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américa
Nunca hubo más difícil misión, que plantear de manera novedosa el texto la Brevísima
relación de la destrucción de las indias del Fray Bartolomé de Las Casas debido a que
este autor ha sido ya, tantas veces leído y releído – ya sea para estar a favor o en contra
– en las distintas épocas, desde 1542 hasta el 2007. Por lo que espero hacer una lectura
del texto en la que pueda desarrollar una idea que en un comienzo, nació como una
sospecha, y se ha ido fortaleciéndose llegando a nacer este ensayo. Las interrogantes
que planteo, no son necesariamente respondidas en el texto - para aquello necesitaría de
una investigación más exhaustiva – pero sí abre un nuevo sendero para una
investigación que puede realizarse más adelante. Por lo demás está trabajado el texto en
forma de analogías y quizás homologías – que se encontrarían implícitas en el texto –
pero más allá de aquello, sería difícil aventurarme.
Ahora bien, desde su concepción el texto ha sido creado para enfrentarse a una realidad,
contraria e inversamente proporcional a la que intentaba graficar, con lo que se ha
ganado múltiples adeptos y una no menor cantidad de detractores. Pues, a diferencias de
tantos otros creadores de cartas de relación, Las Casas, busca contar las penurias que
sufre, pero no por ser cautivo de los indígenas, sino por el trato que reciben los naturales
por parte de los españoles; mal-trato que se basa en la no mirada del otro en cuanto a
otro, problema que no era propio de la época, sino más bien -me atrevería a afirmar-
propio a todas las épocas, un claro ejemplo de esto, es en la Rapsodia IX de la Odisea,
cuando Ulises (como los españoles) no es capaz de ver a Polifemo (los indígenas). No
obstante, todo lo que he dicho puede ser dudado, debido a que los indios al parecer al
ver al otro lo elevan y lo ponen más arriba en la escala ontológica.
Pero, con que nos encontramos acá, no es que nuestro Fray se haya inspirado en la
“Operación Cóndor”, en Videla o Pinochet – entre tantos otros – para hacer un proceso
de afabulación sobre lo que sucedía en América, no. Lo que si podemos sospechar es
que estos tiranos –que nombre más recurrente en la brevísima- o eran muy ilustrados y
leían lo que NO se debía hacer con un pueblo o las formas de torturar y destruir al otro
es un conocimiento que se pasa de-generación en de-generación, que se cree olvidado,
pero al más mínimo estímulo aparece y al parecer con más fuerza – hasta llegar a las
atrocidades del Siglo XX - en palabras de uno de los primeros antropólogos de América,
nuestro Bartolomé
Pero hay que reconocer que los españoles eran aún más crueles que los militares
que se tomaron el poder en Latinoamérica, es sabido por datos entregados por la ONG
que sí hubo tortura infantil en la dictadura militar chilena, pero no pudo llegar a los
índices que el Fray Bartolomé de Las Casas nos cuenta en su Brevísima relación de la
destrucción de las Indias”. Mientras nuestro Augusto torturaba a una niña quinceañera,
los españoles en nombre de su Cesario daban muertes a infantes aún no destetados.
En comparación a:
En fin, me parece que esta comparación no ha estado errada y quiero darme el placer –
suena como si fuese positivo, pero no lo es - de decir que los españoles se anticiparon a
las cámaras de gas de los campos de concentración Nazi como la de Auschwitz o lo que
pudo ser en Chile con el Estadio Nacional para la dictadura o un poco antes, en Pisagua.
¿Podrá Latinoamérica alguna vez, limpiar esta carga de muerte que lleva desde sus
anales?
Debo agregar que esto es un hecho que se repite constantemente en el texto, no un acto
aislado producido por los españoles, al igual que todos los otros citados, que fueron
millones muertos así – cuento en palabras lascasianas – una verdadera destrucción de
nuestro continente, pues no paro ahí, continuo hasta nuestros días.
Si lo pensamos así, como lo estoy proponiendo, esta misma lectura puede
generar controversias y muchos pueden tildarme – en palabras de Álvaro Huerga,
aunque no van destinadas hacia mi persona - “resentido social, agitador de masas,
tribuno rebelde y esquizoide” entre tantas otras cosas, pero imaginemos que esto mismo
que propongo lo hubiera dicho en plena dictadura, lo más seguro es que la URSS me
hubiese apoyado y los comandantes de nuestra tierra me hubiesen hecho desaparecer –
no hay nada más interesante que hacer historia ficción, al igual que lo hizo Las Casas en
muchos pasajes -; me imagino que algo similar tuvo que haberle pasado a nuestro buen
padre Las Casas.
No obstante, debo agregar, que esta carta de relación al igual que todas las otras,
intenta convencer a un lector –que sería Carlos I, en este caso – y que los datos están
pasados por un proceso de ficción-histórico, lo que hace que siga siendo una obra que
levante apasionadas polémicas. Mas debo agregar que con un solo caso que se haya
dado realmente en la brevísima relación de la destrucción de las indias hace que la
conquista se vuelva totalmente repudiable y pueda ser condenada.