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La pubertad y la adolescencia son un tiempo de cambio. Su hijo posiblemente acaba de empezar la secundaria o
acaba de recibir su licencia de conducción. Puede tener una sensación de libertad que nunca había tenido antes.
Los adolescentes son curiosos. Desean hacer las cosas a su manera. Pero la presión para adaptarse podría
dificultarles el hecho de resistirse al alcohol si parece que todo el mundo lo está probando.
Cuando un niño empieza a beber antes de los 15 años, es mucho más propenso a convertirse en un bebedor crónico
o en bebedor problemático. Aproximadamente 1 de cada 5 adolescentes se consideran bebedores problemáticos.
Esto significa que ellos:
Se emborrachan
Se meten en problemas con la ley, sus familias, los amigos, el colegio o las parejas con las que salen
El mejor momento para comenzar a hablar con su hijo adolescente sobre las drogas y el alcohol es ahora. Los niños
ya a los 9 años de edad pueden sentir curiosidad respecto al consumo de alcohol y pueden incluso probarlo.
Beber puede llevar a tomar decisiones que causen daño. El consumo de alcohol significa que cualquiera de estas
situaciones tiene mayor probabilidad de ocurrir:
Accidentes automovilísticos
Suicidio
Violencia y homicidio
El consumo de alcohol puede llevar a comportamientos sexuales peligrosos. Esto aumenta el riesgo de:
Embarazo no deseado
Con el tiempo, el exceso de alcohol daña las células cerebrales. Esto puede llevar a problemas de comportamiento y
daño permanente a la memoria, el pensamiento y el juicio. Los adolescentes que beben tienden a tener mal
rendimiento en el colegio y sus comportamientos pueden meterlos en problemas.
Los efectos del consumo prolongado de alcohol en el cerebro pueden ser de por vida. El consumo de alcohol también
crea un mayor riesgo de depresión, ansiedad y baja autoestima.
Beber alcohol durante la pubertad también puede cambiar las hormonas en el cuerpo. Esto puede afectar el
crecimiento y la pubertad.
Beber demasiado de una sola vez puede causar lesiones graves o la muerte por intoxicación con alcohol. Esto puede
ocurrir con tomarse tan solo 4 tragos en cuestión de 2 horas.
Si cree que su hijo está consumiendo alcohol, pero no habla con usted al respecto, consiga ayuda. El proveedor de
atención médica de su hijo puede ser un buen punto de partida. Otros recursos son:
Hospitales locales
Nombres alternativos
Riesgos del consumo de alcohol - adolescentes; Alcohol - consumo de alcohol por menores de edad; Problema con el
consumo de alcohol por menores de edad; Consumo de alcohol por menores de edad – riesgos
Por qué ofrecerle licor a un niño o adolescente es tan grave como el maltrato físico?
Conoce los efectos negativos que genera el alcohol en el desarrollo biológico, psicológico y emocional de niños y
adolescentes.
Ofrecerle un trago de licor a un niño o a un adolescente, dejarle probar “un poquito” o pensar que “ya está
grandecito para tomar” son algunas de las actitudes erróneas que asumen algunos padres, madres y cuidadores
quienes, a simple vista, las ven como inofensivas e, incluso, graciosas, cuando, en realidad, se trata de hechos que
atentan contra el bienestar de las niñas, los niños y los adolescentes.
“Ofrecerle licor a un menor de edad, además de ser ilegal, es un acto que constituye una vulneración tan grave como
el maltrato físico. El alcohol genera consecuencias negativas a nivel biológico, psicológico y emocional. Por lo tanto,
es una forma de ejercer violencia hacia los niños y los adolescentes y una vulneración a sus derechos”, explica Gina
Paola Díaz Lemus, trabajadora social, referente nacional en prevención del consumo de sustancias psicoactivas de la
Dirección de Niñez y Adolescencia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
De acuerdo con la profesional, el problema radica en que “muchos padres no creen que ofrecerles alcohol a sus hijos
sea grave y resulta que sí”. Basta con revisar la evidencia científica para conocer los profundos riesgos que genera el
consumo de alcohol a temprana edad y comprender por qué constituye una vulneración a los derechos de las niñas,
niños y adolescentes.
