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PRESENTACIÓN
Estimados colegas, compañeros de las luchas pedagógicas:
Es una estrategia que se realiza mediante una serie de lecturas reflexivas, que
contienen mensajes de profundo sentimiento humano, que nos invita a la práctica
de valores fortaleciendo nuestro desarrollo personal y social.
1. Identificación de su yo personal con el fin ideal que persigue (Empezar con un fin
en mente).
5. Plasmación o realización o logro del fin ideal que persigue. (Ejecución: poner en
práctica)
LECTURAS REFLEXIVAS:
1. NO LO DEJES PARA MAÑANA
Había una vez...
Un chico que nació enfermo. Una enfermedad que no tenía cura.
Con 17 años y podría morir en cualquier momento. Siempre vivió en su casa, bajo el
cuidado de su madre. Ya estaba harto y decidió salir solo por una vez. Le pidió
permiso a su madre y ella aceptó.
Al pasar por una tienda de música y ver el aparador notó la presencia de una niña
muy tierna de su edad.
Fue amor a primera vista. Abrió la puerta y entro sin mirar nada que no fuera ella.
Ella lo miró y le dijo sonriente: "¿Te puedo ayudar en algo?" Mientras él pensaba
que era la sonrisa más hermosa que había visto en toda su vida.
El respondió que si, moviendo la cabeza; y ella fue al almacén para volver con el
paquete envuelto y entregárselo.
Se fue a su casa, y desde ese día en adelante visito la tienda todos los días para
comprar un CD.
Ringggg !!! Su mamá contestó: ¿Bueno?", era la niña, preguntó por su hijo; y la
madre desconsolada, comenzó a llorar mientras decía: "¿Que, no sabes?... murió
ayer"
Le causo curiosidad ver tantos y no se resistió; tornó uno y se sentó sobre la cama
para verlo; al hacer esto, un pequeño pedazo de papel salió de la cajita plástica.
Moraleja: Así es la vida, no esperes demasiado para decirle a ese alguien especial lo
que sientes. Díselo hoy. Mañana puede ser muy tarde.
2.VERDADES PARA PADRES
Cada vez que veas que tus hijos están fuera de control, reconfórtate pensando que
ni siquiera la omnipotencia de Dios sirvió para que sus hijos le hicieran caso.
Luego de crear los cielos y la tierra, Dios creó a Adán y a Eva, y las primeras
palabras que les dijo fue "No lo hagas"
- No hagas que? - Respondió Adan
- No comas la fruta prohibida
- ¿Fruta prohibida? Tenemos una fruta prohibida? Hey, Eva... Tenemos una fruta
prohibida!!
- De ninguna manera!
- De todas las maneras!
- NO comas la fruta! - Dijo Dios
- ¿Por qué? - Porque soy tu Padre y digo que NO! - Respondió Dios, preguntándose
por qué no detuvo la creación después de crear los elefantes...
Minutos después, Dios vio a sus criaturas comiendo la manzana...
- No les dije que no comieran la fruta? - Preguntó Dios, nuestro primer Padre.
- Ajá - Dijo Adán
- Y entonces por qué lo hicieron?
- No sé - Dijo Eva
- Ella empezó! - Dijo Adán
- No fui yo! - Dijo Eva - Si fuiste!
- NO FUI!
Cansado de los dos, el castigo de Dios fue que Adán y Eva tuvieran sus propios hijos
Desde entonces, el patrón quedó grabado y nunca se cambió Pero hay una moraleja
en esta historia. Si paciente y amorosamente trataste de dar la sabiduría a tus niños
y ellos no la tomaron, no seas duro contigo mismo. Si Dios tuvo problemas criando
a Sus hijos... Que te hace pensar que sería fácil para ti?
Consejo del día: Si tienes un montón de tensión y te da dolor de cabeza, sigue las
instrucciones del frasco de aspirinas: "Tome dos aspirinas" y "Manténgase alejado
de los niños"
NIÑOS: Pasan los dos primeros años de sus vidas enseñándoles a caminar y a
hablar. Luego pasas los siguientes 16 años diciéndoles que se sienten y se callen
Los nietos son la recompensa de Dios por no haber matado a tus hijos
Las madres de adolescentes saben por qué algunos animales se comen a sus
cachorros
Los niños rara vez te malinterpretan. De hecho, normalmente repiten palabra por
palabra lo que nunca debiste haber dicho.
El principal propósito de hacer fiestas para niños es para recordarte a ti mismo que
hay algunos niños peores que los tuyos
Se bueno con tus niños. Ellos elegirán tu geriát
3.EL REY Y EL BIEN
Érase una vez un rey que, oyendo de la existencia de un sabio, lo mandó traer para
que fuera su consejero. Comenzó el rey de llevarlo siempre a su lado y consultarlo
sobre cada acontecimiento de importancia en el reino. El consejo principal del
sabio era siempre: "Todo lo que pasa es siempre para bien". No pasó mucho tiempo
antes que el rey se cansara de oír la misma cosa una y otra vez.
El rey amaba cazar. Un día mientras cazaba, el rey se dio un tiro en un pie. Presa de
su dolor, se volvió hacia su consejero - siempre a su lado- para pedirle su opinión. Y
el consejero respondió corno siempre "Todo lo que pasa es siempre parir bien."
