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2022

OGM. Incertidumbre y
prevención.
TRABAJO DE DEBATES DE LA CIENCIA CONTEMPORANEA
BORJA SANCHEZ PECHE
Índice

1. Introducción. ............................................................................................. 2

2. Definiciones básicas. ................................................................................. 4

3. El Principio de Prevención y la incertidumbre. ........................................ 5

3.1. El Principio de Prevención.................................................................. 5

3.2. El papel de la incertidumbre como factor de prevención. .................. 6

3.2.1. La pluralidad epistemológica de las ciencias de la vida.............. 6

3.2.2. Percepción social del principio y decisión. .................................. 7

4. Los Intereses. ............................................................................................. 9

5. Las Conclusiones..................................................................................... 10

Bibliografía: ............................................................................................... 12
1. Introducción.

El problema de los OGM o Transgénicos nos ha venido acompañando desde hace ya


tiempo. Aunque, en buena medida, no ha sido precisamente la transparencia lo que mejor
le ha caracterizado. La falta de información -a tiempo- y la proliferación de discursos
sesgados ha acompañado el sesgo de intereses en los programas de investigación
financiados y ha incentivado una opinión mayoritaria que unida a los marcos epistémicos
de base han incentivado formas de reconocimiento que afectan también al tipo de
publicaciones que finalmente pueden ver la luz. En el caso de Argentina que aquí nos
ocupa, del 1996 que se reveló la presencia del cultivo OGM -y su correspondiente pack
de insecticidas- hasta el año 2000, no apareció ninguna publicación que tematizara la
situación. Todo ello incentivó un olvido social y popular de la circunstancia ambiental
que se estaba generando que concluyó en el dominio total del discurso por parte de los
especialistas y tecnócratas (Guillermo Folguera, Erica Carrizo y Alicia Massarini. 2014,
101). Sin embargo, con el tiempo la situación ha venido levantando críticas y sospechas
desde distintos frentes (ecologistas, ambientalistas, indigenistas, sociales…). Ya en 1992,
la ONU, redacto el “Convenio sobre la Diversidad Biológica”, ratificado por 126 países,
que pretendía asegurar bases que impidieran la clase de desastres que pueden derivarse
de la implementación de las nuevas tecnologías. Hoy en día la situación ha sido muy
problematizada, pero, en mi opinión, está lejos de haberse solucionado.

Podemos hablar de dos perspectivas interconectadas desde la que problematizar el asunto;


la epistemología social y la bioética. Uno de los problemas a señalar tiene que ver con a
donde se dirigen los presupuestos de investigación. Como plantea (Rodriguez Yunka,
Eduardo. 2010), si los OGM constituyen un incentivo para la investigación genética, por
otra parte, los intereses comerciales implicados impiden que se de peso a la investigación
en formas de sostenibilidad, así como en su aplicación. Me resulta obvio que, por los
mismos motivos, también supone un impedimento a que se destine presupuesto a
investigaciones de este tipo -en agroforestal, permacultura, agricultura tradicional, etc…-
que podrían lograr resultados en la clase de problemas -como las plagas o la maleza, más
allá del nivel de eficacia requerido por los intereses empresariales- que se pretenden
solucionar. Otra cuestión de relevancia para la reflexión bioética es el impacto
socioeconómico directo de este tipo de cultivos. Ideados desde un contexto industrial
basado en la patente, en la producción industrial y en la monopolización que favorecen
los intereses particulares de algunas empresas, así como en la acumulación de capital
reproduciendo las desigualdades sociales (Rodriguez Yunka, Eduardo. 2010),
(Riechmann, 2010), (Alicia Bárcena, Jorge Katz, César Morales, Marianne Schaper.
2004) y (Bergel, Darío. 2003).

