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Buenas Noches: Sobre las vacaciones

Dijimos ayer que lo mas importante de las vacaciones es cuidara la vida del alma, la amistad con
Dios. Van a venir muchas tentaciones en las vacaciones, pero debemos resistirlas con ánimo
fuerte, para no perder la gracai de Dios. Lo pero que puede pasar en las vacaciones es que una
pierda la gracia de Dios con un pecado mortal.

Sucedió y lo contó a principios del curso 1872-1873. Así lo narra don Evasio Rabagliati,
clérigo a la sazón en el Oratorio.

Me pareció ver lo que todos los años sucede en esta estación.


Estaban las vacaciones para terminar y los alumnos llegaban en grupos al Oratorio.
Sucedió por casualidad que, como saliese de casa para algunos asuntos míos, me encontré con
uno que regresaba de vacaciones. Le observé un momento y, al ver que no me saludaba, le llamé
por su nombre, y cuando estuvo junto a mí, le dije:
- ¡Hola, amigo! ¿Qué tal has pasado las vacaciones?
- Bien, me respondió.
- Dime; ¿has cumplido los propósitos que al marchar me dijiste que cumplirías?
- ¡Oh!, no; era algo muy difícil; aquí tiene sus recuerdos y mis propósitos, los he puesto
en esta caja.
Y, al decir esto, me mostraba una cajita que llevaba bajo el brazo.
- ¿Y por qué has mentido así, le dije, y has engañado a don Bosco y al Señor? ¡Qué
desgraciado! Procura, al menos ahora, arreglar las cosas de tu alma.
- ¡Sí!... ¡El alma!... ¡Hay tiempo! Después... después...
Y, así diciendo, se marchaba a otra parte.
Pero yo le volví a llamar y le dije:
- ¿Por qué haces eso? Escúchame y recobrarás la alegría.
- ¡Uf!, exclamó, encogiéndose de hombros por toda respuesta.
Y se alejó. Yo, que le seguía con una mirada llena de tristeza, me dije:
- Pobre muchacho, te has buscado tu propia ruina y no ves la fosa que has abierto a tus
pies.
Y, al decir esto, sentí un fuerte ruido como el de un cañonazo. Me desperté asustado y me
encontré sentado en la cama.
Entonces, estuve un buen rato meditando sobre lo que había visto, hondamente
preocupado por la suerte de aquel muchacho. Después me volví a dormir, y he aquí que continuó
el sueño interrumpido.
Me pareció hallarme solo en medio del patio y, al dirigirme hacia la portería, me encontré
con dos sepultureros que venían a mi encuentro. Fuera de mí por la sorpresa, me acerqué a ellos
y les pregunté:
- ¿A quién buscáis?
- ¡Al muerto!, respondieron.
- ¿Que decís? Aquí no hay ningún muerto. Os habéis equivocado de puerta.
- No, de ninguna manera. ¿No es ésta la casa de don Bosco?
- ¡Cierto!, respondí.
- Pues bien, nos avisaron que había muerto un muchacho de don Bosco y teníamos que
enterrarlo.
- Pero, ¿cómo es esto? ¿Estoy soñando? Yo no sé nada.
Entretanto miraba a mi alrededor buscando a alguno. El patio estaba desierto.
Y continuaba diciéndome a mí mismo:
- ¿Cómo es que no veo a nadie? ¿Dónde están mis hijos? ¡Además es de día!
Nos dirigimos hacia los pórticos y allí cerca encontramos un ataúd sobre el cual estaba
escrito el nombre del muchacho muerto, con la fecha del año 1872. En otra parte se leían estas
terribles palabras: Vitia eius cum pulvere dormient (sus vicios dormirán con el polvo).
Como los sepultureros se lo querían llevar, yo me opuse diciendo:
- No permitiré que se lleven a uno de mis hijos, sin que yo le hable todavía una vez.
Y me acerqué al ataúd para romperlo; pero no me fue posible, a pesar de mis esfuerzos.
Seguía yo en mis trece y los sepultureros se impacientaban. Comenzaron a reñir conmigo, y uno
de ellos, en un arrebato de furor, dio un golpe tan fuerte al ataúd que lo rompió.
Me desperté y me quedé el resto de la noche triste y melancólico.

Medios para conservar la gracia:

1) No despreciar la gracia
2) Evitar las tentaciones
3) Huir de las malas compañías
4) La oración
5) Los sacramentos
6) La mortificion

3. “Que nunca se diga de vosotros que tenéis malas conversaciones y ni siquiera que las
escuchéis. Si sucediere que alguien hablara mal, imitad a vuestro protector San Luis;
reprended al que lo hace, o huid inmediatamente de su peligrosa compañía”. “Huid de los
malos compañeros más que de un áspid venenoso”.
 Cuidado con las malas compañías. Mil veces lo decimos, y mil veces lo repetiremos.
Nunca es suficiente. Aunque siempre lo decimos, nunca falta el que no se da por aludido
y sigue juntándose con los que no se tiene que juntar.
 No decimos solo los malos, sino también de los mundanos, porque se nos pegan las cosas
de ellos: conversaciones, músicas, actitudes, vicios, etc.
 Cuidado con el trato con “chicas”. No conviene. “Entre santa y santo, pared de cal y
canto”. No arriesgar, porque el diablo sabe que somos débiles. No escribirse cartitas ni
nada por el estilo.
 Tratar de juntarse con otros menores, y hacer actividades, salidas, deporte, apostolado,
etc. (Ver cómo podemos hacer en el menor… misa, trabajo, deporte).
4. “Leed un buen libro; pero guardaos de las malas lecturas, como de un veneno mortal para
vuestras almas”. “Aborreced las malas lecturas más que la peste”.
 Aquí podemos agregar el tema de los medios de difusión: radio, TV, video o DVD,
Internet, revistas, diarios, etc.
 Recordemos lo que DB decía sobre la modestia: “modestia en las miradas”, porque ayuda
a la pureza, a los buenos pensamientos.
 No mirar TV. No perder el tiempo con programas tontos y peligrosos. No comer con la
TV encendida.
 Prohibido ir a los cyber. Es muy peligroso. No naveguen, porque el Internet no tiene
control y a veces hasta sin que nosotros lo queramos aparecen cosas malas.
5. “Si encontrareis en vuestro pueblo algún compañero virtuoso, procurad traerlo con vosotros
al Colegio, pero no habléis de ello a los que no os parezcan buenos”.
 Este es también otro tema que vamos a conversar, pero no hay que invitar a cualquiera.
Esto no es un hogarcito de niños abandonados, sino un seminario, y por lo tanto los
jóvenes que vengan no tienen que venir porque no tienen donde estudiar, o porque uds.
les cuentan las salidas, convivencias, campamentos, etc.
 Irá un sacerdote para conversar personalmente con ellos y con los papás, condición
indispensable para que vengan.
 NADIE PUEDE VENIR SIN AVISO PREVIO.
6. “Por lo demás, descansad, estad alegres, cantad, reíd, pasead y haced lo que os plazca con tal
de que no cometáis pecados”.

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