Un mes más tarde, salió el rey otra vez a cazar. Pero se fue demasiado adelante de
sus acompañantes y fue capturado por una tribu hostil. Los nativos lo llevaron a su
pueblo para ser sacrificado para los dioses. Por sus tradiciones, solamente ofrendas
perfectas son aceptables a los dioses y el rey parecía un espécimen excepcional.
Pero el próximo día, cuando llegaron los nativos para llevarlo al sacrificio, al
inspeccionarlo descubrieron la cicatriz en su pie y tuvieron que rechazarlo para el
sacrificio. Lo soltaron y se fue corno flecha para su reino - dándose cuenta de lo que
le decía su consejero: "Todo es siempre para bien."
El rey llegó a liberar al consejero quien, al escuchar sus aventuras, le señaló que
bien que lo había encarcelado porque ya que siempre estaba a su lado y no tenia
imperfecciones, lo hubieran sacrificado en el lugar del rey.
El Ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era
el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo. Pero no por
mucho tiempo, porque, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió
una ingeniosa estrategia.
Regresó dé nuevo y dijo: "Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan
perfectas reproducciones de sí mismo, sin embargo, he descubierto que su obra
tiene un defecto, un único y minúsculo defecto".
"Todo lo que hace falta para descubrir al 'ego' es una palabra de adulación o de
crítica”.
- "No eres más que un patán. ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!",
herido en lo más profundo de su ser, el Samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó
su espada y gritó:
"La paz interior se halla cuando el que la busca deja de hacerlo, no por haberla
encontrado, sino por descubrir que siempre estuvo con él y no fuera de él."
El hombre estaba cansado, así que se durmió bajo un árbol dador de deseos.
Cuando despertó, tenía hambre, entonces dijo: "¡Tengo tanta hambre! Ojalá
pudiera tener algo de comida". E inmediatamente apareció la comida de la nada
simplemente flotando en el aire, una comida deliciosa. Tenía tanta hambre que no
prestó atención de dónde había venido la comida. Cuando tienes hambre, no estás
para filosofías.
Inmediatamente empezó a comer y la comida estaba tan deliciosa! Una vez que su
hambre estuvo saciada, miró a su alrededor. Ahora se sentía satisfecho. Otro
pensamiento surgió en él: "¡Si tan sólo pudiera tomar algo!" Y por ahora no hay
ninguna prohibición en el paraíso, de modo que de inmediato apareció un vino
estupendo.
Mientras bebía este vino tranquilamente y soplaba una suave y fresca brisa bajo la
sombra del árbol, comenzó a preguntarse: "Qué está pasando? ¿Estoy soñando o
hay fantasmas que están jugándome una broma?" Y aparecieron fantasmas feroces,
horribles, nauseabundos. Comenzó a temblar y pensó:
"Seguro que me matan!" Y lo mataron.
A veces, la brecha es tan grande que te olvidas por completo que lo deseaste, de
modo que no puedes reconocer la fuente. Pero si observas profundamente, bailarás
que todos tus pensamientos te están creando a ti y a tu vida. Crean tu infierno,
crean tu cielo. Crean tu desgracia y tu alegría, lo negativo y lo positivo...
Cada uno es aquí un mago. Cada uno está hilando y tejiendo un mundo mágico en
torno de sí mismo... y luego es atrapado. La araña misma es atrapada en su propia
tela.
No hay nadie que te torture excepto tú mismo. Y cuando se comprende esto, las
cosas comienzan a cambiar. Entonces puedes modificarlo, transformar tu infierno
en cielo: sólo se trata de pintarlo con una visión diferente...
Toda la responsabilidad es tuya.
Y entonces surge una nueva posibilidad: puedes dejar de crear el mundo. No hay
necesidad de crear ni en el cielo ni en el infierno, no hay ninguna necesidad de
crear nada. El creador puede descansar, jubilarse. Y la jubilación de la mente es la
meditación.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado
unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, parecía
obvio que ese animal era capaz de arrancar con facilidad la estaca y huir.
El misterio era evidente: ¿Por qué no huía si aquello que lo sujetaba era tan débil
comparado con su fuerza?
Cuando tenía cinco o seis años, pregunté a varias personas por el misterio del
elefante y alguien me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba
amaestrado.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy
seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de
soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy
fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar,
y también al otro y al que seguía... hasta que un día, un terrible día para su historia,
el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE NO PUEDE. El
tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que se siente
poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente
ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo
atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivirnos creyendo que un
montón de cosas "no podemos hacer", simplemente porque alguna vez probamos y
no pudimos.
8. EL TAZÓN DE MADERA
El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le
temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía
junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían
el alimentarse un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando
intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel.
Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que
hacer. Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta
a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos.
Y por ninguna razón, ni el esposo ni la esposa, parecían molestarse más cada vez
que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.
Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre
escuchan y sus mentes procesan los mensajes que absorben.
Si ven que con paciencia proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la
familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas. Los padres y madres
inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que construyen el
futuro de su hijo. Seamos constructores sabios, y modelos a seguir. La gente
olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca cómo los hiciste sentir.
He aprendido que puedes decir mucho de una persona por la forma en que maneja
tres cosas: un día lluvioso, equipaje perdido y luces del arbolito, enredadas. He
aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los
vas a extrañar cuando ya no estén contigo. He aprendido que aún cuando me duela,
no debo estar solo. He aprendido que aún tengo mucho que aprender y que
deberíamos pasar esto a todos los que nos importan. Yo acabo de hacerlo.
Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una
sala y vio una actividad inmensa; mercaderes que entraban y salían, personas
conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y
una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo. El
sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que lo
atendiera. El sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en
aquel momento no tenía tiempo de explicarle el Secreto de la Felicidad. Le sugirió
que diese un paseo por su palacio y volviese dos horas más tarde.
_¿Qué tal?- preguntó el sabio _. ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi
comedor? ¿Viste el jardín, que el Maestro Jardinero tardó diez años en crear?
¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi biblioteca?
¿Pero dónde están las dos gotas de aceite que te confié? -preguntó el Sabio.
El joven miró la cuchara y se dio cuenta de que las había derramado.
-Pues éste es el único consejo que puedo darte- el secreto de la felicidad está en
mirar todas las maravillas del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de
aceite en la cuchara.
Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, y la visión se le
había enturbiado demasiado para hacer una costura recta. Tenía tres hijos varones,
pero los tres habían crecido y se habían casado, y estaban tan ocupados con su
propia vida que sólo tenían tiempo para cenar- con su padre una vez por semana.
El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos.
-No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que yo me
convierta en una carga. Se pasó una noche en vela pensando qué sería de él y al fin
trazó un plan.
El anciano se llevó el cofre a casa, lo llenó hasta el tope de vidrios rotos, le echó
llave y lo puso bajo la mesa de la cocina. Cuando sus hijos fueron a cenar, lo
tocaron con los pies. ¿Qué hay en ese cofre? preguntaron, mirando bajo la mesa.
Al fin el anciano padre enfermó y falleció. Los hijos le hicieron un bonito funeral,
pues sabían que una fortuna los aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podían
costearse un gasto grande con el viejo. Cuando terminó la ceremonia, buscaron en
toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre. Por cierto, lo encontraron
lleno de vidrios rotos.
-¿Qué triquiñuela infame! -exclamó el hijo mayor-. ¡Qué crueldad hacia sus hijos!
-Pero, ¿qué podía hacer? -preguntó tristemente el segundo hijo-.
-Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el
final de sus días.
¡Aquello era insoportable! Me estaba poniendo cada vez más nervioso! Y no podía
dormir. Aquellos pasos me obsesionaban. Eché una ojeada al reloj: las dos de la
madrugada. Entonces fue cuando me indigné. Tenía que madrugar para ir al
trabajo y necesitaba descansar y dormir. Y el vecino paseándose arriba y abajo sin
parar y sin la más mínima consideración. Como no se podía hacer nada me puse a
maldecidlo, a quererle mal. Y pensaba: mañana subiré arriba y le partiré la cara. En
aquel tiempo era joven y podía hacerlo.
Al día siguiente subí al piso de arriba y fue entonces cuando me enteré de que el
hijo de mi vecino había muerto aquella madrugada y que, durante toda la noche,
aquel padre afligido había paseado en brazos a aquel pobre niño, consumido por la
fiebre, como para impedir que se muriera, como para infundirle vida, insultarle
vigor, hacerle llegar su ternura, para que el niño no sufriera tanto.
14. LA ANCIANA
Se encontraba una familia de cinco personas pasando el día en la playa. Los niños
estaban haciendo castillos de arena junto al agua cuando, a lo lejos, apareció una
anciana, con sus vestidos sucios y harapientos, que recogía cosas del suelo y las
introducía en una bolsa.
Los padres llamaron junto a sí a los niños y les dijeron que no se acercaran a la
anciana. Cuando ésta pasó junto a ellos, inclinándose una y otra vez para recoger
cosas del suelo, dirigió una sonrisa a la familia. Pero no le devolvieron el saludo.
Muchas semanas más tarde supieron que la anciana llevaba toda su vida limpiando
la playa de cristales para que los niños no se hirieran los pies.
Érase una vez un campesino llamado Pahom, que había trabajado dura y
honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre
permanecía en la pobreza. "Ocupados como estamos desde la niñez trabajando la
madre tierra -pensaba a menudo- los campesinos siempre debemos morir como
vivimos, sin nada propio. Las cosas serían diferentes si tuviéramos nuestra propia
tierra."
Ahora bien, cerca de la aldea de Pahom vivía una dama, una pequeña terrateniente,
que poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas. Un invierno se difundió la
noticia de que esta dama iba a vender sus tierras. Pahom oyó que un vecino suyo
compraría veinticinco hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la
mitad en efectivo y esperar un año por la otra mitad.
Así que ahora Pahom tenía su propia tierra. Pidió semilla prestada, y la sembró, y
obtuvo una buena cosecha. Al cabo de un año había logrado saldar sus deudas con
la dama y su cuñado. Así se convirtió en terrateniente, y talaba sus propios árboles,
y alimentaba a su ganado en sus propias pasturas. Cuando salía a arar los campos,
o a mirar sus mieses o sus prados, el corazón se le llenaba de alegría. La hierba que
crecía allí y las flores que florecían allí le parecían diferentes de las de otras partes.
Antes, cuando cruzaba esa tierra, le parecía igual a cualquier otra, pero ahora le
parecía muy distinta.
Un día Pahom estaba sentado en su casa cuando un viajero se detuvo ante su casa.
Pahom le preguntó de dónde venía, y el forastero respondió que venía de allende el
Volga, donde había estado trabajando. Una palabra llevó a la otra, y el hombre
comentó que había muchas tierras en venta por allí, y que muchos estaban viajando
para comprarlas. Las tierras eran tan fértiles, aseguró, que el centeno era alto corno
un caballo, y tan tupido que cinco cortes de guadaña formaban una -avilla.
