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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL RAFAEL MARÍA BARALT

PROGRAMA: EDUCACIÓN
PROYECTO: TODOS
ASIGNATURA:
GEOHISTORIA REGIONAL Y LOCAL

2da ACTIVIDAD
PARA TODOS
1) A partir de la página 2 de estas plantillas hasta la página 5 se te
ofrece una reseña histórica sobre la incursión de los primeros
colonizadores al territorio zuliano relatado por Juan Besson en su
libro: Historia del Estado Zulia , Tomo I. En función de ella realiza
un análisis que tome en cuenta cómo eran los nativos en todos los
sentidos, es decir, los rasgos físicos y culturales de las personas
que habitaban estas tierras a la llegada de los españoles, no
solamente los que refiera directamente el autor sino los que puedas
notar por la conducta.

2) A partir de la página 6 y hasta la página 10 de estas plantillas


se te ofrece el Ensayo: La identidad cultural zuliana, de Ortega
Rutilio y colaboradores. En función de ese ensayo realiza una
descripción del Zulia. Máximo una cuartilla.

3) Realiza una línea de tiempo con las fechas y acontecimientos


señalados en las páginas 11 y 12 de estas plantillas. Ilústralas con
imágenes o dibujos.

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INTRODUCCIÓN
Lamentablemente hablar de la historia de las sociedades
originarias que poblaron lo que hoy conocemos como la Región
Zuliana está supeditado a lo que escribieron los colonizadores
europeos que dejaron escrita la historia según su conveniencia y
objetivos.
Por tal motivo se te presenta a continuación, una breve
historia de los acontecimientos narrados por los colonizadores cuando
llegaron a las costas del Lago de Maracaibo según el historiador Juan
Besson y seguidamente se te narra (siglos después) cómo se fue
conformando la identidad del zuliano a través de los escritos
realizados por Rutilio Ortega con otros investigadores colaboradores.

Libro: Historia del Estado Zulia


Autor: Juan Besson
Tomo: I
Página 19,20,21
Salieron de Santa María, según Vespucio el 18 de mayo,
según Casas y Herrera el 20 de mayo de 1499. Teniendo por delante
la carta marítima que mostraba el derrotero que anteriormente había
seguido Colón, y estudiándola constantemente y siguiéndola con
fidelidad hasta donde le fue posible y conveniente, Ojeda después de
tocar en Canarias llegó a tierra firme a los 24 días de navegación,
siendo este arribo a doscientas leguas más al Sur de donde había
llegado Colón, probablemente a las costas de Suriñan. Estuvo en el
Golfo de Paria, contempló el Orinoco y el Esequibo desde sus
embocaduras, tocó en Trinidad, Margarita y Chichiriviche, llegó a
Curaḉao, que fue llamada Isla de los Gigantes, por el tamaño de sus
naturales, y el 9 de agosto estaba en el Cabo de San Román (le dio
este nombre por haber sido descubierto el día en que se celebra la
festividad de dicho santo). Remontó este Cabo y definitivamente entró
al Golfo de Maracaibo, donde encontró hacia su parte Este un caserío
de indios, formado de 20 casas de regular tamaño, levantadas sobre

