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Facultad de Filosofía y Letras

UBA

Historia Antigua I “B”


(Murphy)
Monografía:
La alteridad en Antiguo Oriente.
El caso de Egipto.

Alumna: Cucarella, Paula.


DNI: 34906569.
Comisión: Viernes de 19 a 21 hs. (Florencia Jakubowicz)
Año: Primer Cuatrimestre 2012.
Introducción

El presente trabajo versará sobre la construcción del “otro” en el Antiguo Oriente,


tomando como caso particular al Egipto Antiguo. El tema de la alteridad ha sido ya bastante
estudiado y es de fundamental importancia por ser un tema que rige para las sociedades en
todos los tiempos.
El análisis de la construcción de la alteridad nos permite entrever las percepciones
mentales de los sujetos y una explicación de los vínculos constitutivos entre el “yo” y los
“otros”.
La hipótesis de la que partimos es que Egipto configuró su identidad cultural
encontrando al “otro” en las sociedades nomádicas extranjeras. La intención será mostrar que
si bien a partir de tratar como inferiores a estas poblaciones, Egipto configuró su identidad,
vale decir que la frontera con las mismas fue permeable y desde los inicios estas sociedades
interactuaron de distintas formas.
En tiempos de centralización del poder, la frontera tendió a expandirse, mientras que
en momentos de caos y descentralización del poder la frontera fue superada por los
extranjeros.
Las comunidades pastoriles intentaron ingresar a la sociedad egipcia y eso fue posible
en la medida que el estado egipcio lo permitía.
En este sentido las premisas teóricas que tomaremos del análisis de Rowton sobre
“nomadismo circunscripto” nos serán útiles para entender las relaciones entre Egipto y los
grupos nómadas.
En el primer apartado nos abocaremos a explicar la noción de etnocentrismo en el
marco del antiguo Oriente para luego abocarnos al análisis de la frontera y la relación entre
Egipto y los extranjeros en el lapso temporal que va desde el Imperio Antiguo, pasando por el
Primer Periodo Intermedio, al Reino Medio.

Los mapas mentales y las metáforas negativas.


Existen algunas fuentes del Antiguo Oriente que han llegado hasta el presente y son
muestra del etnocentrismo que caracterizó a las sociedades antiguas. Esto entendido como la
actitud por la que se considera la cultura propia como superior y a las demás como inferiores.
Principalmente, las representaciones cartográficas son manifestaciones de poder, ya
que permiten legitimar la conquista y representar la acción de control del estado frente a la
población sometida y sobre la población que no esta en la frontera. Es dar muestra de
pertenencia y de extrañeza. Son mapas mentales que los antiguos crearon a partir de un
proceso de simplificaciones ideológicas de la complejidad real del mundo en el que vivían en
donde vuelcan sus percepciones, lo que nos es útil a nosotros para ver sus manifestaciones de
etnocentrismo1.
Liverani plantea por ejemplo, el hecho de que las representaciones de los mapas
mentales mesopotámicos siguen una lógica de contraposición entre un núcleo y una periferia:

“El núcleo, el espacio central, esta más habitado, civilizado, y su centro ideal es la
ciudad, rodeada por una llanura de regadío salpicada de aldeas agrícolas. La periferia es la
franja que rodea esta llanura, de estepa o montaña, con una población mas desperdigada e
inestable de pastores, fugitivos, bandidos, que poco a poco se difumina hacia el vacío
humano de zonas que solo son útiles como reservas de materias primas.”2

