Está en la página 1de 3

El miedo escénico

Se produce por temor a la incertidumbre,


miedo a que en la interpretación pase algo
desastroso (que tu voz suene horrible, que
tu voz no llegue a las notas altas, o que te
falle la memoria haciéndote olvidar la letra y
la música). También se puede estar
preocupado por el aspecto físico.

Detrás de todos estos miedos se esconde el


temor a la falta de amor, falta de respeto, y
falta de apoyo. Así que el miedo escénico
puede crear mucha tensión y nerviosismo.

Nos puede ayudar mucho:


● TOMAR CONCIENCIA del censor que aparece en momentos de cantar o
practicar. Son esas voces internas que nos tientan a desistir de la actividad
que emprendemos y cuestionan todo sin antes probarlo.
● AMOR PROPIO, ALEGRÍA Y ENTUSIASMO
● PLACER POR CANTAR.
● Alegría de compartir con el público sus sentimientos
● ¡La importancia de cantar lo que nos gusta! Trabajar con la canción en
todos sus aspectos: técnica, emociones,interpretación, personaje, historia,
símbolos, significado.
● Participar de eventos, auditorios, animarse a cantar en público, o en casa con
la familia y/o amigos.
● Trabajar desde el Humor.
● Ejercicios de relajación antes de salir a escena
● Posturas de fuerza y valor (tao de la voz).
● Postura de relajación de la lengua

SOBRE LA AUTOCRÍTICA Y EL PROPIO JUICIO- VINCULACIÓN CON EL


PÚBLICO.

Fragmentos del libro “Terapia a través del canto” Marcela Pietrokovsky

Vinculación con el público:

El temor al público siempre aparece. Nos llenamos de preguntas persecutorias y de


afirmaciones categóricas: “¿Les gustaré?”, “ ¿Me miraran con desaprobación?”
“”¡Seguro que me olvido la letra!”, “ ¡No me van a responder las piernas, y se van a
dar cuenta!”, “¿Quién me mandó a estar acá?”.

No estamos haciendo otra cosa que poner nuestras propias inseguridades en boca
de quien nos observa. Es nuestra propia exigencia puesta en el ojo ajeno.

Si cantamos intentando suponer lo que el público estará pensando de nosotros,


juzgándonos implacablemente, será muy difícil entregarnos a la canción.

Para trabajar este aspecto apelo a ejercicios de concentración, a estar conectado


con lo que uno quiere transmitir, con la historia que quiere contar, con la emoción
que surge de la canción. Por otro lado, propongo ejercicios de conexión directa con
el público con la idea de brindarle al alumno elementos que le permitan modificar
situaciones que le generan incomodidad….

…Sobre el miedo escénico:

El miedo a cantar frente a otros puede aparecer con o sin público. La sola idea
de imaginarnos en la situación ya puede acarrearnos montones de
inconvenientes: tensiones, olvido de la letra, taquicardia, temblor en las
rodillas y otras delicias por el estilo.

Recuerdo que cuando me fui de Musica Ficta, grupo en el que permanecí por
más de 16 años, estuve sin cantar en público por un tiempo bastante largo.
Cuando por fin empecé a armar el primer recital de jazz, las sensaciones
fueron muy distintas. Hasta ese momento yo estaba acostumbrada a estar
contenida por un pequeño grupo. En esta nueva circunstancia estaría sola,
como un foco de atención central, y el pianista estaría a un costado.

Cuando se empezó a acercar la fecha del estreno, comencé a tener todo tipo
de ataques y sustos. Para esa época me habían recomendado la música en la
mente de Eloise Ristat (buenísimo este libro, prometo conseguirlo, lei unos
fragmentos!!) Ahí encontré un ejercicio para trabajar el tema de los jueces
interiores que me fue muy útil.

La propuesta era escuchar esas voces que me decían cosas tales como: “ No
voy a poder” y cosas por el estilo y adjudicarles una cara, un personaje.

A mi se me apareció una brujita de dibujo animado. El paso siguiente era tener


una conversación con ella y explicarle que yo hacía lo mejor que podía y que
no necesitaba de su presión. Que no me molestase y me dejara hacer lo mío
tranquila. El tercer paso era hacer desaparecer a este personaje persecutorio
con algo de humor. O derritiéndolo o disolviéndolo con lo que fuere. Esa parte
no recuerdo como la resolví, pero lo que sí recurdo, es que en el ensayo
siguiente, mientras estaba cantando, la brujita volvió a aparecer. Pero esta vez
acompañada por otras dos para hacerme coros! Suena loco, ¿no? Pero la
verdad me sentí muy bien acompañada. Fue una experiencia muy divertida.

El trabajo en los talleres proporciona a los alumnos un muy buen


entrenamiento para que en el momento de cantar en público sientan que ya es
una experiencia conocida.

También podría gustarte