Comentó que un campesino había trabajado solo, con sus manos, y ahora tenía seis
caballos y dos vacas.
El corazón de Pahom se colmó de anhelo.
"¿Por qué he de sufrir en este agujero -pensó- si se vive tan bici] el] otras partes?
Venderé mi tierra y mi finca, y con el dinero comenzaré allá de nuevo y tendré todo
nuevo".
Pahom vendió su tierra, su casa y su ganado, con buenas ganancias, y se mudó con
su familia a su nueva propiedad. Todo lo que había dicho el campesino era cierto, y
Pahorn estaba en mucha mejor posición de antes. Compró muchas tierras arables y
pasturas, y pudo tener las cabezas de ganado que deseaba.
Al principio, en el ajetreo de la mudanza y la construcción, Pahorn se sentía
complacido, pero cuando se habituó comenzó a pensar que tampoco aquí estaba
satisfecho. Quería sembrar más trigo, pero no tenía tierras suficientes para ello, así
que arrendó más tierras por tres años. Fueron buenas temporadas y hubo buenas
cosechas, así que Pahom ahorró dinero.
-Sólo debes hacerte amigo de los jefes -dijo- Yo regalé corno cien rublos en vestidos
y alfombras, además de una caja de té, y di vino a quienes lo bebían, y obtuve la
tierra por una bicoca.
"Vaya -pensó Pahom-, allá puedo tener diez veces más tierras de las que….
Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para
que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en
la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.
18. EL PROBLEMA
Cuentan que cierto día en un monasterio Zen-Budista, los monjes se encontraron
con la muerte de uno de sus guardianes y fue preciso encontrar un substituto. El
Gran Maestro convocó a todos los discípulos para determinar quién sería el nuevo
centinela. El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, dijo: - Asumirá el puesto el
primer monje que resuelva el problema que voy a presentar.
Moraleja de la historia:
No importa cuál sea el problema. Ni que sea algo lindísimo. Si ves un problema,
precisa ser eliminado. Un problema es un problema, y como tal, es un imperativo
categórico eliminarlo.
No importa que se trate de una mujer sensacional y atractiva, o de un hombre
maravilloso y seductor, o de un gran amor que se acabo. Por más lindo que sea o
haya sido, si ya no existe más sentido para el en tu vida, tiene que ser suprimido.
Muchas personas cargan en su vida entera el peso de cosas que fueron importantes
en el pasado y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus corazones y
mentes.
Espacio que es indispensable para recrear la vida.
Hace años, un inspector visitó una escuela primaria. En su recorrido observó algo
que le llamó poderosamente la atención, una maestra estaba atrincherada atrás de
su escritorio, los alumnos hacían gran desorden: el cuadro era caótico. Decidió
presentarse:
- Permiso, soy el inspector de turno... ¿algún problema?
- Estoy abrumada, señor, no sé qué hacer con estos chicos... No tengo láminas, el
Ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni
que decirles...
El inspector, que era un docente de alma, vio un corcho en el desordenado
escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió' a los chicos:
- ¿Qué es esto? - Un corcho señor... -gritaron los alumnos sorprendidos.
- Bien, ¿De dónde sale el corcho?
- De la botella, señor. Lo coloca una máquina.., del alcornoque, de un árbol .... de la
madera..., - respondían animosos los niños.
- ¿Y qué se puede hacer con madera?, -continuaba entusiasta el docente.
- Sillas..., una mesa..., un barco... - Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja?
¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro
barquito?
Escriban a qué Departamento pertenece. ¿Y cuál es el otro puerto más cercano'.' ¿A
qué país corresponde'' ¿Que poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta
región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? - Y comenzó una tarea de
geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:
- Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias.
Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba
acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...
- Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí? - Si señor; ¡cómo olvidarme! Que
suerte que regreso. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?
Cuando en una ocasión le preguntaron por qué actuaba de esa manera, él contestó:
- Con un padre y una infancia como la que tuve, ¿Cómo hubiera podido ser
distinto?
- El Hermano menor, a pesar de los problemas y dificultades, nunca dejó de
estudiar, se casó y se convirtió en un atento esposo y en un buen padre.
- Era también un empresario exitoso que aportaba mucho a su comunidad.
-Un día, en una entrevista, le preguntaron a qué atribuía el éxito que en su vida
había tenido, y respondió:
- Con un padre y una infancia así, ¿Cómo hubiera podido ser distinto? ¿Cuáles son
tus herencias y cómo has decidido usarlas?
22. COMPARTIR
En una ocasión, por la tarde, un hombre vino a nuestra casa, para contarnos el caso
de una familia hindú de ocho hijos. No habían comido desde hacía ya varios días.
Nos pedía que hiciéramos algo por ellos. De modo que tomé algo de arroz y me fui a
verlos. Vi cómo brillaban los ojos de los niños a causa del hambre.
La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos partes y salió.
Cuando regresó le pregunté: qué había hecho con una de las dos raciones de arroz.
Me respondió: "Ellos también tienen hambre". Sabía que los vecinos de la puerta de
al lado, musulmanes, tenían hambre. Quedé más sorprendida de su preocupación
por los demás que por la acción en sí misma.
