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Emosignificaciones
Antropología de los sentidos de las emociones

Abilio Vergara Figueroa

Pres
| editores – impresores |

–2– –3–
EMOSIGNIFICACIONES
Antropología de los sentidos de las emociones
Para Thani Enid y Elian Damir,
Resaltamos sentidos, en el título, porque lo usamos como silepsis, es decir, que refiere a por dar a la ternura, nueva poesía.
los significados, así como a las sensaciones.

© Abilio Vergara Figueroa


Pasaje Los Próceres, núm. 180, Ayacucho, Perú
abiliovergara@yahoo.com.mx

Autor: Abilio Vergara Figueroa


Cuidado de la edición: E. Hugo Cano Pérez
Imágen de la portada: Melquiades González Becerra: “Luz de luna”
Diagramación: pres

Edición, Diseño e Impresión por:


Producciones estratégicas - pres
de Edgar Hugo Cano Pérez
Urb. María Parado de Bellido Mz. K - 13
) 066-312222 / 966-181955 - AYACUCHO

Primera edición: Ayacucho, Marzo de 2019


Tiraje de 500 ejemplares
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2019-03983
ISBN: 978-612-46214-8-2

Queda prohibida, sin la autorización escrita del titular de los derechos, la reproducción
total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.

Impreso y hecho en Perú.

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“Al pensar ahora en ese momento, me tienta utilizar el lenguaje tradicional
del amor. Deseo hablar con metáforas de calor, de fuego, de barreras que
se derriten ante pasiones irresistibles. Soy consciente de lo ampulosos que
pueden sonar estos términos, pero al final creo que son exactos. Todo había
cambiado para mí, y las palabras que nunca había comprendido, súbita-
mente empezaron a tener sentido. Aquello fue una revelación, y cuando
finalmente tuve tiempo de absorberla, me pregunté cómo había podido
vivir tanto tiempo sin aprender aquella sencilla verdad. No estoy hablando
de deseo tanto como de conocimiento, del descubrimiento de que dos per-
sonas, a través del deseo, pueden crear algo más poderoso de lo que ninguna de
ellas podría crear sola. Ese conocimiento me transformó, creo, e hizo que
me sintiera más humano. Al pertenecer a Sophie, empecé a sentir como
si perteneciera a todos los demás. Resultó que mi verdadero lugar en el
mundo estaba más allá de mí mismo, y si estaba dentro de mí, también era
ilocalizable. Era el diminuto espacio entre el yo y el no yo, y por primera
vez en mi vida vi esta nada como el centro exacto del mundo”

(Paul Auster)

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Índice

Veo a Ramón Chatarra, con los brazos estirados cuando empuja el carro de
madera y monta el pie derecho en el estribo […] los dueños de los carros,
desesperados se colocan de frente a sus espaldas, lo putean, lanzan impro-
perios al aire. En su imaginación, les gustaría pasar por encima de él y dejar
como huella el cuerpo de un hombre. Ramón Chatarra […] se detiene con
Introducción | 11
su cuerpo cuadrado y fornido, da vuelta a su mirada y se para en la mitad
de la vía y, acompañado de gestos vulgares y desafiantes, sale un alud de Capítulo I
palabrerío aprendido en su vida de niño y hombre de la calle: gonorreas Antropología de las emociones significadas | 23
hijoeputas, malparidos de nacimiento, mierdas humanas que se creen lo
mejor de una puta sociedad que sólo le ofrece al hombre un disparo en la Hacia una definición de la emosignificación | 24
cabeza, hijos de madre de la calle y un polvo por casualidad, ¿qué quieren?
¿Por qué no pasan por encima de este hombre que sólo recoge basura y

limpia la suciedad que ustedes sucios de conciencia arrojan sin ninguna Capítulo II
compasión? Diacronía de lo cotidiano | 35

(Arturo Alape) ¿Inducidas o espontáneas? | 47



Capítulo III
Implicaciones metodológicas del enfoque emosignificativo | 51

Capítulo IV
Emociones, sentimientos y cultura | 63

¿Cómo se vinculan las emociones y sentimientos con el sistema de signi-
ficaciones? | 63
Lo imaginario y la significación mítica como modulador de las
emociones | 74
Y la fantasía… | 76

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Capítulo V
El humor como productor de emosignificaciones | 79
Introducción
Capítulo VI
Controlar con la razón el cuerpo asediado por la emoción | 87

Racionalidad versus emocionalidad | 87


La instalación cultural de dispositivos de clasificación y control | 92
Los marcos socio-subjetivos de la emergencia emosignificativa | 94
El carácter vigorizante de las emosignificaciones | 96 “… entonces, lo real se agrega a la imagen como una prima de
terror, como un escalofrío más”
Capítulo VII (Jean Baudrillard)
Cronotopos y lenguaje como escenario y contexto | 99
“¡Basura!” “¡Púdrete!”
Crisis y conflicto como intensificador de sentido | 99 (insultos)
El lenguaje como productor de conductor emosignificativo | 104
“Éste es el tiempo en que es importante amar tu propia desgracia,/
Conclusiones preliminares | 109 porque es la de todo tu prójimo”
(Vladimir Holan)
Para cerrar este libro y abrir puertas | 109
“… están en algún sitio/ nube o tumba están en algún sitio/ estoy
Bibliografía citada | 119 seguro allá en el sur del alma/ es posible que hayan extraviado la
brújula/ y hoy vaguen preguntando preguntando/ dónde carajo
queda el buen amor/ porque vienen del odio”
(“Desaparecidos”, Mario Benedetti)

El objetivo central de este libro es introducir el concepto de emosigni-


ficación al análisis social, cultural y del poder, en el sentido de restituir
la unidad vital entre significaciones, emociones y sentimientos como
expresiones e institutores de interacciones, relaciones sociales y del
poder. Emociones y significados no sólo constituyen marcos o contex-
tos mutuos, sino interactúan con-fundiéndose mutuamente, es decir
reelaborándose entre sí.
La categoría emosignificación la he venido formulando desde hace

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Abilio Vergara Figueroa Introducción

dos décadas. Lo hice por primera vez en mi libro sobre Québec (2003) “el pensamiento, las emociones y la intencionalidad se encuentran
y la he continuado desarrollando en posteriores publicaciones (2005, situadas también en el corazón ininti” (1993: 219). Mi propuesta, en
2006, 2010, 2011, 2013a, 2013b, 2013c, 2015, 2017, 2018 y Ver- cierto sentido, se aproxima también a lo que Aldous Huxley, indica
gara y Pérez, 2010). En estos textos he desplegado el proceso de su al señalar sobre el poder de la lengua, a través del personaje llamado
configuración y delimitación conceptual y hoy propongo que la emo- Helmholtz Watson:
significación emerge cuando la emoción se incrusta entre el significante
y el significado del signo1, intensificando la significancia mediante una “Soy muy experto en la creación de frases; encuentro esa clase de pala-
alteración sentida en la percusión del propio significante (por ejemplo bras que le hacen saltar a uno como si se hubiese sentado en un alfiler,
por la gravedad o la altura de la voz) implicando al sujeto emisor en el que parecen nuevas y excitantes aun cuando se refieran a algo que es
propio acto de emisión, e impactando en el interlocutor al intensificar hipnopédicamente obvio (…) Las palabras son como los rayos X, si se
el sentido recibido. Cuando se emite-escucha-siente una emosignifica- emplean adecuadamente: pasan a través de todo. Las lees y te traspasan.”
ción, es también el cuerpo que habla conmoviendo(se)nos. La emo- (2014: 58).
significación energiza la significación y, por ende, compromete más a
los participantes en la comunicación y en la relación social, porque la Quizá los insultos y los sobrenombres sirvan bien para ilustrar
emoción es fuente de energía, que se intercambia en/por lo simbólico, uno de los campos semánticos de esta categoría. En mi libro sobre
lo estético y lo significativo. los apodos (1997), señalé que cierto tipo de apodos y el insulto o la
Hace ya mucho, había escuchado la palabra sentipensar, como una adjetivación peyorativa tienen una finalidad “exorcizante”, donde el
categoría que quizá podría dar cuenta de lo que yo venía ideando sujeto pretende despojarse o alejarse de una cualidad considerada ne-
como emosignificación; sin embargo, no la tomé, porque sentipen- gativa, y que puede estar, aunque de manera inconsciente, asechando
sar privilegia al sujeto, especialmente al que observa o estudia, y no sus temores, quien los pretende expulsar, para no verse expuesto a la
a lo que le ocurre al proceso mismo de la significación. El sentido desvalorización social, con sus consiguientes emociones, como la ver-
que le otorgo, quizá se parezca a lo que Catherine Lutz (1988), indi- güenza o el ridículo. En este “lanzar la piedra”, el individuo intenta
ca como “productos intensamente significativos”, siendo importante protegerse de los contextos productores de emociones desagradables.
destacar la cualidad de intensificación que le atribuye. Otros estudios En este sentido, Jorge Bruce (2018), refiriendo a Freud, señala que
antropológicos han aportado no sólo a percibir la intensificación de el insulto conlleva una identificación proyectiva, mediante la cual, dice,
las significaciones operada por las emociones, sino a ubicar a ambas “te arrojo aquello de lo que pienso deshacerme”, donde gritarle a al-
en la misma entidad: el corazón ininti, como lo señala Descola, en- guien “¡cachudo!”, además de ser un indicador “del estado de nuestros
tre los Ashuar (que habitan en la Amazonía peruana y ecuatoriana), vínculos sociales”, y de reconocer el incremento del poder femenino
(porque ella te engaña “por no ser suficientemente hombre”), que
exige una constante prueba de virilidad. Yo agregaría que el insulto
1 Significante y significado como los dos componentes del signo, tal como lo formuló exalta el conflicto y conmociona la relación social alterando psicológi-
Ferdinand de Saussure, en su Curso de lingüística general. Saussure comparaba am-
bos elementos del signo con una hoja de papel que no podía concebirse el anverso
ca y fisiológicamente a los implicados, quienes realizan exaltadamente
sin el reverso. Imaginemos que la emoción se incrusta en ese espacio imaginario significados y estereotipos sociales como el machismo, el sexismo, la
subvirtiéndolo. homofobia, el racismo, el clasismo, la xenofobia, etc., según los casos,

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con una intensidad emocional que si persiste en el tiempo somatizará, –y apelmazarse al yo– y no encaminarla hacia/con las significaciones
modulando el cuerpo y sus reacciones –estructurando dispositivos–, si que podrían ayudar a “drenarla”. De alguna forma, la emoción-ira
no interviene una coeducación adecuada que encamine sus emocio- termina consigo misma y no se despliega hacia una elaboración arti-
nes mediante el trabajo en las significaciones de la otredad. culada. Como lo señala Edna O’Brien, “La gente enfadada sólo está
Hay que destacar la existencia de procesos complejos de emosig- dispuesta a escuchar eslóganes” (2016: 54) y, como secuencia, reite-
nificación que interrelacionan, y transforman, emociones inclusive rarse obsesivamente. Los linchamientos son un ejemplo de la explosi-
antagónicas, con sus consiguientes cambios de sentido, por ejemplo, va ruptura de la relación social y del entendimiento. La ira, el rencor y
al pasar del dolor a la rabia, del sentimiento de afrenta al perdón2, me- el odio obturan la mirada y, progresivamente, eliminan los matices, la
diadas por el discurso (argumentación) y, a veces, por la razón. Otra diversidad, la complejidad individual, cultural y social.
muestra de esta complejidad, lo puede donar la saudade, que conjunta Por lo anterior, debo advertir que no concibo a las emociones y
dos opuestos: “bien que se padece y mal que se disfruta”3, como otras a los sentimientos como dos dimensiones o niveles de lo social, sino
significaciones que cada quien, en su soledad, le adjudica. A mí lo como coexistentes, co-constituyentes y también, transgresores de lo
mismo me ocurría con el huayno, género musical andino muy triste a social y lo político instituidos (en el sentido de Castoriadis), siendo la
ojos extraños, con el que añoro, me alegro y bailo, como mis paisanos, sustancia misma de toda relación, lo que nos impele a considerarlos
contradiciendo la lógica que supone la coherencia entre las “letras” y en la construcción de cualquier problema y dato en el estudio de las
la melodía y las emosignificaciones que genera. relaciones sociales y de poder, en su concreción espacio-temporal, que
Como una manera de establecer la implicación/imbricación que se expresan en el territorio y los lugares.
supone enfocar los social bajo la categoría de emosignificación, pro- Por ejemplo, la topofilia, como territorialidad eufórica, término
pongo una hipótesis con respecto a la relación entre determinadas que desarrolló Bachelard (2000) y que retoma el geógrafo chino Yi-
emociones y la razón: emociones fuertes como la ira, hacen decrecer la Fu Tuan (2007), señala el vínculo positivo con el entorno natural y
capacidad de razonamiento, pero no sólo lo nubla en el momento en territorial que se expresa en sentirse bien en el lugar y en el territorio,
que irrumpe con violencia e impide razonar; sino, sostengo, que eso se manifiesta en un buen recuerdo, en la añoranza, en el deseo de es-
sedimenta, es decir simplifica y empobrece la relación social emosigni- tar en ellos. La topofilia da sentido a la emoción de pertenecer a una
ficativa, cotidiana y permanentemente, al quedarse sólo en la emoción comunidad, como espacio-temporalidad gratificante. Es antagonista
del arraigo, que se habita como una prisión, del que se espera, a veces
desesperadamente, salir-huir, por ejemplo de los barrios marginales,
2 Este paso es posible, por ejemplo, cuando las víctimas directas de la violencia, re- pobres, plagados de delincuencia e inseguridad. Las actuales migra-
flexionan sobre su situación (privada, personal, familiar) y la confrontan con pro- ciones masivas del sur al norte, tanto hacia Europa como a Norteamé-
yectos de paz (social, público, comunitario), decidiéndose por el perdón al privile-
giar, en dicha reflexión, el futuro, el proyecto como sociedad, frente a la memoria
rica son sus expresiones más dramáticas.
del dolor personal. Esto ocurrió en Colombia, durante el proceso de la firma de la Por otro lado, debo señalar que, a lo largo de la historia, las emo-
paz con las FARC. Es importante subrayar que hay un cambio de nivel en dicho ciones han sido objeto de reflexión filosófica. Por ejemplo, René Des-
proceso: madres y esposas “olvidan” o postergan su dolor por sus pérdidas señalan- cartes (2010), en relación a los poderes que en ellas se despliegan,
do que lo hacen para otras no sufran lo que han sufrido ellas.
3 Así definió a la saudade, Francisco Manuel de Melo, escritor portugués, en 1660: distingue agentes y pacientes en cuanto a la posición activa o pasiva
“bem que se padece e mal de que se gosta”. de los sujetos en la relación emocional: los primeros las provocan, los

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segundos las sufren, aunque ambos están implicados porque su surgi- con la frase popular: “Del amor al odio, has sólo un paso”, mostrando
miento depende de la relación asimétrica que entre ellos establecen, un caso ejemplar de paralaje, es decir un cambio en la constitución
siendo posible que ocurran variaciones tanto en las capacidades para del ser frente a la relación en curso: de aliado a adversario o enemigo,
producirlas, como en las mismas emociones que pueden reubicarse, de partidario a traidor, etc.
cambiar de intensidad y/o resignificarse4. Así, las emociones inician, continúan, (re)establecen, o rompen
Es en este sentido que la palabra emoción, del latin emotĭo, signi- interacciones, relaciones y/o lazos sociales. En este flujo los actores se
fica impulso o movimiento hacia algo y ōnis, discurso; lo que orienta modifican, no sólo con relación a los otros, sino consigo mismos. La
su significación hacia el transcurrir, el mover o conmover, siempre empatía es, cuando se da, una emoción que sedimenta en sentimiento
como alteración del transcurrir, digamos rutinario, “normal”. Puede y, si bien podría decir, con Adam Smith (2012), que casi nadie puede
distinguirse que si bien la emoción es social, interpersonal, es decir sentir exactamente lo que otro siente, sino, quizá sólo imaginarlo,
se dirige hacia alguien, también puede, el “movimiento” mencionado podemos intentar sentir lo que está sintiendo (“ponernos en sus za-
ser mediado por objetos, situaciones u otros sujetos y repercutir en los patos”), es decir, procurar empatía, algunas de cuyas expresiones pue-
participantes, provocando también emociones diversas: si alguien me den ser la compasión, lástima5, pena, simpatía, la solidaridad, cuyas
produce decepción y tristeza, a quien me la causa le puede provocar implicaciones son expresiones emocionales desde una otredad que se
alegría y orgullo, inclusive, un sentimiento de recompensa o vengan- aproxima, pero que no constituye una identidad plena. Sin embargo,
za. También, considero que el movimiento hacia algo o alguien, con- podemos anticipar que si bien, por ejemplo, el dolor de alguien no lo
lleva alteración (un “calentamiento”) del sujeto, y, aunque algunos podemos sentir, pero sí podemos compartir su enojo contra quien le
autores hablan de “pasiones frías”, como la indiferencia, yo prefiero causó el mal.
distinguir a las emociones como energizantes o deprimentes, y tam- Otras expresiones producidas por el flujo emosignificativo (flujo,
bién en algunos campos, puede generar estados de inspiración creati- porque va de un lado a otro, regresa, a veces reciprocada, otras no), que
va, y alimentar al hábitus artista como sedimentación en sentimiento podrían servirnos de ejemplo, son los de la gratitud, respeto y confian-
(diacronía) que se “emociona” al crear (sincronía). za, y sus antagonistas: ingratitud, irrespeto, desconfianza y sospecha.
Por su lado, David Hume (2013), aborda las emociones y las se- La experiencia gratificante de la gratitud muestra la solvencia interior
para como “serenas” y “violentas”; las primeras, vinculadas a la crea- de quien la realiza; el respeto, y más aún el respeto por quienes apenas
tividad y los sentimientos estéticos, y las violentas relacionadas con vamos conociendo, habla de la fortaleza de una comunidad, expresa
el odio, la tristeza, el orgullo, la humildad e inclusive el amor y la su apertura sin complejos ni prejuicios hacia la otredad; en contrario,
alegría. Considera que la condición dual no significa que permanez- la ampliación e intensificación de la sospecha habla de la fragilidad de
can estáticas, ya que algunas perderán su predominio y cederán paso los lazos sociales, mientras que la confianza, permite habitar el futuro
a las clasificadas como sus oponentes, así como las pasiones declinar o con tranquilidad, porque las expectativas se depositan en seres previ-
crecer, y devenir en sentimientos duraderos que podría ejemplificarse sibles positivamente. Lo contrario ocurre con los sistemas políticos

4 Lo que puede implicar reposicionamientos de los sujetos implicados en la inte- 5 Entiendo que estas dos emociones separan a quienes están acercándose, pues coloca
racción a la que refieren las categorías de “definición de la situación”, deíctico” y a los interactuantes en posiciones asimétricas; sin embargo, no elimina un lazo
“paralaje”. Ver Vergara 2018, pp. 31-37. emocional aunque significativamente sean diferentes.

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Abilio Vergara Figueroa Introducción

y con las instituciones, hoy tan devaluados de los que se desconfía nes “abriendo” una grieta en esa dupla, permite superar su dicotomía
intensamente. La gratitud, el respeto y la confianza están enmarcados o codificada secuencialidad, puesto que en la misma emisión, el sig-
por valores y principios que somatizan (están encarnados) y se cons- nificante dice lo que significa y esta significación caracteriza al signifi-
tituyen en dispositivos inconscientes que emergen espontáneamente, cante como propio, salvo que, como en la producción poética, derive
sin ser llamados, porque están impresos en el ser que los practica. hacia imágenes distintas, pero ni aún allí, en el acto interpretativo, se
Margarita Zárate, refiriendo a Sara Ahmed (2004), señala la im- separan, sino sólo se enmascaran y suceden. O sea, no escuchamos o
portancia de la noción de impresión como una suerte de un remanente leemos el soporte significante primero, para luego proceder a enten-
activo de las interacciones con los otros. Indica que Ahmed considera der lo que significa, sino que, de un solo golpe, el sentido de la palabra
que las emociones se forman por el contacto del sujeto con el objeto. nos llega, aunque con diferentes grados y niveles de entendimiento, e
Por esta condición, indica que emoción y sensación no pueden sepa- incluso de emoción, según los capitales escolares y las sensibilidades
rarse fácilmente. Zárate, afirma que, de cada quien.
Para abrir uno de los sentidos fundamentales de este libro, me
“Ahmed usa la idea de impresión en la medida en que permite evitar gustaría inducir al lector a que procure imaginar y sentir la relación
hacer distinciones analíticas entre sensaciones corporales, emociones y que establece Pierre Bourdieu entre conocimiento, experiencia, emo-
pensamiento como si pudieran ser experimentadas como ámbitos dis- ciones y sentimientos. El autor de La distinción, utiliza su propia ex-
tintos de la experiencia humana. Una impresión puede ser un efecto periencia personal y científica, y la de Michel Foucault para explicár-
sobre los sentimientos del sujeto (ella hizo una impresión); puede ser noslo:
una creencia (estar bajo una impresión); puede ser una imitación o una
imagen (crear una impresión) o puede ser una marca en la superficie “Mi experiencia me hace sensible a cosas que otros no verían. Me hace
(dejar una impresión). Necesitamos recordar la presión de una impre- ponerme nervioso con cosas que otros verían normales. Creo que influ-
sión” (Zárate, 2012: 72, cursiva mía). ye. No voy a hablar de mí. De hecho, voy a hablar de Foucault… Hay
muchos homosexuales y un solo Foucault. Lo que hizo fue transformar
Sin embargo, yo prefiero la figura leve de la impresión como aque- sus problemas existenciales de homosexual, sus sufrimientos, sus pre-
lla sensación que sigue al asombro y se queda expectante, esperando guntas en problemas científicos. Luchó toda su vida para elaborar… De
ocasión, y conforma (es decir, participa, es parte de él) nuestro estilo. la misma manera no es sólo la experiencia lo que hace buena sociología,
Para los fines de la formulación de la categoría de emosignificaciones, la cuestión es trabajar la propia experiencia para sacar algo de ella… Los
me interesa establecer su función en la especial relación entre el signi- sociólogos deben hacer su propia sociología, su propio socioanálisis”7.
ficante y el significado, constitutivos del signo lingüístico, porque lo
singulariza al intervenirlo. En primer término, debo aclarar que soy Para terminar esta introducción, enfatizo que las emociones y sen-
consciente de que el lenguaje nos formatea, pero este trabajo sobre timientos son también artefactos de conocimiento, porque permiten
nuestra subjetividad6, no la agota. Pienso que introducir las emocio- conocer de “otra forma”, penetrar en el problema desde un punto de

7 Pierre Bourdieu, youtube: “Bourdieu sobre Foucault y la experiencia personal”.


6 Utilizo este término en su más basta amplitud, como equivalente a “mundo interior”. Visita 10-11-18: https://www.youtube.com/watch?v=aQE66bbVAxe

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Abilio Vergara Figueroa Introducción

vista diferente al propio. Sin embargo, como académicos, hay que Una indicación para la lectura de este libro: si bien hay un capí-
observar nuestras propias emociones, porque algunas pueden obsta- tulo en que se aborda la cuestión metodológica, ésta atraviesa todo el
culizar el proceso de conocimiento. Por ejemplo vigilar la vanidad texto, con indicaciones generales y puntuales, teóricas y etnográficas.
propia, que se traduce en el acatamiento irreflexivo del lenguaje y los
rituales del campo académico (ostentoso, grandilocuente, solemne8)
que bloquea su propia reflexividad, porque dicho estilo presiona (y se
obsesiona en/con) al súper-yo.
Por otro lado, el estudio de las emosignificaciones se hace más
pertinente en la actualidad, por lo que señala Ignacio M. Sánchez,
refieriendo a un trabajo de Roger Bartra, quien indica que hay dos
ejes en el debate: “el fuerte valor que las emociones mantienen aún en
las polarizaciones políticas y culturales del continente y el rol inelu-
dible de la emoción y el afecto en los discursos fundacionales tanto
del discurso latinoamericano de nación como del ethos histórico que
contribuyó a definirlo” (2012: 13).
Finalmente, debo señalar que el objetivo de este libro es activar la
observación sistemática del continuum entre emociones y significa-
ciones en el proceso de la investigación antropológica y social en ge-
neral. Debo señalar también que esta escritura final debe su culmina-
ción a dos estímulos: en primer término a un seminario que convocó
Edith Calderón, precisamente para subrayar una ausencia sustantiva
de la afectividad en dichos estudios, que ella ya había documentado y
estudiado en su magnífico libro, La afectividad en antropología. Una
estructura ausente, (2012); y en segundo término, el advenimiento del
Foro Global sobre Coeducación y Cultura de Paz, coordinado por el
Dr. Ranulfo Cavero Carrasco, que se realizará en junio de 2019, en
Ayacucho, Perú, cuya sede e institución organizadora es la Universi-
dad Nacional de San Cristóbal de Huamanga.

8 Hace falta una etnografía del habla académico, por ejemplo cuánto limita el im-
pulso corporal que hace aparentar una seguridad definitiva en las posibilidades de
(auto)reflexividad y generar matices en lo que el discurso viene desplegando. Es
posible que ese impulso sea una barrera y aprisione el pensamiento, porque, por
ejemplo, debe impedir reconocer un error, por el temor al ridículo, a la vergüenza
pública, etc.

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Capítulo I

Antropología de las emociones significadas

“Falta algo, pero no sé qué”


(Jean-Luc Godard9)

“Yo a usted no la violaría, porque no se lo merece”


(Jair Bolsonaro10)

“Somos burros, no pendejos11”


(Pancartas de estudiantes del IPN)

“La verdad sólo aflora en los momentos de incertidumbre y de peligro”


(Lucrecio)

9 Personaje de la película Deux ou tris choses que je sais d’elle, 1966.


10 Entonces candidato a la presidencia de la república del Brasil (2018). La frase fue
dirigida a una diputada en la televisión. Otra de sus frases es: “Un policía que no
mata, no es policía” (Avendaño, 2018: 2). Bolsonaro ganó la presidencia el 28 de
octubre de 2018. El 50% de mujeres votaron por él.
11 El burro es el símbolo del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México. En la
frase de la pancarta, se juega a la silepsis, pues manteniendo el significado identitario
institucional, lo contrastan con el significado potencial (burro = ignorante/tonto) de
pendejo, que en México significa estúpido. Estos carteles o pancartas los exhibieron
los estudiantes del IPN, en contextos de movilización por sus reivindicaciones entre
los años 2015 y 2016. Cabe destacar que según cierta opinión pública, al entonces
presidente mexicano Enrique Peña Nieto se le calificaba como “ignorante y pende-
jo”, y es él, el destinatario implícito del mensaje. Lo institucional (símbolo del IPN)
esconde/revela la estupidez del objeto del mensaje.

