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UN OMEGA SIN IGUAL

SERIE OMEGAVERSE 2
B. E. RAYA
Índice
COMENTARIO DE LA AUTORA
Reseña
¿Qué es el omegaverse?
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
PROXIMAMENTE
COMENTARIO DE LA AUTORA
En un inicio por equivocación, estas publicaciones fue
presentada como SAGA, lo cual fue equivocado, ya que lo
correcto sería decir que será una SERIE. El libro 1 y 2 son la
historia de EDWARD ARSLAN; sin embargo, no quiere decir
que el 3 y 4 serán relacionados con el mismo personaje
<<Eso dependerá del personaje mismo y que tanto abarque
su historia>> Edward Arslan tenía mucho para contar. El
siguiente protagonista esperó sea igual de interesante y
peculiar. Disfruten. Muchas gracias por el apoyo .
.
Reseña
La vida no es fácil para aquellos que nacen siendo
omegas, eso es algo que Edward Arslan tiene más que claro.
Edward ahora tendrá que enfrentar su mayor miedo,
tendrá que decidir entre conservar sus viejas convicciones y
determinaciones o adaptarse y cambiar.
Ahora sus complejos no importaban, no podía huir de
una realidad que le cambiaría la vida. Tenía que hacer un
lado los remordimientos y elegir correctamente que haber
con su vida a partir de ese momento.
Más que nunca tendrá que demostrar lo independiente,
inteligente, autosuficiente y determinado que era.
¿Qué es el omegaverse?
Esta es una pequeña introducción, para explicar y definir
un poco el género omegaverse. Ya que este es un género con el
que no muchos estarán familiarizados. El omegaverse es un
subgénero que se da dentro de las historias que tienen como
protagonistas a dos hombres. Los personajes en el mundo del
omegaverse se dividen según los rasgos que corresponden al
orden jerárquico como en una manada en el reino animal. El
omegaverse cambia todas las reglas del juego, creando un
universo único y muy interesante.

En esta sociedad ficticia, la población de humanos se compone


de alfas, betas y omegas, siendo los alfas y los omegas los dos
extremos de la jerarquía. De estos dos grupos en particular, se
esperan determinadas cosas, en especial de los alfas, quienes
son líderes natos a quienes se les dan bien los negocios, los
deportes y los estudios.

Aunque existen hombre y mujeres siendo el género primario


al nacer, como categoría secundaria pertenecen a alguno de los
otros tres grupos. Cada persona se enterará a determinada
edad a través de un examen médico, si son alfas, betas u
omegas, y a partir de ese momento sus vidas quedan selladas y
su propósito es rellenar las expectativas que se tienen de ellos
como miembros de la sociedad.
Las historias omegaverse son como cualquier historia BL,
teniendo siempre a dos protagonistas del mismo género, pero
cada persona en esta sociedad tiene características diferente.
Los betas, las personas comunes y corrientes sin ningún
rasgo particular. No despiden feromonas ni tienen un período
de celo. En este sentido, la mayoría de la población está
compuesta por betas.
Los alfas, son personas que se destacan en la pirámide de la
sociedad, hombres y mujeres de élite, que ocupan cargos
importantes las personas en la cima de la pirámide son fuertes,
decididas y posesivas, sobre todo con sus parejas. Alfas y
betas, tienen un período de celo <<necesidad de procrear>>
que dura alrededor de una semana, durante el cual se ponen
muy agresivos y tienden a perder el control.
Los omegas, están ubicados al fondo de la pirámide social.
Los hombres de este nivel poseen los mismos órganos
reproductores que las mujeres, lo que significa que también
pueden quedar embarazados. Durante el celo, los omegas
deben ser muy cuidadosos ya que despiden fuertes feromonas
que atraen a los hombres. Los alfas en particular tienden a
perder el control y agredirlos, por lo que deben asegurarse de
tomar unas pastillas o inyectarse para aplacar el aroma que
emanan.
En el mundo del omegaverse, el matrimonio entre dos hombres
es visto como algo normal e incluso aceptado por los miembros
de la sociedad. Aun así, existen alfas que creen en la
supremacía de su raza, lo que los lleva a tratar a los omegas
como seres inferiores. De todos modos, los alfas no pueden
evitar sentirse atraídos por ellos, e incluso algunos forman un
vínculo muy especial con los omegas.
Capítulo 1
La noche, después de enterarse de la noticia de que
estaba embarazado, Edward Arslan estaba sentado en su
enorme apartamento vacío y, por primera vez desde que
compró ese apartamento, se preguntó por qué lo había
hecho. Ser independiente siempre es el sueño de
cualquiera. Edward podría apostar que siempre el objetivo
de una persona mientras crecía era, ser un adulto, tener
una profesión, tener una casa, autos, dinero, ir de fiesta,
follar. Muy pocos cumplían con sus objetivos a lo largo de su
vida. Las probabilidades de que los cumpliera un Omega en
esta sociedad eran casi nulas. Sin embargo, él lo había
logrado.
Tenía una profesión que amaba. Su departamento de
ensueño, un coche fabuloso y, sin embargo, allí estaba,
viendo a través de la ventana y sintiendo que la marea de
problemas estaban alcanzándolo y él se estaba ahogando.
Las luces estaban apagadas, pero la televisión estaba
puesta. Daba un resplandor suave a la estancia y lanzaba
sombras de formas extrañas por las paredes. Apoyó la
espalda en el marco de la ventana y cerró los ojos
intentando recuperar el aliento, esperando a que el agitado
movimiento de su pecho se calmara.
Estaba embarazado, la probabilidad irrefutable más alta
para un omega y algo que Edward Arslan se jactó al
asegurar arrogantemente que nunca le sucedería a él. Y el
alfa que lo embarazo aseguraba que era una zorra que se
acostaba con cualquiera y que probablemente ese
embarazo no era su responsabilidad. Y la peor parte era que
Edward no podría refutar sus argumentos. ¿Era un prostituto
por disfrutar de su sexualidad sin ataduras? Era hipócrita
admitir que para muchos si un alfa se acostaba con mil
omegas era un héroe, no obstante sin un omega se
acostaba con mil alfas era la peor de las basuras.
A Edward no le importó ese criterio y quiso vivir
libremente y bajo sus reglas. Él mismo se había forjado esa
reputación al ser un omega independiente y seguro de sí
mismo al que no le gustaban los compromisos. Su mayor
pecado era no querer ser como el estándar omega que esta
sociedad clasista dictaba que debía ser.
Le dolía la forma en la que Nikolái había reaccionado. Por
más que quisiera negarlo, deseó a Nikolái como no había
deseado a otro alfa. Le avergonzaba su debilidad. Y si solo
fuera algo tan sencillo como la atracción física… Pero el
asunto había sido más complicado. No acertaba a pensar
con claridad cuando lo tenía cerca. Su toque le había
provocado una tormenta de emociones, y él, como era de
esperar, había saludo huyendo, había lastimado el orgullo
de Nikolái y ahora era el único que tenía que cagar con las
consecuencias.
Inconscientemente, su mano viajo hacia su vientre e
inmediatamente la retiró. No desear a un bebé era un
pecado que también cargaría en su conciencia. La culpa le
retorcía las entrañas. ¿Su sentimiento de paternidad habría
sido diferente si las cosas estuvieran bien con Nikolái?
¿Sería correcto continuar con esto? ¿Sería un monstruo al
dar por terminado el asunto? ¿Era un pecado mortal no ser
un padre omega soltero? No sabía qué suponer, pero una
cosa era cierta: necesitaba alzar todas sus defensas contra
todo lo que le vendría encima. Tanto si decidía continuar con
el embarazo, como si decidía terminarlo, Edward sería
satanizado de cualquier manera.
Un bebé, ¿Qué había él con un bebé? Muchos
aseguraban que un hijo daba un nuevo significado y
propósito a la vida ¿Sería eso verdad?

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•
Su aturdimiento continuó por dos días más, ahora se
sentía mucho mejor. El sueño le habría servido para
descansar de la realidad, de no ser por las pesadillas. Había
tenido varias y en todas ellas aparecía un bebé y el caos
alrededor, poco después aparecía la cara de un pequeño
niño con ojos claros y cabello oscuro que lo acusaba de
arruinar su vida y le reclamaba lo mal padre que era.
Ya era casi mediodía cuando se levantó para comprobar
sus correos electrónicos y mensajes, era momento de que
volviera a la realidad. Tenía que ponerse a trabajar, no era
millonario para darse el lujo de dejar su empleo. Todos los
días recibía mensajes de Luc y de Jamal, ambos
preocupados por él y este último recordándole que tenían
que hacer una valoración médica apropiada. Era bueno
contar con buenos amigos, aunque su lista de personas con
las cuales contar fuera reducida.
En los últimos días, Luc se había encargado de llevarle
comida que Henry preparaba con gusto para él, aunque en
sus breves encuentros intentaban desviar la atención del
enorme elefante blanco de la habitación. Luc nunca le
mencionó nada sobre Nikolái y Edward, tampoco preguntó.
No podía librarse de la horrible sospecha de que Nikolái
se había marchado a D. C. sin pensar en el asunto del
embarazo dos veces. Y no podía culparlo por ello, después
de todo fue Edward el que siempre insistió en que lo que
tenían no significaba nada. Nikolái se había hartado de su
relación y había aprovechado las circunstancias para poner
fin a la misma. Aunque le extrañaba que de buenas a
primeras fuera capaz de darle la espalda a un supuesto hijo
de él. Aunque él creyese que el hijo podría ser de cualquier
alfa con el que Edward se hubiera revolcado, al existir la
menor duda, por lo menos Edward había esperado que
Nikolái intentara hablar con él.
Así que era un patético omega embarazado y solo. Y en
estas circunstancias, cualquier otro estaría devastado, sin
embargo, Edward ya se había compadecido lo suficiente. Él
era mucho más fuerte, y agradecía a los cielos el arranque
de ira que recibió en ese momento. Su primer impulso fue
querer llamarlo y decirle lo idiota que era. No obstante, eso
no serviría de nada.
Así que utilizo esa fuerza de mejor manera, comenzó a
prepararse para ir a trabajar. Mientras se lavaba los dientes,
observo su reflejo en el espejo. Vio con asombro su palidez y
las bolsas negras de debajo de los ojos. Una imagen que no
pensó volver a ver desde que fue un patético adolescente
omega confundido.
Era un omega adulto de treinta y cinco años. Él no era
tímido, ni patético. Era Edward Arslan, y no pensaba pasarse
el resto de su vida lamentándose. Se había equivocado con
Nikolái, había tenido miedo de aceptar que él, aunque fuera
un alfa, tal vez y solo tal vez, ellos dos juntos hubieran
estado bien.
Tenía sentimientos por él, eso era absurdo negarlo. Y si
Nikolái ahora mismo lo odiaba, no le reprocharía; sin
embargo, un bebé era otro asunto. Ese niño o niña no tenía
la culpa de las estupideces de ambos. Bien, deberían de
hacer bien en recordar que sus pasados con sus padres
progenitores no fue nada bueno ¿Deseaban lo mismo para
ese niño? ¿O era mejor terminar con todo por lo sano?
Dos horas más tarde, se dirigió a casa de Nikolái. A cada
paso que daba, iba repitiéndose lo que pensaba decir. Se
prometió que no gritaría. Sería fuerte y le explicaría la
situación. Aunque dudaba que le creyera que ese embarazo
fuera suyo.
Nervioso, entró en el vestíbulo y fue al departamento de
Nikolái. Sin permitirse dudar, más de un segundo llamó a la
puerta un par de veces sin obtener respuesta. Por instinto
movió la perilla de la puerta y esta se abrió. Pero nada más
entrar, vio que algo no iba bien. Encendió la luces y
entonces pudo notar mucho mejor la escasez de cosas.
—¿Nikolái?
Al entrar en la cocina, le sorprendió ver una botella de
whisky vacía en el fregadero, al lado de un vaso roto y de
varios platos sucios. Preparándose para lo que pudiera
encontrar, se dirigió a la habitación. Encontró más cristales
rotos por el piso. No le costó mucho imaginarse a Nikolái
tirando el vaso contra la pared en un arranque de furia.
Cada vez más preocupado, llegó al dormitorio, donde se
encontró cajones medio abiertos y los armarios vacíos.
Aturdido, se sentó en el borde la cama. <<Se ha ido>>
Edward enterró su rostro entre sus manos, sin poderse
creer lo fácil que le había resultado a Nikolái marcharse sin
mirar atrás, sin siquiera darle la oportunidad de aclarar las
cosas.
>>—Felicidades Edward, eres un estúpido.
Después de tantas semanas en las que eran dos bandos
que siempre luchaban por no ceder al bando contrario,
Edward ganaba. Había terminado por alejar a Nikolái. Su
propósito de no estar unido jamás a un alfa, estaba
cumpliéndose.
Poco después, sacó su teléfono móvil sintiéndose un
poco más controlado, era mejor terminar con esto de una
buena vez por todas. Llamó a Henry. Ellos no habían
hablado directamente desde aquella noche, él simplemente
le enviaba comidas con Luc.
—¿Te encuentras bien, Edward?
Preguntó la pareja de su mejor amigo. No era extraño
que le hiciera esa pregunta nada más contestar, ya que por
lo general era a Luc a quien llamaba, no a él.
—Nikolái se ha marchado.
Anunció secamente. Por un instante ambos se quedaron
en silencio, escuchó a Henry respirar profundamente.
—Así es, la misma noche que te enteraste de que
estabas…
A Henry se le cortó la voz, y no fue difícil para Edward
suponer que estaba intentando controlar sus lágrimas. Se
sintió culpable de hacerlo llorar de nuevo.
>>—Lo siento tanto, Edward. ¡Yo se lo dije! Sin
embargo…
—Él no te creyó.
Edward lo interrumpió. Cerró los ojos ante el dolor que
sintió.
—Lo siento.
—¿Sabes a dónde ha ido?
—Fue aceptado nuevamente en el ejército. Lo más
probable es que sea enviado de nuevo a incursiones. Mi
padre y yo, siempre temimos que esto sucedería.
Edward tomó una respiración profunda, se levantó de la
cama y salió de la habitación.
—Gracias por decirme, Henry. Siento haberle molestado.
—No ha sido ninguna molestia. Edward, de verdad yo
estoy tan apenado. De alguna forma siento que es nuestra
culpa, si no los hubiéramos descubierto…
—No lo es, Henry.
Edward llegó a la puerta y apagó las luces, después, sin
mirar atrás, cerró con un leve portazo.
—He intentado localizarlo, pero su móvil está
desconectado. Papá también lo ha intentado y nada.
Comentó Henry, con voz temblorosa.
>>—Te prometo que hablaremos con él. Lo
convenceremos de volver contigo y el bebé.
Tras unos instantes, Edward tragó saliva.
—No tienes que hacer eso, Henry.
Edward luchó con todas sus fuerzas para que su voz
sonara lo más tranquila posible.
>>—Él no me debe nada, ni yo a él. Es mejor aceptarlo y
dejar las cosas como están.
—Pero… el bebé.
—Ese es mi problema.
Aseguró.
>>—Nos vemos luego, Henry.
Edward terminó la llamada, salió a la calle y emprendió
el camino de vuelta a casa solo.
Capítulo 2
Tres días más tarde, Edward intentaba concentrarse en el
trabajo, aunque no estaba teniendo éxito en absoluto.
Nuevamente, observó su móvil, la pantalla estaba oscura,
sin embargo, en su imaginación era como si pudiera ver el
último mensaje recibido en forma fosforescente y brillante.
Era un mensaje de Jamal, donde le preguntaba qué día iría a
la clínica para realizarse las pruebas necesarias. No era
nada propio que un médico interviniera personalmente con
un paciente, no obstante Jamal actuaba como amigo.
Además, Edward era consciente de que él estaba actuando
en complicidad con Luc.
Lo cierto era que Edward aún no tomaba una decisión,
por ese motivo estaba retrasando esos exámenes médicos.
Ya que su mayor temor se había hecho realidad: estaba
embarazado y completamente solo. Resopló al pensarlo.
Apartando su computada, Edward se levantó y caminó
hacia el perchero en busca de su abrigo, en ese momento la
puerta se abrió y Luc entró sin llamar.
—¿Qué haces?
Preguntó Luc, al verlo colocarse el abrigo.
—No me puedo concentrar, necesito un poco de aire, iré
a comprar un café.
Dijo Edward sin mirarlo.
—¿Has comido algo?
Preguntó Luc, dedicándole una mirada indescifrable,
para otros Luc podría ser una persona insensible, sin
embargo; Edward lo conocía bastante bien. Él estaba
preocupado por Edward. No obstante, Luc sabía que no era
bueno agobiarlo tanto, sutilmente le daba espacio, pero
buscaba la manera de cuidarlo.
—No tengo hambre, aunque tal vez aproveche para
comprar una baguette.
Luc asintió solemne.
—¿Puedo ir contigo?
Edward entrecerró los ojos.
—¿No tienes trabajo?
—Siempre tengo trabajo, pero ese no es el punto.
Luc le dedico una mirada seria.
>>—Soy tu amigo, Edward. He tenido paciencia y no he
querido presionarte y atosigarte con preguntas. Sin
embargo no quiero que me dejes fuera de esto. Sabes que
te apoyo, y es primordial que tomes una decisión pronto.
—¿Qué quieres que te diga, Luc? Mi peor pesadilla se ha
hecho realidad.
Luc no se extrañó ante su estallido.
—Sabes que te conozco mejor que nadie. Comprendo
que la situación no es la ideal, por eso quiero apoyarte.
Edward rehuyó su mirada.
—Por eso necesito tiempo para pensar. No sé cómo
expresar lo que siento… Yo…
Edward suspiró pesadamente.
>>—En ocasiones estoy bien, siento la fuerza y creo que
he tomado una decisión. No obstante, luego vuelvo a dudar
y siento que voy a perder todo lo que he conseguido con
tanto esfuerzo por esto. No te imaginas cómo me duele.
Él apretó los dientes.
>>—Yo no quiero estar ligado a nadie y mucho menos es
mi prioridad tener un hijo.
Murmuró
>>—Esto ha sacado a relucir mis viejas inseguridades.
—Te comprendo. Yo también estuve confundido cuando
conocí a Henry. Jamás llegué a imaginar que mi vida
cambiaria tanto. Asusta el cambio.
Edward levantó la cabeza y lo fulminó con la mirada.
—Tu situación es completamente diferente a la mía.
—Es verdad. Sin embargo, no deja de ser complicado. Tú
me apoyaste, por ese motivo quiero apoyarte a ti. Eres
como mi hermano Edward, no lo olvides. No puedo
simplemente quedarme a un lado y observar cómo te
derrumbas.
Tras unos segundos de intensa mirada, fue Edward quien
acabó bajando los ojos.
>>—Déjame ir contigo. No hace falta que hablemos.
Sólo quiero acompañarte.
Le pidió en un tono más suave. Edward se dio cuenta de
que se estaba esforzando en ser considerado; luchó contra
su instinto de tomar las riendas del asunto.
—De acuerdo.
Aceptó a regañadientes. Juntos salieron del edificio y
mientras Edward llamaba al ascensor, Luc le informaba a la
recepcionista que volverían más tarde y que llamara al
móvil si algo urgente se presentaba.
En la calle caminaron sin rumbo fijo, pasaron por el café
de la esquina y compraron un té para Edward y un café para
Luc. Además de un panecillo para cada uno y siguieron
caminando sin rumbo fijo. Luc no le ofreció conversación,
pero se mantuvo cerca, como si tuviera miedo de que
pudiera resbalar. Luc siempre tuvo un gran instinto
protector, después de todo era un alfa, y aunque Edward
siempre fue un omega independiente, Luc siempre tuvo que
reprimir su lado dominante junto a él.
Sin embargo, era por instinto, era un alfa protector con
su compañero y ahora estaba a lado de su amigo omega
embarazo. Por supuesto que Luc intentaría protegerlo de
alguna manera. Se adentraron en un parque y continuaron
su caminata. Hasta que llegaron al estanque, el clima era
bueno; sin embargo, corría un poco de aire frío. Edward se
apoyó en la roca, rodeándose la cintura con los brazos.
—No recuerdo la última vez que me di el tiempo de
pasear por un parque o simplemente sentarme a observar a
mi alrededor.
Luc se recargó en un árbol cercano.
—Es porque siempre hemos vivido con prisa y raras
ocasiones somos conscientes de frenar para intentar
apreciar lo que de verdad importa.
Edward hizo una mueca.
—Es el problema de volverte un adulto.
Comentó Edward con voz melancólica.
>>—Cuando eres niño anhelas convertirte en adulto
porque sientes que entonces podrás resolverlo todo.
Sonrió.
>>—No obstante nadie te advierte que al crecer los
malditos problemas crecen y ni mierda sabes de cómo
resolverlos.
Luc rio ante su afirmación.
—¿Acaso te refieres a problemas de estrés, angustia,
miedo, preocupación?
Preguntó en tono de burla
>>—¿O a problemas de tristeza, pérdida de interés,
desesperanza? ¿O tal vez problemas de dolor, cansancio,
molestias físicas, dolor de rodilla por la edad?
Edward no pudo evitar reír. Era la primera risa verdadera
en varios días.
—Sí, algo como eso.
Edward alzó la mirada al cielo.
>>—No tengo idea de que hacer, Luc.
Durante unos segundos guardaron silencio. Entonces Luc
respondió.
—Hace unos meses, la idea de tener un compañero me
daba miedo. Pero tú me aseguraste que no sería como el
típico alfa dominante como mis padres. Que mirara hacia el
futuro, no hacia el pasado. Y esa esperanza se vio
recompensada con un bebé. Aunque te aseguro que
tampoco tengo idea de que voy a hacer, amo la idea de ser
padre, aunque nunca me lo había planteado.
—Dios me está castigando.
Soltó Edward de sopetón.
Luc frunció el cejo.
—¿De qué estás hablando?
—Dios me está castigando. Soy un maldito omega que
intento desafear a su naturaleza de género y ahora me
castiga con un bebé que no deseó.
—No creo que Dios funcione así.
Lo interrumpió él.
—¿Cómo lo sabes? Ni siquiera sabía que eras creyente.
—No lo soy; sin embargo, tú lo mencionaste primero.
Luc se acercó y tomó asiento a un costado de Edward.
>>—Yo mejor que nadie, te conozco y sé que en verdad
no era tu prioridad tener la vida que se supone un omega
debe tener.
Luc le sonrió.
>>—Sabes que siempre te he admirado por eso.
Susurró él.
>>—Y cómo te conozco bien, sé que tú nunca le das la
espalda a los problemas.
Edward se rio sin ganas.
—Aquí la cuestión es si quiero deshacerme del problema.
La mueca de Luc mostró la incomodidad de lo que
implicaba ese “Deshacerme” después de todo no era como
si Edward estuviera afirmando que se desharía de un par de
zapatos que no quería. Hablaban de un bebé, un ser
humano, bueno a estas alturas, solamente era considerado
un feto sin derechos. Y seguramente para Luc que esperaba
uno con tanta ilusión estaba resultando incómodo pensar en
que otro niño pudiera dejar de existir y él tendría que
apoyar eso como lo había prometido.
>>—Lo siento.
Se disculpó al darse cuenta.
>>—No quiero incomodarte.
Luc le palmeó el hombro y negó con la cabeza.
—Tranquilo, solamente no sé qué decir para no parecer
un imbécil insensible y patriarcal.
—¿Ah, sí?
Él apretó los labios y bajó la vista.
—Sí.
Luc se acarició la mandíbula con ambos pulgares a la
vez.
>>—Sé que esto no es lo que quieres. Sé que es muy
mal momento, pero no puedo evitarlo. Yo estoy feliz por mi
bebé. Y ese sentimiento hace que yo desee que tú seas feliz
también. Nuestros hijos no solamente estarán unidos por la
sangre, gracias a nuestra gran amistad, ellos podrían crecer
para convertirse en buenos amigos como nosotros. Y sé que
es patético, pero siento que es un bonito cuadro.
—Pues podrá sonar muy bonito, pero Henry te tiene a ti y
yo estoy completamente solo.
Edward negó con la cabeza, no deseaba imaginar el
cuadro que estaba retratando Luc.
—Yo no pudo ser un padre veinticuatro horas al día, siete
días a la semana. No podré trabajar, ni tener tiempo libre.
No con un bebé del que ocuparme. Además, ¿Qué clase de
padre voy a ser?
Cerró los ojos y dos lágrimas le cayeron por las mejillas.
Luc como buen amigo que era lo confortó.
—Eres Edward Arslan, un gran hombre con valores y
determinación. Y no estás solo, nos tienes a Henry y a mí
para ayudarte.
Luc respiró profundamente antes de continuar.
>>—Tal vez las cosas no resultaron con Nikolái, sin
embargo tarde o tempano puedes encontrar a la persona
que te ame de verdad y alguien a quien tu puedas amar.
—¿Y crees que esa persona me aceptara con un bebé?
—Si te ama de verdad, lo hará.
Afirmó Luc. Edward se burló.
—El amor te ha ablandado, amigo. El mundo no funciona
así.
Hizo una mueca.
>>—Y si decido quedarme con este niño, estoy seguro
que él vivirá una pesadilla conmigo. Nunca he cuidado a un
bebé.
—Yo tampoco sabía nada de bebés.
Luc le dirigió una mirada que solamente podía definirse
como arrogante.
>>—Pero termine una licenciatura y una maestría.
Considero que puedo aprender a hacerlo.
Edward entrecerró los ojos
—Cuidar de un bebé no tiene nada que ver con la
formación universitaria de élite.
—He investigado y compraré todos los libros importantes
sobre recién nacidos y tengo el propósito de leerlos antes
de que nazca.
—¿Es chiste?
—Me estoy preparando a conciencia.
Los ojos de Luc brillaron con confianza y arrogancia. Las
comisuras de los labios de Edward se curvaron en una
sonrisa.
—¿Estás preparado para estar hasta las cejas en pañales
sucios y paños para limpiar la leche que suelte después de
tomar el biberón? Tendrás que sobrevivir durmiendo unas
pocas horas al día y muchas tazas de café como único
alimento, porque se dice que ni siquiera puedes comer con
un bebé.
Bromeó. Luc se encogió de hombros.
—Mentalmente, ya superé ese temor.
Edward hizo la muñeca.
—Supongo que ya estás en la quinta etapa respecto a la
afectación de una problemática… La aceptación.
Felicidades, yo sigo entre la primera y la segunda, la
negación y la ira.
Edward sintió ganas de echarse a reír, pero logró
contenerse.
—Lo digo muy en serio, Edward. Que ruede el mundo.
Aquí solamente cuenta lo que sientes y el cómo decidas
enfrentar el problema es tu asunto. Yo solamente te estoy
aportado mi punto de vista en el problema, pero la última
palabra la tienes tú.
—¿Por qué me sucedió esto?
Edward enterró su cara entre sus manos.
—Si no sabes cómo ha pasado, amigo, es que Nikolái no
hizo bien su trabajo.
Edward no puedo evitar reír ante esa afirmación, golpeó
a Luc en las costillas con el codo.
—No seas tonto.
Murmuró riéndose.
>>—Yo debí imaginarme que Superman tendría magia
en los pantalones
—Muy gracioso.
Luc rodeó sus hombros con su brazo. Para otro omega
que no era su pareja o un alfa con el olor de otro omega lo
abrazara, podría resultar incómodo. Sin embargo, entre ellos
era algo normal. Jamás sintieron atracción el uno por el otro.
Como amigos eran un fantástico dúo, como pareja serían un
desastre.
>>—Tranquilo, Edward. Se que lo resolverás y sabes que
estoy para apoyarte.
—Gracias.
Edward se recargó en Luc. Solamente necesitaba un
segundo más. Después estaría listo para enfrentarse a la
tercera etapa del duelo, la negociación.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•

Al siguiente día, decidió enfrentar el problema. El miedo


y la ansiedad no son fáciles de controlar, especialmente
cuando asaltan a una persona que llevan años luchando
contra ambos.
Edward había sufrido a mares mientras esperaba los
resultados de las pruebas en la sala de espera. Además de
que era pura agonía estar tumbado sobre una camilla, con
el estómago al aire y con Jamal presionado el ultrasonido
contra su vientre. Jamal era todo un profesional y estaba
estudiando cuidadosamente la pantalla. Edward apenas y
podía respirar.
— Ah, ahí está. Escondido, como les gusta hacer cuando
son tan pequeños. Justo ahí.
Edward continuó mirando al hecho, mientras Jamal
hablaba para sí mismo acerca del tamaño del feto y de
quien sabe que cosas más. Él, en cambio, solamente quería
desaparecer.
>>—De acuerdo, podemos concluir que estas de unas
siete semanas, Eddy.
Fue cuestión de un segundo, Edward cometió el error de
mirar hacia Jamal cuando este giró la pantalla hacia él. Fue
inevitable que su atención no se dirigiera hacia una
pequeña mancha blanca en mitad de una mancha negra
más grande en la pantalla que latía a toda prisa, mientras
flotaba en su mundo acuoso y daba a conocer su existencia.
Edward se quedó paralizado, al darse cuenta de que era
verdad, estaba embarazado. Un test de embarazo se
convierte en algo muy diferente cuando puedes verlo con
tus propios ojos e incluso oírlo con tus propios oídos. Estaba
mirando a otra persona.
—Tan pequeñito.
Susurró Edward sin pensar. Estaba abrumado. Si
continuaba con esto, entonces sería padre.
—Aproximadamente tiene tamaño de un guisante y todo
indica que es muy fuerte. Tiene un latido muy bueno y los
niveles están correctos.
Informó Jamal al tiempo que pulsaba un botón en la
máquina y esta imprimió una hoja con la imagen del
ultrasonido.
>>—Los hombres omega no tienen mucho espacio en el
vientre y en la mayoría de los casos ocurren partos
prematuros, pero nos iremos ocupando de eso conforme
avance el tiempo.
Jamal le entregó la imagen a Edward y él se quedó
paralizado sin siquiera tomarlo. Jamal entonces lo miró a los
ojos.
>>—Lo siento. Creo que estoy asumiendo las cosas por
mi cuenta.
Se aclaró la garganta y retiró la hoja. Fue un segundo,
pero Edward pudo notar la incomodidad de Jamal.
>>—¿Quieres que hablemos de otras opciones? Aún
estamos a tiempo de interrumpir el…
—Estoy intentando asimilarlo todo.
Edward lo interrumpió.
>>—Es diferente verlo de verdad… o verla…
Se sentó en la camilla y miró las imágenes,
estudiándolas
>>—Aún no puedo creerlo, Jamal.
—Comprendo que es mucho por asimilar, y me disculpo
nuevamente, te he notado tan tranquilo que asumí una idea
equivocada.
—No estoy nada tranquilo.
Respondió con sinceridad.
>>—Simplemente soy bueno para enmascarar mis
emociones. Joder, me tiemblan las piernas y lo único que
deseo en este momento es embriagarme.
—El alcohol no es recomendable.
Dijo Jamal frunciendo los labios. Edward rio.
—Lo sé.
Edward suspiró.
>>—Así que del tamaño de un guisante, ¿eh? Es
asombroso que ese mocoso me pusiera tan enfermo.
Jamal abrió los ojos como platos.
—¿Acabas de llamar mocoso a tu bebé?
—¿Ves? Ya lo estoy haciendo. Un idiota y un completo
inútil que insulta a un bebé tamaño guisante.
—Eddy…
Jamal se inclinó un poco buscando su mirada.
>>—Tranquilo, tú tienes derecho de reaccionar como
mejor te plazca. Me alegra por lo menos que puedas
bromear respecto a tu… mocoso.
Edward le sonrió. Sonó extraño que esa palabra saliera
de los labios del formal doctor Cooper.
—Gracias por ser como eres conmigo. Esto realmente me
explota la cabeza y no sé aún muy bien cómo reaccionar.
—Eres Edward Arslan, aún no puedo creer que no exista
alguna cosa que no puedas controlar.
Edward debajo de un salto de la camilla, su mirada de
nuevo se fue directamente a la pantalla.
—El guisante es una prueba de que no puedo controlar
absolutamente nada. La naturaleza con la que nací, se
impone.
Hizo un gesto señalándose el vientre. Suspirando, Jamal
le dijo que le dejaría un momento para que terminara de
arreglarse y lo esperaría en su consultorio para concluir su
cita. Edward no volvió a mirar la pantalla; sin embargo, en
cuanto estuvo a punto de salir, algo lo impulso a regresarse
y recoger la fotografía que Jamal había dejado sobre la
camilla por si él deseaba llevársela. Sin mirarla la dobló y la
guardo en el bolsillo de su chaqueta.
Ya en el consultorio, se encontró a Jamal rellenando su
expediente.
—Todo parece estar muy bien. Necesitas tomar una
decisión Eddy.
Edward tomó asiento frente a Jamal.
—¿Cuánto tiempo tengo?
—No mucho. La interrupción del embarazo puede
practicarse con mayor seguridad hasta las 10 semanas de
embarazo.
Edward se quedó callado.
>>—De ser tu deseo necesito la confirmación para
agendar la cita inmediatamente.
Al ver que Edward aún no contestaba, Jamal le entregó
una receta, era lo bueno de Jamal, por esa razón era su
médico personal, siempre velaba por los mejores intereses
de Edward, aunque este en ocasiones no tuviera idea de lo
que quería. Jamás asumía al cien por ciento nada y le daba
opciones.
>>—De no hacerlo entones es prioritario que comiences
a tomar vitaminas prenatales, para las náuseas puedes
tomar antieméticos mientras lo necesites. Los inhibidores
deben ser suspendidos ya que de momento no tendrás tus
periodos de celo.
—Eso es una buena noticia.
Dijo Edward con sarcasmo. Cosa que Jamal pasó
desapercibida.
—Ni alcohol, ni tabaco, ni medicamentos, aparte de las
vitaminas. Cuida tu alimentación. Tu apetito aumentará y
subirás de peso, por lo que tienes que tener cuidado con
eso, algunos piensan que porque están embarazados se les
permite aumentar el doble de su peso y eso no es correcto.
—Y yo que pensaba comerme un pastel entero.
Sus chistes irónicos no tenían efecto en Jamal.
—Comidas balanceadas y ejercicio. Ahora mismo puedes
continuar con todas sus actividades normales… incluidas las
relaciones sexuales.
La larga pausa de Jamal en este punto hizo a Edward
sentir una punzada de culpa. Jamal era un médico
profesional y capaz e intentaba actuar como un médico lo
haría, seguramente este discurso sobre cuidados prenatales
era el que le daba a todos sus pacientes. Sin embargo, él
había cruzado la línea de la profesionalidad al saber los
problemas sentimentales de Edward, de ahí ahora provenía
su incomodidad al haber dicho la última parte de sus
indicaciones.
—Creo que en una ocasión alguien me dijo que el feto
puede rechazar las hormonas de alfa al no ser de su
progenitor y eso dificultaba que un omega embarazo tuviera
sexo con otro alfa que no fuera el padre semilla.
Jamal levantó la barbilla y ofreció una agradable mirada
a Edward.
—Hay estudios científicos que argumentan y sustentan
cada parte de lo que tú has dicho. Pero no hay nada
comprobado, cada cuerpo es diferente.
Jamal cruzo las manos sobre su escritorio.
>>—Es similar al hecho de que te desagraden ciertos
olores o comidas. Puede ser que al momento el olor de las
feromonas de alguien te repugne, pero puedes intentarlo
con varias personas y saber qué es lo que te funciona.
¿Sientes alguna aversión ahora mismo?
Edward enarcó una ceja, entonces comprendido la
pregunta, Jamal era un alfa. Y ahora que lo mencionaba
podía percibir las feromonas de su amigo, pero eso no le
desagradaba, ni siquiera las había notado antes. De hecho,
en los últimos días, pensar en feromonas alfa fue lo último
en su mente. Edward negó con la cabeza. Además, no era
como si tuviera atracción sexual hacia Jamal. Él era apuesto,
sin duda, pero nunca creyó que tener sexo con su médico
que de cabecera fuera una buena idea.
—Estoy bien.
Jamal asintió y continuó dándole indicaciones infinitas y
Edward lo único que podía pensar era que estaba entrando
en el infierno. Decisiones, decisiones. Tenía que decidirse,
pronto.
Capítulo 3
Querido Luc:

Esta no es la forma en la que quería hacer esto, lo último


que deseo en el mundo es hacerte daño, sin embargo tengo
que informarte que necesito tiempo, me marchó. De hecho
cuando leas esta carta, ya estaré conduciendo en mi auto
por la carretera hacia un lugar incierto. Y soy consciente de
que esta no es la forma correcta de decirlo, pero no podía
mirarte a la cara e informarte que necesitaba irme.
Si hubiera tocado a tu puerta o te hubiera llamado,
hubieras terminado gritándome y regañándome. Ambos
sabemos que habrías terminado dándome un sermón de
esos que te sabes de memoria sobre que somos adultos y
no debemos correr y enfrentar las estupideces que hacemos
en la vida. Créeme, soy consciente de ello.
Tu siempre eres quien me apoya y me corrige. Pero la
cosa es que en este momento, necesito resolver esta
mierda en mi cabeza yo solo y necesito tiempo para pensar.
Y puedo imaginarte en este momento intentando alcanzar
tu teléfono para marcarme incontables veces y ordenarme
que regrese, sin embargo, te pido que no lo hagas. Volveré,
pero a su debido tiempo. No pienses que estoy huyendo,
solamente necesito vacaciones.
Hoy vi la ecografía del… bebé. Jamal dice que es del
tamaño de un guisante. Toda mi vida fui una persona
arrogante y prepotente y estúpidamente pensé que podía
controlarlo todo. El bebé guisante es tan pequeño y tiene
forma de mancha borrosa en la fotografía y fue
atemorizante darme cuenta que soy el responsable de
alguien más que yo mismo. Un hijo, mi hijo. Mio de Nikolái.
También me di cuenta de que me enamoré. Por primera
vez lo acepto. Tontamente todo este tiempo intente
engañarme a mí mismo, y si solamente se tratará del amor,
estaría dispuesto a ir y buscar a Nikolái y le rogaria que me
perdone. No obstante mi orgullo, arrogancia y amor propio
me lo impiden. Tengo sentimientos por Niko, sin embargo
me amo más a mí. Esto es por mí, porque dudo poder poner
ante todo lo que soy, los sentimientos que tengo por un alfa
y sobre todo, dudo que puedo anteponer mis deseos y
sueños a una personita que ahora mismo tiene el tamaño
de un guisante, necesito resolver si deseo terminar con todo
o averiguar si podre ser un buen padre.
Y tú puedes venir aquí y llevarme de regreso a casa
gritando y pataleando, pero de verdad espero que no hagas
y me des tiempo. Eres mi mejor amigo y mi hermano y sé
que me apoyas al cien por ciento. Te quiero, y volveré.

Varias horas después de su consulta, Edward había


alquilado una pequeña cabaña en June Lake. Un lugar
hermoso, lleno de vegetación y de paz… sobre todo de paz.
Salir de la ruidosa ciudad había sido buena idea.
La única luz de la estancia era la de las llamas azules y
anaranjadas de la chimenea. Estaba absorto pensando en
su situación completamente rodeado por sus recuerdos y su
fantasma.
Al cerrar los ojos, podía sentir como la marea de malos
recuerdos lo rodeaban. No podía soportar pensar en todos
los problemas que estaban asfixiándolo. Imaginar en todo lo
que tendría que enfrentar lo estaba ahogando.
En todo ese pesar, surgían los recuerdos. Algunos eran
felices, otros dulces y amargos a la vez. Fue al comedor a
servirse un poco de agua <<Lo que daría ahora por un
trago de whisky>>
Sabía lo que tenía que hacer; sólo necesitaba encontrar
el valor para hacerlo. Ciertamente Luc lo estaría acusando
de huir nuevamente. Solamente era una retirada de una
ciudad con bastantes recuerdos para él. Además llenó de un
ambiente en el cual no quería desenvolverse en ese
momento. Necesitaba tranquilidad para reflexionar,
adaptarse y cambiar.
Capítulo 4
Cinco meses después…

—Realmente no te culparía por no querer abandonar esta


vista para volver a la ciudad.
Murmuró Jamal viendo hacia la puesta de sol tras la
montaña. Este lugar era fantástico.
—Sí, es maravilloso.
Contestó Edward con tono seco.
>>—Tampoco extraño la ruidosa ciudad y la
contaminación. Sin embargo si me quedo más tiempo, Luc
pateara mi trasero por dejarle todo el trabajo.
El tono de voz de Edward estaba llenó de sarcasmo.
Jamal dirigió su vista hacia él.
>>—Y mis ahorros no son infinitos. No obtengo los
mismos ingresos que tengo trabajando en línea. No quiero
que mis clientes me abandonen y un bebé es bastante costo
por lo que he leído.
Jamal observó el rostro pálido de Edward y la manera en
la que fruncía los labios. Estaba incómodo.
—¿Te encuentras bien?
Preguntó dándole un trago a su café.
—No, por supuesto que no. Ya ni puedo sentarme
correctamente sin que me duela la espalda o peor. Este niño
no deja de oprimirme la vejiga.
Contestó malhumorado, tratando una vez más de
acomodarse en la silla.
—Dicen que cuando tengas a tu niño en brazos, todas las
molestias sufridas se olvidarán.
Intentó ser de consuelo. Pero la cara de pocos amigos de
Edward le dijo que no lo estaba consiguiendo.
>>—Solamente digo que tienes que ser paciente, fata
poco para que todo termine. El bebé se está desarrollando
correctamente. Todo está bien.
—No puedo esperar para recuperar algo de mi agilidad
pasada.
La mirada de Edward se quedó observando a la lejanía.
Más allá del otro lado de la avenida donde estaban tomando
café. Era algo que últimamente observaba en Edward.
Estaba pensativo, reflexivo, ojalá pudiera saber qué pasaba
por su mente.
—Ahora qué ya sabemos guisante es un niño. ¿Ya
pensaste en un nombre?
—Tengo una lista, pero aún no me decido.
Suspiró.
>>—Esta junto a mi lista de cosas por comprar, falta
poco y ni siquiera he decorado su habitación, ni he
desempacado la cuna que entregaron hace dos meses en
mi departamento.
Sonrió con ironía y posteriormente una mueca dolorosa.
>>—Otra prueba más de que no soy un maravilloso
padre.
Jamal se aclaró la garganta.
—Edward…
—Tengo que ir al baño.
Se apresuró a decir, mientras colocaba ambas manos
sobre la mesa y luchaba por levantarse de la silla. Jamal
luchó contra su impulso de querer ayudarlo. Cosa que por
supuesto Edward rechazaría. Él deseaba hacerlo todo solo y
sin ayuda. No necesitaba a nadie. Si él venía casi una vez al
mes, era para verificar su estado de salud y acompañarlo a
sus revisiones. Cosa que en un principio, Edward no estuvo
muy de acuerdo, manifestando que no hubiera sido
complicado simplemente ir a la clínica local, no obstante
Jamal se encargó de canalizarlo con un buen médico y le
entregó todo el expediente de Edward. En un momento
quiso desistir y alejarse, tal cual era el deseo de Edward, sin
embargo; Luc dijo que tenían que hacerlo, ya que
conociendo Edward aunque necesitara ayuda, jamás lo
pediría en voz alta.
Según afirmaciones de Luciano Hallman, así era Edward
Arslan; terco, obstinado y orgulloso. Aunque poco a poco
este tiempo conviviendo un poco más con él, Jamal se
estaba dando cuenta que había una cara de Edward Arslan
que no conocía y tenía bastante curiosidad.
Lo observó, bordear las sillas y mesas y perderse dentro
del local. Suspirando se acomodó en la silla y volvió su vista
a la montaña.
Jamal admitía que ahora que Edward regresara a la
ciudad, extrañaría esas pequeñas escapadas con el pretexto
de visitarlo y valorar su salud. Luciano estaba realmente
aliviado de que su amigo decidiera volver, estaba abrumado
con la carga de trabajo desde que Edward decidió viajar,
aun así, le siguió encargando que le ayudara a vigilarlo.
Procurar un paciente fuera de la clínica no era nada
apropiado. Sin embargo, consideraba a Luc y a Edward
como amigos, además se había visto involucrado en esta
situación el mismo día que encontró a Edward en ese estado
tan vulnerable. Dudaba mucho poder sacar de su cabeza
ese día. <<Y el alfa que lo embarazo, si se había marchado
para no volver>> Tenía que reconocer la fortaleza de
Edward Arslan. Luc había mencionado que seguramente
Edward no volvería hasta dar a luz a su bebé, pero en dos
días estaba programado su regreso. Edward había decidió
dar a luz cerca de casa y de las personas que lo apoyarían.
Hora que Luc y Henry tenían a un precioso bebé, le sería
difícil a ambos viajar hasta June Lake el día de parto de
Edward.
Esta última visita había sido algo interesante, después
de mucho negarse, Edward había aceptado conocer el sexo
del bebé. Aunque no lo admitirá directamente, estaba
seguro de que al enterarse de qué guisante sería un niño,
Edward se había puesto sentimental. Si el niño se parecía a
Nikolái, eso sería un gran problema para Edward.
En general su embarazo transcurrió sin incidentes,
aunque veía las inseguridades de Edward en su cara, nunca
hizo nada que dañara al bebé. Cuidó su alimentación y su
salud, y aunque no era de esos típicos embarazados que
adoraban a sus bebés desde la barriga y prodigaban cariños
y les hablaban. Jamal se daba cuenta de que de alguna
forma Edward amaba a su bebé. Como la manera en la que
colocaba inconscientemente su mano en su vientre tan
protectoramente. O la forma en la que leía constantemente
libros de cuidados de bebés. Si se lo preguntaban, a pesar
de su agria personalidad, Edward Arslan era lindo estando
embarazado.
Jamal sonrió tras su taza de café. Sí, Edward era lindo,
siempre lo fue y embarazado, se veía aún más lindo.
Aunque él no quería ser llamado lindo. Su aspecto adorable
difería mucho de la mirada de pocos amigos que le dirigía a
todo aquel que se atrevían a mirarlo de manera extraña. Era
admirable como él se había sobrepuesto al problema y
estaba enfrentándolo como solamente Edward Arslan sabía
hacerlo.
Un gemido a su espalda lo sorprendió. Jamal giró la
cabeza al oírlo. Fue Edward y no se veía muy bien. Jamal se
levantó y fue tropezando entre las sillas de la cafetería que
obstruían su camino para alcanzar a llegar a Edward.
—Eddy, ¿estás bien?
Edward venía avanzando lentamente, agarrándose con
tanta fuerza a los respaldos de las sillas, respiraba
dificultosamente.
—Jamal… Creo que llegó la hora.
Fue cuando Jamal reaccionó, era el médico aquí. Una
camarera se acercó a ellos para auxiliarlos, y Jamal le pidió
que lo ayudara a recoger las cosas de su mesa y lo siguiera
al coche. Jamal se inclinó y alzó a Edward en brazos. Este
protestó, pero él le aseguró que de ninguna forma podría
llegar al auto por su cuenta.
—Jamal ¿Ha empezado el parto? Las contracciones son
fuertes y regulares.
Preguntó Edward tratando de respirar hondo y de
relajarse.
—Es probable.
—Pero aún faltan dos semanas.
Protestó.
—Es muy común que en ocasiones los embarazos se
adelanten por pocos días.
Intentó calmarlo.
>>—Tenemos que controlar tus contracciones. Avísame
cuando te…
En ese momento Edward gimió bastante alto y se aferró
a él, casi enterrándole las uñas en los hombros. Jamal miró
su reloj.
>>—Respira, Eddy.
Ciertamente, para el que no estaba pariendo era sencillo
dar órdenes e instrucciones, al menos eso le hizo sentir
Edward cuando lo miró con esa mirada dura que lo
caracterizaba. Casi hasta le dieron ganas de reír.
Llegaron al auto y lo ayudó a acomodarse en el asiento
trasero, la camarera llevó sus cosas y Jamal sacó unos
billetes para cubrir la cuenta, aunque ella amablemente le
dijo que no se preocupara por eso y llevara a su esposo al
hospital y los felicitaba por el nacimiento de su hijo.
Esposo… Eso era lejos de la verdad, pero por un momento
pensó como sería si fuera cierto.
Lo primero que hizo fue llamar al obstetra que estuvo
atendiendo a Edward estos meses. Antes no fueron amigos,
pero al contactarlo tiempo atrás para remitirle a su
paciente, el doctor Dimitri y él habían iniciado una especie
de amistad al ambos ser colegas. Él también pensó en un
principio que eran pareja, hasta que Jamal le aclaró.
Después de colgar con el doctor Dimitri, el cual le aseguro
que estaría esperándolos. Llamó a Luc para avisarle.
—¿Cómo vas, Eddy?
Preguntó Jamal observándolo por el retrovisor. Edward lo
fulminó con la mirada, su rostro estaba realmente
sonrojado.
—¡Maldita sea! Esto duele.
—¿Duele mucho?
—Sí, doctor.
Gruñó él. Edward trató de distraerse, apoyándose
mirando por la venta.
>>—Maldita madre naturaleza, ¿Por qué no hizo que los
alfas tuvieran a los hijos? Se supone que ellos son la raza
fuerte...
A Edward le dio contracción. Jamal se concentró en la
carretera y no se arriesgó a reír a causa de las maldiciones
que Edward estaba escupiendo. Llevó un registro mental
cuidadoso del tiempo que transcurría entre contracciones.
Llegaron a la clínica y todo el equipo estaba preparado.
Una vez que estuvieron instalados en su habitación, Jamal
se obligó a adoptar una actitud tranquila. Era el médico de
Edward después de todo.
Jamal era un cirujano especialista en genes alfa y
omega. Pero no era obstetra, su colega Dimitri Usher era el
especialista obstetra. Jamal lo único que pudo hacer fue
quedarse a un costado, Edward sujetó su mano con fuerza
cuando una nueva ola de dolor lo ataco.
Al contemplar la mirada de Dimitri supo que algo andaba
mal. Y no se equivocó cuando él le informó que el feto venía
en una mala posición. Un hombre omega no daba a luz
como una mujer podría hacerlo. Simplemente, eso sería
imposible, una cesaría inminente, sin embargo, algunas
cosas podrían complicarse.
Dimitri ordenó que preparan a Edward para cirugía y
después pidió a Jamal que lo acompañara. Se le hizo
extraño, pero no se opuso. En el pasillo, Dimitri le explicó
que en el ultrasonido había visto algo que no le había
gustado, al parecer la membrana de la bolsa uterina se
había adelgazado y tenían que actuar antes de que
ocurriera un desgarre, si eso sucedía controlar la
hemorragia sería complicado.
—Tendré que llamar a otro cirujano para que me asista.
Jamal intervino.
—Yo puedo asistirte.
Dimitri enarcó una ceja.
>>—Sé que no es apropiado y yo no trabajo en este
hospital, pero quiero estar en el quirófano. Te lo pido por
favor.
Jamal habló con seriedad.
>>—Edward Arslan Es mi amigo.
Dimitri pareció indeciso.
—Hablaré con el jefe de cirujanos.
—Te lo agradezco.
Después comenzó a plantear lagunas, cosas que podrían
salir mal en la cirugía, después de ponerse de acuerdo,
Dimitri se marchó a prepararse y Jamal entró para hablar
con Edward.
—¿Eddy?
Cuando abrió los ojos, vio a Jamal inclinado sobre él,
mirándolo con expresión preocupada. Edward le dirigió una
sonrisa débil.
—¿Hay algo mal con el guisante?
Jamal sonrió. Edward nunca había utilizado la palabra
“Bebé” para referirse a su hijo. Ni siquiera se refería a él
como “Mi hijo” siempre fue guisante. Era gracioso y
preocupante también, Jamal temía que aun Edward no
aceptara al cien por ciento a su hijo, aunque decidió seguir
con el embarazo.
—Todo saldrá bien, Eddy. Yo estaré en el quirófano con
ustedes.
Levantó la mano y él se la cogió.
—Estoy preocupado… Esto no está bien. Faltaban dos
semanas.
Musitó él en tono cansado. Estaba pálido y sudoroso, tan
vulnerable. Jamal le acarició los dedos desnudos.
—Tranquilo, estaré al lado de ustedes todo el tiempo. No
te preocupes, verás que pronto tu guisante estará aquí.
Edward cerró los ojos.
—Gracias, Jamal… por todo. Nunca te agradecí
correctamente.
Susurró.
>>—Has estado a mi lado todos estos meses…
A Jamal se le hizo un nudo en el estómago.
—Eres mi amigo, Eddy. ¿Dónde estaría si no?
Edward hizo un ruido con la boca cerrada.
—No sé qué hubiera hecho sin tu apoyo…
Gimió.
>>—Haré lo que haga falta para compensártelo.
—No tienes que compensar nada, Eddy. Somos amigos.
Jamal apartó el cabello de su frente, nada profesional de
su parte, por ese motivo estaban surgiendo rumores.
>>—Luc y Henry están de camino.
Él asintió, pero no abrió los ojos.
—Bien.
Se la veía tan pequeño en la enorme cama de hospital…
tan frágil. Tan vulnerable. Tan lindo. Mentalmente, maldijo a
ese Nikolái. ¿Cómo pudo haberse ido así nada más dejando
a su omega embarazado? ¿Acaso no era consciente de lo
afortunado que fue?
Poco después Edward comenzó a tener fiebre y estuvo
de acuerdo con el actuar de Dimitri de suministrarle
antibióticos, le costaba trabajo ceder la batuta del asunto.
Veinte minutos después, la situación se complicó cuando el
ritmo cardíaco del bebé empieza a acelerarse.
—Voy a avisar al equipo quirúrgico. Hemos de operar
cuanto antes.
Anunció Dimitri.
—Dios… ¿Por qué pasa esto?
Susurró Edward.
—Relájate. Todo va a salir bien.
Edward sonrió débilmente y cerró los ojos, animándose
mentalmente para resistir la siguiente oleada de dolor que
le recorrería el cuerpo. <<Es tan valiente>>
Pronto la habitación se llenó de movimiento. Jamal tuvo
que dejar a Edward para ir a prepararse, antes de entrar al
quirófano, llamó a Luc para ponerlo al tanto de todo. Él ya
estaba a punto de tomar un vuelo junto con Henry. Ambos
estaban sumamente preocupados. Jamal les prometió que
todo saldría bien y que no se apartaría del lado de Edward.
Cuando se preparó y lavo, entró en el quirófano, las
enfermeras estaban preparando lo necesario para la
cesárea, se acercó a Edward. Él parecía aún dolorido, pero
gracias a los medicamentos, veía menos dolor en sus
facciones.
—Cuando despiertes tendrás a guisante en brazos, Eddy.
Resiste un poco más. Lo estás haciendo fantástico.
Edward hizo una mueca, su vista estaba algo
desenfocada.
—No me arrepiento.
Susurró.
—¿De qué no te arrepientes, Eddy?
—De haberme quedado embarazado. De aceptar tenerlo.
Murmuró.
>>—Me arrepiento de otras cosas. Pero no de aceptar
tenerlo a pesar de todo.
Jamal sonrió y se inclinó un poco sobre Edward, no podía
tocarlo, pero quería que él se diera cuenta de que tenía su
apoyo y no estaba solo.
—Eres increíble, Eddy. No lo olvides. Sé fuerte.
Edward le devolvió la sonrisa antes de volver a cerrar los
ojos. Jamal le hizo una señal al anestesiólogo y todo
comenzó.
Dimitri entró y tomó control del quirófano. Jamal se
mantuvo sereno y tranquilo, tenía que enfocarse y hacer a
un lado sus emociones. Mientras Dimitri realizaba la primera
incisión, la mirada de Jamal fue hacia la cara de Edward. El
rostro Edward que no había conocido de verdad hasta hace
unos meses. Recordó sus charlas durante las largas noches
jugando ajedrez, sus momentos compartidos mientras
caminaban disfrutando de las calles. Recordó sus charlas
por teléfono y sus debates sin sentido. Tenía años siendo
médico de Edward Arslan; sin embargo, siendo un
verdadero amigo, hacía poco.
Apenas y registró los primeros movimientos de Dimití, y
de las instrucciones del anestesista.
—¡Joder!
La maldición de Dimití, lo hizo regresar su vista al frente.
—¿Qué pasa?
—El desgarre es más grave de lo que pensé.
Murmuró.
>>—Tendremos que sacar al feto y posteriormente nos
encargaremos de operar la arteria dañada.
Jamal volvió a mirar a Edward. Inconsciente, pálido,
inmóvil. Deshaciéndose de todas sus dudas. Jamal se volvió
hacia la enfermera instrumentista.
—Retractor.
Ordenó y con eso comenzó a operar. Edward Arslan
ahora necesitaba a su médico. No un amigo que lo
compadeciera.
Hora y media después, la operación finalizo. El bebé
nació sano y con pulmones fuertes. Después de una leve
complicación, la hemorragia fue controlada y el desgarre
reparado. Por un instante habían temido que tuvieran que
extirpar el útero de Edward, impidiendo de esa forma en un
futuro volviera a tener hijos. Pero lograron encontrar el
problema y repararlo.
Ahora Edward estaba recuperándose, Luc y Henry
estaban haciéndole compañía. Mientras Edward no
recuperara la conciencia, el bebé permanecería en los
cuneros. El protocolo indicaba que solamente los padres
podrían entrar. Al solamente existir un lado paterno, eso
dejaba a… guisante solo de momento.
Sin embargo, al ser uno de los médicos tratantes, y los
pequeños privilegios que le fueron otorgados por el jefe de
cirugía de este hospital, la enfermera a cargo de los
cuneros, no le negó la entrada. Jamal se acercó a la cuna
transparente y miró. El pequeño guisante estaba envuelto
en una mantita blanca. Al fijarse, vio una cara rojiza y una
mata de pelo negro medio cubierta por un gorrito blanco.
—Tiene mucho cabello.
Dijo la enfermera a su lado.
—Sí.
Contestó observando al niño. A escasas horas de nacido
era difícil asegurar a qué padre se parecía, salvo por el
cabello negro, sin duda ese no era rasgo de Edward.
>>— Ha pesado casi cuatro kilos y mide cuarenta y ocho
centímetros. Es un bebé muy hermoso.
La enfermera la sujetó en brazos y lo acunó. Jamal
asintió. Por supuesto que sabía cuándo había pesado,
medido y su grado de saturación, hasta escuchó su primer
llanto mientras operaba a Edward.
>>—¿Le gustaría sostenerlo doctor Cooper?
Él asintió, secándose el sudor frío de las palmas en la
ropa verde de quirófano. Ella le colocó el bebé en los brazos
con mucha delicadeza. Inmediatamente, el niño abrió los
ojos, que eran grandes y de color oscuro, y lo miró. Cuando
sus miradas se cruzaron, Jamal sintió que el mundo dejaba
de girar. Era un precioso bebé. Había visto y sostenido a
muchos bebés en el pasado. Pero guisante era sin duda el
más bonito. Luego él bostezó, abriendo mucho su diminuta
boca rosada y volvió a cerrar los ojos.
—Es precioso.
Susurró.
>>—Aunque ahora tenga la cara un poco hinchada.
Sonrió. Ya quería escuchar lo que Edward diría al
respecto. Jamal levantó el brazo hasta que tuvo a al niño a
escasos centímetros de la cara.
>>—Hola, bebé guisante. Soy Jamal y llevo mucho
tiempo deseando conocerte.
Lo abrazó y escuchó su delicada respiración, notando el
latido de su diminuto corazón a través de la ropa que la
cubría. No existía nada mejor que sostener algo tan preciso
en brazos.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•