En general, cuando sufrimos y cuando nos encontramos en una grave necesidad no
pensamos en los demás. Por el contrario, esta mujer maravillosa, débil, pues no
había comido desde hacía varios días, había tenido el valor de amar y de dar a los
demás, tenía el valor de compartir.
Frecuentemente me preguntan cuándo terminará el hambre en el mundo. Yo
respondo: Cuando aprendamos a compartir". Cuanto más tenemos, menos damos.
Cuanto menos tenemos, más podemos dar.
Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero hay una gran
duda en la selva: existen 3 leones y los 3 son muy fuertes.
¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?
Necesitamos saber cuál será el elegido, pero, ¿Cómo descubrir? Otra vez los
animales se reunieron y después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la
comunicaron a los 3 leones.
Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que Ustedes.
3 van a escalar la Montaña Difícil.
El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey. La Montaña Difícil
era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se
reunieron para asistir a la gran escalada.
El primer león intentó escalar- y no pudo llegar. El segundo empezó con todas las
ganas, pero, también fue derrotado. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y
bajó derrotado.
¡Yo sé quién debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con
gran expectativa.
¿Cómo? Preguntaron todos.
Es simple, dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían
derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la
Montaña.
El primer león dijo:
¡Montaña, me has vencido!
El segundo león dijo:
¡Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo:
¡Montaña!, me has vencido, por ahora! porque ya llegaste a tu tamaño final y yo
todavía estoy creciendo.
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor
cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, su
persona es más grande que su problema: El es el rey de sí mismo, está preparado
para ser rey de los demás.
Los animales aplaudieron entusiastamente al tercer león que fue coronado El Rey
de los animales.
Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus problemas juntos.
Y acuérdate del dicho: "NO DIGAS A DIOS QUE TIENES UN GRAN PROBLEMA,
SINO DILE AL PROBLEMA QUE TIENES UN GRAN DIOS"'.
"Cuando la, vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que
tienes mil y una razones por las cuales sonreír".
“EL CUARTO PASO, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo
que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.
“EL QUINTO PASO, es que no debes albergar en tú corazón rencor hacia nadie:
ese sentimiento no te dejará ser feliz: deja que las leyes de Dios hagan justicia, y tú
perdona y olvida.
“EL SEXTO PASO, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen,
recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de
más valor.
“EL SÉPTIMO PASO, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del
mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.
Y por último, “levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tú
alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo
afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que
vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades
y dales también a ellos el secreto para ser triunfador y que de esta manera puedan
ser felices".
Deseo que podamos encontrar la tan ansiada felicidad dentro de nosotros mismos y
así reflejarla a los que nos rodean, porque entre más personas sean felices, menos
violencia habrá en este mundo.....
“Quien nada aporta a la colmena no tiene derecho a probar la miel”
26. CAMBIAR DE ACTITUD
1
Cuando me molesta el comportamiento de otro, una situación complicada o cuando
las cosas no salen como esperaba, sólo debo recordar que no lo tengo que tomar en
forma personal. No soy víctima de todo lo que sucede a menos que escoja verlo así.
Aún si las cosas no salen a mi manera, puedo aceptar lo que no puedo cambiar, y
cambiar lo que puedo.
Quizás puedo ver mis problemas de otra forma. Si los acepto por lo que valen sin
tomarlos en forma personal, puede que encuentre que realmente no son
problemas, sólo cosas que no salieron en la forma en que hubiera querido. Este
cambio de actitud puede ayudar a liberarme para evaluar la situación de manera
realista y seguir adelante constructivamente.
Echar la culpa de mi malestar a sucesos externos puede ser una manera de evitar
enfrentarme con la verdadera causa: mis propias actitudes. Puedo considerarme
una víctima o puedo aceptar lo que está sucediendo en mi vida y asumir
responsabilidad por mis respuestas. Se me podrá guiar para concretar una acción o
para no hacer nada, pero cuando escucho la guía de mi Poder Superior, ya no seré
la víctima de mis circunstancias.
Hace poco, en un Taller nos pidieron que llenáramos en espacio en blanco en esta
frase: "Si ocurriera……sería feliz". Muchos de nosotros sentimos la tentación de
responder que seríamos felices si nuestros seres queridos estuvieran sobrios o
encararan la sobriedad de otra manera. Pero otros "Si" nos hicieron sentir muchas
carencias: si mi jefe, mi familia, mi empleo, mi gobierno, mis finanzas cambiaran
como yo quiero, sería feliz.
"Con un cambio de actitud... los hechos del pasado se pueden poner en perspectiva
correcta; el amor y el respeto pueden llegar a ser parte de la vida familiar"
... Después de un tiempo podemos notar el cambio cuando nuestra forma de pensar
se distorsiona. Pero, si deseamos ponerle fin a nuestros pensamientos negativos, la
conciencia es sólo el comienzo.
...Es hora de que deje de esperar a que otros me cuiden. La única persona que
puede amarme como yo quiero soy yo mismo. "Gradualmente tuve que aceptar el
hecho de que mis deseos de "si tan sólo" no se iban a convertir en realidad, pero
también aprendí que podía ser feliz aunque no se cumplieran"
"La vida tiene tanto para ser siempre tan feliz. Mucha gente busca la felicidad
poniendo condiciones. La felicidad puede sentirse solamente si no se ponen
condiciones"
Artur Rubinstein
Un día me di cuenta que necesitaba cambiar. Después de haber vivido toda una
vida con una enfermedad de actitudes nunca pensé en forma muy elogiosa de mí
mismo, así que nunca tuve mucha fe en que mis esfuerzos pudieran verse
coronados por el éxito.
