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IGNACIO M. ROCA
Universidad de Essex
RESUMEN
Este artículo examina el género del castellano y sus relaciones con el sexo.
Se señalan y explican las diferencias entre los dos objetos y la exigua conexión
existente entre ellos. Se expone la maquinaria analítica relevante, con especial
atención al carácter puramente lingüístico y formal del fenómeno. Se indica y
subraya el contraste entre el sexo biológico (material de los seres vivos) y el sexo
semántico (lingüístico de las palabras), mostrándose ser las correspondencias
entre ellos en gran parte arbitrarias, y el descuido de esta realidad estar en la
base de reiteradas deficiencias en el análisis y entendimiento de esta materia.
ABSTRACT
This paper carries out an examination of gender and its relationship with sex
in the Spanish language. The difference between both these objects is pointed
out and the minor connections obtaining between them investigated. The ana-
lytic machinery of gender is presented and its purely formal and linguistic
nature emphasised. The contrast between biological sex (material in living crea-
tures) and semantic sex (linguistic in words) is drawn and highlighted, and the
mutual correspondences between the two shown to be largely arbitrary. Neglect
of this reality will be seen often to have led to important shortcomings in the
analysis and understanding of the matter.
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1. FUNDAMENTOS
En consecuencia,
5
Las siguientes palabras de Ángel Rosenblat (1952) los resumen claramente: “La
Gramática normativa […] ha aplicado hasta ahora sólo dos criterios: la significación y la
terminación. Pero […] las reglas tenían que ser arbitrarias y las excepciones infinitas”
(pág. 159). Bello en efecto afirma que “para determinar el género de los sustantivos debe
atenerse ya al significado, ya a la terminación”, 1982 [1847], pág. 76, §160, y Alonso y
Henríquez Ureña que “Son masculinos los terminados en o. Son femeninos los termina-
dos en a no aguda”, 1964, pág. 63. Para Fernández Ramírez, “Las terminaciones en -o, -a,
en nombres de cosas paroxítonos, han venido a ser en español símbolos del género mas-
culino y femenino”, 1986, pág. 114. Y así muchos otros. Amado Alonso y Pedro Henríquez
Ureña, Gramática castellana, Losada, Buenos Aires, 1964. Andrés Bello, Gramática de la len-
gua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, Imprenta El Progreso,
1847 [Aquí citada por Obras Completas de Andrés Bello, IV, Ministerio de Educación, Caracas,
1951]. Salvador Fernández Ramírez, Gramática española: El nombre, Arco/Libros, Madrid,
1986. Ángel Rosenblat, “Género de los sustantivos en -e y en consonante”, en Estudios dedi-
cados a Menéndez Pidal, vol. 3, Patronato Marcelino Menéndez y Pelayo, Madrid, 1952, págs.
159-202.
6
El origen de la confusión del género con el sexo parece remontarse a la antigüedad clá-
sica, como reflejan por ejemplo las siguientes palabras del conocido gramático griego
Dionisio de Tracia: “geÈnh me$n o’un eƒsi trƒa ¢rseuikÑn qhlukÑn, oùde/teron”, ‘hay tres géne-
ros, macho, hembra, neutro’. Texto griego accesible en línea: <http://www.hs-
augsburg.de/~harsch/graeca/ Chronologia/S_ante02/DionysiosThrax/dio_tech.html>.
Traducción inglesa: <http://archive.org/stream/grammarofdionysi00dionuoft> (pág. 8).
7
Nuestros presentes términos “emisor” y “receptor” intencionadamente evocan la
correspondiente relación en la radiofonía, en particular la posibilidad de sintonía de un
número indeterminado de receptores con un mismo emisor.
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Sexuados: persona, animal, culebra, gato, vástago, marido, mujer, pez, lagar-
to, moscón, ...
Asexuados: hoja, horizonte, meteorito, música, idea, sueño, harina, sol,
pared, cielo, …
8
Sexo “macho” y “hembra” en vez de “masculino” y “femenino” para evitar confusión
entre el sexo y el género, sencillamente fatal para el discernimiento de la presente materia.
9
Las gramáticas tradicionales en efecto erróneamente añaden un “género neutro”, ade-
más de un “género común”, un “género epiceno” y un “género ambiguo”. La verdadera con-
dición de cada uno de estos falsos géneros será elucidada según se procede: véanse las notas
10 (ambiguo), 39 (neutro), 46 (epiceno) y 70 (común).
10
Usualmente de manera disyuntiva exclusiva, cada sustantivo, pues, o M o F. La excep-
ción la constituye un pequeño grupo compatible con ambos y donde la selección es función
de factores geográficos, sociales, estilísticos o de matiz emocional: el caso más extendido lo
representa mar (el mar o la mar). Esta situación, muy minoritaria, se interpreta tradicional-
mente como constitutiva de un “género ambiguo”. No se trata, sin embargo, de un tercer
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género, asociado, pues, a una tercera clase de concordancia, sino de indefinición léxica
entre M y F para un mismo sustantivo: M y F son, sin resquicio de duda, los dos únicos géne-
ros del castellano.