– 22 – – 23 –
Abilio Vergara Figueroa Antropología de las emociones significadas

Hacia una definición de la emosignificación sar placer compartido, promueve sentidos aproximativos; y cuando se
comparte la canción, deviene la formación de un comunitas (una sen-
En primer lugar, quisiera subrayar que la emosignificación se recono- sación de pertenencia colectiva emocional dinámica)” (Vergara, 2010b:
ce-siente por la intensificación del significado del signo, que se pro- 57-58).
duce por la intrusión de una emoción en su emisión/recepción. Es la
diferencia que se observa entre lo que significa nako, cholo, cara de En el despliegue del canto, los intérpretes expresan y modulan sus
chimba, culicagada, basura, púdrete, por ejemplo en una crónica pe- emociones y sentimientos enfatizando-intensificando los significantes,
riodística o un informe académico, a lo que significa cuando alguien, entre los que se ubican también los silencios, los gritos, e inclusive los
en una disputa acalorada, te grita ¡nako!,¡cara de chimba!, ¡basura!, ¡pú- alaridos, como en el qarawi andino.
drete!. En este sentido, el antropólogo y musicólogo Gonzalo Camacho,
En otra perspectiva, se puede decir que la emosignificación es la señala que los movimientos sociales “llevan en su seno su propia so-
forma psicosomática predominante de habitar una relación social, noridad” que le dotan de identidad: “Son sonidos insurrectos, signos
una interacción comunicativa o significativa, que realiza lo imagina- audibles que constituyen un espacio de encuentro, de reconocimien-
rio –que antecede, coexiste y sobrevive al evento o acto12 –, es decir, las to, en donde se enlazan las emociones, las sensibilidades, los cuerpos
prácticas, el discurso y las situaciones, donde el código13 se conmueve y las voces de esos cuerpos que conforman la corporeidad social que se
haciendo que la significación se altere, ya sea en movimientos ascen- rebela a un orden establecido” (2011: 59). En otros contextos, donde
sionales o de declive o caída. Un ejemplo de sus escenarios nos lo da la intimidad se pone en escena, también es posible observar diferentes
la música, la canción y sus contextos, donde, grados de intensificación del sentido cuando éste se acompaña de los
sentimientos y las emociones que son activadas por sonoridades espe-
“El poema-canción hace interactuar las líneas melódicas (armonía) con cíficas y ambientes posibilitadores:
la interpretación (de la “letra”) que la voz humana despliega en paralelo
y/o contrapunto con dichas emisiones sonoras (notas), estableciéndose “La nota musical es una gota de agua: una lágrima pendiente del penta-
una complementariedad14 de la que surge el canto. La melodía apor- grama, arrancada de las cuerdas de la guitarra. Es la risa que se desgrana,
ta al texto poético diversos soportes que estimulan, acentúan-atenúan, el dulce vino que derramó la copa y que embriaga y trastorna la realidad
elevan-descienden, energizan-pausan, los significados, realizando en el cuando es adversa. Llora o ríe el hombre cuando canta” (Andrés Henes-
auditorio un efecto de identificación/extrañamiento. Además de cau- trosa, en Squenda, de Susana Harp).

Para mostrar, cómo la significación depositada en el significante


12 Provisionalmente denomino evento y acto a cualquier hecho social o práctica.
13 El código posibilita la comunicación y fija las significaciones para hacerla posible musical es insuficiente, para una interpretación adecuada de la can-
mediante la institución del lenguaje, lo imaginario lo incorpora como parte de él, ción, Caterina Pasqualino, señala:
pero sólo como una instancia normalizada o institucionalizada (Castoriadis), ase-
diada por las prácticas. Ver la relación entre proceso y nexo en Vergara, 2003: 105. “Le ‘comprendre avec la tête’ ne suffit pas, on doit s’en pénétrer. Pour
14 No siempre armónica, sino muchas veces “incoherente”, de cuya fricción resurgen
nuevas emociones y significaciones, en diálogo con el presente que intérpretes y bien chanter la soleá, la siguiriya et la martinete, posséder le sens du ryth-
auditorio están-viviendo, estado anímico, dramas sociales, “normalidad”… me et avoir hérité d’un talent familial sont des conditions nécessaires,

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Abilio Vergara Figueroa Antropología de las emociones significadas

mais non suffisantes : le cœur doit être. Il faut beaucoup de sentimiento. nidad próxima en la que esa emosignificación se despliega e impacta,
Appliqué au flamenco, sentimiento signifie sentiment, peine, mêlée d’un generando sentimientos que se modulan y expresan como lazo social o
sens de l’honneur » (1998 : 143)15. ruptura, a veces violenta, y sentimientos de pertenencia, de diferencia
o confrontación.
Un debate que permanece en la filosofía, que viene de la antigüe- La conceptuación de este término es problemática, porque tiene
dad clásica, y que se abismó con la modernidad16, entre-versus razón y características asociadas a la sensación y percepción y tiene implicacio-
emoción, las separó, las contrapuso, teniendo como resultado, la de- nes de noción, y propongo definirla para que tenga el estatus de con-
valuación de la emoción; no obstante, y a pesar de la censura y la re- cepto. La dificultad surge, precisamente, porque aquello que pretende
presión, ella se estimula fundamentalmente en momentos y periodos abarcar, vemos que emerge de la sensibilidad y la percepción y debemos
de crisis atizando o vigorizando la significación, porque la emosigni- deslizarla a la abstracción, de manera ascendente y “luego” devolverla
ficación no implica la suma de una emoción a una significación –o al hacia las sensaciones y emociones que se corporizan mediante ellas
revés–, no implica sólo juntar significados con sentimientos, sino im- mismas. Quizá sea un concepto que realiza de mejor forma, de una
bricarlos o fusionarlos “químicamente”: es una alquimia que hace que manera mucho más intensa y expresiva, aquella formulación que hi-
la significación que va conformándose devenga-otra-cosa, tenga un ciera Gilbert Durand (2000), con relación al trayecto antropológico, es
plus energético o depresivo, tenga una fuerza, obtenga un vigor dis- decir, aquellas cosas17 que van surgiendo como sensaciones, intuicio-
tinto a lo que significaría si la emoción no atravesara ese signo-actor; nes, como ensoñaciones, ideas, hasta como sueños, y que progresiva-
pero también, al mismo tiempo, esas emociones o sentimientos que mente pueden modularse, como decía Bachelard, con la imaginación
son modulados por dichas significaciones –codificadas– sean afecta- conducida, hacia ciertas categorías delimitables –que configuran y en-
das en su intensidad otorgándoles un sentido más fuerte y nuevo, o marcan imágenes y sensaciones–, hacia ciertas definiciones concep-
lo debilite y controle, a partir de esta colusión. Dicha fusión llega a tuales; pero también, casi siempre, tenderán a perder vigor y fluidez
otorgar una fuerza distinta, encauzada en/para el uso de/con la comu- con el tiempo y el uso; sin embargo, al insuflárseles de emociones
pueden actualizarse, estimular y activar los sedimentos corporales que
disminuyen la lejanía-distancia de lo abstracto. El asunto está en que
15 “‘Comprender con la cabeza’ no es suficiente, es necesario hacerse penetrar. Para en cada experiencia humana, casi siempre estamos haciendo eso, y
cantar bien la soleá, la siguiriya y la martinete, poseer el ritmo y haber heredado un quizá sean los jóvenes quienes muestran de mejor forma la emosigni-
talento familiar son condiciones necesarias, pero no suficientes: el corazón debe ficación, porque casi siempre están activos, moviéndose, traspasando
implicarse. Es necesario mucho sentimiento. Aplicado al flamenco, sentimiento sig-
nifica sentimiento, pena, mezclado de un sentido de honor” (traducción mía).
fronteras, habitando “entrelineas”, los espacios entre18 o los intersti-
16 Algunos antropólogos, entre ellos Michelle Rosaldo (1980), en sus estudios sobre cios.
los Ilongot (Filipinas), señalan que la distinción entre razón y emoción es fabrica- En el orden de la organización social y de la cultura, un ámbito de
da en la modernidad occidental, puesto que por ejemplo, “Rina, designa para los
Ilongot el corazón, órgano físico a la vez que principio de la acción y la conciencia,
locus de la voluntad y de la vitalidad. El corazón es el sitio donde el pensamiento y el 17 Cosas, en el sentido de Bajtin, es decir, entes vinculantes y vinculados a través de la
sentimiento de bienestar físico entran en relación; el vínculo en el que los procesos actividad relacional humana.
naturales y sociales del desarrollo del ser se conjugan” (Surallés i Calonge, 1988: 18 Espacios entre, quizá todavía inclasificables, que se habitan sin mayor “responsabi-
297). lidad” con la norma, con el tiempo y el espacio social.

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Abilio Vergara Figueroa Antropología de las emociones significadas

actividad emosignificativa intensa, es el del ritual donde se propicia la extrema (por ejemplo, los feminicidios), y reflexionar sobre los valores,
eficacia simbólica. Como sabemos, el ritual formula los contornos del habitar el sufrimiento para comprender/participar de la compasión o
conflicto o de una crisis, por ejemplo una enfermedad, e instituye un la solidaridad, nos hace pensar distinto, y puede darle rutas diferentes
modo simbólico de enfrentarlo. En este sentido, Víctor Turner, des- a la investigación.
cribe la existencia de códigos sociales e históricos que se invocan con En el campo de los movimientos sociales, la indignación puede
la acción simbólica que determina un dinamismo de la cultura sobre ser una de las emosignificaciones contemporáneas20 más destacables.
lo social y personal, actuando el símbolo como un condensador: osci- En nuestro tiempo, están surgiendo indignaciones de escala muy di-
lando en sus dos polos (sensorial e ideológico) los símbolos “depositan” versa, unas históricas, no sólo acumulativas, sino, en muchos casos,
sentidos, significata diferentes y contradictorios: los valores se cargan transformadoras y otras más personales, íntimas, como las que brotan
de emoción y las emociones se ennoblecen (1999: 68). La actividad de/en/contra la violencia contra los niños y las mujeres. A nivel colec-
simbólica no sería posible sin la energía alimentada por las emociones, tivo, muchos sujetos que enrabian (palabra muy sentida del escritor
y a la inversa, sin los símbolos, muchas emociones no emergerían a la peruano José María Arguedas), al procesar el rencor social histórica-
vida social, su vivencia sería difusa y abonaría al sinsentido, la incerti- mente acumulado, se transforman a sí mismos, y a veces superan el
dumbre, y aún a la enfermedad. El símbolo despojado de emociones coraje y/o la pena para formular, reformular y argumentar discursos
y sentimientos deviene muerto, pasa a ser signo, emblema, icono. Las alternativos con los que alimentan, de manera progresiva y distinta, su
emociones y los sentimientos, puede decirse, son expresiones y formas rabia-indignación: dignidad activa versus rabia-agresiva, aquella mo-
de acción simbólica, y realizan la dialéctica de lo social y lo individual dulada por el proceso simbólico, ésta que se manifiesta en la irrupción
y del poder. de la afrenta o la violencia, como en los linchamiento21. Con el miedo
Reitero y remarco que al plantear la categoría emosignificación, no ocurre lo mismo, puede uno, en vez de paralizarse y enclaustrarse, no
estoy planteando un concepto que dé cuenta de la “simple fusión” sólo enfrentarlo de diferente manera al organizarse (grupos de auto-
entre lo racional y lo emocional, entre significación y emoción, sino es defensa rurales, urbanos y rururbanos), sino reposicionar a los otros
ir más allá. En este sentido, refiriéndome a otro contexto, en un texto (delincuencia organizada, Estado, partidos políticos, que en el imagi-
anterior planteé que las emociones y los sentimientos son también ar- nario emocional van formando un mismo grupo) al transformarse de
tefactos de conocimiento. Uno, para conocer, no necesariamente tiene víctimas en actores, y en muchos otros casos, en victimarios22.
que partir de –o quedarse en– la objetividad racional, en el proyecto,
en lo sistemático. Muchas veces, gran parte de nuestros hallazgos han
20 Contemporiza la memoria de viejas afrentas y las proyecta como argumento de
surgido a partir de indignaciones, de rabia, de sufrimiento, de dolor, porvenir.
o de alegría. La indignación es una alegría del/para-el alma; su au- 21 Las autodefensas contra las diversas violencias, por ejemplo del narco y del Estado,
sencia podría debilitar el espíritu, y, como diría Mario Benedetti19, en México, o contra los insurgentes maoístas de Sendero Luminoso, en Perú, en
habitarse “con las viejas nostalgias aprendidas/ los mejores rencores las últimas dos décadas del siglo pasado, formulan un discurso que acompaña la
malogrados” (2003: 207). Habitar la ira para entender la agresividad organización que construyen para enfrentarlas, mientras que en los linchamientos se
asiste, literalmente, a la explosión del enojo circunscrito en el evento de un asalto, por
ejemplo. En el linchamiento la palabra es expulsada.
22 Carlos Mario Perea lo señala para el caso colombiano: “Con todo, en medio de la
19 Mario Benedetti, “El acabóse”, Buzón de tiempo, Alfaguara, México, 2003: 207. incertidumbre, es posible detectar la participación de tres tipos de actores: vecinos

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Abilio Vergara Figueroa Antropología de las emociones significadas

La indignación transforma la rabia al otorgarle sentido, y de esta En esta dirección, Richard Sennet, define “civilidad” como “la
manera transforma al ser en cuyo interior/exterior se procesa la signi- actividad que protege mutuamente a las personas y que no obstante
ficación de la relación social que lo afecta emocionalmente: en esta les permite disfrutar de su mutua compañía. Usar una máscara es la
dirección, podemos catalogar a la indignación como una metaemoción esencia de la civilidad. Las máscaras permiten una sociabilidad pura,
que sucede a la rabia y otorga sentido al rencor, cuando se la expresa ajena a las circunstancias del poder, el malestar y los sentimientos priva-
en diferentes lenguajes: teatral, preformativo, lingüístico, corporal. dos de todos los que las llevan. El propósito de la civilidad es proteger
Un ejemplo de este último son las marchas ciclonudistas para expresar a los demás de la carga de uno mismo” (en Bauman, 2006: 103, cursivas
la vulnerabilidad del cuerpo del ciclista –representado por su exposi- mías). Yo agregaría que el respeto puede asumir un carácter semejante
ción desnuda– frente al automóvil. al de la máscara, con el plus de que el respeto se perfila en-hacia el lazo
En la separación y contraposición entre razón y emociones, éstas, social, mediante el simbolismo del otro mientras que la máscara opera
se considera(ba)n casi salvajes, silvestres, casi animales (ver cómo, por en contextos que Erving Goffman caracterizaba como “relaciones de
ejemplo, en la clase media urbana, no llorar a su difunto se considera evitamiento”.
distinguido, mientras que entre los pobres no llorarlo equivale a no Sin embargo, hay gente que “prefiere” habitar el miedo antes que
haberlo querido ni extrañarlo, y cómo se considera a la contención el respeto25, porque tiene dificultades para establecer relaciones de
como un avance civilizatorio), que nos conduciría a la superación o igualdad. Agregaría también a la gratitud como un valor importante
contención de la ira y la agresividad y la violencia física, etcétera, de contención y sublimación del deseo, por ejemplo, ganar y ganar, y
y cómo la razón, supuestamente23, nos permite distanciarnos, ele- no retribuir, si ello implica no ganar.
varnos, abstraernos, etcétera; pienso que ningún ser humano supera En este sentido, podemos observar también a la sublimación
(elimina) las emociones, ni siquiera en lo que Norbert Elías llamó (Freud, 1993) como una manera en que las pulsiones toman una for-
“proceso civilizatorio”; casi siempre son contenciones o emociones en- ma cultural que puede funcionar como un dispositivo que disminuya
mascaradas por el protocolo o el “lenguaje políticamente correcto”. La o evite el sufrimiento porque lo desplaza a otro nivel, por ejemplo al
misma indiferencia del urbícola asediado por innumerables estímulos de la interpretación mediante el arte e inclusive por el psicoanálisis
que no puede controlar, es una contención somatizada que puede ex- y la autoreflexividad. Yo mismo, en duros momentos de dolor ante
plotar ante una irrupción considerada desagradable o sospechosa24. pérdidas muy sentidas (de mi padre y de mi hermano menor) y en
momentos de extremo enojo, los he habitado auxiliándome (no de
del barrio, organismos de seguridad del Estado, sicarios contratados para tal efecto
(…) En la práctica, unos y otros se mezclan en el tiempo y las estrategias” (Perea, 25 Hay tres condiciones en las que la comunicación se manifiesta como alteración de
2004: 28). los significantes –entendiéndose alteración, por ejemplo, como “alzar la voz”–. Em-
23 “Supuestamente”, porque, paradójicamente, hay guerras declaradas con el frío cál- piezo por la tercera, por ser la más obvia: en una pelea, o una discusión acalorada.
culo que proviene también del odio, del desprecio social, del racismo, de la codicia. La primera, también puede ser obvia, pero es más histórica, y se da en contextos
Es obvio que entre Hitler y Obama hay diferencias emocionales muy significativas, sociales o familiares autoritarios: cuando alguien ordena o reprende cuando dicha
pero ambos han desarrollado guerras. orden no se cumple, no sólo alza la voz, sino puede gritar. La segunda, es quizá
24 En la ciudad de México, el delito que más ha crecido es la violencia entre auto- la que más interesa a los fines de este libro: alzar la voz como señal de que se ha
movilistas que circulan en las calles, quines, ante cualquier estímulo considerado perdido respeto por alguien; es más lacerante para quien lo sufre, porque afecta su
negativo responden con extrema agresividad, inclusive mortal. posición en el mundo, o por lo menos en el micromundo que habita.

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Abilio Vergara Figueroa Antropología de las emociones significadas

manera muy consciente) con la asociación de valores, categorías, figu- a habitar en la narración presente, se siente aún en la corporalidad.
ras e imágenes que me posibilitaron tejer redes de sentido –en la escri- Situación semejante ocurre con el duelo: si bien como la canción del
tura– que me protegieron de sucumbir, o reaccionar violentamente. cantautor mexicano Oscar Chávez dice que “detrás de la carroza va el
Todos tenemos dispositivos para habitar las emosignificaciones, algu- olvido”, no todos los asistentes borrarán el territorio y los lugares del
nos conducen a la agresividad y la violencia, otros a la convivencia, la difunto: “Tu est parti, tu est par tout” (Te fuiste, hoy estas en todas
tolerancia, la paz. artes).
En otro contexto, por ejemplo, en las asambleas de reconciliación Así, para concluir este capítulo, retomo la definición establecida
que organizó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación del Perú de en la introducción: propongo que la emosignificación emerge cuando
la posguerra senderista26, cuando los hombres argumentaban a favor la emoción se incrusta entre el significante y el significado del signo,
de reconciliarse, las mujeres murmuran, en voz muy baja, en la parte intensificando la significancia mediante una variación sentida en la
posterior del espacio en que la asamblea se realiza: “¡acaso ellos fue- percusión del propio significante (por ejemplo por la gravedad o la al-
ron violados!”, mostrando resistencia a la reconciliación y convivencia tura de la voz, el grito o el susurro) implicando al emisor en el propio
con/entre los actores del conflicto: ex soldados, ex senderistas, ex ron- acto de emisión, e impactando en el interlocutor al intensificar el sen-
deros, todos ellos perpetradores de violaciones lacerantes. tido recibido. Cuando se emite-escucha-siente una emosignificación,
Así, se pede ver que, en un mismo escenario social, incluso en el cuerpo también habla conmoviendo(se)nos. La emosignificación
la misma familia, la elaboración de los sentidos del discurso y de la energiza o debilita la significación y, por ende, compromete más a los
memoria de la violencia se procesa de diferente manera27 porque las participantes en la comunicación, porque la emoción es fuente de
emociones que habían sedimentado las experiencias tenían bifurcacio- energía.
nes que antagonizan aquello que la reconciliación estaba tratando de
atenuar para trabajar la convivencia. Pasado y futuro no eran habita-
dos de la misma manera por los hombres y las mujeres de la comuni-
dad. Cuando los varones cuentan lo que vivieron, quizá podían verlos
como pasado, mientras que para las mujeres, la experiencia se vuelve

26 Hay La guerra entre Sendero Luminoso (PCP) y el Estado peruano se inició en


mayo de 1980 e inicia su declive casi total con la caída de su líder histórico Abimael
Guzmán (“Presidente Gonzalo”, “La cuarta espada de la revolución mundial”) en
septiembre de 1992. Según la CVR, tuvo 79 mil muertos y más de seis mil desapa-
recidos. El testimonio de la audiencia de la CVR lo señaló Carola Falconí.
27 Muchas mujeres dijeron en sus testimonios que hasta la fecha sus parejas no sabían
que habían sido violadas, el temor a la represalia o a la condena las obligaba a ca-
llar. Por ello, las llamadas “estructuras del sentir” (Williams, 2000) como forma de
narrar-comprender la “experiencia”, es la que mejor co-rresponde a estas narrativas
de la violencia, pues quienes testimonian, aún lloran, y la relación social violentada,
habita/vibra el cuerpo que testimonia.

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Capítulo II

La Diacronía de lo cotidiano

“La ropa sucia, se lava en casa”


(dicho popular).

(Conocer) “es la historia de la manera en que las cosas se vuelven


problemas”
(Michel Foucault)

“(En el amor romántico) La búsqueda es una odisea, en la que la


identidad del yo espera su validación del descubrimiento del otro”
(Anthony Giddens)

“A propósito del psicoanálisis: más vale querernos sin saber quiénes


somos, que dejar de querernos porque ya lo sabemos”
(Mariana Frenk)

Lo cotidiano es lo que nos ocurre diariamente, lo que hacemos casi


sin pensar, y aún cuando, en cada contexto, haya necesidad de saberes
situados, éstos están incorporados en el habitus con sus correlatos
cognoscitivos y emocionales imbricados en diferentes grados, cons-
tituyendo las interacciones y los marcos de acción y sus imaginarios.
Una de las facetas de lo cotidiano es la rutinaridad, que en términos
de Giannini se caracterizaría porque:

“… una existencia rutinaria es tal en cuanto no se abisma a los abismos


del tiempo, en cuanto nivela todas sus dimensiones y simplemente ‘es’

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Abilio Vergara Figueroa Diacronía de lo cotidiano

lo que viene de ser (donde pasar y pasado se confunden), y espera ser lo que estremecen, que nos hacen llorar o reír, y otras que no, y otras que
proyecta en un futuro sin distancia; como decíamos: en un tiempo con- nos tranquilizan, dependiendo qué estamos sintiendo como personas,
tinuo, pegado a la actualidad y movido por la norma. Tiempo quieto, o según el contexto social en el que estamos, dialógicamente, también
intrascendente” (Giannini, 1999: 35, cursivas mías). dependiendo de dónde somos, a dónde vamos o queremos ir, con
quiénes, cuándo, etc.
Por ello, al reflexionar sobre la mutua imbricación de las emocio- En esta dirección, y dado que las emociones y sentimientos, ha-
nes, sentimientos y significaciones, entramos en el terreno de lo cotidia- bitan lo cotidiano y son vinculantes, es conveniente considerar que
no, de las estructuras del sentir y de las prácticas funcionales y simbóli- su emergencia no siempre se asoma a la consciencia, pues si bien las
cas, porque no hay prácticas completamente indiferentes pues, aún las emociones se dirigen hacia un sujeto u objeto (y manifiestan un deter-
actividades más rutinarias se revuelven de sensaciones, aunque sean minado tipo de relación29), no necesariamente son voluntariamente
las del hastío (actitud blasée, del urbícola simmeliano). orientadas. En este sentido, por ejemplo, algunos sostienen que el
En este contexto reflexivo, habría que preguntarse ¿cuáles son las humor no está en la persona, que más bien está en la intersección co-
implicancias de interesarse más por lo que les hacen las emociones municativa entre las personas, lo cual, si bien es cierto, me parece una
a los significados –y a la inversa–, que por lo que son en sí mismas, proposición incompleta, pues las relaciones sedimentan y el cuerpo las
y cuál sería la ventaja de pensarlos como contiguos o aislables? En incorpora; un ejemplo es el rubor o la estética de la vergüenza: muchos
este trabajo sostengo que plantear el estudio de las emociones y los no sólo aprenden el “control de daños”, sino anticipan la emoción
sentimientos como emosignificaciones puede permitir superar –arti- para habitarla conforme a “protocolo”, aunque no siempre pueden
culándolos– el giro lingüístico, el enfoque psico-biologista y el en- impedir donar impresiones desacordes con el movimiento corporal
foque puramente social o culturalista, porque posibilita observar su intencional que buscaba esconderla. Las personas están moduladas
progresión o despliegue, de un “lado” hacia el “otro”, del significante al por saberes adquiridos bajo presión emocional que han sedimentado
significado, y viceversa; de lo individual a lo colectivo; de lo subjeti- en sentimientos, éstos de carácter más duradero, es lo que hace la dife-
vo a lo objetivo, de lo privado a lo público (y viceversa), en un solo rencia la ira y del enojo irruptivos del rencor y del odio, más constan-
movimiento, digamos, bidireccional28. Hay significaciones que nos tes, rutinarios, cotidianos y, no obstante, sobresaltan30.

28 La reflexión de Jan Starobinski sobre el test de Rorschach, nos pueda ayudar a vi- 29 Esta relación puede hacerse visible quizá precisamente por su ruptura, por ejemplo
sualizar este flujo: “El fenómeno a que alude el Rorschach se emplea en los confines una pérdida amorosa orilla hacia la tristeza, el sufrimiento, la depresión (“pues
inciertos donde la figura propia del yo se distingue imperfectamente de la figura que le desde que te fuiste, no he tenido luz de luna”), pero también a la creación poética.
presenta el mundo. La noción de proyección debe tomarse aquí en un doble sentido: La gratitud misma, sólo se hace visible cuando no se retribuye algo que quizá ni se
la imagen que yo percibo en la mancha, es mi yo tal y como se proyecta al exterior, esperaba, es decir, confrontada con la ingratitud.
pero es también el exterior tal y como se proyecta sobre mí. Puede decirse que en- 30 Véase nomás la significación de encono, que es la manifestación persistente de la ani-
tran en juego simultáneamente fuerzas de identificación y fuerzas de alienación: no madversión o del rencor hacia alguien que permanece en el tiempo actualizando un
será fácil deslindar lo que pertenece propiamente al sujeto y lo que define al mundo resentimiento en la saña, la inquina. Según la RAE, encono en Colombia significa
con el que se relaciona. En realidad, vemos nacer aquí una realidad compleja, don- “llaga con supuración”, obsérvese la figura tan expresiva que resalta la actualidad
de queda abolida la distinción de los subjetivo y de lo objetivo, y donde el sujeto se nos del agravio recibido en el ensañamiento y el placer que cada acto retrotrae. Ojeriza,
descubre inseparable de su mundo” (1974: 197-198, cursivas mías). tirria, aversión, hostilidad, son algunos de sus sinónimos.

