Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
\
I
SANTA TERESITA
MODELO Y MARTIR DE LA VIDA RELIGIOSA
í
SEXTA EDICÍON
Vol. 9
E d itorial 7 L ibrería C O C t J L S A
MADRID
1967
APROBACIONES
N ffllL OBSTAT:
C a r l o s E . M esa , C . M . P .,
Censor
IM PRIM I FO TEST:
PSDRO BCHWKCCR, 0 . M. F.,
S up. G en.
NIH3L OBSTAT:
D, P koro AuVAttn^
Censor
IMPRIMASE:
t Jos* M .\ Obispo A ux.
Via. G en.
Pax Christi. J, M.
Carmelo de Lisieux, 14 de septiembre de 19-61
A l f e r t o B arrios M oneo , C, M. F.
E l A utor
I
BIBLIOGRAFIA
BM E. s Ib . ( S e c u n d a p a r t e a S o r M a r í a ski. S g d o . C o r a z ó n ) .
K. A. = T h í r e s k d e l ’E n f a m t - J í s t j s , Histoire d 'u n A m e 4
S a in t e .
A utoblographle, Consells e t Souvenlrs, Lettres^ Piule
des roses. D ocum enta P o n tiflcau x . Office C e n tra l de
Lisieux, 1941.
(1) C f r . B a r r io s , I , 1 6 -1 7 ; I I , 1 6 -1 9 .
(2) Ubalo d'Alenqon, O. F. M. Cap.', S a in te Thérése de Lisieuxt
com m e je la connota. "E studia Franciscana”, 37 (1926), 14-28.
INTRODUCCION 19
LA HISTORIA, RETRASADA
DESPISTE FATAL
EL TERCER TOMO
EL LLAMAMIENTO DE DIOS
I
1.—4JLAMO A LOS QUE QUISO
(1 ) AME., 4 - 5.
38 E L LLAMAMIENTO DE DIOS
(2) AME., 6.
(3) Sedes Sapientiae . AAS.. 48 (i958). 357.
LLAMO A LOS QUE QUISO 39
5.—HABLADURIAS EN LISIEUX
( 47 ) N o c h é , 296 ; M A . , I I , 3& - 40 .
58 EL LLAMAMIENTO DE DIOS
(48) N o ch é, 296.
(49) U bald, 17; D ubosq, 16.
C O N T R A S T E S EN L A P E R E G R IN A C IO N A ROMA 59
(50) MA.t IX, 43. In te re sa tam b ién en e sta h isto ria sab er nlqo de
la perspicacia y perso n alid ad de Celina, q u e se revela entera y decidida
y co n atisbos de p rofeta en esta e n tre v ista con el fu tu ro F ío X II.
d e n tro del C arm elo de Lisieux, e! d(a 12 de ju lio de 1937, con m otivo
de se r el Legado de F io X I e n l a in au g u ra ció n solem ne de la Basílica
lexovlense:
“ Poco después de la m isa del C ardenal Pacelll en la en ferm ería
—escribe C elina en su s no tas, c uando tie n e ya su s se se n ta y ocho
años—■ m e p rep aré a fotografiarlo e n el claustro. Sola con él le rogué
d isc retam e n te qu e posara bajo la arcada q u e le señalé, y te rm in a d a la
operación, m e acerqué a él p a ra agradecérselo.
E ntonces S u E m in en cia m o dirigió alguniiA palabras feltcUíuidomo por
ser la h e rm a n a de la S a n ttta . Yo le m an ifesté m i edad, q u e le so r
prendió.
E n seguida, tom ándole la m ano con respeto y besándosela, com o si
fu era la del fu tu r o Papa, le d ije:
—E m inencia, vos seréis Papa después de Pío XI. De ello estoy
segura. Yo pido esto.
—Pedid, m á s bien, p a ra m i —respondió con aire p ro fu n d o — la gra
cia de u n a b uena m u e rte . E sto es m ás precioso. Q ue Dios tenga m ise-
ricorrdia de m í y q u e m e e n d u lc e esa h o ra suprem a,
—C uando se c a m in a p or el C am ino de la In fa n c ia E sp iritu a l de
n u e s tra S a n ta T ere sita —rep liq u é In m ed iata m e n te — sólo hay lu g ar p ara
la confianza. Decía ella q u e "para los niñ o s no habría juicio y q u e se
podía perm anecer com o n iñ o a u n en los cargos m ás tem ib les”. Por o tra
p a rte , Dios n o quiere que m uráis ahora. Os queda m u c h o bien que hacer
cuando seáis Vicario de Jesucristo.
