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LA SOLIDARIDAD Y EL PODER

DEL VOS ANTIOQUEÑO

Víctor Villa Mejía


Universidad de Antioquia

Recibido: 16/03/2010 Aceptado: 05/05/2010

Resumen: Este texto presenta evidencias sobre la ocurrencia en el español antioqueño de


un vos no pronominal llamado ‘vocativo’. Este vos aparece cuando entre los interlocutores
existen unos fuertes lazos de amistad, confianza, cercanía, en una palabra, relaciones de
solidaridad. Sin embargo, las relaciones de poder también recurren a él para configurar
una asimetría en la cual el emisor es superior en edad, dignidad y gobierno; en estos casos
la desinencia verbal abandona la marca de pretérito –tes (propia del español antioqueño)
y se instala cómodamente en la marca –ste (propia del español estándar, en la cual el vos
coincide con las formas desinenciales del tú). El hecho de que el vos vocativo antioqueño
suene un tanto extraño, o mejor, se escuche con poca frecuencia en el habla corriente
tiene, que ver con la asfixia a que las hablas regionales –y dentro de ellas las rurales– son
sometidas por la modernidad, unas veces, o por la globalización, otras.
Palabras clave: vos vocativo, solidaridad, poder, pretérito, idiosincrasia.

LingüÍstica y literatura
69 N.º 58, 2010
Víctor Villa Mejía

SOLIDARITY AND POWER IN THE ANTIOQUIA SPANISH


PRONOUN ‘VOS’

Abstract: This paper presents evidences on the occurrence in the Antioquia Spanish pronoun
‘vos’ not pronominal, called ‘vocative’. This pronoun occurs when between the partners there
are strong links of friendship, trust, closeness, in short, relations of solidarity. However,
power relations also use it to configure an asymmetry in which the issuer is superior in
age, dignity, and government; in these cases the verbal ending leaves the preterit mark –tes
(separate from Spanish Antioquia) and comfortably installed in the brand –ste (separate
from standard Spanish, in which the desinencials you forms matches the pronoun vos). The
fact that the vocative Antioquia vos sounds a little strange, or rather infrequently heard in
everyday speech has to do with the suffocation of the regional talk –and within rural areas–
are subjected by modernity, sometimes, or globalization, others.
Key words: you vocative, solidarity, power, past, idiosyncrasy.

LA SOLIDARITÉ ET LE POUVOIR DU VOS D’ANTIOQUIA

Résumé : Ce texte présente des évidences relatives à l’usage dans l’espagnol parlé en
Antioquia d’un vos non pronominal dit “vocatif”. Ce vos apparait lorsqu’il existe entre les
interlocuteurs de solides liens d’amitié, de confiance, de proximité, en un mot, des relations
de solidarité. Cependant, les relations de pouvoir ont aussi recours à lui pour configurer une
asymétrie, dans laquelle l’émetteur est à la fois le plus âgé et celui qui possède le plus de
dignité et de gouverne ; dans ces cas-là, la désinence verbale abandonne la marque du passé
simple –tes (propre à l’espagnol d’Antioquia) et s’installe avec confort dans la marque –ste
(propre à l’espagnol standard, dans lequel le vos coïncide avec les formes désinentielles du
tú. Le fait que le vos vocatif d’Antioquia sonne de manière un peu étrange, ou plutôt qu’il
s’entende relativement peu fréquemment dans le langage courant, est dû à l’asphyxie à
laquelle les parlers régionaux – parmi lesquels les parlers ruraux – sont cantonnés quelques
fois par la modernité, d’autres fois par la mondialisation.
Mots-clés : vos vocatif, solidarité, pouvoir, passé simple, idiosyncrasie

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Las formas de tratamiento son tal vez las estructuras lingüísticas que mejor codifican
la estructuración social de un grupo […]. En español, al igual que en otras lenguas
de raigambre latina, la segunda persona se expresa por lo menos de tres maneras: con
sustantivos, con desinencias verbales y con pronombres.
Ruiz (1985: 65).

1. Introducción

A partir de la publicación en 19601 del texto Los pronombres de poder y solida-


ridad, de Brown y Gilman, en el ámbito hispanoamericano los pronombres
personales de interlocución han sido estudiados desde las implicaciones socio-
lingüísticas de dicho enmarcaje. Blas (1994) hace un inventario de tales estudios
y señala que es necesaria la “revisión de algunos conceptos semánticos y prag-
máticos que con frecuencia se han asociado a […] la regla de alternancia […] de
la dicotomía pronominal tú/usted del español actual” –p. 385–. Para este autor,
“la oposición conceptual entre el poder y la solidaridad [postulada por Brown y
Gilman cincuenta años atrás] no responde ya de forma adecuada a las realidades
cambiantes de las sociedades modernas” (p. 386). La investigación de Brown y
Gilman se apoyó, básicamente en textos literarios, en los idiomas objeto de la
búsqueda (Inglés, Francés, Alemán, Italiano y Español).
Para la constatación de la existencia en Antioquia del voseo tanto de solidaridad
como de poder, este texto explora otro voseo, el vocativo, diferente al pronominal.
En la consecución de dicho objetivo sigue siendo válida la recurrencia al texto
literario2. El autor del texto literario, por ser hablante nativo no podrá descartar la
versión testimonial de sus personajes, aunque la obra recurra al español estándar
para la diferenciación entre la voz del narrador y la voz sintópica del personaje,
como sucede en La historia de Horacio de Tomás González (2000)3 y en No nos