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Abilio Vergara Figueroa Diacronía de lo cotidiano

En este sentido, el “chiste colorado”, por ejemplo, se comporta En esta dirección, encuentro que Clifford Geertz (2000) y Re-
como emosignificación cuya eficacia se sostiene en imaginarios y sa- nato Rosaldo (1989), constituyen las pocas excepciones porque su
beres de la sexualidad, la sensualidad y el erotismo, y activa reacciones tarea antropológica está implicada, y ambos subrayan la importancia
diferentes en la corporalidad, cuya diferencia puede referir a la cultura, metodológica de la empatía (construcción social de complicidad con
a la edad, al género, a la (in)experiencia, a la condición étnica o religio- el “informante”, y no sólo con los colegas de la academia), para, en la
sa. Entonces, hay que considerar las emosignificaciones también como oscilación de estar “allá” y estar “aquí”, obtener provecho epistemoló-
sedimentaciones y somatizaciones, en tanto las emociones afectan a gico. Rosaldo tuvo que perder a su esposa, Michelle, en un trabajo de
los sentimientos, y éstos son el presupuesto diacrónico que se actualiza campo para entender por qué los Ilongotes necesitaban cortar cabezas
en cada irrupción emotiva (sincrónica, cronotópica, por ejemplo, una luego de perder a un ser querido: “Hasta que yo mismo sufrí una
pelea), y le suceden a ellas porque permanecen luego del evento, aun- pérdida devastadora, pude entender mejor que los hombres ilongotes
que en condición potencial, es decir, como posibilidad posibilitadora. significaban exactamente lo que describían de la ira en la aflicción
Por otro lado, este libro se ubica en el contexto de la emergencia como fuente de su deseo por cortar cabezas” (1991: 16-17).
reciente de estudios de las emociones como medio inevitable para Por su parte, el autor de La interpretación de las culturas, luego de
comprender lo social (y lo humano, en general). En este sentido, Edi- huir, junto con los nativos de Bali, de la persecución que los some-
th Calderón, señala una limitación fundamental que atravesó buena tían los oficiales franceses por practicar la prohibida pelea de gallos,
parte de la historia de las disciplinas sociales. Ella advierte que “po- Geertz será aceptado por los nativos, porque estos consideraron que él
demos apreciar que las acciones, las representaciones y la dimensión simplemente habría podido mostrar su pasaporte y no correr el riesgo
afectiva se han visualizado como problemas separados por la antro- en la huída; Geertz, muestra el cambio: “Toda la complexión de las
pología y otras ciencias. Considero que esta separación ha impedido relaciones se modifica espectacularmente y en la mayoría de los casos
reconocer el entramado de vínculos existentes entre las representacio- sobreviene una atmósfera de suave afabilidad, casi afectiva, leve, un
nes, la dimensión afectiva y las acciones y prácticas sociales” (2012: poco traviesa, un poco amanerada, un poco divertida” (2000: 340).
31). Podemos agregar que inclusive las significaciones simbólicas y las Considero que para abordar las emosignificaciones en referencia
expresiones estéticas, salvo pocas excepciones, no han recibido la aten- a lo cotidiano, es necesario ubicar al actor en sus relaciones sociopo-
ción debida, a pesar de su extrema proximidad con las emociones y los líticas y culturales –con sus imaginarios correspondientes– actuales,
sentimientos como mutuamente modeladoras. Sostengo que el entra- pasadas y futuras (con proyecto o sin él), lo que se puede implementar
mado de vínculos ignorados a los que refiere Edith Calderón, implica en la investigación a través de incorporar las secuencias y coordina-
a la naturaleza de los datos construidos, y debilita la comprensión del ciones rutinarias, intermitentes (rituales, ceremonias) y excepcionales,
vigor de las significaciones que las emociones insuflan, repercutiendo considerando tres cuestiones:
en la imagen de realidad con la que se habita el mundo y, por consi-
guiente, en las relaciones sociales y de poder. Las emociones son las a) Los contextos de producción de las emosignificaciones, que re-
“vitaminas” o reactivos31 de la significación. miten a la forma en que las estructuras sitúan al actor en el
hecho o la interacción y lo caracterizan dentro de ese marco32;
31 Utilizo este término figurativamente, en el sentido químico-fisiológico del uso de
reactivos en el laboratorio, por ejemplo para el urocultivo. 32 Tanto en el sentido socioeconómico de enclasamiento, como en el que le dan Er-

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Abilio Vergara Figueroa Diacronía de lo cotidiano

b) La variabilidad del cronotopo (circunstancia específica, lugar, nitaria. Siempre, la vida de cualquier individuo se constituye por el
posición en el evento), es decir, el carácter deíctico de la práctica flujo mutuo, dialógico, entre la subjetividad y las intimaciones de la
social-discursiva, que condiciona el cronotopo-relacional-cir- sociedad.
cunscrito de la enunciación-acción del actor. Introduzco el ca- Michel Foucault, en su El origen de la hermenéutica de sí, señala
rácter deíctico33 porque determina la posición emocional –tipo e otro campo en el que el sujeto se confronta consigo mismo –y con su
intensidad de las emociones sentidas34 – del actor-participan- Otro lacaniano36 – intermediado por el otro, mediante la confesión de
te; y su locura, y cuando lo hace, no sólo se vincula ontológicamente con
c) La imbricación de la sincronía-situacional (que caracteriza a “esa verdad”, sino se somete a ese otro (el psicoanalista) y al hacerlo,
y b) con la diacronía, es decir con la forma socio-histórica35 cambia su relación consigo mismo. Lo mismo ocurre en la confesión
que manifiesta el hecho-actor-fenómeno, como sedimenta- religiosa, donde una verdad revelada al sacerdote reconfigura su rela-
ción que irrumpe en determinada circunstancia. Esto último ción con la deidad, la sociedad y consigo mismo. Cabe señalar que
también incorpora el tipo de implicación del observador en el ambas confesiones son precedidas, actualizadas y sucedidas por alte-
proceso de escritura que transforma lo-visto y al ojo-que-mira. raciones emocionales que intervienen en las significaciones en las que
se soportaba su identidad, y además marcan emosignificaciones que
Desde la literatura, el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro ilus- se reactivan y actualizan en situaciones semejantes.
tra esta manera de ver la interacción “Así, pues, el contacto con cada Con relación al diálogo y conflicto entre el ser y la sociedad, entre
nuevo habitante significaba para mí, al mismo tiempo que el descu- lo individual y lo público, Juan Domingo Argüelles, refiriendo al li-
brimiento de una nueva persona, negociaciones entabladas con una bro La broma, de Milán Kundera, relata las peripecias de acoso hacia
nueva parte de mi mismo” (Crónica de San Gabriel, pag. 75, cursivas Ludvik, un joven que en la época en que gobierna Checoeslovaquia el
mías), diría yo, activando las emosignificaciones a partir de estimular Partido Comunista, por haber expresado que “el optimismo es el opio
aquella “parte” tocada, sin por ello, anular que el “todo” intervenga del pueblo”, con lo que contradecía las políticas socioemocionales de
–y sea tocado– en diferentes grados y niveles, a través del hábitus y dicho gobierno. Refiere también, en ese contexto, que sus camaradas
los dispositivos modelados en la biografía personal y la historia comu- le cuestionaban su escepticismo frente al “optimismo” propalados ofi-
cialmente, y entre estas recriminaciones le decían que era individualis-
ta porque “tú sonríes cómo si estuvieras pensando algo para tus aden-
ving Goffman (1989) y Maurice Halbwachs (2004), porque no interesa sólo la tros”. Ludvik, con la finalidad de no arriesgarse, optó por controlar
posición en la clase social, sino sus posicionamientos, aspiraciones e intereses que
influyen en –y son influidos por– sus sentimientos y emociones. El marco encuadra
sus gestos, especialmente los referidos a la sonrisa, y relata que, al poco
la narración, le otorga una emosignificación situada, precisa. tiempo, comienza “a tener la sensación de que una pequeña grieta se
33 Como un ejemplo que ilustra mi forma de ver el deíctico, me ayuda este texto de abría entre aquel que yo era y aquel que (según la opinión del espíritu
Rulfo: “El camino subía y bajaba: ‘Sube o baja según se va o se viene”. Para ver la de la época) debía y trataba de ser” (Argüelles, 2018: 3, cursivas mías).
relación entre deíctico y paralaje, ver Vergara, 2018. Así, determinadas políticas públicas pueden producir fracturas
34 La condición del deíctico (Jakobson) puede ejemplificarse con la enorme diferencia
que significa entre saber que el que yace herido o muerto en el piso es, o no es, entre el sí mismo y el personaje que se expone en las interacciones,
conocido nuestro, o peor aún, si es hijo o hija.
35 Ver Bajtin (1998) y Panofsky (1998). 36 Como imperativo social.

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Abilio Vergara Figueroa Diacronía de lo cotidiano

estableciendo una ruptura más crítica y traumática en el continuum la resistencia no debe entenderse solamente como actividad reactiva,
entre la región posterior y la región anterior goffmanianas (Goffman, sino también como forma de vida, como preactiva y proyectiva, como
1973), reiterando, entre lo público y lo privado, afectando también lo práctica social y elaboración simbólica, simultáneas, es decir emosig-
íntimo. En la actualidad, dicha fractura tiene como consecuencia el nificativa.
estrés que se masifica como malestar y fuente de enfermedades. En este sentido, si bien Durkheim enfatiza la fuerza cohesionado-
Se puede decir, entonces, que existe un condicionamiento so- ra y homogenizadora de lo social y colectivo (estructural), podemos
cio-histórico, de carácter no necesariamente fatal, ni exclusivamente observar que, en la vida (en la circunstanciada situación), la gente no
determinante; y también se puede remarcar que la forma del sentir necesariamente asume la significación y sus emociones de la misma
deriva del contexto inmediato (sincronía) –dialéctica entre interiori- manera, es decir, bajo dicha presión, de ahí que yo postule el carácter
dad y exterioridad37– y expresa la sedimentación del tiempo (diacro- deíctico-emocional de la comunicación y la interpretación de los he-
nía) –inclusive al exceder lo codificado– en los cuerpos individuales chos y signos, los que pueden ser analizados mediante una etnografía
y colectivos. Todo ello ocurre en una espacialidad y temporalidad de- del habla y del lenguaje. La siguiente expresión de John Berger para el
marcada o por demarcar (territorio, territorialidad), pues, como lo caso de la canción religiosa39, me sirve para ejemplificarlo:
señaló Durkheim: “El espacio mismo no podría existir si, como el
tiempo, no estuviera dividido y diferenciado” dichas distinciones pro- “Tanto las velas como las canciones acompañan con frecuencia a las ple-
vienen de haber “atribuido a las regiones valores afectivos diferentes.” garias. Y las plegarias en casi todas, si no es que en todas las religiones,
(Durkheim, 1980: 16, cursivas mías), atribuciones que continúan en templos e iglesias, tienen dos rostros. Pueden reiterar incesantemente el
prácticas de espacialidad y territorialidad, y surgen de ellas, en cons- dogma, o pueden articular la esperanza. Y lo que ocurre no siempre de-
tante interacción afirmativa, confirmativa, negociada, conflictiva, pende del lugar o circunstancia donde se eleve una plegaria. Depende de
contrastante, contestataria de los actores, en sus horizontes y expecta- las historias de quienes rezan” (Berger, 2014: 6, cursivas mías).
tivas. La expectativa es una forma intensificada de habitar el presente
con un ojo en el futuro38. Y de los proyectos o vislumbres esperanzadores que abriga, agre-
La expectativa individual o grupal referida a un espacio o terri- garía yo.
torio (compra, recuperación, defensa) ya es una fuerza imaginaria y En términos metodológicos, es necesario, reitero, considerar y si-
emocional que puede modular una esperanza y alimentar las acciones tuar, quién dice qué, desde dónde –social y espacialmente ubicado40–,
prácticas y simbólicas para conseguirlo y también generar las acciones frente a quién, con qué propósitos y expectativas, y con qué efectivi-
derivadas del temor a perderlo. La resistencia nunca es inercia (del pa- dad. Quién promueve qué, en qué circunstancias –que traducen sus
sado, valga la redundancia), es casi siempre distopia emosignificativa:
el futuro implicando al pasado, en el presente, hacia el porvenir. Así,
39 Más destacable, porque este tipo de canto, estaría más sujeta a una homogenización
emocional institucionalizada, por lo tanto más severa, más rigurosa, por su alta
37 Ver Starobinski (1971) y Harvey (2010) para ilustrarlos. ritualización.
38 Este “ojo”, es un decir, pues generalmente la expectativa ocupa, ampliamente, el 40 Cuando digo social y espacialmente ubicado, remarco el trabajo del tiempo (como
“corazón”, y puede habitarse, según lo que se espera, con angustia, miedo, esperan- historia colectiva y trayectoria de vida individual) en la sedimentación del sentido del
za, etc. ser que condiciona su circunstancia, aquí-ahora.

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Abilio Vergara Figueroa Diacronía de lo cotidiano

intereses de más largo alcance– y buscando qué, y en qué condiciones se expresan en los diferentes estados de ánimo (una forma de expresar
en ese preciso momento, pues su posición respecto a los otros inte- las emociones).
ractuantes puede haberse modificado en la misma interacción, dete- Por otra parte, el análisis emosimbólico no puede prescindir de la
riorado o mejorando su poder. Renato Rosaldo, contaba, hace unos forma, del soporte significante del símbolo, pues allí radica, o de allí
años, que cuando se entrevistó con un rector de la UAEM (Morelos, proviene43, la fuerza del símbolo que nos afecta e interviene, pues, por
México), mientras él solicitaba “un favor” para su hijo, sentía que ejemplo, no es lo mismo la materialidad y la potencialidad simbólica
“decrecía” frente a dicha autoridad; no obstante, cuando el Rector del agua cristalina que la del torrente o wayko que le sigue a la tor-
se iba enterando, en la misma plática, de su condición de intelectual menta, aún siendo ambos, líquidos. En este sentido, Gaston Bache-
importante en la comunidad antropológica chicana y estadounidense, lard señala que es importante “determinar la sustancia de las imágenes
fue él quien empezó a “decrecer”. poéticas y la adecuación de las formas a las materias fundamentales”
Contrastando a Berger con Durkheim, podemos decir que si bien (1997: 22), que para el autor de El agua y los sueños, son el fuego, el
lo social nos excede como individuos, nuestra posición actual tam- agua, el aire y la tierra.
bién puede dificultar que nuestra actitud se corresponda con nues- Remarco que, la eficacia simbólica se puede ver mejor si se atiende
tra posición estructural, iniciando o reforzando así la disidencia, la a su forma material (denominado “polo sensorial”, por Víctor Turner)
transgresión o tan sólo la negligencia41. En este sentido, la esperanza que es la que activa y le da forma –en clave cultural, es lo que nos afecta
–como formulación simbólica de la espera– como una apropiación sensorialmente44– a las emosignificaciones. En este sentido, Abner Co-
simbólica del futuro, repercute42 en la expectativa, que así se justifica hen plantea que los símbolos, en cierta forma, son producción artística,
y, por el contrario también, en la complacencia o el disgusto que ge- creada por “artistas anónimos”, y que “las formas simbólicas son los
nera la posición que nos adjudican las estructuras de poder: económi- productos del trabajo creativo. Su estructura interna es una estructura
co, político, cultural, territorial, es decir, habitar las diferentes esferas dramática y su estudio es parcialmente un estudio de sociología del
del mundo que a-cada-quien-le-pertenece bajo diferentes escalas de arte” (Cohen, 1979: 61). A eso apuntan los movimientos sociales indí-
territorialidad (lugar, barrio, comunidad, región, patria, continente, genas contemporáneos al utilizar la imagen, el cuerpo (Vergara, 2013b)
norte, sur, mundo), no sólo como realización de lo que “ya es”, sino y el discurso como una argumentación territorial dramática y épica que
como búsqueda, vigorizada o debilitada por las emociones y los senti- en su tono realiza un diagnóstico puntual y, a la vez, expresa toda una
mientos, que avivan o atenúan, consolidan o cuestionan las significa- cosmovisión y una profecía: el fin de la tierra, si no se hace algo, hoy. El
ciones en que se sostienen y expresan las posiciones estructurales, que género discursivo es depositario y re-creador de emociones45.

43 Radica y proviene, como fuente culturalmente construida y cotidianamente actua-


41 Es obvio que a cada una de estas “actitudes” le corresponden diferentes políticas de lizada en las diversas prácticas.
sentimientos y de emociones y secuelas, por ejemplo, en el desdén de la negligencia 44 No está por demás decir que los sentidos, oído, vista, olfato, tacto y gusto han sido
se elimina el vigor necesario para la rebelión. Ésta, a su vez, exige la producción trabajados por la socialización en nuestra cultura. Al estudiar las sensaciones tam-
energizada de nuevos sentidos de lo social donde el movimiento social proporciona bién observamos las estéticas de la cotidianeidad.
los escenarios y las emociones que apoyan los nuevos argumentos: discursivos, ob- 45 Por ejemplo, según Jorge Luis Borges, el género policial crea un lector que sospecha,
jetuales, corporales, etc. es decir un lector que quiere ver más allá, que busca insistentemente indicios, es
42 En su doble sentido: golpea, y tiene efectos, deja huella emocional. decir, develar significados ocultos. El género de la telenovela crea un auditorio que

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Abilio Vergara Figueroa Diacronía de lo cotidiano

Como una expresión de lo dicho, podemos observar, en las si- sobre las emosignificaciones es un esfuerzo para incorporarlos en la
guientes situaciones, cómo las emociones están articuladas con los etnografía.
sentidos que se dan a lo social y al poder, y define en gran medida las
relaciones e interacciones entre diferentes y desiguales:
¿Inducidas o espontáneas?
Los trabajadores mineros enfermos son despedidos. Ellos evaden “ha-
cerse chequear” por temor al despido. El miedo como forma de control Un escenario en el que podemos observar estas re-conversiones, y
tiene mayor eficacia dentro de una situación de marginalidad estructu- utilizarlo en el trabajo de campo y en la etapa de la escritura etnográ-
ral neoliberal, su correspondiente Estado neoliberal y la legislación que fica, nos la insinúa (que adapto, de manera reversible, para la etno-
privilegia la inversión y su figura visible: éxitos macroeconómicos. grafía) Susan Sontag, quien relata la forma en que Leonardo da Vinci
instruye a sus ayudantes para que pinten las escenas de la guerra:
La policía peruana puede, para “compensar sus bajos salarios” contra-
tarse en sus “ratos libres” con la empresa privada: las mineras las tie- Los vencidos mostrarán su abatimiento en la palidez del rostro, en la
nen en sus nóminas, les brindan servicio con la “indumentaria oficial”, elevación del entrecejo y en los numerosos y doloridos pliegues de la
incluidas las armas oficiales. La enjundia y el encono que los policías carne que les queda… y los dientes superiores estarán separados de los
muestran contra los resistentes, tiene en los “doscientos soles” de paga inferiores, como para dar paso a un grito quejumbroso… y los hombres
de la empresa, el acicate, así como en la propia-circunstancia del com- que, apretando los dientes, revolviendo los ojos y retorciendo las pier-
bate (hay numerosos muertos que avivan los sentimientos anti-mineros nas, se golpearán la cara con los puños en la agonía de la muerte” (en
y anti-estatales46) su combustible. Sontag, 2004: 88).

En ambos casos, hay que observar los actos emosignificativos que La autora de Ante el dolor de los demás, desarrolla una figura intere-
de dichas políticas derivan, ver las facciones, las actitudes corporales sante que puede ilustrar la conversión de una idea en emosignificación
que las acompañan, observar qué hacen cuando están solos o en com- piadosa. Ésta se manifiesta en el ser, bajo ciertas formas pictóricas que
pañía de los suyos o frente a la autoridad o el patrón, y qué dicen de conmueven profundamente, pero, Sontag dice, refiriendo a Aristó-
ellos, las autoridades, la población, los medios de comunicación, etc. teles, que la piedad supone un juicio moral, si se “considera la emo-
El giro lingüístico otorgó mayor importancia a la significación (al ción que sólo les debemos a los que sufren un infortunio inmerecido”
del lenguaje articulado) que a la emocionalidad de las producciones (2004: 88, cursivas mías) con lo que el sentido de la emoción adquie-
significativas, las que podrían estudiarse, en la vida cotidiana, con- re relevancia social y mantiene la energía inconsciente que lo vigoriza
juntando el lenguaje paraverbal, gestual, postural, etc. Este trabajo y sigue conmoviendo a quien lo siente, en este caso con un significado
adherido47. Por ello, volviendo a las instrucciones de Leonardo da
melodramatiza, es decir agrega un plus emocional a las crisis que escenifica identi-
ficándose con la víctima que, bajo esta complicidad, acentúa esta su posición: se 47 Siento que adherido es una palabra insuficiente porque en este caso también debe-
“revictimiza”. mos acudir a la imagen de fusión “química” entre significación moral y emoción
46 Claro que también avivan la solidaridad popular con dichos movimientos. que se produce como una alteración psico-corporal que conmueve o estremece, es

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Abilio Vergara Figueroa Diacronía de lo cotidiano

Vinci, señala que la piedad puede “aturdirse” con el miedo (yo di- “… las mujeres maltratadas no logran integrarse psíquicamente en tanto
ría aborta su posibilidad de convertirse en emosignificación piadosa) que su existencia deviene en esta ambivalencia de amor/odio, ira/pasivi-
por lo que las figuras tienen que ser tan despiadadas para promover dad, rabia/terror, depresión/ansiedad, seguridad/pánico, omnipotencia/
en quien lo ve, una “belleza desafiante”, donde el miedo quizá (se) impotencia, quedarse/marcharse, todos ellos sentimientos que muestran
“ahogue” a (en) la piedad. El enemigo, agregaría yo, así conserva su lo extremo de sus deseos y las fuerzas contrarias a las que se enfrentan,
capacidad para vigorizar la identidad de los “buenos”, incluidos los desarrollando una visión rígida y estereotipada de sí mismas, descartan-
ayudantes de Leonardo, quienes deberán mostrar complicidad en la do partes importantes de su personalidad, como son la independencia
lucha, consternándonos. y la autonomía, la agresividad y la asertividad (Walter, 1998, Ferreira,
Esta conducción o promoción de emociones es cuestionada por 1996). Es decir, víctimas de maltrato aprenden un estado de indefen-
algunos autores. Por ejemplo, sobre esta posible articulación-promo- sión que las hace mantenerse calladas y ser respetuosas con los demás, se
vida, entre emoción y significación, específicamente referidas a las someten y aprenden este rol de sumisión como algo seguro, negándose
emociones positivas, Jordi Vallverdú, señala que éstas surgen mejor si a la posibilidad de expresar ciertos sentimientos como son los enojos, in-
son espontáneas: “Cuanto menos filtros lingüísticos y culturales, las satisfacciones e inconformidades, potenciando de esta manera el seguir
emociones fluyen con mayor facilidad y orientan de manera clara las siendo abusadas por sus esposos” (2006: 126-127).
acciones. Uno tiene que abandonarse a las emociones. Decirlas, pen-
sarlas, comentarlas son procesos posteriores a lo ético” (2007: 101). Estas mujeres, se abandonan, no a la pureza de sus emociones,
Sin embargo, habría que hacer dos sugestiones al respecto. Prime- como insinúa Valleverdú, sino a un marco emosignificativo sedimen-
ro, habría que señalar si se cuestiona “sólo” el metalenguaje (previo o tado en sus biografías familiares, comunitarias y sociales, que les difi-
posterior) emocional o toda la interacción con la cultura, posiciones culta romper con la inercia somatizada, a pesar de que puedan haber
ambas insostenibles porque las emociones son reconocidas (nombra- instantes y periodos de revelación, insumisión y rebeldía.
das) o no existirían sino como malestar o algarabía inexplicables. Por “La ropa sucia se lava en casa”, dice el dicho popular, mostrando
otro lado, ese “acomodarse a las emociones”, como si fueran acultu- no sólo esta política de los sentimientos que despolitiza la violencia de
rales o naturales, es ilusorio, porque nada humano es ajeno al acondi- género, sino también configura una forma femenina que otro dicho,
cionamiento cultural. talla: “Calladita, te ves más bonita”, políticas que establecen barreras
Sucede algo diferente (destacado por las autoras) y algo similar de incomunicación que en los últimos años vienen siendo cuestiona-
(vivido por las mujeres del estudio), con las mujeres que sufren vio- das, debatidas, argumentadas y rotas.
lencia de parte de sus maridos. Por lo general, dicen Martha Herrera Así también, diría concluyendo, que las aparentes espontaneida-
y Patricia Molinar, des de las emociones (a las que “uno se abandona”), están moduladas
por la cultura (aunque puede proveerse de espacios de libertad), y la
forma en que se expresan, conteniéndose o explotando, son reconocibles
en el grupo, aún como sorpresa, por dicho condicionamiento en el
decir intensificando la significación que, a su vez, estimula/modula la emoción. Así
que participan activamente sus integrantes.
también, el ser que se compadece se desplaza hacia una condición diferente, por lo
menos momentáneamente.

