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Ensayo literario

Helena de troya
Helena de Troya (también conocida como Helena de Esparta) es una figura de la
mitología griega, cuya fuga con (o rapto por) el príncipe troyano Paris provocó la
Guerra de Troya. Helena era la esposa de Menelao, rey de Esparta, y considerada como
la mujer más bella del mundo.

Menelao convenció a su hermano Agamenón, rey de Micenas, de formar un gran


ejército para asediar la poderosa ciudad de Troya y rescatar a Helena. Tras la victoria
griega en la guerra, Helena regresó a casa con Menelao, pero se convirtió en una figura
despreciada en el mundo antiguo, símbolo de la inmoralidad y de los peligros de poner
la lujuria por encima de la razón. A pesar de la mala reputación de Helena en la
literatura, también tuvo una forma divina y fue objeto de culto en varios lugares de
Grecia, como Rodas, Esparta y Therapne.

Relaciones familiares
En la mitología griega, Helena era hija de Zeus y Leda, la reina de Esparta y esposa de
Tindáreo. Zeus se disfrazó de cisne para seducir a Leda, y Helena fue el resultado de su
relación amorosa. En otra versión del mito, la madre de Helena es la diosa Némesis, la
personificación de la venganza. Quienquiera que sea la madre, en ambas versiones
Helena nace de un huevo, en Esparta. Los hermanos de Helena son los héroes gemelos
Cástor y Pólux (alias Polideuces) y Clitemnestra, la futura esposa de Agamenón, rey de
Micenas. Un día, Tindáreo ofreció sacrificios a todos los dioses, pero se olvidó de
Afrodita y la diosa, enfadada con el desplante, prometió que todas las hijas del rey
serían infames por su adulterio.

Helena tuvo muchos pretendientes, pero se casaría con el hermano de Agamenón,


Menelao, rey de Esparta. Como parte del acuerdo matrimonial, Tindáreo sacrificó un
caballo e hizo jurar a todos los líderes griegos que reconocían a Helen como esposa
legítima de Menelao y que la protegerían de cualquier daño. Ese juramento tendría
graves consecuencias, cuando llegó el momento de la guerra. Menelao y Helena
tuvieron una hija, Hermíone, y tres hijos: Plístenes, Etiolo y Morrafio.

Helena era considerada de forma mayoritaria como la más bella de todas las mortales.
En sus Trabajos y días, Hesíodo la describe como la “Helena del cabello rubio” Homero
también la nombra repetidamente en sus obras como “Helena del cabello precioso”
Helena de blancos brazos” y “Helena, la reina de las mujeres” aunque también como la
“odiosa Helena”
Desarrollo y Contenido
El desarrollo y los contenidos de este material didáctico de Griego
II, de Segundo de Bachillerato para la modalidad de educación a
distancia, se ajusta a las disposiciones del Real Decreto
1467/2007, de 2 de noviembre, y a la Orden Ministerial
1729/2008, de 11 de junio de 2008, por las que se regula el
currículo de la Ley Orgánica de Educación. El Curso se organiza
en diez unidades, en las que se han distribuido de forma
progresiva los contenidos lingüísticos y los culturales, referidos a
Grecia y su legado. En cuanto a los contenidos lingüísticos, se
repasa o, en su caso, se estudia de modo más sistemático la
morfología del nombre y del verbo y se dedica una especial
atención a la sintaxis. Asimismo se analizan ampliamente
diversos aspectos del léxico griego. Por una parte, en las cinco
primeras unidades se dan las pautas fundamentales para el
aprendizaje de la forma adecuada de utilizar el diccionario (una
herramienta muy necesaria en este curso, en el que se debe
adquirir familiaridad con la traducción de textos). Por otra, en las
cinco últimas, se hace una revisión sistemática de la formación de
palabras, la composición y derivación, procedimientos de
formación del léxico griego que han sido heredados por las
lenguas modernas, por lo que su conocimiento es fundamental
para el conocimiento de los helenismos españoles y de nuestra
propia lengua, en general. Los contenidos de literatura, cultura y
vida cotidiana de los griegos se han estructurado en las diversas
unidades, cada una de ellas organizada en torno a un tema (la
Guerra de Troya, Heracles, la fiesta, el teatro, la vida diaria, la
expansión colonial, la ciudad, la mujer, la filosofía y la ciencia),
con el que tienen que ver las diversas cuestiones que se estudian
en cada una, las lecturas de pasajes traducidos y los textos griegos
seleccionados. Cada unidad se inicia con un texto, en griego y en
español, significativo para el tema que le da título y una
ilustración, tras los cuales figura una presentación del tema y un
índice de contenidos. Acompañan al desarrollo de cada cuestión
numerosas actividades, de autoevaluación y de heteroevaluación.
Así pues, se ofrecen listas de palabras para ser analizadas y
traducidas –a fin de fijar los contenidos de morfología–, frases
sencillas para ser traducidas, que ejemplifican los contenidos de la
sintaxis, ejercicios de etimología y de búsqueda en el diccionario
y preguntas. Al final de cada unidad se presenta una serie de
textos breves, el primero de los cuales va explicado y traducido,
iniciando así al alumno en las técnicas de traducción y comentario
de 9 textos, mientras que los demás van acompañados de una
breve introducción explicativa, de las notas necesarias para
resolver cuestiones de gramática que aún no han sido explicadas o
que presentan una cierta dificultad y cuestiones cuya resolución
ayuda a la traducción y comprensión del pasaje. Las palabras
griegas de los textos que no aparecen en los diccionarios usuales
para estudiantes de Bachillerato se encuentran recogidas en un
Vocabulario al final del libro. Los epígrafes precedidos de la
palabra Recuerda resumen los elementos mínimos más
significativos de cada apartado, mientras que las palabras
remarcadas en rojo en el texto de las unidades remiten a un
Glosario, al final del libro, donde se encuentra asimismo un
Apéndice gramatical, en el que se hallan, ordenados y
sistematizados, los paradigmas del artículo, el nombre, el
adjetivo, el pronombre y el verbo y una lista bastante completa de
palabras invariables, además de un esquema de la sintaxis de los
casos y de las oraciones. Acompañan al texto abundantes
ilustraciones relacionadas con la materia objeto de estudio en cada
unidad que pretenden ayudar a la comprensión de los contenidos
desarrollados. Hemos intentado facilitar a los alumnos un
instrumento de trabajo útil y cómodo, atractivo en su lectura y
bien provisto de ejercicios y textos. En todo momento hemos
tratado de lograr un difícil equilibrio entre la claridad que facilite
el aprendizaje del griego y el rigor y la seriedad necesarios.
Introducción
La helena de Troya es una parte fundamental en cualquier trabajo
científico, pues es el elemento que nos permite iniciarlo de un
modo organizado y gradual. Puede considerarse, en propiedad,
como el capítulo inicial de la obra, y en tal sentido sus
dimensiones son normalmente más largas que las de un prefacio,
ya que abarca diferentes y a veces complejos temas.
EN UNA INTRODUCCIÓN SUELENAPUNTARSE
DIVERSOS CONTENIDOS GENERALES TALES COMO:
Antecedentes de la investigación que se ha realizado. Punto de
partida o enfoque con el que se abordan el problema.
Objetivos, generales y específicos, del trabajo realizado.
Conceptualizaciones básicas, importantes para situar mejor el
subsiguiente desarrollo de ideas.
Problemas de método, especialmente aquellos que se refieren a
las cuestiones básicas -generalmente .Epistemológicas- que
influyen sobre la metodología y las técnicas que se han empleado.
Observaciones personales, informaciones particulares de esa
investigación.
Biografía

