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La letra pequeña
Las D: • Duración (inicia en la adolescencia o poco después de los 20 años y persiste)
• Diagnóstico diferencial (trastornos por consumo de sustancias y físicos, trastorno de
ansiedad social, TP paranoide y esquizoide).
Jack Weiblich
Jack Weiblich se estaba sintiendo peor cuando debía sentirse mejor. Por lo menos, eso era lo que
sus nuevos conocidos en Alcohólicos Anónimos le habían dicho. Uno le había recordado que
30 días de sobriedad era “tiempo suficiente para desintoxicar incluso a la última célula” de su
organismo. Otro pensaba que estaba sufriendo por estar “seco”.
“De manera independiente a lo que seco signifique”, observó Jack más tarde. “Lo único que
sé, es que después de cinco semanas sin alcohol me siento tan mal como hace 15 años, antes haber
probado alguna gota de alcohol. ¡He disfrutado las crudas más que esto!”
A la edad de 32 años ya había tenido muchas crudas entre las cuales elegir. Había tomado su
“Cuando no estoy bebiendo no me siento triste o ansioso”, observó Jack. “Pero me siento solo
e incómodo conmigo mismo, y siento que otras personas pensarán lo mismo sobre mí. Supongo
que esa es la razón por la cual no hago amigos”.
Una vez terminada la escuela de leyes, Jack comenzó a trabajar para una firma pequeña
especializada en leyes corporativas. Lo apodaban “el topo”, porque pasaba casi todo el día en la
biblioteca legislativa sin investigación. “Es sólo que no me sentía cómodo viendo clientes —nunca
me llevo bien con las personas nuevas”.
La única excepción a este estilo de vida era la membresía que tenía Jack en el club de filatelia.
Había heredado una gran colección de timbres conmemorativos de su abuelo. Cuando los llevó
a la Sociedad filatélica pensó que le darían la bienvenida con los brazos abiertos, y lo hicieron.
Siguió ampliando la colección de su abuelo y acudía a las reuniones una vez al mes. “Creo que
me siento bien ahí porque no tengo que preocuparme sobre si voy a gustarles. Tengo una gran
colección de estampillas que ellos pueden admirar”.
con TPPE a entrar en contacto con los proveedores de atención de salud mental.
Tanto en el TPPE como en el TP esquizoide, los individuos pasan la mayor parte del tiem-
po solos. La diferencia, por supuesto, es que los pacientes con TPPE se sienten infelices con su
situación, en tanto las personas con TP esquizoide prefieren estar así. Un poco más complejo es
el diagnóstico diferencial entre el TPPE y el TP dependiente (los individuos con dependencia
evitan ocupar puestos de responsabilidad, como lo hacía Jack). Obsérvese que el estilo de vida
de evitación de Jack pudiera haber estado ligado a sus dos peculiaridades físicas, la calvicie y el
movimiento de la cabeza.
Si bien Jack tenía un trastorno por consumo de alcohol, su clínico consideró que le estaba
generando pocas dificultades en el momento y que el problema fundamental que requería trata-
miento era el TP (otros clínicos pudieran discutir esa interpretación). Esa es la razón por la cual se
señala al TP como diagnóstico principal. Por supuesto, en él no se justificaban los modificadores
de evolución para el trastorno por consumo de alcohol, puesto que sólo había dejado la bebida
durante cinco semanas (p. 409); —considero que su alcoholismo era leve (y observe que el TP
no se toma en cuenta en la codificación del trastorno por consumo de sustancias; vea el cuadro
15-2 en el capítulo 15). Colocaría su calificación EEAG en 61—.
556 Trastornos de la personalidad
La letra pequeña
Las D: • Duración (inicia en la adolescencia o poco después de los 20 años y persiste)
• Diagnóstico diferencial (trastornos por consumo de sustancias y físicos, trastornos del
estado de ánimo y de ansiedad, otros TP).
Edith Roman 623
Cuando por fin solicitó una semana libre en su trabajo para hacerle una visita, Silvia des-
cubrió que Edith también había estado olvidando hacer las compras y la limpieza de la casa: el
fregadero estaba lleno y refrigerador casi vacío, y había polvo en casi todos lados. Si bien el
lenguaje de Edith y su aspecto físico no habían cambiado, algo estaba sin duda mal. Al final de la
semana, Silvia obtuvo la respuesta de un neurólogo: enfermedad de Alzheimer temprana. Tomó
otra semana en su trabajo para trasladar a su madre y llevarla a su propia casa. Contrató a una
persona de compañía para permanecer con Edith durante el día, mientras Silvia estaba ausente.
Esta disposición funcionó bien durante varios meses. El deterioro de Edith fue gradual y
mínimo, hasta que la enfermedad cerebrovascular la dejó cojeando e incapaz de recordar palabras.
Ahora su memoria era peor que nunca y fue en ese momento que comenzó la depresión. Cuando
Edith llegaba a hablar, se quejaba con la persona de compañía sobre qué tan inútil y sola se sentía.
Dormía mal, comía muy poco, lloraba con frecuencia y decía que era una carga.
Edith nació en St. Louis, Missouri, donde sus padres tenían un negocio pequeño de tintorería
en seco hasta cuando tuvo 12 años. Luego, su padre murió y su madre se casó pronto con su tío
paterno, quien vino equipado con dos adolescentes propios. Todos se llevaban muy bien, y Edith
se graduó de la preparatoria, se casó y tuvo a su única hija.
Durante su vida, había sido agradable y valerosa, se interesaba en las artes manuales en
muchos otros aspectos del cuidado del hogar. Después de que su esposo murió, ella siguió siendo
activa en sus grupos sociales y de bridge. Hasta un año antes, su salud física era buena; nunca
había consumido alcohol o tabaco.
Edith, una mujer mayor, vestida con un camisón de algodón y un chal tejido, se sentaba er-
guida sobre el borde de la cama, con la mano izquierda inutilizada descansando sobre el regazo.
Establecía buen contacto visual con el examinador; aunque no hablaba de manera espontánea,
respondía a todas las preguntas. Su lenguaje era claro, pero en ocasiones tenía dificultad para
encontrar las palabras que deseaba. Cuando se le solicitó que identificara una revista, pensó por
un momento y la llamó “estos papeles”. Aceptaba sentirse deprimida, dijo que no veía un futuro
para sí misma y que esperaba morir pronto. Negó haber experimentado alucinaciones o ideas
delirantes. En el MMSE obtuvo sólo una calificación de 16 de 30.
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