Mientras que las formas de transmisión del conocimiento en la agricultura tradicional


eran orales y se transmitían libremente entre los familiares y congéneres (Rodriguez
Yunka, Eduardo. 2010 p.3), especialmente entre los pueblos originarios latinoamericanos,
el desarrollo del conocimiento tecnocientífico agrario está arraigado en la industria y en
las necesidades de un mercado empresarial que se basa en el secreto comercial, la
producción de ignorancia -patente-, y el desarrollo de patentes privadas. Esto genera
indudablemente una fisura epistémica que imposibilita una adecuada comunicación con
las comunidades locales que toman su subsistencia de la vida agraria. Se trata de una
situación común en pleno desarrollo de la sociedad del conocimiento el que se genere una
brecha epistémica que produzca una situación de exclusión en algunos grupos
poblacionales, habitualmente pueblos originarios, que se ven desplazados de los
mecanismos de toma de decisión y de resolución de problemas en relación con sus propias
formas de vida (Olivé, León. 2011 pp. 213). Esto también puede generar una cortina de
humo que invisibiliza la ausencia de un auténtico consentimiento informado aun en los
casos, que no son todos, en los que esto se da en teoría dicho consentimiento. Lo cual
impide que se respete el principio de autonomía de estos pueblos (Rodriguez Yunka,
Eduardo. 2010), negándoles el uso de los conocimientos que, por otro lado, comprenden
a sus actividades, así mismo impide que las propias comunidades puedan compartir sus
conocimientos provocando el peligro de que estos se extingan. Es difícil entrar a valorar
la extremada importancia de los conocimientos prácticos de estas personas, por no hablar
de aquellos que son codificados en sus costumbres, creencias y sistemas simbólicos.
2. Definiciones básicas.

Bien, ¿qué es un OGM? “Se define un organismo genéticamente modificado o


transgénico (OGM) como un organismo cuyo material genético ha sido modificado de
una manera que no se produce naturalmente en el apareamiento ni en la recombinación
natural.” (Rodriguez Yunka, Eduardo. 2010. P.2) La definición la toma, Eduardo
Rodriguez, de la Directiva de la Unión Europea 2001/18 CEE. Así mismo,

“Entendemos por biotecnologías al conjunto de técnicas que emplean


organismos vivos o parte de éstos para la elaboración de productos, para
mejorar variedades vegetales o razas animales, o para desarrollar
microorganismos destinados a un uso particular.” (Bergel, Darío. 2003. pp.
155)

Los organismos en cuestión son habitualmente semillas modificadas para aumentar la


eficacia en la producción de alimentos. Podemos encontrar distintos tipos de cultivos
transgénicos según las propiedades introducidas en el código genético: 1. Tolerantes a
herbicidas; 2. Resistentes a insectos; 3. Tolerantes a herbicidas y resistentes a insectos; 4.
Resistentes a virus, (Alicia Bárcena, Jorge Katz, César Morales, Marianne Schaper. 2004.
pp 194). Como se puede ver el objetivo es evitar y “mejorar” mecanismos y técnicas que
ayudaran contra plagas, enfermedades y maleza. Esto indudablemente, para empezar,
hace descender la necesidad de mano de obra.

“En la actualidad existen plantas transgénicas tolerantes a diversos


herbicidas, como el glifosato y el glufosinato de amonio, cuya aplicación
permite prescindir de gran parte de las labores mecánicas y manuales antes
necesarias para el control de las malezas, con lo cual, como es natural, se
simplifica el trabajo agrícola y disminuyen las necesidades de mano de obra
y equipos especializados.” (Alicia Bárcena, Jorge Katz, César Morales,
Marianne Schaper. 2004. pp. 195)
Los argumentos a favor de los transgénicos suelen ser que su desarrollo posibilitaría
acabar con el hambre facilitando la producción de alimentos en zonas desfavorables
debido a la sequía, salinidad, acidez, heladas, etc... (Rodriguez Yunka, Eduardo. 2010) y
(Jesús Casquier y Rodomiro Ortiz, 284). Sin embargo, lo cierto es que esto no es real.
Aun cuando los transgénicos ayudaran al cultivo en zonas desfavorables, esto sería inútil
debido al costo de las semillas y a que los agricultores locales no podrían producir por
ellos mismos el cultivo. También genera una situación de peligro en relación con el
entorno ambiental. Los peligros ambientales pueden dividirse en tres (Alicia Bárcena,
Jorge Katz, César Morales, Marianne Schaper. 2004. pp. 118): 1, Alteración de la
dinámica de las poblaciones; 2, alteración de genes y, 3, contaminación del alimento y
del ambiente.
Entre los primeros encontramos tanto a aquellos que resultan directamente perjudiciales
para las especies como aquellos que lo son de manera indirecta favoreciendo el desarrollo
de alguna articular sobre las demás (como el Fusarium sp.)

