Está en la página 1de 227

Este proyecto fue realizado sin fines de lucro con el único propósito de

compartir la obra del autor, queda totalmente prohibida la venta de este


documento.
Puedes apoyar al autor comprando, reseñando o recomendando sus libros, y
siguiéndole en sus redes sociales.

¡Disfruta la lectura!
Contenido
Sinopsis
Pensé que tenía la vida resuelta.
Hasta que me estrellé al borde de la tragedia.
Ese pico en el que te tambaleas en la línea de la cordura versus la locura.
El momento en el que miras hacia adelante y ves oscuridad, luego miras por encima del
hombro y ves más oscuridad.
El dolor probablemente esté en cualquiera de los dos caminos que elija, pero ¿cuál me
mantendrá intacta?
¿Cuál me hará desmoronarme?
¿Cuántas veces puede sucederle una tragedia a una persona hasta que se rompe para
siempre?
Una, dos, tres…

Crecí en la oscuridad.
Pensé que sabía lo que es caminar por la vida envuelto en un mundo sin luz.
El dolor nunca importó mucho, porque es todo lo que he conocido.
Ella entró en mi vida como una espina afilada que sabía que me desangraría.
Estaba bien con eso, mientras fuera ella la que estuviera a mi lado.
Nunca me di cuenta de que la oscuridad en la que vivía no era del todo oscura.
En realidad, nunca conocí la oscuridad.
Hasta que ocurre una tragedia sobre otra y me siento como una bomba atómica a punto
de detonar.
¿Cuánto tiempo tardará?
Tres, dos, uno…

Grove High School # 2


Advertencia de
contenido
Thorn in the Dark contiene temas maduros que podrían poner
incómodos a algunos lectores. En este libro se incluyen malas
palabras, actividad criminal, uso de drogas, abuso físico y sexual.
Por favor, procede con precaución.
Prólogo

Cuando alguien dice que todo siempre pasa por algo, ¿le crees?
¿Cómo alguien cree que esto es cierto, con toda la tragedia que sucede en
el mundo?
Pasas tu vida intentando ser la mejor persona que puedes ser, solo para que
el mundo termine enviándote un gran jódete.
Entonces, ¿cuál es el punto de intentar ser una buena persona? ¿Cuál es el
punto de siquiera intentarlo?
Después de todo, cuando finalmente llegas al punto de la vida en el que has
tocado fondo, todo lo que puedes ver es oscuridad. Y esa oscuridad… no parece
tan mal lugar.
Tal vez, después de todo, intentar volver a la luz no sea el camino correcto.
Entonces, volveré a preguntar. ¿En serio todo sucede siempre por una
razón?
No me parece.
1

—¡Vamos! —le grito a alguien. Ni siquiera sé quién. Rose, tal vez, para que
ella despierte. O tal vez a Jackson y Logan. Necesito estar en mi casa hace diez
minutos, no sentarme en el asiento trasero de un auto.
Pero sobre todo, creo que me estoy gritando a mí mismo por no haber
llegado a tiempo a Rose.
Deteniéndonos frente a mi casa, envuelvo mi camisa alrededor de Rose para
cubrir la mayor parte de su cuerpo que pueda antes de levantarla en mis brazos y
abrir la puerta de mi casa con una patada de mi zapato.
Estoy enojado. Enojado y triste.
Cuando mi novia desapareció antes, casi perdí la cabeza. Tuve
pensamientos malos, escenarios malos sobre lo que podría haberle pasado. Nada
podría haberme preparado para verla ser violada brutalmente por un hijo de puta
enfermo y drogado de su pasado. Corey.
Ahora está muerto.
Tendré que lidiar con ese lío más tarde, pero por ahora, tengo que lidiar con
Rose.
Acostándola en mi cama, un déjà vu me golpea cuando pienso en la última
vez que la acosté en mi cama después de que fue atacada. La primera vez fue por
un grupo de putas arrastradas de nuestra escuela intentando poner a Rose en su
lugar. No funcionó, y terminamos echándolas de la ciudad después de darles una
paliza. Aunque ellas fueron las que en realidad se golpearon entre sí, esa es una
historia para otro momento. Las cicatrices y el dolor de esas perras se han curado.
Esta vez, no veo que su dolor desaparezca.
Estoy seguro de eso.
Un manto de aire frío cae sobre mí como un manto, helándome hasta los
huesos.
¿Se supone que el infierno debe ser tan frío?
—¿Qué necesitas que hagamos? —dice Logan desde mi puerta, sacándome
de mis pensamientos. Miro hacia atrás y veo a Logan y Jackson rondando,
obviamente sin saber qué hacer. La ira hierve a fuego lento bajo la superficie de
sus rostros, y estoy seguro de que quieren ir y revivir a Corey de entre los muertos,
solo para matarlo de nuevo. Y otra vez.
—No lo sé. ¿Por qué carajo no despierta? ¡Sus ojos están jodidamente
abiertos! —grito, tirando de mi cabello, necesitando sentir dolor en cualquier otro
lugar además de mi maldito pecho.
—Creo que está en estado de shock —dice Jackson, entrando lentamente en
mi habitación. Me mira, asegurándose de que esté bien. Asiento y él se acerca a
Rose, tomándole el pulso y mirándola a los ojos—. Le daría un poco de tiempo
antes de que empecemos a enloquecer. Acaba de pasar por algo traumático.
Probablemente solo esté en ese lugar donde no tiene que sentir nada.
Jackson sabe todo sobre ese lugar. Creció en una vida abusiva y jodida
desde su infancia. Se mudó a Grove en la escuela secundaria, y se unió rápidamente
al grupo con Logan y yo. Su padre terminó trabajando para mi padre, y nos
transformamos de amigos a hermanos sin esfuerzo alguno. Todos nosotros. Yo los
respaldo, y ellos me respaldan. Hasta la muerte.
—Pero, amigo —dice Logan, haciendo una mueca y dándome una mirada
que muestra que no me gustará lo que tiene que decir—. ¿Llevaba un condón?
Quiero decir, ¿tenemos que preocuparnos por…? —Cierra los ojos, pero no tiene
que decir el resto.
Embarazo. Enfermedades.
—¿Puedes ir a buscar esas mierdas? La píldora del día después, antibióticos
y todo eso. —Esto es demasiado, jodidamente demasiado. Si tengo que seguir
pensando más en esa mierda, sé que perderé la cabeza. Ver a Rose pasar por este
dolor ya se siente como un cuchillo en el corazón. No puedo pensar en todas las
otras posibilidades. No seré responsable de mis acciones si lo hago.
Rose y yo hemos tenido nuestros altibajos desde que se mudó a Grove hace
unos meses. No empezamos en buenos términos. Entró en este lugar, pensando que
era un chicle viejo en la calle, siempre manteniendo la nariz en el aire sin un cabello
fuera de lugar en su linda cabecita. No digo que Grove se parezca en nada al lugar
de donde es. Es de una de las ciudades más ricas de todo Minnesota. Perder todo
su dinero la llevó a mi lado de la calle. Y cuando vienes a mi lado de la calle
actuando como si fueras mejor que los demás, no le va bien a nadie.
Al momento en que nos vimos, supe que nuestras mentes se dirigían al
mismo lugar. Ella vio mi oscuridad, y yo vi la suya. Lo único malo de su oscuridad
es que la hace ajena a la mierda que sucede a su alrededor. Tiene suerte de que
sentí una conexión tan profunda con ella. De lo contrario, probablemente no la
habría salvado a tiempo de ese vagabundo pervertido que la estaba abordando.
Lo que se siente como cuchillas de afeitar destrozan mis entrañas. No
importa si la salvé a tiempo del vagabundo asqueroso. Esta vez no pude salvarla,
y este es el momento en que más necesitaba ser salvada.
—Sí, seguro. Oye, Cara ha estado bombardeando mi teléfono. No puede
encontrarnos obviamente, y la gente está empezando a abandonar el Pit. ¿Qué
quieres que le diga? —pregunta Logan, levantando su teléfono y mostrándome al
menos diez mensajes de texto abiertos en su pantalla de inicio.
Cara, maldita sea. La mejor amiga de Rose y mi vecina dolor en el culo.
Cara y Rose se llevaron bien de inmediato y han sido inseparables desde entonces.
Se suponía que Cara se quedaría con Rose toda la noche. Ese era el plan y no estoy
seguro de lo que sucedió entre A y B, pero C terminó con la separación de ellas y,
por supuesto, algo tenía que pasarle a Rose. Otra vez.
No estoy necesariamente enojado con Cara. Pero estoy de tan mal humor
que probablemente sea mejor que se mantenga alejada por ahora.
No ayuda que ahora esté saliendo con mi mejor amigo, Logan. Logan y yo
hemos sido mejores amigos desde que tengo memoria. No recuerdo un momento
en el que no haya sido amigo de él, y la mayoría de mis recuerdos lo involucran de
una forma u otra. Siempre hemos sido amigos, vecinos y hermanos. No creo que
eso cambie nunca. Ha tenido algunos sentimientos cursis por Cara desde, bueno,
desde siempre. Finalmente dejaron caer sus muros y se profesaron sus
sentimientos. Ahora son inseparables y perfectos.
Es asqueroso.
Prefiero mucho más la relación al límite que tengo con Rose. Peleamos más
de lo que no lo hacemos, pero su actitud me excita. La mayoría de los días. Otros
días, quiero doblarla sobre mis rodillas y darle una azotada hasta dejarle rojo el
culo por ponerme de los nervios.
—Tienes que mantenerla alejada. Al menos por ahora. No sabemos qué tipo
de mierda hará. Jackson, ¿puedes encontrar lo que te pedí? Logan, ve y ocúpate de
Cara. Estoy seguro de que va a enloquecer, pero no puedo lidiar con ella. No esta
noche. —Todo lo que quiero hacer esta noche es asegurarme de que mi chica esté
bien. Y tratar de mantener sometido a la Parca.
—Sí, sí. Por supuesto —dice Logan. Ambos comienzan a salir cuando
Logan dice—: ¿Oye, Easton?
—¿Qué? —murmuro sin levantar la cabeza. La angustia que siento por Rose
se está filtrando en mi interior, y estoy siendo golpeado por el agotamiento. Duro.
—Va a estar bien. —Me da una mirada determinada que ninguno de
nosotros siente y sale por la puerta con Jackson, cerrando la puerta principal de un
portazo. Es mejor hombre de lo que yo seré alguna vez, porque quiero ir a mi
camioneta y despedazar a Corey miembro por miembro. Quiero agarrar a Rose y
empujarla dentro de mi cuerpo para que siempre esté protegida.
Quiero matar a mi padre por matar a Leonard, el padre de Rose. Era alguien
en quien Rich Malone solía confiar. Aparentemente, traicionó a mi padre y su
negocio, y esa es razón suficiente para que Rich mate a cualquiera que esté cerca.
Rich Malone, el hombre más despiadado de Minnesota. Traficante de cocaína y
armas, dirige un barco estricto, y de ninguna manera mantiene a sus enemigos
cerca. No, a la mierda ese mantra. Eludes a Rich, y das ese paso directo a un
agujero de dos metros de profundidad.
Desaparecido. Acabado.
Leonard ha trabajado para mi padre, Rich, durante años. Lavó dinero en las
Ciudades Gemelas. Cuando desapareció, Rich supo que algo no estaba bien. Más
tarde llegó la noticia de que estaba trabajando para Sanders, uno de los principales
traficantes de drogas en Michigan. Una cosa llevó a la otra, y descubrimos que
teníamos una rata trabajando para nosotros que venía de Sanders. Siempre hemos
estado en terreno neutral con Sanders y su gente en Michigan. No sabemos
exactamente qué removió la mierda, pero alguien le metió un cuchillo en el trasero
a Sanders y ahora tiene un objetivo en la cabeza. No fue mucho después que
descubrimos que Leonard en realidad estaba trabajando con Sanders. Lo peor de
todo es que, después de que Rose ya se metió bajo mi piel, Rich me dio la noticia
de que Leonard era su padre. Cuando se quedó sin el negocio de mi padre y entró
en el de Sanders, Rose y su madre tuvieron que mudarse a Grove.
Supe que Leonard tenía los días contados al momento en que Rich me dijo
que era un traidor. Simplemente no podría haber llegado en peor momento. Porque
sé en el fondo de mi estómago que Rose vio cómo asesinaron a su padre, y por eso
salió de allí.
Directo a los brazos de Corey.
Corey era el exnovio de Rose. Salieron cuando ella vivía en Woodbury,
pero aparentemente las cosas no fueron muy serias. Al menos, eso es lo que dijo
Rose. Desde que se mudó a Grove, Corey había estado olfateándola como un perro
sin hueso. Como si fuera suya. Perdedor.
También había estado visitando a los traficantes de drogas locales en la
ciudad, comprando un poco de coca y esnifándola como si tuviera experiencia o
algo así. No era así, y acabó muerto en el maletero de mi camioneta. Aunque, estoy
seguro de que tarde o temprano habría terminado matándolo.
Me acerco a mi baño y lleno la bañera. Estoy seguro de que ella querría
enjuagarse la suciedad de esta noche de su cuerpo. Sé que yo quiero hacerlo. La
idea de sus manos, su olor o cualquiera de sus fluidos corporales en su cuerpo es
suficiente para hacerme comenzar una guerra.
Una vez caliente y llena, levanto a Rose de mi cama y la llevo de regreso al
baño, la siento en la bañera y agarro un trapo para limpiarla. Su cuerpo no está
fláccido como el de una persona muerta. No, está despierta, al menos en cierto
sentido. Su cuerpo está rígido y tieso como una tabla. Sus ojos, aún abiertos, están
vacíos. Vacantes y desprovistos de todo. Es como si hubiera dejado su cuerpo,
dejando atrás solo este caparazón de humana petrificada.
—¿Rose? ¿Puedes escucharme? Maldita sea, sé que esto apesta, pero tienes
que atravesar cualquier punto oscuro en el que te encuentres. Rose, vuelve a mí.
—Mi voz se siente cruda por toda la emoción. Todo esto se siente tan extraño para
mí. Mi cuerpo se siente débil incluso cuando mi adrenalina bombea a toda marcha.
Casi siento que me estoy viniendo abajo con algo, pero sé que solo es mi interior
desgarrándose en dos.
Los muchachos y yo solíamos jugar a este juego cuando éramos pequeños
llamado Snake Bite. Agarras su antebrazo con ambas manos, y con una mano giras
hacia un lado y con la otra giras hacia el otro lado lo más fuerte que puedes. Su
piel termina sintiéndose como si estuviera ardiendo y con un dolor insoportable, y
aguantan hasta que no pueden soportarlo más.
Así es como se siente mi corazón ahora. Precisamente así. Estoy aguantando
porque no tengo otra opción, pero mierda, este dolor es brutal.
Mirando a Rose, mi corazón se hunde cuando no me da una respuesta,
aunque no esperaba una. Se ha ido ahora mismo, y si Jackson tiene razón, podría
pasar un tiempo hasta que vuelva a mí.
La froto más fuerte de lo que probablemente debería, pero creo que ella
haría lo mismo si estuviera despierta. Su piel termina enrojecida, ruborizada e
irritada. Pero necesitaba sacar sus manos y su aliento de su cuerpo.
Una vez que la acuesto en mi cama, la arropo y me inclino, inhalando su
aroma y casi ahogándome con la emoción sobrecargando mi garganta.
—Rose, estoy justo aquí y no iré a ningún lado, ¿de acuerdo? Estás a salvo
—le susurro al oído, esperando incluso un tic, una respiración entrecortada,
cualquier cosa.
Dejo escapar un suspiro de cansancio cuando una vez más no obtengo
respuesta y me subo a la cama junto a ella, descansando mi mano sobre su
estómago y dejando que los horrores del día me lleven a un sueño lleno de
pesadillas.

Me despierto con el portazo de la puerta principal. Disparándome en la


cama, miro a Rose y la veo en el mismo estado en que la dejé. Solo que esta vez,
la veo parpadear. Mi corazón salta ante la vista.
—¿Rose? —Me inclino sobre ella, intentando llamar su atención—. ¡Rose!
—grito—. Maldición por Dios, di algo. —La agarro por el hombro y le doy una
sacudida pequeña. Cuando ella no responde, agarro un tazón que está en mi mesita
de noche y sin siquiera pensarlo, lo levanto y arrojo contra la pared. Se rompe en
fragmentos enormes, cayendo al suelo como una triste y dolorosa nevada. Mirando
a Rose, espero algún tipo de cambio.
Parpadea. Parpadea.
Oigo un golpe en la puerta del dormitorio y dejo de intentar obtener una
respuesta de Rose. Ya no sé qué hacer por ella, y me invade un entumecimiento
extraño.
Mirando por la ventana, noto que el sol comienza a asomarse a través de los
árboles. Debe ser temprano en la mañana. Solo voy a darle hasta el final del día.
Si no se recupera para entonces, tendré que llevarla al hospital. No veo otra opción.
—Adelante —me quejo.
La puerta se abre con un crujido, y aparece Jackson con una bolsa pequeña
en la mano.
—Aquí está lo que necesitabas. Pastillas, pastillas y más pastillas. —
Empuja la puerta para abrirla y da un paso adentro. No se ve mucho mejor de lo
que me siento, y me pregunto si el tipo durmió un poco.
—Gracias, amigo. —Las saco y las miro. Parece que agarró todo lo que
necesitaba—. Maldita sea —gimo cuando comprendo que, de manera realista, no
puedo empujar las pastillas por su garganta mientras ella no responde.
—¿Qué? —Mira la bolsa en el suelo—. ¿Me faltó algo?
—No, simplemente no sé cómo se supone que debo hacer que tome esto
cuando no responde ni remotamente.
Frunce el ceño.
—Entonces, ¿sin cambios? —pregunta Jackson, apoyándose contra el
marco de la puerta.
—No. —Miro hacia ella.
Parpadea.
—El parpadeo es nuevo. —Una ligereza que nunca escuché en él ilumina
su voz.
—Sí, pero aún es un maldito cadáver. Ni una palabra, ni un tic, ni un
apretón. Nada. Es como si se hubiera convertido en un vegetal. —Tiro de mi
cabello, sintiéndome finalmente inútil.
Un zumbido comienza en algún lugar de mi habitación, sacándonos de
nuestros pensamientos.
—¿Qué mierda? —Jackson mira a su alrededor, aunque de todos modos
nunca podrías encontrar nada en este lugar, está en un completo caos en este
momento. El parque de casas rodantes en el que vivo ya está en ruinas, las
persianas cuelgan solo de un clavo y la mayoría de las cubiertas del parque se están
hundiendo en la tierra. Nosotros, y por nosotros me refiero solo a mí, mantenemos
este lugar en una forma bastante decente. Eso probablemente tiene algo que ver
con que nunca estoy aquí, pero aun así. Mi habitación es del tamaño de una caja
de zapatos, y lo único que puedo tener en esta habitación es una cama, una cómoda
y una mesita de noche, del tamaño de un microondas en miniatura. Así que, lo que
quiero decir es que aquí es jodidamente pequeño. Y eso combinado con cómo han
ido las cosas últimamente, la mayoría de mi ropa está tirada en el suelo. Se ve
terrible y, para ser honesto, tampoco huele mucho mejor.
—Ese es el teléfono de Rose. —Saco su teléfono del bolsillo de sus jeans
que están tirados en una bola en mi piso.
—Es su mamá —digo cuando miro la pantalla. Mierda, no tengo ni idea de
lo que Rose le dijo a su madre anoche, pero casi puedo garantizar que esperaba
que ella volviera a casa en algún momento. Brenda, la mamá de Rose, es una perra
de clase A con una pizca de alcoholismo. Rose dijo que su nuevo novio la ha
mantenido sobria. Pero si algo he aprendido en la vida es que una vez borracho,
siempre borracho.
—¿Vas a responder? —pregunta Jackson.
—Mierda, no. —Ambos lo miramos sonar hasta que se silencia, solo
después de unos segundos, comienza a sonar nuevamente.
—Amigo, no creo que vaya a dejar de llamar —dice Jackson con una
mueca.
Observo cómo se queda en silencio una vez más, solo para comenzar una
tercera vez.
—A la mierda —digo, deslizando el botón de respuesta y acercando el
teléfono a mi oreja—. ¿Hola?
—¡Rose! ¿Dónde estás…? Espera, ¿dónde está Rose? —pregunta la mamá
de Rose en un tono preocupado, pero molesto.
—Eh… durmiendo. —Me estremezco. Mierda. Debí haber llegado a una
mejor respuesta que esa.
—¿Durmiendo? ¿Quién habla? Ciertamente no suenas como Cara, y esa es
la persona con la que se suponía que iba a ir al cine anoche.
—Así fue. Ella, uhh, ambas están durmiendo. Soy… el hermano de Cara.
—Me estremezco. Mierda, esto seguro me va a explotar en la cara.
—El hermano de Cara, ¿eh? Bueno, haz que Rose me llame dentro de las
próximas dos horas, o llamaré a la policía para denunciar su huida. —La línea hace
clic, indicando que la perra de la madre de Rose me cuelga.
Jackson, que se ve tan abrumado como yo, comienza a frotarse los ojos
exhausto.
—Maldita sea, aún ni siquiera he dormido. No estoy de humor para
psicópatas.
—Necesitamos a Cara —digo sombríamente. Esperaba que Rose estuviera
consciente antes de que trajéramos aquí a Cara. Me preocupa lo que hará Cara, o
cómo reaccionará al ver a su mejor amiga y escuche lo que le pasó. Sin embargo,
ahora no tenemos muchas opciones. La policía irrumpirá en el parque en cuestión
de horas.
Lo cual es terrible, considerando que tengo un cadáver en mi maletero.
—Está bien, primero, tenemos que traer a Cara aquí para que se ocupe de
su madre. Segundo, tenemos que averiguar qué vamos a hacer con ese pedazo de
mierda en mi maletero. Pero, pongámonos en movimiento. Va a empezar a apestar
mi camioneta para la tarde.
Jackson asiente y se va mientras vuelvo con Rose y la observo.
Parpadea. Parpadea.
—Rose, Cara va a venir. Necesitamos que reacciones de una jodida vez. Sé
que es difícil, y sé que estás perdida, pero te necesito. Maldita sea, te necesito tanto,
nena. Por favor.
Ninguna respuesta. ¿Qué va a hacer falta para que salga de esto?
Sintiéndome inútil y necesitando algo que hacer, decido tomar una ducha
hasta que lleguen. Tengo asesinato en mi piel, y eso nunca es un buen sentimiento.
Cuando salgo, me visto y escucho a Logan en la sala de estar, consolando a
Cara llorando.
Estupendo, justo lo que necesito es una mujer emocional en mi casa cuando
ya estoy lidiando con todo lo demás.
—¡Déjame verla! ¿Qué sucedió? ¿Por qué nadie me dice nada? —llora, y
me estremezco por el dolor de cabeza que ya está empezando—. ¡Easton! ¿Qué
carajo pasó? —chilla cuando salgo a la sala de estar, cerrando la puerta del
dormitorio detrás de mí.
—Cara, siéntate —gruño. Si va a entrar en pánico y ser básicamente Cara
con esteroides, voy a tener que echarla.
—¡No! ¡No hasta que me digas qué diablos sucede! —Levanta las manos
en el aire como si la estuviéramos molestando.
No comprende que todos estamos haciendo esto por una razón. Para
proteger a Rose.
—¡Cara, siéntate de una puta vez! —grito, señalando el sofá a mi lado.
Logan entrecierra los ojos ante mi tono, pero no dice una palabra.
Los ojos de Cara se abren por completo, y hace lo que le digo. Logan se
sienta a su lado, apoyando una mano en su muslo, mientras que Jackson se apoya
contra la pared, pareciendo increíblemente incómodo con toda esta situación.
Miro a Logan, pero él no quita los ojos del rostro de Cara.
Cara me mira directamente.
—Dime lo que sucedió.
Aspirando todo el aire del lugar, empiezo:
—Anoche encontré a Rose. Atrás, junto al contenedor de basura. Estaba
siendo violada por Corey, el hijo de puta de Woodbury. Cara, no puedo hacer que
reaccione. Está en algún trance… —No alcanzo a decir el resto cuando Cara deja
escapar un grito horrorizado y nos esquiva a todos e irrumpe en mi habitación.
—¡Rose! —solloza Cara y salta sobre mi cama, pasando su mano por el
rostro de Rose y derramando lágrimas por sus mejillas—. Por favor, despierta.
Siento mucho haberte dejado. ¡Maldita sea, todo esto es mi culpa!
—Cara, detente. Esto no es en absoluto tu culpa —dice Logan, entrando en
la habitación y quitando a Cara del cuerpo de Rose. Es difícil porque Cara tiene
los dedos enroscados alrededor de Rose, pero Logan aun así la levanta como si
fuera un pedazo de papel, para consternación de Cara.
—N-nos prometimos que no nos d-dejaríamos. ¡Mira lo que pasó! Todo
esto es mi culpa —chilla.
—Cara, este tipo estaba tan drogado que no hay nada que pudieras haber
hecho. ¿Qué habría pasado si las hubiera emboscado a ambas? Probablemente algo
aún más horrible. Simplemente no lo sabes. Deja de culparte por las acciones de
otra persona —digo. Sí, tal vez se suponía que debían permanecer juntas, pero
Corey estaba completamente trastornado.
Logan gruñe a mi lado, enojado ante la idea de que algo le pase a Cara.
Debería aprender a seguir mi propio consejo y dejar de castigarme. Pero por
mucho que Cara sea su mejor amiga, y tuvieran un pacto loco de permanecer
juntas, soy su novio. Soy suyo. Soy su oscuridad, y aun así la perdí.
—¿Dónde está el hijo de puta? ¿Lo jodiste? Por favor, dame un arma y
déjame dispararle —sisea hirviendo, saliva vuela de su boca con cada palabra.
Logan, Jackson y yo nos miramos, y luego miramos a Cara.
—Vamos a salir a la sala de estar.
Se produce silencio, y todos miramos en mutismo a Rose antes de salir de
mi habitación. Cierro la puerta detrás de mí, y terminamos parados en un círculo
en mi sala de estar.
—Está muerto —digo.
—¿Qué? ¿Dónde? —Sus ojos están del todo abiertos, pero no parece tan
sorprendida como habría imaginado que estaría.
—Está en mi maletero. —Sus ojos se agrandan aún más ante esto, si es que
eso es posible.
—¿Qué diablos está haciendo en tu maletero? ¿Qué vas a hacer con él? —
Nos mira a todos, pero todos terminan mirándome a mí.
—Bueno, primero que nada. Necesitamos que llames a la mamá de Rose.
Llamó esta mañana y respondí. Terminé diciéndole que soy tu hermano y que está
durmiendo. Amenazó con llamar a la policía si Rose no la llamaba. Necesito que
llames a su mamá, inventes una historia, en realidad, cualquier cosa. Algo para
quitárnosla de encima hasta que Rose se recupere y podamos ocuparnos del
cuerpo.
—De acuerdo. Pero, ¿qué se supone que debo decirle? —Se muerde las uñas
con nerviosismo. Este fin de semana nos está afectando a todos.
—Cara, maldita sea, no lo sé, o de lo contrario se lo habría dicho yo mismo
—espeto. Mierda. Maldita sea. Estoy tan jodidamente tenso. Maldición. No puedo.
Lidiar. Con esto.
—Amigo. —Logan me frunce el ceño.
Suspiro y me doy la vuelta, pasándome una mano por la cara y paseando
por la sala de estar. Podría llamar a Rich, pero tiene que lidiar con su propio
cadáver. También tengo que contarles a los muchachos de eso. Con todo lo que
pasó el último día, no he tenido la oportunidad de decirles que Leonard está
muerto.
Maldita sea.
—Está bien, lo tengo. ¿Dónde está el teléfono de Rose? —pregunta Cara,
chasqueando los dedos cuando se le ocurre una idea.
Corro a mi habitación y agarro el teléfono de Rose antes de regresar y
estamparlo en su palma.
Cara desbloquea el teléfono de Rose (no tengo ni idea de cómo sabe la
contraseña) y llama a su madre.
—¿Hola? —Nos mira brevemente y pone el teléfono en altavoz.
—¿Hola? ¿Es Cara? —La voz preocupada de la madre de Rose resuena a
través del teléfono.
—Sí, lo es. Lamento lo de antes con mi hermano. Es un dolor en el trasero
y no debería estar contestando el teléfono. —Cara me da una mirada de ira y eso
me molesta al instante.
—No me importa eso. ¿Dónde está Rose? —gruñe Brenda.
—Ah, sí. Rose y yo fuimos anoche al cine y debemos haber comido algo
malo. Se durmió pero despertó hace un rato y desde entonces ha estado en el baño
sin sentirse bien. Quería que te llamara y te dijera que estará en casa más tarde, y
que no te preocupes. —La miro con las cejas levantadas. Esa es una gran historia
para inventar en un abrir y cerrar de ojos.
—¿Puedo hablar con ella? —insiste, siempre la mujer decidida. No suena
como si la creyera. Podría ser una historia decente para haber sido inventada sin
previo aviso, pero eso no significa que sea creíble.
—Umm, sabes, déjame ir a comprobar. —Pone su mano sobre el teléfono y
nos mira, encogiéndose de hombros. Volviendo a levantar el teléfono, dice—: Lo
siento, solo está en el baño con mucho dolor. La comida simplemente la atravesó.
Dijo que te llamaría tan pronto como pudiera. —Se estremece a medida que espera
su respuesta.
—Dile que esté en casa esta noche, o iré a buscarla yo misma.
—Lo haré. Adiós. —Cara cuelga el teléfono y lo arroja al sofá—. Mierda,
no se lo creyó. —Vuelve a morderse las uñas y nos mira con ojos preocupados—.
¿Todos estamos jodidos?
—Tal vez, no lo sé. Pero al menos nos compraste algo de tiempo. Gracias,
Cara —digo. Mirando a Logan y Jackson—: Tenemos que lidiar con el cuerpo.
Una vez que se caliente, comenzará a pudrirse allí y no quiero lidiar con esa
mierda.
—¿Qué vamos a hacer con él? —pregunta Jackson, empujándose de la
pared y caminando hacia nosotros.
—Arrojarlo al río. Con suerte, flotará río abajo antes de que lo encuentren.
—Sabes que su padre va a ser implacable buscando su trasero. Si lo
encuentran, podríamos estar jodidos —dice Logan, luciendo inseguro—. Tal vez
deberíamos quemarlo en el bosque y dar por terminado el día.
—Mataré a cualquiera que piense que el violador de Corey fue la víctima
en esto. Si ese maldito hijo de puta tomara un respiro al azar, lo mataría de nuevo.
Y seguiría haciéndolo, cada vez. Ese pedazo de mierda merecía morir, y si se trata
de eso, también se lo diré a su padre —gruño, señalando con mi dedo la cara de
Logan. Si termino yendo a prisión por esta mierda, tampoco me arrepentiré en lo
más mínimo—. Cara, ¿te importaría quedarte aquí mientras nosotros…? —Me
interrumpe el peor ruido del mundo.
Todos nos congelamos con el sonido de los gritos. Nos miramos el uno al
otro y luego miramos hacia la puerta, con los ojos totalmente abiertos y congelados
en el lugar.
Es el peor ruido de todos.
El sonido de los gritos de Rose. Suena como si alguien estuviera metiendo
la mano dentro de su alma y desgarrándola poco a poco. El dolor que sale de su
boca no es algo que nadie deba experimentar. Jamás. Y viene de Rose.
Es de lejos el grito más gutural, doloroso y jodidamente desgarrador que
jamás he oído en toda mi vida.
2

Por favor. Oh, Dios.


Dolor.
Dolor por fuera. Dolor por dentro.
¿Qué sucedió? Maldita sea, por favor, que todo fuera un sueño. Pero, no lo
fue. Porque este dolor es tan insoportable, sé que de ninguna manera fue un sueño.
No pudo haberlo sido.
Mis gritos lo prueban.
¿Siquiera sobreviví?
¿Quería sobrevivir?
Hay un ardor tan profundo dentro de mí que casi tengo miedo de encontrar
su fuente.
Mis oídos están zumbando por los sonidos horribles que salen de mí. Me
pregunto si encontraría sangre si me llevara los dedos a las orejas.
Parece que no puedo parar… los gritos, quiero decir. Al momento en que
parpadeé y vi la luz amarilla del techo de la habitación de Easton, fue como si se
hubiera encendido un interruptor.
Todo se volvió real. Incluso las cosas que no quería que fueran reales.
Cuerpos llenan la entrada en cuestión de segundos, y veo a las únicas
personas que me importan de pie frente a mí con una mirada de miedo en sus
rostros.
Mis gritos se detienen, pero solo porque mi voz se apaga y la sensación en
carne viva en el fondo de mi garganta se siente como papel de lija. Apenas puedo
tragar.
—¿Rose? —Easton avanza hacia mí con paso vacilante. Nunca lo había
visto tan aprensivo. Me alarma y me hace sentir devastada. ¿Qué me pasó?
Sé lo que pasó, pero ¿cómo me pasó esto a mí? ¿Cómo es que esta es mi
vida?
Al momento en que se acerca a la distancia de contacto, mi cuerpo se
bloquea, rígido como una tabla, y me arqueo lejos de él. Sus ojos se disparan hacia
mi cuerpo y lo que está haciendo sin querer. Sus ojos se vuelven negros, y su boca
adquiere un fruncido.
—¿Me tienes miedo? —Se ve herido, y un poco enojado.
No puedo hablar, no solo porque tengo la garganta seca, sino también
porque estoy aterrada de que mi alma salga volando por mi boca junto con las
palabras que Easton quiere que pronuncie. Mi cuerpo tiene mente propia. No
quiero tener miedo de Easton, y no quiero que mi cuerpo se aleje de él como si
fuera quien me causó el dolor.
Sin embargo, no puedo evitarlo, porque el fuego que está quemando vivos
mis órganos es tan doloroso que mi cuerpo se niega rotundamente a sucumbir a
más tragedias. Mi cuerpo elige huir en esta batalla de lucha o huida.
No puedo decir si lo que estoy sintiendo es demasiado, o nada en absoluto.
Me siento congelada en el tiempo, inmóvil como una estatua, y mi cuerpo se siente
cualquier cosa menos mío.
Easton se para allí, obviamente inseguro de lo que debe hacer ahora que
obviamente no quiero su toque.
Todo está borroso, pero sé lo que me pasó. Por la mirada en las caras de
todos, ellos también saben lo que me pasó. Cierro los ojos, incapaz de presenciar
la simpatía y lástima dirigida hacia mí.
—¿Rose? ¿Estás bien? —Cara camina hacia mí al otro lado de la cama
desde donde está Easton. Al momento en que se pone a una distancia de contacto,
mi cuerpo retrocede nuevamente, y me arqueo para alejarme de su toque—. ¿Rose?
—Cara parece herida, como Easton.
A estas alturas no puedo evitar cómo reacciona mi cuerpo. Nadie debería
querer tocarme, ya no. Yo tampoco quiero que nadie me toque. Me siento
destrozada, arruinada y tan completamente sucia. La idea de que alguien me ponga
una mano encima es suficiente para hacerme hiperventilar. Cierro los ojos con
fuerza, avergonzada de estar atrapada en este cuerpo contaminado.
—Rose —murmura Easton, pero no abro los ojos. Saben que aún estoy
despierta por la forma en que mi cuerpo está recto como un palo, rígido con tanta
fuerza que me duelen los músculos—. Cara, haz que tome los medicamentos y
llévala a casa —gruñe Easton antes de salir furioso de la habitación y, finalmente,
del tráiler, la puerta mosquitera cerrándose de golpe al salir. Un momento después,
escucho otros dos pesados juegos de pasos salir del tráiler, dejándonos solas a Cara
y a mí.
No quiero compañía, pero si tuviera que estar a solas con alguien, en este
momento Cara es probablemente la apuesta más segura. El tono de Easton
demostró que es una bomba de relojería, y cualquier cosa podría provocarlo. Con
la situación que está pasando, eso es lo último que cualquiera de nosotros necesita
en este momento.
Abro los ojos y miro a Cara, viéndola retorciéndose las manos a un lado de
la habitación, las lágrimas en sus ojos escapando y terminando corriendo por sus
labios temblorosos. Cuelgan de su labio inferior por unos momentos, rebotando
con sus labios temblorosos antes de hacer su gran escape al suelo.
Las lágrimas compasivas de Cara delatan que no quiere estar cerca. Yo
tampoco.
—Rose —solloza Cara—, lo siento mucho. Nunca debí dejarte. Todo es mi
culpa. Si te hubiera seguido hasta el baño como nos prometimos, nunca habrías…
—Se ahoga.
Lo que quería decir es, nunca habría sido violada.
Cierro los ojos y me alejo de ella, enterrándome bajo las sábanas con el
aroma de Easton. Puede que no quiera que me toque, pero eso no significa que no
encuentre consuelo en nada que huela a él.
La oigo alejarse de mí y el susurro de una bolsa, seguido del sonido de una
botella al abrirse.
—Rose, ¿puedo darte esto? Tienes que tomarlas por si acaso… —Guau,
simplemente no puede pronunciar las putas palabras, ¿verdad?
Aunque tiene razón. Y eso me pone increíblemente triste. Una oscuridad
que no me di cuenta de que una sola persona podía sentir se filtra en mi corazón y
cubre cada pedazo de luz que tengo en mí.
No podía ni imaginarme sosteniendo a un niño con la cara de mi violador
mirándome fijamente. Solo pensarlo me hace querer acurrucarme en mí misma.
Me pregunto qué le pasó, a Corey, quiero decir. Qué le hicieron Easton y los
chicos.
Pero espera, lo recuerdo. Recuerdo escuchar el rugido de Easton y el sonido
de sus puños conectando con un cuerpo.
Recuerdo los sonidos de los lamentos de Corey. Sus gritos para que el dolor
se detenga. Para que alguien lo ayude. No pareció escuchar mis súplicas. ¿Acaso
se merecía que alguien más escuchara las suyas?
Recuerdo el sonido de un arma disparándose, sacudiendo mi pecho y
haciendo que mis oídos zumbaran. El sonido de salpicaduras de sangre y materia
cerebral conectando con el concreto.
Entonces, no hay más lamentos. El silencio que se alzó del lugar y aquietó
los sonidos de la ciudad a mi alrededor. Lo único que podía escuchar era el latido
feroz de mi corazón en mis oídos haciéndose más fuerte con cada segundo.
Lo recuerdo todo; no recuerdo haber visto nada, pero mis oídos recordarán
cada sonido que sucedió esa noche durante toda la vida.
Y, por último, recuerdo sentir la sensación de muerte arrastrándose sobre
mí, como en el momento en que murió Corey, su espíritu tuvo que cernirse sobre
mi cuerpo solo para asegurarse de que conquistaba lo que había venido a buscar.
Tenía que estar seguro de arruinarme para todos los demás antes de ser arrancado
de esta tierra y arrastrado al infierno.
Bloqueando mis recuerdos, extiendo mi mano y me estremezco cuando
siento las pastillas pequeñas caer en mi palma. Manteniendo los ojos cerrados, me
las llevo a la boca y extiendo la mano una vez más para tomar el agua, tragando
las pastillas y tragando la mitad del agua para calmar mi garganta de papel de lija.
—Rose, Easton dijo que tu mamá ha estado llamando. Deberíamos ir allí,
quitárnosla de encima por un rato —dice en un tono suave.
Mamá.
Casi sollozo. Desearía que mi mamá fuera alguien a quien pudiera correr
llorando, que me abrazara y consolara. Pero sé que nunca podría decirle lo que
pasó. La idea de decir las palabras en voz alta a alguien parece imposible. Podría
decirlo para siempre en mi cabeza, pero ¿dejar que estos pensamientos salgan de
mis labios? De ninguna manera.
Me entierro más profundo en las sábanas y pretendo quedarme dormida.
Adoro a Cara, pero en este momento, no necesito una amiga. Necesito silencio.
Necesito soledad. Necesito oscuridad.
La escucho suspirar y caminar hacia la sala de estar. Un momento después,
la escucho hablando por teléfono.
—Logan. Sí, se las tomó. No lo sé. No parece en absoluto bien. Logan, estoy
tan preocupada. —Solloza un poco—. Lo sé, lo sé. Le pedí que fuera a la casa de
su madre, pero no se mueve. Ni siquiera está hablando, ni una palabra. Te lo digo,
la mirada en sus ojos no es Rose. No sé qué hacer.
La tristeza se derrama sobre mí. Desearía poder salir de esta puta mierda,
pero mi cuerpo, mente y corazón tienen planes diferentes sobre cómo lidiarlo.
—Lo sé, lo intenté… ¿Easton? No. ¡Easton… Easton! —susurra a gritos—
. Por favor, Easton… está bien, espera. —La escucho caminar de regreso a la
habitación de Easton, y luego su voz azota a través del altavoz.
—Rose, sé que esta mierda apesta, y sé que no quieres a nadie cerca de ti o
que incluso hable contigo. Ni siquiera voy a pretender que entiendo por lo que
estás pasando, pero debes levantar tu trasero e ir a tu casa a calmar a tu madre
antes de que mande a la policía. Si alguien descubre lo de Corey, descubrirá que
yo lo maté. Iré a prisión, y probablemente también Jackson y Logan —dice, la
irritación y el agotamiento cubriendo su voz.
Easton definitivamente iría a prisión porque admitirá el asesinato con una
sonrisa en su rostro. El padre de Corey no se detendrá hasta que descubra lo que
pasó. Derribará todo este pueblo si le conviene. No puedo dejar que mi madre lleve
el rastro de pistas hasta Easton, y en lo que a mí respecta lo haría al cien por ciento.
Saco la cabeza de las sábanas y miro a Cara, asintiendo y escuchando
mientras regresa a la sala de estar para hablar con Easton.
—Creo que funcionó. Te dejaré saber cómo va. Chicos, ¿cómo van? De
acuerdo, adiós. —Cuelga el teléfono y deja escapar un suspiro—. Mierda, maldito
imbécil —murmura para sí antes de volver a entrar—. Muy bien, ¿estás lista para
salir? —Extiende su mano para ayudarme a levantarme, pero se da cuenta de su
error rápidamente cuando me alejo de su mano y la miro como si fuera una bomba
activada—. Lo siento, cierto. Ya no quieres que te toquen. Entiendo
completamente. —Se mueve por la habitación de Easton, juntando todas mis cosas
y arrojándolas en una bolsa de lona al azar que debe haber encontrado en alguna
parte.
Sé que tengo que moverme. Mi mente está lista para moverse. Mi cuerpo,
por otro lado, se niega a moverse. Se niega a aceptar el hecho de que no, lo que
pasó no fue un sueño.
Allí acostada, en la cama de Easton, siento que estoy protegida en esta
burbuja donde nada ni nadie puede llegar a mí. Si me muevo de esta cama, si dejo
esta casa y me enfrento a todos, esto se hará real.
Siento que todos lo sabrán. Me mirarán y podrán ver la palabra víctima
escrita en mi frente. No quiero eso. No quiero que me etiqueten como una víctima,
y no quiero que la gente sienta pena por mí.
Solo quiero… no sé lo que quiero.
Retroceder en el tiempo. Estar sola. Estar con alguien. Seguir adelante. No
haber sobrevivido. Algo, cualquier cosa, en realidad. Solo sé que lo que estoy
sintiendo es una oscuridad tan oscura que apenas puedo ver. Y tengo miedo de
encender la luz.
Sin embargo, necesito ver a mi madre. Una vez que vea que estoy de una
sola pieza, eso le impedirá llamar a la policía. Es lo menos que puedo hacer por
Easton. Él asesinó por mí. Y ahora tiene que limpiar mi desorden. Estoy segura de
que no está molesto por el hecho. Ha tenido algo contra Corey desde que me vio
con él en Starbucks. Corey realmente no ha ayudado en el asunto, acosándome
constantemente e incluso yendo tan lejos como para ponerme las manos encima en
un parque cerca de mi casa. Afortunadamente, Jackson y Logan estaban siendo
acosadores y me seguían. Esta tragedia podría haber ocurrido mucho antes si no
me estuvieran siguiendo. ¿Y entonces qué? ¿Corey me habría dejado o me habría
llevado a alguna parte? Tal vez habría terminado en uno de esos carteles de
“DESAPARECIADA” en grandes letras en negrita pegadas con una foto en blanco
y negro de mi cara en el frente.
Me estremezco solo de tener ese pensamiento.
Me pregunto si Rich sabe lo que pasó, pero luego frunzo el ceño al pensar
en el nombre de ese hombre. Mató a mi padre, y me pregunto si Easton lo sabe.
Estoy segura de que Rich está lidiando con encubrir su propio cadáver en este
momento.
Casi me rio de la situación en la que me he metido. Giro a la izquierda;
muerte. Giro a la derecha; muerte.
¿En qué dirección se supone que debo girar?
Voy a ir directo. Solo espero que no conduzca a más muertes.
Quito las sábanas con ese pensamiento, y me siento en la cama. Mi ojo, que
Corey golpeó varias veces, está casi cerrado por la hinchazón. Mi cuerpo se siente
asqueroso, y ni siquiera puedo pensar en el dolor que siento entre mis piernas.
Cara está de pie en la puerta con una mirada comprensiva en su rostro y no
puedo soportar ni un segundo más, así que abro la boca y dejo que las palabras
salgan de mis labios, cosa que se siente como si vidrio me atravesara la garganta.
—Para. —Levanto la mano para enfatizar porque mi voz grave apenas
suena como la mía—. Ya basta de miradas comprensivas. Es jodidamente
suficiente. —Cada palabra duele cuando atraviesa mi garganta, y termino
estremeciéndome por la mitad.
Sus ojos se abren del todo, y su boca se abre por la sorpresa. Mi voz, que
suele ser femenina con un ligero tono áspero, suena completamente diferente a la
mía. No estoy segura si Corey dañó mis cuerdas vocales cuando envolvió sus
manos alrededor de mi cuello o si el trauma en mi cuerpo simplemente apagó algo,
pero esta voz áspera saliendo de mi boca me suena extraña.
—¿Q-qué le pasó a tu voz? —Me mira preocupada y frunzo el ceño, lo que
hace que oculte sus expresiones.
Me encojo de hombros. Me duele hablar, y todo lo que ha pasado tampoco
me hace sentir muy habladora.
—Está bien, bueno, ¿estás lista para salir? —Intenta ser una Cara optimista,
pero la cadencia de su voz delata su inquietud.
Sacudo la cabeza en afirmación, pero lo que en realidad quería decir es que
no.
Después de una última mirada hacia mí, ambas salimos.
3

Conduciendo por la carretera junto al río Mississippi, voy a nuestro lugar


habitual junto al almacén. Hay un área pequeña que está limitada por edificios
viejos y abandonados, y la pequeña parte del río que es accesible es muy remota.
Lo mejor de esta zona es que la corriente del río es relativamente rápida. Lo que
entra hoy aquí no estará mañana aquí, eso es seguro.
Además, nadie baja nunca aquí, y el único acceso para llegar está bloqueado
por Logan y su auto.
Jackson y yo estacionamos justo al lado del río. Apagando la camioneta,
ambos saltamos y caminamos hacia la parte de atrás. Abro el maletero y dejo
escapar un suspiro pequeño de alivio.
El hijo de puta aún no huele mal. Si tuviera que abrir mi maletero a un
cuerpo podrido, perdería completamente mi mierda.
Jackson se estira y tira del tobillo de Corey, empujándolo hacia nosotros y
revelando a un hijo de puta muy, muy muerto.
Los pantalones aún envueltos alrededor de sus muslos, su polla jodidamente
muerta yace inerte contra su pierna. No puedo evitarlo, al momento en que veo su
pene expuesto, mi puño adquiere mente propia. Le doy un puñetazo en la cara, una,
dos veces, y solo me detengo al tercero porque Jackson me aparta.
—Easton, ya está jodidamente muerto. Detente. —Jackson me empuja
hacia atrás—. No podemos estar aquí para siempre. Tenemos que arrojar el cuerpo
e irnos. A menos que quieras llevarlo de vuelta al almacén. —Quiere decir, a
menos que quiera cortarlo en pedacitos o algo así.
—Nah, no vale mi puto tiempo. Excepto, espera. —Saco la navaja
automática de mi bolsillo trasero y libero la hoja, girándola y pensando en lo que
quiero hacer. Con mis limitaciones de tiempo, en realidad solo tengo una opción.
Agarrando su pequeño y fláccido pene con un gruñido, corto en la base y observo
la poca sangre que quedaba en su cuerpo goteando por su pierna. Una vez que su
pene está completamente cortado, abro la boca del hijo de puta y lo empujo lo más
profundo que puedo en su garganta.
Eso, es al menos algo satisfactorio.
Miro a Jackson y lo veo observándome con una combinación de dolor y
diversión.
—Vamos. —Agarro sus piernas, y Jackson agarra sus brazos, y juntos,
arrastramos el cuerpo hasta el agua, lo balanceamos una, dos veces y lo lanzamos.
—Maldito violador —murmura Jackson.
—Mierda, debí haberlo matado en el parque. —No sé si Rose se va a
recuperar de esto, y eso me asusta más que nada.
—No, no deberías haberlo hecho. Eso fue a plena luz del día en medio de
un barrio. Te habrían visto, y habríamos tenido a tu padre en nuestros culos. Al
menos de esta manera, podríamos tener una oportunidad —intenta razonar
Jackson, pronunciando más palabras en una oración de las que suele dejar escapar
en todo un mes.
—Puede que no nos hayan atrapado matándolo, pero su padre vendrá a
husmear. Siempre lo hacen. —Suspiro. Rich va a estar tan cabreado con este giro
de los acontecimientos.
—Sí, lo sé. —Vemos cómo la corriente sumerge el cuerpo de Corey y
comienza a llevarlo río abajo. Una vez que ya no está a la vista, ambos nos
volvemos hacia mi camioneta—. Voy a ver cómo está Rose.
—Hombre, buena suerte. Haré que Logan me lleve. —Me da un
asentimiento pequeño y se va al auto de Logan.
Me subo al mío y observo cómo Logan y Jackson se desvanecen en la
distancia, sentándome en mi asiento y dejando escapar un suspiro de agotamiento.
Espero que lo que sea que Rose está pasando desaparezca con el tiempo.
Desde que la conocí, su vida ha estado llena de muerte y dolor. Espero que ella no
piense que alguna vez le causaría dolor voluntariamente, o que estar conmigo
significa que su vida siempre estará llena de tragedia. Puedo obligarla a estar
conmigo, ser el imbécil que suelo ser. Pero, con su situación, podría alejarla de mí.
Quiero ser capaz de superar esto y salir más fuerte.
Pero, ¿podemos sobrevivir? No estoy muy seguro de eso. Me miró como si
yo le hubiera causado dolor.
Como si fuera mi culpa.
Enciendo mi auto y me dirijo hacia la casa de Rose. Esta noche lidiaría con
esto, y mañana, lidiaría con Rich.

