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Expte.

29767/2018
“U., J. C. S/QUEJA EN AUTOS: R., P. A. Y U., J. C. S/ROBO AGRAVADO POR EL USO DE ARMA
BLANCA”

DEFENSORÍA GENERAL
MINISTERIO PÚBLICO

Excmo. Superior Tribunal:


I
La Sra. Defensora Penal de la ciudad de Cipolletti, Dra.
Silvana Ayenao, interpuso Recurso Extraordinario Federal contra la
Sentencia N° 19, de fecha 01 de marzo de 2019, dictada por ese
Superior Tribunal de Justicia de Río Negro.
Mediante la referida sentencia se decidió rechazar el Recurso
de Queja interpuesto por la misma y se confirmó la Sentencia N°
387/17 de la Cámara Primera en lo Criminal de Cipolletti, mediante
la cual se resolvió: I) Condenar a J. C. U. como coautor de robo
con armas a la pena de ocho de prisión (arts.45, 166 inc.2, 12 y
29 inc.3 CP), declarándolo reincidente por segunda vez (art.50
ibid); II) Mantener la situación de libertad de la que viene
gozando, dado el suficiente cumplimiento de las pautas que le
fueran impuestas, debiendo observar las siguientes reglas bajo
apercibimiento de revocar lo dispuesto y ordenar su detención:
a)fijar un domicilio en el radio del Tribunal y no mudarlo ni
ausentarse prolongadamente sin el mismo sin dar aviso o requerir
expresa autorización; b)comparecer las veces que se lo requiera;
c) no tomar contacto con la persona de M. T. y su hija F. T., ni
su grupo familiar, ni acercarse a menos de 200 metros de sus
personas y viviendas; d) presentarse a dar cuenta de sus
condiciones de vida en forma semanal por ante la Oficina Judicial,
todos los días lunes, en horario hábil; y e) se dispone la
prohibición de salir del país.

II
La Sra. Defensora se agravia por entender en autos que la
sentencia impugnada ha marginado los principios relevantes y
esenciales de la valoración de la prueba lesionando así el debido
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proceso y el derecho de defensa.


Refiere el excesivo valor probatorio que se le otorga a las
declaraciones testimoniales de las víctimas. Alega que el Tribunal
no tuvo en consideración que los elementos sustraídos no fueron
hallados en poder de U., ni en su domicilio, como así tampoco que
existieron rastros compatibles entre el Sr. U. y el cuchillo con
el que resultó lesionado M. T.
Aduce además que F. T. – hija de la victima -, es clara al
manifestar que U. en un momento le pidió su celular, pero antes de
retirarse se lo devolvió y pidió disculpas por lo sucedido.
Entonces, entiende la recurrente, que si realmente la idea de U.
era robar a esa familia, por qué razón él no se llevó el celular
de la joven; circunstancia que no fue tenida en cuenta por el
Tribunal al condenar a una persona que simplemente se encontraba
en un domicilio donde se produjo un altercado entre R. y T., no
teniendo ninguna relación U. en el conflicto.
Asimismo, sumado a lo anterior, manifiesta la Sra. Defensora
que el Sr. C. –dueño del bar- dijo haber visto a los imputados,
junto a T. en una situación amistosa al retirarse del local
bailable, lo que hace pensar que existía una confianza tal entre
ellos, que hizo que la víctima invitara a U. y R. a su domicilio a
tomar unas cervezas. Por lo tanto, la lógica indica que alguien
que tiene miedo de ser víctima de un delito nunca invitaría a su
casa a los potenciales agresores, llevar a uno de ellos en su
vehículo y ser vistos por todos sin ningún tipo de reparo, para
luego de forma premeditada, realizar un robo.
En tal sentido, entiende la recurrente que no hay prueba que
corrobore con la certeza necesaria, que fue U. quien cometió un
robo con armas en la casa de T.
Conforme lo expuesto, señala que la sentencia es arbitraria
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por cuanto se basa en algunas de la pruebas de juicio, rechazando


