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PONENCIA

“LA PROBLEMÁTICA DERIVADA DEL ARTICULO 1378 DEL CODIGO DE


COMERCIO”

SEGUNDO ENCUENTRO ESTATAL DE JUECES DEL ESTADO DE


GUANAJUATO

LIC. ALMA DELIA CAMACHO PATLÁN.


JUEZ DE PARTIDO SEGUNDO CIVIL DE LEÓN, GUANAJUATO.

4 DE AGOSTO DEL AÑO 2009


INTRODUCCIÓN

En la práctica de nuestra tarea judicial, nos encontramos con


dispositivos legales en diversos ordenamientos que nos llevan a cuestionarnos
qué es lo que pretendió el legislador al regular una institución jurídica de tal o
cual manera, o bien, cuál resultará la interpretación más afortunada para
aplicarlos. En el presente trabajo se abordará la problemática derivada del
artículo 1378 del Código de Comercio, que establece como requisito de una
demanda para un juicio ordinario mercantil el que se mencione los nombres y
apellidos de los testigos que hayan presenciado los hechos contenidos en la
demanda, imponiendo además la carga únicamente para la parte actora de
hacer tal mención tanto en la demanda como en la vista que se le dé de la
contestación que produzca su contraria, derivando lo anterior el que pueda
llegarse a interpretar que ante tal omisión se ocasione la no admisión de la
prueba testimonial a dicha parte, lo que entraña a su vez un problema de
supletoriedad de la ley mercantil por el Código Federal de Procedimientos
Civiles o por los ordenamientos procesales locales de las Entidades, así como
la desigualdad procesal que se plantea al señalar esa carga únicamente a una
de las partes.
Para tratar el tema consideramos oportuno adentrarnos a una
explicación breve de los conflictos que deben tramitarse en la vía ordinaria
mercantil, se analizará en su contenido el artículo 1378 del Código de
Comercio, dado que conlleva problemática respecto de la admisión de la
prueba testimonial en los procesos, se hará alusión a los antecedentes
históricos de dicho medio de prueba para determinar la preponderancia que
tenía en tiempos anteriores y que en nuestra opinión no la ha dejado de tener,
proporcionaremos una definición general de prueba testimonial, analizando los
requisitos para su ofrecimiento a la luz de los dispositivos de la ley mercantil,
siendo ello el preámbulo para avocarnos a la problemática que se plantea
analizando posibles soluciones al problema en opinión de los juristas que se
han ocupado del precepto señalado para terminar con las consideraciones
personales que se tendrán al respecto una vez hecha la reflexión del problema.
Finalmente los métodos que se utilizan son el sistemático, el analítico y
el crítico, dado que se hace interpretación en concordancia de diversos
preceptos de ordenamientos jurídicos, se examina en sus partes el precepto
jurídico que nos ocupa y se confronta las opiniones emitidas por juristas que se
han pronunciado por una solución a la problemática abordada.
EL JUICIO ORDINARIO MERCANTIL

Para adentrarnos en el tema que trataremos en el presente trabajo,


estimamos necesario hacer alusión al juicio ordinario mercantil, ya que el
artículo cuya problemática nos ocupa se encuentra inmerso en lo que respecta
a su tramitación.
De esta manera, de conformidad con lo que disponen los artículos 1051,
1055 y 1377 del Código de Comercio, obtenemos que el procedimiento
mercantil preferente a todos es el que convienen libremente las partes, con las
limitaciones que para tal efecto se establecen en la propia Ley, pudiendo ser un
procedimiento convencional ante los tribunales o un arbitral. Ahora bien, los
juicios mercantiles son ordinarios o ejecutivos, existiendo también los
especiales que se encuentren regulados por cualquier ley de índole comercial,
por lo que de no existir procedimiento convencional, se debe atender a si el
conflicto que se pretende someter al conocimiento de un tribunal judicial tiene
un trámite especial o en su caso ejecutivo, de no ser alguno de éstos, entonces
se deberá ventilar en juicio ordinario.
El proceso ordinario mercantil “es la serie concatenada de actos que se
utiliza para dirimir todas aquellas controversias comerciales que no tienen una
tramitación especial y para las que las partes no han optado por recurrir al
proceso convencional o al procedimiento arbitral, los cuales son consideradas
(sic) preferentes en materia mercantil.” 1
El juicio en comento se encuentra regulado por los artículos del 1377 al
1390 del Código de Comercio.