1 Ésta fue en efecto la fecha de aparición del artículo, en la compilación de T. A. Sebeok, Style in language,
pp. 253-276. En este texto utilizo la versión de 2003, aparecida en otra compilación: Sociolinguistis: the
essential readings.
2 Una particularidad de los estudios morfosintácticos sobre los pronombres personales –y sobre los grama-
ticales en general– es que recurren, con demasiada frecuencia, al registro literario como constatación del
rasgo idiomático que se pretende documentar. Así, para el vos colombiano Montes (1985) se apoya en El
Carnero (Rodríguez Freile), Zoraya (D. Samper Ortega), El moro (J. M. Marroquín), Tránsito (S. Segundo
de Silvestre), entre otros; para el vos antioqueño, Flórez (1957) lo hace con la obra de Tomás Carrasquilla;
y para Medellín, Son Jang (2008) se apuntala en Rosario Tijeras (J. Franco).
3 La novela La historia de Horacio, de Tomás González, fue publicada por Norma en el 2000. El tercer capítulo
de esta novela, con el título de “El reloj de la vida orgánica no es simétrico”, se incorporó a la compilación
Una ciudad partida por un río, de Giraldo (2000).

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consta de Tola y Maruja (2007)4. Ambos textos pertenecen a lo que hoy por hoy
se ha denominado la ‘etnoliteratura’ (Villa, 1998).

2. Problema

En mis indagaciones sobre el voseo antioqueño (Villa 1995, 2005 y 2007) no me


había percatado de un uso del vos cuya función no es pronominal ni seudopronominal
(indefinida), sino vocativa. Este vos aparece tanto en las relaciones asimétricas (de
poder) como en las relaciones simétricas (de solidaridad), aunque predomina en las
relaciones de solidaridad instauradas por el voseo. Incluso este uso difiere del vos
pronominal regido por hole5 –tal como se presentó en Villa (1995)–, el cual se puede
ilustrar actualmente en el vos explícito de Tola y Maruja (2007): “Hole Maruja ¿y
vos cómo hacés los frisoles?” –p. 28– y “Oites6 Tola, ayer te estuve buscando y vos
por ninguna parte ¿dónde andabas hole? –p. 219–”.
Los registros del corpus podrían hacer pensar que se trata de un vos literario –en
González– o de un vos humorístico –en Tola y Maruja–. Pero no; se trata de un vos
cotidiano que se da en aquellas interacciones en que los interlocutores se tienen mu-
cha familiaridad, mucha confianza y, por supuesto, mucho sentimiento de paisanaje.
Si se da en el ámbito urbano es porque los interlocutores son nacidos y criados en
pueblos7, representantes de la tercera o la segunda generación –abuelos y padres–,
respectivamente. Por eso ni el vos valluno, ni el vos bonaerense –el hablado en el
Medellín actual por los jóvenes, según Son Jang (2005)–, podrán incorporar el vos
vocativo antioqueño a las fórmulas de tratamiento entre iguales, lo que le da a este
vos un carácter idiosincrático.

3. Hipótesis

El vos vocativo del español antioqueño es un marcador conversacional que


alterna con el genérico ‘hombre’, con el hipocorístico o con el nombre propio del

4 La era Uribe es una compilación de las columnas “No nos consta” de Tola y Maruja, publicadas entre 2004
y 2007 en la edición dominical de El Espectador.
5 Uso ‘hole’ (vocativo) y no ‘ole’ (interjección taurina) para resolver la homofonía, tal como se diferencian
‘hola’ (vocativo) y ‘ola’ (onda de cierta magnitud en la superficie de las aguas).
6 ‘Oites’ nada tiene que ver con el pretérito del infinitivo ‘oír’. Recibe el nombre de marcador conversacional
de inicio de enunciado, como los idiosincrásicos ‘mirá ve’ de los vallunos y ‘mira té voy a decir una cosa’ de
los cartageneros, el estándar ‘oye’ del tuteo (“Oye, no te pido que te vayas…” de Tito Cortés) o el idiolectal
‘hola’ de “Hola, y volvió a perder Colombia”.
7 Precisamente “Tola y Maruja son dos señoras antioqueñas (Tola es de Yolombó y Maruja de Cañasgordas)
que se conocieron en Bogotá el 9 de abril de 1948 en los saqueos del Bogotazo, cuando mataron a Gaitán”,
informa la solapa del libro La era Uribe.

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interlocutor; al sustituirlos, el vos pronominal se vuele vocativo. Sin ser exclusivo


de las relaciones de solidaridad, su uso es más frecuente en éstas que en las de poder.
Los siguientes son pronombres vocativos de solidaridad:
Es bobada vos Maruja, Colombia no va a mejorar en los Olímpicos mientras no in-
cluyan el tejo (Tola y Maruja, p. 24).

Tan raro vos Tola que apenas Rodríguez Orejuela anunció que a su lado tendrían
que alistar un calabozo para un expresidente colombiano, ahí mismo se empezaron a
enfermar los expresidentes liberales (Tola y Maruja, p. 47).

