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LOS ESTADOS MAYORES

Y El ARTE MILITAR
General (r)
ALVARO VALENCIA TOVAR

Cuando se transita por las pra- telectual más eficaces en su labor


deras de la historia —escenarios austera y absorbente. Quien me-
de guerras seculares— las figu- jor definió ese conjunto imperso-
ras de los grandes capitanes se nal que forma los Estados Mayo-
adueñan del panorama global, do- res, fue un inglés, Spencer Wil-
minándolo con su genio. kinson, al intitular su libro sobre
la formidable máquina militar
En la penumbra, cubiertos por
que hizo de Prusia una gran po-
el anonimato, quedan unos hom-
tencia, “El Cerebro de un Ejér-
bres silenciosos, devorados por el
cito” (D,
trabajo sin brillo ni figuración
personal. No serán luminarias ni El Estado Mayor es un servicio
compartirán la gloria de los co- anónimo. Su trascendencia se di-
mandantes victoriosos. Forman fumina tras el deslumbramiento
cuerpos, equipos humanos, cuan- de la fama conquistada por los
to más sólidos en su unidad in- generales en el campo de batalla,

(1) Wilkinson, Spencer: “The Brain of an Army”. Por primera vez se publicó este
magnífico libro sobre el Estado Mayor prusiano en 1891. Causó honda im-
presión en los lectores británicos y norteamericanos, hasta el punto de origi-
nar esfuerzos para desarrollar los Estados Mayores de Inglaterra y Estados
Unidos.
Las consultas para el presente artículo se hicieron en la segunda edición, im-
presa por Constable and Company, Londres, 1913.

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donde aparece su figura solitaria hallan en los ejércitos del Nilo y
pero no ese. cerebro invisible que del Eufrates, en la infancia de la
hizo posible el triunfo. humanidad. En un comienzo fue-
ron organismos reducidos de ofi-
Lo importante en la Historia
ciales de órdenes en torno a Thut-
no.es tanto el conocimiento del
mosis I, hacia el año 1600 antes
pasado como lo que éste pueda
de Cristo, cuando el ejército egip-
dejar en lecciones útiles para el
cio adquiere fisonomía permanen-
presente y el futuro. Una verdad
te y el Faraón conquista a Siria
trasciende de esa Historia: los pe-
y Palestina.
ríodos más brillantes en la exis-
tencia de cualquier ejército, co- La función de inteligencia toma
inciden con la eficacia que el Es- carácter en países extraños, des-
tado Mayor adquirió dentro del conocidos para el invasor. La de
contexto militar del respectivo operaciones al extender la acción
país. Aun conductores iluminados de comando mediante los oficia-
por la chispa del genio, hubieron les de órdenes. Simultáneamente,
de apoyar en la acción de su Es- al desplazar ejércitos a grandes
tado Mayor sus concepciones per- distancias de sus fuentes de apro-
sonales. Más todavía. Muchos visionamiento, surge la. logística.
grandes generales lo fueron en Allí, embrionariamente, se halla
virtud de que conformaron a su la concepción del Estado Mayor.
alrededor grupos selectos, capa- Sun Tzu, famoso estratega chi-
ces de convertir su pensamiento no del Siglo V A.C., escribió en
en acción y de proporcionarles su tratado “El Arte de la Gue-
elementos fundamentales para sus rra” (2): “Lo que capacita a un
grandes decisiones. Contrariamen- general para la batalla y el triun-
te, las épocas de decadencia han fo es el conocimiento previo”. Es
llegado, sin excepción, acompaña- decir la inteligencia militar. Y pa-
das del deterioro o anquilosamien- ra atender debidamente ésta y las
to de los Estados Mayores. demás funciones de asesoría, se
requiere de organismos especiali-
La Edad Antigua zados. La noción pasa de los egip-
cios a los asirios, que emergen co-
Suele pensarse que los cuerpos mo poderosos guerreros a comien-
especializados en asesorar al co- zos del Primer Milenio A.C. De
mandante comienzan con el Siglo éstos a los medos. De los medos
XVII. La verdad es cómo ya se a los persas. La aurora de cada

(2) Sun Tzu, Art of War. Traducción del chino por Lionel Gils, del Museo Bri-
tánico, Departamento de libros Orientales, Edición 1964, Taipei, Taiwan (Chi-
na Nacionalista).