EL ARTICULO 1378 DEL CODIGO DE COMERCIO

Este dispositivo legal establece que “En el escrito de demanda el actor


deberá mencionar los documentos públicos y privados que tengan relación con
dicha demanda, así como si los tiene o no a su disposición debiendo exhibir los

1
CONTRERAS VACA, Francisco José, Derecho Procesal Mercantil, Teoría y Clínica, 1a ed.,
México, Oxford University Press México, S.A. de C.V., 2007, p. 85.
que posea, y acreditar haber solicitado los que no tengan en los términos del
artículo 1061. De igual manera, proporcionará los nombres y apellidos de
los testigos que hayan presenciado los hechos contenidos en la
demanda, y las copias simples prevenidas en el artículo 1061. Admitida la
demanda se emplazará al demandado para que produzca su contestación
dentro del término de quince días.
Con el escrito de contestación a la demanda se dará vista al actor, para
que manifieste lo que a su derecho convenga dentro del término de tres días y
para que mencione a los testigos que hayan presenciado los hechos, y los
documentos relacionados con los hechos de la contestación de la demanda.”

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA PRUEBA TESTIMONIAL

Resulta importante hacer alusión a que la problemática que trataremos


tiene relación directa con la prueba testimonial, medio de prueba que ha
trascendido hasta nuestros días, la cual si bien con la aparición de los
documentos dejó de tener la importancia que tenía, sigue siendo en nuestra
opinión una probanza de las más ofrecidas en los juicios.
Los antecedentes relativos a la prueba testimonial se encuentran desde
los tiempos de la antigüedad, por ser el medio con el cual los hombres
contaban para dejar constancia de los hechos y actos de los que se derivaban
para ellos derechos y obligaciones, disminuyendo su prestigio con el invento de
la caligrafía, lo cual fue proporcional al conocimiento de dicho arte en los
hombres, que al principio se concentró en unos pocos, sin embargo, con ese
progreso se le daba mayor credibilidad a los documentos por su perdurabilidad.
En el Derecho Romano, la prueba testimonial fue acogida como medio
de convicción, reglamentando quiénes podían ser testigos, el número necesario
para tener probados hechos y dejando al juez su valoración.
El antecedente de esta prueba en nuestro país lo encontramos en el
título 16 de la partida 3ª y en el 11, libro XI de la Novísima Recopilación, por lo
que el primer Código de Procedimientos acogió lo establecido en aquélla. 2

2
MATEOS ALARCÓN, Manuel, Las Pruebas en Materia Civil, Mercantil y Federal, 6a ed.,
México, Cárdenas Editor y Distribuidor, 2001, p. 311
DEFINICION DE PRUEBA TESTIMONIAL