Helena de Troya (también conocida como Helena de Esparta) es una figura


de la mitología griega, cuya fuga con (o rapto por) el príncipe troyano Paris
provocó la Guerra de Troya. Helena era la esposa de Menelao, rey de
Esparta, y considerada como la mujer más bella del mundo.

Menelao convenció a su hermano Agamenón, rey de Micenas, de formar un


gran ejército para asediar la poderosa ciudad de Troya y rescatar a Helena.
Tras la victoria griega en la guerra, Helena regresó a casa con Menelao,
pero se convirtió en una figura despreciada en el mundo antiguo, símbolo
de la inmoralidad y de los peligros de poner la lujuria por encima de la
razón. A pesar de la mala reputación de Helena en la literatura, también
tuvo una forma divina y fue objeto de culto en varios lugares de Grecia,
como Rodas, Esparta y Therapne.
PERSONAJES
HELENA.
TEUCRO.
MENELAO.
Una ANCIANA.
Un MENSAJERO GRIEGO.
Un MENSAJERO EGIPCIO.
TEÓNOE.
TEOCLÍMENO.
Un SIERVO.
CÁSTOR.
PÓLUX.
Coro de cautivas griegas

Argumento
Hera, Afrodita y Atenea acudieron a Paris para que eligiera a la más bella.2
Paris eligió a Afrodita a cambio de poseer a la hermosa Helena. Paris va a
Esparta en su procura, pero Hermes la sustituye por una imagen «hecha de
nube», que es la que llega a Troya. Los aqueos y los troyanos libraron una
guerra por una imagen, por un nombre, no por la auténtica Helena, que
había sido transportada a Egipto.

Ese país, Egipto, es el lugar donde se desarrolla la acción, en la tumba del


rey Proteo, que veló por la virtud de Helena respetando su lecho para
Menelao, rey de Esparta, esposo de ella.

Llega Teucro, que viene de combatir en Troya, e informa a Helena, sin


conocerla, de todos los males que allí se han sufrido por culpa de la mujer
de Menelao, durante diez años de lucha, y siete de errabundia por los mares
debida a una tormenta que dispersó al ejército aqueo. Informa a Helena de
la muerte de Leda, madre de ella, que se suicidó por vergüenza del
comportamiento de su hija.