E nto n ces —aseg u ra C elina— pareció pensativo y me dijo con extrem a
d u lz u ra : “No. e xisten im p e d im en to s para ello; no es probable."
E n este m o m en to vinieron a In terru m p im o s. Pero esta conversación
m e dejó u n recuerdo inefable." (En P i a t S t í p h a n e - J o s e f h , O . P . M ..
Céline. Office C entral de Lisieux, 1963, ch. V, 135-136.)
60 E L L L A M A M IE N T O D E D IO S
62 E L L L A M A M IE N T O D E D IO S
LA CONSAGRACION A DIOS
I
1.—TRES MESES DE ESPERA
SUMM., I I, n. 491.
(6) SUMM., n. n . 473.
70 LA C O N S A G R A C IO N A D IO S
{18) Cfr. P tat, XIV 316: B a r rios M oneo , A lberto. C. M. F.. Santa
T eresita. la Sa n ta incotnprcttdlda, “Vida Religiosa*. 16 (1959), 39-40.
(17) AME., 191.
(18) Cfr. L ettres, 97-98, n o te 4.
(19) SUMM., II. n, 832.
(20) SUMM., II, n. 441.
76 LA CONSACiRACION A DIO S
(38) 54-55.
C a p í t u l o II I
VOTO DE POBREZA
De la frastera a la celda.
Alpargatas de tuberculosa.
Mala pluma y peor luz.
Espíritu de pobreza.
i
1
í
De los Buissonnets, su chalet romántico de Lisieux,
se muda una mañana a un Carmelo pobre. Muchos
son ios contrastes: personas, comodidades, habita
ción, vestido, calzado, comidas, refrigerios, ajuar y
vajilla. .. Nada le falta en su casa paterna. Si su padre
no es rico, por lo menos su dorada clase media excita
la envidia de muchos. En la villa piensan que aquella
fovencita, tan consentida, tan limpia é impecable en
el vestir, no resistirá largo tiempo en un claustro
con voto solemne de pobreza. ¡Es una locura!
2.—ALPARGATAS DE TUBERCULOSA
4.—ESPIRITU DE POBREZA
CASTIDAD VIRGINAL
E! misterio de la vida.
Angel encarnado*
Lucha y vigilancia.
Directora de vírgenes.
La virginidad.
“Es necesario haber 'visto, a la Sierva de Dios para
juzgar de su pureza. Estaba como rodeada de ino
cencia; pero NO DE UNA INOCENCIA IN F A N T IL , IGNO
RANTE D E L m a l . Era una inocencia esclarecida que
adivinó el todo de este mundo y resolvió con el au
xilio de la gracia no mancillar su alma” (1).
2.-—ANGEL ENCARNADO
(14) SUMM., II, n . 1853, 1854; Cfr.' SUMM., II, n . 1088, 1009.
(15) Cfr. B a r r i o s , I, 94-103.
(16) C e l i n a : SUMM., II, n. 1861.
(17) SUMM., II, n. 1452.
(18) S o r M a r í a d e l a T r i n i d a d : SUMM., II, n . 1385.
LUCHA Y V IG IL A N C IA 113
3.—LUCHA Y VIGILANCIA
8
114 C A S T ID A D V IR G IN A I
5.—iLA VIRGINIDAD
SEVERIDADES DE LA PRIORA
(11 A M E . , 215 - 21 6 .
S E V E R ID A D E S D E LA P R IO R A
9
130 S E V E R ID A D E S D E L A P R IO R A
dose ayudar, como antes, por Sor Teresa del Niño Jesús” (30).
Esto prueba el valer de su Auxiliar y, sobre todo, la do
cilidad de ésta y su sencillez y modestia, capaces de ple
garse en el preciso momento en que la Priora necesitara
aparecer con las dos coronas de Priora y Maestra. ¿No es
también una gran prueba del aprecio y estima de M. Gon
zaga? Además, ¿quién, en tales circunstancias, con Priora
tan caprichosa, aceptaría semejante cargo, de no ser una
Santa?
Ahora más que antes era necesaria una prudencia exqui
sita. “Cuando parecía que Sor Teresa era y hacía algo, se
ofendía la M. Priora, la humillaba y se enfadaba contra
ella” (31).
Otra enorme dificultad era la inestabilidad en el cargo,
lo cual dependía del humor de la Priora. Orillando algunas
exageraciones (32) nadie puede cegarse ni cegar (33). Lo me
jor es atenerse sólo a la verdad. Hable Celina, testigo pre
sencial:
3.—^¿INQUINA EN M. GONZAGA
(44) CAÍ-, i.