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Capítulo III

Implicaciones metodológicas del


enfoque emosignificativo

«Enfermer la femme, c’est s’emprisonner soi même»


(Kamel Daoud)48

“Escribe tú con sangre y te darás cuenta que la sangre es espíritu”


(Friedrich Nietzsche)

“Había sido una voz firme y serena que se detenía en cada sonido
hasta el final, arrastrando un ruido de crueldad”
(Alonso Cueto)

La metodología de la investigación es la forma en que el investiga-


dor organiza y administra todo el conjunto de recursos y categorías,
periodos y momentos, secuencias y coordinaciones, fuentes y técnicas
de construcción de datos, criterios de clasificación y de análisis, la
forma expositiva del informe, etc.
Una primera consideración metodológica es la que refiere al reco-
nocimiento de la complejidad y del carácter multirrelacional y proce-
sual de cualquier hecho cultural y, por ende, emocional. No es posible
abordarlo sin tomar en cuenta sus contextos socioculturales, históri-
cos, políticos, familiares, comunitarios, etc., es decir, sin considerar

48 Escritor y periodista argelino. “Encerrar a una mujer, es aprisionarse uno mismo”.

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Abilio Vergara Figueroa Implicaciones metodológicas del enfoque emosignificativo

cómo las diacronías se concretizan en las sincronías multiescalares49. (como lo inmediato-mediato y/o como proyecto,) interpela su pro-
En este sentido, propongo algunas interrogaciones pueden ayudarnos gresión, evidenciación51 o contención.
a seguir en esa ruta: qué activa las emociones; qué formas adquie- Por otro lado, quienes nos dedicamos al estudio de la cultura,
ren en cada circunstancia y cómo progresan o declinan; qué reglas y y en este caso a las emociones significadas, debemos reconocer que
normas las modulan y qué expresiones son legítimas; cuáles son las también somos afectados por ellas; por lo que considero necesario
sanciones para quienes desbordan lo reglado (por ejemplo, ignorando establecer cierta vigilancia sobre lo que nos pasa cuando enfocamos
o exagerando), cuáles son las narrativas sobre ellas, etc., y cómo éstas nuestro estudio hacia fenómenos o sujetos con mayores posibilidades
las contienen50. Así, para estudiar las emosignificaciones, no se puede de implicarnos. Desde esta perspectiva, debemos observar la forma y
ignorar: el carácter de las emosignificaciones cuando sentimos la implicación
que nos afecta cuando estudiamos los fenómenos sociales como el
– Lo que le pasa (y le pasó) al individuo en su circunstancia territorio, la violencia o las migraciones, la enfermedad, el miedo, el
(sincrónico-diacrónico). hastío, las manifestaciones subjetivas de las diferentes marginalidades
– El contexto sociocultural, producido históricamente (diacró- y discriminaciones, más aún cuando las abordamos enfocándonos ex-
nico). plícitamente hacia las emociones y sentimientos, pues transforma la
– Los sistemas de poderes, en diferentes escalas, especialmente clásica distanciada relación de Sujeto-objeto (aquel, con poder, éste
las que permiten ubicar la escala micro-interaccional. dependiente) de la investigación, ya que, como los antropólogos pos-
– El sistema moral, contextual e incorporado. modernos han subrayado, en el trabajo de campo, en el que como in-
– Las estéticas o expresividades; sus variados lenguajes. vestigadores incidimos en nuestros interlocutores nativos52, también
somos intervenidos por ellos –aunque no tomemos conciencia ple-
En este sentido, habría que señalar que, sin ignorar lo psico-neu- na–, condicionando lo que (nos) ocurra en la construcción del dato y
ro-biológico, las emociones provienen de un “fondo” que la sociali- en la escritura de nuestros informes académicos. Yo mismo, no habría
zación (interiorización de lo social) reconstruye y, al mismo tiempo, podido reflexionar de esta manera, sino hubiera sido habitado por la
configuran la pertenencia o la distancia social, es decir lo real-imagi- alegría, la ira o el dolor, intermitentemente.
nario que se habita. Por lo tanto, se debe observar las emociones en En este sentido, Hans-Georg Gadamer, señala que ocurre algo
interacciones sociales específicas, ver también como el pasado (diacro- muy parecido a la “experiencia de verdad” en lo que sucede “cuando
nía) interviene en el presente interaccional situado y cómo el futuro el encuentro con algo produce una modificación-incorporación en el
sujeto, cuya conciencia se ve fragmentada o desplazada –‘dislocada’,
escribe Gadamer– por lo conocido” (Delgado, 1998, pp. 62-63), es
49 La multiescalaridad refiere a las diferentes dimensiones espaciales y temporales a
considerar, por ejemplo, los diferentes niveles del poder, de lo estructural, de las
redes, etc. Considerar también que lo macroestructural se regionaliza, se localiza (se 51 Si voy a una cita amorosa o a una entrevista para un trabajo, me esfuerzo no sólo en
vuelve local) y somatiza (en el cuerpo). la apariencia física.
50 Contienen, debe ser entendido como silepsis, es decir, en su doble acepción: como 52 Nativos de su condición social, local, de su territorio, de su etnia, de su generación,
contenedor, continente, y marco; y en segundo término simultáneo, como conten- de su trabajo o su subempleo, etc., quienes nos hablan desde allí, interpelándonos
ción, reparo, prudencia, etc. de diversas formas.

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Abilio Vergara Figueroa Implicaciones metodológicas del enfoque emosignificativo

decir, por lo que está conociendo, y aquí subrayo el presente procesal miento del área de la experiencia social que es la que está-siendo55 defi-
del gerundio. nida” (2000: 155, cursivas mías). Advierte que la noción de experien-
Aunque ya es obvio, no está demás reiterar que en este punto se cia deja fuera los elementos característicos de “impulso, restricción y
presenta una ruptura epistemológica con el positivismo. Se trataría tono”, elementos que son “específicamente afectivos de la conciencia
entonces, de reconocer lo que el mismo Gadamer llama “fusión de y las relaciones” (idem). Para los fines de esta reflexión, destaco que
horizontes”, y, agrego, que esto ocurre por las emociones y sentimien- los diferentes elementos están entrelazados “como una estructura” y se
tos53 (amistad, simpatía, compasión, solidaridad, odio) que produce encuentran, a la vez, en tensión o fricción en –con– cada circunstancia
un cruce de interpretaciones, una especie de “juego entre interlocu- en que se realizan. Me parece que éste es el sentido que John Berger
ciones”, advirtiendo que “al margen o en los bordes del propio mé- otorga a la interpretación de las canciones cuando dice que:
todo etnográfico, surge una tercera figura que no es otra que la de
la evocación narrativa a que se vuelca el explorador de lo distinto” “Las canciones narran experiencias pasadas. Cuando se canta una de
(Idem). Esto puede ser debatido o matizado, y es necesario también ellas, llena el presente. Las historias hacen lo mismo. Pero las canciones
ver sus condiciones de emergencia, pues los contextos son diversos, in- tienen otra dimensión que es únicamente suya. Mientras llenan el pre-
clusive para los mismos individuos, y, como señalé en otra parte, hay sente, las canciones esperan alcanzar el oído de quien escuche en algún
que considerar también el contexto interior como un escenario imagi- futuro, en alguna parte. Y se tienden hacia delante, más y más allá. Sin
nario que ha sido socialmente “educado” (Gilbert Durand, 2000) y si la persistencia de esa esperanza, creo que las canciones no existirían”
bien se comparte con la clase y/o la etnia, también se distingue como (Berger, 2014: 3).
algo personal e inclusive íntimo que caracteriza la emosignificación.
No con todos se puede converger y construir esa tercera perspectiva, Ese oyente, “en algún futuro”, podría ser el mismo intérprete,
ya que muchos de nuestros vecinos y aún familiares y amigos pueden cuando evoca, con nostalgia aquello que fue… y ya no está.
no ser –ni buscan ser– nuestros contemporáneos54. La interpretación (cantada, imaginada, entonada, tarareada) se
El crítico cultural británico Raymond Williams, en su libro Mar- emplaza en las condiciones cronotópicas de su polisemia-emocional:
xismo y literatura, propone utilizar la noción estructuras del sentir para cantar, sentir, emocionar, expresar, traducir, compartir, proyectar, re-
el análisis de los hechos sociales, contraponiéndola a “estructuras de la cordar…; depende de: con quiénes, dónde, en qué ocasión… Tiene
experiencia”, y opta por aquella –a pesar de que “experiencia” sea “una al tiempo-presente como pivote, pero se energiza con lo que sintió e
palabra mejor y más amplia”, dice – porque ésta privilegia ese tiempo imagina: memoria emocional y/o intuición o proyecto. Cronotopos
pasado que significa “el obstáculo más importante para el reconoci- poéticos que exceden al espacio y al tiempo en el que se realizaron,
pues conjuntan pasado presente y futuro en/ante cualquier auditorio
sensible, que se emociona.
53 Es posible, y con frecuencia, encontrar que la antipatía, el desprecio o el odio, gene- Inclusive en el bolero o el tango, géneros musicales intimistas que
rarán la ruptura en vez de la convergencia, aún cuando algunos proyectos políticos
tienen por tema principal el sufrimiento por la ausencia del ser queri-
los tomen como un elemento aglutinador de su identidad.
54 Una pequeña advertencia: contemporáneo es para mí, aquel sujeto que puede pro-
ducir una relación significativa o emosignificativa, no aquel que comparte el espa- 55 El gerundio es importante porque enfatiza el curso actual del acontecimiento, es
cio “sólo” físicamente. decir, su carácter procesual. La cursiva y el guión son míos.

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Abilio Vergara Figueroa Implicaciones metodológicas del enfoque emosignificativo

do, el futuro aparece, aunque sea en el abismo, del “sinsentido” de la al costado”, “al final del día”, expresan estados de ánimo, sensaciones
vida en soledad. El Himno, es el género musical que más tiempo sin- de perspectiva, emociones, sensaciones de derrota o victoria, horizon-
copado realiza por su simbolismo de comunidad histórica que marcha tes de significación y expectativa, etc.
al porvenir. Benedict Anderson señala que mediante la “experiencia Como una expresión cotidiana de este proceso, propongo imagi-
de simultaneidad”, al cantar el himno nacional, “se puede experimen- nar el estado de ánimo de quien ha soportado un grito, de quien sabe/
tar la unisonalidad, la realización física de la comunidad imaginada en siente lo que significa la relación social humillante56 y también, por
forma de eco” (1993: 204). Al señalar estos elementos fenomenológi- el contrario, de quien lo ha contestado, quien puede saber el disfrute
cos, empíricos, estoy expresando la necesidad de observar las diacro- que otorga el constatar que el poder de quien gritó puede ser vul-
nías en las sincronías del hecho social observado y las circunstancias nerable, generando un contexto que puede significar modificaciones
de cada sujeto y de la relación social en la que se insertan. importantes en la relación de poder. Los pandilleros ayacuchanos que
En términos de la investigación antropológica y sociológica, optar estudié (Vergara, 2010a), en sus biografías muestran que, por ejem-
por abordar las significaciones y las emociones como emosignifica- plo, luego de soportar por largos años las vejaciones del padre a sí
ciones no sólo afecta a la construcción del diseño de investigación y mismos y a sus madres, llegados los 15 a 16 años, deciden enfrentarlo
la construcción del dato, sino a la mirada misma, en la copresencia con la misma violencia con que están siendo tratados; luego de ello,
en el trabajo de campo, pues como parte de la etnografía se debe generalmente, salen expulsados a la calle, para dedicarse ya, casi con
activar la sensibilidad a los diferentes lenguajes en los que el espíritu exclusividad, a la vida en pandilla. Después, el padre, casi siempre,
habla –en y con el tiempo y el espacio sociales– a través del cuerpo los rehuirá, medroso, porque su hijo suma a sí mismo el poder de su
como los lenguajes para-verbales, gestuales, posturales, posicionales colectivo pandillero, porque, como dice el título de la investigación
o cenestésicos, etc. y otros de carácter más fisiológico: lágrimas, ayes de Cordula Strocka (2008), “unidos nos hacemos respetar”.
de dolor, gritos, alaridos, silencios, pujadas, gemidos, gruñidos, reso- Continuando con las consideraciones metodológicas, es preciso
plidos, y sus correspondientes formas culturales como el qarawi y el observar la sedimentación proyectiva de las emociones en el tiempo, por-
lamento, y consideramos que de estos gestos no podría afirmarse que que, por ejemplo, si bien el rencor social (sedimentación diacrónica de
“sólo” acompañan a la emisión comunicativa consciente, sino, por la construcción del otro como enemigo vencedor, como algo aún sólo
el contrario, inciden sobre la corporalidad y la relación social y, por sentido) se vive como irrupción-odio-ira (sincronía que confronta, en
ende, sobre las significaciones: le otorgan un plus, enfatizan, refuer- la circunstancia específica de la lucha, con el enemigo ya corporeiza-
zan, modifican, desbaratan lo aparente o al revés, instalan una atmós- do); es decir, el rencor social, como sedimentación histórica-biográfica,
fera donde la interpretación y la definición de la situación cambian de y la ira, como presente que explota, es decir, como una emoción pre-
referentes por la intervención de las emociones y los sentimientos que sente y actuante –irrupción que devela e intensifica lo sedimentado–,
ellos comunican, donando o emitiendo, es decir, de manera conscien-
te o inconsciente (para distinguirlas, ver Goffman, 1973).
En este sentido, también el lenguaje articulado debe observarse en 56 “Situaciones similares a humillación son ultraje, degradación, desprecio, oprobio,
insulto, agravio, vergüenza, denigración, deshonra, vejación, sufrimiento, desdén
sus diferentes vertientes emocionales, pues muchas expresiones lin- y olvido. Aunque los diccionarios contienen otras ideas afines bastan las anteriores
güísticas refieren a diferentes corporalidades que vislumbran emosig- para comprender algunas de las vivencias de las personas o de las sociedades que
nificaciones y contextos, por ejemplo: “echados pa’delante”, “un paso padecen alguna forma de humillación”. (Kraus, 18-05-2011).

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Abilio Vergara Figueroa Implicaciones metodológicas del enfoque emosignificativo

puede ser entendida a partir de su diferenciación y transformación con eufórica-angustia (disculpar la paradoja) al intuir-avizorar la dimen-
el movimiento social como fuerza que lleva ese pasado-al-futuro, si se sión del reto: no sólo frente al “muro”, sino frente a las penumbras
con-vierte en movimiento, cuando se argumentan los problemas con- y la neblina que nos separan de aquello que queremos aprehender,
frontados57 desplegándose en organización que proyecta la emociones también frente a las intrincadas bifurcaciones que se vislumbran-ob-
y acciones en proyectos colectivos y/o personales. servan-sienten-perciben, avizorando la luz en dichos velos: des-cubrir
Así, al estudiar las emosignificaciones, es necesario detenerse en produce también placer: esto ocurre porque nos cambia nuestra posi-
la distinción entre emoción y sentimiento, porque tiene consecuencias ción (paralaje) frente a aquello que mirábamos (intuíamos60) de otra
en la construcción de los datos y el análisis: la emoción es sincrónica manera.
y el sentimiento es diacrónico, ambos dependen (insurgen, constru- En este punto es válido volver a reflexionar sobre la relación entre
yen) de la temporalidad –y espacialidad– modulada en la biografía y emoción y conocimiento, pues, muchas veces, las emociones pueden
la historia familiar, comunitaria y societaria. Así el afecto, que es un ser productos cognitivos, los hallazgos cognitivos impulsados por la
sentimiento positivo duradero hacia alguien, funcionará como un dis- creatividad emocional y con consecuencias placenteras, tienen un po-
positivo que provoca ciertas expresiones emocionales contiguas como tencial muy importante en la producción del saber y del hacer.
el halago, y en su trayecto hacia su visibilización, éste (el halago) apa- A nivel metodológico, reitero, se debe considerar la temporali-
recerá como su producto (del afecto) que se retrotrae afectando a su dad en el análisis de las emosignificaciones, dado que las emociones
“causa”, es decir, fortaleciendo al afecto, apelmazándose a éste, salvo son las circunstancia y los sentimientos se tejen en el tiempo: “gran
que suceda algo que modifique su relación afectiva58. Esta precisión es tiempo” y “tiempo menor” (“es decir, de la actualidad y del pasado
necesaria porque las emociones generalmente se sostienen-radican en reciente y de un futuro predecible, deseado o inspirador de miedo”).
los sentimientos, tienen duración-afección variables según las condi- En este sentido, Bajtin señala que “Las formas emocionales y valora-
ciones personales y sociales que las soportan y atizan. tivas de anticipación del futuro en el habla (orden, deseo, adverten-
La propia construcción del conocimiento, el proceso de elabora- cia, conjuro, etc.), la actitud humanamente reducida hacia el futuro
ción de los problemas (porque éstos, como tampoco los “datos”, están (deseo, esperanza, miedo); no hay comprensión del valor de lo no
allí, al alcance de la mano para ser “recopilados”) están condicionados prejuzgado, lo inesperado, de la sorpresa, de la novedad absoluta, del
por la distancia o cercanía emocional59 con aquellos sujetos y campos milagro, etc.” (1998: 389). Todos ellos (sorpresa, novedad, milagro)
a los que se dirige nuestra mirada. Así, por ejemplo, en el proceso de se confrontan con lo que se reitera, y sus efectos, a pesar de su cir-
construcción del “objeto” de investigación, se produce una suerte de cunscripción, pueden dejar hitos y/o cicatrices, pueden instituir ritos
y conmemoraciones; y nos proveen de hitos e hilos para observarlos
57 Michel Foucault decía que su pregunta epistemológica, cuando se interroga “qué al estudiarlos.
es conocer”, no tiene que ver con que si es coherente, si corresponde a la realidad
que estudia, etc., sino que es la “historia de la manera en que las cosas se vuelven
problemas” (Foucault por sí mismo, youtube, m 4.52, énfasis míos). 60 Habría que reflexionar más acerca de la intuición como un recurso cognitivo. Le
58 Cursos de superación de los complejos de diverso tipo; superación de la envidia o los debemos no sólo la supervivencia de la especie, sino el avance en los conocimientos
celos; traición y compra de conciencias; conversión religiosa; la enjundia frente a ex que contribuyó, precisamente, a que sigamos aquí; muchas hipótesis, pueden resul-
colegas, etc. tar de la conducción sistemática de intuiciones, y muchas fuentes de información
59 Simpatía, repulsión, empatía, indiferencia “objetiva”, etc. pueden encontrarse también gracias a ella.

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Abilio Vergara Figueroa Implicaciones metodológicas del enfoque emosignificativo

Es necesario considerar las diferentes escalas, temporales y espa- co) que pertenece a lo que, por ejemplo, puede decir de ella el diccio-
ciales, históricas y sociales para situar y contextuar las causas, las for- nario, mientras que la emosignificación (se) apoya (en) el anclaje de
mas y los efectos de las emosignificaciones observadas, y el proceso la gramática (sistema general) en una sintaxis personal (sintagmático,
de su estudio debe escalar (ascender y descender) para comprender sincrónico) modelada en la circunstancia de una situación tensionada
su significado personal y social. Este enfoque escalar61, también es útil específica63 (valga la redundancia), por ejemplo de una riña, una dis-
para observar cómo repercuten en la conservación o cambio de las cusión, una conversación, un cortejo. Por ello, hay que situar la signi-
posiciones sociales y de poder de los sujetos, de las estructuras y sus ficación general (lengua), su versión regional o local (dialectalización)
representaciones. o social (sociolecto), para luego arribar a la significancia específica
A modo de conclusión, y habiendo sostenido que la emosignifica- que le otorga el sujeto (idiolecto) en su contexto inmediato, cronotó-
ción no es una emoción más un significado, ni lo contrario, planteo pico, para luego volver al flujo diacrónico (en progresión inversa) que
una interrogación, que refiere a si es pertinente separar las significa- se engarza en la sincronía cronotópica de la situación observada. Por
ciones de las emociones para el análisis o no. Planteo, que siendo las ejemplo, un estereotipo racista que irrumpe en el insulto al calor de
significaciones componentes de un sistema imaginario que se subdi- una pelea, debe ser ubicado en la historia de la poscolonialidad, del
vide en campos semánticos complejos (los de la lengua) y refieren a racismo y del clasismo, históricamente construidos entre otros sub-
“realidades” distinguibles unas de otras, como el utilitario-práctico campos de significación, para luego ser “devueltos” a la realidad de los
o funcional, cosmogónico, religioso, político, ideológico, estético, dos sujetos que se insultan con lo somatizado en sus biografías.
etc., sí deberían tratarse en el análisis (no en la construcción del dato) También, como una consecuencia de asumir la complejidad, y
como subsistemas, para luego, en la síntesis, volver a la integralidad aplicarla a la observación, registro-construcción del dato, y que debe-
que proyecta, expresa y refiere la emosignificación, en su circunscrip- rá extenderse al análisis (es recomendable videograbar, para observar
ción específica (los del habla62), corporal, personal, social, etc., donde con reiteración), debe registrarse las unidades mínimas, contiguas o
se conmueve con las emociones que modula. rupturistas, del conjunto de la progresión expresiva de las emosigni-
Lo anterior se basa en que considero que en la manifestación espe- ficaciones en la situación observada; por ejemplo ver como determi-
cífica, situada de la emoción es más personal y circunscrita, mientras nados gestos acompañan a las emisiones lingüísticas, o cómo éstas
que la significación tiene también un nivel más general (paradigmáti- producen alteraciones en la corporalidad o gestualidad de los parti-
cipantes, buscando en los despliegues64 ciertas constantes personales,
familiares, comunitarias, regionales, nacionale65, sociales, institucio-
61 Una manifestación empírica podría resultar de observar, por ejemplo, en una inte-
racción específica, si los participantes, o algunos de ellos, son conscientes de cuánto
ganan (o pierden) en lo inmediato, para perder (o ganar) en lo mediato, o inte-
ractúan inercialmente, es decir, sin estructurar horizontes posibles resultantes de 63 Ver las progresiones analíticas que propongo en el apéndice metodológico de mi
la interacción en la que están participando. Inclusive, podría observarse, cuánta libro Palimpsestos.
duración consideran en sus cálculos, etc. 64 Despliegues, casi en el sentido etológico, por ejemplo observando cómo, en la
62 Diferencio lengua y habla, en el sentido de Saussure, digamos, como la diferencia conversación entre personas situadas en un patio o calle, paradas, determinados
entre lo sistémico (por ejemplo, lo gramatical), de su uso (sintagma), e incorporo, movimientos-desplazamientos de las personas más dominantes hacen retroceder,
por tratarse de emosignificaciones, también el estilo y los contextos sociolectales e involuntaria e imperceptiblemente, a los menos dominantes.
ideolectales. 65 Hablar alzando la voz no necesariamente significa estar enojados para los argentinos

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Abilio Vergara Figueroa

nales, etc., con la finalidad de trazar perfiles recurrentes que ayuden


también a nuevas observaciones.
Estas observaciones detalladas y progresivas, quizá necesiten, en el Capítulo IV
análisis, de cierta empatía para ser comprendidas, pues, compartiendo
las emociones, se pueden detectar ciertos sentidos que exponiéndolas Emociones, sentimientos y cultura
a los sujetos, pueden validarse o denegarse, y entenderse las progre- ¿Cómo se vinculan las emociones y sentimientos
siones de unas emociones a otras, por ejemplo, del dolor al enojo, de con el sistema de significaciones?
la sorpresa a la alegría, de las sospecha a la confianza, etc. Todas estas
emociones expresan diferentes estados de las relaciones sociales y re-
percuten en la forma de habitarlos y pensarlos a futuro.

“Ser objeto de desprecio para aquellos con quienes uno vive es algo
que nadie ha sido y nunca será capaz de soportar”
(Voltaire)

“El desprecio y el odio son provocados por creencias negativas acer-


ca del carácter del otro. La idea de que el otro es inferior induce el
desprecio, mientras que la idea de que es malo induce el odio”
(Jon Elster)

Una definición de la cultura con la que me conduzco es el de un


sistema de significaciones, semejante al señalado por Clifford Geertz
(2000), agregando que es un sistema atravesado por dispositivos e ins-
tituciones de poder, por lo que oscila –y se entraba– entre el consenso,
la diferencia, la contradicción y el conflicto. Una de las funciones de
la cultura es modular el sentido común, es decir, el dispositivo que hace
pensar que el mundo es así, y debe ser así, de manera automática.
De ahí que una de las consecuencias de la actividad emosignifica-
tiva –como expresión ejemplar de la interdependencia de lo indivi-
dual y lo colectivo, de los psicológico y lo cultural66– sea naturalizar

o españoles, mientras que para los peruanos y bolivianos sí. Inclusive a nivel de 66 Me gusta, a pesar de su carga psicologista, la forma en que Kardiner afronta la rela-
país, para los limeños es más frecuente hablar casi gritando, mientras que para los ción entre lo individual y lo colectivo, cuando dice: “Una configuración psicológica
andinos peruanos o bolivianos, no. particular perteneciente a los miembros de una sociedad dada y que se manifiesta

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Abilio Vergara Figueroa Emociones, sentimientos y cultura

la representación del mundo (interior y exterior), por expresarlo y conducido por las significaciones que se le va asignando.
sentirlo como intensamente “normal”; porque sentirlo (“lo doy por La diferencia entre emoción y sentimiento radica, como ya se se-
sentado”) de esta forma es considerarlo inevitable: el mundo es como ñaló, en su diferenciada temporalidad, aunque ambos muestran una
lo habito, es decir, como vivo-siento-pienso, es cognición encaminada articulada contigüidad, a pesar de que la emoción es irruptiva y los
por afecciones y viceversa, aunque se constituye históricamente, por sentimientos permanecen, somatizados, en latencia en el individuo,
lo que muestra gran diversidad, culturalmente modulada y legitimada e irrumpen en determinados contextos, por ejemplo una pelea, una
por el hábito, la dominación simbólica (Bourdieu) donde, quien lo pérdida, un logro, etc.; sin embargo, dicha diferencia no es fácil deter-
sufre no se da cuenta, y generalmente actúa como cómplice de quien minar. La nostalgia, que estudia Hinji Hirai, nos provee de un ejem-
lo domina. Trataré en este capítulo, la relación entre emociones y las plo muy expresivo de sus interacciones. Él señala que, “aunque en
formas de habitar, de informarse (cognición), de pensar el mundo algunos momentos uno cae en este estado de ánimo y añora su tierra
(imaginario, y sus componentes como el mito o la fantasía) y operar natal, en otros momentos no necesariamente siente nostalgia”, para
en él articulando diferentes temporalidades y espacialidades. cuya emergencia, Hirai, ubica el “calendario emocional” (2009: 125),
Sobre el concepto de emoción, uno de los consensos es que es di- vinculado a los hitos temporales emosignificativos (rituales, conme-
fícil definirlo, por lo que me quedaría, provisionalmente, en aquella moraciones, aniversarios, fiestas patronales, etc.) que recuerdan68 es-
postura fenomenológica de que es una alteración del estado de áni- pecialmente cuando están solos. Yo diría que la nostalgia subyace y
mo producido por un estímulo externo que repercute en la subjeti- acecha, e irrumpe ante un estímulo que proviene de ese territorio
vidad, conmoviendo al ser. Esta definición debe ser complementada imaginario (y real) en que se convierte la tierra que se añora.
por la observación de cuál relación es la que determina o desata el Manteniendo la diferencia establecida, diría también que el senti-
surgimiento y progresión y/o conducción de las emociones, ya que se miento está más anclado en la cultura, porque al ser sedimentación de
ha planteado que una emoción surge fundamentalmente como una las emociones requiere-produce marcos sociales y significativos que los
relación consigo mismo, mientras que otros autores señalan que es sostengan y conduzcan a su reconocimiento en el intercambio social.
una relación con los otros. Yo propongo pensar que, más bien, es la Podría también decirse que el sentimiento es emoción coloreada de
dialéctica entre ambas67, porque en muchos casos, el menosprecio o la conciencia, quizá más encausable, porque acompaña al ser un tiem-
fobia por algo o por alguien, puede esconder temores propios (Freud). po sostenido y se asocia con signos que lo ayudan a modularse. Los
La emoción refiere a un descontrol momentáneo que puede o no, ser sentimientos son el gozne entre emoción y cultura. Por lo anterior,
mediante la educación, al trabajar los sentimientos, se ayuda a la con-

en cierto estilo de comportamiento sobre el cual los individuos bordan sus variantes
singulares” (en Cuche, 1999: 51). como emoción derivada, como la envidia, el enojo porque no se consigue algo, el
67 Una expresión que escala de lo personal a lo sistémico puede dárnosla la afirmación ansia de la espera de la adquisición del objeto deseado, etc. Una noción que utilizaré
de Ágnes Heller cuando caracteriza lo que ella denomina “sociedad insatisfecha” en varias oportunidades es, precisamente, emoción derivada, como aquella que va
emplazada en la modernidad, y señala que “sugiere que la forma moderna de crea- del asombro a la alegría, del dolor a la rabia, etc.
ción de necesidad, percepción de necesidad, distribución de necesidad, aumenta 68 La periodista Cinthya Santos señala que “Los recuerdos, como necesidad del bien-
la insatisfacción independientemente de que cualquier necesidad concreta se vea estar social, son demandados a través de todo aquello que hace recordar la vida en
realmente satisfecha” (1998: 162). Debo aclarar que según mi conceptuación, la comunidad, las fiestas, la música, la comida, las tradiciones”, La Jornada, 27-10-
insatisfacción debe considerarse un sentimiento que irrumpe intermitentemente 2012, p. 20.

