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WILLIAM S HAKESPEARE
contexto trata sobre autores clásicos que han pensado que la vida misma es una obra y que el
teatro es sólo el síntoma estético de aquello. Antes cita a Erasmo de Rotterdam quien señala:
“Después de todo, ¿qué es la vida humana sino una continua representación en la cual todo
sucede bajo distintas máscaras?” para seguir construyendo esta genealogía hasta llegar a
Marco Aurelio según quien el ser humano es un actor “despedido del escenario por el mismo
pretor que lo había invitado a presentarse en el tablado”. Evreinov no tan sólo se sirve de
estas citas para validar su teoría de la teatralidad sino que a la vez plantea una serie de ideas
Allí el autor plantea que existe en el ser humano una teatralidad natural, una
“voluntad de teatro” que también se da en los animales. De hecho hay un capítulo donde se
gallos, pavos, cornejas y primates como los gibones pasando incluso hasta por plantas y flores.
También reconoce esta “pre-teatralidad” en los juegos de los niños y los rituales de los
indígenas. De algún modo, Evreinov abre un horizonte de lecturas, del cual se siente
orgullosamente fundador, para una teoría dramática que critica el salón y el artificio de la
De este modo la vida sería el “espectáculo sin fin” y esta premisa la que subyace en su
propia labor como dramaturgo y director en lo que él mismo llamo el ultra-teatro centrado en
los medios exteriores y en el desdén del fondo teatral como los textos, la construcción de
Manifiesto del teatro futurista sintético (1915) 2 de Marinetti, Corra y Settimelli, no pierden
eficacia ni menos vigencia el día de hoy. Vale no dejar pasar acá las siete características que se
le da a este nuevo teatro futurista: Sintético, con el fin de “comprimir en pocos minutos, en
hechos, símbolos”. Atécnico, lo cual no sólo anula las exigencias propias de la técnica
dramática, sino que las subvierte. Por ejemplo propone “colocar alrededor del personaje que
nos interesa muchas personas que no tengan nada que ver: caricaturas, tipos raros y demás
sugestiva y reveladora”. Simultáneo, por lo cual puede haber “dos ambientes que se
que “no se parecerá más que a sí misma, aunque extraiga de la realidad los elementos para
combinar a su capricho”. Alógica, no por eso no mental, ya que desde el propio arte futurista
la energía cerebral es la que busca el “valor absoluto de novedad”. Finalmente, irreal, pues
“sabrá enardecer a sus espectadores, o sea, hacerles olvidar la monotonía de la vida cotidiana,
bisagra entre el furor del primer vanguardismo histórico y la consolidación del teatro como
2 Marinetti, Filippo. Manifiestos y textos futuristas. Barcelona: Ediciones del Cotal, 1978 . P. 168.
3 Lo primero que nos damos cuenta es que Marinetti está imaginando algo que en su momento no existe, pero que a
nosotros, como lectores posteriores a él en casi un siglo, se nos pareciera estar dando un detallado catálogo de las
innovaciones del arte de la performance. Sin embargo, creo estamos ante un prototipo de performance. Proto-typo,
primera-impresión. Quizá sea éste uno de los nudos de lo que es la vanguardia: ser la que prototipea, la que invierte
una (mala) impresión original en una genealogía. Esta es la década de las vanguardias, todas contagiadas,
rizomáticas, colectivas, histéricas por la premura del tiempo y la prepotencia de la realidad. En sí, un agotamiento
arrebatado del desencanto que toma primero espíritu, mayoritariamente deviniendo-manifiesto y luego encarnando,
inscribiéndose de manera nómade y descentrada.