Mirando por la ventana de la habitación de Rose, la veo acurrucada en su


cama, y a Cara tendida en el suelo, profundamente dormida.
Rose no está dormida.
Puedo sentir la pesadilla repitiéndose en su mente, manteniéndola en algún
tipo de estado durante todo el día. No totalmente despierta, pero ni siquiera cerca
de estar dormida.
Solo ahí.
No quiero asustar a Rose, pero intenté colarme por la puerta principal, que
estaba cerrada con llave. No puedo ir y llamar o tocar el timbre. Creo que la madre
de Rose me colgará boca abajo por las bolas.
No he hablado con Rose, en absoluto. Y no he hablado con Cara desde que
estuvieron en mi casa, así que no tengo ni idea de qué estado de ánimo tiene nadie.
Voy a ciegas.
Abriendo la ventana, me deslizo lo más silenciosamente posible. Sin
embargo, eso no significa nada si la persona ya está despierta.
Rose salta y me da una mirada de absoluto terror antes de darse cuenta de
que soy yo. Sin embargo, lo que me molesta es el hecho de que incluso cuando se
da cuenta de que soy yo, esa mirada no desaparece por completo. Ligeramente,
pero la seguridad que sé que solía encontrar en mí se ha ido.
¿Por qué? ¿Es porque no la salvé a tiempo? ¿Ahora siente algo de odio
contra todos los hombres? ¿Qué hice?
Cara, por otro lado, aún yace noqueada en el piso del dormitorio.
Me acerco a Cara y le doy un empujoncito en el hombro para despertarla.
—¿Qué mierda? ¿Qué? ¿Qué ocurre? —Se dispara enseguida y mira hacia
Rose—. ¿Está todo bien? —Rose le da un asentimiento pequeño—. ¿Qué estás
haciendo aquí? —me pregunta, frotándose los ojos para quitarse el sueño y
luciendo exhausta.
Creo que todos nos sentimos igual.
—Cara, ya puedes irte a casa. Me encargo desde aquí —digo a medida que
me quito los zapatos en silencio. Incluso si no me quieren aquí, de ninguna jodida
forma voy a dejarla cuando claramente está sufriendo tanto. Tal vez esta sea
nuestra vida a partir de ahora. Rose odiándome, y yo aferrándome a ella como una
pelusa pegajosa.
—Um, ¿qué? Estaba planeando quedarme a pasar la noche. —Se frota los
ojos para quitarse el sueño y me mira, confundida.
—Sí, y ahora estoy aquí. Así que vete a casa, y Rose te verá mañana.
—¿Rose? —pregunta Cara. Por mucho que esté siendo un dolor en mi
trasero en este momento, tengo que apreciar que cuide de su amiga. Mi novia.
Miro a Rose y la veo morderse el labio hasta que estoy casi seguro de que
puede sentir el sabor cobrizo de la sangre empapando su lengua.
La tristeza se hunde en mi estómago y me hace sentir como si me estuviera
encogiendo unos cinco centímetros.
—¿No me quieres aquí? —Sueno como una perra quejica, pero ¿en serio?
Mira de Cara a mí y viceversa, mordiéndose el labio y haciendo que
cualquier esperanza que tengo para nosotros se desvanezca en la oscuridad.
Mis hombros se desploman en derrota. Nunca la presionaré. Quiero decir,
probablemente lo habría hecho hace unos días, pero después de la mierda por la
que acaba de pasar, lo que dice es válido.
Me doy la vuelta, y empiezo a ponerme los zapatos cuando el leve chirrido
de un sonido al que no estoy acostumbrado flota en mis oídos.
—Quédate.
Giro la cabeza bruscamente y la esperanza florece en mi pecho como un
globo.
—¿Quieres que me quede?
Asiente en afirmación. Mirando a Cara, veo que ella y Rose intercambian
una mirada antes de que Cara me mire.
—Tienes suerte, E. Ese piso es jodidamente incómodo. No es que mi cama
sea mucho mejor, pero mierda, me duele la espalda. —Se vuelve hacia Rose y la
mira con seriedad—. Te veo mañana. Escríbeme si necesitas algo, y me refiero a
cualquier cosa, ¿de acuerdo?
Rose le da un asentimiento pequeño, y Cara sale por la puerta del dormitorio
de Rose. Mucho más fácil que la forma en que tuve que entrar aquí.
Me acerco al borde de la cama de Rose, pero no me subo. Por cómo
reaccionó a mi cercanía antes, ya no sé qué puedo y qué no puedo hacer.
—¿Qué le pasó a tu voz? —empiezo.
Mierda. Soy tan tonto. Juro que a veces no tengo tacto. Debería haber dicho
simplemente: “Vaya, tu voz suena jodida”.
La garganta de Rose rebota con su intento por tragar como si estuviera
deshidratada, pero la botella de agua casi vacía en su mesita de noche cuenta una
historia diferente. Aclarándose la garganta dos veces, finalmente habla.
Finalmente.
—No sé. Por la asfixia. Por gritar. Maldita sea. —Se frota la garganta y se
estremece.
—¿Duele? —Obviamente, duele, idiota. Oh, maldición. Si siente tanto
dolor por culpa de ese hijo de puta incluso ahora que está muerto, prenderé fuego
a su casa. Tal vez todo el pueblo de Woodbury.
Ella asiente.
—Un poco mejor que antes. Poco. —Pellizca el pulgar y el índice y trata de
sonreírme.
Pero, no funciona. La mirada en sus ojos es angustiada. Y no hay nada
gracioso en eso para mí.
Frunzo el ceño.
—Rose, lo siento mucho. En serio, lo siento mucho, mucho.
Se encoge de hombros como si ya lo estuviera superando, pero sé que no.
Cada vez que levanto la mano para enfatizar algo, sus ojos se concentran en ello
como si estuviera empuñando un arma. Se ve aterrorizada por un momento, pero
luego intenta disimular cuando se da cuenta de que la estoy mirando.
—Mi papá. Muerto. —Me mira directamente a los ojos cuando dice esto. Y
maldición. Sigo olvidando al estúpido de Leonard. Corey está ocupando mucho
más de mi mente de lo que merece.
Suspiro. Sabía que esto vendría.
—Entonces, ¿sabes sobre eso, eh? Mierda, lo siento, Rose. Iba a contarte lo
que estaba pasando, pero no quería decir nada hasta que supiera toda la historia.
No tenía idea de que Rich iba a matarlo. —Bueno, pensé que era una posibilidad,
pero esperaba que, por el bien de mi jodida relación, mostrara un poco de piedad.
—¿Lo… sabías? —Inclina la cabeza hacia un lado, luciendo herida, pero
no sorprendida.
—No tenía idea de que Rich iba a hacer algo. Rose, escúchame. Me acabo
de enterar que de hecho tu papá estaba trabajando para mi papá. Ha estado
desaparecido durante meses. Me encontré con él la otra noche, le dije que tenía
que hablar con Rich y arreglar esta mierda. Y luego encontré a mi papá anoche
cuando te estaba buscando, y Leonard ya estaba muerto. Lo siento, Rose. ¡Maldita
sea!
Me paso las manos por el cabello. Esta mierda no está yendo cómo se
supone que debería ir. Rose ya ha pasado por suficiente. Ya hemos pasado por
suficiente. Pero no, las mierdas siguen explotando de diestra a siniestra. Por todas
putas partes.
Mirando de nuevo a Rose, veo lágrimas deslizándose por sus mejillas, y casi
me parte en dos.
—Vamos, nena, por favor, no llores. —Olvido que se asustó antes y camino
hacia ella, con la intención de secarle la cara.
Gran error.
Se aparta de mí tan rápido que sale volando del respaldo de la cama y se
golpea la cabeza contra la mesita de noche.
—Ughhhh —medio gime y medio llora.
—Mierda, Rose. Lo siento. —Quiero ayudarla a levantarse, pero ni siquiera
me deja acercarme a ella.
Poniéndose de pie, me da una mirada que tiene tantas emociones que podría
escribir un maldito libro con todas ellas antes de volver a esconderme bajo la
seguridad de sus sábanas.
—Jó-de-te —dice con voz áspera. Su voz suena diferente, pero igual. Es un
poco sexy, pero saber de dónde vino solo me causa dolor.
—¿Por qué? Quiero decir, te dije quién soy. Lo que hago. ¿Qué pensaste
que iba a pasar cuando empezáramos a vernos, que nuestras vidas serían como una
maldita caja de bombones? No, Rose, traigo una maldita oscuridad. Oscuridad,
muerte y destrucción. Es todo lo que he conocido. Pensé que lo sabías. —Contiene
la respiración y una mirada tan similar a como solía mirarme cruza su rostro. Solo
me hace más decidido—. Traigo oscuridad, y tú, Rose, eres mi cómplice. Estaba
tan perdido en lo desconocido, y tú me despertaste. Choqué con tus bordes afilados
y maldita sea, me despertaste. Siempre pensé que no importaba lo que se
interpusiera en nuestro camino, lo conquistaríamos. ¿Es aquí donde termina? ¿Es
aquí donde terminamos? —Mi garganta se llena con una emoción que es tan
extraña para mí. Nunca había sentido esta desesperación por alguien a quien podría
perder. Ni con mi mamá, ni con Rich, con nadie.
Quiero arrastrarme muy lejos de estos sentimientos, huir de esta necesidad
insoportable de aferrarme a Rose. Quiero encadenarme a ella y nunca dejar que se
vaya. Quiero construir una fortaleza tan inexpugnable que incluso yo apenas pueda
alcanzarla. Quiero abolir la raza humana y dejarnos solo a nosotros dos en pie.
—No. Quiero. Eso —gruñe Rose—. Terminar. Creo. No sé. —Parece
disculparse, pero el solo hecho de que se incline hacia nosotros sin querer terminar
es casi suficiente para ponerme de rodillas.
—Estaré de acuerdo con lo que sea para lo que estés lista o para lo que no
estés lista. No quiero presionarte, ninguno de nosotros lo hace. Seguiremos a tu
ritmo. —Quiero besarla con todas mis jodidas ganas por darnos una oportunidad,
pero por la forma en que su cuerpo está tenso desde el cuello hasta los dedos de
los pies, sé que no está lista para que nadie la toque. Sobre todo yo.
Se inclina en su cama y toma su teléfono de la mesita de noche. Al
desbloquearlo, la miro con la cara en blanco mientras sus dedos vuelan sobre las
teclas, escribiendo un texto.
Un momento después, mi teléfono suena con un mensaje. Sacando mi
teléfono de mi bolsillo, leo lo que ella escribió.
Rose: Es más fácil hablar así. Easton, me duele la garganta. En realidad,
me duele todo el cuerpo. Por dentro y por fuera. Solo… no puedo superar esta
mierda con mi papá. ¿Cómo puedo perdonarte por completo o incluso confiar en
ti si me ocultaste este gran secreto? ¿Conocías a mi padre? ¿Ni siquiera pensaste
en decirme que estaba metido en algo serio? Conoces a tu padre. Sabes el tipo de
persona que es, pero me dejaste en la oscuridad cuando el mío estaba en graves
problemas.
—Lo sé. Yo… mierda, la cagué. Pero, tienes que entender. No es tan simple
como darse cuenta de que ustedes dos están relacionados y simplemente venir a ti
y hacértelo saber. Están pasando mierdas grandes con el negocio, y tu papá fue una
parte importante de eso. No puedo arriesgar el negocio. Pero más importante aún,
no iba a ponerte en peligro cuando aún ni siquiera sabía toda la historia. Cuando
me di cuenta de todo, ya era demasiado tarde. Ahí es donde la cagué, y lo siento
mucho, Rose.
Rose: No lo entiendo. No entiendo tu estilo de vida o la razón por la que
haces la mitad de las mierdas que haces. Todas estas cosas horribles que han
sucedido desde que me mudé aquí, parecen interminables. La única similitud es
que siempre es en el Pit. Siempre es a tu alrededor.
Trago pesado, y la sensación en mi garganta vuelve. Es difícil de tragar. La
verdad de su afirmación es como una miel amarga ahogándome con su espesura.
Rose: Pero no puedo negar la realidad. La única persona que me salva una
y otra vez, eres tú. Nunca podré pagarte por eso.
—No quiero ningún puto pago. ¡Solo te quiero a ti! —susurro un grito, la
ira irradiando a mi mandíbula. Aprieto los dientes con tanta fuerza que siento que
se van a partir por la mitad. Estoy enojado, y no puedo gritar. Quiero ir y tocar a
mi chica, pero tampoco puedo hacer eso. Estoy atascado, susurrando y solo. Es el
peor sentimiento del mundo.
Rose: ¿Cómo puedes quererme después de todo lo que ha pasado? Apenas
puedo mirarme en el espejo. ¿Cómo puedes siquiera soportar verme?
Gime cuando presiona enviar, y quiero arrancar mi corazón dolorido
directamente de mi pecho.
—Rose, no me importa ni una puta mierda. No importa. Asesinaré a
cualquiera que te haga sentir de esa manera. Mataré por ti. ¿Eso te hace verme
diferente? ¿Que literalmente he acabado con una vida por ti?
Rose: No.
—Exactamente. Lo que he hecho en mi vida podría darme una sentencia de
muerte. La gente podría verme como un monstruo. Pero tú no. Y es lo mismo para
ti. Un hijo de puta drogado tomó lo que no era suyo. Nunca tuvo ese derecho. Rose,
eso no significa nada. Eras Rose antes de que sucediera, y ahora sigues siendo
Rose. ¿Las cosas serán diferentes? Quizás. No me importa. Simplemente. No. Me.
Importa.
Rose me observa a medida que las lágrimas llenan sus ojos hasta que se
desbordan y ruedan por sus mejillas.
—Gracias —susurra.
Le sonrío y reclamo el lugar de Cara en el suelo.
—Rose, vete a dormir. Te veré en la mañana.
La escucho moverse debajo de sus sábanas y luego un pequeño «Buenas
noches».
4

Pasan los segundos. Minutos, horas, sinceramente no estoy segura de cuánto


tiempo. Alterno entre mirar la pared o un Easton dormido. No puedo dormir. Si
duermo, sueño. Y si sueño, veo a Corey.
Lo veo con sus ojos erráticos y sus movimientos agresivos. Escucho el
sonido del disparo atravesando su cráneo y el sonido de su interior golpeando el
pavimento. Siento la muerte. La siento a mi alrededor. No quiero dormir porque
no quiero ver, oír o sentir ninguna de esas cosas.
Así que, me mantengo despierta.
No estoy segura de cuánto durará esto, pero maldita sea, voy a hacer todo
lo que pueda para mantenerme despierta.
Estoy agradecida con Easton por pasar la noche aquí. Aunque no puedo
tocarlo físicamente en este momento, siento consuelo al saber que está cerca. No
estoy segura de lo que va a pasar con nosotros. En algún momento, querrá dejar de
estar con la chica que se ha convertido en un animal herido y asustadizo. Va a
querer sentir a otra mujer en sus brazos, en su cama.
Incluso la idea del sexo en este punto hace que mi cuerpo se erice con piel
de gallina. No, ni siquiera puedo pensar en ello.
Observo a Easton estirado en el piso del dormitorio, con el ceño fruncido
en su rostro, incluso mientras duerme. Uno pensaría que en algún momento durante
la noche, su rostro se relajaría. Pero no, siempre a la defensiva, siempre en guardia.
Sin embargo, no puedo culparlo. Estoy segura de que si estuviera dormida, mi
rostro también tendría un aspecto bastante inquieto.
Pienso en lo anterior, y cómo Cara fue como un regalo del cielo. Si no la
hubiera tenido conmigo cuando llegamos a la Cabaña, estoy segura de que mamá
habría llamado a la policía y al hospital del estado en el que me encontraba.

Me duelen las uñas. Me palpitan tanto que estoy casi convencida de que se
me van a salir de las puntas de los dedos. Mis dedos están aferrando el borde del
asiento del automóvil de Cara con tanta fuerza que la presión que ejerce sobre
mis dedos es preocupante.
Desearía poder obligarme a soltar mis dedos.
No puedo.
Al ver pasar Grove, mi mente no puede evitar sentir pánico por cada
persona que pasa volando por mi ventana. Todo lo que ha sucedido desde que me
mudé aquí ha convertido mi vida en una pesadilla. A estas alturas, tengo miedo de
estar afuera.
Tengo miedo de estar en cualquier lugar.
—Rose, respira profundo. Vamos a estar bien. Ya casi llegamos —dice
Cara con voz tranquila. Tan diferente de su actitud ruda con la que suele andar.
Me doy cuenta lo rápida que es mi respiración al momento en que lo dice.
Miro hacia abajo y, sinceramente, mi camisa tiembla por lo fuerte que late mi
corazón.
Tomo un respiro tembloroso y le grito a mis dedos bloqueados que también
se calmen.
Dedos, suelten el maldito asiento. Mierda, solo suéltenlo.
No hay tal suerte. Miro hacia abajo y veo que cada uña cambia de rojo y
púrpura a un blanco fantasmal. Qué asco.
Giramos hacia mi vecindario, y Cara reduce un poco la velocidad,
intentando prepararme para la interacción humana.
—¿Quieres hablar? ¿O quieres que yo hable todo el tiempo? —pregunta
Cara, girando hacia mi calle.
Niego con la cabeza y asiento a lo segundo.
—Sí, de acuerdo. Puedo hablar. ¿Qué historia debo contar? Tu ojo está
prácticamente cerrado por la hinchazón, tu voz suena como si hubieras estado en
un concierto durante una semana seguida, y no dejas que nadie te toque. No creo
que esta mierda vaya a salir bien. Ah, y por cierto, Easton me hizo llamarla antes
y contarle una historia. Dije que comiste algo malo y estabas sentada en el
inodoro. Culpa mía. Desafortunadamente, eso en realidad no explica tu
apariencia.
Le frunzo el ceño. Ella ni siquiera se inmuta.
Al detenernos en mi entrada, al menos puedo estar agradecida de que el
novio de mamá no esté aquí. Eso sería una pesadilla. Su novio, Jeff, ni siquiera es
un mal tipo. Ha sido amable con mi madre y conmigo la única vez que lo vi, lo que
supongo que no prueba mucho. Pero consiguió que dejara de beber, de modo que
no debe ser un desperdicio total de ser humano.
Sin embargo, es una de las últimas personas que quiero ver ahora mismo.
—No lo sé. Sigue con eso —gruño ásperamente. Honestamente, no estoy
segura de lo que va a pasar, pero no puedo sentarme aquí por mucho más tiempo
antes de que llame a la policía por Easton, y todos estarán jodidos.
Una vez que Cara apaga el motor, ambas saltamos del auto y avanzamos
por el camino de entrada a mi puerta principal. Cada paso que doy, se siente como
si una cuerda me estuviera tirando hacia atrás con cada paso. Es difícil caminar.
Todo simplemente… duele.
No quiero hablar con la gente. No quiero ni mirar a la gente.
Antes de que podamos llegar a la puerta principal, esta se abre y revela a
mi madre muy alterada.
—¡Rose! Seguro que tienes algunos… ¿qué demonios? ¡Qué demonios!
¡Rose! ¡No otra vez! —me grita, y quiero hundirme en mi césped sin regar para
escapar de sus gritos—. Te dije que la próxima vez que vinieras así a casa, te
enviaría de regreso a Woodbury. ¿Qué diablos pasó? —Empieza a dar un paso
hacia mí para agarrarme de los brazos, pero Cara se pone delante de mí.
—Señora Strauss, lo siento mucho. Todo es mi culpa. Estábamos en el cine,
y como le dije, la comida no nos sentó bien. Mi hermano tuvo que ir a recogernos,
y tuvimos un pequeño accidente de camino a casa. Rose se llevó la peor parte
durante el accidente. Nos fuimos a dormir a mi casa. No queríamos preocuparla,
¿verdad, Rose? —Cara me mira y abre mucho los ojos.
Asiento a mi madre en señal de acuerdo.
Mamá me mira con los ojos entrecerrados y las manos en las caderas.
Intenta rodear a Cara, pero Cara se mueve de lado para bloquearla nuevamente.
—Así que, sí. Lo siento mucho por todo. No estábamos haciendo nada malo,
Rose solo tuvo malestar estomacal la mayor parte de la noche y estaba adolorida
por el choque.
Mamá no parece convencida, pero en realidad ¿qué puede decir? Una
historia es una historia, y no puede demostrar lo contrario.
—Rose, quiero que te quedes en casa el resto de la semana. Estoy
empezando a preocuparme por todo lo que ha estado pasando contigo. Algo
sucede, y hasta que lo averigüe, te quiero en casa. En serio, me asustaste de
verdad. ¡Iba a llamar a la policía! —Agita sus manos hasta que aterrizan en sus
caderas; es casi imposible mantener mis temblores bajo control. Sus movimientos
rápidos me están haciendo sentir realmente incómoda.
—Bueno, iba a asegurarme de que Rose entrara bien en su habitación antes
de irme. Antes estaba un poco tambaleante. Ya sabe, por golpearse la cabeza y
esas cosas. —Cara se encoge de hombros y se ve tan jodidamente indiferente. No
estoy segura si ha estado planeando una historia en su cabeza por un tiempo o si
es tan buena inventando historias de mierda.
—Puedo llevarla desde aquí, muchas gracias. —Mamá camina hacia mí,
pero me pongo rígida al instante. Esta vez, mamá se da cuenta—. ¿Rose? Qué
ocurre. ¿Tienes miedo? ¿De mí? —Su cabeza se inclina hacia un lado, y parece
que está a punto de llorar.
Niego con la cabeza, pero no puedo evitar dar un paso atrás cada vez que
ella da un paso adelante.
Cara se coloca frente a mí, una vez más.
—Rose, vamos a llevarte a la cama. Tal vez una vez que duermas un poco,
tu mamá y tú pueden hablar, ¿verdad?
Miro a mi mamá y le sonrío, con la esperanza de apaciguarla.
Lo hace, aunque sea un poco. Con un suspiro desfalleciente, se hace a un
lado, y tanto Cara como yo pasamos arrastrando los pies lo más rápido que
podemos.
Camino rápidamente a mi habitación, y Cara cierra la puerta detrás de mí.
—Rose, lo siento mucho. Lo intenté, pero no estoy segura si funcionó.
Niego con la cabeza y mantengo los ojos cerrados a medida que mis manos
tiemblan incontrolablemente. Presionando mis manos contra la pared, tomo unas
cuantas respiraciones profundas para evitar que las lágrimas se acumulen en mis
ojos. Mi pecho se contrae, y siento que ni siquiera puedo respirar plenamente.
¿Es un ataque de pánico?
—Rose, respira profundo —susurra Cara detrás de mí, lo suficientemente
lejos como para que apenas pueda oírla. Bien, sabe que ahora mismo necesito la
distancia.
No estoy segura de dónde viene esto, ya que nunca me había sentido tan
fuera de control sobre mis emociones. Pero mientras respiro profundamente para
calmar mi corazón acelerado, mi corazón se rompe por lo que mamá debe pensar
en este momento. Finalmente empezamos a llevarnos bien otra vez después de
nuestra charla de la otra noche. Finalmente sentimos que podíamos avanzar en
una ciudad nueva.
Y ahora, siento que dimos diez pasos hacia atrás.
Una vez que mis manos dejan de temblar y finalmente puedo respirar por
completo, me alejo de la pared y abro los ojos, mirando a Cara mientras
permanece de pie en la esquina de la habitación, retorciéndose las manos y
dándome una mirada preocupada.
—Estoy bien —gruño ásperamente—. Cansada, voy a dormir. —Me aclaro
la garganta, y me meto debajo de las sábanas, sin darle la oportunidad de
responder o iniciar una conversación.
Estoy agradecida por ella, y la amo hasta la muerte, pero estoy exhausta.
Y más que eso, cada vez que me muevo, el dolor entre mis piernas me recuerda lo
que he pasado.
No quiero recordar. Solo quiero olvidar.
Escucho a medida que Cara deja sus cosas en silencio y se acuesta en el
suelo. Poco después, los sonidos de sus respiraciones profundas delatan su sueño.
Desearía poder quedarme dormida, pero no puedo. En lugar de eso,
simplemente me quedo allí y observo la pared. Escucho la respiración de Cara.
Espero a que pasen los segundos.
Espero a que esta pesadilla termine.
Saliendo de mi recuerdo de ayer, miro por la ventana y veo el sol
comenzando a salir sobre la colina en la distancia. Bueno, ahí va mi noche. Mis
músculos se sienten rígidos, y mis ojos se sienten como papel de lija.
Solo me acosté allí y observé cómo el sol salía lentamente durante los
siguientes treinta minutos, y finalmente llenó de luz mi pequeño dormitorio.
Easton despierta de su sueño, estirándose hasta que está recto como una
tabla y luego se sienta rápidamente, mirándome directamente.
—¿Cómo dormiste? —pregunta, frotándose el sueño de los ojos.
Me encojo de hombros, intentando controlar los aleteos en mi pecho ante el
sonido de su carraspera matutina. Podría estar arruinada allá abajo por la eternidad,
pero eso no significa que mi corazón no dé un vuelco ante la mirada de este Dios
frente a mí.
—Te ves cansada. ¿Siquiera dormiste? —me pregunta después de mirarme.
Me encojo de hombros nuevamente.
—Rose, ¿qué pasa? No dormiste nada, ¿verdad? —La expresión de su
rostro es una tortura. Desearía poder quitarle el dolor que sé que le estoy causando,
pero ni siquiera sé cómo quitarme el mío.
Me estoy ahogando en eso.
Lo miro a los ojos y sacudo un poco la cabeza.
Él suspira.
—Nena, háblame. ¿Qué está pasando contigo?
—No puedo dormir —susurro.
—¿Por qué no? ¿Tienes miedo? —Se acerca a mí, pero no demasiado. Sé
que quiere venir y abrazarme o darme órdenes hasta que le dé lo que quiere, pero
el miedo en mi rostro lo detiene.
—Simplemente, no puedo dormir. —Cierro los ojos y apoyo la cabeza en
la almohada. Ya estoy exhausta por el día.
Easton está a punto de hablar de nuevo cuando escuchamos a mi madre tirar
de la cadena del baño justo en el pasillo. Sus ojos se abren por completo, y le doy
una mirada.
—Tienes que irte. Te escribiré cuando se vaya. —Parece que está a punto
de discutir cuando señalo la ventana—. Vete. No puedo volver a meterme en
problemas. Por favor.
Asiente y se acerca a la ventana, abriéndola y dándome una mirada más
antes de salir al sol de la mañana.
Me quedo allí, mirando a la ventana y esperando algo.
Simplemente no estoy segura de qué es ese algo.
5

Vuelvo a mirar a la ventana de la habitación de Rose una vez más antes de


poner mi camioneta en marcha y regresar a mi casa. Parecía mejor que ayer. En el
sentido de que no está en trance.
Pero esta mierda de no dormir la va a golpear duro. No estoy seguro de
cuándo sucederá eso, pero espero que alguien esté allí con ella cuando suceda.
Tiene suerte, porque la única razón por la que me fui tan voluntariamente
fue porque necesito lidiar con Rich.
Desbloqueo mi teléfono y llamo a Logan, listo para terminar con la mierda
de hoy de modo que pueda regresar con Rose.
—Logan —digo una vez que responde.
—Hombre, hola. ¿Cómo está Rose? —Su voz suena cargada de sueño. Oigo
una voz femenina de fondo y solo puedo suponer que Cara también acaba de
despertarse. No puedo evitar los celos que inundan mi pecho al saber que Logan y
Cara pueden tener una relación normal. Las cosas parecen tan fáciles para ellos.
Nunca lo es para Rose y para mí. Si no estamos luchando contra un demonio,
estamos luchando contra otro.
—Para ser honesto, nada bien. No creo que esté durmiendo. En absoluto.
¿Puedes enviar a Cara allí? Su mamá debería salir a trabajar pronto, y regresaré
allí después de visitar a Rich, pero mientras tanto, creo que necesita a alguien con
ella.
—Seguro. Se está levantando para ir allí ahora mismo. Oye, ¿quieres que te
acompañe a ver a Rich? Probablemente deberíamos averiguar qué está pasando
con Sanders. Y averiguar más mierdas sobre la situación de Leonard. —Ayer les
hablé a Jackson y Logan sobre Leonard de camino al río. Ambos parecieron
enojados, pero todos estuvimos de acuerdo en que necesitábamos manejar la
situación de Corey antes que nada.
Dejo escapar un gruñido de frustración. Hay demasiadas mierdas de las que
debo ocuparme ahora mismo, cuando todo lo que en realidad quiero hacer es
sentarme junto a Rose hasta que sane.
Tanto por dentro como por fuera.
—Sí, de acuerdo. Estaré allí en unos treinta. Iré a casa y me ducharé rápido.
—Suena bien. Nos vemos. —Logan cuelga, y arrojo mi teléfono en mi
regazo a medida que me detengo en mi casa.

Después de una ducha rápida, envío un mensaje a Logan y Jackson para que
se reúnan conmigo en mi camioneta. Supongo que Cara ya estará allí con Rose.
Podría enviarle un mensaje a Rose, pero no quiero sobrepasarme y hacer que se
sienta asfixiada.
Bien podría enviarle un mensaje a Cara, pero esas chicas hablan más que
una puta drogada. Estoy seguro de que Cara comenzará a parlotear sobre mí y, de
nuevo, no quiero que Rose se sienta asfixiada.
Iré allí una vez que hable con Rich. Solo espero que cualquier noticia que
reciba sea una buena noticia. Solo puedo llegar hasta cierto punto sin explotar
jodidamente.
—Oye, amigo. —Logan rodea mi camioneta con Jackson a cuestas.
Les doy un golpe de puño a cada uno, y todos saltamos a mi camioneta.
—¿Cómo está Rose? —pregunta Jackson. Logan no debe haberlo
actualizado sobre Rose.
Enciendo mi auto y empiezo a conducir hacia el almacén.
—No sé lo que voy a hacer. Anoche me habló, solo un poco. Por cierto, ese
hijo de puta realmente estropeó su voz. Apenas puede hablar. No sé qué hacer al
respecto, pero de todos modos, aún no deja que nadie se le acerque. En realidad no
lo intenté, pero puedes darte cuenta cuando te acercas, se encierra en sí misma. Al
final, solo dormí en su piso, y cuando me desperté, me di cuenta de que no había
dormido nada. Como en, qué carajo. ¿Se supone que debo drogarla con algunas
pastillas para dormir? Maldita sea, tiene que dormir. —La desesperación en mi voz
no pasa desapercibida.
Por la forma en que los ojos inyectados en sangre de Rose me miraron con
enormes bolsas debajo de sus ojos, me sorprendería si siquiera parpadeó en toda la
noche.
—Maldición —se queja Jackson.
—Eso es jodido, amigo. Obviamente no puedes drogarla. Dormirá en algún
momento. Quiero decir, tiene que hacerlo, ¿verdad? —Logan mira a Jackson,
quien solo se encoge de hombros.
—Bueno, no puede permanecer despierta para siempre. Quiero decir, toda
esta mierda que le está pasando a su cuerpo solo lo apagará por completo. Muy
rápido. —Golpeo mi palma en el volante con frustración. No hay nada peor que
ser una persona que siempre puede conseguir lo que quiere y luego, por una vez,
ser incapaz de hacer nada al respecto.
Me siento impotente.
—Amigo, cálmate de una puta vez. Lo resolveremos. Una cosa a la vez. En
primer lugar, tenemos que averiguar qué está pasando con Sanders. Con suerte,
con Leonard fuera de escena, todo se calmará. Pero tenemos que hablar con Rich
si ese no es el caso —dice Logan.
Tiene razón. Una cosa a la vez. Cara está cuidando a Rose. Necesito
ocuparme de los negocios y mantenerme enfocado; de lo contrario, me van a dar
una paliza. También está el otro asunto que necesito discutir con Rich.
—Voy a contarle de Corey —digo cuando estamos a unos minutos del
almacén.
—¿Qué? —espeta Jackson, agarrando mi reposacabezas y acomodándose
entre el de Logan y mi asiento.
—Quiero decir, tengo que hacerlo. Solo puedo suponer que vamos a lidiar
con el padre de Corey en algún momento. Rich debería saberlo. Tiene que saberlo.
—Supongo, pero mierda. A él no le va a gustar esto —murmura Jackson,
acomodándose en su asiento y mirando por la ventana.
—No. No, no lo hará. Pero lo volvería a hacer en un puto segundo y nada
de lo que Rich diga va a cambiar eso.
—Te entiendo —dice Logan—. ¿Tú, eh, la amas? —Logan casi se ahoga
con la palabra. Todos lo hacemos.
La palabra es como una maldición. Algo que nadie en esta vida puede tener.
Ni siquiera merece tener.
—Logan, cállate de una puta vez —digo, entrando en el almacén y saltando
de mi camioneta. Casi tropiezo con las palabras pasando por mi cabeza.
¿De verdad la amo?
¿La amo?
¿La amo?
¿La amo?
No estoy seguro de cuántas veces puedo hacerme esa pregunta sin
literalmente golpear a Logan en la maldita mandíbula. Pero a medida que pasan
los segundos, creo que la persona a la que quiero golpear es a mí mismo.
¿La amo?
No lo sé. ¿Lo hago? ¿Amo a alguien? ¿Puedo amar a alguien? ¿Cómo es
amar a alguien? No sé las respuestas a estas jodidas preguntas, pero todo lo que sé
es que, por supuesto, el puto Logan tuvo que hacerme esta pregunta monumental
momentos antes de que tuviera que enfrentarme a Rich.
Maldita sea, buen trabajo, Logan.
—Estúpido —escucho decir a Jackson en voz baja.
—Sí. —Miro por encima de mi hombro y observo a Logan recibir un golpe.
Logan es mi hermano, pero mierda, el tipo eleva mi nivel de estrés unos cientos de
puntos. Y además, siempre en el peor momento.
—Culpa mía. No quise asustarte —dice Logan, encogiéndose al notar mi
inquietud.
Gruño, pero no digo nada más, suelto la puerta una vez que pasa y camino
la corta distancia hasta la oficina de Rich. Hoy el lugar está repleto, y no estoy
seguro si es una buena señal o no.
Con mi suerte, esto no es una buena señal.
—Muchachos. Síganme. —Hugo llama nuestra atención y nos guía el resto
del camino. Sus anchos hombros voluminosos están rígidos. No parece enojado
con nosotros, pero eso cambiará pronto.
Mierda, no es bueno.
—Easton, me alegro de que estés aquí —dice mi padre una vez que me ve—
. Por favor, cierra la puerta. —Los cuatro entramos y cerramos la puerta. Logan y
yo caminamos hacia las sillas frente al escritorio de Rich, mientras que Hugo y
Jackson se quedan parados cerca de la puerta, ambos antisociales y constantemente
aprensivos.
Mira a Logan y Jackson.
—Estoy seguro de que Easton les dijo que Leonard está muerto.
Ambos asienten.
—Ha estado trabajando con Sanders. Por cuánto tiempo, no estoy seguro.
Esto no es bueno, porque no estoy seguro de cuánta información ha obtenido.
Hemos estado aquí toda la noche y la mañana, trayendo a los muchachos y tratando
de ver si hay otras ratas. —Agita su mano sobre una pila enorme de papeles,
claramente irritado con la tarea que tiene entre manos.
—¿Y? —pregunto.
—No creemos que nadie más estuviera trabajando con Sanders, pero hubo
algunos que sospechábamos que teníamos que despedir.
Despedir. Nadie es despedido en este negocio. Lo que quiere decir es, que
les dispararon y los enterraron. Hugo tuvo una mañana ocupada.
—Pero, esas ni siquiera son las malas noticias.
—Mierda —oigo decir a Jackson detrás de mí. Estoy pensando lo mismo.
Este no será el buen día que esperaba.
—No estoy seguro exactamente de lo que sabe Sanders, pero sé que sabe
algo. Después de lo que pasó con Leonard, envié a nuestra propia rata a Michigan
para vigilar los negocios de Sanders. Planean tender una emboscada a nuestro
transporte de Wisconsin.
—Maldita sea —gruñe Logan.
—De ninguna manera —gime Jackson.
—¿Cómo sabe de nuestros negocios en Wisconsin? —Esto es algo que
hemos estado manteniendo en secreto durante bastante tiempo. Solo le hemos
contado a unos pocos al respecto. Será el envío más grande que hayamos recibido
en años. No solo vamos a recibir un cargamento de cocaína más grande de lo
habitual, sino que también vamos a recibir armas. Montones y montones de armas.
—No lo sé. Leonard era más inteligente de lo que pensábamos. —Rich frota
sus dedos índices sobre sus globos oculares, y puedo sentir su estrés desde aquí.
Esto no es bueno, no es bueno en absoluto.
—Entonces, ¿cuál es tu plan? —pregunto.
—Necesitamos que vayan a Wisconsin este fin de semana para el envío.
Necesitamos la participación de todos con este.
Todos asentimos en acuerdo.
—Sanders estará allí, así que debemos ser inteligentes. Tengo el doble de
muchachos saliendo y tendré a nuestros mejores tiradores en primera línea.
Sanders no recibirá este maldito cargamento. Sobre mi jodido cadáver. —Su rostro
se pone rojo y golpea su escritorio con el puño, sacudiendo los lápices en un frasco
a un lado.
—Haremos cualquier cosa que necesites —dice Logan.
—Estén listos. Eso es lo que necesito que ustedes hagan. Y cuiden sus
espaldas. No sé qué está tramando Sanders, pero debemos estar preparados en
todos los aspectos.
Todos asentimos nuevamente, y me imagino que ahora mismo es un
momento tan bueno como cualquier otro.
—Rich, necesito decirte algo.
—Easton, ¿qué pasa? —dice con un suspiro. Está muy herido por esta
mierda de Sanders. Solo espero que esta cosa con Corey no lo lleve al límite.
—Rose fue violada el sábado. —Todos los ruidos en la habitación se
interrumpieron instantáneamente.
Hasta el polvo se calló.
—¿Quién lo hizo? —pregunta con voz monótona. Puedo decir que su ira
está hirviendo bajo la superficie. No le gusta lo que escucha, y sabe que solo
empeorará.
—Corey Aronole. —Espero a que asimile el nombre.
—¿Aronole? —Sus ojos se abren del todo a medida que se pone de pie—.
¿Como en Frank Aronole?
Bingo.
—El único.
—¿Dónde está ahora esa estúpida mierda? —Su comportamiento frío se
está volviendo más delgado por segundo.
—Muerto —suelto la palabra. La muerte fue demasiado fácil para él. Debí
haber prolongado su dolor durante días.
Meses. Años. Una eternidad no le daría a Rose la justicia que se merece.
—¡Muerto! ¡Easton! ¿Tienes alguna idea de lo que has hecho? —grita.
—Sí, de hecho, la tengo. El maldito hijo de puta estaba violando a mi novia.
De ninguna jodida forma su trasero iba a sobrevivir a esto. Era más estúpido que
una puta roca si asumió lo contrario.
—¿Dónde está el maldito cuerpo? —pregunta Hugo detrás de mí.
—No estoy seguro. En alguna parte del Mississippi. Con suerte ahora estará
más cerca de la frontera de Iowa.
—¡Maldición! ¡Easton! —ruge Hugo.
—Si aún no lo han encontrado, lo hará en breve. Y cuando Frank empiece
a husmear, lo admitiré. No le tengo miedo. Su hijo era un violador sádico y
drogadicto. No hay ni una onza en mí que sienta remordimiento por esto. —Me
mantengo firme con esto. Pueden darme una paliza para todo lo que me importa.
Rich se vuelve a sentar en la silla con un suspiro pesado y me mira. Uno
que dice que está orgulloso de mí por apegarme a mi moral, pero que en realidad
la cagué soberanamente al matar a alguien tan rico como un Aronole.
—Hijo, esto recae sobre ti —dice Rich—. No me importa lo que pase con
Frank. Será mejor que termines con esa mierda antes de este fin de semana. Ven
el viernes, nos dirigimos a Wisconsin, y te necesito listo. ¿Entendido?
—Sí, señor.
—Bien. Ahora sal de aquí. Hablaré contigo antes del viernes. —Nos hace
señas para que nos marchemos, y Hugo abre la puerta, esperando a que todos
salgamos antes de cerrarla detrás de nosotros. Probablemente van a discutir qué
van a hacer si esta mierda con Frank Aronole se va al caño.
Una vez que subimos a mi camioneta y nos dirigimos a casa, me giro hacia
los muchachos y les pregunto:
—¿Cuáles son sus planes para la semana? ¿Van a ir a la escuela?
—Probablemente no. Quiero decir, después de esta mierda del fin de
semana, puedo suponer que Cara no irá. No tenías pensado en ir, ¿verdad? —
pregunta Logan.
—Mierda, no. Estaré con Rose, me aseguraré de que esté bien.
—Iré a disparar un poco —dice Jackson desde atrás.
—¿En serio? Maldita sea. Necesito eso ahora mismo. —De repente, una
bombilla se enciende en mi cerebro—. Mierda, ¿sabes qué? Tengo una idea.
—¿Qué? —pregunta Logan, enrollando un porro en una vieja caja de CD
en su regazo.
—Tengo que sacar a Rose de esa casa. Perderá la cabeza si se queda allí
pensando constantemente en esas mierdas. Tal vez pueda convencerla de que
venga a disparar con nosotros. Darle un poco de entrenamiento en defensa propia.
Eso podría hacerla sentir un poco más segura. Sé que me hará sentir muchísimo
más seguro si ella sabe disparar.
—Esa no es una mala idea —dice Jackson, tomando una calada del porro y
pasándomelo.
—Sí. Hablaré con ella al respecto y te avisaré. ¿Irás mañana allí? —Sacudo
el porro en una lata de refresco vacía en la consola central y se lo paso a Logan.
Rich posee un edificio justo al norte de Twin Cities que tiene un campo de tiro al
aire libre y bajo techo. Es una especie de sitio para unión familiar entre nuestras
tres familias. Vamos allí siempre, pero sobre todo cuando necesitamos entrenar
antes de ir a un transporte.
—Sí, iba a ir alrededor del mediodía. —Tose a través de su oración.
—Genial. Hablaré esta noche con Rose al respecto. —Asiento. Espero que
esto funcione a mi favor.
—Podría saltármelo esta vez. Para sacar toda esta mierda de la mente de
Cara. Ha estado muy alterada desde la otra noche —dice Logan con el ceño
fruncido.
Le doy un asentimiento en comprensión. La vida de mierda que lleva Cara
no es algo de lo que presumir. Tener un padrastro abusivo y una madre inútil es
suficiente drama para toda la vida. Lidiar con la mierda de Rose probablemente la
esté volviendo neurótica en este punto. Su padrastro le puso las manos encima no
hace mucho, y lo golpeamos. Desde entonces, ha estado completamente
desaparecido y su madre se fue con él.
—¿Qué hay de Duke? ¿Hablaste con él sobre pelear esta semana? —
pregunta Logan mientras llegamos a la ciudad.
—Sí, le envié un mensaje de texto antes de que ustedes aparecieran esta
mañana. Le dije que necesito cancelar mis peleas esta semana y el fin de semana,
pero que puedo pelear el próximo miércoles. —Duke es mi entrenador y está a
cargo de todos los aspectos de mi programa de lucha y entrenamiento. Es un buen
tipo, y aunque no estaba muy contento de que me tomara un tiempo libre, no hubo
razonamiento alguno en este caso.
—¿Estuvo bien con eso? —pregunta Logan.
Me encojo de hombros.
—Está bien. Le dije que se llevara de vacaciones a su esposa abandonada
por una vez en su vida. Empezó a ladrarme por teléfono, pero simplemente le
colgué. Estoy seguro de que cuando lo vea la próxima semana, tendrá esa mirada
de recién follado en toda su cara.
Jackson y Logan sueltan una carcajada y pronto llegamos al parque de casas
rodantes. Me detengo frente a mi casa, pero no me muevo para apagar mi
camioneta.
—¿Ya te diriges a la casa de Rose? —pregunta Logan a medida que salta.
—Sí, iré a ver cómo le va.
—Envía a Cara a mi casa, ¿de acuerdo? —Me da una sonrisa perezosa. Este
tipo está tan sometido.
—Seguro. —Ambos me saludan con la mano y me dirijo de regreso a la
casa de Rose.
De vuelta a mi Rose.
De vuelta a la oscuridad y lo desconocido.
6

Al momento en que Easton cerró la ventana esta mañana cuando se fue, me


recosté en mi cama y suspiré aliviada. Es extraño, lo que mi cuerpo siente en este
momento. Tal comodidad cuando Easton está cerca. Sé que hará todo lo que esté
a su alcance para mantenerme a salvo. Pero sus ojos vigilantes dándome sin parar
esa mirada es demasiado. Necesito distancia, de la gente, de las palabras. Solo
necesito silencio. Un momento donde puedo estar.
Rota. Herida. Asustada. Enfadada.
No puedo permitirme soltarme frente a Cara o Easton. No puedo sentirme
vulnerable delante de la gente. Incluso aquellos en los que confío, mi mente se
niega en este punto.
Oigo un golpe en mi puerta ni siquiera cinco minutos después de que Easton
se va y desearía poder gritar. Desearía que mis cuerdas vocales me dieran la
oportunidad de soltarlo todo.
¡Déjenme jodidamente en paz!
—Rose, ¿estás despierta? —pregunta mi madre mientras abre la puerta con
un chirrido, asomando la cabeza por la esquina—. ¿Podemos hablar?
Esta vez no hay nadie aquí para defenderme. Nadie que bloquee la
persistencia de mi madre.
Asiento y observo cómo entra y se sienta en la esquina de mi cama, ya
vestida y lista para trabajar.
—¿Estás bien? Algo parecía realmente mal anoche. No me siento bien
yendo a trabajar hasta que sepa cómo te va.
—Bien. —Me aclaro la garganta—. Bien. —Un poco mejor, pero aún llena
de grava.
—¿Qué le pasó a tu voz? —Me frunce el ceño.
Me encojo de hombros.
—Tal vez, demasiados gritos. —No es que eso esté demasiado lejos de la
verdad. Cuando me da una mirada curiosa, aclaro—: Me refiero, del accidente
automovilístico —miento.
Continúa mirándome como si algo no estuviera bien.
—Rose, crees que eres muy astuta, pero conozco a mi hija. Sé cuando algo
anda mal. ¿Por qué no me hablas? Pensé que habíamos superado todo esto. —
Agita su mano como si esto estuviera flotando en el aire.
—Mamá, simplemente no me siento bien, ¿de acuerdo? Quiero dormir. —
Subo las mantas hasta mi cuello. Quiero dormir tanto, muchísimo.
Pero no puedo dormir.
—Rose —advierte mamá.
—Hoy no iré a la escuela. Lo más probable es que toda la semana, como
dijiste. No me siento bien por el accidente. Por favor, déjame en paz. —Aún me
duele la garganta, pero está mucho mejor que ayer. Puedo pronunciar una oración
sin sentir que mi laringe se parte en dos.
—Pensé que pelearías conmigo por eso. ¿Toda la semana? ¿Es tan grave?
—Sus ojos del todo abiertos miran alrededor de la manta cubriendo mi cuerpo,
como si fuera a revelar las heridas que se filtran más profundamente que la piel.
Porque las tengo. Tengo tantas heridas que son más profundas que la piel.
—Es así de serio. —La idea de incluso caminar afuera en este momento no
es una opción. Salir ayer fue necesario, pero ¿salir por voluntad propia? No,
gracias.
Sus ojos se ponen llorosos, y juro que, por casi un segundo, parece que sabe
lo que pasó. Lo que sucedió de verdad. Me da un asentimiento pequeño y se pone
de pie, secándose las manos en la camisa.
—Entonces, te dejaré descansar. Llámame si me necesitas, ¿de acuerdo? —
Se ve triste, y sé que no es porque no le esté contando toda la historia, es porque
estoy herida.
—¿Mamá? —susurro.
—Sí, cariño. —Se da la vuelta y se limpia el ojo.
—Gracias por esto. Pronto estaré bien. Lo prometo. —Le doy una sonrisa
pequeña y espero que parezca sincera.
Cuando me devuelve la sonrisa y se dirige al trabajo, sé que debo intentarlo
más. Necesito sanar.
O al menos intentarlo.

