Está en la página 1de 4

sucedió en Chihuahua, en uno de tantos poblados, A pasos de la frontera con Estados Unidos y

donde estuvimos por algunos días. Fue por algo bastante fuerte que terminamos ahí; el taller
donde trabajaba mi entonces pareja en Ciudad Juárez andaba en pasos muy extraños sin que
supieran los empleados, al dueño lo levantaron, el administrador terminó en la cárcel y Los
mecánicos tuvieron que desaparecer unas semanas en lo que todo se aclaraba. Carlos, mi pareja,
Era uno de ellos y en ese momento acabábamos a tener a Carlitos; mi hijo. Nos prestaron una
casita en aquel pueblo y hasta allá nos fuimos Una madrugada, nos habían dado las llaves y nos
dijeron que el lugar estaba ya amueblado y listo para que llegáramos, que lo acababa de dejar
repentinamente una pareja que venía del sur. llegamos al amanecer y aún con las limitantes de
lugar, nos pudimos acomodar para descansar, pero Carlos era muy trabajador y habíamos llegado
apenas con unos pesos en la bolsa, Así que muy temprano, se salió a buscar algún trabajito que
pudiera ser por ahí algo que nos diera para comer al menos. ese día regresó por la tarde con
comida y algo de despensa que nos ayudaría a pasar esos días el lugar parecía desolado, esa
esquina del pueblo, por lo menos la casa más cercana estaba como 200 metros. Carlos me dijo que
pusiera mucha atención de cualquier cosa rara, o persona que no pareciera del pueblo que viera
cerca de ahí como estábamos en la mera orilla la última casa de una calle que terminaba justo ahí
no había razón para que alguien se acercara Y sí, rápidamente vi a alguien, pero no se lo mencioné,
lo vi desde dentro; un punto rojo a lo lejos, detrás de la ventana, parecía mirar hacia nosotros
como a 100 metros, justo en medio, entre la casa más cercana y donde nos estábamos quedando
Parado ahí, en medio de aquella calle de tierra desierta, en ese momento los puedo jurar pensé
que era una alucinación por el cansancio, pues aquella vestimenta roja y brillante de pies a cabeza
contrastaba mucho con lo árido y desértico Con el poco color de ese lugar estuvo parado o parada
y un buen rato hasta que lo perdí de vista y luego simplemente se fue. todo eso se me pasó
cuando llegó Carlos, pero varias veces, más durante esa noche, creí Escuchar algo afuera, los
perros vecinos ladraban, pero muy a lo lejos, como les dije la próxima que has estado 200 metros
era imposible saber si lo hacían porque veían a alguien merodear cerca de nosotros así lograron
toda la noche pero Carlos estaba tan cansado que no lo quise preocupar, además, muy
seguramente no era nada. yo estaba convencida de que el problema en Juárez no puede ser tan
grave; porque sabía que ni Carlos ni sus amigos se meterían en cosas ilegales, por eso eran
mecánicos, por eso teníamos carencias; porque prefería en la vida honesta.

Carlos durmió como un bebé, Carlitos También estuvo muy tranquilo toda la noche, incluso
cuando yo entré sueños crei escuchar que había gente caminando alrededor de la casita los dos
asumieron plácidamente hasta que nos amaneció los primeros Rayos de sol, como todos los días,
despertaron a Carlos que metió una botella con agua en su mochila y salió para buscar algo de
trabajo donó Se fue a trabajar y anduvo afuera todo el día hasta que regresó ya bastante tarde,
esta vez no llevó mucho a casa, salvo un kilo de tortillas en la mañana que le habían regalado en
una tiendita de por el centro. Se disculpó y estaba muy triste, nos quedaba poca leche para el
bebé, que era lo más importante, y me dijo que al día siguiente fuera como fue deba conseguir
para llevarnos y si no, me dijo no regresamos y veo cómo me arreglo con lo que esté pasando Allá
en Juárez Pero ustedes no se merecen sufrir por esto

Carlos estaba muy desesperado, muy preocupado, lo escuché salirse por la noche y llorar allá
afuera por tenernos así. Esa noche los perros No ladraron, a lo lejos el silencio era total; ni siquiera
se escuchaba el viento. Por la mañana, todavía más temprano que la anterior, porque ni siquiera
había amanecido, Carlos me despertó y me dijo que como diera lugar iba a conseguir alguna
chambita. Dijo que al final del día llamaría a un conocido en Juárez para ver si la cosa iba
mejorando, que intentaría no llegar tan tarde.

mi bebé empezó a llorar esa mañana desde muy temprano y ahí sí me preocupé: ¿Qué íbamos a
hacer si se nos enfermaba ya lejos de todo y sin dinero para poder pagar por su atención o sus
medicinas? intenté calmarlo y Aunque sé que mi bebé no me entendía, yo le platicaba de todo; le
decía que todo iba a estar bien, que iba a mejorar, que íbamos a regresar a su casa: a su cuna.