11
Existen señaladas excepciones, no obstante a veces también teñidas por la tendencia
general.
12
Real Academia Española, Gramática de la lengua española, Espasa-Calpe, Madrid, 1931.
13
Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española, Espasa-Calpe, Madrid,
2009.
14
La cita continúa “o bien para indicar que no se les atribuye ninguno”, aparentemente
en referencia a un “genero neutro” desaparecido del castellano: cfr. “todos los demás obje-
tos […] debieron considerarse neutros y formar, con esta denominación, un tercer género”
(págs. 10-11), pero en castellano “por razones de semejanza o analogía, se han ido agregan-
do al género masculino o de los machos, y al femenino o de las hembras, nombres de cosa
que no tienen sexo” (pág. 11). Ibid.
15
J. L. Murphy, “A description of noun suffixes in colloquial Spanish”, en Henry Kahane
y Angelina Pietrangeli (coords.), Descriptive Studies on Spanish Themes, University of Illinois
Press, Urbana, Illinois, 1954.
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Saporta (1959: 35) menciona “A morpheme [-o] with the meaning ‘mascu-
line’ (perhaps more adequately, ‘male’) and a morpheme [-a] with a mean-
16
ing ‘feminine’ (or ‘female’)” .
Anderson (1961: 286) afirma que “A comparison of such forms as /tío/ and
/tía/ makes it possible to isolate a morpheme [(o)] with the meaning ‘male’
17
and a morpheme [(a)] with the meaning ‘female’” .
Harris (1991: 51) defiende que “In human nouns grammatical gender match-
18
es biological sex (with extremely rare exceptions)” .
Aronoff (1994: 72) aserta que “There is arguably a conceptual rule that
assigns Masculine and Feminine to words for biologically male and female re-
19
ferents that are not pre-specified for gender” .
16
Sol Saporta, “Morpheme alternants in Spanish”, en Henry Kahane y Angelina
Pietrangeli (coords.), Structural Studies on Spanish Themes, Universidad de Salamanca,
Salamanca, 1959.
17
J. Anderson, “The morphophonemics of gender in Spanish nouns”, Lingua 10, 1961,
págs. 285-296.
18
James W. Harris, “The exponence of gender in Spanish”, Linguistic Inquiry 22, 1991,
págs. 27-62.
19
Mark Aronoff, Morphology by Itself, MIT Press, Cambridge, Massachusetts, 1994.
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l r n z s d á é ú
M: sol lar pan haz dos alud bacará café ambigú
F: col flor crin paz tos salud fideuá koiné interviú
Palabra: carbón
Palabra + sufijo pleno: carbon+ero, carbon+ada, carbon+eo, carbon+cillo, …
Raíz + sufijo pleno: emin+ente, emin+encia, accid+ente, fasc+ismo, locu+ción,
locu+torio, …
M:
-aje ‘acción de B’ abord-aje, aterriz-aje, fich-aje, pill-aje, rod-aje, recicl-aje
-ón ‘acción/efecto repentino de B’ chapuz-ón, tropez-ón, resbal-ón, apag-ón
-ismo ‘doctrina/movimiento de B’ peron-ismo, dada-ísmo, catolic-ismo, europe-ísmo
-al ‘lugar donde abunda B’ arroz-al, cañ-aver-al, peñasc-al, barr-iz-al, berenjen-al
-dero ‘lugar donde se B’ embarca-dero, abreva-dero, lava-dero, verte-dero
-azo ‘golpe dado con B’ rodill-azo, cabez-azo, porr-azo, almohadill-azo
F:
-dad: ‘cualidad de B’ herman-dad, mal-dad, igual-dad, cruel-dad, vecindad
-ez: ‘cualidad de B’ palid-ez, acid-ez, desnud-ez, estupid-ez, placid-ez, viud-ez
-ura: ‘cualidad de B’ blanc-ura, anch-ura, brav-ura, dulz-ura, hermos-ura
-adera ‘instrumento para B’ reg-adera, lanz-adera, amas-adera, trill-adera
-ería ‘lugar donde se vende B’ zapat-ería, libr-ería, churr-ería, drogu-ería, camis-ería
-ería ‘acción/dicho de B’ niñ-ería, tont-ería, bruj-ería, bribon-ería, gorron-ería
20
La DESINENCIA , a su vez, es un sufijo exclusivo a categorías gra-
maticales otras que el verbo y caracterizado por un conjunto de pro-
piedades no requeridas en su totalidad por los sufijos plenos:
20
También referida en la bibliografía como “vocal de género”, “marca(dor) de clase”,
“marca(dor) de palabra”, “elemento terminal”, “vocal temática”, y otras denominaciones.