1
Es muy significativo “El mapa babilónico del mundo” que representa el mundo visible
para esta civilización. El espacio continental aparece representado a través de formas
geométricas, aparecen montañas, pantanos y el océano, llamado “marratu”. La frontera del
mapa estaría dada por el horizonte. A partir del análisis de la fuente podemos inferir que el
mapa del mundo refleja el etnocentrismo babilónico, donde Babilonia era el Centro, en ella se
unía la tierra y las regiones inferiores, o sea, las del “otro”, de lo inferior, lo desconocido. Esto
ha sido llamado “Síndrome del ombligo”: la ciudad creía haber sido elegida por las
divinidades.3
Otra e las fuentes analizadas es la Geografía de Sargón, que coloca a Asiria en el
centro del universo.
También es importante destacar la función del mito en la construcción de la alteridad,
las sociedades antiguas han creado discursos geográficos y topónimos para referirse a lugares
inventados. Es pertinente analizar el caso de la fuente “Emerkar y el señor de Aratta”. Esta
fuente Súmera, a la cual fechamos entre los años 2700-2300 a.c. Narra las relaciones entre
Uruk y Aratta, (ciudad que no ha existido) y cómo la segunda es subordinada por la primera.
Hay elementos interesantes que podríamos apreciar. En primer lugar la acción legitimadora de
esta historia, es decir estamos hablando de un hecho mítico, Aratta no existe. Aratta es
“inventada” para legitimar a Uruk. Vemos la construcción Uruk-céntrica de la fuente, donde
Uruk funciona como centro hegemónico
En el caso de Egipto, la construcción del mito del dios Seth es muy significativa.
Horus era considerado el dios de todo Egipto, mientras que Seth fue representado como dios
del desierto y de los pueblos extranjeros. Así se representa el combate entre la fertilidad del
Nilo (Osiris) y la aridez del desierto (Seth).
Debemos decir que Egipto Antiguo, al igual que todas las sociedades tuvo un gran
contenido etnocéntrico. De este modo se atribuyen caracteres positivos al propio grupo,
mientras se utilizaron formas peyorativas para la identificación del “otro”. En ese proceso se
creó la identidad cultural. Así cada sociedad se dotaba a si misma de una cronología interna,
un cronotopo propio. Y de ese modo se colocaban a sí mismos en el centro del Universo. En
el caso estudiado, los egipcios concebían al faraón como el soberano universal y al pueblo
egipcio como la humanidad, frente a un mundo exterior que se presentaba como bárbaro,
atrasado y no humano. La unificación del Alto y el Bajo Egipto a comienzos de la Dinastía I
con Menes se supone un hecho muy importante para la mentalidad egipcia. Al respecto, Kurth
plantea que:
“la idea egipcia de la historia tenía la unificación concebida como acto regio: para
los habitantes del antiguo Egipto, el comienzo de la historia de la humanidad venía marcado
por la aparición de Egipto como Estado.” 4
En la misma línea, Sanmartín y Serrano argumentan:
“Aunque Egipto fue en sus orígenes (…) una sociedad multirracial, no cabe duda que
hasta el Imperio Nuevo se entendió al extranjero no solo como diferente, sino también como
inferior y bárbaro.”5
A partir de esto podemos decir que en el Egipto las primeras manifestaciones de la
alteridad fueron realizadas hacia los extranjeros y nómadas. Podemos hacer esta afirmación
que podemos constatarlo en las fuentes.
Debemos decir que el relato que podemos reconstruir de la relación entre los egipcios
y los extranjeros es unilateral: la mirada que los escribas egipcios plasmaron en la
documentación. A partir de la mención de extranjeros en fuentes egipcias podemos inferir las
características de esa relación.

2
“La poderosa metáfora negativa que es usada para caracterizar a los moradores en
tierras extranjeras nos dice muy poco sobre los habitantes de aquellas regiones. Pasajes tales
como estos son instructivos para la comprensión de los valores culturales de los escritores.”6

Las fronteras en el Antiguo Oriente: el caso de Egipto.

El hablar de alteridad en Antiguo Oriente nos convoca a hablar necesariamente del


concepto de frontera. No podemos sostener que las fronteras del antiguo Egipto tuvieran
siempre un límite preciso, en el que se marcara el punto exacto hasta donde el faraón estuviera
presente. En nuestra concepción actual, un borde fijo implica un acuerdo limítrofe entre
estados nacionales. Debemos evitar caer en la tentación de los anacronismos, por eso
tomaremos el concepto de frontera propuesto por Mario Liverani, donde la frontera:
“Tiene caracteres más históricos culturales que ecológicos, más de imagen que de
realidad. La zona fronteriza es la marginal y terminal de un núcleo cultural determinado, al
otro lado de la cual – según los miembros de la comunidad interior- esta la nada, el vacío, o
bien, lo radicalmente distinto (y por lo general inferior), el territorio apetecible para la
exportación de materias primas mediante el intercambio desigual, hasta llegar a formas de
conquista militar y expansión imperial.”7

