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1.

El cambio de régimen
La victoria electoral de los republicanos en las ciudades trajo consigo la caída de la
monarquía. El conde de Romanones, ministro de Estado, convencido de que las
elecciones municipales habían sido una manifestación nacional contra la monarquía,
recomendó al rey abandonar España y negoció con el comité revolucionario el traspaso
del Gobierno.
1.1. El Gobierno provisional y sus tareas
En plena euforia popular, un Gobierno provisional, que fue presidido por el conservador
Niceto Alcalá-Zamora, El primer problema serio para las nuevas autoridades se originó en
Barcelona, cuando el líder catalanista Francesc Macià proclamó la República Catalana
dentro de una federación de repúblicas ibéricas.
1.2. La reacción eclesiástica
Los obispos, cautelosos, recordaron a sus fieles el respeto que debía guardarse a los
nuevos gobernantes. mientras el nuncio del Vaticano en Madrid, buen conocedor de las
simpatías monárquicas del episcopado, animaba a la Iglesia española a colaborar con la
República.
No había cumplido el Gobierno provisional su primer mes de vida cuando, caldeados los
ánimos con una pastoral del arzobispo de Toledo, el Gobierno pidió al Vaticano el cese de
Segura como primado; fue expulsado de España un mes más tarde, lo que dio a los
católicos nuevas razones contra la República.
1.3. Las Cortes Constituyentes
El Congreso estaba, pues, muy inclinado a la izquierda, e incluía a numerosos diputados
sin experiencia política; pero estaban presentes los líderes de los principales partidos y un
grupo de intelectuales, como Unamuno, Ortega y Gasset y Marañón.
1.4. La Constitución republicana de 1931
El ardor en los debates alcanzó las cotas más altas al afrontar las relaciones de la Iglesia
con el Estado, provocando la primera crisis de Gobierno. Inspirada en el modelo francés, la
nueva legalidad impuso la disolución de aquellas órdenes religiosas consideradas un
peligro para la seguridad del Estado y el fin del presupuesto del clero, todo ello en el
escenario de la separación entre el poder civil y el eclesiástico. España pasó a ser en un
Estado democrático, laico, con la aprobación de la Constitución. Alcalá-Zamora fue
elegido por el Congreso presidente de la República y confirmaba a Azaña al frente de la
jefatura del Gobierno.
2.1. Las grandes reformas del Bienio
Durante el Bienio Reformista se llevaron a cabo un conjunto de reformas estructurales.
Estas reformas, limitaban y reducían los privilegios históricos de las élites.
2.2. La reforma educativa
Azaña se entregó a la difícil tarea de sustituir los métodos y los profesores religiosos por
otros, partidarios de una enseñanza progresista.
Muchas de las medidas secularizadoras aprobadas en el Bienio componían el repertorio
legislativo de los países más avanzados. A pesar de la decidida voluntad de la República, ni
el tiempo ni el dinero permitieron eliminar el monopolio docente de la Iglesia; pero a
principios de 1933, cerca de diez mil nuevas escuelas primarias evidenciaban la apuesta
del Gobierno por la mejora de la educación. Se aumentó el sueldo a los maestros y, con la
reforma de sus planes de estudio, se pretendió dotarlos de una mejor preparación.
2.3. La reforma militar
A la vez que intentaba dar un giro fundamental a la enseñanza, el Gobierno abordó la
espinosa tarea de modernizar el Ejército, cuya abundancia de mandos escasa formación de
los soldados y anticuado material le habían hecho perder capacidad técnica. Una de las
primeras decisiones de Azaña,fue la de ofrecer a un buen número de oficiales la jubilación
anticipada con el sueldo íntegro. Otras medidas importantes tendieron a la disminución de
la amplitud de la jurisdicción militar en beneficio de la jurisdicción civil.
Las reformas de Azaña irritaron a amplios sectores del Ejército, que vieron en ellas un
propósito encubierto de minar el poder y el prestigio de los militares. El descontento estalló
en 1932, cuando el último director de la Guardia Civil de la monarquía, el general Sanjurjo,
se sublevó en Sevilla contra la República. Las consecuencias fueron importantes. La
República no se atrevió a disolver la Guardia Civil, pero. sí procuró acabar con su dominio
en cuestiones de orden público.