La definición establecida en la partida 3ª de la Novísima Recopilación


establece que se entiende por testigo la persona fidedigna llamada por las
partes a declarar en juicio sobre lo que sabe acerca de la verdad o falsedad de
3
los hechos controvertidos.
Consideramos que el Código de Comercio, al igual que los Códigos de
Procedimientos Civiles Federal y del Estado de Guanajuato, son omisos en
definir este medio de prueba como tal, haciendo alusión también a lo que
puede inferirse debe entenderse por testigo, así en el artículo 1261 del primer
ordenamiento legal en cita dispone que “Todos los que tengan conocimiento de
los hechos que las partes deben probar, están obligados a declarar como
testigos.”
De esta manera, para obtener una definición, tenemos que acudir a la
Doctrina, las cuales en su mayoría tienen como elemento común el hacer
referencia a declaración de personas que son extrañas a la controversia
teniendo conocimiento de los hechos discutidos y para efectos del presente
trabajo se proporciona la que se contiene en la Enciclopedia Jurídica Mexicana
del Instituto de Investigaciones Jurídicas, que define la prueba testimonial como
“aquella que se basa en la declaración de una persona, ajena a las partes
sobre los hechos relacionados con la litis que hayan sido conocidos
directamente y a través de sus sentidos por ella. A ésta persona se le
denomina testigo”.
Se invoca lo anterior porque al igual que los demás medios de prueba
previstos en la Ley Mercantil, el objeto que se persigue es demostrar al juez la
verdad y esclarecimiento de los hechos 4 que se aducen ya sea en la demanda,
ya en la contestación, por lo que lo anterior se traduce en que si existen
personas que siendo ajenas al conflicto sometido al conocimiento de un órgano
jurisdiccional, simplemente habrá que hacer el ofrecimiento con la oportunidad
debida para que sea recibida, sin embargo, como se señalará con posterioridad
al establecerse en la Ley diversos requisitos para el ofrecimiento de esta

3
Ibidem p. 313
4
AMOR MEDINA, Alberto, Código de Comercio Comentado, 2ª ed, México, Sista, 2009, p.359
prueba y según interpretación que cada Juzgador realice del artículo 1378 del
Código de Comercio puede llegarse a imponer un obstáculo para su desahogo.

EL OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA TESTIMONIAL EN EL JUICIO


ORDINARIO MERCANTIL

Acorde a las disposiciones actuales del Código de Comercio, en un juicio


ordinario mercantil, el litigante que pretenda ofrecer la prueba testimonial
deberá atender a los requisitos que establece el artículo 1198 del ordenamiento
en cita, que son dos:
a) Expresará claramente el hecho o hechos que trata de demostrar con
la prueba.
b) Expresará las razones por las que considera que demostrará sus
afirmaciones.
El artículo en mención también señala cuál es la consecuencia de no
cumplir con las condiciones apuntadas, la cual consiste en que será
desechada.
Por otro lado, si el litigante del juicio es el actor, también deberá atender
al contenido del artículo 1378 de la Ley Mercantil en el que se dispone que
debe proporcionar los nombres y apellidos de los testigos que hayan
presenciado los hechos contenidos en la demanda. De igual forma, cuando se
le de vista con el escrito de contestación a la demanda, se le señala que
mencione los testigos que hayan presenciado los hechos.
Se hace la aclaración que lo anterior se refiere a un ofrecimiento normal
de una prueba testimonial, ya que para el caso de que tuviera que desahogarse
por exhorto se tendrían que observar otros requisitos, pero para efectos del
presente trabajo, sólo se mencionan los requisitos generales.
Ahora bien, como se ha indicado si no se cumplen con los requisitos del
artículo 1198 del Código de Comercio, la prueba se desecha, pero en el caso
de que no se observe lo que impone el artículo 1378 del mismo ordenamiento,
no se advierte ninguna consecuencia.
Otro aspecto que puede observarse es que si uno de los principios que
regulan la actividad del juez y de las partes en el proceso, es el de igualdad de
las partes que consiste en que “las partes deben estar en situación idéntica
frente al juez, por lo cual no debe haber ventajas o privilegios a favor de una ni
hostilidad en perjuicio de la otra.” 5 En el artículo en comento, el legislador
impone esa carga de mencionar los nombres y apellidos de los testigos sólo a
la parte actora pero no a la parte demandada.