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Abilio Vergara Figueroa Emociones, sentimientos y cultura

tención o direccionamiento de las emociones. que denominamos comunidades, culturas y sociedades. En esta direc-
Como ejemplo de un sentimiento –y de su relación con las con- ción, para abordar la cuestión de la variación cultural de las emocio-
diciones de producción cultural– nombraría a la indiferencia, en el nes debemos observar la relación existente entre emoción y cognición,
sentido que le da Antonio Gramsci: “La indiferencia opera con fuerza en tanto que conocer puede motivar emociones, y también, infor-
en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad, aque- marse puede ser el efecto de la emoción. Los casos de búsqueda de
llo con lo que no se puede contar, lo que altera los programas, lo los desaparecidos en México, o los que ejemplarmente desarrollaron
que trastorna los planes mejor elaborados, es la materia bruta que se (y continúan) las Madres de la Plaza de Mayo en la Argentina; o de
rebela contra la inteligencia y la estrangula” (2017: 19). También el ANFASEP, encabezados por Mamá Angélica, en el Perú, pueden ser
personaje principal de El extranjero, de Albert Camus, es un ejemplo escenarios vitales donde fluyen ambos sentidos: la búsqueda de infor-
prototípico de este sentimiento, pues es capaz “de mirar la muerte de mación y justicia y las emociones que las impulsan, se retroalimentan.
su madre como una molestia más del mundo de todos los días” (De Estos procesos y relaciones, se articulan y fluyen, es decir, modu-
la Molina, s/f ). Tanto el indiferente de Gramsci como el de Camus, lan las identidades, la forma de cómo se aprecia a los demás (“suyos”,
no son entendibles sin los contextos culturales metropolitanos que los “extraños”, “enemigos”) y cómo se adquiere y genera conocimientos,
producen. lo que produce-progresa una imagen de la identidad y le da singula-
En los contextos actuales, la indiferencia nos puede habitar, inclu- ridad a las poblaciones de determinada cultura, grupo, comunidad,
sive enmascarada como indignación furibunda (emoción montada en procesa el ethos69, le otorga un ritmo, un “carácter”.
ese sentimiento) que en las redes sociales vomita adjetivos e insultos Lo anterior se podría mostrar observando cómo, por ejemplo,
contra adversarios que se circunscriben a la práctica digital y al enor- cuando la indignación des-cubre las relaciones que permanecían es-
me enojo (que verdaderamente sienten) sentados frente a la pantalla. condidas por las apariencias, por los intereses, por las instituciones,
La historicidad y culturalidad de este sentimiento (indiferencia) nos la por la indiferencia propia o por el cinismo y/o la demagogia, nuestra
muestra Georg Simmel, al constatar su amplia presencia e las metró- actitud e información frente a dichas relaciones varía a causa de di-
polis, sentimiento que acompaña, produce y es efecto del sentimiento cho descubrimiento, y a la inversa, nuestra indignación acicatea la
blessé, de hastío, del urbícola que habita las metrópolis. búsqueda de datos, retroalimentándose mutuamente. La sumisión, en
En el mundo social, existe una gran variabilidad en el rango de cambio, opera en dirección contraria: las cosas pasan, sin activarnos,
las emociones reconocidas, expresadas, moduladas, controladas y descon- aparentemente naturalizadas por la eficacia simbólica del dominio,
troladas, así como en las situaciones y contextos significativos que las y no se hace nada por saber qué, por qué, desde dónde, quién, etc.,
suscitan o contienen, por los objetos y seres a los que se dirigen, y vi- (nos) hace algo o, tampoco se hace nada por impedirlo70, hasta que
ceversa (retroactividad), y por los efectos que tienen. Por ello, podría
decirse que unas sociedades se diferencian o asemejan con otras, a par-
tir de cómo se activan/inhiben/reprimen las emociones y cómo ellas 69 Clifford Geertz lo define de la siguiente manera: “El ethos de un pueblo es el tono,
pueden a su vez activar la conducta, y expresarse mediante ellas. Por el carácter y la calidad de su vida, su estilo moral y estético, la disposición de su
ánimo; se trata de la actitud subyacente que un pueblo tiene ante sí mismo y ante
ello, debemos observar cómo se-siente el mundo, cómo se lo conoce el mundo que la vida refleja” (2000: 118).
y adjudica significados (imaginario, cognición), y qué relación tiene 70 Precisamente se titula, La sumisión, novela de ficción política, del escritor francés
este proceso con las emociones en contextos organizados más amplios Michel Houellebecq, quien narra la forma en que el pueblo galo, “inclusive” su

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Abilio Vergara Figueroa Emociones, sentimientos y cultura

suceda una crisis y obligue a definirse antagonista, o a radicalizar la puede equivocarse, si determinadas emociones, deseos o intereses –
dependencia. horizontes referenciales– interfieren en dicha caracterización. Desde
Jon Elster, afirma que, con frecuencia, las relaciones entre emoción el punto de vista del investigador, una situación tampoco puede ser
y cognición se producen simultáneamente e interactúan fuertemen- comprendida a profundidad, si no es sentida, aunque sea limitadamen-
te entre ellas (2001: 101). Agregaría que, por ejemplo, uno conoce te. Esto exige también observar las condiciones de la producción de
(descubre) y se emociona; o, por el contrario, se emociona y descu- las emosignificaciones y de su recepción, considerando las condiciones
bre-conoce o se re-conoce. Inclusive los hallazgos en el papel (cuando de ambos procesos y contextos, es decir, tanto de los sujetos de la
uno escribe en el papel en blanco o en la pantalla de la computadora) enunciación como de los que reciben y contestan72 –a veces ubica-
causan placer e impelen a continuar. dos en posiciones de poder asimétricos o desiguales– como circui-
Cuando señalo que las emociones son causa de cognición, tam- tos implicados y mutuamente condicionados y condicionantes que
bién me refiero a que las emociones tienen capacidad “para modificar se recomponen sucesivamente, recreando o reformulando el tipo y
y distorsionar la actividad cognitiva” (idem, 107). Yo derivaría de esto nivel de la emosignificación y las propias posiciones de los actores que
una necesidad metodológica: por un lado, se debe tener cuidado al interactúan. En este sentido, habría que observar, con detenimiento,
observar los contextos de emisión de significados de nuestros infor- su influencia sobre el comportamiento las personas y también cómo
mantes, y, en segundo término, de estar alertas al verificar las hipótesis, influyen sobre su razonamiento y planes, por ejemplo, el papel de las
es decir, no forzar ni sesgar los datos para “validarlos”, considerar que creencias sobre el futuro y los proyectos.
nuestro punto de vista afectivo interviene y hay que vigilarlo, conside- El autor de Sobre las pasiones. Emoción, adicción y conducta huma-
rar el carácter deíctico de cualquier relación afectiva, comunicativa y na, también plantea una gradación de las emociones que me pare-
significativa, para comprender cualquier asignación de significado o ce muy importante para las ideas que vengo desarrollando acerca de
definición de situación, tal como lo había entendido Thomas71. cómo una emoción se constituye en emosignificación; él dice: “Fi-
Debemos considerar también que una situación puede ser defini- jémonos en la emoción de la vergüenza, que generalmente se acepta
da de diferentes maneras –según la cultura y la clase–, y quien lo hace como más intensamente más desagradable y que tiene mayor fuerza
motivacional que la emoción de culpa” (Elster, 2001: 107). Podría
proponer alguna situación que muestre la fenomenología de esta dife-
profesorado universitario, se somete, por inercia indiferente al poder islámico que
conquista el poder político en Francia, a través de elecciones, donde la Hermandad
rencia: por ejemplo si alguien ateo siente vergüenza por no encontrar
Musulmana, en alianza con los socialistas, derrota al derechista Frente Nacional de trabajo, o trabajo “digno”, cuando se convierte en creyente, quizá su
Marianne Le Pen. vergüenza devenga en sentimiento de resignación o de culpa, pero ya
71 En el contexto de la producción de estudios de sociología y antropología urbana en no de vergüenza porque su condición marginal se explica ya en un
Chicago, al interior de la denominada École de Chicago, William Isaac Thomas, pro-
pone el concepto de definición de la situación, para señalar que en cualquier evento contexto religioso, fatalista (que quizá debilite –o acentúe– su senti-
o intercambio social, los participantes participan según cuál es su caracterización miento de culpabilidad: “Dios, así lo quiso”). Será necesario observar
de dicha circunstancia. Thomas la contextúa: “Toute conduite autodéterminée est hacia donde se desplaza la emoción; cómo un cambio de sentido (o
précédée d’une phase d’examen et de délibération, que nous pourrions appeler défi-
nition de la situation » (Thomas, 2004 : 80). Claro que, en la vida diaria, dicha de-
finición no da tiempo para la “fase de examen y deliberación”, y se hace de manera 72 En su doble sentido: complementan el diálogo propuesto y/o contestan, asintien-
instantánea, automática. do, disintiendo u oponiéndose.

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Abilio Vergara Figueroa Emociones, sentimientos y cultura

contexto de sentido) hace modificar su dirección y transforma al que Por ejemplo, las emociones de vergüenza y desprecio pueden ayudar
lo posee (y es poseído: “fue presa de su ira”, “lo cegó la pasión”), según a mantener las normas sociales que prohíben o prescriben ciertas con-
los contextos y sus desarrollos. ductas, pero también, “las expresiones emocionales y las disposiciones
En esta dirección, Elster detecta por lo menos tres tipos de emo- emocionales están, ellas mismas, sometidas a normas sociales” (Elster,
ciones que pueden interrelacionarse: la protoemoción, la emoción pro- 2001: 111, cursivas mías). Y, como sabemos, las normas sociales no
piamente dicha y la metaemoción. Al establecer sus conexiones con la sólo enmarcan las relaciones entre los sujetos y los grupos, sino las
actividad cognitiva señala que “… un aspecto cognitivo modificado expresan, modelan, significan y rigen; y en su ejecución interaccional
emocionalmente es capaz de modificar la emoción. El mecanismo se hacen surgir actitudes o actos que visibilizan emociones, y que si las
desencadenará dependiendo de la intensidad de la emoción original y contradicen, pueden ser sancionadas.
de la intensidad de la metaemoción” (Elster, 2001: 108, cursivas mías). Podemos ver, por ejemplo, cómo la organización social y simbóli-
Habría que agregar que el reconocimiento de que una emoción está ca del desprecio –que puede tener raíces poscoloniales– puede definir
interfiriendo en la representación de una situación y en su consiguien- las condiciones de somatización que produce la vergüenza, especial-
te valoración y actitud, supone una autoreflexividad que no siempre mente cuando se da en las diferentes gradaciones del poder: paradóji-
puede activarse y no está distribuida de igual forma entre los sujetos de camente, pueden las situaciones circunscritas a relaciones horizonta-
una sociedad73; dependiendo esta toma de distancia momentánea de la les, entre (o ante) iguales, producir mayor vergüenza que aquellas que
edad, clase social, capital escolar y cultural, poder, los imaginarios, la involucran a jerarquías reconocidas (legitimadas). Algunos tesistas
actitud, etc. Muchas emociones quizá queden como protoemociones, prefieren que sus familiares no asistan a su sustentación.
es decir no reconocidas explícitamente, escondidas a quien lo siente, Por estas consideraciones, es necesario observar, de manera con-
quizá intuidas por el malestar que produce74, inclusive censuradas a junta y diferenciada, las relaciones entre cultura y emociones y senti-
su propia conciencia, o retumben como emoción ciega que refuerza la mientos, como constructos socioculturales: podemos decir que, por
cerrazón que antecede-acompaña-sucede al enfrentamiento violento ejemplo, el insulto es una sinécdoque de la relación social modulada
o a la enfermedad propia. Un ejemplo de esa progresión irruptiva es por la cultura del conflicto, que, a su vez, es su expresión circunscrita
el linchamiento, que se confronta con la ley, la moral, la legitimidad, de una historia de larga duración (en el sentido de Fernand Braudel).
es decir con el orden y el control social. La gente se enoja, rabia, siente En este sentido, el insulto75, como una construcción emosignifi-
miedo por los constantes robos y asaltos, hasta que tiene a uno de los cativa intensificada por el enfrentamiento, fusiona una energía emo-
(supuestos) delincuentes al frente, en grupo, y reacciona, linchándolo. cional intensa-actuante, con significaciones sociales clasificatorias
Otro campo de relaciones entre emoción y cultura que es más ob- estigmatizantes; repercute, fricciona en/con las normas sociales. Por
servable, es la referida a la relación entre emociones y normas sociales. ejemplo si alguien insulta a su contrincante ¡indio! ¡nako! ¡basura!, es-
tamos ante una irrupción sintagmática del paradigma racista posco-
lonial, históricamente construida, que es energizada y atizada por el
73 Esto depende fundamentalmente del capital escolar que se posea, también de las
posibilidades de interacción con sujetos y contextos diversos, del “cosmopolitismo”
y de las cualidades personales, entre otros factores. 75 El insulto no necesariamente viene de alguien que desprecia; en muchos casos pue-
74 La cura psicolingüística, o terapia del lenguaje, precisamente tiene por un primer de provenir de alguien más vulnerable, quien inclusive ubica a su adversario en un
objetivo verbalizar lo oculto. estatus superior, deseable, envidiado.

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Abilio Vergara Figueroa Emociones, sentimientos y cultura

conflicto circunscrito de la pelea76 de dos personas que las internaliza- y situacionales del problema estudiado, y es en este sentido que la
ron o somatizaron. imagen de la escala es necesaria para la investigación. El caso señalado
Así, podemos ver objetos de insulto, que definen su tipo y carác- del racismo nos muestra su necesidad: la escala temporal incorpora la
ter: racistas (nako, indio, cholo); sexistas (culero, marica, puto); cla- diacronía, en la inmediatez de la pelea (sincronía), también convoca
sistas (achichincle, el mero-mero, gato, pinche), racismo “intelectual” el contexto social mayor (educación, medios de comunicación) que
(pendejo, güey, sonso), etc. En estos casos estamos ante la irrupción lo reproduce y la historia (diacronía) que lo fue facturando (gerundio
emocional producto de estereotipos asignados a grupos sociales de- que enfatiza que la diacronía debe verse en la sincronía).
valuados, sentimientos somatizados por el poder que irrumpen en un En esta dirección (escalar), sabemos que uno se socializa emocio-
momento emocional, significaciones que perfilan-formulan formas so- nalmente: lo cronometran y espacializan (“ve a dormir”, “se reserva
ciales (cogniciones erradas), expresadas bajo el influjo de emociones derecho de admisión”) restringiendo, imponiendo, convenciendo,
y sentimientos (emosignificaciones) que mutuamente se retroalimen- amenazando reprimiendo; uno responde agrediendo o, por el contra-
tan fortaleciendo sus fronteras, haciendo más nítidas las delimitacio- rio, uno se va refunfuñando, de mala gana, gritando, llorando, pro-
nes a las que se enfocan, atizando contradicciones que pueden llevar testando o acatando tranquilos, dispuestos (“flojita y cooperando”78).
a agresiones más violentas e inclusive al asesinato. El insulto, emo- Esto en los contextos domésticos, primarios; a ellos le siguen contex-
significación actuante, exalta la significación al calor –emoción– de tos que se van ampliando y variando en su capacidad modulatoria,
la contienda, que, a su vez, es sedimentación de/en la biografía y la delimitativa y confirmativa, utilizando diversas mediaciones. Luego
historia de los contendientes77 que se modula como cultura. vienen, en otra escala, los que podríamos llamar factores macroestruc-
La escala, quizá no parezca un recurso metodológico muy ade- turales, que también intervienen en la conformación de los contextos
cuado para estudiar las emosignificaciones; sin embargo, es necesa- interaccionales, como la escuela o la vecindad79, también los medios
rio incorporar su imagen para introducir el análisis de las diferentes masivos de comunicación, los mitos, entre otros.
formas de intervención del poder en/a través de la cultura, por lo Veamos el mito y la fantasía, como escenarios de conducción o
que considero necesario incorporarlo como recurso de abordaje (en la modulación de las emociones. Habría que señalar que el mito procede
construcción de los datos y en análisis), porque las emosignificaciones como productor de metaemociones anticipadas, valga la paradoja.
pueden referir a sujetos y/o fenómenos próximos o lejanos, cuya inte-
racción nos muestra el carácter y las conexiones históricas, personales

76 Para sentir-comprender la carga emosignificativa de cualquier expresión debería


pensar en qué piensa en el momento, quien está leyendo este texto y compararla con
lo qué-sentiría si le gritaran precisamente ¡Indio! ¡nako! ¡puto!. Sentir el desprecio no
es lo mismo que escribir sobre él, salvo que uno milite en las causas de los discrimi-
nados y, al mismo tiempo, es uno también objeto de discriminación. 78 Esta es una expresión sexista del poder y figura la supuesta complicidad activa en
77 Recomiendo ver la película L’insulte (El insulto), del director libanés Ziad Doueiri, una violación.
2018, en la que, a partir de una ofensa, entre dos individuos, un cristiano conser- 79 Recomiendo leer el cuento “Duelo de caballeros” del escritor peruano Ciro Alegría.
vador y un musulmán, se resume emosignificativamente, y en un juicio, las guerras Especialmente, obsérvese el papel del fanfarroneo en la configuración y desarrollo
y otras violencias de ambos pueblos, libanés y palestino. del conflicto.

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Abilio Vergara Figueroa Emociones, sentimientos y cultura

Lo imaginario y la significación mítica a) Que los mitos pueden posibilitar y encuadrar la emoción que
como modulador de las emociones irrumpe, es decir, darle un significado trascendente, más allá
de la situación en que ocurre, otorgándole sentido a los hechos
“… porque me parece que, si la aceptásemos sin reservas, será me- de la vida, dramatizándolos, inclusive antes de que vuelvan a
nos convincente que si llegásemos a ella por un camino desviado” ocurrir; y
(Claude Lévi-Strauss) b) Que en esos mismos mitos uno observa que los trazos, huellas e
indicios de las caídas, tropiezos y celadas del/al Dios Padre son
A lo largo de la historia, existieron diferentes condicionamientos, análogos a lo cotidiano humano, que simbolizan y metafori-
imaginarios e ideológicos que influyen en el surgimiento-desplie- zan la incompletud del hombre y su fractura interior a través
gue-contención de las emociones. El mito fue –y aún es– uno de ellos. de Dios y el Diablo (“exteriores”).
El antropólogo peruano Alejandro Ortiz Rescaniere, al analizar un
mito aymara80, señala que éste caracteriza al mundo como imperfecto, Articulando las dos perspectivas analíticas, se puede observar que
que “la condición humana, el cosmos, el tiempo, todo está mediatiza- ambos campos-movimientos se retroalimentan y verifican porque
do por la repetición de la arquetípica mentira”: pertenecen tanto al discurso que vincula con lo sagrado, como porque
también humaniza a los héroes míticos al sostener significativamente
“El Dios Padre había creado un mundo donde sólo el bien definía la los dramas cotidianos –vividos emotivamente–, estableciendo soli-
vida. Un día su hijo, el Demonio, odia a su padre. El Hijo persigue daridades morales altamente emocionales, o interpretando la actitud
al Padre. En cada celada, en cada tropiezo, el mundo va perdiendo su negativa de los otros bajo ese mismo manto mítico que dramatiza lo
bondad inicial. Hoy reina el Hijo; el Mal domina sobre el Bien. Pero no humano. No sólo la urdiembre o la trama de la historia que relata el
siempre. La guerra no termina” (Ortiz, 1982: 73). mito, sino su retórica figurativa aproxima ambos mundos y los solida-
riza en lo que se hace hoy y se espera para mañana, y en estas formas
Este mito, narrado por un indígena aymara, indica la explicación de habitar el tiempo y la angustia se la encuadra y domina, y se busca
de la forma del mundo y dona la razón81, el marco interpretativo de instalar la certidumbre que da tranquilidad, aunque sea efímera, cir-
por qué viven como viven, configura los sentidos y pretende canalizar cunscrita, intermitente. De esta manera, la vida y la muerte, a través
las emociones hacia una moral deseable. El texto lo advierte explíci- de una cosmogonía, se aproximan emosignificativamente en un más
tamente al decir que “la guerra no termina”, pues hoy continúa en las allá imaginario que establece lo sagrado, y que se construye hoy, cada
prácticas cotidianas, produciendo ciertos imperativos: el mito “quie- día.
re” que se ayude al Padre-Bien, obrando en consecuencia. En este Así, por ejemplo, la muerte como hecho emosignificativo reordena
relato mítico se puede observar dos movimientos: la visión de la desaparición y la ausencia definitiva: creer82 que “hay

82 Considero que al establecer un sentido del mundo, que para el creyente es indis-
80 Pueblo indígena que habita en Bolivia y Perú. cutible, creer es en cierto sentido conocer ese mundo que la cultura y la religión
81 En el sentido que le da el uso coloquial popular, es decir, el argumento, la “explica- dan por hecho. El ateo conoce el mundo prescindiendo de este marco religioso, a
ción”. diferencia del no-iniciado, el ateo no ignora, sino rechaza.

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Abilio Vergara Figueroa Emociones, sentimientos y cultura

un más allá”, disminuye la angustia. Una vez pensada83 la relación nes, por ejemplo, al transitar del dolor a la rabia, del sufrimiento a la
entre la vida y la muerte, el rito “responde” enmarcándolo en/con el rencorosa intuición.
mito del eterno retorno, el del ciclo sin fin que reinicia siempre. Un ejemplo de este proceso, nos lo muestran Aldo Pancichi y
En este sentido, existen dos prácticas culturales en los pueblos del Víctor Vich, al estudiar las reacciones de los familiares y de los hin-
Perú andino que modulan la forma en que procesamos la relación chas (seguidores, fanáticos, simpatizantes) del club peruano de fútbol
con la muerte: el lamento-canto ritual o qarawi, como intensificador Alianza Lima, ante el accidente en el que murieron todos los inte-
de la emoción que produce la pérdida, cuya función en los velorios es grantes del equipo85. Al analizar las distintas versiones populares, en-
afirmar la importancia del lazo con el que se va. Por otro lado, tam- tre las que destacan la que señalaba que el avión no se cayó al mar,
bién existe un personaje que pareciera ir en dirección contraria, pero, sino que fue derribado por los marinos, al decir de varios afectados,
al parecer, cumple funciones más terapéuticas inmediatas: el Chistoso quienes afirman que ellos, al saber que los jugadores se percataron de
de los velorios, como su contraparte que hace vivir el presente de la risa que el avión traía droga y amenazaron denunciarlo públicamente, los
que provoca con sus chistes, compartida inclusive por los dolientes militares decidieron ejecutarlos, y “ello ocasionó el accidente antes
más cercanos al difunto; sonoridad y emoción que se acompaña y de aterrizar”. Inclusive, uno de los entrevistados señala con absoluta
permite sobrellevar la crisis de la pérdida en comunitas. Sin embargo, seguridad: “Yo lo tengo claro: el avión traía droga y los marinos se
en el mundo actual, con mayor apego al consumismo tiene conse- bajaron el avión. Tengo indicios” (2008: 222).
cuencias en las modificaciones en las formas de ver la vida y la muerte. Panfichi y Vich concluyen que, en medio de la imagen popular
Sus angustias adquieren otra textura, y la eternidad puede desaparecer de un Estado corrupto, ese imaginario permite postergar el duelo,
como horizonte para sentir el transcurrir ansioso del tiempo cotidiano. “hacen tolerable el dolor y dotan de coherencia racional a un hecho
contingente. La necesidad de que exista otro culpable y la urgencia de
convertir a los jugadores en mártires o héroes, son reacciones caracte-
Y la fantasía rísticas de este tipo de episodios cuya finalidad principal consiste en
convertir el dolor en rabia” (Ibid: 227, cursivas mías). Pero lo más im-
Quiero referir a un caso específico para mostrar las posibles rela- portante de esta figuración social es que en su aspecto fantástico, ayu-
ciones entre emociones, imaginarios y cultura. En este sentido, en el da a revelar una verdad. Los mismos autores lo señalan, al decir que
ejemplo que propongo, observo que, aunque parezca paradójico, es
posible transitar hacia la verdad84 a través de la fantasía (componente “estas historias transforman el sufrimiento aliancista en un hecho polí-
emosignificativo importante de lo imaginario), mutando las emocio- tico destinado a revelar algo de verdad a través de la fantasía, es decir, a
visualizar el ejercicio del poder en el Perú en el marco de la conciencia
83 Para Radcliffe-Brown, el rito no responde a la muerte, sino a la concepción que la subalterna. La supuesta complicidad de las Fuerzas Armadas con el nar-
sociedad elabora de ella. A través de los rituales se procesan y reconocen las angustias, cotráfico y las ejecuciones extrajudiciales son dos imágenes que aparecen
el miedo, la desesperanza. obsesivamente en los distintos relatos y que, en nuestra opinión, señalan
84 Una verdad siempre condicionada por contextos históricos discursivos, por ejem-
plo, el imaginario de un Estado marcado por la corrupción, un Estado criminal,
como lo expresó en Ayacucho, Perú, el personaje del Nakaq o Pishtaku, o el trágico 85 Murieron ahogados frente al mar de Ventanilla, Lima, tras la caída del avión Fokker
caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, México. F-27 rentado a la Marina de Guerra del Perú, el 8 de diciembre de 1987.