Aproximadamente una hora después, Cara toca el timbre de mi puerta. Casi


no abro, pero los golpes en mi puerta después dicen suficiente.
No se irá.
Abro la puerta ampliamente mientras Cara sigue golpeando y tengo que
apartarme de su puño que termina justo en frente de mi cara.
—Oh, hola, ahí estás. ¿Qué te tomó tanto tiempo? —Mira detrás de mí,
buscando algo sospechoso o fuera de lo común.
Mi vida es fuera de lo común.
Gruño.
—¿Dormiste bien?
Gruño de nuevo. Añado un encogimiento de hombros. No lo hice.
—¿Hablaste con tu mamá?
—Mmmm.
—¿Y? ¿Qué dijo?
—Creo que lo sabe. —Me aclaro la garganta—. No lo sé. Me dejó saltarme
la escuela esta semana. —Camino de regreso a mi habitación, me acurruco debajo
de mis sábanas y miro a mi amiga a medida que se detiene al borde de mi cama.
Cara asiente.
—¿Cómo te sientes, de verdad?
Frunzo el ceño y le digo la verdad.
—Horrible.
El labio inferior de Cara se tambalea mientras se sienta en el suelo.
—¿Qué puedo hacer?
—No lo sé. No lo sé. —Niego con la cabeza. Tengo dolor saliendo de cada
poro de mi piel. Pero, sinceramente, ni siquiera es el dolor que siente mi cuerpo lo
que me asusta. Es mi mente. Me siento sucia, usada y abusada. No estoy segura de
qué puede arreglarlo. No sé si se puede arreglar.
—Creo que sé lo que necesitas.
—¿Qué será?
—Vamos a dar un paseo corto. Solo tomar un poco de aire fresco. Conducir
hasta la cafetería y de regreso, rápido y tranquilo.
—Sabes que no me gusta el café. —Toco un borde deshilachado de mi
manta. La idea de tomar aire fresco suena horrible. La gente suena horrible.
—Bien. Conduzcamos hasta Jamba Juice y tomemos un batido. Ni siquiera
tenemos que beberlo allí. Vamos a buscar algo y volver aquí. —Me da un puchero
y le doy una mirada inexpresiva.
No quiero ir. En realidad, no quiero ni pensar en salir en público a corto
plazo. Excepto que, lo que estaba diciendo antes, sobre esforzarme más, es cierto.
Necesito mejorar o nunca mejoraré.
Quiero arrancarle el cabello a Cara por obligarme a salir de la casa. Pero
también quiero darle un beso por empujarme allí. No creo que saldría pronto si no
fuera por ella.
—De acuerdo. Primero tengo que ducharme. Pero, en serio. Dentro y fuera.
Más que eso y te pondré en la lista negra de las peores mejores amigas. —Me
levanto de la cama y agarro unas mallas y un suéter grande para ponerme.
—No te atreverías, Rose. Ahora date prisa. Tengo antojo de un batido.
—Cállate, Cara —me quejo y apenas soy capaz de ocultar mi media sonrisa.
Tal vez estaré bien.
Tal vez.
—¿Lista? —Cara está junto a la puerta de mi casa, girando las llaves
alrededor de su dedo, nos dirigimos a la escuela, a una fiesta o algo así.
¿No entiende el apocalipsis que está sucediendo dentro de mí ahora mismo?
—Sí, claro —murmuro, deslizándome en mis zapatos bajos y siguiéndola
hacia la puerta. Solo estuve afuera ayer, pero se siente como una eternidad desde
que sentí el aire fresco en mi piel. Ayer, cuando estuve afuera, estaba
completamente en modo zombi y no me enfoqué en mi entorno, solo intenté
mantenerme con vida.
Tal vez me estoy convirtiendo en una agorafóbica.
Deslizándome en el asiento del pasajero del auto de Cara, deslizo hacia
abajo mis lentes de sol y aferro la manija de la puerta con todas mis fuerzas. Por
favor, por favor, que no pase nada hoy.
Por una vez en mi vida, espero paz.
—Jamba Juice, aquí vamos —dice Cara mientras sale de mi camino de
entrada.
—¿No planeas ir hoy a la escuela? —pregunto, observando a cada peatón y
memorizando sus movimientos. Estas personas caminan en su día a día como si la
vida de alguien no hubiera sido alterada drásticamente. Como si el sol no cambiara
de lugar con la luna.
Como si no hubiera muerto. Siento como si lo hubiera hecho, pero de alguna
manera, mi corazón aún late.
—No. Esta semana no habrá escuela para mí. De todos modos, no es que
mi querida madre pudiera decir algo al respecto. La escuela no tiene forma de
contactarla. —Cara se encoge de hombros, pero en el fondo sé que le duele que su
madre decidiera irse con su padrastro abusivo en lugar de quedarse con su única
hija.
—No te metas en problemas por mi culpa.
—Nadie se está metiendo en problemas, así que cállate. —Sube el volumen
del estéreo, y doy la bienvenida a las voces que resuenan a través de los parlantes
para ahogar las voces que resuenan en mi cabeza.
Me prometo que mejoraré, pero ¿cómo es posible si no sé por dónde
empezar?
Unos minutos más tarde, Cara toma la salida de la autopista y navega por el
centro de la ciudad, llegando finalmente a Jamba Juice.
—Vamos a buscarnos unos batidos. —Se frota las manos como un niño
emocionado. No puedo evitar sonreír.
Esa sonrisa solo termina siendo borrada de mi cara cuando miro por la
ventana a todas las personas alrededor.
—Espera. —Incluso bajo el seguro por si acaso.
—¿Qué? ¿Qué es? —La voz de Cara se vuelve preocupada.
—Hay demasiada gente por ahí. ¿Puedes traerme mi bebida? Sabes lo que
me gusta. —Me escabullo hacia atrás en mi asiento para ponerme cómoda.
—No. De ninguna manera. En algún momento tienes que salir. ¿Es pronto?
Sí, por supuesto. Pero, sinceramente ¿cuándo será suficiente? El dolor siempre
estará ahí, solo tienes que aprender a superarlo. Confía en mí.
La miro, preocupada en un nivel completamente nuevo.
—¿Confiar en ti? Alguna vez…
—No, bueno, no eso exactamente. Pero, mi padrastro me maltrató lo
suficiente, donde tuve miedo de hacer cualquier cosa por un tiempo. Sentía que
todos, o cualquiera, podría abofetearme solo por el gusto de hacerlo. Fui una
reclusa durante todo el tercer año. Pero hacer eso no va a ayudar a nadie, sobre
todo a ti misma. Saca tu trasero y ve a buscarte un maldito batido. —Presiona el
botón de desbloqueo con un golpe de la mano y sale del auto.
Estoy mucho más indecisa en cuanto a salir del auto yo misma. Camino
cerca de Cara y no dejo que nadie se me acerque demasiado. Como la fila es
relativamente corta aquí, nos acercamos rápidamente a la caja registradora y
hacemos nuestros pedidos. Una vez que recibimos nuestras bebidas y pagamos,
comenzamos a caminar de regreso al auto de Cara.
Cuento mis pasos en mi cabeza por cada cuadrado de cemento que camino
en la acera. Me ayuda a mantener la concentración y no pensar en los cientos de
personas caminando por la ciudad a esta hora del día.
Estoy a punto de bajarme de la acera cuando veo una figura caminando
hacia mí. Un hombre alto y delgado con la sudadera levantada y boca abajo. No
puedo ver cómo se ve, pero sí cómo camina, y su estatura se ve tan
inquietantemente similar a la de Corey que me congelo.
Mi batido se cae de mis manos y la gravedad me persigue porque la mitad
vuelve a subir y empapa mi ropa en un aguanieve rosa.
—¡Rose! ¿Qué pasa? —Cara corre hacia mí e instintivamente agarra mi
antebrazo.
Tiro mi brazo hacia atrás, y mis ojos se abren como platos. No puedo hablar,
y apenas puedo respirar.
—Lo siento, lo siento. Mierda. ¿Qué? ¿Qué sucedió? Por favor, háblame.
—El pánico es claro como el día en su voz. Abro la boca para hablar, pero no salen
palabras.
El hombre extraño que se parece al gemelo de Corey levanta la vista hacia
la conmoción frente a él, y ahí es cuando veo que no se parece en nada a Corey.
Ni siquiera cerca.
—¿Está todo bien? —Su voz tampoco se parece en nada a la de Corey.
El pánico se va desvaneciendo en mi pecho cuando Cara dice:
—Um, sí. Creo que sí. ¿Rose? ¿Estás bien? —Asiento mientras miro al
hombre frente a mí, cada segundo llevándome más cerca a la realidad.
Corey no está aquí. Corey está muerto. Se fue hace mucho y nunca volverá.
Cara se disculpa y se despide del hombre, y miro mi atuendo arruinado, frío
y comenzando a adherirse a mi estómago. Dejo escapar un suspiro y me acerco al
auto de Cara. Una vez que escucho el clic del seguro abriéndose, abro la puerta y
salto, agarrando el cinturón de seguridad y con manos temblorosas, apenas capaz
de meterlo en su sitio.
—¿Qué pasó ahí fuera? —dice Cara un momento después cuando salta al
auto.
Ahora que estoy en los confines del auto, mi voz parece haber regresado
finalmente.
—No lo sé. Pensé que era, ya sabes, él.
Su barbilla tiembla a medida que me mira.
—Rose, escúchame. Corey está muerto. Está muerto, y maldita sea, Easton,
Logan y Jackson se aseguraron de ello. No tienes que preocuparte por ese hijo de
puta nunca más. ¿Me escuchas? —Se limpia con enojo una lágrima de su mejilla
mientras espera mi respuesta.
Asiento.
—Tal vez aún no estabas lista para salir.
—No, definitivamente aún no estoy lista.
Cuando llego a casa, Cara baja la voz y dice que no puede quedarse y
hablará conmigo más tarde. La miro, confundida a medida que salgo del auto, pero
luego veo por qué. Easton, sentado en mi escalón de entrada. El ceño fruncido que
forma su boca parece haber sido cementado allí por un tiempo. Puedo sentir su
irritación desde aquí, y hace que la tensión se acumule en mi pecho.
—¿Dónde carajo estabas? —gruñe Easton cuando me acerco lo suficiente—
. ¿Y qué mierda te pasó? —Señala mi camisa con un gruñido.
Miro hacia abajo y veo la sustancia pegajosa seca, que honestamente ya no
huele tan bien.
—Derramé mi bebida.
—¿A dónde fuiste? —Su paciencia es escasa, y creo que apenas se aferra a
lo que queda de ella.
—Cara me arrastró hasta Jamba.
Se pasa la mano por el cabello y suelta una carcajada.
—Maldita Cara.
—No te enojes con ella. Solo estaba intentado ayudar.
—No estoy… no, estoy jodidamente furioso. ¿En qué estaba pensando al
sacarte tan pronto?
Mi irritación aumenta instantáneamente.
—¿En serio, Easton? No soy un maldito perro. No, no quería salir. Pero si
lo hacía, esa habría sido mi elección. No tuya.
—No, no lo es. Porque algo serio acaba de pasar. ¿De verdad crees que estás
lista para salir e interactuar con la gente? Tu cuerpo está medio magullado, y tu
voz aún suena bastante jodida.
Llevo mi mano a mi mejilla y siento mi ojo hinchado. Me estremezco y
retiro mi mano cuando siento el moretón. Sin llegar a tocarlo de verdad, olvidé que
estaba allí. Apuesto a que todas las personas con las que me crucé, incluyendo al
gemelo de Corey, deben haber pensado que era una absoluta lunática con mi ojo
morado y mi camiseta llena de jugo.
—No, obviamente no estaba lista. ¡Mira mi ropa! —Señalo mi suéter
arruinado, la vergüenza, la humillación y la ira se pegan a mi cuerpo como ese
batido rancio.
—¿Qué sucedió? —Suelta su irritación e inmediatamente se preocupa.
—Nada. —Intento rodearlo hasta la puerta de mi casa, pero me bloquea el
paso—. Easton, apártate de mi camino. No estoy de humor.
—Rose, ¿qué carajo pasó? Da la casualidad de que yo tampoco estoy de
humor.
Lo miro furiosa. No voy a entrar a mi casa hasta que le cuente lo que pasó.
—Solo fue una confusión. Tomé mi batido y estaba caminando de regreso
al auto de Cara cuando creí ver a Corey.
—¿Qué? —ruge.
—No lo era, obviamente. Simplemente pensé que lo era y me congelé.
Entonces sucedió esto. —Pellizco mi suéter y lo alejo de mi estómago—. Voy a
entrar. Necesito ducharme y cambiarme. —Camino a su alrededor, y esta vez me
deja.
Abro la puerta, entro y me dirijo directamente al baño. Nunca he sido de las
que tienen ansiedad, pero hoy me está demostrando que no soy inmune a ella, y
que no soy indestructible.
Me quito el suéter, giro las perillas chirriantes de la ducha y me paro en
medio de la cabina, viendo cómo la habitación se llena de vapor.
—Rose. —La voz de Easton suena triste. Casi tan roto como me siento.
Me doy la vuelta para mirarlo, y casi me derrumbo ante la tristeza que veo
en su rostro. Su ceño severo habitual, sus rasgos enojados y el muro siempre
construido en la montaña más alta se derrumban. En su lugar hay algo que tengo
demasiado miedo de nombrar.
Si hay alguien o algo que podría acabar por completo conmigo. Es este
hombre frente a mí.
—Rose —vuelve a decir mi nombre, ronco, crudo y puro Easton.
Mi parca.
Da un paso adelante y retrocedo.
Un paso más hacia adelante, y estoy contra la pared. El pánico se filtra
porque la idea de estar atrapada en cualquier lugar es suficiente para que la
oscuridad se filtre en mi visión.
—Respira, Rose. Solo soy yo. En este momento no hay nadie más aquí, solo
tú y yo. —Me bloquea contra la pared, dándome suficiente espacio para respirar,
pero no lo suficiente. Intento hacer lo que dice, respirando lentamente.
Me ancla al mirarlo a los ojos. Me mantiene aquí en la tierra. No tengo
miedo cuando él está cerca. Incluso ahora, cuando apenas puedo respirar, cuando
la oscuridad flota en mi visión, Easton me mantiene centrada.
—Solo tú y yo —jadeo.
Se inclina y me quita el aliento. Se lleva todo el aire que queda en mis
pulmones cuando roza sus labios contra los míos. Mi cuerpo se siente partido en
dos. Una mitad de mí quiere arrancar mis labios de los suyos y huir a los confines
de mi dormitorio, y la otra mitad quiere dejar ir este terror que se ha apoderado de
mi cuerpo y ceder ante él.
Volver a cómo eran las cosas.
Pero nunca volveré a ser esa persona. Esa persona que se burla de lo que
alguien usa, o se burla de alguien que tiene menos dinero que yo. Ya no puedo ser
esa persona, porque no soy esa persona. He cambiado, y Easton sigue aquí a pesar
de todo. Me da una mirada de esperanza y asombro y me besa con un toque tan
delicado que sé, en el fondo de mi alma, que nunca me hará daño.
Él solo me protegerá.
Ninguna parte de su cuerpo toca el mío excepto sus labios. Sus brazos
enjaulados a mi alrededor tienen suficiente distancia de mi cuerpo para mantener
mi cordura intacta. Después de lo que parece un siglo, pero también solo un
segundo, Easton suelta mis labios y da un paso atrás.
—Rose, no pelees conmigo. No dejaré que te conviertas en una especie de
caparazón de persona. No eres esa persona. Eres fuerte, y vas a luchar contra lo
que sea que estés pasando y superarlo. —Da un paso atrás en el pasillo y me mira—
. Y voy a ayudarte en cada paso del jodido camino hacia la línea de meta. Así que,
no me dejes atrás, Rose. Toma tu maldita ducha. Estaré en el dormitorio
esperándote. —Y con eso, cierra la puerta del baño y me deja en silencio.
Cuando entro en mi habitación, veo a Easton tirado en mi cama, revisando
su teléfono. Al momento en que me nota, deja caer su teléfono sobre su estómago.
—¿Te sientes mejor? —pregunta mientras se sienta.
—Sí.
—También hueles mejor. —Me sonríe, y dejo escapar una risita breve.
¿Cómo es que puede sacarme una risa, incluso ahora?
—Entonces —comienza—. No pensé que querrías salir de la casa, y por
más cabreado que esté porque saliste sin mí, me alegro de que hayas salido.
Tenemos algunos planes para mañana.
—Sí, dormir. —La ducha que acababa de tomar hizo que mi agotamiento
se triplicara. No puedo creer que no he dormido en más de un día. Me duelen los
ojos y siento que puedo dormir durante un siglo.
—Sí, no. Esta noche vas a descansar un buen rato, y mañana te voy a
enseñar a disparar.
—¿Disparar qué, como un arma? —me burlo—. Sí, claro. —Mis ojos bajan
cada segundo, y sé que solo será cuestión de minutos antes de que finalmente me
estrelle.
—Tú, yo y Jackson vamos a salir mañana al campo de tiro. Te voy a enseñar
a defenderte y protegerte. En realidad espero que nunca tengas que usar las
habilidades, pero si algo te vuelve a pasar, no sé qué haré conmigo. Así que, sí,
mañana vamos a ir y disparar algunas mierdas, aprender algunas mierdas y
descubrir cómo vencer a alguien si alguna vez intentan joderte.
—Eres mandón. —Eso es todo lo que tengo dentro de mí en este momento.
—No me jodas.
—Tal vez no quiero aprender a disparar un arma. —Me subo a mi cama y
me deslizo debajo de las sábanas. Easton se sienta al otro lado de la cama mientras
levanta una ceja hacia mí.
—No me importa. Es por tu seguridad.
—Te tengo a ti para protegerme. —Cierro los ojos, y siento como si
pegamento los sellara al instante. No hay posibilidad de abrirlos.
—Necesito saber que puedes protegerte si surge un momento en el que no
esté.
—Mmmm.
—Bien. Está resuelto. —La arrogancia en su voz me haría abofetearlo si
tuviera la energía. O si pudiera tocar a la gente voluntariamente.
—Te odio —medio murmuro un medio insulto.
—No, me amas.
—Sí.
7

Creo que el mundo se inclinó sobre su eje anoche cuando Rose se durmió.
¿Por qué carajo dije que me amaba? Logan y su estúpido culo estuvieron
poniendo estos pensamientos en mi cabeza. Lo solté porque, aparentemente, quiero
clavarme un cuchillo en el cuello y desangrarme sobre su alfombra descolorida. Al
menos, así es cómo se sentía.
¿Ella me ama? ¿Siquiera la amo?
No estoy seguro de lo que siento exactamente. Todo lo que sé es que, es la
primera persona en mi vida que me ha hecho querer ser alguien mejor de lo que ya
soy.
No creo haber dicho la palabra amor en voz alta desde antes de que mi mamá
se fuera. Han pasado años. Muchos, muchos años. Apenas puedo abrir la boca y
dejar que las palabras se deslicen por mi lengua sin ahogarme con la saliva.
Aunque tal vez, se deslizarán con facilidad cuando pronuncie las palabras a
Rose.
Si se las digo a Rose.
Poniéndome de lado en su suelo incómodo, la observo mientras duerme
plácidamente en su cama. Anoche, cuando subía los escalones después de que Cara
la dejara, parecía completamente derrotada. Cansada, triste y jodidamente marchita
como una rosa sin agua. Me alegré cuando se durmió, me alegré de que pudiera
encontrar un poco de descanso en medio de la agitación de su vida.
Yo, no tanto. Anoche apenas podía funcionar, y mucho menos quedarme
dormido. Pasé la mayor parte de los minutos mirando a Rose o dando vueltas y
vueltas, reproduciendo su sí una y otra vez.
El susurro de las sábanas me saca de mis sentimientos marica que me niego
a admitir en voz alta.
Todo un verdadero ganador.
—Buenos días. —Me siento y observo cómo su sueño se desvanece, y la
realidad sale a la luz. Veo cada emoción pasar a través de sus rasgos.
Felicidad, miedo, dolor, ira y luego tristeza.
Prometo quitarle esa tristeza y volar esa mierda en pedazos. Reemplazarla
con esperanza, sanación y toda esa otra mierda buena que la hace más fuerte.
Apuesto.
—Buenos días —dice con voz áspera. Su voz suena mejor esta mañana. Un
poco apagada, pero parece que se está curando lentamente.
—¿Cómo has dormido?
—Sin sueños, afortunadamente. Así que, bastante bien. —Me sonríe, pero
se desinfla. No quiere soñar porque sabe que va a soñar con ese hijo de puta.
—Rose, todo mejorará.
—¿Estás seguro de eso? —Parece perdida a medida que se acuesta allí y se
pasa los dedos por el cabello. Maldita sea, cuánto desearía poder hacerle eso.
Por más perdida y asustada que esté en este momento, tengo que decir que
nunca la he visto lucir más impresionante. Su camiseta y pantalones de chándal
podrían ocultar las curvas más sexis que he visto en mi vida, pero de ninguna
manera le quita lo hermosa que se ve acostada allí.
Su dolor es hermoso. Crudo. Real.
—Rose, estoy seguro de eso. ¿Tengo que preocuparme de que tu madre
irrumpa aquí esta mañana? —No recuerdo que anoche volviera a casa, pero podría
haberlo hecho en silencio.
Echa un vistazo por la ventana hacia el camino de entrada.
—Ni siquiera parece que esté aquí. Debe haber pasado la noche en casa de
su novio. —Pone los ojos en blanco ante eso.
—No te preocupes por eso. De lo que debes preocuparte es de preparar tu
trasero para el día. Tenemos algunos disparos que hacer.
—Easton, hoy no quiero ir a ningún lado. —Se da la vuelta y se acurruca
bajo sus sábanas.
—Rose, no me importa.
—Por favor. —Me mira con un puchero que sería estúpido rechazar,
excepto que en este momento su seguridad es mucho más importante que
complacerla.
—No. —Estrecho mis ojos hacia ella.
—A veces eres un idiota. ¿Lo sabes, verdad?
—Esa mierda se estableció cuando tenía unos cinco jodidos años. Puedes
pensar que estoy intentando ser un tipo terrible, pero estoy haciendo esto por ti.
Además, nunca se sabe, podrías disfrutar salir al aire libre y disparar algunos
cartuchos.
—Quizás. O quizás te dispare en el culo por sacarme de la cama. —Yace
en su cama, sonriéndome, y me toma todo mi esfuerzo no ir allí y darle una azotada
en el trasero por ser una sabelotodo.
—Vas a ser mi final. Prepárate, contrólate y te quiero lista en dos horas. Iré
a casa a darme una ducha, buscar a Jackson y volveremos pronto. —Me acerco a
ella y planto un beso sorpresa en sus labios. Afortunadamente, no se congela ni se
aleja de mí.
Progreso.
—Nos vemos en un rato, nena.
—Nos vemos —dice, pasándose las yemas de los dedos por los labios.
Sí, estaremos bien.

—¿Qué hay? —pregunta Jackson mientras se sube a la camioneta.


—Mierda. Acabo de recibir un mensaje de texto de Rich, por supuesto.
Quiere que lo veamos esta noche. —Meto mi teléfono en mi bolsillo, enojado con
él por arruinarme el día.
—¿Se trata de Sanders?
—No, no lo creo. Hugo me ha estado manteniendo al día con eso. Salimos
el viernes, y todo ha ido según lo planeado hasta ahora. Creo que se trata de Frank.
—Maldita sea. ¿Crees que sabe que mataste a Corey?
—No lo sé. Quizás. —La idea de que encuentren el cuerpo de Corey pone
una bola de terror en la boca de mi estómago. No es algo con lo que quiera lidiar
ahora. Ya tengo a Sanders y Rose como mis principales prioridades. Frank Aronole
y su hijo violador no merecen mi tiempo. Pero al final del día, sé que se asegurarán
de que lo haga.
Definitivamente no puedo ir a prisión.
—Bueno, hermano, te cubrimos las espaldas. Ya lo sabes —dice Jackson
con una expresión severa.
—Sí, lo sé. —No quiero ir a prisión, pero si lo hago, iré sin luchar. Lo hice
por una buena razón, y lo haré innumerables veces para salvar a Rose. Incontables.
—¿Cómo está Rose? —pregunta en nuestro camino para recoger dicha
espina en mi trasero.
—Mejor, más o menos. No estoy seguro si está enterrando alguna mierda
profundamente o si en realidad está empezando a sentirse mejor. Supongo que ya
veremos. —Me encojo de hombros. Mis entrañas se revuelven cada vez que
recuerdo la escena del sábado por la noche. Supongo que de alguna manera,
también estoy intentando enterrar esa mierda.
Me detengo frente a la casa de Rose, me estaciono y miro a Jackson.
—Vuelvo enseguida.
Me acerco a la puerta de Rose y cuando estoy a punto de llamar, la puerta
se abre.
—No puedo ir. —La cara de Rose está pálida, y sus manos tienen un
temblor ligero, lo que inmediatamente me pone en alerta máxima.
—¿Por qué? ¿Qué sucedió? —Entro y miro alrededor, buscando a un
intruso o a su madre. Sin embargo, el lugar se ve igual a como lo dejé.
—Casi me desmayo la última vez que salí. Algo sucede cada vez que salgo.
Este lugar me ha convertido en un monstruo asustado y propenso a los accidentes.
No quiero salir. Preferiría quedarme aquí en la Cabaña y vivir el resto de mi vida
en soledad.
—No lo dices en serio. Rose, deja de permitir que esa mierda te afecte. Eso
es lo que quería Corey, eso es lo que querían las otras zorras, y eso es lo que quería
ese pervertido del callejón. Rose, no puedes dejar que te afecten. Sal adelante y
vive. —La emoción obstruye mi garganta. Mierda, realmente me estoy
convirtiendo en un marica.
—No puedo lidiar con que suceda nada más. Apenas aguanto como está. —
Se calla mientras las lágrimas se acumulan en sus ojos, dos charcos de agonía
mirándome. Tengo tantas ganas de quitarle su dolor, pero esto es algo que ella
necesita curar por sí misma.
—Rose, no te alejarás de mi vista. Lo prometo. Nos tendrás a Jackson y a
mí contigo todo el tiempo.
—De acuerdo. —Toma aire y agarra sus cosas, camina a mi alrededor y sale
por la puerta. La sigo, abriendo la cerradura desde adentro y cerrando la puerta.
Cuando regreso a mi camioneta, Rose ya está sentada en el asiento trasero.
Miro a Jackson y frunzo el ceño. ¿Por qué carajo mi chica está sentada en el asiento
trasero y este imbécil se queda adelante?
Se encoge de hombros.
—Deja de mirarlo así. Le dije que se quedara al frente —gruñe Rose desde
atrás.
—¿Qué mierda estás haciendo ahí atrás? —Le frunzo el ceño.
—Deja de gruñir. Jackson estaba saliendo para subirse a la parte de atrás,
pero le dije que se quedara allí. Quiero sentarme aquí. Necesito algo de espacio.
—¿De mí? —grito prácticamente.
—¡De todos! ¿Vas a meter tu culo en el auto y manejar? O puedo volver
adentro, que es lo que quiero hacer, por cierto.
—En serio, hermano. Solo vámonos.
Le doy a Jackson una mirada que haría llorar a un hombre más cobarde,
pero Jackson solo me observa con su mirada muerta.
—Maldita gente loca e imposible —murmuro por lo bajo. Esta gente va a
dejarme calvo o en la cárcel por una oleada de asesinatos. Uno o lo otro.
Posiblemente ambos.
—¿Cómo estás? —dirige Jackson a Rose.
—Estoy aquí —dice a medida que ve pasar los árboles.
—Sí. —Jackson sabe muy bien lo dura que es la vida. Mierda, todos lo
hacemos. Pero Jackson, más que nadie, sabe lo que es sobrevivir a duras penas.
El silencio desciende en el auto y cuando miro en el asiento trasero, veo que
Rose ya se ha quedado dormida.
Pasó de no dormir durante días a dormir todo el tiempo. Espero que esto
solo sea parte del proceso de curación. No soy bueno para consolar, y no soy bueno
para los sentimientos.
Quiero estar aquí para ayudar a Rose en este proceso. No estoy seguro de
cómo.

—Este lugar es enorme. —Rose mira a su alrededor con los ojos totalmente
abiertos, aferrando su bolso contra su pecho mientras le muestro las instalaciones.
—Sí. Nuestros padres construyeron este lugar en los años noventa.
Siguieron arreglándolo a lo largo de los años, y ahora es básicamente una fortaleza
indestructible. —La cantidad de armas que tenemos almacenadas aquí es suficiente
para derribar la Casa Blanca.
Caminamos hacia el otro extremo del edificio, y preparo a Rose con
anteojos y auriculares para proteger sus oídos. Jackson camina hacia el otro lado
del lugar y coloca los blancos en los que podemos practicar.
—Tal vez deberías ir primero —dice Rose, haciéndome una mueca a
medida que mira el arma frente a ella. Tendrá que acostumbrarse a eso muy rápido
si quiere estar en mi vida. No soy un hombre de trabajo de escritorio. Tengo sangre
en mis manos y siempre están sucias. También siempre tendré protección conmigo,
así que mirar un arma como si no fuera una maldita araña sería lo mejor para ella.
—Este día se trata de ti. —Levanto el arma y le muestro las diferentes
partes—. Aquí está el seguro. Tenlo siempre puesto. Siempre. El único momento
en que debería quitarse es si estás segura de que vas a dispararle al hijo de puta del
otro lado. Esto aquí libera el cartucho. —Presiono el botón de liberación y le
muestro el cargador repleto de balas—. Deslízalo hacia adentro hasta que haga
clic. Cuando estés lista para disparar, suelta el seguro y levanta el cañón hacia
atrás. Eso envía una bala a la recámara. Cuando quieras disparar, apunta y aprieta
el gatillo aquí. —Le entrego el arma y observo cómo la mira con aprensión.
—Easton… —Estoy a punto de abrir la boca para decirle que se calle y
dispare cuando Jackson me interrumpe.
—Así, Rose. —Está en la siguiente estación y no tiene ningún equipo
puesto. Nunca lo hacemos, estamos acostumbrados al sonido de las balas sin
ningún tipo de protección.
Jackson amartilla el cañón hacia atrás y apunta a la figura negra al otro lado
de la habitación. Presionando el gatillo, suelta bala tras bala y hace un tiro en la
cabeza tras otro. Rose lo mira con asombro. El tipo es un buen tirador. Prefiere un
cuchillo, pero maneja un arma con facilidad.
—Inténtalo. Es divertido. Solo ten cuidado con el contragolpe. Es fuerte
para un novato. —Le sonríe y retrocede.
Rose da un paso adelante y apunta a la persona de papel, soltando el gatillo
y casi cayendo de culo. Falla su objetivo completamente.
—Maldita sea. —Me acerco y la agarro, lo cual es un error con un arma en
la mano. Ella se congela, y su dedo presiona el gatillo.
—¡Mierda! —grito—. Jesús, maldita sea, Rose. —Afortunadamente, la bala
salió disparada al otro lado de la habitación—. Podrías haberme disparado esa puta
bala. —No dice nada, así que la miro a la cara. Una vez más, está blanca como una
sábana—. Mierda, lo siento, nena. Lo olvidé. Solo estaba intentando ayudar.
Se aparta rígidamente de mi agarre y trata de pasarme el arma.
—No, inténtalo de nuevo. —Empujo el arma hacia ella. Por mucho que
quiera estremecerme y pensar en ella disparándome en el pie, necesita aprender.
—Rose, intenta apuntar a la imagen e imagina que es Corey. Eso fue lo que
hice —dice Jackson y asiente con la cabeza hacia ella.
Eso parece empujar algo de motivación en ella. Toma el arma con fuerza y
apunta al papel. Después de lo que parece un siglo, no dispara una, ni dos, sino el
cartucho completo. Falla algunas balas, pero algunas golpean el cuerpo.
Estoy impresionado.
Cuando me mira, tiene una gran sonrisa en su rostro y lágrimas caen por su
rostro en un flujo constante.
—Lo hice —susurra.
8

Con cada bala que sale de la recámara, mi dolor disminuye. Sigue ahí, de
eso no hay duda, pero no puedo negar el subidón que siento cuando siento el
retroceso del arma. Finjo que todos los que me han hecho mal en el mundo son esa
figura estúpida de papel negro y una sonrisa tira de mis labios con cada bala
mientras los imagino muriendo por la muerte de mis manos. Por una vez, debería
ser yo quien les cause dolor, no al revés.
Mi padre.
Bang.
Esas zorras.
Bang.
Ese pervertido sin hogar.
Bang.
Corey.
Corey.
Corey.
Bang. Bang. Bang.
Ahora tiene sentido para mí. ¿Por qué tantas personas terminan siendo
asesinos en serie? ¿Por qué la gente termina yendo a prisión por cometer una ola
de asesinatos? Ahora entiendo.
La sensación de liberación.
Quiero más, y mientras miro el arma, deseo que haya balas ilimitadas aquí
como un vampiro desea una fuente de sangre humana.
Quiero más.
—Lo hiciste genial. —Easton mira la figura de papel baleada y estudia los
agujeros en todo el papel.
—¿Puedo hacerlo otra vez? —Mi interior tiembla con anticipación, aunque
el exterior sigue siendo como una piedra.
—Sí, para eso estamos aquí. También te mostraré algunos movimientos,
pero puedes practicar un par de veces más —dice Easton antes de mostrarme cómo
recargar el arma.
Disparo por un poco más de tiempo, y cada vez el hambre se vuelve más y
más fuerte.
—Está bien, eso es suficiente. Es hora de mostrarte un poco de autodefensa.
—Easton me quita el arma y la deja a un lado. Miro a mi alrededor y noto que
Jackson no está.
—¿Adónde fue Jackson? —pregunto. Mierda, debo haberme distraído.
—Fue a hacer una llamada. Ven, hagamos esto. —Me lleva a una habitación
separada, una con equipo de entrenamiento y me imagino que esto se parece mucho
a su gimnasio de entrenamiento—. Entonces, sé que estás pasando por un momento
difícil, y lo último que quieres es que te toquen en este momento. Pero este
ejercicio —hace una pausa, mordiéndose el interior de la mejilla mientras me
mira—, requiere tocarnos. —Aprieta los labios con fuerza a medida que intenta
leer mi reacción.
La palabra tocarnos me bastó.
—Muy bien, entonces, es hora de que me vaya. —Giro y empiezo a salir
del gimnasio, pero su gran forma se precipita frente a mí rápidamente.
—Detente, Rose. No vas a ninguna parte. Nunca superarás esto a menos que
empujes tus límites. Sé que no ha pasado mucho tiempo, pero nunca sabes lo que
va a pasar de un segundo a otro. Lo último que cualquiera de nosotros necesita es
que te pase algo, y tu única reacción es congelarte. Mierda, si haces eso serás carne
muerta. —Subraya, balanceando sus manos alrededor.
—Bien. Al momento en que diga alto, te detienes. —Apunto mi dedo en su
rostro. Hay una buena posibilidad de que me desmaye al momento en que su
cuerpo me agarre, pero aún necesito que sepa que no voy a hacer nada en contra
de mi voluntad.
Nunca. Otra vez.
—Dices alto, y termino. —Se da la vuelta y camina hacia un estante al
costado de la habitación, recogiendo dos juegos de guantes de combate—. Primero,
necesitas aprender a balancearte. —Me arroja un par de guantes.
—Easton, sé cómo lanzar un jodido puñetazo —me burlo.
—Entonces, pruébalo. —Se pone los guantes y me da una sonrisa arrogante,
pero todo lo que quiero hacer es borrar esa sonrisa de su maldita cara.
Le frunzo el ceño y me pongo los guantes con movimientos bruscos. Bien,
¿quiere que lo golpeen? ¿Por qué diablos no?
Golpeo su mejilla, pero instantáneamente lo bloquea. Intento con mi otro
puño, pero también bloquea ese.
—¿Eso es todo? Eso fue como espantar una mosca —me incita, con una luz
en sus ojos que es medio en broma, medio burlándose.
Y eso me cabrea.
Puedo sentir mi cara calentarse, y le muestro los dientes.
—Jódete.
—No me pelees con tus palabras; pelea conmigo con tus puños. Puedes
llamarme por cualquier nombre que quieras, pero eso no detendrá a un atacante ni
lo pondrá de rodillas. Rose, ponme de putas rodillas.
Lo golpeo y golpeo y golpeo. Y cada bloqueo que hace me enfada más y
más. Termino intentando abofetearlo, en realidad, cualquier cosa.
—¡Rose, derríbame! —me grita.
Voy a darle un rodillazo en las bolas, y esta vez me sonríe cuando me
bloquea.
—Perfecto. Ve por la entrepierna. —Me da la vuelta, de modo que su frente
está contra mi espalda y sus brazos me rodean.
Me congelo al instante. No puedo respirar. Pero no es por su agarre fuerte,
es su proximidad lo que congela mis pulmones y cierra mi tráquea. Me siento
atrapada. El zumbido en mis oídos hace que la voz de Easton suene a kilómetros
de distancia.
—Rose, no te congeles. Pelea conmigo en esto. ¿Cómo puedes sacarme de
este abrazo?
No puedo pensar en sus palabras porque lo único que pasa por mi cerebro
es cómo escapar de este agarre. Empujo mis brazos hacia afuera, pero su agarre es
demasiado fuerte. Hago lo único que puedo hacer. El zumbido en mis oídos me
marea. Me siento confundida.
Grito.
Grito con todos mis putos pulmones.
Mi garganta se siente como si fuera a romperse en dos con lo fuerte que
estoy gritando, pero no me ayuda a escapar de su agarre.
—¡Maldita sea, Rose, pelea contra mí! —ruge Easton. Siento como si las
paredes temblaran con su demanda.
Me congelo y busco a tientas cualquier parte suelta del cuerpo que pueda
mover. Mis codos.
—Te veo pensando. ¿Cómo puedes escapar de mi agarre? ¿Tus codos?
¿Dónde puedes golpearme con eso? ¿Qué parte de mí es más vulnerable a un
ataque? ¿Qué parte de mí me dolerá más?
Mis brazos están cerca de su cuello. Hago lo único que puedo hacer y golpeo
mi codo contra su yugular.
Funciona. Los brazos de Easton se aflojan, y puedo liberarme de su agarre.
Sin embargo, no por mucho tiempo, porque se agarra a mis tobillos.
—Ve por la verga —me ladra, su voz distorsionada por el golpe.
Giro rápidamente e intento patearlo en la verga, pero lo bloquea justo
cuando hago contacto.
—Eso fue perfecto. Tu atacante estará tan concentrado en agarrarte que no
se dará cuenta de que estás a punto de patearlo en las bolas. Su suposición inicial
es que vas a ir primero por las bolas, de modo que tienes que hacerlo de forma
inesperada, o de lo contrario no funcionará. —Se pone de pie y se cierne sobre mí,
mirándome acostada en el suelo.
Lágrimas corren por mi rostro, y mi respiración me deja en grandes jadeos.
—¿Por qué no te detuviste? —lloro. El dolor de sus dedos agarrándome, y
sus brazos envolviéndome fue suficiente para hacer que mi cuerpo estallara en
llamas.
Me dolió mucho. Pero también sentí… algo más.
Algo bueno.
—Porque Rose, nunca dijiste alto.
Nos miramos el uno al otro, y nuestra conexión que siempre ha sido tan
fuerte comienza a hervir a fuego lento justo debajo de la superficie. Mi atracción
por él nunca desaparecerá. Me sorprende que la atracción esté incluso en mi
cerebro en este momento, pero en lo que respecta a Easton, no creo que ese fuego
se apague nunca.
—Easton. —Jackson está de pie en la puerta con su teléfono a un lado y una
mirada rígida en su rostro.
Tanto Jackson como Easton intercambian una conversación silenciosa hasta
que Easton me mira.
—Es todo por hoy. Lo hiciste bien. —Extiende su mano para que yo la tome,
pero no estoy lista para eso. Al menos, aún no.
Me giro y me pongo de pie, limpiando mis palmas en mis piernas.
—¿Ya nos vamos? —pregunto, aún sin aliento.
—¿Ya? Rose, hemos estado aquí la mayor parte del día.
Saco mi teléfono de mi bolsillo y miro la hora. Mierda, ya son más de las
cinco. ¿Qué pasó con el día?
Easton tiene una mirada urgente en su rostro mientras los sigo a ambos de
vuelta a la camioneta. Una vez que llegamos allí, ya no puedo contener mi
curiosidad.
—¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que no me están diciendo?
—Nada, solo tengo que ir a encontrarme con mi padre. —Su tono es
monótono y sin emociones, muy parecido a cuando lo conocí.
No me gusta.
—¿Sabe que tú sabes que él mató a mi padre? ¿Sabe que yo lo sé? —Mi
boca se llena con un sabor amargo que no me gusta. Odio. Odio a Rich Malone.
Lo odio tanto.
—Sí, Rose. Lo sabe —dice en un suspiro, sonando molesto. ¿Qué acaba de
suceder? ¿Qué cambió desde hace diez minutos hasta ahora? ¿Cómo puede pasar
de ayudarme a volver a encender mi interruptor a apagar el suyo?
No digo nada el resto del viaje en auto, optando por cruzar los brazos sobre
mi pecho y mirar por la ventana. Parece que los dos imbéciles de adelante están de
acuerdo con mi silencio ya que nadie dice una palabra hasta que llegamos a mi
casa.
Salgo y solo miro por encima del hombro antes de cerrar la puerta.
—Gracias. —La pasé bien hoy, y no tenían que llevarme. Al menos
merecen un agradecimiento por eso, incluso si también merecen una bofetada en
la cara por el tratamiento silencioso durante los últimos cuarenta y cinco minutos.
—Rose. —La voz de Easton suena suplicante. Sé que tiene algo que hacer,
o de lo contrario no estaría sentado en su auto en este momento como si lo
estuvieran partiendo en dos, literalmente.
—Está bien. Hablamos más tarde. —No espero una respuesta antes de subir
los escalones de mi casa. Solo toma un segundo antes de que el silenciador de la
camioneta de Easton resuene por la calle, anunciando su partida—. Idiotas —
murmuro.
Cuando abro la puerta, mi mamá se sienta en el sofá adentro, hablando por
teléfono.
—Está bien, sí. Acaba de entrar. Te hablaré más tarde. Sí, tú también. Adiós.
—Cuando cuelga, deja su teléfono en la mesita de café antes de levantarse y
caminar hacia mí—. ¿Dónde has estado?
—Salí con unos amigos. —Mierda, olvidé que se suponía que debía estar
en la cama esta semana sin sentirme bien.
—Entonces, ¿te sientes mejor? —Me evalúa, en busca de lesiones nuevas.
—Un poco, no totalmente. —¿Alguna vez estaré totalmente bien?
Improbable.
—Si saliste con unos amigos, entonces mañana irás a la escuela, ¿verdad?
—Umm, no lo creo.
—¿Por qué no? ¿Qué sigue sin sentirse bien? Seguro que te ves mejor que
ayer. —Sabe que pasó algo. Está sonsacándome.
—Aún estoy dolorida. —Entre mis piernas. Mi estado de ánimo se empaña
inmediatamente. Después de mi día, me he estado sintiendo un poco más como mi
antiguo yo. Y ahora viene mi querida madre para recordarme todo lo que he pasado
últimamente. Hablando de matar el entusiasmo en grande.
—Si no puedes ir a la escuela, entonces no puedes salir de esta casa para
pasar el rato con unos amigos.
—Bien. —No hay absolutamente ninguna manera de que pueda ir a la
escuela esta semana. No puedo lidiar con la multitud de personas acercándose. En
todo caso, salir con Cara a tomar un batido es prueba de ello.
—En otra nota, estaba hablando con Jeff, y planeamos cenar mañana por la
noche. Me gustaría que pudieras unirte a nosotros. —Puedo escuchar en su tono
que quiere ordenarme que esté allí, pero ahora ordenar tendrá el efecto contrario
en mí.
Aun así, ¿una cena? ¿Con Jeff? El silencio incómodo de dos horas con los
dos sin duda será doloroso.
—¿Puedo llevar a un amigo?
—Ah, por supuesto. Supongo. Sabes que me agrada Cara. —Se encoge de
hombros, demasiado emocionada de estar haciendo algo como una familia para
que le importe.
No estaba hablando de Cara, pero supongo que lo descubrirá mañana.
—De acuerdo. —Le doy una sonrisa y empiezo a caminar hacia mi
habitación. Ni siquiera se me ocurre que acabo de aceptar salir en público, muy
probablemente a un restaurante rodeado de un montón de gente con Jeff y mi
madre. Mierda, ¿qué diablos acabo de aceptar?
—Rose, ¿estás segura de que estás bien? —suena tan preocupada. Desearía
poder hablar con ella, pero aún no puedo pronunciar las palabras en voz alta. Eso
lo hace real. Y si es real…
Entonces, ¿qué?
—Ujum. —Intento darle una sonrisa tranquilizadora, pero el cansancio
golpea con fuerza. Se necesita esfuerzo incluso para pararse en este punto.
Volviendo hacia mi habitación, lo último que escucho antes de cerrar la
puerta es que ella susurra para sí misma:
—¿Qué te pasó?
9

—Hermano, está enojada. —Jackson se ríe.


—Siempre está enojada conmigo.
—Sí, porque eres un imbécil con ella.
—Cierra la puta boca. ¿Qué hice? —Agarro el volante con tanta fuerza que
me sorprende que la mierda no se deshaga bajo mis palmas.
—Hoy hiciste algunos progresos con ella. Cuando subió al auto, parecía un
cordero maltratado camino al matadero. Disparar esa pistola la emocionó. No
miento, lo viste. Parecía feliz hasta que básicamente la ignoraste todo el viaje de
regreso.
—¿Qué? No, no lo hice. —Niego con la cabeza.
—Sí, maldita sea, lo hiciste. —Pone los ojos en blanco—. Te lo juro, a veces
eres tan imbécil.
Vuelvo a pensarlo. ¿De verdad la estaba ignorando? Si lo estaba haciendo,
no fue intencional de ninguna manera. Pero, mierda, supongo que estaba siendo
frío con ella. No se da cuenta de que me pongo así cuando tengo que reunirme con
Rich. No tiene nada que ver en absoluto con ella. Tiene que entender que mi yo de
novio es una persona completamente diferente al heredero de Richard Malone.
—Mierda —gimo.
Jackson se ríe.
—Te lo dije. Suerte con eso.
—Vete a la mierda. Solo espera, te llegará tu turno y también te pondrán
patas arriba. Voy a reírme tanto de tu trasero.
—No. Prefiero volar solo para siempre que lidiar con las emociones que
conlleva una relación. Sin importar el coño, deberían mantener sus sentimientos
en casa.
Jackson sin duda está más jodido que yo. Puede que sea el que ejecute el
crimen, pero sé que es Jackson el que desearía ser quien derramara la sangre. Casi
está sediento por ella, como un parásito. Dale una taza, y la llenará y tragará esa
mierda como si fuera oro líquido.
—¿Has hablado hoy con Logan? —Espero que Jackson le haga saber a
Logan que lo necesitan en el almacén.
—Le envié un mensaje de texto de camino a lo de Rose.
No digo nada más mientras manejamos hacia las ciudades. Eso es lo bueno
de estar cerca de Jackson. No le gusta hablar. Así que, si estoy de humor para el
silencio, estoy con la mejor de las compañías. Logan no sabe cuándo cerrar la boca.
Supongo que soy el intermedio de los dos.
Cuando nos detenemos en el almacén, Logan ya está fuera de su auto,
fumando un porro y enviando mensajes de texto en su teléfono.
—¿Qué tal? ¿Cómo les fue con las clases de tiro al blanco? —Sus ojos están
llenos de risa—. Esperaba que uno de ustedes volviera con una maldita herida de
bala. —Se ríe.
Estoy a un segundo de quitarle esa sonrisa de suficiencia de la cara. En
realidad, lo haría, pero tenemos cosas más importantes que hacer ahora mismo.
—Hombre, vamos. No hay tiempo para esta mierda. —Avanzo hacia la
puerta y escucho que ambos me siguen. La gravedad de esta situación nos afecta a
todos, muy rápido.
Que estemos aquí tan pronto después de habernos reunido con Rich es una
mala señal. Todos estamos pensando lo mismo, simplemente no queremos
admitirlo.
Tiene que ver con Corey. No hay otra solución de por qué estamos todos
aquí cuando solo ayer dejamos este lugar. Por lo general, solo nos reunimos con
Rich una vez a la semana, si acaso. Venir aquí varias veces a la semana siempre
significa problemas.
Al entrar, el silencio asciende sobre nosotros a medida que caminamos hacia
la oficina de Rich, a diferencia de la última vez que estuvimos aquí cuando era un
manicomio. Ahora este lugar está casi inquietantemente silencioso. Todos deben
haberse preparado para el viernes y están en casa o ya se fueron a Wisconsin.
La puerta de Rich está cerrada, así que llamo a ella, solo para que se abra al
instante ante un Hugo con expresión estoica. Abre la puerta, revelando a un Rich
de aspecto tranquilo y a un Frank Aronole de aspecto asesino. Mierda, lo sabía.
El papá de Corey está aquí.
—Muchachos, entren —dice Rich con cara de póquer.
El aire está tan cargado de tensión, tan pesado, que casi se siente húmedo.
Los tres entramos y nos paramos en un lado de la habitación mientras Frank se
para en el otro.
—Frank aquí se detuvo buscando a su hijo. Dijo que lo último que escuchó
es que ha estado dando vueltas por estos lares. Conoce a tu novia, Rose Strauss.
Aparentemente, solían ser muy cercanos. Pensé que ustedes podrían saber algo de
su paradero. —Mierda, no le hizo saber a Frank que matamos a su hijo, ¿verdad?
¿Qué carajo digo?
—Lo siento. No lo conozco. —Me encojo de hombros y miro a Rich en
busca de algún tipo de guía. Desafortunadamente, Rich usa todo su esfuerzo para
mirar a Frank.
Frank me señala con el dedo, y necesito meter las manos en los bolsillos
para no extenderla y partirlo por la mitad.
—Muchacho, no me mientas. Sé que tienes algo que ver con su
desaparición. Sé que ha estado luchando con las drogas durante bastante tiempo.
¿Sabes dónde las consigue? De todos ustedes. Malvivientes, matones traficantes
de drogas. ¡Todos ustedes! —Señala a Jackson y Logan, y ambos dan un paso
adelante, listos para pelear si les doy el visto bueno—. Si no me dicen dónde está
mi hijo en este momento, iré personalmente al FBI y les informaré sobre la gran
operación de drogas que se está llevando a cabo, ¡a ni siquiera treinta kilómetros
de su oficina! —La cara sudorosa de Frank está casi morada por sus gritos y escupe
con cada sílaba. Es absolutamente repugnante, pero también agradable. Cualquier
persona que esté involucrada con Corey merece sentir un poco de dolor.
La puerta hace clic, y todos nos enfocamos en Hugo mientras bloquea la
puerta de la oficina.
—Bueno, Frank. Honestamente, no puedes ser tan estúpido como para
amenazarme en mi propia oficina, ¿verdad? —La silla de Rich cruje cuando se
recuesta, poniéndose cómodo y luciendo casi divertido.
El hombre palidece.
—No, no. Rich, sabes que nunca haría eso. ¡Solo sé que esos chicos saben
lo que le pasó a mi hijo!
—Entonces, ¿estás amenazando a estos chicos? —Rich inclina la cabeza
hacia un lado, mortalmente tranquilo mientras el aire pasa de pesado y húmedo a
frío. Helado, totalmente gélido. Lo juro, si exhalo una bocanada de aire, serías
capaz de verlo.
—No los estoy amenazando. ¡Solo sé que ellos saben algo! —Me apunta a
la cara con el dedo—. Sales con esa zorra, Rose. Mi hijo ha estado detrás de ella
desde la secundaria, y ella lo ha estado engañando desde entonces. Conozco a esa
putita…
Me abalanzo desde mi lado de la habitación y me acerco tanto a su cara que
nuestro pecho choca. Mi rabia contenida ruge de nuevo, haciéndome sudar incluso
en esta habitación fría.
—Detendría esa oración antes de que sean las últimas palabras saliendo de
tu boca. Aún mejor, deberías tragártelas con el resto de tus palabras repugnantes a
punto de salir de tu boca. ¿Quieres saber qué le pasó a tu hijo? Maldita sea, lo maté.
Arrojé su trasero de violador al río Mississippi, donde puede hincharse como un
pez globo. —Sus ojos se abren del todo ante la palabra violador—. Sí, estoy seguro
de que no estabas al tanto de eso, ¿eh? Tu puto hijo perfecto se enterró
profundamente hasta las bolas en mi jodida novia sin su consentimiento. La violó.
La brutalizó. Puse tantas balas en su cerebro y empujé su polla tan adentro de su
garganta que podría ganar un premio antes de arrojarlo como la basura que es en
esas aguas asquerosas.
El rostro de Frank cambia de rojo a blanco y luego a morado. No estoy
seguro de que esté respirando, pero me importa una mierda.
—¿Esa persona a la que violó? Sí, es mi maldita novia. Alguien que me
importa mucho. —Saco mi arma de la parte trasera de mis jeans y la amartillo,
colocándola justo en su cara—. Llámala puta una vez más. Maldita sea. Te. Reto.
Silencio. Silencio. Silencio. Todo lo que escucho es silencio y el sonido de
Frank tragándose con la lengua junto con su saliva inexistente.
—¡Tú… mierda, vas a pagar por esto! —explota, se da la vuelta y pasa
corriendo junto a Hugo. Unos segundos más tarde, todos escuchamos el portazo
de la puerta exterior.
El silencio continúa durante muchos segundos hasta que Rich rompe el
silencio.
—Volverá por ti, lo sabes, ¿verdad?
—Lo sé. —Estaré listo. Parece que todo el clan Aronole se va a hundir.
—Será mejor que estés listo para el viernes. El trato con Sanders es mucho
más grande que tu drama de secundaria.
Si este hombre no fuera mi padre, le clavaría mi arma en la cuenca del ojo.
De hecho, me importa una mierda que sea mi padre. Si no estuviera tan
seguro de que me mataría por golpearlo, definitivamente le clavaría mi arma en la
cuenca del ojo.
—Me ocuparé de eso. —La mitad de mí quiere correr detrás de Frank y
empujar su propia polla por su garganta mientras está vivo. Nadie y me refiero a
nadie va a hablar así de Rose. Estoy jodidamente harto de todo lo que ha tenido
que pasar últimamente.
La próxima persona que me joda seguirá el camino de Corey río abajo.
—Entonces, te veré el viernes —dice, despidiéndonos a medida que se pasa
la mano libre por la cara. Obviamente está estresado, lo cual no es propio de él.
—¿Irás a Wisconsin con nosotros? —Estoy sorprendido, por decirlo
sutilmente. Este hombre no se ensucia las manos, y no lo ha hecho desde que era
un poco mayor que yo ahora.
—Claro que voy. No dejaré que Sanders se salga con la suya. Todos
nuestros mejores hombres nos acompañarán allí. A estas alturas, ni siquiera es un
acuerdo de negociación. Vamos a acabar con él.
Mis ojos se abren totalmente ante su comentario. No me di cuenta de que
estaban planeando matar a Sanders. Esto hace que sea mucho más importante de
lo que pensé inicialmente. Este fin de semana habrá un derramamiento de sangre.
Y no será la nuestra.
—Entonces, nos vemos el viernes —digo, y los tres salimos en silencio del
almacén y regresamos a nuestros autos.
Avanzamos en silencio. Y una vez que llegamos a mi camioneta, es Logan
quien rompe el silencio insoportable.
—¿Sabían que vamos a acabar con Sanders? —Jackson y yo negamos con
la cabeza—. Eso significa que tenemos que derribar no a un hombre, sino a todo
un cartel.
—Mierda —murmura Jackson.
—Lo que sea. Ya no puedo con esta mierda. Vamos. —Logan se dirige a su
auto, y Jackson y yo nos subimos a mi camioneta. Conduciendo a casa, no puedo
evitar contemplar el millón de cosas diferentes que están sucediendo en mi vida en
este momento.
¿Qué carajo va a pasar con Sanders?
¿Rose va a perdonarme por comportarme antes como un imbécil?
Sé que voy a terminar matando a Frank. ¿Tendré que matar a toda esa
maldita familia?
¿Seré capaz de volver a tocar a Rose sin que ella se congele?
Me siento como una estúpida perra por quejarme internamente de todos mis
problemas, pero al menos puedo darme algunos ánimos para no descargarme con
mis muchachos como una tonta enamorada.
Cuando llego a mi casa, le doy un asentimiento a Jackson y entro a mi casa.
Estoy seguro de que el viaje silencioso a casa dijo alto y claro que no estoy de
humor para compañía.
Tomo una cerveza de la nevera y vuelvo a mi habitación, ignorando el
mensaje de texto de Duke sobre reunirnos este fin de semana para entrenar. Voy a
tener que enviarle un mensaje más tarde, haciéndole saber que no puedo ir hasta el
lunes. Va a estar jodidamente enojado, pero no hay forma de que pueda salir de
esta.
El agotamiento me golpea como un tren de carga, así que me quito los
zapatos y me meto en la cama. Estoy a punto de enviarle un mensaje de disculpa a
Rose cuando recibo una llamada de su parte. Ignorando la sensación de volteretas
en mi pecho, deslizo mi dedo para contestar y empiezo a arrastrarme en la cama.
—Justo iba a enviarte un mensaje de texto.
—Entonces ¿regresaste? ¿De dónde tenías que estar? —gruñe. Genial, aún
está jodidamente enojada.
—Sí. Estoy en casa. —Dejo escapar un suspiro y trato de frotarme los ojos
con tanta fuerza para sacarlos de sus órbitas—. Rose, siento lo de antes. Ni siquiera
me di cuenta de que estaba siendo un jodido imbécil hasta que Jackson me lo dijo.
Teníamos que reunirnos con Rich.
—Eso no te da una excusa para tratarme como una mierda.
—No, no lo hace. Pero así es como funciono. Tienes que comprender que
esta mierda con Rich es una vida diferente. No soy un buen tipo. Jodo a la gente y
la mato para ganarme la vida y lidiar con mi padre nunca es un bueno. Me pone de
mal humor.
—Lo sé. —Suena triste, y quiero llegar a través del teléfono y sacar esa
tristeza de su voz.
—Intentaré no ser tan imbécil. Pero intenta entender que, no soy el chico
bueno.
—Aunque, eres bueno. Me salvaste… —Se calla como si ni siquiera
pudiera soportar decir una palabra sobre esa noche.
—Te salvé porque me preocupo por ti, y hace tiempo que quería ver la
sangre de Corey manchada en el pavimento.
—Estás intentando asustarme —susurra, su voz grave excitándome, incluso
cuando no debería.
—Deberías huir. Te mereces algo mejor que la vida que podría darte. —
¿De dónde viene esta mierda? Contesté el teléfono con la intención de
disculparme, y terminé sintiendo que necesitaba asustarla. Esta mierda de derribar
a toda la gente de Sanders me ha hecho perder el control.
¿Saldremos con vida?
—¿Por qué estás hablando así? —solloza. Maldición, odio cuando llora.
—Solo quiero que entiendas lo que es estar conmigo. Soy un idiota el cien
por ciento del tiempo.
—Sé que no eres perfecto. Nadie lo es. Easton, me gustas por lo que eres.
Ahora cállate. No vamos a tener esta conversación. Te llamé para pedirte un favor.
Hago una bola con mis emociones como una bola de papel y arrojo esa
mierda a la papelera.
—¿Qué será?
—Ven a cenar mañana conmigo, mi mamá y su novio.
—Absolutamente no. —Me rio.
—¿Por qué no?
—Porque no me van las cenas familiares. Nunca. —Mierda, tiene que estar
bromeando.
—Me lo debes por ser antes un completo idiota. Por favor, ven y sálvame
de esta terrible cena. Después estaremos a mano.
—No.
—¡Easton! ¡Por favor! Si no empiezo a esforzarme, juro que mi mamá me
enviará de vuelta a Woodbury. —Tose para aclararse la garganta.
¿En serio? Mierda, sabe cómo llegar a mí.
—Bien. Maldita seas, Rose —le gruño.
—¡Sí! ¡Eres el mejor! ¡Gracias! ¡Buenas noches! —Cuelga antes de que
tenga la oportunidad de decir lo mierda que es.
Rose me engañó totalmente con esto. Completamente.
Miro mi teléfono con incredulidad.
—Perra.
10