Sentado con guisante en brazos, Jamal perdió la noción


del tiempo. Luc regresaría después de dejar a Henry en el
hotel, donde se habían hospedado previamente el padre de
Henry y su bebé. Le sorprendía mucho que el padre de
Henry y Nikolái también había venido. Pero no era nadie
para opinar, el hombre era el abuelo de guisante.
Edward tenía cinco horas inconsciente, cosa que no era
extraño dada las circunstancias. Le estaba haciendo mimos
al bebé cuando escuchó a Edward gruñir. Con guisante en
brazos se levantó.
—¿Edward?
Él parpadeó y abrió un poco los ojos. Lo miró un instante,
pero enseguida volvió a cerrarlos.
>>—Tu bebé está aquí, es precioso.
No se movió, pero unos minutos después volvió a
quejarse.
—Me duele…
Susurró abrió los ojos, pero su mirada parecía
desenfocada. Volvió a cerrarlos enseguida. Jamal dejó al
bebé en la cuna y regresó a ocuparse de su paciente, revisó
sus constantes, ajustó el goteo y Edward volvió a quedarse
dormido. Esta era la realidad que no muchas ocasiones se
hablaba sobre la paternidad. El dolor de parir a un ser
humano.
Jamal volvió a sentarse, un par de enfermeras acudieron
a él para preguntarle si necesitaba algo. Contestó a varios
correos pendientes y envió mensajes a Luc. Pasó otro largo
momento hasta que volvió a escuchar la voz de Edward.
—¿Dónde está guisante?
Edward intentó incorporarse, pero Jamal le advirtió que
no lo hiciera. Con una sonrisa, Jamal le depositó al niño
sobre el pecho. El bebé se agitó un poco, pero después
volvió a dormirse acurrucado contra los brazos de su padre.
—Es un niño lindo, ¿verdad?
Comentó al ver cómo Edward miraba incesantemente al
bebé sin decir nada.
—Parece una pasa arrugada.
Susurró él. Jamal rio.
—Es normal, pero, aun así, es precioso ¿No lo crees?
La mirada de Edward era indescifrable. Aun así, no
miraba al niño con desagrado, era fascinación. Con lentitud
pasó la mano por sus mechones de cabello.
—Se parece a él.
A Jamal esa afirmación le incomodo. De sentimientos no
hablaba mucho con Edward. En sus charlas el tema de
Nikolái nunca surgía, pero Jamal consideraba que Edward
aún tenía sentimientos por ese hombre. Edward le examinó
la carita antes de abrazarlo con fuerza.
—¿Cómo te sientes?
Edward hizo una mueca.
—Me siento como si me hubieran partido en dos con una
sierra.
—Sí, algo así te hicimos.
Él lo miró curioso.
>>—Tranquilo, te aseguro que te repare correctamente y
en un par de semanas estarás como nuevo.
Bromeó. Edward entrecerró los ojos.
>>—Deberías decidir qué nombre vas a ponerle. Dudo
mucho que “Guisante” sea considerado un nombre ideal.
Edward miró al niño. Sus ojos tenían una extraña
expresión. Tal vez esta no era la escena donde una madre o
padre omega lloraban de felicidad al contemplar a sus hijos
por primera vez. Edward no era de ese tipo de persona, pero
podía ver en su mirada el cariño por su hijo.
—Nolan.
Pronunció.
—¿Nolan?
—Durante mis largas horas de lectura, leí varios libros de
nombre de bebés. Nolan significa “Campeón”
Edward sonrió.
>>—Ya que a pesar de todo, este niño triunfó sobre
todas mis inseguridades y errores, me parece que es un
buen nombre.
Jamal sonrió.
—Nolan es un bonito nombre.
Edward suspiró y le dio un beso a Nolan en su diminuta
mejilla.
—Es perfecto.
Edward lo estrechó entre sus brazos. Jamal se sentía
como un extraño contemplando una escena prohibida y tan
bonita que no podía apartar la mirada.
—Si… perfecto.
Capítulo 5
Tres mes después…

Jamal era consciente de que no debería de estar


haciendo esto. Edward no se lo había pedido, y lo cierto era
que Edward jamás pedía nada. Era un omega orgulloso y
autosuficiente que siempre deseaba hacer todo por su
cuenta sin pedir ayuda. Y era admirable, la verdad. Sin
embargo, él no era de los que simplemente se quedaba sin
hacer nada.
Utilizando el pretexto de haber salido temprano a hacer
ejercicio y de pasada había llegado a comprar café, Jamal
llegó a las siete de la mañana frente a la puerta del
departamento de Edward. En cambio, se quedó tras la
puerta, escuchando. Nolan no dejaba de llorar.
¡Pobre Edward! Cada vez que lo veía, parecía más
agotado que la vez anterior. Lástima que fuera demasiado
obstinado para permitir ayuda de nadie. <<Si no fueras tan
entrometido para estar aquí…>> Dijo su subconsciente.
Otro en su lugar habría aceptado un no por respuesta y no
insistiría. No obstante, Jamal no podía simplemente ignorar
que un amigo lo necesitaba. Estaba a punto de llamar a la
puerta cuando esta se abrió de repente.
Edward apareció, cargando en brazos a Nolan, el cual
todavía lloraba incansablemente. Edward estaba pálido,
despeinado, con el rostro inexpresivo y vestía un chándal
gris manchado de saliva de bebé. Parecía un muerto
viviente, nada comparado con ese omega orgulloso, guapo
y bien vestido que todos conocían. Por lo general se
romantizaba la crianza de un bebé; sin embargo, aquí
estaba lo que nadie se atrevía a expresar, criar a un bebé
era agotador, esclavizante y estresante.
—¿Qué haces tan temprano aquí?
Edward preguntó frunciendo el ceño. Nolan soltó un
aullido casi tan fuerte que rivalizaba con un animal herido.
Jamal le mostró la taza de café.
—Te he traído café.
Edward miró el vaso con anhelo.
—¿Cómo has sabido que no he dormido?
—No lo sabía. Solamente pase por aquí antes de ir al
consultorio, pensé que podría invitarte un café y…
Jamal fue interrumpido por el sonido del teléfono en
alguna parte del departamento. Ese sonido causó que Nolan
llorara aún más. Edward se volvió y echó a andar en busca
del aparato. Sujetó a Nolan con un brazo y usó la mano libre
para contestar el móvil.
Jamal se contuvo. Su primera reacción sería ir a buscar a
Nolan. Pero una conversación con su psicóloga lo hizo
cuestionarse su actuar. Edward no era su omega, eran
solamente amigos y haría muy bien no traspasar la línea.
Edward no deseaba ayuda de nadie y ¿Él porque insistía
en ayudar? Nolan no era su hijo y Edward no era su pareja.
Se decía a sí mismo una y otra vez que solamente deseaba
ayudar a un amigo. Aunque estaba claro que esa terquedad
de Edward era el problema. Así que tenía dos opciones,
aceptar los deseos de Edward y marcharse o…
Suspirando, entró sin pedir permiso, cerró la puerta, dejo
los vasos de café en la mesa del recibidor y fue por Nolan.
Edward no opuso resistencia mientras lo tomaba en brazos.
Lo sostuvo contra su pecho y lo acunó. El niño dejó de llorar.
No se molestó en mirar atrás para ver si él estaba
enfadado por intervenir. Con el bebé en brazos caminó
hacia la sala de estar sin dejar de arrullar al bebé. Era
fantástico notar el cuerpecito de Nolan caliente contra su
pecho. Le gustaba el olor del bebé y el olor a talco. También
olía a Edward. Intentó no prestar mucha atención a lo
último. Aunque muchos lo dudaran por lo controlado que
siempre había sido, Jamal era un alfa dominante. Salvo que
él desde que era adolescente, decidió que él controlaba sus
instintos, no al revés.
Siempre había tenido un autocontrol sorprendente sobre
sí mismo y sus rasgos alfas. Las feromonas omega por
supuesto que lo afectaban, pero era bueno controlándolo.
No atacaría a un omega porque si, como otros tantos alfas
idiotas hacían y luego alegaban que esos omegas los
provocaron, eran estupideces. La única diferencia entre los
humanos y los animales era la capacidad de razonamiento,
el humano, se suponía, era civilizado y un ser pensante. Por
lo tanto, controlar su cuerpo debería de ser una cosa de
naturaleza, aunque a algunos idiotas no les convenía pensar
en eso.
Jamal continuó arrullando a Nolan, mientras Edward
continuó trabajando. Corría de un lugar a otro, leyendo
documentos y buscando en su portátil. Jamal estudió de
nuevo la apariencia de Edward, había perdido algo de peso
desde que había dado a luz a Nolan. Demasiado peso, se
estaba descuidando mucho a sí mismo, Jamal tenía que
hablar con él, no podía continuar de esta manera.
Poco después, Edward terminó la llamada, cerró el
teléfono, se inclinó hacia delante y apoyó la frente en los
papeles de la encimera. Permaneció así al menos dos
minutos mientras respiraba profundamente y de repente,
los hombros de Edward comenzaron a temblar… Jamal se
puso rígido. ¿Estaba llorando? ¡Edward Arslan estaba
llorando! Incómodo como nunca en su vida, miró a su
alrededor pensando qué debía hacer.
Sabía lo que deseaba hacer, lo que hacía cuando
consolaba a su madre o hermanas, incluso en una ocasión
había consolado a su hermano cuando terminó con una
novia, pero ellos eran familia. Edward no lo era, y no era
nada profesional consolar a sus pacientes, en su consultorio,
presenció a millones de pacientes que lloraban después de
una mala noticia, pero no fue nada profesional hacer nada
por consolarlos. <<Tampoco fue correcto que te interesaras
tanto por su estado de salud que hasta viajantes en varias
ocasiones mientras él estuvo de vacaciones>> Dijo su voz
interior <<Tampoco fue nada profesional estar el día del
parto, ni los días posteriores a él>> No obstante, Edward
Arslan no solamente era su paciente, ¿Cierto? Era un amigo
y como amigo…
Sabiendo que debía hacer algo, respiró hondo y se dirigió
hacia él, pero en ese momento volvió a sonar el teléfono.
Edward se enderezó y contestó la llamada. Jamal se detuvo
abruptamente, mientras Edward volvió a comenzar a correr
entre papeles, Jamal decidió ir al sillón y esperar. La llamada
demoró cinco minutos, cuando terminó, Edward se giró
hacia él.
—Listo terminé, gracias. Ya no te entretengo más,
puedes ir a trabajar.
A pesar de que Edward era consciente de que Jamal lo
había visto derrumbarse, estaba claro que no lo admitiría. Y
sus ojos rojos y bolsas oscuras bajo de ellos, le
convencieron de no decir nada.
Poniéndose de pie, le entregó a Nolan. El niño empezó a
llorar de nuevo antes de que Edward siquiera lo abrazara
apropiadamente.
Sin decir palabra, Edward le devolvió a Nolan. Bajó la
cabeza, apoyó la barbilla en el pecho de Jamal y en esta
ocasión Edward no contuvo su llanto.
Jamal no tuvo más remedio que sostener a Nolan con un
brazo y le pasó el otro a Edward por los hombros y lo atrajo
hacia sí, con lo que no le dio más opción que apoyar la
cabeza en el hueco del brazo de él. Jamal en esta ocasión
no se puso a cuestionarse si era correcto o no. Sí, era
profesional o no. Si Edward ahora de forma voluntaria
estaba pidiendo consuelo, él no tenía problema alguno en
ser su apoyo.
Nolan se removió en su brazo, pero debió captar que no
era un buen momento para dar la lata, pues no tardó en
tranquilizarse. Quien no paraba de llorar era Edward.
—No sé lo que me pasa.
Dijo Edward contra su camisa.
—Me parece que tienes una leve depresión postparto.
Comentó Jamal. Él alzó la cabeza y lo miró a los ojos. Era
un desastre, una imagen que Jamal pensó llegar a ver en
Edward, ojos rojos e hinchados, cabello despeinado, nariz
roja, contemplándolo de esta manera, Edward parecía
mucho más joven de lo que era. <<Demasiado bonito para
un omega…>>
—¿Depresión?
Preguntó Edward salvándolo de sus propios
pensamientos.
—La falta de sueño combinada con tu trastorno
hormonal, insomnio, pérdida del apetito, irritabilidad intensa
o dificultad para vincularse con el bebé. Sentimientos de
preocupación, infelicidad y agotamiento, se pueden
experimentar durante las primeras semanas después de dar
a luz. Si no se trata, la afección puede durar meses o más
tiempo.
Edward se secó los ojos.
—¿Y cómo se cura eso? Tú eres el médico aquí, haz algo
por favor.
Jamal le dedicó una sonrisa, que fue más parecida a una
mueca.
—No hay una cura milagrosa para eso. El tratamiento
consiste en terapia, antidepresivos o terapia de hormonas.
Jamal le apartó un mechón de la cara.
>>—Discúlpame por no notarlo antes. Sin embargo
nunca había notado que estabas tan mal, siempre eras
bueno tratando de disimular tus sentimientos.
—No me gusta mostrar debilidad.
—Lo sé mejor que nadie.
Jamal, señaló la taza de café en la mesilla del recibidor.
>>—¿Porque no tomas un poco de café, té vistes y
después vamos a la clínica para hacerte un chequeo?
Edward le sonrió y se apartó.
—¿Sabes una cosa? Eres tan perfecto en ocasiones que
no comprendo por qué razón sigues sin casarte.
Edward fue en busca del café, por lo tanto, no vio la
incomodidad en la cara de Jamal.
>>—Es cierto, siempre me pregunte la razón por la cual
nunca te ha atrapado nadie.
Edward se giró hacia él con la taza de café en la mano.
>>—No me interpretes mal. Ya sé que estás lejos de ser
perfecto, pero sin duda eres un gran partido alfa para
cualquier omega. Además eres atento, educado y muy
considerado.
Edward se sentó en el sillón.
—Me alabas demasiado.
Jamal hizo una mueca y se sentó en el sillón de enfrente.
—¡No lo hago! ¡Eres muy bueno con los bebés! Eso sin
duda es una excelente publicidad para conseguir la pareja
que tú deseas, puedo darte una carta de recomendación al
respecto.
Edward dio un sorbo a su café. Jamal rio.
—Lo tendré en cuenta.
Edward frunció el ceño.
—¿En verdad nunca has estado enamorado?
La pregunta no lo tomó por sorpresa, ya que no era la
primera vez que le preguntaban. Jamal apretó a Nolan
contra su cuerpo, pensando cómo debía responder a eso.
—Supongo que podríamos decir que estoy casado con la
medicina.
Dijo, sabiendo que su razonamiento podía sonar tonto,
pero era la verdad.
>>—Tengo casi treinta y nueve años y hasta el momento
mi vida ha girado en torno a mi trabajo. No simpatizo mucho
con la forma de pensar de muchos alfas y personas de mi
entorno. Por ese motivo no tengo muchas amistades.
Respiró hondo porque se dio cuenta de que lo que decía
era la verdad.
—He tenido varios amantes, pero no he logrado
simpatizar con ellos más allá de la recámara.
Añadió pensativo y esto era por lo cual muchos se
burlaban de él.
>>—Tal vez sea loco pensar que tener química sexual
con alguien no es suficiente para establecer las bases de
una relación. En la unión de pareja debe haber algo más
que el sexo. No todo es sexo ¿comprendes?
Edward lo miraba atentamente, esa mirada lo hizo sentir
incómodo. Jamal cambió a Nolan a su otro brazo.
>>—Por supuesto que el sexo es importante, sin
embargo pienso que es aún más importante poder
establecer una conexión profunda con esa persona. Me
gustaría encontrar a alguien que sepa escuchar,
comprenderme, simpatizar con mis problemas, ser mi apoyo
y ser yo el apoyo de esa persona.
Jamal tomó una profunda respiración, era incómodo
hablar de esto porque era más fácil pensarlo que expresarlo
y no muchos lo comprendían.
>>—Según mi criterio, las relaciones sanas se
construyen sobre la base de una comunicación sana, el
respeto mutuo y la confianza. En una relación saludable
ambos miembros de la pareja se sienten valorados y
respetados, y se respetan sus límites.
Miró a Nolan. Este tenía los ojos abiertos y lo miraba,
aparentemente fascinado. Jamal le pasó un dedo por la
palma de la mano.
>>—Para mí toda relación de pareja es algo que se
funda en cuatro pilares: compromiso, intimidad, romance y
amor. Muchos comienzan con la intimidad, yo no soy así.
Hizo una pausa e intentó reflexionar en sus palabras
para poder explicarse mejor.
>>—Lo diré de este modo. Soy un alfa y a pesar de que
muchos me aseguran que debo de seguir mi instinto y
dominar a un omega. Yo busco una conexión verdadera
comenzando con los sentimientos. El respeto tiene que ver
con la capacidad de cada uno de tratar a tu pareja como su
igual, es decir, no sentir ni pretender que estás ni por
encima ni por debajo del otro.
Jamal miró maravillado los deditos de Nolan alrededor de
su dedo grande.
>>—Supongo que lo que intento decir es que, deseo
enamorarme correctamente de una persona en todos los
sentidos. El amor no es algo que simplemente te golpea de
repente. Debes conocer a la persona para amarla. Y el sexo
en ocasiones distorsiona ese sentimiento, por ese motivo
muchos enlaces y matrimonios fallan.
Edward se sentía muy sensible por dentro. El discurso
conmovedor de Jamal le había producido una opresión en el
pecho. Apoyó la cabeza en el respaldo de su sillón favorito y
dijo:
—Creo que comprendo lo que quieres decir.
Él pareció aliviado.
—¿Sí?
Edward asintió.
—El sexo es algo fantástico, y durante mucho tiempo
luche por no tener una conexión con nadie, así que termine
embarazado y solo. Sin embargo, aunque no me arrepiento
de tener a Nolan, me pregunto si seré suficiente para él, no
creo poder simplemente vincularme con nadie para que
Nolan tenga esa parte paterna que le falta.
No quería decir mucho más. No quería que Jamal supiera
que todavía no sentía un vínculo con el bebé, ni que la
mayor parte de sus pensamientos de esos últimos días
estaban llenos de dudas y de miedo. Sentía que le estaba
fallando al niño. Edward no podría necesitar una pareja,
pero un niño necesitaba ambos padres en su vida.
—Eres más que suficiente, Edward. Lo estás haciendo
magnífico con él.
Edward se encogió de hombros, no estando muy seguro
de ello.
>>—Además estoy para ayudarte. Luc y Henry también,
no sientas vergüenza en pedir ayuda.
Edward quería decirle que no, pero de su boca no salió
ninguna palabra. Sentía todos los músculos del cuerpo
débiles por el agotamiento.
>>—No quiero presionarte, ni imponerme, no insistiré,
pero creo que una ducha y unas horas de sueño te sentarían
de maravilla.
Se miraron a los ojos el tiempo suficiente para que
Edward se preguntara por qué rechazaba tanto su ayuda. Si
los demás omegas se enteraban de lo maravillosamente
considerado que era este alfa, no dudarían en atraparlo.
>>—No es debilidad aceptar ayuda, Eddy.
Dijo él.
>>—La decisión es tuya.
Edward se levantó y miró la puerta de su dormitorio y
después a él. Sabía que debía pedirle que se fuera, pero una
ducha y dormir eran una sugerencia demasiado buena para
dejarla pasar.
—¿De verdad no te importa? ¿Qué pasa con tus
consultas?
Preguntó. Él negó con la cabeza.
—Llamaré a Declan, no te preocupes por ello. Puedes
confiar en mí.
Edward asintió.
—De acuerdo. Te tomaré la palabra en esta ocasión.
Capítulo 6
Edward experimentó una sensación de déjà vu. Dos alfas
sumamente dominantes estaban cara a cara, desafeándose.
Y no era por un omega o por definir su territorio, sino que
era el deporte favorito de ambos.
—Será mejor que no tientes a tu suerte Hall, o te sacaré
del bufete a patadas.
Amenazó Luc a Declan.
>>—Esta no solamente es tu oficina, Hallman. No seas
arrogante, no vengo contigo.
Contestó Declan sin apartar la mirada de su
contrincante. Edward era simplemente un observador, tenía
años conociendo la enemistad de estos dos y esos años le
habían otorgado la gracia de la paciencia.
—Date la vuelta mientras puedas hacerlo por tu propio
pie, Hall. Si no lo haces, te apuesto que el portero grabara
como lanzó tu trasero a la calle y lo subirá a las redes
sociales.
Declan contuvo una risa amarga.
—No me vendría mal un poco de propaganda, pero me
han dicho que ahora que eres padre, te has ablandado
demasiado Hallman.
Luc contrajo la mandíbula y su mirada se volvió aún más
intimidante. Declan estaba jugando con fuego, ciertamente
Luc ahora era padre, pero eso lo volvía aún más peligroso.
Era sumamente protector con su omega y su hijo, Lukas. Era
tanto así, que una vez que el bebé nació, Luc había cortado
todo lazo con sus padres después de que estos mostraran
su disgusto al ver que el niño era más parecido físicamente
a Henry que a Luc. Aunque el género del bebé aún era difícil
de dictaminar hasta que no se manifestara, los padres de
Luc ya temían que el niño fuera omega. A Luc claramente
no le importaba el género de su hijo, por ese motivo prefería
alejar a sus padres de su familia. Y golpearía a cualquier
idiota que hiciera un mal gesto hacia su compañero o su
cría.
—No tienes a tu suerte, Hall. Es mi última advertencia.
Luc le mostró los dientes en una sonrisa que,
seguramente, haría que muchos hombres se asustasen,
pero no Declan.
—Estoy aquí como cliente y tú estás molestando. Deja
mucho que desear este despacho.
Declan sostenía la mirada fría de Luc.
—Ya es suficiente, chicos.
Intervino Edward. Se acercó a ambos rivales y se puso en
medio antes de que terminaran golpeándose sus culos alfa.
Ignorando a Declan, Edward se enfrentó a su amigo.
—Tú no puedes decidir si atiendo a un cliente o no, Luc.
Le advirtió.
>>—Llevo la contabilidad de los asuntos de Declan hace
años.
—Estuviste ausente por meses y él con gusto buscó otro
despacho contable, que casualidad que regresas y hace su
aparición como perro en celo.
—¿Cómo me llamaste, animal?
Declan amenazó de nuevo a Luc e intentó mover a
Edward.
—¡Suficiente he dicho!
Edward fulminó a Luc con la mirada.
>>—Soy un niño grande, Luc. No necesito que mi socio
controle a mis clientes. ¿Qué no se supone tenías una
reunión?
En ese momento el móvil de Luc sonó, Edward no tuvo
que ver la pantalla para saber que quien llamaba era Henry,
las acciones de Luc respecto a su pareja hablaban por sí
solas, inmediatamente contestó y se alejó olvidándose de
su enemistad con Declan.
Edward no dejó de mirar a Luc mientras desaparecía, por
el pasillo hacia su oficina, esperaba que Henry y Lukas
estuvieran bien. Edward se dio la vuelta para enfrentar a
Declan.
>>—¿Qué no habíamos acordado que pedirías una cita
por adelantado con la recepcionista, doctor Hall?
—¿Desde cuándo hay tanta formalidad entre nosotros?
—Desde que hace meses dejaste claro que si no podía
atenderte personalmente, cambiarias de contador.
Declan se encogió de hombros.
—Los negocios son aparte del placer. Admito que me
resentí por tu rechazo, pero cometí un error con mi nuevo
financiero. Necesito ayuda.
—Ah, claro.
Edward le dedicó una sonrisa.
>>—Sabes que juego con mis reglas, y las cambio a mis
intereses. Así que si deseas que te ayude con tus
impuestos, será mejor que no me hagas enfadar.
A Declan se le borró la sonrisa. Sabía que Edward
hablaba en serio.
—Hace casi un año que no te veo y no puedo creer que
me trates de esta manera.
—Te advertí el día que llamaste que solamente
tendríamos un trato profesional y de trabajo. Y tú estás
rompiendo las reglas a presentarte aquí como si nada.
—Pero nosotros fuimos amantes en el pasado.
Dijo Declan tomándolo del brazo.
>>—¿Por qué eso tiene que cambiar?
En lugar de apartarse, asintió como para sí mismo antes
de mirarlo solemnemente.
—Sabes mejor que nadie como funcionan las cosas
conmigo, Declan. Pensé que lo comprendías mejor que
nadie, solamente tuvimos sexo ocasional y en este
momento no estoy interesado en eso.
Luego se apartó y empezó a caminar en dirección a su
despacho. Sin necesidad de decir nada, Declan lo siguió.
—¿Acaso has encontrado a un alfa? ¿Te has emparejado?
Edward no necesitaba girarse para saber que Declan
estaba esforzándose por mirar la parte posterior de su nuca,
claro que con la camisa, saco y corbata no alcanzaría a ver
nada. Entraron en su despacho y Edward se acercó a su
escritorio.
—Mi vida personal no es tu asunto. ¿Deseas o no que te
ayude con tus finanzas y declaraciones de impuestos?
La sociedad de Declan y Jamal solamente incluía la
clínica, y Edward llevaba las finanzas sobre eso y todo
estaba bien, en particular también llevaba la administración
contable personal Jamal el cual era un hombre realmente
ordenado en sus asuntos legales.
Declan por su parte era un desastre, su administración
financiera durante todo este año fue llevado por una
contable que seguramente Declan se llevó a la cama
también. Lo cual fue una mala decisión, ahora estaba siendo
requerido por evasión de impuestos, meses atrás Declan lo
había contactado por ayuda, pero él no pudo asistirlo en ese
momento, ya que estaba de viaje, lo remitió con otro
contable; sin embargo, ahora que estaba de regreso, era la
excusa propicia para buscarlo. Lo cual Edward temía que era
más con carácter de asuntos íntimos personales.
—No entiendo por qué eres tan frío conmigo, siempre la
pasamos bien.
Edward se encogió de hombros.
—Digamos en este mismo instante no estoy interesado.
—Pero ¿Por qué? Siempre disfrutamos juntos. De no ser
porque no estaban interesados en acoplarte, yo con gusto
te hubiera vuelto mi pareja.
Edward dejó escapar un suspiro.
—Doctor, Hall…
—Soy Declan, Edward. Si no me llamas por mi nombre,
siento que en verdad estás tratando de ignorarme.
Edward frunció los labios, intentando mostrarse severo.
—Esto es trabajo y prefiero hablarte más formalmente a
partir de ahora, tal vez eso te haga entender que no estoy
interesado en nada más que un trato profesional.
Declan levantó una ceja.
—Dame una buena razón para eso.
—Sencillamente, porque yo deseo que sea así.
—Pero yo deseo otra cosa: a ti.
Edward no mostró entusiasmo a sus pretensiones, se
aclaró la garganta antes de contestar:
—¿Por qué estás tan obsesionado ahora conmigo? En el
pasado teníamos sexo casual con varias semanas de
diferencia, incluso meses, tú veías a otros amantes y yo
también. Solamente nos divertíamos. Si no te conociera
pensaría que tienes sentimientos por mí. Pareces un amante
despechado.
—Nuestros encuentros eran increíbles, incendiarios. Y
quiero más.
—Eso no volverá a suceder, quítalo de tu cabeza.
—Entonces es verdad. ¿Estás acostándote con Jamal?
Dijo Declan dando un paso adelante amenazadoramente.
>>—Dudaba en creerlo porque ustedes tenían un trato
profesional. Quién lo diría, Jamal siempre tan estirado y
correcto ha caído por tus encantos.
Edward apartó la mirada durante un segundo, pero
enseguida volvió a mirarlo con una sonrisa irónica.
—Eso tampoco es de tu incumbencia.
—Supe que se reunieron mientras estuviste de viaje
¿Dónde se encontraron? Además, que desde que volviste, te
visita constantemente en tu casa.
—No tengo por qué darte explicaciones.
—Si quieres acostarte con otras personas está bien,
incluso hasta con Jamal. Pero quiero que lo nuestro continúe
como estábamos, cada que sea conveniente para ambos y
lo deseemos.
Edward lo miró, boquiabierto.
—Siguiendo tu lógica, piensas que tengo una relación
con tu socio, el doctor Jamal, pero, aun así, ¿Me estás
proponiendo… por falta de un término más moderno, que
tengamos una aventura?
Declan se acercó un poco más, tanto que sus muslos se
rozaban.
—Si eso es lo que los dos necesitamos…
—Tengo entendido que Jamal es también tu amigo ¿No
es así? Y de todas formas me estás sugiriendo una
aventura. Quieres una relación puramente sexual y secreta.
Jamal lo tomó por los brazos y Edward se quedó inmóvil,
las emociones en los ojos del alfa cambiaban a tal velocidad
que era incapaz de descifrarlas. Y era peligroso, Declan
estaba dejando salir sus feromonas.
—Podemos hacerlo, somos muy compatibles
sexualmente. No quiero perderte.
Le dijo intentando transmitirle su deseo y su convicción.
Edward sintió su polla dura contra su estómago.
>>—En el pasado mantuvimos sexo con otras parejas,
sin terminar lo nuestro, era conveniente para ambos. No
creo que con Jamal logres una relación exclusiva de alfa y
omega. Tú no eres de los que desean eso.
Edward no bajó la mirada.
—Ha pasado más de un año desde entonces ¿Qué te
hace suponer que no he cambiado de forma de pensar?
Declan rio nervioso.
—Tú nunca has querido establecerte. Nunca sacrificarías
el placer que te proporciona el sexo variado con diferentes
alfas por un solo dueño. Por eso has llegado tan lejos siendo
un omega sin un dominante, eres ambicioso y tienes
prioridades, eres como yo.
Edward endureció su mirada y luchó por controlar su
temperamento.
—Ya no soy la persona que era. Cosas han cambiado.
Le espetó, su voz fue tan dura como su mirada.
>>—Y no me gusta que me digan lo que quiero o lo que
necesito.
Edward colocó su mano contra su pecho y lo apartó. El
olor a feromonas alfa quemaba su garganta; sin embargo,
Edward logró controlarse.
—Me deseas.
Le dijo, tomándolo por la cintura.
>>— Y si quieres pruebas, te las daré.
Declan apartó de un manotazo todo lo que había sobre el
escritorio y Edward gruñó.
—Acabas de revolver una semana de trabajo, idiota.
Declan lo empujó contra el escritorio hasta que estuvo
tumbado de espaldas sobre él y, sin decir nada, empezó a
desabrochar los botones de su chaqueta.
—No seas exagerado, todos sabemos que prefieres los
informes digitales que las carpetas, además volveré a
colocarlo todo en su sitio… después. Ahora, en cuanto a esa
prueba…
Edward estaba perdiendo la paciencia, durante su vida
había lidiado contra alfas obstinados, pero esto ya se
estaban saliendo de control, Declan jamás fue así.
—Ya detente, te dije que no estoy interesado.
—Dime que no te gusta esto.
Murmuró Declan, sujetándolo por la nuca e inclinando la
cabeza para enterrar la cara entre su cuello, inhalando el
aroma del omega. Cuando Edward abrió para protestar de
nuevo, él intentó invadir su boca, pero Edward logró
esquivarlo.
>>—Y esto…
Declan empujó sus caderas hacia él.
>>—Dime que esto no te está excitando. Seguramente
ya estas húmedo y ansioso por mi polla.
Edward lo miró con fiero desafío.
—Tengo un apetito sexual normal, soy un omega y tu un
alfa que no ha dejado de soltar feromonas. Demasiado
obvio como para necesitar pruebas.
Declan se alzó sobre Edward. Buscando algo en su
mirada.
>>—Mi cuerpo omega podrá reaccionar a tus
intensiones, pero yo no te deseó. ¿Quieres en verdad
forzarme sobre mi escritorio? ¿Vas a violarme?
Declan se apartó como si Edward lo hubiera golpeado.
—No entiendo… ¿Por qué estás siendo tan frío conmigo?
¿Te enamoraste de Jamal?
Edward bajó del escritorio y comenzó a reacomodarse la
ropa.
—¿Acaso tienes alguna enemistad con Jamal que deseas
quitarle a su supuesto omega?
—Ustedes no son compañeros todavía, tú no estás
marcado.
—Cierto, no soy el omega de Jamal. Solamente somos
buenos amigos.
Edward suspiró.
>>—Creo que mi falta de entusiasmo a tu proposición,
es porque hay otra persona en mi vida.
Declan se quedó inmóvil. Edward fríamente comenzó a
recoger todas las carpetas esparcidas por la alfombra.
>>—Ahora, aclarado esto, respecto a tus asuntos, te
prometo realizar un análisis y agendarte una cita para la
próxima semana. comentaremos la situación y te informare
que es lo que podemos hacer al respecto.
—Rompe con él.
Edward lo miró, incrédulo.
—¿Perdona?
—Si quieres un alfa exclusivo, podemos intentarlo, somos
compatibles. Con el tiempo, hasta podríamos llegar a ser
compañeros.
Edward entrecerró los ojos.
—Este no eres tú, Declan. Nunca estuviste interesado en
una relación seria ¿Qué sucede exactamente contigo?
—He cambiado también en el último año.
La mirada de Declan mostraba una infinidad de
emociones. Algo muy malo debería de estarle ocurriendo
para que actuara de esta forma.
—Creo que por fin me he dado cuenta de lo que hay
entre nosotros. Si puedes decirme que estar conmigo no fue
el placer más intenso de tu vida, que otra persona puede
darte lo que yo te doy… estarás mintiendo. Un deseo como
este, una compatibilidad como esta ocurre una vez en la
vida… si tienes suerte…
—Declan…
Edward negó con la cabeza.
>>—Sentimentalmente no somos compatibles. Y
amistad es lo único que puedo ofrecerte, si no estás de
acuerdo, entonces puedo recomendarte a otro
administrador que puede ayudarte con tus finanzas…
Edward se acercó a la puerta y la abrió. Necesita ventilar
su oficina, las hormonas alfa estaban comenzando a
marearlo.
—Tengamos sexo esta noche. Te recordaré lo bien que
estamos juntos.
Insistió Declan, llegando a su lado en dos zancadas para
tomarlo del brazo.
>>—Rompe con ese otro hombre. Yo te daré lo que
necesitas.
Pero esta vez, Edward se apartó como si su roce la
quemara.
—No. Y es una respuesta final. Tuvimos nuestra aventura
y no hay ninguna razón para resucitarla.
Edward hizo una seña con la cabeza, indicándole que
tenía que irse.
>>—Ya conoces el camino, Declan. Puedes salir solo o
llamare para que alguien te acompañe.
La mirada dura de Edward le indicó al alfa que era mejor
que se marchara por las buenas o entonces corría el riesgo
de que apareciera Luc o los de seguridad y lo sacaran por la
fuerza. Cuando Declan se marchó, Edward azotó la puerta.
Fue entonces cuando su cuerpo comenzó a templar, no de
deseo o de miedo, sino de rabia. Odiaba ser un omega,
odiaba su pasado; sin embargo, no podía hacer nada por
cambiarlo, salvo surfear de acuerdo al tamaño de las olas
que lo azotaban.
Capítulo 7
Edward se contuvo hasta que metió a Nolan en la cuna y
se despidió de Lexi, pidiéndole disculpas por haber llegado
un poco tarde. Y luego se dejó caer sobre el sofá, vestido y
agotado.
Sabía con antelación que al volver, las cosas se pondrían
complicadas. Pero fue momento de volver a la realidad, bien
se lo había dicho Jamal y Luc. Huir para siempre no era la
respuesta.
Edward pensó tontamente que al volver todo estaría bien
y que tal vez el peor panorama posible que lo aguardaba
era enfrentarse a Nikolái, si era que él decidía volver alguna
vez. Sin embargo, el pasado de Edward era bastante
pesado, al parecer.
Nadie salvo, Henry, Luc y Jamal, sabían que Edward
ahora tenía un hijo. ¡Era padre! ¡Edward Arslan era padre!
Sería sin duda noticia nacional. Aún era increíble creer que
al final había tomado la decisión de quedarse con el
guisante. Que poco después se convirtió en un frijol, una
haba, un limón, una naranja, hasta que casi terminó con el
peso de un melón en la barriga.
En su viaje comprendió que tomar la decisión de
interrumpir el embarazo no iba a ser la decisión complicada,
claro que iba a vivir con culpa y remordimiento el resto de
su vida. Sin embargo, tomar la decisión de continuar fue lo
verdaderamente complicado. Ser responsable de otra
persona estaba siendo realmente aterrador.
Y lo más doloroso era que Nolan se parecía a él…
Pasar por un embarazo y un parto completamente solo,
fue realmente complicado. Contó con el apoyo de Jamal. Él
fue quien estuvo viajando para visitar a Edward y ayudarlo
en este proceso, por razones que él no podría saber
explicar, en ese momento no estuvo listo para regresar.
Luc lo visitaba, pero no con la misma frecuencia que
Jamal, con Henry habló por teléfono en ocasiones y le pidió
por favor que no le mencionara a Nikolái. Además, no hizo
falta, hasta donde él sabía, Nikolái ni siquiera en una
ocasión había preguntado por Edward en las escasas dos
ocasiones en las que estuvo en contacto con su hermano y
padre.
¿Por qué? ¿Sería debido a su odio por él? ¿Eso justificaba
el hecho de ni siquiera dudar que ese embarazo era de él?
¿Ni la más remota duda? No era como si solamente se
hubieran revolcado una vez. Nolan tenía el pelo de Nikolái,
sus ojos y el mismo hoyito en la barbilla… Verlo el día que
nació había sido devastador.
Desde que descubrió que estaba embarazado no había
podido dejar de preguntarse cómo habría sido su vida si su
relación con Nikolái hubiera sido diferente. Pero las cosas
eran como eran y no había manera de cambiarlas. Como él
había sabido siempre. Muchas veces se había dicho a sí
mismo que su fascinación por Nikolái no podría llegar a
nada debido a su incapacidad de comprometerse y a su
reputación. Pero últimamente había tenido que aceptar la
verdad: él no tenía esperanzas de formar una relación con
un alfa y dudaba mucho que Nikolái regresara alguna vez.
Por eso le dolía tanto estar encandilado con él.
Había esperado que se pusiera en contacto durante
meses, hasta que por fin tuvo que admitir que no lo haría.
Nikolái era exactamente como la mayoría de los alfas: y lo
que ambos tuvieron fue algo que olvidó de inmediato. No
obstante, Edward había llegado a reconciliarse con la idea
de que no todo era culpa de Nikolái, por lo tanto, no lo
odiaba tanto.
Su aventura no había sido efímera, había sido
devastadora. Y había terminado. Fin de la historia. Al menos,
para Nikolái. Para Edward, la historia solamente había
empezado y duraría para siempre.
Cuando por fin se acostumbró a la idea de que estaba
esperando un hijo. Y, a pesar de todos los problemas de ser
padre omega soltero, Nolan era un gran niño… cuando no
lloraba irracionalmente.
Edward giró la cabeza hacia la puerta, cuando escuchó el
sonido de la cerradura. En cuanto la puerta fue abierta, el
olor a menta llegó a su nariz.
—Pareces un fantasma
Comentó Jamal al observarlo en el sofá.
—No puedo rebatir eso.
Hizo una mueca, Jamal sonrió y cerró la puerta. Nolan
era un llorón, lloraba por todo y a todas horas y hace tiempo
descubrió que el timbre de la puerta era lo que más lo
molestaba, por ese motivo darle una llave a Jamal y a Luc
de su departamento fue buena idea. Era irónico que
después de tanto apreciar su soltería y luchar por ella,
ahora dos alfas tuvieran la llave su casa.
—Nolan no te ha dejado dormir, ¿eh?
—Anoche no durmió muy bien.
Edward se frotó los ojos.
>>—Y hoy tenía reuniones que no pude cancelar. Es por
eso que estoy agotado.
—Cuidar de un recién nacido es difícil al principio, pero
luego todo mejora, se vuelve más fácil.
Edward negó con la cabeza.
—Tú no lo entiendes. Creo que no le gusto a Nolan.
—¿Cómo no le vas a gustar a tu bebé?
Jamal enarcó una ceja.
>>—Simplemente tienes que acostumbrarte a tener un
niño.
Edward sopló para apartarse el pelo de los ojos.
—Estoy seguro de que no le agradó, seguramente él
sabe que yo en un principio dude en tenerlo.
—No seas ridículo, Edward.
—Te lo digo en serio. Él me odia.
Edward enterró la cara en las manos. Jamal se acercó a
él y le dio una palmadita en el hombro.
—Eddy, no te odia. Todo irá bien. Te prepararé un té
caliente y algo delicioso para cenar.
Se dirigió a la cocina.
—Yo nunca me había sentido así.
Comentó Edward.
>>—Estoy muy cansado… y deprimido. Desde que nació
Nolan, tengo ganas de llorar. ¿Qué me ocurre?
—Las hormonas y la depresión postparto. No debes tú
medicamentos y dale tiempo.
Mientras Jamal se dirigía hacia la cocina, Edward fue al
baño a lavarse la cara. Miró su imagen en el espejo del
lavabo y se preguntó ¿Quién era ese que le devolvía la
mirada? ¿Qué había sido de Edward Arslan, el omega más
seguro de sí mismo que existía sobre la faz de la tierra?
¿Qué había sido del omega lleno de energía que tenía
montones alfas dispuestos a complacerlo? Al parecer treinta
y seis años, casi treinta y siete, más un bebé, comenzaban
a pesarle.
—¿Te encuentras bien?
Preguntó Jamal desde la puerta del baño. Edward la
había dejado abierta.
—La verdad es que me siento como la mierda.
—Tu cuerpo sufrió muchos cambios por el embarazo, es
normal. Solamente dale tiempo.
Le aseguró Jamal.
>>—Preparare la cena, date un baño y te aseguró que te
sentirás mucho mejor, yo me hago cargo de Nolan por el
momento. Y si lo deseas mañana podré realizarle nuevos
estudios en la clínica y veremos lo que pasa con tu cuerpo
¿Te parece?
Edward ni siquiera pudo contestar, ya que los
interrumpió el llanto procedente del dormitorio. Era un
anuncio fuerte y claro de que se había acabado el descanso.
Cerró los ojos pidiendo paciencia.
>>—Luego se vuelve más fácil.
Le gritó Jamal, yendo a buscar a Nolan.
>>—Te lo prometo.
Edward no la creyó. Su amigo solamente pretendía
reconfortarlo, estos meses sin Jamal bien pudieron ser el
infierno, pero hasta el momento sus consejos habían sido
primordiales, al igual que su compañía. Y si Nolan le dejaba
dormir media hora seguida, seguro que podría con aquello.
Solo media hora y todo iría bien.
Dos horas después, había logrado cenar y darse una
ducha rápida, en lo que Jamal arrullaba a Nolan, ojalá
pudiera tenerlo en casa permanentemente. Nolan se
calmaba mucho más rápido en los brazos de Jamal que en
los suyos. Ese niño tenía unos pulmones que sin duda había
sacado del lado de su padre alfa. Hasta donde él sabía, fue
un niño tranquilo.
Ahora el niño había vuelto a llorar. Edward se quedó un
momento al lado de la cuna viendo llorar a Nolan. ¿Qué
habían hecho sus padres cuando lloraba él de pequeño?
Había leído muchos libros sobre cómo ser padre. Se había
asustado al no sentir el vínculo instantáneo que las
enfermeras del hospital decían que sentían la mayoría de
las madres y padres omega con sus bebés recién nacidos.
Edward no sentía una conexión, pero quería sentirla. Lo
deseaba más que nada en el mundo.
Había tomado la decisión de dar vida a ese niño y cada
que él lloraba y ensordecía sus oídos, no podía recordar por
qué. Sin dada era un mal padre. Supo que sería un mal
padre y lo era a un más al aceptar que tal vez se había
equivocado de que podría con esto. Nolan ni siquiera se
parecía a él. Tal vez todos sería más fáciles si Nolan se
hubiera parecido a Edward y no a él.
—¿Qué ocurre, Nolan? ¿Qué te pasa?
Lo tomó en brazos, le besó la frente e inhaló su olor a
bebé mezclado con el olor a talco para niños. Edward rezó
interiormente para que Nolan y él pudieran estar algún día
relajados y tranquilos.
El momento fue salvado por Jamal que llegó con un
biberón y al tomar al niño en brazos, este inmediatamente
se calmó, trayéndole algo de paz a Edward y mortificándolo
con la idea de que efectivamente a su hijo no le agradaba
su papá.
Mientras Edward observaba a Jamal sentado en la
mecedora dándole de comer a Nolan, no pudo evitar
imaginar lo que sucedería si su por mala suerte, en ese
momento Jamal encontrara a su omega y se acoplara. Esa
posibilidad aterradora le produjo un escalofrío. Jamal en este
momento era la mayor ayuda que tenía. Edward estaba
seguro de que si esa posibilidad ocurriera, no tendría
vergüenza en arrodillarse y suplicar que no lo abandonara.
Entonces recordó lo sucedido en su oficina, la forma en
la que Declan lo acusó de tener un romance con Jamal. En
su viaje cuando Jamal lo visitó, muchos también pensaron
que ellos eran una pareja, pero no era así. Eran buenos
amigos. Siempre considero a Jamal un amigo, aparte de ser
su médico personal, y ese lazo de amistad se había vuelto
más personal con el paso de estos meses.
Edward intentó imaginar cómo sería cruzar esa línea de
amistad con Jamal. Por supuesto que el doctor Jamal era un
hombre apuesto, elegante, amable, jamás pensó en él
sexualmente, y no era porque tuviera falta de atractivo. Si
no que una vez tantos años atrás, no supo por qué opinó
que Declan era la mejor opción sexual. Ya que a primera
vista, Declan siempre dio la impresión de ser el alfa que no
tendría remordimientos en follar sobre el capo de un auto,
en cambio, Jamal, se veía tan formal que Edward llegó a
apostar que era el típico hombre que solamente hacía el
amor sobre la cama y entre sabanas de seda. Un amante
amable. Cosa que no estaba mal en absoluto, pero en
aquellos años, su libido salvaje solamente buscaba peligro.
—Te ves realmente agotado, ve a dormir. Una vez que
ponga a Nolan en la cuna, me iré y cerraré bien la puerta.
Podrás dormir un par de horas antes de que pida su mamila
nuevamente.
Y ahí estaba, el amable y considerado alfa.
—Hoy Declan estuvo en mi despacho.
Confesó de golpe. Al ver cómo Jamal tensaba los
hombros, le hizo sospechar que entonces Declan también le
había reclamado algo a Jamal.
—Escuche que tú eres quien le ayudara con su
declaración fiscal este año.
Edward se recargó en el marco de la puerta.
—¿Escuchaste o te lo dijo él? Pensé que eran socios de
confianza.
Edward captó el olor de menta nuevamente, era la forma
en la que olía Jamal, aunque en su mayoría, el médico era
muy bueno enmascarando el olor de sus feromonas.
—Últimamente, no estamos de acuerdo en algunas
cosas, por ese motivo es mejor solamente enviarnos correos
electrónicos.
Dijo Jamal mirando a Nolan con una sonrisa. Era una
bonita imagen, lástima que él no era como otros omegas
que retrataban a sus bebés constantemente a cada
segundo.
—Él supone que tú y yo tenemos un romance.
—Sí, eso supone.
Jamal, apartó el biberón y alzó al pequeño bebé para
acomodarlo en su hombro y hacerlo eructar. Jamal lo hacía
parecer tan fácil, Edward siempre terminaba con baba y
vomito de bebé en el hombro.
—¿No crees que deberíamos decirle la verdad?
Preguntó intentando sonar relajado, no era como si
Edward pudiera esconder a Nolan toda la vida, ni siquiera
era una decisión deliberada, no decirle a nadie que tenía un
bebé, él no era de tener muchos amigos o familia a quien
pudiera presumirle su bebé. Que Declan se enterara no
significaba mayor problema o sí. Al contrario, tal vez eso
haría desistir al alfa de acosarlo nuevamente.
Tampoco era que le molestara que todos pensaban que
tenía una relación con Jamal. Aclarar las cosas podría ser
bueno, según su angelito, si se podía llamar así, que se
sentaba en el hombro izquierdo de Edward la alentaba a
decir la verdad. Sin embargo, El diablillo con tridente y capa
roja que se posaba en su hombro derecho también le decía
que dejara las cosas como estaban. Jamal era de gran
ayuda para él y si los omegas alrededor suponían que Jamal
estaba emparejado, habría menos peligro de perderlo. No
deseaba quedarse solo a cargo de un niño llorón.
Edward sabía que estaba mal lo que suponía, debería de
estar agradecido por todo lo que Jamal hacía por él, no
debía perjudicarlo más, pero estaba demasiado cansado
para sentirse culpable. No había interés romántico entre
ellos, pero se negaba a renunciar a él.
—Esa es tu decisión, Eddy.
Dijo Jamal con una sonrisa tranquilizadora.
—¿No te molesta que Declan haga correr el rumor de
que estás conmigo? Eso podría afectar el interés de otros
omegas en ti.
Jamal se pasó una mano por el pelo revuelto de Nolan.
—Eso no me molesta.
Jamal asintió.
>>—Ciertamente, no estoy cerrado ante la idea de
encontrar un omega y formar una familia, pero no es algo
que busque desesperadamente y estoy seguro de que mi
amistad contigo no perjudicara mi reputación.
Edward lo miró escéptico.
—Un omega podría sentirse celoso de mí. Y eso serían
puntos malos para tus intensiones.
—Por el momento no hay ningún omega en mi vida, así
que deja de preocuparte por eso.
Jamal se levantó y colocó a Nolan dormido en la cuna.
Edward pensó que a él se le daba muy bien los niños.
—¿De verdad?
Jamal negó con la cabeza.
>>—Es increíble de creer que un alfa como tú, no tenga
a millones de personas acosándolo.
—Soy bastante aburrido, por eso no soy alguien de
interés.
Jamal le guiñó el ojo. ¿Aburrido? Ciertamente, Jamal era
tranquilo comparado con Declan por ejemplo, pero eso no lo
hacía aburrido. Recordó las incontables charlas que tuvieron
cuando lo visito en su viaje, las caminatas por el
embarcadero y los parques, los juegos de cartas, ajedrez,
los debates políticos, los chistes malos, etc. No era aburrido.
Jamal era sumamente interesante.
—¡Eso es mentira! No eres aburrido.
Afirmó con indignación. Jamal levantó un poco la barbilla.
—Comparado con otros alfas a los que se les da bien
coquetear y son apasionados, soy bastante torpe.
Él cambió el peso de un pie a otro.
>>—Además no solamente estoy interesado en tener
sexo incontrolable e indiscriminadamente, soy más de los
hombres que buscan primero una conexión.
—Auch, acabas de herirme.
Edward sí era de los que buscaban sexo incontrolable e
indiscriminadamente antes que una conexión. Era por eso
que Nikolái lo había abandonado. Jamal acarició la cabecita
de Nolan, después se enderezó y se enfrentó a Edward.
—Yo no te juzgo por ello.
Él carraspeó.
>>—Cada uno intenta vivir a su manera y bajo sus
propias convicciones. Si decides aclarar las cosas, muy bien.
Tal vez sea lo mejor, de esa forma no perderás la
oportunidad de conocer a un alfa si es que deseas tener una
pareja.
Jamal volvió a aclararse la garganta y miró hacia la cuna.
>>—Si eso llega a suceder, te prometo no
entrometerme, aunque esperó me permitas seguir visitando
a Nolan. Le he tomado cariño a este bebé.
Edward suspiró.
—Buscar un alfa es lo último en mi mente y jamás sería
tan egoísta de negarte visitar a Nolan. Ambos estamos bien
gracias a ti.
Jamal pareció sorprendido.
—No me debes nada, Edward. Te considero un buen
amigo y para mí es un placer estar contigo y Nolan.
Jamal sonrió con un destello de dientes blancos y una
chispa encantadora en los ojos. Definitivamente, seguro que
aquel hombre tenía un montón de omegas hermosos a sus
pies.
—Y Nolan y yo estamos encantados contigo también.
En ese momento, como si Nolan estuviera de acuerdo
con la afirmación de su padre omega y presintiera que Jamal
ya se estaba yendo, comenzó a llorar a todo pulmón.
Edward hizo una mueca llena de frustración y Jamal
encantado, alzó al niño en brazos. Edward pensó entonces
que sería buena idea ir preparando la habitación de
invitados. Dudaba mucho que Nolan permitiera que Jamal lo
abandonara en las garras de su padre.
Capítulo 8
Los días no laborables en el pasado, por lo general,
Edward siempre los paso trabajando desde casa o teniendo
sexo. En la época actual no podía hacer una cosa, ni la otra.
Con un bebé era imposible que se concentrara en trabajar, y
ni tiempo, ni fuerza, ni interés tenía en buscar a alguien
para follar. Ciertamente, podría pagarle extra a Lexi para
que cuidara a Nolan unas horas y él salir de casería, el
problema era la falta de interés por parte de Edward ¿A
dónde se había marchado su apetito sexual? Su celo se
manifestaría en unos meses, pero ya tenía el plan de
pasarlo con sus siempre fieles inhibidores y unos buenos
consoladores.
Este día en particular, en un plan sistemáticamente bien
planeado, para evitar quedar aturdido por el llanto de Nolan,
Edward había decidido salir a comprar comida para llevar,
además de otras cosas que necesitaba en casa. En algún
momento terminó subiendo las escaleras del apartamento
de Jamal, con el portabebés en una mano y una bolsa de
pollo frito en la otra. Ni siquiera consideró en llamar antes,
hasta que ya estaba en la puerta principal del edificio y fue
necesario llamar al piso para que le autorizaran la entrada.
Jamal se sorprendió por la visita, pero inmediatamente lo
dejo entrar, y en su piso, él ya estaba esperándolos en la
entrada de su apartamento.
—Hola.
Los saludó Jamal con una sonrisa. Por algún motivo
Edward comenzó a tensarse y hasta que no llegó a la puerta
supo por qué.
—Lamento venir sin avisar.
—Son bienvenidos cuando quieran.
Jamal sostuvo el portabebés y comenzó a hacerle
monerías a Nolan, el cual a su vez comenzó a balbucear
encantado y a mover los bracitos. Su hijo se alegraba de ver
a cualquiera menos a él.
—Si tienes visitas, será mejor que nos marchemos.
—No te preocupes por eso, son mis hermanos y
solamente vinieron a fastidiar.
Jamal sonrió y antes de que Edward pudiera protestar, ya
estaba ingresando al apartamento con todo y portabebés.
—Hola, pequeñín.
Dijo Jamal, inclinándose a hablar con él. Él era ajeno a
toda la incomodidad de Edward.
>>— Te estás haciendo muy grande, ¿verdad?
Nolan le tomó el pulgar de Jamal con firmeza. Así que
eso indicaba que Edward perdía la batalla. No quedando
más remedió, siguió al médico y a su hijo al apartamento.
Su cuerpo reaccionó con un poco de temor al percibir las
feromonas alfas de dos hombres más en el apartamento.
—¿Por qué no dijiste que tendrías visitas? Habría
cocinado un poco más.
Dijo alguien saliendo de la cocina a la gran sala de estar.
—Sí, cocinaste para un regimiento. No seas exagerado.
Habló un segundo hombre desde el sofá frente al
televisor.
—Chicos, les presento a mi amigo Edward Arslan y este
precioso pequeñín es Nolan.
Comentó Jamal colocando el portabebés sobre la
alfombra y sacando a Nolan.
>>—Eddy, estos son mis hermanos, Dalil y Hakim.
El del sofá era Dalil y el otro era Hakim. Ambos
hermanos eran alfas, parecían un poco menores a Jamal,
pero no menos apuestos. Físicamente se parecían mucho.
Ellos asintieron con la cabeza.
—Mucho gusto.
Edward estaba tenso, al ver la mirada que le dirigieron
ambos hombres, comprendió que ellos también estaban
algo incómodos por estar frente a un omega, el único que
pensaba que era normal esta situación era Jamal.
—¿Puedo tomarlo en brazos?
Preguntó Dalil tratando de restarle tensión al ambiente.
—No creo que sea buena idea.
Repuso Jamal.
—Claro que puedes.
Contestó Edward al mismo tiempo. Le quitó a Nolan a
Jamal el cual por supuesto comenzó a llorar y Jamal a
protestar, pero eso no lo detuvo, le pasó el niño a Dalil
>>—Toma.
Le mostró cómo colocárselo sobre el codo.
>>— Puedes usar el hueco del brazo para sostenerle la
cabeza en alto. Sí, así.
—¡Mira eso!
Exclamó Dalil
>>— Ha dejado de llorar.
—Por supuesto, solamente llora si yo lo cargo.
Dijo Edward con frustración.
—Eso no es verdad.
Contradijo Jamal
>>—Ya te he dicho que no me gusta que digas eso.
—No es mentira, si mi hijo pudiera hablar, estoy seguro
de que me pediría que arreglara su maleta y me anunciaría
que vendría a vivir contigo.
Edward se encogió de hombros con aire de disculpa.
—Es que Jamal es bueno con los niños en general. Lo
heredo de nuestro padre.
Se acercó Hakim, para hacerle monerías a Nolan. Dalil y
Hakim miraban al babé sonrientes y le hacían muecas. Eran
tan parecidos a su hermano.
>>—Aunque el encanto natural, viene de familia.
Jamal se rio al oír la respuesta.
—Es herencia de nuestro padre, alfa. Ama a los niños,
por eso siempre quiso una familia numerosa
Comentó Dalil, antes de empezar a hacerle sonidos
bobos al bebé. Edward le sonrió. Fue una sonrisa sincera, le
gustaba ver a Nolan feliz. Giró la cabeza hacia Jamal, él
estaba sonriendo a sus hermanos.
—Recuerdo que mencionaste que tenías varios hermanos
¿Cuántos son?
De hecho, de cosas personales de Jamal, no conocía
mucho. En cambio, Jamal lo había visto en su peor
momento. El día que dio a Luz a Nolan y gritaba de dolor
patéticamente.
—Somos seis hermanos.
Comentó Jamal con una sonrisa.
—¡Seis!
Chilló Edward.
—De la rama paterna somos una familia numerosa, eso
viene de generaciones atrás.
Dijo Dalil con una sonrisa.
—Deberías de ver nuestras reuniones familiares, somos
un gran pueblo. Hace tiempo que perdí la cuenta de cuantos
primos hermanos, primos segundos y tíos terceros,
tenemos.
La mandíbula de Edward cayó abierta.
—¿Bromeas?
—No, tenemos una familia bastante grande. Papá tiene
ocho hermanos, imagina cuantos primos tenemos, eso sin
contar todos los tíos de nuestro padre y demás parientes
seguros y terceros. Es bastante divertido si me lo preguntas.
Siempre ocurre algo en las reuniones familiares que lo
mantiene entretenido.
Agregó Hakim tomando en brazos a Nolan y alzándolo en
el aire, el bebé chillo encantado.
—No sé cómo lo han hecho sus padres con seis hijos. Yo
ya estoy desbordado con uno.
—Es solamente cuestión de tener paciencia.
Comentó Jamal, yendo a rescatar a Nolan, de sus
hermanos.
—Mamá es una heroína. Deberías conocerla,
seguramente te puede dar consejos que te sean de utilidad.
Comentó Hakim acercándose.
>>—Mamá estaría encantada de ayudarte, ¿Por qué no
vienen a la barbacoa de la siguiente semana? Yassir nuestro
hermano menor, nos presentara a su pareja. Estaremos
todos allí.
Edward sintió a todo su cuerpo ponerse tenso.
—No creo que sea buena idea
Contestó apartándose un paso y buscó la mirada de
Jamal. Él tenía que arreglar esto y aclarar a sus hermanos la
situación. Sería inapropiado que Edward conociera a sus
padres. Ellos no eran más que solamente amigos. No
obstante, al mirar a los ojos a Jamal, él estaba frunciendo el
ceño.
—¿Por qué no lo sería?
Preguntó Jamal enarcando una ceja y acunando a Nolan
en brazos. Su hijo inmediatamente se acomodó en los
brazos de Jamal.
>>—Mis padres y todos los demás son agradables. Le
encantaras a mi madre, de eso estoy seguro. Y Nolan los
conquistara a todos.
—Y no aceptaremos un no por respuesta.
Comentó Hakim. Dalil y Jamal asintieron con la cabeza,
dando la aprobación y apoyo a las palabras de su hermano.
Fue entonces que Edward supo que estaba perdiendo la
batalla.
Capítulo 9
Últimamente, sus días no eran bastante buenos, o
menos complicados. En el pasado simplemente necesitaba
despertar temprano, tomar su café, una ducha, vestirse y
correr a la oficina. Hoy en día, eso no ocurría. No podía
ducharse tranquilamente hasta que no llegara Lexi y de
tomar café ni hablar. Eso sin contar las escasas horas de
sueño y todo el peso que había perdido gracias a no tener
tiempo para comer.
Edward ya pensaba que tener malas mañanas no era tan
malo, se estaba acostumbrando, salvo de camino a la
oficina, había escuchado en la radio una noticia que lo dejo
impactado. Las autoridades habían detenido una persona
acusada de drogar y violar a un omega. No solamente eso,
en las investigaciones, encontraron evidencias de que el
hombre poseía fotografías y videos, además de varias cosas
que los hacías suponer de que probablemente había más
omegas víctimas de este alfa.
Edward se quedó impactado al escucharlo, después de
todo meses atrás él fue víctima de alguien, no fue violado
gracias al cielo y a las acciones de Nikolái. Estaba en shock,
por una parte, se sentía aliviado de que el hombre hubiera
sido detenido, no obstante estaba algo ansioso, se decía
que el hombre poseía fotos y videos de sus objetivos ¿Y si
Edward era uno de esos objetivos? ¿Y si ese hombre era el
mismo que deseó hacerle daño? Sería bastante
coincidencia, pero era algo que lo intranquilizaba. La ciudad
era grande, pero en ocasiones no tan grande.
Además, después de todo, ese atentado, fue lo que
comenzó todo su drama con Nikolái. No podía dejar de
culpar a ese desgraciado de todo.
Es por ese motivo que ese día, en particular, no estaba
en su mejor momento. Cansado y malhumorado era una
mala combinación.
—¿Acaso debo de estar celoso por tu amistad con Jamal?
Creo que comienzas a frecuentarlo más a él que a mí.
Comentó Luc. Edward estaba intentando cuadrar los
datos en una hoja de cálculo, pero las últimas tres ocasiones
que lo intentó, o bien le sobraba dinero o le faltaba una
millonada. Para colmo ni siquiera había podido ir a almorzar,
Luc había llegado a molestar con una charla sin sentido para
la cual no tenía tiempo, ya que como ahora era padre
soltero, no podía quedarse a trabajar hasta muy tarde. La
niñera le renunciaría si volvía a retrasarse.
>>—¡Tierra a Edward!
Luc chasqueó los dedos delante de su cara.
—Perdona. ¿Qué decías?
—¿Ahora me ignoras?
Luc parecía indignado. Edward enarcó una ceja.
—¿Qué no notas todo el trabajo que tengo?
—Desde hace tiempo noto que algo cambio entre
nosotros. ¿Es por mi conexión con la familia de Nolan?
Luc siempre era de los que no se andaban con rodeos, y
ahí estaba. Director al problema. Edward movió la cabeza.
—Tienes ahora un bebé y un compañero llenó de
hormonas. ¿Cómo es que siquiera tienes tiempo de venir a
reclamarme nada?
—Eres mi amigo. Siempre me voy a preocupar por ti.
Le recordó Luc.
>>—Y no me gusta la ide de perderte, eres mi familia,
Edward.
Edward suspiró y se recargó contra el respaldo de su
silla.
—¿Piensas que deliberadamente me alejo de ti porque
eres cuñado del alfa que me embarazo y me abandono?
Luc no desvió la mirada.
—Así es.
Edward frunció los labios y asintió con la cabeza.
—Tal vez tengas razón.
Tomó una profunda respiración. Podría engañar a
cualquiera, menos a Luc.
>>—Confieso que no me siento cómodo con las mirada
melancólica de Henry cada que mira a Nolan. Lo que menos
deseo es incomodarlo.
Luc asintió.
—Nolan es su sobrino, y hasta el día de hoy a él y su
padre les molesta la actitud de Nikolái. Siempre fue tan
protector con ellos y ahora de buenas a primeras él…
—No me gusta tocar este tema de nuevo.
Edward tamborileó las manos en sobre el escritorio.
>>—Jamás les negaría a Henry o a su padre conocer a
Nolan, créeme. Me guste o no son su familia, y no es como
que pueda tomar a Nolan y mudarme lejos del Estado.
Solamente necesito tiempo. Simplemente me resulta
todavía incomodo, yo también tengo problemas de
hormonas y sueño. Necesito controlarme primero para
poder enfrentar al mundo por completo.
Edward se encogió de hombros y volvió a alcanzar los
documentos. Tenía que terminar ese trabajo en ese instante.
—¿Aún lo amas?
La pregunta de Luc, nunca la vio venir, no era algo que
imaginó que Luc le llegaría a preguntar tan directamente.
Edward se quedó congelado con los documentos en manos.
Su mirada estaba fija en la cuadrícula de las hojas.
—¿Por qué preguntas eso?
—Porque somos amigos, y siempre hemos sinceros el
uno con el otro. Simplemente, no quiero perder a mi amigo
y creo que necesitas hablar de estas cosas.
Edward apretó los dientes. ¿Cómo diablos contestar a
eso?
>>—Pero está bien si no puedes contestar aún. Supongo
que es muy pronto…
Edward apartó las hojas y miró a Luc a los ojos.
—He comprendido que necesito cerrar ese capítulo. ¿Qué
caso tiene pensar en alguien que me odia?
¿Aún amaba a Nikolái? ¿Se enamoró de Nikolái? Si
siquiera podía llegar a definir ese punto. Esa pregunta le
había quitado el sueño muchas noches. Él había confiado en
Nikolái como nunca había confiado en otro alfa, ciertamente
Edward tuvo la culpa de muchas cosas por las cuales él
llegó a decepcionarse de Edward. Él no era de piedra y por
supuesto que durante meses reflexionó en ir a disculparse,
buscarlo y asegurarle que el bebé que esperaba era suyo.
Sin embargo, el miedo de observar el odio y el desprecio en
la mirada de Nikolái siempre lo detuvo.
—¿Quieres saber qué opino?
Luc preguntó tranquilamente.
—Por supuesto.
—Considero que ni tú, ni Nikolái podrán avanzar mientras
no tengan una conversación apropiada.
Edward enarcó una ceja.
—¿Y sugieres que acuda hasta las puertas del batallón
donde está y exija que lo traigan de Pakistán o dondequiera
que se encuentre simplemente para disculparme y
asegurarle que Nolan es su hijo?
Edward estaba más que dispuesto a remendar los
errores de su vida y poder avanzar; sin embargo, dadas las
circunstancias, dudaba que fuera posible. Nikolái tampoco
ponía de su parte, mínimo podría llamar para preguntarle a
su hermano a su padre por las últimas novedades. Además,
la actitud arrogante y obstinada de Edward impedía que
fuera a rogar por redención.
—Dicho de esa forma suena bastante complicado.
Luc hizo una mueca. Edward suspiró.
—Escucha Luc. Sé que no es fácil, te comprendo, yo
tampoco quiero hacerte a un lado, pero ahora tienes un
compañero y un hijo del que ocuparte y yo tengo mi parte
de problemas, no le agrado a mi propio bebé…
—¡No digas eso…!
Luc parecía indignado, Edward sonrió.
—Es verdad. No le agrado y llora cada que me tiene
cerca. Créeme, criar a un bebé, no es color de rosa como
todos cuentan. Es por esa razón que Jamal es mi salvavidas.
Henry te tiene a ti y yo el gran y bendito apoyo del doctor
Cooper.
—Se han comenzado a extender los rumores entre
nuestros conocidos que ahora tienes una relación con él ¿Lo
sabías?
Edward hizo una mueca.
—Sí, algo de eso escuché. Pero Jamal y yo somos buenos
amigos, Nolan está fascinado con él, supongo que si le
dieran a escoger, decidiría mudarse con él.
—¿Y eso no te molesta?
Edward miró a Luc e intentó transmitirle su verdadero
sentir.
—Anoche apenas y pude dormir un par de horas, no
alcance a desayunar y me brinque el almuerzo.
Seguramente cuando llegue a casa, Nolan no parará de
llorar por horas y todavía tengo trabajo que hacer…
Edward apretó los documentos en sus manos.
>>—Así que por favor, no me hagas esa pregunta en
estos momentos, porque no te va a gustar mi respuesta.
—Edward, es normal, estás abrumado, tal vez si
contrataras más ayuda o yo podría…
—Yo decidí traer a Nolan a este mundo. Es mi
responsabilidad criarlo solo. Y Jamal ha sido de gran ayuda
desde el embarazo y mucho más desque Nolan nació. Soy
consciente de que es atractivo y no pasará mucho tiempo
hasta que se empareje con un omega lindo y tenga hijos
propios, entonces se alejará. Sin embargo, de momento,
apreció bastante su ayuda. ¿Sabes lo ventajoso que es tener
a un médico de amigo con un bebé que puede enfermarse
por todo?
—Esa es una gran ventaja.
Comentó Luc con una media sonrisa. Sin embargo, en su
mirada vio compasión. Un sentimiento que a Edward lo
incomodaba.
—¿No has pensado en emparejarte tú también?
Edward ya no pudo más con todo esto. Dejando los
documentos sobre la mesa, se levantó y fue en busca de su
abrigo.
—Mi deseo de no tener un alfa en mi vida es lo que me
causo este problema. ¿Por qué ahora desearía casarme con
uno?
—No tienes que molestarte, Edward. Estamos
conversando.
—Pues no me gusta esta conversación.
Edward regresó a su escritorio en busca de las llaves de
su auto.
—Edward…
—¡No!
Alzó la voz y miró fijamente a Luc.
>>—Puedo hacer esto solo, no necesito a un alfa en mi
vida. ¿Comprendes?
—Sí, comprendo.
—Bien, ahora si me disculpas tengo que irme, si llegó
tarde de nuevo mi niñera amenazó con renunciar. Nos
vemos mañana.
No muy conforme, Luc se despidió mientras Edward salía
por la puerta sin mirarlo por segunda ocasión. Estaba harto.
Hace mucho tiempo Edward fijo sus prioridades y estaba
cansado de que todos intentaran hacer que cambiara de
opinión. ¿Por qué no lo dejaban tranquilo? Él no necesitaba
que le dijeran que hacer. ¿Sería mucho pedir que le dieran
espacio y respetaran sus decisiones? Aun furioso, subió a su
auto, azotó la puerta de un portazo y estaba a punto de
poner en marcha su vehículo cuando se acordó de los
documentos de su escritorio. ¿Cómo diablos iba a terminar
el trabajo, si se había olvidado los malditos documentos?
—¡Maldita sea!
Explotó golpeando el volante desesperadamente. Golpe
tras golpe sintió que un poco de la tensión acumulada
abandonaba su cuerpo. Ciertamente, la violencia no era la
respuesta, pero en ocasiones servía para desquitar las
frustraciones. Minutos después, un poco más tranquilo,
recargó la cabeza contra el volante y se concentró en
respirar. En aquel momento su móvil comenzó a sonar. Sin
mirar, el identificador de llamadas contestó con un escueto
“Diga”.
—Suenas fatal ¿Mal día?
Escuchó la voz de Jamal. Edward quiso cortar la
comunicación, simplemente no estaba para otra charla
compasiva.
—Ya es algo común para mí.
Suspiró.
>>—Escucha, tengo que colgar, debo regresar por unos
documentos y se me hace tarde para volver a casa,
hablemos des…
Jamal lo interrumpió.
—Solamente quería darte las gracias por dejar que mis
hermanos conocieran a Nolan. Quedaron maravillados con
él.
—De nada. Yo estoy agradecido que lo hicieran dormir un
rato.
Edward se enderezó.
—¿Quieres que vaya hoy y te ayude con Nolan? De esa
forma tú puedes terminar tu trabajo.
Edward estuvo a punto de gritar que sí. Pero la respuesta
se atoró en su garganta. Tenía que hacer esto solo, ya
estaba cansado de malas interpretaciones sobre Jamal y él.
—No hace falta, te lo agradezco.
Edward ahogó un bostezo. Necesitaba pasar a comprar
café. Ahora recordaba que en casa ya no tenía y lo
necesitaba como el aire para respirar.
—¿Estás seguro?
—Muy seguro, lo tengo controlado.
Contestó.
—Bien.
Escuchó el suspiro de Jamal.
—De acuerdo entonces. Ahora tengo que dejarte, voy a…
—Una cosa más…
Edward intentó terminar la conversación, pero Jamal lo
interrumpió nuevamente.
>>—He hablado con madre y está encantada con la idea
de conocerlos. ¿Piensas ir?
Edward cerró los ojos.
—¿No crees que sería raro? Yo no soy tu omega y Nolan
no es tu hijo.
—Eres mi amigo y adoro a Nolan. ¿Tan malo sería que
conozcas a mi familia como amigo y me conozcas un poco
más a mí? Eso hacen los amigos.
Edward hizo una mueca. No podría decirse que él supiera
mucho de lo que hacían los amigos, su único amigo siempre
fue Luc. Jamás fue tan íntimo con alguien más. No le
gustaba nada sentirse cohibido.
—¿Por qué tengo la impresión de que no tengo elección?
—Tienes elección. Si no deseas ir, no te voy a obligar. Sin
embargo, un poco de buena comida y cerveza, será una
agradable salida que te sentará de maravilla.
—Con la mención de la cerveza ya me estás tentando.
—No te arrepentirás.
Le prometió Jamal, hasta casi podría imaginarlo sonreír.
>>—Les encantarás a todos.
Edward suspiró. Aquel hombre sería capaz de convencer
a cualquiera.
—De acuerdo.
Repuso Edward abriendo la puerta del auto, tenía que
moverse e ir por esos documentos.
>>—Si tanto insistes, iremos.
Escuchó la risa de Jamal.
—Perfecto. Avisaré a todos.
Capítulo 10
Edward Arslan se sentía en el paraíso, acababa de entrar
en una habitación llena de alfas. Hombres alfas, altos,
guapos y musculosos que lo observaron como un delicioso
banquete a punto de ser devorado. Edward se lamió los
labios, aunque una orgía era el sueño húmedo de muchos,
Edward simplemente se conformaba con un alfa atractivo
para él solo. No necesitaba una multitud para pasarlo bien.
Así que era momento de escoger, aunque admirando el
panorama no resultaba nada fácil decidirse.
Entonces un alfa llamó su atención, era Nikolái, el cual
estaba de pie a la derecha de la habitación, estaba apuesto,
vestido con esos pantalones ajustados, su chaqueta de
cuero y su cabello ligeramente despeinado con esa mirada
penetrante que le prometía tantas cosas sensuales. Todo su
cuerpo se estremeció con anhelo y anticipación. Sin dudarlo
dio un paso hacia él, fue entonces cuando otro alfa apareció
en su campo de visión del lado izquierdo, era Jamal llevaba
un traje hecho a medida y una sonrisa maravillosa. Fue ahí
cuando Edward descubrió que no podía moverse. Su
corazón latía con fuerza ante el descubrimiento de que tenía
que escoger, ¿Qué? ¿Por qué? ¿A quién? Pero entonces
Nolan empezó a llorar.

