Está en la página 1de 13

Y1-Fu TuAN

TOPO FILIA

UN ESTUDIO DE LAS PERCEPCIONES,


ACTITUDES Y VALORES SOBRE EL ENTORNO

Traducción de Flor Durán de Zapata

melusina
Titulo original: Topophilia. A study ofenvironmental perception, attitudes and values

© 1974 by Prentice-Hall Inc., Englewood Cliffs, New Jersey

©De la traducción: Flor Durán de Zapata


Revisión: Julieta Leonetti

©De la traducción del prólogo a la edición espafiola: José Pons Beman

©De la presente edición Editorial Melusina, s.L., 2007


www.melusina.com

Disefio gráfico: David Garriga

Primera edición, 2007


Reservados todos los derechos

Fotocomposición: Víctor Igual, s.L.


Impresión: Romanya Valls, S.A.
ISBN-1}: 978-84-96614-17-8
ISBN-IO: 84-96614-17-4
Depósito legal: B.49779-2007
Impreso en España
CONTENIDO

Prólogo a la edición española 7

Capítulo uno
INTRODUCCIÓN 9

Capítulo dos
ASPECTOS PERCEPTIVOS COMUNES: LOS SENTIDOS 15

Capítulo tres
ESTRUCTURAS Y RESPUESTAS PSICOLÓGICAS COMUNES 27

Capítulo cuatro
ETNOCENTRISMO, SIMETRÍA Y ESPACIO 49

Capítulo cinco
MUNDOS PERSONALES: PREFERENCIAS
Y DIFERENCIAS INDIVIDUALES 69

Capítulo seis
CULTURA, EXPERIENCIA Y ACTITUDES HACIA EL ENTORNO 87
Capítulo siete
ENTORNO, PERCEPCIÓN Y VISIÓN DEL MUNDO 107

Capítulo ocho
TOPOFILIA Y ENTORNO 129

Capítulo nueve
ENTORNO Y TOPOFILIA 155

Capítulo diez
DEL COSMOS AL PAISAJE 177

Capítulo once
LA CIUDAD IDEAL Y SÍMBOLOS DE TRASCENDENCIA 203

Capítulo doce
ESCENARIO FÍSICO Y ESTILOS DE VIDA URBANOS 233

Capítulo trece
CIUDADES DE ESTADOS UNIDOS: SIMBOLISMO,
IMÁGENES, PERCEPCIÓN 259

Capítulo catorce
WS SUBURBIOS Y LAS CIUDADES NUEVAS: LA BUSCA DEL ENTORNO 303

Capítulo quince
RESUMEN Y CONCLUSIONES 331

Notas 337
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA

San Agustín (354-430) amaba la luz solar de África del norte, a la


que denominaba la «Reina de los colores». Se sentaba bajo ella, ba­
ñándose en su límpida belleza, lamentando que, en algún momen­
to, tendría que volver a estar entre cuatro paredes. «La echo de me­
nos; y si paso largos períodos sin ella me deprimo.» Para el viejo
obispo, la visión de la amplia bahía de Hipona era una avanzadilla
del cielo. «Está la grandeza del espectáculo del mar en sí, cuando se
viste y desviste de colores como si fueran ropajes, ora distintos ma­
tices del verde ora púrpura ora azul celeste... Todos ellos son una
consolación para nosotros pero no la recompensa de los bie­
naventurados. ¿Cuáles pueden ser entonces las recompensas de los
bienaventurados, si cosas así son tan numerosas aquí, tan grandes y
de tal calidad?»
La receptividad de san Agustín a la belleza de la naturaleza es
compartida por todos los seres humanos, si bien en modos distintos
y en diferentes grados de intensidad. La «límpida belleza» de África
del norte, resultado en parte de su clima seco, debe ser sin duda co­
nocida para los españoles. En este sentido, los británicos son menos
privilegiados, si bien, por otra parte, conocen la lluvia racheada, las
nubes bajas y la densa niebla, cuyo efecto en conjunto produce una
atmósfera que podría describirse como «sobrecogedora» o «inquie­
tante». ¿Están los españoles predispuestos a estas experiencias sobre-

7
TOPOFILIA

cogedoras e inquietantes? Sin duda no tanto como los británicos.


De hecho, tengo entendido que no existen equivalentes exactos en
español para estas sensaciones que ponen la piel de gallina.
Fue la conciencia de estas cosas la que me movió a escribir To­
po.filia, un libro que explorará, de forma ordenada, la percepción y
evaluación del entorno por parte de la gente, así como el impacto
del entorno en la gente; y no sólo el comportamiento externo como,
por ejemplo, la manera de ganarse la vida, sino también el tono
emocional y la disposición perceptiva. Desde su primera aparición
en 1974, el libro ha tenido dos ediciones en inglés, así como traduc­
ciones al portugués y al japonés. En este sentido, estoy encantado de
que ahora pueda llegar al lector en lengua española.