Helena deplora su situación, pues Teoclímeno, hijo del fallecido rey Proteo,
es quien reina en Egipto y la quiere desposar. Lamenta su posición de
esclava, y dice que, entre los bárbaros, todos son esclavos menos uno: el
rey. Teme lo peor acerca del destino de su marido: Menelao.

Este, tras naufragar su barco, se encuentra con una anciana que le informa
sobre el rey Teoclímeno, que quiere desposar a Helena y por tanto persigue
a los aqueos. Menelao empieza a sospechar que Helena está viva, pero
teme por su vida. Decide hacer frente a la situación porque

un sabio proverbio dice que nada hay más poderoso que la necesidad
y no hay muchas más posibilidades.

Helena ha ido a consultar a la adivina Teónoe, que la informa de que


Menelao no ha muerto y erró por los mares, y que ahora ha naufragado no
lejos de ese lugar. Helena se encuentra con Menelao, y ambos se
reconocen. Menelao duda que sea la verdadera Helena, pero, al
comunicarle un mensajero que la Helena que venía con ellos de Troya se ha
desvanecido en el aire, se convence de que la que tiene enfrente ahora es la
verdadera.
El mensajero hace un análisis de lo acontecido y señala que hay que
respetar a los dioses pero dejarse de adivinaciones, puesto que la razón y la
prudencia son los mejores adivinos.

Teónoe, hermana del rey Teoclímeno, se encuentra en la disyuntiva de


avisar a su hermano, con el consiguiente peligro de muerte para Menelao, o
favorecer a este y enfrentarse con Teoclímeno. Helena la convence
hablando de este modo:

Si abrazaras la causa de tu injusto hermano, sería vergonzoso que,


conociendo todo lo divino, lo que es y lo que será, no conocieses lo que es
justo.
Helena idea la fórmula de salir del peligro de Teoclímeno: se viste de luto y
convence a este para que se hagan unos funerales, según la costumbre
griega, a Menelao, muerto en el mar. Para ello necesitan un barco que el
rey presta, y nombra a Menelao, disfrazado, capitán. Una vez en alta mar,
tras vencer a la tripulación de Teoclímeno, huyen a Esparta. Un mensajero
comunica los hechos a Teoclímeno y aparecen los Dióscuros, que mandan
a Teoclímeno que acepte su suerte.

Sobre la obra
Helena vuelve a ser una casta mujer, digna de todo encomio, pero sin el
carácter propio de los personajes femeninos de Eurípides, que crea mujeres
fuertes, inteligentes, hábiles, exuberantes. No obstante, Helena es la autora
intelectual de la solución a un grave problema generado en la trama.
Después de todo, las mujeres que emplea Eurípides como personajes suelen
resaltar sobre las figuras masculinas en cuanto a inteligencia y astucia.

Pero a cambio de renunciar a su tipo de heroína, Eurípides crea una obra


que se acerca al teatro posterior. Rompe con Esquilo y Sófocles, y crea
unos personajes más ligeros, con unos lazos repetidos luego en la literatura
universal

Análisis de troya
El historiador Heródoto (s. V a.C.) da en sus Historias (2.113) una versión
diferente de los hechos, explicando que los egipcios le habían dicho
personalmente que Paris y Helena se habían encontrado con vientos
desfavorables y por ese motivo navegaron hacia Egipto, no hacia Troya. Al
llegar a tierra, los hombres de Paris abandonaron a la pareja fugada y los
denunciaron a los sacerdotes locales. Lo hicieron porque Paris había
raptado a Helena mientras era huésped en casa de Menelao, una acción
ilegal e impía dentro de la cultura griega. Además, Paris se había llevado
consigo un botín de Esparta. Proteo, el gobernante de Menfis, al ser
informado, arrestó a Paris y le retuvo, junto a Helena y el botín, para
devolvérselos a los griegos en el futuro. Heródoto incluso afirma que otros
escritores, como Homero (ver más abajo), conocían esta versión pero se
decidieron por una historia más épica y entretenida, que implicara a la
ciudad de Troya y una guerra prolongada. Sin embargo, ambas versiones
tienen una base común, porque Heródoto continúa explicando que la flota
griega que partió en persecución de Helena contactó con los egipcios,
aunque no creyó que no hubiera sido llevada a Troya, por lo que, de todas
formas, puso sitio a la ciudad. Cuando encontraron que ella había estado
todo el tiempo en Egipto, Menelao navegó hasta Menfis y recuperó a su
esposa. Además de todos esos detalles, Heródoto explica que un templo
dedicado a la ‘Afrodita extranjera’, en Menfis, en realidad fue construido
en honor a Helena.

Independientemente de los detalles de cómo o si Helena llegó a estar en


Troya, la cuestión de si fue por propia voluntad o si fue secuestrada resulta
difícil de resolver. En escenas de cerámica ática arcaica se ve a Helena
como una amante voluntaria de Paris, pero en otras Paris la agarra del
brazo (y no de la mano). Otras escenas en cerámicas muestran a Menelao
blandiendo una espada mientras recupera a Helena, dando a entender que
no quería volver con su esposo. En otras escenas, Menelao arroja su
espada, aparentemente en un signo de perdón, al reencontrarse con Helena.