PROBLEMÁTICA

Como se ha indicado si no se cumplen los requisitos del artículo 1198


del Código de Comercio, la prueba testimonial que ofrezcan las partes de un
juicio ordinario mercantil serán desechadas con fundamento en el mismo
dispositivo.
El problema que deriva del numeral 1378 del ordenamiento en cita es
que no establece cómo proceder en cuanto a la admisión o no de una prueba
testimonial para el caso de que la parte actora del juicio no proporcione
nombres y apellidos de los testigos en el escrito de demanda o en el escrito de
contestación a la vista de la contestación de la demanda, lo que llega a incidir
en el momento del ofrecimiento de la prueba testimonial dentro del término
para ello, ya que de este artículo y del 1401 que regula al juicio ejecutivo
mercantil pareciera que el legislador pretende que los testigos sean nominados,
evitando a su vez que se ofrezcan testimonios de personas innominadas. Por lo
que al cuestionamiento antes formulado, algunos podríamos responder con
simplicidad que como no se establece ninguna sanción (a diferencia de lo
preceptuado en el artículo 1198) la prueba debe ser admitida, empero, no
resulta así de sencillo, porque hemos conocido el criterio de algunos
compañeros jueces que se pronuncian en el sentido de la no admisión de la
prueba por la falta de observancia a lo establecido en el artículo en mención,
basando el desechamiento precisamente en la omisión de lo preceptuado en el
artículo en comento y aquí deriva otra cuestión, si lo aplican sólo a la parte
actora o también a la parte demandada, si a ésta última la Ley no le impone
dicho requisito al contestar la demanda.

POSIBLES SOLUCIONES AL PROBLEMA

5
BECERRA BAUTISTA, José, El Proceso Civil en México, 13a ed., México, Editorial Porrúa
S.A., 1990, p. 87
La solución resulta sencilla si somos partidarios de que al no haber
consecuencia legal establecida, al estar en presencia de una norma imperfecta,
cuando se ofrezca la prueba testimonial por la parte actora si no proporcionó
los nombres y domicilios de los testigos o bien decide dentro de la etapa de
ofrecimiento de pruebas proponer a otros, la prueba debe ser admitida.
Ahora bien, son pocos los doctrinistas que han tratado el tema, de los
cuales se pueden mencionar: al procesalista Vicente Fernández Fernández en
su libro de Derecho Procesal Mercantil y el Licenciado Zeferino Ramírez Ruiz
en su exposición titulada “Fijación de la Litis, Excepciones y Medidas de
Apremio”.
El jurista citado en primer lugar señala que el artículo que se comenta
no contiene sanción alguna para el caso de no hacerse la mención del nombre
y domicilio de los testigos que hayan presenciado los hechos y además que el
legislador federal fue omiso en precisar los requisitos que se deben cubrir al
dar contestación a la demanda, sosteniendo que “las omisiones citadas, es
decir, lagunas de la ley, deben ser cubiertas por el régimen de supletoriedad, si
bien no existe algún criterio jurisprudencial al respecto ni la doctrina se ha
ocupado de tal situación, quizás dando por sentado que no debe haber
problema alguno ante una omisión y simplemente se acuda a la ley prevista
para suplirla”, indicando que por una parte el Código Federal de
Procedimientos Civiles no exige el anuncio de los testigos pero el artículo 267
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal si contiene la
sanción para el caso de que las partes no proporcionen el nombre de los
testigos, ordenamiento anterior que resultaría aplicable en aquellos asuntos
que versen sobre créditos contratados antes de la reforma publicada en el
Diario Oficial de la Federación el 13 trece del mes de junio del año 2003 dos mil
tres.
Por su parte, el jurista Zeferino Ramírez Ruiz, explica que los artículos
1054 y 1063 del Código de Comercio, los cuales se complementan, establecen
que salvo que las leyes mercantiles establezcan un procedimiento especial o
una supletoriedad expresa, los juicios mercantiles se regirán por las
disposiciones de dicho Código y en su defecto, se aplicará supletoriamente el
Código Federal de Procedimientos Civiles y en caso de que no regule
suficientemente la institución cuya supletoriedad se requiera, la ley de
procedimientos local respectiva.
Invoca además la tesis de jurisprudencia relativa a los requisitos para
que opere la supletoriedad, misma que me permito reproducir ya que se hace
necesario para el objeto de nuestro estudio, la que a la letra expresa:

“SUPLETORIEDAD DE UNA LEY A OTRA. REQUISITOS PARA SU


PROCEDENCIA. Los requisitos necesarios para que exista supletoriedad de
una ley respecto de otra, son a saber: 1.- Que el ordenamiento que se pretenda
suplir lo admita expresamente y señale la ley aplicable; 2.- Que la ley a suplirse
contenga la institución jurídica de que se trata; 3.- Que no obstante la
existencia de ésta, las normas reguladoras en dicho ordenamiento sean
insuficientes para su aplicación al caso concreto que se presente, por falta total
o parcial de la reglamentación necesaria, y 4.- Que las disposiciones con las
que se vaya a colmar la deficiencia no contraríen las bases esenciales del
sistema legal de sustentación de la institución suplida. Ante la falta de uno de
estos requisitos, no puede operar la supletoriedad de una ley en otra.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO. Amparo en
revisión 44/96. Elsa Blomeier Eppen. 27 de marzo de 1996. Unanimidad de
votos. Ponente: Leandro Fernández Castillo. Secretario: Daniel Cabello
González. Registro No. 202796. Localización: Novena Época. Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta III, Abril de 1996. Página: 480.
Tesis: IV.2o.8K. Tesis Aislada. Materia(s): Común.

Así al hacer alusión a diversos casos en donde opera la supletoriedad,


se refiere al problema que planteamos, en el sentido de que si la parte actora
no proporciona los nombres y apellidos de los testigos que hayan presenciado
los hechos fundatorios de la demanda, la testimonial no le será admitida atento
a lo ordenado por el artículo 267 del Código de Procedimientos Civiles del
Distrito Federal de aplicación supletoria al Código de Comercio, dado que éste
no reglamenta la sanción y el Código Federal de Procedimientos Civiles es
6
omiso al respecto.

CONSIDERACIONES PERSONALES

Una vez que se han conocido las soluciones propuestas por los juristas
ya indicados, habremos de reflexionar y analizar si estamos de acuerdo con la
operancia de la supletoriedad que ellos invocan.
En primer término, coincidimos en que el artículo 1378 del Código de
Comercio aunque establece la carga únicamente para la parte actora de hacer
mención de los nombres y apellidos de los testigos que hayan presenciado los
hechos materia de controversia, no tiene prevista una sanción a esa omisión.
Luego entonces, en nuestro concepto nos encontramos en presencia de
una norma jurídica imperfecta, surgiendo la interrogante de que si atendiendo
al artículo 1054 de la Ley Mercantil, con motivo de ese defecto, debe aplicarse
el Código Federal de Procedimientos Civiles, ordenamiento que una vez
analizado, coincidimos en que no señala tampoco ese requisito como esencial
en la demanda ni en la reglamentación de la prueba testimonial y a su vez
considerar que como no regula suficientemente la institución cobrarán
aplicación las leyes de procedimientos locales respectivas. A lo cual nuestra
respuesta es en sentido negativo, porque analizando sistemáticamente los
artículos 1198 y 1378 del ordenamiento en cita, cuando el legislador establece
requisitos de procedibilidad que ha considerado importantes para el
ofrecimiento de una prueba ya ha mostrado que es categórico en la
consecuencia al señalar que la prueba debe desecharse, por lo que en el
último precepto no existe tal sanción ni en ningún otro, lo que implica que no
quiso castigar esa omisión y en realidad a nuestro parecer resulta afortunado
ya que dada la redacción del dispositivo legal que impone solo esa carga a la
parte actora hubiera dado origen a un grave desequilibrio procesal al violentar
drásticamente el principio de igualdad procesal de las partes.

