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La teoría de la deriva continental es una explicación científica propuesta por el geólogo

Alfred Wegener en la primera mitad del siglo XX para explicar la configuración actual de
los continentes en la Tierra. Wegener sugirió que en el pasado, todos los continentes
estaban unidos en un supercontinente masivo llamado Pangea, y a lo largo del tiempo se
separaron y se movieron hacia sus posiciones actuales.
La teoría de la deriva continental se basa en varias líneas de evidencia. Una de ellas es la
evidencia paleontológica, que muestra que los fósiles de plantas y animales similares se
encuentran en continentes separados por vastos océanos. Por ejemplo, se han
encontrado fósiles de reptiles terrestres idénticos en América del Sur y África, lo que
indica que estos continentes alguna vez estuvieron conectados.
Otra línea de evidencia es la correlación de formaciones geológicas y estructuras
montañosas entre continentes separados. Por ejemplo, las cadenas montañosas en el
este de América del Sur se corresponden en su geología y edad con las cadenas
montañosas en el oeste de África. Además, hay una coincidencia notable entre los
bordes de los continentes, como la forma encajada de la costa este de América del Sur
con la costa oeste de África.
La teoría de la deriva continental postula que los continentes flotan sobre la litosfera,
que es la capa rígida externa de la Tierra, y que están en constante movimiento
impulsados por fuerzas internas. Wegener sugirió que estas fuerzas podrían ser
impulsadas por corrientes de convección en el manto terrestre, aunque no pudo
proporcionar una explicación detallada sobre cómo funcionaba este mecanismo.
Aunque la teoría de la deriva continental fue inicialmente recibida con escepticismo y
críticas, posteriormente se desarrolló la teoría de la tectónica de placas, que
proporcionó una explicación más completa y aceptada sobre los movimientos de los
continentes. La teoría de la tectónica de placas postula que la litosfera de la Tierra está
dividida en placas rígidas que se desplazan y chocan entre sí, dando lugar a la formación
de cadenas montañosas, terremotos y otros fenómenos geológicos.
En resumen, la teoría de la deriva continental propone que los continentes se han
movido y separado a lo largo de la historia geológica de la Tierra, y esta idea sentó las
bases para el desarrollo posterior de la teoría de la tectónica de placas, que es
ampliamente aceptada en la actualidad.

CONCEPTO
¿Qué es la deriva continental?
La deriva continental es el paulatino pero constante desplazamiento de
las distintas masas continentales del planeta Tierra respecto a las otras,
alejándose o aproximándose en un ciclo de millones de años.

Se debe a la naturaleza viscosa y semisólida de la capa terrestre


subyacente a la litósfera superficial. Sobre ella flotan las distintas placas
tectónicas, empujándose y desplazándose de manera recíproca, como
alfombras sobre un piso encerado.
La ubicación actual de los continentes es distinto de la que sugieren las
evidencias geológicas del registro fósil. Como explicación a esta diferencia,
la teoría de la deriva continental fue propuesta en 1912 por el geofísico
alemán Alfred Wegener (1880-1930).
En su momento la teoría fue recibida con escepticismo por parte de la
comunidad geológica del momento. Sin embargo, en la década de 1960,
con la comprensión de las placas tectónicas, se pudo explicar de manera
más adecuada el movimiento continental.
Por otro lado, la idea de que la forma de los continentes encaja como
piezas de un rompecabezas no es nueva. En el siglo XIX el naturalista
alemán Alexander von Humboldt ya había teorizado al respecto.
Unos 50 años después, el científico francés Antonio Snider-Pellegrini llegó
a la conclusión de que la presencia de la misma evidencia fósil en las
costas de continentes tan lejanos como África y América tenía una sola
explicación: que alguna vez habían estado comunicadas, ya sea
físicamente o a través de puentes de tierra que ahora se hallaban
sumergidos.
La primera explicación completa de este fenómeno vino con Wegener, así
como el nombre del supercontinente que formaban juntos todos los
actuales: Pangea (del griego pan, “todo”, y gea, “tierra”).
Ver también: Capas de la Tierra
Evidencias de la deriva continental
Existen numerosas pruebas de la deriva continental, tales como:

• La coincidencia de las formas de los distintos continentes,


observable en un mapamundi, y que es aún mayor si se observan los
límites de las plataformas continentales.
• Hay evidencia geológica de la cercanía de los continentes, ya que
muchas formaciones rocosas o montañosas poseen la misma
edad y el mismo tipo de piedras (evidencia del mismo tipo de
procesos metamórficos) en continentes hoy en día alejados y
diferentes.
• La presencia de fósiles de plantas y animales en las costas de
continentes hoy separados, se explica perfectamente si los
continentes antes tenían más cercanía.
• Los análisis paleoclimáticos que emplean rocas del subsuelo para
determinar el clima antiguo de algunas regiones de la superficie
terrestre, carecen de sentido en una distribución continental como
la actual. En cambio, en un continente unificado son perfectamente
posibles.
Etapas de la deriva continental
Pangea no fue el primer supercontinente. Antes hubo otros, que se
separaron en pedazos a partir de los cuales se formaron otros
supercontinentes, y así sucesivamente hasta hoy. Dicho proceso puede
resumirse a grandes rasgos en las siguientes etapas:

• Hace unos 1100 millones de años. Se formó el supercontinente de


Rodinia, el primer gran bloque de tierra del que provienen todos los
continentes. No se descarta la posibilidad de que hubiera algunos
continentes previos, pero no hay evidencia suficiente para
confirmarlo.
• Hace unos 750 millones de años. Rodinia comenzó a fragmentarse
y de sus restos surgió un nuevo supercontinente.
• Hace unos 600 millones de años. Se concretó dicho segundo
supercontinente, llamado Pannotia, que tuvo una vida relativamente
breve, de 60 millones de años.
• Hace unos 540 millones de años. Pannotia se fragmentó en dos
supercontinentes más chicos: Gondwana, al sur, compuesta por lo
que hoy es África, Suramérica, India, Oceanía, Madagascar y la
Antártida; y Proto-Laurasia, al norte, compuesta por Asia, Europa y
Norteamérica. Entre ambos se formó un océano nuevo: proto-Tetis.
• Hace unos 500 millones de años. Proto-Laurasia se dividió en tres
nuevos continentes: Laurentia, Siberia y Báltica, permitiendo la
creación de dos océanos nuevos: Iapetus y Khanty.
• Hace unos 485 millones de años. En el período Ordovícico, un
microcontinente se separó de Gondwana: Avalonia, correspondiente
a las actuales Estados Unidos, Nueva Escocia e Inglaterra, y comenzó
su viaje hacia el norte, hasta unirse a Laurentia. Así, Báltica, Laurentia
y Avalonia chocaron para formar Euramérica.
• Hace unos 440 millones de años. Gondwana inició un lento
desplazamiento desde el sur que la llevó a chocar con Eurasia,
perdiendo en el camino los microcontinentes de China del Norte y
China del Sur, que tomaron su propio rumbo. Así como ellos, otros
fragmentos se desprendieron y se fueron juntando en nuevas
ubicaciones, a medida que los océanos se cerraban y los continentes
se aproximaban nuevamente.
• Hace unos 300 millones de años. Durante el período Pérmico,
existían ya sólo dos grandes continentes: Siberia y Pangea, próximos
entre sí, y rodeados por un único océano: Panthalassa.
• Hace unos 251 millones de años. En el período Triásico, se produjo
una gran recesión marina y el aumento de las tierras emergidas,
junto con la deriva continental, unificó a los continentes en Pangea,
un gigantesco supercontinente en forma de C, con el mar de Tetis
en su interior.

Fuente: https://concepto.de/deriva-continental/#ixzz83zEQqHaw

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