Aparte de la ambigüedad en el arte y la literatura, la mayoría de los griegos


consideraban a Helena como una desvergonzada, en la típica actitud
negativa hacia las mujeres, desde Pandora hasta Medea. Tal como apunta la
historiadora Barbara Graziosi, “Nadie en el mundo antiguo pensó que un
comportamiento como el de Helena fuera correcto para una mujer real”
(59), incluso aunque se considerara a Afrodita, diosa del amor, Ares, dios
de la guerra, y Paris, tan responsables como el que más por las
consecuencias trágicas de la Guerra de Troya.
Nuestra principal fuente de información sobre la Guerra de Troya y la
versión más popular de la historia es la Ilíada, de Homero, un poema épico
escrito durante el siglo VIII a.C., que está basado en antiguas leyendas de
transmisión oral. Según esa versión, un gran ejército formado por muchas
ciudades-estado griegas navegó hasta Troya y puso sitio a la ciudad, hasta
que Helena fue rescatada. Los griegos suponían que esta guerra tuvo lugar
durante el siglo XIII a.C., lo que hoy llamaríamos Edad del Bronce egea.
Un conflicto entre micénicos e hititas puede muy bien haber tenido lugar, y
los arqueólogos están básicamente de acuerdo en que la gran ciudad, con
unas murallas defensivas impresionantes, que ha sido excavada en la
Turquía actual, se trata realmente de Troya. La ciudad tiene muchas capas
de historia y lo que los arqueólogos denominan Troya VI, que data de ca.
1750-1300 a.C., es considerada como la candidata más probable para la
Troya de Homero y Helena. Es muy posible que estallara una guerra por
motivos comerciales, de recursos, o colonial, aunque no a la escala de la
épica Guerra de Troya. Incluso en la mitología, Agamenón está motivado a
liderar el ejército griego no solamente por salvar el honor de su hermano
sino también por conseguir grandes riquezas.

PARIS MUERE POR UNA FLECHA DISPARADA POR FILOCTETES.


MIENTRAS TANTO, MENELAO SE REENCUENTRA CON HELENA.
Según la historia, la Guerra de Troya se prolongó durante 10 años y tuvo
lugar en la ciudad de Troya, en Anatolia. Debido a sus enormes murallas, la
guerra consistió sobre todo en un asedio, con algunos intervalos de batalla
en campo abierto, en las llanuras al exterior de la ciudad. Tanto Príamo, rey
de Troya, como su hijo Héctor, tratan a Helena con respeto a lo largo del
conflicto, con Héctor, en particular, echando a Paris la culpa de la guerra.
Durante ese período, Paris y Helena tuvieron cuatro hijos, tres niños,
Bunomus, Aganus e Idaeus, y una niña, Helena. Los tres niños morirían al
caer un techo en el caos final de la guerra.

Uno de los múltiples episodios memorables de la guerra tuvo lugar cuando


Menelao se enfrentó a Paris en una lucha cuerpo a cuerpo, con Helena
prometida al vencedor. Menelao llevaba ventaja sobre el príncipe troyano,
pero este fue salvado por Afrodita y llevado lejos del campo de batalla, a la
seguridad de sus aposentos. Los griegos finalmente lograron la victoria
gracias a la estratagema del Caballo de Troya, un enorme ídolo de madera
dentro del cual se escondían guerreros griegos, que de esa forma entraron
en la ciudad y abrieron sus puertas al resto de su ejército. Los troyanos
fueron masacrados o esclavizados, un recordatorio brutal del mito de la
locura del adulterio. Paris muere por una flecha disparada por Filoctetes.
Mientras tanto, Menelao se reencuentra con Helena.

Según algunas versiones de la historia, el rey espartano desenvainó primero


su espada con la intención de matar a Helena, antes de ver sus senos
desnudos, lo que le hizo rectificar y abrazarla. En una obra de teatro griega,
Menelao es descrito como un tipo más bien tonto, cuya única preocupación
es que su esposa no se haya engordado durante el largo asedio. Cualquiera
que sea la versión, se trata de un caso de ‘perdonar y olvidar’.

El regreso
Menelao y Helena vuelven a Grecia, parando en algunos lugares a lo largo
de la ruta. Esos hechos son descritos por Homero, esta vez en su Odisea.
Primero, la pareja se estrella contra las rocas, en una tormenta en Creta.
Después, al llegar a Egipto, pasan allí varios años. Incapaz de conseguir
vientos favorables para regresar, Menelao viaja a Chipre y a la ciudad de
Sidón, en Fenicia, tierra de telas finas y piezas de plata, algunas de las
cuales recibe como recuerdos. Lo siguiente es el Norte de África (Libia),
que es descrito como una tierra fértil, y luego Etiopía, donde aumentan los
tesoros de Menelao. Según Homero, también se encuentra en Egipto con
Proteo, que no es un gobernante sino un dios marino, más conocido como
el ‘anciano hombre del mar’. Esos rodeos por el Mediterráneo (y los de
Paris en su viaje de regreso a Troya) pueden muy bien tratarse de una
explicación mitológica del comercio de la Edad del Bronce entre la Grecia
micénica, Fenicia y Egipto, a la vez que del intercambio de ideas en arte y
cerámica.

