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En la actualidad existe una problemática social real, que vivimos, los padres,

los hermanos, los docentes y la sociedad en general, y que además nos


damos cuenta en el día a día que transcurren y no es más que el creciente
consumo de bebidas alcohólicas de los adolescentes, cuyas edades oscilan
entre los 12 y los 15 años generalmente.

La accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas es cada vez mayor, a


pesar de las prohibiciones supuestamente establecidas para su venta a
menores, debido a la escasa o nula supervisión de las autoridades encargadas
de regular la venta de bebidas embriagantes; hoy encontramos expendios de
éste tipo a escasos 50 metros de los accesos a los planteles escolares, lo que
sin duda es una tentación constante para nuestros jóvenes y nuestra
comunidad en general.

El alcohol es una droga muy integrada dentro de nuestra sociedad y vida


cotidiana, de forma que, se cree, que siempre y cuando se consuma dentro de
unos límites, no produce un rechazo social.

El alcoholismo en la adolescencia a veces supone saltarse esos límites,


comenzar a consumir alcohol cada vez que el joven se junta con los amigos,
en grandes cantidades y sin reparar en las consecuencias negativas. 

Llevamos muchos años tratando de retrasar la edad con la que los


adolescentes se inician en algunos comportamientos de riesgo, como el
consumo de tabaco, alcohol y hachís, o las relaciones sexuales. Los motivos
de este interés parecen claros: durante la adolescencia temprana aún no están
maduros los circuitos cerebrales relacionados con el control del
comportamiento, mientras que sí lo están los relacionados con el placer.

Lo adultos que comenzaron a tomar a temprana edad, o incluso antes, pueden


dar fe de lo complicado que resulta desengancharse de este terrible mal hábito.
Los patrones de consumo de alcohol en menores de edad se deben a una
variedad de factores: la familia, los amigos, los medios de comunicación, las
normas culturales y la religión, así como las políticas gubernamentales.

Por ejemplo, se ha comprobado que la promoción de bebidas alcohólicas en


los medios publicitarios influye en la decisión que toman los adolescentes para
beber, y existe evidencia que demuestra que esta publicidad aumenta las
probabilidades de que los adolescentes y jóvenes comiencen a beber, o
aumenten su consumo de alcohol.

En nuestro país vemos con gran preocupación que es en el hogar donde


empieza el consumo de bebidas alcohólicas en los adolescentes, ya que
nuestros padres, ven este consumo como algo normal, y que el consumo del
mismo ayudará a nuestros jóvenes a estar de un mejor ánimo durante una
reunión familiar.

Los adultos desempeñan un papel clave en el consumo de alcohol de los


menores de edad. Lamentablemente, casi la mitad de todos los bebedores
menores de edad reportan que consiguen el alcohol por parte de un adulto. Sin
embargo, los adultos también juegan un papel importante en la prevención del
consumo de alcohol. Aquellos chicos cuyos padres se interesan en sus vidas
son menos propensos a beber. 

Una publicación del diario 2001, señala que los jóvenes venezolanos inician el
consumo de bebidas alcohólicas entre los 13 y 15 años, responsabilizando de
esta conducta al hogar, lugar donde muchos comienzan su vinculación con
esta droga lícita.

Asimismo, subraya que el alcohol se posesiona como la principal forma de


consumo de drogas lícitas en la población escolar y alcanza una
prevalencia de 47,2%.
El rotativo también refleja que el 50% de los jóvenes del país ingresan a este
mundo de las drogas, licitas o no, producto de sentimientos negativos,
como rabia o tristeza.

Vale destacar, que estas cifras fueron ofrecidas por un estudio nacional
realizado por la Oficina Nacional Antidrogas.

Los adolescentes son curiosos y desean hacer las cosas a su manera. Pero la
presión para adaptarse podría dificultarles el hecho de resistirse al alcohol si
parece que todo el mundo lo está probando.

El mejor momento para comenzar a hablar con su hijo adolescente sobre las
drogas y el alcohol es ahora. Los niños ya a los 9 años de edad pueden sentir
curiosidad respecto al consumo de alcohol y pueden incluso probarlo.

Cuando un niño empieza a beber antes de los 15 años, es mucho más


propenso a convertirse en un bebedor crónico o en bebedor problemático.
Aproximadamente 1 de cada 5 adolescentes se consideran bebedores
problemáticos.

Si cree que su hijo está consumiendo alcohol pero no habla con usted al
respecto, consiga ayuda. El proveedor de atención médica de su hijo puede ser
un buen punto de partida.

Es importante que hable con ellos. Muestre preocupación, pero no los


sermonee y no los culpe. Ante todo, escúchelos. Es muy importante que
establezca una comunicación con sus hijos. Ellos necesitan saber que pueden
ser honestos con usted. Esto puede hacer posible que ellos se acerquen a
usted con los problemas por los que están pasando.

Tener una adicción repercute de manera negativa no solo en uno mismo, sino
en el entorno que nos rodea. ¿Te has puesto a pensar alguna vez en el dolor
de esos padres, que tienen que ver la autodestrucción de sus hijos? ¿En la
impotencia de los amigos al saber que no pueden hacer mucho, por una
persona que ha decidido tomar un mal camino? ¿En el horrible final que puede
aguardar el resultado de un vicio? Si no lo has hecho, quizá las frases para
reflexionar que hemos traído el día de hoy te ayuden a hacerlo.

 Tu adicción no es el resultado de tu fracaso, sino de tu temor a triunfar


en la vida. Siempre estás a tiempo de convertirte en una mejor persona,
no dejes que los vicios te arrastren a tal punto que un día te despiertes,
y sea demasiado tarde.

 Si piensas que fumar, beber o drogarte, o ir a la cama con cualquier te


hará una persona más madura, es porque aún no conoces el verdadero
significado de la palabra madurez. Ser maduro no significa tomar
decisiones arriesgadas porque sí, sino tomar los riesgos porque vale la
pena hacerlo de verdad y no para sentirte en las nubes por un minuto.

 Para disfrutar de la vida, necesito utilizar todos mis sentidos de manera


consciente. Prefiero quedarme con un solo recuerdo lúcido, que tener
miles de ellos borrosos.
CONCLUSIÒN.

En la actualidad y desde hace mucho tiempo, la ley establece una edad


específica para poder comprar y/o consumir bebidas alcohólicas en Venezuela
y en casi todos los países en donde el consumo de alcohol ha sido legalizado.

Esto se debe a que el consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad


tiene repercusiones en la salud y desarrollo de la persona. Además los
estudios revelan que el consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad,
producen episodios recurrentes de consumo en la adolescencia y beber hasta
embriagarse puede afectar negativamente el desarrollo mental, los hábitos de
estudio y el desarrollo de las habilidades necesarias para una correcta
transición durante su vida adulta.

El alcohol perjudica las áreas cerebro responsable del aprendizaje y la


memoria, las habilidades verbales y la percepción visual. Por consiguiente, el
consumo excesivo de alcohol afecta la creación de nuevos recuerdos, las
habilidades de resolución de problemas, el pensamiento abstracto, la atención
y la concentración.

“Tal vez algún día dejen a los jóvenes inventar su propia


juventud”.

Quino

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