Prepararse se ha convertido en una tarea. Lo que solía ser una de mis cosas
favoritas se ha convertido en algo que desearía no tener que volver a hacer nunca
más.
Peinarme, pintarme las uñas, vestirme elegante, nada de eso me atrae ya.
Prefiero sentarme en casa con mi ropa menos favorecedora donde sé que no
me mirarán con ojos llenos de lujuria. Preferiría mostrar la menor cantidad de piel
posible.
Así que, ¿este vestido que estoy usando? Ojalá esta mierda fuera más larga.
Me bajo el dobladillo de mi ajustado vestido negro y deseo que crezca unos
centímetros en el dobladillo. Lamentablemente, mis deseos no se cumplen. En todo
caso, a medida que me muevo, siento que se acorta con cada paso. La posibilidad
de que alguien meta la mano debajo de mi vestido me da ganas de deslizar unos
cinco pares de pantalones cortos debajo.
Mi cabello está rizado por primera vez en más de una semana, y los tacones
que estoy usando se sienten extraños para mí cuando los pongo en mis pies.
Cuando me miro en el espejo, deseo ver a mi antigua yo. Sin embargo, no hay
suerte en eso. La persona reflejada en el espejo parece una extraña. He visto más,
hecho más, sentido más.
Nada es lo mismo.
No soy la misma.
Mi mamá se asoma por la esquina, sacándome de mis pensamientos.
—Jeff acaba de llegar. ¿Estás segura de que no quieres viajar con nosotros?
—Estoy bien. Mi viaje estará aquí en un minuto.
—Podemos esperar, y Cara y tú pueden viajar con nosotros.
—Está bien. Los veo ahí. —Le sonrío.
Aún no tiene idea de que no es Cara, sino Easton quien viene a cenar. No
tenía ganas de corregirla, y ahora estoy intrigada por cómo reaccionará cuando vea
a un tipo amenazante irrumpir en su cena familiar.
Una vez que se va, solo tengo tiempo de agarrar mi bolso antes de que
llamen a la puerta.
Guau, por una vez tiene modales.
Avanzando hacia la puerta, la abro y siento que mi mandíbula se sale de su
sitio, cayendo directamente sobre la alfombra descolorida.
—Mierda. Te ves… tan guapo. —Se frota la mandíbula sin afeitar y todo lo
que hace es mejorar su apariencia. Se ve tan jodidamente caliente.
Tiro del dobladillo de mi vestido a medida que sus ojos evalúan cada
centímetro de mi piel. Puedo sentir sus ojos recorriendo cada curva. Me pone
nerviosa. Una mitad de mí se siente cálida bajo su mirada, y la otra mitad se siente
empañada bajo los ojos de todos.
—Tú mismo te ves bastante bien. —Lleva unos pantalones de vestir negros
y una camisa de botones gris oscuro que se amolda a cada uno de sus músculos—
. ¿El atuendo es nuevo? —pregunto. Usualmente vestido con pantalones
deportivos y una sudadera con capucha, este es un aspecto completamente nuevo
para él. Apenas puedo apartar mis ojos de él.
—Nah. Solo algo que guardo para una ocasión especial. —Me sonríe y creo
que me convierto en un charco a sus pies.
—Bueno, ciertamente te queda muy bien. —Me sonrojo.
Mi cuerpo suplica presionarse contra el suyo, pero mi cerebro aún emite esa
señal de alerta roja que me dice que no estoy lista.
—¿Lista para salir? —Creo que puede sentir mi inquietud, y estoy
agradecida por el cambio de tema.
—No, en realidad no. Pero no tengo elección.
—Rose, podemos hacer lo que quieras. ¿Quieres probar e ir a cenar?
Podemos hacerlo. ¿Quieres saltártelo e ir a esconderte a alguna parte? También
podemos hacer eso.
La idea suena atractiva, excepto que es mi madre.
—Mamá se pone a veces psicótica. Me preocupa lo que hará si no aparezco.
Solo acabemos con esto de una vez. —Agarro mis cosas y empujo la puerta,
cerrándola detrás de mí.
Una vez que estamos en su camioneta y nos dirigimos al restaurante en las
afueras de la ciudad, lo miro y le digo:
—Entonces, solo quería que supieras que mi mamá no sabe que vendrás.
Gira su cabeza hacia mí muy rápido, y me da un ceño fruncido.
—¿Qué carajo significa eso?
—Bueno, dije que iría con un amigo, e inmediatamente pensó que me
refería a Cara. Nunca la corregí. —Hago una mueca y observo cómo la furia se
alinea en sus rasgos.
—Amigo, ¿eh? ¿Eso es todo lo que soy para ti? —gruñe, provocando
escalofríos en mis brazos expuestos.
—No, claro que no. Simplemente no quería, no sé, dejar caer esa bomba
sobre ella justo en ese momento. —Ugh, suena terrible cuando lo digo en voz alta.
—Rose, no me jodas. Incluso mi maldito padre sabe que estamos juntos.
¿Te avergüenzas de mí? ¿Es eso? ¿Qué, no me visto lo suficientemente bien para
ti o algo así? ¿No vivo en una casa lo suficientemente buena? —pregunta
arremetiendo contra mí. Está más herido de lo que pensé que estaría. Pero no es
dolor lo que me muestra. Me está mostrando ira pura. Y no ha dirigido su ira hacia
mí en mucho tiempo.
—Easton, lo siento. Supongo que en realidad no había una verdadera razón
por la que no dije nada. —Y esa es la verdad. No hay ninguna razón por la que no
le dije que quería llevar a mi novio. Ahora me siento como una mierda al respecto.
—Rose, ese fue un movimiento jodidamente sucio —sisea hacia mí.
—Lo siento. —Mis ojos se llenan de lágrimas. Esta cena está arruinada
antes de que empiece. En primer lugar, no quiero estar en público, pero ahora tengo
que estar en público con alguien que apenas puede soportar mirarme.
Cuando llegamos al restaurante después de un viaje en automóvil torpe e
incómodo, mi pánico comienza a aumentar cuando veo el estacionamiento
desbordado. Miro a Easton, pero ya ha sacado las llaves del contacto y se baja del
auto.
Parece que esta noche estoy sola.
Salto de su camioneta, lo cual es mucho más difícil de lo que pensaba,
considerando que la camioneta se siente más como un camión de carga que
cualquier otra cosa, y estoy en tacones altos y un vestido corto.
Easton, cuya paciencia parece haberse agotado, al menos tiene la decencia
de esperarme en la puerta del restaurante antes de entrar.
Sin embargo, la sonrisa maligna en su rostro me preocupa.
Me acerco al puesto de anfitriona y les hago saber que nuestra compañía ya
está aquí. Me alegra que mamá haya puesto la reserva a su nombre. Ni siquiera sé
cuál es el apellido de Jeff.
También estoy agradecida por el hecho de que mi voz prácticamente ha
vuelto a la normalidad. Aún hay algo de sensibilidad cuando toco mi garganta,
pero mi voz podría pasar como natural, así que no tengo que preocuparme por
recibir miradas incómodas esta noche.
También hice un gran trabajo con mi maquillaje, y a menos que mires muy
fijamente, nadie podrá notar los moretones verdes desteñidos coloreando mi cara.
En el camino a nuestra mesa, siento la presencia de la mano de Easton en la
parte baja de mi espalda y me congelo. Lo miro con ojos de pánico, pero él no hace
nada más que sonreír a la mesa hacia la que nos dirigimos.
Esa maldita sonrisa.
¿Por qué está haciendo esto? ¿Me está probando?
Puedo hacer esto. Puedo lidiar con su mano en mi espalda. Mierda, joder,
es Easton. Podría ser un completo idiota en este momento, pero herí sus
sentimientos. Ahora voy a pagar por ser tan tonta.
Puedo hacer esto.
Miro la mesa donde se sientan mamá y Jeff. Jeff, con una sonrisa en su
rostro. Mi madre, con los ojos totalmente abiertos y una sonrisa rígida por su
cuenta. Ambos se ponen de pie una vez que llegamos a la mesa. Mamá se inclina
y está a punto de darme un abrazo cuando Easton la intercepta con su gran manota.
—Easton Malone, el novio de Rose. —Buen Dios. Esta noche se está
volviendo completamente loco.
—¿Novio? —chilla prácticamente mi mamá, pero se da cuenta de dónde
está y baja la voz.
—Rose, me alegro de verte otra vez. —Jeff se acerca para tomar mi mano,
pero una vez más, Easton bloquea su camino con su propio apretón de manos.
Jeff nos mira divertido, pero toma la mano ofrecida y le sonríe a Easton.
—Easton, encantado de conocerte.
Easton me empuja hacia abajo por el hombro, y se siente como si fuera un
atizador caliente tocando mi piel y no su mano callosa. El dolor es real, pero parece
que a Easton no le importa ninguna mierda esta noche.
Mamá me mira con ojos críticos.
—Pensé que Cara vendría contigo esta noche.
—Nunca dije eso. —Me concentro en poner mi servilleta de tela sobre mi
regazo en lugar de mirar a los ojos acusadores de mi madre. Y de Easton—. Dije
que traería a un amigo.
Easton maldice por lo bajo ante la palabra amigo. Afortunadamente, es lo
suficientemente ruidoso aquí donde Jeff y mi mamá no lo escuchan.
—Y nunca me corregiste cuando dije que podías traer a Cara. —Inclina la
cabeza, pero no tengo réplica para eso—. Tampoco me di cuenta de que tenías
novio. ¿Por qué no me lo dijiste?
—Bueno, um, es bastante nuevo. —Me estremezco y miro a Easton. Sus
ojos se han vuelto completamente negros, y parece estar listo para voltear esta
mesa y todos sus cubiertos.
Se parece a la Parca.
—De hecho, en realidad no lo es. Hemos estado saliendo por un tiempo,
¿no, Rose? Incluso conoció a mi padre.
El ojo de mamá está temblando, y desearía poder abrir la boca para hacer
una broma, o incluso cambiar de tema, pero estoy congelada. Estoy casi demasiado
asustada para ver lo que va a pasar a continuación.
—Easton, ¿creciste en la ciudad? —interviene Jeff, tomando un sorbo de su
agua. Parece que tanto Jeff como mamá están sobrios esta noche. Al menos eso es
una ventaja.
—Sí, puede que conozcas a mi padre. ¿Richard Malone? —Su sonrisa se
extiende con toda su fuerza en este punto y muestra cada uno de sus dientes
afilados como navajas.
Jeff se atraganta con el agua, y mi madre se acerca para darle palmaditas en
la espalda.
—Jeff, ¿estás bien?
—Lo siento, tubería equivocada. —Tose y se aclara la garganta antes de
mirar con aprehensión a Easton—. No me di cuenta de que eras el hijo de Rich.
—Me sorprende que no hayas captado la relación por mi nombre. —Easton
entrecierra los ojos.
—S-supongo que no hice clic en mi cabeza. —Jeff mira a Easton en tono
de disculpa.
—¿Qué está pasando? ¿Quién es Richard Malone? —Algunos nos miran
desde las mesas cercanas con los ojos totalmente abiertos antes de apartar la mirada
rápidamente. Asustados.
—Solo es un nombre bastante importante por estos lados —dice Jeff
evasivamente.
—¿Eso es algo bueno? —resopla mamá, haciendo que Jeff se estremezca,
Easton frunce el ceño y yo miro hacia mi regazo—. Easton, ¿a qué se dedica tu
padre? —Mierda, la maldad de mamá está saliendo con toda su fuerza esta noche.
—Está en el negocio del comercio. —Toma un sorbo de agua para ocultar
su sonrisa.
Somos interrumpidos momentáneamente por el mesero que toma nuestro
pedido de comida y se va sin decir una palabra más.
Easton una vez más envuelve su brazo alrededor de mi silla, alternando
entre enroscar mi cabello alrededor de su dedo y rozar sus dedos a lo largo de mi
hombro. Mamá se concentra en los movimientos y entrecierra los ojos.
—Entonces, Rose, ¿cómo está tu amigo de Woodbury? ¿Cuál era su
nombre, Corey, verdad? —Inclina la cabeza hacia un lado y actúa tímidamente.
Esta es Mamá Malvada saliendo de su caparazón. Por lo general, solo sale cuando
está borracha, pero aparentemente, no disfrutó que Easton la sorprendiera.
Ahora cada vez que escucho ese nombre, mis oídos empiezan a zumbar y
siento como si mis entrañas estuvieran siendo desgarradas. Nadie se da cuenta con
solo mirarme. Estoy segura de que todo lo que tengo es una mirada en blanco, pero
mi interior se siente como si un fuego ardiente lo estuviera atravesando.
Pero, Easton puede decirlo. Él ve todo.
—Con suerte, a estas alturas a mitad del río Mississippi —murmura.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Na… —Intento extinguir el fuego que está ardiendo, pero estoy
aprendiendo que no hay nada que detenga a Easton cuando se pone así.
—Exactamente lo que quise decir. Estoy jodidamente seguro de que está a
mitad del río Mississippi, donde lo puse. Eso, o tal vez su padre ya lo encontró.
Somos interrumpidos cuando llega el camarero con nuestra comida. Incluso
cuando se va, nadie dice nada.
Qué silencio tan incómodo.
—Easton, ¿qué le hiciste a Corey Aronole? —rechina mamá entre dientes.
—Brenda, creo que deberías dejar de hablar ahora —dice Jeff, maldita sea,
afortunadamente. Él le da una palmadita en la mano y le lanza una mirada de
advertencia, una que obviamente le cuesta descifrar.
—Si quieres saber, Corey vio… —Esta vez, soy yo la que interrumpe a
Easton.
—Easton. —Agarro su antebrazo y lo aprieto tan fuerte como puedo con
mis uñas. No puedo tener esta conversación.
No ahora.
Aquí no.
Jamás.
Easton me mira y ve que estoy cerca de hiperventilar. Lo veo controlar su
temperamento y su ira ante la mirada de miedo en mi rostro. La oscuridad en sus
ojos se desvanece un poco, lo suficiente para saber que estoy de vuelta en la zona
segura. Al menos, por ahora.
Todos nos miramos fijamente mientras retomamos nuestra comida. Todos
aparentemente hemos perdido el apetito.
—Rose, me alegro de que pudieras venir esta noche. Quería conocerte un
poco mejor. Tu madre ha dicho tantas cosas buenas de ti. —Me da una sonrisa
cálida, y es entonces cuando me doy cuenta de que no es un mal tipo.
—Aunque, no estoy segura de la compañía que mantiene —murmura mamá
por lo bajo.
Easton aprieta el tenedor con tanta fuerza que veo que empieza a doblarse
un poco por la mitad.
—Brenda, por favor. Simplemente disfrutemos de nuestra cena —suplica
Jeff.
Mi ansiedad ha decidido que ya ha tenido suficiente. Toda esta hostilidad
en la mesa hace que sea difícil respirar. Eso, y cuando vuelvo la cabeza hacia un
lado para buscar un poco de aire fresco, me golpeo en la cara al darme cuenta de
cuántas personas hay realmente en este restaurante.
—Ya terminé. —Empujo mi comida lejos, mi voz temblorosa.
Easton se inclina demasiado cerca, aunque estoy aprendiendo que ya no le
importa una mierda.
—¿Estás bien? —gruñe, su aroma limpio envolviendo mis sentidos.
Niego con la cabeza, no.
—Entonces, salgamos de aquí. —Empuja su silla hacia atrás mientras se
prepara para irse—. Encantado de conocerlos, Jeff. Brenda. —Asiente a Jeff y
gruñe a mi madre, que no puedo decir que no se lo merezca.
—De hecho, Rose, pensé en llevarte a casa —dice mamá. La advertencia es
clara como el día. Easton no está aprobado.
—No —dice Easton con aparente firmeza.
—Rose, vamos. —Mamá también empuja su silla hacia atrás y se levanta
para irse—. Jeff, ¿quieres encargarte de la cuenta y reunirte con nosotros en el
auto? —Ya está caminando hacia mí, sin escuchar las objeciones de Jeff o la
mirada de pánico total en mi rostro.
Easton se pone delante de mí.
—Brenda, creo que es suficiente por una noche. Voy a llevar a Rose a casa.
Vete con Jeff, y verás a Rose mañana. —Su gran cuerpo está justo frente al mío,
por lo que apenas puedo ver a mi mamá. Aunque, si pudiera adivinar, asumiría que
tiene vapor saliendo de sus oídos en este momento.
—Escucha, muchacho. No estoy segura de quién te crees que eres, pero no
irás a ningún lado con mi hija. —Miro alrededor de Easton y veo su dedo
directamente en su cara. Un movimiento rápido de ese dedo, y podría partirlo en
dos.
—Está bien, vamos, Brenda. Easton, Rose, lo siento por esto. Hablaremos
pronto. —Jeff agarra a mi mamá, quien protesta todo el camino por la puerta por
el matón que tiene a su hija. Los mirones echan un vistazo a Easton, pero una vez
que se dan cuenta de que es Easton Malone de quien está hablando, nos dan una
mirada de disculpa y desvían la vista.
El cuerpo de Easton tiembla de rabia a medida que se para allí. Solo un
segundo después, se da la vuelta y me agarra la muñeca, arrastrándome fuera del
restaurante. Prácticamente lanzándome dentro de su camioneta como una bolsa de
gimnasia, agarro el marco de la puerta una vez que él cierra la puerta. Me duele el
cuerpo, y mi pecho está acelerado. Estoy asustada y molesta, y un millón de otras
emociones pasan por mí que apenas puedo nombrar en este momento.
Cuando Easton se sube a la camioneta, me mira antes de encender el motor.
Sus ojos negros como el carbón están de regreso, y casi me mira como una extraña.
Aparto la mirada y veo por la ventana, solo pensando en una cosa: estoy
jodida.
11

Apenas recuerdo el viaje de regreso a mi casa.


La madre de Rose es una maldita perra. Si fuera otra persona, habría sacado
el arma de la parte trasera de mis jeans y le habría hecho un agujero en su jodida
boca negativa. Estoy seguro de que quiere que un clon de Corey digno de Harvard,
Ivy League, aparezca y la haga perder la cabeza.
Lástima que la encontré primero.
También es una lástima que, ese no es el tipo de Rose. Su madre tiene una
perspectiva completamente diferente de Rose de lo que es en realidad. No la
entiende, y creo que eso le rompe el corazón a Rose.
Rose no me dice nada desde el otro lado de la camioneta. Creo que está
aterrorizada de mí en este momento, pero no tengo ninguna restricción en mí para
calmar esa mierda. Necesito golpear a alguien, o matar a alguien, o follar a alguien.
Pero, en este momento, las tres cosas están fuera de discusión.
Eso es lo que pasa cuando no peleo con gente regularmente. Esta mierda se
acumula, y siento que estoy a punto de explotar.
Cuando llegamos a mi casa, salgo de mi camioneta y entro a mi habitación,
dando vueltas como un animal salvaje. ¿Cuál es el problema de Brenda conmigo?
¿Por qué piensa que no soy lo suficientemente bueno para su hija? Esta mierda me
está volviendo loco. No solo eso, sino que la forma en que ella me habló realmente
me jodió los engranajes. No soporto esa mierda, nunca.
Cuando escucho el golpeteo de unos tacones en mi dirección, me doy la
vuelta tan rápido que Rose grita.
—Easton, ¿qué estás haciendo? —chilla, pegándose tanto a la pared que sé
que quiere desaparecer dentro de ella.
La enjaulo y presiono todo mi cuerpo contra el de ella.
—Estoy tan jodidamente cabreado ahora mismo —siseo.
—P-por favor, retrocede un poco —gime.
—Eres mía. No dejaré que la perra de tu madre se interponga en eso.
—De acuerdo. Pero, por favor, retrocede. —Su voz tiembla, junto con su
barbilla.
—Rose, terminé con esta mierda. Tu madre es una maldita perra. He
terminado con todos.
—Lo sé. —Me mira, y sé que lo cree, pero aun así intenta alejarse de mi
agarre.
—Eres mía —reitero.
—Lo sé.
—Deja de pelear conmigo —gruño.
—No sé cómo. Duele —llora—. Dondequiera que tocas duele.
—Rose, supera esa mierda. Solo soy yo. ¿No quieres que nadie te toque
nunca más? Bien, excepto por mí. Supéralo. Porque. Tú. Eres. Mía. —Llora
cuando paso mi nariz por su cuello e inhalo su aroma floral—. Memoriza mi toque.
Solo soy yo.
—Duele —dice de nuevo, su voz temblando de miedo y dolor.
—Lucha, Rose. ¡Maldita sea, lucha contra eso! —ladro, mi rabia es
demasiado. Desmedida. Me siento dejado a un lado después de la cena con su
madre, y no necesito nada más que sentir el toque de mi novia. No quiero que
sienta dolor. Quiero que sienta lo mismo que yo siento cuando me toca.
Necesidad. Deseo. Calor.
Agarro sus bíceps con fuerza y me sumerjo en un beso. A la mierda si piensa
que ir despacio es la respuesta. Digo que se joda. Demolerlo y enviarlo al infierno
con Corey.
Pelea conmigo solo por un segundo, pero luego se rinde. Finalmente.
Finalmente.
Podría llorar con la agonía llena de alivio que siento cuando se estira y
agarra mi cabello, tirando de mí con más fuerza pero también alejándome.
No la dejaré.
Nunca más.
Gimo en su boca, y ella lo traga sin pensarlo dos veces.
—Nunca más. —Beso—. Volveré. —Beso—. A dejarte. —Beso—. Ir. —
Muerdo.
Gime tan fuerte que sacude las paredes, y no estoy seguro si es porque
finalmente ha roto cualquier control que la vida haya tenido sobre ella o si está en
completa agonía, pero de cualquier manera, convierte mi polla en cemento.
Quiero su dolor. Quiero su agonía. Si llora, quiero saborear sus lágrimas. Si
grita, quiero que sea en mi oído. Si necesita arañar su piel, quiero que arañe la mía.
Después de segundos u horas, no estoy totalmente seguro, finalmente la
libero. La mirada aturdida y embriagada en su rostro pone una sonrisa en mi rostro.
Puede que aún no sea capaz de soportar multitudes o que alguien la toque, pero lo
superé.
Yo. Gano.
—¿Estás bien? —pregunto, solo porque es lo más cortés. Ojalá nunca
hubiéramos dejado de besarnos. Honestamente, quiero romper ese vestido en dos
y follarla hasta el olvido, pero un paso a la vez.
—¿Quizás? No sé. Para ser honesta, me siento un poco fuera de sí. —Se
pasa las manos por el cabello rizado, que ahora se ha convertido en una pila
desordenada en la parte superior de su cabeza. Me encanta esto de ella. Lo que
solía ser una chica que no dejaba que un cabello se le escapara de la cabeza, ahora
está frente a mí hecha un desastre sexy.
—Siento lo de tu cabello. —Debe haber leído mi mente mientras señala lo
que estoy seguro es mi propio desastre—. Y siento lo de mi madre. —Frunce el
ceño ante esto, claramente molesta—. No pensé que iría tan mal.
—Tu madre es una puta —digo bruscamente. Ningún beso me hará olvidar
lo mal que me acaba de tratar alguien que ni siquiera me conoce.
Nunca he dejado que nadie me hable así, y nunca planeo volver a hacerlo.
Se acerca a mi cama y se sienta a los pies.
—Lo sé. Lo siento. Debí haberle hablado de ti cuando me pidió que fuera.
—Sí, debiste haberlo hecho.
Me mira con los ojos llorosos.
—No estoy avergonzada de ti ni nada así. Lo prometo. Simplemente… no
sabía cómo reaccionaría si le decía que tengo novio. Siempre ha sido tan crítica, y
cuando insinuó que iba Cara, me acobardé.
—Entonces, ¿estás avergonzada de mí?
—¡No! Estoy avergonzada de mi mamá. A veces es grosera. Nadie debería
tener que estar cerca de eso. Pensé que tal vez sería mejor sorprenderla porque
habría gente alrededor y Jeff y no sé, supongo que no funcionó de esa manera. —
Frunce el ceño y limpia algunas lágrimas que escapan.
—No vuelvas a hacer una mierda como esa. —O le daré una azotada a su
culo hasta dejarlo rojo.
Se acuesta en mi cama y deja escapar un gran bostezo.
—Creo que será mejor que me vaya a casa antes de que me arranque la
cabeza.
—No. Quédate aquí esta noche. —Me quito mi único par de zapatos bonitos
y me siento al otro lado de la cama—. Mañana me voy a Wisconsin y no te veré
hasta el domingo.
—Mamá… —Se calla. Puedo ver la tentación rebosante en sus ojos, pero
también sé que últimamente encuentra consuelo en la reclusión de estar en su
habitación. No quiero que sienta que el único lugar en el que está segura es su
propia habitación. Mientras ella esté conmigo, siempre estará protegida. Más que
eso, no debería sentir que nunca puede salir de su casa.
—Lo prometo, ni siquiera me quedaré en la cama si no quieres que lo haga.
Puedo ir a dormir en el sofá. —Aunque sería doloroso para mí dejar esta habitación
cuando sé que mi chica está a solo unos metros de mí, solo quiero que se sienta
cómoda.
—No tienes que hacer eso. No quiero meterme en problemas. Mi mamá,
últimamente está perdiendo la cabeza.
—Ni siquiera me importa. Déjame estar contigo por una noche, lejos de tu
madre, lejos de todos. Escondámonos aquí durante las próximas horas antes de que
tenga que ir a lidiar con mi padre y el trabajo. —La realidad de lo que voy a hacer
este fin de semana me está carcomiendo. He realizado algunas tareas despiadadas
y peligrosas en el pasado por Rich. ¿Pero enfrentarse a todo un cartel?
Sí, este está fuera de mi norma.
—¿Qué vas a hacer este fin de semana? —La preocupación inunda sus ojos.
—Nada de lo que debas preocuparte. Entonces ¿qué dices? ¿Pasas la noche
conmigo? —pregunto evasivo. Soy tan evasivo que, ya puede ver a través de ello.
—Bien. No tienes que dormir en el sofá, pero si termino enloqueciendo en
medio de la noche y dándote un codazo en la cara, es cosa tuya.
Me rio mientras me levanto y camino hacia mi tocador, agarrando unos
pantalones deportivos y una camiseta y arrojándoselos.
—Le daría la bienvenida a tu codo en mi cara si pasas la noche aquí. Toma,
ponte esto. Estoy seguro de que estás exhausta y quieres acostarte.
Bosteza.
—De hecho, así es. Va a tomarme un tiempo para acostumbrarme a salir de
nuevo.
Cuando se dirige al baño para cambiarse, rápidamente me pongo unos
pantalones cortos de baloncesto. Contemplo ponerme una camisa, pero termino
decidiendo lo contrario. A la mierda.
Cuando regresa a mi habitación, la camisa demasiado grande le cae hasta
las rodillas y los extremos de los pantalones de chándal ocultan sus diminutos pies.
Está nadando con esta ropa, pero es eso o ir desnuda.
Para mí suena genial, pero sé que ella protestaría por eso.
—Rose, súbete. —Me deslizo por debajo de las sábanas y las levanto para
que ella se deslice por debajo del otro lado.
Se acerca vacilante, y se desliza debajo de las sábanas, no quedándose tan
lejos como lo habría hecho ayer, pero no tan cerca como me gustaría. Como en,
básicamente, encima de mí.
—Buenas noches, Easton —susurra, inclinándose lejos de mí.
La tristeza me atraviesa porque no puedo abrazarla. Sé que podría
empujarla, pero me preocupa que si la empujo demasiado, la alejaré de mí. Lo
mejor es darle un poco de espacio después de devorar sus labios como lo hice
antes.
—Buenas noches, Rose.
Te amo.
12

Despertarme a la mañana siguiente es lo más cerca que estaré del cielo. Me


despierto antes que Rose y no puedo evitar sonreír cuando la veo acurrucada en el
hueco de mi brazo. Y se ve relajada. Por lo general, ahora se parece a mí, con una
línea permanente entre las cejas indicando la angustia en la que está nadando
constantemente.
Sé que tengo que levantarme y comenzar a moverme, pero estoy casi
tentado a cancelar todo y quedarme aquí en la cama con mi chica envolviéndome.
Aunque, cuando mi teléfono vibra en la mesita de noche a mi lado, sé que
no tengo ninguna posibilidad de quedarme en casa.
Con los mínimos movimientos posibles, me estiro y silencio el timbre.
Pueden esperar un poco, de todos modos no nos iremos hasta dentro de un par de
horas.
Por mucho que lo intenté, Rose aun así despierta con mis movimientos.
Puedo decir el momento en que se da cuenta de que está en mis brazos. Se
pone rígida y comienza a alejarse, luego, sorprendentemente, se relaja en mis
brazos y me mira con ojos somnolientos. La mirada cautelosa en sus ojos aún
permanece en su lugar.
—Buenos días —murmuro.
—Buenos días —dice en un bostezo.
La tentación es demasiada. Me inclino y le doy un beso y soy recompensado
con un beso a cambio. No es tan apasionado como la otra noche, pero aun así es
suficiente para saber que lo está intentando.
—¿A qué hora te vas hoy? —pregunta, alejándose para estirarse como un
gato.
—No hasta últimas horas de la tarde. Aunque, tengo que hacer algunas
cosas de antemano. —La mirada tensa en su rostro me hace cambiar de posición—
. ¿Qué pasa?
—Estoy preocupada por este fin de semana. Tú, Jackson, Logan, no quiero
que les pase nada. ¿Crees que por mis propios problemas no he notado la forma en
que todos ustedes están actuando de forma extraña esta semana? Algo está
pasando, y no me están diciendo qué es. Tengo esta sensación extraña, no sé, no
puedo explicarlo. ¿No pueden quedarse esta vez en casa?
Frunzo el ceño ante la preocupación en sus ojos.
—No, no podemos quedarnos atrás. En todo caso, esta vez tenemos menos
posibilidades de poder quedarnos atrás que en cualquier otro momento. No te lo
he dicho porque no quiero que te preocupes por eso. No es nada de lo que tengas
que preocuparte. Solo tenemos que ir a lidiar con algo para el negocio. Es
importante y no es algo de lo que en realidad pueda hablar.
Me acerco y tomo mi teléfono cuando empieza a sonar de nuevo. La gente
es jodidamente persistente, eso es seguro.
—Hola. —Paso una mano por mi cabello y sonrío cuando veo a Rose
echando un vistazo a mis abdominales.
—¿Estás listo? —pregunta Logan, sonando más emocionado de lo que
debería. También escucho a Jackson de fondo. Probablemente ya estén metidos en
el auto y esperándome.
—Dame una hora.
—¿Qué carajo estás haciendo, masturbándote? —Logan se ríe a través del
teléfono.
—Vete a la mierda. —Cuelgo el teléfono y lo arrojo al suelo—. Estúpido.
—¿Qué dijeron?
—Nada. Tengo que ir a ducharme. —Me siento y me paso las manos por la
cara. Si no estoy listo en sesenta minutos, derribarán la puerta ni siquiera un minuto
más.
—De acuerdo. Debería irme a casa. —Mira hacia otro lado a medida que
recoge sus pertenencias, claramente molesta.
—Oye, ¿por qué estás triste? —Aparto un poco de cabello de su hombro y
paso mis labios a lo largo de su piel suave.
Escalofríos bailan a lo largo de su piel desde el cuello hasta la punta de sus
dedos.
—Solo desearía que no tuvieras que irte. Me siento segura cuando estás
cerca. —Frunce el ceño.
—Siempre deberías sentirte segura cuando estoy cerca. Pero tampoco tienes
que asustarse. Te enseñé cómo protegerte. Y espera, tengo algo para ti. —Me
levanto de la cama y saco su regalo del cajón superior de mi tocador. No es el
regalo más romántico, pero es algo que necesita desesperadamente.
Me acerco y le muestro la pistola negra elegante y pequeña que conseguí
para ella después de que fuimos a disparar el otro día.
—¿Esto es para mí? —Actúa sorprendida, pero no la alcanza.
—Sí, tómala y prueba cómo se siente.
Toma el arma de mi mano vacilante, y hace exactamente lo que le enseñé
cuando se trata de sostenerla.
—Bien. Se ve perfecta —digo. Lo que parecía una pistola de juguete en
miniatura en mis manos se ve perfecta en las suyas más pequeñas.
—Se siente bien. Pero, no puedo llevar esto a casa conmigo. —Intenta
devolvérmela, pero me levanto de la cama antes de que pueda hacerlo.
—¿Por qué no? Esto es por tu protección. Te sentirás mucho más segura
con eso encima, te lo prometo.
—¿Y si mi mamá la encuentra? —Me mira como si fuera a suceder. Como
si protegerse a sí misma fuera una idea estúpida.
—No dejes que lo haga. —Me encojo de hombros.
—¿Se supone que debo estar anticipando que algo me suceda? ¿O a ti? ¿Es
por eso que me estás dando esto? —El pánico cruza su rostro y me inclino y
acaricio su mejilla.
—Deja de poner excusas y tratar de encontrar razones para no tomar esto.
Rose, toma la maldita pistola.
Retrocede, pero afortunadamente, toma la puta pistola.
—Sabes cómo usarla, así que hazme un favor y usa la puta pistola si lo
necesitas. Pero no andes por ahí buscando problemas. En serio, no puedo hacer mi
trabajo cuando estás en problemas, y no puedo ayudarte cuando estoy en un estado
diferente. Así que, mantente a salvo. —Me inclino y le doy un beso—. Necesito ir
a la ducha. —Y me alejo antes de que pueda protestar por algo más.

Después de una ducha rápida y de meter un poco de ropa en una mochila,


escucho que Logan y Jackson se detienen. Por una vez, no tengo que conducir.
Logan se ofreció, y no voy a dejarlo pasar.
—¿Son ellos? —Rose, que estaba lista para irse y se sentó en mi sofá
esperando, me mira cuando escucha el sonido del bajo del estéreo del auto de
Logan atravesando las paredes del tráiler.
—Sí. —Me inclino y la levanto en mis brazos. Cada vez que la toco, sus
ojos dejan escapar un pequeño destello de miedo. Su cuerpo se pone rígido muy
ligeramente. Está mejorando, pero me cabrea cuando pienso por lo que pasa cada
vez que alguien la toca.
Cuando la toco.
Me inclino para besarla, diciéndole con mis labios lo que aparentemente soy
incapaz de decir.
Te amo.
Te amo.
—Rose… —la suelto, listo para escupir las palabras por primera vez en
quizás toda mi vida, cuando Rose presiona sus labios contra los míos.
—No. No quiero oír nada hasta que vuelvas aquí el domingo, ¿de acuerdo?
—Se pone de puntillas y me da un beso rápido en los labios—. Eso te dará la
motivación para volver a mí.
Agarro su nuca y apoyo mi frente contra la de ella.
—No tienes idea de lo que me haces. —La beso con todo lo que tengo en
mí.
Demasiado pronto, los hijos de puta afuera ponen su mano en la bocina por
tanto tiempo que escucho a algunos de los vecinos abrir sus puertas y gritarles.
Arranco mis labios de los suyos.
—Maldita sea. Está bien. ¿Quieres que te dejemos en casa? —Sus labios
relucientes son las cosas más suculentas y tentadoras que he visto en mi vida y
tengo que ajustar la erección debajo de mis pantalones deportivos.
—No, iré a casa de Cara y veré qué está haciendo. —Saluda a los chicos en
el auto de Logan cuando sale conmigo—. ¿Puedes llamarme esta noche?
—Intentaré hacerlo. —La observo mientras camina hacia la casa de Cara, y
solo me vuelvo hacia el auto cuando está fuera de vista.
Cuando me subo al auto y veo cómo Logan y Jackson se ríen de mí en
silencio, todo lo que quiero hacer es salir pitando de aquí y volver corriendo con
Rose.
13

Cuando escucho alejarse el auto de Logan, siento que una parte de mi


corazón se aleja con él.
Easton me ha empujado más allá de mis límites estos últimos días, y estoy
empezando a sentirme como antes. No quiero que él yéndose me lleve de regreso
a mi habitación. Él me da fuerza, y aunque no quiero ser alguien que depende
constantemente de otro ser humano, sé que sin él, me marchitaría y me convertiría
en polvo.
Él es mi fuerza.
Su toque podría quemarme, pero se está convirtiendo poco a poco en un
buen tipo de ardor. Uno que espero con ansias.
Después de todo, se llama a sí mismo el diablo. Bien podría acostumbrarme
a su toque ardiente.
Llamo a la puerta de Cara y la saludo con la mano cuando mira con
aprensión por la ventana.
—Bueno, mira lo que arrastró el gato. Pasa, estaba a punto de llamarte —
dice Cara.
—¿Qué fue esa mirada? —digo a medida que cierro la puerta detrás de mí
y la sigo a la sala de estar.
—No sabía quién era. No le abres la puerta a cualquiera que viva por aquí.
—Me pone los ojos en blanco—. Pero, de todos modos, ¿qué estás haciendo aquí?
Debes haber estado con Easton.
Asiento hacia ella.
—Acaban de irse. Venía a saludarte y esperaba que pudieras llevarme a
casa. —Agarro el vaso de agua que me pasa y lo bebo de una sola vez.
—¿Por qué simplemente no te llevaron?
Le doy una mirada.
—Qué grosero. Quería verte. Eso, y quería preguntarte algo. ¿Tienes algún
presentimiento extraño con que vayan a Wisconsin? No sé qué es, pero siento
algunas vibras muy malas.
Se ríe de mí.
—Debes ser solo tú. Estarán bien. Siempre están bien. De hecho, son
indestructible. Últimamente estás paranoica. Relájate y disfruta este tiempo sin que
él te respire en el cuello todo el fin de semana.
—No me ha estado molestando mucho. Es más mi mamá. Mierda, deberías
haberla visto anoche. Finalmente conoció a Easton. —Dejo caer mi cara entre mis
manos y gimo. Esa tuvo que ser una de las peores noches de “conocer al novio” en
la historia de todos los tiempos.
Cara escupe el agua por toda su camisa.
—Mierda. ¿Conoció a tu madre? —Suelta una carcajada—. Creo que nunca
he oído hablar de él conociendo a los padres de una chica. Jamás. ¿Estaba
totalmente nervioso o qué? No, Easton nunca se pone nervioso. Dios mío, ¿estaba
todo bien vestido? Por favor, dime que estaba todo bien vestido.
Le pongo los ojos en blanco.
—Sí, se vistió bien, y no, no estaba para nada nervioso. Estaba cabreado
porque no le agradó a mi mamá, y me di cuenta de que ella pensó instantáneamente
que era un matón. Ugh, apuesto a que ahora seguro intentará enviarme de regreso
a Woodbury. Lo atacó todo el tiempo, y creo que él quería matarla.
Cara se ríe, pero no puedo encontrar nada de humor en lo de anoche.
—¿Puedes llevarme a casa? Será mejor que me ocupe de mi madre antes de
que conduzca por la ciudad buscándome.
—Supongo que sí. Vamos. Puede que estés triste porque Easton se fue el
fin de semana, pero mi vagina está cantando aleluya. Logan básicamente me
magulló allí abajo anoche y apenas puedo caminar.
—Jesucristo, Cara. Demasiada información. —Arrugo mi nariz hacia ella.
—¿No lo han hecho? —Inclina la cabeza hacia mí.
Mi ceño se frunce.
—No. Nada más que unos besos.
Se acerca y pone una mano en mi hombro, solo para deslizar su mano
cuando me libero de su agarre.
—Lo siento, lo olvidé. No te preocupes por Easton. Estoy segura de que lo
entiende. Solo necesitas tiempo para sanar.
—Espero que pueda esperarme. ¿Y si encuentra a alguien que no esté
dañado y mancillado? Puede elegir a quien quiera en Pit. —Solo pensar en él con
otra puta del Pit hace que se me encoja el estómago.
Cara se ríe.
—¿Estás bromeando? Te ama. No creo que note a nadie más.
—No ha dicho nada.
¿En serio me ama? Esta mañana estaba a punto de decir algo, pero tuve
demasiado miedo de que lo dijera con esta sensación de hundimiento que tengo en
mis entrañas. Simplemente no podía dejar que lo dijera, no entonces.
Pero la verdad es que…
Lo amo.
Lo amo tanto que siento que mi corazón maltratado y roto puede retener
cualquier cosa. Este hombre peligroso y crudo encontró algo en mi alma amarga y
me transformó en otra persona.
Me ha convertido en alguien mejor, y no sé cómo podría vivir sin él.
Ni ahora, ni nunca.
—Estoy segura de que no ha dicho nada porque no quiere bombardearte
cuando tu vida ya se ha puesto patas arriba.
Este temor en mi estómago se siente como si estuviera quemando un agujero
en la boca de mi estómago. No me gusta esta sensación, sobre todo porque cada
vez que lo he sentido, sucede algo terrible.
—¿Puedes llevarme a casa? En serio debería irme. —Voy a encerrarme en
mi habitación y esperaré hasta que Easton llegue a casa.
—Sí, seguro. Vamos.
Cara se detiene y solo me deja salir después de que prometo llamarla
mañana. Entrando en mi casa, puedo sentir la irritación de mamá desde el otro lado
de la habitación. Afortunadamente, el auto de Jeff no estaba en el frente. Por
desgracia, el auto de mi madre lo estaba.
—Rose, qué amable de tu parte unirte a mí. ¿Hay algo que pueda hacer por
ti? Ya que, ya sabes, ¿puedes tomar tus propias decisiones? —Esperaba su actitud
sarcástica. Ojalá no tuviera que esperarla.
—Mamá, ¿quieres parar? Tienes una impresión completamente equivocada
de Easton. No es tan malo como crees.
—Lo que estoy pensando es que parece un matón. ¿Y qué fue eso de Corey?
¿Lo escuchaste? Creo que tenemos que llamar a su padre. —Alcanza su teléfono,
pero lo arrebato de la mesita de café antes de que tenga la oportunidad de agarrarlo.
—¡Detente! No entiendes. Easton no es un mal tipo. En realidad, déjame
corregirme. No ha hecho nada malo para que no te agrade. Todo lo que ha hecho
es protegerme, una y otra vez.
—¿Protegerte? ¿De qué? ¿De quién? —Su voz aguda hace que se me ponga
la piel de gallina en los brazos.
No lo digas. No lo digas.
—De solo… algunos dramas. Las chicas que me atacaron… él apareció y
ayudó.
—¿Qué no me estás diciendo? —Entrecierra sus ojos hacia mí.
—¡Nada!
—¿Qué le hizo a Corey? ¿Qué fue eso que estaba diciendo sobre el río
Mississippi?
—¡No fue nada! —Arrojo mis manos al aire.
No puedo decirle.
—Rose, lo juro por Dios, será mejor que me digas qué está pasando ahora
mismo o me aseguraré de que nunca más vuelvas a ver a ese chico.
—No puedes hablar en serio. —Resoplo. De verdad, ¿en qué década
vivimos?
—Ah, hablo muy en serio. Reconozco un huevo podrido cuando lo veo, ¡y
ese chico olía a podrido!
—Solo estás juzgando a cualquiera que creas que tiene menos que tú.
Noticia de última hora, no tenemos nada.
—¿Crees que no lo sé? Mírame. —Hace un gesto a su atuendo—. Sé que
ya no tenemos nada a nuestro nombre. ¡Tu padre desapareció de la faz de la tierra,
y tengo que valerme por mi cuenta por primera vez en años! Apenas sé lo que estoy
haciendo. Pero eso no tiene nada que ver con tu noviecito. No quiero que lo veas
más.
—Eso no va a pasar. —Cruzo los brazos sobre mi pecho.
—Estoy tan cansada de esta actitud en la que crees que eres la que está a
cargo. Esto tiene que parar, Rose. Son estas personas con las que estás dando
vueltas, solo sé que lo son. Tengo que llevarte de vuelta a Woodbury. No me
importa cuánto dinero cueste, sé que es lo correcto. —Suena resignada al hecho, y
eso me preocupa más que cualquier otra cosa.
Maldita sea.
—¡No! Lo digo en serio. No. ¿Quieres enviarme lejos de estas personas que
dices son personas malas? ¡Estas son las personas que me rescataron de las
personas a las que quieres enviarme de regreso!
—¿De qué estás hablando?
—Corey. Easton. Jackson. Logan. ¡Todos! Madre, Corey me violó. Y
fueron Easton y sus amigos quienes vinieron y me salvaron y lo detuvieron antes
de que me matara probablemente. Mamá, estas personas malas me salvaron. Ellos
me salvaron. —Me limpio con enojo las lágrimas que caen por mi rostro y observo
cómo los ojos de mamá se llenan de lágrimas.
—¿Él… él qué?
—Me escuchaste. Así que, por favor, antes de que quieras enviarme de
regreso allí, piensa si eso es realmente lo más inteligente que puedes hacer.
Dejo su teléfono en la mesita de café y camino a mi habitación, cerrando
silenciosamente la puerta del dormitorio detrás de mí. Dije mi parte, y no puedo
decir nada más.
Esta es la primera vez que pronuncio las palabras en voz alta. Me cubre
como una manta de lana incómoda y no quiero nada más que arrancarla y
quemarla.
Sin embargo, no puedo quemarlo. Ahora es parte de mí. Es parte de lo que
soy y de lo que sé. Me siento mal. La palabra se siente mal. Aun así, hay una parte
pequeña de mí que se siente aliviada de que mamá lo sepa. Ya no tengo que andar
de puntillas alrededor de ella con miedo de que lo descubra por su cuenta. Sabe de
Corey. Sabe del veneno malo que es Woodbury.
En este punto, mi destino está en manos de mi madre y no hay nada que
pueda hacer al respecto.
Y eso me asusta muchísimo.
14