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M F
o o el plan-o la man-o
a a el lem-a la yem-a
e e el vall-e la call-e
i i el brócol-i la metrópol-i
u u el espírit-u la trib-u
21
Éste, en efecto, parece ser el caso general ante sufijos comenzados en vocal, de entre
los que -av-o constituye una idiosincrásica excepción: doc-e#av-o, doscient-os#av-o (“#” = linde
de palabra). Los sufijos con consonante inicial suelen necesitar de una vocal puente para
unirse al “tema” de la palabra (no, sin embargo, en coc-ción, por ejemplo). Éste es frecuen-
temente verbal, y la vocal puente usualmente la vocal temática del verbo correspondiente:
pensa+mient-o, descubri+mient-o; aplica+bl-e, servi+bl-e; merece+dor. Con temas no verbales apare-
ce aleatoriamente otra vocal. Alternativamente, el sufijo puede actuar como cuasipalabra, y
así añadirse a la palabra base íntegra, con la desinencia por tanto incluida: disco#landi-a,
disco#tec-a, disco#gram-a. El sufijo adverbial -mente se combina con el alternante F del adjetivo
base por legado histórico del sustantivo F mente en el que se originó: entera#ment-e.
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22
Pérez Pereira (1991) investiga con palabras experimentales la asignación de género
por 160 niños hispanohablantes de 4 a 11 años en base a claves semánticas (el significado),
morfofonológicas (la desinencia) o sintácticas (la concordancia). Los resultados muestran
desfavorecidas a las semánticas y favorecidas sobre todo a las sintácticas: “Children pay far
more attention to morphophonological and syntactic than to extralinguistic clues. As chil-
dren grow older, they seem to pay slightly more attention to syntactic clues, which become
the most important” (pág. 584). Miguel Pérez-Pereira, “The acquisition of gender: what
Spanish children tell us”, Journal of Child Language 18, 1991, págs. 571-590.
23
Ésta es en efecto la intuición del hablante y la afirmación habitual en la bibliografía,
en ausencia, sin embargo, de cómputos precisos.
24
Los sufijos -ción o -dad, por ejemplo, hacen F a la palabra, y -aje o -miento M.
25
Por encima del 98% según investigaciones recientes. El promedio entre humanos es
del 99.9%.
26
Lo confirman los resultados de los diversos experimentos realizados para “enseñar” a
varios tipos de simios lenguas similares a las humanas, particularmente en boga en los años
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Criaturas humanas privadas de compañía humana en los primeros años de su vida,
habitualmente desarrollada en la naturaleza en compañía de animales salvajes antes de su
descubrimiento. Históricamente, los intentos de científicos y benefactores para inducir len-
guaje en tales criaturas alcanzaron sólo un éxito muy limitado. El caso de Genie menciona-
do en la nota 26 es una notoria excepción. La categorización de Genie como “niño lobo” es
sin embargo cuestionable, al haber compartido su vida con humanos y en una vivienda
humana, aunque prisionera de ellos y privada de “input” de lengua. Una vez descubierta,
gozó además de la atención y dedicación de equipos especializados de psicólogos y peda-
gogos.
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2. EL GÉNERO
ENTRADAS LÉXICAS:
LÉXICO M F /M /F
broch-e noch-e un-Ø un-a
espléndid-o espléndid-a
Los sustantivos ingleses (aquí brooch y night, pero asimismo todos los
restantes) no pertenecen a clases de género. Al no existir tales clases,
no es posible contextualizar a ellas (por inexistentes) la forma de los
receptores, en consecuencia literalmente uniforme en cada uno de
ellos (a; splendid).
Podrá quizá preguntarse por qué el inglés es así y el castellano de la
otra manera. Tal pregunta, sin embargo, es ociosa: el inglés también
antepone el adjetivo al sustantivo, pero el castellano usualmente lo pos-
pone; el inglés tiene las palabras night y brooch, mientras que el caste-
llano tiene noche y broche; el inglés tiene splendid y otras muchas comen-
zadas por s seguida de consonante, pero el castellano no posee ningu-
na (las inglesas slogan, status, scanner, spray, sprint, standard, etc., se
incorporan al castellano como eslogan, estatus, escáner, espray, esprín(t),
30
Glosas: la palabra broche es miembro (“∈”) del conjunto (“{…}”) de palabras clasifica-
das como “M”, y noche de las clasificadas como “F”.
31
La lista no es idéntica en todas las lenguas: en ruso y en árabe también lo son los ver-
bos, en galés las preposiciones, etc.