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nuevo imperio coincide. con el famosa falange helénica se dise-
crepúsculo del que le ha prece- ña la sarissa, lanza de gran lon-
dido, pero toma de él lo mejor gitud, que domina las más cortas
que halla. Así va depurándose el de sus adversarios.
concepto de esos cuerpos ase-
Filipo fue un talento organiza-
sores.
dor. Alejandro un genio militar
Persia se vuelca sobre el mun- de concepciones grandiosas que
do de su época. La guerra llega le permiten entrar arrolladora-
hasta las estepas rusas por el Es- mente al difícil reino de la estra-
te y hasta Grecia, entonces en la tegia y aplicarlas con talento tác-
plenitud de su esplendor, por el tico en la batalla. Su uso del Es-
Oeste. El temible ejército forjado tado Mayor fue rasgo singular,
por Ciro se quebranta, comanda- aplicado a los campos de inteli-
do por Darío y luego por Jerges, gencia, logística, administración
ante el espíritu griego que gana de personal y especialidades béli-
las increíbles victorias de Mara- cas que desarrolló al estilo de las
tón y Salamina. Para accionar las catapultas de sitio, simplificadas
falanges helénicas, al igual que a y portátiles, en forma que pudie-
los ejércitos persas de tierra y sen apoyar la maniobra de sus
mar, se dispuso de elementos de falanges móviles. O los puentes
Estado Mayor, como se deduce desarmables con los cuales alla-
de los relatos de Jenofonte y de nó los obstáculos fluviales. Como
sus referencias al abastecimiento ocurriría más tarde con otros con-
marítimo de los invasores. notados capitanes, Alejandro fue
su propio oficial de operaciones.
De Alejandro a César
El Imperio Romano
Filipo de Macedonia es un pro-
ducto del mundo griego. Extra- Tan sólo 200 años después de
ordinario general, forja para su la prematura muerte de Alejandro
hijo Alejandro los instrumentos surge otro general de su calibre,
que habrían de llevarlo en breves fruto de la grandeza imperial de
años a uno de los más altos sitia- Roma. Julio César llena con su
les de la historia. Entre esos ins- recia figura muchas páginas de
trumentos, ya con carácter defi- la historia. Significativamente sus
nido de organismo, se halla el Es- primeras experiencias bélicas son
tado Mayor, compuesto por espe- el servicio que hoy consideraría-
cialistas en técnicas de sitio, lo- mos de Estado Mayor, primero
gística, máquinas capaces de arro- como Ayudante de Campo (Con-
jar proyectiles pesados, ingeniería tubernalis) en la campaña contra
de fortificación. Para vencer la Mitridates, Rey del Ponto; luego

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como Cuestor (cargo administra- las grandes acciones bélicas de su
tivo) del Procónsul Veto en Es- tiempo, el frente de los norman-
paña. dos de Guillermo el Conquista-
dor contra los sajones de Harold,
César unificó el mando dual no tuvo más de un kilómetro de
de las legiones creando el cargo extensión.
de Legado, al que asistían los dos
Tribunos, que antes alternaban Las Cruzadas, empeño colosal
ese mando, como virtuales miem- para la Europa cristiana y feu-
bros de un Estado Mayor en cam- dal, demandaron enorme esfuerzo
paña. A esta misma actividad per- logístico para el ejército aliado,
tenecían los cuestores que aten- a enormes distancias de los paí-
dían los abastecimientos, los con- ses de origen. Quizá a ello se deba
tubernalis la Ayudantía General, que en el período de oscurantis-
los pretores de cohorte que actua- mo militar más largo de la His-
ban como secretarios y auditores toria, la logística haya sido el úni-
de guerra, los especuladores que, co elemento sobreviviente del ní-
en número de diez por legión cu- tido concepto romano del Estado
brían funciones de inteligencia, y Mayor. En Inglaterra lo personifi-
los fabri, ingenieros de campaña. ca el Gran Condestable, con fun-
ciones adicionales de diversa ín-
Del cuestor proviene semánti- dole, lo que hizo de él, como más
camente el cuartelmaestre que, tarde en Francia, un virtual Jefe
por evolución funcional, pasará de Estado Mayor.
del campo logístico al de inteli-
gencia y Operaciones en el ejérci- Ese eclipse de más de doce si-
to alemán, siglos más tarde. Ju- glos halla en la península que vio
lio César, en el cenit de la era nacer la grandeza del Imperio Ro-
pagana, se anticipó mil seiscientos mano, su resurgimiento. Los con-
años a lo que serían los Estados dottieri son mercenarios que
Mayores de los ejércitos occiden- crean, Organizan y entrenan sus
tales, propios ejércitos para ponerlos al
servicio de quien los pague me-
jor. Al hacer de la guerra un ne-
De la Grandeza Imperial a la gocio costoso, deben elevar la ca-
Penumbra del Medioevo lidad de su herramienta de traba-
jo. Y lo hacen sobre los escritos
Poco requerían los nobles de de César, con los que el gran ge-
la Edad Media, enzarzados en in-
neral legó a la posteridad las lec-
terminables contiendas vecinales, ciones de su tiempo.
de un Estado Mayor para dirigir
sus reducidas huestes. Basta con La profesión de condottieri se
pensar que en Hastings, una de esparce velozmente y es en Suiza