El viaje a Wisconsin es largo y vacío. Nada más que campos, hierba, más
campos y hierba, y luego algunas vacas. Jackson ronca desde el asiento trasero del
auto, pero parece que no puedo conciliar el sueño, mi dedo ya está temblando para
apretar el gatillo a cualquier hijo de puta que se cruce en mi camino.
Particularmente Sanders.
Horas más tarde, llegamos al lado este de Wisconsin, donde todo nuestro
equipo está listo para mañana por la mañana. Un pequeño y económico Motel 5 se
encuentra en medio de la nada y parece medio abandonado, y la otra mitad parece
que debería estar abandonada. Nada fuera de lo normal para la mitad de los chicos
aquí. Supongo que aquí es donde decidimos instalarnos para el fin de semana.
Hugo sale cuando nos detenemos en el estacionamiento, indicándonos que
lo sigamos.
—Despierta, carajo. —Le doy una palmada a Jackson en la rodilla. Se
sacude como loco y parece estar listo para asesinarme hasta que se da cuenta—.
Lo siento —digo. Olvidé que su pasado lo vuelve una perra al despertar.
Demasiado trauma.
—Mierda, está bien. ¿Ya llegamos? —Entrecierra los ojos hacia el motel y
agarra su bolso del suelo.
—Sí. Creo que Hugo quiere reunirse con nosotros. Vamos. —Agarro mi
propio bolso y salgo del auto.
Entramos en lo que asumo es la habitación más agradable que tienen, que
estoy seguro es tan repugnante como las demás, y vemos a Rich sentado en una
silla en la esquina de la habitación, fumando un cigarro.
—Chicos, ¿qué tal el viaje?
—Largo, pero bien —dice Logan, estirando los brazos sobre su cabeza.
—Entonces, ¿cuál es el plan? —interrumpo—. Por mucho que me gustaría
sentarme y conversar en esta habitación que huele a McDonald’s rancio, todos
deberíamos saber lo que sucederá mañana por la mañana. —Estoy de mal humor
y cansado, y realmente está empezando a notarse.
—Mi muchacho, siempre el ansioso. Adelante, Hugo. Vayamos al grano —
dice mi padre, resoplando.
—Se supone que nos encontraremos con los canadienses a unos cincuenta
kilómetros al norte de aquí. Nos reuniremos con ellos cerca de la parada de
descanso para camiones en la que solemos encontrarnos. Se dice que Sanders y sus
muchachos se dispersarán por los bosques que nos rodean. Sanders cree que es
inteligente, pero en realidad es un jodido idiota. Vamos a hacer que algunos de
nuestros hombres se dispersen más lejos que los suyos y comenzaremos a
acercarnos a ellos. En el mejor de los casos, nuestros hombres externos podrán
eliminar a sus hombres sin que nuestros envíos terminen jodidos. En el peor de los
casos, terminarán atacándonos en medio de nuestro trato y tendrán que limpiar
muchos cadáveres mañana por la noche —nos explica Hugo, con su cuerpo enorme
y lentes de sol puestos, incluso en esta habitación oscura, con el ceño fruncido.
—Estaremos bien —dice Logan, asintiendo—. Hemos reclutado a muchos
hombres nuevos en los últimos meses.
—También hemos tenido que deshacernos de muchos hombres
sospechosos. Aunque, si lo que dice nuestra ratita es cierto, deberíamos estar bien.
Tenemos números más grandes —se queja Hugo.
—¿A qué hora nos vamos? —pregunto. Estoy listo para ir a dormir y
terminar de una vez con lo de mañana. Así podré volver con Rose.
Rose.
Mi estúpido trasero estaba a punto de decirle que la amaba. Estaba a punto
de hacerlo, pero ella me detuvo. ¿No quería que lo dijera? ¿Por qué diablos me
detuvo?
No puedo manejar los malditos sentimientos porque odio sentir. Si pudiera,
me metería la mano en el pecho y arrancaría este músculo palpitante que se siente
tan extraño para mí y lo arrojaría al suelo como un montón de mierda de perro.
Estar sin emociones es mejor. Más fácil. Menos problemático.
Desafortunadamente, a estas alturas mi corazón es más fuerte que mi mente,
y quiere lo que quiere.
Y quiere a Rose.
—Salimos al amanecer. Vayan a descansar y nos vemos por la mañana —
dice Rich a medida que apaga su cigarro en el cenicero cercano.
—¿Dónde nos pusiste? —pregunto. Honestamente, preferiría dormir en el
auto de Logan que en una de estas habitaciones, pero Logan se enfadaría con las
marcas de los zapatos que definitivamente estarían en sus asientos a la mañana
siguiente.
Hugo levanta un pulgar sobre su hombro.
—Están justo al lado. Aquí está su llave. —Mete la mano en el bolsillo y
me entrega una tarjeta blanca descolorida.
Asiento hacia Hugo y Rich, y salgo.
—Nos vemos por la mañana.
Tanto Logan como Jackson me siguen a la puerta de al lado, y cuando abro,
casi me ahogo con el olor.
—Mierda, esto es casi peor que al lado.
—Definitivamente es peor que al lado. —Jackson levanta su camisa sobre
su nariz—. Huele a pie de atleta o algo así. —Su voz es apagada, y todo lo que
puedo hacer es asentir y respirar por la boca.
Logan se encoge de hombros y se acerca a una de las camas.
—Mía. Y sé cómo deshacerme del olor a pies. —Saca una bolsa verde y
unos papeles—. ¿Alguien?
—Mierda, sí. —Jackson deja sus cosas en el sofá y dice que es donde
dormirá. En el pasado, cuando conseguimos una habitación de hotel, le ofrezco la
cama, pero siempre la rechaza con saña.
—He dormido en cosas peores —dice siempre. En realidad, nunca he
indagado demasiado, y simplemente dejé de preguntar. Toma el sofá cada vez.
Después de pasar un par de porros y hacer un viaje a la máquina
expendedora al final del pasillo, arrastramos nuestros traseros de vuelta a la cama,
medio drogados, y nos dormimos.
A la mañana siguiente, nos preparamos en silencio y nos subimos a una
camioneta grande con Hugo y Rich. Dos de nuestros semirremolques nos siguen
con algunos de nuestros otros hombres, mientras que otros ya están afuera,
explorando el lugar y buscando un sitio para esperar.
Sentarse y esperar. Siento que eso es todo lo que he estado haciendo.
Esperar, esperar, esperar, y quiero agarrar mi arma y dispararle a ese hijo de puta
en la cabeza, limpiarme las manos en mis jeans y llevar mi trasero a casa.
No. No puedo. Maldita sea, tengo que esperar.
Mi pie tiembla cuando termino mi sándwich de desayuno. Nos detuvimos
en un autoservicio local y tomamos algo de comida para pasar. Lo último que
alguien quiere es tener hambre. Eso nos desviará de nuestro juego seguro.
Salimos de la carretera y tomamos un camino de grava hasta nuestro punto
de encuentro. Una vez que damos vuelta en una esquina, dos semirremolques
enormes con matrículas de Canadá hacen su aparición.
Estacionamos nuestra camioneta, saltamos y caminamos hacia los hombres
avanzando por las esquinas del semirremolque, Jorge y Cyrus, dos de los
traficantes de drogas y armas más destacados de Canadá.
—Jorge, Cyrus, me alegro de verlos —dice Rich mientras les da la mano a
ambos. El resto no lo hacemos, sino que nos quedamos parados detrás de Rich y
Hugo, esperando instrucciones.
Esperando un disparo.
Esperando cualquier cosa.
—Escuché que el hijo de puta de Sanders no está tramando nada bueno —
dice Jorge a medida que enciende un cigarro.
—¿No lo hace siempre? Nos mantuvimos en buenos términos durante tantos
años, pero ahora está provocando cosas que no debería.
—¿Vendrá? ¿Hoy? —pregunta Cyrus, mirando a su alrededor en busca de
él.
—Aparentemente. Muchachos, hoy tendremos ojos y oídos sobre nosotros.
—Rich hace un gesto hacia el bosque, y los tres comparten una risa.
—Bueno, por mucho que me gustaría quedarme y ver qué pasa, tenemos
que regresar —dice Jorge, asintiendo a uno de sus trabajadores, quien levanta la
puerta del semirremolque y revela cajas y cajas de armas Al abrir la otra puerta,
revela bloques de cocaína.
Mierda. Esto es mucho.
—Muy bien, entonces, veamos lo que tienes. —Rich y Hugo dan un paso
adelante con Jorge y Cyrus, mientras que el resto de nosotros nos quedamos de pie
y seguimos observando, buscando cualquier cosa remotamente sospechosa.
—Está muy calmado. —Jackson se inclina y susurra en mi oído.
La pesadez se asienta en la boca de mi estómago. Está tranquilo. Demasiado
silencioso, considerando que se supone que hay dos bandas diferentes de hombres
luchando en este bosque. Un gruñido, un disparo, el movimiento de los árboles,
cualquier cosa sería remotamente reconfortante.
Excepto que todo lo que escucho es silencio.
Hugo, al darse cuenta de mi inquietud, acelera el proceso y luego asiente a
nuestros hombres para que se pongan a trabajar cargando nuestros semirremolques
con las armas. Avanzando hacia mí, dice:
—¿Qué pasa?
—Algo no está bien —susurro en voz baja.
El sentimiento es cada vez más fuerte. Una parte de mí quiere decir a la
mierda y salir corriendo. Pero vinimos con un propósito, y ese propósito es matar
a Sanders y a cada uno de sus hombres.
—¿Qué te hace decir eso?
—Un presentimiento. —Me alejo de él y me acerco al borde de la línea de
árboles. Metiendo la mano en la parte trasera de mis pantalones, agarro una de las
pistolas que he atado a mis pantalones. Esta es una de muchas. Hoy estoy armado
de pies a cabeza, al igual que todos nuestros hombres. Y no solo tengo pistolas,
también tengo algunos de mis cuchillos favoritos, en caso de que alguien quiera
pasar un buen rato.
Escucho el romper de una rama, lo que no suena como un animal. Suena
mucho más como un pie pesado. Luego, otro crujido de una rama me hace quitar
el seguro rápidamente y apuntar en la dirección del ruido.
Un momento después, uno de nuestros hombres sale, haciéndome relajar
momentáneamente. Solo que verlo me pone en alerta máxima.
Sangrando por el pecho y la pierna, nuestro chico nuevo se tambalea hacia
nosotros dolorido.
—¿Qué carajo pasó? —Hugo corre hacia adelante y lo ayuda a salir de la
maleza.
—Ya vienen. Todos. Tantos, tantos hombres. Pensamos que los teníamos,
pero luego vinieron más. Completamente… superados en número. —Cae al suelo
y queda inconsciente. Me inclino hacia delante, y busco el pulso.
—¿Está muerto? —pregunta Logan sobre mi hombro.
Poniéndome de pie, me limpio las manos de la sangre y levanto mi Glock
una vez más.
—No, pero no va a lograrlo. Su pulso es demasiado débil.
—¿Quieres que lo suba al camión? —Logan da un paso hacia él, pero
bloqueo su camino.
—No, Logan. No tenemos tiempo para agarrar a todos los caídos. Está
jodidamente muerto. —Estoy cabreado, preocupado y jodidamente furioso.
Estamos a punto de ser emboscados.
Nunca llamé a Rose anoche o esta mañana como prometí que lo haría.
Y ahora puede que nunca tenga la oportunidad.
Cuando escuchamos el primer disparo, miro a todos a mi alrededor.
—¡Prepárense! —Todos sacan sus armas, y Hugo corre hacia los
semirremolques.
—Este está casi lleno. Vete, ahora. —Da instrucciones al conductor de uno
de los semirremolques. Y el conductor no pierde ni un momento, arranca el camión
y acelera mucho más rápido de lo que debería con un camión lleno de armas
ilegales.
Unos cuantos disparos más y el rugido comienza a acercarse.
Los trabajadores canadienses trabajan lo más rápido posible con los
nuestros para intentar transportar todas las cajas.
—Tengo un mal presentimiento de esto —dice Logan segundos antes de
que escuchemos el silbido de una bala pasando volando por nuestras cabezas.
—Yo también, vamos. —Esquivo otra bala y damos la vuelta a la esquina
del camión para escapar de los disparos.
—Esto no es mejor. Vamos a recibir un maldito tiro parados aquí. Este
camión se va a ir en cualquier momento. Tenemos que salir de aquí. —Logan se
agacha cuando otra bala vuela sobre su cabeza.
Inclinando la cabeza por la esquina del semirremolque, veo al idiota
intentando dispararnos. Apunto y disparo, observándolo caer muerto. Una vez que
empiezo a escuchar el crujido de las ramas detrás de mí, me doy cuenta de que
Logan tiene razón.
Estamos a punto de ser rodeados.
—Estás bien. Vamos. —Jackson, Logan y yo salimos corriendo de la
carretera y nos adentramos en el bosque. Más allá de los pocos cientos de metros
de bosque todo es pasto, y una vez que lleguemos allí estaremos al aire libre. Pero
estos primeros cientos de metros de bosque nos mantendrán lo suficientemente
cubiertos donde deberíamos poder disparar y no ser golpeados en la cara.
Logan se dirige al extremo sur del bosque donde Rich y los canadienses
están terminando su trato. Mantiene su arma preparada y lista para disparar a
cualquiera que se le acerque. Este lado de la carretera está en silencio, pero el otro
lado se está haciendo más ruidoso. Las armas están disparando y hay muchos
gruñidos. Jackson, siempre listo para derramar sangre, dice:
—Iré allí para ayudar.
—Espera… —empiezo, pero él ya se ha ido, corriendo hacia el otro lado de
la carretera y hacia la maleza. Está escondido en cuestión de segundos, y ya no
puedo verlo—. ¡Mierda! —susurro grito. Esto no está bien. No fue un movimiento
inteligente de Jackson ir allí solo. Siempre tenemos un pacto para permanecer
juntos si es necesario.
Y en este momento definitivamente es necesario.
Cada pocos minutos, un par de hombres se abren paso entre la maleza. Sus
hombres y los nuestros, sangrando, disparando y muriendo en el pavimento.
Hugo se para junto a Rich, protegiéndolo y bloqueándolo de cualquier
disparo que pueda cruzarse en su camino.
Cuando suenan disparos rápidos cerca del borde de la línea de árboles,
demasiado cerca, apunto mi arma y me preparo.
Una masa de hombres irrumpe en el bosque y una batalla como nunca había
visto comienza justo en frente de nosotros. Los disparos hacen que me zumben los
oídos, y una vez que la avalancha de cuerpos empieza a acercarse a mí, empiezo a
disparar. El primer hombre al que golpeo termina recibiendo un disparo en el ojo
izquierdo. Cae al suelo como un ladrillo.
Sigo disparando hasta que este flujo disminuye. Mirando a los canadienses,
veo que cerraron su camión y se preparan para irse. Rich les da un apretón de
manos rápido y saca su propia arma, disparando a algunos de los hombres de
Sanders.
¿Dónde está Sanders? La perra probablemente se esté escondiendo.
Los camiones canadienses salen y se dirigen al norte. Por mucho que sería
bueno tener algunos aliados en este momento, todos entendemos que esta es
nuestra batalla. Eso, y los canadienses son demasiado neutrales y rara vez se
enfrentan a alguien.
Una segunda avalancha de hombres se abre paso entre los árboles y desvío
mi mirada de Rich, mirando a los hombres recibiendo disparos de izquierda a
derecha. Cuando los cuerpos se acercan demasiado a mí, dejo la maleza y empiezo
a disparar a los hombres de Sanders de izquierda a derecha. Veo a algunos de los
míos en el suelo, rogando y suplicando ayuda mientras se desangran en la grava.
No les hago caso.
No puedo. Todos ellos van a morir.
Un dolor ardiente golpea mi oído, y llevo mi mano a la fuente. Cuando
retrocedo, veo sangre cubriendo las yemas de mis dedos.
—Maldición. ¡El hijo de puta me rozó! —Tomo mi cuchillo de mi bota y
corro hacia el hombre con el arma apuntándome, clavando mi cuchillo justo en la
misma oreja mientras me disparaba.
—Jódete —espeto, viendo su cuerpo muerto caer al suelo.
Un lunático furioso comienza a correr hacia mí gritando, agarro mi cuchillo
aún ensangrentado y lo apuñalo en el estómago, usándolo como mango mientras
lo atraigo hacia mí y uso mi otra mano para apretar el gatillo de mi arma que está
dirigida a su sien.
Bang.
Otro menos.
Miro detrás de mí y veo a Logan junto a Hugo y Rich. Aún no tengo una
visión clara de Jackson, lo que me preocupa.
Maldita sea, voy a matarlo más tarde.
Saco una segunda pistola de mi otra bota y empiezo a disparar,
retrocediendo y caminando hacia Logan y Rich. El último de nuestros
semirremolques se enciende y comienza a alejarse.
Al menos nuestro envío está a salvo. Sanders podría estar derramando algo
de nuestra sangre hoy, pero no conseguirá nuestras drogas ni nuestras armas. Por
eso, sé que Rich considerará hoy una victoria.
Mi oído arde y resuena como nada, casi haciéndome perder el equilibrio.
Tropiezo y disparo hasta que escucho un grito proveniente de una voz familiar.
Jackson se abre paso entre los árboles, aferrando su costado y aun
disparando a los hombres a diestra y siniestra.
—¡Jackson! —grita Logan detrás de mí. Sigo disparando y empiezo a
caminar de lado hacia los dos. Sabía que Jackson no debería haber cruzado al otro
lado solo. Era demasiado arriesgado, y ahora tanto él como Logan están llamando
la atención y son vulnerables al estar al aire libre.
Una vez que los alcanzo a ambos, me concentro en la herida de Jackson
mientras se filtra lentamente a través de las yemas de sus dedos.
—¿Estás bien? —pregunto, cabeceando a un lado de la carretera para que
no nos quedemos tanto en el medio.
—Sí, eso creo. —Hace una mueca a medida que retira su mano. Su mano
parece haber sido pintada, completamente cubierta de sangre. Por suerte, creo que
la herida está en un lugar que no es fatal. Desafortunadamente, está sangrando lo
suficiente como para necesitar atención médica más temprano que tarde.
—Vamos a llevarte a la camioneta. Ya no puedes ayudar. Estás demasiado
herido. —Voy a un lado de él y ayudo a sostenerlo mientras Logan va al otro.
Esquivamos las balas a medida que caminamos hacia la camioneta.
Cuando una bala golpea a Jackson justo en el muslo, se dobla por la mitad
y deja escapar un gemido agonizante.
—¡Maldito infierno! —ruge.
—¡Es Sanders! —grita Logan, soltando a Jackson y dándose la vuelta para
dispararle a Sanders. Mis ojos se abren por completo ante eso, me doy la vuelta y
veo solo un trozo de él asomándose entre los árboles. Tiene un francotirador con
él, y apunta directamente a Logan.
—¡Logan, muévete! —grito.
Se agacha hacia la izquierda al último segundo y observo cómo una bala
pasa justo junto a su cabeza. Mi pecho se contrae cuando le dispara a Sanders, pero
no tiene un acceso lo suficientemente bueno para dispararle sin estar
completamente al aire libre.
Lo esquiva rápidamente, disparando una bala cuando una viene hacia él.
Ésta golpea a Logan en el brazo, retrasándolo y deteniéndolo en su lugar.
—¡Logan, muévete! —rujo, intentando jalar a un Jackson apenas consciente
hacia la camioneta. No puedo lidiar con un mejor amigo muriendo frente a mí. Ni
siquiera puedo imaginarme a dos de ellos muriendo.
Sin embargo, es demasiado tarde. Logan se detiene por solo un segundo y
le da a Sanders el tiro que necesita, apuntando y disparando directamente al pecho
de Logan. Lo golpea directamente en el lado derecho, y cuando Logan se da la
vuelta y me mira, es con miedo derramándose de sus ojos.
—¡Vamos! —grito.
Logan no tarda ni un segundo más, se da la vuelta y corre hacia mí.
Sanders dispara de nuevo.
Logan cae al suelo, y esta vez, es el lado izquierdo de su pecho el que recibe
un disparo.
—¡No! —grito.
—¡Logan! —grita Jackson, aún medio consciente y listo para seguir
luchando.
Empujo a Jackson en el pecho.
—Vamos. ¡Vamos! Estás demasiado herido. Vuelve a la camioneta y
espera. Es muy peligroso. ¡Vamos!
Jackson escucha mis órdenes y comienza a cojear hacia la camioneta no
muy lejos. La mayoría de los otros hombres están muertos o desaparecidos.
Algunos quedan peleando aquí y allá, pero está empezando a despejarse lo
suficiente para hacerme sentir seguro de que Jackson podrá llegar solo a la
camioneta.
Corro hacia Logan y lo hago rodar sobre su espalda. Un enorme círculo rojo
de sangre comienza a formarse en el lado izquierdo de su camisa, y solo lo sé.
Sé que esto es malo. Esto es todo.
Los ojos de Logan están cerrados, y mi corazón jodidamente muerto se
detiene en mi pecho ante la vista.
—Logan, ¿puedes oírme? —Lo sacudo un poco y él me mira, pero parece
tan lejano.
Demasiado lejos.
—¿Logan? —pregunto de nuevo.
Me mira con los ojos llorosos.
—E.
—Hombre, estoy justo aquí. ¿Puedes quedarte conmigo? Voy a cargarte en
la camioneta con Jackson, y nos iremos para que los atiendan a ambos.
—Easton, creo… creo que me estoy muriendo. —Las lágrimas corren por
su rostro, y desearía que fuera posible cambiar de lugar.
—No, no te estás muriendo. Estás bien. Jackson y tú son unos maricas que
no son lo suficientemente rápidos para esquivar una bala. Te subiré a la camioneta
y te coseré yo mismo si es necesario. Solo mantente despierto, ¿de acuerdo? —Se
ríe de mi comentario, pero el temblor de su pecho se convierte en un gemido
doloroso.
—Duele mucho. —Deja escapar un gemido y más lágrimas caen por su
rostro—. Maldita sea, duele demasiado.
—Está bien. Deja que te duela, pero no vayas a dormirte. ¿De acuerdo?
—P-por favor, ¿haces algo por mí? —Me mira con sus ojos suplicantes.
—Hombre, cualquier cosa. Cualquier cosa. —Mis ojos comienzan a
humedecerse a medida que agarro su mano y le doy un apretón. Puedo sentir que
el frío de la muerte comienza a rodearme y no sé cómo detenerlo.
—Dile a Cara… dile a Cara que iba a pedirle que se casara conmigo cuando
terminara la escuela. Dile que la amo. —La emoción en su voz es demasiada.
Tengo que cerrar los ojos y mirar al cielo.
Por favor, quien carajo esté ahí arriba. Dame un maldito milagro ahora
mismo.
Cuando siento que la mano que estoy agarrando suelta la mía, casi tengo
demasiado miedo de mirar hacia abajo. Pero tengo que hacerlo, o nunca lo haré.
Logan me mira, su respiración laboriosa apenas visible. Sus ojos solo son
rendijas y sus labios blancos y fantasmales están separados en agonía. Le doy una
sonrisa y un asentimiento, y él me da un asentimiento apenas perceptible antes de
que su pecho deje de moverse.
Sus ojos, mirándome directamente, pero ya sin verme. Están vacíos, y sus
labios ya no se ven tensos mientras buscan el oxígeno que tanto necesitaba.
—¡Logan! —Salgo de mi conmoción, sacudiéndolo con todas mis putas
fuerzas—. No, Logan, no. Maldita sea, despierta. ¡Despierta. De. Una. Puta. Vez!
—Golpeo su pecho, como si se estuviera ahogando con algo en lugar de que se le
acabase la sangre. Oigo un crujido y una mueca. Sé que le rompí una costilla, pero
no puedo parar. Sigo golpeando, una y otra y otra vez—. ¡Maldita sea, que alguien
haga algo! —Una voz se quiebra con histeria, y solo después de ahogarme con el
aire me doy cuenta de que soy yo el que está gritando por ayuda.
Hugo corre hacia mí y observa la escena.
—¿Qué sucedió? Oh, mierda. ¡Logan! —Se inclina y busca el pulso—.
Maldito infierno. ¡Qué carajo! —Hugo me arranca de Logan y caigo al camino de
grava.
Me quedo allí y solo observo.
Pasos, alboroto y gritos me rodean, pero no puedo apartar los ojos de mi
hermano.
Miro a Logan.
Toco a Logan.
Y siento la muerte.
Después de darme un momento para llorar, aparto todas y cada una de las
emociones y salto de pie. Miro a Logan una vez más y salgo corriendo. Corro como
si el mundo se acabara. Corro como el demonio y creo que nunca me detendré. No
hasta que encuentre a Sanders.
Después de unos minutos, veo un cuerpo al otro lado del bosque. Corriendo,
corriendo, corriendo. Un rifle de francotirador cuelga de su hombro y rebota con
cada paso torpe que da por el bosque. No es rival para mí ni para mi ira a medida
que me acerco a él instantáneamente, y pronto lo alcanzo, saltando encima de él y
usándolo como mi cojín.
Estoy tan muerto por dentro que no puedo encontrar ningún placer cuando
deja escapar un grito doloroso.
Los árboles y las malas hierbas se mecen con el viento sin esfuerzo mientras
el dolor más insoportable del mundo me atraviesa el pecho al pensar en mi mejor
amigo muerto a unos cientos de metros de distancia.
Sanders se ríe con una risa repugnante, forzado por mi peso encima de él.
Lo agarro por el hombro y lo arrojo sobre su espalda, plantando un puño
pesado en su mejilla.
—¡Maldito! ¡Hijo de puta! —Lo golpeo de nuevo, pero no me está dando
el alivio que estoy buscando. Me está haciendo enojar más.
—Tu amigo… lástima. —Me sonríe con sus dientes torcidos, cubiertos de
sangre llena de saliva—. Se suponía que fueras tú.
Agarrando mi cuchillo, lo apuñalo en la parte más carnosa de su muslo.
—Maldita inmundicia. Estás jodidamente muerto. —Lo apuñalo
nuevamente, un poco más alto.
Deja escapar un grito cada vez que mi cuchillo se hunde en su piel.
—¿Por qué nos emboscaron? ¿Cuál es tu puto objetivo? —Lo apuñalo en
el costado y observo cómo la sangre se acumula en la hierba.
—Creen que son dueños del norte en el mundo del comercio. ¡No son más
que basura! Unos putos chusmas. —Deja escapar un gemido confuso cuando la
sangre sale de su boca y baja por su mejilla, dejando un río rojo de sangre a su
paso—. Todo lo que quiero es acabar con ustedes. No tus drogas, ni tus armas, solo
los quiero a todos ustedes… —jadea.
Agarrando mi cuchillo, empiezo por una oreja y lo arrastro por su cuello
hasta la otra oreja, viendo cómo la sangre inunda su pecho.
—Muerto. Arde en el infierno, hijo de puta sin valor. —Lo observo sin
emoción, sin sentir nada mientras huelo el olor de la sangre llenando el campo.
Mi hermano está muerto. Mierda, tal vez Jackson también murió y pasé mis
últimos momentos hablando con este bastardo.
Con movimientos robóticos, me pongo de pie, enfundo mi cuchillo
ensangrentado y arrastro a Sanders por el tobillo todo el camino de regreso a Rick.
Una vez que llego allí, veo que la mayor parte del desorden ya está limpio, lo único
que queda son montones de sangre en el camino de grava. Eso no importa, una
noche de lluvia lo lavará todo.
Como si nunca hubieran estado aquí en primer lugar.
—¿Dónde carajo te has…? Ah. —Hugo estaba a punto de gritarme cuando
ve el cadáver que arrastro detrás de mí. El alivio, la preocupación, el dolor y la ira
se reflejan en sus ojos.
Dejo caer el tobillo de Sanders, sintiendo que mis propias emociones me
inundan y casi me derriban. El dolor en mi oído ha disminuido con la conmoción,
pero tomarme un momento para respirar lo ha devuelto con toda su fuerza.
Caigo de rodillas y me agarro la oreja, el zumbido y el ardor combinados
con el dolor dentro de mí es demasiado para soportarlo.
—Easton, ¿estás bien? —Hugo se me acerca, pero su voz suena como si
viniera de un túnel. También a cámara lenta. Demasiado para comprender—.
¿Easton?
Siento que me estoy muriendo, y por un momento breve, en realidad estoy
bien con eso.
15

—Easton. ¡Easton! Tenemos que movernos. ¡Mueve tu trasero, ahora! —


Oigo un grito por encima de mí, y cuando miro hacia arriba veo a Hugo mirándome
con el ceño fruncido. Mirando hacia donde una vez yacía Logan, veo una losa de
pavimento vacía con un montón de sangre en su lugar. Miro hacia el camión y veo
a Jackson subido, desplomado en la esquina. Sus ojos están abiertos y puedo ver
que está respirando, pero se ve en mal estado. Muy mal estado.
Unos tipos están cargando a Logan en el camión con tanta tristeza en sus
rostros que quiero desmoronarme. Desmoronarme y desintegrarme en polvo.
—Tenemos que irnos. ¿Estás lastimado? —pregunta Hugo una vez más,
esta vez un poco más comprensivo.
Niego con la cabeza y me doy la vuelta, levantándome y encogiéndome de
hombros ante su mano ofrecida.
Mi mente está un poco nublada y mi interior se siente muerto. Miro
alrededor y veo a un par de otros tipos levantando a Sanders y también cargándolo,
con mucha menos gracia de la que manejaron a Logan.
Resoplo. Logan estaría furioso si supiera que tiene que estar tendido cerca
de Sanders.
Rich viene detrás de mí y pone una mano en mi hombro.
—Easton, siento lo de Logan. No hay nada que se pudiera haber hecho. La
herida fue directo al corazón.
—Tenemos que irnos ahora. Jackson necesita atención médica de
inmediato. Tenemos a un tipo de camino al motel. También pudimos agarrar a
algunos otros de nuestros hombres —interrumpe Hugo.
Trago un nudo del tamaño de una pelota de béisbol en mi garganta y no digo
una palabra. Así no es como se suponía que terminaría. Logan ya habría enrollado
un cigarro después de la batalla y se suponía que íbamos a regresar al motel lúgubre
y fumárnoslo antes de regresar a casa.
No puedo creer esto. No puedo creer nada de esto. Hemos perdido
demasiados hombres. Hemos perdido al mejor. El otro está probablemente cerca
en este momento de la condición crítica.
Arrastro los pies hasta la parte trasera del semirremolque donde se sienta
Jackson, mirando a un Logan sin vida y entrando y saliendo del sueño él mismo.
Me siento a su lado y miro a Logan. Alguien cerró sus ojos.
Qué generoso.
Miro a Jackson y lo veo pálido como un fantasma y su frente comienza a
sudar.
—Oye, hombre. ¿Estás bien? —pregunto, empujándolo tan suavemente
como puedo.
Niega con la cabeza.
—Tengo frío. Eso no es algo bueno, ¿verdad? Estoy perdiendo demasiada
sangre.
Lo miro y noto que aún se aferra el costado, aunque ahora tiene algún tipo
de trapo o tela (¿tal vez, la camisa de alguien?) en su agarre mientras intenta
controlar el sangrado.
—¿Podemos irnos? ¡No está en buena forma! —grito a cualquiera que
quiera escuchar. ¿Quién carajo está conduciendo esta cosa?
Hugo sale de la nada y empieza a hablar.
—Muy, bien, este es el plan. Vamos a conducir de regreso al motel y
empacar rápidamente, mientras que los que necesitan atención médica serán
examinados por el médico. Tenemos que volver a las ciudades lo antes posible.
Rich va a llamar a Collin y le hará saber lo que pasó. Todos se reunirán de nuevo
con nosotros en el almacén. —Cuando no obtiene respuesta, cierra las pesadas
puertas traseras del semirremolque, dejándonos en la oscuridad y en lo
desconocido.
Unos minutos después de nuestro viaje, Jackson comienza a murmurar
palabras incoherentes y arrulla su cabeza hacia adelante, delirando.
—Mierda, ¿Jackson? —Me pongo de pie y me acerco a él, dándole una
palmada en la cara. Cuando eso no hace nada, lo golpeo un poco más fuerte—.
¡Jackson! —grito.
No responde. Presiono mis dedos contra su cuello para sentir el pulso y dejo
escapar un suspiro de alivio cuando siento que aún late. Débil, demasiado débil,
pero sigue ahí.
—Maldita sea. ¡Vamos a movernos más rápido! —grito, golpeando la pared
que separa la parte trasera del camión de la delantera. Si no nos movemos rápido,
su corazón dejará de latir.
En ninguna circunstancia voy a dejar que él también muera.
Siento que el camión acelera y vuelvo a sentarme, pero mantengo mis dedos
presionados contra su cuello. Contando sus latidos.
Uno, dos, tres.
Cuatro, cinco, seis.
Es jodidamente lento.
En algún momento, terminamos deteniéndonos y levanto a Jackson como si
fuera una pluma y lo saco justo cuando las puertas se abren.
—¿Dónde está el médico? —grito, y Hugo me lleva rápidamente a la
habitación donde nuestro trabajador médico ya está instalado con varios
suministros e instrumentos.
—Mierda —dice cuando nos ve.
Acuesto a Jackson en la cama y observo cómo el doctor saca su estetoscopio
y escucha atentamente.
—Necesita un hospital. —Nos mira mientras cuenta.
—No hay tiempo. Tienes que arreglar esto. Ahora —ordeno.
Parece disgustado, pero después de una mirada rápida, parece morderse la
lengua con las palabras que quiere decir. Agarrando algunas cosas, comienza a
rasgar la camisa de Jackson y me mira por encima del hombro.
Permanezco cerca.
—Será mejor que salgas de la habitación, esto va a ser desagradable. Puedo
trabajar más fácilmente si no estás inclinado sobre mi hombro todo el tiempo.
Estoy a punto de empezar a gritarle cuando Hugo pone una mano en mi
hombro.
—Easton, deja que el hombre haga su trabajo. Empaquemos y
preparémonos para irnos a casa.
Todo en mí dice que me quede, pero una mirada más a Hugo y lo sigo.
Corro de regreso a mi habitación y empaco todas nuestras cosas,
cargándolas en el auto de Logan y despejando la habitación lo más rápido posible.
Observo cómo algunos de nuestros hombres cargan a Logan en el asiento trasero
de su auto, y casi me caigo de rodillas ante la idea de conducir de regreso durante
horas con mi mejor amigo muerto en el asiento trasero.
Me vuelvo hacia la habitación y arranco una de las mantas de la cama,
pisoteando hasta el auto de Logan y murmurando a los hombres que están parados
cerca del auto.
—Lárguense. Yo me encargo. —Saben que no estoy en el estado mental
adecuado, así que se van sin decir una palabra más mientras cubro a mi mejor
amigo con una manta azul áspera—. Hombre, lo siento. Es lo mejor que puedo
hacer. —Me ahogo con mis palabras y me aclaro la garganta para deshacerme de
la emoción acumulándose.
No puedo lidiar con esto ahora. Preferiblemente nunca.
Después de cerrar la puerta y sellar a mi mejor amigo en el asiento trasero,
corro de regreso para ver cómo está Jackson.
Cuando entro en la habitación, veo a Jackson tirado allí conectado a varias
bolsas de suero y tiene un tubo de oxígeno conectado a la nariz. Sus ojos vagan
lentamente hacia mí, pero el resto de su cuerpo permanece inmóvil.
—Va a necesitar ser transportado inmediatamente a casa. Necesita más
atención médica de la que puedo darle, pero al menos de momento lo he
estabilizado. Ha dejado de sangrar, pero el riesgo de infección es alto. Necesita
permanecer conectado a estos antibióticos y realmente, necesita una bolsa de
sangre para reponer lo que ha perdido, pero no tengo nada de eso conmigo. He
hecho todo lo que puedo hacer —dice a medida que empaca su bolso.
—Gracias. —Pasa junto a mí en su camino hacia la puerta, y me acerco a la
cama y miro a Jackson—. Hombre, ¿cómo estás?
Sacude la cabeza y mueve su garganta varias veces antes de preguntar:
—¿Logan? —Mierda, debe haber estado delirando antes en el camión.
La emoción hincha mi propia garganta, y todo lo que puedo hacer es sacudir
la cabeza sombríamente.
Sus fosas nasales se ensanchan y su cuerpo tiembla y exhala una gran
bocanada de aire.
—Todo es mi culpa.
—No. No, no lo es. Conocemos el estilo de vida en el que estamos.
Conocemos los riesgos y las consecuencias. No hiciste nada más que lo que se
supone que debes hacer —digo con severidad. Puede que odie mi vida y el mundo
en el que vivo, pero Jackson necesita saber que esto no es su culpa. En lo más
mínimo.
No responde, aparta la cabeza de mí y aprieta los puños una y otra vez.
Estoy a punto de darle otro discurso cuando entra Hugo.
—El doctor dijo que estás bien para viajar. Te subiremos a la camioneta y
regresaremos ahora mismo. Easton, ¿te parece bien llevarte el auto de Logan tú
solo? —Inclina la cabeza mientras pregunta, y sé la razón por la que pregunta.
¿Puedo conducir con mi mejor amigo muerto en el asiento trasero? Maldita
sea, definitivamente no.
—Sí. Estoy bien.
Me mira, pero no dice ni una palabra. En cambio, sale y regresa con algunos
otros hombres para ayudar a transferir a Jackson a la camioneta.
Sintiéndome abrumado y un poco volátil, murmuro una despedida y salgo.
Necesito salir de aquí. Fuera de esta ciudad y fuera de este estado.
Necesito ir a casa.

Mi plan inicial era conducir a casa, pero Rich me llamó en el camino y me


dijo que me desviara al almacén. Collin y Randall volaron a casa justo cuando
llamó Rich, estoy seguro de que ya llegaron, y me quería allí.
Para qué, no estoy seguro, pero de todos modos, esta mierda apesta. Todo
lo que necesito en este momento es fumar este jodido porro postbatalla que Logan
tendría para nosotros y drogarme lo más que pueda. No me importa mucho más.
Soy el primero en entrar al estacionamiento, con el resto unos minutos
detrás. Collin y Randall ya están afuera esperándome, luciendo devastados y muy
diferentes a sus yos habituales.
—Easton —dice Randall, acercándose para darme un apretón de manos—.
Me alegro de que estés bien. ¿Cómo está Jackson? —Ruedo mi lengua alrededor
de mi boca para abstenerme de escupir alguna mierda. ¿Por qué carajo le importa?
Ha sido un completo imbécil con su hijo desde que tengo memoria. Uno pensaría
que Jackson no le importa una mierda, pero su tono habla de otra manera.
—Está estable.
—Gracias a Dios. —Suspira aliviado, y siendo tan jodidamente retraído
como es hace que sea difícil determinar si está mintiendo o si está legítimamente
preocupado por su hijo.
Collin, por otro lado, llora grandes y feas lágrimas a medida que avanza al
asiento trasero del auto para abrir la puerta. Lo sigo por detrás y pongo una mano
en su hombro, apenas capaz de mantenerla allí con lo fuerte que tiembla su cuerpo.
—¿Cómo? ¿Cómo pasó esto? —se lamenta mientras saca a su hijo del auto.
Abro la boca para hablar, para decir cualquier cosa, en realidad. Sin
embargo, no salen palabras. Nada más que una bocanada de aire restringido.
—Easton, ¿cómo murió mi hijo? —Mira por encima de su hombro y me
ladra.
Empiezo a hacer crujir los nudillos solo para hacer algo con mis manos. Sin
embargo, termino presionando mis nudillos con demasiada fuerza y termino
sacándome uno de la cavidad. Lo meto de nuevo y mascullo una maldición.
—Sanders lo atrapó. No había nada que pudiéramos haber hecho. L-lo
intenté. Maldita sea, Collin, lo intenté con todas mis putas fuerzas. —Me mira
como si quisiera retorcerme el cuello, pero termina negando con la cabeza y
comienza a caminar hacia la puerta con su enorme hijo, cubierto con una manta,
acurrucado en sus brazos.
—Lo sé. Lo siento. Sé cómo es esto. Solo estoy… —Deja escapar un
gemido agonizante—. Es mi chico —solloza, sacude la cabeza y entra.
El resto de los vehículos comienzan a llegar al estacionamiento del almacén.
Randall comienza a caminar hacia ellos, pero sigo a Collin al interior del almacén.
Necesito estar con mi hermano. Todo lo demás puede esperar.
16

Después de una noche silenciosa mordiéndome las uñas y escuchando a mi


mamá, tengo que decir que estoy sorprendida.
Nunca vino a verme ni a hablar conmigo. Cuando me despierto a la mañana
siguiente, es en una casa vacía. No estoy segura de adónde fue. Tal vez fue a
Woodbury, o tal vez está llorando abiertamente con Jeff. Otra solución, una que
espero que no sea cierta, es que esté en un antro de mierda, bebiendo por su jodida
vida.
De cualquier manera, no está aquí.
Intenté llamar a Easton esta mañana y obtuve su correo de voz. No estoy
segura de cuándo se supone que debe terminar con lo que sea que esté haciendo, y
en realidad nunca me contó mucha información.
Con la esperanza de que Cara tal vez sepa algo, me subo a mi auto y
conduzco hasta su casa.
Cuando abre la puerta, solo me dedica una mirada antes de volver a entrar
en su casa.
—¿Has tenido noticias de Easton? —pregunta, aún en pantalones
deportivos y luciendo terrible.
—No, justo venía a hablar contigo. ¿Sabes qué es lo que están haciendo?
¿Sabes cuándo lo harán? Intenté llamarlo esta mañana, y no respondió.
—No, no me dijeron nada. Logan tampoco me responde. —Me da una
mirada preocupada.
—Bueno, tal vez solo están ocupados. No es la primera vez que no
responden nuestras llamadas. —Estoy intentando ignorarlo, pero no puedo evitar
pensar en el pavor que sentí todo el día de ayer.
—No. Logan me dijo que iba a llamarme anoche y esta mañana. No he
hablado con él desde que se fue. Algo anda mal, simplemente lo sé. —Su voz se
vuelve chillona al final.
—Cálmate. Vamos a darle un poco más, ¿de acuerdo? Podemos enloquecer
después del almuerzo si no hemos escuchado nada. —Agarro sus manos y la llevo
al sofá—. Vamos a darnos un atracón con Freaky Friday, Mean Girls o algo así.
Hará que el tiempo pase más rápido.
—Rose, algo anda mal. Sé que es así. —Las lágrimas en sus ojos hacen que
algunas inunden los míos instantáneamente.
—Lo sé, Cara. También lo siento. Pero esperemos, ¿de acuerdo? Solo
tenemos que esperar un poco más. —Me inclino hacia adelante y tomo el control
remoto de la mesita de café, encendiendo el DVD, que sé que ya está cargado en
el reproductor.
—No puedo concentrarme en nada cuando mi mente se está volviendo loca.
—Se inclina hacia atrás y se lleva las manos a la cara—. Solo desearía que me
devolviera la llamada.
Me levanto suspirando, y tomo un poco de ron que está en su mostrador y
le sirvo un vaso, directamente. Me acerco a ella y lo empujo a su cara.
—Cara, bebe esto y cierra la puta boca. No podemos enloquecer las dos.
Así que, hazme un favor, bebe. —Lo agarra y lo vuelca de un trago—. Bien. Ahora
veamos esta película, y luego, intentaremos llamarlos de nuevo, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. —Hipa y se apoya en mi hombro, sollozando pero
obedeciendo. Me pongo rígida, pero lo supero por el bien de la cordura de mi mejor
amiga.
—Está bien.
No está bien. Nada de esto lo está.

—Perra, quita tu trasero de mi cara. —Cara empuja mis piernas hacia atrás
y me hace caer del sofá.
—Auch. ¡Mierda! —Acostada en el suelo, entrecierro los ojos y miro la luz
del sol asomando por la ventana—. ¿Qué hora es?
Cara se inclina y mira el reloj de su estufa.
—¡Son las diez de la mañana! —Sale disparada del sofá y va a su teléfono—
. ¡Logan aún no me ha llamado! Voy a matar a ese bastardo la próxima vez que lo
vea.
Anoche después de ver nuestra película, ambas intentamos llamar a los
muchachos sin parar ni obtener respuesta. Eventualmente, llegamos al punto en
que ambas estábamos en pánico y sabíamos que obviamente no iban a responder.
Así que, pusimos otra película y debimos quedarnos dormidas en algún momento.
Estirándome, agarro mi teléfono de la mesa y miro mi propio teléfono.
—Easton tampoco me ha llamado —murmuro. Algo pasó, simplemente lo
sé.
Si Easton está muerto… no, ni siquiera puedo pensar así.
Tengo llamadas telefónicas perdidas de mi madre, pero le envío un mensaje
de texto rápido para decirle que me quedé dormida en casa de Cara y que estaré en
casa en un rato.
—¿Quieres venir a mi casa? Debería reportarme con mi mamá. —Miro a
Cara y digo—: Le conté de Corey.
Ella jadea.
—¿Y solo ahora me estás diciendo esto? ¿Qué diablos pasó?
—Estaba hablando de que no vería más a Easton, básicamente defendiendo
a Corey en todas las formas posibles. Estaba diciendo todas estas cosas malas de
Easton y que es una persona terrible. Incluso mencionó que quería llevarme de
vuelta a Woodbury. Y solo dejé caer la bomba, caminé hacia mi habitación y la
dejé allí. No he hablado con ella desde entonces. —Giro mi teléfono en mi mano.
No sé lo que va a decir, o lo que ha estado haciendo el último día para procesar
todo.
Estoy preocupada de verdad.
—Así que, en realidad podría usarte para respaldarme en caso de que algo
suceda.
—Sí, por supuesto. Déjame prepararme rápido —grita a medida que camina
por el pasillo.
—Está bien. —Me acerco a mi bolso y recojo mis cosas. Cuando miro en
mi bolso, lo primero que me llama la atención es el arma que me dio Easton. Me
dio esta protección en caso de que necesite defenderme en su ausencia.
No se da cuenta de que la única protección que necesito es él. No quiero
este trozo de metal. No quiero tener el peso de un arma presionándome todos los
días. Solo quiero a Easton. Quiero que esté bien, y quiero que vuelva a casa
conmigo, donde pueda mantenerme a salvo.
Me sacó de la oscuridad en la que estaba cuando me mudé aquí y me llevó
a su propia oscuridad. Aún podría estar en la oscuridad, pero al menos podemos
estar juntos allí.
Estoy perdida sin él.
La oscuridad no es un lugar donde me sienta segura sin él. Es un abismo sin
fin, y temo que nunca podré encontrar la salida.
Cuando escucho a Cara regresar por el pasillo, me seco las lágrimas y
vuelvo a meter el arma en el bolso. No estoy lista para contarle del arma. Creo que
por ahora es algo que debería guardarme para mí.
—¿Lista? —pregunta—. Quiero volver aquí rápidamente en caso de que
aparezca Logan.
—Sí, estoy lista. —Agarrando nuestras cosas, salimos y comenzamos a
caminar hacia mi auto.
—Espera. —Cara me detiene—. ¿Ese es… por qué el auto de Logan está
en la casa de Easton? ¿Regresaron y nunca nos lo dijeron? —Cambiando de
dirección, Cara se dirige furiosa a la casa de Easton.
La sigo detrás, con la misma curiosidad por saber por qué están de vuelta y
nunca dijeron nada. Ha habido un completo silencio radial desde que se fueron el
viernes. Sin embargo, si han vuelto, eso tiene que significar que todos están bien.
¿Verdad?
Cara golpea la puerta de Easton.
—¡Logan, abre! Sé que estás ahí. ¡Tu auto está afuera! —Sigue golpeando
y golpeando, pero nadie responde—. En serio, ¿qué carajo? —me pregunta.
Moviendo la perilla, ve que está desbloqueada y la abre. Se vuelve hacia mí
y se encoge de hombros.
—Bueno, está bien, entremos.
Cuando entramos, todo está en silencio y todas las luces están apagadas.
—¿Hola? ¡Somos Cara y Rose! ¿Dónde demonios está todo el mundo?
La sigo detrás, sin decir una palabra. La opresión que pesa sobre esta casa
es casi insoportable. Siento que apenas puedo respirar.
Cuando llegamos a la habitación de Easton, Cara abre la puerta y revela un
Easton estoico. Se sienta contra la pared en la cabecera de la cama, una botella de
whisky en una mano y un cigarrillo en la otra.
Ni siquiera nos reconoce cuando entramos.
—¿Easton? ¿Dónde está todo el mundo? —pregunta Cara en un tono
preocupado, obviamente capaz de sentir la misma tensión que yo estoy sintiendo.
Levanta la vista y nos dedica una mirada. Sin emoción.
—Aquí no. —Levantando la botella, toma un gran trago—. Definitivamente
aquí no. —El trasfondo de su frase no pasa desapercibido.
—Easton, ¿por qué no has llamado? ¿Qué está pasando? —pregunto, dando
un paso hacia la cama.
Me mira y gruñe.
—He estado ocupado con mierdas. ¿No puedes captar la puta indirecta? No
estoy respondiendo por una razón. Déjame en paz. —Sacude la ceniza de su
cigarrillo en el suelo y da una calada—. No quiero ninguna compañía —dice,
soplando el humo en mi cara. Intento acercarme a la cama, pero la mirada que me
da me detiene en el lugar—. Rose, vete de una puta vez. Vete a casa.
Las lágrimas intentan abrirse paso hasta mis ojos, pero no puedo dejarlas
caer. No ahora.
—Está bien, de acuerdo. Rose, vamos. Easton está siendo un maldito idiota.
Vayamos a la casa de Logan y veamos si está allí. —Intenta sacarme por la puerta
y empiezo a dejarla hasta que Easton habla.
—No está allí. Pero, puedo llevarte con él. —La mirada desagradable en su
rostro me da escalofríos.
¿Qué le pasó?
—De acuerdo. Vamos. —Cara sale por la puerta sin decir una palabra más.
Me quedo allí y espero a que Easton se levante, me reconozca, lo que sea,
de verdad. Toma un trago más de whisky y luego deja caer el cigarrillo dentro de
la botella y lo deja en el suelo.
—Como quieras. Pero, mierda, te arrepentirás.
Bloqueo su camino.
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Por qué estás actuando así? —¿Por qué, por
qué, por qué? Me siento como un disco rayado, pero necesito algunas respuestas.
—Rose, quítate de mi jodido camino —ladra.
—No hasta que me digas lo que está pasando.
—Muévete.
—No. Dime lo que está mal para que pueda arreglarlo. ¿Es algo que hice?
Se ríe, pero no hay humor en ello. Es frío, plano y lleno de malicia.
Está en un lugar más oscuro de lo que he estado nunca. Más oscuro de lo
que he visto nunca.
—Rose, es todo lo que hiciste. Ahora, cuando digo que te muevas, te mueves
de una puta vez. —Me agarra por los bíceps y me levanta, colocándome al otro
lado de él—. Súbete a mi jodida camioneta o lárgate de aquí.
—De ninguna manera vas a conducir —grito y lo sigo hasta la sala de
estar—. ¡No sé cuánto has estado bebiendo, pero no vas a ponerte así al volante!
Se da la vuelta.
—Está bien, entonces me voy a la cama. Adiós. —Intenta cerrarme la puerta
del dormitorio en la cara.
—¡Easton, detente! ¿Dónde está Logan? Podemos ir nosotras mismas. ¿Y
por qué tenemos que conducir? Su auto está justo afuera. ¿No está en casa? —
pregunta Cara desde afuera de la puerta principal.
—No, ciertamente no está en casa. —Detecto una pequeña pizca de tristeza
en su tono, y me da miedo lo que eso significa, pero también esperanza de que mi
Easton aún esté ahí en alguna parte.
—Rose, solo déjalo conducir. Quiero ir a ver a Logan —se queja Cara.
Pongo los ojos en blanco.
—Está bien, pero si chocas o te detienen, te juro que nunca te lo perdonaré.
Se encoge de hombros.
—Seguro, como sea. Vamos. —Toma las llaves de la encimera y se dirige
a su camioneta.
Lo seguimos silenciosamente.
El camino es silencioso, y pronto nos damos cuenta de que estamos de
camino al Pit.
—¿Logan está en el Pit? ¿Por qué? —pregunta Cara.
La única indicación de que Easton la escuchó es por la forma en que sus
manos agarran el volante, con fuerza. Casi me sorprende que no partiera la maldita
cosa por la mitad. No me mira, ni una sola vez. Pienso de nuevo, intentando
averiguar si hay algo que dije o hice antes de que se fuera que podría ser la razón
por la que está actuando con tanta frialdad.
Estábamos bien. Me dio un beso de despedida. Parecía feliz. Me sentía feliz.
Nada, y quiero decir nada, fue fuera de lo común.
Simplemente no entiendo.
Easton estaciona en un lado separado del edificio al que nunca he entrado.
Tal vez aquí es donde trabaja Rich. ¿Quizás Logan está con su papá?
Al momento en que apaga el auto, los recuerdos de esa noche pasan por mi
cabeza. No he vuelto aquí desde… mierda, ni siquiera puedo pensar en eso ahora
que estoy aquí. Afortunadamente, estamos en un lado del edificio en el que nunca
he estado. Sin embargo, estar aquí, estar incluso remotamente en el mismo lugar
es suficiente para que me atragante con miedo. Siento como si un demonio
estuviera intentando escapar de mi garganta y tengo que toser un par de veces para
deshacerme de la sensación repulsiva.
Antes de bajarse del auto, se da la vuelta y nos mira, dándonos la mirada
más inexpresiva del mundo antes de sacudir la cabeza y salir del auto,
murmurando:
—Esta mierda es tan jodida.
¿Qué se supone que significa eso?
Entramos en silencio por una puerta lateral que conduce a un sótano. Cara
y yo nos miramos.
Ninguna de las dos quiere entrar, pero ambas queremos ver a Logan. Algo
no está bien, y ambas podemos sentirlo. Tenemos que averiguarlo.
Al bajar las escaleras desvencijadas, veo a un hombre grande y corpulento
en la parte inferior con una expresión solemne. Asiente hacia Easton.
Easton no asiente.
Puedo escuchar gritos en la distancia, y al instante me atraganto. El temor
se vuelve más fuerte en mi vientre, y siento como si mi garganta se cerrara sobre
sí misma. Mirando a Cara, veo que tiene lágrimas en los ojos.
También puede sentirlo.
Entramos en una habitación, y veo a un hombre grande que reconozco como
Collin, el padre de Logan, inclinado sobre una mesa. En esa mesa hay un cuerpo.
No puedo ver la cara, pero lo sé.
—¡No! —grita Cara, lo que hace que el padre de Logan se dé la vuelta
sorprendido. Mira a Easton y le murmura algo antes de salir de la habitación. Al
pasar, asiente tanto a Cara como a mí con sus ojos llorosos, y puedo sentir cómo
me desgarro en todas partes.
Cuando miramos de vuelta hacia la mesa, vemos por quién estaba llorando
Collin.
Logan.
—¡No! —vuelve a gritar Cara, corriendo hacia la mesa e inclinándose sobre
él—. ¡Por favor, no! ¡Tú no! ¡Nunca se suponía que fueras tú! —gime y solloza, y
no puedo hacer nada más que mirarla mientras las lágrimas ruedan por mis
mejillas.
Me acerco a él lentamente y agarro su mano que está sobre su pecho.
—Logan, lo siento mucho —susurro. Su mano está helada, y es casi
doloroso tocarla. No hay calidez, ni un leve latido en su palma que indique que hay
vida allí. El color de su piel ha perdido el tono dorado del chico al que le encantaba
estar al sol. En su lugar hay un gris pálido que lo hace casi irreconocible.
Parece que lleva la misma ropa que llevaba cuando murió. La camisa gris
oscuro está sucia y una gran mancha roja de sangre cubre la mayor parte de su lado
izquierdo. Es horrible.
Doy un paso atrás, dejando que Cara tenga su momento para llorar a su
novio. El hombre que la ha amado desde que eran niños. La chica que finalmente
se rindió y lo amó, solo para que se lo llevaran en un abrir y cerrar de ojos.
Miro a Easton, solo para ver que me está mirando directamente a mí. Sin
embargo, no me atrapa con nuestra mirada habitual. Me mira con ojos negros y
muertos que me hacen preguntarme si él también murió. Lo evalúo, viendo su oreja
tapada con adhesivo, pero aparte de eso, se ve vivo y bien, saludable.
Todo lo demás en él es diferente.
No puedo soportar el silencio, así que me acerco a él y le pregunto:
—¿Por qué no dijiste nada?
—¿Esto no es lo que querías? ¿Ver a Logan? Acabo de hacer lo que me
pidieron —dice en un tono perezoso.
—Easton, siento mucho lo de Logan. —Me acerco a él para abrazarlo, pero
se aparta de mi camino.
—No me toques.
El dolor me golpea en medio del pecho.
—¿Hice algo malo?
—Por supuesto que sí.
—¿Qué? ¿Qué hice? Por favor, dime —suplico. Quiero enmendar esto, sea
lo que sea que hice, solo quiero enmendarlo.
—Tú. Vienes aquí y me distraes. Maldita sea, me distraes, y me
desestabilizas. Si no hubiera estado demasiado ocupado preocupándome por tu
trasero constantemente, ¡habría estado más concentrado en mi maldito amigo al
que le dispararon! ¡Esto, Rose, todo esto es culpa tuya! —me grita.
Las lágrimas brotan de mis ojos y la angustia, la tristeza y el dolor me
golpean a la vez. Mirando a Cara, ella ni siquiera levanta la vista ni se da cuenta
de nuestra discusión. Vuelvo a mirar a Easton y veo sus ojos negros
contemplándome con odio.
Nunca quise que nada de esto sucediera.
—Cara —dice Easton monótonamente.
Cara se calma de sus lamentos, pero por lo demás no da ninguna indicación
de que está escuchando a Easton.
Easton me mira directamente a medida que dice sus siguientes palabras.
—Las últimas palabras de Logan fueron que te dijera que te amaba y que
quería casarse contigo una vez que todos nos graduáramos. Ahora no puede hacer
eso. Porque los coños nublan tu juicio y te hacen cometer errores. Todos
cometimos un error al dejarlas entrar en nuestras vidas. Ahora, mira. Logan. Está.
Muerto.
Cara grita como si su corazón se estuviera partiendo en dos.
Mi mejilla interior rezuma sangre por morderla tan fuerte. Nunca he querido
salir de mi piel tanto como en este momento. Aquí de pie, en este sótano oscuro y
húmedo con el hombre que amo mirándome como si fuera su peor enemigo, me
siento completamente sola.
Dejo escapar un gemido cuando no puedo soportar el dolor por más tiempo
y hago lo único que puedo en este momento. Me voy.
Corro hasta que no puedo correr más. Y luego lloro. Lloro y camino los
treinta kilómetros hasta casa.
Y lo peor es que Easton nunca me detiene.
17

Todo lo que veo es muerte.