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una herramienta intrínseca en los agenciamientos sociales. Quise situarme aquí más en la
extrañeza que en la concreción real que hayan tenido estas propuestas. Extrañeza de un
programa artístico tan abierto como el primero y tan acotado como el segundo. No quiero
fuera de las vanguardias históricas. Lo más probable es que de manera paralela, o incluso
antes, se hayan hecho visualizaciones de un nuevo arte que no sólo nace, ya en aquella época,
del desgaste de la representación teatral, sino que de la anomia del propio arte como relato
idea de mundo civilizado. Baste ver el trabajo de Antonin Artaud en El teatro y su doble
(1938), aunque el “Primer manifiesto” del Teatro de la Crueldad date de 1932, el de Erwin
Piscator con su Teatro político (1930) y el de Bertolt Brecht con su teatro épico, y por cierto, su
antecesor directo Stanislavski. Señala Brecht en la entrada del 17 de octubre de 1943 su Diario
de trabajo4: “La verdad está ‘adentro’, pero nadie puede desentrañarla. arte realista es el arte
que enfrenta la realidad con las ideologías y posibilita sentimientos, pensamientos y acciones
realistas”. Sin embargo será Peter Weiss el heredero natural de estas enseñanzas y el nombre
teatro posdramático son algunos de los nombres más frecuentes para un corpus ciertamente
4 Brecht, Bertolt. Diario de trabajo (1942/1944). Tomo II. Buenos Aires: Nueva Visión, 1977. Pág. 292.
6
nominalización. Pareciera ser que cuando se habla de teatro documental el énfasis estuviera
misma, una realización más que una obra como tal que puede ser leída desde el teatro, pero
con la posibilidad también de ser leída como un experimento sociológico o histórico por
ejemplo. En cuanto al biodrama, concepto creado por Vivi Tellas y criticado por algunos
cuanto es historia de una vida real y el acierto dramático es por ende su escenificación. El
docudrama5 sería una variante estilística quizá con menos elementos cómicos.
del poeta catalán Joan Brossa 6 en cuanto a sus poemas escénicos que contienen elementos de
carnaval, absurdo, teatro callejero y circo, y de algún modo lo emparentan con otros de los
uno de sus manifiestos fechado en 1963 señala que acá “en lugar de ir de la persona al
personaje, como ilusoriamente creían hacer ciertas escuelas, el pánico trata de llegar del
personaje que es (por la educación antipánica implantada por los augustos) a la persona que
5
En efecto, se usa más bien en el campo cultural alemán casi como un homólogo de teatro documental (o documento),
pero más cercano al teatro épico o de narración y su relación con el destino.
6
“El texto dramático introduce la poesía en los diálogos; pero más aún cuando e hace manifiesta la posibilidad de que
aparezca sobre la escena, cuando el poeta pone en juego los recursos del teatro, para dar luego a un continuum de
instantes poéticos que en el texto no se habían concretado” agrega Eduard Planas en el prólogo de Posteatro (ver
bibliografía).
7
y su libro homónimo, en cuyo prólogo José Antonio Sánchez señala al respecto: “resulta de la
reivindicación del teatro en cuanto medio una vez que la crisis de lo dramático parecía
sobre esto último existe una obra clave que es Estética de lo performativo9 de Erika Fischer-
escénica y su voluntad de acontecimiento. Un libro que transita por senderos cercanos en sus
pliegues es Escenarios liminales de Ileana Diéguez, que también confronta su propio marco
teórico cruzando a Butler o Bajtin con colectivos teatrales de México, Colombia, Perú,
Argentina, entre otros. Agrega: “Percibo lo liminal como tejido de constitución metafórica:
relacional, con una temporalidad acotada por el acontecimiento producido, vinculada a las
No obstante y con todo esto, he preferido el término teatro documental, pues apela a
otras prácticas afines como las escrituras documentales, esto es, diarios, apuntes, bitácoras,
audiovisual en el cual los diálogos son testimonios, los personajes son personas y el documento
7 Jodorowsky, Alejandro. “¡Sacar el teatro del teatro!” en Teatro sin fin (Tragedias, comedias y mimodramas).
Barcelona: DeBolsillo, 2009. Pág. 320.
