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1
CONTRERAS VACA, Francisco José, Derecho Procesal Mercantil, Teoría y Clínica, 1a ed.,
México, Oxford University Press México, S.A. de C.V., 2007, p. 85.
que posea, y acreditar haber solicitado los que no tengan en los términos del
artículo 1061. De igual manera, proporcionará los nombres y apellidos de
los testigos que hayan presenciado los hechos contenidos en la
demanda, y las copias simples prevenidas en el artículo 1061. Admitida la
demanda se emplazará al demandado para que produzca su contestación
dentro del término de quince días.
Con el escrito de contestación a la demanda se dará vista al actor, para
que manifieste lo que a su derecho convenga dentro del término de tres días y
para que mencione a los testigos que hayan presenciado los hechos, y los
documentos relacionados con los hechos de la contestación de la demanda.”
2
MATEOS ALARCÓN, Manuel, Las Pruebas en Materia Civil, Mercantil y Federal, 6a ed.,
México, Cárdenas Editor y Distribuidor, 2001, p. 311
DEFINICION DE PRUEBA TESTIMONIAL
3
Ibidem p. 313
4
AMOR MEDINA, Alberto, Código de Comercio Comentado, 2ª ed, México, Sista, 2009, p.359
prueba y según interpretación que cada Juzgador realice del artículo 1378 del
Código de Comercio puede llegarse a imponer un obstáculo para su desahogo.
PROBLEMÁTICA
5
BECERRA BAUTISTA, José, El Proceso Civil en México, 13a ed., México, Editorial Porrúa
S.A., 1990, p. 87
La solución resulta sencilla si somos partidarios de que al no haber
consecuencia legal establecida, al estar en presencia de una norma imperfecta,
cuando se ofrezca la prueba testimonial por la parte actora si no proporcionó
los nombres y domicilios de los testigos o bien decide dentro de la etapa de
ofrecimiento de pruebas proponer a otros, la prueba debe ser admitida.
Ahora bien, son pocos los doctrinistas que han tratado el tema, de los
cuales se pueden mencionar: al procesalista Vicente Fernández Fernández en
su libro de Derecho Procesal Mercantil y el Licenciado Zeferino Ramírez Ruiz
en su exposición titulada “Fijación de la Litis, Excepciones y Medidas de
Apremio”.
El jurista citado en primer lugar señala que el artículo que se comenta
no contiene sanción alguna para el caso de no hacerse la mención del nombre
y domicilio de los testigos que hayan presenciado los hechos y además que el
legislador federal fue omiso en precisar los requisitos que se deben cubrir al
dar contestación a la demanda, sosteniendo que “las omisiones citadas, es
decir, lagunas de la ley, deben ser cubiertas por el régimen de supletoriedad, si
bien no existe algún criterio jurisprudencial al respecto ni la doctrina se ha
ocupado de tal situación, quizás dando por sentado que no debe haber
problema alguno ante una omisión y simplemente se acuda a la ley prevista
para suplirla”, indicando que por una parte el Código Federal de
Procedimientos Civiles no exige el anuncio de los testigos pero el artículo 267
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal si contiene la
sanción para el caso de que las partes no proporcionen el nombre de los
testigos, ordenamiento anterior que resultaría aplicable en aquellos asuntos
que versen sobre créditos contratados antes de la reforma publicada en el
Diario Oficial de la Federación el 13 trece del mes de junio del año 2003 dos mil
tres.
Por su parte, el jurista Zeferino Ramírez Ruiz, explica que los artículos
1054 y 1063 del Código de Comercio, los cuales se complementan, establecen
que salvo que las leyes mercantiles establezcan un procedimiento especial o
una supletoriedad expresa, los juicios mercantiles se regirán por las
disposiciones de dicho Código y en su defecto, se aplicará supletoriamente el
Código Federal de Procedimientos Civiles y en caso de que no regule
suficientemente la institución cuya supletoriedad se requiera, la ley de
procedimientos local respectiva.