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TEXTO
M/ M M/ F/ F F/
CON CONCORDANCIA: un ∅ broche espléndido una noche espléndida
32
Lenguas bantúes, por ejemplo. Véase Corbett (1991), una útil monografía sobre el
género con abundante información sobre sus diversos aspectos. Greville Corbett, Gender,
Cambridge University Press, Cambridge, 1991.
33
Es evidente que el dominio de la concordancia en el texto no puede ser ilimitado: el
género F de la misma palabra concordancia que aparece al comienzo del párrafo al que se
refiere esta nota obviamente no se transmite a todas las palabras con cualidad de receptoras
presentes en el resto del presente escrito. La identificación de un criterio unitario para la
delimitación del ámbito de la concordancia no es, sin embargo, tarea fácil, y así no existe
aún acuerdo entre los especialistas. Para los efectos presentes bastará con una pauta: la con-
cordancia opera cuando existe una relación (sintáctica, semántica o pragmática) entre el
sustantivo emisor y las palabras receptoras. Lo ilustran los siguientes ejemplos, con los tér-
minos relevantes a la relación en cada caso identificados mediante subíndices: losi brochesi
espléndidosi (sintáctica); los brochesi son espléndidosi (semántica); los brochesi en cuestión los compré
yo… Verdaderamente son espléndidosi (pragmática). El papel de la pragmática con respecto a la
lengua se puntualiza más adelante: véanse el apartado 3.3 y la nota 65.
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clases alternantes
(en emisores): (en receptores):
nocheF espléndid-o/M|-a/F
concordancia
(entre emisores y receptores):
nocheF espléndida/F
2.2. Flexión
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ALTERNANCIA: M F
-o -a espléndid-o espléndid-a
-e -a regordet-e regordet-a
Ø -a español español-a
-a: alert-a, idiot-a, belg-a ÈV#: aimará, guaraní, ceutí, zulú, hindú
-e: interesant-e, grand-e C#: cortés, feliz, mejor, azul, útil, afín
35
-i : yanqu-i, grogu-i
un profesional alerta/interesante/yanqui/aimará/hindú/cortés/feliz/mejor/
útil/afín
una profesional alerta/interesante/yanqui/aimará/hindú/cortés/feliz/mejor/
útil/afín
34
Aquel – aquella representa una de las poquísimas excepciones.
35
La atribución de condición de desinencia a -i se justifica por las propiedades que mani-
fiesta, entre ellas la posición final de palabra, la atonicidad y la pérdida ante sufijos: cfr. por
ej. yancófilo, no *yanquífilo o *yanquiófilo. Cfr., en contraste, ajiófilo (*ajófilo), de ají.
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OTRAS PARTES
INFINITIVOS COMPUESTOS V+N
DE LA ORACIÓN
el saber (no ocupa lugar) el sí (de las niñas) ADV un sacapuntas < puntaF
el murmurar (de las aguas) (jamás de) los jamases ADV un quitamanchas < manchaF
el zumbar (de las abejas) un no (rotundo) ADV un parabrisas < brisaF
(es) un decir un qué (de más) PRON un parabrisas < brisaF
Las palabras del primer grupo en el léxico son V y las del segundo
ADV o PRON, mientras que las del tercero tienen su origen en frases
V+N, donde N es F. Todas ellas por tanto carecen (o inicialmente care-
cían) de género léxico. Al incorporarse al texto nominalizadas (desem-
peñando el papel de sustantivo en la oración), puede surgir la necesi-
dad de determinación, modificación por adjetivos, etc., categorías éstas
receptoras de género, precisando así las palabras correspondientes de
36
Latin clásico mecum.
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LÉXICO:
Forma fónica Contenido significativo o funcional Rasgos gramaticales
broch-e ‘conjunto de dos piezas, por lo común de metal,
una de las cuales engancha o encaja en la otra’ (DRAE) N, M
noch-e ‘tiempo en que falta la claridad del día’ (DRAE) N, F
un artículo indeterminado D, /M
__ -a _, /F
espléndid-o ‘magnífico, dotado de singular excelencia’ (DRAE) A, /M
________ -a _, /F
TEXTO: /M M /M /F F /F
un ∅ broche espléndido una noche espléndida
37
Véase Harald Clahsen, Fraibet Aveledo e Iggy Roca, “The development of regular and
irregular verb inflection in Spanish child language”, Journal of Child Language 29, 2002, págs.
591-622.
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A.
SUST. → ADJ., DET. SUST. → ADJ., DET. SUST. → ADJ., DET. SUST. → ADJ.
una ← cosa → buena la mala es ← la lluvia la ← vida es → bella llegada → súbita
B.
PRON. INDEFINIDO “ART. NEUTRO” INFINITIVO VERBO FINITO
no hay nada -/-> bueno lo -/-> malo es la lluvia vivir es -/-> bello llega -/-> súbito
38
La conocida expresión “Navaja de Occam” se refiere al principio formulado por el filó-
sofo medieval inglés Guillermo de Occam como guía para la investigación y el análisis con-
siguiente: entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem ‘las entidades no deben ser multipli-
cadas más allá de la necesidad’.