Aprendí mucho mirando los gusanos de seda de mi hijo. Los gusanos de seda son
criaturas gordas y glotonas, pero de su propia esencia crean algo bello. No tienen
posibilidad de decidir. Nacieron para expresar su belleza.
Yo también puedo transformar algo negativo en algo positivo; al cambiar mis
actitudes derrotistas, me convierto en un ser humano más bello. Nací con esta
belleza dentro de mí y si tan sólo me lo permitiera, podría expresarla libremente.
Hoy puedo hilar un poco de seda para que agracie todo lo que toque. No tengo que
recordar el horrible pasado, excepto para aprender de él, para mejorar el presente y
para liberar cualquier belleza atrapada detrás de viejos secretos y actitudes
derrotistas. Un día a la vez puedo deleitarme con la espléndida persona en la que
me estoy convirtiendo.
“Algunas veces es necesario volver a enseñarle la belleza a una cosa... hasta que
florezca desde adentro... "
Galway Kinnell
¿Qué hay detrás de estas repetidas declaraciones acerca de que yo tengo el poder de
mejorar la forma y la organización de mi vida?
Es esto: Mirarse a uno mismo. ¿Qué estoy haciendo que me crea dificultades o
agrava las que ya tengo? ¿Podría ser que yo trato de arreglarlo todo culpando a
otros? Tengo que examinar mis impulsos, motivos, acciones y palabras. Esto me
ayuda a corregir la causa de mi malestar y a no echar la culpa a los demás
Al principio, la idea de que podamos haber faltado, no es fácil de aceptar. Nos
resulta difícil admitir que nuestra conducta no sea como debiera ser.
Tan pronto como yo venza la costumbre de justificar todo lo que hago y empiece a
emplear instrumentos tales como la cortesía, la ternura y un cálido interés en otros,
ocurrirán milagros. Lo sé porque he visto que así ha sucedido a otros que lo han
practicado.
"Si no puedes llegar a ser lo que querrías ser, ¿cómo puedes esperar que otra
persona sea exactamente como tú deseas que sea? Queremos ver perfectos a otros
individuos; sin embargo, no atendemos a nuestras propias faltas"
(Tomás de Kempís, Parafraseando)
27. DUELE AMAR A ALGUIEN Y NO SER
CORRESPONDIDO
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta Duele amar a alguien y no ser
correspondido. Pero lo que es más doloroso es amar a alguien y nunca encontrar el
valor para decirle a esa persona lo que sientes.
Tal vez Dios quiere que nosotros conozcamos a unas cuantas personas equivocadas
antes de conocer a la persona correcta, para que al fin cuando lo conozcamos,
sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo.
Una de las cosas más tristes de la vida es cuando conoces a alguien que significa
todo y sólo para darte cuenta que al final no era para ti y lo tienes que dejar ir.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra puerta se abre, pero algunas veces
miramos tanto tiempo a aquella puerta que se cerró, que no vemos la que se ha
abierto frente a nosotros.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es
cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo
encontramos.
Hay cosas que te encantaría oír que nunca escucharás de la persona que le gustaría
que te las dijera, pero no seas tan sorda(o) para no oírlas de aquél que las dice
desde su corazón.
A aquél que todavía necesite amar, aunque antes haya sido lastimado.
Y a aquél que tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo.
El principio del amor es dejar que aquellos que conocemos sean ellos mismos.
Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esta etapa. Nos decimos que
nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo (a) le vaya mejor, cuando
tengamos un mejor carro, o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones,
cuando estemos retirados. La verdad es que no hay mejor momento para ser felices
que ahora. Si no es ahora ¿Cuándo?
Tu vida siempre estará llena de retos, es mejor admitirlo y decidir ser felices de
todas formas. Alfred De Souza, decía: “Por largo tiempo parecía para mí que la vida
estaba a punto de comenzar –vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en
el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar,
una deuda que pagar. Sólo entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta
que estos obstáculos eran mi vida”.
En un instante, Esther tomó una dura decisión. Ella renunció (forfeited) al partido
a beneficio de su amiga Kay, cuya pierna debería estar completamente recuperada
cuando comenzaran los juegos Olímpicos. Por su parte, Kay le compró a Esther un
pasaje para Sídney, Australia, de manera que pudiera ver y animar desde las
gradas.
“Este fue nuestro sueño, ir a las Olimpiadas” dijo Esther. “¡es tan duro! He llorado
por ello” Pero Esther descubrió algo importante, “Le regalé mi sueño”, dijo, “pero
por primera vez, me siento como una campeona”. Esther Kim obtuvo una victoria
mucho más grande que una peleada cobre las colchonetas. Ganó una victoria del
espíritu, que la califica como una verdadera campeona.
Como señaló el padre de Kay Poe, “Los campeones no son siempre los que ganan
las medallas”, no, a veces se encuentran animando desde las graderías, porque
triunfar y ganar son a menudo victorias obtenidas en los rincones escondidos del
corazón. Y cualquiera de nosotros que luche y obtenga tal victoria conocerá el
significado de la palabra “éxito”
35.EL MENDIGO
Éramos la única familia en el restaurante con un niño. Yo senté a Daniel en una
silla para niño y me di cuenta que todos estaban tranquilos comiendo y charlando.