“Ofrecerle licor a un menor de edad, además de ser ilegal, es un acto que constituye una vulneración tan grave
como el maltrato físico. El alcohol genera consecuencias negativas a nivel biológico, psicológico y emocional”
Aunque muchas personas beben para pasarlo bien o desinhibirse, es muy importante conocer los riesgos y los
efectos del alcohol a largo plazo. Uno de los problemas que suele conllevar este consumo en edades tempranas es el
alcoholismo o dependencia al alcohol.
¿Por qué aumenta el consumo de alcohol en los adolescentes? ¿Cuáles son sus causas y consecuencias? En el
siguiente artículo de Fromm Bienestar, te daremos a conocer toda esta información para comprender y tratar el
alcoholismo en los más jóvenes.
Según las estadísticas del Gobierno de España, mientras que a los 14 años la mitad de jóvenes no han probado el
alcohol, a los 18 años el 92% de adolescentes ya lo ha consumido alguna vez.[1] ¿A qué se debe este cambio tan
repentino?
Tanto padres/madres como profesionales nos preguntamos cuáles son las causas del consumo de alcohol en
adolescentes. Aunque muchas veces no sea alarmante el hecho de experimentar o querer encajar en un grupo social,
es importante conocer todas las razones por las que un adolescente bebe alcohol. De este modo, podremos
diferenciar entre un consumo puntual y un abuso del alcohol.
Es fundamental tener en cuenta que la adolescencia no solo es una etapa de experimentación sino también
de diferenciación. Esto significa que muchos jóvenes adoptan actitudes contrarias a las aprendidas en el núcleo
familiar y empiezan a formar una personalidad y hábitos propios.
Estos hábitos suelen ir dirigidos al objetivo de encajar entre otros jóvenes. Por esta razón, muchos adolescentes
utilizan el alcohol como lubricante social o como herramienta para poder formar parte de un grupo.
Las causas o razones principales por las que los adolescentes beben alcohol son las siguientes:
Para gestionar las emociones: en este caso, es muy importante detectar el consumo ya que puede
desarrollarse una adicción.
Existen muchísimas otras razones y cada adolescente nos puede contar sus motivos, pero a grandes rasgos
podríamos agruparlas en la clasificación anterior.
Una vez conocemos las principales causas del consumo de alcohol, debemos tener en cuenta qué puede llegar a
pasar si un joven no controla su relación con la bebida.
A pesar de que sea algo legal y beber sea un acto muy normalizado, es fundamental recordar que el alcohol es una
droga. Por lo que beber de manera abusiva puede producir dependencia y una importante adicción. De hecho, el
alcohol es una droga con un alto potencial adictivo. Por esta razón, entre las personas que van a un centro de
desintoxicación, hay muchísimas más que acuden por consumo de alcohol que de cualquier otra sustancia.
El alcoholismo en la adolescencia
Otro de los retos que se nos presenta es la prevención del alcoholismo en la adolescencia. Ya que, pesar de que a
corto plazo es difícil distinguir el uso del abuso, Algunos jóvenes ya empiezan a mostrar dependencia psicológica de
la bebida. Este problema es una de las consecuencias directas del consumo de alcohol en adolescentes.
Para poder detectar una dependencia al alcohol en edades tempranas, es importante observar los siguientes
síntomas:
Síntomas emocionales: desinterés en general, bajo estado de ánimo, dificultad para expresar emociones
(esto se conoce como aplanamiento afectivo y se da en fases más avanzadas del alcoholismo), irritabilidad,
impulsividad y comportamientos de riesgo.
También podemos observar síntomas familiares o sociales como las discusiones constantes, aislamiento, problemas
escolares… El consumo de alcohol en adolescentes es un problema que debe tratarse para poder prevenir sus
consecuencias negativas, tanto a corto como a largo plazo. Aunque es cierto que es importante darles el espacio
para que puedan experimentar, también debemos establecer una buena comunicación con el/la adolescente a
nuestro cargo para tratar de evitar que su consumo se convierta en una adicción.
El consumo de alcohol antes de los 18 años puede alterar la concentración, memoria y aprendizaje,
disminuyendo el rendimiento escolar.
En la adolescencia, el control de las emociones y la conducta aún se encuentran en desarrollo, por lo que
existe un mayor riesgo de descontrol frente al consumo de alcohol.