2.4. La reforma agraria
El régimen de Azaña estaba llamado a acabar con todas las lacras del campo español
mediante una distribución más justa de la propiedad y una mayor atención a sus
rendimientos. El fracaso del levantamiento monárquico del general Sanjurjo contra la
República fortaleció a Azaña, que aprovechó este momento para quebrantar la oposición y
hacer aprobar la Ley de Bases de la Reforma Agraria. La Ley, que comenzó a aplicar el
Instituto de Reforma Agraria en catorce provincias.
2.5. Las leyes laborales
El Gobierno estableció su política laboral bajo la dirección del ministro socialista Francisco
Largo Caballero llevando a cabo distintas reformas, entre el rechazo de los empresarios y
la esperanza de los trabajadores. La gravedad de los enfrentamientos sociales en la España
rural empujó a conceder satisfacciones inmediatas extensión al campo de la jornada de
ocho horas, prolongación de los contratos de arrendamiento de tierras. El Decreto de
Términos Municipales obligaba a emplear preferentemente a los braceros del municipio en
que las labores agrícolas hayan de realizarse, y laboreo forzoso de tierras allí donde
existiesen braceros en paro.
El instrumento más eficaz y discutido de intervención laboral fue el de los jurados mixtos
de empresarios y obreros.
2.6. Los estatutos de autonomía
—>El estatuto catalán
Manuel Azaña forzó la aprobación del Estatuto de Cataluña, que naufragaba en el Congreso
por las acometidas de la derecha o del centro y el poco entusiasmo de la coalición
gubernamental.
—>El estatuto vasco
En 1931 el Estatuto de Estella, aprobado mayoritariamente por los ayuntamientos
vasconavarros, pero rechazado por su carácter confesional por los demás partidos y por el
Gobierno central.
—>El estatuto gallego
El proceso apenas avanzó hasta que fue relanzado y aprobado en referéndum en 1936.
—>El estatuto andaluz
La Asamblea de Córdoba que en enero de 1933 aprobó el Anteproyecto de Bases para el
Estatuto de Andalucía. El proceso se paralizó y no llegó a someterse a referéndum.
2.7. La coyuntura económica
Sus vínculos con los países europeos se limitaban a la exportación de minerales y
productos agrícolas.De sus compras dependían en gran parte la entrada de divisas con las
que poder pagar luego las importaciones.
La depresión económica mundial, que afectó fundamentalmente a las clases medias
europeas, originó una brutal caída de las exportaciones y disminución de las compras, que
frenarían el ritmo de mecanización del país. El paro creció, hasta alcanzar la cota de los
650000 desocupados en. Empujados por la crisis, los emigrantes retornaron en masa, al
perder su empleo en los países de acogida y engrosaron el descontento y el enfrentamiento
social.
El Gobierno planteó un programa económico evitando los excesos y manteniendo una
actuación austera en la emisión de deuda pública y en el control del déficit presupuestario.
Se llevó a cabo una reforma fiscal que introducía el impuesto sobre la renta. Al mismo
tiempo, la reforma del Banco de España, que suponía un mayor control del Estado sobre la
política monetaria desplazando a la gran banca, le ocasionó a este ministro la hostilidad de
los poderes financieros.
2.8. La conflictividad social
La República sólo aspiraba a una modificación sustancial de los fundamentos del Estado en
sus parcelas administrativa, política y de participación social: su problema más grave fue
tener que contar con la exigencia revolucionaria frente a su disposición meramente
reformista. Firmes partidarios de la acción directa y la revolución social, los sindicatos
anarquistas comprendieron desde el primer momento que sus aspiraciones no podían
triunfar dentro de la legalidad de una República burguesa. Uno de los enfrentamientos más
graves con las fuerzas de orden público tuvo lugar en 1933 en Casas Viejas (Cádiz). La
izquierda proletaria recelaba de una República definida constitucionalmente como «de
trabajadores de toda clase», cuyas fuerzas de orden empleaban tal violencia contra
labradores que vivían en la miseria.