Edward abrió los ojos y se incorporó en la cama. Miró, a


su alrededor, sonrió aliviado al darse cuenta de que todo fue
una pesadilla. Se puso una mano en el pecho, encima del
corazón galopante. ¿Qué narices hacía Jamal en su sueño?
Ver a Niko tenía sentido, pues había soñado mucho con él
desde que se marchara meses atrás. ¿Pero Jamal? Incluso
en estos meses de soledad sin pareja sexual, había tenido
que lidiar con su libido imaginando a innumerables amantes
que tuvo en el pasado, siempre terminaba sus fantasías con
Nikolái, pero nunca, nunca, nunca, imaginó a Jamal.
Nolan continuó llorando, impidiéndole de esa forma que
analizara sus pesadillas. Apartó el edredón, pasó ambas
piernas por el borde del colchón y corrió a buscar a Nolan,
era momento de comenzar el día.
Como ya era rutina, Edward primero que nada se ocupó
de cambiar y alimentar a Nolan, su pequeño bodoque lloró
la mayor parte del tiempo, pero al darse cuenta de que
estaba a solas con su padre sin posibilidad de ser rescatado,
decidió cooperar un poquito. Jamal había tenido razón con el
tiempo, su depresión postparto estaba mejorando, aunque
no con la suficiente rapidez con la que Edward desearía. Por
lo menos Nolan ya no lo odiaba tanto, el pequeño niño
terminó su mamila tranquilamente, aunque al final no tuvo
reparo alguno en vomitar jocoque encima de la pijama de
Edward.
Poco después llegó Lexi, la niñera. Eso le permitiría,
ducharse y prepararse para ir a trabajar. Hambre no tenía,
ya compraría algo en el camino. Una vez que estuvo
preparado, salió de la habitación, fue ahí cuando se dio
cuenta de que Nolan no lloraba y que, en cambio,
escuchaba voces. Voces que fueron fáciles de reconocer,
era Jamal y Lexi.
Era incorrecto espiar, pero no pudo evitar hacerlo, desde
tras del muro que divida la estancia de sala y comedor,
observo hacia la cocina. Lexi estaba de espaldas, ahora se
daba cuenta de que vestía un pantalón bastante ajustado y
una blusa de tirantes, ella era una chica guapa. Edward
admitía que cuando la contrato, dudo un poco en hacerlo,
ya que pensó que una mujer mayor podría ayudarle y
brindarle la experiencia que Edward no tenía respecto a la
crianza de un niño. Pero las referencias de Lexi eran muy
buenas, además en nada influyó su decisión que ella fuera
beta, aunque eso fue un plus, porque siendo una mujer
beta, evitaría que feromonas omega que no fueran suyas
estuvieran constantemente en su apartamento, y eso no
incomodaría a sus amigos alfas que lo visitaban en casa,
como Luc o Jamal.
Jamás consideró que Lexi fuera bonita, o sexi, hasta
ahora que le sonreía encantada a Jamal, el cual sostenía a
Nolan en brazos, cosa que Lexi aprovecho para ofrecerle
algo directamente en la boca. ¡No es cierto! Edward
parpadeó para asegurarse de que no estaba imaginando
cosas. Y lo que era peor, Jamal aceptó el bocadillo con una
sonrisa de agradecimiento. Hasta suspiró mientras
saboreaba el bocado y gimió como si lo que acababa de
probar era un manjar. Mientras hacía ruidos absurdos, Lexi
tomó una servilleta y le limpió la barbilla como si fueran
amantes. Aquello era demasiado. Furioso y desconcertado,
Edward entró en la cocina.
—¿Qué haces aquí tan temprano?
Preguntó a modo de saludo colocando su maletín sobre
la encimera, intentó ignorar el hecho de que Lexi se
sorprendió bastante ante su entrada y retrocedió un paso
lejos de Jamal. Su amigo doctor, en cambio, se giró hacia él
y le sonrió.
—Buenos días, Eddy.
Al ver los ojos entre cerrados de Edward, Jamal rodó los
ojos.
>>—Vine a traerte la referencia de un buen pediatra que
se incorpora a la clínica este mes. No solamente es para la
administración financiera, considero que es un buen
especialista para Nolan.
Edward frunció los labios y miró a su hijo. Él estaba
encantado en los brazos de Jamal y por un momento Eddy
sintió envidia. Quisiera tomar en brazos a Nolan y aspirar su
sabroso aroma de bebé, pero sabía de antemano que eso
desencadenaría en un llanto incontrolable.
—Él ya tiene un pediatra.
Le informó a Jamal.
—Soy consciente de eso, pero espero puedas
reconsiderar la opción.
Hasta el momento, la clínica privada de Declan y Jamal,
se especializaba en atención especializada para omegas y
alfas adultos solamente. Agregar un especialista en infantes
sin duda era una buena estrategia, salvo por el hecho de
que tal vez y solamente tal vez, Jamal estaba tomando esta
decisión basándonos en intereses personales. Adoraba a
Nolan, eso sin duda, pero de ahí a incorporar un nuevo
miembro a su clínica era bastante exagerado.
—Yo pienso que es una buena idea, de esa forma el
doctor Jamal, estará más al pendiente del desarrollo de
Nolan.
Comentó Lexi. Edward quiso gruñir.
—No es eso, considero que Chelsey es un buen
especialista pediátrico.
Contestó Jamal. Lexi le sonrió descaradamente.
—Eso es tranquilizante saberlo ¿No es así, señor Arslan?
Por primera vez desde que la contratara meses atrás,
Edward se fijó en lo alegre y guapa que era, con aquel pelo
castaño que saltaba alrededor de sus hombros cada vez que
se movía. Estaba muy atractiva con esa blusa de tirantes
que hacía descartar sus abundantes pechos.
Sorprendentemente, Edward quería decirle que me
marchara y no quería volver a verla, sin importar que se
ganara más aún el desprecio de su hijo por despedir a la
niñera.
—¿Edward, te encuentras bien?
Preguntó Jamal acercándose. Eso lo hizo darse cuenta de
la ira que estaba nublando su cerebro, concentró su mirada
en Nolan el cual estaba ajeno a la tensión de los adultos y
se acurrucaba tranquilamente contra el pecho de Jamal.
Tanta energía negativa la estaba agotando. ¿Desde cuándo
le importaba lo que llevaba Lexi o si le coqueteaba a Jamal?
Sus hormonas estaban descontroladas y la sensación no le
gustaba nada.
—Estoy bien.
Miró a Jamal a los ojos. Por un instante recordó su sueño,
pero apartó esa imagen de su cabeza. Apurando un poco la
situación, anunció que tenía que marcharse o llegaría tarde.
Casi sintió alivio cuando Jamal también se despidió de Nolan
y Lexi. Edward no quiso pensar en cómo se hubiera sentido
si Jamal decidía quedarse un poco más.
De camino se detuvieron por un café, por insistencia de
Jamal, a lo cual no pudo negarse. Aunque la incomodidad
aún estaba ahí.
—¿De verdad te encuentras bien?
Preguntó Jamal mientras caminaban por la acera a sus
respectivos autos. Edward esbozó una mueca.
—Me haces constantemente esa pregunta ¿Lo sabías?
Jamal se encogió de hombros.
—Tal vez sea porque siempre me respondes la misma
respuesta, aunque tus ojos dicen otra cosa.
Edward enarcó una ceja.
—¿Mis ojos?
Rió con sarcasmo.
>>—Me tomas el pelo.
Jamal negó con la cabeza.
—Tienes una mirada muy expresiva, Eddy. Y aunque no
lo creas, no es complicado darse cuenta de que algo te
preocupa.
Edward suspiró y miró al cielo.
—Tengo un bebé ahora. Todo me preocupa, supongo que
es natural.
—Tal vez…
Jamal se detuvo de repente en plena banqueta. Edward
lo miró extrañado.
—¿Qué sucede?
—Creo que tengo una idea.
El doctor Cooper le sonrió y fue una bonita sonrisa sin
duda.
—¿Una idea?
—Confía en mí.
Jamal lo sujetó del brazo y tiró de él hacia la avenida en
dirección contraria donde habían dejado sus autos. Edward
se sorprendió, pero no tuvo tiempo de preguntar que rayos
sucedía. Jamal hizo que cruzaran la calle y del otro lado se
encontraron a un grupo conformado por dos mujeres y un
hombre y todos tenían un bebé de distinto tamaño en
brazos.
>>—Buenos días, disculpen la interrupción.
Saludó Jamal con una hermosa sonrisa, las tres personas
adultas lo miraron inmediatamente y quedaron mudos. Y no
los culpaba, después de todo, si su nariz no lo engañaba,
una de las mujeres y el hombre eran omegas, y la otra
señora era una beta. Y dejando de lado eso, ¿Quién no se
quedaría mucho al contemplar a un hombre tan apuesto
como Jamal?
—Hola, ¿Podemos ayudarlos en algo?
Saludo la mujer beta. Jamal siguió sonriendo y Edward
estaba más perdido que en un laberinto ¿Qué pretendía?
—Mil disculpas por esto.
Comenzó a decir Jamal tranquilamente.
>>—Mi nombre es Jamal Cooper y este es mi… amigo
Edward Arslan.
Los tres miraron a Edward un segundo, antes de fijar su
vista en el hermoso hombre alfa que les hablaba. No se
sintió ofendido por ser tan poco apreciado. Él era omega,
Jamal alfa. Su amigo le ganaba en esta batalla.
>>—Verán, mi amigo acaba de tener un bebé y estamos
un poco perdidos en esto de la paternidad y desde lejos me
di cuenta que ustedes tienen hijos y parece bastante fácil
para ustedes…
El chico omega resopló.
—¿Fácil? Define fácil. La crianza de un niño no lo es.
Edward enarcó una ceja ante el comentario, era la
primera vez que escuchaba algo así que fuera tan cercano a
como se sentía. Todos los libros y videos que había visto
hasta la fecha aseguraban que la crianza era lo más
maravilloso del mundo.
—Él tiene razón.
Comentó la chica omega.
—Ser madre es tan complicado que no tengo la menor
idea que hago la mitad del tiempo.
Edward dio un paso adelante. Ahora estaba realmente
interesado en esta charla.
—Me siento igual. Mi hijo llora la mayor parte del tiempo
y no tengo idea de que estoy haciendo mal.
Anunció Edward sin una pizca de vergüenza, por alguna
razón presentía que estos tres no lo juzgarían.
—¿Cuántos meses tiene tu bebé?
Preguntó el chico.
—Mañana cumple treinta días.
—¿Lo has llevado al pediatra? Puede ser que sufra de
cólicos.
—Sí, yo…
Comenzó a decir Jamal, pero Edward lo interrumpió,
prácticamente lo empujó a un costado. En este momento no
quería al médico anunciando que su hijo era perfectamente
sano gracias a que tenía médico de cabecera, aunque este
médico no era pediatra, <<Aunque está yendo tan lejos
como contratar uno en la clínica>>.
—Yo siento que no le gusto a mi propio hijo, por eso llora
nada más conmigo.
Sus tres recién conocidos aliados abrieron mucho los
ojos, y también vio la mirada de compresión y pena en sus
miradas.
—¡Oh no! No pienses eso.
Dijo la mujer beta.
—Él puede estar sufriendo de gases constantes.
Comentó el hombre omega.
—Hay muchas cosas que puede probar, ellos se sienten
incómodos por muchas cosas.
Agregó la mujer omega.
>>—Mantener los brazos de su bebé próximos al cuerpo
y mecerlo con gentileza. Algunos están más cómodos
colocados boca abajo y así puede frotarles suavemente la
espalda. Cuando todo lo demás falla, yo ponía la radio, o
incluso la aspiradora.
—¿El aspirador?
Preguntó. La mujer asintió.
—Algunos bebés se calman con ruidos fuertes y
continuados.
Comentó el hombre omega.
—Es verdad.
Intervino la mujer beta señalando a su niña en brazos.
>>—A mi niña le gustaba que la duerma meciéndola
lentamente como si estuviera en una hamaca. Si eso no
funcionaba, a veces la llevaba a dar una vuelta en coche
hasta que se quedaba dormida.
La ansiedad de Edward disminuyó. Él no era el problema.
Le aliviaba saber que otros pasaban por lo mismo con sus
hijos.
—Lo más importante.
Comentó el hombre omega.
—Es no angustiarse demasiado, los bebés lloran, es su
naturaleza en este momento. Respira hondo e intenta
relajarte. Sé que no es fácil, pero no quieres perder los
nervios en el proceso. Luego eso va mejorando con el
tiempo.
Edward relajó los hombros, al parecer esto era lo que
necesitaba escuchar.
—Y no tengas miedo de aceptar o pedir ayuda a amigos
y parientes.
Ante el comentario de la mujer, Edward escuchó un
carraspeo a su lado, observó hacia Jamal, casi se había
olvidado que estaba ahí. Él enarcó una ceja como diciendo
“Te lo dije” Sonriendo regresó su mirada hacia sus nuevos
aliados y comenzó a hacerles preguntas infinitas. Llegaría
tarde al trabajo; sin embargo, valía la pena todo lo que
estaba aprendiendo.
Capítulo 11
Nikolái estaba de pie cerca de la barra del bar. Iba
vestido solamente con un ceñido pantalón vaquero que se
abrazaba a sus musculosas piernas. Su playera negra se
pegaba a sus pectorales y brazos musculosos parecían
brillan ante la luz tenue del bar.
Al otro lado, Jamal estaba sentado vestido solamente con
un polo color rojo brillante, bastante llamativo para el
formal y serio médico. Su piel clara hacía un gran contraste
con la piel morena de Nikolái. Ambos hombres eran como el
agua y el aceite.
Los dos miraron a Edward, estaba al otro lado de la
piscina.
—Eres hermoso.
Dijo Nikolái.
—Sí.
Concordó Jamal mirando a Nikolái como dos adversarios
que se odiaban
—Y es mío porque tú lo estropeaste todo.

Edward abrió los ojos. Miró el techo. ¿Qué le ocurría?


