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Creado en Miércoles, 07 Julio 2010 16:34
Escrito por Antonio Mora
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Al pasar la moda del cha chachá y comenzar los cambios socio-políticos en la Isla de Marti, fruto
del triunfo de Fidel Castro Ruz y sus barbudos rebeldes de la Sierra Maestra en 1959, se inició
otro proceso fundamental para la cultura popular del Caribe Hispánico : el desplazamiento del
epicentro sonoro caribeño de La Habana a Nueva York.
Innegable que la Pachanga fue el último eslabón con la música tradicional cubana dentro de lo
que se cocinaba en "los Yores". No porque lo producido posteriormente renuncie a las raíces
afrocubanas, sino porque es a partir de aquí que comienzan a expresarse los líderes del nuevo
sonido caribe como Pete Rodríguez, Joe Cuba, Ricardo ''Richie'' Ray y Eddie Palmieri entre
otros.
Desde este punto de vista se puede clasificar a la Pachanga al igual que al Boogaloo como ritmos
de transición. Resurgirían los conjuntos soneros pero esta vez con la adición de los trombones
que con un sonido fuerte, agresivo y agrio señalarían el rumbo definitivo de lo que más adelante
se llamaría ''SALSA''.
Además se quedan ídolos como Benny Moré y Carlos Puebla. Ciertamente los primeros diez
años de revolución cortaron casi que abruptamente la producción discográfica cubana al
centrarse las energías del pueblo hacía una actitud eminentemente política. El pais se preparaba y
vivía en función de defender lo conquistado de las amenazas del imperialismo yanki, al igual que
se dedicaban grandes esfuerzos a la educación.
Allí maduraron artísticamente Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Sara González, Noel Nicola,
entre otros y salieron los temas musicales para el revolucionario cine cubano. Oigan, no se
equivoquen, el son se seguía tocando en los salones populares y la crisis de los misiles se vivió a
golpe de tambor en medio de la creatividad popular que así como satirizaba a Kennedy, también
le dedicaba sus estrofas hirientes a Nikita.
Este periodo caótico en términos generales está marcado por un afán purista de "blanquear"
ideológicamente la música popular en busca de una música más revolucionaria. Misión
imposible en un pueblo ciento por ciento bailador.
El primer fruto de esta nueva política artística es el Grupo Irakere fundado por Jesús ''Chucho''
Valdés (nacido el 9 de octubre de 1941 en Quivicán, La Habana, Cuba), en 1973, junto a un
grupo de músicos de la Orquesta Cubana de Música Moderna. Irakere sentó cátedra para
todas las nuevas agrupaciones de música popular cubana, por su formato orquestal, por las
orquestaciones, por la fuerza de los metales y por el trabajo de la sección rítmica.
Otro fenómeno importante de este periodo surge por el lado de las charangas con la
incorporación de elementos electrónicos como guitarra y bajo, el gestor de este cambio es el
bajista, compositor y cantante Juan Formell con su grupo Los Van Van, nombre que proviene
de la famosa zafra de los 10 millones de toneladas de azúcar.
Se celebraron tres históricos conciertos en el Teatro Carlos Marx con las actuaciones de jazzistas
de la talla de Stan Gentz, Dexter Gordon y Willie Bobo que en unión de otros destacados
solistas del sello CBS,conformaron una auténtica Jazz All Stars.
También participaron en este memorable encuentro cultural las Estrellas de Fania. La crítica
internacional no dudó en afirmar que en este evento las estrellas que más brillaron, fueron las del
Grupo Irakere. De este evento sale la idea de las Estrellas Areito; lección aprendida de la
Fania All Stars, la EGREM reúne a la crema y nata de la música cubana.
Rubén Blades piensa que, al respecto del concierto de Fania en Cuba, fue como ¨"Llevar
leña al monte", ya que para la ocasión la Fania llevó un repertorio cubano,
desaprovechando así la oportuidad de dar a conocer a un público cubano lo que se hacía en
New York. La unica cancion original que tocaron fue Juan Pachanga.
El poderoso trabuco tiene en los metales junto al legendario trompetista Chapottin a los
extraordinarios trompetistas del Grupo Irakere Jorge Varona y Arturo Sandoval y el magnifico
trombonista Juan Pablo Torres ; el grupo de cuerdas incluye a Enrique Jorrin (creador del
chachachá), Rafael Lay (Director de la orquesta Aragón), Pedro Hernández y Elio Valdés ; en la
sección rítmica acompañando al tamborero mayor Tata Güines aparecen Ricardo León (bongó)
y Amadito Valdés (timbales), en el piano Ruben González y el fantástico tres de Niño Rivera
que tocaba su instrumento con la fuerza rítmica tradicional reforzada con disonancias y efectos
electrónicos que le dan una presencia netamente urbana y cosmopolita.
Los cantantes eran los veteranos Miguelito Cuní, Tito Gómez, Pio Leyva y la gran agitadora
musical Teresa Garcia. El resultado de esta cumbre sonera cubana quedó para la historia en
cincos maravillosos discos.
En este periodo de los ochenta se restablecen los intercambios culturales de Cuba con el resto de
América Latina y los músicos cubanos vuelven a tener el contacto que necesitaban con sus
hermanos latinoamericanos.
La visita esporádica de agrupaciones musicales al país nos permiten desmentir la tesis ''gusana''
de que ''el son se fue de Cuba'', antes por el contrario nos demuestra que la música popular
cubana pese a los obstáculos de promoción y divulgación internacional, así como a las
limitaciones de la industria discográfica cubana y en algunos casos la falta de apoyo oficial,
sigue hacia adelante con una gran diversidad.
La edición del limitado catálogo EGREM por sellos venezolanos nos dejan de manifiesto que
una de las virtudes más notorias de los grupos cubanos es su originalidad y la inagotable
capacidad creadora de sus compositores. El taller musical permanente de los cubanos en grandes
bailables y populosos conciertos con limitaciones tecnológicas les permite hacer derroche de
calidad sonora y entrega al público simpatizante en sus giras por Latinoamérica.
LA RENOVACIóN CUBANA
En 1986 , la sangre joven de la música cubana realizó bajo la conducción del flautista José Luis
Cortés y el saxofonista Germán Velazco (ex-integrantes de Irakere) un interesante experimento
buscando darle una nueva dimensión a la música caribeña contemporánea y reunieron una
superorquesta denominada ''Todos Estrellas'' que posteriormente se convertiría en ''NG La
Banda (Nueva Generación)'' y sería el punto de partida para la última revolución bailable de la
Isla de la Música,'' la Timba Cubana''.
Ya en esta década, luego de la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento del bloque
comunista, se abrieron nuevos rumbos para la música cubana, al tener que buscar otras formas de
producción discográfica, diferentes a las tradicionales del régimen socialista.
En el año 1988 sin ningún tipo de promoción Ry Cooder y una tremenda tropilla de leyendas
cubanas coronaron el Premio Grammy a la mejor producción en la categoríade música tropical
con el trabajo Buena Vista Social Club; igualmente el trompetista Roy Hargrove y su grupo
Crisol, reforzado con un tremendo piquete de jazzistas cubanos encabezados por Chucho Valdés
conseguían el galardón en la categoria de jazz latino.
En el año 1999 Chucho Valdés tuvo dos nominaciones al Grammy. Se presentó exitosamente en
los Estados Unidos la película documental Buena Vista Social Club dirigida por el prestigioso
director de cine alemán Win Wenders.
En la actualidad una decena de grupos musicales cubanos recorren el mundo entero, brindando
su sabroso arte y ofreciendo una sublime diversión.