– 76 – – 77 –
Abilio Vergara Figueroa

la aterradora (casi terrorífica) percepción que en el mundo popular ya


tenía el funcionamiento del Estado peruano en aquellos momentos (…)
En este sentido, terminaron por representar al Estado como una institu- Capítulo V
ción corrupta y criminal” (Panfichi y Vich, 2008: 227).
El humor como productor
Para concluir, diría que, tanto el mito como la fantasía –que pue- de emosignificaciones
den retroalimentarse– operaron como constitutivos/constituyentes de
dispositivos que, enmascarando la realidad, la revelan por otra vía. En
el caso de mito aymara referido, propone a los seres actuales que la
situación exige continuar la “guerra” contra el mal que impera en el
reino del Hijo, como un marco valorativo que rige la vida cotidiana “¡¡Para qué gobernar si se puede declarar!!”
y, por otro lado, el imaginario del Estado corrupto visibiliza lo que (Juan Villoro)
“ya se conoce”, revelando lo que se quiere encontrar, hallando en los
escándalos que la prensa independiente denuncia, la confirmación de “Hasta mañana tengo plazo de vida”
sus convicciones, es decir que la mentira y el engaño gobiernan. (Jaime Garzón86)

“Me escondí debajo de un escritorio (…) hablaban perfecto francés


(…) se reivindicaban como miembros de Al Qaeda”
(Corinne Rey, sobreviviente del atentado a la revista
humorística Charlie Hebdo, donde murieron 12 personas)

El escritor y periodista español Manuel Rivas, señala que “un país


también se define por la manera en que insulta”, (2016: 8), y agrega
que “éste es un país de chistes, pero con muy mal humor” porque
el uso del lenguaje “produce odio”, y enfocándose al espacio virtual
de las redes, enfatiza que si “la ignorancia, el insulto, lo ruin, tienen
tanta presencia hoy en el mundo ‘virtual’ es porque hay un males-

86 Jaime Garzón, es un humorista colombiano asesinado por criticar a los violentos:


militares, guerrilleros, narcotraficantes, políticos y paramilitares. Utilizando sus di-
ferentes personajes ejercía una crítica implacable a los agentes de la corrupción, la
impunidad y la violencia, entre dichos personajes destaca, Heriberto, pero también
están, Godofredo, Compañero John Lenín, entre otros.

– 78 – – 79 –
Abilio Vergara Figueroa El humor como productor de emosignificaciones

tar de vacío en el mundo ‘real’” (idem). Inicio este capítulo con una más restringido, el signo se diferencia del símbolo porque aquel es mo-
referencia al insulto, ya referido líneas atrás, porque, al igual que el nosémico y éste, polisémico, además de que el símbolo insufla-energía
humor, devela con intensidad (de diverso grado), un antivalor propio, a los participantes y a la relación que promueve, expresa y representa.
supuestamente acuerpado en el otro. Así, cuando consigno humor, lo uso en sentido general y también en
Así, podríamos decir que la ira-insulto y la risa-desprecio –en con- sentido específico, particular, según los contextos discursivos.
textos cargados de animadversión frente a la diferencia– se tienden El humor, tiene múltiples y diferentes expresiones, como la ironía,
puentes emosignificativos en tanto son las emociones que le suceden la caricatura, la farsa, la comedia, la parodia, el chiste, entre otros;
al conflicto, del que participan, como causa y, al mismo tiempo, como expresa y genera situaciones emocionales de diversos tipos y carac-
efecto de ambos comportamientos emocionales, refieren y provienen teres, que se manifiestan en el cuerpo, especialmente en el rostro, en
de –realizan– clasificaciones sociales semejantes. Quisiera que “suce- la sonrisa, la risa hilarante, la risa indignada o mueca de desagrado,
den” se lea como silepsis, es decir, como algo que le sigue a algo y el sentimiento de vergüenza, la ira, el odio, porque precisamente el
también, al mismo tiempo, como algo que le está pasando. humor se confronta con las estructuras: sociales, de poder, de pensa-
En este sentido, si la ironía, la parodia o la caricatura (especial- miento, imaginarios dominantes, etc. corporizándolas, desmontando
mente ésta) y otras formas de humor, empujan inclusive al asesinato, lo que el personaje había construido sobre sí mismo y su identidad
por des-cubrir un carácter (en el sentido de Bergson) o un secreto, la pública. Muchos caricaturistas han sido amenazados de muerte (Car-
fusión de esa revelación, hallazgo cognitivo, con la emoción –puede lin, en Perú) o apresados o ejecutados (Charlie Hebdo, en Paris; Jaime
despertarse con él o intensificarse al exponérsele–, es porque deben Garzón, en Colombia)88. Esta represión violenta se explica porque
tener efectos muy lacerantes u ofensivos no sólo para la subjetividad quienes son interpelados sienten que al des-cubrirlos en sus faltas o
del objeto de burla, sino también porque deteriora su imagen públi- carencias personales y/o políticas que corporizan su ser, su súper yo,
ca erosionando el poder que había acumulado, “mal que bien”. El son desvalorizados frente a sus audiencias y en su “honor”, desban-
humor, especialmente el político y el erótico, fusionan muy bien los cando su capital simbólico (en el sentido de Bourdieu), es decir su
efectos cognitivos y emotivos (emosignificación) y por eso, interviene prestigio público.
en el cuerpo mediante la risa o la violenta agresividad. El poder es uno de los objetos y objetivos del humor. Por ello,
Utilizo humor como término “sombrilla” (como una red de se- especulando en esta relación entre humor y poder, si imaginamos que
mejanzas emosignificativas), que Umberto Eco había adjudicado a lo se constituyera la democracia, que, entre otros efectos, conduciría a
cómico. Para mí, el humor en general, significa todo el campo que se “eliminar” la explotación, la desigualdad, la opacidad, la corrupción,
desliga de lo institucional y lo serio, para desestructurarlo lúdicamen- la impunidad, el autoritarismo, el sexismo, la estupidez89; el humor
te, y también para promover o atenuar un conflicto en marcha87. Lo
uso de manera análoga a signo: en unos casos el signo es también un 88 Como una muestra de la complejidad de las emosignificaciones vemos que el hu-
concepto que agrupa a todas las “cosas” que están “en vez de”, así sean mor también coexiste con el miedo: “Il n’y a donc pas de rire sans sécurité et nous
huellas, señales, síntomas, íconos o símbolos; mientras que en un uso admettrons, avec M. André Maurois, que le rire de l’homme menacé est le résultat
plutôt que la cause de sa victoire sur la peur » (Escarpit, 1960: 112). (Ya no po-
demos reír obviamente y, admitamos, con André Maurois, que la risa del hombre
87 Ver el uso del humor en un contexto de movilización social y en política en mi libro amenazado es el resultado antes que la causa de su victoria sobre el miedo).
El resplandor de la sombra, 2006, pp. 13-60. 89 Ser estúpido, hoy, puede ser hasta no vergonzante; hay gente de la farándula y la

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Abilio Vergara Figueroa El humor como productor de emosignificaciones

tendría que circunscribirse a lo personal, lo privado, lo íntimo, la se- de lucha contra la corrupción.
xualidad, el erotismo, etc. Aunque también, al enfocarse hacia estos Entre los elementos emosignificativos de importancia, habría que
asuntos y problemas, adquirirá una dimensión social en-proceso-ha- analizar el papel del odio, de la enjundia, en la lucha por el debilita-
cia su modulación política, en parte porque estos “asuntos” sostienen miento del “enemigo social” a quien se lo dirige. Como estudié en
al poder y son configurados por él. otro texto, también el humor –considerado informal y prescindible–
Continuando con esta reflexión sobre el poder, también podemos y el simbolismo –considerado serio, formal, imprescindible– actuaron
decir que el lenguaje del corrupto, aún cuando parece tamizado por el reforzándose mutuamente, en la producción del placer y del encono
cinismo (que llamaría emoción fría), es altamente emocional: como el político en el desafuero del entonces Jefe de gobierno de la ciudad de
corrupto divide la sociedad en “amigos” (cómplices) y enemigos (no México Andrés Manuel López Obrador (Vergara, 2006), como odio
sólo adversarios), no hay manera de evitar la definición de las situa- y rencor social, como indignación y desagravio, como resistencia91
ciones como antagonistas. La proximidad de los suyos se sustenta en y rechazo del clasismo92. El humor, en un contexto de movilización
la amenaza –aún fantasmal– de los otros que personalizan los valores. popular, dio forma pública a malestares íntimos, y éstos, además de
Estos valores difícilmente se realizan sin conmover emocionalmente, encontrar cause en el movimiento social, lo fortalecieron.
más aún si se los convoca en periodos de crisis, o cuando se los trai- Mediante las diferentes formas del humor, el humorista redefi-
ciona90. ne las emosignificaciones que nos relacionan; estas recomposiciones
La corrupción siempre encarna una relación de poder porque es significativas y emotivas abarcan tanto los ámbitos privados, semipú-
un acto que contradice al orden, a la ley o a la moral. Una expresión blicos y públicos (Radcliffe-Brown, Eco, etc.). El flujo y la dialéctica
popular que expresa lo dicho es que “sólo el corrupto pobre va a la entre estos ámbitos se procesan precisamente por el carácter personal/
cárcel”; y se considera que el rico sólo va, como “chivo expiatorio”, si social de las comunicaciones humorísticas:
su apresamiento provee votos en las elecciones o “legitimidad” luego
de un fraude. Son ejemplares los casos del encarcelamiento de Dura- “En el paisaje desolador de la política peruana, donde el cinismo, la hipo-
zo, luego del fraude de Salinas de Gortari (1988) y el de La Maestra cresía, la desfachatez, la corrupción y la ignorancia tienen una presencia
Elba Esther Gordillo, luego del fraude de Peña Nieto (2012). La co-
rrupción es hoy, uno de los problemas sociales más emosignificativos
91 Indignó y movilizó a la gente porque en un país de alta corrupción e impunidad,
(se odia al corrupto), ya que viene movilizando, a escala planetaria, se lo quisiera desaforar y apresar por intentar construir una calle, sobre un terreno
diferentes movimientos sociales que buscan enfrentarlo y erradicar- de propiedad privada, calle que daría acceso a un hospital. La multitudinaria resis-
lo. En México, uno de los factores que explica la elección de López tencia popular que apoyó a López Obrador, hizo retroceder al entonces presidente
conservador Vicente Fox, quien reviró públicamente, y durante el proceso fue ob-
Obrador como presidente de este país es su honestidad y su promesa
jeto de burlas, chistes y caricaturas.
92 Queriendo rebajar socialmente a AMLO, le decían “Señor López”, es decir “un
política que la exhibe sin vergüenza. Noan Chomsky destaca que la manipulación cualquiera”, puesto que ese apellido es muy común en México, contraponiéndola
mediática tiende a “estimular al público a ser complaciente con la mediocridad, a “Andrés Manuel López Obrador”, que había logrado constituirse en un símbolo,
promueve en el público que es moda el hecho de ser estúpido e inculto” Fuente: cuya distinción, además, iba en ascenso. También le decían “Wiscas”, en referencia
https://www.youtube.com/watch?v=gaLr9Nsse_c a un alimento para gatos, cuya publicidad decía, porque “ocho de cada diez gatas lo
90 No olvido que la intensidad vital efectiva (su eficacia simbólica) de los valores, en prefiere”, y en México; gata significa empleada del hogar, mezclando clasismo con
tendencia, va en declive. racismo, pues muchas empleadas son de procedencia indígena.

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Abilio Vergara Figueroa El humor como productor de emosignificaciones

abrumadora en los discursos y los actos, las carlincaturas93 les ponen placer es mixto porque disfrutamos no sólo la violación de la regla, sino
color, les dan forma, nos permiten organizar esos afectos deprimentes que la desgracia de un individuo animalezco; al mismo tiempo, no estamos
nos agobian y aburren. De golpe, dejamos de sentirnos atrapados en ese preocupados por la defensa de la regla ni nos sentimos obligados a com-
lugar poblado de personajes dispuestos a sacrificar cualquier escrúpulo o padecer a un ser tan inferior. Lo cómico siempre es racista: sólo los otros,
principio para figurar en la comedia del poder y, a cambio, succionarle los bárbaros, deben pagar” (Eco, 1989: 10, cursivas mías).
un lucro que no es solo narcisista. Sin embargo, a pesar de ser un humor
que no hace concesiones al optimismo, tampoco nos abandona en la des- En esto se parece al insulto, y si adquiere una forma irónica la
esperanza. Consuela ver a los depredadores exhibidos como presas, pero proximidad entre ambos es mayor. Por otro lado, parece claro que el
eso no es suficiente. La excelencia del dibujo humaniza –y en ocasiones autor de La estructura ausente, refiere a un tipo de humor que quizá no
hasta enternece– a quienes ya considerábamos unos monstruos irrecupe- implique profundamente, como implican los referidos a los actos de
rables” (Jorge Bruce, 2007: 6-7, cursivas mías). corrupción e impunidad desde el poder en la actualidad. En el humor
que aborda este campo, la implicación causa indignación, enojo, furia
El humor y lo cómico constituyen los escenarios más característi- y movilización, además de una cierta venganza simbólica.
cos donde el imaginario se despliega, pues de alguna forma la risa nos Como una ilustración de lo dicho por Eco, narro el siguiente chis-
aparta de la conciencia y nos hace retornar a la corporalidad, paradó- te: Un nuevo rico es invitado por primera vez a una cena, en una ce-
jicamente, a los ámbitos de la fantasía y a la virtualidad que se logra remonia de la Cámara de comercio de la localidad. Casi al terminar el
extendiendo los sentidos, expandiéndolos lúdicamente. Umberto Eco evento, se escucha un pedo cerca de su silla, la causante es una señora
señala algunas condiciones para la producción de un “efecto cómico” que azorada está disponiéndose a esconder su emisión mirando para
en cierto ámbito, que citamos en extenso. El semiólogo italiano dice otro lado; pero, en ese momento, un caballero que está al lado de la pe-
que lo hay cuando: durrienta, se levanta y dice: “Perdonen señoras y señores, me siento in-
dispuesto, discúlpenme que me retiraré”, se disculpa, se levanta y se va.
“hay la violación de una regla (preferible, pero no necesariamente, una El nuevo rico admira el acto de coraje social y se compromete consigo
menor, como una regla de etiqueta); la violación es cometida por al- mismo a hacer lo mismo si se presentara una situación embarazosa si-
guien con quien no simpatizamos porque es un personaje innoble, infe- milar. La oportunidad no se hizo esperar, en la subsiguiente cena, otra
rior y repulsivo (animalezco); por lo tanto, nos sentimos superiores a su dama suelta un pedo. El nuevo rico se para y solemnemente dice: “No
mala conducta y a su pena por haber transgredido la regla; sin embargo, se preocupen señores, que del pedo de esta gorda me responsabilizo
al reconocer que se ha roto una regla, no nos sentimos preocupados; yo”. Este chiste no esconde su trasfondo clasista y más aún, estamental,
al contrario, de alguna manera le damos la bienvenida a la violación; pues se considera que el que asciende pertenece aún a su anterior con-
podría decirse que nos sentimos vengados por el personaje cómico que ha dición de inferioridad ontológica que quizá no supere nunca94.
desafiado el poder represivo de la regla (lo cual no implica riesgo para
nosotros, ya que sólo cometemos la violación indirectamente); nuestro
94 Ver un ejemplo de esta dificultad, en el caso del becario de clase pobre, en Richard,
93 Se refiere a las carlincaturas de Carlin, seudónimo de Carlos Tovar, destacado cari- Hoggart, “Desarraigados e inadaptados. El becario”, en La cultura obrera en la socie-
caturista peruano. dad de masas, Grijalbo, México, 1990, pp. 241-252.

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Capítulo VI

Controlar con la razón el cuerpo


asediado por la emoción

“En los pueblos que andan desnudos sucede que sólo las
enamoradas se visten”
(Georg Simmel)

“… en la espera algo duele”


(Andrea Köhler)

““¿Cómo domar, bajo juicios tiernos o rigurosos, una tristeza


horrible y un grito de desollado?”
(Emile Cioran)

“Escindido el pensamiento mágico y el pensamiento lógico, el


hombre quedó exiliado de su unidad primigenia; se quebró para
siempre la armonía entre el hombre consigo mismo y con el cosmos”
(Ernesto Sábato)

Racionalidad versus emocionalidad

Desde los inicios del proceso de hominización, efecto y causa de la


configuración de grupos humanos o sociedades, el cuerpo ha sido
objeto de políticas (públicas y privadas). Entre los ejes de estas polí-
ticas se ha destacado progresivamente su diferencia y confrontación
con lo consciente, con la razón, y como una expresión de ésta, con

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Abilio Vergara Figueroa Controlar con la razón el cuerpo asediado por la emoción

la disciplina95, ya que el cuerpo, especialmente bajo el imaginario de En esta dirección, se puede detectar que uno de los mecanismos
Occidente, en tanto contenedor, productor y receptor de emociones para supeditar la corporalidad cuando se practica la música, y se sien-
que supuestamente lo someten para realizar la sinrazón de su emo- ten los efectos vibratorios de la musicalidad, es a través de sujetar
cionalidad96, debe ser controlado o disciplinado. No obstante, habría su ambigüedad, subyugar su capacidad emotiva “a las demandas de
que remarcar que la antropología ha mostrado que en muchas socie- significado lingüístico”, otorgarle “un significado fijo y ordenado” a
dades, los fenómenos subjetivos (entre ellas, la capacidad de razonar) través del lenguaje articulado, porque se considera a la música como
pertenecen al mismo campo (Surallés i Calonge, 1998), e inclusive se una fuerza “inherentemente peligrosa y desestabilizadora” (Ibid: 87)
sitúan en un mismo “órgano”, como en el caso, ya citado, de los Shuar para el cuerpo, por ende, para el espíritu. De esta manera, a través
de la Amazonía peruana y ecuatoriana (Descola, 1993). de la lengua se intenta controlar o atenuar la intervención directa de
La contraposición entre razón y emociones, se expresa muy bien la música en el cuerpo a través de la mediación idiomática que hace
en el imaginario del cuerpo clasificado bajo las categorías que de- intervenir al intelecto, buscando disminuir la intensidad de las emo-
signan oposiciones binarias entre lo elevado contra97 lo devaluado ciones. Ellas conmueven, mientras que la razón pretende instalar la
(degradado), que surge en la antigüedad clásica y gobierna aún en contención, como producto y efecto de la abstracción.
occidente en la actualidad98. Un ejemplo de ello lo puede dar la dis- Habría que relativizar la posible efectividad de este pretendido
tinción de la significación lingüística frente a la musicalidad como control, puesto que habiendo dos tipos de memoria musical, la me-
proveedora corporal de placer. Gilbert y Pearson, señalan que para cánica y la semántica, es posible que en aquella, el anclaje (Moscovici,
Platón y Sócrates, la música pierde “valor sobre todo cuando se asocia Abric) no priorice la significación, y el significado de los textos de las
al placer físico o el éxtasis (…) que las músicas asociadas con la fiesta, canciones permanezca insuficientemente comprendido, sino “sólo”
con la exuberancia física, con los placeres del cuerpo, son perjudiciales mecánicamente repetido por quien la canta, sin interpelarlo significa-
por naturaleza” (2003: 87); luego agregan que Sócrates (en su ciudad tivamente, aún cuando hable de sí mismo, como en el caso de las chi-
ideal), exige que ella “solamente se muestre conforme a los dictados cha de los pandilleros, cuyo carácter autobiográfico exalta y vela sus
del significado verbal, que la música debe componerse para ‘acoplarse significaciones profundas99 (Vergara, 2010a). A mí mismo, cuando
a las palabras’; y la idea de la música puramente instrumental ni si- me cantaron en Ayacucho, canciones de despedida, ya en esa circuns-
quiera se menciona” (Ibid: 87, cursivas mías). tancia próxima a un largo viaje, des-cubrí los sentidos intensos de di-
chas canciones, que se me habían ocultado a lo largo de muchos años,
95 Disciplina, en el sentido de rutinas impuestas o autoimpuestas, practicadas con o que se me aparecían débilmente cuando analizaba la canción popu-
regularidad y orientadas a una finalidad. lar andina (Vergara, 1980, 1981, 1986, 1988, 1990) En las veladas
96 Quizá hace falta un estudio que vincule estrechamente las prácticas de estetización del adiós, las emosignificaciones intensificaban su impacto en mí. Mi
del cuerpo y la intimidación del súper-yo en diferentes contextos culturales, sociales
y nacionales.
memoria mecánica había sub-traducido la fuerza de las significaciones,
97 Enfatizo contra porque no sólo es diferencia lo que manifiesta esta dualidad, sino mientras que la crisis de la partida, al activar mis emociones, las hacía
pugnacidad muchas veces violenta de quienes tienen el poder contra aquellos que emerger, conmoviéndome, transfiriendo, también, la significación de
no logran o no quieren disciplinarse, “elevarse racionalmente” (dietas, gimnasio,
contención, etc.).
98 No obstante, también se amplía el descrédito de la razón en ciertas prácticas o ám- 99 Era muy significativa la sorpresa de los expandilleros cuando les exponía lo que yo
bitos. Nelson Mandela decía: “No le hables a su razón, háblale a sus corazones”. había escrito sobre la letra de las canciones que ellos preferían.

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Abilio Vergara Figueroa Controlar con la razón el cuerpo asediado por la emoción

la canción a mi memoria semántica. Esta mi experiencia contradice, o ra serrana, donde ambos se mueven al unísono, pero sus cuerpos se
matiza, lo señalado por Platón y Sócrates, referido líneas arriba. muestran más rígidos, se desplazan ni tan cerca que intimen, ni tan
También se puede observar las relaciones entre cultura –en su as- lejos que ganen autonomía, eluden mirarse, y cuando se tocan es sólo
pecto normativo y de sistema de significaciones–, y emociones en el cuando el varón le ofrece apoyo y ella reclina su brazo entre el brazo y
baile. En el género musical denominado marinera en el Perú100, se el antebrazo masculino para desplazarse al entrar y salir al salón; y en
distinguen la marinera norteña (que tiene sus expresiones más visibles algún momento que el protocolo102 señale un cambio de ritmo, este
en Lima y Trujillo) y la marinera serrana (Ayacucho, Cuzco, Puno). contacto se realiza siempre mirando al público, y no entre ella y él.
En el primer caso, se ubica en contextos sociales que han ido trans- Ambos sujetan en la mano derecha un pañuelo que agitan levantando
formando las relaciones de pareja haciéndolas más horizontales, por el brazo derecho, este acto parece comunicar que no habrá contacto
ejemplo, liberando a la mujer de la opresiva posición paciente en el corporal mediado por la mano; una ocupada en flanear el pañuelo
cortejo amoroso, situación diferente en la Sierra andina, donde aún blanco, la otra sujetada detrás de sí mismo a la altura de la base del
permanecía más extendido el dominio cotidiano del hombre. Lo cor- tórax. En este caso, no sólo es el dominio del discurso sobre el cuerpo
poral-emocional confrontado/modulado por la tradición, la memoria que baila, sino el de la tradición y la cultura sobre el lenguaje de la
somática, la cultura y los imaginarios. sensualidad y del amor, como lo es la coquetería.
Un correlato emosignificativo se manifiesta en que, en la marinera La coquetería, es un complejo dispositivo emosignificativo, estético
norteña, los que bailan, se miran mutuamente a los ojos, con los que y simbólico que media entre la sexualidad y el amor, entre el deseo y
la mujer juega a la seducción abierta y muy expuesta en su rostro y la pasión, mediante la paradójica fusión (oxímoron) de la negación y
su cuerpo, exhibiendo su coquetería101, y es ella la que toma la inicia- la aceptación, como lo señala Georg Simmel:
tiva. Al bailar, ambos se desplazan, alternando tocarse y alejarse en
espacios muy amplios, cada quien, en sus movimientos tienen relativa “Es característico de la coquetería, en su forma más trivial, la mirada
autonomía; a veces simulan darse un beso cuando ella se inclina hacia por el rabillo del ojo, con la cabeza media vuelta. Hay en esta actitud
atrás sostenida por los brazos del varón que se le “encima”, y al final un apartamiento mezclado al mismo tiempo con una como efímera en-
de la pieza, el hombre se arrodilla manteniendo flexionada una pierna trega; la atención, dijérase que por un momento, se dirige hacia el otro
y ofrece el muslo como sostén de un pie de la dama, en un juego de y, sin embargo, en ese mismo momento, se desvía simbólicamente por
predominio femenino. Situación muy diferente ocurre en la marine- la dirección opuesta del cuerpo y de la cabeza. Ese modo de mirar no
puede persistir fisiológicamente más de unos segundos, de suerte que
al empezar a ser, prepara ya, por decirlo así, como algo inevitable, su
100 Sólo se baila en pareja. Esto es muy importante porque la exposición de la cons-
cesación y muerte. Tiene el encanto de lo clandestino, de lo furtivo, de
trucción cultural y emosignificativa del género es más observable en la confronta-
ción-juego de quienes bailan. lo que no puede durar largo tiempo y en que por lo mismo el sí y el no
101 Georg Simmel señala que “lo propio y peculiar de la coquetería consiste en produ-
cir el agrado y el deseo por medio de una antítesis y síntesis típicas, ofreciéndose
y negándose simultánea o sucesivamente, diciendo sí y no ‘como desde lejos’, por 102 Sobre el protocolo en general, habría que señalar que es una forma de controlar el
símbolos e insinuaciones, dándose sin darse, o, para expresarlo en términos plató- posible desborde de las emociones, ya que, en sus segmentaciones, en sus rígidos
nicos, manteniendo contrapuestas la posesión y la no posesión, aunque haciéndolas momentos o estaciones, las enmarca, ya sea para atenuarlos o para exaltarlos más
sentir ambas en un solo acto” (2014: 8). “artificialmente”.