Jamal era su amigo, siempre fueron amigos aparte de su
relación médico/paciente. Y, sin embargo, no podía cerrar
los ojos sin soñar con él. Y no una vez, sino dos veces
seguidas.
El corazón le latió con fuerza. Se dio cuenta de que
estaba perdiendo el juicio. Era la única explicación posible.
Jamal no era su tipo. A él le atraían otros tipos de alfas,
Jamal era… Estúpidamente guapo, sexy y él jamás lo había
notado hasta ahora.
Se giró de costado, el reloj de la mesilla marcaba las
cuatro de la mañana, Nolan no tardaría en despertar para su
toma. Era mejor ya no volver a dormirse. Además de que su
corazón seguía acelerado y estaba ansioso por su sueño.
Sentía su cuerpo caliente y la ansiedad en su vientre, su
polla estaba semidura y la entrada de su culo había
comenzado a autolubricarse. ¡Mierda!
Jamal le había advertido esto, una vez que sus hormonas
se regularizaran, entonces comenzaría las funciones de su
cuerpo a normalizarse. Y el cuerpo de un omega que pronto
entraría en celo anhelaba solamente una cosa. Además,
después de Nikolái, no había estado con nadie, simplemente
no estuvo de ánimo y no se sintió correcto estar con otro
alfa estando embarazado.
Dándose por vencido, buscó en su mesita de noche,
encontró uno de sus consoladores favoritos, que tenía casi
un año sin usar, por suerte aún funcionaba.
—Bien, por ahora esto ha de bastar.
Se mordió el labio inferior mientras se acomodaba en la
cama, se quitó los bóxeres, lubricando sus dedos rodeando
alrededor de su agujero. Empujó contra el sensible borde,
jadeando un poco ante el contacto, porque se sintió tan
jodidamente bien.
Al instante estuvo duro como una roca, su pene goteó
contra su estómago mientras su cuerpo temblaba de
anticipación. Empujó dos dedos esta vez, jadeando ante la
deliciosa sensación de plenitud. Edward comenzó a respirar
fuerte mientras empujaba sus dedos, gimió de placer
cuando sus dedos rozaron ese punto sensible en su interior.
Pronto remplazó sus dedos por el consolador. Segundos
después se encontró gimiendo ruidosamente mientras se
follaba con el consolador. Mierda. Sabía que era ruidoso,
que debía ser más silencioso para no despertar a Nolan en
la otra habitación. Si su hijo comenzaba a llorar ahora,
mientras él estaba a la mitad de la faena, sería una jodida
situación. Intentó amortiguar sus sonidos con la almohada,
pero no podía evitarlo. Había sido mucha abstinencia, y
aunque masturbarse no era nada comparado con el calor
humano de un alfa, esto estaba resultando ser increíble.
Estaba tan lleno. El estiramiento era delicioso, y no podía
dejar de lloriquear cada vez que el consolador empujaba en
su canal. Era casi demasiado, y apenas tenía la coordinación
para hacer que el consolador se moviera adentro y afuera.
Todo lo que quería era recostarse y tomarlo, perderse en la
sensación de ser follado.
Deseaba a Nikolái. Recordaba su calor y su aroma,
desearía que ese consolador fuera la polla de Nikolái.
Edward gimió ante la idea, imaginándose a Nikolái encima
de él, abriéndole las piernas fuertemente mientras lo
penetraba una y otra vez.
—Tranquilo, Eddy. Yo soy mejor que él.
Entonces la imagen en su cabeza se distorsionó, ya no
era Nikolái gimiendo encima de él. Era Jamal. Con su cuerpo
desnudo bañado en sudor, su cabello despeinado y su
mirada dilatada por la pasión. Se veía tan sexy y tan
caliente. Gruñía y jadeaba mientras lo penetraba una y otra
vez.
Edward gimió y se vino, oleadas de placer descendieron
sobre él mientras que se apretaba con fuerza en torno al
consolador en su culo. Edward se incorporó, respirando
todavía con dificultad, y observó fijamente al semen en su
estómago. Se había corrido sin siquiera tocar su polla. Cosa
que a estas alturas después del tiempo que estuvo sin sexo
no sería nada raro. Lo raro sería ahora mirar a Jamal a la
cara después de haber fantaseado con él.
Suspirando, se dejó caer sobre el colchón. No se molestó
en sacar el consolador, si Nolan no despertaba en ese
momento, bien podría tener una dosis de sexo de
consolación otra vez. Edward suspiró de nuevo, pasándose
una mano por la cara. Tal vez, realmente debería comenzar
a considerar a volver a su rutina sexual del pasado. Él no
era un santo y ahora que estaba autoconvenciéndose de
que Nikolái no volvería, no podía pasar toda su vida en
celibato.
Para un omega eso sería imposible. Sus pensamientos
viajaron a Jamal, recordó sus fantasías e inmediatamente
desecho la idea, no podía tener sexo con Jamal, sería cruzar
una línea. Él era su amigo, uno de los mejores, su gran
apoyo después de Luc y nunca deseó follar a Luc. Una
amistad era infranqueable, no debería de olvidar eso o
terminaría perdiendo mucho más y en esta ocasión no
solamente era él, debía pensar también en el bienestar de
Nolan.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•
—Necesito un consejo.
Dijo Edward mirando a Luc al otro lado del escritorio.
Estaban revisando unos documentos financieros de una
gran empresa que pronto sería adquirida hostilmente por
una conglomerada empresa de renombre. Luc levantó la
mirada y lo miró de forma pasiva.
—¿Qué clase de consejo?
Edward tomó un gran trago de agua, y miró a Luc a los
ojos.
—No he follado con ningún alfa desde Nikolái.
Las cejas de Luc se arquearon.
—¿En serio?
Edward asintió seriamente. Sabía por qué Luc estaba
sorprendido, por supuesto. Edward disfrutaba el sexo,
siempre lo hizo y no se avergonzó de ello. Por eso muchos lo
consideraron una puta omega. Sin embargo, la diferencia
radicaba en que él utilizaba a los alfas, no al revés. Él
escogía a quién follar, no al revés. Que alguien como él
llevara meses sin follar era algo sorprendente.
>>—¿Por qué no?
Edward sintió rostro acalorado, pero era Luc. Alguien con
que siempre pudo hablar sin contenerse, y aunque
últimamente estaban distanciándose un poco debido a sus
nuevas realidades, él seguía siendo su mejor amigo.
Mentirle no ayudaría con esta situación. Luc no podría
ayudarle si no supiera el alcance de su problema.
—Porque en mi embarazo me sentí como la mierda, lo
único que deseaba era aclarar mi vida y mis ideas. Y
teniendo un bebé en la barriga no me sentía como yo
mismo.
Ese fue otro problema. Cada que se miraba en el espejo
veía a un hombre desconocido. No se sintió atractivo, ni
sexy.
>>—Además de que pensé que no sería correcto follar a
otro alfa mientras esperaba a Nolan. No quería que nadie
me tocara… o lo tocara.
Era difícil de explicar, Edward sintió que exponer su
barriga a alguien más seria inapropiado para el niño. El
único que llego a tocar su vientre, pero con fines médicos
fue Jamal.
—¿Por qué no me dijiste cómo te sentías en ese
entonces?
Acusó Luc.
>>—Cada que hablamos por teléfono, me asegurabas
que estaban bien.
—¿Y tú me creíste?
Edward lo fulminó con la mirada.
>>—Se supone que eres quien mejor me conoce. ¿Crees
que hui por gusto?
—Estuviste viajando para aclarar tus ideas.
Razonó Luc.
—¡Estuve escondiéndome del mundo Luc! Esta ciudad es
grande, pero no tan grande, ¿Sabes cómo hubiera sido para
mí encontrarme con la mirada de esos hombres a los que
folle y desprecie? Muchos se hubieran burlado por haberme
quedado embarazo cuando jure que jamás me ocurriría a
mí.
Edward lo calló, mirando alrededor con recelo.
>>—Estaba avergonzado, asustado y resentido. Lo único
que deseaba era desaparecer. Casi hasta considere jamás
volver.
Dijo Edward, pasándose una mano por el cabello,
frustrado. Odio también la mirada de compasión de Luc.
—Lo siento. Yo asumí que estabas bien, siempre has sido
un hombre fuerte y decidido.
—Exactamente.
Dijo Edward con tristeza. Tomó un sorbo de agua y
observó su superficie.
>>—En el pasado siempre fui como tu afirmas. Pero algo
cambio. Cambie y no puedo regresar a quien fui. Ahora
tengo un niño a mi cargo y no puedo titubear en mis
decisiones, porque si me equivoco una vez más, no
solamente yo sufriré.
—Entonces… ¿Por qué volviste?
Preguntó Luc. Edward frunció el ceño.
—Por ti, por Henry, por su padre… Por Nolan. Él merece
tener una familia. Sé que es incómodo en ocasiones, pero
me guste o no. Henry y su padre, son su tío y su abuelo. No
puedo negarles eso.
Edward suspiró.
>>—Y Nikolái es su padre, no puedo borrar esa realidad.
Aunque lo nuestro no funciono, tal vez en un futuro me
perdone y quiera conocer a su hijo ¿No lo crees?
Edward se obligó a mirar a Luc. Él lo estaba mirando
seriamente, con esa mirada medio preocupada y medio
cariñosa con la que Edward estaba muy familiarizado.
—Tienes razón. Y te admiró por eso. Será complicado
enfrentar la situación si él decide volver. ¿Lo has pensado?
Edward asintió con la cabeza.
—Infinidad de veces. Y ninguno de los escenarios que he
imaginado me ayudan a prepararme para ello. Pero no
puedo vivir preocupándome por todo. Jamal dice que
terminaré volviéndome loco.
Luc sonrió.
—Jamal también es un gran apoyo para ti. Casi hasta te
envidio, tienes médico 24/7 con servicio a domicilio.
Resopló.
>>—Yo en cambio tengo que correr a urgencias cada
que Lukas estornuda.
Edward sonrió relajándose un poco. Siempre lo hacía
cada que conversaba con Luc. Él era el falo de luz cada vez
que Edward la jodía. Edward sabía Luc cuidaba su espalda
cuando importaba.
—Jamal es una luz al final de un túnel… y ese se ha
vuelto otro problema.
La sonrisa de Luc se volvió seria.
—¿Qué quieres decir?
Edward suspiró.
—¿Tú qué crees?
Apartó la mirada incómodamente.
>>—Él es un alfa sumamente atractivo de lo que no me
había dado cuenta antes. Y yo soy un omega que tiene
meses en abstinencia… Llega a tus propias conclusiones.
Durante un largo momento, Luc no dijo nada. Edward se
preguntó si el suelo debajo de él podría abrirse y tragarlo si
lo deseaba lo suficiente.
—¿Deseas a Jamal?
Preguntó Luc por fin, su voz muy neutral. Edward hizo
una mueca.
—Nunca lo había pensado. Claro que siempre fui
consciente de que era atractivo; sin embargo, nunca pensé
en él de esta manera.
Se encogió de hombros.
>>—Sin embargo ahora que mi cuerpo está regresando
a ser lo que fue antes del embarazo, no puedo evitar desear
sexo. Y él está constantemente en mi vida diaria.
—Y follar con él sería mala idea ¿Verdad?
Preguntó Luc. Edward cruzó los brazos sobre su pecho.
—¡Por supuesto que sí!
Dijo con una risa débil.
>>—Nolan me odiaría toda la vida por arruinar las cosas
con él hombre a quien más adora. Si le dieran a escoger a
mi hijo entre él o yo. Nolan tomaría sus biberones y pañales
y se iría con ese alfa sin dudar.
—Edward.
Algo en la voz de Luc lo hizo mirarlo. Luc tenía una
expresión tensa, vagamente enojada en el rostro.
>>—Tu hijo jamás te cambiaría por alguien más.
Dijo.
>>—Se que es complicado para ti hacer todo esto solo,
pero lo has hecho fantástico, tu hijo te ama
incondicionalmente así vienen programados los bebés.
Edward le dedicó una sonrisa torcida. Luc tenía esa
intensidad decidida por la que era difícil no dejarse atrapar.
—Dudo mucho que Nolan tenga esa actualización en su
software.
Edward levantó la mano cuando vio que Luc iba a rebatir
su lógica.
>>—El punto aquí es, que Nolan no tiene a su padre alfa
y no digo que Jamal sea un remplazo, pero es cariñoso y
paciente con él. Y si yo sigo con estos pensamientos,
terminare arruinando esa amistad. Y por ende el daño
colateral será Nolan.
Luc se quedó pensativo un segundo.
—¿Antes no pensaste en Jamal sexualmente?
Edward hoz una mueca antes de contestar.
—Mis intereses eran más afines a los de Declan.
Respiró profundamente.
>>—No es que Jamal no me pareciera atractivo,
simplemente siempre me dio la impresión de no ser un
hombre que se acuesta sin relacionar el sexo con
sentimientos.
Luc asintió.
—También tengo esa impresión.
Comentó.
>>—Comprendo tu temor, y también creo que es mala
idea involucrarte sexualmente con Jamal si no buscas nada
más que solamente sexo.
Edward dejó caer los hombros.
—Necesito sexo, y la única forma de deshacerme de esos
pensamientos hacia él, es encontrar un alfa antes de que
cometa una locura.
Luc le dirigió una mirada larga y escrutadora, aun
incómodamente intensa.
—Podrías registrarte en sitios de citas.
Dijo al fin.
>>—O volver a tus viejas caserías. Recuerdo que tenías
una agenda con contactos para eso.
Edward casi se burla, pero en realidad lo consideró. Era
una solución perfecta, realmente.
—Llamaré a alguien. De alguna forma solucionaré mi
maldito libido.
Dijo, sus hombros cayeron con alivio.
>>—Gracias, por escucharme.
Luc le sonrió.
—Cuando quieras.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•

Fue toda uno odisea negociar con Lexi para que cuidara
a Nolan un par de horas más. No obstante, como al día
siguiente era sábado, y tenía el fin de semana libre, Lexi
había aceptado con la condición de tener libre el jueves
siguiente. Edward había aceptado, ya que no tenía otras
opciones, ya buscaría qué hacer ese día. Él tendría que
trabajar desde casa o lo más probable es que llevaría a
Nolan a la oficina un par de horas, cosa que no deseaba
hacer. No era que ocultara a su hijo, solamente no quería
que nadie se acercara demasiado, odiaba a los
entrometidos en su vida.
Siguiendo el concejo de Luc, llamó a alguien. Su nombre
era Alec. Un alfa gerente de un banco con el cual hace casi
un año tuvo un encuentro sexual bastante significativo. El
alfa tenía poco más de treinta años, era alto, moreno y
deslumbrante, con un cuerpo bien definido y una sonrisa
bastante deslumbrante. Se había decidido por Alec, porque
de todos sus posibles opciones, él era el único con el cual no
tenía bastantes posibilidades de encontrárselo a cada cinco
minutos. Lo cual era bastante tranquilizador, además hasta
donde sabía Alec no tenía ningún interés en acoplarse con
nadie todavía.
Edward la había elegido cuidadosamente con quién
podría follar y hasta el momento no estaba lamentando su
elección. Él estaba definitivamente interesado en este alfa.
Olía bien, sus feromonas alfas hasta el momento no estaban
incomodándolo, además recordaba que el hombre era
bueno en la cama.
Se habían citado en un bar para tomar una copa y
romper el hielo. Después de una charla sin sentido,
terminaron rompiendo la incomodidad cuando Alec intentó
besarlo; sin embargo, Edward le señaló que no era el lugar
apropiado. Después de media hora más, llego el momento
de partir para el evento principal. Justamente había un hotel
enfrente, no obstante, todo su libido de días anteriores, se
evaporó.
Edward se vio dividido y temeroso. Por algún motivo su
cerebro le susurraba que esto estaba mal. Él era padre
ahora y, sin embargo, estaba queriendo regresar a sus
terribles costumbres. ¿Ahora que era padre debía renunciar
al sexo? ¿Cambiar quién era? Su brújula moral estaba
desorientada.
Quería sexo, deseaba sexo, anhelaba sexo. Pero por
alguna razón esto no se sentía moralmente correcto. Entre
más se daba vueltas a las cosas, más frustrado se sentía,
estaba al borde de la excitación pero, sobre todo,
simplemente cohibido e incómodo.
Apretando los dientes, Edward terminó disculpándose y
despidiéndose de Alec con la patética excusa de que tenía
una emergencia y la promesa que lo llamaría. Aunque
Edward sabía que jamás lo haría.
En casa, Lexi se mostró sorprendida ante la llegada de
Edward, ya que aún restaban poco más de dos horas de lo
que habían acordado. Edward le dijo que no importaba que
el trato que tenían se mantendría y ella obtendría el día
libre prometido.
Una vez que Nolan estuvo profundamente dormido en su
cuna, Edward fue en busca de una cerveza y después se
acomodó en el sofá y llamó a Luc.
—No pude hacerlo.
Informó en cuanto Luc atendió la llamada. Él le pidió que
aguardara un segundo. Seguramente lo había agarrado en
un mal momento. Lo comprendía, ahora con un bebé no era
como si el adulto tuviera mucho tiempo de óseo. Después
de unos segundos y de escuchar una puerta cerrarse, Luc
volvió a hablar.
—¿No te fue bien?
Preguntó Luc pronosticando que era a lo que Edward se
refería. Edward hizo una mueca.
—El alfa que escogí era sumamente sexy, pero…
—¿Pero?
—Me sentí demasiado cohibido para llevar las cosas
hasta el final. No pude… no dejaba de pensar en que estaba
mal, en Nolan. ¿Qué clase de ejemplo le estoy dando? ¿Qué
pensar de mí cuando en un futuro alguien le diga que su
padre omega saltaba de cama en cama con cualquiera?
—Creo que eso es bastante exagerado.
Luc suspiró.
>>—Todo está en tu cabeza, Eddy. Es verdad que como
padres nos preocupan ahora un montón de cosas, pero no
puedes sacrificar quién eres por el bien de tu hijo. Tener una
relación o velar por el bienestar de uno mismo no nos
convierte en malos padres, siempre y cuando no descuides
a tu hijo.
—Sí, sin embargo, no puedo dejar de pensar que es
incorrecto. Por culpa de mis malos hábitos, deje a Nolan sin
su padre alfa.
Edward frunció el ceño.
>>—Soy una zorra omega ¿No es así?
Luc maldijo.
—Edward, sabes que eso no es verdad.
Edward parpadeó.
—Yo mismo aleje a Nikolái porque me aterraba el
compromiso y él se largó suponiendo que Nolan podría ser
de cualquiera menos de él ¿Qué quieres que piense?
Luc resopló.
—Necesitas dejar de sobre analizar demasiado las cosas.
Y sobre todo quitarte la idea de la cabeza de que eres mal
padre y una horrible persona. ¿Es tan malo seguir tus
propias convicciones? Por su puesto que no lo es. Siempre
seguiste tu propio camino Edward y eres admirable por ello.
No tienes por qué ahora mismo dudar de ti mismo, no
hiciste nada malo.
Edward cerró los ojos
>>—Tú siempre luchaste por romper el molde del
concepto omega. Ciertamente tuviste un bache en el
camino, pero ya suéltalo. Debes superarlo y seguir viviendo.
Ahora tienes un bebé ¿Y qué? Puedes lograr lo que te
propongas, sin cambiar quién eres, Edward.
Edward sonrió y abrió los ojos.
—Eres bastante bueno consolando a las personas ¿Lo
sabías? Creo que te equivocaste de carrera.
Aseguró mientras se recostaba en el sofá. Escuchó la risa
de Luc.
—No lo soy, odio el sentimentalismo, pero por Henry,
Lukas, Nolan y tú, puedo hacer concesiones.
Edward se rio.
—Henry se sacó la lotería contigo.
—Ahora tú eres quien exagera.
Edward sonrió, sacudiendo la cabeza. Ciertamente, la
cara que Luc mostraba al mundo era completamente
diferente a lo que Edward veía como amigo y suponía que
era completamente diferente a lo que Henry vivía día con
día. Para todos los demás, Luciano era difícil de leer, era
bastante estricto cuando se trataba de su vida laboral y de
su vida personal no hablaba con cualquiera.
—Sí, tienes razón. Últimamente exagero por todo.
—Solamente tienes que tener paciencia, tu vida pronto
se encarrilará y volverá a ser lo que era.
—Sí.
Dijo Edward, sonando bastante de acuerdo, aunque
Edward sabía que eso jamás sucedería, no podría volver a
ser quien fue. Simplemente, tendría que adaptarse a ser lo
que ahora podría ser.
Capítulo 12
Luchando contra su buen juicio, Edward llegó el sábado a
medio día a la casa de Jamal. Casi hasta se arrepintió en el
último momento, pero fue tarde para correr cuando llamó a
la puerta.
—Adelante.
Escuchó a Jamal alzar la voz. Edward se extrañó, ¿Qué
loco permitía entrar a alguien sin saber quién llamaba?
Edward asomó a la cabeza.
—¿Cómo es posible que no compruebes quién está
llamando?
En la sala de estar no estaba Jamal, un segundo después
apareció él llevando un mandil y las manos en el aire llenas
con algo parecido a la masa gris.
>>—¿Estás cocinando?
—Estoy preparando unas férulas.
Jamal hizo una seña con la cabeza.
—Entra, sea quien fuese quien llamara, un criminal no
llamaría a la puerta ¿No crees?
—Nunca se sabe, el mundo está loco.
Edward abrió la puerta e hizo malabares con todo lo que
llevaba. Nolan en el portabebés hizo un gorgojeo de
contento. Jamal se acercó a hacerle monerías al niño
cuando Edward dejo él porta bebe sobre la mesa de centro.
>>—¿Para que necesitas una férula?
—El perro de la señora Alice, del 17b, se fracturó la pata
la semana pasada. Los animales son inquietos y se ha
comido la mitad de la férula, me pidió el favor de cambiarla.
Edward apartó la mirada de Nolan. Edward se sintió
extraño con la forma en la que Jamal lo miraba.
—¿Por qué me miras así?
Preguntó. Jamal entrecerró los ojos.
—Te noto diferente.
—Será porque no me siento medio muerto el día de hoy.
Respondió él.
>>—Me siento bien.
Dejo la pañalera encima del sofá.
>>—Por fin conseguí dormir bien ayer. Es curioso, pero
desde que hablé con esas personas el otro día, me siento
distinto. Me siento menos estresado y menos culpable, me
tranquilizo saber que sentirse mal padre es normal.
—No eres mal padre, Eddy.
Edward se encogió de hombros.
>>—Por lo menos hoy no me sentí culpable mientras me
duchaba y escuchaba llorar a Nolan. Tampoco lo tome a mal
mientras le intentaba dar el biberón y el renegaba porque lo
dejara en su cochecito.
—Me alegro de que te sientas mejor. Hasta tus ojos
brillan como antes.
Edward se echó a reír, mostrando sus dientes blancos y
relucientes.
—No he venido a buscar cumplidos.
Comentó.
>>—Aunque te los agradezco igual. Ya que mañana es la
barbacoa con tu familia, vine a preguntarte o mejor dicho a
pedirte que me acompañes a cobrar algo para ellos, no
quiero llegar con las manos vacías.
—No es necesario que compres nada.
Comentó Jamal yendo a la cocina a lavarse las manos.
Edward solamente lo siguió con la mirada, el muro que
dividía la sala de estar de la cocina era parcial, por lo tanto,
podía verlo dirigirse al fregadero.
—Aun así, es de mala educación llegar sin nada. Creo
que una botella de vino es apropiada o un postre.
Desconozco las costumbres de tu familia, por eso vine a
buscar ayudar.
Jamal se giró hacia él mientras se secaba las manos.
—Conociendo a mi familia habrá una tonelada de comida
y bebida, hacía que por eso no te preocupes.
Jamal sonrió.
—Aun así…
—No te preocupes más. De camino compraremos
cerveza ¿Eso te tranquiliza?
Edward hizo una mueca, Jamal volvió a reír. Dejando la
toalla de manos sobre la encimera, regresó a la sala de
estar.
>>—No hagas pucheros, solamente te digo que no
debes preocuparte, eres invitado y mi familia se encargara
de alimentarte todo el día.
Jamal se dejó caer en el sofá, giró el portabebés hacia él
para mirar a Nolan, el niño rio encantado. Edward estaba
dando por perdida la batalla, se dejó caer a un lado de
Jamal con un largo suspiro.
—Bien. Pero yo pagaré la cerveza.
—De acuerdo.
Jamal le sonrió sin dejar de hacerle caras a Nolan.
Edward sonrió, se autoconvenció que fue un reflejo espejo
de la sonrisa de Nolan, le gustaba verlo contento. En algún
momento Jamal acercó su rostro a Nolan para chocar sus
narices juntas, entonces su precioso niño eructó y fue con
todo y gran premio. Jamal terminó con la cara llena de
vómito de bebé.
Edward soltó una carcajada, comenzó a reír tanto y tan
alto que no podía controlarse mientras observaba la cara de
Jamal desconcertado ante la situación.
—Esto no es gracioso.
Dijo Jamal limpiándose la cara con el antebrazo.
—Si lo es.
Jamal tomó una almohada y le dio en la cabeza con
Edward.
—Ya para de reírte.
—Es que… Es que… deberías de ver tu cara.
Edward comenzó a dolerle el estómago de la risa.
—Oh, conque quieres jugar duro, ¿no es así?
Jamal se puso de costado y le hizo cosquillas. Edward rio
tan fuerte que casi no podía hablar.
—Cosquillas no.
Gimió. Intentó apartarle el brazo en un esfuerzo por
alejarse, casi se cae del sofá. Jamal lo sostuvo sin dejar de
hacerle cosquillas. Lucharon por largos segundos, hasta que
de alguna manera Jamal quedo encima de él y sus rostros
casi chocaron juntos. De repente aquello dejó de tener
gracia cuando se dio cuenta de que no podía negar el calor
inesperado que bullía entre los dos. El olor de las feromonas
alfa por parte de Jamal aumentaron de intensidad, no algo
tan obvio, pero sí lo suficiente como para que embriagaran
la nariz de Edward.
Sus miradas se encontraron y él supo que Jamal sentía la
misma atracción. Tenía los párpados pesados y los labios
gruesos. Edward ya sabía que quería ser su amigo, pero en
ese momento se dio cuenta también de que no deseaba
nada tanto como alzarse a besarlo, sentir los labios de él en
los suyos y dar salida al deseo inesperado y tentador que lo
embargaba por dentro.
Edward tenía la sensación de que todo sucedía a cámara
lenta. Él no había ido al apartamento por eso. Pero ahora
estaba apretado contra el pecho duro de él y sentía todas
las partes de su cuerpo calientes y alborotadas.
Deseaba más que nada en el mundo que lo besara, no
obstante Jamal parecía empeñado en apartarse. Edward
sintió el impulso lujurioso de sentir los labios de él en los
suyos. Imaginaba que debía de ser cosa de sus hormonas,
pero quería saberlo de cierto, así que decidió lanzarse. Se
acercó más y le rozó los labios con los suyos. El olor de él
era tan bueno como su aspecto y en cuanto sus labios se
encontraron y él respondió con una presión propia, algo
cedió en el interior de él. Edward perdió el control. Fue como
si despertara después de haber estado en coma.
Dejándose llevar por el instinto, le echó los brazos al
cuello y acercó su cuerpo al de él lo bastante para sentir la
excitación de él en su muslo. Soltó un gemido y subió una
mano por los fuertes músculos de la espalda de él y
después más arriba, hasta que sus dedos trazaron un
camino por el pelo de él. Jamal profundizó el beso. Edward
abrazó la pierna de él con la suya. Lo acarició. Mejor dicho,
lo devoró, pasando una mano por los abdominales firmes de
él y luego, más abajo, por la tela de su pantalón hasta que
lo sintió duro contra su mano.
—¿Qué mierda ocurre aquí?
Cuando Edward oyó la voz de Declan, creyó que su
mente le jugaba una mala pasada. Pero entonces Jamal se
apartó.
—¿Quién haces aquí sin avisar?
Demandó saber Jamal a Declan. Edward miró por encima
del hombro y vio a Declan de pie en el umbral. Él lo
fulminaba con la mirada.
—¡¿Y ahora negarás que te abres de piernas también
para mi socio?!
Recriminó Declan con tono de voz furioso y su mirada
llena de… odio. Dicho sea de paso, la mirada de Declan y su
actitud lo estaban haciendo sentir la peor escoria del
mundo. ¿Fue así como se sintió Nikolái aquella noche que lo
busco?
Jamal se puso de pie y enfrentó a su amigo y socio.
Gracias a los gritos, Nolan comenzó a llorar. Aturdido,
Edward se incorporó a toda prisa, sujetó el portabebés y se
apresuró hacia el pasillo, hubiera preferido mejor huir, pero
dos alfas cabreados estaban bloqueando la puerta. Jamal y
Declan discutían acaloradamente, Edward huyo hacia el
dormitorio sintiéndose peor puta del mundo.
¿Pero qué estaba haciendo? ¿Por qué lo había besado?
Días atrás su deseo había sido tener a Jamal lo más lejos
posible de él. Y ahora, de pronto, quería que lo tomara en
sus brazos y lo sedujera. Negó con la cabeza y cerró la
puerta de la habitación.
—Soy un idiota.
Susurró para sí mismo mientras cerraba la puerta del
dormitorio. Qué desastre, colocó el portabebés sobre la
alfombra y se inclinó para alzar a Nolan en brazos. Lo meció
suavemente para calmarlo y asombrosamente funcionó.
Poco a poco el pequeño dejo de llorar y se acurrucó contra
su cuerpo.
Ya un poco más tranquilo se sentó en la silla que estaba
junto a la ventana. No alcanzaba a escuchar nada
proveniente de la sala de estar y eso le estaba produciendo
un poco de ansiedad.
Mientras Nolan se quedaba dormido en sus brazos,
Edward se sintió vencido por el agotamiento. La dura
prueba emocional por la que había pasado le había quitado
las fuerzas y la compostura. Estaba temblando de
impotencia… ¿Por qué mierda estaba avergonzándose?
Ciertamente, no estaba en sus planes arruinar su amistad
con Jamal, pero la forma en la que Declan lo había mirado…
La puerta se abrió de repente, Jamal lo observó desde la
entrada.
—¿Se encuentran bien?
Jamal hizo la pregunta. Edward lo estudió por un
segundo, no parecía lesionado, aunque por un instante
temió que él y Declan se agarraran a golpes.
—Nolan ya se tranquilizó.
Contestó.
>>—Es un milagro que no comenzara a llorar más fuerte
mientras lo abrazaba.
Intentó bromear, pero al parecer a Jamal no le hizo
gracia alguna. Edward se sentía como si se estuviera
partiendo en pedazos por dentro y aspiró profundamente en
un esfuerzo por recobrar el control. La única gracia
salvadora era que Jamal nunca sabría cuán cerca estaba de
quebrarse. Ya estaba bastante humillado con la situación.
Después de todo, sí tenía orgullo. Nunca había necesitado
apoyarse en nadie y no estaba dispuesto a apoyarse en
nadie ahora.
>>—¿Se ha marchado?
Quería asegurarse de no encontrarlo en la entrada al
marcharse. Era bastante por un solo día.
—Casi lo eché a patadas.
Jamal dio un paso dentro de la habitación, Edward casi le
gritó que se alejara. Ahora necesitaba privacidad y, con
todo, al mismo tiempo deseaba que no se fuera. Lo cual era
confuso. No dijo nada mientras Jamal se aproximaba a él y
se arrodillaba frente a la silla. Edward lo miró consternado,
Jamal miró primero a Nolan y puso una de sus manos en su
cabecita y después miró hacia Edward.
>>—Respira profundamente, Edward. Parece que estás a
punto de enloquecer.
Dijo Jamal con una misteriosa mirada. Edward parpadeó.
—Debo marcharme.
Contestó. Jamal se acercó aún más, él era alto, por lo
tanto, aunque estaba en cuclillas, casi era de la altura de
Edward.
—Eso no es necesario.
Susurró.
>>—Somos adultos, Edward. Lamento lo sucedido,
Declan no debió de hablarte de esa forma.
Edward negó con la cabeza.
—Yo solamente tengo la culpa de todo. Mi vida es un
desastre y estoy pagando caro mis errores.
—Son tonterías.
Replicó.
>>—Y baja la voz o asustaras de nuevo a Nolan.
Edward observó a Jamal y respiró profundamente.
—¿Qué estamos haciendo Jamal?
—No entiendo la pregunta.
Razonó Jamal. Edward lo empujó hacia un lado y se
levantó.
—Dejemos las cosas claras, no quiero arruinar nuestra
amistad, lo que sucedió…
—¿Te arrepientes de besarme?
Preguntó Jamal de repente. Edward parpadeó ante la
pregunta.
—Yo…
—¿Te arrepientes?
Edward negó con la cabeza. No le respondió porque no
tenía ni la más mínima idea de que contestar. También
estaba demasiado agotado como para pensar con claridad.
—No quiero arruinar nuestra amistad.
—¿Edward?
Jamal dio un paso hacia él. Edward dio un paso atrás.
—¿Sí?
—Maldición, Edward, no estás arruinando nada.
Edward se dio vuelta y comenzó a caminar hacia la
puerta.
—Tengo que irme.
Jamal lo alcanzó, lo tomó de la mano y luego lo hizo
volverse hacia él. Edward levantó la mirada hacia él y vio el
entrecejo fruncido.
—¿Por qué siempre buscas escapar?
—No estoy escapando.
—Si lo haces. ¿Dónde está el omega arrogante que
siempre se enfrentaba a todos sin importarle la opinión de
los demás?
Edward entrecerró los ojos.
—Ese omega tiene mala fama, discúlpame por querer
cambiar.
—Maldita sea, Edward, no tienes por qué cambiar.
—Por supuesto que sí.
Contestó furioso.
>>—No quiero que Nolan se avergüence de mi en el
futuro. Y si eres inteligente, te alejaras de mí. Soy bueno
para no comprometerme y si continuamos seguramente
terminaras arrepintiéndote.
Jamal lo tomó del mentón y se inclinó hacia él.
—Eso jamás sucederá.
La boca de Jamal cubrió la de Edward. Tal vez debió
empujarlo y alejarlo, pero, en cambio, Edward sujetó a
Nolan en un brazo y con el otro se aferró a él para no
caerse. Abrió la boca para él. Jamal gruñó roncamente y
profundizó el beso. La lengua se abrió paso dentro de la
boca de Edward para acoplarse a la de él. Deseaba devorar
la suavidad de Jamal.
Tampoco deseaba detenerse con un solo beso. Cuando
se dio cuenta de ello, se apartó de inmediato.
Durante un buen rato se miraron incómodos, sin saber
qué hacer. El momento fue salvado cuando Nolan gimió
incómodo, Edward lo estaba apretando demasiado contra su
pecho. Edward se giró y se arrodilló para colocarlo en su
portabebés, eso le daría unos pocos segundos más para
pensar en que hacer o que decir.
—Lo pensé mejor…
Dijo Jamal, haciendo que Edward tensara los hombros.
>>—Tal vez sea buena idea comprar vino y whisky para
mañana.
Edward giró la cabeza y lo miró confundido. La mirada de
Jamal era precavida.
>>—¿Aun quieres ir a la barbacoa con mi familia?
Edward estaba a punto de gritar, no. ¡Mierda, no! ¿Cómo
se supone que enfrentaría las cosas ahora? ¿No hablarían
de lo que estaba sucediendo? Entonces la palabra “huir”
volvió a su cerebro. Si él salía corriendo ahora, entonces le
daría la razón a Jamal. Huir era últimamente lo que mejor
sabía hacer. Regresó su mirada a Nolan.
—Tendremos que ir de compras entonces.
Suspiró, esperaba que Jamal no viera cómo le temblaron
las manos, mientras abrochaba los seguros de las correas
de Nolan.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•
Edward había pensado que un paseo la ayudaría a
deshacerse de todas sus frustraciones vividas ese día.
Incluso hasta pensó que debería sentirse aliviado por el
hecho de no estar enloqueciendo con el asunto. aunque era
desconcertante la tranquilidad con la que Jamal estaba
actuando. ¿Acaso no estaba molesto por las inseguridades
de Edward? Se habían besado no una, sino dos veces. La
atracción estaba ahí. ¿Eso a donde los conducía?
Negó con la cabeza, demasiadas preguntas y nada de
respuestas. Optaron por caminar hasta el lugar donde
harían las compras, en realidad simplemente Jamal había
asegurado que cerca de ahí había una buena licorería y que
podrían llegar caminando, que un paseo le sentaría bien a
Nolan y Edward simplemente había asentido con la cabeza.
Pues resultó que el paseo no estaba siendo tan
agradable como habían previsto. Además de que ambos
caminaron en silencio un largo trayecto, antes de llegar a su
destino se encontraron con una desagradable escena. Una
agresión de dos alfas a un omega en plena vía pública. Al
parecer, el omega había entrado en celo repentinamente y
ambos alfas habían reaccionado a la estimulación, causando
que ambos alfas lucharan entre sí por el omega y lo hirieron
en el camino, además del disturbio causado en el local más
cercano.
Policías, ambulancias y chismosos estaban en la escena.
Una escena bastante común en realidad y al final quien
siempre era juzgado era el omega. Para Edward fue
demasiado escuchar los comentarios racistas de los que
estaban alrededor. Su mirada fue hacia la ambulancia donde
el omega estaba siendo tratado, las puertas estaban
cerradas y por supuesto no podía ver nada; sin embargo,
era fácil imaginar que los paramédicos estaban
reprendiendo al omega por no haber tomado su medicación
correctamente. Siempre era culpa del omega y nadie se
ponía a pensar en lo confundido y asustado que
seguramente el hombre estaba.
La ira creció hasta que se convirtió en ardiente furia en
su interior. Maldita sociedad de mierda.
—¿Edward?
Giró violentamente y vio que Jamal estaba de pie a no
más de unos pocos centímetros de distancia. Siguió la
mirada de Jamal y se dio cuenta de que estaba apretando
con fuerza las razas del carrito de Nolan.
—¿Crees que lo ocurrido fue culpa del omega?
Jamal levantó una ceja ante la vehemencia de la voz de
Edward.
—Eso no lo puedo contestar.
—Siempre culpan al omega.
Replicó haciendo un gesto con la mano. No le dio tiempo
a responderle.
>>—¿Por qué siempre es culpa del omega? No es como
si a nosotros nos gusta ser agredidos. O que a propósito nos
guste pasearnos por ahí provocando al enemigo como si
fuéramos un jugoso trozo de carne para comer. Los alfas
solamente consideran al omega como una herramienta de
placer y una máquina de hacer bebes. Los betas nos juzgan
y critican severamente solo porque sus cuerpos son
normales. Son todos disparates.
Añadió con un áspero susurro.
>>—Ojalá yo fuera normal como un beta. De no haber
nacido omega mi vida sería mucho más sencilla.
Jamal no sabía qué decirle. La lógica le decía que tenía
razón. Eran disparates. En verdad, nunca se había tomado
el trabajo de pensar en esos asuntos.
—¿Piensas que un beta tiene una vida más tranquila que
un omega o un alfa?
Preguntó Jamal.
—Sí.
Respondió Edward rotundamente.
>>—Ellos por lo menos son dueños de sus cuerpos, a
nosotros nos domina el maldito género y el instinto.
—Los problemas de la vida nada tiene que ver con el
género de la persona.
Comentó Jamal tranquilamente.
>>—El ser humano es parte de la naturaleza y su guerra
contra ella es, inevitablemente, una guerra contra sí mismo.
Considero que cada persona libra su batalla contra su
naturaleza misma. No creo que los betas no tengan
problemas.
Edward se encogió de hombros.
—Por lo menos no tienen que luchar contra las
feromonas, eso ya es una ventaja.
Jamal asintió.
—Tal vez. Pero no me vas a negar que para nosotros, las
feromonas hacen que las relaciones sexuales sean muy
satisfactorias.
Edward entrecerró los ojos hacia Jamal. Él parecía hablar
en serio.
—Tal vez tienes razón.
Edward dejó escapar un suspiro de cansancio.
—Lo siento. No debí haberme irritado contigo. Si
solamente pudiera obligarme a no pensar en esos temas, no
me enfadaría tanto.
—Forma parte de tu manera de ser interesarte por ellos.
—¿Cómo puedes saber que forma parte de mi manera de
ser?
—Eres un hombre bastante intrigante, Eddy.
Replicó Jamal.
>>—Siempre te he admirado por tu valentía y tu
astucia. Y siempre valore tu forma de pensar, nunca has
tenido miedo de decir las cosas o expresar cuando no estás
de acuerdo con algo.
La voz de Jamal estaba llena de tranquilidad cuando le
contestó. Edward se sintió como si lo acabaran de acariciar
o de besar. De pronto deseó recostarse contra él, rodearlo
con los brazos y abrazarlo con fuerza. Jamal era
maravillosamente comprensivo y empático y en ese
momento él se sentía horriblemente vulnerable.
Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo
mucho que lo admiraba. Siempre estaba tan seguro de todo,
tan seguro de sí mismo. Tenía un aire de tranquila
autoridad. No exigía respeto o exigía tener siempre la razón.
En extrañas ocasiones le levantaba la voz a alguien.
Recordaba en sus años de conocerlo como en sus consultas
como Jamal siempre saludaba cortésmente y trataba de
forma profesional a todos sin importar su género, color de
piel o etnia.
—Si no te agrada algo, ¿no es tu obligación intentar
cambiarlo?
Preguntó Edward. Jamal frunció el ceño.
>>—¿Crees que podría enfrentarme a la sociedad?
—Siempre te has enfrentado a la sociedad, Eddy.
Jamal hizo un gesto con la cabeza.
>>—Das tu opinan, eso es importante. Aunque
solamente sea un susurro, sumado a miles de otros se
convierte en un rugido de descontento que incluso la
sociedad no puede ignorar. Te aseguro que existen más
personas como tu o como yo, que intentan de hacer al
mundo un lugar mejor.
Edward se sorprendió devolviéndole la sonrisa. Jamal no
se estaba burlando de él. No, realmente estaba tratando de
ayudarlo.
—No soy lo suficientemente importante como para hacer
ningún cambio. Solamente soy un omega que…
—Mientras sigas creyendo esa tontería, no vas a alcanzar
nada. Te vas a derrotar tú mismo.
—Pero Jamal.
Razonó Edward.
>>—¿Cómo podría yo cambiar nada? Me condenarían un
omega que se acuesta con quien sea. Hasta el padre de
Nolan me abandono por eso ¿Cómo podría alguien como yo
servir de ejemplo?
Edward observó la forma en la que Jamal apretó la
mandíbula ante la mención de Nikolái.
—Porque no buscas en la red.
Instruyó Jamal.
>>—Te aseguro que el internet sirve mucho más que
para simplemente publicar fotos en las redes sociales.
Existen páginas y grupos que intentan hacer conciencia
sobre la problemática social. Si haces que una persona tome
conciencia y luego otra y otra... tal vez no cambies el
mundo pero cambiaras el mundo de una persona.
Edward por algún motivo se sintió inspirado. Asintió. ¿De
qué servía solamente quejarse si no hacía nada al respecto?
—Debo pensar en ello.
Comentó.
>>— No me imagino cómo puedo hacer que alguien
preste atención a mis opiniones, especialmente un omega
que se quedó embarazado y abandonado. Típica historia
para alguien de mi género.
Jamal hizo una mueca. Después suspiró y miró al cielo.
—Ya lo has hecho, Edward. Has logrado que yo me dé
cuenta de algunas cosas que tampoco me agradan, pero no
hago nada al respecto.
—No fue a propósito.
Replicó.
>>—Lo siento, estaba disgustado. Hoy ha sido un día…
intenso. Pensé que el paseo me calmaría, pero encontrar
esta escena ha causado que mi enfado aumentara.
Edward no quería mencionar lo ocurrido con Declan
directamente.
—No es bueno que te guardes los disgustos Edward.
Puedes gritar si lo deseas.
Había un cierto brillo en los ojos de Jamal cuando hizo
esa sugerencia.
—Despertaría a Nolan, y no es fácil hacerlo callar, ya lo
sabes.
Edward movió la cabeza en un gesto negativo. Antes de
que Edward siquiera pudiera protestar, Jamal se inclinó y lo
besó. Su boca rozó la de Edward lo suficiente como para
sentir su suavidad. Se apartó casi de inmediato.
>>—¿Por qué has hecho eso?
—Para que dejaras de fruncirme el entrecejo.
No tuvo tiempo para reaccionar ante la concesión de
Jamal. Jamal lo tomó de la mano y empujó el cochecito de
Nolan con la otra.
>>—Vámonos de aquí. Vamos a pasear hasta que tu
enfado desaparezca por completo.
Edward tuvo que correr para mantener el ritmo de Jamal.
—No es una carrera, Jamal. Podríamos caminar a paso
más tranquilo.
Jamal disminuyó la velocidad. Caminaron en silencio
durante varios minutos, cada uno sumido en sus propios
pensamientos. Jamal hizo que Edward se sujetara de su
brazo, de esa forma él podría guiar de forma más fácil el
cochecito de Nolan.
—Edward, ¿En verdad odias tu género omega?
Edward pensó que era una pregunta rara.
—Sí y no.
Le contestó.
—Aunque siempre trato de luchar contra mi naturaleza,
hace muchos años llegue a la conclusión de aceptarme tal
cual soy e intentar vivir bajo mis términos y reglas.
Jamal asintió.
—¿Es por eso que nunca has querido enlazarte con un
alfa?
Preguntó con tono indiferente.
—No quiero que nadie me gobierne.
Contestó.
>>—La naturaleza del alfa es someter la voluntad del
omega, es algo que yo no deseo.
—¿Ese es tu concepto de una relación?
Edward asintió.
>>—¿Crees que Luc somete a Henry a su voluntad?
Edward entrecerró los ojos.
—Tal vez sea la excepción a la regla.
—¿Y no crees que hay más alfas que buscan amar,
proteger, honrar y atesorar a su omega y no dominarlo y
humillarlo?
Edward consideró la pregunta por unos segundos. Tal vez
él era el exagerado en ocasiones, veía maldad en todo el
mundo, aunque Jamal tenía puntos a favor. Suspiró
derrotado.
—Tengo una forma pesimista de pensar ¿No es así?
—Hay muchos ejemplos y situaciones que te han hecho
jugar a los demás duramente. Eso te ha convertido en lo
que eres y te preparaste para enfrentar un mundo caótico.
Edward rodó los ojos.
—Soy un omega dramático.
—Eres consciente del mundo que te rodea, Eddy y no es
malo, ser diferente. Eres más consciente de los demás y las
injusticias. Es bueno que luches contra las críticas y el peso
social.
Llegaron a la licorería, se detuvieron frente a la tienda.
—Eso siempre me crea problemas. Por eso tengo mala
fama.
—Yo te defenderé.
Era una promesa dulce y también arrogante. Edward no
pensó que Jamal lo decía realmente en serio. Se rio y movió
la cabeza negativamente. Era tan sencillo hablar con Jamal,
que ahora sentía que toda su ansiedad del día, había
desaparecido.
Capítulo 13
Al final los planes de la barbacoa fueron cancelados, a
Jamal se le presentó una emergencia médica urgente.
Edward no se ofendió, ni molestó en la mañana cuando
Jamal habló para cancelar. Jamal era médico después de
todo, emergencias médicas eran comprensibles, nada más
no comprendía por qué se sentía tan ansioso al respecto.
Ni siquiera comprendía ahora cómo actuar, se habían
besado el día anterior, y cuando llegó la hora de despedirse
no se habían dicho absolutamente nada. No hablaron de
cómo llevarían las cosas a partir de ese momento y se sintió
cómodo no hacerlo.
Sin embargo, al momento de avisarle y disculparse por
cancelar, Edward no pudo evitar preocuparse y considerar
que, tal vez, ese improvisto médico en realidad fuera algo
relacionado con Declan.
En todo el domingo, Jamal no llamó. Y él consideró no
molestarlo en su trabajo. Había ido a visitar a Luc para que
Henry y su padre vieran a Nolan. También fue incómodo
presenciar la forma en la que al abuelo de Nolan se le
nublaban los ojos cada que miraba a su nieto. Y también fue
desastroso presenciar esas miradas de lástima que le dirigía
cada que pensaba que Edward no observaba.
No se quedaron mucho tiempo. Así que le toco pasar el
resto de la tarde en casa pasando tiempo de calidad con su
inquieto hijo. Edward conoció otra faceta de sí mismo,
durante casi una hora pasó recostado en la cama
observando a Nolan dormir. Lo cual le permitió pensar en
muchas cosas, aunque no llegó a conclusiones precisas
acerca de qué hacer.
Para el lunes, aún no tenía noticias de Jamal, así que
concentrarse en el trabajo era la mejor forma de solventar
sus crisis personales. Y todo fue un buen plan, hasta que
llegó a la oficina y se encontró con un cliente el cual no
tenía cita previa. Edward cuadro los hombros.
—Por lo general atiendo a mis clientes con cita previa.
Comentó tranquilamente. Aunque medianamente estaba
tranquilo, ya que Declan estaba dejando fluir sus feromonas
a propósito.
—Necesito hablar contigo.
Anunció de forma desafiante. Por el rabillo de sus ojos
vio a su asistente algo nerviosa. Edward tenía dos opciones,
aguantar un escándalo en público o en privado. Resignando
señaló con una mano, él caminó a su oficina. Declan entró
primero y Edward a propósito no cerró la puerta. Caminó a
su escritorio y dejo su maletín. Después se enfrentó a
Declan.
—Lo escuchó doctor, doctor Hall.
La exquisita y cara educación se interpuso, aunque era
agradable agregarle un poco de sarcasmo al tono de voz.
—Creo recordar que cuando estamos en la cama no me
llamas por mi apellido.
Declan estiró la mano para acariciarle el rostro, pero
Edward se apartó de inmediato. Cosa que a él le encantó.
—En oficina se tocan temas de trabajo, doctor Hall. Si no
tiene nada que decir respecto a mi trabajo, le pido se retire
y espere su informe financiero a fin de mes.
Su voz se fue apagando mientras veía impotente cómo
Declan deliberadamente se acercaba más, sonriendo todo el
tiempo y poniéndolo cada vez más nerviosa.
—Por Dios, Eddy. No tienes que ser tan frío conmigo,
después de todo soy yo quien sabe calentarte la sangre ¿No
es así?
Declan lo acorraló contra la pared. Edward ahora le
costaba respirar por el espeso olor de sus feromonas.
Intentó alejarlo, pero Declan pensó que al momento de
poner su mano contra su pecho estaba aceptándolo,
colocando su mano sobre la de Edward de manera posesiva,
se la llevó a los labios.
>>—Sabes que somos buenos juntos.
Aseguró en tono de voz sugerente.
—¿Por qué estás tan obsesionado con eso, Declan?
Edward apartó su mano bruscamente y se escabulló por
un costado. Declan lo sujetó del brazo y tiro bruscamente de
él.
—No te hagas el tonto
Dijo aparcando a un lado las buenas palabras.
>>—Tú y yo somos buenos juntos, hasta no me
extrañaría que ese niño que vi, fuera mío ¿Es mío no es así?
Soy fantástico haciendo bebés.
—¿Perdón?
Preguntó molesto. ¿Él suponía que Nolan era suyo?
—Ese bebé seguro que no es de Jamal. Él es tan aburrido
que seguro ni sabe cómo llevarte al orgasmo una y otra
vez.
De nuevo lo arrinconó, esta vez contra el escritorio, y
cayó hacia atrás.
>>—Yo soy mejor que Jamal en todo.
Declan se acomodó sobre él sin ningún reparo y de paso
mostró su alegría en forma de erección. Intentó apartarlo,
pero él lo apretó aún más y lo silenció casi babeándole
encima.
>>—Eres un omega caliente y demasiado malditamente
sexy para un frígido como Jamal Cooper.
Dijo riéndose como un sádico loco. Que hablara de esa
forma de Jamal lo hizo enfurecer. Antes de que él pudiera
siguiera Declan hiciera su siguiente movimiento, Edward lo
golpeó con su antebrazo en el rostro, eso le permitió
moverse un poco más cuando Declan se alzó, así que lo
golpeó con la rodilla en el estómago, de esa forma Declan
se alzó hacia atrás y Edward aprovechó para empujarlo y
qué callera sobre la alfombra. Inmediatamente, saltó fuera
del escritorio y lo enfrentó
—¡Ya no voy a tolerar tus mierdas!
Gritó sin ningún remordimiento. Declan jadeaba en el
suelo, se había sofocado por el golpe de Edward.
>>—¡Ahora quiero que te largues de mi oficina o llamaré
a seguridad para que te saquen a patas! Y no quiero volver
a verte por aquí nunca más. Te voy a hacer un favor y
remitiré tus finanzas de confianza a otro contador, él te
llamara.
Con una rodilla en el piso, Declan lo miró.
—¿Por qué?
Preguntó, aún le costaba trabajo respirar. Edward enarcó
una ceja.
—¿Por qué? ¡Porque te estás comportando como un
idiota!
—¡¿Por qué, él?! ¿Por qué ahora? Jamás demostraste
ningún interés en el pasado.
La indignación de Edward creció.
—¿Qué te sucede? ¿Por qué te importa con quien me
acueste o no? A ti te daba igual. Siempre fuiste consciente
que escogía a mis amantes y tú eras uno de tantos.
Gruñó molestó mientras se reacomodaba la corbata,
jamás apartó la mirada de Declan, no le daría la espalda y le
permitiría atacarlo nuevamente.
—Pero no con él. Nunca lo hiciste con él hasta ahora.
Dijo él poniéndose de pie.
—Jamal es tu socio. Pensé que eran amigos, ¿Por qué lo
odias?
Jamal lo miró duramente.
—Pregúntaselo a él.
Su mirada se llenó de un brillo de rencor.
>>—Tal vez al final descubras que no es tan maravilloso
después de todo.
Y con esas últimas palabras se marchó. Edward cerró los
ojos intentando tranquilizarse. ¡Maldita sea! ¿Por qué todo
en su vida era un desastre?