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estacas clavadas dentro del agua. Como Ojeda vio que estas casas
tenían sus puentecitos y que las canoas cruzaban de casa en casa,
como si fueran góndolas, recordó a Venecia y llamó al lugar Golfo
de Venecia, que después fue Golfo de Venezuela y dio nombre a
nuestra patria. Los indios llamaban a este Golfo, Coquivacoa. Todo
excitaba la curiosidad de los descubridores y su ilusión volaba hacia
las tierras interiores que debían tener abundancia y riquezas.
A Ojeda le llamó la atención la fertilidad de algunos
puntos de las orillas, lo bien formado de los indios y la belleza de las
indias del Coquivacoa, la que ha sido mencionada por muchos
cronistas, encomiándolas en los más cálidos términos. Tanto ellas
como los hombres eran de color quemado, algunas un poco más
blancas, de pelo negro y lacio, y sin vellos en ninguna parte de su
cuerpo, el que tenían completamente desnudo y pintado.
Los indios al ver los buques se refugiaron en sus casas y
levantaron las tablas que tenían a manera de puentes, como para
estar más seguros. Cuando aún estaba Ojeda contemplando lo
maravillosos del paisaje, llegaron de los lados del mar muchas
canoas tripuladas por indios pescadores. Al querer los españoles
acercárseles en sus botes, lanzaron las canoas contra la orilla y
desaparecieron entre la maleza. Pronto volvieron trayendo con ellos
16 doncellas indias, de gran belleza, que dejaron repartidas, cuatro
en cada barco, como rehenes y prueba de paz. Esto restableció la
confianza, y con unos regalos que les hizo Ojeda, fueron atraídos
muchos indios más, algunos de los cuales se atrevieron a llegar a
nado, a admirar los buques, que tocaban con sus manos, por todas
partes y cuyos detalles observaban detenidamente. Pero esto duró
poco, porque de pronto unas indias viejas empezaron a dar grandes
alaridos en las puertas de las chozas y las 16 doncellas se lanzaron
al agua desde las embarcaciones, nadando hacia la orilla.
En ese mismo instante partió de todas partes una nube de

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flechas contra los barcos, en medio de una gran algarabía. Ojeda se
sorprendió ante este cambio tan repentino e inesperado, y creyó
que sería cosa del momento: pero como la lluvia de flechas
arreciaba, principalmente desde las canoas, aprestó sus botes y
arremetió contra los indios, echando a pique muchas de aquellas
embarcaciones. Resultaron 20 indios muertos y muchos heridos,
cogiendo prisioneros a tres de los combatientes y a dos muchachas.
Tan fuerte fue el ataque de los españoles, que los indios se
arrojaban despavoridos de las canoas al agua y ganaban la orilla
nadando. En su furia los españoles cargaron de cadenas a los
prisioneros, tanto a los hombres como a las mujeres: pero de ellos
se escaparon esa misma noche las dos doncellas y uno de los
hombres. Ojeda curó sus heridas, que llegaron a 5, y después se
fue a examinar las curiosas viviendas, pero las encontró
completamente vacías. Algunos de sus hombres quisieron
destrozarlas; pero él no se lo permitió, pues deseaba aplacar la
mala impresión causada en los naturales, y efectivamente consiguió
su objeto, entendiéndose luego con el que parecía ser el jefe, y los
indios volvieron poco a poco y se portaron como amigos.
Avanzando hacia adentro del Golfo, se admiró Ojeda de
que sus costas no se unían, sino que más bien se abrían y las
aguas seguían por un canal estrecho y poco profundo hacia un gran
lago, con una barra peligrosísima, pues la línea blanca de las olas
que allí se estrellaban, denotaban la poca profundidad. Y resolvió
entrar a explorarlo, lo que hizo el 24 de agosto. Llamándolo Lago de
San Bartolomé, por ser día de ese santo el día se su
descubrimiento, y tomando posesión de él y de sus tierras en
nombre del Rey Católico.
*******
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Ojeda se dedicó a recorrer el Lago, que como hemos
dicho seguía a continuación del Golfo, y lo hizo durante nueve días.
En esta recorrida fue cuando, según algunos, descubrió un puerto
muy bien abrigado, y que se supone sea el mismo que es hoy el

