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La cultura en Zacatecas

Antes de seguir hablando de cultura, señalo que el mundo padece hambre

y esto hace que no sea ella, la cultura, su preocupación central.

Todo esfuerzo destinado a orientar hacia la cultura

los pensamientos dirigidos al hambre redunda en un hecho artificial.

A. Artaud

Cultura, se le define como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y


materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo
social en un periodo determinado. El término “cultura” engloba además modos
de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores,
derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. A través de la
cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus
realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden.

El término de cultura tiene ahora un significado semejante al que los


griegos denominaban paideia y los romanos de tiempo de Cicerón humanitas.
Es decir, la educación del hombre como tal, esto es, la educación debido a las
buenas artes que son propias del hombre y que lo diferencian de los otros
animales. En este sentido, la cultura fue para los griegos la búsqueda y la
realización que el hombre hace de sí, o sea de la verdadera naturaleza humana.
Es decir, el hombre no puede realizarse como tal sino a través del conocimiento
de sí mismo y de su mundo. Pero también, el hombre no puede realizarse como
tal sino en la vida de la polis, como bien lo afirma Aristóteles de que el hombre
es por naturaleza un animal político.

Ya en la edad media el estudio de las artes liberales (Trivium y


cuatrivium) constituyen el fondo y preámbulo de la cultura, y la filosofía era
entonces el instrumento principal de esta preparación, ya que el deber de la
filosofía consistía en hacer accesibles al hombre las verdades reveladas por la
religión. La filosofía cierva de la teología. La edad media conservó el carácter
aristocrático y contemplativo propio del ideal clásico.

En el renacimiento, el concepto de cultura lo llevaron a la formación que


permite al hombre vivir del mejor modo posible en el mundo que es suyo. Pico
della Mirandola nos dice que a través de la sabiduría el hombre llega a su
realización total y resulta un microcosmos en el cual el mismo macrocosmos
encuentra su perfección. Sin embargo, el concepto sigue conservando su
carácter elitista porque la cultura es sabiduría, y como tal está reservada a unos
cuantos, ya que el sabio se separa del resto de la humanidad, tiene un status
diferente al del resto de la humanidad.

La ilustración es el primer intento de eliminar el carácter aristocrático de


la cultura, en primer lugar intentó extender el conocimiento hacia todos los
posibles objetos de investigación y en segundo lugar intentó difundir la cultura
a la mayoría de los hombres, un ejemplo de esto es la Enciclopedia francesa.
Ser culto, ya no significaba poseer las artes liberales de la tradición clásica, sino
conocer en cierta medida la matemática, la física, las ciencias naturales,
históricas y filológicas. El concepto de cultura comenzó a significar
“enciclopedismo”, es decir una especie de conocimiento general de todos los
temas.

En la actualidad, en este mundo globalizado, donde las fronteras han


caído por las supercarreteras de la red de redes, donde la diversificación del
conocimiento se ha hecho de dimensiones colosales, en cada rama de la ciencia
existe un mundo por conocer. De tal manera que si defendemos la idea de
hombre culto como aquel dueño de conocimientos generales, la definición
quedaría reducida y no encontraríamos un hombre culto en todos los sentidos.

Pero esto no excluye a que un cierto tipo de gente, se sigan dedicando a


actividades de tipo contemplativo; el arte actual sigue siendo elitista y reservado
sólo para aquellos doctos en el entendimiento de la materia. Sin embargo, ayuda
a buscar salidas alternas a la trampa del mundo neoliberal; el arte propone
acciones posibles a las únicamente productivas, y nos libera de la neurosis que
produce el mundo competitivo.

Es cierto que el arte no es la salvación del hombre, pero también es cierto


que si a los hombres los especializamos cada vez más en disciplinas especificas,
al final nos encontraremos con una humanidad dividida, cuadrada, limitada, en
suma poco creativa. Por eso la importancia de diversificar la educación cuando
menos en las escuelas de nivel medio y superior de incluir en la currícula de
nuestros jóvenes asignaturas de carácter artístico.

Se trata de exponer a la población a la experiencia estética, con la


capacidad de sentir y responder a impulsos que tienen que ver con el arte. Esos
impulsos son como emanaciones, cierto tipo de energía que emiten los objetos
cargados de arte, esos estremecimientos son capaces de impactar en una parte
de nuestra sensibilidad, pero casi siempre somos inhábiles de codificar por la
lógica de la razón. El suceso creativo es anterior a las palabras, anterior al
signo, la experiencia estética, es como un virus, una vez infectados lo llevamos
por siempre y es fácil contagiar a otros.

Por otra parte, nuestra ciudad capital se ha convertido en un polo muy


importante de manifestaciones culturales. Zacatecas, ni duda cabe, es una de las
ciudades más hermosas de México, sus construcciones de corte colonial, las
calles y callejones arreglados caprichosamente hacen que tenga un encanto
especial para el turismo. Ubicada en el corazón de México, no cuenta con
playas, ni paisajes verdes que impresionen, tampoco tiene industrias
importantes; digámoslo claro, la falta de fuentes empleo hacen que Zacatecas
tenga una problemática muy especial.

Por tal motivo es factible usar las manifestaciones artísticas como miel
para atraer a visitantes que quieran encontrar algo diferente, para aquellos
turistas que busquen además del solaz esparcimiento el cultivo de las facultades
espirituales mediante el contacto con el arte. Hay una línea política tirada en
este sentido, el de convertir a Zacatecas como ciudad cultural.

Sin embargo, para que los habitantes y visitantes de Zacatecas tengamos


acceso a la cultura artística, debemos edificar bases desde los pequeños, se
tendrán que formar más artistas desde la niñez, pero también tendrá que existir
escuelas profesionales del arte para que todo Zacatecas sea una verdadera cuna
de artistas. Algunos visionarios auguran una ciudad con espacios artísticos
diseminados por todas partes en donde la calidad sea la guía de actividades;
imaginan rigor y disciplina pero con libertad para crear; un lugar donde la
inspiración nos encuentre trabajando; un lugar de construcción de procesos
creativos; un espacio para compartir pensamientos, donde se reflexione acerca
del arte, donde se edifique al artista, donde se compartan propuestas estéticas;
Zacatecas, una morada para el arte.

Pero para eso hace falta afinar una política cultural encaminada a
desarrollar el arte, integrando un plan global que lleve el arte a todas partes
primero con los niños, en las escuelas primarias, en las secundarias, en las
colonias, en las rancherías. No podemos estar a la espera, debemos ir al
encuentro y tenemos que provocar la infección de este virus en otros seres, sólo
eso nos empujará a lo que queremos todos los artistas. No hay de otra, tenemos
que desdoblarnos y hacer más de lo que ahora estamos haciendo, difundir
nuestras actividades hasta en los terrenos más agrestes, estar allí en la tierra
virgen, estar presentes en todas partes, aprovechemos la globalización nuestro
mercado es el mundo.

Por eso los zacatecanos imaginamos un Zacatecas reconocida en todo el


mundo por su capacidad de generar alternativas de expresión dentro del ramo
del arte, como un espacio de proyección de talentos con influencia en todos
los lugares en que se muestren; con escuelas de arte de calidad, amplios
salones de ensayo, acondicionados con barras y espejos, baños y duchas
limpias, biblioteca atiborrada de textos de historia del arte, de dramaturgia, de
música, artes plásticas, de técnicas de actuación y de todos los temas que
benefician la actividad artística; con profesores bien preparados, con la
pasión a flor de piel, y con un profundo respeto al proceso creativo de los
alumnos.

Efraín Martínez de Luna

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