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donde aparece un ejército profe- funciones que se asignan al cuar-
sional permanente, que permite telmaestre, acreciendo su impor-
al pequeño país centro-europey tancia hasta hacer de él la figura
una preminencia que sólo termi- dominante en los Estados Mayo-
na un siglo más tarde, en la ba- res alemanes posteriores.
talla de Pavía, ganada por los es-
pañoles de Carlos V contra los Con el tránsito del Siglo XVI
franco-suizos de Francisco 1. al XVII en medio de un casi in-
interrumpido fragor guerrero, la
función de Estado Mayor se hace
Los Precursores del Moderno más consistente y con ello se tec-
Estado Mayor nifica el arte de la guerra. Dos
figuras influyen poderosamente
Luis XI de Francia, al imponer en esa evolución: Mauricio de Nas-
su autoridad a los caballeros feu- sau, heredero del trono de Ho-
dales, crea una fuerza nacional al landa y más tarde Rey de dicho
estilo de Suiza. Es el ocaso de una país, y Gustavo Adolfo de Suecia.
era y el advenimiento de las mo-
narquías guerreras que han de Mauricio desarrolla considera-
disputarse a Europa, con Alema- blemente la artillería y da a los
nia y Francia como actores centra- trenes (bagajes) una organización
les. Los Landskenetchts u “hom- que incrementa la movilidad de
bres de la tierra” en aquella, son su ejército, basándose en los
la versión nacional a las fuerzas Landskenetchts y perfecciona el
mercenarias. Las Compagnies d' ejercicio funcional de los nacien-
Ordonnance en ésta, lo mismo. tes estados mayores.
Son dos conceptos semejantes
que, de distinta manera, reviven
Gustavo Adolfo es uno de los
la noción del Estado Mayor, de- generales más notables del Siglo
purando lo realizado en este sen- XVII. Perfecciona los métodos de
tido por los condottieri. Estado Mayor desarrollados por
Eugenio, añadiéndole los servicios
El sistema regimental de los de Justicia y Culto, que juzga
Landskenetchts opera al rededor esenciales para la moral de su
del Sargento Mayor, investido de ejército. Es un estratega brillan-
funciones administrativas y de en- te, un táctico hábil y un organiza-
trenamiento, al frente de grupos dor excelente, condiciones que le
auxiliares. A su lado aparece el permiten una transformación ra-
Cuartelmaestre, responsable del dical del arte de la guerra sobre
alojamiento y la alimentación del la base de simplificar los medios
ejército. Los desplazamientos im- y perfeccionar los mandos. El
ponen aposentar las tropas y por prestigio entre sus tropas lo cali-
ende reconocer áreas de llegada, fica como gran conductor de hom-

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bres. Prohibió el duelo caballe- rresponde a los reyes militaristas
resco propio de la época, pese a y guerreros introducirlo vigoro-
lo cual dos de sus oficiales le re- samente en sus ejércitos. Es lo
quirieron permiso para batirse. El que hacen Federico el Grande
Rey lo concedió, apareciendo sor- (1712-1786) en Prusia e, inspira-
presivamente en el lugar del com- dos por él sus pocos amigos y
bate. “Procedan pues caballeros, muchos adversarios, en el resto
dijo a los duelistas y deténganse de Europa. Donde el Rey no mar-
tan sólo cuando uno de los dos cha a la guerra con sus ejércitos,
haya muerto. En cuanto al otro, el Estado Mayor es la creación
tengo listo el verdugo para ajus- de los generales en campaña. Así
ticiarlo”. Sobra decir que el due- lo hace para Inglaterra el Duque
lo quedó proscrito en el ejército de Marlborough, el más brillante
desde ese instante. de los generales británicos del Si-
Cuando Gustavo Adolfo cae en
glo XVII.
la batalla de Lutzen (1632) ya ha- Resulta apasionante seguir el
bía dado al Estado Mayor una desenvolvimiento histórico de los
dimensión que perduró doctrina- Estados Mayores a partir de Fe-
riamente. En muchos aspectos el derico, identificar los hombres
monarca sueco reencarna a Ale- que desde cargos de gobierno o
jandro Magno. Este, una vez he- de mando militar realizaron ta-
cho su plan de batalla y emitido reas que trascendieron su época
sus Órdenes, asumía intrépida- y su nación. Sin espacio para ello,
mente el mando del cuerpo en- conviene singularizar ciertos as-
cargado de cumplir la misión de- pectos de la evolución de los cuer-
cisiva. Así definió la batalla de pos asesores en Europa, desde
Arbela, al frente de la caballería, donde se esparcen por el mundo.
sobre su ala derecha. Comandan-
do también el ala derecha cae
a) Selección y Educación
Gustavo Adolfo en Lutzen. El buen
manejo del Estado Mayor aún no Federico de Prusia, al perfec-
había enseñado al Comandante en cionar el instrumento recibido de
Jefe a desligarse del choque físi- su padre, el Rey Sargento, insis-
co, para actuar como director su- tió en las altas calidades del ofi-
premo de la guerra. cial que ingresara al Estado Ma-
yor que, bajo su dirección, alcan-
Los Estados Mayores Modernos zÓ status de cuerpo, es decir de
organismo permanente al que se
El Siglo XVIII es el de la con- pertenecía como a cualquiera de
sagración de los Estados Mayo- las armas tácticas. Este mismo
res. Establecida su necesidad co- criterio se extendió a otros Esta-