De repente, Daniel pegó un grito con ansia y dijo, «Hola amigo!», golpeando la
mesa con sus gorditas manos. Sus ojos estaban bien abiertos por la admiración y su
boca mostraba la falta de dientes en su encía. Con mucho regocijo él se reía y se
retorcía. Yo miré alrededor y vi la razón de su regocijo.
Era un hombre andrajoso con un abrigo en su hombro; sucio, grasoso y roto. Sus
pantalones eran anchos y con el cierre abierto hasta la mitad y sus dedos se
asomaban a través de lo que fueron unos zapatos. Su camisa estaba sucia y su
cabello no había recibido una peinilla por largo tiempo. Sus patillas eran cortas y
muy poquitas y su nariz tenía tantas venitas que parecía un mapa.
Estábamos un poco lejos de él para saber si olía, pero seguro que olía mal. Sus
manos comenzaron a menearse para saludar.
“Hola bebito, cómo estás muchachón”; le dijo el hombre a Daniel. Mi esposa y yo
nos miramos, “¿qué hacemos?”.
Daniel continuó riéndose y contestó: «Hola, hola amigo». Todos en el restaurante
nos miraron y luego miraron al pordiosero.
El viejo sucio estaba incomodando a nuestro hermoso hijo. Nos trajeron nuestra
comida y el hombre comenzó a hablarle a nuestro hijo como un bebé.
Nadie creía que era simpático lo que el hombre estaba haciendo. Obviamente el
estaba borracho. Mi esposa y yo estábamos avergonzados.
Comimos en silencio; menos Daniel que estaba súper inquieto y mostrando todo su
repertorio al pordiosero, que le contestaba con sus niñadas.
Finalmente terminamos de comer y nos dirigimos hacia la puerta. Mi esposa fue a
pagar la cuenta y le dije que nos encontraríamos en el estacionamiento. El viejo se
encontraba muy cerca de la puerta de salida. «Dios mío, ¡ayúdame a salir de aquí!,
antes de que este loco le hable a Daniel». Dije orando, mientras caminaba cerca al
hombre. Le di un poco la espalda tratando de salir sin respirar ni un poquito del
aire que él pudiera estar respirando.
Mientras yo hacía esto, Daniel se volvió rápidamente en dirección hacia donde
estaba el viejo y puso sus brazos en posición de “cargarme”. Antes de que yo se lo
impidiera, Daniel se abalanzó desde mis brazos hacia los brazos del hombre.
Rápidamente el muy oloroso viejo y el joven niño consumaron su relación amorosa.
Daniel en un acto de total confianza, amor y sumisión recargó su cabeza sobre el
hombro del pordiosero. El hombre cerró sus ojos y pude ver lágrimas corriendo por
sus mejillas. Sus viejas y maltratadas manos llenas de cicatrices, dolor y duro
trabajo, suave, muy suavemente, acariciaban la espalda de Daniel. Nunca dos seres
se habían amado tan profundamente en tan poco tiempo.
Yo me detuve aterrado. El viejo hombre se meció con Daniel en sus brazos por un
momento, luego abrió sus ojos y me miró directamente a los míos. Me dijo en voz
fuerte y segura: “Usted cuide a este niño”. De alguna manera le contesté: «Así lo
haré», con un inmenso nudo en mi garganta. Él separó a Daniel de su pecho,
lentamente, como si tuviera un dolor. Recibí a mi niño, y el viejo hombre me dijo:
“Dios le bendiga, señor. Usted me ha dado un hermoso regalo».
No puede decir más que un entrecortado “gracias”. Con Daniel en mis brazos
caminé rápidamente hacia el carro. Mi esposo me preguntaba por qué estaba
llorando y sosteniendo a Daniel tan apretadamente, y por qué yo estaba diciendo:
“Dios mío, Dios mío, perdóname.
Yo acababa de presenciar el amor de Cristo a través de la inocencia de un pequeño
niño que no vio pecado, que no hizo ningún juicio; un niño que vio un alma y unos
padres que vieron un montón de ropa sucia. Yo fui un cristiano ciego, cargando un
niño que no lo era. Yo sentí que Dios me estuvo preguntando: “Estás dispuesto a
compartir tu hijo por un momento?”, cuando Él dio a su hijo por toda la eternidad.
El alcalde conociendo la fama del maestro Da Vinci, aceptó gustoso y llevaron al reo
custodiado por 2 guardias y encadenado al estudio del pintor. Durante todo el
tiempo el reo no dio muestra de emoción alguna de que había sido elegido para
modelo, mostrándose demasiado callado y distante. Al final, Da Vinci, satisfecho
del resultado, llamó al reo y le mostró la obra, cuando el reo la vio, sumamente
impresionado, cayó de rodillas llorando. Da Vinci, extrañado, le preguntó el porqué
de su actitud, a lo que el preso respondió: ¿Maestro Da Vinci, es que acaso no me
recuerda?" Da Vinci observándolo le contesta: "No. nunca antes lo había visto".
Llorando y pidiendo perdón a Dios el reo le dijo: "Maestro, yo soy aquel joven que
hace 19 años usted escogió para representar a Jesús en este mismo cuadro"...
39. EL CIEMPIÉS
-Qué complicación (exclamó el Abad viendo caminar a un ciempiés) y qué
maravilla: lo hace tan bien que parece fácil.
