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Revue du CAER
32 | 2016 :
Amérique francophone et Amérique latine
Croisements et liens historiques. Rencontres et divergences
Résumés
Français Español
Le concept d’Amérique latine naît comme un terme promu par des intérêts économiques et
politiques de l’empire français de Napoléon III, ainsi que par la nécessité d’imposer la France
comme un contrepoids face à l’influence grandissante des États-Unis ; néanmoins le concept a été
élaboré d’abord par des intellectuels américains de tradition hispanique. Ce sont les circonstances
géopolitiques qui feront naître l’idée selon laquelle l’Amérique latine est une invention française.
En réalité la France sera primordialement promotrice et divulgatrice du concept. Finalement on
observe que le terme Amérique latine est au début un néologisme plutôt défensif qu’identitaire.
El concepto de América Latina surge como un vocablo promovido en gran medida por los
intereses económicos-políticos del imperio francés de Napoleón III y su necesidad de implantarse
en el continente americano como un contrapeso a la enorme influencia que entonces comenzaban
a adquirir los Estados Unidos de América; sin embargo el concepto fue originalmente pensado
por intelectuales americanos de tradición hispana. Serán las circunstancias geopolíticas las que
harán surgir la idea de que América Latina es una invención francesa, cuando en realidad Francia
juega más bien un papel de estimulador y promotor del concepto. Finalmente se argumenta por
qué el vocablo América Latina es en sus albores un neologismo defensivo antes que identitario.
Entrées d’index
Mots-clés : Amérique latine, France, civilisation, histoire, hispanisme, néologisme
Palabras claves : América Latina, Francia, Civilización, Historia, hispanismo, neologismo
Index géographique : Amérique latine, France, États-Unis
Index chronologique : XIXe, XXe
Texte intégral
Introducción
1 Definir el concepto de América Latina es sumamente complejo. Aún cuando hoy en
día se emplea de manera corriente, al detenernos a pensar en la palabra como concepto,
así como su significado y significación, encontramos enormes dificultades. Como
definición el concepto ya ha sido abordado por diversos estudiosos tales como Leopoldo
Zea (1965; 1986), José Carlos Mariátegui (1965), James Petras (1968), Jean Franco
(1970), Tulio Halpering Donghi (1970), Abelardo Villegas (1972), Francois Chevalier
(1977), Pablo González Casanova (1978), Arturo Ardao (1980), Ricaurte Soler (1980),
Alain Rouquié (1987), Miguel Rojas Mix (1991), Octavio Ianni (1997) y más
recientemente Adalberto Santana.
2 Autores como Miguel Rojas Mix y Arturo Ardao se han planteado la pregunta desde
otra óptica: ¿Cómo se llegó al empleo quasi universal del concepto de América Latina?
No sólo qué significa sino, ¿cómo surgió, cómo se elaboró y cómo se terminó adaptando
dicho concepto?
3 La pregunta va más orientada en una lógica histórica que geográfica o cultural,
aunque se reconoce la importancia de ambos elementos. Encontramos que la palabra
fue ya pensada como idea, más aún no como concepto, por varios personajes como
Simón Bolívar, Domingo Faustino Sarmiento, José Martí y José Vasconcelos. Se trata de
la idea de una América, un territorio del continente, que es diferente y distinta a la
América sajona, a lo que hoy comúnmente se suele llamar simplemente America (en
inglés). Estas reflexiones ya giran en torno a un área que es más bien sureña, hispánica,
ibérica o latina.
4 Mucho se ha hablado sobre los ideólogos de Napoleón III y más específicamente de
Michel Chevalier como el formador y forjador del concepto de América Latina. Se hace
referencia a Chevalier por el hecho de que en su libro Des intérêts matériels en France
se enfatiza la importancia de crear una «América Latina» que creara un contrapeso al
hasta entonces muy aceptado y difundido término de «América hispánica», usado desde
el momento mismo de la colonización del nuevo continente hasta prácticamente
mediados del siglo XIX. Paralelamente esta idea de «América Latina» buscaba combatir
y restringir el concepto de «Panamérica» que la llamada doctrina Monroe pregonaba e
impulsaba con el objetivo de que los Estados Unidos de Norte América o America,
impusieran su peso, influencia y control sobre el conjunto del continente desplazando
de una vez por todas los proyectos coloniales europeos. Sin embargo, y antes de
continuar avanzando, vale la pena preguntarnos: ¿Es en verdad el concepto de América
Latina una idea formada, forjada y desarrollada por los ideólogos imperialistas de
Napoleón III con Michel Chevalier a la cabeza?