¿INQUINA EN M. GONZAGA? 145
10
l-i i
; :i '
íI
Í\0
1
I
C a p ít u l o VI
Psicosis de autoridad.
Priora al séptimo escrutinio.
Ni una sola crítica.
Dos rebeldías.
Su Jesús Viviente.
La “conversión*’ de M. Gonzaga.
i
: 1
t I
i,
■(
1.—'PSICOSIS DE AUTORIDAD
“no hay autoridad sino por Dios, y las que hay por
Dios han sido ordenadas, de suerte que quien re
siste a la autoridad, resiste a la disposición de Dios,
y los que la resisten se atraen sobre sí la conde
nación” (14). '
(20) S U M M ., I I , n . 6G5.
PRIORA A l. SEPTIMO ESCRUTINIO 157
U
162 SANTA TERESITA CON SU PRIORA
(40) C í r . B a r r i o s , n , 101-127.
(41) CME., 277-278.
(42) SUMM., n , n . 740.
(43 SUMM., 2842.
i uO SANTA TERESITA CON SU PRIORA
CARIDAD FRATERNA
— En un Carmelo dividido.
— Antes que ortigas, caridad.
— Molestonas y egoístas,
— Harían impacientar a un ángel.
■
—■ Juicios temerarios.
— Una antipatía de Santa Teresita.
— Las pocas simpatías de la cocinera.
— SoKcita enfermera.
12
I
} I
La vida religiosa, como la vida de familia, es et
instrumento más apto para limar tas aristas del
carácter q acrecentar la separación de los corazo
nes. Convivir en comunidad caritativamente resulta
no siempre fácil, atendida la cultura humana, la
formación de la personalidad, la variedad y grados
del talento y aficiones, la misma educación y hasta
los gustos, distintos siempre y, a veces, opuestos in
cluso entre personas nacidas en un mismo hogar.
No hay dos personas iguales como no existen dos
rostros iguales. Y, naturalmente, el claustro es una
escuela maravillosa de santidad.
En un convento, y más si es de clausura, la cari
dad lo es todo. No debe haber más reina ni más
preocupación que la caridad y a conquistar esta
virtud debe tender todo.
3.—-MOLESTONAS Y EGOISTAS
(19) CetS.. 9 6 .
C e lin a :
(20) SUMM .. II. p. 373.
(21) CetS.. 104-IOS.
190 CARIDAD FRATERNA
I
(21 bis) CetS., 104.
MOLESTONAS Y EGOISTAS 191
(2 4 ) M . I n la : S U M M ., I I , n . 687.
HARIAN IMPACIENTAR A UN ANGEL 193
(51) CM E ., 2 82.
(52) 1 C or., IV , 3-4.
(53) CetS.. 107.
(54) CetS., 107.
UNA ANTIPATIA DE SANTA TERESITA 205
(55) C M E ., 287.
(56) N o c h é (319, 320. 326, 392, 400, 427, 472, 481, 486. 493).
(57) M A ., H , 73.
(58) . CME., 293.
206 CARIDAD FRATERNA
(59) N o c h í , 319.
UNA ANTIPATÍA DE SANTA TERESITA 207
(60) C M S ., 284.
(61) C M E .. 284.
2 08 CARIDAD FRATERNA
14
210 CARIDAD FRATERNA
(4 ) ÁM., 70 V.
(5) L ettres, 343; Cfr. U r s Von, 103, n o ta 10.
(6 ) U bald , 26.
(7) Cfr. B a r r i o s M o n e o , A l b e r t o , C. M. F., "R ev ista d e E sp iritu a
lidad". 16 (1957); U r s V o n , 103-104.
(8) AME., 186. Cfr. P l a t , S t é f h a n e - J o s e p h , O. P . M-, L e Pére
P ichón e t S a in te Thérésieu. E tu d ea e t D ocum enta, n . 6, a b ril 1962,
págs. 14-21.
UNA SANTA SIN DIRECTOR 225
15
226 SIN DIRECCION ESPIRITUAL
2.—'MIOPIA DE UN CONFESOR
(19) 214.
(20) A ME . , 215.
(21) M. I n é s : SUAÍJIÍ., ET, n. 684.