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se mezclan inseparables. La mirada plena, de frente, por muy íntima y mentarios que deben unirse para “completarse”104.
anhelante que sea, no tiene nunca ese matiz específico de la coquetería” Defino dispositivo, como un mecanismo-interior (subjetivo), es-
(2017: 9). tructurador de conductas y puntos de vista, producido cultural y
socialmente, que se activa cuando la persona se confronta con un
El cuerpo, así, habla condicionado por el juego que intensifica el contexto exterior (interacción) redefinido por una irrupción de lo re-
deseo (personal) mediante el uso de símbolos colectivos singulariza- pudiado, temido o deseado, que repercute en el yo social que, a su vez,
dos, como hechos para la situación, haciéndolo único, sin repetición. redefine el contexto interior, culturalmente modulado, alterándolo a
veces hasta llegar a la violencia o la euforia. El dispositivo es un com-
ponente central del hábitus, y una vez instalado, puede ser trabajosa-
La instalación cultural de dispositivos mente reversible mediante un proceso coeducativo.
de clasificación y control Volviendo a la relación entre el cuerpo y la configuración cultural
del género (entendiendo que el género se labra sobre el imaginario
La homofobia es otro campo crítico –contexto intermitentemente del cuerpo), diversos estudios han encontrado que, en contextos po-
alterado– de la centralidad del cuerpo en la producción de emosigni- pulares es importante la diferenciación que realizan entre hombría y
ficaciones. La homofobia opera como dispositivo y contexto de la pro- virilidad. Norma Fuller, dice: “(La virilidad) alude a las características
ducción e intercambio de significaciones intensamente marcadas por y funciones fisiológicas que se considera son típicamente masculinas,
lo emocional vinculado al género. La homofobia es la aversión-fobia, como la fortaleza física y una sexualidad activa. La hombría, en cam-
el odio-miedo intensificado hacia lesbianas y gays, hacia la homose- bio, representa el estatus social que se supone todo varón debe alcan-
xualidad103. Sus orígenes se hallan en la forma en que se modula y zar para ser considerado respetable y honorable” (en Strocka, 2008:
concibe el género, en especial en lo referido a los imaginarios, esceni- 182). Las gratificaciones emocionales que reciben quienes muestran
ficaciones y rituales de la masculinidad confrontada a la feminidad, uno u otro sentido son muy reconocibles en –y premiados o casti-
como características y cualidades consideradas naturales y definitiva- gados por– el grupo de pertenencia, donde la edad es clave. Diría
mente antagonistas. que, la pandilla festeja la virilidad, mientras que la familia, celebra la
Esta respuesta emosignificativa, entre otras razones, según Joseph hombría, como dispositivos de control social, que tienen en las emo-
Bristol, se reproduciría porque “el deseo por el mismo sexo puede ser significaciones que modula, la gratificación o la pena.
amenazador para las instituciones del poder, por ejemplo, la familia La eficacia del control social –ejercido por el Otro lacaniano105–
y el Estado, que conciben la heterosexualidad como un fenómeno
natural y no cultural” (2008: 387). Fobia por lo que une lo que debe
104 En comunidades tradicionales, especialmente indígenas, se considera a la mujer
permanecer igual-pero-separado, en oposición de los opuestos comple- como complemento del hombre; la religión cristiana señala al hombre como la
cabeza del hogar. En esta subdivisión, es claro que la emocionalidad está marcada
por los significados del género.
103 El espectro de manifestaciones emosignificativas puede estar contenido en dife- 105 Precisaría que ese Otro, está distribuido diferenciadamente en las diferentes clases
rentes prácticas e imaginarios que tienen diversos soportes materiales, y pueden sociales, en los grupos étnicos, grupos de edad y género; ya que al referir a las pre-
aparecer en la feminización de los hombres que no exhiben una virilidad subrayada; siones que las instituciones (en el sentido antropológico), valores y normas frente
también asoman en los chistes, programas cómicos, apodos, insultos, etc. al yo, encuentran en éste disímiles no sólo en su acatamiento, sino inclusive en su

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Abilio Vergara Figueroa Controlar con la razón el cuerpo asediado por la emoción

opera bajo la forma de coacciones interiorizadas: somatizadas en las ánimo relacionado con el desplazamiento. Es la tristeza, el malestar o
emociones de vergüenza, pudor, culpa o temor, o de orgullo y auto- el dolor causado por la distancia y la separación de la tierra natal y de
estima, que impiden o dificultan la expresión libre de aquello social- los seres queridos al viajar a un lugar lejano” (2009: 21). Como vemos,
mente condenado o devaluado. Por ello, en el caso de las gays y las esta nostalgia tiene vinculación con la representación del territorio107
lesbianas, “salir del closet” opera como una metáfora de salir de la y sus emosignificaciones108; se activa y se hace más intensa en ciertos
sombra, de lo oculto hacia la luz social –visibilidad– y se le considera hitos cronológicos como las conmemoraciones (como los aniversarios
un acto de coraje que progresivamente reemplaza a la vergüenza y al nacionales), fiestas y ceremonias cíclicas como cumpleaños de familia-
temor. En muchos casos este paso personal se acompaña de rituales, al- res ausentes o fiestas patronales del pueblo que se dejó.
gunos imperceptibles para el público, como aquel que narra Francisco El espacio social (y físico) se manifiesta también bajo los imagina-
Cruces (1998) que consiste en sólo “bajar de la banqueta” (espacio de rios de la distancia. La proximidad o lejanía tienen efectos en la con-
los espectadores) a la calle (donde están los homosexuales y los y las tinuidad o dislocamiento de determinadas emosignificaciones, pues
activistas) en las marchas por el orgullo gay y LGTB, como una forma en términos cognoscitivos, la distancia podría implicar abstracción en
de aceptarse en su condición homosexual, y mostrarla públicamente. su sentido de desaprensión del cuerpo y el territorio, concretos. Bau-
man lo señala así: “Debido a todas estas características, la oposición
‘cerca-lejos’ tiene una dimensión más, que es crucial: entre certeza e
Los marcos socio-subjetivos incertidumbre, entre confianza en sí mismo y vacilación. Estar ‘le-
de la emergencia emosignificativa jos’ significa tener problemas: exige lucidez, destreza, astucia o valor,
aprender normas extrañas…” (Bauman, 2001: 22). Y, como podemos
Si bien habitamos el mundo bajo la constante égida de emosignifica- ver, cada uno de los elementos enumerados por Bauman son factores
ciones, éstas se intensifican en determinados marcos sociales. En este subjetivos que generan diferentes estados de ánimo109 y aportan a la
sentido, siempre siguiendo a las emosignificaciones en su vinculación configuración de la subjetividad también de manera diferenciada.
al cuerpo, también vemos que éste se remite, apega o arraiga a lugares y
territorios por lo que el desplazamiento106 ejerce presión emocional que,
entre otras formas, se manifiesta en la nostalgia, que es el sentimiento 107 En Y el territorio sólo existe cuando el lazo social consolida las relaciones sociales
que se intensifica en la alegría que se siente cuando alguien del terruño espacializadas en contextos delimitados y reconocidos. De otra manera, la signifi-
cación del territorio se tensa y los sentimientos hacia él se intensifican rápidamente
nos visita, expresando una emoción que se sustenta en el sentimiento cuando está amenazado, en peligro o es invadido. Tal es el caso de los pandilleros
de añoranza por lo que se dejó. Shinji Hirai lo define así, “un estado de (Vergara, 2010a), quienes pelean fundamentalmente por tres causas: el territorio,
los escasos bienes y las mujeres, éstas, para ellos, “pertenecen” también al territorio
que ellos dominan.
108 Carlos Rojas (2018), las denomina emoterras.
mero reconocimiento como tales. Para muchos, el respeto al prójimo es irrelevante, 109 Es posible distinguir estado de ánimo de emoción; aquel como algo más constante,
perjudicial para sus propios intereses. aunque intermitente, ésta más irruptiva y pasajera, aunque alimente al primero,
106 No sólo el viaje a distancia, sino también el andar provee escenarios de definición aportando a la configuración de los sentimientos que son el fondo desde donde
de puntos de vista (en el sentido de Armando Silva). Robert Smithson (2006) se- irrumpen las emociones. El estado de ánimo se estaciona en la subjetividad y puede
ñalaba que “el andar condiciona la mirada, y ésta a su vez al andar” (City Walkz, inclusive corroer la salud, la emoción es más fugaz: “está alterado, mejor no lo bus-
exposición de imágenes de su barrio natal, Passaic, realizada en1967). ques, por ahora”.

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Abilio Vergara Figueroa Controlar con la razón el cuerpo asediado por la emoción

Por otro lado, en muchos movimientos sociales110 contemporá- orden social (…) La historia de todas las luchas políticas importantes
neos se usa el cuerpo para simbolizar nociones y conceptos abstrac- refleja el choque de pasiones, convicciones y sistemas de creencias”
tos como vulnerabilidad, futuro, espacio, dignidad, etc. (Vergara, (en Zárate, 2012: 56). La confluencia de sentimientos y emociones,
2013b). La confrontación desde-y-con la corporalidad puede expre- altera sustancialmente la significación corriente, común, normativa,
sarse al transgredir aquello que las estructuras norman y reprimen, establecida, transformando la comunicación y a los actores que, a su
donde el cuerpo es objetivo y medio y, bajo esta dualidad estructural, vez, fueron los que los produjeron, en una semiosis infinita (Eco) y de
realiza los designios del sistema, internalizándolo y exteriorizándose autoproducción (Castoriadis).
(Berger y Lukmann) –en fricción constante, rebelándose y transgre- En esta dirección, y para ilustrar este proceso de conversión de
diendo, también–, en un proceso que redefine los significados por la emoción en emosignificación, me gustaría retrotraer lo que Susan
la intensidad de las emociones que la crisis y la confrontación ha- Sontag señala, acudiendo a Platón, (La República), cuando dice que
cen irrumpir. El cuerpo desnudo expuesto en el espacio público, por éste “describe cómo un deseo indigno puede ofuscar nuestra razón,
ejemplo, posterga su dimensión erótica para llamar la atención hacia lo cual lleva al ser a encolerizarse con una parte de su naturaleza”.
el simbolismo de la contigüidad con la naturaleza, para expresar vul- Luego agrega que Platón está desarrollando “una teoría tripartita de
nerabilidad o para hacer ver el carácter arbitrario-autoritario de la la función mental, que integra la razón, la cólera o indignación y la
censura que lo viste. apetencia o deseo: se anticipa así al esquema freudiano de super-yo, yo
y ello (salvo que Platón sitúa la razón en primer lugar, y la conciencia,
representada por la indignación, en medio)” (2004: 110).
El carácter vigorizante de las emosignificaciones Si bien el contexto en el que desarrolla Sontag esta idea es dife-
rente112, me sirve para ilustrar el lugar que ocupa en nuestro psiquis la
Podemos encontrar, en lo señalado por Barrintong Moore, un ejem- conversión –y el trayecto– de la simple emoción en emosignificación
plo del trayecto de conversión y reconversión de las emociones en que surge, en primera instancia, con su reconocimiento y nombra-
significación y viceversa111, de la relación entre emociones, dignidad y miento, y, a la inversa, en el anclaje somático del sentido en la conmo-
movimiento social, pues este autor, luego de señalar la importancia de ción del cuerpo que siente la significación; así, la simple ira, la cóle-
los cambios económicos, y de otros aspectos, para que los cambios en ra113 repentina o la rabia acumulada se convierte en emosignificación
las ideas se hagan efectivos, advierte que “sin los fuertes sentimientos indignada cuando asoma a la conciencia esa energía (inconsciente)
morales de indignación, los seres humanos no actuarían en contra del

112 Ella está desplegando una teoría de la imagen que la emplaza en el registro foto-
110 Ente una de las funciones de los movimientos sociales está la de producir nuevos gráfico de situaciones límite, de dolor, de sufrimiento, de terror, y reflexiona sobre
marcos de actuación y de producción emosignificativa donde no sólo se cambia el su papel en nuestras conciencias: como efectos de rebeldía, cólera o indiferencia,
entorno, sino también la ecología interior de los sujetos participantes. ésta última a causa de su exposición reiterada que otorga “fecha de caducidad” al
111 En realidad no siempre es un desplazamiento sucesivo, ya que en cada estado emo- asombro.
significativo, ambos están imbricados, alterándose mutuamente. La indignación es 113 Tampoco me parece acertado que la cólera y la indignación no sean distinguidas,
una emosignificación ejemplar (el amor también), pues es más que la rabia (o el pues ésta conlleva un plus significativo (por ejemplo, al determinar o intuir que hay
deseo), porque conduce hacia el argumento, la proclama, la ensoñación, la ilusión, injusticia en el hecho cuyo efecto se está sintiendo u observando), mientras que la
la poesía. cólera es puro impulso emocional.

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Abilio Vergara Figueroa

que se modula paso-a-paso para transformarse en lenguaje114 vía la or-


ganización. Habría que decir, entonces, que la indignación guarda la
fuerza del ello, del deseo o la pulsión, pero adquiere una forma expre- Capítulo VII
sada y se despliega hacia la argumentación energizada (discurso que
conmueve), incrementando su fuerza cuando la indignación-se-com- Cronotopos y lenguaje
parte, es decir, cuando se ubica en un movimiento social como re- como escenario y contexto
clamos, eslóganes, manifiestos, argumentos y performances. De esta
forma se hace visible socialmente y adquiere una potencia que incide, Crisis y conflicto como
porque contribuye a facturar agencia, es decir, actores, activistas, mi- intensificadores de sentido
litantes, luchadores (as), etc., que comparten espacios, territorios y lu-
gares, “codo-a-codo”, “hombro-a-hombro” o en los espacios virtuales,
como puntos y nodos de las redes.

“… para adquirir una verdadera capacidad de constituirse en una


entidad, la resistencia necesita un atacante eficaz y persistente”
(Zygmunt Bauman)

Este capítulo se organiza a partir del conflicto y sus lenguajes, los que
se ubican en cronotopos, es decir, en la espacio-temporalidad del acto,
donde los actores interactúan, en los lugares que los contienen, sostie-
nen e impulsan. Por ello, el estudio de la emosignificaciones, se requie-
re referir a los contextos en los que ellas se activan, para desde allí, vol-
ver la mirada a las situaciones rutinarias, “planas”, y observar mejor las
estructuras de producción de las relaciones sociales que dichas emo-
significaciones representan, expresan, vehiculan o contradicen. Los
denomino cronotopos porque conjuntan situaciones, espacios y tiempos
bajo la actividad de actores. Estos cuatro elementos componen115 las re-
laciones sociales y están definidas en un marco y dispositivos culturales
atravesados y modulados por el poder, al que se remiten y expresan.
Los veré a través de un marco-dispositivo del lenguaje, el que, general-

115 Utilizo esta expresión como silepsis, es decir, en su doble significación; en primer
término, que forman parte de algo; pero también, en el sentido que puede tener el
114 Lingüístico, corporal, de imágenes, objetual, sonoro, etc. verbo componer: modular, configurar, restaurar, hacer, etc.

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Abilio Vergara Figueroa Cronotopos y lenguaje como escenario y contexto

mente, abreva de sus cambios y se enriquece, en el conflicto. conducta X, Y, Z es la réplica estándar a X, Y, Z (…) Por ejemplo, si
Georg Simmel116 señaló que el conflicto es, junto con la armonía, los patrones de conducta X, Y, Z incluyen la fanfarronada, y si ésta se
un elemento fundamental de socialización. Yo agregaría que la forma responde con más fanfarronada, se verá que cada grupo llevará al otro a
social y cultural (imaginarios) de la diferencia y la desigualdad define poner excesivamente el acento en la misma pauta. Este proceso, si no se
los grados de conflictividad, que es producida y/o reformulada por la lo detiene, sólo puede redundar en una rivalidad creciente, y en última
desigual distribución de los recursos y atributos: económicos, polí- instancia, en la hostilidad y el derrumbe del sistema en su totalidad”
ticos, simbólicos, del saber, de la honra y la dignidad, por enumerar (Bateson en Bauman, 2001: 34, cursivas mías).
algunos. Habría que des-plegar esta indicación, por cuanto que el
criterio que los separa ubicará la cualidad y la intensidad de las emo- El proceso anterior describe lo que llama “diferenciación simétri-
ciones que emerjan en cada interacción. Hay que insistir, también, ca”, que lleva el conflicto a una solución violenta. Pero si la reacción
que cuando se aplican los conceptos y nociones de diferencia y des- no sigue el mismo patrón que el estímulo, dice Bateson, deviene la
igualdad, es de esperarse precisiones acerca de qué elementos se uti- “diferenciación ‘complementaria’”, y esto ocurre cuando se responde
lizan para cualificarlas, porque de dichos elementos-factores depende con sumisión, y no con fanfarronadas “es probable que esta sumisión
el tipo de emosignificaciones que surjan, porque no es lo mismo decir provoque una mayor asertividad, la cual, a su vez, promoverá una
que son diferentes por la “raza”, por extranjeros, por ser hombre y mayor sumisión”. El resultado será, como antes, el ‘derrumbe total del
mujer, ser jóvenes o viejos o por pobres y/o nakos. En cada cualidad sistema” (Idem, cursivas mías), digamos, por una progresiva ausencia
diferencial interactuante se asoma o irrumpe una emocionalidad di- de contradicciones que motiven al cambio.
ferente, y su intensidad va de cierta indiferencia (“los tolero”) a la Como cualquier otra emosignificación que permanece, la sumi-
confrontación, de la complementación al conflicto y a la violencia. sión, requiere un análisis de sus correlatos culturales, por ejemplo,
En esos intersticios simbólicos se friccionan perspectivas emosignifi- sobre los elementos que permiten diferenciar entre adaptación pa-
cativas y lo hacen sobre el tapiz del código (lo instituido, Castoriadis), ciente, la humillación y la dignidad, e inclusive, matizando, sobre
en cuya tracción se intensifican las emociones que pueden sedimentar las formas corporales117 y los imaginarios de la humildad, que siendo
en sentimientos. diferente, la hace rememorar o asociar. Habría que hacer también una
El antropólogo Gregory Bateson, introduciendo el conflicto en etnografía de cómo habita el tiempo y el espacio, quien se somete
su análisis, propone como posible explicación de la emergencia de la o quien humilla, y, por el contrario, cuál es el horizonte social que
violencia, lo que denomina las cadenas esquismogenéticas: se le abre a quien lo supera y opta por indignarse y rebelarse, solo o
junto con otros. Hoy, ganar la autonomía y superar la dependencia,
“Según ese modelo teórico, el cisma probablemente aparecerá y se pro- al parecer, se propone más como un proyecto personal explícito118,
fundizará hasta lo irreparable cuando se cree una posición en la cual ‘la

117 Posturas, lenguaje paraverbal, contención, ritmo, gestualidad, etc.


116 Es muy interesante la producción intelectual de este sociólogo alemán. Entre otros 118 Claro que, como en las promesas de año nuevo, generalmente no se cumple con el
temas, trabaja los de la coquetería, la moda, o la vida mental en las metrópolis, la esfuerzo que requiere su consecución y se frustra en las inercias de la rutina. La ru-
condición de extranjería, la sociabilidad, o el propio conflicto, entre otros, refieren tina misma tiene efectos “anestésicos” con relación a las emociones, aunque hagan
a contextos productores de emosignificaciones. surgir sentimientos como el del hastío, el aburrimiento…

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Abilio Vergara Figueroa Cronotopos y lenguaje como escenario y contexto

más que colectivo, como lo muestra la enorme cantidad de ofertas de gar el destino personal a la causa, todo ello en contextos de violencia
“superación personal”. administrada por la ideología, como lo expresa el discurso del líder de
En términos metodológicos, se hace necesario reflexionar más de- Sendero Luminoso, Abimael Guzmán:
tenidamente en la relación entre contexto y circunstancia, aquel como
estructura constante que se manifiesta –es decir, se hace visible–, pa- “… combatimos por el comunismo aún sabiendo que seremos molidos
radójicamente, en la irrupción de algo que puede hacer visible preci- como individuos (…) tu vida no es más que una pequeñísima cantidad
samente el carácter modelante-oculto de lo sistémico-estructural del de materia (si se la compara con la) inmensa materia en movimiento
conflicto y de la violencia, mostrando cuáles son las energías que las (…) La convocatoria era a pensar en décadas y siglos, pues los comu-
suscitan y cómo se conducen o administran. La anécdota, con su dosis nistas ‘somos águilas porque vemos lejos’, porque nos remontamos al
de placer sutil que provee su irrupción, podría ser un buen material futuro y sacamos del presente toda la fuerza suficiente para seguir desa-
para analizar dicha relación. También lo pueden proveer el escándalo rrollándolo” (En Rénique, 2003: 107-108)..
o la violencia extrema, porque des-cubren lo que los protocolos escon-
den. En este sentido, existen situaciones cruciales –colisión entre lo Guzmán plantea una suerte de conjunción de escalas: macro espa-
colectivo y lo individual, entre lo estructural y lo circunstancial– que cio-temporal de la causa, de la revolución como hacer la Historia, y la
marcan al ser y permiten superar, a veces, ciertos estados de ánimo y escala micro-biográfica del militante. Es posible decir que las emocio-
las situaciones que los generan, que algunos denominan también re- nes y sentimientos canalizan y realizan estos flujos que retroalimen-
siliencia, que también pueden producir escenarios de conocimiento. tan ambas escalas, y tienen en la ideología el marco, como la energía
En este sentido, podemos observar cómo se producen no sólo es- que, en este caso específico, somatiza en el “odio de clase”, que yo
cenarios de des-cubrimiento, sino también la conjunción de emosig- mismo, vi reflejado en los rostros, en las posturas, en la corporalidad
nificaciones que posibilitan la creación o el fortalecimiento de senti- de sus militantes. De esa conjunción y confrontación de escalas, lo
mientos de pertenencia, de identidad: macro-estructural somete a lo micro-biográfico, el tiempo prevalece
sobre el territorio y los lugares, y su escenario más expresivo es la em-
“Los actos de furia e ira violenta son interpretados por este autor (Dur- boscada, cronotopo fugaz fruto del odio de clase y de la planificación,
kheim) como fuerzas que ayudan al sentimiento personal y colectivo a del que se huye luego de su ejecución.
enfrentar los peligros y amenazas contra las representaciones que com- Arjum Appadurai, por su parte, lo emplaza en contextos de globa-
parte una sociedad. La energía que estas últimas movilizan para defen- lización, sosteniendo que “la violencia a gran escala no es simplemen-
derse generan a nivel colectivo un grado tal de solidaridad y sentimiento te el producto de identidades antagónicas, sino que la violencia mis-
de pertenencia que puede desencadenar una enorme violencia” (Arteaga ma es una de las maneras a través de las que se produce la ilusión de
y Arzuaga, 2017: 49). unas fijas y plenas” (2007: 20). Podríamos añadir que la producción
de la certeza o la incertidumbre confieren la posibilidad de confianza
También la implicación de los movimientos revolucionarios inspi- y tranquilidad, pero también de esfuerzo y de lucha, de tranquilidad
rados en el marxismo son un ejemplo de emosignificaciones que im- o pugnacidad.
brican el sentido de la Historia (colectiva, pública) con las biografías
individuales (personal, privada) de los militantes, al grado de subyu-

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Abilio Vergara Figueroa Cronotopos y lenguaje como escenario y contexto

El lenguaje119 como productor y cortocircuito que produce, en estos contextos, la revelación de lo que
conductor emosignificativo esconde el discurso público, (en una afrenta, por una vejación respon-
dida, por un insulto que lo desmiente) especialmente cuando atrope-
“A una sociedad se le conoce no tanto por su pasado, sino por la lla la dignidad considerada como “un atributo al mismo tiempo muy
forma en como lo narra” privado y muy público” (ibid: 143) y, precisamente, el cortocircuito
(Reinhart Koselleck) se da en ese crucero que interpela al ser, captando el flujo que debía
haberse bloqueado en las fronteras que separan lo privado de lo pú-
“… la regla general parece ser que uno debería ordenar las cosas, blico, y que la contienda derriba. Esta revelación individual puede
secando las lágrimas e ignorando los berrinches” hacerse colectiva y sustentar la insubordinación o la rebeldía, si la
(Renato Rosaldo) revelación atañe a muchos.
El insulto y la adjetivación negativa de la diferencia irrumpe sobre
La vida cotidiana normal, pareciera transcurrir en la tranquila rei- la política de la “corrección” (Carreño) y de la “máscara” (Sennet), que
teración que verifica el sentido común que le otorga la claridad del supone una cierta “indiferencia” hacia el otro, conducida explicitada-
hábito y de lo mecánico; sin embargo, en esa aparente calma subyacen mente por una normatividad que condena cualquier adjetivación que
procesos y mensajes ocultos donde habla el sustrato sedimentado de la discrimine, y que se expresa en la contención por y del lenguaje. Ubi-
historia y la biografía. En este sentido, vemos, por ejemplo, que James cado el lenguaje en el ambiente académico, por ejemplo, que impele
Scott, descubre los “discursos ocultos” de los pobres y de los ricos ma- a un estilo que utiliza el dispositivo de la abstracción, quizá alimente
layos, al observar que cuando hablaban entre ellos o interactuaban con la indiferencia, que condena el encono, aunque ésta sea una práctica
los otros: “parecía que hubiera una presión física por detrás de las pa- común.
labras reprimidas”; luego ilustra con su propia experiencia personal y Con referencia al lenguaje, y a su papel en la implicación de quien
dice: “en las escasas ocasiones en que mi furia y mi indignación habían lo estudia, Diane Vincent y Olivier Turbide, en la introducción al
superado mi discreción, tuve una sensación de regocijo a pesar de que libro Fréquences limites, donde analizan la radio “de confrontación”,
existía el peligro de represalias” (2000: 18, cursivas mías). Scott, nos señalan: “Intentar comprender lo más objetivamente posible la me-
descubre rutinas e interacciones asediadas por dispositivos sedimenta- cánica de la enunciación de propósitos agresivos, insultantes, odiosos
dos que condicionan la comunicación y la situación y su significancia, no impide en nada (al estudiarlos, nota mía) a considerarlos agresivos,
haciéndolas más opacas o polisémicas, ambiguas. insultantes, odiosos” (2004: 5, traducción y cursivas mías).
Estas actitudes de autocensura o de contención son muy frecuen- El protocolo de la radio denominada “de confrontación” se es-
tes120, y me sirven de pretexto para conducir esta reflexión hacia el tructura bajo un formato que privilegia en demasía la palabra del

119 Sistemas comunicativos y significativos que van más allá del lenguaje articulado o de Malinowski, en los que muestra su aversión por ciertas conductas de los nativos:
Lengua. Incorpora al lenguaje corporal, objetual, arquitectónico, artístico, etc. “En ocasiones me sentí furioso hacia ellos, particularmente porque después de re-
120 Inclusive antropólogos que fueron muy cuidadosos al escribir sus informes desti- partirles tabaco, todos se largaron. En general mis sentimientos hacia los nativos
nados a la academia, aquellos que evitan que sus sentimientos interfieran en sus in- tienden decididamente hacia la idea de ‘exterminar a los brutos’” (en Geertz, 1989:
vestigaciones pueden evitar mostrar su implicación, como lo muestran Los Diarios 84). Estos diarios no fueron escritos para ser publicados.