Y1-Fu TuAN

8
CAPITULO UNO

Introducción

¿Cuáles son nuestras visiones del entorno material, sea éste natural
o artificio humano? ¿Cómo lo percibimos, cómo lo estructuramos,
cómo lo valoramos? ¿Cuáles han sido y cuáles son nuestros ideales con
respecto al medio? ¿De qué modo la economía, los estilos de vida e
incluso el marco físico afectan nuestras actitudes y valores hacia él?
¿Qué relación existe entre entorno y cosmovisión?
Estos son algunos de los temas que me propongo examinar. A pe­
sar de su amplitud, estas preguntas no lo abarcan todo. La contami­
nación del medio ambiente y la ecología, dos asuntos de gran im­
portancia e interés para el mundo, quedan fuera del ámbito de este
libro. Las materias que trataremos aquí -percepciones, actitudes y
valores- nos ayudan, en primer lugar, a entendernos a nosotros
mismos. Sin esa comprensión, no podríamos abrigar esperanzas de
encontrar soluciones perdurables a los problemas del medio am­
biente, que son fundamentalmente problemas humanos. Y los pro­
blemas humanos --económicos, políticos o sociales- se articulan
en el polo psicológico de la motivación, los valores y las actitudes
que dirigen la energía hacia determinados objetivos. Desde media­
dos de los años sesenta, el movimiento medioambiental-ecologista
ha avanzado en dos direcciones. Una es de índole práctica: ¿Qué ha­
cer con las barriadas infestadas de ratas o con las aguas contamina­
das? La otra es teórica y científica: el intento de entender las com-

9
TOPOFILIA

plejas fuerzas que gobiernan el mundo natural. Ninguno de estos


dos enfoques se vincula de forma directa con la formación de acti­
tudes y valores. Los entornos amenazados y aquellos cuyo deterioro
constituye un peligro para la salud requieren de una acción inme­
diata; las cuestiones relativas a actitudes y valores parecen no venir al
caso. El científico y el teórico, por su parte, tienden a pasar por alto
la diversidad y la subjetividad humanas, puesto que la tarea de
desentrañar los vínculos existentes en el mundo no humano ya es
enormemente compleja. Con todo, las actitudes y las creencias no
pueden excluirse ni siquiera desde el acercamiento práctico, porque
es práctico tomar en cuenta las emociones humanas en cualquier
cálculo ambiental. Tampoco pueden excluirse del enfoque teórico,
puesto que el ser humano es, de hecho, la dominante ecológica por
excelencia y no basta con observar y documentar su conducta; es
preciso entenderla con la mayor claridad.
No existe en este momento un estudio general de actitudes y va­
lores con respecto al entorno. Los estudios que conozco son, en su
mayoría, especializados y tienen un alcance limitado. Debido a que
la investigación en este campo se llevó adelante con objetivos dife­
rentes, los trabajos resultantes han sido muy heterogéneos tanto en
contenido como en presentación. Estos se pueden clasificar en cin­
co tipos principales: (I) Estudios sobre el modo en que los seres hu­
manos en general perciben y organizan el mundo. Se trata aquí de
descubrir características humanas universales. (2) Estudios sobre las
percepciones y las actitudes hacia el entorno como una dimensión
de la cultura o de la interacción entre esa cultura y su entorno. Los
pueblos no alfabetizados y las pequeñas comunidades se estudian
con cierto detalle y en un marco de referencia holístico. (3) Estudios
destinados a identificar actitudes y valores por medio de encuestas,
cuestionarios y pruebas psicológicas. (4) Observaciones sobre cam­
bios en la valoración del entorno, como parte de estudios referentes
a la historia de las ideas o de la cultura. (5) Estudios sobre el signifi­
cado y la historia de ciertos entornos, tales como la ciudad, el subur­
bio, el campo y la naturaleza silvestre o el yermo.
La disparidad de objetivos, de métodos, de presupuestos filosó­
ficos y de escala -temporal y espacial- es desconcertante. ¿Qué

10
INTRODUCCIÓN

tiene en común el análisis pormenorizado de la conducta adquisiti­


va de las amas de casa de Ames, lowa, con el estudio a gran escala de
la doctrina cristiana de la naturaleza? ¿O un estudio del simbolismo
del color como rasgo universal, con la historia de la pintura paisajís­
tica? Una respuesta posible sería que a todos ellos les atañe el modo
en que los seres humanos reaccionan a su entorno material: la for­
ma en que lo perciben y el valor que le otorgan. Pero es respuesta
vacua, porque carece de una ejemplificación específica. Cuando se
necesita un estudio general del tema, nos sentimos tentados a entre­
sacar información de diferentes disciplinas y a hacer una antología.
Las antologías invaden el mercado cuando surgen nuevos y apre­
miantes intereses y no estamos seguros de cuáles son ni hacia dónde
van. Las antologías poseen el atractivo de la mesa de bufé, pero en­
trañan el mismo riesgo: si nos abalanzamos a servirnos de todos los
platos nos arriesgamos a una indigestión. En un mundo ideal, una
sola persona debería poner orden en todo este material heterogéneo
y presentarlo desde un punto de vista unificado. Pero, dada la insu­
ficiencia de los conceptos globales, es casi seguro que el esfuerzo se
verá condenado al fracaso. Aun así, merece la pena intentarlo, pues
de otro modo dejaríamos de hacer frente a las debilidades estructu­
rales de este campo del conocimiento. Las corrientes del saber dis­
cordantes llevan, idealmente, a un fructífero matrimonio en una
mente capaz; en el otro extremo, tan sólo comparten cama gracias al
arte del encuadernador. En este espectro de logros, este ensayo se si­
túa, en el mejor de los casos, lejos del punto medio entre el collage y
la visión integral. Tengo la esperanza de que, aunque sólo sea por
sus innegables debilidades, este esfuerzo pueda estimular a otros a
hacerlo mejor.
Ningún concepto único y abarcador guía mi empeño. Lo mejor
que puedo hacer es organizar el tema de la topofilia en un conjunto
limitado de conceptos. He intentado: (1) Indagar en la percepción
del entorno y de los valores ambientales en diferentes estratos: la es­
pecie, el grupo y el individuo. (2) Mantener bien delimitados los
conceptos de cultura y entorno, y los de topofilia y medio ambien­
te, para así mostrar cómo cada uno, y de manera recíproca, contri­
buye a la formación de los valores. (3) Introducir el concepto de