39
Etimológicamente, lo es un truncado proclítico descendiente del pronombre neutro
latino illud, cuya forma plena dio lugar a la castellana ello. El castellano lo sigue siendo pro-
nominal, no “artículo neutro”, como equivocadamente se suele afirmar. Nótese, por ejem-
plo, que lo bueno equivale a ‘(aqu)ello que es bueno’, y que lo no es combinable con sustan-
tivos (en lo hombre [= la hombría] de Mario, hombre desempeña el papel de adjetivo), en con-
traste con los artículos, que sí lo son (en el hombre [el marido] de María, hombre es sustantivo).
En consecuencia, tautológicamente, lo no puede definir una clase de género “neutro”, y en
efecto es analizado como p r o n o m b r e incontable en Ojeda (1984, 1993). Amerindo
Ojeda, “A note on the Spanish neuter”, Linguistic Inquiry 15.1, 1984, págs. 171-173.
Amerindo Ojeda Linguistic Individuals, CSLI, Stanford, California, 1993. Véase también
Ignacio Bosque y Juan Carlos Moreno, “Las construcciones con lo y la denotación del neu-
tro”, Lingüística 2, 1990, págs. 5-50.
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LÉXICO F /M /F
nada cos-a buen-o buen-a
vivir vid-a bell-o bell-a
TEXTO F /M /F
nada ......................................... buen-o
vivir .......................................... bell-o
cosa............................................ buen-a
vida .......................................... bell-a
LÉXICO F /M /F
suplicar súplica el la
40
Cfr. “The grammar cannot simply be a list of all morpheme (or word) sequences, since
there are infinitely many of these” (Chomksy, 1957: 18). Noam Chomsky, Syntactic Structures,
Mouton, La Haya, 1957.
41
Recuérdese el célebre dicho saussuriano “Dans la langue il n’y a que des différences”.
42
Es decir, no en posición precedente al sustantivo con el que entran en relación.
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2.4. Resumen
a.
E
R R R …
b.
E : marca léxica inherente
R : transmisión desde E
43
Conviene quizá señalar que el carácter por defecto del g é n e r o M (alias “masculi-
no”) no es ni mucho menos universal. En efecto, hay género F (alias ”femenino”) por defec-
to en lenguas tipológicamente tan variadas como el afaro (cusítica), el dizi (omótica), el
masái (nilótica), el séneca (iroquoia), el guajiro (arawaca) o el dama (josia): véase Greville
Corbett (1991), ibíd., pág. 220.
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c.
marca léxica : F
concordancia textual : F
3. EL SEXO
44
La confusión está lejos de ser inusual, y se reitera en la reciente edición de la GRAE:
“En la designación de personas y animales, los sustantivos de género masculino se emplean
para referirse a los individuos de ese sexo, pero también a toda la especie, sin distinción de
sexos, sea en singular o en plural. […] Estos casos corresponden al USO GENÉRICO del mas-
culino” (NGRAE 2009, §2.1.3a, ibid.). Tal como se demostrará en el próximo apartado, sin
embargo, no existe el tal “uso genérico” del masculino, figura que el gramático confunde
con la ausencia de marca semántica de sexo (macho o hembra) en la entrada léxica de la
palabra correspondiente, cuando no con el sexo biológico de su posible referente en la vida
real, tres aspectos no obstante netamente diferenciados en la realidad objetiva.
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3.1. Animales
45
Es sin embargo conocido que los criterios funcionales no tienen por qué determinar
la materia constitutiva de las lenguas. Por citar algo obvio, las irregularidades verbales (abun-
dantes en castellano) no reportan ninguna ventaja aparente, y sin embargo perviven.
46
La gramática tradicional concibe la referencia de un sustantivo único a seres de los dos
sexos como constitutiva de un “género epiceno”. Evidentemente, sin embargo, delfín es de
género M y ballena F, como lo atestiguan sus respectivos patrones de concordancia el delfín y
la ballena. No hay lugar, pues, para un género diferenciado adicional “epiceno”.
47
El DRAE en efecto define estas formas M como macho de la F, y las correspondientes
F como hembra del M. Hay que apuntar, sin embargo, que en el lenguaje coloquial sustan-
tivos F como vaca, gallina, cabra son utilizables con intención genérica, es decir, con refe-
rencia a ambos sexos, especialmente en un sentido colectivo: voy a dar a comer a las gallinas
suele incluir a los gallos, etc. Nótese el paradójico contraste con el llamado “uso genérico del
masculino” a que erradamente se refiere la NGRAE (véase la nota 44).
