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Castellano Laura- Miranda Glenda- Orrego Natalia-Perrotta Flavia-Riquero Emmanuel-Sosa

Mariana. 2° COMISIÓN A

Complejo de Edipo

1-El complejo de Edipo comienza en el primer año de vida y en ambos sexos inicia su desarrollo
siguiendo caminos similares. La relación con el pecho materno es uno de los factores esenciales
que influye en todo el desarrollo emotivo y sexual del niño.
La ansiedad, la culpabilidad y los sentimientos depresivos, empujan a veces a la libido a nuevas
fuentes de satisfacción. La satisfacción experimentada con el pecho materno permite al niño dirigir
sus deseos hacia nuevos objetos y ante todo hacia el pene de su padre. Sin embargo, es dado a
este nuevo deseo un empuje especial por las frustraciones sufridas con el pecho materno. Las
frustraciones dependen tanto de factores internos como de experiencias reales, y cierta
frustración con el pecho es inevitable aun bajo las circunstancias más favorables, porque lo que el
niño realmente desea son satisfacciones ilimitadas. Las frustraciones experimentadas con el pecho
materno impulsan tanto al niño como a la niña a abandonarla y estimulan en ellos el deseo de una
satisfacción oral a través del pene del padre. Por lo tanto, el pecho y el pene son los objetos
primarios de los deseos orales del niño.
Los deseos genitales hacia el pene del padre, que se unen con los deseos orales, forman la raíz de
los estadios tempranos del complejo de Edipo positivo de la niña y del complejo de Edipo invertido
en el varón.
Al dirigirse al pene del padre (objeto parcial) como objeto de amor y abandonar al pecho de la
madre, aparece la fantasía de la pareja combinada en la cual la madre y el padre están fusionados,
“si mamá no está, esta con papá” y el pene esta dentro de mamá, por lo tanto aparece la madre
como contenedora de objetos valiosos.
2- En cada estadio el curso del desarrollo libidinal está influido por sentimientos de ansiedad, de
culpa y de depresión. El núcleo de los sentimientos depresivos infantiles, o sea, el temor del niño a
la pérdida de sus objetos queridos, como consecuencia de su odio y de su agresión, entra desde un
comienzo en sus relaciones de objeto y su complejo edípico.
Sometido a su culpa, el niño se siente impulsado a deshacer, mediante procedimientos libidinales,
las consecuencias de sus impulsos sádicos. De este modo, los sentimientos de amor, que coexisten
con los impulsos agresivos, están reforzados por la tendencia a la reparación.
El deseo de dar y de recibir satisfacciones libidinales está aumentado por el impulso a la
reparación, porque el niño siente que de este modo el objeto dañado puede ser restaurado y
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también que se ha disminuido el poder de sus impulsos agresivos, que sus impulsos de amor
tienen curso libre y que su culpabilidad está tranquilizada.
Así, en cada etapa el curso del desarrollo libidinal está estimulado y reforzado por el impulso a la
reparación y por el sentimiento de culpa.
3-A la niña se le presenta el deseo de recibir el pene cuando dada la naturaleza receptiva de sus
órganos genitales, se le refuerza las sensaciones correspondientes. Al mismo tiempo un
conocimiento inconciente de que su cuerpo contiene bebes en potencia, lo que siente ser su mas
valiosa posecion. El pene de su padre como el objeto que da los bebes, y que esta equiarado con
los bebes se convierte en objeto fuertemente deseado y admirado por la niña. Esta relación con el
pene, fuente de felicidad esta incrementada por la relación de amor y de agradecimiento co el
pecho bueno. Unido a su conocimiento inconciente de que impotencia ella contiene bebes, la niña
tiene dudas intensas acreca de su capacidad de poder tener niños. En diferentes aspectos se siente
en posición de desventaja al compararse con su madre.
Estas ansiedades intensifican los impulsos de robar el cuerpo de la madre y también el cuerpo
paterno, intensificando el temor de que su propio interior pueda ser atacado y robado, privándole
sus contenidos buenos por una madre vengativa externa e interna, esta es la situación de ansiedad
predominante de la niña.
En la niña la envidia de su madre foma parte de su situcion edipica positiva, constituye su
desarrollo sexual y emocional y tiene importancia con su identificación con la madre, asi también