"Por ejemplo, algunos investigadores chinos han verificado que en los


cultivos de algodón Bt disminuye la población de parásitos que son
enemigos naturales de pestes y malezas, y se reduce la diversidad de
insectos en general (Xue, 2002)." (Alicia Bárcena, Jorge Katz, César
Morales, Marianne Schaper. 2004. idem).

3. El Principio de Prevención y la incertidumbre.

3.1. El Principio de Prevención.

Este panorama es que dio lugar, dentro del marco del “Convenio sobre Diversidad
Genética” ya aludido, al Principio de Prevención. Según este principio, los países debían
comprometerse a que, en caso de existir riesgo de reducción de la diversidad biológica,
debían interponerse medidas para paliar dicho peligro, aún cuando no existieran pruebas
científicas inequívocas de ello. El principio de prevención requeriría de la aplicación de
una EIA (evaluación de impacto ambiental) "caso por caso y paso a paso" (Alicia
Bárcena, Jorge Katz, César Morales, Marianne Schaper. 2004. 122).
Una evaluación de riesgos debería contener consideraciones sobre los principales peligros
de las plantas transgénicas. De modo que se consideran aspectos como:

“i) la ventaja selectiva conferida a causa de la transferencia de genes a


plantas sexualmente compatibles; ii) la posibilidad de una transferencia
horizontal o lateral del transgene; iii) la posibilidad de que el polen de la
planta transgénica tenga efectos alérgicos o tóxicos; iv) el aumento de la
supervivencia, del establecimiento y la diseminación de las plantas
transgénicas; y v) los efectos adversos sobre otros organismos y la
toxicidad debida a los impactos directos o indirectos del transgene”
(idem. 116).

Está podría medirse en base a una matriz que realizaría sus valoraciones en dos escalas.
Una escala espacial (la planta, parcela, etc) y, por otro lado, la escala de los efectos
indirectos ecosistémicos, económicos, etc... (idem. 115). Sin embargo, el aumento de la
complejidad conlleva un aumento de la incertidumbre en la predicción de los riesgos. Por
ejemplo, a mayor superficie de cultivo, mayor número de factores que desencadenan
etiologías impredecibles. Esto supone importantes dificultades y explica la controversia
entre ambientalistas y biólogos moleculares como se verá. Así mismo, el análisis del
riesgo implica tres etapas: evaluación, gestión y comunicación (idem. 114).

3.2. El papel de la incertidumbre como factor de prevención.

3.2.1. La pluralidad epistemológica de las ciencias de la vida.

Es aquí donde reside la clave del problema; si bien, la validez científica desde los marcos
de la biología molecular (genética) parece que tradicionalmente apuesta por marcos
epistemológicos y ontológicos deterministas y reduccionistas, otros marcos teóricos que
devienen de ámbitos de la biología y las ciencias naturales -ámbitos que estudian niveles
de organización biológica superiores- mantienen posiciones cercanas al cálculo
probabilístico o el paradigma de la complejidad y consideran la variabilidad de los
resultados y la indeterminación gnosológica que eso puede provocar (Guillermo
Folguera, Erica Carrizo y Alicia Massarini. 2014). Además, se da una cierta exclusión de
estas últimas perspectivas debido a las expectativas epistémicas generales de la
comunidad científica y a los valores que, creen, salvaguardan su estatuto de ciencia. Todo
ello abre la posibilidad a percibir un espectro de posibilidades alternas y a la situación
como dudosa y esto, a su vez, genera una cierta flexibilidad en la aplicación del principio.
La situación de discenso y el rango de incertidumbre a la que la cuestión esta sometida
produce interpretaciones variables del principio, -aun cuando se acepta-.

3.2.2. Percepción social del principio y decisión.

En base a estas consideraciones se entenderá que sea legitimo especular que la aplicación
del principio, en mayor o menor medida, dependerá de la percepción social y política que
se tenga de los OGM. Un apoyo social mayoritario facilitará un uso flojo del principio,
mientras que una percepción social más negativa de los OGM´s favorecerá un uso más
seguro del principio.

En este contexto, se realizó un estudio (Guillermo Folguera, Erica Carrizo y Alicia


Massarini. 2014) desde las perspectivas CTS en el que se analizó la prensa de divulgación
que se había producido en argentina, entre el 1996 y el 2011, en relación con el tema de
la OGM´s. Se centraron en las publicaciones de la revista Ciencia Hoy observando que la
metáfora mayoritariamente utilizada era la del “progreso”. Así mismo, proporcionaron
un análisis de los supuestos epistémicos y ontológicos que fundamentaban el discurso
científico.