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dos Mayores, que así alcanzaron dro el Grande, que contrató un
condición de verdaderas élites distinguido oficial prusiano, Theo-
profesionales. dore Bauer, para la moderniza-
ción del ejército. Once años per-
Este sentido de calidad selec-
maneció Bauer al servicio del Zar,
tiva se pone de manifiesto en una lapso en el cual forjó una exce-
anécdota de Federico. Algún ofi-
lente herramienta directiva.
cial acudió a él en demanda de
reconocimiento a sus méritos, ex-
presando que pese a haberse ha- b) Mando de Tropas y Servicio
llado en todas las batallas de la de Estado Mayor
Guerra de los Siete Años (1756-
63) no había conseguido ascenso Aunque hay oficiales que sobre-
alguno. Federico le replicó tajan- salen en ambas actividades, otros
temente: “También hay una mula resultan mejor equipados para
en la intendencia que estuvo pre- una u otra función. Esta dicoto-
sente en las mismas batallas y si- mía produjo largas controversias
gue siendo una mula de inten- —aún no del todo dirimidas— so-
dencia”. bre la conveniencia de que el
Cuerpo de Estado Mayor, como
Pronto se estableció que no en Prusia y Alemania en algunas
bastaba disponer de Estados Ma- épocas, fuese tan exclusivo que
yores selectos. La guerra se ha- sus miembros pudiesen llegar a
cía más científica y compleja por las más altas jerarquías sin pa-
lo cual había que proveer educa- sar por las filas. La experiencia
ción especializada a los oficiales indica, sin embargo, que los pe-
de Estado Mayor. Federico funda ríodos en que así se procedió pro-
la Academia de los Nobles en dujeron excesiva teorización, se
Prusia para este fin, señalando: interrumpió la mutua corriente
“Eventualmente obtendremos de de influencias saludables y se lle-
ese Cuerpo (el Estado Mayor) cier- gó aún a distanciamientos y anta-
tos hombres que no solamente lle- gonismos tanto físicos como in-
garán a generales en el decurso telectuales.
del tiempo por virtud de grados
y jerarquías, sino, lo que es más
importante, por poseer las cali- c) Literatura de Estado Mayor
dades necesarias”.
Desde los escritos de César que
Casi para la misma época se sirvieron de inspiración a los con-
instituía en Francia el Colegio de dottieri medioevales, documentos
Estado Mayor en Grenoble. En de diversa índole propagaron en
Rusia el proceso tardaría más su tiempo la doctrina de Estado
tiempo, bajo la dirección de Pe- Mayor y la legaron a la posteri-

