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Tema 6. Abal
Tema 6. Abal
SIMPLES;
COMPLEJAS.
LA FACULTAD:
2. FACULTAD ESPECÍFICA:
b) FACULTAD RESIDUAL.
EL PODER;
LA CARGA;
EL DEBER;
LA OBLIGACIÓ N;
LA SUJECIÓ N;
LA RESPONSABILIDAD.
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DERECHOS SUBJETIVOS;
PODERES-DEBERES;
DEBERES COMPLEJOS;
OBLIGACIONES COMPLEJAS.
-SITUACIONES JURÍDICAS:
ACTIVAS;
PASIVAS.
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CAPÍTULO PRIMERO: CONCEPTO.
Ingresando en el aná lisis del tema, como vimos en la primera parte de esta obra el
objeto del proceso parece consistir en una insatisfacció n jurídica cuyo cese se
reclama a la jurisdicció n a través de un proceso. A su vez el Derecho Procesal,
analizado en la segunda parte, es un conjunto de normas que regulan ese proceso.
A continuació n y ya en la tercera parte estudiamos a los sujetos del proceso; es
decir, a los sujetos a los que se refieren tales normas. Ahora veremos cuales son las
diferentes situaciones jurídicas en las que aquellas normas colocan a estos
sujetos; vale decir siguiendo a BARRIOS DE ANGELIS, analizamos aquellas
diferentes posiciones en que las normas colocan a los sujetos del proceso.
Las normas jurídicas (todas ellas, incluidas las procesales), describen hipó tesis
(consistentes en que un sujeto sea o no sea de determinada forma, o realice o no
realice cierto acto) que de ocurrir tienen como consecuencia que algú n sujeto
quede habilitado o sea requerido (segú n el caso) para realizar o no realizar cierto
acto (cierto acto procesal, si son normas procesales).
Así por ejemplo el art. 160.3 del C.G.P. establece que si un sujeto es citado como
testigo tiene necesidad de comparecer a declarar, y que si se rehú sa será conducido
por la fuerza pú blica; en otras palabras, que ese sujeto queda comprendido en el
supuesto descripto por la norma debe realizar cierto acto procesal.
Y también como ejemplo el art. 156.1 del C.G.P. establece que el sujeto que por ser
citado como testigo y ser có nyuge de una de las partes queda comprendido por
esta norma y por ello queda habilitado por la misma para no realizar un acto
procesal (declarar como testigo).
Precisando entonces ese concepto que permita englobar a los derechos, las
obligaciones, las cargas, las facultades, etc., que las normas atribuyen a los sujetos,
siguiendo una definició n que ya en 1961 propuso BARRIOS DE ANGELIS podemos
decir que situació n jurídica procesal es la posició n de un sujeto frente a una norma
procesal que lo comprende, entendiéndose por “comprensió n” al hecho de la
coincidencia entre la descripció n que la norma realiza de un supuesto de hecho y lo
que el sujeto es o no es, hace o no hace (es o no es: ser o no testigo, persona física,
tribunal, perito, etc.; hacer o no hacer : presentar una demanda, no constituir un
domicilio, dictar una sentencia, etc.).
Luego veremos que estas posibles posiciones del sujeto frente a las normas
procesales que las comprenden no son solamente aquellas que se señ alaron
tradicionalmente y que correspondían exclusivamente a tener un derecho subjetivo
o a tener una obligació n.
También es posible distinguir posiciones que no corresponden ni a un derecho
subjetivo ni a una obligació n, sino a una facultad, a una carga, a un deber, a una
sujeció n, etc.
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Genéricamente ello ocurre a menudo como consecuencia de actos procesales.
Sin embargo, no siempre es así, en otros casos los sujetos quedan colocados en una
situació n jurídica procesal como consecuencia de actos o hechos que no son
procesales; como sucede en el caso cuando por el solo hecho de ser persona un
sujeto queda colocado en la posició n jurídica de “derecho subjetivo” de iniciar
todos los procesos que desee (por el solo hecho de ser persona quedará colocado
en una situació n jurídica procesal que le otorga el “derecho subjetivo de acció n”.
BARRIOS DE ANGELIS responde señ alando: “Si nos conformamos con la exigencias
del mercado, si lo que queremos resolver es como debemos comportarnos en un
incidencia inmediata, nos bastará con una respuesta técnica; que decida dentro de
la teoría de los actos. Esa respuesta hará brotar la solució n. Pero si queremos saber
cual es la causa legal de la solució n , no tendremos otro remedio que recurrir a la
fuente de los actos: a las situaciones jurídicas correspondientes. Dicho de otro
modo: el acto que nos preocupa no se concibe sin su previa situació n jurídica; ni
esta sin el sujeto al que ha sido atribuida; ni tal atribució n si la norma que lo hace;
ni está sin el objeto que la determino. Esta cadena de causaciones nos dice que el
acto se halla en un sistema; y que tal sistema solo puede recorrerse mediante un
método, que el mismo sistema impone. De esa necesidad de regreso ( y también de
progreso) surge la necesidad del estudio de las situaciones jurídicas. Porque la
teoría de los actos puede dominarse conociendo sus requisitos, su producció n y sus
efectos; pero si deseamos tener una visió n má s profunda de los mismos, no
podremos omitir el conocimiento de sus fundamentos; y allí entra, con derecho
propio, el estudio de las situaciones jurídicas que los hacen posibles”.
