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¿En consiste, entonces, la enajenación del trabajo?

Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es


qué1818-1883
Marx:
decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino
P á g ino
desgraciado; n adesarrolla
|1 una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso
el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y
cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la
satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter
extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro
tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de
autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no
es suyo, sino de otro, en que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. Así como
en la religión la actividad propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo
independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también la actividad del
trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo”
K. Marx, Manuscritos: Economía y filosofía.

El autor del texto es K. Marx, filósofo alemán del s. XIX, que inicia el marxismo junto con F. Engels. Criticó el
sistema económico capitalista y se comprometió políticamente con el movimiento obrero. Participó activamente en
los movimientos revolucionarios de toda Europa a partir de 1848 y en la fundación de la Asociación Internacional de
Trabajadores en 1864 (AIT). En 1848 fundó la Liga de los comunistas, cuyo programa político y filosófico fue
fijado en el Manifiesto del partido comunista (1848). Otras obras importantes de Marx período fueron
“Manuscritos de economía y filosofía”, “Tesis sobre Feuerbach” “La miseria de la filosofía”. En Londres Marx va
perfilando su gran obra, “El capital”,

El tema del texto es la denuncia de la alienación en el trabajo, que consistiría en convertirlo en una actividad
extraña al trabajador. En el trabajo alienado se produce para otros, y por tanto el trabajador se siente excluido del
sistema de producción, por lo que el trabajador no se siente feliz sino desgraciado en su puesto de trabajo

En cuanto a las ideas del texto, son las siguientes:

 En primer lugar aparece la denuncia de la situación de alienación, o enajenación, que sufre el trabajador en su
puesto de trabajo consistente en que éste se convierte para el trabajador en una actividad externa, es decir,
ajena a él porque en ella no desarrolla su ser, sino que simplemente gana un sustento : “el trabajo es solo un
medio para cubrir sus necesidades fuera del trabajo”
 En segundo lugar, el trabajo alienante empobrece al trabajador. El carácter alienante se refleja en el hecho de
que es un trabajo forzado: “se huye del trabajo como de la peste” ; y, también en el hecho de que el producto de
su trabajo no le pertenece sino que es de otro, del empresario, del capitalista
 En tercer lugar, el trabajo alienante cumple la misma función que la religión: excluir del sistema económico,
político o social a los trabajadores que se limitan a sobrevivir. Su trabajo: “pertenece a otro, es la pérdida de sí
mismo”.

En cuanto a la relación entre las ideas, podemos decir que el texto tiene una estructura encuadrada: el autor
inicia el texto con una pregunta ¿En qué consiste entonces la enajenación en el trabajo?, y se responde que la
alienación o enajenación consiste en la exclusión del trabajador del sistema productivo. A continuación se
argumenta que dicha exclusión se basa en el hecho de que el fruto de su trabajo no le pertenece sino que se lo
apropia el capitalista y, como consecuencia, el obrero se siente desagraciado porque el trabajo se ha deshumanizado.
Finalmente se compara la alienación económica con la religiosa ya que ambas excluyen al trabajador del sistema
económico, político o social

Explicación de las ideas del texto. El texto pertenece a los Manuscritos de economía y filosofía obra en la que
Marx expuso su concepción de la historia y del hombre en la medida en que, en el sistema de producción capitalista,
tiene una existencia alienada, deshumanizada. Esta obra es de 1844, un momento clave en la historia europea, pues
se suceden las revoluciones liberales (1830 y 1848) que sacuden por todo el continente las caducas estructuras
políticas del Antiguo Régimen. Dentro de este ambiente de cambio, el movimiento obrero va tomando cada vez más

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conciencia de su poder, y exige sus derechos laborales. A ello contribuye la obra y la actividad política y periodística
de Marx.

En esta obra, podemos ver cómo Marx considera al ser humano como algo esencialmente activo. El ser humano no
tendría esencia, según él, sino que su esencia es histórica, se hace a través del trabajo. El trabajo es la esencia
humana, para Marx, porque de él deriva todo lo que cada uno de nosotros es y piensa. Por eso, de todas las
alienaciones posibles (religiosa: Dios contra el hombre, política: el Estado contra el hombre, cultural: las ideologías
contra el hombre), la alienación en el trabajo es la peor y la que puede provocar que el sujeto caiga en el resto de
enajenaciones, ya que le atrapa en su misma esencia. A la liberación en el trabajo irá encaminada la doctrina
marxista, que presupone por tanto que de esa liberación se sucederá la libertad en el resto de situaciones
enajenantes que pueda provocar cualquier orden social represivo.
Este proceso está concebido a la manera de la dialéctica de Hegel: tesis –antítesis-síntesis. Estos tres momentos
de la dialéctica hegeliana, son usados por Marx en sentido inverso porque según Marx lo que se desarrolla en la
Historia no es nada espiritual o ideal, sino los procesos materiales de producción, el trabajo y la economía. En una
palabra, la materia. Esta es la idea básica del materialismo histórico, concebido como una inversión de la dialéctica
hegeliana, pues pone a la base la materia, y no el espíritu.

La alienación económica, la que se da en el trabajo, es la que aparece en este texto. El trabajo alienante
mantiene al trabajador vivo porque le permite satisfacer sus necesidades más básicas, como la comida o la vivienda,
pero lo arruina física y espiritualmente: el trabajo no le pertenece sino que se lo apropia el empresario, es una
mercancía que puede venderse para obtener beneficio (plusvalía). El obrero no elige su trabajo y se ve obligado a
venderse, lo que le hace sentirse extraño en su puesto de trabajo, explotado, insatisfecho. Como dice el autor en el
texto: ”Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino
forzado, trabajo forzado.”