Invoca además la tesis de jurisprudencia relativa a los requisitos para
que opere la supletoriedad, misma que me permito reproducir ya que se hace
necesario para el objeto de nuestro estudio, la que a la letra expresa:
CONSIDERACIONES PERSONALES
Una vez que se han conocido las soluciones propuestas por los juristas
ya indicados, habremos de reflexionar y analizar si estamos de acuerdo con la
operancia de la supletoriedad que ellos invocan.
En primer término, coincidimos en que el artículo 1378 del Código de
Comercio aunque establece la carga únicamente para la parte actora de hacer
mención de los nombres y apellidos de los testigos que hayan presenciado los
hechos materia de controversia, no tiene prevista una sanción a esa omisión.
Luego entonces, en nuestro concepto nos encontramos en presencia de
una norma jurídica imperfecta, surgiendo la interrogante de que si atendiendo
al artículo 1054 de la Ley Mercantil, con motivo de ese defecto, debe aplicarse
el Código Federal de Procedimientos Civiles, ordenamiento que una vez
analizado, coincidimos en que no señala tampoco ese requisito como esencial
en la demanda ni en la reglamentación de la prueba testimonial y a su vez
considerar que como no regula suficientemente la institución cobrarán
aplicación las leyes de procedimientos locales respectivas. A lo cual nuestra
respuesta es en sentido negativo, porque analizando sistemáticamente los
artículos 1198 y 1378 del ordenamiento en cita, cuando el legislador establece
requisitos de procedibilidad que ha considerado importantes para el
ofrecimiento de una prueba ya ha mostrado que es categórico en la
consecuencia al señalar que la prueba debe desecharse, por lo que en el
último precepto no existe tal sanción ni en ningún otro, lo que implica que no
quiso castigar esa omisión y en realidad a nuestro parecer resulta afortunado
ya que dada la redacción del dispositivo legal que impone solo esa carga a la
parte actora hubiera dado origen a un grave desequilibrio procesal al violentar
drásticamente el principio de igualdad procesal de las partes.
6
RAMÍREZ RUÍZ, Zeferino, Fijación de la Litis, Excepciones y Medidas de Apremio. Junio
2008. p. 3-7.
Aunado a lo anterior, la situación debe analizarse en el sentido de que si
cobran aplicación los Códigos Procesales Locales, como en el Distrito Federal
si se regula en los artículos 255 y 260 como requisitos de la demanda y de la
contestación, proporcionar nombres y domicilios de los testigos que hayan
presenciado los hechos, la consecuencia según se sigue de lo preceptuado en
el artículo 267 de ese cuerpo de leyes es la no admisión de la prueba, pero en
otros, como en nuestro Estado de Guanajuato que tales menciones no son
requisitos, no hay regulación al respecto. Entonces, parecería que el legislador
federal dejó la sanción a cada legislador local, lo cual considero que no es la
finalidad perseguida.
No estamos de acuerdo en la supletoriedad porque acorde a los
requisitos para su procedencia a la luz de la tesis jurisprudencial emitida por el
Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, consideramos que aunque se
actualizan los dos primeros, relativos a que el ordenamiento que se pretenda
suplir lo admita expresamente señalando la ley aplicable y que la ley a suplirse
contenga la institución jurídica de que se trata, que en el caso se traducen a la
supletoriedad permitida complementariamente en los artículos 1054 y 1063 del
Código de Comercio y la institución jurídica cuestionada cuya problemática nos
ocupa en este trabajo contenida en el artículo 1378 al establecer como
requisito de la demanda el proporcionar nombres y domicilios de los testigos y
carga para la parte actora de hacer tal mención al contestar la vista que se le
dé respecto de la contestación de su contraria. Por otra parte, estimamos que
no se reúnen los otros dos requisitos tres y cuatro, porque la existencia de esa
norma (artículo 1378) no resulta insuficiente para su aplicación a un caso
concreto y de aplicarse las disposiciones legales que se estiman supletorias,
como en el caso del Distrito Federal se estaría contrariando la sustentación de
la institución regulada al colmar una sanción no prevista ni sugerida por el
ordenamiento mercantil.