2.9. La reacción de las derechas
De la movilización católica nacía en 1933 la Confederación Española de Derechas
Autónomas (CEDA), con la finalidad de reformar la Constitución republicana, sobre todo en
las materias concernientes a la religión y a la enseñanza.
Bajo el indiscutido liderazgo de José María Gil-Robles, la CEDA era un grupo muy
heterogéneo en el que, junto a verdaderos democristianos, imbuidos de la conciencia social
de la Iglesia, convivían hombres de extrema derecha, que poco a poco se sentían atraídos
por el fascismo.
2.10. La extrema derecha
Desde 1933, los ultramonárquicos se habían separado de José Maria Gil-Robles y habían
fundado Renovación Española, cuyos promotores, Antonio Goicoechea y José Calvo
Sotelo, sostenían que el problema de España solo podía resolverse fuera de las vías
legales y con el apovo de los movimientos autoritarios que triunfaban en Europa. El
carlismo también se reorganizó tras superar sus viejas divisiones y, con ideólogos como
Victor Pradera, derivó en un movimiento nacionalista de ultraderecha, la Comunión
Tradicionalista
—> Fascismo español
El más exitoso fue Falange Española, fundado en octubre de 1933 por José Antonio Primo
de Rivera. Si bien las teorías del fascismo fueron formuladas por personajes como Ernesto
Giménez Caballero, José M.° Albiñana y su Partido Nacionalista Español o el fundador de
las JONS, Ramiro Ledesma.
3.El bienio radical cedista
A los socialistas cada vez les resultaba más incómodo apoyar una política liberal, tan
alejada de su ideal marxista, y, sobre todo, respaldar con su presencia en el Gobierno el
endurecimiento de la legislación represiva que trataba de frenar las revueltas
campesinas. Cuando en septiembre de 1933 las divisiones en la coalición gubernamental
se manifestaban como irreversibles, el presidente de la República, en el uso de su autoridad
constitucional, destituyó a Azaña, lo que hizo necesarias nuevas elecciones, que quedaron
convocadas para noviembre.
3.1. Las elecciones de 1933: el vuelco electoral
La agitación social, la miseria, el desencanto del reformismo azañista y la división de las
izquierdas, que concurrían por separado a las elecciones, dieron un giro a la República.
Favorecida por el sistema de atribución de escaños, la derecha obtuvo un triunfo
indiscutible, compartido con el centro representado por el Partido Republicano Radical de
Alejandro Lerroux. El presidente Alcalá-Zamora, en el ejercicio de su función moderadora,
llamó a Lerroux a formar Gobierno, tratando de evitar un mayor desplazamiento hacia la
derecha y la consiguiente reacción de las izquierdas.
3.2. La política de la derecha
Los sucesivos gobiernos revisaron en sentido conservador las reformas de los Gabinetes de
Azaña, las suspendieron o las anularon, al tiempo que los patronos, con las manos libres,
rebajaron los salarios y reducían las mejoras logradas por los trabajadores en los dos años
precedentes. Y las Cortes no tardaron en dar un respiro a la Iglesia con leyes que
aseguraban su actividad docente y el cobro de un dinero público. Los militares recuperaron
su protagonismo y promocionaron a aquellos que estuvieron apartados de
responsabilidades en el bienio anterior. Todo ello tenía su respuesta violenta en la calle, que
se escapó no pocas veces del control del Gobierno. Más grave que la algarabía callejera,
aun siendo a veces sangrienta, fue la radicalización de los líderes y militantes del PSOE y
UGT. En plena rebeldía contra el Gobierno, la CNT declaró la huelga general en Zaragoza y,
más tarde, de acuerdo con la UGT, volvió a poner en jaque a las fuerzas del orden con
multitudinarias movilizaciones en el campo.