(Elías) ―Este cabezón tuyo sí que sabe carajadas, hombre8 Álvaro. ¿Y está estudiando
biología, vos?

(Álvaro) ―Ingeniería. Civil (González, p. 36).


En el primer caso, vos remplaza a Maruja; en el segundo, a Tola; y en tercer caso,
vos puede remplazar a ‘hombre’, a ‘Álvaro’ o a los dos. Ello es así, porque el vos
empieza a vocativarse, como en el siguiente ejercicio: ¿Y está estudiando biología,
Álvaro? / ¿Y está estudiando biología, hombre? / ¿Y está estudiando biología, vos?
Este vos vocativo instaura en el español antioqueño una solidaridad especial,
idiosincrásica, reforzada con otros factores co(n)textuales del español antioqueño
como el ‘hole’, el pretérito de segunda persona, el reflexivo y el gerundio, todos
ellos usados solo en éste.

4. Estado del arte

El voseo en Hispanoamérica ha sido informado por Fontanella (1977: 228) en los


siguientes términos: “En contraste con la compleja variación observable en los para-
digmas verbales del voseo, las formas pronominales presentan una situación de casi
total uniformidad en todas las zonas voseantes de América y en los distintos grupos
socioculturales que emplean voseo”. La variación a que se refiere la autora tiene que
ver, de un lado, con el uso de formas pronominales voseantes con formas verbales
de tuteo –vos cantas, vos tienes, vos partes– que se da en Ecuador y en la provincia
argentina de Santiago del Estero y, de otro, con la concurrencia del pronombre tú con
formas verbales voseantes –tú cantás, tú tenés, tú partís–, característica del español
de Montevideo; ambos usos en variación con la forma pronominal y verbal canónica
(vos cantás, vos tenés, vos partís) del español bonaerense (Fontanella, 1989).

8 ‘Hombre’, vocativo, en el español antioqueño no es un determinante exclusivamente masculino: es neutro,


que se aplica también a mujeres, niños y en algunas ocasiones a animales, como en “―Contame pues, hombre
Carlina ―le dijo Eladio al fin. Si la pobre mujer no contaba, se enfermaba―. ¿Quién se echó de enemigo a
Satanás?” (González, p. 115).

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Sobre el voseo en Colombia, Montes (1985:247) informa de cuatro modalidades


de voseo, así: voseo generalizado como trato de confianza; voseo general, espe-
cialmente de superior a inferior; voseo debilitado, asistemático, vulgar o familiar
y con matiz despectivo a veces; y voseo debilitado y ocasional. El siguiente mapa 6
muestra tal distribución:

Fuente: Montes (1985: 248)


Fuente: Montes (1985: 248)
De los pronombres personales en Antioquia, Flórez (1957:119) informa:

Tú es tratamiento de carácter familiar, pero no de uso corriente […] en cambio es


74 de vos para la relación de confianza, entre
usual, con valor de singular el empleo
personas cultas, incultas y semicultas, en los centros urbanos y en los campos: vos sos
bobo, vos verés si te vas, ¿qué decís vos?, vos te morís por ella, ¡Ave María, Orfa, vos
sí! Vos se emplea como sujeto (así en los ejemplos anteriores) y como complemento:
‘a vos te conviene’, ‘detrás de vos’, ‘tres fósforos pa vos’, ‘te voy a necesitar a vos’,
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De los pronombres personales en Antioquia, Flórez (1957:119) informa:


Tú es tratamiento de carácter familiar, pero no de uso corriente […] en cambio es usual,
con valor de singular el empleo de vos para la relación de confianza, entre personas
cultas, incultas y semicultas, en los centros urbanos y en los campos: vos sos bobo,
vos verés si te vas, ¿qué decís vos?, vos te morís por ella, ¡Ave María, Orfa, vos sí!
Vos se emplea como sujeto (así en los ejemplos anteriores) y como complemento: ‘a
vos te conviene’, ‘detrás de vos’, ‘tres fósforos pa vos’, ‘te voy a necesitar a vos’,
‘me preguntó por vos’, ‘no puede uno conversar con vos porque te va dando rabia’.
El pronombre usted se usa cuando no hay confianza, cuando se manda una cosa con
impaciencia y cuando, por cualquier circunstancia, no parece bien tratar a las personas
con la extrema familiaridad que implica el vos.
De Medellín, Son Jang (2005:162-3) informa que el uso pronominal, desde la
perspectiva de la cortesía, tiene las siguientes características:
En situaciones informales o de solidaridad, se usa generalmente tú y vos (a veces
usted); en situaciones formales o de distanciamiento, se usa usted […] En los estratos
populares, casi no se usa el tú […] En los estratos altos, el tú se usa con más frecuencia
que en los estratos populares […] Tú tiene un sentido más solidario que vos en los
estratos altos, en especial para las mujeres de estos sectores sociales […] A pesar de
todo lo afirmado anteriormente, el vos está muy vigente tanto en los estratos populares
como en los estratos altos.
La discusión de si en el voseo antioqueño el pretérito es ‘–tes’, ‘–stes’ o ‘–ste’
la dirime Flórez (1957:134-7) de manera estadística, discriminando verbos en –ar
(“Veintidós acaban en –tes, nueve en –stes y tres en –ste”); en –er (“Veinte acaban
en –tes, cinco en –stes y solo uno en –ste”); y en –ir (“La mayoría acaba en –tes, un
número menor en –stes, y con terminación en –ste oímos solamente una forma”9).
Según Son Jang (2008) en Medellín, para el pretérito indefinido de indicativo, se
usa –ste y no –stes ni –tes: “No se observan las formas como comistes o comites;
es posible observar la forma comites pero en las zonas rurales, sobre todo en los
ancianos de estas zonas”. Respecto de lo mismo, para Colombia Montes (1985: 250)
concluye lo siguiente: “El pretérito simple tiene la terminación –tes con pérdida de
la –s– interior10; todos los pretéritos que aparecen en los materiales que he utilizado
tienen esta terminación; las formas –stes (cantastes, vinistes, etc.) se oyen, no obs-
tante, con alguna frecuencia en hablantes semicultos”.
Hasta ahí, los estudios morfosintácticos sobre el vos pronominal. Como se apre-
cia, el vos vocativo, como marcador conversacional, ha sido poco estudiado. Para