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•
Por la tarde su ansiedad era demasiada, así que tomando
el toro por los cuernos como siempre enfrentaba sus
problemas, Edward decidió ir a buscar a Jamal. Por supuesto
que se negó rotundamente a acercarse a la clínica, por tal
motivo le envió un mensaje a Jamal y le avisó que lo
esperaba en la cafetería a dos cuadras de la clínica y que
era urgente hablar con él. Extrañamente, Jamal le contestó
que llegaría una hora aproximadamente. Lo cual le pareció
un poco extraño por un segundo, pero, pues se tuvo que
resignar, Jamal era médico y era comprensible que tuviera
fila y fila de pacientes.
Mientras esperaba, siguió trabajando en su portátil,
mientras revisaba unos balances importantes, se dio cuenta
de que un vehículo se estacionaba justamente enfrente de
la ventana de donde él se encontraba. Enarcó una ceja
cuando miró a Jamal bajar del auto y apresurarse a la
cafetería. ¿No era bastante exagerado venir en auto a dos
cuadras de distancia?
—¿Dos calles es mucho para caminar?
Estaba bromeando y por lo menos esperaba una sonrisa.
En cambio, Jamal no sonrió. Tomó asiento frente a Edward.
—Lamento la cancelación de ayer. ¿Cómo está, Nolan?
Edward estaba desconcertado por este comportamiento.
Jamal se estaba comportando tan frío y distante como un
extraño.
—Comiendo, durmiendo y gastando pañales como si
fuéramos millonarios.
Contestó en forma sarcástica, mientras cerraba su
portátil.
—Pero no te cite aquí para contarte las aventuras de mi
hijo. ¿Quiero saber qué sucede entre tú y Declan?
Preguntó directamente, ya estaba harto de andarse por
las ramas.
—¿A qué te refieres?
A pesar de la pregunta, Edward conocía bastante bien a
Jamal o al menos eso le gustaba pensar. Vio la incomodidad
de la pregunta en sus rasgos.
—¿Qué fue eso que supuestamente hiciste que está
causando que Declan te odie tanto?
Edward miró a Jamal directamente a los ojos. Jamal hoy
llevaba gafas y parecía cansado, tal vez no era momento
para una conversación de este tipo, pero a Edward le
gustaba enfrentar sus problemas y estaba cansado de estar
jugando al gato y al ratón entre estos dos.
—Solamente tenemos un desacuerdo de ideas.
Jamal hizo una mueca.
>>—Y si eso es todo, entonces permite comprar un café,
tengo que volver a trabajar.
Entonces Edward supo a ciencia cierta que algo ocurría
entre estos dos. Jamal estaba evadiendo deliberadamente el
tema y eso no lo iba a permitir. Pendiéndose de pie, corrió a
ponerse frente a él bloquearle el paso. Jamal se quedó tan
sorprendido ante tal acto público deliberado. Había muchas
más personas en el local, los cuales los miraban curiosos,
sin embargo, él no apartó la mirada de Jamal. Edward había
echado la cabeza hacia atrás para poder mirarlo. Deseaba
que Jamal viera su entrecejo fruncido de disgusto.
Antes de que Edward se diera cuenta de sus intenciones,
Jamal la levantó y lo apartó de su camino.
—¿Es en serio? ¿Vamos a actuar como niños de cinco
años?
Alzó suficientemente alto la voz. Ellos no estaban en
edad de armar escándalos en público, pero dadas las
circunstancias, le valía tres hectáreas de pepino. Jamal se
volvió hacia él.
—Tú eres el que está montando el drama, Eddy.
Edward colocó las manos en su cintura y no desvió la
mirada de Jamal.
—¿Por qué Declan está tan resentido contigo?
Vio cómo Jamal apretaba la mandíbula en señal de
disgusto.
—¿Por qué me estás haciendo todas estas preguntas?
—¿Por qué estás actuando de manera tan fría?
Se avergonzó un poco después de expresar
apresuradamente ese pensamiento en voz alta.
>>—Quiero decir…
Empezó de nuevo.
>>—Hasta este fin de semana parecías estar de humor
mucho más alegre. ¿He hecho algo que te desagradara?
Jamal sacudió la cabeza.
—¿En serio quieres tener esta conversación en público?
Jamal señaló con la cabeza a todos los curiosos, a
Edward no lo perturbó.
>>—No he dormido en más de treinta y seis horas, iré
por un café, regresare al trabajo y podremos hablar esta
noche ¿De acuerdo?
Otra vez intentó marcharse. Edward corrió a bloquearle
el camino por segunda vez.
—Discúlpame por creer que era el único que tenía
problemas existenciales. Te comprendo, he sido mal amigo
por siempre poner ante todo mis problemas.
Comentó con tono de voz firme.
>>—Sin embargo, es injusto que no confíes bastante en
mi cuando se trata de tus problemas. ¿Tan poco fiable soy
para ti?
Hizo que la pregunta pareciera una acusación. Tampoco
le dio tiempo para contestarle. Se volvió y regresó a su
mesa, tal vez era buena idea marcharse indignado. Sin
embargo, Edward era un adulto, además lo que había
estado haciendo hasta hace unos minutos era mejor
terminarlo en ese momento. Abriendo su portátil siguió
trabajando, si lograba enviar esos datos en treinta minutos
como máximo entonces se evitaría la molestia de volver a la
oficina y se iría directamente a casa, sería bueno para su
paz mental tomarse el resto de la tarde libre.
Hizo un fantástico trabajo ignorando las miradas de los
curiosos y también evitó mirar hacia el mostrador donde
Jamal estaba pidiendo su café. Como Edward era un poco
rencoroso, pidió al universo que tuviera piedad de él y lo
hicieran reír, sería sumamente satisfactorio si en ese
instante el café se derramara sobre la hermosa camisa
blanca de Jamal.
En ese momento le entró una llamada de Luc. Usando el
manos libres, se colocó el auricular en el oído.
—La hora del almuerzo termino hace dos horas.
Comentó Luc.
—Estoy trabajando fuera de la oficina, te acabo de enviar
un correo electrónico.
—Lo recibí. Iba a ir a discutir contigo unos detalles, pero
me informaron que saliste desde hace rato. ¿Todo bien con
Nolan?
—Magnífico, él ama a su niñera más que a mí.
—Edward…
—¿Cómo encontraste el balance?
Interrumpió a su amigo, a Edward podrían gustarle estas
bromas acerca de que su hijo no lo amaba, pero al parecer a
los demás los hacía sentir mal. Escuchó, él suspiró de Luc.
—Necesitamos hablar con el cliente y realizar ajustes…
Contestó Luc, también comenzó a hablarte de
impuestos, rangos de riesgo, etcétera, etcétera, etcétera.
Edward escuchaba, salvo que no pudo evitar alzar la mirada
cuando sintió a Jamal pasar de largo rumbo a la puerta. En
honor a la verdad, Edward se sintió dolido por su actitud,
pero no podía hacer nada al respecto, masque aguantar las
miradas de lástima de las personas que fueron testigo de su
vergonzoso momento.
Mientras Luc seguía hablando, Edward le contestó con
monosílabos. No prestó mucha atención a lo que él le decía
mientras observaba a Jamal acercarse a su coche, abrirlo y
de repente… Jamal se detuvo abruptamente, suspiró, alzó la
mirada al cielo y después de dejar el café sobre el techo del
auto, se volvió y regresó al local a grandes zancadas.
—¿Edward? ¿Me está escuchando?
Preguntó Luc. Sin embargo, Edward observaba como
Jamal se acercaba hacia él. De hecho, todos observaban
expectantes y murmuraban a su alrededor. Jamal no le dijo
ni una sola palabra, llegó hasta Edward, lo agarró por los
hombros y lo levantó contra él. Su boca cayó contra la de
Edward. Al principio, estaba demasiado aturdido para
reaccionar. Pero Jamal lo obligó a abrir la boca. Su lengua se
movió contra su lengua con descarada determinación. El
beso era posesivo, casi de manera salvaje, y justo cuando
Edward estaba empezando a responder, Jamal se apartó de
él.
Edward se desplomó sobre la silla, Jamal se volvió, y
salió de la cafetería. Aún escuchaba a Luc llamarlo y
preguntarle qué ocurría; sin embargo, Edward estaba
demasiado aturdido para decir algo. Observó a Jamal llegar
a su coche, tomar su café, entrar en el auto para
posteriormente marcharse a toda prisa.
—¡Edward maldita sea! ¿Qué mierda está sucediendo?
—Jamal acaba de besarme y se marchó sin darme
explicaciones.
Anunció con la voz un poco jadeante.
—Eso suena… bastante dramático.
Comentó Luc. Y Edward no pudo estar más de acuerdo.
Capítulo 14
No vio a Jamal, ni fue a visitarlos durante los siguientes
cinco días, mando mensajes, por lo general siempre
preguntaba cómo se encontraban. Edward sabía que se
refería a Nolan, no era como si tuviera esperanzas de que se
preocupara bastante por él. Y para mostrar su descontento,
Edward solamente contestaba con monosílabos.
Durante estos días, disfrutó de un poco de la paz y la
tranquilidad, ahora Nolan dormía más tiempo de lo que
lloraba y eso era un alivio. Eso por lo menos le permitía
trabajar mejor desde casa, leer, ocuparse de sí mismo y
sobre todo le permitía pensar.
Reflexionar en sus nuevas circunstancias, en lo que fue y
en lo que era ahora y lo que haría en el futuro. Analizó cada
detalle de sí mismo, cada uno de sus defectos y llegó a la
conclusión que debería de cambiar algunos aspectos de su
vida ahora que la ecuación de su existencia agregaba a un
niño. Cambiarias cosas, pero no permitiría que su esencia se
perdiera. Intentaría ser un buen padre, sin abandonarse a sí
mismo y sus necesidades.
Era un poco después del mediodía cuando Jamal llamó a
la puerta de su despacho. Edward lo observó desde su
escritorio. Tenía el cabello salvajemente despeinado, vestía
ropa casual, un polo negro y pantalones vaqueros. Vestido
de esa forma parecía más joven de lo que en realidad era.
Edward estaba tan feliz de verlo; sin embargo, frunció el
entrecejo fingiendo molestia. Jamal le sonrió.
—¡Hola, Eddy!
—Volviste.
Comentó con voz plana.
—Lo haces sonar como si hubiera salido del país.
Edward cerró su portátil y se levantó.
—No tengo la menor idea, ya que no te molestaste en
confiar en mí para decirme donde estabas.
—Estaba trabajando.
Contestó. Edward asintió con la cabeza. Tuvo el
presentimiento de que él estaba mintiéndole.
—En esa bolsa está el presente para tus padres, tienes
que llevárselo como señal de disculpa.
Edward se recargó en su escritorio y se cruzó de brazos.
>>—No quiero que ellos o tus hermanos piensen que
soy tan descortés que decidí desechar su invitación a ultimo
segundo.
Jamal cruzó los brazos también. Parecían dos adversarios
en medio de una fiera discusión. <<Que gane el mejor>>
—Ellos saben que estaba trabajando.
—Por lo menos avisas a tu familia. Bien por ti.
Murmuró Edward su descontento. Jamal rodó los ojos.
—Eres tan obstinado como siempre, Eddy.
Edward chasqueó la lengua.
—Es parte de mi encantadora personalidad. Y que sepas
que no te extrañe en absoluto.
Jamal descruzó los brazos y se acercó a Edward. Lo miró
con diversión. Edward optó por no moverse, no le daría ese
placer de verlo vulnerable.
—¿No me extrañaste?
Edward negó con la cabeza. Jamal le tomó la mano y lo
hizo alejarse del escritorio para enfrentarse cara a cara.
—¿Cuántos días transcurrieron desde que nos
encontramos en la cafetería?
—Cinco.
Contestó automáticamente y al ver la sonrisa de Jamal
se dio cuenta de su error.
—Pero no me extrañaste, ¿verdad?
Edward se dio cuenta de que se había atrapado a sí
mismo.
—Eres demasiado astuto para mí, Jamal.
Dijo arrastrando las palabras.
—La verdad es que sí lo soy.
Concordó con una sonrisa. ¡Señor dame paciencia!
Edward se dio cuenta de que efectivamente había
extrañado ese ingenio. En honor a la verdad lo había
extrañado y no solamente por la atracción sexual que
sentía. Jamal durante meses fue su constante compañía.
Desde simplemente estar con él, jugar al ajedrez, comentar
cosas, ver una película, preparar una comida, o
simplemente sentir que estaba ahí por si lo ocupaba. Incluso
Edward sabía que Nolan había extrañado a Jamal.
—Estoy comenzando a pensar que tu ego rivaliza con el
mío.
Estaba intentando provocarlo deliberadamente. En
cambio, Jamal rio.
—¿Jamal?
Fue la voz de Luc quien los interrumpió.
>>—Pensé que nos veríamos hasta esta tarde ¿Ocurrió
algo nuevo?
Fue la forma en la que Jamal miró a Luc que Edward se
dio cuenta de que algo sucedía.
—¿Qué sucede?
Preguntó cuando ambos alfas intercambiaron miradas
cómplices.
>>—Más les vale a ustedes dos no ocultarme cosas o
me harán enfurecer.
Jamal soltó un suspiro lo suficientemente violento como
para apartar las ramas de un árbol. Giró la cabeza hacia
Edward.
—Es algo referente a asuntos de trabajo.
Comentó al ver que Edward iba a protestar agrego.
>>—Y si tiene algo que ver con mi ausencia de estos
días, pero es un problema que no solamente me compete a
mí, sino a alguien más, por lo tanto Luc tiene que guardar
secreto profesional con su cliente.
Edward frunció los labios. Miró a Luc. Su amigo asintió
con la cabeza, se disculpó y volvió a dejarlos solos.
—No me agrada que me ocultes cosas.
Su tono de voz es rudo, pero al parecer a Jamal no le
molestó.
—Soy médico Edward, y también en ocasiones tengo que
guardar el secreto profesional. Debes comprenderlo mejor
que nadie.
Edward estaba a punto de seguir discutiendo, quería
saber si dicho problema también involucraba a Declan,
pero, en cambio, respiró profundo y decidió cambiar de
tema.
—¿Tú me extrañaste?
Preguntó antes de siquiera pensar en eso dos veces.
Jamal hizo una mueca
—Tal vez.
Esa respuesta aguijoneó el humor de Edward. Le soltó la
mano e intentó alejarse. Jamal lo agarró por atrás. Envolvió
los brazos alrededor de la cintura de Edward y se inclinó
cerca del oído.
>>—Realmente deberías tratar de hacer algo con tu
carácter, Eddy.
Le susurró. Lo besó al costado del cuello y le mandó
escalofríos de placer por las piernas. Nunca le contestó la
pregunta. Edward no se dio cuenta de ello hasta que Jamal
se hubo alejado.
>>—Tengo que hablar con Luc. Trataremos el asunto de
una buena vez y después ¿Qué tal si vamos a tu casa?
Extraño a Nolan.
Le guiñó un ojo.
>>—Y en compensación hasta preparare la cena.
Ni siquiera lo dejo responder, Jamal se marchó. El
hombre podía convertirle la mente en papilla con su
misteriosa personalidad. Sin embargo, Edward no tuvo
mucho tiempo para reflexionar sobre ese defecto porque
recibió una llamada importante de trabajo.
Estuvo ocupado casi por una hora, cuando terminó la
llamada se dio cuenta del mensaje de texto de Jamal donde
le informaba que su reunión con Luc había terminado y
como su asistente le dijo que estaba ocupado, había
decidido ir a realizar una consulta de último minuto y que
pasaría a comprar ingredientes para la cena. Quedo de verlo
en su casa un poco más tarde.
Refunfuñando Edward le contesto un “Ok” a lo cual Jamal
le envió un emoticón de una carita sonriente. Un segundo
después, Luc entraba en su despacho.
—No deberías de molestarte tanto. Jamal está
enamorado de ti.
Luc parecía encantado. Edward sacudió la cabeza.
—Recuerda que es palabra de cuatro letras no está en mi
vocabulario.
Anunció. Su amigo rio.
—Tal vez no te permitas pensar en ello, Edward, pero sin
duda algo pasa entre ustedes, ¿No es así? Me mantuve en
silencio mucho tiempo. Pero en esta ocasión no voy a
abstenerme de dar mi opinión.
El último comentario llamó la atención de Edward.
—¿Crees que si hubieras terminado siendo cupido entre
Nikolái y yo, nuestra final no hubiera sido tan desastroso?
—Ta vez…
Edward era consciente de la culpa que Luc sentía, se lo
había dicho meses atrás. Luc reflexionaba que había estado
tan enfocado en sí mismo, dividido entre la felicidad que
compartía con Henry y la llegada de su hijo y la guerra
contra su familia por sus criterios snob.
—El problema no fuiste tú. O Nikolái. Recuerda que soy
yo quien no tiene capacidad para comprometerse.
Edward se desplomó en la silla.
>>—Y me temó que también arruinare esta amistad con
Jamal. Cada día se me hace todo mucho más difícil. Dios
querido, ¿Sabes cuanto tengo que contenerme para no
saltarle encima y violarlo? ¿Cómo lo puedo evitar?
Luc caminó hasta quedar de pie detrás de Edward. Le
colocó la mano sobre el hombro.
—¿Te ayudaría el pensar en todos sus defectos?
Estaba bromeando con su amigo. Edward se tomó la
sugerencia en serio. Intentó encontrar la mayor cantidad
posible de defectos. No pudo pensar en muchos. El hombre
era casi perfecto. Luc sugirió que eso también era
probablemente un defecto. Edward estuvo de acuerdo.
—He reflexionado en citarme con alguien nuevamente,
pero mi libido se marchita en cuanto me imagino a mí
mismo follando con otro alfa.
Edward cerró los ojos.
>>—Estoy jodido.
—¿Tanto te atrae, Jamal?
Edward suspiró.
—Sí, Luc, ¿Qué voy a hacer? Siento tanto terror en mi
interior cuando reflexiono en lo que me está sucediendo. No
quiero arruinarlo, no soy material para una relación a largo
plazo. En este momento es solamente mi libido en estado
de ebullición y Jamal es el alfa que tengo cerca.
—¿Y crees que Jamal quiera una relación formal contigo?
La pregunta lo descolocó, era algo en lo que no había
reflexionado. ¿Qué tal si al final Jamal solamente quería
sexo? ¿O no quería nada con él? Aunque lo había besado y
estuvieron a punto de hacerlo…
>>—Te aconsejo que aclaren las cosas. El hombre se
preocupa por ti. ¿Por qué sencillamente no lo puedes
aceptar?
Edward sacudió la cabeza.
—¿Opinas que solamente es cuestión mía esta atracción
y él solamente quiere mi amistad?
Los años de entrenamiento para controlar las reacciones
mantuvieron a Luc impasible como siempre.
—Deben hablarlo, así funciona una relación. No
solamente es sentir la atracción y saltar directamente al
sexo.
Luc caminó hacia la puerta.
—Solamente tengo que sobreponerme a esta atracción.
Luc negó con la cabeza y medió giro para sonreírle a
Edward.
—Siempre fuiste tan obstinado como una mula.
Le dijo Luc.
—No debes hablarle así al futuro padrino de tu hijo.
Le ordenó.
—¿Por qué no? También seré padrino de Nolan, por lo
tanto, eso me da el derecho doble de reprenderte de vez en
cuando.
Edward sonrió.
—La verdad es que sí.
Admitió con una sonrisa.
>>—Más te vale darme buenos consejos en esta
ocasión, no quiero volver a meter la pata.
Luc le sonrió.
—Lo intentaré. Sin embargo, tienes la extraña capacidad
de atraer los problemas, aunque no los busques… Siempre
has sido así y dudo mucho que logres cambiar eso.
Luc le dedicó una mirada misteriosa.
—No necesitas cambiar quién eres, Eddy. Solamente
busca la manera de adaptar y relajar tus actas expectativas
en ti mismo.
Y con eso Luc se marchó dejándolo con mucho que
pensar.
Capítulo 15
Por la tarde había decido dar un paseo por el parque con
Nolan, le resultó extraño admitir que en el pasado las únicas
ocasiones que paso por ahí fue cuando decidió que correr
por las mañanas sería un buen ejerció para comenzar el día.
Además, para las cinco de la mañana el parque por lo
general era tranquilo y solamente encontraba adultos
haciendo ejercicio. Por el contrario, las cinco de la tarde era
un caos. Niños, mascotas y adultos persiguiendo a sus hijos
no era un panorama bastante alentador. Sin embargo,
tendría que ser un poco más empático, puesto que temía
que ese sería un panorama futuro para él.
Buscó un lugar tranquilo y alejado del mayor bullicio.
Colocando una manta sobre el césped, sacó a Nolan del
cochecito, su hijo a pesar del ruido… dormía como una roca.
Sonriendo, le ajustó el gorrito y lo recostó sobre la manta a
su costado.
Era irónico que, días atrás, Edward no pudiera respirar
sin disgustar al niño y ahora, a pesar del ruido y escándalo a
su alrededor, él estaba plácidamente dormido a su costado.
Además, ya era un alivio que su hijo no llorara tanto en sus
brazos y ahora gracias a los cielos ya dormía más horas de
corrido.
Recostándose también atrajo más cerca a Nolan y quedo
mirando el cielo. Un cielo medio despejado y con una brisa
ligera. Era agradable. Cerró los ojos y se puso a pensar
cuando fue la última ocasión en la que disfruto un momento
de paz.
Siempre a las carreras.
Siempre trabajando.
Siempre siendo… demasiado.
Edward recapacitó en todo lo que había hecho mal a lo
largo de su vida. Analizó sus metas y como estas habían
cambiado. También reflexionó en sus nuevas circunstancias
y como todo cambiaria. Ahora era padre soltero y Nolan
dependía de él. Era su obligación, como el adulto que era,
asumir las consecuencias de sus actos e intentar que Nolan
no saliera demasiado perjudicado en tono esto.
Sin proponérselo, Nikolái apareció en su cabeza. A pesar
de haber llegado a la conclusión tiempo atrás de que su
relación no funcionó a causa de las inseguridades de
Edward. También consideró que entre ambos había
demasiadas diferencias, aunque tuvieron mucha química
sexual.
Analizando también a sus amantes anteriores, Edward
concluyó que, igualmente, eran demasías diferencias entre
ellos, por lo cual también llegó a la resolución de que nada
podría funcionar con el Jamal Cooper. No estaba en el
destino. Para empezar, anterior a su embarazo solamente
fueron médico/paciente sumado con un poco de amistad,
Edward nunca sintió ese impulso de compartir sexo con él.
Siempre pensó que Jamal era demasiado tranquilo para él…
demasiado aburrido.
Sus gustos en comidas es bastante diferente, además de
en la música, equipos deportivos y libros tenían opiniones
opuestas. A él le gustaban las películas de acción y a Jamal
las comedias. Él prefería el café y Jamal el té y la lista era
interminable.
Pero después de haber ido conociéndolo cada vez mejor
en los últimos meses, se había dado cuenta de que nada de
eso importaba. Le atraía Jamal.
Le gustaba cómo lo miraba a los ojos cuando lo
saludaba. Le encantaba su tranquilidad y serenidad para
hacer las cosas. Le fascinaba también cómo besaba y lo que
le hacía sentir cuando lo abrazaba. Le gustaba cómo se
curvaban sus labios y cómo le brillaban los ojos cuando
sonreía. Siempre olía bien, y estaba igual de atractivo con
un pantalón de chándal y una camiseta que con pantalón de
traje y camisa. Amaba su actitud positiva y animosa. Le
fascinaba cómo cuidaba y mimaba a Nolan como si le fuera
a estallar el pecho por todo el amor que sentía cada vez que
mecía a su hijo en brazos. Ahora comprendía muy bien esas
frases donde afirmaban que el amor no surgía a simple
vista.
Aunque aún estaba seguro de que no era amor.
Simplemente, no había analizado correctamente a Jamal.
Era atracción lo que sentía.
Pero aunque había química entre ellos, y sabía que la
había porque la había sentido más de una vez, también
faltaba algo. Había algo que lo frenaba con Jamal. Cuando
Nolan gimoteó, Edward se incorporó y atrajo al niño a sus
brazos. Miró su reloj y se dio cuenta de que ya pasaban de
las seis, era hora de volver. Dándole un beso en la cabecita
a Nolan lo colocó en su cochecito y emprendió la marcha de
regreso. El momento de calma les había sentado bien, pero
Edward no logró llegar a conclusiones concretas.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•

Dos horas más tarde, Edward estaba observando a Jamal


cocinar una pasta italiana. Jamal parecía de buen humor
mientras cocinaba, bebía vino, cataba alguna estrofa de la
música de fondo que había puesto para concentrarse en
cocinar. Hablar de un tema en concreto no lo habían hecho
y tampoco, Jamal le contó la razón por la que estuvo
ausente varios días o si tenía problemas con Declan. Parecía
todo muy normal.
—Quiero intentar de nuevo contactar con Nikolái.
Informó de repente. Al ver cómo Jamal tensaba los
hombros y detenía su acción de menear la salsa en la
cazuela. Edward se apresuró a agregar.
>>—Tal vez tenga mucho más suerte de que me
escuche si le envió una carta al modo tradicional.
Se encogió de hombros.
>>—Yo tendría mala suerte si la incinera nada más al
recibirla.
—¿Por qué quieres contactarlo?
Preguntó él sin girarse hacia Edward.
—Porque es el padre de Nolan y quiero aclarar las cosas.
Tiene derecho a odiarme, pero quiero asegurarme que en el
futuro, cuando Nolan me pregunte por él y decida ir a
buscarlo, mínimo no le haga mala cara.
Jamal se giró hacia él.
—¿Y qué sucederá después?
Edward intentó no fijarse en cómo le ceñía la camisa, los
bíceps, ni en su cabello medio despeinado o en su barbilla
recién afeitada.
—No tengo la menor idea, pero al menos quiero tener la
conciencia limpia.
Jamal asintió.
—¿Y si él regresa y acepta a Nolan? ¿Qué sucederá
entonces?
Edward enarcó una ceja.
—Nunca le negaría tener una relación con su hijo.
—¿Una relación solamente con Nolan?
Preguntó él con tono contenido. Edward se sintió
ofendido. Ya comprendía por donde iba la conversación.
—¿Piensas que si vuelve me arrojare a sus brazos y le
confesaré mi amor por él?
Edward preguntó con tono de voz irritante.
>>—¿Qué te hace pensar que él me aceptaría de todas
formas? Le hice daño y lo humillé. Seguramente me odia,
pero no deseo que ese odio se extienda a Nolan.
Edward iba a levantarse e ir a buscar una botella de
agua a la nevera. Jamal fue más rápido sujeto su mano para
que no se moviera y lo mirara.
—¿Aún lo amas?
Edward alejó su mano.
—Nunca he estado seguro si puedo amar a alguien.
Edward saltó fuera del banco y se alejó hacia la nevera.
—Siento atracción, pasión, deseo, anhelo. Pero no creo
que el amor exista y si lo hace, siento que me amo más a
mí como para quedar vulnerable de esa forma.
—¿En verdad supones jamás poder enamorarte de
nadie?
Edward desvió la mirada lejos de Jamal.
—No quiero depender de nadie emocionalmente.
—Eso no es una respuesta.
Edward entonces miró a Jamal a los ojos.
—Yo no puedo ofrecer amor a nadie. Sexo, sí.
—¿Solamente sexo?
—Me temo que sí.
Jamal le dio una larga mirada.
—Ok.
Dijo Jamal después de unos segundos volvió a regresar
frente a la estufa. Sin dirigirle una segunda mirada, sujetó la
cuchara y volvió a revolver el contenido de la olla. Edward,
confundido más aún que nunca, nada más pudo parpadear
cuando Jamal comenzó a hablarle sobre el secreto para la
salsa perfecta que su abuela había heredado a sus
descendientes generación tras generación.
Capítulo 16
Edward siempre fue bueno para controlarse en
situaciones de pánico, pero ahora le estaba costando
trabajo, guardar serenidad y sobre todo, tenía miedo. El
pánico lo había hecho llamar a Jamal a media noche, a
pesar de que tenían dos días sin contacto después de la
cena incómoda que compartieron aquel día. Aunque Jamal
se siguió comportando con él como si nada sucediera o
como si no hubieran hablado previamente de la incapacidad
de Edward para comprometerse. Edward se sintió incómodo
en la cena, y sobre todo, sintió a Jamal bastante distante.
Por ese motivo no había optado por llamarle en esos dos
días anteriores, además, tampoco fuera como que si él le
hubiera llamado, pero ahora estaban hablando de Nolan.
Era casi media noche y cuando Edward lo sintió caliente, no
le quedó más remedio que pedir ayuda.
Jamal inmediatamente contestó su llamada y no dudo en
decirle que estaba de camino a su casa. Un poco de su
pánico mitigó cuando lo vio entrar por la puerta. Edward no
esperó un cálido saludo, pero tampoco espero que Jamal
entrara e inmediatamente se dirigiera a Nolan, casi sin
mirarlo a él.
—Tranquilo, campeón.
Jamal se acercó a la cuna de Nolan. El bebé gimoteó al
ver a Jamal, Edward pensó que su hijo ahora estaba más
contento de ver al médico, seguramente él presentía que
Jamal lo ayudaría más que su padre.
—Tienes razón. Tiene fiebre. ¿Cuánto tiempo lleva así?
—Esta mañana estaba caliente, Lexi dijo que estuvo muy
tranquilo; sin embargo, se me hizo extraño que se la pasara
dormido casi toda la tarde. No tomó bien su mamila. Le
tomé la temperatura, a las siete y tenía treinta y siete con
cinco y hace un rato se la he vuelto a tomar y tenía algo
más de treinta y ocho. Entonces te llamé.
—Saca del maletín el estuche color azul.
Comentó Jamal colocando a Nolan en el cambiador.
Edward hizo una mueca.
>>—Voy a revisarlo, de encontrar algo grave iremos a la
clínica.
Jamal medio sonrió.
—¿A qué hora lo bañaste?
Edward llegó a un costado del cambiador con la caja que
él le solicitó.
—Poco después de las ocho.
—Bien, distráelo un poco, en lo que yo lo reviso.
Sin dudarlo, Edward empezó a besarle la cara y contarle
cosas bonitas que tenía planeado Edward para cuando
pudiera caminar. Lo llevaría al zoológico, irían a la playa,
etc. Jamal volvió a tomarle la temperatura, escuchó su
corazón, comprobó su garganta y por último quitó el pañal,
estaba realizando un chequeo minucioso hasta que de
repente la desgracia sucedió. Edward no pudo evitar reír y
tratar de esconder la cara en el cuello de Nolan mientras
acallaba la risa.
—Eso no es gracioso, niño.
Se quejó Jamal sin poder soltar las piernas de Nolan.
Pobre, tendría que soportar los orines de bebe sobre él de
momento.
—Al parecer ya no le agradas tanto como pensabas.
Se burló Edward.
—Tiene treinta y siete con dos, una temperatura normal.
No me gusta el salpullido del cuello, pero no podemos
suponer que sea algo más que una simple irritación, ya sea
por el sudor o la tela.
Comentó Jamal. Edward le pasó una toallita húmeda de
bebé.
>>—Tampoco parece que tenga infección en la barriga.
Su orina parece normal. No te preocupes, voy a quedarme
un rato y esperaremos a ver cómo evoluciona.
Pasaron los minutos, las horas, quién sabe, se
trasladaron a la sala de estar. Edward creía que los minutos
que pasaron en silencio no fueron nada cómodos como en
otras ocasiones, con Jamal jamás necesito forzar una
conversación. Jamal tenía a Nolan en brazos y lo observaba
tomarse un biberón. Edward estaba sentada en el sillón
enfrente de él.
—Intenta no preocuparte.
Dijo Jamal.
>>—Los niños son así, en ocasiones simplemente les
sube la temperatura sin razón alguna no quiere decir que
estén gravemente enfermos. ¿Por qué no vemos una
película mientras esperamos? Eso te distraerá. O ve a
descansar un poco, yo te llamare si la situación cambia.
Edward frunció el ceño.
—No puedo irme a dormir si mi hijo está enfermo.
—Entonces hablemos de otra cosa. Mirarnos él el uno al
otro no es bastante entretenido.
Él la observó cruzar algo en la mirada de Jamal, estaba
incómodo y seguramente era gracias a lo sucedido la otra
noche.
—Cuéntame cómo fue tu vida creciendo con varios
hermanos.
—No sabría por dónde empezar.
—¿Cómo eras de niño?
—Era bastante revoltoso, según mi madre.
Edward arqueó las cejas con aire interrogante.
—Eso me cuesta trabajo, creerlo.
Jamal sonrió con orgullo.
—Era hermano mayor de bastantes niños y por
consecuencia el líder.
Edward rio y negó con la cabeza.
—No puedo imaginarte guiando a un grupo de chiquillos
a la guerra. Eres bastante controlado y confiable.
Jamal hizo una mueca y rió con ironía.
—Sí, me comentan eso bastante a menudo.
Edward enarcó una ceja.
—¿Si eras tan rebelde porque cambiaste tanto?
Jamal desvió la vista de Edward hacia Nolan.
—Porque soy adulto, Edward. Las personas cambian y
van adquiriendo responsabilidades mientras crecen. Sigo
siendo el líder de ese grupo revoltoso. Mis hermanos siguen
confiando en mí, y eso me gusta. Además…
Jamal suspiró y miró a Edward.
>>—¿Me vas a decir que la cara que le muestras al
mundo es tu verdadero tu?
Edward sintió esa pregunta como un golpe en el
estómago.
—Intentó ser sincero con mis ideales.
—Y yo respeto eso.
Comentó con calma.
>>—Pero aun considero que nadie muestra
completamente todo lo que es a los demás. ¿Piensas que
porque no ando por ahí acosando y seduciendo omegas a
diestra y siniestra me hace menos hombre que los otros
alfas que se jactan de sus conquistas de cada noche?
—Lo siento, no quiero hacerte enfadar.
Por una extraña razón, Edward se estremeció al
contemplar la mirada de Jamal. Además de que el leve olor
de sus feromonas invadió la estancia. Era extraño que Jamal
perdiera la paciencia de esta forma.
—No estoy enfadado.
Respiró profundamente.
>>—Simplemente estoy cansado de que se me acuse de
ser un hombre con poco interés y pasión. ¿Es tan malo no
dejarme dominar por mis instintos de genero?
—No es malo. Cada quien es libre de pensar lo que
desea.
Edward encogió los pies sobre el sofá.
>>—¿Crees que soy una persona fría por mi forma de
pensar? ¿Por cómo soy Nikolái se fue sin mirar atrás?
Jamal ladeó la cabeza.
—Hace mucho tiempo leí una frase de Bob Marley en la
cual afirma que pocas cosas son tan cobardes, como
despertar el amor de alguien sin haber considerado amar
esa persona.
Las palabras de Jamal fueron un duro golpe para el ego
de Edward.
—Yo siempre he sido claro…
—Lo sé.
Interrumpió Jamal. Nolan dejó de chupar del biberón, lo
que hizo que Jamal se lo colocara en el hombro, donde
había puesto ya una toalla limpia. Le dio palmaditas en la
espalda.
>>—Es por eso que intentaré marcar mi distancia.
Edward se quedó estático con esa afirmación.
>>—Siempre he querido estar con alguien que este
seguro de que quiere estar conmigo.
Jamal se levantó con Nolan en brazos.
>>—Una relación no quiere decir que al cien por cien la
persona siempre tiene que estar enamorado de por vida.
Para mí el amor no funciona así. No todo es mariposas en el
estómago, eso no es realista a largo plazo.
Jamal sonrió.
>>—Lo que necesito es una pareja que sea lo
suficientemente madura para entender que las relaciones
no son perfectas, que yo no soy perfecto y a pesar de todo
eso quiere y decide estar conmigo.
Edward lo miró a los ojos.
—¿No crees en el amor de por vida?
Preguntó, Jamal hizo una mueca.
—Por mucho que lo representemos en el corazón, el
amor es un proceso cerebral. Hormonas, feromonas y
neurotransmisores que inundan nuestra neurobiología y nos
transforman químicamente. Esto genera una explosión de
bienestar y se activan los circuitos de autorrecompensa
Edward hizo una mueca.
—Eso no es muy romántico.
—Ser complementarios, tener ganas de contacto,
sentirse correspondido, estar dispuesto a buscar soluciones
positivas, desearse mutuamente y querer mantener la
pasión son seis señales inequívocas de que existe química
en una pareja.
Jamal le dedicó una sonrisa.
>>—Aunque muchos dicen amor, acaba y deciden irse,
yo no estaría dispuesto a marcharme y abandonarte,
Edward. Si me aceptaras, jamás me iría por una simple
discusión, y tampoco me iré porque aparezca un omega que
despierte mis reacciones químicas. Estaría a tu lado para
sanar y para aprender juntos. Así funciona un compromiso y
el verdadero amor. Tú decides amar a la persona.
Edward estaba tan aturdido que Jamal se acercó, se
inclinó y colocó a Nolan en sus brazos. Con las puntas de
sus dedos alzó la barbilla de Edward.
>>—¿Sabes qué? Aunque no lo consideres así, tú tienes
un corazón precioso, a pesar de la sociedad en la que
vivimos. Así que yo estaría dispuesto a no dejarte ir porque
no se encuentra un amor tan bonito todos los días.
Jamal elevó los ojos hasta posarlos en los suyos. Con
suma delicadeza, lo besó en los labios. Al cabo de un breve
instante, Jamal se apartó unos centímetros de Edward. Y
como a Edward al parecer le habían comido la lengua los
ratones, Jamal le dedicó una sonrisa antes de apartarse y
decirle que iría a preparar un poco de café. Una vez que se
marchó, Edward se tocó los labios recién besados con las
puntas de sus dedos y no pudo ignorar a su corazón
acelerado.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•