48
Denominación, entre otras, del macho de la cabra, según el DRAE.
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3.2. Personas
Género Referente
#¢!
53
M: vástago, retoño, bebé
F: persona, prole, criatura, víctima, gente #¢!
49
Aquí el DRAE especifica el M zorro como macho, y el F zorra como asexuado, el “mas-
culino genérico” así contradicho una vez más.
50
En el DRAE aquí respectivamente mamífero […] y hembra del M.
51
En la gramática tradicional estas palabras se dicen tener “género epiceno”, señalado ya
como inexistente en la nota 46.
52
El símbolo lógico “V” (cfr. Latin vel ‘o’) representa la relación disyuntiva ‘o’. El subra-
yado (“¢”) le añade condición exclusiva.
53
Tradicionalmente la palabra bebé es M y asexuada, al menos en España.
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vástago persona
Referente (vida):
k k
sexo: s ¢s
1 s ¢s
1
54
Los juicios del hablante nativo libres de prejuicios externo sobre la condición de legi-
timidad o no de datos lingüísticos sometidos a su evaluación desempeñan en la lingüística la
función de los rayos X en la medicina para la averiguación de la condición salubre o pato-
lógica del sistema investigado. En este contexto es preciso advertir que la posible interfe-
rencia (consciente o inconsciente) del “doblete de género”, presente en el mundo hispano-
hablante desde hace ya más de una década, pudiera ocasionar en algún lector expuesto a él
divergencia con algunos de los juicios tradicionales y abrumadoramente mayoritarios aquí
expresados. La cuestión del doblete se aborda en la papeleta gramatical de este mismo autor
en este mismo número “El doblete de género: más que inútil, contraproducente”, págs. 145-
164. Véase también la nota 63 aquí.
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55
Tales palabras al parecer todavía son más escasas . Una vez más, la
responsabilidad por las diferencias entre este grupo y el anterior recae
exclusivamente en el léxico: la entrada léxica de vástago, por ejemplo,
carece de información de sexo, mientras que la de eunuco la lleva de
‘macho’, y de modo recíproco en persona y virago con respecto al rasgo
‘hembra’. Estos rasgos se representarán aquí respectivamente con los
símbolos estilizados Ö y _ al objeto de diferenciarlos visualmente de
los de los sexos físicos # y !, omnipresentes (disyuntivamente) en los
referentes por obvia necesidad biológica. La materia relevante incluida
en las respectivas entradas léxicas y los respectivos posibles referentes
son, pues, como sigue:
eunuco virago
Palabra (lengua):
género: M F
sexo: Ö _
Referente (vida):
sexo: # !
sacristán, obispo y semejantes. Esta “simparidad”, pudiera sin embargo deberse a la actual
exclusividad de los correspondientes cargos a varones en la Iglesia católica: una eventual
apertura de los oficios a mujeres pudiera ocasionar clonación léxica, con la consecuente sali-
da de estas palabras del grupo de las simpares. Se discute la clonación en la papeleta gra-
matical de este mismo autor en este mismo número “El doblete de género: más que inútil,
contraproducente”, págs. 145-164, y del papel de la pragmática en la interpretación lingüís-
tica en la nota 65 y en el apartado 3.3 del presente artículo.
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56 57
monje monja
Palabra (lengua):
género: M F
sexo: Ö _
Referente (vida):
sexo: # !
Ö _ Ö _
género: M F M F M F
semántica: – –
Referente (vida):
sexo: # ! #¢! #¢! # !
56
Igualmente brujo, marido, varón, macho (tautológicamente) y algunos otros, en contra-
posición a los también M cónyuge, esposo, consorte, hechicero, que no indican sexo.
57
Asimismo bruja, mujer, hembra (tautológicamente), esposa, hechicera, todos ellos con sig-
nificado exclusivo ‘hembra’.
58
Como ya se ha indicado, estas versiones estilizadas de los símbolos usuales para el sexo
biológico se utilizan aquí al objeto de distinguirlos de ellos y a la vez facilitar su reconoci-
miento y memoria.
59
Algunas lenguas dravídicas (sur de la India) parecen aproximarse a este ideal, aunque
sin alcanzarlo por completo (véase G. Corbett, 1991, ibid.).