9 Flórez (1953) había reportado 52 pretéritos en –tes, 20 en –stes y 5 en –ste.


10 Realmente no es pérdida de –s– interior sino desplazamiento a la derecha, tal como sucede con la –n– interior
del imperativo éntresen y súbasen, lo cual se detallará más adelante.

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ello es necesario adentrarse en terrenos semánticos y pragmáticos y, precisamente,


hacer depender el vos de un paradigma inexplorado por Montes, Flórez y Son Jang,
como es la dimensión poder-solidaridad, i.e. el vos de poder y el vos de solidaridad.
Tal como se dijo antes, el vos vocativo instaura una solidaridad especial, idio-
sincrásica, reforzada con otros factores co(n)textuales del español antioqueño como
el ‘hole’, el pretérito de segunda persona, el reflexivo y el gerundio. Pero, ¿qué son
los vocativos? Bosque y Demonte (1999:1037-9) plantean que en la expresión de
la segunda persona, i.e., del vocativo, hay un juego de actitudes simultáneas. Estos
autores oponen a una comunicación +convencional y --natural otra comunicación
--convencional y +natural. La primera se corresponde con la cortesía formal, mientras
que la segunda se corresponde con la cortesía informal: “La cortesía formal induce
deferencia, respeto, distancia entre hablante y oyente; mientras que la informal induce
familiaridad, confianza y cercanía”.
Los autores distinguen dos tipos de vocativo: el de apelación pura y el de tratamien-
to. Los primeros son los pronombres de segunda persona y los segundos son ciertos
imperativos verbales cuando se usan para señalar al oyente, como los señalados más
atrás ‘mirá ve’, ‘oye’, ‘hola’ y ‘mira te voy a decir una cosa’. Los segundos, de trata-
miento, son los nombres y pronombres portadores tanto de cortesía formal –deferencia o
respeto– como de cortesía informal –caracterizadora de la identidad de grupo: jóvenes,
amigos, familiares, colegas, etc.
En términos Brown y Gilman, el poder equivale a la cortesía formal y la solida-
ridad a la cortesía informal de Bosque y Demonte. Estos autores prefieren llamar
al poder ‘estatus’, y dicen:
La norma del estatus es asimétrica: emplea el tú el hablante de mayor estatus con el
de menor estatus y éste emplea el usted con el de mayor estatus; entre iguales, el tra-
tamiento es simétrico […] La norma de solidaridad aparece en una sociedad de clases
abierta y en una ideología igualitaria. En esta sociedad, que tiende a la supresión de
la norma del estatus, el tratamiento de usted es índice de respeto entre hablantes de
cualquier estatus, mientras que el tú es tratamiento de intimidad (Bosque y Demonte,
1999:4041).
Al hablar de semántica del poder y de la solidaridad, Brown y Gilman (2003:156)
entienden por semántica la covariación entre el pronombre usado y la relación exis-
tente (o por existir) entre el destinador y el destinatario11. Hay covariación porque

11 La definición de semántica del poder que ofrecen los autores es la siguiente: “Puede decirse que una persona
tiene poder sobre otra en el grado en que es capaz de controlar el comportamiento del otro. El poder es una
relación entre dos personas, por lo menos, y no recíproco en el sentido de que ambos no pueden tener poder en la
misma área del comportamiento. La semántica del poder es, de igual manera, no recíproca: el superior dice T y
recibe U” (Brown y Gilman, 2003:158). La semántica de la solidaridad, por el contrario, iguala el poder, es decir,
elimina la no reciprocidad para que aparezca en el acto comunicativo la igualdad en edad, dignidad o gobierno.