Helena y Menelao consiguen finalmente vientos favorables y regresan a


Esparta. Se reúnen con su hija Hermíone, que se casa con Orestes, el hijo
de Agamenón. Eso explica cómo un único rey gobernaría a la vez Micenas
y Esparta.

El culto a Helena
En contraposición con su imagen en la literatura griega, Helena fue
venerada como divina en algunos sitios de Grecia. Los académicos están en
general de acuerdo en que Helena debería haber sido primero una diosa y
después una figura humana semidivina. Es posible que los mitos de sus
secuestros fueran una explicación de las ausencias temporales de la diosa
de sus sitios de culto.

Mensaje

El poema de Homero nos revela individuos que confrontan las incógnitas


de lo que significa ser humanos, dando cara a un destino incierto. La
angustia, el desamparo, la duda, y también el arrojo para tomar decisiones
difíciles y soportar sus consecuencias, son parte de sus vidas, así como
efímeras pero reales alegrías.
Obra narrada
[helena de Troya]
A mí qué más me da si el libro lo ha escrito una mujer o un hombre, solo
me interesa si me gusta. Esta reflexión tipo no tendría mayor trascendencia
si, por ejemplo, procediera de una mirada educada en desgranar los
estereotipos o arquetipos. Pero si escarbas, como ha hecho con ironía y
meticulosidad María Ángeles Cabré en su Leer y escribir en femenino,
encuentras, como bien dice ella, «el retrato de las trampas que hallaron en
el camino aquellas que quisieron leer y escribir y que, a la postre, tras
muchos esfuerzos, lo lograron». En el fondo del pozo se localiza la esencia
de la respuesta, sin exagerar, al «a mí qué más me da»: son dos frases de El
cuento de la criada, de Margaret Awood, que cita Cabré: «Nuestro gran
error fue enseñar a leer a las mujeres. No volveremos a cometerlo». La obra
de la escritora catalana tiene el gran valor -su razón de ser- de desvelar el
quién, el cómo y el porqué de la literatura masculina, la que cuenta, y la
importancia que ello tiene como obstáculo al conocimiento de las mujeres.
Junto a Directivas y empresarias. Mujeres rompiendo el techo de cristal, de
Sara Berbel, es el arranque de la colección ideada por la editora Maria
Àngels Viladot, Aresta Dones, que -no es lo habitual aunque sorprenda-
dejará en manos de las profesionales el repaso de sus sectores, sin regatear
la situación de las mujeres.

La literatura nos sube a un escenario de clara discriminación, el canon de


Harold Bloom, que con otros nombres o sin ellos existe en cada rincón de
la actividad humana. «Como Moisés cuando separó las aguas del mar Rojo
para que pudiéramos cruzar el mal de la literatura sin mojarnos, Bloom
separó los logros y determinó cuáles conforman el puente hacia el saber
literario, destinado a ser recorrido por generaciones y generaciones de
connaisseurs y de los lectores amateurs», señala la autora. De esta manera,
las escritoras dejan de existir, y también como consecuencia de ello -o
mejor, en sintonía con-, los estereotipos se mantienen fieles a su origen
masculino. En su libro, Cabré recuerda el caso de Cumbres borrascosas.
Aparecida bajo seudónimo masculino, el descubrimiento de su autora
femenina, Emily Brontë, destacó la condición de historia de amor por
encima del tema del mal. No es una anécdota. Es un ejemplo. La
manipulación responde a la sistemática acción de descrédito que se ventila
sin disimulo en todos los rincones de la sociedad. Como en otras
profesiones, las mujeres de la cultura llevan décadas intentado hacer su
propio canon, paralelo.
Tal vez ha llegado el momento de empezar a enderezar el timón. Puesto
que, desgraciadamente, aún nos encontramos en una fase de transición, la
recuperación del patrimonio literario femenino es una necesidad. Pero el
asalto al canon de Bloom, o quien sea el sucesor del agravio, debe
emprenderse. Dejar de escribir una historia paralela para formar parte de la
historia y acabar con «la felicidad de la ignorancia», como cita la escritora
catalana.

Cuando Cabré recurre a la historia de la biblioteca que se le cae porque en


ella dominan las firmas masculinas, nos emplaza a poner remedio. Incluso
podemos dar otro paso más. Y en el juego del crédito y del reconocimiento,
en la base del ejercicio de las actividades públicas, empeñar el juicio de las
mujeres como se empeña el de los hombres. A igual precio. Si en la
literatura el espejo en el que se miran las mujeres es cóncavo o convexo,
convendremos en que ponerse delante de un libro comporta riesgos. Unas
se reconocerán en su biblioteca. Otras empezarán a hacer hueco. Sí, Helena
de Troya narrada por Helena de Troya.

