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Exposición al alcohol en la adolescencia y daños

cerebrales

La ingesta de alcohol afecta al desarrollo del cerebro adolescente


El alcohol es la droga psicoactiva más utilizada entre los jóvenes y su consumo excesivo representa un grave
problema para la salud con efectos que pueden ser irreversibles a largo plazo.
El cerebro se desarrolla en los humanos de un modo progresivo, y es precisamente en la etapa adolescente
cuando ocurren cambios más trascendentales.
El consumo de alcohol puede producirse de forma crónica mantenida o bien ocurrir su consumo excesivo de
una manera episódica. Estos patrones de consumo de alcohol entre los jóvenes son bien reconocidos,
aunque es más frecuente la ingesta excesiva en forma incidental. Con el consumo episódico se elevan
bruscamente los niveles de alcohol en sangre, hasta límites que se consideran tóxicos. El cerebro
adolescente es muy susceptible a los efectos perjudiciales del alcohol, ya que en este período de la vida se
dan unos cambios en la maduración y el desarrollo cerebral, como son: una mayor mielinización, más
conectividad funcional y más plasticidad del hipocampo.
En los países europeos, los jóvenes entre los 16-18 años, van a tener permiso para comprar y beber alcohol,
pero en general aún no están preparados, no tienen experiencia ni cargas de responsabilidad como los
adultos. Se han realizado estudios donde se observa como se lleva a cabo la ingesta de grandes cantidades
de alcohol, es más frecuente los sábados y viernes por la noche, generalmente porque los jóvenes salen y
no tienen responsabilidades laborales o de estudio al día siguiente y es habitual que beban en privado antes
de salir (“beber antes de beber”). Suelen acelerar el ritmo de la bebida (es decir, aumentan el número de
bebidas consumidas por hora); lo cual no es accidental sino que es lo que buscan: tener emociones,
divertirse y sentir los efectos del alcohol. La ingesta masiva ocurre predominantemente fuera del hogar,
principalmente en bares, pubs, discotecas o en eventos especiales y festivales; y a menudo acaba con
lesiones intencionales o no intencionales así como con otras consecuencias agudas, que son los principales
factores de riesgo de mortalidad y morbilidad en este grupo de edad. Las estrategias de prevención para ser
eficaces deberían reducir las oportunidades de consumir alcohol en exceso, así como estrategias para
reducir sus consecuencias perjudiciales.
En el cerebro adolescente se producen importantes cambios en su desarrollo a nivel neuroquímico y en la
composición del tejido cerebral. Gracias a los avances en neuroimagen el curso de estos procesos de
maduración se está analizando con mayor especificidad e indican reducciones de volumen de la materia gris
y el fallo en el desarrollo progresivo de la sustancia blanca en determinadas regiones cerebrales que se sabe
que rigen la cognición y el comportamiento complejo.
Además, se ha de tener en cuenta que al afectarse el desarrollo de nuevos circuitos fronto-subcorticales, la
maduración de la región prefrontal y de los sistemas límbicos, notables durante la adolescencia puede hacer
que los jóvenes sean más vulnerables a determinados comportamientos de riesgo, como sería el ser más
permisivos con el uso de sustancias tóxicas. De hecho, una borrachera por consumo de alcohol y el uso
concomitante de marihuana es común en la adolescencia, y se asocia con efectos neurales indeseables y
que pueden ser irreversibles. El desarrollo del cerebro adolescente, tiene unas características únicas, en
especial aspectos que predisponen a las personas a buscar recompensas y a tomar decisiones arriesgadas
en esta fase de la vida.
Los hallazgos científicos en este campo subrayan la importancia de los resultados de las investigaciones, y la
necesidad de informar de los efectos del alcohol en el cerebro adolescente así como de diseñar
intervenciones para informar y prevenir.
Los efectos del alcohol son diferentes en el cerebro de un adulto y en el de
un adolescente
Para una cantidad dada de alcohol, los adolescentes son más susceptibles que los adultos a algunos
efectos, por ejemplo, a los efectos relacionados con la memoria y el aprendizaje y son menos propensos a
verse afectados por los efectos sedantes causados por el alcohol.
Diferentes efectos: pérdida temporal de memoria
Es probable que los más jóvenes, en un episodio dado no recuerden nada, experimenten un fallo total de
memoria, sin posibilidad de recuperación debido a los efectos de las altas concentraciones de alcohol en