Creo que eran como las diez de la mañana cuando volví a ver aquel punto rojo en la calle a lo
lejos. y ahora me acerqué un poco en la ventana para verlo con más atención, lo hice sin que se
notara algún movimiento y es que, a fin de cuentas, queríamos evitar que la gente supiera que
estábamos ahí, mientras menos gente se enterara mejor, luego empiezan las preguntas, los
chismes y en lugares tan pequeños como ese poblado, toda la información viaja más rápido y sin
control.

por eso porque habíamos acordado que nadie sabría dónde estábamos, me pareció muy raro
Cuando empecé a escuchar un rechinido lejano que poco a poco se fue acercando. Me asomé y vi
que era un niño en una bicicleta viejísima, casi es haciéndose llegó hasta enfrente de la casa, dejó
la bicicleta en la calle, se acercó caminando a la puerta y tocó, yo no quería contestar pero el niño
insistia

- me mandó tu esposo se fue otro pueblo a trabajar al campo lo van a pagar bien pero dice que
regresa hasta muy tarde que no te asustes- se alejó unos pasos y luego volvió -pero Cierra bien la
puerta cierra la ventana No le vayas a abrir a nadie -susurró, sin esperar a que le respondiera
caminó hasta su bicicleta y se alejó por la calle por la que llegó a y a pesar de que era un aviso de
Carlos no hizo más que ponerme nerviosa

había un viento seco recorriendo el pueblo y yo yo suelo ponerme algo ansiosa cada luna llena
como esa que se avecinaba. Esa noche oscureció muy temprano, el viento se fue y de nuevo todo
quedó en completo silencio hasta que aquellos perros que se oían como 200 metros volvieron a
ladrar, yo estaba tan intranquila que había apagado todas las luces, quería que pareciera que no
había nadie ahí. Me asomé por la ventana para ver si alcanzaba a ver algo, Y lamentablemente lo
vi, vi tres figuras de rojo, de ese mismo rojo brillante, que venían por aquella calle oscura
caminando hacia nosotros, por aquella calle que era la única entrada hacia donde estábamos; pero
también la única salida. Mi bebé tiene un ratito de haberse quedado dormido, luego de llorar todo
el día y yo, yo le rogué a Dios que no fuera a llorar.

En ese momento Quien fuera que estaba allá afuera llegó hasta la casa, se acercaron a la puerta,
tocaron con mucha fuerza la puerta y yo vi, con terror, como el bebé casi se despertaba

-sabemos que están aquí aunque no hagan ruido, es hora saca el bebé-

y sus palabras se me clavaron como agujas en la cara y empecé a temblar, no solo había gente
muy extraña detrás de la puerta; sino que querían a mi bebé y yo no tenía forma de pedir ayuda o
de escapar. Yo escuché pasos como si rodearan la casa por fuera, tenía las cortinas cerradas y
esperaba que no se pudieran asomar.
-ya sabías que íbamos a venir, saca el bebé o a la niña, tú decides Cuál de los dos, todo sirve-

en ese momento me di cuenta de que no nos buscaban precisamente a nosotros, quizás buscaban
en la familia que acababa de dejar aquella casa, pero no creía que eso me pudiera ayudar. Me
acerqué a la puerta debatiendome entre contestar, entre intentar salir de eso por las buenas o
seguir fingiendo que no había nadie

-ahí te puedo escuchar detrás de la puerta-, dijo aquella voz. Los perros ladraban con más fuerza y
escuché el sonido de un motor a lo lejos una camioneta me asomé disimuladamente por la
ventana y Noté que que también venía hacia nosotros, quien estaba detrás de la puerta corrió
también hacia atrás de la casa la camioneta llegó y se estacionó frente a nosotros Tuve miedo y en
ese momento pensé que quien estaba buscando a Carlos Finalmente nos había encontrado pero
alcancé a ver algo en la parte de atrás de la camioneta vi aquella bicicleta vieja en la que el niño
había llegado por la mañana