6
RAMÍREZ RUÍZ, Zeferino, Fijación de la Litis, Excepciones y Medidas de Apremio. Junio
2008. p. 3-7.
Aunado a lo anterior, la situación debe analizarse en el sentido de que si
cobran aplicación los Códigos Procesales Locales, como en el Distrito Federal
si se regula en los artículos 255 y 260 como requisitos de la demanda y de la
contestación, proporcionar nombres y domicilios de los testigos que hayan
presenciado los hechos, la consecuencia según se sigue de lo preceptuado en
el artículo 267 de ese cuerpo de leyes es la no admisión de la prueba, pero en
otros, como en nuestro Estado de Guanajuato que tales menciones no son
requisitos, no hay regulación al respecto. Entonces, parecería que el legislador
federal dejó la sanción a cada legislador local, lo cual considero que no es la
finalidad perseguida.
No estamos de acuerdo en la supletoriedad porque acorde a los
requisitos para su procedencia a la luz de la tesis jurisprudencial emitida por el
Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, consideramos que aunque se
actualizan los dos primeros, relativos a que el ordenamiento que se pretenda
suplir lo admita expresamente señalando la ley aplicable y que la ley a suplirse
contenga la institución jurídica de que se trata, que en el caso se traducen a la
supletoriedad permitida complementariamente en los artículos 1054 y 1063 del
Código de Comercio y la institución jurídica cuestionada cuya problemática nos
ocupa en este trabajo contenida en el artículo 1378 al establecer como
requisito de la demanda el proporcionar nombres y domicilios de los testigos y
carga para la parte actora de hacer tal mención al contestar la vista que se le
dé respecto de la contestación de su contraria. Por otra parte, estimamos que
no se reúnen los otros dos requisitos tres y cuatro, porque la existencia de esa
norma (artículo 1378) no resulta insuficiente para su aplicación a un caso
concreto y de aplicarse las disposiciones legales que se estiman supletorias,
como en el caso del Distrito Federal se estaría contrariando la sustentación de
la institución regulada al colmar una sanción no prevista ni sugerida por el
ordenamiento mercantil.
Bajo este contexto, llegamos a la conclusión de que siendo la finalidad
de la prueba el allegar elementos de convicción al Juzgador para el
conocimiento de la verdad, no se deben interpretar los textos en el sentido de
agravar o hacer más difícil que las partes puedan llevar al proceso tales medios
ya que ello se traduce en la violación a una administración de justicia expedita.
Porque si bien las reformas que se han realizado al Código de Comercio
han tenido como objetivo hacer el proceso más ágil evitando tardanzas
innecesarias en el desahogo de pruebas que algunas veces llegamos a
considerar inverosímiles, estableciendo requisitos que hacen más transparente
el objetivo de una prueba ofrecida, al imponer la carga de señalar el hecho o
hechos que se pretenden probar con la misma así como explicitar las razones
por las cuales se considera se van a demostrar las afirmaciones contenidas en
la demanda o en la contestación, opinamos que no es la finalidad agravar con
mayores requisitos el que se puedan ofrecer y recibir tales medios de
conocimiento de la verdad.
CONCLUSIONES

El artículo 1378 del Código de Comercio, inmerso en la regulación de los


juicios ordinarios mercantiles, establece como requisito de la demanda entre
otros, la de proporcionar los nombres y apellidos de los testigos que hayan
presenciado los hechos contenidos en la demanda, así como de hacer tal
mención en la vista que se le dé respecto de la contestación a la demanda, sin
establecer sanción alguna para el caso de que se omitan tales menciones, por
lo que se trata de una norma jurídica imperfecta, que además al imponer esa
carga únicamente a la parte actora atenta al principio de igualdad procesal de
las partes, dispositivo legal que al ser motivo de interpretación puede ser
obstáculo para la admisión de la prueba testimonial en un juicio de ésta
naturaleza.
La ley mercantil permite la supletoriedad de sus disposiciones con la
aplicación del Código Federal de Procedimientos Civiles y cuando no se regula
suficientemente una institución, la ley de procedimientos local respectiva.
Para el caso del artículo 1378 del Código de Comercio, concluimos que
no admite la supletoriedad permitida en la misma legislación porque no existe
insuficiencia en la regulación, de tal manera que no debemos buscar requisitos
que obstaculicen que se reciba ese medio de prueba, porque se atenta contra
la finalidad del proceso que es el obtener el conocimiento de la verdad a través
de esos elementos aportados por las partes.
Será cuestión de tiempo el que ésta problemática llegue al conocimiento
de los Tribunales Federales para que se defina la interpretación que se le de al
dispositivo legal que nos ocupó en éste trabajo y si en su caso tiene operancia
la supletoriedad.
BIBLIOGRAFÍA

Agenda Civil del D.F.,11ª ed, México, Ediciones Fiscales ISEF, S.A., 2005.

