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Ley de la atracción

Otra pseudociencia:

Los pensamientos conscientes o inconscientes son emanaciones de energía que tienen influencia
en la vida de las personas, ya que son unidades energéticas que retornaran a la persona de forma
similar a la intención con que fueron emitidas. Eso nos dice este principio, que no tiene un
respaldo científico, pero, aun así, ha sido tomado como referente por múltiples escritores y
autores de diferentes temáticas, disciplinas, culturas y épocas. Este atributo se describe como una
ley de vibración universal, es decir, que se encuentra presente en todo y en todos, en cualquier
momento y lugar.

Para llegar a las raíces de esta supuesta ley, debemos remontarnos a una larga historia y
diferentes culturas dado que muchos autores han creído que en textos antiguos se ha forjado la
idea de la “ley de atracción”.

La teosofía es una de las principales corrientes doctrinales que apoya a la “ley de atracción”, la
teosofía nos dice que es posible alcanzar el conocimiento de “Dios” sin necesidad de pasar por la
revelación divina. Pero siguiendo los pilares de la teosofía y su visión de lo divino y místico
encontramos que es el hinduismo el que inspira a esta doctrina y es el que prevalece en la línea
más directa con el pasado y que a través de su visión cosmológica y sagrada están sus creencias
que incluyen los cuatro Purushartha, que son, según los hinduistas, los objetivos reales de la vida
humana: Dharma (ética y obligaciones), Artha (prosperidad y trabajo), Kama (deseos y pasiones) y
Moksha (liberación, libertad y salvación). A su vez encontraremos otros términos como creencias
centrales de la doctrina hinduista, y estos son: Karma (acción, intento y consecuencias), Samsara
(ciclo de renacimiento) y varios Yoga (caminos y prácticas para lograr Moksha). Con esto se
entiende de inmediato que la influencia del pensamiento sobre el ser humano depende
fuertemente de su condición mental y espiritual, haciendo que tome sentido la presencia del
hinduismo en la “ley de atracción”.

Pero el hinduismo es solo uno de los referentes, ya que también tenemos la oportunidad de
encontrar influencias puntuales del judaísmo a través del poder que tienen las actitudes, es decir,
como una actitud pesimista puede dar como consecuencia desdichas y una actitud optimista
puede atraer prosperidad. Esto podemos observarlo en la literatura de la Torá, más
específicamente en los Salmos, por ejemplo: “¡Aquel que confía en Dios, se verá rodeado de
bondad!”, “¡Afortunado es el hombre que confía en Dios!”. Y seguiremos encontrando bajo el
mismo principio judío ejemplos similares en el nuevo testamento de la biblia llegando hasta el
cristianismo y el catolicismo.

Como podemos observar la ley de atracción tiene mayor cercanía al hinduismo, ya que en este
encontramos mayor coincidencia en el hecho propio de que es el hombre el centro de todo lo que
atrae y forja su propia realidad, mientras que en el judaísmo vemos que es “Dios” el que provee al
hombre por medio de su fe, dando como resultado que un hombre con mucha fe tendrá mejor
vida que el carente de fe.
Algo más contemporáneo:

Ahora llegando a una idea contemporánea de lo que es la ley de atracción tomamos al autor
James Allen que en el año 1902 publico su libro “As a man thinketh” o “Como un hombre piensa”
en donde compara la mente del hombre con un jardín, en donde si cultivamos y cuidamos
correctamente nuestros pensamientos obtendremos una vida plena y feliz, y el más grande logro
será el control sobre el espíritu.

Charles F. Haanel escribe en 1912 “The Master Key System” o “El sistema de la llave maestra” en
donde nos da 24 lecciones para prender a usar el poder de la mente, el control sobre el cuerpo y la
salud, técnicas de mejoramiento de la memoria, destruir las limitaciones (como son la depresión,
la melancolía y el miedo). Todo esto para llevar al hombre a un encuentro con su herencia divina,
la verdad y la abundancia.

Resultado de todo esto.

Los seguidores de este tipo de doctrina tienen una fuerte fe en lo bondadoso que puede ser el
universo con ellos y en todo lo que les rodea, sin que exista excepción alguna.

Para muchos detractores esta es una visión que tiene muchas subjetividades ya que no existen
pruebas absolutas de que esta supuesta ley realmente sea infalible, es decir, las pruebas
anecdóticas que dan estos seguidores están predispuestas a autoengaño, omitiendo de antemano
cualquier resultado opuesto al que tenía presente en su pensamiento. Así mismo el mundo
científico cuestiona que dos ideas deseadas con la misma fuerza, pero en orden opuesto se
puedan hacer realidad. O cuando un fenómeno natural catastrófico ocurre, aunque uno o más
individuos se concentren en evitarlo.

El reciclaje de la idea de un hombre lleno de gracia divina y felicidad absoluta se convirtió en uno
de los tantos ganchos mercantiles que utilizan unos pocos para llegar realmente a una vida plena y
llena de satisfacciones en mayor parte materiales o para llenar sus egos con poder sobre otros
seres humanos. En cierta medida la ley de atracción se convierte en un placebo amalgamado para
personas con fuertes vacíos emocionales, espirituales y en muchas ocasiones hasta vacíos
intelectuales.

En alguna parte del camino de la humanidad se desvió la visión altruista del hombre holístico.

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