DIRECTOR SIN DIRIGIDA 231
4.—SOLEDAD
5.—DIRIGIDA EJEMPLAR
ARIDEZ EN LA ORACION
jr
i
Cada capítulo de esta obra parece una doloroso
estación del tremendo viacrucis teresiano. El gran
alivio de las almas tan atribuladas, lo constituye,
de ordinario, el Señor, que suele dejarse sentir en
la oración. Teresa, sin embargo, no supo, sino rarí
simas ocasiones.durante su vida religiosa de nueve
años y medio a qué sabían las mieles divinas. Este
enorme martirio añade un peso y un amargor muy
particular a tantas penalidades como padeció en el
claustro. Y — notémoslo bien— es un detalle pecu
liar de la espiritualidad de esta Carmelita. Acaso
no se cuente de ninguna otra religiosa canonizada
cosa semejante, aunque las monjitas del monaste
rio la creyeron inundada de celestiales consolacio
nes. Muy aleccionador y muy revelador puede re
sultar este capítulo para quienes todavía creen a
Santa Teresita como la Santa del diminutivo, de
los perfumes y de las rosas.
16
242 ARIDEZ EN LA ORACION
2.—DORMIDA EN EL CORO
i
EL SUPLICIO DE LOS EJERCICIOS 253
(55) AH., 80 V.
(501 Cír. SUMM ., n . ü . « 2
(57) AM., 8® 7.
256 ARIDEZ EN LA ORACION
(58) Cfr. AM., 75 v, 76; SUMM., 11. n . 624. 641; L e ttres, 97-102, 104-106,
107-109, 161-169.
(M) CetS., 76.
(60) Cfr. B a r r io s , IX. 33-35.
(61) AM., 76.
EL OASIS DEL EVANGELIO 257
17
258 ARIDEZ EN LA ORACION
6.—FATALES APARIENCIAS
l(
\
I
t
C AP í TU I. O X
U , C»SB.. 273
¡2,1 CMS., 273
AMO MUCHO A MI FAMILIA 275
4.— EN E L CA LV A R IO PA TERN O
19
290 CUATRO HERMANAS Y UNA PRIMA £N EL MISMO CARMELO
(5 3 ) SUM M ., n . n . 1474.
(5 4 ) S or T eresa de S an A g u s t ín , ir, n. 1099.
(55) SUM M .. XI. n. 2290.
(56) H. A., ch. X II. 225.
298 CUATRO HERMANAS Y UNA PRIMA EN EL MISMO CARMELO
6.— A LA COCHINCHINA .
“No es un sueño ■
—escribe a su Hermano— y aun
puedo asegurarle a usted que sí Jesús no viene pron
to á buscarme para el Carmelo del cielo, partiré
un día para el Carmelo de Hanoi, porque existe en
esta ciudad un Carmelo, fundado recientemente por
el de Saigón.
Ha visitado usted este último y usted sabe que
en Cochinohina una Orden como la nuestra no
puede sostenerse sin personal francés. Pero, jah!,
escasean las vocaciones y frecuentemente los supe
riores no quieren dejar partir a Hermanas que creen
capaces de rendir servicios en su propia Comunidad.
Así, de joven, fue impedida N. Madre, por voluntad
de su Superior, de ir a sostener el Carmelo de Sai
gón. No me quejo de ello, agradezco a Dios haber
inspirado 'también a su representante; pero me
acuerdo de que los deseos de las Madres se realizan,
a veces, en las hijas y no me sorprendería nada ir
a tierra infiel a rogar y a sufrir, como Nuestra Ma
dre quiso hacer.
¿Quiere saber usted lo que piensa nuestra Madre
. de mi deseo de ir al Toniin? Ella cree en mi vo-
- cacióu -— porque de una parte es necesaria y no
todas las carmelitas se sienten llamadas a desterrar
se— , pero no cree que mi vocación pueda reali
zarse jamás. Sería menester que la vaina fuera tan
sólida como la espada y acaso — nuestra Madre así
20
C a p ít u l o XI
LA RUINA DE SU CUERPO
I
Antes de introducir al lector en estexapítulo, cua
jadlo- de heroísmos^ és menester aclarar las razones
de ese impresionante silencio teresiano, ese tremen
do ramalazo que escalofría a los espíritus apocados.
Teresa aquí es hija de su tiempo y de su total
entrega a Dios, sin excluirle su cuerpo. Antes no se
prestaba atención a la salud más que en el último
extremo. ¿Iba a ser ella de esas monjas que cuidan
sus pequeñas enfermedades como si fueran graves?