8 Sánchez, José Antonio. “Para una lectura posteatral de Teatro posdramático”, prólogo en Teatro posdramático de
social como tal remite a su propia obsolescencia, es decir, a su verdad que invierte las reglas de
representación y ficción en aras de un nuevo límite que, por ende, convierte al espectador en
testigo, y por cierto, cómplice. Finalmente, me he inclinado por dicho nombre ya que de algún
punto apela a la idea de archivo, noción central en las discusiones en torno al fin o desgaste de
A partir de la deriva que estos nombres ricamente sugieren, y del corpus teórico que les
precede, es posible intentar una suerte de genealogía ni tan gris ni meticulosa, parafraseando a
colectivos destacables por sus innovaciones dramatúrgicas desde los años cincuenta o sesenta.
Teatro Libre de Córdoba. Cuatro Tablas y Yuyachkani de Perú; entre otras. Lo que
trabajo en creaciones colectivas. Por ejemplo, la experiencia de La Candelaria 11, que continúa
hasta el día de hoy, es sin duda un referente en las vanguardias teatrales no tan sólo de
Colombia. En la página del Hemispheric Institute12 hay una referencia en cuanto a su método
compositivo donde se menciona por cierto Nosotros, los comunes (1972), su primera obra
11 En 1965 el grupo dirigido por Santiago García monta la obra Galileo Galilei inspirada en La vida de Galileo (1939) de
Bertolt Brecht. Se señala que “la producción empleó a más de 70 actores y 200 trabajadores del teatro”. La obra, al
igual que la de Brecht, descontextualizaba al reconocido astrónomo con el fin de llamar la atención en las relaciones
políticas de la ciencia. Una referencia a la bomba atómica y el ulterior escándalo diplomático terminan con la
funciones de la obra, el cierre del teatro y la salida de García a un nuevo espacio físico que será la Casa de Cultura, que
se convertirá en el Teatro La Candelaria que es donde funciona hasta el día de hoy.
12 Ver: http://hemisphericinstitute.org/hemi/es/modules/itemlist/category/358-candelaria
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creada de manera grupal y que nace a raíz de la insurrección de los comuneros ante el dominio
español en 1781. Sin embargo uno de sus mayores méritos consiste en haber sido una de las
mencionado anteriormente.
En lo que se refiere al teatro documental como tal sitúa al mexicano Vicente Leñero
como el iniciador del género con la escenificación de Pueblo rechazado (1968) en cuya
introducción señala: “No deseaba escribir un documento histórico, deseaba escribir una obra
de carácter documental, que por supuesto no es lo mismo” 13. A esta obra siguió Compañero
(1970), El juicio (1972), entre otras. La lista se agranda con Girón: historia verdadera de la
Brigada 2506 (1971) del cubano Raúl Macías, Huellas de un rebelde (1970) de Fernando
González Cajiao, I took Panamá (1974) del colombiano Jorge Alí Triana con la dramaturgia de
Luis Alberto García, Relevo 1923 (1975) de Jorge Goldenberg, entre varias otras. La mayoría
de éstas nace de hechos históricos recientes o las semblanzas de personajes políticos como el
Che Guevara, por ende si bien es cierto su carácter documental acá lo real es lo documentado
en la obra más que se escenifiquen como archivos. La lista es larga y merece un análisis más
todos estos autores de algún modo han optado por este camino tanto en sus creaciones
teatrales o teóricas lo cual los emparenta, pero no los unifica. El arte, y sobre todo el teatro,
transmiten, pero también transmutan, remueven, emocionan y todas las conjugaciones que
posee la raíz latina movere. El continente posee una rica tradición teatral, vibrante en
13
Leñero, Vicente. Teatro completo. Tomo I. DF: FCE, 2008.
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experimentación y quiebres, dentro de la cual el teatro documental es una de las más fecundas
experiencias. En el contexto de los “escenarios contra-pedagógicos” creo que estas obras han
pasado por tres fases respectivamente, a modo de pliegues, intermezzos, zonas autónomas.