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dad. Cuando en el Siglo XVII se leónica en Francia (1800) y un
avanzó notoriamente en la contor- año más tarde en Londres: “Ma- e
mación de cuerpos asesores del nuel des Ajutants Generaux et des
mando superior, las experiencias Adjoints Employes dans les Etats-
obtenidas comenzaron a verterse Majors Divisionaires des Armées”.
en documentos, manuales, regla-
Lo que no pudo imaginar si-
mentos y memorias, que fueron
creando una base científica para quiera el Barón de Thiebault al
escribir su pormenorizada obra,
la organización y empleo de los
Estados Mayores y constituyeron fue el servicio que habría de pres-
medios de propagación doctrinal tar con ella a los hasta entonces
de unos países a otros. heterodoxos e improvisados ejér-
citos de la libertad al otro lado
Mientras Federico de Prusia del océano. Su manual, muy pro-
forjaba su formidable “cerebro” bablemente traído por oficiales
militar, Pierre Bourcet en Fran- de la Legión Británica, atrajo la
cia cumplía función similar aun- atención de un General, en cier-
que más discreta. Sus Memoran- ta forma improvisado como sus
da al Rey son antecedentes direc- huestes: Simón Bolívar. El Liber-
tos de nuestras actuales aprecia- tador expidió en su Cuartel Ge-
ciones de situación, documentos neral de Angostura, con fecha 24
razonados en los que el General de septiembre de 1817, un Decre-
presentaba al Monarca los ele to creando el Estado Mayor Ge-
mentos sustanciales para la toma neral, en el que disponía a la vez
de decisiones estratégicas. Más la adopción del Manual de Thie-
tarde, nombrado Director del Co- bault para reglamentar “Cuántas
legio de Estado Mayor en Greno- funciones correspondían antes a
ble, resumió sus experiencias de los Mayores Generales y Cuarte-
guerra en un virtual texto sobre les Maestres, cuyas plazas quedan
la función de estos Cuerpos, que desde ahora suprimidas...” (3.
intituló “Príncipes de la Guerre
No fue simple coincidencia que
de Montaigne”.
a partir de 1817 el Ejército Liber-
Contribución importantísima a tador comenzase una lenta pero
la doctrina sobre Estados Mayo- profunda transmutación. Cuando
res fue el libro del Barón Paul de en Casanare, fusionadas las fuer-
Thiebault, publicado por. primera zas de Venezuela y Nueva Grana-
vez en los albores de la era napo- da, preparaba Bolívar el paso del

(3) Thiebault, Barón Paul de: Manual General del Servicio de los Estados Mayo-
res Generales y Divisionarios en los Ejércitos. Ministerio de la Defensa, Ca-
racas. 1973. Edición facsimilar de la primera publicación en castellano. Ma-
drid, 1818, Imprenta de Don Miguel de Burgos.
Ande, dio a su fuerza una orga- detalle, organizador por naturale-
nización en la que cobran forma za, enérgico y ejecutivo: Pierre
los principios de Thiebault, con Alexandre de Berthier, autor de
un Estado Mayor General a órde- un notable estudio sobre dicha
nes de Soublette y Estados Mayo- campaña: “Documentos sobre el
res Divisionarios con Pedro For- Servicio de Estado Mayor Gene-
toul en la Vanguardia a órdenes ral del Ejército de los Alpes”.
de Santander y José María Cór-
dova, apenas Teniente Coronel, Siendo Napoleón su propio Ofi-
en la Retaguardia comandada por cial de Operaciones, halló en Ber-
Anzoátegui. thier el complemento ideal. Lo hi-
zo Jefe de su Estado Mayor Ge-
El libro de Thiebault es, ade- neral y en ese carácter lo acom-
más, un manual de operaciones pañó con eficiencia impresionan-
que mucho debió de servir a los te hasta su primera caída y des-
militares colombianos para per- tierro a la isla de Elba. Allí de-
feccionar sus técnicas de direc- feccionó Berthier, pasándose al
ción, mando y estado mayor, has- campo de la realeza. Enorme fal-
ta culminar el 9 de diciembre de ta le haría al Emperador en Wa-
1824 en Ayacucho, con el mejor terloo donde fue reemplazado por
de los ejércitos que el continen- Soult, uno de sus Mariscales de
te americano hubiese visto hasta Campo, quien no logró articular
entonces (4), el Estado Mayor con la eficacia
cronométrica de su antecesor.
La Era Napoleónica En el campo contrario el Du-
que de Wellington había diseñado
Durante la Campaña de Italia, y puesto a operar su propio Es-
con la que Napoleón Bonaparte tado Mayor desde la Campaña de
irrumpe arrolladoramente en los España. Era todo un instrumen-
ámbitos de la grandeza militar, to de precisión, dotado de hom-
descubre a un oficial sin brillo bres que el General buscaba y
propio, pero metódico hasta el preparaba cuidadosamente. En el

(4) La preocupación del Estado Mayor Napoleónico por su perfeccionamiento


dio lugar a numerosas publicaciones, además de las de Berthier y Thiebault.
Entre las más notables cabe citar: “Con Napoleón en Rusia” del General Ar-
mand de Caulancourt, que recoge la acción del Estado Mayor y sus relaciones
con Napoleón en medio de la dureza de la campaña. “Service dans les Etats-
Majors” del Coronel Fix. “Triaté sur le Service de P'Etat-Major General des
Armées”, contemporáneo de Thiebault y con numerosas referencias a la obra
de éste. “Manual de L'Officier d* Etat-Major”.