Figura literaria

los escritores griegos, desde Homero hasta Eurípides, hicieron de Helena la


representación de la pura belleza femenina, deslumbrante e irresistible,
pero a la vez encarnación de la paradoja de una liviandad moral que al final
queda sin castigo. Hija del rey de Esparta, Tindareo, y de la reina Leda, su
verdadero padre fue en realidad Zeus, que se unió a la reina tomando la
forma de un cisne. La leyenda afirma incluso que Helena nació en un
huevo, como evidencia de su origen divino. Llegada a la pubertad, la fama
de su hermosura se difundió por todo el mundo griego, y Tindareo hubo de
organizar un concurso para elegir a su marido. El afortunado fue Menelao,
que tras su matrimonio accedió él mismo al trono de Esparta. Pero la visita
de un príncipe troyano, Paris, vino a alterar la paz del hogar de los reyes
espartanos. Prendada de la apostura del visitante, Helena accedió a huir con
él a Troya. La lógica ira del marido abandonado constituye el origen, como
es sabido, de la guerra de Troya. Todos los príncipes griegos, empezando
por el micénico Agamenón, hermano de Menelao, y siguiendo por Aquiles,
Ayante, Ulises…, embarcaron en una flota de mil naves con destino a la
ciudad gobernada por Príamo. Los diez años de asedio depararon todos los
episodios bélicos narrados en la Ilíada de Homero. Cuando al fin los
griegos penetraron en la ciudadela, Menelao fue al encuentro de su esposa
con la intención de cumplir su propósito de venganza. Pero la visión de su
belleza lo paralizó, y volvió con ella a su patria, donde ambos llevaron en
lo sucesivo plácida una existencia. Aparte de Homero, otros autores griegos
trataron el tema de Helena, introduciendo variaciones a veces curiosas, y
explayándose asimismo en las motivaciones de la princesa, que durante su
estancia en Troya se habría dado cuenta enseguida de su error. El lector
actual es libre de escoger entre la infinidad de matices que ofrece esta gran
historia de la antigua Grecia.

Narración

La cultura de la antigua Grecia ha sido uno de los pilares fundamentales


más importantes de la civilización occidental. Entre las mucha aportaciones
culturales griegas, la literatura cobra una importancia primordial. Es en la
península Helénica donde tuvo comienzo la poesía épica y lírica, junto con
la tragedia, entre los siglos VIII y IV a.C.

La mitología antigua estaba protagonizada por seres con poderes


extraordinarios como son los dioses, y por personajes de grandes virtudes
como son los héroes.

En un principio servía para explicar los fenómenos de la naturaleza y los


hechos del pasado. Aunque esta función sea cubierta después por la
filosofía y la historia, los mitos pervivirán gracias a su belleza literaria y a
sus apasionantes tramas, que serán fuente de inspiración para la literaria y
no solo en época clásica sino hasta nuestros días.

La Ilíada
Comienza en el décimo año del asedio a Troya, es una historia de amistad,
de celos y de venganza. Narra un episodio de la guerra de Troya: los
griegos están furiosos porque Paris, el hijo de Príamo rey de Troya, ha
seducido y raptado a Helena. la esposa de Menelao el rey de los griegos y
se la lleva a Troya. Los griegos pondrán sitio a la ciudad, con un asedio que
se prolongará durante diez años.

Paris y Helena: amar peligrosamente


Hay historias de amor tan intensas que traspasan las barreras del tiempo y
aunque provengan de la antigüedad más remota, siguen de actualidad,
como si los amantes se acabaran de enamorar hace unos instantes y la
frescura de su amor y la delicadeza de sus besos no se hubiera marchitado
todavía.

Paris y Helena es una de las parejas más famosas de la historia, cuyos


amores siguen siendo un referente del amor prohibido.

Helena. cuyo nombre significa la luz que brilla en la oscuridad, es una


heroína de la mitología griega, su padre era Zeus y su belleza era tan
impresionante que tuvo muchos pretendientes que llegaron de todas partes
de Grecia a pedir su mano, atraídos por la fama de su hermosura y porque
ella y su futuro esposo reinarían en Esparta. De entre todos sus
pretendientes, ella eligió a Menelao, rey de Micenas.

Sus esponsales con Menelao se celebraron con gran pompa y boato, y las
fiestas duraron varias jornadas, desde la salida del dorado sol hasta el
rosado ocaso. Los esposos vivieron unos años de esplendor y felicidad en
los que su dicha fue colmada con la llegada de una hija llamada Hemíone.
La serenidad y la armonía en que transcurrían sus vidas les fue arrebatada
el día en que llegó a las orillas de su reino el príncipe Paris de Troya.
Cuando Helena y Paris se vieron por primera vez, un fuego abrasador
prendió en sus miradas, haciendo que todo lo que les rodeaba,
desapareciera ante ellos. Fue como el descubrimiento de una pasión
arrebatadora que hasta ahora nunca habían conocido, una atracción tan
fuerte como la de los polos que sostienen el mundo haciéndolo girar sobre
su eje a través del universo.