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puerto de Maracaibo, aunque otros han pretendido que fue la parte
que está entre El Mojan e Isla de Toas. Los indios de las márgenes
del Lago celebraron mucho durante esos días la estada de los
españoles y tuvieron en su honor continuos bailes y grandes fiestas
en la forma por ellos acostumbrada. Los españoles se admiraron
mucho de la agilidad con que bailaban y de la cadencia de sus
cantos, y siguieron ponderando la belleza de las indias. Los que
habían venido antes a la América con Colón, repetían que estas
indias del Coquivacoa, eran en efecto las más bellas que habían
visto en las tierras descubiertas. También admiraron los bien
musculados cuerpos de los varones. Todas las parcialidades
indígenas estaban bajo la jefatura de un Cacique llamado Mara.
Enciso al folio 54 v. de la Suma de Geof. dice: “Hay más gentiles
mujeres que no en otras partes de aquellas tierras”. El P. Simón en
su Notre Hist. (cap. 3 , pág. 61) dice lo mismo y además asegura
que son de buena gracia y hermosas.
Tal efecto cobraron los ingenuos indios por los españoles,
que cuando estos manifestaron que se iban, aquellos dieron
muestras de gran pesar y los abrumaron con obsequios de plumas
de diversos colores, flechas, pájaros y animales de varias clases,
todo lo cual encantó a los descubridores, pues a su vez les
regalaron muchas baratijas. Los buques se vieron llenos de indios
que los despedían y Ojeda mandó disparar un cañonazo, para que
los indígenas oyeran el estampido; pero fue tal el asombro de los
naturales ante la descarga jamás oída por ellos, que se lanzaron al
agua por todas partes. Convencidos después de que no había sido
para causarles daño, regresaron a los buques y siguieron los
festejos. Ojeda se quedó con unas cuantas indias, entre ellas una
muy bella, a quien llamó Isabel, la que fue su preferida, con quien
vivió en España, y a quien trajo después con él en su segundo viaje.

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Ensayo: La identidad cultural zuliana
Autores: Ortega G., Rutilio; Quintero, Euticho; Pérez, Yahir;
Mandique, Yonh.

… Lo primero que debemos anotar es que no hay homogeneidad en


el Zulia, no puede haberla en un mundo pluricultural como el zuliano:
con zonas de alta concentración de la etnia wayúu, como Mara y
Páez; con el sector afrozuliano del sur del lago; con la zona central
altamente urbanizada que comprende Maracaibo y San Francisco. La
investigación sobre la identidad cultural zuliana debe marcar lo
homogéneo y lo heterogéneo dentro de la cultura zuliana, en cuanto a
lo especifico de cada zona o subregión y lo común entre ellas.
En función de lo anterior, fijaremos el análisis en la zona
central urbana del estado, que incluye a la capital Maracaibo y a San
Francisco, ya que como detallaremos en páginas posteriores, el
núcleo urbano Maracaibo selló históricamente a toda la región,
incluyendo a zonas fuertemente diferenciadas (rurales, indígenas), al
asumir estas pautas marabinas, como el voseo, la gaita y el culto a la
Chinita.

3. La percepción de lo diferencial
Con respecto a la percepción diferencial que se tiene del zuliano,
Iraset Páez Urdaneta señala que:
La personalidad etnológica del maracucho es obviamente
diferente a la de un barquisimetano, un coriano, un
venezolano del litoral central, un andino, y ello no es sólo
producto de unas circunstancias climatológicas y de unos
modos de economía (1985:359).
Una diferenciación apreciada por escritores como Laura
Antillano, quien se refiere a una presencia motivacional que mueve a
artistas, líderes sociales y científicos (1993: 52); por Milagros Socorro,
en su doble vertiente de periodista y crítica de arte: “aunque no
hayamos elaborado a profundidad el inventario de nuestra desidencia,

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No hay duda de que somos los otros venezolanos” (1996: 36); por
Víctor Fuenmayor, especialista en semiótica y expresión corporal: hay
en el zuliano una forma de expresión propia en el habla, en el léxico,
en los movimientos, en la gestualidad (1996: 8-9); por historiadores
como Germán Cardozo, Belín Vásquez de Ferrer, Ileana Parra
Grazzina, Arlene Urdaneta Quintero, Rutilio Ortega, los cuales han
detectado un ritmo histórico diferencial en la región capitalizada por
Maracaibo, ritmo a veces en contraposición con el suceder histórico
marcado por la región central del país (Tierra Firme, 1985, 1986,
1994). En varios trabajos anteriores afirmamos que este sentimiento
de diferenciación, esta identidad histórica y cultural se constituye en
base a elementos objetivos y podrá reafirmarse, debilitarse, resurgir y
cristalizar en proyectos políticos según el desarrollo mismo del
proceso histórico del pueblo zuliano y de los otros grupos con los que
interactúa (Ortega, 1982: 53, y 1996: 55).,