La frontera tendió a ser móvil. Si el núcleo central era fuerte, la frontera se expandía
hacia afuera, pero la frontera podía ser violada si las fuerzas caóticas del afuera, por su mayor
movilidad y número prevalecían frente al núcleo central.
Ahora ¿Cómo establecemos cuáles eran las fronteras en el Antiguo Egipto? Para
responder esa pregunta y conocer la naturaleza de la frontera egipcia es necesario analizar
las fuentes estatales del Antiguo Egipto. En ellas el faraón, o rey-dios era quien transcribía el
fundamento divino del poder político. Cuando se describe la frontera en los textos, se ve lo
que el faraón veía; y aparece siempre implícita la propaganda del fundamento de la divinidad,
por un lado para persuadir y por otro documentar la ideología expresada. Como parte de su
repertorio de gobierno el rey hace, establece, impone, protege y extiende sus límites, de la
misma manera que él aplasta a los extranjeros y sus tierras.
Pero como nuestra idea es remarcar la permeabilidad de las fronteras egipcias,
debemos prestar atención a aquellos grupos que estaban al otro lado de la frontera,
normalmente grupos nómadas que interactuaron desde los inicios con los egipcios. Por eso
tomaremos algunas nociones teóricas propuestas por Rowton para analizar la relación entre
nómadas y comunidades campesinas.

Nomadismo y sedentarismo

El nomadismo ha sido una forma de vida que jugó un rol muy importante en la
economía de subsistencia de las sociedades del Antiguo Oriente. Nomadismo y sedentarismo
si bien han sido formas distintas, se relacionaron con frecuencia en relaciones que incluso
fueron complementarias.
Por sedentario entenderemos al grupo de población que posee una economía agrícola,
propia de los habitantes asentados en forma permanente en el valle del Nilo egipcio, desde la
primera catarata hasta el Delta.
Así, los grupos asentados en la llanura aluvial del Nilo representaban al conjunto de la
sociedad egipcia, integrada en un sistema cuya estructura se basaba en la producción agrícola

3
y su posibilidad de control por el Estado, a través de centros administrativos que aseguraban a
la vez la recaudación y redistribución de los recursos del país.
En tiempo de crisis, las relaciones entre nómadas y sedentarios tendieron a empeorar,
pero la relación en tiempos de paz podía ser provechosa.
El nomadismo circunscripto planteado por Rowton nos permite comprender un poco
más las relaciones entre las comunidades sedentarias y las nómadas.
Si bien Egipto era autosuficiente, debió salir al exterior a buscar materias primas
preciadas como la madera o la turquesa.
Por su parte, las poblaciones nómadas del desierto, siempre en equilibrio inestable
entre su hábitat y sus medios, intentaron ingresar a la sociedad egipcia para desarrollar algún
tipo de actividad (trabajo en minas o tareas domésticas), llegando por este medio a
sedentarizarse. Su ingreso al Estado dependía de la voluntad del Estado Egipcio.
La fuente del Reino Nuevo, “El informe de un funcionario de frontera” nos muestra
como el Estado egipcio controlaba y dejaba pasar, en determinadas situaciones a grupos de
“shasu" a los estanques de agua situados más al sur. Según muestra la fuente dicho paso era
realizado durante los cinco días epagómenos. Estas eran personas que entraban, pero luego
salían de Egipto, se supone que para realizar algún tipo de intercambio comercial.
Podemos encontrar esta necesidad de los nómadas de ingresar a Egipto en la relación
con Levante y el Sinaí. En algunas fuentes se ven intercambios de regalos entre un jefe del
Sinaí a un gobernante provincial egipcio. Dicho intercambio se enmarca en formas de hacer
más aceptables las exigencias de esos grupos pastores, ansiosos por cruzar las fronteras en
busca de pastos cuando fuera necesario. Según Rowton esa búsqueda era la más importante
para estos grupos. Por eso según Kurth:
“(…) la calificación oficial que dan los egipcios a cualquier tipo de contacto con la
población local como si se tratara de “enemigos” y “bárbaros” a los que es preciso
perseguir sin tregua respondía a un tipo de retórica inevitable, tras la cual se oculta un
modelo de interacción positiva.”8
Se ve que una forma que tenía el Estado de integrar a esos grupos nómadas cuando lo
creía necesario era mediante el ejército. Esto podemos verlo en una fuente del Reino Nuevo (-
1580 a -1080) “La inscripción de Ramsés III en Medinet Habu”. En ella se expresa como
Egipto se servía de los “maryannu”, mercenarios del Estado egipcio, provenientes de
poblaciones seminómadas de la región Sirio Palestinense, a los que no se los reconocía como
egipcios. La integración al ejercito de estas poblaciones extranjeras tiene que ver con la
preparación militar que siempre han tenido los pueblos nómadas, que ante todo se
conformaban como unidades paramilitares.9
Este hecho a su vez favorecía a los egipcios, pues engrosaban sus filas con
mercenarios y al mismo tiempo alejaba el peligro de futuras incursiones de aquéllos con fines
de penetraciones. En vista de estas fuentes analizadas, podemos decir que los egipcios no eran
reacios, cerrados frente al extranjero, pues observamos interacción por diferentes vías. La
fluidez de las relaciones interétnicas y las filtraciones de grupos nómades generaron fronteras
étnicas permeables.