Concluyeron que, para generar esta situación, interactuaron varios supuestos ontológicos,
sumados a los epistemológicos heredados (Guillermo Folguera, Erica Carrizo y Alicia
Massarini. 2014. pp.99). Según la creencia común del discurso científico, el valor
fundamental de las entidades “inferiores” (moléculas, genes) se reflejaría en presupuestos
metafísicos reduccionistas que otorgarían un mayor valor ontológico a dichas entidades.
Se diría que los genes son más “lo que es” que los organismos complejos o los
ecosistemas. Por otro lado, se observa un "realismo fuerte”: la posición según la cual los
objetos existen con independencia de nuestro conocimiento y constituyen una "totalidad"
única, por lo que solo habría una descripción verdadera y completa del mundo. Así
mismo, el discurso vinculado con las OGM corresponde a un reduccionismo ontológico
según el cual un sistema biológico particular solo es un conjunto de moléculas y sus
interacciones. Según (idem) estos compromisos ontológicos estarían apoyando las
investigaciones.

En cuanto a los supuestos epistemológicos, la herencia positivista en nuestra perspectiva


de las ciencias significa una imagen del tecnocientífico como un mero descriptor del
mundo. El producto epistémico y el progreso, por tanto, aparece independizado de las
dimensiones del deber-ser reflejando simplemente el mundo tal como es. Esto se proyecta
en las aplicaciones de estos productos científicos, de modo que finalmente se asume el
desarrollo tecnocientífico, como una dimensión neutra de la actividad humana en relación
con la moral, la política o la sociedad. Según este análisis esta asunción de la neutralidad
científica a su aplicación técnica proporcionaría un marco teórico que estructura "los
discursos de los especialistas locales acerca de los OGM” (Guillermo Folguera, Erica
Carrizo y Alicia Massarini. 2014. pp.102). La posición ortodoxa en relación con los OGM
obvia las consecuencias emergentes y las propiedades concretas de los sistemas
complejos dados en los niveles superiores.

Las investigaciones y los especialistas establecen su normatividad evaluativa desde


supuestos ontológicos y epistemológicos que reproducen, muchas veces, sesgos de la
evidencia total. Se trata de creencias de base y expectativas epistémicas que influyen en
la validación de los resultados. En el debate entre ambientalistas o especialistas en campos
biológicos de niveles orgánicos más complejos y los biólogos moleculares, estos sesgos
de evidencia total tenderían a decantarse por la aséptica evidencia obtenida en los
laboratorios en condiciones de aislamiento.

Sin embargo, cada vez más se considera la relevancia de la independencia de los


“niveles”, especialmente en ciencia y filosofía de la biología. Desde algunas posiciones
mecanicistas se plantea la inexistencia de relaciones causales entre niveles -sino otro tipo
de relaciones de “mano ancha”- (Romero, Felipe, 2015). En la neurología ganan terreno
las posiciones que cuestionan las relaciones jerárquicas entre los niveles de los sistemas
(Fuster, 2003), replanteando nuestra comprensión de las redes neuronales. Y en Ciencias
Ambientales también deberían ganar relevancia los enfoques sistémicos que tienen en
cuenta la intervención de factores sociales, económicos, así como las dinámicas
ecosistémicas como precursores de cambio que complican la medición y precisión.
Debido a la variabilidad añadida por las continuas transformaciones evolutivas de las
especies dentro de los sistemas, la noción de medición y el tipo de certeza que cabe
esperar requiere de otras epistemologías (Gudynas, Eduardo. 2004. 113)