Me rodea en cada esquina que giro.
Siento que cada persona que conozco, confío y aprecio muere o se va de
una forma u otra. No puedo hacer nada para detenerlo. Y ver el dolor en el rostro
de mi hermano cuando toma su último aliento no se parece a nada que haya visto
antes.
He visto suficiente muerte en mi vida para comprender las etapas que
conducen a ella. Pero nada puede prepararte para el momento en que alguien a
quien amas mira fijamente a la nada, y no hay absolutamente nada de vida en esos
ojos.
Fue un auténtico infierno conducir cinco horas de vuelta a casa con mi
mejor amigo muerto en el asiento trasero de su propio auto. Tuve que conducir de
regreso sin convencerme de conducir a una zanja y sacarnos a todos de nuestra
miseria.
No quería nada más que terminar mi vida junto a la suya.
Seguí mirando hacia atrás en el espejo retrovisor y vi su cuerpo cubierto por
una manta barata que robamos del motel para no tener que ver su cuerpo sin vida
mirándome fijamente.
El cuerpo de mi hermano, mi mejor amigo, mi familia, tirado allí como un
maldito saco de papas que no respiró ni una vez durante las cinco horas, se sintió
como si me arrancaran las uñas con unos alicates.
Insoportable.
Fueron las cinco horas más largas de mi vida.
No puedo escapar de la muerte, y ella no puede escapar de mí.
Ver a su padre llorar por su cuerpo está en la cima de mi lista de las cosas
que nunca quiero volver a ver.
Nunca lo he visto llorar. Nunca he visto llorar a ninguno de los hombres de
Rich. Sollozar. Lamentarse. Sentí como si un atizador hubiera estado puesto en un
fuego ardiente durante una semana y luego esa mierda se hundió en mi estómago.
Estuve a su lado hasta que el llanto de su padre llegó a niveles insoportables,
y estuve a punto de perder la puta cabeza. Jackson se fue hace un rato. Entró y
miró a Logan, y luego tuvo que ser llevado al hospital por una bolsa de sangre.
Apenas dijo una palabra desde que Logan murió. Creo que se fue a un lugar
oscuro, y no sé cómo sacarlo de ahí.
No tengo tiempo, porque estoy en mi propio maldito lugar oscuro.
Fui a casa y me emborraché tanto que apenas podía ver bien. También
encontré un paquete de cigarrillos que casi nunca fumo en mi mesita de noche y
comencé a fumar como si fuera a pasar de moda. Cuando escuché a Cara y Rose
golpeando mi puerta, comencé a sentir una furia que ni siquiera me di cuenta de
que estaba albergando.
Furia por mí, por Cara, por Rose. Por todos los que tienen que lidiar con la
pérdida de Logan. Es una mejor persona de lo que cualquiera de nosotros seremos,
y el mundo tiene la mala suerte de haberlo perdido. Todos la tenemos.
No pude evitar ser un maldito imbécil cuando entraron a mi habitación. Si
no fuera por ellas, estoy casi seguro de que no estaría muerto. Estas malditas
mujeres nos hacen vulnerables y hacen que nuestras mentes sean un desastre.
Si querían ver lo que le hicieron, estaba más que feliz de darles asientos de
primera clase.
Sé que mi interruptor está apagado. Sé que no debería tratarlas así porque
en realidad no es su culpa.
Pero lo es. Y maldita sea, las odio por eso.
La cara de Rose cuando supo que me había perdido es algo que nunca
olvidaré. Todo el puto tiempo intenta repetidamente arreglar todo, y sé que fue
difícil para ella alejarse.
La reparadora de todo, mi Rose. Afilada como una jodida espina y un dolor
en mi maldito trasero.
¿Puede devolverle un corazón palpitante a mi mejor amigo? No. Bueno,
entonces no tiene ninguna jodida suerte.
Me voy, hemos terminado, y esta mierda ha terminado por completo.
Sin más mujeres, sin más distracciones. Una follada está bien, pero es inútil
ponerle sentimientos cuando nunca sale nada bueno de ello. Jamás.
Cuando salió corriendo del sótano, tuve que seguir diciéndome que no la
siguiera. Esta no es un área segura, y no tengo idea de cómo llegará a casa, pero
no podía permitirme ceder y seguirla. No puede seguir pensando que soy el héroe
de esta historia. Porque no lo soy. Soy el villano y soy la Parca.
Fin.
Poco después de que Rose se fuera, Cara la siguió con la cara enrojecida y
demasiado ahogada para hablar. Tampoco la seguí ni le hice preguntas.
Una vez que estuve solo una vez más, me quedé allí y solo miré a Logan.
Por cuánto tiempo, no estoy seguro. Pasaron segundos, minutos, horas hasta que
el padre de Logan y un forense entraron para llevarse el cuerpo de Logan. Ya lo
hemos retenido demasiado tiempo, y estaba destinado a oler pronto. Lo llevaron a
la funeraria local para prepararlo para su funeral de mañana. Va a ser enterrado
junto a su madre.
Todo el mundo ha sido un desastre a mi alrededor. Collin sigue gritando
que debería haber estado en Wisconsin con su hijo. Rich dijo que los necesitaban
en otro lugar, y creo que el hecho de que no estuviera allí cuando murió su hijo
arruinó por completo a Collin. Siguen peleando, y nunca pelean. Todo se está
desmoronando, pieza por pieza. Poco a poco. Pronto no quedará nada más que las
ruinas de nuestras vidas.
Después de que se llevaron a Logan, Hugo se me acercó y me dio una
palmada en el hombro.
—E, vete a casa. Descansa un poco. Ha sido un día largo. Mierda, un fin de
semana largo.
Le di un asentimiento, y comencé a caminar hacia mi auto. Horas de estar
allí me habían dejado un poco sobrio, y esa mierda no estaba bien para mí.
Planeaba estar jodido por un buen tiempo largo.
Mañana a primera hora me dirijo al gimnasio para empezar a entrenar de
nuevo. Tengo que volver a concentrarme en el juego y sacar un poco de esta ira de
mí. O de lo contrario estoy honestamente preocupado de que voy a empezar a
dispararle a la gente por el simple jodido placer de hacerlo.
Con un suspiro profundo, me subo a mi camioneta y me dirijo a la licorería
más cercana.
Hora de emborracharse.

Es martes en la mañana.
Hoy voy a enterrar a mi mejor amigo.
Desperté con mucho más alcohol en mi sistema de lo que debería. Al
momento en que volví a la consciencia, la sensación de mareo hizo que el día
apestara antes de que me diera cuenta de qué día era hoy. Una vez que me di cuenta
de que lo llevaría en una caja de madera a dos metros bajo tierra, me levanté, a la
mierda los mareos, me puse unos pantalones cortos de gimnasia y una camiseta y
corrí hacia el gimnasio.
Voy a pasar el día agotándome para poder sacarme esta rabia. No puedo
imaginar mi reacción si voy allí con esta energía acumulada.
Probablemente quemaría el maldito lugar. Con Logan y esa puta caja
dentro.
Así que, mejor voy al gimnasio y trato de sacarme esta ira antes de que me
venza.
Me dirijo hacia allí con los ojos entrecerrados y me estaciono a un lado,
tropezando y entrando. Duke se para detrás de la recepción y cuando me mira,
frunce el ceño.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? El funeral de Logan es hoy. Vete de
aquí —me ladra.
—Vete a la mierda.
—¡Estás borracho! —resopla, y casi le siseo. Actúa como si nunca hubiera
aparecido borracho. Noticia de última hora, amigo, puedo pelear sobrio y puedo
pelear borracho.
—Easton, márchate antes de que te patee el culo.
Decido simplemente ignorarlo por completo mientras me dirijo a los
vestuarios. Voy a encontrar a un tonto patético para pelear conmigo. Hoy necesito
puños de verdad.
—¡Easton, lo juro por Dios, arruinas esto y estoy jodidamente acabado! —
me grita desde el otro lado del gimnasio.
Le muestro el dedo medio y golpeo mi mano contra la puerta del vestuario,
agarro mi equipo de mi casillero y vuelvo al ring. Algunos tipos hacen ejercicio
con bolsas y hay algunos aficionados peleando entre sí en el ring. Me dan una
mirada como si fuera una celebridad cuando me acerco a ellos. Como hoy no estaba
ni un poco de humor para sus miradas intensas, ladré:
—¿Quién está de humor para un par de rondas?
Se miran con los ojos del todo abiertos antes de que el más grande dé un
paso adelante y anuncie:
—Lo intentaré.
¿Lo intentará? ¿Así es como lo llaman hoy en día?
El más pequeño se baja y yo subo. Me da una sonrisa nerviosa cuando pasa
junto a mí y casi resoplo. Excepto que, no creo que haya sentido una pizca de
emoción desde que murió Logan.
Ni una.
Mirando hacia atrás al chico que decidió quedarse, ya tiene la mano
extendida cuando anuncia:
—Leroy.
—Easton —murmuro y le doy la mano.
—Sí, lo sé. —Se aclara la garganta avergonzado y da un paso atrás,
poniéndose en posición.
Cojeo de regreso a mi esquina y me aseguro de que mis manos estén bien
vendadas. Duke suele ayudarme, pero hoy tiene un palo tan metido en el culo que
probablemente se esté ahogando.
El tipo más pequeño que se acobardó toca la campanita a un lado, y
empezamos. Leroy empieza a saltar de puntillas tan alto que lo miro como un
idiota.
Maldita sea, ¿está bailando?
Le gruño y lo veo caminar en círculos a mi alrededor. Me acerco
perezosamente, y lanzo un golpe en su mandíbula. El Señor Bailarín salta lejos de
mí antes de plantar un golpe en mi mejilla derecha.
Mierda. Tal vez estoy más borracho de lo que creía.
Me golpea de nuevo y tropiezo hacia atrás, amando la sensación del dolor
zumbando a través de mi cráneo. Me está quitando la sensación en todo el resto de
mi cuerpo.
Aterrizo un gancho, porque no puedo permitirme fallar y dejar que él se
haga cargo. Ese no soy yo, y cuando conecta otro golpe, lo dejo.
Cuando aterriza otro después de ese, dejo que también me golpee esa vez.
Sigue lanzando golpes, y yo sigo lanzando golpes, y esta es la primera vez
que en realidad me permito, mierda, quién diablos sabe en cuánto tiempo, ser
golpeado repetidamente. Me golpea fuerte.
Cuando siento que la sangre comienza a correr por mi rostro, lamo mi labio
superior y le sonrío. Me encanta el dolor palpitante en toda mi cara. Es un dolor
bienvenido.
Abro las puertas y dejo que la agonía se haga cargo mientras la emoción de
Leroy por golpear a la Parca alcanza nuevas alturas. Salta alrededor de unos
centímetros en el aire a medida que me golpea. Me reiría si fuera capaz de tales
cosas. Pero, no lo soy.
¿Cómo puedo? Logan está muerto.
Cuando Leroy aterriza el golpe más duro hasta ahora en mi ojo derecho,
caigo como un saco de ladrillos y escucho gritos a mi alrededor. Miro hacia el
techo y observo la sala girando mientras Duke aparece de repente y le grita órdenes
a Leroy.
Pronto solo soy yo tirado en el suelo con Duke parado sobre mí, gritando y
gruñendo y agitando los brazos como un loco.
Me levanto en cuestión de minutos, y salgo a tropezones hacia mi auto con
Duke a mi lado. Me arroja al asiento trasero y murmura algo sobre niños
imprudentes, y pronto, comenzamos a movernos y al instante me arrulla la tierra
de los sueños con la vibración de la camioneta.
—Despierta de una puta vez, idiota. —El agua fría me baña la cara y, por
un momento, siento que me estoy ahogando. Me siento tan rápido que el mundo
se inclina hacia un lado, y casi me vuelvo a caer.
—¡Qué carajo! —rujo—. ¿Qué carajo estás haciendo? —Intento ponerme
de pie, pero Duke se para sobre mí con tanta ira que vuelvo a caer. Estoy
confundido. ¿Qué diablos pasó?
—No. ¿Qué carajo estás haciendo tú? Estás actuando como un maldito
primerizo. ¡Eso, o eres suicida!
Intento despejar la niebla de mi cerebro para recordar lo que pasó cuando…
ah, mierda. Sí.
Levanto la mano y toco mi cara y se siente costrosa y duele como una perra.
Me estremezco mientras retiro mi mano.
—Exactamente. Déjame preguntarte de nuevo, ¿qué carajo estás haciendo?
—pregunta otra vez.
Me alejo de él para ocultar la vergüenza y la ira que estoy sintiendo. Estaba
más ebrio de lo que pensé cuando entré al gimnasio esta mañana. Debí haberlo
sabido antes de pelear así de borracho. Después las cosas se pusieron… sí.
—Ahora, no solo te ves horrible, sino que estás a punto de perderte el
funeral de tu mejor amigo. ¿No eres un portador del féretro? ¿No se supone que
debes llevar el ataúd o algo así?
Niego con la cabeza.
—El funeral no comienza hasta las tres.
Duke pone los ojos en blanco y saca su teléfono de su bolsillo, iluminando
la pantalla y colocándolo en mi cara.
—Una vez más, aparentemente hoy eres un completo idiota. Y llegas
jodidamente tarde. Vístete y vete. Después te veré allí.
A todo volumen en grandes números en su teléfono dice las tres y cuarto.
Maldita sea.
Me levanto y corro a mi habitación para prepararme. Escucho la puerta
principal cerrarse de golpe y dejo escapar un suspiro cuando sé que Duke se ha
ido. No sé cómo demonios va a volver al gimnasio. Pero no puedo preocuparme
ahora por eso.
Porque llego jodidamente tarde y estoy tan jodido.
Me pongo la ropa y salgo corriendo de la casa con los calcetines puestos y
los zapatos en la mano.
Es hora de enterrar a mi amigo.
18

Martes.
El día del funeral de Logan.
Me paro frente al espejo en mi baño y me miro vestida con mi vestido más
apropiado para un funeral que pude encontrar en mi armario. Este será mi primer
funeral desde, bueno, desde siempre.
No estoy segura de qué esperar, pero por lo que Cara ha escuchado, la mayor
parte de la escuela planea estar allí.
Cuando la otra noche llegué a casa, mi madre estaba teniendo un ataque y
esta vez llamó a la policía. La habría llamado en mi camino a casa desde St. Paul,
pero, por supuesto, mi teléfono decidió morir poco después de que salí corriendo
del almacén.
Empezó a llorar justo cuando entré por la puerta, y como ya estaba llorando
por Easton y Logan, eso solo nos hizo llorar más fuerte. Llamó a la policía
rápidamente para avisarles que estaba en casa y luego me llevó al sofá donde
tuvimos una conversación larga.
No quería entrar en todo el asunto de Corey, así que le hice saber que me
acababa de enterar de la muerte de un buen amigo, que también era el novio de
Cara, y ella permitió que la mierda de Corey se quedara en un segundo plano por
un tiempo para permitirme lamentar por mi amigo.
Ayer me hizo ir a la escuela, lo cual fue muy incómodo y silencioso ya que
no he ido allí en mucho tiempo, y ninguno de mis amigos estaba allí. Tenía un
montón de tarea, así que probablemente fue algo bueno. Tenía un montón de
trabajo muy necesario.
Llamé a Cara durante el almuerzo para preguntarle por qué no había ido a
la escuela, y me murmuró respuestas sobre estar enferma y no levantarse de la
cama. Sus palabras también fueron arrastradas, así que apuesto a que ha estado
bebiendo mucho vodka.
Quería ir a su casa después de la escuela, pero básicamente me dijo que me
fuera a la mierda de la mejor manera posible.
—Rose, no quiero ver a nadie. Te veré mañana. —Colgó.
También intenté llamar a Easton, quien ha estado ignorando por completo
mis llamadas. Uno o dos timbres y directo al buzón de voz. Todos los mensajes de
texto quedan sin respuesta.
¿De verdad hemos terminado?
¿Honestamente me culpa?
Espero que hoy me hable en el funeral. No sé qué haré si no lo hace.
El mayor golpe en la cara me golpeó en mi largo camino a casa.
Amo a Easton.
Maldición, lo amo tanto, y no puedo hacer nada al respecto si ni siquiera me
habla. No sé qué traerá hoy, pero espero que al menos me deje decir algunas
palabras.
He rebuscado en mi chica Woodbury interior e incluso he preparado un
discurso completo.
Mi madre asoma la cabeza por la esquina con una mirada comprensiva en
su rostro.
—¿Estás segura de que no quieres que vaya? Estoy segura de que a la
oficina no le importará que me tome un día libre.
—No, mamá. Estoy bien. —Apagando la luz, camino de regreso a mi
habitación y tomo mi teléfono y mi bolso—. De todos modos, estoy segura de que
estaré cuidando de Cara todo el tiempo.
—¿Pero quién va a cuidar de ti? —Inclina la cabeza hacia un lado. Dejé
escapar que Easton y yo ya no éramos nada. Intentó ocultar la felicidad que se
encendió en sus ojos, pero fue jodidamente evidente.
—Mamá, estaré bien. Te llamaré más tarde, ¿de acuerdo? —Me inclino y
le doy un beso en la mejilla. Estamos en este limbo incómodo de cómo actuar con
la otra. Quiere ser maternal y su nuevo ser materno mientras también es su antiguo
ser perra. Yo, por otro lado, quiero hacerla feliz, pero es tan, completamente difícil
con toda la mierda por la que he pasado.
No creo que nunca seamos como solíamos ser. Solo tenemos que encontrar
una normalidad nueva.
—De acuerdo. Tendré mi teléfono a mi lado en caso de que me necesites.
Llámame. —Me sigue hasta la puerta y me da un abrazo—. Te amo.
—También te amo. —Me despido con la mano y me dirijo a mi auto.
Las nubes están rodando, y parece que va a llover pronto. Apropiado para
mi estado de ánimo, ya que mi amigo va a ser enterrado hoy.

Me detengo en la iglesia pequeña en las afueras de la ciudad, encuentro un


lugar en la calle para estacionar y empiezo a caminar. El estacionamiento ya está
inundado de autos, y también hay docenas estacionados a lo largo de la calle. Cara
no estaba bromeando. Parece que toda la escuela está aquí.
Mantengo mi frente en alto y avanzo a la iglesia. Hoy no dejaré que nadie
sea malicioso o grosero conmigo. Hoy se trata de Logan, y solo de Logan.
Veo a Cara al frente con el padre de Logan y Jackson. Miro a mi alrededor
buscando a Easton, pero no lo veo por ningún lado.
Dirigiéndome en línea recta hacia Cara, dejo atrás mi incomodidad y le doy
un abrazo cuando la alcanzo. El dolor sigue ahí cuando toco a alguien, pero apenas.
—Cara.
Viendo a Jackson, también le doy un abrazo. Aunque con Jackson, es más
como una palmadita pequeña. No hace nada.
—Hola, Jackson. ¿Cómo estás?
Me mira con una tristeza en sus ojos que nunca he visto en él. No dice una
palabra, ni una. Solo me mira y luego se da la vuelta y se aleja. Abro la boca, lista
para hacer un comentario sobre su cojera y de dónde viene, pero Cara camina
detrás de mí.
—No.
Me doy la vuelta y la miro.
—¿Qué sucedió?
—Él también recibió un disparo.
Jadeo. Mi mano se dispara hasta mi boca y las lágrimas inundan mis ojos.
—¿Qué? ¿Qué sucedió? —susurro.
—No lo sé exactamente, pero sí sé que le dispararon dos veces. Casi no lo
logra. —Se limpia sus propias lágrimas—. Pero aguantó y llegaron al hospital justo
a tiempo. Sin embargo, Logan no pudo. Le dispararon justo en el co-co-corazón.
—Estalla en un sollozo antes de decir—: Jackson no está hablando. Como en,
literalmente, no ha dicho una palabra desde que murió Logan. —Me ahogo con el
olor a vodka saliendo de su aliento, pero decido no decir nada.
Le daré esta semana, pero le patearé el trasero si se vuelve alcohólica.
Solloza y trata de controlar sus lamentos.
—Shh. —Pongo mi brazo sobre su hombro y la atraigo—. Cara, lo siento
mucho. Lo siento muchísimo. —La abrazo contra mi pecho y la dejo llorar en mi
hombro. No podía imaginar. Ni siquiera podía comenzar a imaginar lo que estaba
sintiendo.
¿Si Easton hubiera muerto?
No, ni siquiera puedo pensar en eso. No puedo ir allí.
—¿Has visto a Easton? —pregunto.
—No. Hoy no lo he visto para nada. —Llora en mi hombro. Después de
unos minutos, se calma y levanta la cabeza de mi hombro, las lágrimas manchando
el poco maquillaje que lleva puesto—. Tengo que ir al baño. Vuelvo enseguida.
—¿Quieres que te acompañe y te ayude a arreglar tu maquillaje?
—No, solo… no. —Me aparta y se aleja.
Me quedo allí y la observo, tanta tristeza proviniendo de ella y de todos en
este lugar. Miro por encima de mi hombro, e inmediatamente veo a Logan acostado
en el ataúd.
Logan.
Yace allí con un traje que es muy diferente a él, con maquillaje en la cara
para que se vea fresco, cosa que también es diferente a él. Es un chico de gran
encanto y nunca fue alguien que trabajara por la perfección. Logan era perfecto
como era. Este cuerpo frente a mí es alguien que Logan habría odiado.
Despreciado.
Todo el asunto se siente mal.
Me inclino y pongo mi mano sobre la suya fría.
—Logan, te amo. Sé que eres el pegamento que mantiene a todos unidos,
pero espero poder ayudar a todos. No sé cómo, pero de alguna manera, voy a
intentar arreglar esto. —Le doy un apretón a su mano rígida antes de soltarlo.
Se me hincha la garganta, y se me saltan las lágrimas a los ojos, pero las
trago. Quiero mirarlo y mantenerlo en mi memoria para siempre, pero tampoco
puedo soportar mirarlo un segundo más. Es demasiado doloroso. Es simplemente
demasiado.
Joder, por Dios, es Logan. Él es el que se supone que nos sobreviviría a
todos.
Cuando entra el pastor, todos tomamos asiento. Jackson se sienta en la
primera fila con Rich, Collin, Randall y lo que asumo son los miembros lejanos de
la familia de Logan. Cara y yo vamos y nos sentamos en la segunda fila.
Cientos de otras personas se sientan y se paran detrás de nosotros. Si la
multitud aquí no demuestra qué tipo de persona era, no sé qué lo haría.
Aún no veo a Easton.
Sin embargo, justo cuando el pastor está a punto de comenzar a hablar, las
puertas se abren y entra Easton.
Hablando del jodido diablo. Parca, lo que sea.
Entra con determinación y no desvía la mirada de su lugar cerca de Rich.
Excepto por el momento en que pasa por mi fila. En ese mismo momento, gira la
cabeza y me clava una mirada abrasadora. Me gruñe, luciendo devastadoramente
atractivo y aterrador al mismo tiempo.
Sin embargo, lo que me sorprende son los moretones esparcidos por su
rostro. Un moretón en el pómulo. Un ojo negro. Su labio y ceja partidos. Parece
que lo asaltaron, pero sé con certeza que eso nunca en un millón de años le
sucedería a Easton.
Debe estar entrenando otra vez, pero aun así, me sorprende que esté tan
maltrecho. Nunca salió con un ojo morado después de entrenar o pelear.
Después de tomar asiento junto a Jackson, el pastor reanuda su camino hacia
el frente.
—Buenas tardes. Hoy estamos aquí para celebrar la vida de Logan Boyer.
Un hijo, un amigo, un compañero de clase, una persona con la que siempre se podía
contar. Puede que se haya ido demasiado pronto, pero nunca, jamás será olvidado.
—Continúa con las historias de Logan a lo largo de los años, haciendo reír a la
gente mientras otros lloran. Cara llora a mi lado y trato de abrazarla y consolarla,
pero no hago nada para detener sus lágrimas.
Algunas personas se levantan para decir algo sobre él, pero apenas puedo
escucharlas. Mi enfoque, mi único enfoque, es Easton. Se sienta allí, estoico, sin
mostrar ninguna emoción. Su cuerpo se sienta rígido en su asiento, y si tuviera que
mirar sus puños, estoy casi segura de que sus nudillos estarían blancos por la
tensión de su apretón.
Miro a Jackson, quien también está sentado allí con una cara desprovista de
emociones. Mi corazón se rompe. Todos nosotros, que éramos un grupo tan unido,
estamos rotos. Nuestro vínculo está cortado, y ese vínculo era Logan.
El pastor vuelve a subir al podio para hablar.
—Caminaremos hacia el cementerio de al lado para el entierro. Todos son
bienvenidos. —Y con eso, nos da una sonrisa pequeña asintiendo y se va.
Todos se ponen de pie para caminar por la puerta de al lado, y una vez que
salimos, le digo a Cara:
—Ya vuelvo. ¿Estarás bien?
Se encoge de hombros con un puñado de pañuelos en la palma de la mano,
obviamente no está bien, pero esta es mi única oportunidad.
Tengo que hablar con Easton.
Me detengo y me doy la vuelta, caminando de regreso a la iglesia en busca
de Easton. Veo un grupo junto al ataúd. Deben ser los portadores del féretro que
acompañarán a Logan hasta su parcela. Probablemente no debería interrumpir,
pero esta podría ser mi única oportunidad.
Me paro a un lado, y una vez que el hombre que reconozco como el tipo
parado en el sótano cuando vi a Logan me nota, asiente en mi dirección, y todos
se giran hacia mí.
—Les daremos un minuto —dice en voz baja y se va con los otros chicos.
—¿Qué diablos quieres? —espeta Easton. Aún enojado.
—No has respondido ninguna de mis llamadas. —Intento no sonar herida,
pero definitivamente estoy herida.
—¿Y no puedes entender la indirecta? —No me mira, ni una sola vez. En
cambio, se endereza la manga, mira el ataúd, saca su teléfono para ver la hora,
cualquier otra cosa además de mirarme.
—Solo quiero ayudar. —Levanto las manos y las bajo de golpe a mis
costados. No soy la persona mala aquí, pero Easton me hace sentir que lo soy.
Vuelve su mirada aguda hacia mí y gruñe:
—Rose, no quiero tu maldita ayuda. ¿Entiendes? No. Quiero. Tu. Maldita.
Ayuda. No quiero hablar contigo, y definitivamente no quiero mirarte. Hazme un
favor: empaca tu mierda y vete de Grove. No te quiero aquí.
Las lágrimas nublan mi vista, y esta vez no puedo evitar que corran por mis
mejillas.
—Simplemente no entiendo. Somos tan felices y… —Me interrumpe de
nuevo y camina hacia mí, poniéndose de pie frente a frente a medida que escupe
sus palabras en mi cara.
—Rose, éramos. Éramos felices. En jodido tiempo pasado. No eres más que
un recordatorio de todo lo que he perdido. Eres una distracción, una puta adición
que no necesito en mi vida. Ni ahora, ni nunca.
—Solo…
—Rose, vete de una puta vez. ¡Fuera de mi jodida vista! —me grita en esta
iglesia tranquila y vacía, haciendo que su voz resuene en las paredes, y suena
mucho más siniestro de lo que debería.
—¿Eh, Easton? Tenemos que irnos —dice el hombre grande desde una
puerta a un lado, sin siquiera mirarme.
Easton me mira una vez más.
—Rose, déjame en paz. Esta es tu última advertencia.
Con el ceño fruncido y el corazón apesadumbrado, me alejo del hombre que
amo llevando el ataúd de otro hombre que amo y salgo de la iglesia. Si no fuera
Logan quien estuviera a punto de ser enterrado, me alejaría de todo este funeral y
no miraría hacia atrás. Pero no puedo hacerle eso a Logan, y no puedo darle la
espalda a Cara cuando me necesita.
Así que, con ese pensamiento, guardo mis sentimientos en la parte oscura
de mi alma y finjo una cara valiente por el resto del día.
19

Todos se levantan y comienzan a caminar de regreso a sus autos desde el


lugar donde se encuentra el cementerio de Logan, pero estoy pegado a esta maldita
silla. Miro la gran pila de tierra esparcida alrededor de la hierba desde el agujero
enorme en el suelo. Ese agujero vacío en el suelo al que tuvieron que hacer sitio
para que cupiera la caja de madera dentro. Esa caja de madera en la que mi chico
se pudrirá y decaerá hasta el final de los tiempos.
Algunas personas piensan en cosas aleatorias cuando se encuentran en este
estado de zombi. Mierdas al azar que no tienen sentido solo para hacer frente a la
tragedia que sucede en ese momento.
No estoy pensando en mucho de nada.
Me siento aquí y observo a todos salir del cementerio con la tristeza pintada
en sus rostros. Algunas chicas lloran mientras los chicos parecen haber perdido a
su mejor amigo. Jackson salió cojeando de aquí con una expresión sin emociones
que estoy seguro se parecía a la mía. Intentó ocultar sus estremecimientos con cada
paso que dio, pero sé que aún siente dolor.
Estamos hablando, pero él está pasando por una gran mierda y su puerta
está cerrada con llave y sellada herméticamente y no deja entrar a nadie. Yo
incluido.
Uno de nuestros vecinos está organizando una comida y celebración de la
vida o como carajo lo llamen. Todos irán, pero por lo que escuché, después de que
los adultos se vayan, se supone que se convertirá en una fiesta ridículamente
grande.
Una fiesta del tipo follar y emborracharse.
Sí, en realidad no estoy interesado. Simplemente no tengo otra opción en el
asunto. Es mi mejor amigo, y Rich estuvo a punto de darme una bofetada cuando
mostré mi desinterés por ir.
Simplemente no entiendo por qué alguien querría ir de fiesta cuando su ser
querido acaba de morir. Sí, claro, dame un poco de licor, un poco de hierba, y
méteme en una habitación oscura hasta que pase esta nube de lluvia de mi vida de
mierda. Pero hasta entonces, en realidad no estoy de humor para celebrar la vida.
¿Qué vida? Está jodidamente muerto.
Así que, enterraré mi odio y beberé hasta alcanzar el estupor y no poder ver
con claridad. Simplemente no voy a quedarme ni un minuto más que Rich.
Preferiría estar en casa y olvidar que sucedió este día, pero supongo que tengo que
vivir con el discurso genérico de lamento tu pérdida que me escupirán una y otra
vez hasta que me sangren los oídos.
Apenas pude mirar a Rose durante todo el entierro. No puedo soportar mirar
sus tristes ojos de cachorrito mientras ella me mira con la esperanza de que venga
arrastrándome sobre mis manos y rodillas. La única vez que no pude apartar la
vista fue cuando ella se acercó para recoger una rosa con Cara, y observé cómo la
colocaron suavemente sobre el ataúd. Rose prácticamente tuvo que cargar a Cara
fuera de allí porque estaba llorando mucho.
Sé que soy un idiota. Sé que soy un bastardo. Me pudriré en el infierno con
los peores por cómo he tratado a Rose y las cosas que he hecho en la vida.
Simplemente no puedo sentarme y fingir que la vida tiene sentido y que seré digno
de ella.
No lo soy. No lo seré.
De hecho, para ser honesto ya no me importa. Seguiré por la vida y haré lo
que se supone que debo hacer. Necesito olvidarme de lo que pasó. Necesito
mantenerme enfocado en el objetivo final, y eso es pelear. A la mierda todo lo
demás.
Que se jodan todos.
Me siento solo en medio de un centenar de otras sillas vacías, observando
el pesado ataúd de roble oscuro ahí bajo tierra. Simplemente se siente mal. Puedo
sentirlo en mis venas. No se suponía que Logan muriera. Solo sé que no.
Excepto que, nada sale como se supone que debe ir. Tengo la sensación de
que este mundo está gobernado por unos psicópatas enfermos que solo quieren
atormentarnos por la eternidad.
Sí. Básicamente.
No escucho nada después de un tiempo. Al darme la vuelta, veo que la
mayoría de los autos se han ido de la iglesia. Probablemente de camino a la fiesta
para comer y hablar sobre lo buen chico que era Logan.
Sí. Básicamente.
Quizás pueda sentarme aquí toda la noche. Nadie se dará cuenta de que
estoy desaparecido durante al menos unas horas. Puedo alegar que mi dolor se hizo
cargo y el tiempo pasó volando. Estoy firme con mi decisión hasta que una gota
me golpea en la mejilla.
Luego otra.
Y otra.
Está lloviendo en cuestión de minutos.
En serio vivo en el maldito infierno.
—Así se hace, hermano. Yo tampoco querría sentarme alrededor de mi
trasero. —Me levanto y empiezo a trotar hacia mi auto, agachándome como si eso
me mantuviera oculto de las gotas de lluvia. Estoy bastante seguro de que solo es
una nube lloviendo directamente sobre mi cabeza, porque se siente como si cada
gota me golpeara directamente en el ojo.
Estoy jodidamente maldito.
Me subo a mi auto y dejo escapar un gemido de disgusto por mi ropa
empapada. Debería ir a casa y cambiarme, pero sé que si lo hago, nunca me iré.
Conduzco a la fiesta sin música, demasiado molesto y exhausto como para
mover los brazos y encender la radio. Voy a ser un invitado horrible, y deberían
saber mejor que no invitarme a una de estas cosas con el estado en el que estoy.
Ni siquiera puedo negar que otra razón por la que voy es para asegurarme
de que Rose no termine metiéndose otra vez en alguna mierda. En realidad necesito
dejar de preocuparme por ella y su tendencia a los accidentes. En este momento,
ni siquiera debería parpadear en su dirección. No sé por qué me hago esta mierda.
De hecho, sé por qué. Es mi veneno. Es el objeto de vidrio brillante y soy
el niño que lo mira con asombro. Sé que debería alejarme. Sé que voy a terminar
arrepintiéndome de mis decisiones. ¿Pero a riesgo de romper ese objeto de vidrio
y ver los fragmentos esparcirse por el suelo? Vale la pena. Definitivamente vale la
pena si puedo echarle un vistazo a Rose. Un vistazo a mi veneno.
Sé que estoy siendo estúpido, porque me digo constantemente y a Rose que
tiene que dejarme en paz. Seguir adelante. Básicamente, irse a la puta mierda.
Luego termino arrastrándome, empapado, a una fiesta. Solo para poder
verla.
Sacudo la cabeza hacia mi trasero patético. Porque eso es, soy patético.
Cuando llego a la fiesta, sé que voy a necesitar mucho alcohol para pasar la
jodida noche. Los autos estacionados a lo largo de cada lado de la calle son un
poco alarmantes. Nuestras casas no son tan grandes, ¿dónde carajo están metiendo
a toda esta gente?
Estaciono y salgo de mi camioneta, feliz de que la lluvia paró para no tener
que ser víctima de más gotas de lluvia violentas. Me quedé en el cementerio tanto
tiempo que el sol empieza a ponerse. En cualquier momento, los adultos
comenzarán a irse y los más jóvenes comenzarán a emborracharse y drogarse.
En cualquier otro momento, podría estar dispuesto a perderme en el
zumbido. Aún lo hago. Simplemente no alrededor de la gente.
Como era de esperar, todos los que me cruzan ofrecen sus condolencias por
la pérdida de una persona tan maravillosa. Mantengo la cabeza baja y los ignoro.
Siento que mi fusible ya está encendido, y un movimiento en falso podría
romperme.
Al entrar en la casa de Ben, camino directamente a la cocina pequeña y paso
por alto los montones de comida, yendo directamente a las botellas de licor en la
esquina que aún no han sido sacadas.
Maldición.
Ben es un par de años mayor que nosotros, pero se quedó (como la mayoría
de nosotros de Grove) y trabaja como gerente nocturno en la tienda de comestibles
local. Su madre, la señora Wollner, es en realidad una señora muy dulce. Es una
de las últimas personas que pertenecen a esta ciudad, más aún a este lugar, pero se
mantuvo firme y aún tiene una perspectiva bastante positiva de la vida. Su casa
también está mucho mejor que el resto de la nuestra. Ben mantiene esta casa lo
más ordenada posible. Sin escalones de entrada descompuestos, sin agujeros en las
paredes. Está lleno de pájaros.
Un montón de malditos pájaros.
La señora Wollner colecciona pájaros de estatuillas de vidrio, y me asusta
un poco la cantidad de color que inunda cada habitación pequeña.
—Easton, lo siento mucho, querido. —La señora Wollner camina detrás de
mí y me da una palmada en la espalda. Me pongo rígido, pero no me alejo de ella
por respeto.
—Gracias —me quejo.
—Oh, muchacho. Estás empapado. ¿Por qué no vas a casa y te quitas esta
ropa? De lo contrario, te vas a resfriar.
—Estoy bien.
—¿Quieres que te busque algo de Ben? Seguro que podría desprenderse de
algunas de sus camisetas que nunca usa.
—Estoy bien, señora Wollner. —Soy un poco más tajante esta vez cuando
hablo con ella, y me doy cuenta de que se ofende por la forma en que frunce las
cejas.
—Bueno, solo estaba intentando ayudar. —Está nerviosa, se pasa la mano
por su barriga redonda y se aleja de mí.
Quiere reprenderme como lo haría con su propio hijo por mostrar esta falta
de respeto. Pero no puede, porque soy, bueno, yo.
—Lo siento. —Esta vez la miro directamente, pero cuando baja la vista
hacia la botella de licor en mi mano, deja escapar un resoplido, agarra uno de los
platos llenos de algún tipo de guiso y se va.
Lo que sea.
Hay una pila de vasos de plástico a un lado, agarro uno, lo lleno hasta el
borde y me lo bebo de una sola vez.
¿Por qué están usando vasos de plástico rojo en una fiesta fúnebre?
Arrojo el vaso a la basura y opto por llevarme la botella. No veo a Rich por
ninguna parte, espero que él y el resto de los chicos se hayan ido a pasar la noche.
Veo a Jackson sentado en uno de los sofás, y se ve tan miserable como yo
me siento. Me dejo caer junto a él e inclino la botella en su dirección. Mueve sus
ojos en mi dirección y cuando ve lo que le ofrezco, lo arrebata de mi mano y
comienza a engullirlo.
—Mierda, Jackson. —Niego con la cabeza, decepcionado de que la mitad
de mi bebida de esta noche ahora haya desaparecido.
Eructa y me la devuelve, sin decir una palabra.
—¿Cómo estás? —pregunto, tomando mi propio trago.
Inclina su cabeza en mi dirección, sus ojos mostrando la confusión por la
que está pasando. Le doy un asentimiento, sintiéndome parecido.
—¿Has visto a las chicas esta noche? —No sé por qué aún estoy intentando
hablar, no es como si él fuera a responder a nada de lo que estoy diciendo.
Nos sentamos allí, por no sé cuánto tiempo, pasándonos la botella de un
lado a otro. Cuando está vacía, la coloco entre nuestras piernas y observamos cómo
la fiesta comienza a ponerse muy pesada. Ahora está oscuro, y la mayoría de las
personas aquí son de la escuela o un poco mayores, bebiendo y fumando como si
fuera un viernes más.
No estoy seguro de adónde fue la señora Wollner, pero sé que no está aquí.
Rose aparece en medio de la masa de gente. Tanto ella como Cara parecen
borrachas, balanceándose al ritmo de la música con las manos sobre la cabeza.
Siento la atracción gravitacional entre nosotros, y todo lo que quiero hacer es caer
al suelo y empezar a arrastrarme hacia ella.
Excepto que, mi corazón ya no late, y mi alma abandonó mi cuerpo al
momento en que Logan murió. Si dejo que Rose se me acerque, sus espinas van a
abrirme y me desangraré.
Entonces en realidad no quedará nada de mí.
Aprieto el cojín viejo del sofá debajo de la palma de mi mano para evitar ir
tras ella. Cuando alguien al azar pasa junto a mí con una botella y algunos vasos,
se los arrebato de la mano. Me mira y abre la boca para gritarme, pero cuando se
da cuenta de que soy yo, sus ojos se abren como platos y se vuelve hacia la cocina.
Probablemente para conseguirse una botella nueva.
Abro la botella de ron fresco y me abro camino a través de los primeros
tragos. No es de los buenos. Pero servirá.
A decir verdad, debería levantarme y caminar a casa, pero mi cuerpo está
ahora tan moldeado a este sofá que siento que nunca podré moverme.
Eso, y temo que si me levanto, caminaré directo a los brazos de Rose.
Bebo, y bebo, y sigo bebiendo hasta que el mundo se vuelve borroso y mis
luces se apagan.
Una tos brota de mis labios, sacándome de mi sueño ebrio. Toso la
carraspera de mi garganta y escupo en la botella vacía en mis manos. Miro a mi
alrededor, confundido por un segundo donde estoy.
Ah, sí.
El funeral de Logan.
La señora Wollner va a enojarse cuando llegue a casa. Se ve completamente
destrozado por aquí, y la gente está dispersa por todo este lugar desmayada. Buena
suerte a Ben, porque va a ser jodidamente difícil sacarlos de aquí.
Miro a mi lado, esperando ver a Jackson desmayado a mi lado. Sin embargo,
está vacío.
Busco a Rose o a Cara, pero no las veo por ningún lado, despiertas o
dormidas.
Saco mi teléfono. Sin notificaciones. Está bien, de acuerdo. Busco el
nombre de Rose y empiezo a escribir un texto unas diez veces. Solo quiero
asegurarme de que llegó bien a casa. Lo reformulo tantas veces, pero termino
cerrando el mensaje de texto y guardándome el teléfono. No puedo ir allí. Maldita
sea, necesito parar.
Me pongo de pie y observo cómo el mundo se vuelca de costado. Está bien,
aún estoy un poco borracho.
Una vez que el tráiler vuelve a estar en posición vertical, salgo a
trompicones por la puerta principal y empiezo a caminar por la esquina hacia mi
casa. Cuando paso por la casa de Jackson, veo la luz encendida en su dormitorio.
Estoy a punto de acercarme a su puerta para ver si quiere fumar cuando veo una
sombra a través de su ventana.
No, dos sombras. Puto Jackson. Es un jodido solitario, ¿pero justo hoy
decide follar con alguien? Quiero decir, supongo que buen trabajo. El tipo necesita
un coño de vez en cuando.
No me quedo a mirar, sino que camino de regreso a mi casa, me enrollo un
porro y me vuelvo a dormir fumando.
A la mierda el mundo. A la mierda los funerales.
A la mierda la muerte.
20

Lo que pasa con enterrar a tu mejor amigo es que cuando tienes cosas de las
que hablar, ahora no tienes a quién acudir. Quiero hablar con él sobre lo
jodidamente cabreado que estoy porque murió. Estoy tan enojado con él. Juro que
si sacara el trasero de esa tierra, lo empujaría de nuevo debajo porque estoy tan
furioso con él ahora mismo.
Hablaría con Jackson, pero bueno, es Jackson. No habla. Gruñe y me da una
mirada que en su mayoría puedo descifrar, pero en general, solo he sido yo en el
gimnasio solo y mis malditos demonios.
Siento que estoy perdiendo el control sobre mi humanidad. Me aferro a la
astilla pequeña que me queda porque una vez que la pierda, sé que no habrá vuelta
atrás. Seré un asesino a sangre fría y probablemente estaré en prisión dentro de un
año.
Ver a esos malditos trabajadores de la funeraria girar esa manivela y ver el
ataúd crujir y hundirse bajo la tierra, bueno, me hizo una mierda.
Lo único que alimenta esta cosa dentro de mí es golpear a la gente. Las
bolsas no funcionan. Las almohadillas no funcionan. Necesito ver la sangre
corriendo por el cuerpo de alguien abierto con mis puños, y escurriendo sobre la
estera ya manchada debajo de mí.
No he hablado con Rich. No he hablado con Hugo. No he hablado con Cara.
Definitivamente no he hablado con Rose.
No es que ella no lo haya intentado.
La primera noche después del funeral, pensé que finalmente entendió la
imagen. Sin llamadas, sin textos, nada.
Intento no pensar en el dolor que sentí esa noche, pero aún me duele el
pecho.
Sin embargo, al día siguiente, cinco llamadas telefónicas de Rose. Sin
mensajes de voz, sin mensajes de texto.
Al día siguiente, siete llamadas telefónicas, un mensaje de texto. Sin
mensajes de voz.
Hoy, siete llamadas telefónicas, hasta ahora, cuatro mensajes de texto. Un
mensaje de voz.
Suplica hablar conmigo. Ruega que escuche las palabras que tiene que
decir.
No puedo.
No puedo permitirme volver por ese camino. Ella no merece estar envuelta
en el imán de muerte que soy.
Y yo no merezco nada. Al menos, eso es lo que sigo repitiendo en mi
cabeza.
Cada vez que suena mi teléfono, me pican los dedos por alcanzarlo y
contestar la llamada. Ni siquiera tengo que decir nada, solo escucharla respirar es
suficiente para traerme a la vida. Sin ella, me siento como un caparazón. Enfadado.
Cruel. Salvaje.
Me está matando, pero es lo mejor.
Nada bueno puede salir de querer a alguien tanto como Rose y yo nos
queremos al otro. Todo lo que traerá es muerte y destrucción. Es inevitable. Y al
final del día, si algo le pasara a Rose, derribaría al mundo entero con mi ira.
Así que, es mejor que ella se vaya y viva su vida, y yo me ahogaré en la
mía.
Aún estoy enojado con ella. Puede ser una ira que no necesariamente se
merece. Pero los días transcurridos desde la muerte de Logan me han aclarado un
poco la niebla y me han hecho darme cuenta de que no es culpa de Rose que le
dispararan a Logan.
Pero aun así no va a traerlo de vuelta.
Y aún no es suficiente para mí dejarla volver a mi vida.
Con un movimiento de mi dedo, limpio el sudor de mi entrenamiento de mi
frente. Aquí es donde ahora paso mis días. Si no estoy durmiendo en casa, estoy
en este gimnasio entrenando para el próximo tonto que venga y trate de vencerme.
Duke está por aquí en alguna parte. Trabaja conmigo por un tiempo, pero
estoy tan jodidamente volátil últimamente que ha llegado a un punto en el que
simplemente me deja golpear todo lo que puedo en este gimnasio. Eso, y corro
jodidos kilómetros en la caminadora.
Se siente como si huyera de mi propia vida.
Cuando escucho el timbre de mi celular, dejo de correr con un gemido
exasperado y miro la pantalla, esperando a Rose.
Excepto que no es Rose, es un número que no reconozco. Estoy a segundos
de rechazar la llamada cuando mi curiosidad se apodera de mí.
—¿Hola? —pregunto, sin aliento.
—Easton Malone. —Hago una mueca y estoy a punto de preguntar quién
carajo me está llamando cuando comprendo quién es.
—Frank Aronole. ¿Qué quieres?
—Quiero que sepas que encontramos a mi hijo. Eres un maldito bastardo
por lo que le hiciste. Nadie quiere tocar este caso cuando digo que deberían
interrogarte, pero puedo prometerte esto: ¿lo que le hiciste a Corey? Eso va a ser
un tirón de orejas en comparación a la mierda que voy a hacerte, muchacho. Eso
te lo prometo. —Cuelga con eso.
Mi cuerpo comienza a vibrar desde las plantas de mis pies hasta el cabello
de mi cabeza. Ira, ira, ira es todo lo que siento hoy en día. No puedo controlarla,
y esta mierda con Frank la multiplica por diez.
No estoy seguro de lo que tiene bajo la manga, pero no tengo miedo. Espero
que traiga su navaja de bolsillo de los niños exploradores, porque al momento en
que cruce la línea hacia mi territorio, su trasero será mío.

Más tarde esa noche, después de estacionar mi camioneta frente a mi casa,


decido parar en la casa de Jackson. Sé que está pasando por una mierda, pero todos
lo estamos. Somos más débiles separados que juntos. Ahora no es momento de
separar la manada. Nos necesitamos más que nunca.
Abre la puerta después de unos pocos golpes, con un cigarrillo entre los
labios y una mirada aburrida en su rostro.
—¿Qué tal? —gruño.
Se encoge de hombros, dejando la puerta abierta mientras camina de regreso
a su sofá donde está jugando Call of Duty. Levanta un control hacia mí, que tomo
porque de lo contrario estoy seguro de que estaré sentado aquí, rogándole que me
escuche como una perra insignificante.
—No has ido al gimnasio ni a ningún otro lugar. ¿Qué carajo has estado
haciendo aquí? —pregunto a medida que espero que cargue el juego.
—No estoy de humor —dice ahogado. Parece que su voz no ha sido
utilizada en días. Lo cual estoy seguro de que en realidad no lo ha hecho.
—Esta puta mierda apesta, pero no me dejes fuera, amigo.
—No puedo sentarme aquí y pretender que esa mierda no ha sido jodida.
Nuestro chico se ha ido. El mejor tipo de esta ciudad de mierda. ¡Mientras me
siento aquí, la puta ciudad en silencio, y no puedo hacer nada al respecto! —
Recoge el cenicero a su lado y lo arroja a la pared, dejando una abolladura de buen
tamaño en su lugar—. Solo estoy enojado, ¿de acuerdo?
—Te entiendo. Simplemente no me excluyas. —Jugamos algunas rondas y
le cuento sobre mi entrenamiento y mi pelea mañana. Me dice que estará allí, y
realmente lo espero. Esta será mi primera pelea sin Logan a mi lado, y puedo
garantizar que será difícil.
También le cuento sobre mi anterior llamada telefónica de Frank, y él
simplemente niega con la cabeza. Tampoco está preocupado.
Cuando estoy a punto de irme, miro hacia el sofá entre nosotros cuando su
teléfono se ilumina con un mensaje de texto. Sin embargo, lo que me sorprende es
que es un mensaje de Cara.
—¿Le estás escribiendo a Cara? ¿Qué quiere? —Eso es extraño, ya que
nunca han sido cercanos, y probablemente solo hayan hablado un puñado de veces.
—¿A quién carajo le importa? —dice y desliza su teléfono en su bolsillo.
Asiento, pero no digo nada más.
De camino a casa, no puedo evitar pensar en por qué la novia de mi mejor
amigo muerto le está enviando mensajes de texto a mi otro mejor amigo. Ninguna
de las razones es buena.
En absoluto.
21

Llega el viernes por la mañana y, una vez más, sin Easton a la vista. No
debería sorprenderme. Ha pasado tanto tiempo que ha estado en la escuela, que
prácticamente ahora podría ser un desertor. Sin embargo, la escuela nunca le haría
eso.
Se ha vuelto solitario, estar sola en la escuela. Me he puesto al día con la
mayor parte de mi trabajo escolar, y ahora básicamente deambulo por los pasillos
sola y espero que suene la última campana. Nadie me habla, ya sea porque tienen
demasiado miedo de conocerme o porque simplemente no les gusto, no estoy
segura.
De cualquier manera, los atestados pasillos ruidosos de la escuela son más
deprimentes que una cueva húmeda y abandonada.
Cuando llego al estacionamiento, me sorprende gratamente ver a Cara
saliendo de su auto. Toco mi bocina, alertándola para que me espere.
—¿Hola, qué tal? No sabía que ibas a volver hoy a la escuela —digo
mientras salgo de mi auto.
Se ve mejor que el día del funeral, pero aún no se ve como ella misma. Las
bolsas debajo de sus ojos hacen que parezca que no ha dormido en semanas, y su
arrugada sudadera con capucha holgada y pantalones deportivos ahogan su cuerpo.
—¿Esas son las ropas de Logan? —Arrugo mi nariz a medida que las
señalo. No porque sean de Logan, sino porque parece que las ha estado usando
toda la semana pasada.
Mira hacia abajo mientras las aleja de su cuerpo.
—Sí, solo… sí, lo son. —Se encoge de hombros.
—Oye, está bien. Entiendo. —Le doy una sonrisa. Ella me cuidó por un
tiempo después de la mierda con Corey, y sin duda es mi momento de cuidarla.
Sus ojos se llenan de lágrimas ante mi tono de preocupación.
—No puedo. No creo que pueda hacer esto —solloza y se vuelve hacia su
auto—. Creo que tengo que irme a casa.
—Solo espera. Por favor, intentémoslo un rato. Si llega a ser demasiado, te
prometo que me iré contigo, ¿de acuerdo? —No puedo negar que estoy siendo un
poco egoísta. Ya no quiero estar aquí sola, y se siente bien estar hablando con
alguien que conozco.
—No quiero estar aquí sin él. —Se seca las lágrimas que parecen no tener
fin.
—Lo sé, pero ¿qué crees que él querría que hicieras? ¿Estar así triste? ¿O
seguir viviendo tu vida? Cara, él te amaba. Te ha amado durante años, y no creo
que quiera que te sientas así.
—¡Rose, acaba de morir! ¡Mi novio acaba de morir! —Los ojos comienzan
a volverse hacia nosotras cuando ella grita.
—Lo entiendo, lo hago. Pero él no querría esto de ti, así que tienes que
recomponerte de una jodida vez e ir a clase.
Me mira como si mis palabras le sacaran el delirio.
—Si la mierda sale mal, me voy a casa. —Se limpia la nariz con la manga
demasiado grande.
—Me iré contigo. Lo prometo.
Entramos a la escuela cuando Cara recibe un mensaje de texto y mira
discretamente su teléfono antes de guardárselo.
—¿Quién era ese? —cuestiono e intento leer su rostro.
Pone los ojos en blanco.
—Solo Jackson. Me preguntó si quería ir al Pit esta noche. Supongo que,
eh, Easton peleará esta noche.
Esta es una noticia completamente nueva para mí. Pero supongo que no sé
de dónde más podría escuchar las noticias. Ya no hablo con nadie.
—¿Vas a ir?
Me mira de reojo.
—Mierda, no. ¿Por qué iría si apenas puedo soportar ir a clase?
—Deberíamos ir. Puede que te haga bien. Además, me daría otra
oportunidad de hablar con Easton. —Aparto la mirada cuando digo la última parte,
sin querer ver su lástima. Nada en absoluto.
—¿Cómo va eso?
—Nada bien. No quiere tener nada que ver conmigo. —La tristeza
hormiguea en los bordes de mi corazón, pero empujo esa mierda muy, muy dentro
de mí.
—Sí, Jackson dijo que está siendo un imbécil últimamente. Supongo que
está en el gimnasio casi todos los días.
—¿Hablas con Jackson? ¿Cómo está? —No he hablado con él en absoluto,
en realidad, no desde hace mucho tiempo.
—Supongo que, a veces hablamos. No sé. Está bien —dice rápidamente, lo
que solo me hace sentir más curiosa. Cara es una chismosa, de modo que es un
poco extraño que esté tan callada al respecto.
Podría ser todo el asunto de Logan lo que la está volviendo más apagada.
—Voy a clase. Ven a mi casa cuando puedas, y supongo que, iremos allí —
dice antes de entrar a la escuela con la cabeza gacha.
Frunzo el ceño ante su estado de ánimo. No me gusta esta Cara. Mi Cara
suele volverse loca de la emoción por ir al Pit y ver cómo los hombres sin camisa
se golpean entre sí. Está actuando como si fuera a hacer la tarea de otra persona o
restregar algunos inodoros o algo así.
—De acuerdo. —La observo alejarse y dejo caer mis hombros, caminando
hacia mi propia clase.
Esperaba que hoy fuera el primer día en que no me sintiera sola, pero
supongo que hoy no será ese día.