los centros cerebrales relacionados con la memoria (especialmente el hipocampo), lo cual es poco
común en adultos.
Diferentes efectos: sedación
Los jóvenes podrían estar bebiendo durante más tiempo que los adultos debido a que son menos
susceptibles al efecto de sedación.
El mecanismo cerebral de este efecto no se conoce totalmente, es probable que se relacione con los
receptores GABA, puesto que el sistema GABA está implicado en los efectos sedantes y motores del alcohol.
Los niveles finales de los receptores de GABA no se alcanzan hasta la edad adulta temprana: los
adolescentes tienen menos receptores de GABA en los que el alcohol podría actuar. Así al llegar a cierta
edad (es decir, a los 20 años), simplemente no puede beber del modo en que solía hacerlo.
¿Implicaciones importantes para los jóvenes?
Las investigaciones muestran que los jóvenes podrían beber más alcohol sin notar efectos sedantes pero
pueden sufrir “pérdidas temporales de memoria” lo cual aumenta el riesgo de ciertas acciones delictivas, en
otras en mujeres jóvenes (mayores riesgos de asalto sexual, en hombres jóvenes), robos y violencia.
¿Cómo se podría responder a esto? ¿Qué podría hacer la escuela, para
reaccionar a las últimas investigaciones de una forma realista?
Parece ser que no es posible evitar que los jóvenes prueben el alcohol, pero se deberían prevenir los daños
a corto y largo plazo e informar.
Los hallazgos de los investigadores sugieren que son precisos más esfuerzos dirigidos a apoyar y educar a
los padres mediante mensajes positivos sobre cómo pueden influir en el comportamiento de su hijo y
enfatizar la importancia de la propia bebida de los padres y lo que sus hijos ven y piensan acerca de esto.
Las escuelas también deberían ser un canal de información, recibiendo mensajes específicos y actualizados
para que los padres fomenten acciones en los momentos críticos del desarrollo de sus hijos.
En las escuelas se debería comentar y criticar las percepciones incorrectas y los falsos mitos sobre el
consumo excesivo de alcohol por parte de grupos de jóvenes y lanzar normas sociales positivas: “no todos lo
hacen”.
Se ha de reconocer que no podemos vacunar a nuestros niños contra el posible uso de drogas; sin embargo,
podemos desarrollar su capacidad de reacción si entran en contacto con el alcohol u otras drogas, o si han
de afrontar otro contratiempo, podrán así estar preparados, ‘recuperarse’, o bien proceder con éxito y con el
mínimo de problemas posible.
¿Qué información tienen los jóvenes sobre el alcohol?
Muchas de las formas en que actualmente los jóvenes cuidan a los amigos borrachos se basan en la
mitología: no se les ha dado la información que necesitan, por lo que la inventan ellos mismos, basándose en
chismes y rumores, por ejemplo: alimentarlos con pan (dicen que absorbe el alcohol); ponerlos bajo una
ducha de agua fría (para estimularles), darles agua o café (dicen que diluye el alcohol). Ninguno de estos
remedios funciona y, en casos extremos, pueden matar.
Reducción del alcohol y sus daños en el entorno escolar
Se ha de reconocer que la información que se les proporciona actualmente no es útil y que existen lagunas
en su conocimiento que se deberían resolver para evitar más daños. Es importante darles precozmente
mensajes de prevención, y que no haya consecuencias negativas involuntarias.
¿Cómo proporcionar la información para reducción de daños sin tolerar el
uso?
La información sobre la reducción de los daños relacionados con el alcohol debe enfocarse en consejos
prácticos, por ejemplo: sobre cómo cuidar a alguien que está borracho. ¿Saben qué hacer si se necesita
pedir ayuda?
Es importante quedarse con su amigo, nunca dejarlos solos, controlarlos, tranquilizarlos, mantenerlos
cómodos, y si se tienen dudas, pedir ayuda al teléfono internacional de emergencias 112.
Conclusiones
 El cerebro adolescente es diferente de un cerebro adulto.
 Los mensajes que reciben los adolescentes deben ser apropiados para su edad y ser significativos para
ellos. No necesariamente van a tener en cuenta los mensajes sobre los riesgos: las recompensas son
demasiado grandes.
 El alcohol y el cerebro en desarrollo no van juntos: el mensaje ha de ser demora, demora… al máximo
la ingesta de alcohol.
 La información sobre la reducción de los daños causados por el alcohol, ha de ser práctica; se han de
involucrar en el cuidado de los amigos, recordar que lo que ellos creen que “no les va a pasar” puede
ocurrir y en ocasiones precisarán llamar a una ambulancia o al teléfono 112 (código internacional de
emergencias).

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