De pronto, le vino a la memoria una historieta que había escuchado no sabía
dónde:
"El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó inquieto a su
madre:
-Para andar, ¿qué pies debo mover primero: los pares o los impares, los de la
derecha o los de la izquierda, los de delante o lo de detrás? ¿O los del centro? ¿Y
cómo? ¿Y por qué?
-Cuando quieras andar, hijo mío -le respondió la madre- deja de cavilar y... anda".
Cuando llegó el tiempo de llevarlo a vender, cada uno de los cincuenta vecinos de la
comunidad, salió por su cuenta a venderlo.
Consiguieron un buen precio en el mercado. Cada uno guardó su plata lo más
escondida que pudo, y después de hacer unas compras, regresaron a sus casas.
En el camino, detrás de unos palos, estaban escondidos tres ladrones, que iban
robando uno a uno a todos los campesinos que regresaban.
¿Qué les pasa, compañeros? Esta mañana cuando salieron a vender el café, iban
con la cara sonriente, y ahora, regresan tristes y apaleados.
--Todo marchaba bien. Conseguimos una buena ganancia por el café, pero al
regreso, tres ladrones nos han robado todo lo que cargábamos.
-- ¡Pero cómo es posible, si vosotros sois cincuenta y ellos eran tres! Y le dijeron;
-- Muy sencillo; hermano. Ellos eran tres, pero estaban unidos; nosotros, sin
embargo, somos cincuenta, pero estamos desunidos.
"¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado de todo el mundo que viene a pedir pero
nadie quiere dar!", contestó el zapatero
Entonces el genio replicó: "Está bien, te podría dar 100 millones, a cambio de tus
brazos".
El zapatero le contestó: "¿Para qué quiero yo 100 millones si no voy a poder comer
solo, trabajar, jugar con mis hijos. etc.?
Entonces el genio le ofreció: "En ese caso, te puedo dar 1000 millones a cambio de
tus ojos".
Entonces, el genio, le dijo: "Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das
cuenta"
PENSAR EN EL VECINO
El padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la
fachada de su casa, que en Andalucía es costumbre pintarla para la primavera,
mandaba al pintor a casa del vecino de enfrente a preguntarle de qué color quería
que la pintara. Decía el viejecito encantador:
"Él es quien ha de verla y disfrutarla; es natural que yo la pinte a su gusto". (Juan
Ramón Jiménez, en "El trabajo gustoso")
-El principito se fue nuevamente a ver a las rosas: No sois en absoluto parecidas a
mi rosa: no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis
domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a
cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Justamente entonces el cuarto hombre que examinaba los finos colmillos, habló:
"El elefante es como una lanza".
"No, no", gritó el quinto hombre. "Él es como un alto muro", había estado palpando
el costado del elefante. El sexto hombre tenía cogida la trompa del elefante.
"Estáis todos equivocados", dijo. "El elefante es como una serpiente".
"No, no, como una soga",
"Serpiente",
"Un muro",
"Estáis equivocados",
"Estoy en lo cierto".
Los seis hombres se ensalzaron en una interminable discusión durante horas sin
ponerse de acuerdo sobre cómo era el elefante.
Probablemente esta historia te ha hecho sonreír, ya que, ¿Cuál es el problema? ¡Eso
es! Cada hombre podía "ver" en su mente sólo lo que podía sentir con sus manos.
Como resultado cada uno se reafirmaba en que el elefante era como él lo sentía.
Ninguno escuchaba a los demás.
Esos hombres estaban inmersos en un conflicto basado en la percepción (lo que
creían "ver").
Afortunadamente su conflicto no tuvo un final violento. Aunque,
desafortunadamente todavía no saben cómo son los elefantes.
El conflicto es tan viejo como la historia misma. El ser humano siempre ha
intentado conocer su mundo y comunicarse con los demás. Aunque esto no es fácil
ya que no todas las personas ven los problemas de la misma forma. Si lees este viejo
cuento de la india descubrirás unas de las causas de la falta de entendimiento entre
las personas.
Érase una vez en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles juntos y
pensando sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes.
El primer arbolito miro hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros,
quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo seré el baúl de
tesoros más hermoso del mundo".
El tercer árbol estaba confundido cuando el leñador lo corto para hacer tablas
fuertes y lo abandono en un almacén de madera. "¿Que estará pasando?", fué lo
que se preguntó el árbol, "Yo todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la
montaña y apuntar a Dios".
Muchísimos días y noches pasaron. A los tres árboles ya casi se les habían
olvidado sus sueños. Pero una noche, una luz de estrella dorada alumbró el
primer árbol cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en la caja de
alimento. "Yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebe" Dijo su esposo a
la mujer, la madre le apretó la mano a su esposo y sonrió mientras la luz de la
estrella dorada alumbraba la madera suave y fuerte de la cuna. Y la mujer dijo:
"Este pesebre es hermoso". Y de repente el primer árbol supo que contenía el
tesoro más grande el mundo.
Una tarde, un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote de pesca.
El viajero se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente
hacia adentro del lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta llegó
al lago, el pequeño árbol se lleno de temor, el sabia que no tenia la fuerza de
llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo con ese viento y lluvia. El hombre
cansado se levanto y alzando su mano dijo: "Calma", la tormenta cesó tan rápido
como comenzó.
Y de repente el segundo árbol supo que el llevaba navegando al Rey del Cielo y
de la Tierra.