otras sin justificación suficiente y en consecuencia, cobra
vigencia y fortaleza el principio de presunción de inocencia de
U., el cual exige que una persona no pueda ser condenada mientras
no exista prueba plena de su responsabilidad penal, mientras que
si obra contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es
procedente condenarla, sino absolverla.
Afirma la recurrente, que al analizar los testimonios
brindados durante el debate, los mismos fueron contundentes al
indicar que U. no sustrajo ningún elemento del domicilio, que
devolvió el teléfono y pidió disculpas y que no fue quién hirió
con un cuchillo a M. T. de forma accidental, por lo que no se
entiende cómo es que el Tribunal condena a una persona a pasar
ocho años de su vida privado de la libertad.
Por todo ello, entiende que la duda o certeza negativa, en la
instancia del juicio oral conlleva a la absolución.
Agrega que nunca se acreditó la propiedad por parte de T. de
los elementos denunciados como sustraídos, por lo cual no se
cuestiona la sinceridad del denunciante, pero si la necesidad de
la existencia de prueba objetiva que corrobore sus dichos para
aplicar una condena de prisión a una persona que en principio es
inocente.
En definitiva y de conformidad a todo ello, sostiene la Sra.
Defensora que el hecho que se denuncia y por el cual el Sr. U. fue
procesado y llevado a juicio, no fue acreditado, es decir no
ocurrió o aconteció, por lo que no puede inferirse otro resultado
que su absolución.
Por otra parte, se agravia en cuanto a la pena impuesta -8
años de prisión- al Sr. U., contradice en todo con el principio de
“humanidad de la pena”. Advierte que el Tribunal omite la
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aplicación del fallo “Briones” de ese Superior Tribunal de


Justicia, en relación al respeto del principio de humanidad de las
penas y la resocialización. Entiende que tampoco se valoraron las
demás circunstancias del art. 41: como la edad de U., que el mismo
es padre de familia, que tiene un trabajo fijo, que es el sostén
de su familia, que cumple con todas las pautas que le fueron
impuestas y que no sólo pidió disculpas en su descargo sino que el
día del hecho se retiró voluntariamente del lugar, previo
disculparse por la conducta de un tercero, entregando las
pertenencias.
En efecto, la Sra. Defensora afirma que ninguno de estos
atenuantes tuvo en consideración la Cámara Primera en lo Criminal
de Cipolletti e impuso la pena de ocho años de prisión efectiva
por la sola circunstancia de ser reincidente.
Por lo expuesto, solicita se conceda el recurso interpuesto y
se disponga la elevación de autos a la CSJN a fin de que la misma
acoja los agravios explicitados, deje sin efecto el fallo
impugnado y ordene el dictado de un nuevo fallo conforme a
derecho.

III
Del análisis de los requisitos exigidos por la procedencia
del recurso surgen las siguientes apreciaciones:
La resolución que se recurre es sentencia definitiva toda vez
que pone fin al pleito e impide su continuación, de conformidad
con lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en
cuanto “...Cabe atribuir el carácter de sentencia definitiva,
entendiéndose por tal la que pone fin al pleito e impide su
continuación y aquélla que causa un gravamen de imposible o
insuficiente reparación ulterior, en atención a que no habría
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oportunidad en adelante para volver sobre lo resuelto vedando así


