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¿Qué había en la Tierra antes de

Pangea?
BY JESÚS GARCÍA BARCALA · PUBLISHED JUNIO 9, 2015 · UPDATED MAYO 29, 2016

Todos hemos oído alguna vez hablar del súper-continente Pangea (del
griego “toda la Tierra”), la estructura geológica que reunía a toda la
superficie terrestre emergida sobre los mares cuya ruptura dio lugar a la
actual configuración continental. Ya fuese en la escuela o en la universidad,
aprendimos que las placas tectónicas sobre las que vivimos se mueven
empujadas por fenómenos geológicos subterráneos, y que dichos fenómenos
empujan las grandes masas continentales ya sea para unirlas o para
separarlas. Se calcula que cada ciclo de construcción o ruptura de un súper-
continente dura unos 500 millones de años y, siendo la edad de nuestro
planeta 4.300 millones de años, queda claro que Pangea no fue la única
súper-estructura, sólo la más famosa. Ahora bien, aunque los expertos no
están totalmente de acuerdo con el tamaño, configuración y duración de los
ancestros de Pangea, de lo que no hay duda es que existieron, y tienen
nombres.

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No sólo existió Pangea
En otro artículo ya hemos hablado del por qué y el cómo las placas
tectónicas se mueven, y de Alfred Wegner, el primero en sugerirla existencia
del movimiento, por ello me salto mayores explicaciones y voy directo al
grano. Se cree que después del nacimiento de nuestro planeta, pasaron
varios cientos de miles de años hasta que la litósfera (“esfera de piedra”, la
corteza terrestre) se enfrió lo suficiente y nacieron los océanos, dejando
trozos de tierra emergida. De esos trozos nació Vaalbara (o Vaalhala) hace
unos 3.100 millones de años. Qué forma tenía es casi imposible de
confirmar debido a su antigüedad, pero se cree que al menos dos cratones
(trozos de litósfera que han permanecido homogéneas desde entonces), el
de Kaapval en Sudáfrica y el de Pilbara en la esquina noreste de Australia,
formaron parte de Vaalbara, por ello las cuatro últimas letras de esos
cratones forman el nombre del súper-continente. Vaalbara se rompió hace
aproximadamente 2.800 millones de años.

Probable configuración de Kenorland


Según algunos geólogos, 100 millones de años después se formó Kenorland.
No hay consenso sobre su existencia, y menos sobre el nombre, pero su
ruptura hace aproximadamente 2.500 millones de años, resultó en los
proto-continentes de Laurentia, Báltica, Australia y Kalahari, cuya aparición
es más aceptada. A Kenorland le sucedió Columbia, nacido hace
aproximadamente 1.800 millones de años, roto entre 300 y 500 millones de
años después. Se cree que Columbia incluía ya casi todos los bloques
continentales actuales, pero con una configuración diferente, obviamente.

La existencia de Rodinia (del ruso “patria”) es comúnmente aceptada en la


actualidad, a pesar de que no fue sugerida hasta los años 70 del siglo
pasado. Su cercanía en el tiempo y el hecho de que sus cratones son más

fáciles de distinguir, le confieren una evidencia


científica más certera, lo cual no evita debates sobre los detalles. Rodinia
nació hace aproximadamente 1.100 millones de años, y podría ser un súper-
continente más, sino fuese porque se cree que su ruptura hace 750 millones
de años aceleró el proceso de evolución de la vida que desembocaría en la
llamada Explosión Cámbrica. Asimismo, se cree que el rompimiento, junto
con una mayor actividad volcánica, pudo haber influenciado el advenimiento
de un periodo de temperaturas bajas, la criogenia, durante el cual la Tierra
pudo haber estado cubierta de hielo en toda su superficie. Después de
Rodinia se sucedieron varias configuraciones que, según las diferentes
versiones, formaron Pannotia y Gondwana, dos grandes continentes en
lugar de uno. Lo que sí queda claro es que de la unión de estos dos nació el
más reciente y conocido de todos los súper-continentes: Pangea.

Y bueno, algunos os estaréis haciendo la pregunta del millón: ¿Cómo


sabemos que estas estructuras existieron y su supuesta configuración? La
respuesta no es sencilla, pero me atreveré con los puntos básicos, que creo
pueden ser suficientes para comprenderla.

En el caso de Pangea es mucho más fácil, pues los “trozos” que quedaron
forman nuestros actuales continentes, y aún quedan piezas que son
relativamente fáciles de unir como si de un rompecabezas gigante se
tratara, por ejemplo, las esquinas noreste de Sudamérica y sudoeste de
África. Pero más importante, es el registro fósil de especies iguales
encontradas en varios de los continentes, tanto de animales como de
plantas. La composición del suelo y su orogenia (forma, antigüedad y
composición de las montañas) ayudan a encontrar regiones que en el
pasado formaron un mismo territorio. Para el resto de súper-continentes, los
científicos utilizan mediciones electromagnéticas y radioactivas en muchas
partes del globo y las comparan entre sí, hasta obtener cratones con iguales
resultados. En cualquier caso, seguimos investigando y aprendiendo.
Ruptura de Pangea

No es una ciencia fácil, y queda mucho por aprender, pero el debate se


centra ahora en los detalles, en cómo un determinado trozo de territorio
pudo estar en uno u otro lugar durante un periodo, y no tanto en el
concepto. Los súper-continentes existieron, con nombres o configuraciones
distintas y seguramente volverán a existir, pues el movimiento tectónico
continúa, y no debemos tenerle miedo.

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