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Estos tres patrones (un solo género con o sin sexo, y dos géneros,
cada uno con un sexo) en castellano son muy minoritarios la gran mayo-
ría de los sustantivos con referentes humanos respondiendo en su lugar
a un cuarto patrón en parte combinación de dos de los anteriores. Sus
miembros posiblemente alcanzan el millar, si no lo sobrepasan, mientras
que los simpares asexuados (persona), o sexuados (eunuco) son muy esca-
sos, y los de sexos contrapuestos (monjeÖ, monja_) bastante. Los pares
que siguen ilustran (muy mínimamente) este cuarto patrón mucho más
común:
vasco – vasca amigo – amiga
ciudadano – ciudadana niño – niña
trabajador – trabajadora padre – madre
compañero – compañera español – española
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Sexo –– Ö _ Género M F
Género Sexo
M vástago eunuco –– vástago persona
vasco monje vasco
F persona virago Ö eunuco
vasca monje
monja
_ virago
vasca
monja
a. * me encontré con unos monjesÖ: las mujeres_ muy simpáticas, pero los
hombresÖ menos
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Al ser por contenido léxico los monjes hombres y las mujeres hem-
bras, estas expresiones incurren en contradicción (b.), tautología (c.),
o ambas (a.), y en consecuencia son ilegítimas. Crucialmente, las dife-
rencias de legitimidad en cuestión se deben a los distintos contenidos
semánticos de las respectivas palabras con respecto al sexo. En especial,
ni la naturaleza religiosa del oficio ni ningún otro aspecto de su signi-
ficado desempeñan papel alguno en ello, como lo prueba el hecho de
que la sustitución de monjes por el también M religiosos automática-
mente valida las tres expresiones:
c. me encontré con unos religiosos: las mujeres_ muy simpáticas, pero los
hombresÖ menos
b. me encontré con unos religiosos, todos mujeres_
c. me encontré con unos religiosos, todos hombresÖ
a. * me encontré con unas monjas_: las mujeres_ muy simpáticas, pero los
hombresÖ menos
b. * me encontré con unas monjas_, todas mujeres_
c. * me encontré con unas monjas_, todas hombresÖ
a. * me encontré con unas vascas_: las mujeres_ muy simpáticas, pero los
hombresÖ menos
b. * me encontré con unas vascas_, todas mujeres_
c. * me encontré con unas vascas_, todas hombresÖ
3.2.4. Balance
Ö
SEMÁNTICA BIOLOGÍA
→ # cfr. monje
_ → ! cfr. monja, vasca,
60
Recuérdese por ejemplo el mal llamado y concebido “uso genérico del masculino”
comentado en la nota 44. La diferencia de sexo entre las palabras monje y vasco emana de sus
respectivas representaciones léxicas, no de un supuesto “uso genérico” de la segunda.
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M vástago vasco
F prole víctima
Ö→M
_→F
ÖF maricona, santidad
_M putón, marimacho, penco
61
Álvaro García Messeguer, ¿Es sexista la lengua española?, Paidós, Barcelona, 1994;
Théophile Ambadiang, “La flexión nominal de género y número”, en Ignacio Bosque y
Violeta Demonte (dirs.), Gramática descriptiva de la lengua española, vol., III, págs. 4843-4913,
Espasa-Calpe, Madrid, 1999.
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Sumariamente,
Ö → M, # cfr. el monje
_ → F, ! cfr. la monja, vasca
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a. los vascosi suelen ser sanotes, y por ello no me sorprende que Maitei [nom-
bre de mujer] lo sea
b. el vascoi suele ser sanote, y por ello no me sorprende que Maitei lo sea
_ semántica
los vascosi suelen ser sanotes, y por ello no me sorprende que Maitei lo sea
#¢! ! biología
_ semántica
el vascoi suele ser sanote, y por ello no me sorprende que Maitei lo sea
#¢! ! biología
62
Existe una plétora de frases equivalentes al respecto: de cualquier sexo; del sexo que
sean; sean del sexo que sean; de ambos sexos; de los dos sexos; sin que importe su sexo; sin
importar su sexo; de sexo irrelevante; de sexo indiferente; sin diferencia de sexo; etc.
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64
Aquí el contexto pragmático relevante es la nacionalidad (o regio-
nalidad), en lugar del estado civil de la encuesta precedente: he estado
presentando a miles de personas de los dos sexos de diferentes proce-
dencias (vascos, baleares, andaluces, canarios, etc., etc.), con el sexo (y
la edad, la apariencia, etc.) por tanto fuera de la mente. Lo importante,
pues, es que Maite es de etnia vasca (es decir, persona vasca = vasco), no
que sea mujer. La substitución simultánea de vasco por vasca y de Maite
por Josemari en el mismo contexto no es, sin embargo, posible:
63
Una vez más, el lector necesita mantenerse alerta en relación a la práctica dobletista
en circulación desde hace más de una década, con la consiguiente posibilidad de alteración
(consciente o inconsciente) de sus propias representaciones léxicas relativas al sexo. De ser
ése el caso, los juicios emitidos aquí, tradicionalmente válidos para la abrumadora mayoría,
no tendrían aplicación a dicho lector, de hecho hablante de un dialecto sui generis: véanse
también las notas 1 y 54.
64
Para la dimensión pragmática de la lengua véase el apartado 3.3 y la nota 66.