era industrial a comienzos del siglo pasado y se permea en los primeros espacios universitarios
de la clase media. Pienso en las expresiones populares, circenses, los géneros chicos a los cuales
cuerpos, los cuerpos como archivos. En el teatro documental de esta fase se aprecian obras que
se crean a partir de hechos históricos, sociales, incluso épicos que justamente están marcados
banqueras, como por ejemplo S+S=41 (1973) del grupo ecuatoriano Ollantay, coordinado por
el poeta Ulises Estrella, sobre las injusticias y el maltrato en las refinerías del llamado ‘oro
negro’ en la década del cuarenta. Una segunda etapa sería la que comprende la salida de los
territorios que se superponen en una jerarquía de poder y su crisis. Estas obras documentales
emergencia. Pienso acá en la Trilogía Documental de Chile que veremos a continuación. Para
finalizar con una tercera etapa que sale de los discursos de la militancia, directa o indirecta,
para hacerse presente en un nuevo siglo donde todo es post y lo moralizable suele ser la
la realidad misma que por un lado usufructúa de lo privado, pero a la vez vigila, cercena y
comienzo del siglo pasado pareciera que retornamos a una pregunta por el cuerpo en escena,
En el entramado cultural chileno, las dramaturgias del nuevo milenio aún son
tratadas como cuerpos interdictos. Y, en segundo lugar, los argumentos de los
textos producidos por los dramaturgos emergentes describen diversas facetas de
un sistema pedagógico letal. A esto se debe agregar que dichos textos no sólo
documentan (cursiva del autor) el sistema pedagógico en cuestión sino -más
importante aún- se permiten dramatizar una serie de subjetividades que, echando
mano a fuentes canónicas y apócrifas, ponen en práctica maneras muy otras
(cursiva del autor) de apropiarse del lenguaje e intervenir, por ende, en el sistema
de reglas y prescripciones que clausura nuestra cultura14.
La señal más clara de lo que se dice es el hecho de que en esta nueva escena de autores
dados fuera de la academia. Basta mencionar a Lola Arias que fue un vector clave en lo
14
Opazo, Cristián. Pedagogías letales: ensayo sobre dramaturgias chilenas del nuevo milenio. Santiago: Cuarto Propio/
CELICH, 2011. Pág. 12
15
El número más reciente de la Revista Apuntes, n° 138, está dedicado a “la irrupción de lo real en la escena actual” y
se encuentran artículos por ejemplo sobre Lola Arias o la trilogía del colectivo Kimen. En la Latin American Theatre
Review, n°45 (2011) aparece “Biografías escénicas: Mi vida después de Lola Arias”, entre otra cada vez más
abundante bibliografía.
12
dichos talleres como el caso de dos de los más destacados de la nueva escena de no ficción:
realizado dos de los precursores del teatro documental en Chile, Alfredo Castro en el Teatro La
De algún modo hemos ya delineado una cartografía documental en Chile, por ahora
muy breve por cuestiones de espacio, pero no por eso menos intensa. Como ya se mencionó
más arriba la aparición basal de este tipo de obras podríamos situarlo con la Trilogía
Documental de Chile de Alfredo Castro y la compañía La Memoria compuesta entre otros por
Amparo Noguera, Aldo Parodi y la ya mencionada Paulina Urrutia, quien por lo demás fue
alabada por la crítica en su papel de La Chica del Peral. Esta trilogía la formaban La manzana
de Adán (1990), Historia de la sangre (1992) y Los días tuertos (1993). A diferencia del teatro
de la obra sino que además en sus pliegues de composición y sentido. La primera de las obras
nace a raíz del libro homónimo de Paz Errázuriz y Claudia Donoso con fotografías y
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Paula González es la fundadora del grupo Kimen que cuenta con su “trilogía documental" conformada por Ñi Pu
Tremen (Mis antepasados) (2009), Territorio descuajado: testimonio de un país mestizo (2011) y Galvarino (2012),
inspirada en la historia de su tío mapuche asesinado por una banda neonazi. Testigo: reconstrucción biográfica de un
edificio protagónico (2012) de Pierre Sauré narra los cuarenta años del Edificio Ex Unctad, Ex Diego Portales,
actualmente GAM con ancianos que trabajaron allí o fueron vecinos del sector. Juan Cristóbal, casi al llegar a
Zapadores (2013) lleva a escena a las dos abuelas del director Ítalo Gallardo. Las tentaciones de San Antonio (2014) de
Jorge Guerra se estrena en la ciudad homónima y nace a partir del taller teatral “Memoria y Testimonio” en el Centro
Cultural San Antonio impartido por éste mismo. El enfoque del taller, en vista a la obra, era la reconstrucción de la
historia del puerto mediante relatos de sus habitantes. Límites (2015) también de de Ítalo Gallardo a partir de la casi
guerra en 1978 con Argentina narra la historia de tres jóvenes chilenos y tres argentinos que ven sus vidas dañadas
colateralmente por aquel conflicto.