Una pequeña parte del alcohol ingerido es destruido en el estómago por una enzima llamada alcohol deshidrogenasa
gástrica, la mayor parte se absorbe en el intestino, llegando directamente al hígado donde es convertido, primero en
acetaldehído y luego en acetato.
Gran parte del efecto tóxico del alcohol es producido por el acetaldehído, el cual se acumula cuando se sobrepasa la
capacidad de trabajo del hígado, lo que produce importantes alteraciones en el metabolismo de lípidos y
carbohidratos.
Esto conlleva a la aparición de enfermedades como hígado graso, hepatitis alcohólica y cirrosis, las que evolucionan
en forma silenciosa y sus síntomas sólo aparecen en etapas avanzadas cuando son irreversibles y potencialmente
mortales.
Las mujeres tienen una menor capacidad de degradar el alcohol, por lo cual son más susceptibles a su toxicidad.
La prevalencia del consumo de alcohol de último mes en los hombres es de 34,2% y las mujeres es de 37%. (SENDA
2015)
El cerebro termina de madurar hacia finales de la adolescencia. Las neuronas del lóbulo frontal y corteza prefrontal
van recubriéndose de mielina, una sustancia que ayuda a acelerar los impulsos nerviosos. Esta parte del cerebro es la
responsable de funciones como la planificación, organización y control de impulsos.
El consumo de alcohol en la adolescencia puede tener efectos nocivos e irreversibles en la mielinización, interfiriendo
con la manera en que las células nerviosas normalmente envían, reciben y procesan la información.
El cerebro posee un circuito de gratificación, el cual controla y regula nuestra capacidad de sentir placer. El alcohol y
otras drogas de abuso sobreestimulan este circuito, produciendo cambios en el cerebro y esto puede llevar a la
adicción. Una vez iniciado el consumo, los jóvenes pueden pasar rápidamente a la dependencia.
Dos de cada tres estudiantes han tenido a lo menos un episodio de embriaguez en los últimos 30 días. (SENDA 2015)
Los adolescentes que beben alcohol presentan un riesgo mayor de consumir otras drogas como el tabaco, marihuana
y otras sustancias psicoactivas.
Son más propensos a tener comportamientos sexuales de alto riesgo, exponiéndose a un embarazo no deseado e
infecciones de transmisión sexual.
El riesgo de sufrir un accidente aumenta por la pérdida de reflejos, la desinhibición, la sensación de control, la euforia
y el déficit perceptivo ocasionado por el alcohol.
A mayor cantidad de alcohol ingerido, mayor agresividad y episodios de pérdida de conocimiento, llegando incluso a
provocar la muerte por intoxicación.
La mezcla de alcohol y bebidas energéticas es riesgosa, quienes la consumen tienden a subestimar los efectos de la
intoxicación con alcohol, sintiéndose menos embriagados de lo que realmente están. Esta percepción alterada puede
llevar al consumo de mayores cantidades de alcohol y por un tiempo más prolongado.
El principal componente de las bebidas energéticas es la cafeína y su exceso puede provocar taquicardia, sensación
de angustia, crisis de pánico e incluso arritmias.
Se trata de amnesias o lagunas mentales que se producen por ingesta rápida de alcohol y se presentan de manera
frecuente en adolescentes.
El afectado se involucra de manera activa en conductas tales como: peleas, relaciones sexuales, caminar, comer,
entre otras con muy poco o nulo recuerdo de lo ocurrido. Para otras personas resulta imposible detectar que el joven
está sufriendo uno de estos episodios y no es posible ayudarlo.
Las habilidades parentales son un potente factor protector para muchos comportamientos de riesgo y problemas de
salud mental, incluyendo el consumo de alcohol. El inicio del consumo suele estar asociado a la influencia de pares;
un ambiente familiar positivo es protector.
El inicio del consumo suele estar asociado a la influencia de pares; un ambiente familiar positivo es protector.
Recomendaciones:
Los padres son modelos de conducta para los hijos, es importante dar un buen ejemplo.
Fomentar la vida sana, deporte, actividades recreativas, música, voluntariados, entre otros.
Estar alerta a los signos que advierten un problema de consumo de alcohol y buscar ayuda.