El mayor problema radica en que la incertidumbre no implica un conocimiento del daño,


sino un desconocimiento. ¿Cómo evaluar y valorar los niveles de desconocimiento para
la aplicación debida del principio? (Rodriguez Yunka, Eduardo. 2010. p.4) Podemos
acercarnos mejor al problema haciendo un ejercicio de empatía: habitualmente no
conocer que algo puede causar daño no nos justifica a pensar que puede provocarlo, más
bien, habitualmente es la ausencia de pruebas lo que nos lleva a pensar que no hay razones
para pensar que podría provocarlo. Ahora bien, en estos casos el acento se pone en el
desconocimiento de los riesgos. Un ejemplo de legislación acorde al principio sería el
"Protocolo de bioseguridad de Cartagena del año 2000" (Rodriguez Yunka, Eduardo.
2010. idem). Según este protocolo, si un estado tiene sospechas de que un producto podría
causar daños, el producto debe prohibirse, aun careciendo de evidencias científicas del
riesgo. ¿Pero quién decide lo que es susceptible de sospecha? Obviamente, los intereses
habituales no se dirigen a la eliminación de las OGM´s, sino a su moderación, pero sin
un cálculo posible de lo desconocido ¿cómo aplicar el principio? ¿Y cuándo? En términos
de aplicación normativa (idem), sin la posibilidad de medir la incertidumbre, o más bien
de adivinar lo incierto, es imposible determinar los límites de aplicación de la norma.

4. Los Intereses.

¿Cuáles son estos “intereses habituales”? En fin, se puede adivinar. El desarrollo


tecnológico impulsado por los intereses de mercado requiere de una aceleración de las
investigaciones que busca de resultados que puedan resultar rentables. La subordinación
de los intereses de la investigación al logro eficiente de objetivos puede generar cierta
ceguera a la hora de ponderar los riesgos derivados de la implementación de tecnologías
nuevas (Bergel, Darío. 2003) y (Rodriguez Yunka, Eduardo. 2010). La incertidumbre y
falta de conocimientos profundos en relación con las nuevas tecnologías genéticas, las
OMG´s, supone una exposición a la posibilidad de que dichos organismos generen daños,
no solo a la salud de las personas, sino además que destruyan los ecosistemas transfiriendo
genes a los organismos silvestres -a través de transmisión horizontal- o generando
sobrepoblaciones que irrumpirían en la estructura trófica. Lo cierto es que un interés que
moviliza el mercado tiene que ver con la privatización del conocimiento, sacar al mercado
la mejor patente lo antes posible de modo que tu producto sea vendido con la mayor
rentabilidad posible antes de sacar el siguiente. Esto da beneficios.

Sin embargo, la validez de este tipo de patentes también ha sido puesto en cuestión debido
a la propia definición de patente (Rodriguez Yunka, Eduardo. 2010. P.6) y (Alicia
Bárcena, Jorge Katz, César Morales, Marianne Schaper. 2004. pp.273-338). Se considera
una patente como valida cuando: 1. es novedosa; 2. es una novedad no obvia; 3. debe
poder ser reproducible; 4. debe tener alguna utilidad, de manera que sea susceptible de
aplicación industrial (Rodriguez Yunka, Eduardo. 2010. P.6). Las críticas al estatuto de
patente aplicado a las OGM vienen de dos tipos (idem). Primero, se cuestiona que se
pueda considerar a una manipulación genética, una innovación. Se considera que algo
constituye una innovación cuando no está entendida dentro del estado de la técnica. "El
estado de la técnica comprende todo lo que haya sido divulgado o hecho accesible al
público en cualquier lugar del mundo, mediante una publicación en forma tangible, la
venta o comercialización, el uso o cualquier otro medio antes de la fecha de presentación
de la solicitud de patente" (idem). Pero la técnica utilizada para la manipulación de
organismos ha sido muy divulgada, la única diferencia que se da es en el producto de la
técnica, no en la propia técnica. Por otro lado, se considera problemático la patente sobre
un ser vivo. Que un ente privado pueda adueñarse de una cualidad de la naturaleza, no se
ve ético.

