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El documento describe el contexto filosófico y cultural en el que vivió Descartes. En la época barroca, la imprenta permitió que las ideas se difundieran más allá de la iglesia. La Guerra de los Treinta Años desvió la atención hacia temas no religiosos como la ciencia. La condena de Galileo influyó en Descartes a publicar sus obras de forma anónima. Filosóficamente, el hombre reemplazó a Dios como centro de atención y la razón ganó importancia frente a la escolástica. El racionalismo de
El documento describe el contexto filosófico y cultural en el que vivió Descartes. En la época barroca, la imprenta permitió que las ideas se difundieran más allá de la iglesia. La Guerra de los Treinta Años desvió la atención hacia temas no religiosos como la ciencia. La condena de Galileo influyó en Descartes a publicar sus obras de forma anónima. Filosóficamente, el hombre reemplazó a Dios como centro de atención y la razón ganó importancia frente a la escolástica. El racionalismo de
El documento describe el contexto filosófico y cultural en el que vivió Descartes. En la época barroca, la imprenta permitió que las ideas se difundieran más allá de la iglesia. La Guerra de los Treinta Años desvió la atención hacia temas no religiosos como la ciencia. La condena de Galileo influyó en Descartes a publicar sus obras de forma anónima. Filosóficamente, el hombre reemplazó a Dios como centro de atención y la razón ganó importancia frente a la escolástica. El racionalismo de
Contexto Cultural Desde el punto de vista cultural su tiempo histórico es el Barroco, época con un tono general pesimista debido a la confrontación teológica entre católicos y protestantes que Descartes participó. Otro rasgo cultural interesante de esta época es la invención y desarrollo de la imprenta, que permite que el ámbito de la cultura salga de los círculos eclesiásticos haciéndose accesible a personas ajenas a la religión. De ahí también que el latín comience a no ser la lengua culta en exclusiva y se publiquen muchos libros en las lenguas nacionales. Bertrand Russell trata en su Historia de la Filosofía occidental que el cansancio intelectual que la Guerra de los Treinta Años tuvo el efecto de desviar la atención de las mentes más brillantes (entre ellas la de Descartes) hacia temas no religiosos, especialmente la ciencia y las matemáticas. Un hecho tuvo singular importancia en la vida intelectual de Descartes: su conocimiento de la condena de Galileo por el tribunal de la inquisición en Roma. Descartes tuvo miedo de que algunas de sus ideas pudiesen ser objeto de un juicio parecido y, por ello, decidió no publicar su Tratado del mundo y publicar varias obras de forma anónima. Sólo unos años más tarde, en 1637, publicó una parte de su obra científica, Dióptrica, Meteoros y Geometría, precedida, como introducción metodológica, por el Discurso del Método. Todas estas “precauciones” le sirvieron de poco, ya que en 1643 el Consejo de la Universidad de Utrecht condena a Descartes por ateísmo y tras su muerte serán condenadas algunas de sus principales obras por la Iglesia. Contexto filosófico Desde el punto de vista filosófico, podemos decir que ya hacía algún tiempo que Dios había dejado de ser el centro de la preocupación filosófica convirtiéndose el hombre en el objeto principal de la filosofía dando lugar al antropocentrismo. La escolástica medieval basada en el realismo aristotélico entra en crisis principalmente por causa del Nominalismo de Ockham que supone la ruptura entre fe y razón. Este es el terreno en el que Descartes es considerado el fundador y principal representante de la corriente racionalista. La pérdida de autoridad de Aristóteles y de la Biblia, y la situación de crisis llevaron a la filosofía a centrar su interés en el conocimiento. El problema del método pasa al primer plano, ya que investiga sobre los conocimientos verdaderos. Se proponen soluciones que dieron lugar a tres líneas de pensamientos: el racionalismo (Descartes), el empirismo y el escepticismo. Esta corriente racionalista toma como referencia la ciencia moderna (Galileo, Bacon, Kepler) y como modelo el método matemático. Además, como el propio nombre indica, conceden a la razón, el conocimiento teórico, una importancia radical, aceptando el innatismo de los principios esenciales del conocimiento y despreciando el conocimiento sensorial como fuente fiable. Leibniz, Spinoza y, por supuesto el propio Descartes son los principales representantes del Racionalismo. Históricamente, el Racionalismo encuentra su oposición en el Empirismo británico de Locke y Hume, que representan la oposición radical fomentando la información sensorial, la fuente y el límite del conocimiento humano. También se desarrollaron otras ciencias como la física y la astronomía habían estado dominadas por Aristóteles y Ptolomeo. Copérnico, Kepler y Galileo gestaron una revolución científica que provocó la caída del modelo geocéntrico y la consolidación del heliocentrismo. Todos los avances, tanto científicos como geográficos, fueron posibles gracias a la matematización de las ciencias. Así con lo matemático como modelo y frente al escepticismo, Descartes afronta un proyecto metodológico que le permita superar la crisis, ya que solo las matemáticas proponían demostraciones indudables. El escepticismo sostuvo la imposibilidad de encontrar nuevos referentes sólidos para alcanzar la verdad. Montaigne, fue el representante en Francia, del que Descartes copia expresiones literales y las añade en la “Segunda Parte” del Discurso del método. La estrategia cartesiana empezará por vencer el escepticismo con sus propias armas, transformando la duda escéptica en metódica. El modelo de Francis Bacon pretende conseguir una inducción para establecer una afirmación universal. Al científico le interesa conocer y expresar en leyes las propiedades físicas de los cuerpos. El método para hallar dichas leyes es la realización de tablas en las que se anota la presencia, ausencia y el grado de frecuencia de un fenómeno. El método resolutivo-compositivo de Galileo permite expresar los fenómenos en lenguaje matemático. Galileo defiende que la naturaleza está “escrita” en lenguaje matemático, por lo que su conocimiento sólo será posible descifrando sus relaciones y expresándolas en fórmulas. Para ello propone tres pasos: resolución, composición y resolución experimental. El mundo físico de Descartes también será un mundo matematizado. Asimismo, resolución y composición estarán presentes en el análisis y la síntesis en el Discurso del Método.