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Trabajo Social y Gestión social: Tópicos para la discusión

Presentation · November 2011


DOI: 10.13140/RG.2.2.23712.30729

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Adriana Bernal Ornelas


Universidad Nacional Autónoma de México
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ISBN: 978-958-8486-24-6

MEMORIAS
Bibliografía: Ornelas, A. (2011). Trabajo Social y Gestión Social: Tópicos para la discusión. En F. U. Monserrate,
Intervención Social, Interacciones y Construcción del Sujeto. Oportunidades para la transformación social. (pág.
228). Bogotá: Camara de comercio de Bogotá.

TRABAJO SOCIAL Y GESTIÓN SOCIAL: TÓPICOS PARA LA DISCUSIÓN

Adriana Ornelas
Escuela Nacional de Trabajo Social
Universidad Nacional Autónoma de México

Recientemente se han reactivado las discusiones sobre gestión social como forma
de intervención del Trabajo Social, mismas que tuvieron su mayor auge en la
década de los noventa, por lo que conviene analizar algunas de sus implicaciones
dentro de la profesión.

1. Ubicación de la discusión.

Como primer punto, comenzaré por señalar que el abordaje que aquí se hace de la
gestión social, es como herramienta del Trabajo Social, la cual se ubica dentro de
uno de los momentos de nuestra intervención estratégica que es la planeación y
administración de la propuesta de intervención. Entenderla así, marca una diferencia
sustancial con la posición que la ubica por encima del Trabajo Social e incluso, en
sustitución de éste.

Como segundo punto, enfatizar que se entiende al Trabajo Social como una
profesión que interviene en lo social con una perspectiva transdisciplinaria para
generar estrategias de intervención que promuevan el cambio social; en donde se
reconoce la necesidad de recuperar conocimientos de otras disciplinas, para
amalgamarlos desde nuestra perspectiva y con ello generar discursos, categorías y
conceptos propios: “Lo transdisciplinario de la acción del Trabajo Social se traduce,
en la operación, al integrar miradas, discurso e interpretaciones desde la definición
de la situación problema, hasta la construcción de la estrategia de intervención, que
se conforma por acciones de Trabajo Social y ya no más por la suma de acciones
educativas, informativas, de capacitación o administrativas” (Tello;2008:15). Tal es
la propuesta para el abordaje de la gestión social: retomarla de la ciencia
administrativa que le dio origen para incorporarla desde nuestra perspectiva y con
ello independizarnos de otras disciplinas. Trabajar en ello, además, nos permitirá
posicionarnos como una disciplina social como tal y dejar de ser “aprendiz” del
sociólogo, “auxiliar” del administrador y/o “traductor” del médico.

El tercer aspecto a ubicar se refiere a la vinculación de la gestión social con la


administración pública y con el Trabajo Social institucional; al respecto es preciso
aclarar que, por lo menos en México, la mayor cantidad de egresados se incorporan
a laborar en instituciones de gobierno, sobretodo del área de la salud y la asistencia
social; y su labor está relacionada, mayoritariamente, con la operatividad de los
programas y proyectos institucionales, que al ser de corte asistencial, requieren del
Trabajo Social sólo como un mediador entre la población que tiene necesidades y
las instituciones que brindan servicios y recursos; y en ese sentido la gestión social
es prioritaria. Ello opaca otras posibilidades de la profesión, que si bien hacen uso
de la gestión social, no representa ésta el punto nodal de su intervención, sino la
construcción de sujetos sociales.

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2. Contexto socio-político

Para el Trabajador Social es imprescindible realizar una lectura de la realidad en la


que se circunscribe su intervención, por ello destacaremos algunos elementos del
contexto que servirán para entender la discusión sobre la gestión social.

El modelo neoliberal que impera en las sociedades latinoamericanas ha significado,


con sus matices en cada país: la priorización del crecimiento macroeconómico que
no impacta positivamente en la deteriorada microeconomía; la disminución del gasto
público social, con la consecuente focalización de la política social y la
desarticulación de las estructuras del sector social público, que provocan la
duplicidad de esfuerzos y el desaprovechamiento de los escasos recursos.

Así como una serie de fenómenos sociales que van cobrando protagonismo en
América Latina:

1) La coexistencia de una pobreza tradicional asociada al empobrecimiento de


la llamada clase media.
2) La mayor participación de las mujeres en el mercado de trabajo sin la ruptura
de los patrones socio-culturales de discriminación de género.
3) El envejecimiento de las sociedades
4) El cambio en los modelos aspiracionales de la población, que resignifica el
sentido de las necesidades.
5) Los problemas sociales emergentes de la urbanización caótica que afecta las
relaciones interpersonales, expande la demanda de servicios públicos y
promueve sensaciones colectivas de inseguridad.
6) Las migraciones internas y externas. (Cossio; 2008:94).