4. El método
La teorización sin concreción real nos puede conducir a
callejones sin salida en el universo tan difícil de aprehender de las
identidades colectivas. En consecuencia, nuestro método de trabajo
para la captación de la identidad del zuliano no puede ser otro que el
análisis de la historia concreta, de los elementos y situaciones que se
han forjado y actuado en el suceder real, que hayan dejado huella en
el colectivo social; en otras palabras, “lo que procede
metodológicamente es analizar situaciones” (Lombardi, 1986: 21-22).
La identidad, según el filósofo del derecho José Manuel Delgado
Ocando, es una realidad “que se hace al andar”, que surge de
circunstancias específicas espacio-temporales (1996: 122-123); lo
cual nos lleva a indagar en lo real histórico la presencia de
determinadas condiciones geo-espaciales (en cuanto a permitir o
favorecer mayor o menor número de posibilidades de realización y
dominio), los recursos disponibles, las rutas, la población, el decurso
de la economía, los proyectos políticos, la acción de las elites.

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5. Algunas situaciones de lo real histórico que originan el
sentimiento de identidad del zuliano
El estudio de lo real histórico zuliano debe hacerse en dos
tiempos: el tiempo de la Maracaibo agroexpotadora (siglos XVI hasta
las cuatro primeras décadas del XX) y el segundo tiempo que se
refiere a las inevitables consecuencias originadas por la apertura, la
masificación y la modernización que trajo consigo la actividad
petrolera. Cabe señalar que, sobre todo en el tiempo de la Maracaibo
agroexportadora, la capital marabina impone su ritmo en forma
dominante sobre todo el espacio zuliano.
5.1. La base material
5.1.1. Las condiciones geo-espaciales. Los grupos humanos
La depresión del Lago de Maracaibo, conectada
directamente al mar Caribe y océano Atlántico, se incrusta entre un
doble arco montañoso: el ramal que da origen a la cordillera de Perijá
y el que forma los Andes venezolanos. Es una rica cuenca
hidrográfica, desaguadero de las formaciones montañosas que la
rodean. Maracaibo, por su parte, se establece en la costa occidental
del lago, cerca de la unión de éste con el mar Caribe. La depresión se
continúa hacia el interior del continente con las tierras llanas y los
valles del piedemonte de gran riqueza agrícola. El Zulia aparece
ubicado en la zona “estrictamente ecuatorial”, lo que conlleva a que
participe de una atmósfera “homogéneamente cálida”. Uno de los
rasgos más notorios del clima zuliano es el calor “que lo identifica al
menos en las zonas planas” (Delgado, 1992: 98, 103), zonas planas
que constituyen la mayor parte del territorio zuliano; a este calor
contribuye, por supuesto, el hecho de que la mayor parte de este
territorio está ubicado en la mencionada depresión. Otro elemento
derivado de la ubicación astronómica, del carácter plano del territorio
y la ausencia de montañas es la luz. Maracaibo, es, durante todo el
año y en sus horas diurnas, un estallido permanente de luz directa.
Como toda geografía, la zuliana presenta posibilidades y
dificultades a los distintos grupos humanos que se acercaron a ella
buscando un asentamiento permanente.

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Las posibilidades que ofrecía la región la palparon los
grupos étnicos primarios que se avecindaron en ella: caribes (yucpa),
chibchas (barí), arahuacos (añú y wayúu) que sostuvieron
intercambios comerciales con otros grupos indígenas de los Andes,
de la región centro-occidental y de la actual Colombia. Geografía de
posibilidades que atrajo al poblador europeo: no en vano, a pensar de
las dificultades generadas por la falta de agua, el calor y la aridez de
la zona inmediata en la que se estableció el núcleo humano que sería
Maracaibo, esta ciudad fundada por los indígenas, se mantiene en el
tiempo, a pesar de los fracasos de los primeros intentos
fundacionales europeos, el primero de ellos el de Ambrosio Alfinger
en 1.529.
Maracaibo es base natural para la penetración y el
contacto: está ubicada a orillas del lago, en el punto en que la gran
depresión se continúa con el mar Caribe y el océano Atlántico, lo cual
permite el dominio del flujo circulatorio que se opera a través y entre
las aguas lacustres y marinas; numerosos ríos y abras posibilitan la
interconexión entre el lago y las tierras interiores y las montañas que
rodean la depresión. Así, el dominio de Maracaibo sobre todos los
paisajes que conforman la cuenca será una constante histórica en el
devenir de la región. Más aún, Maracaibo será el nodo dominante
humanizador de toda la cuenca, tanto en el período agroexportador
como petrolero; todos los movimientos humanos y económicos sub-
regionales girarán en torno al ritmo impuesto por Maracaibo y el eje
explicativo de este dominio será la función que ejerce la ciudad
marabina como puerto y nodo dominante de la circulación y comercio
entre lago, mar y tierras.