Los contactos con los extranjeros durante el Reino Antiguo

Durante el Reino Antiguo que va, aproximadamente, desde el -2800 a -2250, Egipto
estaba protegido por sus fronteras naturales (rodeado al oeste y al este por los desiertos
occidental y oriental, y prolongándose el Delta hacia el este, el desierto de Sinaí), y con un
poder central fuerte. Egipto se consolidó como un estado grande centralizado unido bajo un
gobernante supremo, el faraón. La cultura egipcia adquirió tal homogeneidad que se

4
distinguía de sus vecinos del oeste, del sur y del noreste. De ese modo los pueblos que
quedaban por fuera de las fronteras de Egipto fueron clasificados como enemigos del “país”.
Tradicionalmente la frontera meridional de Egipto estaba marcada en Assuan y la
primera catarata.
Uno de los vecinos más ricos era Nubia, región muy ambicionada por muchos
faraones, de allí Egipto obtenía prisioneros y ganado, Nubia fue la mayor fuente de mano de
obra y significaba también la puerta de acceso a los productos de África. También se ve
relación de Egipto con la zona de Levante, fundamentalmente con la ciudad de Biblos de
donde obtenían maderas. (Kurth.)
En Wadi Maghara, las minas del Sinaí ofrecían cobre, y en Serabit el Khadim, también
en el Sinaí, se obtenía la turquesa. Desde muy temprano hubo contactos con Nubia. También,
contactos con la región de Siria y Palestina, de donde se obtenía madera de cedro.
En los oasis del desierto occidental y en los wadis y pozos de agua del desierto oriental
se desarrollaba un sistema de vida nómada, con una economía básicamente pastoril. Estos
grupos nómades debían ponerse en contacto con las poblaciones sedentarias asentadas en el
valle del Nilo para conseguir algunos productos de los que carecían, sobre todo cereales.
Si bien era autosuficiente, el Estado egipcio necesitó proveerse de aquellas materias
primas que le faltaban dentro de su territorio como maderas y metales, considerados como
materiales de prestigio, y eso lo llevó fuera de su territorio.
La explotación de las minas de cobre debe de haber conducido a un enfrentamiento
con las poblaciones nómades que habitaban en la zona. Posiblemente en algunos casos
difíciles, el Estado egipcio debe haber llegado a algún tipo de arreglo con los jefes de las
tribus nómades que merodeaban por los territorios por donde debían pasar los egipcios. En
este punto vemos nuevamente la interacción entre ambas formas de vida.
Cuando el Estado egipcio se internaba en los territorios más cercanos o más alejados,
habitados por poblaciones nómades, con el interés de integrar estas zonas a su esfera de
influencia, traía inevitablemente un conflicto con estos grupos, que conducía al triunfo
egipcio. Las fuentes estatales muestran a las poblaciones nómadas como grupos turbulentos
que se oponían a su avance y a los que había que eliminar para cumplir con sus objetivos.
Una función primordial del faraón consistía en lograr la victoria sobre esos enemigos,
los "otros". El faraón, reconocido como un rey dios cumplía el papel de mediador con las
divinidades, garantizando el "maat", la aplicación de la regularidad cósmica a la vida egipcia.
En esta época de un gobierno centralizado, fuerte y próspero, las expediciones organizadas
eran llevadas a cabo, acompañadas por un ejército que garantizaba la penetración en las zonas
de interés económico.
Un testimonio significativo procede de un texto autobiográfico de un funcionario
llamado Uni, de la VI dinastía:
“Su majestad me envió a dirigir este ejército en cinco ocasiones, a fin de someter la
tierra de los "Habitantes de las Arenas", cada vez que ellos se rebelaron, con estas tropas. Yo
actué de acuerdo con aquello por lo que su majestad me alabó fuera de toda medida. Se
informó que había rebeldes entre estos extranjeros, en "La Nariz de la Gacela". Yo atravesé
en barcos, junto con estas tropas; efectué un desembarco detrás de las alturas de la sierra, al
norte del país de los "Habitantes de las Arenas", mientras que esta (otra) tropa se apresuraba
sobre el camino. Llegué, atrapé a todos ellos y maté a todos los rebeldes que había entre
ellos.”
En esta fuente se ve como el enemigo extranjero era llamado o descalificado por el
lugar en el que vivía, la arena, el desierto, lo no fértil.
.