La conflictividad se manifestó sobre todo en Cataluña, donde Esquerra Republicana se
enfrentó a una República desvirtuada a la que se acusó de alterar su primitiva vocación
autonomista. En marzo de 1934, el Parlamento catalán aprobó una ley que modifica la
legislación general, para hacerla más favorable a los campesinos arrendatarios. En el País
Vasco, cualquier oportunidad podía desatar el enfrentamiento; y este llegó en verano de
1934 por el estatuto del vino. En esta ocasión, el intento de desgravar su consumo para
facilitar la salida de los productos españoles fue considerado como una injerencia de la
Hacienda central y un ataque al concierto económico vigente. Los socialistas, alentados
por Indalecio Prieto, y el PNV, quejoso con la República al no haber logrado el estatuto de
autonomía, fueron los protagonistas de una accidentada asamblea convocada en
Zumarraga a la que asistieron parlamentarios catalanes y vascos, bien arropados por sus
electores.
3.3. La radicalización sociopolítica:octubre de 1934
El uno de octubre, la CEDA se negó a seguir apoyando a un Gobierno en el que no tenía
participación y exigió colocar a tres ministros en el Gabinete que Alcalá-Zamora encargó
formar a Lerroux. Las ejecutivas socialista y ugetista no esperaron más ante lo que
consideraban una agresión contra la República, y cursaron a toda España la orden de
huelga general revolucionaria, que adquirió carácter de insurrección popular. Lluís
Companys, rompió con el Gobierno central, acusándolo de estar dominado por fuerzas de
dudosa lealtad republicana, y proclamó el Estado catalán dentro de la República federal
española, fórmula que no contentó a los nacionalistas radicales. Fiel a sus superiores
republicanos, el general Batet declaró el estado de guerra y combatió en algunas calles de
Barcelona.
3.4. La revolución en Asturias de 1934
La revuelta desbordó al Gobierno, que llamó al general Franco para asesorar
técnicamente desde Madrid a los responsables de las operaciones militares dirigidas a
aplastar la rebelión. Las represalias se extendieron por toda España, una vez frenado el
movimiento revolucionario más grande de su historia. Se estableció la censura. Si la
brutalidad de los sublevados había soliviantado a la derecha, la represión gubernamental
provocó el mismo efecto en la izquierda, que intentó justificar los sucesos de octubre como
una defensa del espíritu republicano puro.
4. La hora de la izquierda: El frente popular
José Calvo Sotelo, que se había exiliado al proclamarse la República, regresó para
hacerse cargo del monárquico Bloque Nacional, con un programa totalitario. En
contrapartida, Largo Caballero empujó a la UGT hacia posiciones más radicales, muy
próximas a las de los comunistas, que desde la Revolución de Octubre iban ganando
adeptos y prestigio.
4.1. Formación y programa del Frente Popular
La disyuntiva no estaría entre proletariado y burguesía, sino entre fascismo y democracia.
La política a seguir debía pasar por el establecimiento de Frentes Populares, que
implicaban la alianza del proletariado con las clases medias, de los partidos socialistas y
comunistas con los burgueses antifascistas, frente al enemigo común.
4.2. Las elecciones de febrero de 1936
La antigua conjunción republicano-socialista se preparó para la consulta con la firma de
una alianza electoral, o Frente Popular, en la que estarían representadas las izquierdas y
gran parte de las fuerzas progresistas.
El programa del Frente Popular era, fundamentalmente, socialdemócrata reformista.
Aunque la derecha consiguió formalizar alianzas en muchas provincias, careció del
sentimiento de unidad que le dio a la CEDA el triunfo en 1933. Los candidatos del Frente
Popular arrebataron al centro-derecha sus escaños y consiguieron la mayoría absoluta
necesaria para gobernar.
4.3. La conflictividad social
La vida política no consiguió recuperar su pulso, asfixiada por el radicalismo del
proletariado y la degradación del orden público. La Falange, que había recibido ayuda
de los fascistas italianos, multiplicó sus actuaciones violentas y atentados. En mayo de
1936, Azaña fue nombrado presidente, perdiendo notable capacidad de acción, ya que la
presidencia carecía de funciones ejecutivas, asignadas por la Constitución a la jefatura del
Gobierno? Como demostración de su fuerza, la CNT desencadenó una huelga de la
construcción en Madrid y ensayó un comunismo libertario de consumo, expoliando las
tiendas de comestibles.
