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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder popular para la Educación


Misión Robinsón
Upata- Municipio Piar
Estado Bolívar

5 PUNTOS RELEVANTES DE LA CARTA DEL PRESIDENTE NICOLÁS


MADURO
ENVIADA A LA 77 ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU.

Análisis de los 5 puntos Una de las características de la vida social es la naturaleza


dinámica de sus instituciones, lo que no deja a un lado lo correspondiente al marco
normativo que rige la conducta tanto individual como colectiva. En tal sentido, se presenta
un análisis del protagonismo ciudadano y la reconstrucción de los espacios de
participación política en Venezuela, a partir de los principios establecidos en la
Constitución de 1999. Para ello, se realizó una revisión de los conceptos de democracia y
ciudadanía, así como de la estructura axiológica de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela con respecto a la participación ciudadana, como parte de los
derechos políticos. La investigación es documental, con un enfoque cualitativo
fenomenológico, un nivel interpretativo y un diseño basado en el método dialéctico. Las
reflexiones conclusivas apuntan hacia la idea de una estrecha relación conceptual entre la
participación y el protagonismo en el texto constitucional, pero también promueven una
mayor indagación acerca del significado que tiene el ejercicio de la soberanía a través de
los derechos políticos, siguiendo los postulados de diferentes áreas del conocimiento.

Varias circunstancias se juntan para escribir esta reseña. Una larga amistad que me une
al autor desde los jóvenes días en que vendía libros en los pasillos de La Universidad del
Zulia, la vecindad de 20 años y el compartir asuntos de con- dominio, la frecuencia
arrítmica en los criterios políticos compartidos, la llegada a mis manos de este ejemplar
tras sortear íntimos vericuetos pues está dedicado a un sobrino que estudia con mi hijo, la
puntualidad del tema como si su transversalidad copiara la del país, su pertinencia en esta
Hora crítica cuando más necesitamos pensar y comprender sin apremios la realidad que
nos rodea y atraviesa, profusa, profundamente.

De lo planteado anteriormente es importante enfatizar dos aspectos sobre la participación


asociados al año 1999: el primero es que se redacta una nueva constitución para la
República de Venezuela, la cual le otorga rango constitucional a la participación
ciudadana y, segundo, que esta constitución se gesta en el seno de una novedosa
estructura de participación que gana terreno en América Latina, como lo es la Asamblea
Nacional Constituyente. Estos elementos demuestran el cambio de paradigma del Estado
venezolano, que queda consagrado en esta constitución y es lo que permite hablar de
participación social en lo sucesivo. Luego de la creación de la constitución de 1999,
enmarcada dentro de los retos y desafíos, donde la globalización se ha encargado de
estandarizar y aplicar un mismo patrón para todo y todos, son muchos los cambios que se
van dando en todas las materias, además, de incentivar el nacimiento de un nuevo
modelo que busca la transformación de las estructuras políticas, económicas y sociales.

Se analizan los fundamentos teóricos de los modelos de Estado implementados en


Venezuela (Bienestar, Neoliberal y Socialista) y su aproximación territorial entre 1958 y
2013, a partir de la hermenéutica dialéctica y el análisis de contenido en los once planes
de la Nación. Allí podemos observar el basamento teórico: Centro-Periferia de la CEPAL
y Dependencia (postura reformista), para el Estado de Bienestar, la acumulación flexible
para el Estado Neoliberal, y el Desarrollo Endógeno y Dependencia (postura radical) para
el Estado Socialista. Bajo estos fundamentos disímiles, las aproximaciones al territorio
coindicen en la existencia de un patrón desigual de ocupación. Se extrapola así una
situación considerada inapropiada en el plano socioeconómico (desigual distribución del
ingreso) al plano territorial. Por tanto, el propósito de las políticas territoriales lo ha sido
intentar desmontar este patrón de ocupación, caracterizado por concentrar en la región
centro-norte del país (donde se localiza la capital), las mayores oportunidades de
bienestar.

Para abordar esta problemática de carácter eminentemente teórico, se utilizó el método


hermenéutico-dialéctico (Martínez, 2007), desde el que se revela la lógica del proceso
Histórico, que en términos sociales se gesta en contradicciones, por tanto, pasa a ser
esgrimido para la explicación de las contradicciones sociales y sus manifestaciones en la
organización del espacio (Rojas y Gómez, 2010). En este análisis se asumió para la
identificación en los documentos oficiales que han regido los modelos de Estado
(Bienestar 1958-1988, Neoliberal 1989-1998 y Socialista 1999-2013), de sus fundamentos
teóricos y aproximación territorial. El punto de partida fueron fuentes secundarias,
específicamente documentos de carácter oficial, concretamente los planes de la Nación,
los cuales constituyeron fuentes fidedignas y prácticas para revelar los intereses y
perspectivas de comprensión de la realidad.

Todos sabemos que el multilateralismo es esencial en nuestra visión del mundo, pero
también que está atravesando momentos difíciles. Sin embargo, con el nuevo Gobierno
estadounidense, tenemos una oportunidad real de trabajar para su reactivación, aunque
no sea una tarea fácil. En primer lugar, porque existen diferencias en todo el mundo sobre
cómo reconstruir el multilateralismo; en segundo lugar, porque, en un mundo multipolar y
fragmentado, la base geopolítica del multilateralismo está cambiando y, en tercer lugar,
porque Europa, al igual que otros actores globales, tendrá que trabajar de una manera
más enérgica para promover sus intereses en un mundo más transaccional.

Con esto queremos decir que, si queremos hacer avanzar algunos principios clave en la
escena mundial, tenemos que recurrir a todo nuestro peso político a la hora de
defenderlos y no limitarnos a confiar en su valor moral.
El mundo actual es cada vez más multipolar y menos multilateral. El reto para Europa es
conciliar ambas dimensiones, adaptándose a la nueva distribución de los centros de
poder, y trabajando, al mismo tiempo, para reducir la división política del mundo en polos
competidores.

En las tres últimas décadas hemos asistido a una rápida transformación en la distribución
del poder en todo el mundo. Pasamos de una configuración bipolar entre 1945 y 1989 a
una configuración unipolar entre 1989 y 2008, antes de entrar en lo que podríamos
denominar la «multipolaridad compleja». Desde el punto de vista económico, por ejemplo,
tenemos tres polos dominantes: Estados Unidos, China y la Unión Europea; sin embargo,
desde el punto de vista político, el asunto es más complejo: en primer lugar, porque el
sistema mundial se estructura, cada vez más, sobre una bipolaridad sino-americana
emergente; en segundo lugar, porque hay importantes potencias políticas y militares que
no son necesariamente potencias económicas al mismo nivel (como Rusia o, a escala
regional, Turquía); en tercer lugar, porque hay actores que se encuentran en medio del
escenario, como la UE, que tienen un fuerte peso económico pero son aún polos políticos
en vías de consolidación. La ambición de lo que denominamos Europa geopolítica se
basa, precisamente, en reducir la separación entre nuestro poder económico y nuestra
influencia geopolítica.

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