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ejército aliado de Prusia, coman- ción estratégica y el planteamien-
dado por Bluecher, militaba co- to táctico de la batalla, el mando
mo Jefe de Estado Mayor el Ge- operativo.
neral Gneisenau quien, al lado
Contribuyó a ello en parte la
de su antecesor Scharnhost, cons-
personalidad de su Jefe de Esta-
tituye figura primordial en el re- do Mayor General. Berthier era
surgimiento del antiguo esplen- un ejecutor sin imaginación, pero
dor militar de Prusia en tiempos
jamás fue comandante y sus ac-
de Federico el Grande, opacado tuaciones contribuyeron a acen-
ahora por los fulgores napoleó- tuar la tendencia en boga de sepa-
nicos.
rar el servicio de Estado Mayor
Waterloo se convierte así en el del mando de tropas. Por autori-
duelo de dos Estados Mayores, dad delegada del Emperador di-
que acompaña al de los respecti- rigió la concentración del ejér-
vos comandantes en jefe. La coor- cito en Ratisbon durante la cam-
dinación Wellington — Gneisenau paña de 1809 contra Austria. Tan '
opera admirablemente y así Blue- absurdas fueron sus disposiciones
cher alcanza el campo de batalla que los Mariscales, entre sorpren-
en el momento decisivo, inclinan- didos y airados, le reprocharon
do la balanza que ya parecía fa- estar conduciendo la Grand Ar-
vorecer al Emperador. Hoy todo mée a su destrucción. Si Napo-
el mundo habla de los dos gran- león no llega a tiempo para en-
des generales. Pocos conocen lo mendar los yerros garrafales de
que sus Estados Mayores hicie- Berthier, antes del ataque del Ar-
ron a la sombra de esos dos gi- chiduque Carlos, el desastre hu-
gantes. biese sido fatal.
Napoleón no produjo grandes Estos factores de índole per-
transformaciones a los conceptos sonal y humana dieron al Estado
vigentes sobre Estados Mayores. Mayor de Napoleón característi-
Más podría decirse que a su som- cas únicas. El Estado Mayor Im- >
bra poderosa germinó un espíri- perial bajo Berthier era una má-
tu creativo que él inspiró sin pro- quina de acabada perfección, que
ponérselo. En ciertos aspectos liberaba al Emperador de consu-
contradijo conceptos clásicos de mirse en detalles logísticos y ad-
este servicio para acomodarlo a ministrativos, a la vez que ase-
su absorbente conducción de la guraba el cumplimiento exacto de
guerra. Concedió enorme ampli- sus órdenes y disposiciones. Pero
tud a Berthier en el campo admi- Napoleón creó su propio Estado
nistrativo, pero ejerció con su Mayor Personal, La Maison, espe-
personalidad dominante e inteli- cie de Casa Militar de Campaña,
gencia excepcional para la concep- que manejó, por encima y más

270 >
allá del Estado Mayor de Ber- ta por pedir su retiro para pasar
thier, la Inteligencia y las Opera- al servicio del Zar de Rusia, don-
ciones bajo la férrea mano del de sus talentos hallan amplio re-
Emperador (5), conocimiento y funda en 1832 la
famosa Academia Nicolás. Sus
Berthier era un carácter difí-
escritos militares son famosos
cil. Regañón, obsesionado por los
y contribuyeron grandemente al
detalles, celoso del brillo ajeno,
pensamiento universal.
buscaba para sí todo el mérito.
Pero nadie puede negarle su ca- Históricamente la evolución del
pacidad ejecutiva ni su voluntad Estado Mayor ruso ofrece posi-
de acero, entremezclada es cier- tivo interés, pero su paralelismo
to con terquedad exasperante. Ba- con el prusiano, del que recibió
jo sus órdenes militó uno de los influencia permanente desde Pe-
grandes cerebros militares de su dro el Grande, nos releva de dedi-
tiempo: el Barón suizo Antoine carle atención especial dentro del
Henri Jomini. Su brillantez ten- propósito de estos comentarios,
día a opacar a un jefe que lo era por cuanto no aportó al arte mi-
por virtud de la grandeza napo- litar elementos propios.
leónica. Jomini veía claro donde
Berthier sólo hallaba neblina, pe-
La época contemporánea
ro no lograba vencer la obceca-
ción de su superior, aumentada La derrota suele ser espolazo
con los celos que lo movían a re- en el ijar de los pueblos guerre-
chazar porque sí las iniciativas ros. Cuando la Prusia que alcan-
de su subalterno. Jomini como zó la grandeza bajo Federico su-
extranjero en el ejército francés cumbe con su orden lineal ante
no podía entrar en conflicto. Op- las águilas de Napoleón, inicia de