Por su parte, el fenómeno de la violencia estructural se ha intensificado y existe una


“renovación de la idealización de la fuerza y la violencia como reguladores admitidos
de las tensiones sociales” (Puget;1991. En Klein;2009:80), lo que ha generado
exclusión, injusticia, impunidad y quizá sus consecuencias más graves: la
intolerancia y la ruptura de los lazos sociales, que llevan a mirar al otro como lo
extraño o diferente, como amenaza, y por lo tanto se le tiene miedo y desconfianza,
lo cual favorece las tendencias individualistas.

Sin embargo, para tener una visión integral del contexto actual es necesario
reconocer la importancia de los actores sociales que resisten y se auto-organizan;
que no sólo se oponen al poder hegemónico sino que además diseñan y desarrollan
caminos alternativos para la solución de la problemática social desatendida por el
Estado: “En contraste, han sido los movimientos sociales los que se interrogan
acerca de las posibles alternativas ante la globalización, ya sea de manera puntual,
como en el caso de los deudores de la banca agrupados desde 1995 en El Barzón
(al poner en cuestión el funcionamiento del sistema financiero)…o ya sea de manera
general, como en el caso de las comunidades zapatistas en resistencia contra el
neoliberalismo desde 1994”. (Ornelas;2001;47).

En síntesis, son dos las principales dimensiones a resaltar, relacionadas con el tema
del presente trabajo: por un lado, la reducción de las funciones sociales del Estado,
que en consecuencia buscó formalizar los canales para la participación social en el

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sistema institucional responsable de la prestación de servicios básicos, en donde el
Trabajo Social ha cumplido una función de mediación y contención, y por otra, los
actores sociales autónomos que buscan, diseñan y transitan por caminos
alternativos, con escasa presencia profesional.

III. Gerencia Social.

Es común encontrar que algunos colegas utilizan el término gestión social como
sinónimo de gerencia social, por lo que es necesario establecer su diferencia y
relación: la gerencia social se refiere a una forma de administrar, que se orienta a
optimizar el rendimiento de los esfuerzos del Estado y los actores sociales, para
enfrentar los grandes déficits sociales. Según la CEPAL es el conjunto integrado de
principios, prácticas y técnicas que permiten, mediante su aplicación, producir
cambios significativos en al menos una condición de bienestar en la población
mediante el uso efectivo y racional de recursos. (Salas;2002:1)

La gerencia social surge como una preocupación de los modelos neoliberales


predominantes en América Latina, al plantearse la necesidad de adecuar la relación
Estado-Sociedad Civil, lo cual requiere de un marco conceptual que “permita el
posicionamiento real de la prestación de servicios sociales, dentro de los
parámetros de calidad, eficiencia y eficacia que hoy se exige”. (Muñoz;1993;9)

Sus principios son la focalización, la articulación, la flexibilidad y la participación


social, todos ellos coincidentes con los principios del modelo neoliberal,
reconocibles en las formas de organización de los servicios sociales en nuestros
países.

Es importante destacar que la gerencia social no es un fin en sí mismo, sino un


medio para producir servicios sociales “de calidad”, que tiene como objeto el análisis
de las formas en las que las organizaciones sociales producen los servicios, cómo
son gestionados y evaluados y qué impacto social tienen.

Su propósito central es mejorar la calidad de gestión de los servicios sociales, evitar


duplicidades, construir redes inter-organizacionales y negociar la resolución de
intereses en pugna; todas ellas tareas con las que podemos coincidir desde el
Trabajo Social.

Quien cumple con la función de la gerencia social, es denominado gerente, término


que proviene de la empresa privada y se refiere a la persona con responsabilidades
de conducción, que maneja información, toma decisiones y cuenta con respaldo
para llevar adelante sus funciones.

Entonces, la gerencia social es un proceso que lleva a cabo un gerente, que se


basa en el desempeño de funciones administrativas con una perspectiva
estratégica, cuya expresión operativa es la gestión social, la cual se aborda más
adelante.

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IV. Gestión y Gestión Social

Para el estudio de la gestión social, se consideró pertinente comenzar con algunas


reflexiones acerca del término gestión, el cual surge con la Administración Pública y
tiene como marco de referencia las teorías organizacionales modernas de gerencia
social, el enfoque sistémico y las teorías empresariales de direccionamiento
estratégico, gerencia del servicio y planeación de proyectos. En español, se usa
como sinónimo de administración y se le ha definido como un proceso que
comprende cinco funciones: Diagnóstico, Planeación, Ejecución, Supervisión y
Evaluación; es decir, administración propiamente dicha.