No quiso en este terreno imitar las imperfecciones
que pudo contemplar a su alrededor. Y reacciona
por ley de constraste.
Las circunstancias de su admisión pudieron tam
bién influir no poco. No se quiso hacer perdonar el
haber sido recibida tan joven eu la Comunidad. Y
no quiso ser una tremenda carga ante una enfer
medad tan precoz. ¿Siempre enferma? ¿Su larga
vida enferma? Esto le fuerza a resistir, a callar y
a sufrir amando.
Por otra parte, su cargo de Maestra de Novicias
la obliga a dar ejemplo y no aparecer ante las No
vicias cargada de debilidades que le impidieran
cumplirlo. Si ella no las entiende, ¿qué formación
las daría M. María de Gonzaga? Había que evitar
esa penosa influencia.
Además, reconozcamos — para que otras almas no
la imiten en esto— que aquí Teresa no es imitable.
Esta completa renuncia a la vida, llevada tan secre
tamente, es una exigencia divina, pedida a ella en
particular por designios ignoradas para nosotros.
De no existir ese mandato, ¿se hubiera Teresa rom-
310 LA RUINA DE SU CUERPO
(8 ) H. A., c h . X n , 230.
(9 ) U E sp rit , 164.
(10} S U M M . , U , n . 484.
(11) S U M M . , I I . n . 1662
314 LA RUINA DE SU CUERPO
(24) H . A „ c h . X ir , 233. I-
UNA HORA PARA DESNUDARSE 319
días seguidos, a las seis, una 'hora más tarde que la Comu
nidad. ¿Con qué régimen curativo?
<29) H . A ., c h . x n . 23 1-2 3 2 .
(3 0 ) A M E .. 20 2; C ír . A M E ., 213.
21
322 LA XUINA DE SU CUERPO
estatua. Sufrir tal manía exaspera más los nervios que los
mismos sabañones.
las malas comidas, más que el calor, más que las coladas
en el lavadero, más que cualquier trabajo en el monasterio,
el frío. “La privación del fuego durante el invierno — escribe
la Historia de un Alma— fue el más rudo de sus sufrimien
tos físicos en el Carmelo” (50). “Lo he sufrido — confesará
la Santa demasiado tardíamente emulando otras palabras
de Cristo en Getsemaní— , lo he sufrido hasta morir” (51).
t
Helada de frío, agotadas en flor sus veinticuatro prima
veras, llega un momento en que ya no puede más. Y todavía
no se queja. Por ella se queja por última vez Sor M. dé la
Trinidad:
(M ) H- A., ch . X H , 234.
M. GONZAGA EN LA ENFERMEDAD DE TERESA 337
(7 2 ) N o c k í , 403.
(7 3 ) N ock¿, 383.
340 LA RUINA DE SU CUERPO
“Esta flor, más del cielo que -de la tierra, fue co
gida por el Divino Jardinero a la edad de veinti
cuatro años y nueve meses, el 30 de septiembre
de 1897.
Los nueve años y medio pasados entre nosotras
deja nuestras almas embalsamadas de las hermosas
virtudes que la vida de una Carmelita puede prac
ticar.
Modelo exacto de humildad, de obediencia, de
caridad, de prudencia, de desprendimiento y de re
gularidad, cumplió la difícil obediencia de Maestra
de Novicias con una sagacidad y perfección sólo
comparables con su amor de Dios.
Remitimos al precioso manuscrito que edificará
al mundo entero dejándonos a todos los más per
fectos ejemplos.
Este ángel de la tierra tuvo la didha de volar a
su Esposo en un acto de amor.
jOh, queridísima Hija, vela por tu Carmelo!” (76).
EL MARTIRIO DE LA REGLA
(t> a. 2. q. 184. fc 0.
346 EL MARTIRIO DE LA REGLA
(12) CetS., m .
MARTIRIO SIN ADEREZOS 351
(19) N o c h í , 366.
(20) SU M M .. n . n. 1875.
354 EL MARTIRIO DE LA REGLA
L r t t r a . XXVI, 81.
NO HACER LAS COSAS A MEDIAS 361
— Recelos y réplicas.
— Apología de ia Madre Inés.
— El estudio magistral del P. Fran^ois de Sainte Ma
ne, O. C. D.
I
I
1.—RECELOS Y REPLICAS
(1 ) C fr. B a r r io s ,, n . 1 5 4 -1 6 0 .
(2 ) S U M M ., n , n. 2299.