13
psiquiátricos de personas que hayan cometidos crímenes pasionales, aunque como señalara
luego Castro, todo crimen es pasional; la tercera y última parte corresponde a testimonios de
actores, luchadores, personas del mundo circense y el espectáculo pero vistos en su fatalidad.
se lee lo siguiente:
La primera impresión que se tiene al leer los textos de La manzana de Adán y Los días tuertos o al
escuchar directamente los testimonios que conforman Historia de la sangre, es la de oír por primera vez.
Estos textos logran provocar en el espectador y en los actores una representación, a nivel de la
idea y la emoción, relacionada con una biografía común, no por las historias que en ellos se relata, sino que
por que producen un reconocimiento. Este reconocimiento en el lenguaje permite la posesión de un lugar.
Un lugar, que no es simplemente un algo, sino un algo que ejerce cierta influencia, es decir, que afecta al
cuerpo que está en él.
(…)
La palabra testimonial Nombra, es decir, hace Existir sobre un escenario, aquello que a fuera de
existir en demasía, ha perdido ya para nosotros su carácter de cosa real. Conjura la realidad para que
aparezca ante nosotros despojada de cotidianeidad y se nos presente como única y nueva.
criminalización y ejecución secreta de homosexuales por parte del gobierno de Carlos Ibáñez
del Campo en la década del veinte. Allí los personajes lo son en cuanto a cuerpo, pero en
17
http://www.teatrolamemoria.cl/category/archivo-de-la-compania/documentos/
14
llamado Nuevo Teatro Documental, que si bien se sirve de estos andamiajes teóricos y
prácticos pone en tensión el carácter novedoso y sobre todo espectacularizado del biodrama.
Lo mismo se podría decir de cierto abuso de procedimientos escénicos o el escaso espacio para
Yo hago un teatro muy viejo, creo que hubo una época en el siglo XIX o XVIII
donde se generó un mal entendido sobre el teatro, ahí pensaron que tenía que ser algo
con actores, con escenografía, una visión centro perspectivita, donde en lo más oscuro
están los espectadores. Nosotros regresamos a una forma interactiva de teatro que
utiliza a la ciudad como escenografía, como se hizo mucho en el siglo XIII y XIV, e
intentamos hablar sobre la vida” explicó Kaegi al referirse a esta manera en que la
ciudadanía se transforma en la protagonista de la obra 18.
recientemente como curadores del festival Ciudades Paralelas convocando a diferentes artistas
para intervenir teatral o escenográficamente ciudades tales como Berlín, Buenos Aires, Zúrich
y Varsovia, entre otras. Lo que me interesa señalar es que lo que nació casi como una
prolongación referencial del teatro político o de narración a lo largo de más de medio siglo ha
experiencia de convertir una obra en documento, cómo en ella el actor administra su personaje
en torno a una performance de sí, el modo en que la historia ya no sólo emerge sino que se
hace urgente, pero sobre todo como el llamado teatro documental invierte las reglas de
18
Pérez, Paulina. “FAV2015: Creador del Nuevo Teatro Documental visitó Valparaíso y expuso sobre sus últimas
obras” en El Martutino. Valparaíso, 15 de enero, 2015.
15
representación y ficción en aras de un nuevo límite que, por ende, convierte al espectador en
testigo, y por cierto, cómplice. Lo que hemos convenido llamar historia no es más que la suma
escenario que no es más que la memoria, también caótica e histérica: la verdad de sí mismos.
BIBLIOGRAFÍA