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Estoy muy triste: ya sólo me queda un padre [puede ser mi madre, María]
[mi padre, Antonio, acaba de morir, y sin ambos padres no puedo ser feliz]
* Estoy muy triste: sólo me queda una madre [sólo es posible tener una
madre]
Sólo hemos tenido un hijo, y es niña [un hijo puede ser hembra]
* Sólo hemos tenido una hija, y es niño [una hija no puede ser varón]
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3.4. Interpretación
65
Se acaba de ver esto precisamente con respecto a la interpretación del singular espe-
cífico.
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66
El esfuerzo del oyente y la ayuda de la diosa Fortuna aquí son auxiliados por el instin-
to “pragmático” del ser humano, que lo lleva a buscar “relevancia” en todo lo que (se le)
comunica. Los pilares modernos del estudio de este módulo de la cognición fueron erigidos
por el filósofo inglés Paul Grice (Grice, 1975), quien propuso el llamado “Principio de
Cooperación” como guía a la comunicación: “La aportación del hablante al acto de comu-
nicación debe ser la requerida en el momento en que tiene lugar con el propósito y direc-
ción del intercambio en que está participando”. Este principio se desglosa en cuatro máxi-
mas: 1. Máxima de Cantidad (Información): Hágase la aportación todo (y sólo) lo informa-
tiva que sea necesario para los propósitos del intercambio verbal presente; 2. Máxima de
Cualidad (Verdad): No se diga lo que se cree falso, ni aquello para lo que se carece de la evi-
dencia necesaria; 3. Máxima de Relación (Relevancia): Séase relevante; 4. Máxima de Modo
(Claridad): Evítense la oscuridad y la ambigüedad y séase breve y ordenado. Investigaciones
posteriores de Sperber y Wilson (1986) van fundadas directamente sobre el concepto de la
“relevancia”, a cuya maximización iría orientada de manera congénita la cognición humana.
Aquí la relevancia se concibe como el producto de dos factores, positivo el primero y nega-
tivo el segundo: 1. La valía de las inferencias obtenibles a partir del estímulo correspon-
diente en el contexto del conocimiento total que posee el sujeto (incluida su experiencia de
la realidad, etc.); 2. El coste del esfuerzo mental necesario para la consecución de tales infe-
rencias. Aplicado a la comunicación, el Principio de la Relevancia parte de la base de que
“todo acto de comunicación patente conlleva la presunción de su propia relevancia óptima”,
viéndose así constreñido el oyente, una vez más de manera congénita, a efectuar la descodi-
ficación pragmática del discurso del hablante.
67
A veces se utiliza la entonación, pero de ningún modo de forma sistemática.
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vascos
#+! los vascosi de que te hablé se llaman Joni y Maitei [Jon = Juan]
#32 los vascosi de que te hablé se llaman Joni y Gorkai [Gorka = Jorge]
!32 los vascosi de que te hablé se llaman Itziari y Maitei [nombres de mujer]
En un hospital de maternidad:
¡ha sido niño! [no niña] varón [en el mundo tal como es]
¡ha sido niño! [no lagarto] de cualquier sexo [si los humanos pudieran
también parir otros animales]
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4. CONCLUSIÓN
68
La siguiente definición de mediados del siglo pasado por el acreditado lingüista estruc-
turalista norteamericano Charles Hockett expresa con precisión la indisoluble conexión del
género con la concordancia: “Los géneros son clases de sustantivos reflejadas en la conduc-
ta de ciertas palabras asociadas” [traducción del presente autor]. Charles Hockett, A Course
in Modern Linguistics, Macmillan, Nueva York, 1958.
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69
Asimismo subyace la práctica del doblete de género analizado en el trabajo del pre-
sente autor “El doblete de género: más que inútil, contraproducente” en este mismo núme-
ro, págs. 129-148.
70
Una clase léxica adicional presenta forma simpar y género emparejado: cfr. el testigo –
la testigo. Esta clase ha sido tradicionalmente concebida como constitutiva de un “género
común”. Evidentemente, sin embargo, la realidad objetiva no define este ni ningún otro ter-
cer género: sencillamente, el testigo posee género M y la testigo F. Lo característico de estas
palabras radica en el acoplamiento de dos miembros de forma común (testigo) con los dos
géneros usuales M (el …) y F (la …), respectivamente. La última edición de la GRAE (ibid.)
se refiere a ellas como “sustantivos comunes en cuanto al género”, expresión tampoco afor-
tunada, al poseer dichos dos miembros precisamente géneros opuestos, no uno solo común.
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sexo semántico: información sobre sexo que llevan en el léxico algunas palabras
sexo biológico: sexo que poseen los seres vivos
pareja (de género): par de sustantivos con semántica únicamente diferenciada por
razón de sexo
simpar: sustantivo sin pareja semántica por razón de sexo
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