Fue su amor como un vendaval en la tempestad furiosa que hace que nos
agarremos al mástil más alto del navío, aunque presintamos que el barco no
tardará mucho tiempo en hundirse.

Sus ojos se habían encontrado para mirar ya siempre hacia un único


horizonte, sus cuerpos se habían enlazado con un nudo invisible que ya era
imposible deshacer, su piel ya compartía el mismo olor que les embriagaba
y hacía desvanecer todo lo que estuviera fuera del alcance de sus sentidos y
su deseo no aspiraba a nada más que gozar su mutua presencia, ya fuera en
una isla bañada por las olas, o en el mas árido y lejano desierto.

Su pasión no les dejó ver otra salida. Tomaron la solución más drástica y
tajante: juntos huyeron a Troya. Según la leyenda, Paris raptó a Helena,
aunque no se puede hablar de rapto porque la voluntad de ella deseaba lo
mismo que la de él, ya que estaba cautiva de amor.

El rey Menelao, abandonado por su esposa, y el pueblo griego, no pudieron


soportar la afrenta y se hicieron a la mar, dirigiendo sus navíos, su honor
herido, y su furia contra Troya.

En un principio los troyanos acogieron bien a Helena seducidos por su


hermosura, pero con el tiempo la hicieron responsable de la guerra
interminable que había traído la desolación y la desgracia a su pueblo.
La vida de los amantes cada vez se hizo más difícil, acosados por la
angustia de la guerra, y por el sentido de culpabilidad que empezó a nacer
en Helena, su fin estaba próximo y el final de la guerra también.

Los griegos idearon un caballo de madera, donde se introdujeron y lo


dejaron a las puertas de Troya como tributo. Los troyanos metieron el
caballo en la ciudadela y al caer la noche algunos griegos escondidos en su
interior salieron y abrieron las puertas a los demás.

El asalto fue cruel y Paris fue brutalmente asesinado, Helena fue devuelta a
Esparta y pasó el resto de su vida junto a su marido, llorando su culpa.

En la noche de los tiempos ardió Troya, las llamaradas crecieron hasta el


cielo, destruyendo y arrasando la ciudad, no quedó piedra sobre piedra.

Fue una llama de amor prohibido, surgida en el pecho de los amantes lo


que dio origen, a los celos, el odio, la codicia, la ira y al terror, lo que
realmente hizo que Troya ardiera hasta convertirse en cenizas.

Nunca nuestra felicidad se debe construir sobre la desgracia de los otros. El


amor, esa fuerza poderosa siempre salvífica y generosa, no debe ir
acompañada de egoísmo. ¡Cuánto dolor se podía haber evitado, cuántas
luchas sangrientas, cuántas vidas inocentes sacrificadas!

En esta historia de Paris y Helena envuelta en el deseo y la atracción, los


amantes solo contemplan su propio placer, son bellos, jóvenes y poderosos.
Ese amor llevó consigo una guerra de traiciones, de celos y de intereses
ocultos.

Los amantes cambiaron el curso de la historia. Hay quien ve en el rapto de


Helena la ocasión y la disculpa para hacerse con riquezas y territorio. En
esta historia hay un marido engañado y un pueblo inocente que se ve
abocado a la lucha y la tragedia.
Nunca se debe sacrificar el bien de los demás solo pensando en nuestro
propio beneficio, los cimientos de la auténtica felicidad se deben construir
sobre la verdad y la justicia.

Análisis Crítico de Helena de Troya»


Hoy vamos a hablar de «Helena de Troya», partiendo de la base de que
siempre me ha resultado curioso que las versiones cinematográficas de la
guerra de Troya optaran por eliminar lo más divertido de aquella historia,
que, por supuesto, era la intervención de los dioses: desde los enfados de
unos a los caprichos de otras o las ayuditas a aquél que les cayera mejor
pero, en suma la traslación al conflicto de las fobias tan poco divinas que
tenían entre ellos, aquellas divinidades del Olimpo tan poco ejemplares.

