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-Polifemo ... ¿por qué haces tanto ruido? No nos dejas -Si algún mortal te pregunta, diles que no te cegó "Na­
descansar. die", sino Ulises, el ingenioso hijo de Alertes, que tiene su
Polífono les respondió: casa en Íraca.
-Amigos, he quedado ciego; y Nadie tiene la culpa. El monstruo gritó algo acerca de un adivino que le ha­
Y ellos le contestaron: bía pronosticado este desastre y me ofreció regresar para
-Pues si nadie tiene la culpa, Zeus te ha enviado alguna demostrarme su hospitalidad, así algún dios quizá le devol­
fiebre delirante. Ruega a tu padre, el soberano Poseidón, viera la vista. Le grité que ningún dios podría curarle el ojo.
tutor de los mares, que te cure, mas deja de gritar. Furioso, Polifemo oró a Poseidón:
Dicho esto, se fueron a seguir durmiendo, mientras yo -Poseidón, tutor de los mares, si en verdad soy tu
me reía de cómo mi ingenio los había engañado. Sufrien- hijo, concédeme que Ulises no vuelva
do por sus dolores, el cíclope avanzó a tientas y corrió al nunca a su palacio. Si acaso le está
peñasco de la entrada y allí se sentó, estirando su mano
para ver si pretendíamos salir. Claro que no fui tan
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:N� destinado volver, que lo haga tarde,
en nave ajena, después de perder a
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tonto; vi unos carneros gordos, de mucha lana todos sus compañeros, y que halle
y los até de a tres con muchos mimbres. A muchos problemas en su morada.
lo largo de las vejigas de ellos, iba uno Así rogó el cíclope para que Po­
seidón lo escuchara.
Nos arrojó un peñasco aun
más grande que el anterior, pero
cayó detrás del barco y formó una
gran ola -que nos impulsó a la isla
de enfrente, donde nos esperaban
Como yo no pude atarme, las otras naves y nuestros compa­
elegí un carnero enorme, el ñeros, muchos de ellos con lágri-
conductor del rebaño, y me mas en los ojos. Nos repartimos las
coloqué bajo su vientre, aferrándome a la lana con manos y cabras, ovejas y carneros que habíamos robado al cíclope,
pies. De ese modo, también escapé. Cuando subimos a las de modo que ninguno se quedara sin su parte. Sacrificarnos
naves, y estando lejos, pero no tanto para que no pudiera un carnero en honor de Zeus, el que junta las nubes, pero
oír mis gritos, no pude evitar expresar mi odio al cíclope el dios ya estaba pensando en cómo conceder a su hermano
por los muertos, así que le grité: Poseidón la destruc�ión de mis naves [ ...]".
-¡Cíclope, que te llan1an Polifemo y te dices hi jo de Po­ En: Odisea. Versión de Franco V.1.cca.rini,
seidón!, devoraste a tus huéspedes en tu propia morada; y Buenos Aires, Cántaro, 2006.
por eso Zeus te ha castigado. Puerto de Palos S. A. 2006.

La bestia arrancó la cumbre de una montaña y la arro­


jó hacia mi barco ; poco faltó para que nos hundiera. Mis
compañeros querían hacerme callar, pero yo no podía:
1. aedo. Cantor épico de la antigua Grecia.
2. escanciador. Que sirve la bebida, especialmente los
vinos y los licores.
3. libio. Relativo a Libia, un país de África.
4. barreno. Instrumento de acero para taladrar.

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