A medida que los adolescentes maduran, se producen cambios complejos en su desarrollo, especialmente en sus
cerebros. Estos cambios generalizados en la organización y el funcionamiento del cerebro, que continúan hasta
mediados de los 20 años, dan lugar a las habilidades cognitivas, emocionales y sociales necesarias para que los
adolescentes sobrevivan y prosperen. La índole de estos rápidos cambios puede también aumentar la vulnerabilidad
del cerebro adolescente a la exposición al alcohol.
Las personas suelen empezar a consumir alcohol y otras sustancias durante la adolescencia. Alrededor del 40% de los
jóvenes de entre 12 y 20 años informaron haber probado el alcohol al menos una vez. 1
Aunque los adolescentes tienden a consumir alcohol con menos frecuencia que los adultos, sí tienden a consumir
más cuando lo hacen. Según datos de 2019, cerca del 11% de las personas de 12 a 20 años, o 4.2 millones de
personas, declararon haber consumido alcohol de forma excesiva y peligrosa (binge drinking) en el mes anterior. 1,2
La relación entre la toma de riesgos por parte de los adolescentes, la plasticidad cerebral y el consumo de alcohol
A los adolescentes les motiva explorar y asumir riesgos. Estas experiencias de aprendizaje, junto con la elevada
capacidad del cerebro adolescente para cambiar fácilmente en respuesta a las experiencias (también conocida como
plasticidad cerebral), son fundamentales para desarrollar las habilidades y los conocimientos necesarios para ser
independiente. Si bien este aumento de la plasticidad cerebral y de la toma de riesgos puede ofrecer increíbles
oportunidades para el aprendizaje y el crecimiento personal, también hace a los adolescentes más vulnerables a los
efectos negativos del alcohol tanto a corto como a largo plazo. 3
Por ejemplo, numerosas investigaciones vinculan la iniciación temprana en el consumo de alcohol con los
comportamientos peligrosos relacionados con el alcohol. 3 En general, el consumo de alcohol por parte de los
menores de edad puede llevar a los adolescentes a tomar malas decisiones y a participar en comportamientos
potencialmente nocivos (por ejemplo, beber y conducir, tener comportamientos sexuales inseguros y consumir otras
sustancias) que pueden tener una serie de consecuencias negativas, como lesiones, agresiones sexuales e incluso la
muerte.
El consumo excesivo y peligroso de alcohol (binge drinking): El Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y
Alcoholismo (NIAAA, por su sigla en inglés) define el consumo excesivo y peligroso de alcohol como un patrón de
consumo que eleva la concentración de alcohol en la sangre al 0.08%, es decir, 0.08 gramos de alcohol por decilitro, o
más. Para un adulto típico, este patrón corresponde al consumo de cinco o más bebidas estándar (o equivalentes de
bebidas alcohólicas) en el caso de los hombres, o en el caso de las mujeres, cuatro o más bebidas estándar en unas
dos horas. Sin embargo, las investigaciones demuestran que los adolescentes (en comparación con los adultos)
necesitan menos bebidas en el mismo periodo de tiempo para alcanzar la misma concentración de alcohol en la
sangre: solo tres bebidas en las chicas y de tres a cinco bebidas en los chicos adolescentes, dependiendo de su edad y
amaño.10
El abuso de alcohol: El NIAAA define el abuso de alcohol para los hombres como más de cuatro bebidas en un día o
más de catorce bebidas en una semana, y para las mujeres como más de tres bebidas al día o más de siete bebidas a
la semana.
Las investigaciones sugieren que los patrones de desarrollo del cerebro adolescente pueden aumentar la
probabilidad de que los adolescentes adopten comportamientos peligrosos, como el consumo de alcohol.3 Por
ejemplo, los sistemas del cerebro que responden a las recompensas y a los factores de estrés son muy activos en la
adolescencia. Mientras tanto, las áreas del cerebro relacionadas con la planificación y la toma de decisiones (la
corteza prefrontal) son las últimas áreas en madurar, generalmente al menos hacia mediados de los 20 años. 4
Los científicos han descubierto que el alcohol provoca menos sedación (somnolencia) y menores alteraciones del
equilibrio y la coordinación muscular en roedores adolescentes que en roedores adultos. 3 Si estos resultados se
aplican a los seres humanos, los adolescentes podrían correr un riesgo aún mayor de sufrir daños a causa del alcohol,
ya que siguen bebiendo y alcanzan rápidamente concentraciones más altas de alcohol en la sangre a pesar de los
impedimentos en la toma de decisiones y el control de impulsos.