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DIVERSIDAD DE CRITERIOS DE CLASIFICACION.
Muy distintos criterios se han empleado por la doctrina para clasificar a las
situaciones jurídicas procesales ( a esas diversas posiciones en que los sujetos del
proceso pueden encontrarse colocados por las normas que los comprenden).
Veremos la clasificació n má s clá sica, que es aquella que distingue entre situaciones
jurídicas “activas” y situaciones jurídicas “pasivas” (distinguiéndose por algunos
autores asimismo las “neutras” o “mixtas”).
La FACULTAD será la “autorizació n (establecida por las normas) para que un sujeto
determine libremente la propia conducta (en uno u otro sentido)”. Esto es que
quien se encuentra en una situació n jurídica que implica una facultad estará
habilitado por la norma para determinar libremente la propia conducta.
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Incluso puede hablarse de facultad en un tercer sentido, se trata de facultad
“indirecta” o “encubierta”, que estrictamente es un deber y no una facultad, pero
que tiene la particularidad de ser un deber cuyo cumplimiento escapa al control de
las partes o del superior jurisdiccional; ya sea porque el control de las partes o el
superior podrían realizar no pueden penetrar en la intimidad del sujeto, caso de
normas de contenido vago que por ejemplo imponen actuar de acuerdo a la
“equidad” o a la “conciencia del Juez”.
El PODER consiste en “la autorizació n (establecidas por las normas) para que un
sujeto determine la conducta ajena en cierto sentido”, es decir imponga a otro
sujeto realizar o no determinada conducta. Lo que equivale a decir que quien se
encuentra en una situació n jurídica que implica un poder se encuentra habilitado
para determinar la conducta ajena.
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que abonarlo. Si el obligado no actú a ese particular podrá imponerle que lo haga
forzadamente (entonces a pedido del acreedor se le remataran bienes para que
este ultimo pueda cobrar su crédito.
De esta manera un sujeto que esta colocado en una situació n jurídica que le otorga
el derecho subjetivo de acció n no podrá deducir una demanda por mas dinero que
el que se le adeuda, y si lo hace le será rechazada en ese exceso.
Son estas las situaciones jurídicas en que realmente colocan las normas
procesales a los sujetos (en el caso a los sujetos del proceso).
El tribunal que esta colocado en una situació n jurídica que le impone un poder-
deber (el poder-deber llamado “jurisdicció n”), tendrá necesidad por ejemplo, de
citar a un testigo propuesto por una parte y al mismo tiempo estará imponiendo a
ese testigo una conducta determinada.
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contradicció n o acció n del demandado), y ninguna otra. Las demá s son situaciones
jurídicas procesales innominadas (las situaciones de los auxiliares del tribunal o
de los auxiliares de los interesados principales: testigos, peritos, abogados, etc.).
A estas dos categorías algunos autores añ aden una tercera, conformada por
aquellas situaciones en las que no predominaría ni la libertad ni la necesidad de
actuar, son denominadas situaciones jurídicas “neutras” o “mixtas”.
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La situación jurídica procesal en que se encuentra el Tribunal es la
jurisdicción, es especialmente nominada y naturalmente “compleja”.
A lo largo de todo el C.G.P. y demá s leyes procesales y en particular ley 15.750, art.
1,2,3,4,etc., se destacan los poderes que al tribunal otorga el encontrarse en esa
situació n jurídica procesal llamada jurisdicció n.
También a lo largo del C.G.P. se destacan los deberes del Tribunal. Así sucede en los
arts. 2,3,4,5,6, y otros tantos má s, todos los cuales van señ alando diversas
conductas que el tribunal debe necesariamente seguir en beneficio del interés de la
comunidad (o sea, que le imponen “deberes simples” al tribunal).
¿Pero se trata realmente de que existan por un lado algunos “poderes” y por
otro lado algunos “deberes”?
Podemos afirmar que no es así ya que por má s que las disposiciones legales en
ocasiones se refieran a poderes y en otras a deberes del tribunal, como este sujeto
del proceso esta colocado en una situació n jurídica compleja que hemos llamado
jurisdicció n y que es clasificable como poder-deber, lo cierto es que en todo caso en
que exista un poder y aunque no se mencione ello en la disposició n legal que lo
menciona, el tribunal tiene el deber de ejercerlo; y asimismo, toda vez que existe
un deber del tribunal y aunque eso no se diga siempre explícitamente en esas
disposiciones legales, ese deber va acompañ ado del correspondiente poder, al
punto que el deber consiste precisamente en ejercer ese poder.