Más tarde esa noche, me estoy preparando cuando los nervios comienzan a
golpearme. No he estado en el Pit desde Corey. El mareo me golpea con esta
realización, y casi me desmayo, teniendo que agarrarme del tocador del baño para
apoyarme.
Quiero decir, estuve básicamente allí cuando fuimos a ver a Logan, ¿pero
entrar en realidad en el Pit? Sí, esto es demasiado para mí.
—Mierda…
Quizás esta no sea una buena idea.
No, no puedo echarme atrás. Aunque estoy preocupada por Easton porque
la última vez que hablé con él, básicamente me amenazó cuando me echó. Sin
embargo, no puedo renunciar a él. Sé que se supone que debemos ser algo
grandioso, y sé que él está cegado por su dolor para darse cuenta de eso. No puedo
rendirme hasta que pruebe todas las alternativas.
Simplemente no puedo.
Desearía poder hablar con Cara sobre todas mis preocupaciones de esta
noche, pero no puedo cargarla con mi mierda cuando está pasando por su propio
infierno.
Al menos esta noche no tengo que lidiar con mi mamá. Saldrá a cenar con
Jeff y luego pasará la noche en su casa. No le dije que iría a ningún lado, pero en
caso de que llegue a casa antes de que yo regrese, le escribo una nota para avisarle
que iré a la casa de Cara.
No creo que sepa del Pit, y me gustaría que siga siendo así.
El viaje a la casa de Cara es rápido. Más rápido de lo que me hubiera
gustado.
Esperaba que tomara más tiempo para poder prepararme para ver a Easton.
No puedo retroceder tan rápido por su mirada intensa y su presencia gruñona. Lo
espera, y por eso actúa como lo hace. Sabe que retrocederé con una frase sarcástica.
Tengo que ser tan dura con él como lo es conmigo si quiero llegar a él.
Al pasar la casa de Easton, no me sorprende ver que su camioneta no está
allí. Sin embargo, lo que hace mella en mi corazón es ver el auto de Logan
estacionado frente a su casa. Me imagino que duele todo el mundo viéndolo todos
los días.
Ese era el bebé de Logan.
Cara ya está afuera esperándome, bebiendo de una botella de agua, que
estoy segura de que en realidad está llena de vodka. Todos venimos de hogares
adictos, y no me hace muy feliz verla bebiendo tanto últimamente.
—¿Qué tal? —pregunta cuando se sube a mi auto.
—No te vi después de la escuela.
Se estremece.
—Sí, simplemente no pude hacerlo. Me fui después del tercer período. Las
miradas… —Se sacude.
—Tan mal, ¿eh?
—Peor. Creo que algunas personas estaban llorando con solo mirarme. No
pude soportarlo. Tuve que irme.
—Ojalá la próxima semana sea mejor.
—Sí, con suerte. —No parece muy convencida, pero no voy a insistir
cuando ha estado bebiendo. Estoy segura de que terminaría en una pelea.
Cuando nos detenemos en el Pit un poco más tarde, todos los recuerdos de
mi última vez aquí me inundan.
—Mierda. —Mi pecho se aprieta, y apenas puedo respirar. Aunque la última
vez que estuve aquí fue cuando vimos el cuerpo de Logan, la última vez que estuve
de este lado del edificio fue entonces.
—Guau, ¿qué? ¿Estás bien? —Se inclina sobre mí con cara de
preocupación—. Oye, está bien. Podemos ir a casa. De todos modos, en realidad
no quiero estar aquí. —Alcanza su cinturón de seguridad para volver a abrocharlo,
pero la detengo.
—Espera —digo en un susurro.
—¿Qué? —Me frunce el ceño.
—Solo dame un minuto. —Inclino mi cabeza hacia atrás y entierro mis uñas
en mis muslos tan fuerte como puedo. No puedo dejar que esta mierda controle mi
vida. Corey no vale mi pánico, mi estrés o mis lágrimas.
Aun así, apesta.
Y el dolor es real.
—¿Estás segura de esto? —pregunta Cara, sacándome de mi espiral
descendente.
Abriendo los ojos, dejo salir todo el aire de mis pulmones y miro a Cara.
—Vamos.
Nos acercamos a Jerry, que está vigilando la puerta con su habitual
presencia corpulenta.
—Señoritas, no las he visto en un tiempo. Cara, siento lo de Logan. Eran
algo, ¿no?
Cara no logra ocultar su tristeza.
—Sí, gracias.
Jerry niega con la cabeza mientras abre la puerta.
—Mierda, era un hombre bueno. No hay muchos como él por ahí. Bueno,
que tengan una buena noche. ¡No se metan en ningún problema!
Estamos mucho más allá de eso.
Caminar por ese pasillo con sus luces tenues y música pesada sonando en
la distancia es como una especie de déjà vu. Sé que una vez que pase esas puertas,
la avalancha de personas que están en un mosh pit constante será inevitable. No
quiero tocar ni a una sola persona, pero sé que tendré que hacerlo si planeo hablar
con Easton esta noche.
Si quiero arreglarnos.
Tal como esperaba, la masa de gente parece un mar de color.
Desafortunadamente, no hay a dónde ir excepto a través. Como la pelea está a
punto de comenzar, evitamos ir primero a la barra y nos dirigimos hacia el frente
del ring.
Contengo la respiración todo el tiempo que caminamos entre la multitud.
Sinceramente, no estoy segura de por qué. Siento que podría ayudar con mi pánico.
No lo hace.
Cara, que está de mal humor y con el corazón roto, encuentra que este es el
momento perfecto para descargar su ira. Caminando entre la gente, empuja,
arrastra, maldice y patea a cualquiera que pasa. Y con eso me refiero a todos.
—Cara, relájate.
Se vuelve y me da una sonrisa malvada que está al borde del enfado.
—No.
Pongo los ojos en blanco y dejo que nos lleve al frente.
Cuando llegamos allí, las luces ya se han atenuado y el locutor habitual,
Erickson, anuncia los luchadores de esta noche.
—Bueno, qué jodidamente buena noche para estar en el Pit. ¿Qué piensan
todos? —Se producen gritos y alaridos, y él engulle esa mierda con una sonrisa
cursi.
—Esta noche, tenemos al maldito Scott “Zombi” Miller. Si conocen a
Zombi, entonces conocen muy bien las historias de Scott. Algunos podrían decir
que es un caníbal, pero no entraremos ahora en esa mierda. De todos modos, en el
otro lado, tenemos a Easton la “Parca” Malone. —Los gritos de todos lados lo
interrumpen—. Sí, lo sé, lo sé. Todos conocemos a Easton, y estamos jodidamente
emocionados de que regrese con nosotros después de un par de semanas de
descanso, ¿no es así, amigos? —Me cubro los oídos de los gritos de zorra que me
rodean.
Me enfurece.
No veo nada más que rojo a mi alrededor.
Si fuera lo suficientemente atrevida, sacaría mi arma de mi bolso y
dispararía a todas las chicas con corazones en los ojos. No tienen derecho a tener
corazones en sus ojos. Él es mío. Es solo mío.
Erickson salta del ring, y vuelvo a mirar el ring justo a tiempo para ver a
Easton lanzar un gancho de izquierda a la cara de Scott.
Easton, quien usualmente luce aburrido y casi perezoso en el ring, esta
noche parece estar en una atmósfera completamente diferente. Moviéndose
constantemente, rebotando constantemente, y hay una expresión en su rostro. Una
que parece decir que das un paso en falso en su dirección, y te arrancará la garganta.
Trago ruidosamente.
No pasa mucho tiempo antes de que Easton tenga a Scott en el suelo en un
montón de sangre.
Se necesita que Jackson y su entrenador suban al escenario para arrancar a
Easton.
Easton no quiere parar.
—Bueno, está bien. Parece que todos sabemos quién es el ganador. ¡La
Parca gana de nuevo! —grita Erickson, manteniendo su distancia con Easton
porque la mirada en el rostro de Easton no es buena.
Sus ojos son negros como la noche y las venas y los músculos de todo su
cuerpo se contraen y se aflojan una y otra vez, su cuerpo tenso no está dispuesto a
ceder ante la victoria. Quiere más. Él quiere más. Hay sangre salpicada en su
rostro, y cuando se para allí y mira entre la multitud, sé que nunca se ha visto más
deseable o letal.
Justo como sabía en la boca de mi estómago, no pasó mucho tiempo antes
de que sus ojos se clavaran en los míos. Gruñe y enseña los dientes, la ira, la furia
y el disgusto en su rostro cuando me mira se siente como si alguien estuviera
metiendo la mano dentro de mí y tratando de arrancarme el corazón por la garganta.
No puedo respirar.
Lo miro fijamente, incapaz de retroceder, pero la imagen de él se vuelve
borrosa a medida que aumenta mi pánico.
Me odia. Me odia jodidamente de verdad.
Jackson lo agarra por la nuca y lo saca del ring.
Antes de doblar la esquina, mira por encima de su hombro y me lanza una
última mirada, encerrándonos solo a los dos. La mirada que me da, una amenaza.
Vete o de lo contrario, es lo que veo en esos ojos.
Siento como si mi corazón rebotara hacia mi pecho y muriera.
Todo lo que queda es un músculo roto en su lugar y un alma aún más rota.
22

—Amigo, necesitas relajarte de una jodida vez. Casi matas a Scott ahí fuera.
—Jackson niega con la cabeza cuando regresamos al área de los casilleros.
—Hombre, maldita sea. Lo sé. —Suspiro y me cambio los pantalones.
Desde que Logan murió, cada vez que intento pelear prácticamente me bloqueo, y
no puedo salir de eso por mí mismo. Lo he intentado, y simplemente no puedo.
—¿Y qué fue eso con Rose? Mierda, parecía que querías golpearla —me
gruñe.
Mi pecho se hincha ante su defensa.
—¿Qué carajo te importa? ¿La quieres ahora que la dejé a un lado? —Me
acerco a él y me pongo justo en su cara—. No puedes tenerla.
—No, no la quiero. Pero, Easton, no hizo nada. Déjala en paz. —Me empuja
de vuelta, fuerte—. Y hermano, retrocede de una puta vez. Estás alejando a todos.
¿No es eso de lo que me hablabas el otro día? ¿Permanecer juntos? ¿No alejar a
todos?
—Tal vez eso es lo que tiene que suceder. —Desenvuelvo mis manos y me
pongo una camiseta a una velocidad récord, listo para alejarme de lo que sea que
Jackson esté intentando hacer.
—¿Quién lo dice? No hiciste nada malo. Rose no hizo nada malo. Logan no
hizo nada malo. Estas mierdas suceden en nuestro mundo, y tenemos que lidiar
con eso, o no sobreviviremos.
¿Por qué está hablando tanto? ¿Pasando de completamente mudo a
terapeuta? No parece en absoluto a Jackson.
—¿Qué te pasó? Estás todo… esto. —Le hago un gesto.
—¿De qué estás hablando? —Aparta la mirada, y sus mejillas se sonrojan
un poco. Qué. Jodido. Carajo.
—No estás actuando como tú mismo —me quejo.
—Vete a la mierda —gruñe y se marcha, avanzando directamente al bar y
a nuestra sección VIP.
—Este tipo. —Niego con la cabeza. Apenas puedo mantener las cosas en
orden. Ya no sé qué hacer en la vida. Todo lo que sé es que, necesito mantener mi
distancia de todos si quiero sobrevivir.
Sigo a Jackson y me dirijo directamente a mi lugar habitual. Cuando me
siento, ya hay una cantinera cachonda con una bebida para mí y unas tetas
demasiado grandes para su pecho.
—Gracias.
—Cuando quieras. Avísame si necesitas algo más. —Balancea tanto su
trasero en su camino de regreso al bar que me pregunto si algo anda mal con ella.
Excepto, comprendo, simplemente no me importa.
Mis ojos buscan a Rose, y solo me toma un segundo encontrar su cabello
oscuro, más brillante que todos los demás.
Se sienta con Cara, sosteniendo su bebida afrutada que contiene más azúcar
que alcohol. Se ríen y sonríen como si todo estuviera bien en el mundo. Me enoja
ver sus caras felices mientras siguen adelante con sus vidas.
¿Cómo alguien puede ser feliz cuando la persona más leal de esta tierra está
a unos dieciséis kilómetros de distancia y dos metros bajo tierra? Respirando tierra
y pudriéndose a cada segundo.
Mientras tengo estos pensamientos horriblemente oscuros, Rose me mira
como si pudiera sentir mi tormento. Le frunzo el ceño, y mira hacia otro lado para
hablar con Cara.
¿Cómo Cara puede estar tan feliz? La arrebataron al supuesto amor de su
vida. Tomado sin consentimiento. ¿Cómo esto está bien? Si algo le pasara a Rose,
sé que nunca sería el mismo.
Cuando Rose me mira de reojo, lo hace con una mirada de determinación
en su rostro. Cuando se levanta y comienza a caminar hacia aquí, apago mis
emociones, guardo mis sentimientos ya muertos en el fondo y me preparo para su
ira.
—Easton. —Se para allí tristemente, y me aseguro de que la cerradura de
mis sentimientos esté bien cerrada—. Buena pelea.
—Rose, ¿por qué estás aquí? —Tomo un sorbo de mi bebida y miro a la
gente a mi alrededor.
—Bueno, eh, para hablar contigo. ¿Podemos ir a algún lugar con menos
gente alrededor?
—No, aquí estoy bien. —Me inclino hacia atrás y abro las piernas—. Pero,
si quieres puedes irte. A algún lugar con menos gente alrededor.
Me frunce el ceño.
—Easton, por favor.
—Rose, ya suéltalo. O bueno, solo lárgate de mi puta vista.
—Easton, deja de ser un imbécil. Nunca hice nada malo, y me estás tratando
como basura sin ninguna razón. ¿Quieres estar enojado con el mundo? Bien.
¿Quieres golpear a la gente hasta dejarla inconsciente? Bien. Pero no te desquites
conmigo porque no he hecho nada más que estar a tu lado desde el primer día. El
primer día, Easton, y no merezco nada de lo que me estás haciendo pasar. ¡Así
que, cállate y supéralo!
Está sin aliento cuando termina, aflojando los puños y dejando escapar un
gran suspiro.
—¿Terminaste?
—¿Has terminado de ser idiota? —pregunta con los ojos entrecerrados.
—Easton, ¿disculpa? ¿Puedo traerte otra bebida? —pregunta la camarera
cachonda detrás de mí. Me doy la vuelta, y como vivo en el infierno y
aparentemente quiero arruinar mi vida, digo:
—Claro, nena. Oye, ¿haces algo más tarde?
Sus mejillas se ponen rojas, y una gran sonrisa se apodera de su rostro.
—¡N-no! Para nada.
Le doy un guiño.
—Entonces, búscame más tarde.
Trota para traerme una bebida nueva, y cuando me doy la vuelta, recibo una
bofetada poderosa en la cara.
—Te odio, Easton Malone. —Las lágrimas corren por su rostro. Caen
silenciosamente, pero maldita sea, puedo sentir el dolor de cada una.
—Bien. —No me atrevo a levantar la mano y sentir el escozor en mi mejilla.
Merezco el dolor. Merezco el contorno rojo de su mano.
Se estira para abofetearme de nuevo, y agarro su muñeca, haciéndola girar
y empujándola contra la pared.
—Te concederé la primera. Pero te estás buscando problemas con la
segunda. Rose, mira dónde estás parada. Estás en mi lugar.
Las lágrimas no paran. En todo caso, comienzan a llegar más rápido.
—No entiendo cómo terminamos así —solloza.
—¿Cómo es que no lo sabes? Soy. La. Maldita. Parca. No soy un tipo
bueno. Ni siquiera soy un tipo decente. Esto que crees que teníamos, se acabó de
una jodida vez. Métete eso en tu linda cabecita y vete de una puta vez. Deja de
hacerme cambiar de opinión, porque esa mierda no va a funcionar. Vivo en el
infierno, y me quedaré en el infierno.
—Tienes razón. Hemos terminado. No voy a quedarme parada mientras te
follas a cualquier zorra que se cruce en tu camino. Merezco algo mejor que tú, y
tendré algo mejor que tú.
Se desliza fuera de mi agarre, y me toma todo mi esfuerzo no detenerla. No
rugir de rabia al pensar en ella con otra persona.
Sí, se merece a alguien muchísimo mejor que yo. Pero eso no significa que
quiera verla así. Soy egoísta. Soy codicioso. Sé lo que quiero.
La quiero.
Simplemente no puedo tenerla.
—Easton, aquí está tu bebida. ¿Quieres que nos reunamos aquí en una hora,
así podemos salir juntos de aquí? —Se inclina hacia mí, y casi me ahogo con su
perfume barato.
—Mindy, vete a la mierda. —Tomo un gran sorbo de mi cerveza y me alejo
antes de hacer algo de lo que me arrepienta.
Como correr detrás de mi chica.
23

La vida apesta.
Sin importar lo mucho que intentes tener éxito, encontrar la felicidad,
cualquier cosa, algo siempre se interpone en tu camino.
Mi algo es el desamor.
He pasado todo mi fin de semana en la cama. Fingí un dolor de cabeza con
mi mamá, lo que me la quitó de encima. De todos modos, no está mucho en casa,
siempre pasando sus días con Jeff. Por mí está bien, prefería acostarme en la cama
y esperar a que el dolor se fuera.
Nunca lo hace.
En todo caso, el dolor se hace más fuerte con cada día que pasa.
He ignorado las llamadas telefónicas de Cara para salir de casa. Ella
comprende. Ella misma estuvo en esta posición no hace mucho tiempo. Sin
embargo, eso no la detiene de ser su yo persistente.
Siendo lunes por la mañana, pensé que sería mejor que hoy fuera a la
escuela. Necesito graduarme, alejarme de Easton y de las zorras alrededor, y
empezar de nuevo. En el mejor de los casos, obtendría mi diploma y me mudaría
a un lugar muy, muy lejano. Tal vez California. Florida. Las Bahamas o Costa Rica
también serían divertidos.
Cualquier lugar lejos de aquí donde no tenga que lidiar con el clima frío y
la gente aún más fría.
Rebuscando en mi mochila, intento encontrar mi cuaderno de matemáticas,
pero me doy por vencida después de cinco minutos.
—¿Dónde carajo está? —digo en voz alta.
Miro alrededor de mi habitación e incluso salgo a mi auto hasta que me doy
cuenta.
—Mierda.
Lo dejé en casa de Easton cuando estábamos juntos. No quiero ir ahí. No
quiero ni verlo. Tal vez la puta de tetas grandes del bar esté allí, acostada en su
cama y vestida con su ropa.
—¡Uff! —Froto mi mano por mi cara. Me niego a pensar en este tipo de
mierda cuando ya no es mío. Puede ver, follar y mentir a quien quiera.
Es jodidamente seguro que no voy a ser yo.
Volviendo a mi habitación, agarro mi teléfono y le envío un mensaje de
texto al mismísimo diablo.
Rose: ¿Mi cuaderno de matemáticas está allí?
Ninguna respuesta.
Diez minutos después, le envío otro.
Rose: ¿Hola? Necesito ir a la escuela…
Veinte minutos después, decido que no voy a esperar más por él y le envío
un último mensaje de texto.
Rose: Estoy en camino para buscarlo. Déjalo afuera por lo que a mí
respecta.
Agarro mis llaves y salgo, dejándome puesto los pantalones de chándal
porque aparentemente ya no me importa una mierda. Supongo que llegaré tarde a
la escuela. Lo que sea.
Conduzco rápido hacia la casa de Easton, lista para terminar con esto y
volver a casa. Cuando estaciono, me alivia que su camioneta sea el único vehículo
estacionado frente a su casa. Bien, la camarera zorra no está aquí.
Caminando hacia su puerta, siento la sensación de alfileres y agujas en la
parte posterior de mi cuello. Siento como si estuviera siendo observada.
Miro por encima de mi hombro, pero no veo a nadie. Hmm, probablemente
solo un viejo espeluznante espiándome desde su ventana.
Me doy la vuelta y llamo a la puerta de Easton. Cuando no responde de
inmediato, empiezo a golpear más fuerte.
—¡Easton, abre! Veo tu auto afuera. No estoy de humor para tus juegos.
La puerta se abre, revelando a un Easton sin emociones. Su mirada muerta.
Sin expresiones faciales, ni siquiera ira.
Mi cuaderno está en sus dedos.
Me lo da, sin pelea. Sin resistencia alguna.
—Um, gracias. —Me quedo allí parada por un segundo, pero luego
recuerdo que ya no me someteré a este dolor—. De acuerdo, adiós.
Cierra la puerta en mi cara, y casi creo que lo último que vi en su rostro fue
dolor. Pero eso no podía ser cierto, porque ya siguió adelante, ¿verdad?
No es posible que tenga dudas sobre todo esto, ¿verdad? No cuando
finalmente también estoy intentando seguir adelante.
Sacudo mi cabeza librándome de estos pensamientos. Podría sentarme aquí
todo el día y contemplar lo que desearía que sucediera, cuando sé jodidamente bien
que ninguna de esas cosas sucederá de verdad. Easton no va a cambiar, sin
importar lo mucho que lo intente o lo mucho que lo desee, simplemente no va a
suceder.
Bajando sus escalones desvencijados, miro al suelo con el ceño fruncido.
La tristeza me supera, y por una vez, permito que las lágrimas fluyan de mis ojos,
tan increíblemente triste que esto es en lo que se ha convertido mi vida.
De verdad duele.
No es hasta que escucho el crujido de pasos detrás de mí que me doy cuenta
de que alguien camina a mi lado.
Levanto mi mirada y entro en contacto con alguien que nunca pensé que
vería por aquí.
—¿Se-señor Aronole? ¿Qué está haciendo aquí? —Doy un paso atrás y me
limpio la cara. Esto se siente muy similar, la sensación desagradable en mi pecho.
Las luces de advertencia encendiéndose en mi cerebro. Es una pesadilla. Todo este
año tiene que ser una completa pesadilla.
—Vaya, vaya, vaya. Si no es Rose Strauss. Soy tan afortunado de verte.
Tenía la esperanza de encontrarme con Easton, pero no lo he visto en días. Este
debe ser mi día de suerte.
—Um, Easton está adentro. ¿Quieres que vaya a buscarlo por ti? —
Retrocedo una vez más, casi tropezando con una gran roca.
—No. No hay necesidad de eso, querida. Es bueno que estés aquí porque de
todos modos quería hablar contigo.
—¿De qué? ¿Q-quieres ir a sentarte a alguna parte? —Es decir, en algún
lugar muy público. Con montones y montones de personas para protegerme de este
hombre. Si su hijo es capaz de lo que hizo, me aterroriza saber de lo que su padre
podría ser capaz.
—Rose, ¿sabes que mi hijo te amaba? ¿Sabes hasta dónde llegó para
intentar que te mudaras con nosotros? Suplicó, durante semanas, que te mudaras
con nosotros en tu último año. Estaba extasiado cuando finalmente accedimos, solo
para que tú lo rechazaras. ¿Sabes lo que eso le hace a un hombre? ¿Ser rechazado
por el amor de tu vida?
Mis manos comienzan a temblar. Duro.
—T-tú no entiendes. Nunca fue así con nosotros. Rompió conmigo el año
pasado, y estábamos bien. Éramos amigos. No podía dejar a mi mamá. Ella estaba
en un mal lugar. Corey entendió…
—En serio no entiendes los mecanismos de un chico, ¿verdad, Rose? Mi
hijo te amaba tanto que…
—¿Que me violó? —lo interrumpí, las lágrimas brotando de mis ojos—.
¿Me amaba tanto que me retuvo en un callejón y tomó algo que no era suyo? ¿Me
brutalizó? ¿Abusó de mí? ¿Me lastimó? Sí, eso es amor, seguro —siseo.
—Tomó lo que era suyo, lo que siempre ha sido suyo. ¡Y tú lo asesinaste!
—explota.
—¡Me violó! —grito.
—Abres las piernas para estos matones asquerosos. Corey ni siquiera era
ese tipo de persona. Siempre ha tenido a las chicas de la escuela adulándolo, así
que ¿estás incluso segura de que era lo que dices que era?
Mi mandíbula cae al suelo.
—¡Tienes que estar bromeando! Estás bromeando, ¿verdad?
—El punto de esto es que, lo que tus amigos le hicieron a mi hijo es tan
horrible que apenas puedo dormir por la noche. Ninguna policía ni siquiera tocará
el caso. Quieren decir que es un accidente cuando tiene agujeros de bala en la
cabeza. ¡Muchos agujeros de bala! ¡Esto, todo esto, está tan mal, y todo es culpa
tuya! —Se dirige de nuevo hacia mí, y cuando su mano izquierda se mueve detrás
de él, sé lo que está agarrando.
Solo tiene que ser un arma.
Así que, completamente feliz de tener mi bolso conmigo, meto la mano en
secreto y agarro mi propia pistola. No podría estar más agradecida con Easton por
enseñarme a disparar y por conseguirme algo con lo que protegerme si él no estaba
cerca.
Él en realidad no está cerca.
—Vine aquí para esperar hasta que Easton estuviera solo, e iba a matar a
ese hijo de puta como él mató a mi hijo. Pero entonces, vienes aquí. Y pienso, ¿qué
es mejor que matar a alguien? Matar a quien más aman. Quiero decir, me lo hizo
a mí, así que dejemos el pasado en el pasado, ¿verdad? —Saca su arma al mismo
tiempo que yo y luego se echa a reír—. Dios mío, querida. Guarda esa cosa.
¿Siquiera sabes cómo usarla? —Quita su seguro momentos antes de que una
mirada desagradable y enojada cruce su rostro—. Bájala. Ahora mismo, Rose.
—Tú primero —digo con manos temblorosas.
—Perra estúpida, siempre debes tener toda la atención, ¿no? No puedes
dejar que un hombre consiga lo que quiere sin armar un alboroto. Bueno, tal vez
esto te enseñe una lección.
Bang.
Bang.
Mis oídos resuenan. Oigo un golpe sordo. ¿Fui yo?
Y luego silencio.
24

Cerrar la puerta en la cara de Rose se siente como una finalidad que no creo
que esté listo para enfrentar. Es como si se llevara un pedazo de mí con ella. Dudo
que fuera un pedazo de mi corazón. De ninguna jodida manera me dieron uno de
esos si esto es lo que le hago a alguien que se preocupa por mí.
Y cerré la puta puerta en su cara.
Maldita sea, soy en serio la mierda más grande de este planeta.
La peor parte fue que, la mirada en su rostro era de derrota. Estaba derrotada
y parecía haber terminado.
Se acabó.
Mi pulso comienza a acelerarse ante ese pensamiento. Ella finalmente se
rindió. Acabó conmigo. Me superó. Es curioso que una persona pueda tener un
impacto tan significativo en tu vida en tan poco tiempo. Rose hizo eso por mí.
Me cambió. Me hizo una mejor persona. Pero la cosa es que, por muy buena
persona que me pueda hacer, sigo siendo malo.
Aún estoy lleno de maldad.
Me acerco al refrigerador y miro lo único que hay allí: cerveza. No, hoy no
voy a caer en eso.
Levanto la mano y tomo la botella de whisky medio vacía sobre el
refrigerador y la bajo. Supongo que, me ayudará a pasar la noche. Aunque, mañana
podría necesitar compara más licor.
Bang.
Bang.
Conozco ese sonido en cualquier lugar.
Mi corazón se detiene y un miedo como nunca lo había conocido me recorre
a medida que dejo caer la botella de whisky. Apenas registro el sonido del vidrio
rompiéndose y yo perdiendo lo último de mi bebida mientras corro afuera con un
solo pensamiento en mi mente.
Rose.
La sensación del vidrio cortando mis pies descalzos ni siquiera me duele
tanto como el dolor punzante en mi corazón.
Salgo de mi casa sin zapatos y apenas puedo hablar cuando veo la vista
frente a mí.
Frank Aronole yace en el suelo con un charco de sangre alrededor de su
cabeza.
Rose yace en el suelo junto a él, y casi pierdo la puta cabeza hasta que la
veo temblar como una hoja.
Gracias a Dios.
Corro hacia ella, y ella me nota solo cuando la recojo y la llevo de regreso
a mi casa.
—Quédate justo aquí. Vuelvo enseguida. —No dice nada mientras vuelvo
a salir a toda prisa y arrastro el trasero de Frank todo el camino hasta el callejón.
Metiendo la mano en su bolsillo, saco su billetera y tomo el dinero dentro, luego
arrojo la billetera sobre su estómago.
La policía pensará que es un atraco, y de todos modos, cualquiera que piense
lo contrario no dirá nada.
—Hijo de puta. —Lo pateo una, dos, tres veces en el costado solo para sacar
un poco de ira.
¿Frank cree que puede dispararle a Rose? ¿Tiene las pelotas para apuntarla
con un arma y pensar que se irá con el corazón aun latiendo?
Está jodidamente equivocado.
Corro de regreso a mi casa y encuentro a Rose en el mismo lugar donde la
dejé.
Al verla, temblando, asustada y a salvo, comprendo algo.
Me acerco a ella y le retiro el cabello de la cara. Levantando su barbilla, la
miro a los ojos cuando susurro:
—Rose.
Me mira, su labio inferior tambaleándose y puedo decir que está intentando
no dejar escapar el grito más grande conocido por el hombre.
—Te amo. —Las palabras se sienten extrañas en mi lengua, pero el alivio
me recorre cuando finalmente me permito aceptar ese hecho. Es como si las
palabras explotaran de mí como fuegos artificiales y no tuviera control sobre ello.
La amo. La amo tanto que pensar en su muerte es suficiente para ponerme
de rodillas.
Es parte de mí, y no puedo perderla.
Y soy un jodido idiota por esperar hasta que pase algo así para darme cuenta.
Rose estalla en sollozos al momento en que las palabras salen de mi boca.
—Por favor, no llores. Lo siento mucho. Lo siento tanto, lo siento mucho
por todo. ¿Por favor, puedes perdonarme?
—¿Tú… qué? —estalla entre sollozos.
Esbozo una sonrisa pequeña.
—Rose, te amo. Maldita sea, te amo muchísimo.
Llora más fuerte.
—¿Qué le hiciste a Frank?
—¿Te digo que te amo y me preguntas por tu casi asesino?
—Easton, ¿qué hiciste con él? —Sus sollozos finalmente comienzan a
disminuir.
—Lo llevé al callejón calle abajo. Hice que pareciera un atraco. —Niega
con la cabeza, pero no dice nada más—. Entonces, ¿tienes algo que decirme? —
Estoy esperando con alfileres y agujas por todas partes. ¿Desperdicié mi
oportunidad? ¿Es demasiado tarde?
—Estoy tan jodidamente enojada contigo. —Se limpia los ojos y me frunce
el ceño.
—Lo sé, pero pasaré un millón de años intentando compensarte.
—He estado esperando durante tanto tiempo escuchar estas palabras. Y
justo al momento en que me permito seguir adelante, quieres volver a atraerme.
¿Es un juego o algo así?
Gimo en voz alta y le doy una mirada severa.
—Rose, cierra la puta boca. Te. Amo. He sido demasiado cobarde para ser
un hombre y decirte lo que siento. Pero Rose, ¿la idea de que te pase algo? Fue
como recibir un disparo yo mismo. Me hizo enfocarme en lo que estaba frente a
mí. No me importa. Seré egoísta. Te quiero, y te necesito en mi vida. Nena, te amo.
Me mira con dolor y esperanza girando en una emoción magnífica. Sin
embargo, con su próximo parpadeo, todo se apaga.
Salta de mi encimera y se limpia los ojos.
—Tengo que irme.
Espera, ¿qué?
—No, espera. ¿Qué carajo?
No dice nada a medida que camina rápidamente hacia la puerta principal.
Sin embargo, soy más rápido que ella, y al momento en que la abre, mi palma
golpea el frente y se cierra de golpe.
—¡Qué demonios! Déjame salir.
—¿Acabo de derramar mis sentimientos por ti como un maldito marica, y
tratas de huir de mí? No me jodas.
Intenta abrir la puerta de un tirón debajo de mi palma, pero uso todo mi peso
y ni siquiera se mueve.
—Easton, déjame ir, o te juro que llamaré a la policía.
Arrugo la nariz y niego con la cabeza.
—¿Por qué estás haciendo esto?
—Porque sí, Easton. ¿En serio no lo sabes? Te odio. Acabo de pasar el
último pero largo tiempo arrastrándome por algo que crees que hice mal, cuando
ni siquiera creo que haya hecho nada malo. ¿Y al momento en que finalmente doy
un paso atrás y digo que se joda todo esto y casi me disparan, aquí viene Easton
en su caballo para salvar el día? No. Ni siquiera un poquito. Lo siento, amigo. Pero
perdiste tu oportunidad.
Abre la puerta de un tirón otra vez, y estoy tan conmocionado que no me
resisto esta vez.
Me mira con un poco de tristeza antes de recuperar la compostura y salir
furiosa de mi casa.
Me recupero de mi pena.
—Mierda, Rose, puedes alejarte todo lo que quieras. ¡Pero sabes que me
amas! —le grito desde el otro lado de la calle.
Se da la vuelta y entrecierra los ojos hacia mí.
—Tienes razón, Easton. Te amo. Te amo tanto que he estado muriendo por
escuchar esas palabras salir de tu boca. He estado deseando decírtelo. Easton, me
lastimaste. Con Logan, con la camarera zorra. Me lastimaste, y por eso, creo que
podría odiarte un poco más de lo que te amo.
Me paro ahí jodidamente sin palabras mientras ella se sube a su auto y sale
del estacionamiento a toda velocidad.
No sé cómo arreglar esto. Pero todo lo que sé es que tengo que arreglarlo,
rápido.
Estoy a punto de regresar a mi casa para tomar las llaves de mi auto y salir
corriendo detrás de Rose cuando escucho un portazo detrás de mí y veo a Jackson
saliendo a escondidas de la casa de Cara y entrando en la suya. Su camisa blanca
está arrugada, y no lleva zapatos.
Mi temperamento estalla instantáneamente de irritado a furioso, y cambio
de rumbo.
Vuelvo a mis sentidos una vez que estoy a mitad de camino y me detengo.
Mala idea. Vete a casa.
Regreso a mi casa y cierro la puerta con tanta fuerza que casi arranco las
bisagras. Doy vueltas, de un lado a otro durante quién sabe cuánto tiempo. Siento
como si caminara por esta habitación todo el día, dejando un camino en el piso ya
desgastado. Lo más probable es que solo me he estado volviendo loco aquí una
hora, si acaso.
Me siento como un animal encerrado en una jaula deambulando por esta
celda pequeña.
No puedo ir con Rose. Maldita sea, me odia y probablemente me saque los
ojos con un cuchillo si intento acercarme a ella en este momento.
No debería ir con Jackson. Sé que ni siquiera debería pensar en hablar con
él en este momento cuando me siento tan fuera de control, pero estoy enojado.
Estoy enojado por tantas cosas, pero sobre todo, estoy enojado con Rose por ser
tan jodidamente terca.
Sin embargo, ¿en serio eso es lo que pensé que vi? ¿Jackson en serio dejó
la casa de Cara con ese aspecto? ¿Es tan asqueroso como para hacerle eso a Logan?
Con ese pensamiento, salgo de mi casa y camino rápidamente hacia la de
Jackson. Desearía tener la capacidad de dar la vuelta y hacer lo que debo hacer.
Ir al colegio.
Ir al gimnasio.
Mi mente tiene un solo enfoque y no hay forma de desviarse de él cuando
ya he tomado una decisión.
No intento ser un imbécil cuando se trata de Rose, pero no puedo evitar
sentirme un poco posesivo después de todo lo que ha pasado.
Pero a quién carajo estoy engañando, mi trasero es permanentemente un
imbécil posesivo cuando se trata de Rose.
La posibilidad de que le pase algo duele más que una maldita endodoncia.
Sé que soy un idiota, pero sí, hace falta que ella casi reciba un disparo para que yo
pueda salir de mi estupidez.
Una vez que llego a su casa, empiezo a golpear la puerta sin cesar, mi
paciencia se acorta por segundos.
—Un momento. ¡Maldición, un momento! —grita Jackson desde el otro
lado antes de abrirla con tanta fuerza que la puerta casi rompe las bisagras.
—Ah, eres tú. ¿Qué pasa? ¿Sucede algo? —pregunta con voz ronca.
—No, amigo. Solo estaba viendo cómo estabas. ¿Dónde has estado? —Miro
alrededor de su casa, buscando cualquier tipo de evidencia que me diga que ha
estado con Cara. Afortunadamente, su casa luce como siempre.
—En lo de siempre. Ya sabes. —Se encoge de hombros y vuelve a su sofá.
—Entonces… te vi salir de la casa de Cara hace un rato. —Observo
mientras su agarre sobre el control remoto se congela.
Levantando los ojos, juro que puedo detectar un estremecimiento ligero
antes de que se recupere.
—¿Lo hiciste? —dice con voz perezosa.
Solo me hace enojar más.
—Sí, ¿qué estás haciendo allí tan temprano en la mañana? —Cruzo los
brazos sobre mi pecho y me preparo para su respuesta de mierda.
—Bueno, eh, ella necesitaba ayuda con algo. —Sus ojos se mueven de un
lado a otro. Jackson nunca ha sido un buen mentiroso.
—¿Con qué necesitaba ayuda?
—¡No lo sé! Solo quería pasar el rato. ¿Qué carajo te pasa? —grita y se
levanta del sofá, acercándose y parándose frente a mí.
—Entonces, ¿qué fue? ¿Necesitaba ayuda con algo, o simplemente estaban
pasando el rato?
—Easton, hermano, deberías ocuparte de tus propios asuntos.
—¿Te la estás follando? —gruño en su cara.
Su rostro se pone rojo de ira o vergüenza, no estoy seguro. Me rodea, y abre
la puerta diciendo:
—Creo que debes irte. Hombre, no quiero pelear contigo.
—Amigo, ¿te estás follando a la chica de Logan? ¿Hablas jodidamente en
serio? ¿Te estás follando a la chica de tu hermano? ¿Qué clase de maldito enfermo
eres?
—E, no voy a decírtelo otra vez. Retrocede. De. Una. Puta. Vez. —Me
empuja fuera de su puerta, enseño los dientes y dejo escapar un suspiro.
Mi piel se siente en llamas.
Lo miro fijamente y le pregunto una vez más.
—¿Te estás follando a la chica de Logan?
—¡No es la chica de Logan! ¡Logan está muerto! —grita en mi cara, lo
suficiente como para tirar de esa cuerda tan fuerte que se rompe.
Balanceo mi puño tan rápido, demasiado rápido, que ni siquiera tiene
oportunidad de reaccionar. Lo estampo justo en su mandíbula, y se tambalea hacia
atrás en estado de shock.
Sin embargo, una vez que se recupera, está tan inmerso como yo.
Sale corriendo de su casa y lanza un puñetazo en mi estómago, chocando
contra mí con tanta fuerza que ambos salimos volando de su porche pequeño y
caemos al suelo de grava.
Puño tras puño, golpe tras golpe. Estoy hirviendo y descargándolo todo
sobre Jackson.
No puedo tener suficiente.
Y él tampoco puede, por la forma en que me golpea una y otra vez.
Conecta algunos buenos ganchos, pero al final del día nadie es rival para
mí. Esta rabia que me embarga me asusta un poco. Mis puños tienen voluntad
propia, y si no tengo cuidado, podría terminar matándolo.
Debería parar.
Pero simplemente no puedo.
25

Alejarme de Easton después de que finalmente confiesa que me ama, es tan


insoportablemente difícil. Mi corazón me estaba atrayendo hacia él, la manivela
de esa línea de pesca tirando de mí rápido y fuerte. Sin embargo, no podía permitir
que estos últimos meses pasaran desapercibidos como si nada. Lo que ha hecho
casi todas las veces que lo he visto desde que murió Logan, se ha combinado con
un dolor insoportable y desamor.
Ni en un millón de años permitiré que un hombre así me pisotee. Incluso si
ese hombre es alguien por quien mi corazón sangra. Incluso si ese hombre tomará
una vida por mí. Aun así no merezco que me traten como una mierda.
Jamás.
Entro, mi mente es un desastre y, oh, tan distraída que ni siquiera me doy
cuenta de que mi madre aún está en casa.
Cuando abro la puerta y me encuentro cara a cara con mi querida madre,
aún está en pijama y luciendo un poco deteriorada.
—¿Mamá? ¿Qué haces en casa? —pregunto con el ceño fruncido.
—Te he estado esperando. Siéntate, por favor. —Deja su teléfono y me
mira. Su cabello está desordenado, y sus ojos delatan su conmoción, tristeza, alivio
y tal vez algunas otras emociones que no estoy segura de cómo descifrar—. Pensé
que estaría esperando hasta que terminara la escuela. ¿Por qué no estás en la
escuela? ¿Dónde has estado? —pregunta de repente con el ceño fruncido, como si
acabara de salir de la niebla en la que ha estado.
La desestimo. Con el estado en el que se ve en este momento, creo que lo
último que necesita es que le cuente sobre el padre de Corey prácticamente
intentando matarme.
—Es una historia larga, te la contaré más tarde. Pero, ¿qué está pasando?
¿No se supone que ya deberías estar en el trabajo?
Golpea las uñas sobre la mesa de madera antes de hablar:
—Rose, no sé cómo decirte esto, pero tu padre falleció. —Se muerde su
labio inferior y me da una mirada pesada, esperando sollozos histéricos, estoy
segura.
—Oh, Dios mío. ¿Cómo? ¿Cuándo? —Me pellizco la pierna muy fuerte
para que aparezcan las lágrimas, de lo contrario no creo que hubiera sido tan
convincente.
—Hace más o menos un mes. Rose, tu padre estaba metido en cosas muy
malas. N-no tenía ni idea, pero dijeron que definitivamente hubo juego sucio
involucrado.
—Simplemente no puedo creerlo. —Tampoco puedo creer que vi sus sesos
estrellarse contra las paredes del Pit, pero no voy a entrar en eso.
—Sé que esto debe ser difícil. No era un buen padre, pero seguía siendo tu
padre. Entiendo si necesitas que te saque hoy de la escuela o en los próximos días.
La miro en pijama.
—¿Pediste un permiso en el trabajo?
—Sí, solo… necesito un día. —Agarra su taza de café con fuerza, y estoy
segura de que desearía que hubiera algo de vino en su lugar.
¿Ir a la escuela y lidiar con Easton? ¿O sentarme en casa y lidiar con mi
mamá?
—Creo que iré a la escuela. No quiero atrasarme más en mis clases. —Me
levanto y empiezo a caminar hacia mi dormitorio. Antes de cerrar la puerta, miro
por encima del hombro y veo a mamá con los hombros caídos sobre su teléfono,
su cabello como una cortina frente a su rostro. No puedo ver sus rasgos, pero su
lenguaje corporal delata su tristeza—. Mamá, ¿estás bien? —pregunto en un tono
suave.
Se anima y me mira por encima del hombro.
—Estoy bien, querida. Solo un poco sorprendida, eso es todo. —Se pone de
pie y comienza a caminar hacia su propia habitación—. Voy a llamar a Jeff y le
diré lo que está pasando.
Cuando cierra la puerta, estoy casi tentada de entrar allí para seguir
hablando con ella. No me gusta cuando está triste, y no quiero que esto la haga
volver a beber de nuevo. Pero, al final del día, ella es la mamá y yo tengo mi propio
drama con el que lidiar.
No voy a la escuela, pero tampoco puedo quedarme en casa. Easton está
fuera de discusión, por lo que solo deja a una persona.
Hora de ver a Cara.