Para las tres de la madrugada, Nolan estaba


profundamente dormido. Sin temperatura y con una
respiración estable.
Contemplándolo en su cuna, tomó el monitor de bebés y
regresó a la sala de estar para buscar a Jamal, era bastante
tarde o bastante temprano de madrugada para que se
marchara, le informaría que la habitación de invitados
estaba lista para él. Lo encontró cerca del pasillo, estaba
tecleando algo en su teléfono, parecía realmente
concentrado, ya que ni siquiera pareció escucharlo
acercarse.
Edward se recostó contra la pared durante varios
minutos, contemplándolo. Sintió que una tirantez se
instalaba en su pecho. Recordó todo lo que él le había dicho
hace algunas horas. Su declaración tan sincera, su
convicción en sus palabras. Una sensación de satisfacción lo
recorrió y lo tomó por sorpresa. Decidió que las cuestiones
del corazón eran muy confusas. Recordaba cómo había
alardeado acerca de que el amor no existía y jamás le
gustaría pertenecer a ningún alfa. Ahora estaba
considerando que todo lo que creyó en el pasado estaba
mal enfocado.
Edward se sacudió para apartar esos pensamientos
estúpidos. Era inútil cambiar a estas alturas. No buscaba
amor, ni pareja. Estaba sin lugar a dudas, mejor solo.
Cuando resopló, Jamal se apartó la vista de su teléfono
móvil y se giró para mirarlo.
—¿No despertó?
—Está profundamente perdido en los brazos de Morfeo.
Hasta le tengo envidia.
Edward bostezó.
>>—Suerte la de él. Nosotros tenemos que ir a trabajar
en unas horas.
Jamal asintió.
—Será mejor entonces que me marche y vayas a
descansar, Eddy.
Edward parpadeó ante esa afirmación.
>>—Si algo ocurre, no dudes en llamarme.
—¿No te piensas quedar? La habitación de invitados está
lista.
Preguntó sorprendido y algo molestó también. Esta no
era la primera a ocasión que Jamal se quedaba en su casa
¿Por qué ahora andaba de remilgoso? Cuando lo visitaba
mientras estaba de viaje, Jamal nunca se quedó en un hotel.
—No será prudente que lo haga.
Jamal le dedicó una sonrisa que parecía bastante falsa.
—¡No seas ridículo! Son las tres de la madrugada, si te
marchas ahora, no dormirás absolutamente nada.
Jamal se encogió de hombros.
—Estoy acostumbrado a guardas de más de veinticuatro
horas. No te preocupes por eso y ve a dormir, Edward.
¿Cómo lo llamó? Edward se molestó y se acercó a Jamal
para sujetarlo del brazo cuando él intentó ir hacia la puerta.
Edward pensó que se iba a morir de la vergüenza en aquel
preciso instante ¿Cómo era posible que la situación se
distorsionara hasta este punto?
—No somos niños, Jamal. Ya te has quedado en otras
ocasiones. Dijiste que nuestra amistad no cambiaría.
—Todo va a ir bien, Edward.
Jamal se giró hacia él y le puso las manos sobre los
hombros y le dio un afectuoso apretón.
>>—Realmente va a ir muy bien. Respetare tu decisión,
pero por el momento, yo necesito un poco de distancia ¿De
acuerdo? Recuerda que aunque lo neguemos, ambos
tenemos una naturaleza de género y no quiero hacer algo
de lo cual después me llegue a arrepentir o peor… Que haga
que me odies.
Su voz estaba llena, calma, pero no ayudó. Edward
respiró profundamente varias veces en un intento por
calmarse. Eso tampoco la ayudó. Y luego Jamal lo atrajo
hacia sus brazos y lo abrazó con fuerza. Edward dejó
escapar un pequeño suspiro y se acomodó en ellos. Iba a
salir todo muy bien. O todo muy mal. Se apartó un poco
para poder mirarlo a los ojos. Había en ellos calidez y
también un poco de alegría.
>>—Valoró tu amistad, Edward. Y amo a Nolan. Por ese
motivo no pienso poner en riesgo nada simplemente porque
no puedo controlarme por el momento. Jamás te obligaría a
hacer algo que tu no deseas, así que deja de preocuparte.
Le dijo, con la voz convertida en un susurro
tranquilizador. Pero ese “Edward” lo estaba molestando.
—¿Cómo sabes que estoy preocupado?
Jamal sonrió.
—Tienes la misma expresión en el rostro que la que
tenías la noche en que te enteraste de que estabas
embarazado. Siempre eres muy bueno controlando tus
emociones y solucionando tus conflictos. Te preocupas y te
aterras cuando no sabes qué hacer.
Edward dirigió la mirada hacia el pecho de Jamal.
—Me gustas, Jamal. De verdad. Pero no sé si podré…
Edward no terminó la confesión. Otra vez regresó a los
brazos de Jamal y descansó contra él. Jamal estaba
complacido al ver que Edward era capaz de ser sincero con
él, pero también estaba frustrado. Hasta ese momento no
se había dado cuenta de lo importante que iba a ser
facilitarle las cosas lo más posible a Edward. Iba a requerir
tiempo, paciencia y una buena cantidad de vigor.
—¿De qué tienes miedo, exactamente?
Preguntó Jamal. No le respondió. Ahora estaba
temblando, e Jamal supo que no era de frío.
>>—Simplemente tienes que tener la determinación de
elección, compromiso, apoyo mutuo, reciprocidad y un
esfuerzo por mantener la relación unida. El amor, en
definitiva, se construye cada día
—No quiero que un alfa me controle, me domine y me
diga que hacer.
Hizo ese anuncio de manera precipitada. Ahora Jamal
estaba más perplejo.
—Yo no quiero hacer eso.
Comenzó a frotarle la espalda mientras esperaba que
Edward le contestara.
—Un alfa siempre impone su dominio sobre el omega.
Tartamudeó Edward. Continuó acariciándole la espalda.
Edward cerró los ojos y dejó que lo tranquilizara. Sin duda,
era el hombre más considerado del mundo y, cuando era
tan tierno con él, no podía evitar sentir lo que sentía por él.
>>—La naturaleza del omega es someterse, yo no
puedo, entonces te voy a desilusionar.
—No me vas a desilusionar.
—Realmente creo que sí.
Susurró.
>>—Soy egoísta, celoso, impulsivo, rencoroso, nada
dócil, rebelde y orgulloso, Jamal. No son cualidades nada
lindas en un omega.
—Tú eres lindo.
Le dijo con gran autoridad. Respiró profundamente y
luego se apartó de Jamal. No podía mirarlo a los ojos y sabía
que se estaba ruborizando. A continuación no pudo evitar
besarlo. Lo besó con la mano en la nuca de él y al instante
se vio consumido por su sabor. Edward no lo apartó y Jamal
se sintió muy agradecido por eso. Profundizó el beso. Sus
lenguas se encontraron. La necesidad, el deseo y la lujuria
se apoderaron de ellos y él lo alzó en vilo y lo llevó a la
habitación. Edward no se opuso, lo cual fue la señal que
Jamal necesitaba.
Jamal sonrió cuando abrió la puerta del dormitorio y dejó
caer sin miramientos a Edward sobre la cama. Edward pasó
la lengua por los labios resecos cuando Jamal se quitó la
camisa, dejando al descubierto sus grandes pectorales y sus
bien definidos bíceps. Parecía que Edward podía hundirse en
los malditos brazos del alfa. Los músculos eran redondos.
Por lo general, muchos alfas iban por ahí luciendo sus
cuerpos y músculos con ropa entallada o casi sin ropa para
llamar la atención de los omegas. Jamal no. Siempre con sus
camisas de cuello, trajes, corbatas. Era rara la ocasión en
que lograba verlo con una simple camiseta de algodón. Y
ahora tenía la suerte de verlo sin camiseta, su atención fue
atraída a la forma de V que terminaba en el abdomen que
se perdía bajo la pretina de sus pantalones. Edward se
movió de nuevo cuando Jamal se arrastró hasta él, arriba de
él, mirando a Edward con ojos expresivos.
Al llegar arriba, Edward pasó la mano suavemente por el
cuello de Jamal. El alfa era tan increíblemente apuesto. Sus
rasgos eran fuertes y sus labios… rogaban por la atención
de Edward.
Cuando Jamal bajó la cabeza hacia Edward, él abrió su
boca para que la lengua del alfa lo explorara. Gimió ante el
sabor de la masculinidad. El beso de Jamal fue tierno y
suave, una antítesis total a la sensación del cuerpo de acero
de Jamal. Un pequeño gruñido salió de sus labios mientras
la lengua de Jamal lo acariciaba.
Una mano atravesó su cabello, y luego Edward sintió que
Jamal lo enrollaba en su puño jalando a Edward más cerca.
El alfa gimió y fue un sonido ronco, en bruto, que crepitó a
través de él. Edward pasó las manos sobre los hombros de
Jamal y luego por su espalda.
—No puedo dejar de pensar en tomarte.
Declaró Jamal contra los labios de Edward. Edward
debería haber estado asustado ante la necesidad de Jamal,
una necesidad tan profunda que era sobrecogedora. Estaba
pensando seriamente en dejar que el alfa lo tomara.
Edward, por primera vez en su vida, estaba confundido
acerca de qué hacer en la cama.
La presencia de Jamal alteraba todo su sistema,
borrando toda lógica, robando sus sentidos y la razón hasta
que no quedaba nada de su aún muy sólidamente. La parte
lógica que siempre lo había dominado toda su vida, se vio
silenciada por su instinto, el cual le susurraba que
permitiera que Jamal lo tomara en la forma más primitiva.
—Entonces tómame.
Se acostó sobre la cama, estiró los brazos y se rindió
confiado y conforme con su decisión.
—Me tientas demasiado, Eddy.
Jamal tomó la cara de Edward, su mirada fue intensa
cuando acercó su rostro.
>>— Pero si te tomo, no habrá vuelta atrás, no te
marcare hasta que tú me lo pidas. Pero no dejare que huyas
nuevamente.
—¿No me marcarás?
Edward preguntó, con la respiración entrecortada.
—Aún no.
Edward frunció los labios. Siempre luchó contra los alfas
que deseaban marcarlo en el mismo instante en que Edward
les daba la bienvenida en su cama. Sin embargo, a pesar de
todos sus discursos del compromiso, Jamal se negaba a
hacerlo su omega. Cosa que en ese preciso instante Edward
hubiera aceptado, aunque se arrepintiera después. Y Jamal
lo sabía, por eso no lo hacía. Edward sonrió. ¿En verdad
existía un alfa tan considerado con un omega? Fue entonces
cuando su maldita conciencia susurró el nombre de Nikolái.
—Iremos lento. Nos conoceremos el uno al otro y
aprenderemos a confiar.
Edward podía ver la duda y la precaución en los ojos de
Jamal. Realmente temía que Edward lo rechazara en un
futuro. No podía culpar a Jamal por sus miedos. Ya que era
lo que siempre hacía y se regodeaba en anunciarlo.
—Vivamos el ahora.
Edward giró la cabeza, besando la palma de Jamal.
>>—Prometo que no enloqueceré mañana.
Jamal cerró los ojos mientras bajaba la cabeza. Edward
podía sentir la lucha en el interior del alfa. Edward no sabía
qué más decir para convencer a Jamal que él no intentaría
huir <<De momento>>. De verdad que estaba
intentándolo, pero no era un adivino. No podía asegurar lo
que sucedería mañana, o en una semana o unos meses.
—Vas a ser mi perdición, Eddy.
Susurró Jamal mientras se inclinaba y capturaba los
labios de Edward de nuevo, aunque esta vez el beso no era
ni tierno ni suave, pero rotundamente lo marcaba como su
propiedad. Jamal estaba reclamando a Edward.
Edward estaba desesperado por respirar, y fue capaz de
recuperar el aliento cuando Jamal se apartó, rasgando la
camisa del cuerpo de Edward. Tal acción tan primitiva causo
que el pene de Edward se alzara duro como el acero. ¿Este
era el tranquilo doctor Jamal Cooper?
Edward empujó sus pantalones, pateándolos a un lado
cuando Jamal hizo lo mismo con los suyos. Jamal estaba
desnudo, y era impresionante entre sus piernas. Tal cual un
alfa debería ser. Cuando se reunieron de nuevo, la piel de
Jamal estaba tan caliente que casi quemó a Edward. El
hombre era un muro de fuerza, sólida y resistente. Pasó las
manos por los pectorales de Jamal, y luego se inclinó hacia
delante, tomando un puntiagudo pezón en su boca.
Jamal siseó mientras tomó la parte posterior de la
cabeza de Edward, acercándolo, murmurando palabras de
aliento. Edward tomó la tetilla del alfa entre sus dientes y
lengua, sus manos trazaron cada línea, cada cresta en el
cuerpo del alfa. Pasó la lengua por el pecho de Jamal.
Edward sintió la mano de Jamal entre ellos mientras él se
daba un festín con el cuerpo del alfa. Separando las piernas,
Edward estaba desesperado por sentir los dedos de Jamal
dentro de su cuerpo. Los dedos de Jamal presionaron contra
el culo de Edward.
—Ahora no hay vuelta atrás.
Jamal exhaló bruscamente.
—No quiero retroceder.
Edward apenas podía hablar o pensar al sentir
centímetros de Jamal en su interior con cada pequeño golpe
de su dedo.
—Cielos, esto es mucho mejor que en mi imaginación.
Jamal le dijo a Edward, su voz fue áspera, llena de
lujuria. Edward sonrió al darse cuenta de lo que estaba
declarando. Era un alivio saber que no era el único que
tenía fantasías sexuales. Edward gimió de placer cuando
otro dedo se unió al primero, estirándolo con un delicioso
calor. La increíble y sensual sensación de los dedos de Jamal
estaba malditamente cerca de hacer que Edward se
corriera. Sentir los dedos de Jamal dentro de él enviaba
miles de calientes sensaciones recorrer su sistema. Jamal
sonrió con una sensual y tentadora curva en sus labios.
>>—¿Te gusta esto, Eddy?
El pene de Edward se sacudió con el entusiasmo en la
carnal voz de Jamal. Edward se alzó un poco, para alcanzar
el cajón de su mesilla de noche.
>>—Espero que algo más que tus dedos se deslicen
dentro de mí.
Murmuró al oído de Jamal entregándole un preservativo.
El alfa deslizó un tercer dedo dentro de culo de Edward,
mientras con la otra mano aceptaba el preservativo y
arrancaba el envoltorio con los dientes <<Irónico que los
médicos no recomiendan hacer eso, y precisamente él lo
hace>>.
>>—Ten cuidado con lo me pides, Eddy.
Las palabras fueron pronunciadas en un bajo gruñido de
advertencia. Rápidamente, se apartó y se colocó el
preservativo para inmediatamente después separar las
piernas de Edward con un movimiento casi violento.
>>—No tienes idea de lo mucho que te he deseado.
El cuerpo de Jamal se movió con fuerza, levantó con sus
manos a Edward mientras colocaba la gruesa cabeza de su
pene contra su entrada. Edward agarró los hombros de
Jamal y jadeó cuando la longitud del pesado pene de Jamal
entró en él, estirándolo y deslizándose profundamente.
Jamal enterró su rostro en el húmedo cabello de Edward.
>>—No te muevas ni un centímetro, por favor.
Jamal estaba luchando por el control. Edward podía
sentir el cuerpo del hombre temblar mientras yacía sobre él.
No tenía ningún problema en hacer lo que Jamal le pidió por
qué Edward necesitaba un momento para permitir que su
cuerpo se adaptara al pene dentro de su culo. El erotismo
de tener a Jamal arriba de él, la longitud de su caliente
cuerpo presionando a Edward, las manos plantadas a ambos
lados de la cabeza de Edward, tenía a Edward arqueando su
espalda, presionando el rígido pene dentro de él. Jamal
mordisqueó la clavícula.
>>—Dije que no te movieras.
Ahora, Edward jadeaba.
—¿Cuánto tiempo debo permanecer inmóvil mientras
luchas para no llegar al clímax tan rápido?
Eso fue un reto. Él no quería quedarse quieto. Edward
quería sentir a Jamal moviéndose dentro de él, que lo
jodiera con la pasión que Edward presentía que Jamal
poseía, era un alfa después de todo.
—No es prudente provocarme tan cerca de la orilla.
Advirtió Jamal. Edward podía sentir el pre—semen
escurrir de la cabeza de su pene ante las palabras de
advertencia de Jamal. Quería que Jamal lo dominara.
Levantando sus piernas a cada lado del enorme cuerpo de
Jamal, Edward las envolvió alrededor de la cintura del
hombre.
—Jódeme.
Los ojos de Jamal se oscurecieron. El duro eje de Edward
se frotó contra los músculos abdominales del alfa, gimiendo
y estremeciéndose. Apretó sus músculos internos,
encerrando el pene de Jamal fuertemente.
—Dios…
Gruñó Jamal. Tomando el cabello de Edward en su puño,
los ojos de Jamal mostraron el extremo dominio y una su
sensual expresión. Le gustó contemplarlo de esa forma.
Jamal lo miraba fijamente y el estómago de Edward estaba
tenso y lleno de nudos, haciéndolo temblar mientras veía el
brillo en los ojos del hombre que apenas ocultaba la
fascinación en sus ojos. Edward acunó la cara de Jamal y
jaló a al alfa hacia abajo, hundiéndose en la húmeda boca
del hombre. Besar nunca fue algo que él deseó hacer en el
pasado, salvo Nikolái. Ese pensamiento lo desechó de
inmediato. Luchó contra la culpa que sintió de repente.
Un salvaje sonido vibró en la garganta de Jamal. El
erotismo del momento aumentó cuando él se empujó
profundamente dentro de Edward, arrancando un grito de
sus labios.
Hacía tanto que no se sentía tan lleno, que no sentía el
calor de un alfa envolviendo y el aroma de las feromonas.
Que todo estaba resultando ser tan irreal. Era tan bueno.
Oh, Dios… era tan condenadamente bueno.
—¡Siii, así!
Susurró mientras Jamal raspaba con su lengua el cuello
de Edward.
—Eres increíble, Eddy.
Edward se estremeció al sentir a Jamal morder el lóbulo
de la oreja.
>>—Me encantas, hueles estupendo.
Se estremeció cuando el pene de Jamal golpeó dentro de
él, golpeando su dulce punto una y otra vez. La sensación
de su eje enterrado tan profundo dentro de Edward, la
palpitante cabeza del pene lleno de sangre en las
profundidades de su cuerpo, tenía sus sentidos
tambaleándose. Sus manos se apoderaron del redondo
trasero de Jamal, su clímax recorrió a Edward, y un grito
primitivo salió de su pecho.
Jamal seguía empujándose, sobre Edward, hasta que un
salvaje gruñido vibró contra su oído. Sintió el pene de Jamal
hincharse en su interior y a su cuerpo temblar mientras
alcanzaba su clímax. Edward yacía empapado en sudor y
semen, saciado como nunca antes.
Para él fue de un placer increíble. En ese momento se
sintió invadido por una claridad absoluta, por una lucidez
que amenazaba con volver del revés su vida y su mundo.
Esa sensación lo asaltó con fuerza, como el destello de una
estrella fugaz, o como si le hubieran dado en la cabeza con
un martillo.
De pronto no existía nadie en el mundo que ellos dos
tratando de controlar sus agitadas respiraciones.
Sin embargo, para alguien como él, con sus costumbres
arraigadas, sintió inquietud. Los sentimientos que recorrían
su cuerpo le eran ajenos, como si pisara tierra extranjera
por primera vez. Estaba en un lugar donde no había estado
nunca y no sabía qué pensar de todo aquello. El aire ya no
era solo para respirar. Todas las moléculas de su cuerpo
estaban vivas, circulaban vigorosamente por sus venas
como sangre a la que le hubieran suministrado oxígeno
después de una larga sequía. Jamal los hizo rodar y al final
la cabeza de Edward quedó recostada contra su pecho.
Jamal no dijo nada y Edward tampoco. No había
incomodidad en el silencio, solo una calma tranquila
después del placer.
Capítulo 17
Edward se despertó al oír un ruido, se estiró en la cama y
de repente fue consciente de lo ocurrido la noche anterior.
No se atrevía a mirar, pero lo hizo, estaba solo en la cama.
¿Lo había abandonado? No importaba en realidad. Miró el
reloj de la mesilla y se dio cuenta de que eran las seis
treinta de la mañana. Espantado pensó en Nolan. Estuvo a
punto de saltar fuera de la cama cuando la puerta se abrió y
entró Jamal completamente vestido con Nolan en brazos.
—Buen día.
Murmuró Jamal haciendo la seña universal de guardar
silencio con su dedo contra sus labios. Se aproximó a la
cama y colocó a Nolan a un costado de Edward.
Sorprendiéndolo completamente, se inclinó sobre Edward y
depositó un suave beso en los labios, un roce, una caricia.
>>—A tomado biberón y he cambiado el pañal. ¿Por qué
no duermen un poco más?
—¿Te vas?
Le preguntó él ajustando la sabana sobre sí mismo y
colocando una mano protectoramente sobre Nolan.
—Sí, una consulta urgente.
Pasó la mano por su mejilla.
>>— Duerme, es temprano.
Dijo con ternura y Edward se sintió incomodó.
—Pero tampoco has dormido…
—Shhhh.
Puso un dedo en los labios y lo empujó sobre la
almohada.
>>—Estoy bien. Descansa un poco más.
Le dio nuevamente un fugaz beso, se inclinó también
para besar a Nolan en su mejilla regordeta y después se
marchó. Ni un te llamaré, ni un te veo luego, ni nada de
nada.
Sintiendo un poco de vergüenza, Edward se giró de
costado y atrajo a Nolan a sus brazos. Aspiró el delicioso
aroma a bebé. Intentó por todos los medios no sonrojarse al
recordar lo ocurrido. <<Ok, todo lo que llegó a pensar del
doctor Cooper estaba equivocado>>. Jamal podía ser lo
suficientemente fogoso y provocador como para excitar a
cualquiera, pero también lo suficientemente caballero y
discreto para ser considerado.
Al final Edward estaba tan cansado que volvió a
quedarse dormido. Hasta casi las ocho de la mañana que
llegó Lexi. Eso quería decir que llegaría tarde al trabajo.
Rápidamente, envió un mensaje a Luc para avisarle y
decidió tomar una larga ducha. Cuando se estaba
terminando de alistarse, entró una llamada de Luc.
—¿Sí?
Preguntó bostezando.
—Buenos días. ¿Cómo sigue Nolan? Si no quieres asistir a
la oficina no te preocupes, me haré cargo de lo más
importante.
—Él se encuentra genial. Descansó muy bien después
del drama inicial. Creo que le ayudó mucho la presencia de
Jamal.
Volvió a bostezar.
—Ya veo, has dormido poco o nada, ¿eh?
—Seguramente tú también conoces de desvelos gracias
a Lukas. No te preocupes, te aseguro que no me dormiré
sobre el escritorio.
—Ya me acostumbré a no dormir, por eso sé de lo que
hablo. Constantemente me preocupo por Henry, es más
difícil para él que para mí.
—Lo comprendo por lo menos Henry te tiene a ti. Entre
en pánico, por eso tuve que llamar a Jamal.
—Y tú tienes a Jamal.
Edward enarcó una ceja entrever la insinuación de Luc
en sus palabras.
—¿Acaso él te dijo algo?
Demasiado tarde comprendido su error. Luc rio.
—¿Sinceramente? No, simplemente intento averiguar por
mi cuenta, eres bastante obvio, Edward. Durmió ahí ¿Cierto?
—No es la primera vez que me ayuda con Nolan.
Comentó de mala manera, estaba a punto de colgar la
llamada.
—¿Solamente durmió en tu casa?
—Luc
Le advirtió, pero obviamente Luciano Hallman no
cedería.
—¿Dormir, dormir?
—Ha dormido aquí.
Dijo en tono muy serio, recalcando sus palabras.
—¿Y en qué cama durmió?
Edward apretó los labios renuentemente. Estaba claro
que Luc no se rendiría, era mejor acabar con esto ahora.
—En mi cama. Conmigo ¿Estás contento?
Dijo frustradamente y la risa de Luc lo hizo enfurecer
más.
—Era más que obvio que sucedería tarde que temprano.
Tú eras el renuente, a él es evidente que desde hace tiempo
de que le gustas, no te quita los ojos de encima y tú… Le
dabas demasiadas vueltas a las cosas
—¡Estaba siendo precavido!
Se defendió inmediatamente.
>>—Estoy apenas superando las consecuencias de un
intento de relación fallida y mi miedo al compromiso.
Además de mi temor a perder la amistad de Jamal. Lo que
menos quiero es hacerle daño y ahora no solamente soy yo.
Suspiró cansado. Se dejó caer sobre la cama y cayó de
espaldas con un brazo extendido y el otro sosteniendo el
móvil contra su oído.
—Ya lo sé, pero no puedes vivir eternamente
preocupado.
Escuchó a Luc suspirar.
>>—¿Y qué tal? ¿Cómo te sentiste esta mañana con el
paso que diste? Supongo que ahora estarás abrumado. ¿Se
pusieron las cosas extrañas con Jamal a la luz de la
mañana?
—No lo sé.
—¿Cómo?
Preguntó confundido.
>>—No me digas que se fue como un criminal en la
madrugada, porque Jamal no me parece ese tipo de
hombre.
—No, no es eso.
Edward dudó.
>>—Se despertó temprano por una urgencia médica. Le
dio un biberón a Nolan, lo cambió y después lo trajo a mi
cama, y me ordenó que durmiera un poco más. Después
nos dio un beso a cada uno y se marchó.
Repetía la escena en su cabeza, una y otra vez.
—¿Y eso es malo?
—No… No lo sé.
Resopló.
>>—La verdad es que no tengo la menor idea de cómo
debo sentirme o que esperar. Ni siquiera me dijo nada, no
sé si debería de haberme dicho algo, o quedáramos en algo.
—Pues llámale y pregúntale.
Sugirió Luc con paciencia.
>>—Te estas comiendo la cabeza por nada. ¿Qué es lo
que te preocupa? ¿Qué después de tener sexo él no
volverá?
—No…
La verdad es que no pensó en eso. En el pasado él era
quien tenía sexo y no volvía. Jamal no haría eso ¿O sí?
—Él dijo que no solamente quería sexo de una noche,
sino un compromiso por parte de ambos.
—Si dijo eso, no debes preocuparte por tonterías. Pero si
sigues preocupado. ¡Llámale y coméntale tus inquietudes,
eso hacen las parejas!
Luc resopló frustrado.
>>—Y si eso no te convence, hazlo a tu estilo, llámale y
provócalo un poco, eres bueno en eso. O preséntate en su
consultorio y folla con él sobre su escritorio, eso…
Edward cortó la llamada. No quería esa imagen en su
cabeza. Así que mejor optó por terminar la llamada. Aun
sabiendo que Luc llevaba razón, pero ¿Cómo iba a llamar a
Jamal y provocarlo? Ciertamente, no sería la primera vez
que lo hacía con un alfa, pero esto era diferente ¿No es así?
Si esto era algo serio, no sería apropiado que Edward hiciera
sus fechorías pasadas ¿O sí?
El teléfono interrumpió sus pensamientos a los pocos
segundos. Descolgó con gesto de enfado sin mirar la
pantalla.
—¡Tú Ganas! Está bien, le llamaré, le diré que estoy loco
por follar con él de nuevo. Que quiero hacerle unas cuantas
cosas indecentes en su consultorio y sobre la mesa de mi
despacho. Le aseguraré que me excita tanto que creo que
de solamente pensarlo creo que estoy preparado y dilatado
para follar ¿Te parece eso bastante provocación?
Preguntó a su amigo.
>>— ¿Crees que entenderá el mensaje?
Dijo esto último atropelladamente.
—He entendido el mensaje.
Era Jamal.
>>—¿Estás bien?
¡Nooooooooooooo! Edward miró la pantalla y se dio
cuenta de que efectivamente no había imaginado esa
tranquila voz. Se golpeó con la frente con la mano libre.
¡Maldito estúpido! ¿Cuántas veces más se avergonzaría
delante de este hombre? Quería gritar, tirarse por la
ventana, esconderse bajo la cama, cualquier cosa.
—¿Eddy?
—¿Sí?
Logró decir.
—¿Estás bien?
Edward sonaba realmente preocupado.
—Más o menos. Disculpa, pensé que eras Luc.
Era la verdad a medias, ahora mismo se sentía tan
avergonzado y humillado que estaba a punto de suicidarse.
—Me lo imaginé.
Comentó él con un ligero tono de diversión.
>>—Pero a mí también me gustaría saber de esas cosas
que quieres hacerme en mi consulta. Ahora que lo pienso
una de mis fantasías es follar en el cuarto de suministros
¿Te apuntas?
—Jamal… por favor.
Susurró avergonzado. Jamal rió más alto.
—No tienes por qué avergonzarte. Si gustas también
puedo contarte sobre todo lo que deseó, acerté.
Edward cerró los ojos con mortificación.
—No… No lo hagas, por favor.
—De acuerdo.
Escuchó la carcajada de Jamal.
>>—Lo dejaremos para esta noche, no quiero estar
empalmado todo el día.
Volvió a reír.
>>—Te llamé para avisarte que tratare de estar libre
sobre las seis. Yo te preparare la cena. Nos vemos más tarde
entonces…
—Ok.
Contestó escuetamente. Él hizo una pausa.
>>—Después de la cena puedes intentar seducirme si lo
deseas.
Jamal no le permitió contestar. Terminó la llamada y
Edward se quedó como tonto. Sin proponérselo, había
seguido el concejo de Luc. Y resulto que simplemente esa
mañana se había preocupado por nada, Jamal no estaba
huyendo ¿Era así como funcionaban las relaciones? Quien
sabe. Pero al parecer sus costumbres arraigadas no tenían
por qué cambiar. Jamal era un alfa. Él seducía alfas. ¿Por
qué se avergonzaba?
Capítulo 18
—Hola, doctor Cooper. ¿Puedo pasar? Es urgente.
—Adelante. Solamente no tengo mucho tiempo. Necesito
terminar estos expedientes antes de entrar a cirugía.
—No lo entretendré mucho doctor, solamente necesito
unos minutos de su tiempo.
Comentó Camil conteniendo la risa.
>>—Lo que sucede es que quiero saber si los rumores
son ciertos.
Jamal fulminó con la mirada a Camil.
—¿Eso es urgente?
Contestó sin mirarlo, sabiendo a qué se refería.
—Se dice, se susurra, se comenta, se rumorea entre las
enfermeras, que cierto médico ha aparecido a primera hora
de la mañana, vestido informalmente con vaqueros y
playera, con un sutil aroma a feromonas omegas y con
evidentes signos de haber pasado la noche fuera de casa.
Camil y él se habían conocido años atrás. De hecho,
inicialmente era amigo de Declan y fue él quien sugirió que
Camil fuera el encargado de recursos humanos en la clínica
cuando se asociaron. Con los años entre ellos había nacido
una buena amistad. Una de las tantas cosas que
últimamente también le molestaban a Declan.
—¿Eso se dice?
Lo sabía, por mucha prisa que se había dado, alguien se
había dado cuenta.
—Efectivamente.
Camil sonrió como el gato que salía en la película de
Alicia en el país de las maravillas.
>>—Y Necesito que me cuentes el chisme completo,
esto es oro puro. Es la primera vez que el correcto y
educado doctor Cooper está en vuelto en el chismorreo de
los pasillos. Cuéntame ¿Quién es la afortunada o
afortunado?
—No hay nada que contar.
—¡Y una mierda Cooper! Yo te cuento hasta el último
detalle de mi vida.
—Cosa que está muy bien, a ti te encanta hablar de tus
conquistas, pero yo soy un caballero.
—¿Te estás escuchando? ¡Qué arcaica la forma de
pensar! Eres demasiado controlado. Por ese motivo, muchos
y muchas dudan siquiera que tengas sangre en las venas.
Con intención de intimidarle, se sentó encima de la mesa
tapándole el acceso a los expedientes y chasqueó los dedos
incitándole a hablar.
>>— Venga, cuéntame ¿Quién es?
Camil le guiñó el ojo.
>>—Quiero saber quién fue la persona que logró sacarte
de tu caparazón.
Jamal se recostó y suspiró.
—Sí, he pasado la noche con un omega, ¿Contento?
—No. Quiero más detalles. ¿Quién es? ¿Es algo serio o
cosa de una noche? ¿Lo conozco?
—No es de tu incumbencia.
—No te hagas el tipo duro, me lo debes. Tú y Declan me
tienen todo estresado con sus malos humores de las últimas
semanas. Todos en la clínica están agobiados por su
repentina rivalidad y los rumores sobre el rompimiento de la
sociedad los tiene preocupados.
Camil lo amenazó groseramente con un dedo.
—Además, sabes que me enteraré tarde o temprano,
basta con que le envié un mensaje a uno de tus hermanos.
Así que suelta la sopa de una vez.
Le provocó.
—Es un hombre omega, y mis intensiones son serias,
salvo que no sabemos si funcionara.
—Tú quieres que funcione, de eso estoy seguro. No eres
de los que toman el sexo a la ligera.
Camil suspiró.
>>—Te falta la tercera pregunta por responder. ¿Lo
conozco?
Jamal apretó los labios. Lo que confirmo la respuesta con
su silencio.
>>—Genial, entonces lo conozco. Dime quien es.
Jamal simplemente se quedó mirando fijamente a Camil.
Él, sin embargo, no se dio por vencido.
>>—¿Es empleado de la clínica? ¿Un paciente? ¿Un
amigo en común? ¡Vamos Cooper, dime quien es!
—El único e inigualable Edward Arslan, sin lugar a dudas.
Anunció Declan abriendo la puerta de par en par. Camil
saltó fuera de la mesa y miró asombrado sucesivamente
entre Declan y Jamal. Por su parte, Jamal miraba
impasiblemente hacia Declan.
—¿Qué acabas de decir?
Preguntó Camil con incredulidad.
—El gran afortunado nuevo amor del doctor Cooper es
Edward Arslan.
Dijo con desagrado.
>>—Y hasta donde se puede presumir, tienen un bebé
¿No es así, doctor Cooper?
Jamal no quería caer en provocaciones. Pero le estaba
costando tanto trabajo contenerse.
—Jamal ¿Es cierto eso?
Preguntó Camil incrédulo.
—Sí, absolutamente.
Escupió Declan.
>>—Reconocería el olor de esas feromonas entre miles
de omegas.
Declan se acercó a su escritorio y plantó ambas palmas
de las manos sobre la madera y se inclinó para mirar
fijamente a Jamal.
>>—Quien mejor que yo para reconocerlas, puesto que
me revolqué con él un millón de veces.
Su mirada brilló con maldad.
>>—Es el mejor en la cama ¿No es así, Cooper? Sabes lo
bueno que es, muchos otros alfas saben lo bueno que es.
—Declan… ya basta.
Camil quiso intervenir al ver cómo Jamal apretaba los
puños sobre su regazo, estaba luchando enormemente por
contenerse. No quería nuevamente armar un escándalo en
la clínica.
—Ni siquiera el correcto y caballeroso doctor Cooper
pudo resistirse a los encantos de ese omega.
Declan se aproximó mucho más.
>>—Eres un maldito sinvergüenza. Por fin muestras tu
verdadera cara. Primero Denver y ahora Edward. Eres un
traidor.
—Ya basta, Declan.
Camil intentó alejar a Declan, pero él estaba llenó de
odio hacia Jamal, no estaría conforme hasta que soltara su
veneno.
—Claro que lógicamente terminarías desechando a
Denver si Edward Arslan tiene un hijo tuyo.
Declan lo miró con maldad.
>>—¿Y estas seguro que es tuyo?
Se burló.
>>—Puede ser mío o puede ser de cualquiera.
Jamal se alzó. Ya estaba harto. Sin importarle la
advertencia de Camil. Jamal sujetó a Declan por la solapa de
la chaqueta y acercó su rostro a milímetros de su cara.
—Sé que intentas provocarme.
Dijo con voz mortal. Camil intentó separarlos. Pero la
furia de ambos era mucha.
>>—Buscas un enfrentamiento para menguar la culpa
que sientes.
La mirada de Declan se ensombreció.
—¡Tú me traicionaste! Primero con Denver y ahora con
Edward. Eres un descarado. Un lobo que no muestra su
verdadera cara.
Jamal lo empujó hacia atrás, alejándolo de él antes de
que hiciera lo que deseaba hacer. Matarlo a golpes.
—No me culpes a mí por tus errores.
Dijo en tono mordaz.
>>—Lo arruinaste con Denver y ahora deseas reparar tu
orgullo herido con Edward.
—¡No te atrevas…!
—¿A qué?
Lo interrumpió.
>>—¿A decirte la verdad? Te lo advertí. Tus juegos de
cama te costarían caros. Hazte responsable de tus errores y
deja de culpar a los demás.
Declan nuevamente se iba a lanzar sobre Jamal, pero
Camil se interpuso.
—¡Ya es suficiente! No pueden nuevamente agarrarse a
golpes.
Camil se enfrentó a Declan.
>>—Será mejor que te marches. No empeores más las
cosas.
Declan iba a protestar, pero la mirada de advertencia de
Camil lo silenciaron. Fulminado a Jamal con la mirada. Se
giró furioso y se marchó azotando la puerta fuertemente.
Cansado, Jamal se dejó caer pesadamente sobre su silla.
Evitó una pelea encarnizada, pero esto aún no terminaba.
—¿Puedo preguntar cómo es que Edward Arslan y tú…?
Camil se giró hacia él.
—No sabría por dónde empezar.
Admitió él.
>>—Han pasado muchas cosas estos últimos meses.
—Y todas tienen que ver con Edward Arslan.
Afirmó Camil
—Pues sí.
—No es que te culpe, Edward Arslan es…
Camil carraspeó ante la mirada de advertencia de Jamal.
>>—El niño que Declan menciono… ¿Es tuyo?
Jamal confiaba en Camil, él mismo era partícipe de
muchos de los secretos de Jamal y viceversa, así que podía
perfectamente hablar de todo con él y con total libertad, sin
embargo…
—Sí.
Contestó con confianza, ya que él pensaba en Nolan
como suyo. En Edward como suyo también. Por lo tanto, si
los reclamaba, nadie tenía derecho a dudar de su palabra.
—Wow, esto es… Inesperado.
Camil parecía asombrado.
>>—De todos los omegas que te acosan, jamás imagine
tu interés terminaría en Edward Arslan. Y sobre todo nunca
pensé que él tendría a tu hijo.
—Edward no es el diablo.
Fulminó a Camil con la mirada.
—No, no es eso.
—Pues explícamelo.
—Es Edward Arslan. No es desconocido que él siempre
ha tenido un criterio muy… drástico en cuanto a eso de las
relaciones alfas y omegas. O al amor en sí. Yo
personalmente no lo he tratado, pero los rumores vuelan
¿Sabes? Y Declan no es un caballero respecto a sus
conquistas, ni otros alfas clientes de la clínica.
Camil hizo una mueca.
>>—Y por lo que se, tú siempre has buscado una pareja,
una relación estable…
Jamal suspiró y entrelazó las manos sobre el escritorio.
—No espero que me comprendas, ni tampoco quiero que
me juzgues.
Dijo sinceramente.
>>—Tampoco estoy afirmando que las cosas sean
sencillas entre nosotros. Edward es precavido con sus
emisiones y tiene muchas dudas. No sé, de verdad cómo
hacerlo comprender que no tiene nada que temer.
Suspiró, Camil por su parte entrecerró sus ojos.
—Edward no es diferente a cualquier otra persona. Por
supuesto que siente emociones, salvo que es bastante
precavido y respeto eso. Lucha contra su naturaleza de
género y es un omega al cual respeto mucho, ha llegado
lejos a pesar de las críticas sociales.
—¿Pero…?
Preguntó con una ceja arqueada.
—Sé comprensivo, todos tenemos dudas, aunque él se
muestre seguro de sí mismo todo el tiempo, eso no exime el
hecho de que tal vez también vivió malas experiencias que
lo orillaron a ser lo que es ahora. ¿No me digas que tú no
tienes dudas sobre esta relación?
—Pues claro, pero…
—Entonces lo único que tienes que hacer es confiar en
que todo saldrá bien.
—Puede ser…
Musitó pensativo.
—Ten paciencia. Lo que sea que hiciste para que Edward
Arslan confiara en ti y te diera un hijo, continúa haciéndolo
y terminaras por enamorarlo completamente. Ahora que lo
pienso, opino que forman una bonita pareja.
Jamal sintió una punzada en el pecho ante tal afirmación.
Pero guardo silencio.
>>—Y quiero conocer a tu hijo.
Sentenció y miró el reloj.
>>— ¡Mierda! Tengo que irme, voy tarde a una reunión.
Se levantó a toda prisa.
>>— Te veo luego.
Jamal solamente alzó la mano a modo de despedida.
Dudas, dudas, claro que tenía dudas. Maldita sea.
Capítulo 19
Edward se giró hacia la puerta e hizo la señal a Jamal
para que guardara silencio. Nolan estaba dormido en la
cuna portátil en la sala de estar. Jamal sonrió y asintió con la
cabeza.
—¿Cómo pasó el día?
Preguntó Jamal en voz baja.
—Según Lexi, comió y durmió como siempre.
Edward dejó el libro que estuvo leyendo y se levantó…
sin embargo, se quedó sin saber qué hacer ¿Tenía que ir a
besarlo? ¿Abrazado? Esto era tan incómodo.
>>—¿Quieres tomar vino o prefieres un café?
Preguntó para romper el silencio. Jamal por su parte dejo
las bolsas en el suelo cerca de la columna que dividía la sala
de estar y el comedor y se acercó a él y antes de que
pudiera dar un paso más hacia la cocina, Jamal lo sujetó por
detrás.
—Lo único que me apetece es devorarte a ti.
Acercó sus labios al cuello de Edward. Él inspiró con
fuerza, su cuello tenía demasiadas terminaciones nerviosas,
además las feromonas alfa de Jamal comenzaron a
abrumarlo.
—Jamal…
Habló con voz ronca, apretando más fuerte su agarre
sobre su cintura, Edward sintió la erección de Jamal contra
su espalda baja.
—No puedo contenerme, maldita sea.
¿Quién dijo que Jamal era retraído? Eso era toda una
declaración de intenciones. Este era un Jamal que no
conocía. Y Edward no estaba poniendo objeción alguna.
Jamal parecía que no escucharía razones; sin tiempo para
reaccionar lo empujó hacia el borde del sofá mientras que
metía una mano bajo su camiseta y la otra en sus
pantalones de deporte, su polla saltó al sentir su calor.
—No llevas ropa interior.
Susurró al oído para nada disgustado.
—Te estaba esperando.
Lanzó, pero la verdad era que había tomado un baño con
Nolan al llegar, y después simplemente era más práctico
estar cómodo en casa. Con un bebé no era que pudiera
estar todo el tiempo, contraje y ropa ajustada.
—Estupendo, así me gusta.
Edward apoyó una mano contra la pared más cercana y
con la otra se afianzó en el sofá. Él estaba detrás, notaba
todo su peso en la espalda, rodeándolo de forma que
resultaba imposible escapar de su abrazo, mientras lo
excitaba deliberadamente, envolviendo su polla adolorida
en su puño. Recorrió toda su longitud de forma lenta, una
pasada, dos, tres, jadeó, pero inmediatamente se acordó de
Nolan dormido en su cuna portátil. Se mordió el labio
cuando Jamal masajeó sus bolas para después ir más atrás
y alcanzar su agujero. Ya estaba húmedo cuando introdujo
un dedo en su canal de omega. Edward estaba ardiendo, y
demasiado húmedo, podría correrse allí mismo, si él
continuaba así.
—Jamal…
Rogó él
>>— Por favor.
—Dime.
Empezó a bajar los pantalones de deporte, dejando su
trasero expuesto para él.
>>—¿Me quieres en tu culo?
Edward no podía más, si dejaba que él mantuviese el
control, la iba a torturar, así que se revolvió, no de una
forma muy elegante, hasta quedar frente a él.
—Despertaremos a Nolan.
Jamal no desistió de su intento y lo hizo separar las
piernas e introdujo nuevamente su dedo en su entrada.
—Solamente guarda silencio.
Ordenó, lo alzó en brazos y terminó por tumbarlo en el
sofá de dos plazas. Jamal agarró los pantalones de deporte
y se los quitó de un tirón, él se desabrochó los pantalones y
liberó su polla. Edward tragó saliva mientras lo observaba
colocarse un preservativo rápidamente. Un segundo
después lo volvió a alzar y lo colocó a ahorcajadas sobre él,
Sin más preliminares, Jamal lo penetró de un tirón.
Edward buscó sus labios para acallar su grito de sorpresa.
Sintió las manos de Jamal sujetar sus caderas,
moviéndolas, sincronizándolo con él, de forma que a cada
embestida de Jamal se encontrase con el cuerpo de Edward,
magistral.
>>—Échate hacía atrás.
Susurró él.
>>— Así, perfecto. Quiero verte.
Él obedeció. Jamal se recostó cómodamente en el sofá,
permitiendo ver el cuerpo de él montándole, llevándole a
donde Edward quisiera. Edward alzó su camiseta, para
poder morder el cuello y de esa forma poder acallar sus
gemidos. No obstante, Jamal lo tomó como una invitación.
La alzó un poco más y mordió con ansia un pezón, y le
encantó la respuesta de Edward, que inmediatamente
aceleró el ritmo.
—Eso es Edward, fóllame como quieras.
—E… Eso… Intento.
Jadeó.
—Más.
Pidió él. Edward no sabía qué estaba pasando ¿No se
supone que era él quien llevaba el control? Pues parece ser
que no, Jamal frenaba sus propias embestidas dejándolo a él
solo, después sin previo aviso empujaba fuerte, menos mal
que lo sujetaba. Hasta que Edward gimió satisfecho y Jamal
disfrutó de esa reacción, casi desesperado, agarrándolo con
más ímpetu para penetrarlo hasta el fondo y correrse con él.
Sentir las contracciones del orgasmo de un alfa en su canal
era sumamente alucinante.
Jadeante aún, Edward se irguió para acunarle el rostro y
poder besarle. Jamal le encantó eso, era un gesto muy
íntimo, y sobre todo sutil; era el gesto de un omega
apasionado que se mostraba ácido en la mayoría de los
casos, pero que no lo era.
Lo abrazó con firmeza y lo apretó contra sí, sintiéndose
un poco culpable por la precipitación del momento, había
venido a preparar la cena, pasar el rato juntos, pero, en
cambio, saltó sobre él, nada más lo tuvo enfrente. Él
deseaba algo más que simples revolcones rápidos, quería
que Edward supiera que era apreciado y valorado.
—¿Edward?
Preguntó suavemente acariciando su cabeza.
—¿Sí?
Dijo con la voz amortiguada por la camisa de él.
—Esto… esto no es lo que tenía pensado.
Era la verdad.
—¿Qué quieres decir?
Levantó la cabeza para mirarle.
—Mi intención era cortejarte con la cena antes de
llevarte a la cama.
Le sonrió y le dio un beso tierno, sin exigencias.
>>— No quiero que pienses que sólo he venido para un
polvo rápido, no es mi estilo.
Edward rio.
—También pensé que no era tu estilo.
Edward le interrumpió con un beso.
>>—Pero me alegra también enterarme que eres un alfa
con sangre en las venas.
Le sonrió. Se quedaron mirando fijamente, no había nada
que decir. Pero Edward aún sintió a Jamal hincharse de
nuevo en su interior. Y besándolo de nuevo. Todo volvió a
comenzar.
•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•
Una hora después, Edward estaba sentado frente a la
encimera dándole el biberón a Nolan, mientras Jamal
terminaba de preparar la cena. Era una escena bastante
común desde que Nolan nació y Edward descubrió que le
agradaba.
—Cada que te observó cocinar, te noto bastante
relajado.
Dijo Edward mirándole divertido
—En verdad me relaja.
Contestó Jamal mientras picaba unas verduras para la
ensalada.
>>—Al ser el mayor de seis hermanos, mi madre me
enseñó a cocinar para ayudarle de vez en cuando. Descubrí
que me agrada, de no haber estudiado medicina, me
hubiera gustado ser chef.
Dijo con una sonrisa. Edward también sonrió.
—Eres una caja de sorpresas. Porque nadie es tan
perfecto, debes tener algún tipo de rareza oculta.
—Muchas, ya las irás descubriendo.
Se rio.
>>— ¿Cenamos?
Jamal colocó enfrente de él un plato de filete con
ensalada y tomates. Edward sonrió.
—Dudo mucho que seas de esos alfas raros.
Comentó. Edward ya lo había pensado antes, Jamal no
era como los alfas a los que siempre había tratado, no era
que tratara con muchos alfas a modo personal, ya que en el
pasado únicamente le importó el sexo. Sin embargo, la gran
diferencia entre esos alfas y Jamal, era el trato que siempre
había tenido hacia él. Cómo hablaba relajadamente, cómo
se comportaba con máxima educación, nada fuera de lugar.
>>—Siempre eres perfecto, tranquilo, tan caballero,
dices las frases correctas, nada te despista.
—¿Y eso es malo?
Preguntó mirándolo por encima de la copa del vino.
—No, simplemente es la falta de costumbre. Estaba algo
familiarizado con el gen alfa dominante…
Se calló de golpe, no opinaba que sería correcto hablar
de otros alfas. Pero Jamal no mostró desagrado.
—Es gracias a mi padre.
Se encogió de hombros.
>>—Siempre nos educó bajo la enseñanza de que la
cortesía y el respeto abren muchas puertas.
—¿Todos tus hermanos son igual a ti?
Preguntó tras dejar el biberón de Nolan sobre la
encimera. Lo alzó para sacarle el aire, pero Jamal se lo quitó
y colocó el niño sobre su hombro para hacer la tarea él
mismo.
—Cada uno tiene sus calidades y sus defectos, pero en
general somos del mismo carácter. Dalil, es alegre e
introvertido, por eso es profesor de deportes. Malek es
mucho más serio y reservado que yo, muchos lo acusan de
ser malhumorado al ser abogado; sin embargo, te aseguro
que es de noble corazón.
Una auténtica sonrisa se extendió en los labios de Jamal.
—Omer es noble y de carácter serió, no obstante cuando
se junta con Dalil y Hakim se transforma completamente. Y
Yassir Es tan alegre como un rayo de sol.
Lo miró por encima la cabecita de Nolan.
>>—Crecimos en una casa ruidosa y tumultuosa, pero
llena de amor. Fuimos testigos de la forma en la que nuestro
padre alfa trataba y amaba a su compañera.
Edward sonrió.
—Eso es maravilloso de escuchar. No muchas relaciones
son así. ¿Tus hermanos tienen pareja?
Preguntó Edward dándole un sorbo al vino.
—Como bien te dijeron mis hermanos, el otro día Yassir
acaba de comprometerse, hasta donde es de mi
conocimiento Dalil tiene un romance con una chica beta y
Malek se divorció de una mujer alfa el año pasado.
Simplemente no lograron comprenderse. Hakim y Omer son
espíritus libres todavía.
Los matrimonios entre hombre y mujeres alfa no eran
extraño, de hecho eran mucho más comunes que los
enlaces de alfas y omegas. Los alfas pensaban que
casándose con otros alfas tenían más posibilidades que su
dependencia fuera de genes fuertes.
Jamal sonrió y comenzó a contarle todo lo que podía
sobre su familia. Sus padres, hermanos. Sus travesuras de
niños, sus dramas familiares de los últimos meses. El
tiempo pasó volando, fue hasta casi natural que Jamal
terminara de limpiar la cocina, mientras Edward preparaba
a Nolan para dormir. Una vez que dejo a Nolan dormidito en
su cuna, y se llevaba el monitor de bebé, Edward se vio
esperando en su habitación mientras Jamal se duchaba.
Edward se sintió algo intimidado e incómodo. Sin
hablarlo, sin planearlo, estaba claro que Jamal se quedaría
pasar la noche. ¿Era correcto? ¿Incorrecto? Quien sabe.
Salvo que era algo que no hubiera permitido en el pasado.
Tampoco pensó que tumbarse en la cama y esperarlo sería
algo que él haría jamás. Así que Jamal lo encontró parado
junto a su velador, tratando de acomodar la alarma. Ya
había incluso acomodado un cajón de ropa y movido una
caja de lugar en el armario, todo en un plan de no saltar a la
cama. Edward se giró hacia él, Jamal estaba utilizando una
de sus batas de baño, su cabello húmedo, su pecho medio
descubierto, era toda una tentación.
—Ven aquí.
Indicó Jamal suavemente cuando cerró la puerta del
baño.
—¿No puedes esperar eh?
Él negó con la cabeza e hizo señas con una mano para
que se acercara. Ahí se fueron todos sus reparos, se acercó
a él y Jamal lo envolvió en un abrazo, algo íntimo pero no
necesariamente sexual. Edward aceptó encantado, justo
esto estaba calmándolo, durante toda la noche había estado
algo tensa, pensado en la forma de comportarse, no dejar
siempre la responsabilidad en manos de él. No bastaba con
insinuarse meneando el trasero.
Jamal simplemente, lo estaba abrazando y Edward sintió
el calor interior, no esperó más, acariciándole levemente el
cuello, se puso de puntillas para besarle el lóbulo de la
oreja, notó como él contenía la respiración, estaba claro que
no se lo esperaba. Si bien hasta ahora no le había negado
nada, tampoco había hecho nada por él. Empujó a Jamal
contra la puerta, presionando besos por toda su garganta,
desató el nudo de su bata y con sus manos recorrió su
cálido cuerpo. Le salpicó el amplio pecho con besos,
inhalando con avidez. Joder, olía y se sentía tan bien.
Edward no podía esperar a estar desnudo debajo de él.
Ahora mismo sentía valor, se sentía atrevido, Edward, por
primera vez en meses, se volvía a sentir seguro de sí
mismo. Sujetó su dura polla, gruesa, larga y deliciosa.
Edward se arrodilló y la tragó con avidez, haciendo que
Jamal gimiera sobre él.
—Te ves muy sexy con mi polla en tu boca.
Los dedos de Jamal acariciaron el cabello de Edward.
Gimió alrededor de la polla, su propia polla se contrajo.
>>—Joder, quiero venirme en tu boca. ¿Puedo hacer eso,
cariño?
Edward frunció el ceño, no sabía a asegurar si estaba
sorprendido por la petición de venirse en su boca o por la
palabra cariñosa, pero asintió. Jamal jadeó, acariciando su
mejilla, miraba a Edward con ojos oscuros y vidriosos.
Edward chupó a Jamal todo el camino por su garganta,
tomando su pene, hasta que su nariz estuvo enterrada en
su vello púbico. Él tragó… Duro. Jamal gruñó. Usando su
lengua, Edward lamió la sensible depresión por debajo de la
corona y luego encajó la lengua en la minúscula hendidura,
lamiendo el salado sabor Jamal. Edward se sintió poderoso y
sexy y muy travieso. Trabajó la carne sin piedad, llevando a
Jamal al borde del clímax solamente para apartarse y
empezar de nuevo.
—Maldición, Eddy… Joder.
Jamal estaba jadeando, sus manos se enredaron en el
cabello de Edward, y lo jalaban. Ahí estaba, de nuevo, la
verdadera naturaleza de un alfa que el doctor Jamal Cooper
siempre controlaba bastante bien. Edward rápidamente
levantó la vista cuando Jamal contuvo el aliento. Sonrió
lentamente, el rubor empezaba a florecer en el hermoso
rostro del hombre. Él utilizó su lengua para trazar las
gruesas venas, sus mejillas hundidas.
>>—Estás torturarme a propósito.
Susurró Jamal justo antes de que moviera sus caderas, y
empujara su pene a la boca de Edward, él ahuecando las
mejillas y chupó de nuevo la dura erección de Jamal, hasta
llegar a la cima. Jamal gritó. Edward sabía que estaba
deteniendo el orgasmo de Jamal. Pero ¿dónde estaría la
diversión en dejar que el alfa se corriera tan pronto? No
quería darle una mamada rápida y terminar. No, Edward
planeaba mostrarle a Jamal el amante experto que era. El
problema con torturar a Jamal era que Edward también se
torturaba, deseaba que el alfa lo follara.
Justo cuando Jamal volvió a gemir, Edward chupó el pene
del alfa hacia abajo a su garganta y tragó saliva. Y luego se
apartó. Edward se inclinó y palmeó el saco del hombre y
comenzó a rodar suavemente los testículos de Jamal en la
mano. Jamal empujó sus caderas hacia delante y gimió. Oír
el placer de del alfa hizo aumentaba la excitación de
Edward. Era el sonido más dulce que había oído. Edward no
quería jugar más. El ver a Jamal en la agonía de la pasión le
estaba afectando tanto, lo deseaba ahora. Jamal miraba a
Edward con ardiente y salvaje brillo en los ojos.
>>—Hazme correr, maldición.
Ordenó Jamal con un gruñido mientras tomaba el cabello
de Edward, enviando sacudidas de deseo por todo su
cuerpo. Era la orden de un alfa y los omegas estaban
programados para responder a ese deseó, y en esta ocasión
Edward no se molestó por ello. Fue existente.
Chupó con fuerza mientras tomaba con la otra mano las
bolas de Jamal y jalaba duro el arrugado saco. El alfa gimió
y empujó sus caderas mientras Edward lo chupaba hasta la
parte posterior de su garganta una última vez antes de que
Jamal se empujara y gruñera su liberación mientras jalaba
suavemente el cabello de Edward.
Después de unos minutos, estaban en la cama. En esta
ocasión, Jamal le devolvió el favor y le chupó la polla, por lo
que pareció una eternidad, todo el tiempo tocando y
estirando su entrada para su polla. Jamal estaba duro de
nuevo cuando Edward comenzó a rogar ser follado.
—Por favor… necesito…
Jamal lo puso boca abajo y empujó dentro de él en un
solo y poderoso embiste, su aliento inestable sonó contra la
oreja de Edward y su cuerpo se sintió pesado encima de él.
Edward gimió, absolutamente amando la sensación.
Jamal se movió en él lentamente, al principio. Estocadas
lentas y largas. Edward arqueó la espalda y empujó contra
la polla de Jamal. Maldita sea. No había mejor sensación en
el mundo.
—Así, Eddy…
Los embistes de Jamal se volvieron cortos, su polla
apuñaló la próstata de Edward una y otra vez.
>>—¿Te gusta así? A mí me encanta follarte así.
Edward no podía hablar, su cuerpo se sacudía ante cada
empuje de Jamal. El alfa envolvió su mano alrededor de la
polla de Edward y comenzó a masturbarlo.
Edward gimió, una nueva oleada de excitación lo golpeó
con fuerza. Estaba tan cerca… Jamal hundió el rostro en su
nuca, respirando con dificultad, su polla entraba y salía de
su canal en un ritmo bien sincronizado. Cuando Jamal
mordió el lóbulo de su oreja, Edward llegó, su orgasmo fue
tan violento e intenso que sus ojos se humedecieron. Se
sintió irse, sintiéndose absolutamente agotado. El último
pensamiento que tuvo antes de dormirse fue, que no habían
utilizado preservativo.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•