Por otra parte, en relació n a las menciones por la ley de los “deberes” del tribunal,
cuando en el art.4 del C.P.G. se expresa que “El Tribunal deberá mantener la
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igualdad de las partes en el proceso”, simultá neamente se le esta otorgando por la
ley el poder para lograrlo.
Es que en definitiva no existe poder del tribunal para imponer conductas a otros
sujetos que no tengan al mismo tiempo el deber de ejercerlo; ni tampoco existe
deber del tribunal que no vaya acompañ ado de la posibilidad de imponer
conductas a otros sujetos para así poder cumplirlo.
Todo lo anterior no debe sin embargo hacernos perder de vista que en ciertas
circunstancias especiales el tribunal tiene cierto grado de discrecionalidad para
delimitar si se dan las circunstancias que le imponen ejercer sus poderes.
Así, para poner algunos ejemplos, es claro que el C.G.P. si se presenta una demanda
con todos los requisitos de admisibilidad correspondientes y que no sea
manifiestamente improponible, el tribunal deberá dar traslado de dicha demanda
(imponiendo al demandado la necesidad de comparecer en el proceso).
Esta claro que los poderes y deberes del tribunal deberá n ejercerse dentro de los
límites que impone la sujeció n y que en el poder-deber de jurisdicció n propio del
tribunal se encuentra comprendida la responsabilidad.
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BARRIOS DE ANGELIS expresa que los estatutos procesales corresponden a los
sujetos del proceso en sentido estricto; es decir, que no aluden al juez o al fiscal que
desempeñ an sus respectivos cargos. El estatuto procesal es del tribunal y del
ministerio publico, o de la persona jurídica actora, por ejemplo.
Independientemente que exista un estatuto de los jueces y otro de los fiscales, y
otro de los representantes de una persona jurídica; porque estos no son procesales
sino administrativos o de derecho privado, en el ultimo ejemplo.
Es por ello que al estudiar la situació n jurídica de quienes realizan los actos
correspondientes al tribunal, habíamos concluido que la situació n jurídica de los
jueces y demá s sujetos que realizan los actos procesales que corresponden al
tribunal no es la jurisdicció n, en cuanto esta es la situació n jurídica procesal del
tribunal que ellos representan, sino la propia de un deber complejo porque estos
sujetos tienen el deber de desarrollar su tarea funcional en determinado sentido, y
ademá s, de un derecho subjetivo porque estos sujetos tienen el derecho de recibir
una remuneració n, gozar de licencias, ascender, etc. En otras palabras, su estatuto
“funcional” como funcionarios pú blicos comprenderá todos aquellos derechos
subjetivos y deberes complejos que hemos señ alado, identificá ndolos con los
nombres tradicionales de “derechos”, “deberes”, “incompatibilidades”,
“prohibiciones”, “responsabilidades”, etc.
Las situaciones jurídicas de los sujetos a los que se imputan los actos
correspondientes a los interesados principales.
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La situació n jurídica procesal en la que se encuentran los actores (de un proceso
contencioso) y los gestores (de un proceso voluntario) es la propia de un derecho
subjetivo o de un poder-deber (segú n que sus titulares sean sujetos privados o el
Estado, respectivamente).
A este derecho subjetivo y poder-deber se le ha dado un nombre: se le ha
denominado “derecho de acción” (comprendiendo en esa expresió n tanto la
situació n jurídica de derecho subjetivo de los particulares, como el poder-deber al
respecto del Estado).
2. LOS DEMANDADOS.
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La situació n jurídica procesal en que se encuentran los demandados tiene también
un nombre especial: es “la contradicción”.
Ella consiste en un derecho subjetivo si su titular es un particular o en un
poder-deber si su titular es el Estado, que también resultan especialmente
consagrados para todo sujeto de derecho por el art. 11.1 del C.G.P. (“Cualquier
persona tiene derecho…. a oponerse a la solución reclamada).
Tratá ndose de los sujetos que realizan los actos correspondientes a los interesados
principales, esto es, correspondientes a los actores, gestores y demandados, sus
respectivos estatutos comprenderá n situaciones jurídicas propias del Derecho
Administrativo si se trata de casos de funcionarios del Estado, o en caso de ser
particular comprenderá n al Derecho Privado Civil, Comercial, Laboral, etc.
Las situaciones jurídicas procesales de los sujetos a los que se imputan los actos
correspondientes a los auxiliares del tribunal, esto es, testigos, peritos,
informantes, rematadores, interpretes, depositarios, etc.) no se encuentran
especialmente nominadas.
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Ello es así por cuanto su situació n jurídica comprende deberes que en el caso de
los testigos su deber es comparecer, declarar y decir la verdad; en el caso de los
peritos su deber es realizar el peritaje e informar; con los informantes, su deber es
comparecer e informar; en el caso de los poderes referentes al cumplimiento de
sus deberes, por ejemplo, estrictamente un testigo puede imponer al tribunal que
reciba la declaració n para la cual fue convocado; sujeciones y responsabilidades.
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