376 DOS PRIORAS Y UN MONJE PARA PUBLICAR.
sajes de más de una línea los omitidos, son 1.000 los reto
ques hallados en el manuscrito A y más de 7,000 las varian
tes entre los tres manuscritos. Las cifras son elocuentes.
“De hecho, M. Inés de Jesús ha reescrito la autobiografía
de Teresa” (14), ha afirmado el P. Frangois de Ste. Marie.
Tomada rigurosamente la expresión es una pequeña hipér
bole, aun aplicada al manuscrito A, más al C y mucho más
al B; pero da una impresión de la labor realizada por Ma
dre Inés sobre los originales. Y, sin embargo, son tan idén
ticos ambos textos en su contenido y en su doctrina que el
lector del novísimo, en la primera línea o en. cualquier pá
gina que se encuentre, no extraña en modo alguno la auto
biografía de Teresa de Lisieux, que se pone en sus manos.
¿Por qué estas anomalías? Antes de juzgar es preciso
aclarar las causas, ¿Es justo pretender que se aplicasen los
últimos criterios de la crítica positiva de pleno siglo xx a
los cuadernos de una monja, que no se escribieron para la
publicidad? No podemos juzgar con la misma medida a un
profesional que a una monja de clausura; ni — tratándose
de una autobiografía publicada al año de la muerte— exigir
su revelación total. Es menester atender a la finalidad del
escritor, luego del editor, y en el presente caso, además, a
los imperativos de la obediencia y a las directrices de la
Santa Sede. No era Priora M. Inés en 1898. Todavía más:
aquella Sor Teresa es hoy una Santa canonizada. Entonces
nadie lo soñó jamás, y nadie sospechó al publicarla inter
polada, que la Historia de un Alma entraría un día en el
torrente doctrinal de la Iglesia.
La crítica histórica — si verdaderamente lo es, y no hi
percrítica o murmuración callejera— debe en justicia, antes
de juzgar a M. Inés desfavorablemente, escuchar estos seis
breves alegatos, basados en la mejor documentación.
1. L a c e n s u r a d e Dom M a d e l a i n e . — De seguro que
Madre Inés no se hubiera metido a fondo con la Historia de
un Alma de no exigirlo la censura rigurosa de D om Madelaine.
Pensamos que seguramente no partió de ella esa idea. Ya
Madre Gonzaga escribía el 29 de octubre de 1897, pocas se-
(14) MA., i. n .
382 DOS PRIORAS y UN MONJE PARA PUBLICAR.
(1 5 ) S U M M . , n, 2326, p. 782-783.
(16) S U M M . , I I , n . 2326, p . 783. C fr. L e P a r r a i n d e V H i s t o i r e d ’u n e
A m e , T. ü . P . G o d o f r o i d . M a d e l a i n e . " A n S . T h e r . “) . 8 (1832), 333-337.
(17) S U M M . , I I , 2326, p . 783-784.
APOLOGIA DE LA MADRE INES 383
25
386 DOS PRIORAS Y UN MONJE PARA PUBLICAR..
Y el domingo, 11 de julio:
3. E l c o n t e n id o .
Por muy extraño que parezca, era algo que M. Inés — co
nocedora íntima de su Priora, y blanco de sus iras y envi
dia— había previsto. De ahí aquella pregunta a su hermana,
de la que Teresa estuvo lejos de escandalizarse:
26
402 DOS PRIORAS Y UN MONJE PARA PUBLICAR.
¡
1
i
INDICE
Página
Siglas y abreviaturas:
P ró lo g o .................................................................................................. 5
J.— De Santa T e r e s ú a ................................................................ 13
2.— Del Carmelo de Lisieux ................................................... 14
3.— De diversos a u to r e s ............................................................. 14
INTRODUCCION
CAPITULO PRIMERO
Página
CAPITULO SEGUNDO
LA CONSAGRACION A DIOS
CAPITULO TERCERO
VOTO D E POBRjEZA
CAPITULO CUARTO
CA STID A D V IRG IN A L
cA prrm o quinto •
SEVERIDADES DE LA PRIORA
Página
CAPITULO SEXTO
CAPITULO SEPTIMO
C A R ID A D FRA TERN A
CAPITULO OCTAVO
CAPITULO NOVENO
A RID EZ EN LA ORACION
Página
CAPITULO DECIMO
CAPÍTULO UNDECIMO
LA R U IN A D E SU CU ERPO
CAPITULO DUODECIMO
EL M A R TIR IO D E LA REGLA
Página
i
PUBLICACIONES DEL MISMO AUTOR
SOBRE SANTA TERESITA