5
Egipto durante el Primer Período Intermedio

Durante el llamado Primer Período Intermedio, que se extiende desde fines de la


dinastía VI a la X (– 2250 a -2050), Egipto está debilitado políticamente. El largo reinado de
Pepi II así como ciertos factores ecológicos y climáticos, ambos conjuntamente, provocaron
situaciones caóticas.
El poder central se derrumbó. Las estructuras se modificaron, Egipto se desmembraba
en luchas internas entre poderes locales. Es una época de crisis, la primera gran crisis de la
historia de Egipto. El orden político, económico y social establecido firmemente durante el
Reino Antiguo se había roto.

La política del gobierno había sido siempre la protección de sus fronteras orientales y
occidentales contra los nómades, asiáticos y libios, que siempre merodeaban el Delta. Esta
zona ofrecía pastos y agua abundante para las tribus del desierto. Y fue en oportunidad del
debilitamiento del poder central que éstas comenzaron a penetrar en territorio egipcio.

La fuente las "Admoniciones de Ipuwer", la "Enseñanza para Merikara", cuentan


sobre la penetración de asiáticos en el Delta durante esta época.

La "Enseñanza para Merikara", de la dinastía IX, expresa muy claramente el


sentimiento del egipcio hacia el nómade. Lo define de la siguiente forma:

“Pero esto debería decirse al Arquero: Mira el miserable asiático es desgraciado a


causa del lugar donde está, escaso de agua, desprovisto de madera, sus senderos son
numerosos y difíciles a causa de las montañas. No habita en ningún lugar el alimento impulsa
sus piernas, lucha desde el tiempo de Horus sin conquistar ni ser conquistado. No anuncia el
día de combate como un ladrón que actúa por sorpresa.”

Esta descripción también destaca la característica y el hábitat donde vivían los


nómadas. También sobresale su carácter de improviso, caótico. En fin, son descriptos como
nómades que merodeaban en la zona periférica, en un medio ecológico no favorable y por esa
circunstancia eran vistos como tendientes a querer infiltrarse en las zonas fértiles del Nilo.

La siguiente fuente, Las "Exhortaciones de Ipuwer", de la dinastía VI, son las


lamentaciones de un anciano que ve pasar ante sus ojos el desmembramiento de Egipto bajo la
indiferencia del rey y las luchas sociales, atribuye a los nómades parte de la culpa de esta
revolución social. Dice:

“(...) Los extranjeros son ahora egipcios en todas partes….Los nomos están asolados,
un pueblo de arqueros, desde el extranjero ha venido al Egipto…. En verdad, el rostro está
pálido, el arquero está presto. El malhechor esta en todas partes. En verdad el país gira
como torno de alfarero. El asaltante es ahora rico propietario y el hombre de posición un
salteador. ”

La fuente nos muestra un genuino “mundo al revés”, imagen tan querida al imaginario
egipcio antiguo. Aunque el verdadero problema residía en la situación interna, los asiáticos se
habían aprovechado de ella y por ese motivo las culpas recayeron en el enemigo y la fuente
exageró el impacto de los extranjeros.

6
Egipto durante el Reino Medio.

Durante el Reino Medio vuelve el orden a Egipto, el poder vuelve a estar centralizado
en la figura del faraón. Desde la dinastía XII se evidencian oleadas de pueblos nómadas de la
periferia, especialmente libios y asiáticos. Anteriormente algunos libios habían sido aceptados
en el territorio egipcio, para realizar trabajos de agricultura o minería. Estos pueblos, debido a
los cambios climáticos y a la inestabilidad política egipcia, se adentraron en el valle del Nilo,
para aprovechar su fertilidad. Otros, debido a las guerras civiles entre los nomos, se alistaron
como mercenarios auxiliares del ejército.
En este caso, podemos ver como el estado tras el periodo de descentralización anterior
se lanza una literatura legitimista para mostrar a un faraón que vino a restaurar el orden.
Durante este tiempo Egipto ha fortificado sus fortalezas para protegerse del enemigo
extranjero:
“Impresionante es la línea de fortificaciones, glacis y atalayas en los ángulos de las
murallas que rodean el poblado, trazado en forma de parrilla y en cuyo interior se
encontraba la casa del comandante egipcio”10
Esta era la frontera meridional egipcia sobre la región de la segunda catarata.
Durante el Reino Medio, las imágenes del faraón fueron más grandes que en el
periodo anterior y se resaltó con muco énfasis la fuerza del faraón, por ejemplo, en un papiro
de la dinastía XII procedente de El Fayum se escribió:
¡Salve, Khakaure, nuestro Horus, Divino de Forma! Protector del país y sus fronteras,
que aplasta a los países extranjeros con su corona. Que somete a las tierras extranjeras con
un gesto de sus manos. Que mata a los arqueros sin descargar un golpe de su maza. Aquel
cuyo temor causa espanto a los arqueros en su tierra, el miedo al cual arruina a los Nueve
Arcos (todos los enemigos tradicionales de Egipto que rodean sus fronteras).”