con su futuro papel de madre. El deseo de la niña de tener un pene propio es secundario a su
deseo de recibir un pene, y está muy incrementado por las frustraciones enAquí solo puedo
referirme rápidamente a los factores específicos en los cuales descansa la formación del superyó
en la niña. El admirado pene del padre internalizado forma parte intrínseca de su superyó. La niña
se identifica a sí misma con su padre en la posición masculina, pero esta internalización se base en
la posesión de un pene imaginario. Su posición femenina y por la ansiedad y culpa experimentadas
en la situación edipica positiva. En la posición femenina, la niña está impulsada en a internalizar el
pene paterno por sus deseos sexuales y por su anhelo a tener bebes. Es capaz de una sumisión
completa a este padre admirado internalizado mientras que en la posición masculina desea imitar
todas sus aspiraciones y sublimaciones masculinas. De este modo su identificación masculina con
el padre está mezclada con su actitud femenina, siendo esta combinación la que caracteriza al
superyó femenino.
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4-El desarrollo del varón en su posición femenina influye de un modo vital en su actitud hacia los
dos sexos, y llega a contribuirse bajo el dominio de impulsos y fantasías orales, uretrales y anales
y está íntimamente unida a su relación con los pechos de su madre.
Sigue considerando al pecho como un objeto bueno, entonces imaginará el pene de su padre
como un órgano bueno y creador. Constituye la raíz de su complejo edipico invertido y forman la
primera posición homosexual. Condición previa para la capacidad del varón de desarrollar su
deseo edipico positivo, puede permitirse el niño experimentar sus deseos genitales hacia la madre.
El temor a la castración en el varón es el temor de tener el órgano genital atacado, dañado o
quitado. Los deseos genitales del niño hacia su madre están conectados desde el principio con
peligros fantásticos, a causa de su fantasía de ataque al cuerpo materno, de contenidos orales,
uretrales y anales. El varón siente que el “interior materno” esta dañado, que también contiene,
según sus fantasías, el pene del padre. Predomina el temor del niño a un ataque interno realizado
por unas imagines peligrosas que son ya maternas, ya paternas, ya de ambos unidos, en venganza
a su propios impulsos agresivos. Cada ataque contra su interior implica un ataque contra su pene.
Otra ansiedad que contribuye al temor de castración procede de fantasías sádicas, este temor por
la creencia de que el contiene el pene de su padre malo, se da porque el se identifica con su padre.
Tales temores están normalmente contrarrestados por una imagen del cuerpo de su madre como
fuente de toda bondad y así como por su introyección de objetos amados. Todas estas emociones
y fantasías le permiten enfrentar su temor a la castración y establecer de un modo firme su
posición genital, al mismo tiempo se crea así la base para adquirir potencia de años venideros.
5- Cuando la niña descubre que no posee un pene entonces se presenta el complejo de castración.
En este momento se rompe su apagamiento a la madre, con resentimiento y odio, porque su
madre no le ha dado un pene. Descubre también que hasta su misa madre carece de pene y esto
contribuye a que se desvíe de la madre y busque al padre. Primeramente se vuelve al padre con
deseo de recibir un pene de él y solo secundariamente con el deseo de que le dé un niño (el niño
sustituyendo al pene). De este modo su complejo edipico esta empujado por su complejo de
castración. La situación principal de ansiedad en la niña es la perdida de amor y Freud conecta este
tema con su temor a la muerte de la madre.
6- La declinación del complejo de Edipo se refiere al sentimiento de culpabilidad provocada por
impulsos de castración y de muerte hacia el padre y esto le genera al niño angustia. Ya que teme
que la madre se quede desprotegida y la muerte del padre seria una pérdida irreparable. La
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Rivalidad del niño con su progenitor es sentida con culpa por que el niño necesita de la ayuda y
guía del padre. Es por esto que el complejo de Edipo es reprimido, pero como todo lo que se
reprime, este puede volver en algún momento de la vida. Por ejemplo: En la elección de pareja.

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