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DIOS ES NUESTRA FORTALEZA

Hermanos, hermanas, jóvenes hoy nos reunimos en la casa del Señor para reflexionar
sobre la verdad eterna que encontramos en las Escrituras: que Dios es nuestra fortaleza.
En momentos de debilidad, confusión o desesperanza, recordemos que nuestro refugio
seguro es el Todopoderoso.

Salmo 46:1: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones."
En este Salmo, el salmista nos recuerda que Dios no solo es una fortaleza, sino también
nuestro amparo. En medio de las tormentas de la vida, Él se convierte en nuestro refugio,
un lugar seguro donde podemos encontrar consuelo y fortaleza.

Isaías 41:10: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios
que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia."
Esta promesa de Isaías nos asegura que en cada paso que damos, Dios está con nosotros.
Su presencia nos da la fuerza que necesitamos para superar cualquier desafío. No
debemos temer, porque Él nos sostendrá y nos fortalecerá en todo momento.

Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece."


El apóstol Pablo nos enseña en Filipenses que nuestra fortaleza no proviene de nuestras
propias habilidades o circunstancias, sino de la obra redentora de Cristo en nuestras
vidas. En Él encontramos la capacidad para enfrentar cualquier situación, confiando en
Su poder que opera en nosotros.

2 Samuel 22:31: "El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable.
Escudo es Dios a los que en él se refugian."
Este versículo nos recuerda que confiar en el camino de Dios es la clave para encontrar
fortaleza. Su palabra es infalible, y aquellos que confían en Él como su escudo
encuentran protección y fortaleza en medio de las adversidades.

Hermanos y hermanas, recordemos siempre que en Dios encontramos nuestra fortaleza.


No importa cuán difícil sea la situación, Él es nuestro refugio y nuestro amparo. A
medida que enfrentamos los desafíos de la vida, confiemos en Su poder y busquemos
fortaleza en Su presencia constante.

Oremos juntos para que Dios nos conceda la gracia de confiar en Él en todo momento y
en cada circunstancia. Amén.

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