El neologismo
5 Partimos del principio de que hoy en día el término de «América Latina» es aceptado
y repetido por un amplio número de personas: académicos, políticos, responsables
gubernamentales, y actores legos. Pero esto nos remite al problema mismo de la
conceptualización del término. ¿Cómo se creó y definió en el lenguaje corriente
«América Latina»?
6 Se trata de un sustantivo compuesto que atiende a la parte del continente americano
que comprende desde Tierra de Fuego (Chile y Argentina) en el sur y sube hasta el río
Bravo en la frontera México-estadounidense. Se integra a las islas caribeñas junto con la
parte sur y central del continente. Si hablamos de lo político y social se hace referencia a
los países del continente que se diferencian de la llamada América del norte o Estados
Unidos. Se diferencian al menos en que es autónoma políticamente de esta última y que
culturalmente es distinta. En lo que se refiere a la lengua se trata del conjunto de países
donde se habla alguna lengua latina o romance, en este caso el castellano o el portugués.
7 Sin embargo «América Latina» es esto y mucho más, se trata en realidad del
resultado de contextos y situaciones socio-políticas-económicas-geográficas-culturales
muy complejas y de larga duración para retomar a Fernand Braudel. Por citar sólo tres
ejemplos, la idea y concepto de «América Latina» se fue forjando a pesar y gracias a: 1)
el expansionismo norteamericano; 2) a un intento de reconquista por parte de la corona
española en el siglo XIX; 3) como proyecto de creación de un imperio en territorio
americano impulsado y soportado por Francia y Napoleón III.
8 Antes de ser neologismo o concepto, «América Latina» fue una idea que evolucionó
en los hechos y con el tiempo. Es aquí donde adquiere fuerza la idea de una invención
francesa. El uruguayo Arturo Ardao nos dice que se trata de:
Dos grandes acepciones: la primera alude al orbe cultural del latín en tanto
operó como idioma vivo en la antigüedad y comienzos del Medioevo, con todas
sus variantes internas desde la alta a la baja latinidad… la segunda… alude al
arte cultural generado por los idiomas neolatinos o latinos a secas, que surgen en
la Europa Medieval para expandirse, después del Renacimiento por todos los
continentes… como correspondiente lengua epónima la primera es una latinidad
muerta. Como sus correspondientes lenguas de expresión y significación,
también con todas sus variantes internas, desde las originarias europeas a las
ultramarinas, la segunda es una latinidad viva pero no por ello deja de existir
una estricta continuidad histórica.1
9 Ardao testimonia con lo anterior que una idea de latinidad se comenzaba a forjar y
extender por el mundo occidental, una idea que retomaba la historia de la Roma antigua
y las civilizaciones mediterráneas hasta llegar a la Ilustración francesa. Todo en una
lógica lineal imperialista de donde surgirán otros conceptos como el de «Civilisation»
por ejemplo. Aún cuando el proceso es lento ya está puesto en marcha a partir de un
neologismo de base: la Europa Latina, es decir Portugal, España, Francia e Italia. Una
configuración mucho más antigua que «manifestó en su literal enunciación, la idea de
latinidad – en la moderna acepción – y uso de concepto historiográfico, a la vez que de
categoría de la filosofía de la historia, de la filosofía de la cultura y hasta de la filosofía
política»2.
25 El mismo Romero nos aclara que debido a la rapidez y premura con la que se
desarrolló el decenio de 1860 en todo el continente americano, dos términos tenderán a
fortalecerse de manera acelerada; por un lado la expresión America (en inglés) para
referirse a la parte del continente de tradición y origen sajón; por otro lado «América
Latina», para referirse a la parte del continente que no es la America sajona. Lo latino
se desarrolla y fortalece pero de manera mal orientada según este autor.