En el texto se denuncia que se ha invertido ese orden natural en que el hombre transforma la naturaleza gracias
al trabajo y, gracias al cual, se convertía además en un ser histórico. Así, el trabajo en lugar de enriquecer al ser
humano lo hace esclavo, ya que trabajando vive en una situación de constante explotación y se siente desgraciado
En el texto Marx refleja que la alienación económica, que es la más importante, promueve otras formas de
alienación como la religiosa que tiene como objetivo ocultar la realidad, embellecer el sufrimiento y mantener a la
clase obrera resignada ante la miseria y las calamidades, pensando en la vida ultra-terrena. Además, en el texto
Marx denuncia que la ideología religiosa sirve de justificación para la explotación que la clase dirigente lleva a cabo
sobre la clase obrera.
Así, para Marx, la alienación del trabajador se terminará cuando se instaure el comunismo. Para Marx, el
desarrollo dialéctico de la Historia desembocará necesariamente en la instauración del comunismo. En efecto, en el
pensamiento marxista el materialismo histórico consiste en una predicción sobre el curso que seguirá la historia
humana, en base al estudio del auténtico motor de esa historia, que es la economía, las relaciones de producción
entre las clases sociales. Porque siempre han existido clases sociales, dice Marx, cuyo enfrentamiento es el motor
de la historia: tanto en el sistema esclavista, como en el feudal o en el más refinado sistema de explotación, el
capitalismo, siempre una clase (amos, señores o burgueses) ha sometido y explotado a otra clase (esclavos, siervos o
proletarios), pero debido a la misma ambición de la clase dirigente, que ha ido queriendo más y concentrando en sus
manos mayor riqueza (esta es la “ley de acumulación del capital”, una de las leyes históricas que Marx creía haber
descubierto como científico social), las clases oprimidas de cada época se fueron haciendo más numerosas hasta
alcanzar un punto de no retorno, su toma de conciencia de clase, cuando se dan cuenta de que tienen todo el poder
en sus manos si se unen. Así, cada sistema de explotación, o sistema económico, ha sucumbido tras una revolución
llevada a cabo por quienes estaban oprimidos. Por ser el capitalismo el sistema más cruel y engañoso, el que más
diferencias produce, Marx pensaba que se colapsaría inevitablemente, dando lugar primero a diferentes Estados
comunistas en los que se aboliría la propiedad privada, fuente de toda alienación, con la consigna de la igualdad
impuesta a todos los miembros y la imposibilidad de enriquecerse. El Estado tomaría el trabajo de cada uno según su
capacidad (meritocracia) y daría los recursos a cada uno según su necesidad. Una vez que la revolución comunista
fuera mundial, los Estados se disolverían, sería el fin de la política, de todas las superestructuras ideológicas
(filosofía, derecho, moral) que en el fondo sólo buscaban justificar las injusticias, y sobrevendría la sociedad
comunista, auténtico objetivo del marxismo.

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Actualidad del texto. ¿Qué queda de Marx hoy?

Toda la filosofía marxista ha sido muy discutida, desde los tiempos del propio Marx. Para empezar, ya a finales del
siglo XIX, los seguidores de Marx se dividían entre los partidarios de mantener un activismo radical contra el
capitalismo, y aquellos que defendían una lucha política, siguiendo la vía parlamentaria. Como consecuencia de esto,
las lecturas que se han hecho de las obras de Marx son muchas y a veces inconciliables.

No obstante, parece que la crítica de Marx al capitalismo sigue hoy tan vigente como en el siglo XIX. De hecho, no
podemos ignorar el peso del pensamiento marxista en todo el movimiento obrero, al que hemos de relacionar las
mejoras laborales y sociales conseguidas a lo largo del siglo XX: salarios mínimos garantizados, protección de los
trabajadores ante el desempleo o la enfermedad, jornadas laborales pactadas o vacaciones pagadas. Sin embargo,
actualmente aún podemos encontrar situaciones de alienación en el trabajo. Por ejemplo, la globalización económica,
en el sector textil, ha desplazado la producción de sus grandes multinacionales hacia países como Camboya, China,
Bangladesh, Indonesia o India entre otros países. En estos países las condiciones de los trabajadores son bastante
precarias- alienantes como diría Marx- porque esclaviza a los trabajadores.

Marx realizó una crítica necesaria y urgente en su tiempo, con la que contribuyó a la mejora real de las condiciones
de vida de muchos seres humanos. Pero también se equivocó: su predicción, por ejemplo, de que la revolución
comunista tendría lugar en sociedades industrializadas se vio refutada con la Revolución rusa, y sus ideas no
condujeron a una sociedad igualitaria, sino a una de las dictaduras políticas más duras de toda la historia (Lenin y
Stalin). Muchos han querido ver en la caída del muro de Berlín (1989) la disolución del pensamiento marxista, A
quienes subrayan el anacronismo del marxismo, se les oponen quienes siguen afirmando la necesidad de mantener la
conciencia de clase (para otros hoy desaparecida) y reivindicar mejoras sociales ante las enormes tasas de paro,
pobreza o precariedad laboral de las sociedades occidentales.

Contestar a la sencilla pregunta de si el marxismo sigue vivo hoy, no es tan sencillo, y dependerá en buena medida de
posicionamientos ideológicos previos. Lo que sí tiene sentido es, al margen de cualquier tipo de polémica, discutir si
las ideas propuestas por Marx pueden seguir siendo aplicables hoy y en qué contextos, sobre todo si consideramos
las enormes desigualdades planetarias generadas por el capitalismo: globalización, deuda externa, pobreza,
hambrunas, epidemias que contrastan con sociedades opulentas que incluyen dentro de sí grandes bolsas de pobreza.

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