(5) De Napoleón, Director Supremo de la Guerra, dependían directamente y a


un mismo nivel La Maison y el Estado Mayor General. La primera contaba
con una Ayudantía General integrada por 7 Mayores Generales, 3 Brigadieres
y un Coronel, prolongación de la autoridad del Emperador por delegación.
Una Sección de Oficiales de Ordenes con un Coronel y 11 Capitanes y el Gabi-
nete de Guerra, verdadero Departamento de Inteligencia y Operaciones con
tres subdivisiones: Inteligencia, Topografía y Secretaría. El Estado Mayor
Imperial (General) no contaba con Departamentos de Inteligencia ni de Ope-
raciones, lo que resulta bastante significativo. Además de un Estado Mayor
Personal a órdenes directas de Berthier, disponía de un Departamento de Ser-
vicios Generales (Adjuntant Commandants) y cinco de Estado Mayor: Topo-
grafía, Artillería, Policía Militar, Ingeniería y Oficiales Disponibles.
Como puede apreciarse era un EM sencillo, pero la duplicidad establecida
con La Maison le da un carácter bien peculiar que solamente se explica por
la presencia colosal de Napoleón Bonaparte.

+
271
inmediato el resurgimiento con mo esencia misma del poder.
hombres como Clausewitz, el gran Francia absorbe la terrible lección
filósofo de la guerra, Scharnhorst, y comienza a preparar la revan-
Gneisenau y más tarde Moltke, cha. Algo ha quedado impreso in-
que plasman tenazmente el “ce- deleblemente en la Historia: el
rebro de un ejército” de que ha- Estado Mayor es la clave del
blara Wilkinson. triunfo, que dependerá de su ca-
lidad, profesionalismo y eficien-
La victoria, en cambio, suele
cia.
adormecer. La monarquía france-
sa se siente triunfante sobre el
Gran Corso y la fatiga de la glo-
Los Estados Mayores
ria aletarga el espíritu francés.
Se llega así a la confrontación Anglosajones
franco-prusiana de 1870. Napoleón
III ha tratado de revivir la época Curiosamente Inglaterra, pese a
heroica de su antecesor lejano y la sucesión interminable de gue-
dar nueva vida al Imperio, pero rras que engendran su vastísimo e
algo va del sueño a la realidad. imperio, no dedicó al servicio de
El Coronel Stoeffel, agregado mi- Estado Mayor esfuerzos consis-
litar francés en Berlín, envía car- tentes hasta comienzos del pre-
tas angustiosas sobre lo que es sente siglo. La explicación reside
el Estado Mayor de Bismark. El en la naturaleza de sus luchas,
Mariscal Niel trata desesperada- desarrolladas siempre en ultra:
mente de revivir el descaecido Es- mar, con fuerzas expedicionarias
tado Mayor de Francia y acome- obligadas a actuar con sus pro-
te serias reformas a partir de pios medios sin dependencia ni
1867. Es tarde. La guerra contra conexión inmediata con un Gran
Prusia se viene encima y un Es- Estado Mayor General.
tado Mayor llevado al más alto Se ha visto ya cómo sus gran-
grado de perfección por Moltke des conductores militares crearon
el Viejo, con los ferrocarriles con- Estados Mayores en campaña pa-
vertidos en eficaz elementos de ra suplir la carencia de organis-
movilización y concentración, da mos permanentes. El Duque de
a su oponente francés la más con- Marlborough en el siglo XVII a
tundente lección de eficacia. partir de la victoria de Blenheim.
La Guerra del Setenta logra un Más tarde el Duque de Cumber-
viejo sueño germano: la unifica- land, Pitt el Mayor (El Gran Co-
ción del imperio. Bismark, el Can- munero) y James Wolf en el
ciller de Hierro, es su arquitecto XVIII, fallecido este último en
político. Von Moltke su artífice la batalla de Quebec cuando alum-
militar, con el Estado Mayor co- braba como uno de los grandes