el acceso a la jurisdicción” (Fallo: 323:1084).
Ha intervenido en la presente el Superior Tribunal de
Justicia de Río Negro, no existiendo en el orden local otro
tribunal que pueda resolver la cuestión, razón por la cual se ha
cumplido con lo decidido por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en “Strada” y “Di Mascio” (Fallos 308:490 y 311:2478).
Se plantea cuestión federal fundada y en la primera
oportunidad posible, conforme la doctrina de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (Fallos: 147:371, 275:95, entre otros).
La Defensa ha demostrado que el pronunciamiento impugnado le
ocasiona a su asistido un gravamen personal, concreto y actual
(Fallo: 242:396, 315:2125, entre otros).
La recurrente refuta todos y cada uno de los argumentos que
dieron base a la decisión apelada, demostrando una relación
directa e inmediata entre las normas federales invocadas y lo
resuelto en el caso (Fallos:22:304, 322:444, entre otros).
De esta manera, la falta de un análisis adecuado de los
agravios planteados genera cuestión federal suficiente y obliga a
la Defensora a insistir con los mismos a efectos de que esa CSJN
repare los derechos vulnerados.
En ese sentido, como adecuadamente observa la Sra. Defensora
recurrente, la arbitraria valoración de la prueba, lesiona el
derecho de defensa y el debido proceso, por cuanto, conforme tiene
dicho la Corte IDH “[e]l artículo 8 de la Convención consagra los
lineamientos del debido proceso legal, el cual esta compuesto de
un conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias
procesales, a efectos de que las personas estén en condiciones de
defender adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto
del Estado que pueda afectarlos” (“Barbani Duarte y otros vs.
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Uruguay” Se. 13/10/2011).


Asimismo, tiene dicho la CSJN que: “Es arbitraria la
sentencia que carece tanto de un adecuado tratamiento de
cuestiones conducentes para la correcta solución del litigio como
de una incorrecta apreciación de las circunstancias obrantes de la
causa, con grave afectación del derecho de defensa en juicio” (CSJ
932/2014 Administración, 08/09/2015).
En tal sentido, la Corte IDH tiene dicho con contundencia que
el artículo 8.2 de la CADH exige que una persona no pueda ser
condenada mientras no exista prueba plena de su responsabilidad
penal; si obra contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es
procedente condenarla, sino absolverla, por cuanto la demostración
fehaciente de la culpabilidad constituye un requisito
indispensable para la sanción penal, de modo que la carga de la
prueba recae en la parte acusadora (“Cantoral Benavides Vs. Perú.
Se. 18/08/00); más aún, el principio de presunción de inocencia
implica que los juzgadores no inicien el proceso con una idea
preconcebida de que el acusado ha cometido el delito que se le
imputa (Caso “Cabrera García y Montiel Flores vs. México”, Se.
26/11/2010 y “Ruano Torres vs. El Salvador”, Se. 05/10/2015); y
“Por ende, la Corte resalta que el principio de presunción de
inocencia es un eje rector en el juicio y un estándar fundamental
en la apreciación probatoria que establece límites a la
subjetividad y discrecionalidad de la actividad judicial. Así, en
un sistema democrático la apreciación de la prueba debe ser
racional, objetiva e imparcial para desvirtuar la presunción de
inocencia y generar certeza de la responsabilidad penal” (Caso
“Zerraga Marín vs. Perú” Se. 15/02/2017).
En efecto, considero que en autos se configura cuestión
federal suficiente para la procedencia del recurso extraordinario
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incoado, dado que si bien las cuestiones de índole procesal


resultan en principio ajenas a la instancia extraordinaria,
corresponde excepcionar dicha regla sobre la base de la doctrina
de la arbitrariedad de sentencias, cuando la decisión no
constituye una derivación razonada del derecho vigente de
conformidad a las circunstancias debidamente acreditadas en la
causa, verificándose un menoscabo de la garantía de defensa en
juicio (CSJN Fallos: 339:680).

IV
En virtud de las consideraciones precedentemente señaladas,
entiendo que el recurso interpuesto por la Sra. Defensora Penal se
ajusta a derecho y resulta formalmente procedente, razón por la
cual sostengo el mismo en el marco de la facultad que me confiere
el art. 21 inc d de la Ley K 4199.
Es mi Dictamen.-

ARIEL ALICE
DEFENSOR GENERAL
PODER JUDICIAL

Viedma, 12 de junio de 2019


Dictamen Nº 48/19.-

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