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un mismo destinador puede enviar una u otra forma, dependiendo de la simetría o


asimetría que el mismo destinador o la situación comunicativa le asignen al destina-
tario. El ‘poder’ semántico origina asimetría (el destinador envía T o V y recibe U del
destinatario), mientras que la ‘solidaridad’ semántica origina simetría (el destinador
envía T, V o U y recibe T, V o U, respectivamente). Esta propuesta había recibido
muchas citaciones12, mas no objeciones. La crítica más elaborada sigue siendo la de
Blas (2003), para quien no toda asimetría en las formas de tratamiento es imputable al
poder del destinador y al no poder del destinatario, ni toda simetría refleja relaciones
solidarias entre destinatario y destinador. Las diferentes situaciones comunicativas,
según Blas, obligan a considerar marcas interaccionales ―contextos culturales para
Ruiz (1985)13, niveles diafásicos para Murillo (2006)14 ― que estarían combinando
la solidaridad y el poder en un esquema como el siguiente (Blas, 1994: 389):
A) relaciones presididas por el poder:
1. Trato asimétrico: superior dirige T al inferior y recibe U de éste.
2. Trato simétrico: superior e inferior se dirigen en U mutuamente.
B) relaciones no presididas por el poder:

12 Casi siempre citaciones en inglés. Por cuanto The pronouns of power and solidarity no fue traducido, dichas
citaciones no son traducciones sino interpretaciones del citador. La siguiente interpretación de Álvarez
(2005: 28) es la que más se ajusta a los propósitos de este texto: “El uso de las fórmulas de tratamiento de
confianza o de respeto se basa, según Brown y Gilman (1960), en cómo se articula la relación social entre los
interlocutores. A este respecto distinguen entre lo que llaman el eje (vertical) del poder y el eje (horizontal)
de la solidaridad. El primero se manifiesta en el uso asimétrico de los tratamientos: dada la preeminencia de
un hablante sobre otro, uno recibe usted y su interlocutor tú o vos, plasmando así las diferencias de estatus
(de poder) existentes entre ambos por razones de trabajo, económicas, de edad, familiares, etc. El eje de la
solidaridad se manifiesta en el empleo simétrico y recíproco de las mismas formas de tratamiento, ya sean tú/
vos (solidaridad informal) ya usted (solidaridad formal). En opinión de estos autores, la evolución histórica
de las lenguas europeas y de la española, en particular, ha marcado un retroceso de las relaciones asimétricas
a favor de las simétricas (tratamiento de solidaridad), y dentro de éstas se tiende hacia un predominio de las
formas de tratamiento que manifiestan una relación de reciprocidad informal, esto es, del tú o vos (Hispano-
américa) sobre el usted”.
13 “Los valores semánticos asociados con la dicotomía TU/UD no son valores inherentes a estos pronombres,
y ahora podemos decir que tampoco son rasgos atribuibles a los participantes en la conversación; en otras
palabras, las manifestaciones de distanciamiento social y de poder no son siempre atributos de individuos en
particular sino que son interpretaciones contextuales de una relación que puede cambiar según los dictámenes
de una serie de factores” (Ruiz, 1985: 67).
14 “A nivel diastrático el habla de Popayán no se encuentra afectada por el uso de una u otra forma de pronombre,
mientras que a nivel diafásico sí. El voseo encuentra gran aceptación y un fuerte uso en el nivel diafásico;
esto significa que según el tipo de modalidad expresiva, las circunstancias del hablante-oyente, la ocasión
del hablante y el asunto del que se habla, se use o no el voseo, el tuteo o el ustedeo” (Murillo, 2006:104).

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1. Trato solidario (simétrico): ambos interlocutores intercambian T.


2. Trato no solidario (simétrico): ambos interlocutores intercambian U.
Adicional a estas cuatro opciones estarían, para el español antioqueño, las va-
riaciones imputables a la alternancia Tú/Vos y Vos/Usted por parte de los mismos
interlocutores en situaciones de comunicación estandarizables. Es en este punto donde
Ruiz (1985), Blas (1994) y Murillo (2006) creen que no siempre ‘usted’, ‘sumercé’
o ‘¡mande!’ determinen subordinación del hablante, ni que el ‘tú’ o el ‘vos’ sean
siempre marcadores de solidaridad.

5. Corpus

(1)
―Don Horacio, ¿le sirvo? ―dijo Carlina.
―¿Les echaste la miel a las vacas? ―Le preguntó a Carlina.
―Con este dolor de cabeza.
―¿Pero les echaste, les echaste?
―Que sí. ¿Cuántas veces quiere que le diga? ¿Qué? ¿Le sirvo o no le sirvo?
―dijo Carlina.
―Más tardecito, vos ―dijo Horacio (p. 28).
(2)
Eladio, acostumbrado a que los pacientes lo despertaran varias veces durante la
noche, buscó en la oscuridad la libreta de recetas y se dispuso a escribir. Dormía
junto a una ventana que daba a la calle, a la que dejaba un postigo abierto, como
un confesionario. Por ese postigo cada noche, todas las noches y durante más
de 30 años, le habían hablado voces en la oscuridad, voces que muchas veces se
quedaban anónimas, la voz del dolor humano. Por ese postigo pasaba las recetas,
que escribía sin encender la luz.
―¿Decís que está vomitando? ―preguntó, bajo profundo.
―Desde antier, doctor Restrepo, y fétido. Y le rumba la barriga ―dijo una voz
de mujer joven.
―¿Cólicos?
―Horribles, doctor.
―¿Y por qué no vinieron antes?
―Es que vivimos muy lejos.
―Ni para qué te doy receta, vos. No le cabe la mierda. Corran al hospital y
háganlo operar o se les muere.
―No deja dormir a nadie y va y se suicida o algo, doctor (González, p. 79).