El vínculo entre los traumas infantiles y el posterior abuso de alcohol
Los estudios sugieren que los jóvenes que han sufrido traumas en la infancia pueden tener un crecimiento
interrumpido en las regiones del cerebro y en los sistemas de conexión entre las regiones del cerebro, lo que puede
hacer que sean más propensos a consumir alcohol de forma excesiva y peligrosa durante la adolescencia. 10,15
En los adultos, el consumo de alcohol afecta a la toma de decisiones y al control de los impulsos, y puede llevar a una
serie de consecuencias negativas. Para los adolescentes, el consumo de alcohol puede dificultar aún más el control
de los impulsos y la toma de decisiones saludables. Tanto en los adolescentes como en los adultos, el consumo de
alcohol también reduce la capacidad de percibir el peligro ya que interrumpe la función de una región del cerebro
llamada la amígdala. El alcohol suele producir sentimientos gratificantes, como la euforia o el placer, que "engañan”
al cerebro para que piense que la decisión de consumir alcohol fue positiva y motiva que se vuelva a beber en el
futuro.
Si una persona consume suficiente alcohol, sobre todo si lo hace rápidamente, el alcohol puede producir una laguna
mental. Las lagunas mentales inducidas por el alcohol son vacíos en la memoria de una persona sobre los eventos
que ocurrieron mientras estaba intoxicada. Estos vacíos se producen porque el alcohol bloquea temporalmente el
paso de recuerdos del almacenamiento a corto plazo al almacenamiento a largo plazo. Esto se conoce como
consolidación de la memoria y se produce en una región del cerebro llamada el hipocampo.
Las lagunas mentales inducidas por el alcohol son bastante comunes entre los adolescentes. En un estudio, uno de
cada cinco adolescentes mayores que alguna vez bebieron alcohol informó de una laguna mental inducida por el
alcohol en los seis meses anteriores.5
Incluso una pequeña cantidad de alcohol puede causar un sutil deterioro de la memoria mientras una persona está
bebiendo. Cuanto más alcohol consume una persona, aún mayor es el deterioro de la memoria. 6
Cada vez son más las investigaciones que sugieren que el consumo de alcohol en la adolescencia puede tener efectos
significativos en la función cerebral. Mientras más temprano se comience a beber alcohol, más probable es que se
produzca un impacto medible en las funciones cognitivas, la memoria y el rendimiento escolar a lo largo del tiempo,
tal vez incluso en la edad adulta.10,11
El consumo excesivo de alcohol durante la adolescencia, generalmente medido por un historial de consumo peligroso
o un diagnóstico de trastorno por consumo de alcohol, se ha relacionado con cambios en y entre las regiones del
cerebro.12 Por ejemplo, los investigadores han encontrado reducciones en el tamaño del lóbulo frontal (involucrado
en la planificación y la toma de decisiones), el hipocampo (involucrado en el aprendizaje y la memoria), la amígdala
(involucrada en la detección del miedo) y el cuerpo calloso (involucrado en la comunicación entre los dos lados del
cerebro).10,13 Los investigadores también han encontrado que el consumo excesivo de alcohol altera los patrones
normales de desarrollo en las conexiones en y entre las regiones del cerebro, y debilita las conexiones entre las áreas
del cerebro que regulan el funcionamiento emocional y cognitivo. 4,13
La buena noticia es que la capacidad especial del cerebro para cambiar con la experiencia durante la adolescencia
parece prestarse también a la recuperación de algunos cambios inducidos por el alcohol. 4
Cuanto más sepamos sobre cómo afecta el alcohol al cerebro adolescente, más podremos informar las
conversaciones sobre el alcohol que mantenemos con los adolescentes.
Los padres y los maestros juegan un papel importante en la forma en que los adolescentes piensan sobre el alcohol.
Los estudios demuestran, por ejemplo, que los niños cuyos padres les permiten consumir alcohol tienen más
probabilidades de pasar rápidamente de su primer trago a patrones de consumo poco saludables, como el consumo
excesivo y peligroso de alcohol.14
Los padres, al iniciar conversaciones regulares sobre el alcohol y al servir de modelos positivos con su propio
consumo, pueden moldear las actitudes de los niños sobre el alcohol y darles las herramientas para que tomen
decisiones saludables