días sean nada más un cambio cuaresmal, "otra vez".
Arriésgate a caminar conmigo, sé valiente y acepta el reto, haz de este camino de la cruz
algo muy especial... TÚ y YO, un camino desde dentro del corazón.
¡Cuarenta días... sí, otra vez, pero distintos! "Confía en Mi", Caminaremos juntos,
sufriremos juntos, moriremos juntos al pecado en la cruz, para resucitar y VIVIR juntos mi
GRACIA en la LUZ de la PASCUA de este año. "TENGO HAMBRE Y SED DE TI"

http://webcatolicodejavier.org/desdemicruzhastatusoledad.html

NUESTRA FE EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

https://www.facebook.com/padrealexarcila/videos/519885438710922/ Diocesis

Por eso, ante crisis como la pandemia del coronavirus debemos acudir a nuestras reservas
de esperanza y de fe.
Vulnerables e impotentes
https://www.youtube.com/watch?v=rArg2mdBb8A revancha de la naturaleza

https://www.youtube.com/watch?v=C39pwcbwr58 llorando

En clave de esperanza

DIOS ES…
Silvia Rozas Barrero, fi Directora de la revista «Ecclesia»

Pasamos la vida buscando a Dios, creyendo que está en los grandes acontecimientos, esos
que producen un gozo enorme, un ruido tan grande que tienen que abrir todos los
telediarios del mundo y aparecer en las portadas de los mejores periódicos. En realidad,
esta es la lógica del ser humano, muy lícita, por cierto, si pensamos desde los valores que
nuestra sociedad proponía hasta ahora: éxito, buena fama, individualismo… Pero los
cristianos sabemos que Elías experimentó a Dios en la brisa suave. Pasó un huracán, pasó
un terremoto, pasó el fuego… pero allí Dios no estaba.
Cuando comenzó esta pandemia muchas personas se preguntaban: «¿Dónde está Dios?».
Una pregunta muy humana, sobre todo cuando el dolor desgarra los corazones. ¿Dónde
está Dios? Lo fácil es esperar que un dios cualquiera terminase con esta tragedia como si
de un mago se tratase, que con una varita mágica hiciera desaparecer todo aquello que nos
altera, que no entendemos y que nos molesta demasiado. Pero ese no es el Dios de Jesús
de Nazaret. Si algo estamos experimentando durante las semanas de confinamiento, es que
vivimos en proceso, es que estamos haciendo un camino hacia lo profundo, un peregrinaje
que cambia nuestra mirada y nos hace mucho más sensibles a los signos reales de Dios.
Por eso, Dios está y nos susurra al oído.
Porque hoy Dios es un médico o enfermera que dobla sus tiempos de trabajo para ayudar a
los enfermos y a sus compañeros, que con abnegación cambia de un hospital a otro
renunciando a lo seguro, que mira a los ojos a sus pacientes cuidando más y más de ellos
y así, llena el vacío familiar de manera admirable.
Porque hoy Dios es personal de limpieza que, como cada día, no solo recoge aquello que
constantemente desechamos, sino que ayuda a quienes deben trabajar para que no se
contaminen ni contaminen a otros.
Porque hoy Dios es periodista que busca la verdad y no se conforma con los datos
oficiales ni con el recuento de muertos, sino que, saliendo de sí mismo, busca ayudad y dar
noticias que dan esperanza. Dios es periodista que sabe de dolores, de dramas personales
y familiares, se sobrepone e intenta que el derecho a la información se cumpla.
Porque hoy Dios es personal de las Fuerzas Armadas, policías y agentes de serenazgo que
siempre está disponible, para cuidar del orden y cumplimiento de la ley, que transmiten
valores tan necesarios como el sacrificio, la valentía, el compromiso, responsabilidad …
Porque hoy Dios es trabajador de un supermercado, es transportista y, atravesando el
miedo, cuidándose para cuidar, sirve a la sociedad. Lo hacen siempre, pero hoy los vemos
más porque hemos cambiado la mirada. Porque hoy Dios es enterrador, quien despide con
delicadeza, sosteniendo lágrimas, alentando tantas soledades y permitiendo que el silencio
sea un adiós, hasta el cielo…
Porque hoy Dios es sacerdote y consagrado que escucha, que reza, que reparte alimentos,
que llora sin palabras y soporta, en el mejor sentido de la palabra, el dolor de quien no
puede despedirse de su familiar fallecido…
Porque hoy Dios es educador, es padre y madre que busca la mejor manera de ayudar a los
niños a vivir este confinamiento. Dios es psicólogo que, gratuitamente, hace proceso con
quien más lo necesita.
Porque hoy Dios está en muchas personas que anónimamente van tejiendo historia de
esperanza con sus gestos de amor, generosidad, valentía y gratitud que conmueven y que
alientan nuestros pasos con pequeños detalles que ensanchan la vida de quien los recibe.
«No te conozco, pero GRACIAS, por tu generosidad, solidaridad y valentía.
Porque, queramos o no, el miedo se ha introducido en nuestras vidas al ritmo de tantas
personas que la pierden. Y, a la vez, en nuestras casas se han colado valores tan básicos
que parecen nuevos: la gratuidad, la generosidad, la solidaridad… Cuando todo el planeta
está tocando la fragilidad con sus manos, resulta que hombres y mujeres descubrimos que
es en las cosas pequeñas de la vida donde Dios se hace presente. Así que, de tanto buscar
a Dios, Dios nos encontró confinados, volviendo a nuestro ser, enfrentándonos a nuestros
miedos y al vacío para hacernos ver que Él sigue presente enseñándonos que la esperanza
camina por nuestras calles.

una oportunidad para compartir la esperanza


«Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento
humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué
podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?»
(Papa Francisco).

Monseñor David Martínez de Aguirre Guinea, obispo de Puerto Maldonado, en la zona


amazónica peruana de Madre de Dios, presenta el mensaje por la Pascua de Resurrección
2020. Una Pascua diversa vivida en medio del aislamiento a causa del coronavirus, pero
que al mismo tiempo supone una oportunidad para reforzar nuestra fe, haciéndola más
auténtica y más fecunda.
“De nada sirve asustarnos y dejar de lado nuestros compromisos y responsabilidades.
Fíjense que cuando Cristo sale del sepulcro, cuando se aparece el Ángel, lo primero que
anuncia es ¡no tengan miedo!”

Les invito a contarnos cómo son sus vidas "en tiempos de coronavirus". (Que
sentimientos pensamientos tienen en medio de esta emergencia mundial causada por la
pandemia del COVID- 19.

Escribe un mensaje de esperanza en medio de la triste y complicada situación que vivimos


en todo el mundo, provocada por la pandemia del COVID-19.

Porque una crisis siempre desafía la esperanza.

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