Cabe destacar que no existe acuerdo en torno a si el término se utiliza para describir
todo el proceso de diseño y ejecución de proyectos o sólo para la parte operativa de
los mismos:
“Gestionar, es decir, poner en marcha lo planificado para poder
alcanzar la imagen objetivo prefigurada” (León;2005:108).
“Gestionar es asumir responsabilidades para el funcionamiento de un
sistema” (Metcalfe;1996:85. En Fantoya, 2005).

De igual forma, el término se popularizó y se utiliza con diferentes derivaciones:


Gestión humana, ambiental, pública, local, comunitaria y social, entre otras. Con el
propósito de conocer la acepción que adquiere cada una de éstas, a continuación se
presentan breves referencias:

En las organizaciones, la gestión humana surge como una alternativa para


contribuir con las personas y los grupos humanos en el desarrollo de sus
potencialidades y en el fortalecimiento de sus habilidades mediante procesos de
conciencia que crean autonomía y desarrollan sentido de contribución; las personas
se responsabilizan de su propia vida y asumen el trabajo como la opción de
realización y la posibilidad de participar en la construcción de un mundo mejor.
(UPB;2008:84)

Ernest Guhl define a la gestión ambiental como el manejo participativo de las


situaciones ambientales de una región por los diversos actores, mediante el uso y la
aplicación de instrumentos jurídicos, de planeación, tecnológicos, económicos,
financieros y administrativos para lograr el funcionamiento adecuado de los
ecosistemas y el mejoramiento de la calidad de vida de la población dentro de un
marco de sostenibilidad. Supone etapas como: preparación, sensibilización,
planificación, ejecución, seguimiento, control y evaluación. (Citado por:
Muriel;2006:2)

La gestión pública es un proceso técnico-administrativo, financiero y político por


medio del cual las autoridades competentes organizan un conjunto de recursos de
diversa índole para la atención de un problema o necesidad específica. Se
desenvuelve y desarrolla en la esfera del sector público, que está constituido por los
organismos e instituciones que tienen responsabilidades públicas con la población,
estableciendo regulaciones para el buen comportamiento y control de las
actividades de beneficio colectivo y brindando directamente servicios públicos en los
casos necesarios. El tamaño, estructura y características del sector público, varía en

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los distintos países, según las circunstancias, tradiciones y sistemas políticos que
adoptan.

La gestión local es entendida como la acción estratégica y concertada de la


sociedad civil y el Estado en el nivel local, para promover acciones concretas para
solucionar problemas o para articular e implementar un plan efectivo de desarrollo.
Se enfoca en la mejora de la calidad de vida de las comunidades a través del
aprovechamiento de las potencialidades propias de cada zona, impulsando el
desarrollo sustentable. (Ricaurte, 2002)

La gestión comunitaria se refiere al empoderamiento de las comunidades, en


cuanto a que son capaces de administrar, operar y mantener los servicios con
criterios de eficiencia y equidad social; al igual que autogestión y desarrollo
comunitario se considera sinónimo de gestión social.

Por su parte, la gestión social, ha sido definida como la construcción de diversos


espacios para la interacción social. Se trata de un proceso que se lleva a cabo en
una comunidad determinada y que se basa en el aprendizaje colectivo, continuo y
abierto para el diseño y la ejecución de proyectos que atiendan necesidades y
problemas sociales. (León;2005:88). En este sentido supone:

1. La reconstrucción o construcción de la capacidad institucional de gestión,


para fomentar la coordinación de esfuerzos en materia social.
2. El abordaje de un problema social, su estudio, comprensión y el diseño y
operación de propuestas en la realidad.
3. Ser un canal por medio del cual se desarrolla en las personas y en la
comunidad un espíritu emprendedor para generar un cambio social.
4. La construcción de espacios para la interacción social en situaciones
específicas.
5. El análisis de los recursos existentes para su máximo aprovechamiento y la
estructuración de procesos de participación social para gestionar y producir
servicios sociales.

Como se había adelantado, en cualquiera de sus acepciones la gestión se relaciona


con la administración, ya sea aludiendo al proceso completo del desarrollo de
proyectos o a la ejecución de los mismos.

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V: Gestión Social y Trabajo Social

Con base en los planteamientos anteriores, coincidimos con lo señalado por Molina
(1998): “pensar en la gerencia social implica trascender la visión de que lo social en
el Estado, no puede ser eficiente, y además, implica entender que es una
dimensión del ejercicio profesional de Trabajo Social, no exclusiva, pero sí
intrínsecamente vinculado a esta profesión. No es la designación de un nombre
más que sustituye al Trabajo Social. Es un enfoque, una manera de ver y hacer la
gestión de servicios sociales”. (p.42)

Por ello reiteramos la preocupación en torno a que, en algunos de sus desarrollos


teóricos-metodológicos, colegas utilicen el término gestión social como sinónimo de
Trabajo Social, sin considerar que en realidad se trata de un enfoque de
administración, que si bien nos puede apoyar, éste habrá de ser incorporado al ser y
hacer de nuestra profesión.