Unas horas más tarde, los gritos de Nolan a través del


monitor de bebés traspasaron las capas del agotador sueño
de Edward. Comenzó a mover sus extremidades, que se
sentía pesadas como plomos, para atender a su hijo, pero
cuando se incorporó, apoyándose en sus codos, vio a Jamal
entrando en la habitación con Nolan en brazos.
—Tranquilo, mi pequeño.
Susurró.
>>— Vamos a dejar que papá duerma, ¿De acuerdo?
Nolan se calmó inmediatamente y Edward observó
mientras él lo llevaba el sillón reclinable cerca de la
ventana, donde se sentó y a través de un rayo de luz de
luna pudo contemplar la silueta de él sosteniendo a Nolan.
Llevaba solamente unos calzoncillos, y su pelo estaba
revuelto. Jamal acunó a Nolan en sus brazos. No era la
primera vez que lo hacía o que Edward contemplaba esta
escena; sin embargo, por algún motivo en esta ocasión la
percibía diferente. Había algo distinto en la forma protectora
en la que Jamal cargaba a Nolan o ¿Era la mirada
melancólica del alfa? Su mirada era nostálgica mientras
sonreía al pequeño y lo besaba en la frente. Cuando volvió a
hablar, su susurro fue tan suave y ligero como el viento,
como si fuese a contar un secreto que solamente Nolan
estaba destinado a escuchar.
>>— Desearía tanto ser tu verdadero papá, cariño.
Edward guardó silencio y se recostó contra la almohada,
con la garganta apretada por tanta emoción y tanta culpa y
remordimiento.
Capítulo 20
Edward generalmente odiaba las mañanas. Nunca fue
una persona mañanera. Sin embargo, algo que mejoraba las
mañanas era despertar relajadamente satisfecho después
de una buena noche de sexo. Además de que estaba
cómodo y cálido. Empujó su cara contra la cálida y olorosa
piel del alfa a su costado. Gimió cuando sintió a Jamal
acariciar su cabello <<Diferente sensación a los tirones que
me dio anoche>>
—Ya es tarde, Eddy. Despierta.
—Es sábado.
Murmuró Edward. Jamal rió suavemente.
—Los médicos rara vez descansamos los fines de
semana.
Edward gimió y se apretó más contra el cuerpo del alfa.
>>—Entonces al menos déjame ir. Tengo pacientes que
atender.
Edward frunció el ceño y abrió los ojos soñolientos. Se
encontró a sí mismo mirando un amplio y musculoso pecho,
que aparentemente había estado usando como almohada.
Edward parpadeó, alzó la cabeza y su mirada fue hacia el
monitor de bebés.
>>—Sigue dormido, aunque temó que no tarde en
desertar para pedir su biberón, ha estado moviéndose de
momentos.
Informó Jamal leyéndole el pensamiento. Satisfecho por
el momento volvió a cerrar los ojos y volvió a recostar la
cabeza sobre Jamal, ciertamente Nolan exigiría su atención
en breve, pero de momento podría ser mimoso unos
minutos más. Habría mucho tiempo para sentirse extraño
más tarde. Ahora se sentía demasiado bien y con sueño.
>>—Edward.
—No molestes.
Murmuró Edward.
>>—Si tienes trabajo puedes irte.
Jamal se carcajeó.
—Si me permitieras moverme, con mucho gusto podría
irme a trabajar.
Dijo Jamal, en tono divertido. Edward suspiró, y luego
levantó un poco la cabeza. Miró adormilado a Jamal, que lo
miraba un poquito divertido.
—¿En serio tienes que ir a trabajar?
—Sí.
Dijo Jamal con una sonrisa.
>>—Intentare desocuparme pronto ¿Qué planes tienen
para hoy?
Edward hizo una mueca. No quería hacerlo sentir mal,
pero… Gimió y dejó caer su cabeza sobre el pecho de Jamal.
Joder, esto era horrible. Las palabras susurras de Jamal a
Nolan resonaron nuevamente en su cabeza.
>>—¿Qué ocurre?
Preguntó Jamal, pasando sus dedos por el cabello de
Edward. Edward casi gimió. El toque de Jamal se sentía tan
bien, pero realmente no estaba ayudando a la situación.
—Hoy visitamos a Henry y a su padre.
Murmuró en voz baja. Los dedos de Jamal se detuvieron
en su cabello.
—Ya veo.
Dijo, su voz un poco apagada. Tensa. Vacilante.
— Es su abuelo y tío. No puedo negárselos.
Se apresuró a agregar.
>>—Yo no tengo una buena relación con mi familia, ni
del lado omega, ni del alfa. Quiero que Nolan tenga buena
relación con sus parientes. Además Henry es la pareja de mi
mejor amigo y Lukas su primo…
Hubo un rato de silencio. Finalmente, Jamal quitó la
mano del cabello de Edward.
—Nunca te he pedido que le niegues a su familia, Eddy.
No fue rudo, pero tampoco fue particularmente amable,
ya que se separó de Edward y salió de la cama. No estaba
preparado para enfrentar este tema ahora. Edward observó
impotente la forma en que los músculos de la espalda de
Jamal se movían bajo su piel y rápidamente desvió su
mirada antes de que Jamal se diera la vuelta.
—No puedo cambiar el hecho de que Nikolái es su padre.
Aunque él lo haya negado.
—Tienes razón.
Dijo Jamal, alcanzando su ropa, parecía querer decir algo
más, pero apretó los labios. Edward lo miró con atención,
pero Jamal aparentaba estar completamente tranquilo. No
parecía enojado con él. Edward no le gustaba la repentina
tensión en el aire. Relajándose, Edward buscó su bata. Se
sentía bastante dolorido; sin embargo, era un buen dolor
que le recordaba el fantástico sexo que habían tenido. Su
piel aún se sentía algo demasiado sensible, no obstante a
Edward tampoco le importaba. Lo único que le molestaba
era el hecho de que realmente quería un beso de buenos
días. Alcanzó a Jamal mientras se abrochaba los pantalones,
sorprendiéndolo, se pegó a su cuerpo y Le tomó el rostro
entre las dos manos y se alzó hacia delante. Cubrió la boca
de Jamal con la suya. El beso era dulce, sin exigencias. Se
apartó con lentitud.
—¿Le molestaría doctor Cooper que al medio día Nolan y
yo nos pasáramos por la clínica y lo secuestráramos para
almorzar?
Jamal le sonrió. Una sonrisa maravillosa de esas que a
Edward le gustaban.
—No me molestaría en absoluto, señor Arslan.
Edward dejó escapar un suspiro y se desplomó contra él.
Eran tantas cosas todavía por tratar que era abrumador.
Pero de momento decidió que irían un paso a la vez.
Capítulo 21
Edward caminó en una nube tranquila durante dos
semanas enteras. Fue agradable sumergirse en una rutina
tan natural que hasta parecía planeada.
No podía dejar de sonreír. Ciertamente, Edward tenía
dificultades en aceptar sus sentimientos. Pensó que Jamal
estaba esperando que hiciera o dijera, algo que confirmara
sus sospechas de que aún no estaba del todo seguro
respecto a ellos. Edward podía entenderlo. Los alfas (por
muy civilizados que fueran) estaban condicionados a poseer
y proteger. Y Edward no tenía los mejores antecedentes.
Cada que llegaba el fin de semana y Edward le avisaba que
iría de visita a casa de Henry, aunque Jamal no le decía
nada con palabras, podía ver la inquietud en su mirada.
Además de que cuando salían a la calle y algún alfa lo
saludaba con bastante familiaridad, Jamal se inquietaba.
Solía pescar a Jamal observándolo cuando él creía que no
lo notaba. Parecía estar terriblemente preocupado. Edward
no podía hacer algo al respecto más que esperar que tarde
o temprano Jamal confiara en él.
Una tarde fueron a visitar a la familia de Jamal, y como
nunca antes, Edward lo envidió. En ningún momento se
sintió intimidado al estar rodeado de alfas. Los cinco
hermanos de Jamal se parecían bastante a él, bueno, en
realidad los seis hermanos eran parecidos a su padre alfa,
aunque tenía que admitir que el mejor rasgo que ellos
habían heredado de su padre alfa no era su atractivo físico,
sino su actitud, era un sol, ese hombre. Amable, cariñoso,
atento, caballeroso, ahora comprendía por qué Jamal era de
esa forma. Su madre, por otro lado, aunque era una
maravillosa mujer que le dio bastantes consejos, era un
poco más estricta y no la culpaba, después de todo tuvo
que ser firme con seis hijos. Sin embargo, no dejaba de lado
que era una magnífica persona que amaba a su compañero
y adoraba a cada uno de sus hijos.
Los hermanos de Jamal, eran tal cual él los había descrito
y Nolan estuvo encantado en los brazos de cada hermano,
aunque se dio cuenta de que con quien mejor se quedaba
tranquilo y hasta se durmió en las dos ocasiones fue con
Malek. Un alfa bastante serio, la verdad, pero la forma tan
protectora en que sostenía a Nolan, le aseguraban que el
alfa era mucho más de lo que aparentaba. Con el paso de
los días, ahora que conocía mejor a Jamal, Edward estaba
seguro de que ya no se volvería a juzgar una persona por su
apariencia. Siempre había mucho más atrás de la fachada.
Compartían muchos momentos juntos. Hasta llegar a
sentirse cómodo con lo que fuera que estaban iniciando. Las
inquietudes de Edward poco a poco estaban callándose en
su cabeza. Jamal se quedaba muchas veces en su casa, le
mandaba mensajes durante el día. Charlaban, se reían,
platicaban de todo y sobre todo le encantaban esos
momentos donde Edward secretamente observaba a Nolan
con Jamal. Desde tiempo atrás el niño adoraba al hombre,
pero ahora que estaba más constantemente a su alrededor,
Nolan estaba encantado.
Jamal era… un polo opuesto a la tipología de alfa. Era
tranquilo, considerado, todo un caballero durante el día. Sin
embargo, era muy diferente en la intimidad. Tenían sexo tan
apasionadamente que era alucinante, y siempre que Jamal
se quedaba a pasar la noche se dormía sosteniéndolo en los
brazos.
En conclusión, Edward sentía que las cosas marchaban
bastante bien. Hasta que Edward había recibido un largo
correo electrónico con fotografías cortesía de Declan.
Fue un correo bastante largo donde Declan cortésmente
le contaba una historia romántica de terror. En donde un
alfa interviene en la relación de un alfa y omega, haciendo
que el omega se enamore de él para después despreciarlo y
el omega intenta suicidarse, de tal forma que en ese preciso
momento el omega este recluido en un centro psiquiátrico.
El supuesto alfa responsable de todo aquello, era Jamal en
palabras explícitas de Declan.
Un omega resentido, herido y traicionado, se hubiera
presentado en la casa del alfa con el que estaba saliendo y
el cual era el centro de dicho chisme para reclamarle.
Edward, sin embargo, estaba lejos de actuar tan
impulsivamente, ya no estaba en edad de estar montando
dramas románticos. Su mayor momento dramático fue al
descubrir que estaba embarazo, nada tan terrorífico podría
superar ese momento de gran indecisión en su vida <<He
mejorado machismo en un año>>. Además, Edward no
tenía un pasado limpio, no podía ser él quien comenzaría a
lanzar piedras. Tampoco era tan inmaduro y estúpido como
para caer en el juego de Declan. Aunque ciertamente sentía
ansiedad y curiosidad <<También un poco de rabia y
celos>> Edward esperó a reunirse con Jamal esa noche.
Ahora tocaba el turno estar en la casa de Jamal, no era
bastante práctico, ya que todo lo que un bebé podría
necesitar estaba en su casa, no en la de su amante. Pero lo
estaban intentando, Edward había traído dos pañaleras bien
cargadas.
Había instalado la cuna portátil en la sala de estar y
Nolan dormía después de un largo día de adoración de su
abuelo y su tío Henry. Jamal y Edward estaban sentados en
la sala viendo el noticiero de la noche. También era algo a lo
que se había acostumbrado últimamente. Esto era tan
hogareño. Jamal aprovechaba para rellenar los faltantes en
su mochila médica.
—Han pasado muchas cosas en las últimas semanas…
Dijo, con la esperanza de iniciar un diálogo. Jamal asintió
con la vista fija al frente.
—Nolan crece deprisa.
Contestó. Edward sonrió. Nolan era un bebé bueno. Y él
tenía razón, crecía deprisa. Cuando lo miraba ahora, veía en
sus ojos que él lo reconocía. Era un niño listo, un niño
increíble. Tener un hijo cambiaba a una persona. Lo
cambiaba de un modo que él jamás habría imaginado. Ser
padre hacía que quisiera ser un hombre mejor.
Se preguntó si Jamal y él habrían podido conocerse
mejor de haber sido otras las circunstancias. Pero sabía la
respuesta. No. Eran de mundos diferentes, salían con gente
muy diferente y tenían intereses diferentes. Él había tenido
muchos amantes alfas en su vida y solo recordaba los
nombres de algunos. Cuando conoció a Jamal, pensó que él,
a pesar de ser un alfa, la categoría de amigos había sido
mejor, pero ahora ya sabía que no. Jamal era diferente. Era
inteligente y complicado, testarudo y cariñoso. Edward
mantuvo la vista fija en la televisión, aunque no se enteraba
de nada.
—Ya me enteré de que Declan puso a la venta sus
acciones sobre la clínica.
Durante unos segundos solamente se escuchó la voz del
presentador dando la noticia de posibles conflictos bélicos.
—Me sorprende que no te enteraras antes, creí que
llevabas su contabilidad.
Él habló tranquilamente sin dejar de enrollar una venda.
Edward apoyó la cabeza en el hombro de él, con la vista fija
en la pantalla.
—Hace semanas que lo canalice con otro contable.
Edward omitiría de momento la información sobre lo que
Declan intentó hacer semanas atrás.
—Ya veo.
Lanzó un largo suspiro y giró la cabeza para mirarlo.
>>—Aunque nuestra sociedad se disuelva, ya he
contactado con otros colegas que están dispuestos a
invertir. O también cabe la posibilidad de ser absorbidos por
una gran empresa genetista. Eso generara un nuevo ingreso
y la posibilidad de contratar a más especialistas.
—¿Por qué no me habías contado?
Edward se descubrió deseando que la vida pudiera ser
siempre tan sencilla y agradable.
—Porque no es algo tan grave.
Le dijo.
>>—No es como si me pudiera ir a la quiebra y de ser el
caso, simplemente tendré que buscar trabajo en algún
hospital. No hay muchos especialistas en mi campo médico.
Jamal inhaló el aroma de su pelo.
—Si trabajaras en un hospital público, tus horarios serían
una locura.
Era bien conocido que los horarios de los médicos eran
una locura maratónica. Gracias a que Jamal era socio de la
clínica privada donde ejercía su profesión, le permitía
ciertos privilegios, aunque Jamal nunca descuidaba a sus
pacientes. En ocasiones no podía verlo durante el día hasta
por dos días.
—Pero siempre encontraré la manera de compensar el
tiempo que pasaré contigo y con Nolan. Lo prometo.
Edward ya había tenido suficiente. Ya no aguantaba más.
Subió a horcajadas sobre el modo que quedaran frente a
frente y lo besó en los labios. A él le brillaban los ojos. Jamal
lo sujetó por la cintura, era más que claro que estaba
aceptando su insinuación. Pero no era momento de cosas
lujuriosas.
—Cuéntame la historia entre tú, Declan y un omega
llamado Denver.
Jamal le dedicó una larga mirada. Por un instante,
Edward pensó que se negaría. Vio la reacción de sus
facciones al mencionar el nombre de Denver.
—Crecí en una familia grande y numerosa, con bastantes
parientes lejanos y cercanos y muchas amistades.
Comenzó a decir.
>>—Denver es amigo de la secundaria de Yassir.
Procuraba la casa como si fuera otro más de la familia,
Yassir y él eran inseparables. Fue por mí que conoció a
Declan. Tú sabes cómo es él delante de un omega lindo.
Edward hizo una mueca.
—Es todo un seductor.
—Así es. Se lanza valientemente ante lo que le gusta y le
atrae, en eso somos diferentes. Sobre analizo las cosas
porque siempre he buscado una conexión más profunda.
Buscó más que una atracción inicial.
>>—Además, siempre vi a Denver como un hermanito o
un primo, convivió siempre conmigo y mis hermanos.
Jamal suspiró.
>>—Declan hizo su intentó con Denver, pero al final
Denver lo rechazó porque le confesó que estaba enamorado
de otro alfa.
Edward enarcó una ceja.
—Ese alfa eres tú.
No era una pregunta. Jamal lo miró directamente a los
ojos cuando declaró.
—Yo siempre he visto a Denver como un amigo. Cuando
se declaró la primera vez le dije que no quería dañar
nuestra amistad. Además, es mucho menor que yo por casi
diez años.
Edward sintió un golpe en el estómago, otra cualidad
moral de la que Edward carecía. Nikolái también era mucho
menor que él.
—Dijiste… ¿La primera vez?
Preguntó una ceja arqueada.
—Él se dio cuenta de que yo comencé a interesarme en
una persona, mejor dijo, mis hermanos le comentaron que
te conocieron y que te llevaría a casa a conocer a la familia.
A Edward le comenzó a acelerarle el corazón.
>>—Yo no tenía claro que era lo que iba a suceder entre
nosotros, pero mi interés en ti es genuino. Me gustabas y se
lo dije a él. Denver no se dio por vencido e insistió…
Jamal dudo hace un segundo.
>>—Cuando volvió a insistir le asegure que poco a poco
me estaba enamorando de ti y que estaba dispuesto a
intentar que me aceptaras… Días después intentó
suicidarse.
Edward sintió que se le bajaba la sangre a los pies.
Sujetó el rostro de Jamal con ambas manos.
—No fue tu culpa, Jamal.
Aseguró con firmeza. Jamal hizo una mueca.
—Soy consciente de eso.
Declaró.
>>—Pero no puedo dejar de sentirme culpable al
respecto. No pensé que Denver llegaría a atentar contra sí
mismo y Declan obviamente me culpa.
—Él lo que está es resentido porque Denver lo rechazo.
—Y después se enteró de que tú también lo has
rechazado por mí.
Declaró, alzó una mano y le acarició la mejilla de
Edward.
—Declan no me ama, solamente intenta vengarse.
Lo miró a los ojos.
>>—No entiendo porque tú no te diste vencido conmigo.
Era la verdad. Edward tenía fama. Mala fama y a pesar
de eso, y de que había un lindo omega que estaba
enamorado de él. Jamal no se había rendido con Edward.
—Eres digno de mi amor, Eddy.
Respondió él.
>>—Yo pierdo un trozo de mí cada vez que te beso. Es
terrorífico.
—¿Y por qué te arriesgas a eso?
—Porque he decidido no darme por vencido. ¿Tengo
dudas? Por supuesto. ¿Sé lo que sucederá en el futuro? No.
Lo que sí sé, es que todos los momentos en los que no estoy
contigo, estoy pensando en estar contigo.
—La verdad es que tenemos muy poco en común.
—Eso no es cierto.
Repuso él.
>>—A mí me gustan los perros.
—No soy fan de las mascotas
—¿Y los deportes?
Preguntó él.
—Solamente el baloncesto.
Edward suspiró.
—¿Y el cine? Tengo que reconocer que soy fan de leer un
buen libro sobre las películas, pero puedo hacer acepciones
por ti.
— Me gustan las películas de terror, de suspense y de
acción.
Jamal maniobró su cuerpo para estar seguro de no
aplastarlo y volvió a besarlo. Cuando por fin se apartó, dijo:
—Veré películas de terror contigo si me permites
abrazarte para que no me dé miedo.
Edward rio.
—A ti te gusta cocinar y yo opto por comida para llevar;
Tú provienes de una familia amorosa y cariñosa, y yo, por
otra parte, me da vergüenza mis orígenes.
Jamal le mordisqueó una oreja.
>>—La lista continúa.
Dijo Edward, derrotado.
—Sí… es interminable.
Jamal le besó la mejilla.
>>—Pero no precisamente es malo ser diferentes.
Edward suspiró ante el contado de Jamal, se sentía tan
bien.
>>—No pretendo estropear este momento ¿Qué es lo
que sientes de esto… de lo nuestro?
Él lo miró con atención, fijándose en todos los detalles
del rostro de Jamal, veía la inseguridad en su mirada.
—Puedes confiar en que lo estoy intentando, tal cual lo
prometí.
Edward extendió la mano y jugó con el cabello que se
rizaba encima de la oreja de él. Se armó de valor para decir
la verdad.
>>—Escúchame, Jamal.
Lo miró a los ojos.
>>—Yo no suelo expresar mis sentimientos. De hecho,
no me suelo parar a pensar en ellos. Al menos no lo hacía
hasta que nació Nolan. No estoy totalmente seguro de lo
que siento, pero… Respiró hondo.
>>—Me gusta lo que tenemos, lo que hemos compartido
estas semanas… La amistad y complicidad que descubrí
contigo en los largos meses de embarazo…
Guardó silencio de nuevo. Respiró profundamente, miró
hacia el techo y volvió a empezar.
>>—Lo que intento decir es que… quiero que sepas
que… No recuerdo cuándo fue la última vez que deseaba
tanto besar a alguien como deseo besarte a ti. Y eso me da
muchísimo miedo. Pero nunca he dejado que me controle el
miedo. No lo hecho nunca y nunca lo haré.
—Edward ¿Qué es lo que intentas decir?
—Intento ser completamente sincero con mis
sentimientos por ti. Tú has sido franco conmigo desde el
principio y yo quiero hacer lo mismo.
Jamal lo observó un momento.
—¿Aún estás enamorado de Nikolái?
Preguntó.
—No es eso.
La pregunta lo sorprendió, pero se apresuró a contestar.
>>—Estoy hablando de nosotros.
Notó que él se ponía rígido esperando que continuara.
—Solo intento ser franco.
Repitió.
>>—Me gustas y quiero estar contigo.
—Tienes sentimientos por los dos, por Nikolái y por mí y
estás confuso.
Afirmó Jamal con convicción. Edward se quedó en shock.
Porque por algún motivo no pudo negar esa afirmación.
—No es así.
Edward colocó los pies en el suelo y se levantó. Jamal
alzó la cabeza.
>>—¿Por qué siempre piensas mal de mí?
—Edward…
—¡No!
Interrumpió.
>>—Ciertamente creerás que no soy digno de confianza,
pero mi confusión nada tiene que ver con otro alfa. Soy yo,
siempre mi mayor obstáculo para enlazarme con alguien
son mis miedos más profundos. Pero claramente nunca
dejare de ser poco confiable.
Edward se aproximó a la cuna y tomó a Nolan en brazos.
—¿A dónde vas?
—A dormir.
Se apresuró a agregar.
>>—Tranquilo, no estoy tan loco como para salir
huyendo de tu casa a estas horas de la noche con Nolan. Es
tarde. Y también prometí no volver a huir. Al menos estoy
haciendo un esfuerzo por cumplir mis promesa aunque no lo
notes.
Jamal lo sujetó del codo.
—Discúlpame, no quería presionarte.
Susurró.
>>—Me estoy enamorando de ti, hasta tal punto y tan
deprisa que la cabeza me da vueltas. Y pensar en ti con
Nikolái…
La mirada de Jamal se volvió tierna cuando miró a Nolan.
>>—Ustedes tienen un hijo, y sé que tarde o temprano
él volverá.
—Y yo estoy contigo. ¿Supones que le rogaré para criar a
Nolan juntos?
Repuso con voz inexpresiva.
—Soy humano, Edward. Y al parecer también logro
ponerme celoso.
—Yo también sentí celos al enterarme de Denver.
Edward lo miró como si fuera tonto o algo peor.
>>—Sabes todo sobre mi, pero no tuviste la confianza
de contarme.
Jamal lo miró.
—Lamentó eso, estaba algo desconcertado con lo
ocurrido. Dude, en un inicio, era precisamente cuando
estaba luchando en que me aceptaras y después sucedió lo
de Denver.
—Dime algo. Cuando te enteraste de lo que hizo, por ese
breve instante de duda ¿Consideraste en aceptar los
sentimientos de Denver e intentarlo?
Jamal no le contestó, pero no hizo falta. Edward tuvo su
respuesta. Ahora comprendía por qué Jamal de repente
había estado ausente, sus recelos, inseguridades, el
momento de la cafetería. Con un suspiro, Edward se apartó
y se dirigió hacia la habitación. Jamal no lo detuvo y se lo
agradeció, necesitaba un momento para pensar las cosas.
Jamal no supo qué hacer entonces, así que permaneció
de pie como un tonto y lo observó dirigirse a la alcoba.
Quería ir corriendo tras de él, pero sus piernas parecían
estar pegadas al suelo. Él no era solo tonto. Era un estúpido.
Horas más tarde, Jamal se quedó parado en el marco de
la puerta de su habitación. Edward estaba recostado en el
centro de la cama junto con Nolan. Había puesto todas las
almohadas en el lugar de Jamal, para que sirvieran como
muro, y Nolan no rodara por ese lado de la cama. Jamal
sonrió, creyendo que tal vez era una señal silenciosa para
que él no durmiera esa noche ahí.
Sonriendo, entró cargando la cuna portátil y la instaló a
un costado de la cama. Después con mucho cuidado de no
despertar a padre e hijo. Jamal tomó a Nolan en brazos.
Revisó que estuviera seco y después lo colocó en su cunita
dándole un beso en la cabecita. Pronto se desnudó y entró
en la cama. No le permitiría a Edward rechazarlo. Lo tomó
por la cintura, y lo acercó a su cuerpo. Edward intentó
apartarse, pero Jamal no se rindió, hasta atrapó sus piernas
con las suyas. Pronto Edward se relajó contra él y dejó
escapar un ruidoso bostezo.
—Solamente quiero dormir.
Su voz estaba ronca por el sueño, pero era una clara
advertencia de que, por el resto de la noche, no habría sexo.
—Sí, dormiremos.
Contestó, con un mínimo susurro.
>>—Necesitas descansar. Pero yo necesito abrazarte.
Se frotó la cara contra el cálido pecho de Jamal y cerró
los ojos.
—Pensé que esta noche no dormiríamos juntos.
—¿Por qué? ¿Por qué discutimos?
Jamal enterró su rostro en el cabello de Edward.
>>—Las parejas discuten, es normal. Eso no quiere decir
que me rendiré a la primera de cambios y te voy a ignorar. Y
espero que tú tampoco lo hagas.
Edward se sintió torpe… y vulnerable. Decidió que
estaba excesivamente cansado. Toda aquella conmoción no
la había ayudado.
—Para ser honesto… No sé dónde está mi cabeza
últimamente.
La voz de Edward había sido tan suave que Jamal no
estaba seguro de haberla entendido.
>>—Estoy candado, algunos días estoy feliz… y al otro
estoy completamente temeroso.
—Nada llega de la noche a la mañana.
Comentó Jamal con tranquilidad. Siguió masajeándole la
espalda.
>>—Roma no se construyó en un día, y una relación no
es diferente. Si ya hicimos lo más difícil que fue
encontrarnos entre miles de personas, ahora hagamos lo
más sencillo… no perdernos nunca.
Edward sonrió contra su pecho.
—Lo haces sonar tan fácil.
—Es que cuando el corazón elige una persona, el resto
da igual. El tiempo, la distancia, las adversidades, se
convierten en nada. ¿Y sabes qué?
—¿Qué?
—Mi corazón te eligió a ti.
Edward no contestó nada ante su declaración, pero lo
sintió temblar y aferrarse más a él. El dulce y cálido cuerpo
de Edward pronto hizo derivar sus pensamientos a otros
asuntos. Jamal abrazó al omega, cerró los ojos. No se
durmió inmediatamente pensando en todo lo que
enfrentarían de ahora en adelante. Fácil no iba a ser, pero
no estaba dispuesto a darse por vencido. Cuando finalmente
se durmió, soñó con Edward.
Capítulo 22
Edward miraba la estancia del bar preguntándose
cuándo llegaría Nikolái. Estaba cansado y algo… acalorado.
Todo el día había tenido ansiedad y estrés. Todas estas
feromonas alfas estaban abrumándolo. Su cuerpo estaba
caliente y en su mente solamente había una cosa…
arrastras a Nikolái a la habitación más cercana.
Guio sus ojos en dirección a la entrada, ¿Por qué tardaba
tanto? ¿Por qué había tantas personas en el bar? Eso sin
duda debería ser ilegal, tal vez debería de hacer una
denuncia. La administración del lugar no debería exceder la
capacidad del local.
Un alfa realmente rubio, sumamente apuesto, le guiñó
un ojo. Edward no le dio una segunda mirada. Su mirada se
posó en el recién llegado que estaba en el arco de la
entrada.
En lugar de Nikolái, fue Jamal el que entró en el bar,
vestido con su bata de hospital y sus gafas. Jamal se veía
bien con gafas y sin ellas… ¿Pero por qué utilizaba su bata
de hospital en un bar? Y a pesar de no ser su atuendo de lo
más elegante y sexi, todos los ojos se posaron en él y
siguieron todos sus movimientos mientras con una sonrisa
cruzaba el bar en dirección de Edward.
Todos los presentes se abrieron como olas al paso de
Jamal. Edward solamente podía mirarlo a él, ya no le
importó el calor, ni la ansiedad, ni el estrés, ni siquiera le
molestó el ruido, el humo del cigarro o las feromonas de
nadie. Su atención solamente estaba en el sexi médico alfa.
En cuanto llegará a su altura, Edward llegó a la resolución
que le saltaría encima y le arrancaría esa bata blanca con
los dientes.
Un poco… Solo un poco más y estaría al alcance de su
mano. Una sonrisa astuta iluminó el rostro de Jamal
seguramente adivinando las intenciones de Edward; sin
embargo, no se daba prisa en acercarse ¿Por qué avanzaba
tan lento?
Entonces, de la nada, comenzó a oler mal, y se escuchó
un llanto de bebé. Edward frunció la nariz, alzó la vista y en
ese instante una lluvia de pañales sucios, tal cual escena de
caricatura le cayeron encima y lo sepultaban vivo.

Edward se incorporó de golpe en la cama y abrió los ojos.


Miró el dormitorio, donde todo estaba en su sitio. El corazón
le latía con violencia en el pecho. ¿Pañales? ¡Nolan! Escuchó
a su niño llorar a la lejanía. Intentó levantarse a toda prisa,
pero su cuerpo no le respondió. Le dio vueltas la cabeza y el
dolor del vientre lo abrumo.
—Mierda…
Murmuró con voz temblorosa. ¿Por qué ahora? Al intentar
nuevamente incorporarse, Edward cayó de la cama, el duro
golpe le sacó el aire y lo hizo acurrucarse en un ovillo sobre
la alfombra. En ese momento la puerta se abrió y Jamal
entre apresuradamente.
—Eddy ¿Estás bien? ¿Dónde te golpeaste?
Intentó levantarlo; sin embargo, Edward al oler sus
feromonas sintió más dolor aún. Como pudo hizo un
esfuerzo para hablar.
—¿Nolan?
—Llame a Luc. Llevará a Nolan a su casa por unas horas.
Edward sonrió o mejor dicho hizo una mueca que podría
bien ser una sonrisa. Jamal era médico después de todo, por
supuesto que se había dado cuenta de que Edward había
entrado en celo. Jamal lo levantó y lo llevó a la cama.
—Jamal, haz que se detenga.
Edward envolvió sus brazos alrededor de su cuello.
—Iré a conseguir tus inhibidores…
Murmuró
>>—Temo no poder controlarme, Eddy.
Edward tomó a Jamal de los hombros, jalándolo hacia él.
Jamal estaba pálido, su piel fría y pegajosa. Las feromonas
omega de Edward también estaban afectándolo. Aunque era
sorprendente que él estuviera controlándose también,
después de todo estando en la misma cama no lo había
atacado antes, sino que se contuvo y actuó primero
pensando en Nolan.
—No necesito medicamentos… Solamente a ti.
Exigió. Él estaba muy caliente. Edward se estremeció y
apretó su cuerpo más contra él. Edward puso una mano
sobre su estómago, luego siguió hacia abajo, hasta que
cubrió su polla.
—Eddy.
Gruñó Jamal cuando Edward le agarró con firmeza la
polla gruesa y dura a través de sus pantalones. Se sentía
impresionante. ¿Por qué se había puesto un pantalón en
primer lugar? Era muy temprano en la mañana y dada la
situación no hubiera sido problema esperar a Luc en pijama.
Edward se sentó y empezó a abrirle el pantalón. Jamal se
tensó a su lado. Él también estaba en su límite. Podía verlo
en sus ojos y forma en la que su cuerpo se tensaba. Y las
feromonas estaban comenzando a ser asfixiantes. Edward
apartó las manos. Jamal se bajó la cremallera. Apenas podía
verle. Él levantó las caderas y se bajó los pantalones hasta
la mitad del muslo. Edward no podía ver mucho, pero sabía
que Jamal había liberado la polla de su pantalón. La mano
de Edward tembló ligeramente antes de cerrarla alrededor
de la polla de Jamal. Lo escuchó aspirar aire. Él estaba bien
duro y caliente. Su piel era suave. Dejó que sus dedos y
palma exploraran su polla. Jamal gimió.
>>—Se siente tan bien, cariño.
Se quejó. Edward estaba desesperado y su cuerpo se
excitó aún más. Le gustaba tocarlo. Se mordió el labio y
envolvió la otra mano en la base de la polla de Jamal. Agarró
su eje con mayor firmeza y subió la mano hasta la corona
de su polla. Mientras con gran dificultad se deshacía de sus
pantalones de pijama.
>>—Edward.
Se quejó. Apartó las manos de él y se abalanzó sobre él.
Edward se quedó sin aliento cuando él lo agarró. Lo puso
sobre su estómago, la agarro de las caderas y lo levantó
hasta que quedo de rodillas. Fue un poco más rudo de lo
que normal era. Prueba fiel que el médico era un alfa. A
Edward no le molestó en lo absoluto. Su corazón no dejó de
latir. Con el cuerpo dolorido, sudoroso y con la tensión al
mil, esperó a que Jamal alcanzara los preservativos y jadeó
cuando sintió que le separaba más las piernas. Puso sus
piernas entre las suyas. Jamal le sujetó la cadera con una
mano y deslizó la otra mano por delante de su cuerpo.
—Jamal…
Edward se tensó y su respiración con la anticipación. Su
pecho se apretó contra su espalda y su aliento le rozo la
oreja.
—Te voy a follar, Edward.
Gruñó cuando lo dijo.
>>—Me voy a meter tan profundamente dentro de ti,
que estes satisfecho y yo también.
Edward gimió, ese era un alfa hablando. Pero, aun así,
Edward presentía que Jamal se estaba conteniendo.
—Sí.
Gruñó, deslizó una mano por su tórax hasta alcanzar sus
sensibles pezones.
—Inclínate para mí, Edward. Te voy a follar como quise
hacerlo la primera vez que te vi. Me vas a sentir muy
profundo.
Edward puso las manos sobre el colchón. Su cuerpo
gritaba por él, le quería dentro de él. Jamal metió una mano
entre sus nalgas y le acaricio con firmeza su estrecha
entrada. Estaba muy húmedo. Edward gimió cuando sus
dedos lo exploraron y después empujó el dedo lentamente
dentro de su canal, la sensación de su grueso dedo,
empujando dentro de su entrada, era increíble. Edward
arqueó la espalda ante el placer que lo atravesó.
>>—Esto es una de las maravillas de la naturaleza. Un
omega listo y preparado para recibir a su alfa.
Gruñó suavemente mientras introducía un segundo
dedo.
—Por favor… hazlo ya.
Le dolía todo el cuerpo. Lo necesitaba ya. Jamal apretó la
corona de su polla en la entrada de su abertura. Su mano
dejó su tórax y lo agarró de las caderas, con ambas manos.
—Tranquilo, cariño. Puedo controlarme todavía. Seré
suave, temo hacerte daño y no quiero eso.
Edward se mordió el labio mientras Jamal presionaba la
punta gruesa de su polla contra su canal. Casi jadeó por lo
mucho que le dolía. Su polla lo penetró lentamente,
deslizándose dentro de él un centímetro y luego empujó
más. Su eje era ancho y su sexo se estiraba para
acomodarlo. Edward quería más y empujó contra él. Él lo
inmovilizó por las caderas.
—Jamal.
Suplicó.
—No te muevas.
Exigió él. Con la mano izquierda lo sujetó de la cintura y
lo levantó hasta que los dos quedaron de rodillas, su
espalda se apoyó firmemente contra su pecho.
>>—¿Listo, Edward?
Lo penetró profundamente, con fuerza antes de que él
pudiera responder. Edward gritó en éxtasis. La mano de
Jamal amortiguó el sonido. Empezó a follarlo rápido, duro y
profundo. Él se condujo dentro y fuera de su canal con unos
salvajes embistes que lo llevaron a la locura. El placer cada
vez era mayor, casi insoportable y sabía que iba a correrse.
Fantaseó con esto durante mucho tiempo y la realidad era
mucho mejor que cualquiera de sus fantasías. Solo el sentir
su polla dentro de él era suficiente para hacer que se
corriera. La mano alrededor de su cintura se deslizó por su
cuerpo y se deslizó por su vientre, hasta su chorreante
polla. Jamal lo masturbó firmemente mientras lo follaba más
duro por detrás. Edward volvió a gritar, jadeó y apretó los
músculos de su canal de omega alrededor de su gruesa
polla.
>>—Follarte…
Gruñó en voz baja.
>>— Es tan jodidamente increíble.
A Edward le sorprendía escuchar a Jamal tan encendido.
No le molestaba en realidad. El placer sexual se hizo más
intenso a medida que Jamal bombeaba más rápido dentro
de su cuerpo, penetrándolo con tanta fuerza que casi lo
levantaba del colchón. Jamal se hinchó en su interior y
Edward gritó con el clímax. Los músculos interiores de
Edward apretaron su polla y Jamal perdió el control. Jamal lo
aprisionó contra la cama y enterró el rostro sobre la
almohada mientras se corría y sacudía las caderas
violentamente contra su trasero.
El lado omega de Edward gimió de frustración al no
poder sentir el semen el alfa directamente en su canal. Sin
salir de su interior, Jamal lo hizo girar el rostro y lo besó
profundamente. Se sentía tan bien. Se sentía muy cercano a
Jamal mientras sus cuerpos seguían unidos. Realmente
disfrutaba de la sensación de tenerle en su interior y deseo
quedarse así por mucho tiempo.
>>—No te muevas, Eddy.
Jamal finalmente consiguió controlar la respiración.
>>—. Te dolerá si trato de salir de tu interior.
—Lo sé.
Suspiró Eddy. Hincharse dentro del canal omega era una
de las formas en que la naturaleza aseguraba la procreación
entre alfas y omegas. Con Jamal era la primera vez que le
sucedía, pero estando Edward en celo, era obvio que Jamal
perdería un poco el control. Fue pura fuerza de voluntad por
parte de él no haberlo reclamado y haberse controlado tan
bien en esa parte. Jamal acarició su cabello.
—Me encanta estar dentro de ti.
Edward volvió la cabeza un poco más.
—Me encanta que estés dentro de mí. Eso fue intenso.
Él se echó a reír.
—Y aún no terminal.
Él lamió su hombro. Jamal se retiró lentamente de él.
Pudo sentir cada centímetro de su polla todavía rígida
mientras él se retiraba de su canal. Su cuerpo se
estremeció, aún sensible. Un segundo paso, mientras
Edward intentaba soportar una nueva ola de calor y dolor,
escuchó a Jamal ir al cuarto de baño.
Edward sobre su estómago abrazó la almohada,
presionando su enrojecida mejilla contra la fría tela. No era
suficiente, apenas comenzaba y deseaba más. Por supuesto
que estaba preocupado por Nolan, pero en su condición
actual no podía hacerse cargo de él, confiaba en Luc.
Primero tenía que sobrepasar este calor o no podría hacer
nada útil.
Cerró los ojos, meneó sus caderas contra la cama, su
polla ultrasensible se frotó contra la deliciosa sabana. No
era suficiente, pero era un gran alivió. Llevó una de sus
manos a sus nalgas y frotó su entrada. Gimió de frustración.
Necesitaba más.
—Jamal…
Jadeó llamando al alfa. Lo necesitaba, lo anhelaba.
Entonces sintió unas manos, separar sus mejillas y una
lengua mojada se deslizó sobre su agujero. Edward
lloriqueó, estremeciéndose, mientras Jamal empezó a lamer
y chupar su sensible entrada.
>>—Si Jamal. ¡Así!
Edward alzó sus caderas y se balanceó contra la boca de
Jamal. Era demasiado, y, aun así, no era suficiente. La punta
de la lengua de Jamal presionó y Edward cerró los ojos con
fuerza. Jamal lo lamió con húmedos ruidos y pesados
jadeos, mezclándose con los propios gemidos de Edward. Su
cuerpo sudoroso, ya no soportaba más.
—¡Basta!
Jadeó.
>>—Por favor… Te necesitó… Fóllame…
Suplicó,
>>—Por favor, por favor… Fóllame, cariño.
Solamente cuando la lengua de Jamal dejó de lamer su
agujero, Edward se percató de lo que acababa de decir. Lo
acababa de llamar cariño. No era raro que Jamal utilizara
términos cariñosos con Edward. Lo extraño era que Edward
lo hiciera, él no era mimoso, ni cariñoso, solamente con
Nolan. Pero era su hijo y aunque actualmente Jamal y él
estaban intentándolo, él no era nada cursi. Él simplemente
no era de esas personas. No creía que retractarse fuera lo
apropiado, tampoco es que tuviera la oportunidad. Jamal
volvió a lamer su entrada ahora con un ritmo más rápido.
Edward gimió…
>>—Jamal…
El alfa lo rodó sobre la espalda, trepándose sobre él.
—¿Sí, Cariño?
Murmuró, con voz ronca y gruesa, sus ojos hambrientos
clavados en él.
>>—¿Quieres que te folle, cariño?
Jamal recalcó la palabra cariño. Edward decidió que
enloquecería más tarde. De momento, estiró los brazos y
atrajo a Jamal hacia él. Edward sollozó cuando Jamal
finalmente empujó dentro de él con una embestida
poderosa. Solamente pudo jadear y sostenerse mientras la
polla del alfa trabajaba en su interior. Se sentía abrumado,
Jamal estaba imparable y mientras lo follaba
interminablemente llevándolo más y más alto. Las
feromonas de Jamal lo abrumaban, le costaba respirar y
causaba que su cerebro se nublara. Era fantástico, quería
ahogarse en ellas, quería que el calor de Jamal lo
consumiera.
>>—¿Te gusta esto, cariño?
Preguntó Jamal en su oído, con una voz tan baja que
apenas sonaba reconocible. Embistió con fuerza contra
Edward.
>>—Córrete, amor.
Y eso fue todo. Gimiendo Edward se corrió con sus uñas
clavadas en el trasero de Jamal. Intentando que se quedara
quieto, pero no fue así, Jamal siguió embistiendo contra él
buscando su propia liberación, aumentando de esa forma el
orgasmo de Edward. Contemplar la cara de Jamal retorcerse
de placer le encantó, amó saber que era el causante de
esos gemidos bajos y gruñidos, era él quien lograba que
Jamal perdiera su autocontrol mientras perseguía su
orgasmo.
Cuando Jamal finalmente se corrió, Edward suspiró
satisfecho, sintiéndose extrañamente orgulloso y contento.
Se durmió con una sonrisa en la cara, mientras se abrazaba
al cuerpo del alfa.