272 p
talentos militares de la Historia. un Colegio de Estado Mayor en
Luego el Duque de Wellington el Langres, para preparar su oficia-
>
XIX frente a Napoleón. lidad en cursos acelerados, sobre
la base de experiencias inglesas y
Lo propio ocurre en Estados francesas. Es el comienzo de una
Unidos. Washington clamaba an- auténtica doctrina de Estado Ma-
te los poderes políticos de la re- yor norteamericana, que se afir-
volución por un Estado Mayor, ma cuando, en 1921, el mismo
cuya necesidad había aprendido Pershing convoca un Consejo de
en el ejército inglés contra el cual Oficiales de alta graduación para
luchaba ahora. Un prusiano, el estudiar lecciones de guerra y for-
General Von Steuben, contratado mular recomendaciones relativas
por Franklin en Europa, suplió a organización y funcionamiento
esa urgencia en forma brillante del Estado Mayor.
e hizo posible la acertada direc-
dk ción del ejército revolucionario. Las potencias vencedoras trata:
Más tarde, cuando la guerra lla- ron de borrar para siempre aquél
mada de secesión desgarraba el
monstruo guerrero que durante
país, George Mc Lelland, coman-
dos siglos venía forjando victo-
dante del Ejército del Potomac,
rias: el Gran Estado Mayor Ale-
se quejó amargamente de no dis-
mán, que aún en el desarrollo in-
poner de un cuerpo asesor y Uli-
fortunado de la guerra había de-
ses S. Grant, convencido de su
mostrado su formidable capaci-
urgencia, consiguió organizarlo en
plena guerra, sobre los moldes dad. No lo consiguieron. A espal-
dejados por Von Steuben casi das del Tratado de Versalles el
una centuria más atrás. General Hans Von Seekt preser-
vó el extraordinario aparato, disi-
Tan sólo en los albores del pre- mulándolo en la fuerza de cien
sente siglo las guerras contra los mil hombres que se le permitía a
Boers en Suráfrica por parte de Alemania, y se dedicó en cuerpo
Inglaterra, y contra España por y alma a rehacerlo, estructurán-
Estados Unidos, revelan las defi- dolo sobre las ruinas morales de
ciencias existentes y promueven la derrota. La presencia de Von
esfuerzos de fondo por suplirlas, Hindeburgh en la jefatura del Es-
lo que tan sólo culmina con la 1 tado, héroe nacional y exponente
Guerra Mundial. El General Per- clásico de la casta militar prusia-
shing, Comandante de la Fuerza na, hizo posible aquel renacimien-
Expedicionaria estadinense, hubo to, que Hitler no tardaría en uti-
de crear en el Teatro de Guerra lizar para sus fines.
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La 11 Guerra Mundial tra Escuela Superior de Guerra,
como por la más empírica de la
Los espectaculares avances tec- lucha obtenida por medio del Ba- ww
nológicos, la irrupción masiva de tallón Colombia en Corea, y de las
lo que hoy se conoce como gue- operaciones combinadas en Egip-
rra de material y la masificación to, dentro de esquemas anglo-
de la lucha, dieron a la función americanos.
de Estado Mayor una importan-
cia nunca antes registrada. Nuestro país comenzó a intro-
ducir la doctrina norteamericana
Se escenificó un duelo entre en reemplazo de la alemana de
dos concepciones: la alemana de pre-guerra en la segunda parte
estirpe prusiana y la anglo-ame- del decenio de los cuarentas. Des-
ricana, ágil, creativa e imaginati- de entonces ha realizado impor-
va. La primera produjo las vic- tantes avances en la estructura-
torias espectaculares de la gue- ción de sus Estados Mayores, tan-
rra relámpago y la prodigiosa co- to en los niveles Conjunto y de
ordinación aero-blindada que las Fuerza, como en los tácticos. Las
hizo posibles. La segunda fue ca- lecciones de la Historia, que ape-
paz de producir la respuesta con- nas si se han tocado en forma
dicionada que trajo consigo la uti- resumida en las presentes pági-
lización impresionante de los re- nas, habrán de perfeccionar sus
cursos velozmente movilizados y organismos directivos, que ya re-
volcados sobre Europa. Francia, gistran sólido profesionalismo.
con su alto mando anquilosado en
una mentalidad típicamente de- Thiebault sentencia en su ya
fensiva, fue barrida de la escena comentado Manual: “El objetivo
por la arrolladora “blitzkrieg” de de todo oficial de Estado Mayor
su enemigo histórico. al que se pide un informe debe
ser, rendirlo de inmediato, preci-
Escapa al alcance del presente so, exacto y completo”. Esta ver-
artículo el análisis de esa con- dad relievada en 1808, sigue te-
frontación de mentalidades, acti- niendo plena vigencia en nuestros
tudes y sistemas. La historia, bien días, así como los principios y
reciente por otra parte, penetra fundamentos establecidos sobre
a Colombia en la post-guerra, tan- estos cuerpos anónimos a lo lar-
to por la vía académica de nues- go de los siglos.

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