Después de una ducha rápida, me pongo mi mochila al hombro y salgo por


la puerta. La escuela probablemente la llamará más tarde diciendo que estoy
ausente, y entonces tendré que lidiar con su mierda. Pero al menos por hoy, tengo
una buena excusa.
Mi querido Donante de Esperma Arruinado murió.
Es triste porque sentí algo cuando vi que la vida dejó sus ojos. La restricción
de mis costillas se sintió como una serpiente matando a su presa.
No puedo respirar. No puedo moverme. Es difícil incluso tomar el más
mínimo aliento.
Eso es lo que se siente cuando alguien muere. Incluso si no son cercanos a
ti, incluso si no son una gran persona, aún apesta saber que esa persona no volverá
a caminar un pie sobre esta tierra nunca más. Jamás respirará otra bocanada de aire
o tendrá el sol brillando en su cara ni siquiera por un día más.
Así que, por esas emociones siempre presentes, creo que pude poner una
cara de sorpresa y tristeza decente cuando mi madre me habló de él.
Desafortunadamente, la situación de Corey desvaneció la situación de mi
padre, y estoy un poco insensible a todo el asunto.
Cuando entro en el parque de casas rodantes, lo primero que veo es la
camioneta de Easton, así que conduzco en la dirección opuesta y rodeo la parte
trasera del parque para llegar a la casa de Cara. Lo último para lo que estoy de
humor es para lidiar con su culo mandón. Cree que puede accionar mi interruptor
en un abrir y cerrar de ojos.
No puedo simplemente perdonarlo. No lo haré.
Lo amo, pero a veces es un idiota tan autoritario que solo quiero patearlo en
la cara. Tal vez pueda perdonarlo algún día, pero por ahora, mi odio y desamor
desbordaron esta copa y estoy derramando mi oscuro dolor turbio por toda la
alfombra blanca.
Un Lo siento o un te amo no va a quitar la puta mancha.
Estaciono mi auto y camino hasta su porche. Sorprendentemente, está
sentada en una de las sillas del patio.
—Oye, ¿qué estás haciendo aquí? —pregunto, sentándome en la silla junto
a la de ella.
—Pasando el rato. Disfrutando del sol. —De hecho, tiene la idea correcta.
Ha hecho tanto frío la semana pasada que no se ha sentido como si estuviéramos
en primavera. Esta mañana es la primera mañana que no estamos cerca de
congelarnos.
Pero bueno, es Minnesota y el clima nunca es constante.
—¿Hoy no vas a la escuela? —pregunto.
—Eh, no. Esta semana casi ha terminado. Supongo que volveré a empezar
la próxima semana y simplemente patearé traseros hasta la graduación.
—Que está a solo unas pocas semanas de distancia. ¿Vas a tener suficiente
tiempo para ponerte al día? Cara, has estado fuera durante un mes. —Nunca podría
volver a ponerme al día. Estaría en la escuela de verano o volvería el año que viene.
Maldita sea, no.
—Mierda, ¿he estado fuera tanto tiempo? —Inclina la cabeza hacia atrás y
se ríe—. Maldición. Podría estar jodida.
—Te ayudaré. Como pueda hacerlo.
—¿Tú qué tal? De hecho, has estado yendo, así que ¿por qué estás hoy aquí?
—Bueno, porque… —Me interrumpe el sonido de un gruñido—. ¿Qué
demonios fue eso?
Cara se encoge de hombros.
—Probablemente solo mis vecinos follando. Son jodidamente repugnantes.
De todos modos, ¿qué estabas diciendo?
—Mi mamá me dijo que… —Una vez más, soy interrumpida. Solo que esta
vez, es por gritos y maldiciones—. Conozco esa voz. —Mis ojos se abren.
—Yo también. ¡Mierda! —Ambas saltamos y comenzamos a correr hacia
el ruido, terminando frente a la casa de Jackson y paradas allí mientras dos idiotas
se golpean hasta hacerse papilla.
Todo lo que puedes escuchar son los sonidos de golpes y gruñidos. Toma
un momento, pero terminamos reaccionando y mirándonos entre sí, llegando a la
misma conclusión.
—¡Paren! —gritamos ambas. Cuando eso no hace nada, Cara corre hacia
Jackson al mismo tiempo que yo corro hacia Easton y trato de separar estos
músculos uno del otro.
Es como intentar mover una casa.
Con un último esfuerzo, meto mi cabeza debajo de su brazo y muerdo
(fuertemente) en su costado junto a su pectoral. Pruebo la sangre al instante.
—¡Mierda! —ruge Easton, liberando a Jackson y cargándome lejos de él
como un gato callejero—. ¿Qué carajo crees que estás haciendo? —me grita,
mirando su camisa y la sangre que está empezando a filtrarse.
—¡No estabas escuchando! ¡Y bájame de una jodida vez! —Probablemente
luzco rabiosa ahora mismo, pero no me importa.
Sus ojos se oscurecen cuando me baja.
—¿Qué carajo estás haciendo aquí? ¿Por qué no estás en la escuela?
Ignoro sus preguntas y hago una propia.
—¿Por qué Jackson y tú están intentando matarse?
Ante eso, Easton mira a Jackson y viceversa. Ambos dieron algunos buenos
golpes. El labio de Easton está ensangrentado, y el ojo de Jackson ya está
empezando a hincharse. Ambos tienen tierra y gravilla adherida a la ropa.
Se ven terribles.
—Jackson y Cara están durmiendo juntos —dice Easton, completamente
sin emociones.
Jadeo.
Jackson le gruñe a Easton.
—¿Le dijiste? —grita Cara.
—¿Qué? —chillo.
Easton se ríe, pero no encuentro nada gracioso en la situación.
—En realidad, no lo hizo. Pero acabas de hacerlo. Felicitaciones, Cara. No
solo te acostaste con uno, sino ahora con dos de mis mejores amigos. Toda una
puta. —Le da un pulgar hacia arriba, e instantáneamente veo rojo.
Jackson comienza a acechar hacia Easton ante la mención de la palabra
puta, pero salto entre ellos justo a tiempo antes de que vayan a la segunda ronda.
—¡Para! —Miro a Jackson y le gruñe a Easton, pero da un paso atrás—. ¡Y
tú! —Miro a Easton y señalo su rostro—. No vuelvas a llamar puta a mi amiga,
¿me escuchas jodidamente bien?
—Rose, no me jodas. ¡Era la chica de mi mejor amigo! —me grita en la
cara.
—No, Easton. ¡Tú no me jodas! Maldita sea, no me hables hasta que seas
hombre.
Me alejo de él y me acerco a Cara llorando, tomo su mano y empiezo a
llevarnos hacia su casa.
—¿Cuántas veces crees que puedes alejarte de mí? —Me agarra alrededor
de mi mano libre y me empuja hacia atrás.
Saco mi mano de su agarre y le doy una mirada triste.
—Tantas veces como sea necesario para que aprendas. —Mis ojos lloran,
pero ni siquiera tengo la fuerza para limpiarlos. Estoy cansada de pelear con él. Lo
amo, pero estoy cansada de pelear con él.
—Rose, ¿qué tengo que aprender? —Entrecierra sus ojos hacia mí.
—Que solo porque no creciste con amor, no significa que no debamos tener
la oportunidad de experimentarlo. —Aparto la vista de su rostro confundido y
empiezo a caminar de regreso con Cara.
—Rose… —exhala con el ceño fruncido.
—Easton, hablaré contigo más tarde.
Oigo a Jackson dar un portazo en la puerta principal.
Cara y yo nos alejamos.
Y eso deja a Easton allí parado. Solo.
—No tenías que hacer eso —dice Cara cuando entramos a su casa. Sus
lágrimas aún corren libremente por sus mejillas.
—Por supuesto que sí. Habrías hecho lo mismo por mí.
Me sonríe, pero no dice nada.
—Entonces, ¿tú y Jackson? —Me siento en su sofá y palmeo el lugar a mi
lado.
Se encoge de hombros.
—No, en realidad no. Es muy callado y distante, así que ni siquiera sé lo
que somos. Sinceramente, ni siquiera creo que me guste. Solo dormimos juntos
una vez. No, miento, fue un par de veces. —Se inclina sobre mi hombro y llora
fuertes sollozos feos.
—Está bien —susurro y acaricio su espalda.
—¡No está bien! Lo que dijo Easton era cierto. ¡Soy una puta! Mi novio
acaba de morir, y ¿qué hago? ¡Me acuesto con su mejor amigo! —gime tan fuerte
que estoy segura de que los vecinos pueden oírla.
—Cara, silencio. No eres una puta. Easton solo está siendo un maldito
idiota.
—Logan probablemente está intentando golpearme con un rayo. Siento que
lo estoy apuñalando por la espalda por completo.
—¿Qué se supone que debías hacer? ¿Sentarte como la Virgen María hasta
que mueras?
—Bueno, no, pero…
—Exactamente. A la mierda con Easton. Simplemente está jodidamente
molesto con la vida en este momento. —Mis puños se aprietan ante las palabras
de Easton. No puede ir por ahí y llamar puta a mi mejor amiga cuando se ha
acostado con quién sabe cuántas chicas por aquí.
—Solo me siento tan mal. —Frunce el ceño y se seca los ojos.
—Bueno, detente. No vale la pena. Él no vale la pena. ¿Jackson te gusta?
Como en, ¿te gusta, te gusta?
—Sinceramente, no lo sé. Es mudo, pero a veces en realidad me habla.
Como en realmente me habla. No es un asesino en serie como siempre pensé que
era. Solo está, bueno, roto. Pero entonces está este otro lado de él que es tan
distante e intocable. Es como si odiara a todos, incluso a sí mismo. No sé, a veces
es un imbécil y eso hace que lo odie tanto.
—Definitivamente pensé que mataba gatos callejeros en su tiempo libre —
digo riendo, y ella misma deja escapar una risita llorosa—. Pero en serio, sé que
es un chico bueno. Me ha defendido innumerables veces. Es su lado tranquilo y
espeluznante lo que me da escalofríos.
—Sí, no es Logan —susurra Cara y suelta un suspiro triste.
Nadie nunca estará a la altura de los estándares de Logan.
Me inclino y le doy un abrazo.
—Cara, todo estará bien. Lo prometo.
Se acurruca en mí, y después de unos minutos se aparta y me mira.
—Entonces, ¿qué está pasando contigo? ¿Qué estás haciendo aquí otra vez,
en lugar de estar en la escuela?
La suelto y me recuesto contra el sofá. Olvidé todo lo de esta mañana. La
rabieta de Jackson y Easton hizo que me olvidara de mi madre.
—Ha sido una mañana loca. —Me muerdo el labio inferior hasta dejarlo en
carne viva.
—¿Qué? —Ya no llora, me mira con ojos totalmente abiertos, amantes de
los chismes.
—Por un lado, mamá descubrió que mi papá está muerto. —Se queda
inmóvil y sus ojos se abren más, e instantáneamente sé lo que está pensando—.
No, no sabe que fue el padre de Easton. Descubrió que mi papá no era un tipo
bueno, y que hubo un juego sucio involucrado, pero no creo que tenga idea de
quién lo hizo.
—Bueno, eso no es tan interesante. —Arruga la nariz—. Esperaba algo
jugoso.
Suspiro.
—Bueno, también sucedió algo más.
—Está bien, continúa.
—El padre de Corey está muerto.
Su mandíbula cae.
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuando?
—Esta mañana fui a buscar mi cuaderno de matemáticas donde Easton.
Cuando estaba caminando de regreso a mi auto, apareció el padre de Corey, ¡como
de la nada! Empezó a comportarse muy desagradable y a decir cosas, como si yo
lo quería o estaba provocando a Corey, o algo así.
—¡Estás jodiéndome! —Su mandíbula cae al suelo.
—¡No! Entonces, me di cuenta de que estaba a punto de sacar un arma, así
que agarré la mía y…
—¡Espera! Espera, espera, espera. ¿Tienes una puta pistola? —Me señala—
. Tú, Rose Strauss, ¿tienes una puta pistola? —Se ríe y niega con la cabeza—. Puta
mierda.
La desestimo.
—Eso no importa. De todos modos, disparamos al mismo tiempo, pero debo
haberlo alcanzado primero porque su bala me pasó zumbando. Eso, o es un tirador
terrible. Easton salió y me llevó adentro y luego desapareció para encargarse del
papá de Corey. No lo sé. Todo lo que sé es que, cuando regresó me dijo que me
amaba.
—¿¡Qué!?
Mi corazón se acelera cuando lo recuerdo diciéndome que me amaba. He
esperado tanto tiempo para escuchar esas palabras. Sería tan fácil para mí irme de
aquí y caminar hacia allá en dos segundos, rendirme y dejarnos volver a ser como
antes.
Tan fácil.
Mi corazón me dice que es una gran idea. Mi cabeza me dice que es el diablo
y debe arder en el infierno.
Estoy tan jodidamente desgarrada.
—Entonces, ¿qué le dijiste? —pregunta.
Salgo de mi contemplación y respondo:
—Me alejé.
—¿Tú… qué? —Sus ojos se abren del todo.
—Me fui. Fui a casa. Ha sido tan terrible conmigo desde que regresaron de
Wisconsin. No merece ser perdonado.
Ella contempla eso por un segundo a medida que mueve su cabeza de lado
a lado.
—Tienes razón. No merece tu perdón. Pero solo sé que, no creo haber oído
alguna vez a Easton diciendo en absoluto la palabra amor. Estoy segura de que le
costó mucho abrirse así. ¿Y solo para que te vayas? Ni siquiera puedo imaginar
cómo se debe sentir en este momento. —Sus palabras hacen que mi corazón se
hunda en mi pecho y mi estómago caiga a mis pies—. Lo siento. No quise
entristecerte. Oye, sé lo que necesitas. Digo que bebamos.
—¿En serio? Son como las diez de la mañana. —Se me hace agua la boca
al pensar en beber tan temprano. Y no en el buen sentido.
—No puedo pensar en un momento mejor que ahora. No me hagas beber
sola. —Me hace un puchero, y sé que voy a ceder.
—Bien. Una bebida. —Levanto un dedo y la miro—. Eso es todo. Mamá
ya va a sermonearme por faltar cuando le dije que iba a la escuela. Se cabreará si
vuelvo borracha a casa.
—Sí, sí. —Nos prepara una bebida y vuelve al sofá para darme la mía.
Después de unos sorbos, la mierda con mi padre se desvanece.
En mi segundo trago, Easton se desvanece.
Y en mi tercero, el mundo se desvanece.
26

Oscuridad.
Todo lo que veo es oscuridad, y me siento completamente solo.
Lo que solía ser mi santuario ahora es un lugar del que me alejo.
La oscuridad es un refugio seguro si Rose está conmigo. Pero si no lo está,
bueno, este lugar es un agujero negro que te succiona y te escupe en una dimensión
diferente.
Ahora estoy en esa dimensión. ¿A esto se le llama desamor? No estoy muy
seguro. Todo lo que sé es que cada vez que Rose se aleja de mí, siento que toma
un pedacito de mí cada vez que se va.
Nadie me hablará.
Jackson, ni siquiera quiero hablar con ese idiota. Creo francamente que lo
que hizo fue sucio y que se joda lo que digan los demás.
Rose no me habla, pero no es como si lo hubiera intentado desde que se
alejó de mí con mi alma colgando de su bolsillo trasero.
Mi alma me saludó como si estuviera contenta de estar libre de mi
monstruoso yo.
A estas alturas soy un tonto triste, y en serio lo odio.
Cuando todos me dejaron solo, regresé a mi casa y desde entonces he estado
fumando cigarrillo tras cigarrillo, tazón tras tazón y bebiendo cerveza tras cerveza.
Aun así nunca llegué a la licorería.
Con ojos pesados, miro por la ventana como un mirón y espero a que Rose
se vaya. No es que quiera ser un acosador, solo quiero asegurarme de que llegue a
salvo a casa.
Sí, esa definitivamente es la razón.
Dios, soy un perdedor.
Estuve escuchándolas hacer ruido desde la casa de Cara todo el día. Se ríen,
gritan, actúan como si su vida no fuera un espectáculo de mierda.
Qué broma.
Cuando llega la noche, veo a Rose salir a trompicones de la casa de Cara y
dirigirse a su auto. Mierda, está borracha.
Me pongo de pie, pero cuando tropiezo en el aire, me doy cuenta de que no
estoy mejor que ella.
La miro con ojos pesados a medida que se sube a su auto y conduce a casa
tan lento como una babosa. Bien. Es malo que esté conduciendo, pero bueno que
no sea imprudente al respecto.
Me subo a mi propia camioneta y la sigo desde una distancia lo
suficientemente grande como para saber que no se dará cuenta de que la estoy
siguiendo. Aunque, si está tan intoxicada, estoy seguro de que podría detenerla y
fingir ser policía, y ella no se daría cuenta.
Lo que parece un año después, se detiene en la entrada de su casa y se
estaciona en medio del césped. Tropezando, se dirige a la puerta principal, solo
para que su madre la abra y la mire con severidad. Cuando la puerta se cierra,
puedo escucharlas gritarse unos minutos hasta que una puerta se cierra de golpe.
Luego silencio.
La luz de Rose se enciende, y tomo eso como mi señal para ir a hablar con
ella.
Subo en silencio al árbol junto a su ventana, y después de algunos intentos
tropezando, finalmente lo hago y la abro. Cuando subo, caigo de cara sobre su
suelo.
—Mierda —gimo.
—¿Qué… qué carajo? —dice arrastrando las palabras. Estoy agradecido de
que esté un poco ebria. Bueno, más que un poco, porque estoy seguro de que su
madre habría entrado corriendo si Rose hubiera empezado a gritar.
—Ah. ¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Me frunce el ceño.
Poniéndome de pie, tengo que esperar hasta que dos de ella se conviertan
en una y entonces decir:
—He venido a arreglar esto.
—Arreglar esto… —Se calla como si tuviera que recordar lo que pasó antes
y por qué se supone que debería estar enojada conmigo. Puedo decir el momento
que recuerda porque aprieta los puños—. No tengo nada que decirte. —Me da la
espalda y comienza a juguetear con su teléfono.
—Por favor. Solo… lo siento. —No sé qué hará que ella me hable. Que me
perdone. Me siento demasiado borracho para estar lidiando con estas emociones
fuertes. Mierda, tal vez debí haberme quedado en casa e intentar mañana esta
mierda.
—¿Ya hablaste con Jackson?
—¿Qué? No. ¿Por qué debería hacerlo? —Maldita sea. ¿Ves? Muy ebrio.
Jodidamente borracho.
Pone los ojos en blanco y se aleja de mí.
—Easton, vete a casa. Hoy no estoy de humor para pelear más.
—Está bien, está bien. —Me acerco a ella y le doy la vuelta para que me
mire a la cara. Agarro su nuca y le doy un apretón pequeño. Cuando levanta la
cabeza y me mira con ojos tristes, juro que mi corazón deja de latir—. Mírame.
—No quiero —gruñe y mira hacia otro lado.
—Rose, mírame —le ordeno.
Me mira, y la capturo con la mirada. Nuestra mirada. Se derrite en mi mano,
y eso se filtra en cada fibra de mi ser.
—Rose, te amo.
—Easton, también te amo, pero…
—No. Sin peros. No quiero pelear contigo. Tienes razón, lo que dijiste
antes. No sé una mierda sobre el amor. Ni siquiera creo haber dicho la palabra
desde que era un niño. Entonces entras en mi vida, y es todo en lo que puedo
pensar. Haces que la incertidumbre se desvanezca, y todo se aclara. Soy un
bastardo y un imbécil, y al final del día probablemente ni siquiera te merezco. Pero,
soy tan jodidamente afortunado de tenerte. Y me niego a dejarte ir por mi
comportamiento idiota. ¿Quieres que hable con Jackson? Bien. Simplemente. No.
Me. Dejes. Eres el sol, la tierra, la oscuridad y la luz en mi vida. Lo quiero todo,
pero solo lo quiero contigo. Y si quieres que me vaya, entonces devuélveme a la
oscuridad donde pertenezco y déjame allí para que me pudra.
Siento calor en la cara, y me tiemblan las manos porque estoy más
preocupado de lo que quiero dejar entrever. Me iré al momento en que me diga
que la deje para siempre. No podré estar en el mismo pueblo donde sé por donde
camina este humano absolutamente perfecto. Mierda, apenas podría estar en el
mismo planeta si supiera que ella está en algún lugar, viviendo, respirando, todo
lo que no soy.
—¿Cómo se supone que voy a perdonarte después de todo lo que has hecho?
¿Así es cómo crees que merezco ser tratada? —susurra.
Mi corazón se aprieta ante la idea de que alguien la trate como yo lo he
hecho. Mis puños se aprietan junto con ello. Si fuera otra persona, me suicidaría
por tratar a este humano perfecto como lo he hecho. No se lo merece. No me
merece.
—Tienes razón. Te mereces algo mucho mejor que yo. Pero Rose, lo siento
mucho. Esta mierda con Logan… nunca había estado tan bloqueado mentalmente.
No sé si alguna vez hubiera salido de esta oscuridad si esta mierda no hubiera
sucedido esta mañana. Por más horrible que sea, la idea de que te pase algo grave
me sacó de este agujero negro y me hizo darme cuenta de lo que es importante. Tú,
Rose, eres lo importante. A la mierda todo lo demás. A la mierda todos los demás.
Siento que todo lo que está delante de ti ni siquiera importa. Mi vida antes de ti ni
siquiera importa, porque todo es borroso. Lo único que está claro es cuando
llegaste a mi vida.
La miro a los ojos y veo tantas emociones arremolinándose en sus ojos. Sin
embargo, el que más me llama la atención es la aprehensión.
—Pero entiendo si todo lo que he hecho te ha llevado al límite. Maldición,
entiendo si me odias. Si lo haces, solo dilo, Rose, y me iré. No volveré a molestarte.
—La emoción se acumula en mis ojos y estoy tan conmocionado que ni siquiera
parpadeo.
Cuando sus dedos bailan a lo largo de mis pómulos, la miro con ojos tan
llenos de emoción que los suyos se llenan de lágrimas al instante.
—No irás a ninguna parte. Te quedarás aquí, en la tierra, en la luz, en la
oscuridad, conmigo. Si estás en la oscuridad, allí estaré para atravesarla contigo.
Si estás en la luz, allí estaré. Si estás enojado, resolvámoslo juntos. Simplemente
no te desquites con tus amigos que se desangrarían por ti solo para que no tengas
que derramar una gota. Easton, la gente te ama. Deja que te amen.
—Oh, mierda, gracias. —Suspiro y me subo encima de ella y la miro a los
ojos. Ya no hablamos más palabras, pero a medida que respira tan profundamente
con amor resplandeciendo en mis ojos, desearía poder decir todo lo que pasa por
mi cerebro.
Simplemente no puedo distinguir las palabras.
Nuestros cuerpos se calientan mientras nos miramos a los ojos fijamente. El
chisporroteo y el crepitar de la química siempre ha sido candente, pero en este
momento es abrasador. La deseo, y sé que ella me desea.
Nos desvisto a los dos en silencio sin romper el contacto visual. Nuestros
ojos permanecen unidos por un hilo invisible, pero irrompible. Cuando me deslizo
dentro de ella un momento después, observo cómo abre la boca maravillosamente
en un jadeo silencioso.
Mantengo un ritmo lento, sin romper el contacto visual y follándola tan
lentamente que sus piernas tiemblan de anticipación.
Pero no. Me doy cuenta de que lo que estoy haciendo no es follarla en
absoluto.
Sus ojos se abren del todo al mismo momento en que comprendo lo que está
pasando. Estamos haciendo el amor.
Sus paredes se aprietan con tanta fuerza por su clímax que una lágrima se
libera y cae por su rostro.
Me inclino sin romper el contacto visual, y lamo su lágrima deliciosa a
medida que llego a mi propio clímax, liberándome en el condón y dejando escapar
un gemido torturado.
Finalmente, rompo nuestro contacto visual y bajo de nuevo, esta vez
dándole el beso más devastador posible. Chupo, pellizco, muerdo y trago todos y
cada uno de los gemidos que se le escapa.
Deslizándome fuera de ella, me quito el condón y lo reemplazo por uno
nuevo. Entrando en ella una vez más, volvemos a la línea de salida y comenzamos
todo otra vez. Lentamente, deliciosamente y en silencio, le hago el amor toda la
noche, sin palabras pronunciadas salvo nuestros gemidos de placer. Aprendiendo
algo nuevo el uno del otro. Aprendiendo algo nuevo sobre nosotros mismos.
Contamos historias con nuestros ojos.
Nuestras esperanzas. Nuestros sueños. Nuestros deseos.
Eventualmente, nos quedamos dormidos en algún momento antes del
amanecer, aún conectados con cada centímetro de nuestros cuerpos.
—Rose, lo siento por… ¡Dios mío! —Me levanto de golpe para mirar a la
madre de Rose, cuya boca está prácticamente colgando en el suelo—. Yo, eh, te
dejaré vestirte. —Cierra la puerta, pero la oigo pararse al otro lado.
Sé que está intentando hacer agujeros a través de la puerta porque está
jodidamente enojada porque pasé la noche.
—¿Rose? —dice su madre en un tono apagado.
Rose gime, aún medio dormida y luego gruñe:
—¿Qué?
Su mamá se aclara la garganta desde el otro lado de la puerta y dice:
—Creo que ya es hora de que Easton se vaya a casa. Tenemos que hablar
de ayer.
—Ajá. —Su voz apagada suena sarcástica desde aquí, pero no creo que su
mamá haya escuchado el sarcasmo porque puedo escucharla alejarse—. Uh, mi
jodida cabeza. —Se entierra en mi costado como si quisiera hundirse dentro de mí.
—¿De qué está hablando? ¿De que bebiste? —Paso mi mano por su sedoso
cabello oscuro y observo cómo caen los mechones como una cascada oscura y
hermosa.
—Oh, Dios. Ni siquiera te lo dije. —Se pone de espaldas y me mira—.
Mamá se enteró lo de mi papá.
Mis ojos se abren del todo ante eso, y mi cuerpo se vuelve de piedra.
—¿Qué dijo? —No puedo evitar ser un poco distante. Si relaciona a mi
familia con la muerte de su padre, su madre nunca me dejará volver a ver a Rose.
Es inevitable.
—En realidad, no mucho. Ya tuvieron el funeral. —Se encoge de hombros
y se estira como un gato.
—¡Rose! —gruñe la mamá de Rose desde el otro lado de la puerta.
Parece que es hora de que me vaya.
—Vete. Ve a reconciliarte con Jackson, y te hablaré más tarde. —Se inclina
sobre mí y moldea su cuerpo contra el mío. Desnudo, cálido y suave.
—Mierda, Rose. Dame tu cuerpo en lugar de la bebida más suave o el verde
más pegajoso cualquier día y ganarás, el cien por ciento de las veces.
No puedo pensar en nada mejor que ella presionada contra mí así todo el
día. Todos los días.
Se ríe contra mi pecho y me mira con ojos radiantes.
—Vas a ser mi muerte.
Le doy una sonrisa de Cheshire y gruño:
—Cariño, la muerte es la salida más fácil.
Se muerde el labio, y todo lo que quiero hacer es deslizarme dentro de ella,
pero me empuja fuera de la cama antes de que tenga la oportunidad.
—Vete. Sal de aquí antes de que mi madre derribe la puerta.
—Ya voy. —Me pongo los pantalones y le doy un beso más—. Hablaré más
tarde contigo.
Optando por no salir por su ventana, abro la puerta del dormitorio y me
encuentro cara a cara con la madre de Rose.
—Buenos días, Brenda. —Le doy un guiño.
Su rostro no cambia de su mirada un poco desconcertada, un poco ofendida.
—Adiós, Easton.
Puede tener ese palo en el culo todo lo que quiera.
Tengo a mi chica de vuelta.

Llego a mi casa, apago la camioneta y me dirijo directamente a la puerta


principal de Jackson. Juro que será mejor que este hijo de puta esté aquí porque no
estoy de humor para perseguirlo.
Llamo a la puerta y escucho ruidos desde adentro, pero no hay respuesta.
Vuelvo a llamar.
Después de unos minutos, Jackson abre la puerta con un ojo mirándome
furioso y el otro completamente hinchado por nuestra pelea de ayer.
Ah, mierda.
Tengo un labio hinchado, y sí, se abre y arde cada vez que hago un
movimiento repentino, pero no estoy tan jodido como él.
—Hombre, maldición. Lo siento. —Me tapo la boca con la mano, un poco
sin palabras en cuanto a qué decir.
—¿Qué tal si te largas de mi puta propiedad? —Se rasca el estómago y
empieza a cerrar la puerta, pero estampo mi mano sobre la manija antes de que
tenga la oportunidad de cerrarme la puerta en la cara.
—Espera.
Me mira furioso.
—Easton, ¿qué quieres?
Aprieto los puños y digo:
—Siento lo de ayer. No debí haberte golpeado, y no debí haberme metido
en tus asuntos.
—No, no debiste hacerlo.
—Es solo que, la chica de Logan, ¿en serio? —escupo antes de tener la
oportunidad de detenerme.
La puerta se cierra de golpe en mi cara.
—E, vete a la mierda.
Golpeo la puerta.
—Espera, espera. Lo siento. Jackson, hombre escucha, sabes que todos
éramos un grupo muy unido. Sabes cómo se sentía Logan por Cara desde que eran
niños. Lamento si me está tomando un minuto adaptarme al hecho de que ustedes
son, ¿qué? ¿Una pareja? ¿Amigos de folladas? Sea lo que sea, me llevará un
minuto superarlo. Quiero decir, si tuviera que salir con alguien más en el mundo,
creo que Logan querría que fueras tú.
La puerta se abre con un crujido, y un Jackson aprensivo se asoma por la
esquina.
—Aunque, no estoy seguro de lo que ve en tu horrible cara. Él solo querría
que ambos fueran felices.
Se produce el silencio a medida que ambos nos miramos desde cada lado
de la puerta.
—Easton, cierra la puta boca, y entra aquí. —Abre la puerta y se aleja.
Camina directo al sofá con los videojuegos. Hago un desvío al refrigerador
y tomo una cerveza. Es tiempo de celebrar. He recuperado no a una, sino a dos de
las personas más importantes de mi vida.
Hoy es un maldito buen día.
Epílogo

—¿Ya estás lista? Vamos a llegar tarde —grito desde fuera del dormitorio
de Cara. He estado parada afuera de su baño durante unos veinte minutos,
esperando que saliera. Sigue diciéndome que no quiere ir.
Ha estado sospechosamente callada últimamente. Lo he estado pasando por
alto, lidiando con mi propia mierda y simplemente asumiendo que está lidiando
con la suya. Sin embargo, está llegando a un punto en el que voy a empezar a
interrogarla.
Han pasado dos meses desde que murió Logan. Un mes desde que todos
empezamos a llevarnos bien otra vez.
Desde entonces, ha sido algo así como… bien. Supongo.
Cara y Jackson no son nada. Pero tal vez lo sean. Se odian la mayoría de los
días. Y en los días de suerte, se toleran mutuamente. Es un juego de pelota
completamente diferente de cómo eran Logan y Cara.
Logan y Cara eran como el sol y las estrellas.
¿Jackson y Cara? Son como… Alaska y Australia. No los pongas juntos,
simplemente no lo hagas.
No lo sé. He intentado preguntarle a Cara tantas veces sobre su relación de
mierda, pero solo se encoge de hombros. Todos se encogen de hombros. Ni
siquiera intento preguntarle a Jackson, ya que apenas habla. A veces lo veo
hablando con Easton, y apenas con Cara. Probablemente solo me ha dicho un
puñado de palabras desde que murió Logan. No es que no nos llevemos bien,
porque sé que me respeta. Es solo… Jackson. No habla, más desde que murió
Logan.
Cara se burla cada vez que hablo de él y actúa como si fuera el peor humano
del mundo, pero sé que se acuesta con él. Al menos, lo hacía.
Easton fue a la escuela de manera más constante desde que volvimos a estar
juntos. No estoy segura si en realidad quería hacer algo de trabajo o si solo es un
imbécil posesivo y sentía que necesitaba estar encima de mí todo el día. No
importa; de todos modos, prefería estar cerca de él.
Todos nos graduamos hace unas semanas, y ha sido bastante surrealista
desde entonces. El tiempo pasa rápido, y aunque ninguno de nosotros en realidad
tiene un plan de juego, creo que tengo el resto de mi vida para descubrir qué quiero
hacer. No hay razón para elegir ahora y terminar lamentando esa decisión más
tarde.
—Está bien, antes de que nos vayamos… necesito decirte algo —dice a
medida que la puerta del baño se abre con un crujido, sacándome de mis
pensamientos.
Estoy mirando mi teléfono cuando dice esto, pero cuando levanto la vista,
mi teléfono se desliza entre mis dedos y me golpea el dedo gordo del pie.
—¡Mierda! ¿Qué… qué carajo? —Señalo el palo blanco en su mano,
confundida sobre lo que estoy viendo.
Me lo pone en la cara, y estoy demasiado asustada para quitárselo.
Demasiado asustada por lo que creo que es de verdad.
—¿Qué es eso? —Mi ceño se frunce. No, no, no. Esto es malo.
—Estoy embarazada —dice sin emociones. Si imaginas en tu cabeza cómo
se supone que sonará una futura madre cuando se da cuenta de que va a tener un
bebé, Cara está en todo lo contrario de ese espectro. Suena retraída y decepcionada.
—¿Qué? ¿De q-quién es? —pregunto, estupefacta.
Pone los ojos en blanco y me da una mirada dura.
—¿Quién crees? ¡Es de Jackson!
—¿Lo sabe? —Dios mío, se va a volver loco.
—No, no lo sabe. No le digas nada, ni a él ni a Easton. ¿Lo prometes? —
Agarra el palo blanco entre sus dos manos en posición de oración y todo lo que
puedo hacer es asentir.
—Pero vas a decirle a Jackson, ¿verdad? —susurro una vez que me oriento.
Se encoge de hombros.
—Quizás. Probablemente. No lo sé. —Se encoge de hombros nuevamente,
golpeando el palo contra su palma. Se ve estresada, y no quiero seguir
preguntándole cuando está claramente abrumada, pero tengo que hacerlo.
—¿Por qué?
—Porque no sé si voy a quedármelo. —Las lágrimas inundan sus ojos por
su declaración, y siento que mi corazón se rompe por sus lágrimas.
—¿P-por qué? —Siento que mis propias lágrimas comienzan a acumularse.
Amo a mi amiga, y nunca debería tener que pasar por todo lo que ha pasado en la
vida. Y ahora esto.
—Maldita sea, porque odio a Jackson. —Muestra sus dientes. Salvaje. Y
tan, tan, enojada.
Mis ojos se abren del todo, sorprendida por su ira.
—¿Qué pasó entre ustedes dos? No es como si ustedes siempre se hubieran
odiado —digo en un tono suave. Quiero calmarla, pero se ve mucho más allá de
ese punto.
Muestra los dientes mientras gruñe:
—En serio, es la peor persona que he conocido alguna vez. Pensé que era
un tipo bueno, pero no lo es. Todo lo que le importa es él mismo. ¡Uf, es un
bastardo! —Se da la vuelta y arroja la prueba de embarazo al baño—. Es por eso
que no quiero ir esta noche. No quiero ver a Jackson y, sinceramente, no estoy de
humor para hacer otra cosa que no sea deprimirme.
—Pero, Cara… esta noche es una gran noche para Easton. Sabes que
necesito estar allí. Y no me siento segura yendo sin ti. —Es posible que Easton sea
patrocinado por algunas empresas esta noche. Ha estado viajando más, trabajando
duro para una noche como esta. Hasta ahora sus viajes solo han sido por Minnesota
y Wisconsin, pero solo es el comienzo. Se supone que esta noche un par de
ejecutivos estarán allí y será un gran alboroto. Easton está muy animado, y le dije
que estaría allí para apoyarlo.
Cara deja escapar un gemido agravado.
—Bien. ¡Bien! Mierda, voy a ir. No dejes que Jackson se me acerque. Juro
que le daré un puñetazo en la garganta al momento en que me diga algún
comentario sabelotodo. ¿De acuerdo?
—Está bien. Te protegeré de Jackson.
Apaciguada, Cara vuelve al baño para terminar de arreglarse. Cuando sale
del baño con su bolso poco tiempo después, tomo eso como mi señal para irme.
No pierdo el tiempo. Cara está de un humor en el que podría arrepentirse en
cualquier momento. No puedo arriesgarme a abandonar a Easton en una noche
como esta.
Esta es la primera vez en mucho tiempo que voy a una pelea donde todo se
siente bien. Easton y yo finalmente estamos bien. Quiero decir, de hecho,
realmente, bien. Dejando a un lado las noticias impactantes de Cara, creo que esta
noche va a ser una buena noche.
—No puedo creer que estés embarazada —digo después de unos minutos.
Su mano baja inconscientemente a su vientre.
—Lo sé. Ni siquiera puedo imaginar cómo va a reaccionar Jackson.
—¿Dijiste que no sabes si quieres quedártelo? —pregunto suavemente.
Cara se encoge de hombros.
—No lo sé.
—¿Estás un poco emocionada? —Me detengo y estaciono, girándome hacia
ella y echándole un vistazo de verdad. Se ve nerviosa, pálida y un poco
temblorosa—. Ni siquiera sabía que pensabas que estabas embarazada.
—Bueno, tengo un retraso. Al principio, pensé que era porque había estado
muy estresada por Logan y todo eso. Pero a medida que pasaron los días y aún no
tenía mi período, supe que algo no estaba bien. La compré la otra noche, pero
estaba postergando tomarla. No sé, estaba sentada en mi mostrador y hoy la tomé
y bam, embarazada. Por supuesto, esto solo me pasaría a mí. —Gime—. No estoy
lista para un niño. Ni siquiera puedo cuidar de mí, ¿cómo se supone que voy a
cuidar de un bebé? ¿Y Jackson? No puedo verlo teniendo un hijo. Es un imbécil la
mitad del tiempo. Mierda, va a matarme. —Se frota las manos por la cara con
preocupación.
—No va a matarte. —Pongo los ojos en blanco.
—Eh, ¿estás segura? Maldita sea, me desprecia literalmente cuando pasa
junto a mí. Es como si fuera un mechón de pelo en su comida o algo así.
—Olvidémonos de él, pasemos una buena noche e intentemos divertirnos,
¿de acuerdo? Easton tiene una gran pelea esta noche. —Apago el auto y salgo, y
Cara hace lo mismo.
—¿Con quién es que está peleando? ¿No se supone que es un gran asunto o
algo así?
—Creo que, ¿alguien llamado Aziel? Easton solo siguió diciendo Los Siete,
lo que sea que eso significara. —Cara agarra mi antebrazo con tanta fuerza que me
estremezco—. Auch. ¿Qué demonios?
—¿Qué? Los Siete no son luchadores. —Sus ojos están muy abiertos.
—¿De acuerdo? Bueno, eso es lo que dijo. Tal vez me equivoqué. Pero,
¿por qué? ¿Quiénes son Los Siete?
—Los Siete son una pandilla de moteros en California. No les gustan las
MMA, así que no entiendo por qué Easton está peleando con uno de ellos.
—Tal vez es un Siete diferente.
—No lo es. Aziel es uno de ellos: ira. Siete de los hombres tienen cada uno
un nombre de pecado. Aziel es el más joven, pero aún es mayor que Easton, al
menos en sus veintes. —Me mira nerviosamente a medida que se muerde el labio.
—¿Cómo es que sabes de estas personas? Nunca he oído hablar de ellos en
mi vida.
—Una vez escuché a Logan hablando de ellos con Easton. Creo que están
en el negocio de las armas con Rich. Obviamente, no sé mucho al respecto, pero
por lo que he escuchado son personas bastante aterradoras.
—Bueno, ahora no estoy muy emocionada por esta noche. Esto no suena
nada bien. —Me froto las manos preocupada mientras nos acercamos a Jerry.
—Hola, señoritas. Esta noche tenemos una gran pelea. —Nos sonríe a
medida que abre la puerta.
—Ujum —murmuramos ambas y arrastramos los pies adentro.
—Oye, no puede ser tan importante. ¿Easton no te ha dicho nada al
respecto?
—No, ni una palabra —digo mientras caminamos por el pasillo oscuro hacia
el área principal. Las luces parpadean debajo de la puerta, dando un vistazo a la
anarquía del otro lado.
—Entonces, no puede ser tan importante. Al menos, no debe estar
demasiado preocupado por eso. Eso, o no quiere preocuparte. Estoy jodidamente
segura de que estará bien. ¿Alguna vez has sabido que él no está bien? ¿Lo digo
en serio? —Levanta las cejas cuando llega a la puerta. Su mano se asienta en el
mango, pero aún tiene que abrirla.
Escucho los gritos y el caos al otro lado de la puerta. Hace dos minutos,
pensé que esta noche sería un viaje tranquilo. Otra noche de Easton en el ring con
alguien a quien podría dominar fácilmente sin problema. ¿Ahora se enfrenta a una
pandilla de moteros? ¿Algún psicópata potencial? Mi estómago se siente como al
otro lado de esta puerta: en completo caos.
Sin embargo, ¿de verdad tengo opción?
—Vamos —digo.
—¿En serio? No pareces muy segura.
—No tengo otra opción. Easton cuenta conmigo para estar en el costado del
ring cuando termine. No puedo simplemente escapar porque tengo miedo de que
le pase algo. ¿Qué tipo de novia sería? —Subo mi bolso sobre mi hombro, lista
para abrirme camino hacia el frente, como de costumbre.
Ella se ríe.
—Honestamente, serías una novia bastante mala. —Eso es todo lo que dice.
Reiterando que esto es lo que necesito hacer, o de lo contrario probablemente
nunca escucharía el final—. Recuerda, cualquier vista de Jackson, y será mejor que
me ayudes a salir de allí.
Mierda. Cara está embarazada. Lo olvidé por completo por un segundo.
—Cierto. Jackson, malo. Aziel, malo. Creo que lo tengo. Vamos. —Las alas
de los pájaros enormes en mi estómago se agitan, y tengo que presionar una mano
para calmar los aleteos—. ¡Necesito una bebida! —le grito al oído de Cara. Ella
pone los ojos en blanco y agarra mi muñeca, llevándome hacia la barra y
ordenándonos bebidas. Yo, mi limonada de vodka habitual. Ella, por una vez, agua.
Aún tengo que conseguirme una identificación falsa.
Se tarda más de lo habitual en llegar al frente. Cara es mucho más consciente
de su estómago, y no se abre paso a empujones como suele hacer. No es educada,
en sí, pero definitivamente no es tan agresiva como suele ser.
Una vez que llegamos al frente, subimos los dos escalones hasta la sección
VIP en miniatura y nos sentamos en nuestras sillas habituales.
—Maldita sea, esto apesta. Pronto voy a tener que dejar de venir aquí. —
Frunce el ceño a medida que contempla su estómago—. Maldito estúpido Jackson.
—Eso es probablemente inteligente. Aunque, estaré contigo. Nunca podría
venir aquí sola. —Me estremezco ante el pensamiento.
Nunca volveré a caminar sola fuera de este edificio. Jamás.
Miro a mi alrededor y veo a la multitud más grande que nunca esta noche.
Lo que me sorprende es la cantidad de gente aquí con chalecos de cuero. ¿Cómo
los llaman, solo chalecos?
¿Todas estas personas viajaron desde California para ver pelear a uno de
sus hermanos moteros? ¿Qué clase de mierda es esta?
Cuando las luces se atenúan, Erickson sube al cuadrilátero:
—Bueno, qué noche tan jodidamente fantástica, ¿verdad, amigos?
Los gritos y las palabrotas resuenan en la habitación con tanta fuerza que
no puedes evitar emocionarte.
Mi sangre se calienta y chisporrotea por mis venas con anticipación, pero
también con preocupación. Me encanta ver pelear a Easton. Me encanta ver como
su cuerpo se mueve y domina a todos a su paso. Aunque, estoy nerviosa por esta
noche.
—Tenemos una noche bastante interesante por delante. ¡Primero,
permítanme presentarles a todos a nuestro veterano, nuestro único Easton la
“Parca” Malone! —Como de costumbre, los gritos de las chicas superan a todos
los demás cuando las sombras aparecen desde el pasillo trasero. Easton, Jackson y
Duke marchan como si ya hubieran ganado.
Sin miedo, sin preocupaciones, sin aprensión. Pero, ese es Easton. No
necesita preocuparse en lo más mínimo.
Es la Parca.
Cuando algunos hombres con traje salen detrás de ellos, ya puedo decir que
esos son sus patrocinadores potenciales viniendo esta noche a ver su pelea.
Mierda. Qué intimidante.
—Muy bien, muy bien. Del otro lado del ring, tenemos a alguien especial
esta noche. Alguien que no está familiarizado con la MMA, pero tenemos algunos
amigos en la ciudad de California, y cuando recibí una llamada esta semana
buscando algo de entretenimiento para esta noche, tuve la idea perfecta. ¡Desde
California, por favor, denle la bienvenida a Aziel el “Siete” Hughes! —grita a
través del micrófono, y mi mandíbula casi se cae al suelo por todos los gritos y la
emoción proviniendo de casi todas las personas. Mirando a Cara, ella tiene la
misma expresión de asombro en su rostro.
—Puta mierda —susurra.
Asiento, pero no digo nada. Mis ojos están enfocados en la parte de atrás,
pero me sorprendo por segunda vez cuando alguien de la multitud se levanta sobre
el ring y salta. Es un hombre. Un hombre grande y alto con el cabello recogido en
una coleta y una barba cubriéndole la cara. Lleva pantalones cortos, pero se quita
la camiseta por la cabeza y la arroja a la multitud. Las chicas se vuelven locas
mientras la agarran.
El hombre frente a nosotros está de pie con tatuajes en todo el pecho y los
brazos. Tatuajes grandes, negros y arremolinados en su cuerpo corpulento.
Este tipo es demasiado grande para Easton. De hecho, ¿qué edad tiene este
tipo? No puede luchar contra Easton. ¿Qué carajo?
Me pongo de pie, lista para ir y gritarles a Jackson y Duke cuando Cara me
jala de la camisa.
—Detente. Cualquier cosa que estés a punto de hacer, solo detente. Saben
lo que están haciendo.
—Pero… —Me preparo para discutir.
—No. Solo detente. —Suena tan segura, pero su mirada incierta a este
hombre enorme frente a mí es inquietante.
Echando un vistazo a Easton, no parece en lo más mínimo preocupado. En
realidad, se ve relajado mientras mira a Aziel y asiente en su dirección.
¿Qué carajo? ¿Son amigos?
—¡Prepárense, porque esta noche va a ser una gran pelea! —Da un puñetazo
en el aire con el micrófono en la mano y salta fuera del ring.
Las luces se atenúan aún más, y luego los focos se elevan sobre el ring.
Solo son ellos dos, y de repente, la multitud se queda en silencio.
Todo lo que puedes escuchar es el ruido de sus pies alrededor del ring a
medida que se acechan entre sí. Comienza lento, con cada uno de ellos percibiendo
los movimientos del otro. Probando las aguas.
Aziel golpea primero, pero Easton es rápido. Se aparta del camino
rápidamente y se ríe, sacudiendo la cabeza. Aziel le sonríe cuando lo intenta de
nuevo, pero nuevamente, Easton lo esquiva.
Mis ojos arden por no parpadear. ¿Cómo puedo? Estoy tan confundida sobre
lo que está pasando. Siento que esto es un maldito sueño o algo así.
Aziel intensifica su juego, girando a la izquierda, luego a la derecha. Dos
golpes rápidos y el segundo aterriza justo en la mandíbula de Easton. Easton niega
con la cabeza para despejar la niebla, se endereza, escupe un puñado de sangre en
el suelo y pone su cara de juego.
Está bien, ahí está mi chico.
Aziel inclina la cabeza hacia atrás y suelta una carcajada mientras retrocede
un poco. Sabe que hizo enojar a Easton. Easton niega con la cabeza, con un poco
de alegría aun brillando en sus ojos, pero odia que lo golpeen. Pueden ser amigos,
pero está claro en este punto que la motivación de Easton es derrotar a Aziel.
Las cosas se aceleran y Easton avanza, lanzando un gancho justo en el ojo
de Aziel. Esto hace que Aziel tome medidas enérgicas, y ambos comienzan a
golpear de verdad, atacándose uno al otro una y otra vez. Cada uno de ellos intenta
apartarse del camino y, a veces, lo hacen, pero sobre todo, simplemente se golpean
entre sí como si no hubiera un mañana.
Cuando la sangre comienza a derramarse en el suelo entre ellos, me pongo
de pie.
Nunca he visto una pelea tan sangrienta. Nunca he visto una prolongarse
tanto tiempo. Y, por último, nunca he visto a alguien pelear tanto o tan duro, y
seguir de pie.
Sin embargo, ambos lo hacen.
Después de lo que parece un milenio, Aziel conecta un gancho fuerte a
Easton, y cuando la cabeza de Easton vuela hacia atrás, se escuchan gritos
ahogados en todo el Pit. Easton tropieza hacia el borde del ring. Puedo ver su
espalda reluciente desde aquí, tan cerca que podría estirar una mano y tocarlo.
Pero, no puedo hacer eso. Nunca podría interrumpir su enfoque. Su estado de
ánimo.
Una vez que recupera su estabilidad, se levanta y carga hacia Aziel, dándole
un puñetazo fuerte en el estómago. Aziel se inclina de dolor, y Easton lo agarra
con una llave de cabeza y comienza a golpearlo una, dos, tres veces, y en la cuarta
patea las piernas de Aziel y cae como un ladrillo.
Aziel, claro está.
Easton, por otro lado, se para allí con la cabeza gacha y mira a Aziel. Su
cabello se balancea frente a su frente, ocultando sus ojos. Sus brazos se balancean
a los costados mientras su adrenalina recorre su cuerpo.
Desde algún lugar en la distancia, Erickson ruge a través del micrófono:
—¡Y la Parca gana, otra vez!
Las luces se atenúan, pero se centran en Easton.
Cuando su mirada vuela hacia arriba, es como la primera vez que lo vi. Sus
ojos conectan con los míos en un trance tan pesado que nunca podría apartar la
mirada. Me atrapa, y me sostiene atrapada, una y otra vez.
Cada. Vez.
El sudor gotea de las puntas de su cabello, y su cuerpo brilla con la luz
blanca iluminando sobre él. Me da una sonrisa, y la sangre cubriendo sus dientes
debería ser atroz. No lo es. Es amenazante, salvaje y, de alguna manera,
jodidamente caliente.
Cuando levanta la cabeza, veo que la sangre le cae por la barbilla y le cruza
el pecho, y la sangre le salpica la cara como si fuera polvo.
Mi cuerpo se calienta como un infierno.
Podría haberlo dicho antes, pero lo diré de nuevo.
Si alguna vez hubo un momento en el que se vio como una Parca, es ahora.
Es la Parca.
Letal. Destructivo. Mío.

—¿Ya podemos irnos? —Cara se inclina y me susurra al oído.


Me trago un gemido y miro a Cara.
—Bien. Dame cinco minutos.
Hemos estado pasando un buen rato desde la pelea, o al menos, yo lo he
estado. Cara ha estado haciendo pucheros detrás de mí y empujándome para que
me vaya cada diez minutos. Después de que Easton, Jackson, Duke y Aziel
abandonaron antes el ring, todos se trasladaron al área del bar para pasar el rato.
Cuando Easton y Aziel salieron hablando entre ellos poco tiempo después, me
sorprendió y, sinceramente, me confundió un poco. Ambos se veían negros y
azules, pero Easton se veía un poco mejor.
Ambos se veían aterradores.
Fruncí el ceño cuando se me acercó por detrás para darme un apretón en la
cintura.
—Rose, este es Aziel. Aziel, esta es mi chica, Rose.
Estreché la manota de Aziel, consciente de las manos de Easton
envolviéndome posesivamente. Apostando su reclamo.
Aziel no dijo nada, solo me dio una sonrisa pequeña y asintió.
—¿Cómo se conocen? —No podía mantener la boca cerrada al respecto. Mi
curiosidad no conoce límites.
—Supongo que se podría decir que, es una especie de socio comercial.
Iba a continuar interrogándolos sobre su amistad cuando Jackson apareció
detrás de Aziel y Cara me agarró de la muñeca, arrastrándome hacia atrás antes de
que pudiera interrogarlos más.
Desde entonces, he estado lidiando con Cara inclinándose sobre mi hombro,
invitándome a irnos, y Easton arrastrándome hacia su regazo, haciéndome sentir
hormigueante con sus manos recorriendo todo mi cuerpo.
Me acerco a Easton donde está sentado en su silla designada. Ya me está
mirando, con una sonrisa pequeña jugando en las comisuras de sus labios. Sabe
que estoy excitada y frustrada, y todo lo que quiero hacer es salir de aquí con él.
Lo haría, pero tengo que lidiar con Cara. No puedo dejarla aquí, sobre todo ahora
que ella y Jackson están en tan malos términos.
—¿Lista para salir de aquí, nena? —Me agarra por la muñeca y me dejo
caer en su regazo cálido que huele a Easton. Rico, cálido y varonil.
—No puedo. Tengo que llevar a casa a Cara. —Le frunzo el ceño.
Él gime.
—¿No puede irse a casa con Jackson o algo así?
Resoplo.
—¿En serio? ¿No puedes decir que en este momento no están en buenos
términos? Se están evitando como si ambos tuvieran la peste. Mierda, Cara se ha
estado quejando por encima de mi hombro durante la última hora.
Mira por encima del hombro a Jackson, que tiene a una chica de cabello
oscuro con un chaleco de motociclista, inclinada sobre su hombro con el escote a
punto de derramarse.
—Jackson se ve bien para mí.
Le siseo.
—Eres estúpido, por supuesto que dirías eso.
—Oye, no soy el que tiene a la tipa al azar sobre mi hombro. —Levanta una
ceja en mi dirección.
—Lo sé. Y es por eso que te amo. Voy a llevar a Cara. ¿Te veo en tu casa
en una hora?
—No llegues tarde —gruñe en mi oído.
Me despego de su regazo con mucho esfuerzo, y camino hacia Cara.
—¿Lista para irnos?
Cuando la miro, veo sus ojos vidriosos con lágrimas frescas.
—¿Qué ocurre? ¿Qué sucedió?
Niega con la cabeza y parpadea hacia mí.
—Nada, vamos.
Desafortunadamente, la forma de salir de aquí pasa justo por delante de
Jackson, e instantáneamente sé la razón por la que Cara está triste. Este imbécil
probablemente va a conseguir algo esta noche, mientras que la chica que está
embarazada de su hijo se va a casa, sola y probablemente muerta de miedo.
—Maldita puta —arremete Cara cuando los pasamos, haciéndome jadear.
No esperaba que dijera nada. Y claramente, tampoco Jackson o la perra
motociclista.
—Disculpa, ¿qué acabas de decir? —le gruñe la perra motociclista a Cara.
Cara sigue caminando, sin decir nada con la barbilla en alto. Incluso con los
ojos llenos de lágrimas, sigue actuando como una ruda.
La perra motociclista da un paso fuera de los brazos de Jackson y se coloca
detrás de Cara, empujándola contra el suelo.
Jadeo de nuevo.
—¡Cara! —grito—. ¿Estás bien? —Intento ayudarla a levantarse, pero se
limita a sollozar en el suelo a medida que intenta levantarse—. ¿Cuál es tu jodido
problema? —le gruño a la perra motociclista. En serio. Perra. Motociclista.
—¡Me acaba de llamar puta! ¡Ni siquiera la conozco! —dice y agita su
mano hacia Cara.
—¡Está embarazada, imbécil! ¡Qué diablos crees que estás haciendo!
—¡Rose! —grita Cara.
—¿Qué carajo? —dice Easton de la nada.
Mis ojos se abren del todo al darme cuenta de lo que acabo de hacer. Mierda,
no era mi intención. En serio, de verdad, no era mi intención.
Cara se levanta rápidamente y mira a Jackson, quien la observa como si ni
siquiera la conociera.
—¿Estás embarazada? —dice en un susurro mortal.
Cara asiente, pálida como una sábana.
—¿Es mío? —Frunce el labio superior, como si la idea de tener un hijo le
supiera mal.
Cara asiente nuevamente, sin decir una palabra.
El gatillo de Jackson se dispara, da un paso atrás y levanta una silla detrás
de él, arrojándola hacia la barra. Vasos y botellas de licor se hacen añicos al caer
al suelo. La gente grita y trata de quitarse del camino.
—¡Jackson, qué carajo! —ruge Easton.
—Cara, ¿qué carajo? —retumba Jackson, siendo lo más fuerte que jamás lo
he escuchado. Se aleja hacia la salida sin decir una palabra más.
—¡Jackson! —llora Cara, agarrando su bolso del suelo y corriendo tras él.
—¡Cara, vete a la mierda! ¡Déjame jodidamente en paz! —ruge, cerrando
la puerta trasera bruscamente.
Cara llora histéricamente a medida que corre tras él, abriendo la puerta
trasera y persiguiéndolo.
Todo lo que puedo hacer es mirar con tristeza.
Esto no es bueno. No es nada bueno.
Miro a Easton, y él me mira con el ceño fruncido.
—¿Cara está embarazada? ¿Por qué no me lo dijiste?
—Me acabo de enterar literalmente antes de venir aquí. —Sigo mirando la
puerta, con la esperanza de que Cara vuelva a entrar a la seguridad.
Sigue mi dirección hacia la puerta trasera.
—Será mejor que vayas tras ella. Asegúrate de que llegue a casa sana y
salva. Haré que Jerry te acompañe a tu auto.
—¿No puedes venir conmigo? —Me agarro a su antebrazo. Todo lo que
quiero hacer es volver a su casa y olvidar todo el drama. Solo por esta noche.
Agita su mano ante el desastre que hizo Jackson.
—Voy a ayudar a limpiar. Probablemente tardaré un rato.
Frunzo el ceño, pero asiento.
—Entonces, ¿te veré más tarde?
Sonríe mientras se inclina, dándome un beso que podría despertar a los
muertos.
—Estaré en mi casa en unas horas.
—Te amo —murmuro.
—Rose, también te amo —dice, en voz alta.
Me sonrojo y me alejo. Nunca superaré esas palabras. Se siente como la
primera vez, cada vez.
El mundo puede girar y girar hasta que no podamos ver bien. El drama
puede ser un hilo interminable que debemos desentrañar. Si he aprendido algo
durante el último año, es que la vida es una maldita montaña rusa de demonios,
agujeros negros y mierdas.
Encuentra ese centro.
Encuentra esa cosa que te mantiene atada a la superficie.
¿Mi cosa? ¿Mi centro?
Easton. Mi Parca.
Encuentra tu Parca.
Yo encontré la mía.
Próximo libro
Cuando vi esas dos líneas en la prueba, pensé
que mi vida había terminado.
Embarazada.
No por cualquiera, sino por el hombre que
detesto.
Jackson. El Mudo.
Amaba al bebé más que a mi próximo aliento, pero no podía quedármelo.
Mi vida siempre ha sido un torbellino cruel de dificultades, y no tenía nada que
ofrecer.
Entonces, ocurre el desastre y llega la claridad.
Quiero este bebé.
Sólo que podría ser demasiado tarde.

Mi vida dio un giro en su eje cuando embaracé a una chica.


No cualquier chica, sino la chica de mi mejor amigo.
El mejor amigo que se desangró frente a mí y susurró su amor por ella con su
último aliento.
No lo quería. No quería nada de esto.
Hasta que lo hice.
Mi vida no ha sido fácil. Siempre ha sido una lucha por sobrevivir.
Pero lucharé hasta mi último aliento si eso significa conseguir lo que quiero.
Simplemente no estoy seguro si eso es suficiente.
The Grove #1
Sobre la autora

A.R. Breck reside en Minnesota junto a su marido, dos hijos y dos perros.
Disfruta de leer, escribir y compartir sus historias con el resto del mundo. Cuando
no está trabajando, a A.R. Breck le encanta mirar películas de terror, hacer viajes
por carretera alrededor del país y leer novelas sobre romances prohibidos.
Síguela:
Instagram: @ar.breck
Facebook: @ar.breck
Goodreads: @ar.breck
Email: ar.breck@yahoo.com.
Créditos
FloorCita y LizC

LizC

FloorCita

Bruja_Luna_

También podría gustarte