•♥•♥•♥•♥•♥•♥•♥•

Los celos de los omegas eran intensos, lo sabía puesto


que era médico, salvo que nunca había estado con un
omega durante su celo. Era algo peligroso, ya que un enlace
no planeado podría surgir del momento.
En el pasado fue invitado en muchas ocasiones a ayudar
a algunos omegas en su celo, pero jamás quiso hacerlo.
Podrían llamarlo anticuado o poco alfa. Pero él siempre
deseó solamente hacerlo con su pareja. <<Edward no lo
es>>
Gimió molestó y se arrepintió al instante, ya que Edward
protestó y se pegó más a su cuerpo. Edward estaba
prácticamente enredado a su alrededor. Por el momento
había quedado agotado y se había dormido, pero era
predecible que pronto volvería a atacarlo una nueva ola de
calor. El celo de los omegas podría ser cuestión de horas, o
días. Nadie lo sabía con certeza, aunque el promedio podría
ser entre veinticuatro a cuarenta y ocho horas.
Como alfa, tendría que asegurarse de que Edward
quedara no solamente satisfecho, también tenía que
asegurarse de que ambos se alimentaran y a eso agregar
que tendría que llamar a Luc para asegurarse del estado de
Nolan. Hubiera preferido haber llamado a alguno de sus
hermanos y se llevarán al bebé; sin embargo, seguramente
Edward sentiría más confianza con su mejor amigo, aunque
el corazón de Jamal aún se resentía ante la idea de Nolan
estando con los familiares del padre consanguíneo. Era
ridículo, sin duda, pero no podía evitarlo.
Como no podía evitar avergonzarse un poco al ser
consciente de haber perdido control hace un momento.
Siempre controló sus instintos alfas. Sin embargo, perdió
la capacidad de pensar. Folló a Edward controlado por el
instinto alfa más primitivo. Estuvo a casi nada de reclamarlo
también. Ignoró como su polla se endurecía una vez más.
Volvió la cabeza lo suficiente para rozar la nariz contra su
pelo. Su olor lo llamaba y lo volvía loco. Los sentimientos
posesivos se agitaron en su pecho. Quería marcarlo con sus
dientes y con su semen. Deseaba embarazarlo y hacerlo
suyo para siempre.
Sin embargo, no era solamente su deseo el que contaba.
Aunque lo llamó cariño, se podría presumir que solamente
fue en el calor del momento. Edward no lo amaba
libremente todavía. Jamal cerró los ojos fuertemente. Él no
era el tipo de hombre que deseaba que lo reclamaran.
Maldita sea.
Su respiración le aseguró que él dormía. De lo contrario
lo estaría follando durante horas. Realmente deseaba
tenerlo desnudo y sometido debajo de él, quería lamer cada
centímetro de su piel. Él tragó saliva, sus feromonas omega
quemaban su garganta, deseaba escucharlo, gritar su
nombre mientras él lo llevaba a su clímax. Le empezó a
doler la polla.
Estaba duro como una roca de nuevo, como si no se
hubiera vaciado dentro de él. Edward le afectaba de
maneras que no podía controlar. Prometió que intentaría ser
un mejor hombre para él, hasta que Edward sin reservas no
solamente lo aceptara con su cuerpo, sino con su corazón.
Capítulo 23
La siguiente semana, Edward decidió enterrar sus
pensamientos en toneladas y toneladas de trabajo. Había
pasado su primer celo con Jamal. Había sido fantástico,
único y realmente extraordinario. Un omega y un alfa que
encajaban perfectamente en muchas áreas que hasta
estaba resultando ser aterrador.
Además del maravilloso sexo, Jamal lo trató después con
delicadeza, cortesía, cariño… amor. Edward no podría
asegurar no haber vivido nada por el estilo, ya que estaría
mintiendo. Simplemente en el pasado nunca le gusto ser
mimado, hasta Nikolái y después Jamal. Y aunque seguía
con sus inseguridades respecto a la relación que Jamal
pretendía tener con él, después de sus mimos y tratos de
ese día, Edward se vio envuelto en una nube de optimismo.
Se llegó a sentir hasta feliz.
Todo estaba relativamente bien, y estúpidamente llegó a
pensar que nada podría salir mal. Sin embargo, se equivocó.
El martes tuvo otro encuentro desagradable con Declan. El
jueves se encontró con otro alfa con el cual tuvo un
encuentro de una noche y lo invitó a pasar de nuevo la
noche con él. No fue un problema rechazarlo, el problema
fue que el tipo se rio en su cara y le comentó que no creyó
que lo que se decía de él era verdad. Que se compadecía
del pobre tonto alfa que pensaba que Edward Arslan dejaría
a un lado sus viejas costumbres y establecerse.
Fue ahí donde su orgullo se vio herido, después de todo,
Declan se estaba encargando de esparcir rumores sobre él.
¿Era tan increíble que él quisiera cambiar por alguien? Al
parecer su reputación lo precedía y nadie consideraba que
estuviera tomando al doctor Cooper en serio.
Y la peor parte de su semana, llegó el viernes. Cuando
notó el ambiente en la cafetería de Henry cuando paso a
comprar algo de comida para llevar a la casa de Jamal.
De haber contestado la llamada de Luc diez minutos
antes, habría evitado tal tragedia; sin embargo, la había
ignorado creyendo que eran asuntos de trabajo y no
deseaba llegar tarde para recoger a Nolan. Edward entró en
la cafetería y se detuvo a medio camino de la barra. Todo su
cuerpo se puso rígido cuando diviso la silueta sentada en el
banco frente al mostrador. Cuando se recuperó de la
impresión, sintió la necesidad irrefrenable de correr.
Quería correr a casa, tomar a Nolan y esconderse donde
él no los encontrara.
La cafetería estaba en silencio. Sentía las miradas de
todos a su alrededor. Por el rabillo de sus ojos observó a
Henry retorciéndose las manos nerviosamente. A lo lejos
escuchaba el llanto de Lukas inquieto. Pero Edward
solamente tenía ojos para Nikolái.
En respuesta a la conmoción alrededor, él se giró hacia
Edward. Vio el desconcierto en sus ojos. Fue lo primero en lo
que Edward se fijó. Al parecer él tampoco esperó verlo, o al
menos no tan pronto o tan de improvisto. Lo observó
atentamente, parecía más maduro, cansado, y con grandes
ojeras debajo los ojos, su cabello era sumamente corto, al
estilo militar; sin embargo, eso no le restaba atractivo.
Edward se sintió abrumado por la intensidad de las
emociones que estaban abrumándolo. Todas sus
preocupaciones de los últimos meses se multiplicaron.
Mientras a su alrededor, Henry se encargaba de desalojar a
todos en la cafetería, a pesar de que eso le ganaría malos
puntos con los clientes, Edward no pudo apartar la mirada
de Nikolái.
Edward llevaba tiempo imaginándose cómo sería su
reencuentro. Algunos días era lo único que lo preocupaba. Él
seguía inmóvil, sin decir nada o acercarse. La desesperación
se apoderó de él. Varios desenlaces le cruzaron la mente,
pero ninguno era bueno. A su mente, también llegó la
imagen de Jamal, pero de momento tenía que enfrentar un
problema a la vez. <<Por favor, no me odies>> le rogó en
silencio. Colocando las manos en su bolsillo, dio un paso al
frente, después otro. Hubo una ligera reacción en el rostro
de Nikolái.
—Volviste.
Edward fue el primero en hablar, pero no pudo disimular
el temblor en la voz. Nikolái lo estaba mirando como si
hubiera visto un fantasma.
>>—¿Por qué volviste?
Él frunció el cejo.
—¿No es obvio?
—No, al menos no para mí.
Contestó con seriedad. Nikolái suspiró, frustrado. Edward
ladeó la cabeza cuando adivino algunas cosas.
>>—Tu no pensabas volver ¿No es así?
Nikolái se levantó y se recargó contra la barra.
—No, al no ser por tanta insistencia de mi hermano y
padre.
Edward negó con la cabeza.
—Tranquilo, no esperaba que dijeras que volviste por mí.
La expresión desconfiada de Niko lo decía todo. Los ojos
entornados, los labios fruncidos, la mandíbula apretada.
>>—¿Te quedaras?
El semblante de él se ensombreció.
—Mi licencia es de diez días, tengo que volver y terminar
lo que empecé. De momento solamente vine para aclarar
las cosas, y cuando terminé mi servicio, podré decidir.
Edward dio un paso hacia él.
—¿Te alegra haberte ido?
Él apretó la mandíbula. Vio vulnerabilidad en sus ojos.
—Esa es la decisión más difícil que he tomado. Pero era
algo que necesitaba hacer.
Niko sujetó el borde del mostrador con fuerza. ¿Y ahora
qué? Solamente estaban dándole vueltas al asunto. Pero era
tan malditamente difícil.
>>—El niño…
Susurró Niko.
—Nolan.
La expresión de Edward se suavizó al recordar a su hijo y
pronunciar su nombre.
>>—Es tuyo.
Confirmó. Sabía que esas palabras eran insuficientes e
inadecuadas, pero le salían del corazón.
>>—Podemos practicar una prueba de ADN si lo
prefieres. Tampoco te exigiré nada como hasta ahora.
—Henry y papá me mostraron muchas fotos, me
informaron que traes el niño cada fin de semana.
Edward se fijó en un punto en la pared, a su espalda.
Estaba resultando extraño esto; sin embargo, no dejaba de
ser incómodo. Al mirarlo a la cara, vio que las arrugas de la
frente se le habían hecho más profundas y que sus ojos
parecían más grandes. Edward había olvidado lo atractivo
que era. Había olvidado cómo, con solamente una mirada o
una palabra, podía hacer que le hirviera la sangre. Era tan
guapo como peligroso.
—Quiero que él tenga una familia. La comprensión y el
amor cálido de un abuelo es un tesoro difícil de conseguir.
Cosa que por mi lado de la familia no puedo darle.
Dijo más para sí mismo que para él.
>>—Luc es mi mejor amigo y mi hermano del corazón.
Henry es tu hermano, no había forma en el infierno que yo
me alejara de Luc. Y tampoco podría evitar a Henry.
Edward regresó la mirada a Edward.
>>—Sin embargo, si esto te incomoda, evitare…
Niko lo miró con recelo.
—Si alejas al niño de mi padre, él me odiaría de por vida.
—Tu padre ama a sus hijos con todo el corazón, jamás
haría eso.
—¿Ahora tienes una relación formal con un alfa?
La pregunta tan repentina lo descolocó. Sabía que tarde
o temprano el tema saldría a la luz. Pero lo tomó
desprevenido. Él dudó.
—Sí.
Edward esperaba una reacción, pero no hubo ninguna.
Nikolái permaneció inmóvil, mientras la luz del atardecer
proyectaba sombras sobre su atractivo rostro.
—¿Lo amas o es una situación sin importancia como lo
que tuvimos?
<<Auch.>> Ese golpe también lo esperó, pero no lo vio
venir.
—¿Qué es lo que quieres que te diga Nikolái? ¿Quieres
que me disculpe contigo? Puedo hacerlo. ¿Qué asuma la
responsabilidad de lo sucedido? ¿Que qué serviría a estas
alturas?
Edward prosiguió sin alterarse.
>>—Asumo la responsabilidad. Fue mi culpa, mi
incapacidad de aceptar y comprometerme.
Afirmó sin apartar su mirada de los ojos resentidos de
Niko.
—¿Por qué con él sí y conmigo no?
Otra pregunta que también imaginó escuchar tantas
veces. Y hasta ahora no conocía la respuesta.
—No lo sé.
Susurró él. Entonces una comprensión, como nunca
había sentido, llegó a su alma.
>>—¿Sabes? Creo que la razón por la que me aferre a
ti… fue porque fuiste mi primera vez en muchas cosas.
Aunque no me creas fuiste el primer alfa por el cual sentí
algo muy fuerte… Me cambiaste aunque no creas en mi
palabra.
Lo miró a los ojos, esperando que él se diera cuenta de
su sinceridad.
>>—… Hubiera sido perfecto que te quedaras en mi
vida. Pero no fue así.
Durante mucho tiempo Edward había estado
reflexionando sobre sus palabras.
—Entonces ¿Es todo? ¿Terminó?
Preguntó Nikolái relativamente calmado. Edward sonrió.
—Siempre serás mi recuerdo favorito. Aquello que tuve
un momento de vida. Aquello que me quitaba el sueño por
las noches y que me dejaba una sonrisa. Lo nuestro me dejo
el regalo más precioso que jamás pensé tener, Nolan.
Tras aclararse la garganta, prosiguió.
>>— Nolan es tu hijo. No podemos deshacer eso, y
espero que comprendas que la relación que tu decidas tener
con él, nada tiene que ver conmigo. No funcionamos como
pareja, pero si tú decides, podrías ser un buen padre.
Nikolái sacó el móvil del bolsillo y se lo ofreció. Edward lo
aceptó curioso, y vio que tenía una foto de Nolan como
fondo de pantalla. Edward sonrió, era un mameluco blanco
con orejas de conejo, recordaba ese regalo del abuelo de
Nolan, fue la primera vez que Edward lo había llevado a
visitarlo. Se veía tan chiquito en esa foto, también le hizo
recordar los días de vulnerabilidad de Edward, donde
ridículamente pensó que su bebé no lo quería. Entonces
comenzó a revisar el resto de las fotos del teléfono de
Nikolái, con decisión pero con el estómago encogido. Vio
muchas fotos, todas eran de Nolan. En esas fotos fue testigo
del crecimiento de su hijo. Estaba sorprendido, pero no fue
extraño. Era casi lógico que Henry y su padre buscarían la
manera de que Niko conociera a su hijo y convencerlo de
que regresara. Fue un alivio saber que por lo menos Nikolái
no odiaría a Nolan. Después de pasar meses convencido de
que él no quería saber nada de ellos. Le devolvió el móvil.
—Volví porque no quiero que mi hijo me odie como yo
odio a mi padre alfa.
Edward alzó las cejas, sorprendido.
—Yo jamás le habría inculcado ese odio hacia ti.
—Mi padre tampoco lo hizo, pero yo odio a ese alfa por
abandonarnos. Embarazó a mi padre y nunca dio la vuelta
atrás.
Él trató de sujetarle la mano, pero Edward se apartó.
>>—Yo hice lo mismo, y aunque no es escusa, me
autoconvencí que tal vez no era mío. Por eso me fui.
Edward frunció el cejo.
—Era poco confiable, tranquilo, no me ofendo por dudar
de mí. Después de todo soy considerado un prostituto
omega que se mete con cualquiera.
—¡No hables de esa forma! Tú no eres…
Sin poder contenerse, Niko le acarició la mejilla, Edward
se echó entonces hacia atrás, con lo que Niko se quedó
acariciando el aire.
—No tienes por qué sentirte ofendido en mi honor,
Nikolái. Sé muy bien lo que fui e intento pensar que soy
mejor persona ahora. No quiero que Nolan se avergüence
de mí.
Nikolái apretó los labios.
—Eso jamás sucederá, eres un buen padre.
Afirmó.
—¿Cómo sabes eso?
—Puedo verlo ahora.
Replicó Nikolái con amargura.
>>—Así como puedo darme cuenta de mi error. No debí
de haberme ido. Mi maldito orgullo me jugo una mala
pasada. De no haberme ido tal vez nosotros…
Edward sintió el acelerado corazón de su palpitar, por
supuesto que había pensado también en esa teoría muchas
veces, sin embargo, ya no tenía caso… Miró su reloj.
—No pedo seguir hablando.
—¿Por qué no?
Preguntó él extrañado.
—Porque me están esperando y considero que nuestra
situación… La situación con Nolan no podremos resolverla
así nada más. Tenemos que tomarnos en serio el tema y
llegar a un acuerdo.
—Ya veo.
Dijo él, lentamente. Edward se removió inquieto,
luchando con las ganas de correr. Necesitaba… Porque, en
realidad, las cosas entre ellos no estaban bien. Y si no por
él, al menos tenía que ser honesto por él mismo.
>>—Solamente tengo diez días de licencia.
Dijo Niko, derrotado.
>>—Entiendo que no quieras hablar conmigo, pero
espero poder aclarar las cosas y me permitas conocer a
Nolan.
Edward enderezó los hombros.
—Te llamaré…
Dijo dando un paso atrás. Nikolái se guardó el teléfono
en el bolsillo.
—¿Eso es todo?
—¿Por qué no me preguntas directamente lo que quieres
saber, Niko?
Apretó mucho los labios.
>>—¿Crees que puede existir una oportunidad para
nosotros?
—¿Existe?
Preguntó él, cruzándose de brazos. Edward estuvo
tentado a gritar que no. Podría mostrarse indignado y hablar
con sarcasmo, pero se dio cuenta de que la pregunta de
Nikolái era válida y merecía una buena respuesta.
—Yo…
Suspiró.
>>—Me preocupo por ti. Siempre lo he hecho y siempre
lo hare. Cada día que estas allá, ruego a los cielos que
regreses sano y salvo a casa.
Comentó en tono tranquilo.
>>—Eres el padre de mi hijo. Tengo dulces recuerdos de
nosotros, cuando te sientas mal, estaré para escucharte. Y
sabes que sea lo que sea, no te voy a juzgar, lo que me
importa es verte bien. Y sobre todo lo único que quiero, es
que seas feliz.
Edward se giró para dirigirse a la puerta.
—No hay nadie más en mi vida ahora.
El anuncio de Nikolái, lo detuvo. Su voz sonaba sincera.
Edward miró a través de la ventana, y vio un auto. Lo
reconoció al instante. Sintió un vuelco en el estómago.
—Fue duro estar embarazado y cuando nació Nolan tuve
una fuerte depresión posparto.
Comentó.
>>—Con todos los meses que me costó adaptarme a la
idea de que sería padre, que te marchaste y de que mi vida
iba a cambiar para siempre, tuve mucho tiempo para
pensar.
Hizo una pausa.
>>—En los últimos meses he aprendido que a veces no
sientes instantáneamente atracción física hacia una
persona. Sino sentimental. Te enamoras de su alma y de
todo su ser y después la vida comienza a sonar de otra
manera.
Edward no apartó la mirada del coche. Entonces recordó
algunas de las tantas frases que Jamal le dijo en sus largas
conversaciones. Giró la cabeza hacia Niko.
>>—Me disculpo si te hice daño. No lo hice
conscientemente.
A Edward se le hizo un nudo en la garganta. Él cerró los
ojos y respiró hondo.
>>—Perdóname.
Dijo, abriendo los ojos. Niko lo miró comprensivo,
manteniendo las distancias.
—Yo también lo siento.
Dijo él con una mirada melancólica. Edward soltó el aire,
aliviado.
—Mañana seguimos hablando, traeré a Nolan para que lo
conozcas.
Con una última mirada y un asentimiento de cabeza,
Edward miró al frente y caminó hacia la puerta. Cuando
cruzó el umbral, de pronto se sintió vencido por el
agotamiento. La dura prueba emocional por la que había
pasado le había quitado las fuerzas y la compostura. Estaba
temblando como una hoja en tina tormenta de viento.
Estaba a punto de correr hacia el coche al otro lado de calle,
cuando una voz llamó su atención.
—¿Terminaste aquí?
Jamal hizo esa pregunta. Estaba de pie al lado derecho
del siguiente local, recostado contra la pared. Tenía los
brazos cruzados sobre el pecho en una posición de reposo.
—¿Cómo te enteraste?
Preguntó al tiempo que comenzó a caminar hacia Jamal.
La brisa se sentía maravillosa contra su rostro, pero hacía
que aumentara sus temblores.
—Luc pensó que podrías llegar a necesitarme…
Las piernas le temblaban tanto que apenas si lo podían
sostener. Edward se sentía como si se estuviera partiendo
en pedazos por dentro y aspiró profundamente en un
esfuerzo por recobrar el control. La única gracia salvadora
era que Nikolái nunca sabría cuán cerca estuvo de
quebrarse. Sin embargo, con Jamal no tenía que
preocuparse por tal debilidad. Tal vez sería humillante llorar
frente a Jamal, pero no se sentía incorrecto. Aunque siempre
fue orgulloso por naturaleza, no se sintió incorrecto admitir
que Jamal era su apoyo. Aspiró profundamente para
liberarse. No resultó. Los escalofríos aumentaron. Se dijo a
sí mismo que todo iba a ir bien. Había pasado por una
penosa y aterradora prueba, pero ya la había superado.
Ahora necesitaba desesperadamente el consuelo de Jamal y
su fuerza. Ya había utilizado toda la propia ese día. Que el
cielo lo ayudara lo necesitaba a él. Fue una idea que lo
consternó.
Vaciló durante una milésima de segundo. Y luego Jamal
le abrió los brazos. Perdió la batalla en ese mismo instante.
Comenzó a correr hacia él. Se arrojó contra su pecho,
envolvió los brazos en la cintura de Jamal y comenzó a llorar
con incontrolables sollozos.
Jamal no le dijo ni una palabra; no era necesario. Sus
caricias era todo lo que Edward necesitaba en ese
momento. Jamal aún estaba recostado contra la pared.
Edward permaneció en los brazos de Jamal con la cabeza
inclinada debajo de su mentón y lloró sin parar hasta que le
empapó la camisa.
—Respira profundamente, Eddy.
Edward se aferró con fuerza a la camisa de Jamal. Él
apoyó el mentón sobre la cabeza de Edward y lo abrazó con
mayor fuerza.
>>—Tranquilo… Todo está bien.
—Nolan…
Sollozó. Se suponía que pasaría por la cena, por Nolan y
después irían a la casa de Jamal. Lexi ya debía estar
desesperada por su retraso.
—Hable con Lexi, pagaré sus horas extras.
Susurró contra su cabello.
>>—Además envié refuerzos. Uno de mis hermanos
estaba libre. Así que deja de preocuparte, Omer es quien
mejor cambia los pañales de los bebés.
Edward sonrió, él siempre pensaba en todo y adivinaba
antes que nadie las necesidades de Edward. Eso lo hizo
sentir un poco mejor. Se secó el rostro con el dorso de su
brazo, sin importar manchar su traje, y luego se desplomó
otra vez contra Jamal. Estaba muy cerca. Demasiado cerca.
Edward levantó los ojos hacia él.
—Gracias por venir a buscarme.
Le dijo con timidez. Pero al verlo inclinado hacia él, no
pudo resistir el impulso de besarlo en la mejilla. De repente,
Jamal la rodeó con más fuerza y lo besó. Edward le devolvió
el beso con la misma pasión, Jamal gimió.
Con un esfuerzo de contención, interrumpió el beso con
delicadeza. Cuando Edward aflojó el abrazo, él le
mordisqueó el labio inferior antes de besarlo en ambas
mejillas y en la punta de la nariz. Al abrir los ojos, vio que el
rostro de Jamal estaba embargado por varias emociones al
mismo tiempo. Le acarició el pelo y la miró con deseo.
—Te quiero.
Jamal declaró.
>>—Mi corazón esta para ti, para lo bueno y para lo
malo. Y si tú lo cuidas, prometo cuidar del tuyo.
Jamal lo miró por un momento, su rostro inescrutable,
antes de capturar la boca de Edward en un beso suave y
tierno. Edward se fundió en él, con una mano enterrada en
el corto cabello de Jamal jalándolo más cerca, sobre él, con
temblores de necesidad atravesando su cuerpo.
Capítulo 24
Edward podía sentir el calor del agua caliente correr por
su pecho mientras sentía que alguien enjabonaba su cuerpo
suavemente. Siguió acostado, disfrutando de la sensación
de sus músculos, relajándose mientras sus ojos seguían
cerrados. Se sentía maravilloso.
Había alguien detrás de él, en el agua, con él, siendo la
más suave y dura almohada que hubiera sentido. La pared
de músculos le ofrecía el más lujoso de los placeres
mientras comenzaba a salir del sueño. Hasta que recordó lo
que le había sucedido. Edward despertó, el agua cayó en
sus ojos cuando los abrió.
—¡Nolan!
—Él está dormido, Edward.
Dijo Jamal detrás de él, envolviendo sus brazos alrededor
de Edward para evitar que saliera corriendo desnudo fuera
de la bañera.
>>—Malek lo trajo hace una hora. Esta ahora
profundamente dormido comidamente en la cuna a un
costado de la cama.
—¿Malek? Pensé que dijiste que fue…
—Omer estuvo con él varias horas, después tomó el
relevo Malek hasta que le pedí que lo trajera a casa.
—Me siento culpable por desatenderlo
Edward comentó mientras luchaba por salir de la tina.
Después de la dura prueba que paso con Nikolái, en lugar
de haber ido directamente a casa, Jamal lo trajo a su
departamento y le hizo el amor como si no hubiera habido
un mañana.
—Él estuvo bien cuidado todo este tiempo.
Edward lo vio sobre su hombro. Jamal sonreía. Era una
sonrisa sincera, tranquila, serena. Era como si las
inseguridades de Jamal se hubieran esfumado, ahora que
Edward había librado su mayor reto. Dudó durante un gran
momento y entonces se recostó, confiando en que Jamal no
mentiría sobre su hijo.
—Nikolái solamente viene de permiso por diez días.
Tendremos mucho que acordar antes de que vuelva a irse.
Comentó. Aun la situación era delicada, al menos había
podido enfrentarse a Nikolái sin derrumbarse o sentir que la
vida se le iba al contemplarlo nuevamente.
>>—Me alivia por lo menos saber que no me odia a tal
grado de rechazar a Nolan.
Edward inclinó la cabeza hacia atrás y vio hacia los ojos
de Jamal.
>>—¿Estas molesto?
Preguntó. Jamal hizo una mueca y negó con la cabeza.
—No soy tan egoísta como para hacer berrinche y exigir
que no se acerque a Nolan… o a ti.
Edward enarcó una ceja.
—¿Pero?
—Soy un ser humano, Eddy. Con bastantes defectos
como cualquiera.
Suspiró.
>>—Por supuesto que siento celos, es ridículo, lo se. No
obstante no puedo evitar ponerme celoso al saber que de
alguna manera él se acercara a ti. Me pone celoso pensar
que Nolan le lo llamara papá a él.
—Lamento eso.
Edward jamás podría borrar su pasado y deshacer sus
errores. No se arrepentía de tener a Nolan. Pero ciertamente
le hubiera gustado que fuera de forma diferente. Por su
egoísmo, Nikolái sufría, Jamal sufría y su hijo estaba
envuelto en una extraña situación.
—No te disculpes, soy adulto. Lidiaré con ello.
Jamal lo besó e hizo que volviera a recostarse. Edward
gimió cuando sintió las manos de Jamal recorrer su
abdomen, sus dedos jugaron durante mucho tiempo con el
ombligo de Edward. Giró la cabeza y fue cuando notó las
velas. Estaban en todas partes, dando una iluminación
romántica mientras música de jazz inundaba el cuarto.
¿Cómo infiernos se le había pasado tal detalle
desapercibido? Jamal era considerado, pensaba en todo. No
solamente se ocupaba de las necesidades de Edward en
todo los sentidos, también procuraba que Nolan fuera
atendido y bien cuidado.
—Eres un romántico ¿Lo sabías?
Edward provocó. La risa de Jamal vibró en su pecho,
enviando ondas de placer que recorrían a Edward. Su pene
era largo y comenzó a levantarse en el agua.
—Así como tengo defectos, tengo cualidades. Y me gusta
mimarte.
Edward sonrió y palmeó el desnudo muslo de Jamal.
—Me gusta esa cualidad, sin duda.
Jamal se rio una vez más mientras sus manos
vagabundeaban por el cuerpo de Edward y alcanzaron sus
pezones. Los dedos de Jamal pellizcaron sus sensibles
pezones, retorciéndolos hasta que Edward estaba jadeando.
Podía sentir el largo eje de Jamal debajo de él, que creció y
engrosó en un segundo.
Edward frotó su culo arriba y abajo del pene de Jamal,
queriendo que su el alfa hiciera exactamente lo que tenía
en mente. Necesitaba sentir a Jamal dentro de él,
recordándole que estaba en los brazos del alfa, que su
corazón estaba aceptando. Necesitaba la seguridad,
necesitaba saber que estaban bien más de lo que
necesitaba respirar en ese momento.
La música fluía alrededor de Edward mientras los labios
de Jamal acariciaban su cuello. La piel se erizó en piel de
gallina mientras las manos de Jamal exploraban su cuerpo,
sus uñas suavemente rasparon la piel de Edward. Siseó
cuando Jamal mordisqueó su cuello, sorprendentemente
Edward deseó que lo mordiera, que lo marcara como su
omega… pero no pudo manifestarlo en palabras.
Edward se movió y tomó el pene de Jamal en su mano y
entonces lentamente se hundió en el duro eje. Su agujero
ardió por no estar estirado, pero el agua calmaba parte del
dolor. Jamal envolvió sus brazos alrededor del cuerpo de
Edward y comenzó a empujarse hacia arriba, haciendo que
el cuerpo de Edward se moviera en el agua, sus gritos se
mezclaron con la música. Edward colocó sus manos en las
rodillas de Jamal para equilibrarse. Su cuerpo se estremecía
con el contacto.
—Te sientes tan bien…
La voz de Jamal retumbó en el oído de Edward, enviando
un estremecimiento de lujuria que recorría su cuerpo.
Edward se empaló tan duro que sintió la total longitud de
Jamal hasta la punta de sus pies, su agujero se estiró más
mientras Jamal lo tomaba, llevando su duro pene al interior
del cuerpo de Edward. La cabeza de Edward se hundió
contra el cuerpo de Jamal y sus uñas se clavaron en el
muslo de Jamal, haciendo su mejor esfuerzo por mantener
la cordura.
>>—Te tengo, Edward. Siempre te sostendré.
Cuando las palabras de Jamal hicieron eco en el cuarto
de baño, Edward gritó, su pene explotó mientras su cuerpo
convulsionaba. Su cabeza giró mientras su mente hacía su
mejor esfuerzo por pensar de nuevo. Jamal lo llenaba con su
presencia, su fuerza y su ternura.
Jamal aumentó el ritmo, sus caderas se empujaron hacia
las caderas de Edward mientras gruñía y gritaba el nombre
de Edward. Chorros de caliente semen bañaron su culo
mientras Jamal sostenía a Edward como si su vida
dependiera de eso.
Edward protestó con un gruñido cuando Jamal sacó su
pene después de lo que sintió como una eternidad. El
médico tomó la esponja y comenzó a lavarlo suavemente.
Edward se movió hacia delante mientras lavaba su espalda,
amaba esto. Sentirse valorado de vez en cuando no estaba
nada mal. Era una sensación de la que nunca se cansaba.
Cerró los ojos y agradeció al destino por guiarlo hasta
ese momento.
Capítulo 25
Edward llegó a su apartamento casi al medio día. Aunque
pudieron permanecer en la casa de Jamal,
desgraciadamente los suministros que un bebé podría
necesitar estaban en su casa. Ese día decidió no ir a
trabajar, necesitaba tiempo para recuperarse emocional y
físicamente. Además, le gustará o no, había una tarea en
particular ese día, que no podía seguir postergando.
Suspirando, se dirigió a la habitación de Nolan, él
continuaba dormido, podría bien ponerse a trabajar un rato
para distraer su mente, pero el tic tac del reloj le aseguraba
que el tiempo estaba terminando. Y la problemática que iba
a enfrentar no era el problema, la verdad era que la culpa
estaba carcomiéndole. Deliberadamente, no avisó a Jamal
que precisamente había enviado a Nikolái un mensaje esa
mañana.
Jamal se había despedido de él y Nolan, avisándole que
tenía una cirugía esa mañana y quisa volvería tarde. Edward
le comentó que entonces se irían a su departamento porque
había cosas que hacer. Jamal no le preguntó cuáles eran
esas cosas, pero en su mirada pudo distinguir la duda.
Ciertamente, no quería hacer nada a espaldas de Jamal,
pero era algo a lo que deseaba enfrentarse, era un reto para
él mismo. Mientras observaba a Nolan dormir sonó el timbre
y Edward se apresuró hacia la puerta, y cuando abrió…
Nikolái estaba al otro lado, vestido de manera informal
con un pantalón vaquero y chaqueta de cuero, un estilo que
le quedaba bastante bien. Nada había cambiado, parecía
que la vena rebelde y salvaje que caracterizaba su
personalidad, siempre estaría ahí. ¿Nolan la heredaría?
—Gracias por contactarme.
Dijo él, para romper el hielo, pero esto no dejaba de ser
sumamente incómodo. Edward encontró su voz.
—Quiero que las cosas funcionen de forma pacífica.
La mirada de Nikolái fue tras de Edward, escaneando la
casa. Inmediatamente supo que buscaba.
>>—Pensé que te gustaría conocer a Nolan en privado.
Nikolái hizo una mueca.
—Tu alfa debe de tenerte demasiada confianza para
permitir que te encuentres conmigo a solas.
Nikolái ladeó la cabeza y miró atentamente hacia su
cuello.
>>—Más aún si no te ha reclamado como pareja.
Edward controló el impulso de llevar su mano a su nuca.
—Esto no se trata de mí, de él o de ti. Tampoco estoy
abriéndote la puerta de mi casa para que cuestiones mi
relación. ¿En verdad quieres establecer una relación con tu
hijo o no?
Preguntó firmemente.
>>—En verdad estoy intentándolo, Nikolái. Siempre
pensé que tener una relación conmigo ya sea de amistad o
más personal es imposible, no podía mantener una relación
personal con nadie. Pero por Nolan intentó relacionarme
mejor con las personas, y tú eres su padre.
Él asintió con la cabeza.
—Estoy de acuerdo en que ser el padre biológico de
Nolan no significa que tenga derecho a ser su padre de
verdad. Y haber sido tu amante tampoco significa nada. Sin
embargo, quiero descubrir lo que puedo ser para vosotros
dos.
Edward abrió la boca y volvió a cerrarla, atónito.
—Solamente puedo ofrecerte mi amistad, Nikolái.
—¿Y si te pidiera ser mi compañero? Tenemos un hijo.
Deberíamos…
—Nikolái…
Niko lo interrumpió dando un paso al frente.
—Dejemos nuestros problemas en el pasado, estoy
hablando del presente y del futuro. Los dos nos
encontramos en una situación en la que no nos hemos
encontrado antes y creo que nos lo debemos a nosotros
mismos, y a Nolan, podemos perdonarnos y tal vez…
Edward dio un involuntario paso hacia atrás.
—¿Acaso enloqueciste? Te dejé las cosas claras ayer. Y
no me pidas que te dé más razones.
A pesar de todo, Nikolái entró en el apartamento y lo
único que Edward podía pensar era que estaba allí, en su
casa. Se había resignado a no volver a verlo, pero allí
estaba, esta prueba estaba resultando mucho más difícil de
lo que había creído. Y no era de piedra, por supuesto que
recordaba lo que vivieron juntos, junto con todo el dolor que
le causo su partida. Esta era una prueba difícil y
abrumadora y se sentía expuesto, invadido. Y solamente
había dado un paso adelante, ni siquiera estaba tocándolo.
¿Por qué se sentía de esta manera si estaba Jamal en su
vida?
—No considero que sea mucho pedir.
Siguió él.
>>—Somos padres ahora. Ambos cambiamos y tal vez
en esta ocasión tengamos una oportunidad.
—Esto nada tiene que ver con lo que tuvimos. Es por
Nolan, no me hagas arrepentirme de…
—¿De qué? ¿De permitirme conocerlo? Es mi hijo y tengo
ciertos derechos con respecto al niño.
A Edward se le encogió el corazón, esas palabras
abrieron un abismo a sus pies.
—Cierto y solamente una relación con tu hijo es lo que
puedo ofrecerte.
—Edward…
Antes de que pudiera seguir insistiendo, Nikolái miró
hacia el pasillo, tenso como un gran felino dispuesto al
ataque. Fue entonces cuando Edward lo escuchó.
—Se despertó.
Se escuchó más claramente el llanto de Nolan. Y cuando
volvió a mirar a Nikolái se quedó sorprendido al ver el gesto
de asombro que suavizaba sus duras facciones. Por absurdo
que pudiese parecer, pensó que estaba experimentando lo
mismo que experimentaba él cada vez que escuchaba a su
hijo, como si su corazón se derritiese.
Pero, de repente, como era costumbre de su hijo. Nolan
empezó a llorar más alto, esto demostraba los buenos
pulmones que tenía. Olvidándose de Nikolái, Edward corrió
hacia la habitación. Apenas oyó que la puerta principal se
cerraba o los pasos que lo seguían. Entró en el dormitorio de
Nolan, sin molestarse en encender la luz porque sabía que
el camino hasta él estaba libre de obstáculos, y lo sacó de la
cuna.
—Estoy aquí, cariño.
Murmuró, mientras Nikolái encendía la luz de la mesilla.
Sorprendentemente, Nolan dejó de llorar y sonrió al ver a
Edward, mostrando esos preciosos hoyuelos. Edward lo
besó, con el corazón lleno de sentimientos indescriptibles.
Ahora hasta le parecía absurdo recordar las tonterías que
llegó a pensar en el pasado. Nolan lo quería, lo reconocía
como su padre, salvo que las inseguridades, miedos y
hormonas de Edward lo había hecho suponer tonterías.
Nolan enterró la cara bajo su mandíbula como un gatito,
balbuceando. La respiración de Nikolái le hizo recordar que
él estaba también ahí. Sin querer prolongar más el
momento. Se giró hacia él, viendo con claridad que Niko
parecía preocupado, pero era una preocupación diferente,
una expresión que nunca creyó ver en el rostro de Nikolái.
Parecía casi… emocionado.
—¿Puedo cargarlo?
Le preguntó, después de aclararse la garganta. Edward
le ofreció al niño y Nikolái lo recibió con manos temblorosas.
Pero en cuanto sujetó el diminuto cuerpo, Nolan dejó
escapar un grito de protesta. Edward casi estuvo a punto de
recuperarlo de nuevo, pero Nikolái no se rindió, acomodó al
niño contra su pecho y lo meció suavemente. Él sabía lo que
hacía <<Nikolái es mucho más seguro de sí mismo que yo
la primera vez>> pensó con dramatismo.
Nolan se calmó, se puso cómodo y empezó a explorarlo
poniendo las manitas en su pecho y mejilla.
>>—Hola, mi pequeño ¿Me presento yo o quieres hacer
tú los honores?
Susurró Nikolái mirando al niño con ojos emocionados.
Mientras observaba la escena, Edward no podría articular
palabra. Nikolái respiró profundamente, tal vez para
disimular su nerviosismo, Nolan, en cambio, balbuceó. Niko
lo separó de su pecho y lo alzó, haciendo que el bebé
quedara justo enfrente de su cara. Nolan se quedó muy
quieto, mirándolo como hipnotizado.
>>—Eres tan hermoso, Nolan. Soy tu padre.
El corazón de Edward se volvió loco. Jamás hubiera
imaginado que escucharía esas palabras…
>>—Me disculpo por no estar contigo todo este tiempo…
Nikolái lo abrazó de nuevo tan protectoramente y con
tanta emoción que Edward pudo notar lágrimas en sus ojos.
Esta era una escena hermosa y tan íntima de Nikolái que
hasta se sentía avergonzado de estarlo presenciando. Esto
era entre padre e hijo.
—Tengo todas las imágenes de sus ecografías y videos
del día que nació. Mandaré hacer duplicados para ti.
Comentó aclarándose la garganta.
—Henry me dijo que las primeras semanas fueron
complicadas para ti.
—Todo eso es verdad. Pero ya está en el olvido, Nolan
merece todos los sacrificios.
—Me arrepiento no haber estado para ayudarte.
Edward vio que su rostro se oscurecía.
—Ya no tiene caso, no podemos cambiar lo que paso.
Para controlar esa oleada de tristeza, intentó tomar a
Nolan en brazos, pero Nolan apoyó la cabecita en el hombro
de Nikolái, dejando claro que prefería estar con él. Días
atrás se habría sentido ofendido. Con una mezcla de
decepción y alegría se acercó a la cómoda donde estaba al
calentador de biberones, sacó la mamila de la pequeña
nevera y lo colocó adaptando la temperatura del aparato.
>>—Como parece que a Nolan le gusta que lo tengas en
brazos, dale el biberón en unos minutos. Los dejare solos
para que se conozcan. Tengo que ir al super por algunas
cosas para la cena.
—¿Me dejarás a solas con él?
—Eres su padre, Nikolái y aunque no lo creas siempre te
he considerado un buen hombre.
Dijo con sinceridad.
>>—¿O acaso piensas secuestrarlo?
Nikolái lo fulminó con la mirada.
—¡No soy un criminal!
—Exacto.
Edward asintió con la cabeza.
>>—Estoy seguro que sabrás cuidarlo bien por un rato.
Disfruta de tu hijo.
La culpa que llegó a sentir durante meses porque Nolan
crecería sin conocer a su padre alfa, estaba desapareciendo,
parecía que la situación se estaba encarrilando.
Edward dejó a padre e hijo solos a pesar del desconcierto
en la mirada de Niko. Fue en busca de su cartera y llaves
para marcharse. No dudo al cerrar la puerta dejando solos.
Tampoco sintió dudas mientras tomaba su coche y se
marchaba. No tuvo dudas mientras se dirigía hacia su
destino.
Pronto llegó a la clínica privada de Jamal. En recepción
preguntó por él, a lo cual la recepcionista se mostró algo
sorprendida al verlo y le informó que el doctor Cooper
estaba en patología y que le informaría de su visita. Él le
dijo que no lo hiciera, que él mismo le llamaría y le avisaría
que lo esperaría en su despacho.
La mirada de varias enfermeras y personal del lugar le
hicieron darse cuenta de que casi todos o todos conocían la
situación de él con Jamal. La verdad era que le daba lo
mismo lo que los demás pensaran, no les debía
absolutamente ninguna cortesía.
Entró en el despacho de Jamal no se detuvo a analizar si
llamar a Jamal en estas circunstancias era lógico. Edward lo
llamaba porque quería escuchar su voz. El tono de llamada
sonó tres veces antes de que Jamal atendiera.
—Eddy…
Contestó él con todo de voz indescifrable.
—Anoche no usamos preservativos.
Anunció Edward de golpe. Nada tenía que ver con lo que
en realidad había querido decir en un inicio. Estaba loco, tal
vez sí, pero sus emociones estaban hechas mierda.
>>—Nikolái está en la habitación de Nolan. El guisante
traidor aceptó a su padre alfa sin problemas, es una jodida
mierda ¿No es así? después de que yo sufrí pensando que
no me quería.
Dijo toda la frase casi sin respirar. Después unos
segundos de silencio, Edward miró fijamente la pantalla del
teléfono por un momento para asegurarse de que la
llamada no se había cortado. Respiró profundamente
intentando luchar contra una oleada de inseguridad.
>>—¿Jamal?
Escuchó una profunda respiración.
—Tu celo terminó hace días, no existe un gran riesgo de
quedar embarazado en este momento… Pero puedo llevarte
la píldora…
—No es necesario.
Una pausa.
>>—No me molestaría tener un bebé contigo. Ya eres el
mejor papá del mundo, Jamal. No creo querer tener seis
hijos como tu madre, pero si me gustaría tener una niña sin
embargo.
—Edward…
Dijo Jamal con un tono muy seco.
>>—Me estas volviendo loco.
Edward arrugó la frente y rio.
—¿Qué? ¿Acaso porque te anuncie que Nikolái estaba en
mi departamento, pensaste que terminaría contigo? Supuse
que ya habíamos aclarado esa parte anoche. ¿Estás celoso?
Se aclaró la garganta.
—Por supuesto que sí. No soy de piedra. ¿Por qué no me
dijiste que Nikolái iría?
Edward cerró los ojos.
—Porque necesito que confíes en mí.
Admitió en voz baja. ¿Qué tenía Jamal que lo hacía
admitir tan fácilmente su debilidad?
>>—Estaré unido a Nikolái de por vida gracias a Nolan,
no podré evitarlo, y aunque me acaba de proponer
matrimonio, eso no quiere decir que lazaré por la borda lo
que tengo contigo. Tome mi decisión. Sin embargo tengo
que averiguar cómo tratar con esta situación.
—¿Te propuso matrimonio?
Edward enarcó una ceja al escuchar la furia en su voz.
—Sí.
Contestó Edward, tratando de mantener un tono firme.
>>—Tiene la teoría de que ahora que tenemos un hijo
en común deberíamos de olvidar el pasado e intentar estar
juntos por Nolan.
—Lo voy a matar.
Gruñó Jamal. Eso aumentó la sonrisa de Edward, tuvo
una sensación retorciéndole el estómago.
—No puedes hacer eso, es el padre de Nolan.
Dijo Edward tomando asiento en la silla de Jamal.
>>—Tendremos que acostumbrarnos a la idea de que
Nikolái estará siempre rondando en nuestra vida ¿Crees
poder ser su amigo?
El pecho de Edward se oprimió.
—¿Estás afirmando que me estás escogiendo a mí?
Su boca se le secó repentinamente, su corazón latía en
algún lugar de su garganta.
—Lo hice ayer ¿No te quedó claro?
—No puedes culparme por mis inseguridades, Eddy.
—Me gusta la idea de saber que no tienes todas las
respuestas del universo doctor Cooper.
La diversión tiño su voz.
—Soy un simple humano después de todo.
Susurró Jamal.
>>—Soy un tonto enamorado de ti. No esperes que no
enloquezca de vez en cuando.
La voz de Jamal fue baja e íntima que hizo estremecer a
Edward. Fue entonces cuando tuvo claro lo que quería
preguntar a continuación.
—¿Quieres casarte conmigo, Jamal?
Preguntó Edward con un hilo de voz. Hubo silencio en la
línea, pesado y cargado.
>>—Quiero que me marques como tu omega. ¿Quieres
ser mi alfa?
Se mordió el interior de la mejilla, tratando de ignorar el
estúpido e ilógico dolor oprimiendo su pecho. Y de lo cursi
que se sentía, él no era de esa manera, pero por Jamal y su
hijo podría hacérselo de vez en cuando.
—Edward…
Dijo Jamal en voz baja…
>>—¿Por qué me dices esto cuando tardare mucho
tiempo en llegar a ti?
El dolor en el pecho de Edward se alivió, la calidez se
extendió por su pecho.
—No tanto, estoy en tu consultorio.
Edward se dijo que no debía ser tan idiota, pero no pudo
evitar que una sonrisa tensara sus labios.
>>—¿No tenías la fantasía sexual de hacerlo en el
cuarto de suministros? Nikolái está haciendo de canguro,
tomemos la oportunidad.
Después de todo, Jamal era un alfa y Edward estaba
provocándolo deliberadamente y le encantaba hacerlo. Se
sentía bien volver a ser él mismo, seguro de sí mismo,
provocador y seductor. Ellos encajaban juntos, ya no tenía
dudas. Se sentía tan bien, lo hacía sentirse poderoso,
Edward estaba harto de no tener ningún control. Mientras
que no perdiera su escénica en el proceso, debería estar
bien. ¿Verdad?
—Te quiero aquí, Jamal.
Dijo honestamente. Era vergonzoso cuan honesto estaba
siendo.
>>—Te necesito tanto.
Hubo un silencio sepulcral en la línea. Cuanto más se
prolongaba, Edward se sentía más cohibido, el calor se
expandió por su rostro. Entonces escuchó a Jamal exhalar.
—Si te reclamó como mío, ya no habrá vuelta atrás.
Su tono fue áspero, pero no engañaba a Edward.
Cerrando los ojos, susurró con nada más que cruda
honestidad en la voz.
—No voy a retroceder. Te elijo a ti Jamal Cooper.
Jamal gruño y colgó.
Capítulo 26
Mientras se apresuraba velozmente a su oficina, ignoró a
Camil que lo llamaba y no contestó el saludo de dos
enfermeras que casi lo detuvieron en los ascensores.
¿Realmente había escuchado a Edward afirmar que lo
escogía a él? ¿De verdad le había propuesto casarse?
¿Volverse compañeros?
Realmente era complicado de creer, al llegar a su
consultorio abrió la puerta casi con violencia. Sus ojos no lo
engañaban, Edward estaba ahí, recargado
despreocupadamente contra su escritorio y con los brazos
cruzados. Jamal caminó hacia él. Edward lo observaba como
un depredador viendo a su presa. Era bastante irónico
siendo omega. Pero así era Edward, un omega sin
comparación. Jamal se sentía como si hubiera sido atrapado
por él. Se detuvo a algunas pulgadas del omega,
encerrándolo contra el escritorio.
—En verdad estabas aquí.
Susurró mirando sus labios, acunó la mejilla de Edward,
su pulgar descansó contra su garganta. Percibió el
estremecimiento por parte de él cuando Jamal
deliberadamente liberó sus feromonas. Estaba en su límite,
sintió a su propio cuerpo ponerse rígido, su instinto le
ordenaba dominar a este omega.
>>—Dijiste que quieres ser mi compañero ¿Estás
seguro?
Su voz era tranquila, pero sonaba áspera y afilada en el
silencio total del cuarto.
—Totalmente.
Edward se balanceó hacia él.
>>—Una vida junto a ti es lo que quiero.
Se miraron el uno al otro, sus irregulares respiraciones
volviéndose más sonoras.
>>—Escuche mucho eso de que la persona indicada
llegaba en ese momento de la vida en que menos te lo
esperas, y nunca creí que se haría realidad.
Edward rio.
>>—Estar juntos me ha hecho experimentar hermosos
sentimientos. Estuviste en los momentos de mi vida que
más lo necesitaba.
Inhaló profundamente, intentando recuperar algo de su
control, tratando de aparentar algo de autocontrol.
Resultaba imposible cuando todo lo que quería era quitarle
la ropa al médico.
>>—Jamal Cooper te has convertido en el mejor capítulo
de toda desastrosa vida, tú me has hecho mejor persona y
no me da miedo decir que eres el amor de mi vida.
Con un gemido, Edward atrajo a Jamal para un beso
profundo y de ahí no hubo vuelta atrás. Recordaba a Jamal
alzarlo en brazos y tirarlo sobre su escritorio haciendo que
todas las carpetas terminaran en el suelo. Ya era la tercera
ocasión en la que terminaba sobre un escritorio en últimas
semanas, pero esta vez, Edward no se quejaría.
Entre besos, toqueteos, jadeos y gemidos, Edward
terminó sin pantalones, la camisa sin botones y con el
doctor Cooper enterrado profundamente en su interior.
—Jamal…
Jadeó sosteniendo la mirada de Jamal.
>>—Muérdeme.
Se estremeció al hacer la petición. Envolvió sus piernas
alrededor de su cintura más apretadamente, atrayéndolo
todavía más encima de él. Esperaba que el escritorio fuera
de los buenos y soportara el peso de ambos.
—No…
Apretando los dientes, Jamal empujó más profundo.
Jamal enterró su cara en el cuello de Edward. Por un
instante se sintió rechazado. Sus manos se aferraron al
cabello de Jamal y lo jaló hacia arriba, para tomar posesión
de su boca. Edward se sentía como si estuviera en llamas.
Jamal tomó sus caderas, levantando y llevándolo hasta la
silla. Se sentó pesadamente con Edward a ahorcajadas.
—Reclámame.
Edward murmuró en los labios de Jamal.
>>—Quiero ser tu omega.
Jamal volvió a negarse mientras devoraba su boca y se
empujaba más duro en su interior. El ruido de piel contra
piel era fuerte dentro del consultorio.
>>—Jamal…. Por favor.
Edward no quería sentirse tan patético, nunca había
tenido que rogar a nadie. Esto era… Jamal gruñó, mordiendo
el labio inferior de Edward mientras se empujaba más duro.
—No hagas pucheros, cariño.
Dijo Jamal entre gruñidos.
—Muérdeme. Anda, hazlo.
Edward acunó su cara, viendo fijamente a sus ojos.
—Hoy no.
Edward sintió cómo su mundo se derrumbaba a su
alrededor. Le dolió mucho escuchar esas palabras. Sus
inseguridades lo atacaron. Esto era una putada. Si Jamal
ahora se arrepentía de estar con Edward, él sabía que su
corazón quedaría destrozado y sin remedio, ya no podría
soportarlo, no está vez.
Edward pasó sus manos a través de su cabello. Se apartó
un poco, su libido ahora estaba marchitándose, era mejor
huir con lo que le quedaba. Jamal no le permitió apartarse,
en cambio, lo obligo a que lo mirará.
>>—Soy un romántico, Eddy.
Dijo Jamal mordisqueando su labio.
>>—No pienso reclamarte en medió de mi consulta con
una follada rápida.
Jamal gruñó, mientras se empujaba dentro de Edward.
>>—Además te voy a proponer matrimonio de la
manera apropiada y tu tendrás que soportarlo.
Edward rio. Sí, eso sonaba más lógico que su rechazo.
Sus inseguridades se despejaron mientras jalaba el cabello
de Jamal y él se enterraba más duro en su interior.
—Más duro.
Edward comenzó a montar a Jamal enserió. Manteniendo
en posición a Edward por las caderas, Jamal se deslizó hasta
el fondo, frotando su polla en la próstata de Edward.
Edward se quejó, arqueándose sobre él. Jamal lo hizo de
nuevo, con los ojos enfocados en el rostro de Edward, que
estaba sudoroso, salvaje, completamente aturdido.
Jamal lo alzó y acarició los muslos de Edward y empezó a
embestir más duro, gruñidos, bajos, escapando de su
garganta. Edward era precioso, con esos grandes ojos, sus
labios hinchados, y húmedos.
—Yo… joder, voy a…
Dijo Edward con voz ronca, ministras se estremeciera y
se corría. Jamal apretó la mandíbula, cuando las paredes
internas del canal de Edward se apretaron sobre su dolorido
pene. ¿Cómo podía un hombre tan duro como Edward Arslan
lucir tan increíblemente adorable? Era algo que nunca había
podido descifrar.
Jamal se retiró lentamente y empujó nuevamente
adentro. Estableció un ritmo constante. No pudo apartar la
mirada mientras Edward lo montaba extendiendo su
orgasmo. Jamal jaló a Edward fuertemente contra su pecho,
empujando sus caderas hacia arriba, enterrando su dolorida
y dura polla en el dócil cuerpo de su omega, provocando
que Edward gimiera a un lado de su cuello y se aferrara a él.
Finalmente, Jamal se dejó ir, su orgasmo lo golpeó
estremeciendo todo su cuerpo mientras se derramaba
dentro de Edward.
La puerta de repente se abrió de golpe. Jamal envolvió
sus brazos alrededor de Edward protegiéndolo. Camil entró
en el consultorio cerrando la puerta detrás de él. Se dio la
vuelta, quedándose de espaldas a ellos.
—¿Qué mierda haces? ¡Sal ahora antes de que te mate,
Camil!
— ¡Lo siento!
Dijo él casi gritando.
—¡Largo!
Gruñó Jamal. Edward estaba horrorizado. Él estaba
montando a Jamal, con su pene aún en su interior. Habría
saltado de su regazo, pero él lo sujetó con tanta fuerza que
estaba empalado en él.
—Lo siento.
Repitió él, mientras se acercaba a la esquina donde
estaba la camilla, Edward lo escuchó murmurar también que
eso se ganaba por querer ser buen amigo. Fue entonces
cuando se dieron cuenta de que el hombre estaba luchando
contra las conexiones de la cámara de seguridad.
—No puede ser.
Jadeó Edward avergonzado, mientras hundía el rostro en
el cuello de Jamal.
—Pues si señores.
Anunció Camil con tono de voz molesto.
>>—Al doctor Cooper se le olvidó que hace medio año
se implementó esta medida de seguridad para evitar
demandas de acoso de los clientes hacia el personal
médico.
—¡Oh Dios! No puede ser cierto.
Se rio con desdicha.
—Tranquilo.
Escuchó la voz divertida de Camil.
>>—No pude hacer nada por los jadeos y gemidos que
resonaron en el pasillo…
Edward gimió con avergonzado.
>>—…Pero me encargué de borrar el video en el área de
seguridad. ¡Me deben una grande ustedes dos!
Edward escuchó su carcajada antes de salir de la
consulta y cerrar la puerta.
Para aumentar la vergüenza de Edward, Jamal también
rio tan fuerte que sacudió el cuerpo de Edward con el suyo.
Él levantó la cabeza para mirarlo.
— ¿Qué te parece tan gracioso? ¿Sabías que estaba ahí?
Él se puso serio.
—Lo olvidé. Pero me habría gustado conservar esa
grabación.
—¡Doctor Cooper! No pensé que te gustara la
pornografía.
Él volvió a reír.
—Era una evidencia de tu solitud de matrimonio. Hubiera
sido buena conservarla en caso de que volvieras a cambiar
de opinión.
Edward frunció el ceño.
—¡No pienso hacerlo! Hasta te rogué que me marcaras,
que sepas que me hiciste sentir rechazado por un instante.
Jamal beso su nariz fruncida.
—Siento eso, pero en verdad quiero hacerlo de forma
más romántica. Solamente quiero acoplarme y casarme una
vez en la vida y quiero que sea algo memorable.
Jamal Sonrió y todo el disgusto de Edward se desvaneció.
Se olvidó por completo de su vergüenza, mientras besaba a
su alfa.
Capítulo 27
Edward miró a su mejor amigo y hermano del corazón,
mientras que él lo miraba en silencio. Sus ojos azules eran
inescrutables, mientras permanecían enfrente de la casa de
los Cooper. Desde la entrada podía claramente escucharse
la algarabía de la gente que no dejaba de llegar. En menos
de veinticuatro horas la gran familia Cooper habían
organizado una fiesta con abundante comida, música y
entretenimiento. Los Cooper eran una fuerza de la
naturaleza, bastó con una llamada de Jamal para que su
madre movilizara las tropas y tuvieran todo listo al día
siguiente después de la proposición matrimonial dramática
de Edward y de la proposición romántica de Jamal horas
después con cena, champagne, rosas y anillos.
El único trabajo de Edward fue llamar a Luc y a Henry,
los cuales llegaron hacía cinco minutos a la ubicación que
Edward les había enviado. Al llegar, Edward le había pedido
a Henry que entrara con Lukas y le permitiera hablar con
Luc a solas un segundo.
—¿Estás seguro de esto, Edward?
Preguntó Jamal con voz seria.
—Sí.
Edward buscó en el rostro de Luciano Hallman cualquier
signo de emoción, pero no pudo encontrar ni uno solo. Todo
lo que pensaba o sentía, se lo guardó para sí mismo. El
hombre era un maestro haciendo eso. Es por eso que eran
tan buenos amigos. Su único apoyo era Luc, y Edward sentía
que si en ese momento Luc le comentaba lo inapropiado
que era su plan. Tal vez la decisión de Edward flaquearía.
<<Tal vez>>
>>—Di algo.
—¿Quieres que te diga? Esto es inesperado. Cuando me
llamaste esta mañana, me imagine un montón de cosas,
pero no esto.
Edward frunció el ceño.
—Un poco de apoyo y comprensión no estarían mal.
Suspiró.
>>—Eres mi mejor amigo, mi única familia Luc. Te Llamé
para que vinieras aquí porque quiero que me acompañes a
mi boda. Voy a casarme con él. Nunca me he sentido más
seguro de algo en mi vida. Dime ahora todas tus objeciones
porque me voy a casar en diez minutos y si todo sale bien,
esta noche me reclamara como su omega y yo como mi
alfa.
Luc enarcó una ceja y escaneó su mirada sobre su
atuendo.
—Por lo que veo, esto parece más una fiesta familiar de
semana que una boda.
Edward sonrió.
—Me importa una mierda la ceremonia, estar con él es
suficiente, pero él quiere hacerlo bien. Primero la boda y
después me reclamará.
Rodó los ojos.
>>—Es un alfa romántico.
Una sonrisa apareció en los labios de Jamal y sus rasgos
se suavizaron.
—Sí, Jamal Cooper es cursi, todo lo contrario a ti.
Apuesto que eso te vuelve loco.
Edward sonrió.
—Somos una pareja dispareja ¿A que sí?
—Sin duda, de todas las posibilidades, nunca nadie
hubiera pensado que ustedes dos terminarían juntos.
Por fin Luc sonrió ampliamente.
>>—No tengo la menor idea de cómo será tu ceremonia,
pero estaré honrado de entregarte en el altar de ser
necesario o ser tu padrino, de cualquier forma estaré a tu
lado.
Luc se acercó para abrazarlo.
>>—Estoy feliz por ti, Eddy.
Dijo entre dientes. Lo soltó con una risita.
—Gracias, amigo.
—Me podrías haber dado por lo menos una pequeña
pista de que iba a asistir a una boda. Me habría vestido
mejor.
Edward sonrió. Y señaló su propia ropa.
—Todo es perfecto así, Luc.
— ¿Vaqueros? ¿Realmente van a casarte en vaqueros?
Edward se encogió de hombros.
—Jamal me ama. No necesitamos tanto lujo. Es una
suerte que su hermano Malek consiguiera a un juez que lo
hiciera hoy.
Luc se rio.
—¿Sueles llevar traje y corbata casi toda la semana por
el trabajo y ahora vienes y te casas en vaqueros?
Luc resopló.
>>—Solamente tú puedes ser tan extraño.
Edward le palmeó el hombro
—No es que tengamos mucho tiempo tampoco. La
licencia de Nikolái terminará pronto y Malek nos está
ayudando con todos los trámites para que Nikolái pueda
reconocer a Nolan y se fijen todos sus derechos legales.
Ahora Edward sentía que podía estar un poco más en paz
con toda esa situación. Por supuesto que no invitó a Niko a
su boda, eso sería cruel y extraño, sin duda. Además de que
Jamal aún no se fiaba del todo sobre las intenciones de
Nikolái sobre Nolan y él. Por ese motivo también había
pedido la ayudada de su hermano, que era abogado.
—Has pensado en todo, ¿No es así? Ni siquiera me
necesitaste para armar todo. Estoy comenzando a
molestarme y ni siquiera conozco a ese Malek del que
hablas.
Edward se encogió de hombros.
—Jamal tiene seis hermanos, uno para cada ocasión.
Se burló.
—Tranquilo, yo siempre te voy a necesitar. Salvo que en
esta ocasión Jamal organizó todo. Estaba preocupado de
que trataras de convencerme de no hacerlo. Después de
todo Niko es tu cuñado. Tiene miedo de que cambie de
opinión. Yo le he dicho que no iba a pasar, pero es lindo
verlo tan inseguro.
Jamal esperaba en la sala de estar con Nolan en brazos.
Edward le guiñó un ojo indicándole que todo estaba bien y
Jamal asintió con la cabeza. Jamal también vestía
informalmente y estaba tan sexy y caliente con esos
vaqueros ajustados. Los dos alfas se estrecharon la mano y
su Luc lo agarró del hombro.
—Edward es mi hermano, mi única familia y me alegra
saber que él y Nolan estarán con un buen hombre como tú.
Jamal rió entre dientes.
—Gracias por tus palabras, Luciano. Estoy
profundamente honrado y matare o moriré por protegerlos.
Edward y Nolan hacen que mi vida sea completa. Su
felicidad va por delante de la mía, siempre.
Jamal extendió la mano a Edward y tiró de él a sus
brazos para abrazarlo junto con Nolan. Fueron interrumpidos
por el padre de Jamal, quien les anunció que todo estaba
listo y que el juez de paz estaba esperándolos. Edward
presentó a Luc con su suegro y como era de esperar
inmediatamente el padre alfa de Jamal le dio una cálida
bienvenida a la familia Cooper, después se lo llevo para
indicarle cuál era su lugar en la mesa donde se llevaría a
cabo la ceremonia. Jamal, Edward y Nolan caminarían juntos
por el pasillo hasta el juez.
Edward volvió la cabeza y miró a Jamal.
—¿Está listo, doctor Cooper?
—Por supuesto, señor Arslan.
Jamal lo dio un beso en la sien, antes de alejarse y
sujetar su mano, acunando a Nolan protectoramente con su
otro brazo. Juntos se aproximaron a la puerta del patio
trasero. Estaba lleno de familia Cooper. Todos sonrieron,
aplaudieron y silbaron cuando los vieron. Demasiado drama
para Edward, pero descubrió que no era desagradable del
todo.
>>—Edward.
Susurró Jamal, asegurándose de que nadie los
escuchaba.
—Gracias por elegirme.
Edward levantó la vista y le guiñó un ojo.
>>—Gracias por amarme y enamorarme.
Se alzó para besar sus labios, después besó la cabecita
de Nolan y volvió su mirada hacia él.
>>—Eres al único alfa que quiero y necesito para
siempre y por siempre. Serás mío y yo tuyo.
Jamal era todo lo que pensó jamás desear, ahora se
entregaría irremediablemente a un alfa, y esa decisión
estaba en paz con su alma. Además de ser afrodisíaco para
su lívido, y el palpitar de su corazón. Jamal Cooper era su
alfa y él era su omega.

FIN
PROXIMAMENTE

Un omega divertido y un alfa sumamente introvertido.

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