11
TOPOFILIA

cambio a través de un bosquejo del desplazamiento de la cosmo­


visión europea medieval por el modelo científico, y qué significó en
la formación de posturas frente al entorno. (4) Analizar la idea de la
búsqueda del entorno en la ciudad, en el suburbio, en el campo y
en la naturaleza silvestre o yermo, desde una perspectiva dialéctica.
(5) Distinguir los tipos de experiencia del medio , y describir sus ca­
racterísticas.
Los métodos de investigación no se expondrán. La mayoría de
las publicaciones sobre el entorno y la conducta contienen discusio­
nes técnicas sobre los procedimientos empleados. Como científicos
sociales, poseemos ciertas destrezas pero a menudo se nos escapan
los problemas cruciales (que son muy diferentes de los socialmente
urgentes) porque carecemos de conceptos lo bastante refinados para
enmarcarlos. Mientras que en las ciencias físicas hasta las leyes más
simples suelen desafiar el sentido común, en las ciencias sociales
tendemos a confirmar una y otra vez las nociones derivadas del sen­
tido común con un gran despliegue de solemnidad profesional. Los
medios para conseguir nuestros resultados son a menudo más im­
presionantes que los resultados mismos. No obstante, los hallazgos
sistematizados son de inestimable valor porque dan precisión a las
corazonadas del sentido común, a veces desafían lo que son meras
opiniones y, otras veces, las destronan.'
Un frente activo de investigación, impulsado principalmente
por los geógrafos, tiene que ver con la respuesta humana ante los
riesgos naturales.2 Finalmente, estas investigaciones deberían apor­
tarnos una comprensión básica de la forma en que la gente reaccio­
na ante la incertidumbre de los acontecimientos naturales. Este tra­
bajo contribuye al campo de la psicología del medio ambiente y
repercute de manera importante en la planificación. He omitido,
con pesar, los hallazgos de la investigación sobre riesgos, porque no
tienen una relación directa con la topofilia. Una razón similar me ha
llevado, en los capítulos 12, 13 y 14, a referirme sólo de forma some­
ra a los entornos dañados, ya que mi interés primordial se centra en
la formación y el carácter de los valores y de las actitudes positivas.
Los temas claves de este libro son las percepciones, las actitudes,
los valores y las cosmovisiones que, de alguna manera, se solapan. El

12
INTRODUCCIÓN

sentido de cada término debería clarificarse en el contexto adecua­


do, pero ofrezco aquí algunas definiciones preliminares. Percepción:
es tanto la respuesta de los sentidos a los estímulos externos como el
proceso específico por el cual ciertos fenómenos se registran clara­
mente mientras otros se pierden en las sombras o se eliminan. Mucho
de lo que percibimos tiene valor para nosotros, tanto para nuestra
supervivencia biológica como para brindarnos ciertas satisfacciones
que están enraizadas en la cultura. Actitud: es fundamentalmente una
perspectiva cultural, una postura que se toma con respecto al mun­
do. Es más estable que la percepción y se forma a través de una lar­
ga sucesión de percepciones, esto es, por la experiencia. Los bebés
perciben, pero no tienen actitudes bien formadas, excepto aquellas
que les proporciona la biología. Las actitudes suponen experiencia y
una cierta solidez de intereses y valores. 3 Los bebés viven en un am­
biente, pero apenas si poseen un mundo y carecen de una cosmovi­
sión. Visión del mundo o cosmovisión: es la experiencia conceptuali­
zada. Es en parte personal, pero en su mayor parte es social. Es una
actitud y un sistema de creencias, en donde la palabra sistema supo­
ne que las actitudes y las creencias están estructuradas, por más que
sus conexiones puedan parecer arbitrarias desde un punto de vista
impersonal u objetivo. 4
Topofilia es el lazo afectivo entre las personas y el lugar o el am­
biente circundante. Difuso como concepto, vívido y concreto en
cuanto experiencia personal, topofilia es el tema recurrente de este
libro.

13

También podría gustarte