5.1. La generación del 98
El grueso de los escritores que conformaron la generación del 98 -Miguel de Unamuno,
Antonio Machado, Ramiro de Maeztu, Pío Baroja...- no sólo reflejaron en su obra literaria la
mediocridad y la corrupción existentes, sino que también se ocuparon de la llamada
cuestión social, poniéndose en algunos casos del lado del pueblo trabajador y
denunciando la miseria y la explotación.
5.2. La acción social de los intelectuales
El compromiso de los intelectuales con la vida pública se manifestó en diversas formas de
intervención:
• La colaboración en periódicos y revistas:
• Celebración de aniversarios
• Homenajes
• Participación en mítines y manifestaciones
• La publicación de manifiestos:
5.3. La Institución Libre de Enseñanza (ILE)
Los proyectos más notables fueron:
• El Museo Pedagógico.
• Asambleas de maestros y exposiciones escolares.
•La Junta de ampliación de estudios.
•El Centro de Estudios Históricos.
• La Residencia de Estudiantes y la Residencia de
Señoritas en Madrid.
• La Fundación Giner de los Ríos.
•El Protectorado del Niño Delincuente.
• El Instituto-Escuela.
• Las Misiones Pedagógicas
• Otras entidades, como el Instituto de Reformas Sociales, atendían cuestiones generales
de desarrollo social.
5.4. Escuela y cultura popular
La creación del Ministerio de Instrucción Pública, en 1900, y la asunción por el nuevo
ministerio de la responsabilidad sobre el pago de los sueldos de los maestros y el control de
la red de escuelas primarias.
Iniciativas como la Escuela Moderna o la Escuela Nueva apuntan una nueva dimensión:
proyectos de crear una escuela popular y proletaria ligada a las aspiraciones
revolucionarias.
5.5. Avances en la ciencia
En medicina siguen la estela de Jaume Ferrán, descubridor de la vacuna contra el cólera.
Julio Rey Pastor y Puig Adam fueron matemáticos reconocidos
5.6. Cambios sociales y culturales
Nació así, en nuestro país, la generación del 27, otro grupo cultural y literario de gran
influencia social.
Las literaturas de las nacionalidades históricas tuvieron también un pujante desarrollo.
Baste decir que, en el terreno educativo, el proyecto republicano supuso, bajo el ministerio
de Marcelino Domingo, reformas muy profundas.
El Consejo de Instrucción Pública, presidido por Miguel de Unamuno, encargó al
prestigioso pedagogo Lorenzo Luzuriaga, director de la Revista de Pedagogía, la
elaboración de un proyecto de reforma educativa según el modelo de «escuela única».
En otros campos, hay que señalar la proliferación de publicaciones y el aumento
espectacular de la lectura de prensa y libros en todos los medios sociales.
5.7. El papel de la mujer en la Segunda República
La Segunda República reconoció un nuevo estatus social y político a las mujeres,
posibilitando una mayor participación de estas en la vida pública:
- El derecho al sufragio.
- La ley de divorcio (que reconocía la disolución por mutuo acuerdo).
- El derecho de la mujer a la patria potestad
- La coeducación.
- La prohibición de contratar mujeres en trabajos peligrosos para su salud o futura
maternidad.
- La prohibición de despedir de su trabajo a una mujer embarazada o por motivo de
maternidad
- La aceptación al acceso a empleos públicos de exclusividad masculina (posibilidad de
opositar a notarías y registros).
- La abolición, en 1935, de la prostitución reglamentada, que convertía el cuerpo de la mujer
en una mercancia.
• Victoria Kent del Partido Radical Socialista y Margarita Nelken del Partido Socialista
Español entendían que la influencia de sus maridos y de la Iglesia sobre las mujeres
orientaría su voto hacia la derecha.
• Clara Campoamor del Partido Radical consideraba inaceptable marginar a la mujer por
miedo a su comportamiento electoral.
María de Maeztu y la ya citada Clara Campoamor tuvieron un papel destacado en el seno
de la ILE. Algunas de ellas ocuparían cargos políticos relevantes.

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