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(3)
Tocaron a la puerta y se escuchó en la calle una voz de niño llamando al médi-
co. Eladio caminó hacia el portón, cayó otro rayo, se desplomó el aguacero y
regresó la luz eléctrica.
Un niño de ocho años, bajo un paraguas, le dijo que en Añoranzas acababan de
apuñalar a uno.
―Yo estoy muy ocupado ahora, vos. Busquen a Mesa ―dijo Eladio.
―Ya lo buscaron, doctor. Está borracho en la casa.
―¿Cómo sabés?
―Yo lo fui a buscar ―dijo el niño (p. 83).
(4)
Antes de salir, Eladio había entrado a la cocina a pedirle un café a Carlina, que
se había sentado a leer Sucesos, su gran vicio.
―Ahí estás leyendo esa porquería. Regalame más bien un cafecito, ¿querés?
[…]
―Contame pues, hombre Carlina ―le dijo Eladio al fin. Si la pobre mujer no
contaba, se enfermaba―. ¿Quién se echó de enemigo a Satanás?
Tan pronto Carlina empezó a hablar del hombre que habían apuñalado en una
cantina, el médico supo que se trataba del mismo de Añoranzas. Lo apuñalaron
en una cantina y lo llevaron al hospital, decía el periódico.
[…]
―¿Trae foto, vos? ―preguntó el médico―. Pasame la porquería esa (p. 90-91).
(5)
La oreja de Martica se veía bastante enrojecida.
―¿A vos te dio fiebre anoche, Martica? ―le preguntó el médico―. Dejate vos
yo echo una miradita (p. 93).
(6)
Yo lo que nunca me imaginé vos Maruja es que en la USA hubiera pobres (p. 130).
(7)
Yo lo que nunca he podido entender vos Maruja es porqué los pobres descogen
pa vivir las zonas de alto riesgo (p. 152).
(8)
―Estoy durmiendo tan mal.
―Es normal Tola… Los viejitos duermen menos.
―¿Por qué será?
―Quien sabe vos… Será que ya es bobada que sueñen (158).

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(9)
―A mí lo que me tiene aterrada es la noticia de esos militares que arreglaron
atentados dinamiteros en Bogotá.
―Figurate Maruja, quizque pa mostrar resultaos…
―Qué desaliento vos Tola… Ahora verá que los colombianos les tendremos que
rogar a los militares que por favor no más positivos tan negativos… (p. 252).
(10)
Uno de los motivos que tengo vos Maruja pa pegar pal monte es que ya los
pobres colombianos no tenemos en qué confiar… (p. 257).

6. Análisis

Los casos (1) a (5) son típicos del distanciamiento social entre el destinador y
el destinatario: relaciones -asimétricas- presididas por el poder. En (1) Horacio
es el señor de la casa, el dueño, el patrón; es el interlocutor superior. Carlina es
la del servicio, en función de cocinera, el interlocutor inferior; Carlina siempre
envía usted: ‘¿le sirvo?’ y ‘¿cuántas veces quiere que le diga?’; además antepone
el honorífico ‘don’ al nombre propio de su superior. Horacio, por su parte, siempre
envía vos: ‘¿Les echaste [vos] la miel a las vacas?’ y ‘Más tardecito, vos’. Este es
un tratamiento asimétrico, sin poderlo remediar; y autoritario, por el efecto perlo-
cutivo del enunciado reiterativo: ‘¿Pero les echaste, les echaste?’.
Los eventos (2) a (5) tienen un mismo emisor: el médico Eladio Restrepo. En (2)
la mujer joven, anónima además, dialoga con el médico. Éste, como es usual, envía
vos: ‘¿decís que está vomitando?’, ‘ni para qué te doy receta, vos’; pero la vocera
del paciente envía el vocativo doctor, mucho más distante que el usted: ‘horribles,
doctor’. En el uso de ‘desde antier, doctor Restrepo’, y siguiendo a Bosque y De-
monte (1999: 4040): “El empleo del patronímico (apellido) como vocativo indica
convencionalidad en el trato […] El vocativo puede ir precedido de los términos
honoríficos como señor, don […] El respeto es inherente en el empleo vocativo de
otros honoríficos, como los que presentan el título que posea el interlocutor, como
profesor, doctor, ministro”. Más que asimétrico, este tratamiento es inhumano, ins-
crito en el poder ostentado por los médicos lugareños, el cual se va a repetir en (3).
En (3) el médico Eladio Restrepo dialoga con un niño, a quien el texto presenta
también como anónimo. El interlocutor es inferior en edad, dignidad y gobierno;
por eso reenvía el vocativo obligatorio (‘ya lo buscaron, doctor’) al tiempo que
el médico envía tanto el vos pronominal como el vos vocativo, respectivamente
(¿cómo sabés?’ y ‘yo estoy muy ocupado ahora, vos’).
El caso (4) es significtivo por la explicitud del modo imperativo en las relaciones
asimétricas: ‘regalame’, ‘contame’ y ‘pasame’; luego vienen el vos gritadito (‘¿que-