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Abilio Vergara Figueroa Cronotopos y lenguaje como escenario y contexto

conductor del programa (a veces parece un monólogo obsesivo sobre das las llamadas comunidades virtuales), constituyen ecologías de ha-
algún tema), la discusión acalorada con un invitado a quien se inter- bla específicas, que es necesario atender analíticamente. Por ejemplo,
pela incisiva y ofensivamente (el presupuesto es que miente, esconde el lenguaje de determinadas regiones de Colombia tiene una relación
algo y, por ello, es indigno, despreciable) y un auditorio que hace muy especial con la violencia, que lo ha determinado muy expresiva-
eco del conductor y también interpela por teléfono –de línea abierta, mente; para una situación muy difícil denominan “ver la luz por el
sin ningún control previo de lo que se dice, donde el conductor del culo”, o para reflejar los sentimientos de alguien a quien han conde-
programa radial estimula la confrontación agresiva–, generalmente de nado a muerte: “marcando calavera”, “andaba cargando tierra en el
manera adjetivada, insultante: “(radio) que reposa sobre la denigra- pecho”, “andar cargando lápida en el cuello” (Cárdenas, 2008: 38).
ción extrema” (idem, 16), concluyen los autores citados. Según otros Ejemplificando también lo que llamo inevitable implicación emo-
autores que participan en el mencionado libro, quienes tratan sobre el cional de los investigadores, el historiador mexicano Ian Semo, re-
dominio o la maestría de la descortesía, cuerda a Reinhart Koselleck, en el seminario que en 1984 dictaba
en la Universidad de Chicago sobre Historiografía clásica, y señala
“Estos actos de descortesía se manifiestan bajo diferentes formas, como el que aunque recibió un premio en Alemania por la obra mejor escrita,
lenguaje obsceno o la violencia verbal, pero igualmente bajo formas más era mucho mejor al habla. “Tenía chispa, humor y una erudición in-
sutiles como el no respeto del derecho de palabra de los otros” (Keating, agotable”, remarca. Recuerda también que el seminario se organizaba
Lambert y Malkowska, 2004, traducción y cursivas mías). de manera espontánea: “Koselleck lanzaba una palabra, por ejemplo:
‘historia’, y algún estudiante contestaba con otra cercana”. Luego
Como lo demostró Erving Goffman, uno de los elementos que Semo narra la experiencia con su condiscípulo Gupta, quien respon-
más aprecia la gente es la protección de su faz que es la forma en que dió: ‘tristeza’. También relata que la discusión giraba en torno a las
se protege la identidad personal o el yo. Los conductores de esta ra- posibles relaciones entre los dos términos puestos en contacto, hasta
dio de confrontación, al no respetar, reiteradamente, los turnos para que uno de los estudiantes sugirió que ellos también podían proponer
tomar la palabra y la réplica en condiciones de igualdad, contribuyen un término, y alguien dijo: “política”, a lo que Koselleck respondió:
a deteriorar la imagen de quien es así disminuido o vejado, además “cada vez que escucho la palabra política, pienso irremediablemente
manejando un lenguaje ofensivo y grosero. En el Perú, la prensa ama- en teología” (Semo, 2006). Podemos observar, en estas articulaciones,
rillista o chicha que financió el régimen de Fujimori y Montesinos asociaciones emosignificativas condicionadas por trayectorias biográfi-
tiene las mismas características: el lenguaje soez como lubricante y cas e históricas. También el testimonio nos sirve para detenernos a
muro para la denigración-lapidación del otro y para configurar los observar el medio en el que se comunica y la emoción que dichos
sentimientos y significaciones de una comunidad mafiosa (Vergara, significantes pueden contener, que se expresa, por ejemplo, en la dife-
2006). Hoy esa línea periodística ha asumido las características de lo rencia entre hablar, escribir, pintar, escuchar, etc.
que se llama la posverdad. Michel de Certeau, al hablar de Foucault, se extiende para ilustrar
Es necesario destinarle más tiempo al análisis del lenguaje como la implicación emosignificativa (sin llamarla así) del trabajo investi-
espacio de las emosignificaciones, en especial observando las variacio- gativo, al decir:
nes regionales de las lenguas, estudiando los sociolectos regionales y
sociales. Cada espacio familiar, personal, amical, comunitario (inclui- “Pero su práctica del asombro proporciona constantemente nuevos pun-

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Abilio Vergara Figueroa

tos de partida en el empeño, a veces imperioso y frágil, minucioso, irri-


table, siempre tenaz, con el cual busca elucidar esa ‘otra dimensión del
discurso’ que los azares le revelan. Ella da un tono de western incluso a Conclusiones preliminares
su trabajo archivístico y analítico por desdoblar los juegos de verdad que
primero son indicados por las luces paradójicas. El cuidado que pone en Para cerrar este libro y abrir puertas
controlar, clasificar, distinguir y comparar sus hallazgos de lector no sa-
brían apagar la vibración de despertar que revela en sus textos su manera
de descubrir. Sus obras combinan por lo tanto el reír de la invención con
el cuidado de la exactitud, aún cuando las proporciones varíen y, en el
curso de los años, la exactitud le gane poco a poco sobre el reír, porque
se desarrolla su pasión de cirujano por una lucidez que se convierte, “Cada palabra (cada signo) del texto conduce fuera de sus límites”
en sus dos últimos libros, en una claridad ascética, despojada incluso (Mijail Bajtin)
de su alegre virtuosismo. Lo más importante, en su trabajo, es este ex-
cepcional ejercicio del asombro, transformado en práctica asidua de los “No hay palabra de odio que no sea tóxica, incluso la que murmu-
‘nacimientos’ del pensamiento y de la historia” (De Certeau, 1998: 41, ra alguien en una soledad rencorosa”
cursivas mías). (Antonio Muñoz)

El autor de La invención de lo cotidiano, al valorar la función y la “No es lo mismo estar jodido, que estar jodiendo”
orientación de los sentimientos y las emociones en la producción del (Oscar Chávez, El hijo del granadero)
conocimiento, muestra que, al contrario de ser un obstáculo, el apa-
sionamiento con determinado problema es un acicate para ver más, La avaricia es un sentimiento que se emociona
ver más intensamente, cubrir aspectos que de otra forma serían in- constante e insidiosamente.
accesibles. La pasión como energía y tracción y la curiosidad como
dispositivo y la fricción como el medio. Emociones conducidas por
la razón, razón impulsada por las emociones, de cuyo barro estamos Una sugestión conclusiva que posiblemente pueda ayudar, no sólo a
hechos los humanos. detallar121 la observación sistemática de las emosignificaciones, sino
también aportar a la disminución del sufrimiento, la violencia, y con-
tribuir a una convivencia mejor, podría ser que si bien pienso que la
empatía total es imposible (salvo que, por ejemplo, la pérdida sea la
misma, que sería el caso de los hijos frente a la muerte del padre),

121 Observación etnográfica del detalle, curiosidad proyectiva en la construcción del


dato, sensibilidad por lo singular que se relaciona mediante la imaginación y la
teoría.

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Abilio Vergara Figueroa Conclusiones preliminares

pienso que se puede compartir mejor con los otros mediante una se- sobre el problema.
gunda emoción que surge/transfigura de esa primera. Me explico: si Como lo insinúa el verso de la canción del cantautor mexicano
los familiares de un desaparecido sufren la ausencia, se duelen de una Oscar Chávez (“no es lo mismo estar jodido, que estar jodiendo”), es
pérdida (incierta122, pero fatal), también las transforman en rabia, ira, necesario incorporar el poder en el análisis de las emosignificaciones,
enojo contra sus posibles victimarios y contra las autoridades negli- porque éstas se activan en el conflicto, y el conflicto puede expresar
gentes, incompetentes y/o cómplices; y ellos pueden encontrarnos o redefinir las estructuras de poder a diferente escala. Asimismo, es
en estas emociones derivadas –indignación, coraje– más empáticos, indispensable considerar una definición que esclarezca, aunque sea
e inclusive conjuntarnos en su búsqueda y en el reclamo de justicia básicamente, la diferencia entre sentimientos y emociones, puesto que
frente a las instituciones (“Fue el Estado”), porque nosotros también aquellos son el fondo desde donde emergen éstas y los sentimientos
podemos compartir, intensamente, dicho enojo e indignación, aun- somatizan enmarcando-modulando-condicionando la irrupción de
que la pérdida no sea directamente nuestra. Esta misma comunidad las emociones. Valga el poema de Guillaume Apollinaire para ilustrar
emocional se procesa en la exposición a los hechos relacionados a los lo que quiero decir: “Yo andaba a orillas del Sena/ un libro antiguo
casos de feminicidio y bullying, o en el acompañamiento a quien sufre bajo el brazo/ el río es igual a mi pena/ transcurre pero no se agota/
de alguna enfermedad crónica o terminal. cuándo pues concluirá la semana” (“Marie”). Donde el río Sena y el
A este nivel de mayor o creciente empatía emocional, puede se- libro antiguo figuran lo que permanece, aquello que nos acompaña
guirle un apoyo presencial o virtual (en las redes), el que puede derivar como pena, del que resurge el dolor de la pérdida o la ausencia que
en organización que traslada las emociones primarias a emosignifi- conmueve en ese instante que, puede, adherirse al andar (río) y, enton-
caciones, que progresivamente se argumentan y arriban al espacio y ces, al cuerpo que sufre. El poema, como la pena, es un palimpsesto
la esfera públicos, colocando en el debate un nuevo problema (no (Vergara, 2018) del amor que la ausencia (el olvido) pretende borrar
sólo tema) que, a su vez, retroalimenta el coraje de los implicados, y que el andar retrotrae.
configurando también un sentimiento de pertenencia, ya no sólo de Para perfilar algunos contextos altamente emosignificativos, en-
dolientes, sino de protestantes y resistentes que se adhieren. Así, la foquemos hacia asuntos de la vida cotidiana de millones de niños y
empatía ya no es sólo habitar el mismo dolor, sino compartir una jóvenes que habitan el mundo de la escuela, y adultos en el mundo
emoción contigua –o varias, construida ya en el compartimiento, di- laboral, soportando y moldeados bajo la presión del bullying, acoso o
gamos físico de la copresencia– que establece un lazo emosignificativo moobing. Observemos también el contexto contemporáneo, donde el
más permanente, más aún si uno se organiza para participar en el mo- cuidado de la educación en el hogar hoy se confronta con la influencia
vimiento social que reclama la verdad, justicia, reparación del daño exterior (calle, barrio, escuela) que se expresa, por ejemplo, en la bur-
y castigo para los culpables y/o si uno escribe un artículo o un libro la sobre los que “se portan bien”, calificados como zanahorias, giles,
apendejados, observar también que dicha presión o descrédito orillan
a la mayoría a hacerse los vivos (Vergara, 1997), a simular o sentir
122 “… nadie les ha explicado con certeza/ si ya se fueron o si no/ si son pancartas o desprecio –como espectadores– por el otro devaluado por la violencia
temblores/ sobrevivientes o responsos/ ven pasar árboles y pájaros/ e ignoran a qué de ese mismo acoso, en un círculo vicioso del que dificultan en salirse
sombra pertenecen/ cuando empezaron a desaparecer/ hace tres cinco siete cere-
monias/ a desaparecer sin sangre/ como sin rostro y sin motivo”. (“Desaparecidos”, víctimas y agresores.
Mario Benedetti). Así, una construcción familiar y escolar del lazo social, cargado de

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Abilio Vergara Figueroa Conclusiones preliminares

sentimientos y emociones que pueden considerarse positivo123, que re-emplazarlo-hacia-abajo produce mayor placer y poder al agresor.
promueven el respeto y la solidaridad, son objeto de ridiculización Este dispositivo opera, como en el chisme: si la confidencia escanda-
cuando se los expone en otros ámbitos, inclusive en la misma escuela, losa –porque revela lo oculto– es sobre alguien desconocido, el placer
especialmente en el recreo y en cronotopos aledaños. El bulling es sólo que produce saberlo es menor o nulo.
una de sus expresiones más escenificadas, enconadamente activas, ex- En el bullying actual, se está usando las tecnologías para hacer
presivas, es decir, emosignificativas, donde el niño que muestra mayor más daño, y por la frecuencia y el tipo de uso que se le da, ya no
apego a las normas –junto a otros diferentes124– es el que mayormente hay casi separación entre el mundo real y el cibernético. Destacar en
es acosado por quienes asumen que subordinar a sus semejantes es la la masa anónima que caduca la fama en segundos, obliga a percutir
forma en que se expresa mejor su ser ideal, dominante, donde el acoso constantemente al otro, como una forma de afirmar el súper-yo frágil
produce el escenario para acumular poder que le done placer, y refuer- del opresor. La vulnerabilidad de casi todos, el carácter efímero de
ce su dominio, que sólo puede darse incrementando progresivamente cada victoria, impele a estar vigilantes y a presionar a cada instante;
la violencia. hay adolescentes que ven sus páginas en internet o facebook hasta 100
Como un paréntesis señalo que en México, pendejo es sinónimo veces al día, para vigilar lo que dicen de ellos. Muchos se deprimen,
de tonto, mientras en Perú, es quien triunfa aprovechando sus cua- no tanto porque los descalifiquen, sino porque los ignoran.
lidades que le otorga ventaja, y que las sobre-utiliza para ganar; el El bullyng hoy, requiere de la mayor exposición para incrementar
pendejo mexicano es lorna en Perú, gil en Argentina. Sin embargo, el placer en los victimarios, y en ello se diferencia de la discreción con
lo que debo destacar aquí, es que pendejos y chingones, lornas y ba- que se habitan las victorias en otras sociedades, como en Bali. Clifford
canes, habitan el mundo bajo el acento diferencial de las emociones Geertz lo expresa bien:
construidas en contextos violentos, donde inclusive el optimismo se
distribuye de manera desigual entre ambos tipos de seres; buscan y “‘La poesía no hace que acontezca nada’, dice Auden en su elegía a Yeats,
aceptan dichas emociones porque hay un sustento significativo que ‘la poesía perdura en el valle de sus dichos… un modo de acontecer,
los modula, acorde a las expectativas que su condición socio-anímica una voz’. La riña de gallos tampoco es en este sentido coloquial hace
pendeja o bacán les adscribe. que aparezca nada. Los hombres continúan humillando alegóricamente
En el caso del bullying, es sabido que la mayor fuente de do- a otros y siendo alegóricamente humillados por otros, día tras día, com-
lor son los más próximos, es decir, alumnos de la misma escuela, de placiéndose silenciosamente en la experiencia si triunfaron y sintiéndose
la misma aula. Y esto se debe a que cualquier vejación hacia gentes demolidos si no triunfaron, lo cual manifiestan sólo ligeramente más en
que no se conocen, generalmente puede ser irrelevante, mientras que público. Pero realmente no cambia el estatus de la gente” (Geertz, 2000:
si el humillado es alguien conocido, los efectos emosignificativos de 363, primeras cursivas, mías).

Hoy los jóvenes, inclusive los muy niños, necesitan exponer y dra-
123 No niego que hay violencia también en el hogar: la casa puede ser la prisión de matizar sus “triunfos” para existir que es lo mismo que aparecer en
muchos niños, mujeres, e inclusive de algunos hombres.
124 Es paradójico observar que los depositarios de las normas, es decir, quienes inter-
los comentarios entre pares y en las redes. Las emosignificaciones se
nalizaron las normas y exigencias sociales, pertenezcan, en ciertos contextos hoy dirigen ya no a tejer y consolidar los lazos sociales, sino a fracturarlos
ampliados, a la condición de diferentes. en bien de un yo que busca un lugar preponderante en la escena, que

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Abilio Vergara Figueroa Conclusiones preliminares

aspira a ser un súper-yo explícitamente reconocido. (continúan, superviven) a ellas porque permanecen luego del evento,
En este sentido, como indicativo para seguir abordando lo co- aunque en condición potencial, es decir, posibilitadora o represora.
tidiano, lo social, lo cultural, lo político, lo personal como emosig- Y estas situaciones, estructuras y escenarios se realizan porque articu-
nificaciones, me parece pertinente interrogarse sobre determinados lan dispositivos que friccionan la normatividad en contextos donde
tópicos: ¿Cuál es el papel de las emociones en el ejercicio del poder? irrumpen situaciones que los activan, y generalmente están vincula-
¿Qué pueden hacerle las emociones a las estructuras sociales y cultu- dos a conflictos, es decir, al poder. La emoción perdura no sólo porque
rales, y éstas a aquellas? ¿Cuántas, cuáles, en qué conjunciones y/o puede reiterarse, sino porque algunos significados la modulan, una
secuencias125 y en qué intensidad se necesitan para cambiarlas (o al cierta conciencia la sujeta e impulsa convirtiéndola en sentimiento.
revés, para mantenerlas)? ¿Siempre están confrontándose con dichas Estas relaciones ocurren en condiciones de intervención mutl-
estructuras? Aún en la sumisión, ¿habrá quien, al mirar para arriba, se tifactorial, donde, por ejemplo, el respeto contiende o se confunde
sacuda u odie, con qué efecto? El que está arriba, ¿siempre mira ha- con el miedo, en contextos autoritarios; la gratitud se confunde con la
cia abajo con seguridad? ¿Tiembla, cuándo, qué hacen los otros? Son deuda, y la prudencia con la avaricia, en una época donde se reduce
complejas e históricas las respuestas, pues, como señala Steiner, somos la profundidad de la significancia, cargadas de emociones como el
lo que hacemos e imaginamos: apremio, la ansiedad, el temor al ridículo, el buscar quedar bien, etc.
Todas estas relaciones emosignificativas revelan el estado de las rela-
“Desde adentro segregamos la gramática, las mitologías de la esperanza, ciones y lazos sociales, es decir hablan de la salud del sistema social o
de la fantasía, del autoengaño, sin las cuales estaríamos detenidos en comunitario, así como del emplazamiento de los individuos en esos
algún eslabón de la conducta de los primates o nos habríamos destruido contextos, quienes no sólo están allí, sino miran para otro lado.
hace mucho tiempo. Nuestra sintaxis, y no la fisiología del cuerpo ni la Como preludio a concluir, me gustaría introducir un apunte me-
termodinámica del sistema planetario, está llena de mañana (…) Habla- todológico mediante una reflexión acerca de lo que denomino epis-
mos, nos soñamos libres de la trampa orgánica” (en McCann, 2008: 596). temología del mole frente a la epistemología del cadeau (regalo). Des-
cribo primero, lo que considero como esta segunda “epistemología”.
Por otro lado, reitero, es necesario considerar las emosignificacio- Muchos investigadores “recogen” datos, que pueden ser abundantes y
nes también como sedimentaciones y somatizaciones, en tanto que muy detallados, luego los clasifican en un primer nivel y nos lo entre-
las emociones modelan los sentimientos, y éstos son el presupuesto gan, bajo la forma de tesis o libro, envueltos en una “teoría”, que oficia
diacrónico que se actualiza en cada irrupción emotiva126, y le suceden como el papel de regalo o envoltorio fino, elegante, que generalmente
colocan en el primer capítulo, como “marco teórico”. Una versión se-
125 Por ejemplo, en la manipulación de los imaginarios sociales del miedo, el poder mejante es la “epistemología del santo Rosario”, que consiste en citar,
acude a los psicosociales, emprendimientos desinformativos y distorcionadores del cada cierto número de párrafos, a un autor –como las abuelas, que re-
poder que busca promover el miedo, incrementar la incertidumbre, reclusión an-
gustiosa en lo privado/íntimo, resignación frente a lo dominante, sospecha a dife- zaban cada cierta bolita–, algún texto de autor reconocido, para darle
rentes escalas, etc. lustre a sus “análisis”, generalmente sin establecer conexión adecuada
126 Irrupción que puede observarse porque provoca cambios fisiológicos y es obser- con el texto propio.
vable por expresiones corporales. Inducen a la acción, o paralizan. Desprecio y
vergüenza, así como la ira y la culpa, generalmente están conectados, además mide Lo que llamo epistemología del mole, en cambio, supone al refe-
la distancia y la proximidad social. rente teórico como una especie de reactivo químico (como el que

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Abilio Vergara Figueroa Conclusiones preliminares

se aplica en el urocultivo) que hace “hablar” a los datos a partir de verse, entre otras cosas, en los procesos de degradación y autodestruc-
establecer una articulación profunda que muestra sus relaciones más ción humanas, la violencia contra las mujeres y los niños, las guerras,
frecuentes o estructurales. No se contenta con clasificaciones prima- que continúan a pesar de los grandes avances civilizatorios (Elías, Ri-
rias, a las que toma como un primer nivel para el análisis ulterior. En beiro). Aquí me parece interesante lo dicho por el filósofo navarrino
el ejemplo del “mole”, plato mexicano de alrededor de 27 ingredien- Gregorio Luri, quien señala que “en el comienzo de la humanidad
tes, no se contentaría con clasificar los componentes pertenecientes no nos encontramos la oposición entre naturaleza y cultura, sino en-
a la clase de los chiles, los que pertenecen a la clase de los cereales, de tre naturaleza y la necesidad de su ocultación” (2018: 149), que al
las frutas, etc., porque considera que un comensal (lector), no podrá parecer ha seguido acompañándonos, pues, por ejemplo, las formas
comerse cada grupo de ingredientes y “sacudirse” y en el estómago macabras de usar el cuerpo de los ejecutados como mensajes y la agre-
elaborar-degustar un mole. La elaboración de este plato tiene sus ini- sividad violenta en las redes sociales (“a la menor provocación”) delata
ciales clasificaciones y conjugaciones, que se procesan en sus tostados cuan superficial y frágil es la piel de la convivencia entre los seres
y molidos, en sus mezclas, sus cocciones secuenciadas, temporalizadas humanos: lo subcutáneo (sustrato) insurge (como un palimpsesto del
y coordinadas, la preparación de sus complementos, como el arroz, inconsciente) con reiterada e intensificada violencia.
el pollo y la tortilla, y sólo así, se puede comer un mole, servido en Como un paréntesis, como una indicación importante, señalo
un plato/libro. Ocurre algo parecido en la investigación, los procesos que para mí, el proceso civilizatorio implica fundamentalmente la
de clasificación son progresivos, requieren de un saber aplicado con estructuración de límites y mutualidades. Límites que posibilitan
sistematicidad y dominio, tiene sus tiempos y ritmos de reflexividad, un resguardo de la privacidad, de la intimidad, de la identidad; no
su maceración, prueba y rigor que posibilite una comensalidad del entendida como frontera inexpugnable que da derecho frente/contra
nuevo conocimiento. el otro, sino como respeto de lo mismo de ese otro, lo que se da por
Finalmente quisiera plantear una cuestión que va más allá de la la mutualidad, es decir, el reconocimiento de la dignidad de ese otro,
reflexión y el estudio de las emosignificaciones, y refiere a qué hacer mutualidad que se habita como puente, lazo y umbral, también como
con ellas, ahora que sabemos que sentido y emoción están imbricadas consideración, respeto y gratitud.
de tal forma que se altera (a veces como ruptura) la relación social que Lo anterior significa que si la cultura transforma a la naturale-
(en) ellas (se) sostienen. Y se refiere a qué hacer, y cómo, con el deseo y za humana, lo hace bajo ciertos límites, estableciendo determinadas
las pulsiones, que son, en alguna medida, los pivotes de las emociones. fronteras que trabajan lo humano (que para mí, con Guatari, es un
Es decir, cómo modularlos, cómo conducirlos, cómo controlarlos. sistema de sistemas, en una triple ecología: interior, social y natu-
Para entender la dimensión del reto, en primer término, planteo ral) sin lograr anular todas sus fuerzas expresadas en las pulsiones,
que la relación entre naturaleza y cultura es reversible127. Esto puede el deseo, las necesidades, etc. Pensar que las emociones pueden ser
significadas, provee un campo propicio para la acción educativa, para
la coeducación para una cultura de paz. Esta labor requiere de una
127 Ya Zygmunt Bauman había expresado que en condiciones de catástrofe (terremo- colaboración entre las instituciones y las personas mediadas por la
tos, tsunamis), en instantes, los hombres rompían la capa civilizatoria, para asaltar,
saquear, aprovecharse de la vulnerabilidad de los más débiles, etc.; bajo este último
comunidad, llámese barrio, Organizaciones no gubernamentales o
rubro vemos cómo, la burocracia encargada de distribuir la ayuda, se la apropia y Sociedad civil.
revende. Claro está que no hay que olvidar que cada quien habita el mundo

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Abilio Vergara Figueroa

de acuerdo con lo que su imaginario construye: esta es la maravillosa


“perversidad” de lo imaginario, pues no es “sólo” la abundancia o
escasez de información con que uno cuenta lo que le “hace mirar”
las cosas de una determinada forma, sino el dispositivo sintagmático
de sus presunciones, de sus prejuicios, de sus traumas, de sus enso- Bibliografía citada
ñaciones o sueños, los que le dan un color a la vida y un horizonte
–pequeño, sinecdoquista, o de largo y complejo aliento, simbolista,
etc.– temporal y espacial que no solamente el habitus académico pro-
duce. Tomar conciencia de los dispositivos que nos impelen a hacer
algo, es un primer paso para entrar en dialogía, consigo mismo y con
los otros, así como con el Otro social que nos presiona o alecciona.
Termino, reiterando que la emosignificación no es una emoción
con un plus, ni sólo una significación alterada: significa porque está
contextuada socialmente, porque el actor o sujeto habita con ella y se
conmueve, conmoviendo a sus vehículos corporales que son moldea- Appadurai, Arjum, El rechazo de las minorías. Ensayo sobre la geogra-
dos por dicha conjunción. Significa porque vibra en la relación social fía de la furia, Tusquets, Barcelona, 2007.
que se afecta, inclusive cuando surgen y se habitan en la soledad. Auster, Paul, La habitación cerrada, Seix Barral, Barcelona, 2016.
Como ya se señaló a lo largo del libro, en este sentido, entonces, Bachelard, Gaston, El agua y los sueños, Fondo de Cultura Econó-
hay que considerar las emosignificaciones también como sedimen- mica, México, 1997.
taciones y somatizaciones, en tanto las emociones modelan los sen- _______, La poética del espacio (1957), Fondo de Cultura Económi-
timientos, y éstos son el presupuesto diacrónico que se actualiza en ca, México, 2000.
cada irrupción y le prevalecen a ellas porque permanecen luego del Bajtin, M.M. Estética de la creación verbal, Siglo XXI, México, 1998.
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EMOSIGNIFICACIONES
Antropología de los sentidos de las emociones
se terminó de imprimir en marzo de 2019 en los
talleres gráficos de Producciones estratégicas
Urb. María Parado de Bellido Mz. K-13
Ayacucho - Perú

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