Equiparar a la gestión social con el Trabajo Social supone:

 Considerar que el Trabajo Social se define por sus funciones y no por los
procesos articulados que deberían caracterizarlo.
 Limitar la actuación del profesional a la atención de necesidades y la
intermediación.
 Apoyar los procesos de productividad que sólo benefician al Estado en
detrimento de la población, al hacer más con menos, en lugar de generar
espacios para la organización y participación que hagan posible el cambio
social.
 El desarrollo de una mentalidad empresarial, cuyos intereses se centran en la
eficiencia y la eficacia y no en la problemática social.

No resulta extraño el interés por los enfoques y tendencias de la administración


cuando hablamos de Trabajo Social, dado que gran parte del quehacer profesional
en las instituciones es de tipo administrativo, pero no tendría que ser éste el que se
priorice. Lo que se propone, es el estudio de dichos enfoques para fortalecer un
aspecto de la profesión, que habrá de abordarse desde la concepción integral del
Trabajador Social.

Si como se dijo antes, la gestión social no es un fin en sí mismo, sino un medio para
que el trabajo se realice de la mejor manera posible, lo que tendremos que re-
pensar como Trabajadores Sociales está relacionado con:

1. Reflexionar acerca de qué tipo de Estado es el que sostenemos con nuestras


intervenciones.
2. Distinguir entre la mirada de quien provoca el problema (que derivará en la
asistencia social) y quien lo quiere solucionar (que derivará en el diseño de
estrategias alternativas, de potenciación de sujetos sociales).
3. Constituirse en un agente de cambio de los servicios sociales, dirigiendo y
orientando la modificación de los procesos y su funcionamiento.
4. Desarrollar alternativas metodológicas efectivas para el abordaje de
problemas organizativos, con el propósito de lograr una prestación de

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servicios sociales más acertada, que garantice el disfrute de los derechos
sociales.
5. Contribuir en la percepción social del problema, pues si la sociedad no
internaliza el problema, no habrá gestión ni solución posible.
6. Diseñar estrategias para reconstruir el tejido social, en busca de una
sociedad más equilibrada.
7. Apuntalar la construcción colectiva y el involucramiento de los actores
sociales en la solución de sus problemas.
8. Revertir la incorporación de lo social como subsidiario, adicional, secundario,
en nuestras estrategias de intervención.
9. Nombrar al Trabajo Social como tal, recordando que sólo existe aquello que
nombramos.
10. Reflexionar en torno a cómo formar a los Trabajadores Sociales en esta
materia y cuál es el perfil deseable de los docentes encargados de ello.
11. Reforzar la necesidad de fomentar el trabajo colegiado y el gremial; es decir,
dejarse de pensar en lo individual.

Todo ello supone modificar la tendencia de la profesión a proponer actividades


aisladas, separadas y, en cambio, diseñar estrategias de intervención de Trabajo
Social: “La construcción de la estrategia de intervención implica un planteamiento
teórico-metodológico que posteriormente puede y debe apoyarse en un proceso de
planeación para aplicarse…es el espacio de reflexión y construcción de la propuesta
de Trabajo Social como conocimiento que imagina y crea la diferencia, done se llena
de contenido, donde la centralidad es la construcción conceptual del cambio social
intencional” (Tello;2008:33). En la que se articulan los procesos, métodos y técnicas
en torno a la situación-problema planteada y al cambio social que se busca generar.

La construcción de estrategias de intervención de Trabajo Social puede provenir del


trabajo articulado entre la academia y el ejercicio profesional, a través de procesos
que recuperen el trabajo que se realiza en los diferentes espacios profesionales,
para reflexionar en colectivo, sobre su intencionalidad y orientación; diseñar
estrategias de intervención que articulen las actividades inconexas; socializar la
experiencia y conceptualizar sobre nuestras intervenciones, procesos, métodos,
técnicas y resultados.

La dirección que demos a nuestro quehacer profesional dependerá en gran medida


de la función social que le concedamos: como mediador y vehículo para la
movilización de recursos públicos para la satisfacción de necesidades básicas, o
como potenciador de sujetos sociales que en colectivo generen cambios sociales,
que resistan al poder hegemónico “porque resistir es soñar que otro mundo es
posible y contribuir a construirlo”. (Restrepo;2005:126). Esta segunda opción implica
de-construir la imagen social de Trabajo Social que nos sitúa como reproductores
del sistema con un papel de control y contención de la problemática e inconformidad
social, para construir una nueva identidad profesional.

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REFERENCIAS

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