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rés?’), el vocativo ‘hombre’15 (hombre Carlina), el vocativo sustantivado (‘¿Trae


foto, vos?’) y el voseo descalificador (‘Ahí estás [vos] leyendo esa porquería’). En
realidad, no se ve probable que Carlina puede trastrocar una relación tan despótica
como la que induce Eladio Restrepo, apuntalado en tres indicadores de poder so-
cial: es médico, es pariente del dueño de la casa y es ese el objetivo del narrador.
Y por último el caso (5) es ilustrador del uso de un “vos inducidor de confian-
za”, como lo llaman los manuales didácticos de medicina. A ese vos vocativo de
poder –asimétrico– (‘dejate vos yo echo una miradita’) se puede aplicar el aforismo
según el cual “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”: por muy pariente
que sea Rosita de Eladio, médico seguirá siendo.
En relación con los casos (6) a (10), de vos vocativo –simétrico– de solidari-
dad, lo único que demuestran es la lealtad lingüística al vos antioqueño –vocativo
y pronominal– por parte de los dos personajes de Carlos Mario Gallego (Tola y
Maruja) y de los personajes Elías y Álvaro de Tomás González en La historia de
Horacio (“Elías: Este cabezón tuyo sí que sabe carajadas, hombre Álvaro. ¿Y está
estudiando biología, vos? / Álvaro: Ingeniería. Civil”, p. 36).
Esta constatación de un vos vocativo de solidaridad (simétrico) sostenido en
ambas obras, homologable al vos vocativo de poder (asimétrico) de los parla-
mentos del médico en la obra de Tomás González, debilita la opinión de Montes
(1985: 235-259), quien se muestra pesimista sobre la pervivencia del voseo en
Colombia:
Es evidente que el voseo está hoy en situación de franca inferioridad, relegado cada
vez más a los estratos populares y al habla familiar e íntima, mientras que el tuteo que
tratan de imponer las escuelas, las clases cultas y las personas que aspiran a parecer
distinguidas tiene prestigio considerable […] Es de presumir que a medida que avance
la culturización de la población colombiana y que la educación se extienda y logre la
paulatina sustitución de usos considerados vulgares –como el voseo– y a medida que
los grandes centros urbanos hagan más intenso su influjo sobre la provincia y zonas
rurales, el voseo seguirá decayendo y, tal vez, desaparezca del todo en el curso de
algunos decenios.
Es claro que se trata de una conclusión para el vos colombiano, cuyo mapa casi
treinta años después necesariamente habrá variado.

15 El vocativo ‘hombre’ (véase nota 8) pronunciado ‘home’ marca simetría, y el tratamiento entre semejantes
(próximos) se homologa a otros sustantivos comunes con función vocativa como ‘compa’, ‘llave’, ‘mano’,
‘ñero’, ‘pana’, ‘parce’, etc. o a hipocorísticos como Checho (Sergio), Chiche (Eusebio), Chicho (Mauricio),
Chucho (Jesús), etc. Para Bosque y Demonte (1999: 4040) “estas formas de tratamiento identifican al hablante
y al oyente como pertenecientes a un grupo propio, distinto de otro”.

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Con todo, el voseo antioqueño –tanto el pronominal como el vocativo– seguirá


recibiendo el refuerzo contextual de otros factores morfosintácticos y semánticos que
lo harán resistente a la extinción. Uno de esos factores es el pronombre reflexivo. El
vos antioqueño toma la forma del esquema del tuteo para producir los pronombres
reflexivos mediante la elisión de la r de los infinitivos –ar, –er e –ir (condición ca-
nónica del tuteo): ‘vine a pagate lo que te debo’, ‘eso fue pa hacete venir’ y ‘quiero
escribite una carta’.
El vos juvenil de Medellín (al igual que el vos valluno y el bonaerense16) le
roba la construcción infinitivo + forma pronominal al tuteo, tal como lo reporta Son
Jang (2005: 154) tomado de Rosario Tijeras: “Si lo que querés es quedarte con ese
casposo” y “¿O es que pensás meterte en esto?”. Por eso el voseo de Jorge Fanco
no es antioqueño, cuyos equivalentes serían ‘Si lo que querés es quedate con ese
casposo’ y ‘¿O es que pensás metete en esto?’. Tola y Maruja (2007) ratifican este
uso idiosincrásico del vos reflexivo, y lo extienden a todas las personas verbales.
Ejemplo: “Yo tampoco Maruja, pero me daba penita decítelo”, “Qué aburrición
tener que volver a ocupanos de Vargas Lleras”, “El gobierno pa desquitase se quie-
re parecer a la guerrilla” (p. 46), “Vea el señorazo que era Pablo Escobar antes de
metese a la política” (p. 47).
La pérdida, desplazamiento o adición de fonemas (grafemas en la escritura)
son naturales en el español antioqueño. En primer lugar, la pérdida de la –d– in-
tervocálica en sustantivos y participios (‘Qué pecao, Tola’, ‘Y todo por no haber
madrugao’). En segundo lugar, el desplazamiento de fonemas como la ya anotada
–s– del pretérito y la –n– del verbo, para pasar al pronombre enclítico: ‘Estesen
pues ay’, ‘Súbasen pues a ver’, ‘Quítesen de ay’. Y en tercer lugar, y siguiendo a
Flórez (1957), por analogía con el anterior desplazamiento del fonema –n–, éste
se extiende a me y se cuando van unidos a infinitivos: ‘No pensaban llevamen’,
‘Querían ponesen a trabajar temprano’, ‘Les dio por subisen sin permiso’; y agrega
Flórez: “A veces, sobre todo en las formas de gerundio, se conserva la n verbal
y repercute en el pronombre: cásensen, bañándosen, casándosen, van yéndosen,
llamándomen” (p. 123).