Bajo este contexto, llegamos a la conclusión de que siendo la finalidad
de la prueba el allegar elementos de convicción al Juzgador para el
conocimiento de la verdad, no se deben interpretar los textos en el sentido de
agravar o hacer más difícil que las partes puedan llevar al proceso tales medios
ya que ello se traduce en la violación a una administración de justicia expedita.
Porque si bien las reformas que se han realizado al Código de Comercio
han tenido como objetivo hacer el proceso más ágil evitando tardanzas
innecesarias en el desahogo de pruebas que algunas veces llegamos a
considerar inverosímiles, estableciendo requisitos que hacen más transparente
el objetivo de una prueba ofrecida, al imponer la carga de señalar el hecho o
hechos que se pretenden probar con la misma así como explicitar las razones
por las cuales se considera se van a demostrar las afirmaciones contenidas en
la demanda o en la contestación, opinamos que no es la finalidad agravar con
mayores requisitos el que se puedan ofrecer y recibir tales medios de
conocimiento de la verdad.
CONCLUSIONES
Agenda Civil del D.F.,11ª ed, México, Ediciones Fiscales ISEF, S.A., 2005.
PROBLEMÁTICA
El problema que deriva del numeral 1378 del ordenamiento en cita es
que no establece cómo proceder en cuanto a la admisión o no de una prueba
testimonial para el caso de que la parte actora del juicio no proporcione
nombres y apellidos de los testigos en el escrito de demanda o en el escrito de
contestación a la vista de la contestación de la demanda, lo que llega a incidir
en el momento del ofrecimiento de la prueba testimonial dentro del término
para ello, ya que de este artículo y del 1401 que regula al juicio ejecutivo
mercantil pareciera que el legislador pretende que los testigos sean nominados,
evitando a su vez que se ofrezcan testimonios de personas innominadas. Por lo
que al cuestionamiento antes formulado, algunos podríamos responder con
simplicidad que como no se establece ninguna sanción (a diferencia de lo
preceptuado en el artículo 1198) la prueba debe ser admitida, empero, no
resulta así de sencillo, porque hemos conocido el criterio de algunos
compañeros jueces que se pronuncian en el sentido de la no admisión de la
prueba por la falta de observancia a lo establecido en el artículo en mención,
basando el desechamiento precisamente en la omisión de lo preceptuado en el
artículo en comento y aquí deriva otra cuestión, si lo aplican sólo a la parte
actora o también a la parte demandada, si a ésta última la Ley no le impone
dicho requisito al contestar la demanda.
Son pocos los doctrinistas que han tratado el tema, de los cuales se
pueden mencionar: al procesalista Vicente Fernández Fernández en su libro de
Derecho Procesal Mercantil y el Licenciado Zeferino Ramírez Ruiz en su
exposición titulada “Fijación de la Litis, Excepciones y Medidas de Apremio”. El
primero sostiene que “las omisiones citadas, es decir, lagunas de la ley, deben
ser cubiertas por el régimen de supletoriedad, si bien no existe algún criterio
jurisprudencial al respecto ni la doctrina se ha ocupado de tal situación, quizás
dando por sentado que no debe haber problema alguno ante una omisión y
simplemente se acuda a la ley prevista para suplirla”. El segundo explica que
los artículos 1054 y 1063 del Código de Comercio, los cuales se
complementan, establecen que salvo que las leyes mercantiles establezcan un
procedimiento especial o una supletoriedad expresa, los juicios mercantiles se
regirán por las disposiciones de dicho Código y en su defecto, se aplicará
supletoriamente el Código Federal de Procedimientos Civiles y en caso de que
no regule suficientemente la institución cuya supletoriedad se requiera, la ley
de procedimientos local respectiva.
CONCLUSIONES