AMOR MEDINA, Alberto, Código de Comercio Comentado, 2ª ed, México,


Sista, 2009.

BECERRA BAUTISTA, José, El Proceso Civil en México, 13a ed., México,


Editorial Porrúa S.A., 1990

Código de Comercio actualizado al 30 de diciembre del 2008,1ª ed,


México, Librería Yussim, 2009.

CONTRERAS VACA, Francisco José, Derecho Procesal Mercantil, Teoría y


Clínica, 1a ed., México, Oxford University Press México, S.A. de C.V., 2007.

FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, Vicente, Derecho Procesal Mercantil, 2a ed.,


México, Editorial Porrúa, 2008.

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS, Enciclopedia Jurídica


Mexicana, Tomo VI, 1ª ed, México, Porrúa, 2002.

MATEOS ALARCÓN, Manuel, Las Pruebas en Materia Civil, Mercantil y


Federal, 6a ed., México, Cárdenas Editor y Distribuidor, 2001.

Dirección electrónica: http://magistrados.org.mx/dowloads/ponencia.pdf

IUS 2008, Suprema Corte de Justicia de la Nación, Jurisprudencia y tesis


aisladas Junio 1917-Junio 2008.
RESUMEN DE PONENCIA
“LA PROBLEMÁTICA DERIVADA DEL ARTICULO 1378 DEL CODIGO DE
COMERCIO”

SEGUNDO ENCUENTRO ESTATAL DE JUECES DEL ESTADO DE


GUANAJUATO

LIC. ALMA DELIA CAMACHO PATLÁN.


JUEZ DE PARTIDO SEGUNDO CIVIL DE LEÓN, GUANAJUATO.

4 DE AGOSTO DEL AÑO 2009


INTRODUCCIÓN

En la práctica de nuestra tarea judicial, nos encontramos con


dispositivos legales en diversos ordenamientos que nos llevan a cuestionarnos
qué es lo que pretendió el legislador al regular una institución jurídica de tal o
cual manera, o bien, cuál resultará la interpretación más afortunada para
aplicarlos. En el presente trabajo se abordará la problemática derivada del
artículo 1378 del Código de Comercio, que establece como requisito de una
demanda para un juicio ordinario mercantil el que se mencione los nombres y
apellidos de los testigos que hayan presenciado los hechos contenidos en la
demanda, imponiendo además la carga únicamente para la parte actora de
hacer tal mención tanto en la demanda como en la vista que se le dé de la
contestación que produzca su contraria, derivando lo anterior el que pueda
llegarse a interpretar que ante tal omisión se ocasione la no admisión de la
prueba testimonial a dicha parte, lo que entraña a su vez un problema de
supletoriedad de la ley mercantil por el Código Federal de Procedimientos
Civiles o por los ordenamientos procesales locales de las Entidades, así como
la desigualdad procesal que se plantea al señalar esa carga únicamente a una
de las partes.
Para tratar el tema, se analizará en su contenido el artículo 1378 del
Código de Comercio, dado que conlleva problemática respecto de la admisión
de la prueba testimonial en los procesos, se hará alusión a los antecedentes
históricos de dicho medio de prueba para determinar la preponderancia que
tenía en tiempos anteriores y que en nuestra opinión no la ha dejado de tener,
proporcionaremos una definición general de prueba testimonial, analizando los
requisitos para su ofrecimiento a la luz de los dispositivos de la ley mercantil,
siendo ello el preámbulo para avocarnos a la problemática que se plantea
analizando posibles soluciones al problema en opinión de los juristas que se
han ocupado del precepto señalado para terminar con las consideraciones
personales que se tendrán al respecto una vez hecha la reflexión del problema.