5. Las Conclusiones.

Un punto importante en la aplicación del principio de prevención debería ser la


ponderación cualitativa de los riesgos y estos están fuera de las posibilidades de ser
manejados como resultados de las pruebas científicas. No se puede valorar igual tener un
30% de posibilidades de sufrir dolor de muelas que tener un 30% de posibilidades de
acabar provocando un invierno nuclear con temperaturas bajo cero en verano. Aunque
quizá este ejemplo es demasiado obvio, lo ciertos es que otros casos podría generar
controversia.
En la ponderación cualitativa de los riesgos están involucrados cuestiones morales,
políticas, epistemológicas que requieren de la participación no solo de los especialistas
de las ciencias implicadas, sino además de todo un tejido deliverativo que compete a
ámbitos interdisciplinarios y, además, de la participación pública y bien informada. Sin
embargo, otro puto importante es establecer la naturaleza del discenso. Cuando el instituto
Marshall quiso poner en duda los cálculos de TTAPS y del NCAR que ya habían sido
apoyados por 6500 científicos, solo contaban, en su etapa inicial, con tres científicos.
(Naomi Oreskes y Erik M. Conway. 87) ¿En qué sentido se puede hablar aquí de
discenso?
Parece, por terminar el texto, que podemos concluir que las OGM´s están envueltas en
una compleja red de factores sociales e industriales que además ocurren sobre trasfondos
filosóficos aceptados por la comunidad científica que, más allá de que sea o no correcta
su aplicación, hace que sea extremadamente complejo establecer nada con claridad. Quizá
mi conclusión sea más radical, al respecto, de lo que todos esos intereses habituales y
expectativas epistémicas parece que pueden llegar a contemplar como respuesta. Me
parece que entre tanta complejidad y tanta nube de polvo se contempla cierta claridad al
recordar que el principio de prevención nos pide la no necesidad de la evidencia científica,
y dado lo que se toma por riesgo, no creo que sea complicado ver que la solución pasa
por no poner en riesgo el entorno ambiental en ningún grado.

Además, la incertidumbre que parece reconocerse, cada vez más, en los sistemas
complejos, nos deja pocas dudas. Sin embargo, reconocer estos grados de incertidumbre,
significa en buena medida abandonar algunos de los objetivos científicos y modernos más
fundamentales: “El Progreso”. Se hace necesario una reinterpretación de nuestra relación
con el conocimiento y quizá de lo que esperamos de él. Las expectativas epistémicas de
aquella ciencia que lo podía todo, quizá deban dejar paso a validaciones menos exigentes,
u exigentes de otro modo, que no requieran de la determinación ineludible y predecible
del mundo bajo un mismo modelo perfectamente cuantificado y medido. Este modelo
viejo de ciencia -y de mundo- se muestra cada vez menos realista y posible.

No sé si debería entender que en ocasiones nuestra ignorancia no es un mal, o, por lo


menos, no el peor mal posible y, sin embargo, a su vez, apostar por comprendernos en
esa misma ignorancia como agentes que afectan a través de sus acciones. O, más bien,
entender que, a veces, a lo que llamamos ignorancia no es más que una forma de
conocimiento que no hemos llegado a validar por no haberla comprendido
Bibliografía:

- Alicia Bárcenas, Jorge Katz, César Morales, Marianne Schaper. “Los trangénicos
en América Latina y el Caribe: un debate abierto” Santiago de Chile, junio de
2004. Naciones Unidas. Cepal.

- Bergel, Darío. “Percepción social de la nueva biotecnología vegetal.” REDES,


Vol. 10, nº 20, Buenos Aires, diciembre 2003, 154-170.

- Fuster, J.M. “Cortex and Mind: Unifying Cognition” Nueva York, Oxford
University Press.

- Gudynas, Eduardo. “Ecología, Economía y Ética del Desarrollo Sostenible”


2004. Coscoroba.

- Guillermo Folguera, Erica Carrizo y Alicia Massarini. “Análisis de los aspectos


epistemológicos y sociales presentes en el discurso tecno-científico referido a los
organismos modificados (OGM) cultivados en la Argentina” Enero 2014. Revista
CTS, nº 25, vol. 9. 91-119.

- Jesus Casquier y Rodomiro Ortiz. “Las semillas transgénicas: ¿un debate


bioético?” 2012. Derecho Pucp, nº 69. 281-300

- Naomi Oreskes y Erik M. Conway. “Mercaderes de la Duda. Cómo un puñado


de científicos ocultaron la verdad sobre el calentamiento global” 2010. Capitán
Swing. (edición digital)

- Olivé, León. “Los retos de las sociedades interculturales: interculturalismo y


pluralismo”. 2011. Cuadernos inter.c-a-mbio, año 8, n.9, 207-227

- Rodríguez Yunta, Eduardo. “Reflexión bioética sobre el uso de organismos


genéticamente modificados” 2010. Bioethikos. 222-227

- Romero, Felipe. “Why there isn´t inter-level causation in mechanisms” 2015.


Synthese, Vol 192, nº 11

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