Para matizar esta imagen de enemistad terminal, podemos concluir en que detrás de la
propaganda política del Faraón y las constantes muestras de superioridad en las fuentes
respecto de los extranjeros, debemos decir que igualmente, Egipto se interesó en fomentar
1

NOTAS
?
M. Liverani, El Antiguo Oriente, Barcelona, Crítica, 1995.
2
Ibídem pp. 38
3
Como dice Susana Murphy, es importante prestar atención a los “silencios” de los mapas, que a la vez dicen
mucho.
4
Kurth, El Oriente Próximo en la antigüedad, Barcelona, Crítica, 2000.pp. 149
5
J. Sanmartín y J.M. Serrano. Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto. Ediciones AKAL.
Madrid.1998.
6
P. Michalowski, “Mental Maps and Ideology: Reflections on Subartu” en H.Weiss (ed.) The Origins of Cities
in Dry-Farming Syria and Mesopotamia in the Third Millennium B.C, Connecticut, Four Quarters Publishing,
1989, pp.3
7
M. Liverani, El Antiguo Oriente, Barcelona, Crítica, 1995
8
Kurth, Op cit. pp. 199.
9
M. Rowton.” Factores económicos y políticos del nomadismo antiguo” en J. Silva Castillo (comp.) Nonadas y
pueblos sedentarios. México, 1982.
10
Kurth, Op. cit. pp. 196

7
relaciones diplomáticas muy estrechas con el envío de legados egipcios a las cortes de los
príncipes locales, en lugares tan apartados como Kadesh o Biblos, para participar de las
redes comerciales de los levantinos y mesopotámicos y que ha integrado a las poblaciones
nómadas cuando lo necesitó.

CONCLUSIONES.

De esta forma esperamos haber echado un poco de luz sobre la construcción de la


identidad en Egipto. Hemos considerado que la creación de la identidad egipcia se hizo
posible a partir de la interacción y contraposición con las poblaciones nómadas periféricas, las
que aparecen representadas por el entorno desértico en el que vivían. Para crear esa identidad
se usaron elementos simbólicos como “El caos” vs. “El orden”.
Las poblaciones seminómadas extranjeras intentaron ingresar al estado egipcio ya
fuera para ingresar a la estructura estatal o bien como plantea Rowton para utilizar los ricos
recursos naturales del Nilo. En tiempos de autoridad descentralizada fue cuando tendió a
aumentar el paso de la frontera, y todas las culpas recayeron sobre ellos para justificar el caos
reinante.

Bibliografía.
.
Kurth, El Oriente Próximo en la antigüedad, Barcelona, Critica, 2000.

M. Liverani, El Antiguo Oriente, Barcelona, Crítica, 1995.

P. Michalowski, “Mental Maps and Ideology: Reflections on Subartu” en H.Weiss


(ed.) The Origins of Cities in Dry-Farming Syria and Mesopotamia in the Third
Millennium B.C, Connecticut, Four Quarters Publishing, 1989, pp.128-154.

M. Rowton, “Factores económicos y políticos en el nomadismo antiguo”, en J. Silva


Castillo (Comp.), Nómadas y pueblos sedentarios, El Colegio de México, 1982

J. Sanmartín y J.M. Serrano. Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y


Egipto. Ediciones AKAL. Madrid.1998.

Fuentes.

 Lamentaciones de Ipuwer.
 Enseñanza para Merikara.
 Representación cartográfica del mundo conocido por los babilonios.
 Geografía de Sargón.
 Informe de un funcionario de frontera.
 Emerkar y el Señor de Aratta.
 Biografía de Uni.

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