PROBLEMÁTICA
El problema que deriva del numeral 1378 del ordenamiento en cita es
que no establece cómo proceder en cuanto a la admisión o no de una prueba
testimonial para el caso de que la parte actora del juicio no proporcione
nombres y apellidos de los testigos en el escrito de demanda o en el escrito de
contestación a la vista de la contestación de la demanda, lo que llega a incidir
en el momento del ofrecimiento de la prueba testimonial dentro del término
para ello, ya que de este artículo y del 1401 que regula al juicio ejecutivo
mercantil pareciera que el legislador pretende que los testigos sean nominados,
evitando a su vez que se ofrezcan testimonios de personas innominadas. Por lo
que al cuestionamiento antes formulado, algunos podríamos responder con
simplicidad que como no se establece ninguna sanción (a diferencia de lo
preceptuado en el artículo 1198) la prueba debe ser admitida, empero, no
resulta así de sencillo, porque hemos conocido el criterio de algunos
compañeros jueces que se pronuncian en el sentido de la no admisión de la
prueba por la falta de observancia a lo establecido en el artículo en mención,
basando el desechamiento precisamente en la omisión de lo preceptuado en el
artículo en comento y aquí deriva otra cuestión, si lo aplican sólo a la parte
actora o también a la parte demandada, si a ésta última la Ley no le impone
dicho requisito al contestar la demanda.

POSIBLES SOLUCIONES AL PROBLEMA

Son pocos los doctrinistas que han tratado el tema, de los cuales se
pueden mencionar: al procesalista Vicente Fernández Fernández en su libro de
Derecho Procesal Mercantil y el Licenciado Zeferino Ramírez Ruiz en su
exposición titulada “Fijación de la Litis, Excepciones y Medidas de Apremio”. El
primero sostiene que “las omisiones citadas, es decir, lagunas de la ley, deben
ser cubiertas por el régimen de supletoriedad, si bien no existe algún criterio
jurisprudencial al respecto ni la doctrina se ha ocupado de tal situación, quizás
dando por sentado que no debe haber problema alguno ante una omisión y
simplemente se acuda a la ley prevista para suplirla”. El segundo explica que
los artículos 1054 y 1063 del Código de Comercio, los cuales se
complementan, establecen que salvo que las leyes mercantiles establezcan un
procedimiento especial o una supletoriedad expresa, los juicios mercantiles se
regirán por las disposiciones de dicho Código y en su defecto, se aplicará
supletoriamente el Código Federal de Procedimientos Civiles y en caso de que
no regule suficientemente la institución cuya supletoriedad se requiera, la ley
de procedimientos local respectiva.

CONCLUSIONES

El artículo 1378 del Código de Comercio, inmerso en la regulación de los


juicios ordinarios mercantiles, establece como requisito de la demanda entre
otros, la de proporcionar los nombres y apellidos de los testigos que hayan
presenciado los hechos contenidos en la demanda, así como de hacer tal
mención en la vista que se le dé respecto de la contestación a la demanda, sin
establecer sanción alguna para el caso de que se omitan tales menciones, por
lo que se trata de una norma jurídica imperfecta, que además al imponer esa
carga únicamente a la parte actora atenta al principio de igualdad procesal de
las partes, dispositivo legal que al ser motivo de interpretación puede ser
obstáculo para la admisión de la prueba testimonial en un juicio de ésta
naturaleza.
La ley mercantil permite la supletoriedad de sus disposiciones con la
aplicación del Código Federal de Procedimientos Civiles y cuando no se regula
suficientemente una institución, la ley de procedimientos local respectiva.
Para el caso del artículo 1378 del Código de Comercio, concluimos que
no admite la supletoriedad permitida en la misma legislación porque no existe
insuficiencia en la regulación, de tal manera que no debemos buscar requisitos
que obstaculicen que se reciba ese medio de prueba, porque se atenta contra
la finalidad del proceso que es el obtener el conocimiento de la verdad a través
de esos elementos aportados por las partes.
Será cuestión de tiempo el que ésta problemática llegue al conocimiento
de los Tribunales Federales para que se defina la interpretación que se le de al
dispositivo legal que nos ocupó en éste trabajo y si en su caso tiene operancia
la supletoriedad.

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