16 Éste es el mismo vos porteño de casi todos los tangos, como en Lágrimas de sangre: “Te di todo lo más
que pude darte / mi nombre, un hogar y un corazón / tus ojos los veía en cualquier parte / vivía solamente
para vos. Con lágrimas de sangre me pagaste / no quiero recordar lo que pasó / Dios quiera que no tenga
que encontrarte / y darte la limosna de un perdón. Si con lágrimas de sangre / devolviste todo el bien que
te ofrecí / poca cosa fue el hogar donde viviste / poca cosa el corazón que yo te di. A quién puede portarle
mi vergüenza / si es que a vos no te importó / pero un día llorarás tu pena inmensa / con lágrimas de sangre
como he llorado yo”.

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7. Conclusiones

1. La tesis central de Brown y Gilman, según la cual en las sociedades moder-


nas tiende a reducirse la semántica del poder en favor de la semántica de la
solidaridad17 puede ser comprobada empíricamente a partir del auge del tuteo
y el voseo, en detrimento del ustedeo. La nuevas relaciones profesor-alumno,
jefe-subordinado, padre-hijo, empleado-cliente, así lo pueden refrendar. No
obstante, tal presunción tiene que ver con los paradigmas dialectales del
tratamiento pronominal, que en Colombia son –grosso modo– T-U-V para la
Costa, V-U-T para el Valle, U-T-V para el altiplano cundiboyacense y U-V-T
para Antioquia.
2. La oposición cerrada de Bown y Gilman entre tú y usted, i.e. entre la solida-
ridad y el poder, puede ser ampliada con la propuesta de Blas, en términos
de reconocer niveles intermedios, a saber: trato jerarquizado y trato no jerar-
quizado en las relaciones de poder y trato simétrico y trato asimétrico en las
relaciones de solidaridad. A este respecto sí es necesario señalar la existencia
de cierta resistencia de interlocutores a aceptar la horizontalidad del trato
no jerarquizado de poder y del trato simétrico de solidaridad, en nombre de
la tradición (¿feudal?) que prescribe la supremacía de los mayores en edad,
dignidad y gobierno.
3. El clamor de Ruiz (1985) por sobreponer el contexto dialectal (cultural),
de Blas (2003) por reconocer la situación de comunicación y el de Murillo
(2006) por desplazar el enfoque diastrático al diafásico en los análisis de los
pronombres de tratamiento tiene mucho sentido, sobre todo cuando aparecen
formas pronominales del poder (del estatus) como usted en relaciones típicas
de solidaridad como los enamorados o los esposos. Dos canciones ilustran la
anterior atipicidad: un bolero titulado precisamente Usted (“Usted es la cul-
pable de todas mis angustias y todos mis quebrantos; usted llenó mi vida de
tristes ilusiones y amargos desencantos”) y una salsa titulada también Usted
(“Usted es la mujer más bella que ojos han mirado / se ha enamorado de mí /

17 Cf. Álvarez (2005:28): “La evolución histórica de las lenguas europeas y de la española, en particular, ha
marcado un retroceso de las relaciones asimétricas a favor de las simétricas (tratamiento de solidaridad), y
dentro de éstas se tiende hacia un predominio de las formas de tratamiento que manifiestan una relación de
reciprocidad informal, esto es, del tú o vos (Hispanoamérica) sobre el usted”; y Bosque y Demonte (1999:4041):
“La norma de solidaridad aparece en una sociedad de clases abierta y en una ideología igualitaria. En esta
sociedad, que tiende a la supresión de la norma del estatus, el tratamiento de usted es índice de respeto entre
hablantes de cualquier estatus, mientras que el tú es tratamiento de intimidad”.

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Usted que borró la huella de mi pasado / todo mi mundo ha cambiado desde


que la conocí”).
4. El voseo antioqueño no se reduce al uso de las formas pronominales o vo-
cativas. Otras especificidades concurren en la texturización del poder o de
la solidaridad, como el ‘hole’, el pretérito de segunda persona, el reflexivo
y el gerundio, todos ellos usados solo en éste. A esa textura seguramente se
refería Giraldo (2007:13), cuando consignó en la introducción de Una ciudad
partida por un río lo siguiente: “En los antioqueños se destacan la voz, el
tono, la fuerza de ciertas consonantes, ese sonido sibilante que se encadena
al humor y a la sentencia en la música de las palabras que resuena entre el
chiste, el consejo o la cantaleta. Es la conversación un hablar rápido o lento,
como si acosaran los vocablos o se encontraran morosamente pensamiento
y lenguaje para pronunciarse. Y todo ello entretejido a la memoria que ata
discursos”.

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