Intenté ver hacia afuera por entre la rendija de la cortina, logré ver al niño en el asiento del
pasajero mirando hacia la puerta, no alcancé a ver quién manejaba. Luego la camioneta le dio la
vuelta a la casa muy muy despacio notaba cómo echaban luz con una lámpara pues se colaba por
las rendijas de las cortinas le dieron una vuelta y luego se alejaron logré ver que nadie se subió las
personas de rojo que habían llegado antes seguían ahí seguramente muy cerca pasaron unos 15
minutos o al menos eso creo quizás fue solo uno cuando los perros vecinos me hicieron volver a
asomarme esta vez pude ver unas cinco o seis figuras de rojo de rojo brillante todas acercarse por
la calle me metí debajo de la cama con el niño y empezó a llorar ya era totalmente evidente que
estábamos ahí todo es un error no te vamos a hacer nada pero nos tienes que abrir Okay si no nos
abres vamos a entrar Vale no sé qué tanto más dijeron No sé qué más gritaron o cuánto tiempo
pasó aprecié mi bebé y lo único que podía Escuchar era su llanto hasta que de nuevo el sonido de
un auto acercándose salí esta vez dispuesta a correr hacia Quien fuera para pedir ayuda y era la
misma que me neta que se acercaba de nueva cuenta parecía ya no ver nadie alrededor de la casa
la camioneta se detuvo enfrente de la caja al tocarlos agradeció muy feliz con una palmada y la
camioneta se alejó Carlos entró sonriendo con una bolsa con comida para cenar en una mano y en
la otra la leche para el bebé lo abracé y lo apreté y le pedí que nos fuéramos de ahí porque había
gente muy rara rodeando la casa extrañado salió a revisar pero ya no había nadie aunque los
perros no alejaban de ladrar salí Detrás de él tampoco pude ver nada no había árboles ni campo
detrás y la luz era suficiente como para ver si alguien se escondía entre los contados matorrales
cerca de ahí parecía que no había nadie le pregunté dónde había conocido a ese niño de la
camioneta en la que llegó porque lo había mandado avisarme que llegaría tarde me dijo que no lo
conocía que él no había mandado a nadie que lo acababa de ver por primera vez en la carretera se
ha ido trabajar temprano en un pueblo cercano de regreso lo llevaron a él y a otros trabajadores
en un camión de redilas y él fue el único que se bajó en y empezó a caminar hacia la casa este
estaba lejos de la carretera pero apenas entró al pueblo una camioneta se le acercó el chofer le
dijo que le daba un aventón que no eran horas para andar caminando por el pueblo en una noche
como esa a Carlos le dio desconfianza pero al ver que el señor llevaba un niño con él terminó por
confiar antes de que les Pudiera Decir Hacia dónde emprendieron la marcha habían sido muy
amables dijo intento por todos los medios calmarme que me tranquilizara y cenara con él y yo de
verdad intenté por todos los medios hacerlo nos fuimos a dormir tarde al día siguiente él no iría a
trabajar cuando nos despertamos salimos a tomar un poco de aire cuando vimos algo que nos
estremeció en la tierra alrededor de la casa estaban las huellas de muchas personas huellas de
pieces descalzos pequeños como de mujer Grandes como de hombres muy altos huellas que le
daban la vuelta a la casa una y otra vez había también unas muy bien marcadas en la ventana
junto a la cual dormimos como si alguien se hubiera quedado parado ahí toda la noche sabíamos
que ya no estábamos a salvo y él apresuró todo para volver o para irnos a otro pueblo por lo
menos un amigo que nos ayudó le dijo que lo esperara en una tienda del centro que pasaría por
nosotros en dos horas quizás por el calor pero no había nadie en las calles el pueblo nos sentamos
afuera de la tienda Me dio mucha sed y entré a comprar un poco de agua cuando salí Carlos
estaba platicando con un señor muy amable ya mayor luego me explicó que era una especie de
sacerdote pero no católico como nosotros de una de esas religiones que pululan tanto en los
pueblos que son raras aunque dicen creer en nuestro mismo Dios aquel señor le dijo que nos
acercáramos que unos integráramos a ellos yo nos esperarían si íbamos en la noche y nos
organizarían una bienvenida que tendrían muchas cosas para el bebé por pura cortesía Carlos le
dijo que sí Poco después por fin pasaron por nosotros y nos fuimos nos pudimos ir de ahí para
siempre yo llevaba el corazón en la mano hasta que logramos salir del pueblo hacia la carretera Y
es que escuché el sacerdote despedirse decir que nos veíamos esa noche yo había escuchado la
misma voz la noche anterior detrás de la puerta de la casa donde nos quedábamos pidiendo que
les entregara a mi bebé

También podría gustarte