La etnología.
El proceso de mestizaje que caracteriza en general a las
sociedades latinoamericanas tendrá en Maracaibo un vivo y real
exponente. Producto de su ubicación, Maracaibo será un crisol en el
que se fundieron pueblos y culturas, originándose un incesante
contacto humano. A los grupos indígenas iniciales provenientes de

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tres de las más importantes familias americanas: arahuacos, caribes y
chibchas, se sumarán progresivamente, en los siglos del dominio
colonial, españoles provenientes de Andalucía, Cataluña, Galicia,
Castilla y el país vasco, principalmente. El elemento africano es una
realidad temprana en la región desde el siglo XVI (Ortega, 1990: 1). A
partir del siglo XIX a estos grupos se sumarán italianos,
norteamericanos, antillanos y alemanes. El siglo XX verá reafirmar la
presencia norteamericana, española e italiana, con la sumatoria de
oleadas provenientes de Colombia y, en menor grado de otras partes
de Sudamérica.

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Algo de historia
Los primeros habitantes indígenas de Venezuela ya
aprovechaban las emanaciones naturales de petróleo que
denominaban “Menes”. Lo utilizaban para calafatear sus
embarcaciones, entre otras aplicaciones.
En el año 1500, el conquistador español Alonso de Ojeda
menciona la utilización de esos menes por los habitantes del Lago de
Maracaibo.
El primer cronista del “Nuevo Mundo”, Capitán Gonzalo
Fernández de Oviedo y Valdés, en su “Historia Natural y General
de las Indias, Isla y Tierra Firme del Mar Océano”, fue el primero
en mencionar en la literatura universal el petróleo venezolano, en
1535.
El 15 de junio de 1579, los alcaldes Gaspar de Párraga y
Rodrigo de Argüelles informaron sobre un rezumadero de petróleo
cerca de la ciudad Nueva Zamora (Maracaibo) y de cuatro más en las
afueras de la ciudad. También ofrecieron una extensa descripción de
los usos locales de esta sustancia.
En 1830, un grupo de personas de El Mojan (estado Zulia)
exploró el área del rio Socuy de la Sierra de Perijá, donde un
rezumadero de gas natural encendido, que confundieron con un
volcán, los asustó grandemente.
En 1852, Hermann Karstwen publicó sobre los abundantes
rezumaderos de petróleo diseminados alrededor del Lago de
Maracaibo.
Los hidrocarburos, desde tiempos inmemoriales han tenido
gran influencia en la cultura y la economía de la Región Zuliana, de tal
manera que se ha integrado a la vida y al quehacer histórico de los
ciudadanos. Le ha dado nombre a algunos pueblos (El Mene, El
Menito, Mene Grande, entre otras), las calles y avenidas de la Costa
Oriental del Lago hoy día están establecidas tal y como las
establecieron la industrias petroleras que se establecieron allí durante

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el bum petrolero iniciado por el Reventón del Barroso, la comida
rápida se estableció con la llegada de los trabajadores petroleros,
también la ropa de media confección, los estadios y juegos de
beisbol, muchas palabras que se usan hoy día, entre otros cambios
en la cultura.
En fin, la biología y la química tienen mucho que ver con los
cambios en la identidad y en la cultura de la región zuliana. En
próximas entregas les estaré aportando otros acontecimientos más
profundos sobre el tema porque estaremos adentrándonos en épocas
más recientes de la geohistoria regional de este Estado.

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