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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la educación


Universidad Nacional Experimental de la Gran Caracas
Núcleo La Urbina
Sección : 20100

Ensayo N°2

Profesor: Participante:
Carlos del Castillo Dreysha Medina
C.I: 30356377
Una obra que tiene por objetivo proporcionar a los sectores populares elementos
conceptuales y operativos que les permitan alcanzar una verdadera autogestión
cultural

Sobre esta interpretación del pensamiento de Wolfflin haré dos observaciones. La


primera, que un ámbito territorial nacional o étnico suele tener más de una
tradición, pues cada tipo de práctica artística posee la suya, y a veces una misma
práctica puede admitir más de un estilo.

Ya no es el bienestar social lo que determina sus acciones, sino un interés


personal. No obstante, se ve en la necesidad de presentar sus iniciativas como
algo altamente beneficioso para la sociedad en su conjunto, lo que dará
nacimiento al mito del progreso. Al comerciante se une el banquero, que financiará
sus aventuras de expansión.

Las innovaciones, al igual que en el arte popular de hoy, se daban siempre, pero
de un modo lento, gradual, y en el artista no existía el propósito de destruir el
acervo colectivo, sino el de enriquecerlo.

Se podría decir entonces que la estética avanza en dos grandes direcciones. Por
un lado, tenemos una estética subjetivista que se pretende singular, original, y se
afirma en la negación de los valores socialmente establecidos, y por el otro, la
estética de la comunidad, que es la estética de la objetividad, o de la objetivación
del pensar y el sentir de un grupo social en lo que respecta a la producción
simbólica.

Ello implica que opera aquí algún mecanismo que lleva no sólo a justificar y tolerar
el exceso, sino que lo convierte en un poderoso nutriente de la cohesión social.

Las ceremonias que tienen lugar en ella suelen ser más lucidas que las que se
realizan fuera de este contexto.
Los objetos se embellecerán para entrar en ella, y los mismos cuerpos se llenan a
menudo de pinturas, plumajes y otro tipo de adornos, si no recurren a la máscara y
los distintos recursos para borrar la identidad de los participantes y permitirles así
ser otros, tanto personajes terrenales como seres mitológicos y legendarios o
directamente dioses.

Como ya vimos, los objetos y el cuerpo se estetizan al máximo para ingresar en


ella, y las artes de la representación alcanzan allí su apogeo: la música, la danza,
la narración oral, los juegos, combates y destrezas corporales de todo tipo.

La eficacia que consiga dependerá del esplendor de las formas que logre, de la
fuerza de las imágenes y el asombro que éstas produzcan en los participantes. Tal
belleza se despliega a veces para nombrar, pero también para ocultar y
enmascarar.

Realizar un esfuerzo intelectual y sensible para comprender otra cultura, sino


hacia una industria turística ya plenamente insertada en la cultura de masas.

La cultura de masas no soporta la irrupción plena de lo diferente, con todos sus


filos y aristas, desde que no está dispuesta a aceptar el desafío del diálogo
intercultural, algo que no se halla al alcance de su pobre percepción del mundo.

Los más sofisticados medios de comunicación, se está convirtiendo en una fuerza


avasallante que amenaza no sólo a las culturas populares, sino también a la mejor
herencia de la modernidad occidental y el legado ético de la humanidad.

Uno sabe que está pisando el terreno del arte cuando una teoría así lo indica,
pues sin ella resulta imposible separar al arte de los fenómenos que no lo son.
Vendrá luego el estudio de las formas visuales, siguiendo su evolución a lo largo
del proceso histórico de la cultura.

En el punto de partida se debe prestar especial atención a los mitos, tomándolos


como fundamentos de la cultura y no cual simples ficciones.

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