Como decía, ninguna de las tres películas que recuerdo ahora muestran eso
y, acaso por ahorrar o por ganar “seriedad”, limitan su argumento al
enfrentamiento entre griegos y troyanos. Eso que nos perdemos los
aficionados a la mitología clásica y que tenemos que contentarnos con ver
en la ya mítica Furia de titanes. La antigua quiero decir, no los engendros
recientes.
El caso es que nos queda únicamente la parte humana del asunto, que
puede tener diversos puntos de vista. Así, La guerra de Troya, un film
italiano de 1961 protagonizado por el musculoso Steve Reeves, centra el
argumento en torno a Eneas, mientras que en la famosa Troya de Wofgang
Petersen (2004) lo hace en Aquiles, a mayor gloria de Brad Pitt. Sólo la
predecesora de ambas en 1955, la italo-americana Helena de Troya, da el
papel principal a quienes realmente corresponde: la Helena del título y
Paris. Ellos son la italiana Rosana Podestá y Jacques Sernas.
Sus personajes se enamoran perdidamente cuando el troyano naufraga ante
Esparta y es recogido por ella, esposa del rey Menelao y aficionada a
escaquearse del palacio para confraternizar con la servidumbre, por lo
visto. Paris viajaba a Grecia con una improbable oferta de paz pero al huir
con ella sella el destino de su patria, tal como había anunciado su hermana
Cassandra (a la que Zeus otorgó poder profético pero luego, cuando ella
rechazó sus requiebros amorosos, se lo empañó con la maldición de que
nadie la creyera; aunque esto no sale en la película).
De hecho, a Príamo, padre de ambos y rey troyano, se le había advertido de
que un día su hijo traería la desgracia a la ciudad, razón por la cual intentó
deshacerse de él. Nada nuevo, como sabemos por otros casos como
Hércules o Jasón. Y, al igual que en éstos, Paris logró sobrevivir para que
se cumpliera el inexorable destino. Esto, por desgracia, tampoco se incluyó
en el guión. El caso es que Menelao consigue lo increíble: unir a todos los
griegos en una gran expedición para rescatar a su esposa y lavar el honor.
En el fondo, también para saquear las fabulosas riquezas que Troya
acumula gracias a su privilegiada ubicación en el Helesponto, cruce de vías
comerciales.
Los griegos, identificados históricamente más bien con los aqueos,
despliegan una impresionante flota, equiparable en espectacularidad a la
película de Petersen a pesar de que entonces no había efectos digitales, y
desembarcan ante las murallas troyanas, donde Paris y Helena han tenido
que superar la antipatía de todos por la guerra en que les han metido. Pero
bueno, en esta versión los griegos son los malos, así que sus hermanos
Héctor y, sobre todo, Eneas, terminan por perdonarles.

La escena del ataque griego, con los hoplitas avanzando lanza en mano, las
torres de asalto y los carros, es espléndida. Es cierto que la arqueología nos
dice que no presentarían ese aspecto, ya que van ataviados a la manera
clásica (casco corintio, linotórax, aspis circular) cuando en los tiempos del
auge micénico, muy anteriores cronológicamente, llevaban -al menos los
jefes- una extraña armadura articulada de macizas placas horizontales, un
casco cónico adornado con dientes de jabalí y un enorme escudo oval -
cubría todo el cuerpo- forrado de piel de vaca. Pero la iconografía griega a
la que nos han acostumbrado es la primera y seguramente resultaría raro
verla diferente.
No obstante todos acabaron mal en aquella historia, lo que permite
entender mejor el concepto de tragedia griega: Príamo, degollado a manos
del hijo de Aquiles; su esposa, Hécuba, esclavizada por Poliméstor;
Casandra, violada por Áyax y entregada como concubina a Agamenón;
Paris asaeteado por Filoctetes…A los griegos, pese a su victoria, tampoco
les fue mucho mejor: Menelao regresó a Esparta con Helena (así termina la
película) pero tardó ocho años por no haber hecho un sacrificio a Atenea;
Agamenón fue asesinado por su mujer Clitemnestra y su hijo; Áyax se
suicidó tras un episodio vergonzoso; Odiseo (Ulises) echó media vida en
llegar a Ítaca. Sólo Eneas y su familia se salvaron para, a la postre y según
la Eneida, fundar Roma.

Conclusión de Helena:
Si hay una persona que fuera la causa de la guerra de Troya esa fue sin
duda la hermosa Helena. Su papel fue fundamental para que se
desencadenara uno de los enfrentamientos épicos más famosos de Grecia.
Su vida tuvo un trágico final.
Helena era hija del dios Zeus y de Leda, la mujer del rey Tíndaro de
Esparta. Tuvo otros tres hermanos: Cástor, Pólux y Clitemnestra. Cuando
apenas era una niña, Teseo la raptó con intención de casarse con ella, pero
fue rescatada por sus hermanos.

 Finalmente contrajo matrimonio con Menelao, un rey griego. Cuando se


encontraban allí los príncipes troyanos, conoció al príncipe Paris. Ambos
jóvenes se enamoraron y Paris decidió raptarla y llevarla con él a Troya, su
patria. Afrodita le ayudó a conseguirla gracias a que éstela había elegido
como la diosa más bella del Olimpo. Menelao, al ver que su esposa había
huido con el príncipe troyano, acudió a todos los reyes de Grecia para
reunir un gran ejército y marchar contraTroya por la afrenta a la que se
había visto sometido.
Durante la guerra, Helena se pasaba las horas en la torre del palacio de
Troya donde tejía todas y cada una de sus desdichas. Helena selamentaba
de haber huido de su patria por irse con un extranjero.
Al morir Paris durante la guerra, contrajo matrimonio con uno de sus
hermanos, Deífolo. Pero cuando la ciudad fue tomada por los
griegosentregó a su marido, quienes le dieron muerte apuñalándolo. Este
hecho tenía como objetivo obtener el perdón de Menelao y que así pudieran
reconciliarse, como sucedió. Atreo, el hijo de Menelao, la llevóhasta Grecia
en un complicado viaje debido a las tormentas que se producían en el mar,
teniendo que pasar por Egipto.

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