El C.C. en el art. 1245 da una definición de obligación diciendo: “Toda
obligación consistente en dar, hacer o no hacer alguna cosa”. Esta definición se presenta de inmediato como vulnerable a la crítica, ya que, en primer lugar, define a las obligaciones exclusivamente desde el punto de vista de sus efectos; no dice lo que la obligación es, sino las consecuencias que trae aparejada. En segundo lugar, porque prescinde de una idea esencial en la noción de las obligaciones: la idea del vinculo jurídico. De esta manera, es clara la necesidad de tratar de integrar una definición doctrinaria de la obligación, ya que la definición del art. 1245 no nos resulta satisfactoria.
Concepto del derecho romano:
El punto de vista que se menciona siempre a propósito de la idea de obligación, es un texto del Derecho Romano, aquel de las Institutas, que dice que la obligación es un vínculo jurídico por el cual somos constreñidos con la necesidad de pagar. Todas las definiciones que proporciona la doctrina moderna, se basan en este concepto fundamental tomado de las Institutas. A pesar de que esta definición desde el punto de vista lógico, no nos aclara sustancialmente la idea de obligación, ella deja un saldo favorable, que es el de considerar la obligación como un vinculo jurídico. La idea nueva que encontramos en esta definición de las Institutas es la idea de que la obligación es un vínculo jurídico. De manera, pues, que en el Derecho Romano la obligación se concebía siempre como un vínculo jurídico, es decir, como un deber jurídico.
El vínculo jurídico en el derecho romano:
Esta idea ha pasado al derecho moderno en el cual obligación es sinónimo de vinculación o de atadura de derecho, hasta el punto de que, incluso en el lenguaje corriente, la obligación se concibe como una atadura que cae sobre el individuo, imponiéndole determinada conducta. Actualmente, se puede afirmar que en nuestro Derecho la obligación es un verdadero vínculo jurídico, y que la persona que se encuentra en obligación está verdaderamente atada por un deber jurídico de cumplir aquello a que está precisamente obligada.
Diversas concepciones de vínculo jurídico:
No basta decir que las obligaciones son un vínculo jurídico y que las persona está sometida a la obligación con un verdadero deber jurídico, para tener una idea acabada de lo que es la obligación. Tenemos ahora que analizar, para completar el concepto, en qué consiste este vínculo jurídico. Una primera concepción del vínculo jurídico fue defendida respecto del Derecho Romano por Perozzi. Este autor sostenía que en el primitivo Derecho Romano la circunstancia de estar obligado, esto es, la circunstancia de estar sometido a un vínculo jurídico, implicaba un estado de servidumbre de la persona. La persona sobre la cual recaía el vinculo jurídico estaba como atada a aquella persona respecto de la cual estaba obligada. Si por ejemplo, yo estoy obligado con respecto a una persona X, en el primitivo Derecho Romano había un vínculo jurídico entre mi persona y la otra X; yo era como siervo de esa persona. Actualmente la obligación no indica un sometimiento personal. Esto ha hecho pensar a muchos autores que debía afirmarse que en el derecho moderno, contrariamente a lo que sucedió en el primitivo Derecho Romano, la obligación simplemente liga patrimonios, no poniendo a las personas en estado de servidumbre. El vínculo jurídico en el Derecho moderno, y con esto ya hemos entrando en una segunda concepción, no denota más que una relación de patrimonio a patrimonio; no vincula a las personas. La obligación en el sentido contemporáneo no sería más que un vínculo de patrimonios. Con esto, ya tenemos dos concepciones del vínculo jurídico: la concepción estrictamente personalista, que lo entiende como atadura de persona a persona; y la concepción de carácter patrimonialista que lo entiende como simple relación de patrimonios con independencia de las personas que son titulares de los mismos. Entre estas dos corrientes extremas hay una posición intermedia que afirma que el vínculo jurídico es una atadura en parte de persona a persona y en parte de patrimonio a patrimonio. Entonces se distinguen en el vínculo jurídico dos aspectos: un aspecto personal y un aspecto patrimonial. Si una persona no cumple con su deber personal de prestación, aparece entonces, la vinculación de su patrimonio con el patrimonio del acreedor. El acreedor puede extraer del patrimonio del deudor la indemnización. Sin embargo, esta corriente dualista en el momento actual ha sufrido una serie de críticas, y la opinión dominante considera que no es posible separar el concepto personal del patrimonial. Por lo tanto, y siguiendo también al Dr. Peirano, el fenómeno obligacional es de naturaleza única. Las ideas fundamentales que se pueden extraer de lo expuesto hasta ahora, son: 1) La obligación es un vínculo jurídico, esto es, un deber jurídico. 2) La naturaleza de este deber jurídico es en cierto modo mixta; se establece como un vinculo de persona a persona y de patrimonio a patrimonio. Con estas dos últimas ideas, podemos llegar a una definición provisorio de la obligación. La obligación analizada en sí misma se revela como un vínculo jurídico que tiene como consecuencia, según el Código “dar, hacer o no hacer alguna cosa”; y cuyo vínculo jurídico comprende la idea de una sujeción personal del deudor al acreedor, y una sujeción de naturaleza real del patrimonio del deudor respecto del patrimonio del acreedor, en caso de que aquél no cumpla su prestación. En virtud de la obligación, el deudor está constreñido a cierta conducta, y para el caso de que no observe esta conducta está constreñido a soportar que de su patrimonio se saquen los elementos necesarios para indemnizar al acreedor. La obligación se ve del punto de vista del deudor como la necesidad de cumplir con su deber. Del punto de vista del acreedor, como un derecho a que se cumpla con ese deber.