Discusión
26 En los hechos y la realidad tangible el concepto de latino y más específicamente el
término «América Latina» no convenía, y sigue sin convenir ni convencer, a grandes
partes del continente, más allá del territorio sajón, por ejemplo las comunidades
indígenas que de latino no tenían nada, o bien los territorios franceses que parecían no
pertenecer a ninguna de las dos grandes «Américas», o incluso todas las poblaciones de
afrodescendientes que desde entonces ya vivían en el continente.
27 Sin embargo no debemos perder de vista que nos encontramos en los albores del
positivismo en América6, una ideología que trata de recuperar, y adaptar, de manera
muy poco ortodoxa muchos de los principios de aquel liberalismo republicano que se
había frustrado durante la primera mitad del siglo XIX; pero que al mismo tiempo
buscaba un orden y un progreso que continuaban a ser promesa incumplida de la
«civilisation»; un positivismo que al adaptarse a las circunstancias de la América no
sajona encontró en la formulación de lo latino una especie de cohesión identitaria y de
escudo filosófico espiritual común contra el gigante vecino del norte. Si seguimos esta
línea de pensamiento entonces tendremos que aceptar que el concepto de «América
Latina» fue en sus orígenes más bien defensivo y de repliegue antes que propositivo.
Bibliographie
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Notes
1 Arturo Ardao, Génesis de la idea y el nombre de América, México, CECYDEL/UNAM, 1993,
p. 12.
2 Ibid.
3 Vicente Romero, « Du nominal « latin » pour l’Autre Amérique. Notes sur la naissance et le sens
du nom « Amérique latine » autour des années 1850 », HSAL, no 7, premier semestre, 1998, p. 57-
86 ; Álvaro García San Martín, « Francisco Bilbao. Entre el proyecto latino-americano y el gran
molusco », Latino América Mirador latinoamericano CIALC, 2013/1, p. 141-162.
4 Hay que recordar que justo un año antes de su muerte, ocurrida en 1953, Lucas Alamán
presentó públicamente su Ideología política que resumió en 7 puntos, el séptimo y último de los
principios versaba : « Estamos definitivamente perdidos si Europa no llega suficientemente
pronto para ayudarnos ». Ver : Luis González, « III. El periodo formativo », in Varios autores,
Historia Mínima de México, El Colegio de México, México, 2000, p. 105.
5 Romero, op. cit., p. 82.
6 Recordemos a personajes tales como Juan Bautista Alberdi (1810-1884), Domingo Faustino
Sarmiento (1811-1888) en Argentina ; Luis Pereira Barreto (1840-1923) en Brasil ; Rafael Nuñez
(1825-1894), Salvador Camacho Roldán (1827-1900), José María Samper (1828-1888) en
Colombia ; José Victorino Lastarria (1817-1888), Francisco Bilbao (1823-1865), Valentín Letelier
(1852-1919), Jorge Lagarrigue (1854-1894) en Chile ; José Antonio Saco (1797-1879), José de la
Luz y Caballero (1800-1862), Enrique José Varona ( 1849-1933) en Cuba ; José María Luis Mora
(1794-1850), Gabino Barreda (1820-1881), Justo Sierra (1848-1912), Porfirio Parra (1855-1916) en
México ; Justo Arosemena (1817-1898) en Panamá ; Eugenio María Hostos (1839-1903) en Puerto
Rico.
Référence électronique
Rubén Torres Martínez, « Sobre el concepto de América Latina
¿Invención francesa? », Cahiers d’études romanes [En ligne], 32 | 2016, mis en ligne le 07 avril
2017, consulté le 09 mars 2022. URL : http://journals.openedition.org/etudesromanes/5141 ;
DOI : https://doi.org/10.4000/etudesromanes.5141
Auteur
Rubén Torres Martínez
Centro Peninsular en Humanidades y en Ciencias Sociales, Universidad Nacional Autónoma de
México.
Droits d’auteur
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